One Percent Magazine | Oct 2020
No lo han visto así sus modernos moradores que, desoyendo a esos caprichosos y antiguos dioses, maltrataron al Rio Hondo que les alimentó, lavó, sanó heridas, les transportó hacia otras tierras y les mantuvo en otro mundo - quizá mejor - cuando decidieron doblegar y amansar sus aguas construyendo “El Dique”. Hundieron tras él siglos de historia, lanzando a 21 kilómetros aguas abajo su ya olvidada historia. Cuentan de San Francisco Solano que, en su viaje a Tucumán, tan solo precisó lanzar a sus aguas un cordón de su modesto calzado para detener la furia de tan hondo caudal, abriéndole un paso seguro a través de él, para que el Santo y sus acólitos pudiesen franquearlo a salvo. No era tan complicado. Es lo que tienen estas tierras, en la que el segundero se ríe del minutero… si sabes creer en lo que no se vé.
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