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una historia con estrella

Chicas MTB

Guillem Farrés

Optam nobit alignienime vidusam sunt doluptati

Guillem Farrés ya está completamente americanizado. El piloto catalán sufrió la temporada 2022 un cúmulo de subidas y bajadas que, finalmente, acabaron con la montaña rusa en el pico más alto

Ganador del ADAC en la categoría

Youngster Cup junto a Raths Motorsports, estructura que ya ha dejado de existir tras la marcha de Farrés, comenzó el año con una muy buena velocidad, pero un problema (o problemón) que quiso atajar cuanto antes, algo que no todos en su entorno compartieron. Farrés, a inicios de 2022, estaba enrolado en la estructura belga F4E, vínculo que empezaría a diluirse al decidir operarse del síndrome compartimental de los dos brazos. Para el equipo no era el mejor momento, para el piloto, sí. Y así lo hizo. Y es que, si por algo parece caracterizarse nuestro protagonista es por tener las ideas muy claras. En ocasiones puede fallar, en otras da en el clavo como ninguno.

A partir de su regreso todo fue a mejor. Pasó de Bélgica a Alemania y su búsqueda de su mejor versión siguió intacta, aunque redirigiendo su programa de competición. Todo ello le ha llevado a estar donde está, en el seno de uno de los mejores equipos del mundo en un lugar privilegiado para su crecimiento, Yamaha Star Racing. Ahora está gozando de unos días de asueto en casa, algo muy necesario para poder regresar y continuar con su crecimiento. El equipo tiene su base en Georgia, en el que fuera el rancho de todo un Ricky Carmichael y, a día de hoy, Farrés vive en Florida junto a Justin Cooper y su mujer. Sin duda, algo que hace un año no hubiera ni imaginado.

Buenas Guillem, muchas cosas has vivido en muy pocos meses… Casi todo fue muy difícil al principio porque, se podría decir, que el supercross es como un deporte diferente. Además, me lesioné, me rompí el radio, pasé por el quirófano a manos del Doctor Xavier Mir, fue duro porque me notaba que iba en la moto como con miedo. Estuve semi parado seis semanas, porque a los diez días ya estaba en USA, iba en bici, gimnasio y de todo… No sé muy bien cómo, pero al volver a montarme encima de la Yamaha hizo un clic mi cabeza y empecé a rodar mejor y a disfrutar mucho cada entrenamiento. Me empezaron a ir las cosas muy bien.

Podría

Sin comerlo ni beberlo… debutas en Budds Creek… ¿cómo fue la primera toma de contacto con la moto?

En Budds Creek, como el tiempo era muy limitado, corrí con lo que había. Después para Ironman ya probé cositas y para las Naciones ya pude probar más cosas y ponerla un poco a mi estilo. La verdad es que es una moto que corre muchísimo. Es difícil de controlar, por eso cada piloto se la tiene que hacer suya. Al principio me costó, porque también la noté muy rígida, aquí vamos con suspensiones de aire… cambia muchísimo a todo lo otro que había llevado anteriormente. Al ser totalmente nueva para mí, no te queda otra que cambiar el chip y poner todo de tu parte para acostumbrarte a ello. Si hubiera sido una KTM o similar tendría con qué comparar, pero con la Yamaha no.

Lo bueno es que en cada entrenamiento tenemos de todo: desde técnicos de suspensiones, de motores… por poner un ejemplo, tengo hasta seis tipos de asientos para probar. Mucha faena por delante tenía cuando llegué… eso sí, lo primero

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