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MOTOCROSS reportaje
EEl Motocross desembarcó en Argentina a mediados de los 60 gracias a un inmigrante belga llamado Jean Pierre Raemdonck. A principios de los años 50, Raemdonck fue uno de los tantos adolescentes integrantes del grupo ‘Los Pistones Alegres’ de Bruselas (Bélgica), uno de los tantos clubes de la posguerra integrados por jóvenes amantes de las motos que experimentaban con los motores de sus máquinas -la mayoría de producción nacional- con el objetivo de vivir la adrenalina de la velocidad.
Tras acumular siete años de experiencia en competiciones, al finalizar el servicio militar y para escapar de una rutinaria vida dentro del ejército, Raemdonck junto a su amigo Charles Decorte decidieron cargar las motos en un barco y desembarcar en Estados Unidos. Desde la costa de California emprendieron un maratoniano viaje que terminó en Argentina, más precisamente en Villa La Angostura, hogar de los últimos seis Grandes Premios disputados en dicho país y cuna indiscutible del motocross argentino. Fue así, que del 62 al 64, gracias a Reamdock, comenzaron a realizarse las primeras exhibiciones de saltos con motos, y en el 65 se organiza la primera competición de Trial de Sudamérica. En el 66 Jean Pierre y su hermano Michel, quien había llegado hacía muy poco tiempo, organizaron la primera prueba de motocross en Argentina, y la que posiblemente haya sido la primera en varias partes de Sudamérica. Mientras tanto, en Europa, el Mundial de Motocross ya estaba establecido y contaba con casi dos décadas de actividad. Sin embargo, no fue hasta mediados de los 70 y principios de los 80 que comenzó a expandirse fuera de Europa.
El primer GP celebrado en continente americano fue la sexta ronda del Campeonato del Mundo de 500cc de 1973, disputado en Carlsbad, California, Estados Unidos. Prueba que fue toda una novedad considerando que el AMA Pro Motocross contaba con apenas un año de actividad. Más tarde, en 1985, la caravana mun-
MXGP Argentina
dialista descendió hasta Sudamérica. Argentina y Brasil recibieron la penúltima y última prueba del calendario de 125cc, respectivamente. Para entonces Argentina -al igual que Brasil- ya contaban con miles de adeptos, diversos campeonatos tanto regionales como nacionales, y algunos referentes internacionales como el argentino Claudio Pesce, pionero que compitió en Los Ángeles Coliseum de 1974, una de las primeras pruebas de supercross de la historia.
Fue entonces que el 18 de agosto de 1985 en la ciudad de Salta, provincia de Buenos Aires, se lleva a cabo el primer Gran Premio de Argentina, donde el finlandés Pekka Vehkonnen, pilotando para Cagiva, se proclamaba ganador con un perfecto 1-1 ante los 35.000 espectadores que acudieron al trazado ubicado en los cerros colindantes al autódromo General Martín Miguel de Guemes. Tras el éxito, Salta agasajó otros tres GP´s de forma consecutiva, uno de 125cc (86) y dos de 250cc (87-88). La edición de 1987, particularmente, tiene un lugar especial dentro de la historia. Eric Gebores se coronaba Campeón del Mundo de 250cc por primera vez en su carrera, lo que a su vez fue el primer título para Honda dentro de la categoría. Sin embargo, la victoria de ese fin de semana era para otro piloto Honda, el norteamericano Rodney ‘Brazuka’ Smith, un trotamundos que sin tener demasiada suerte en el AMA Motocross había aceptado la oferta de competir en Brasil por tres años (de ahí su apodo). Sin triunfos en USA, obtuvo su primera gran victoria en el GP de Brasil y luego una semana después en Argentina, venciendo en sus dos primeras apariciones mundialistas. La edición de 1988 fue ganada por el italiano Guissepe Andreani.
En 1989 el Mundial de Motocross regresaba a Argentina por quinta ocasión consecutiva, aunque esta vez aterrizaba en Cosquin, provincia de Córdoba, para la penúltima prueba del campeonato de 125cc. A bordo de sus KTM, los norteamericanos Trampas Parker y Mike Healey obtenían el 1-2.
Tras cinco años consecutivos, la actividad entró en jaque debido a la delicada situación socio económica que estaba atravesando el país a finales de los 80. Luego, a mediadios de los noventa, Cosquin volvió a tener el privilegio de agasajar un