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Antonio Muñoz Molina

08/02/2013 En antisemitismo, el odio a los judíos, el fanatismo antijudío, se disfraza de progresista y se pone al servicio de la derecha más reaccionaria, bajo la que se esconde el nazismo moderno

Los judíos siguen siendo odiados, al confundirse judío con ciudadano de Israel, judío con derechista, judío con ortodoxo y judío con el orto, en el buen sentido argentino de la palabra. El Premio Jerusalem de literatura, lo concede la feria del libro, no lo conceden ni el ejercito israelí, ni el Likud, ni la secta de los hermanos del candelabro de siete brazos. Por concederlo, no lo concede, ni siquiera, ninguna institución dependiente del Estado de Israel, al cual tampoco sería de recibo condenar por los excesos de su ejército, ya que es responsabilidad del gobierno de Israel. Siguiendo la lógica de los "demandantes" ningún turista debería visitar España, España es la culpable del genocidio más grande cometido en el planeta, al diezmar las poblaciones aborígenes de América, y España participa junto a

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la Unión europea en numerosas guerras imperialistas a lo largo y ancho del planeta. Además España diezmó y expulsó a sangre y fuego a los islamistas que poblaban el Al-Andalus, a los judíos y a los jesuitas. Claro que estas verdades a medias no se corresponden totalmente con la realidad, porque habría que distinguir entre gobierno y Estado, Nación y ciudadanos, siervos y señores, mandadores y mandados. Pero en nombre de no se sabe muy bien que modernidad o de que posmodernismo, que para el caso me da exactamente igual, un sector importante de la intelectualidad y de la mal llamada clase política, se carga de razón y de argumentos seudo progres, para pedir a Antonio Muñoz Molina que rechace el premio Jerusalem de literatura. Llama la atención que algunas voces procedan de la izquierda e incluso de la extrema izquierda. Es cierto que los judío no son amigos de los comunistas, pero tampoco son sus enemigos, es más han demostrado en más de una ocasión su agradecimiento a los comunistas por el papel jugado por estos durante la Segunda Guerra Mundial, entre otras cosas. Los socialistas no deben olvidar el importante papel jugado por el sionista Isaac Rabin durante la transición española, y a cuyo entierro acudió Felipe González, o la vinculación de Enrique

Mújica con la colonia judía española, o la ejemplaridad de los kibutz como modelo económico socialista, etc., etc. El pueblo judío, los ciudadanos de Israel, los hombres y las mujeres que profesan el judaísmo, la nación israelita, dista lo suficiente del sionismo imperialista, del colonialismo y de los agresores ocupantes, como para ser confundidos. La demagogia encuentra un caldo de cultivo idóneo en la ignorancia, no sólo de la historia, sino de la división entre sionistas, judíos, israelitas y hebreos. En España no todos son andaluces, no todos son toreros, ni todos son curas o monjas, hay gallegos, canarios, catalanes, vascos... Antonio Muñoz Molina, es un digno merecedor del premio Jerusalem, un escritor íntegro, honrado y coherente, no es mejor ni peor que Semprún o Borges, si entonces nadie se rasgó las vestiduras, a que viene ahora tanto aspaviento desde la izquierda? Señores... repasen sus conciencias y sobre todo repasen la historia. Menos cinismo y más coherencia. Lamento el error de haber trastocado el nombre de Isaac Rabin, por el de Simon Peres, en la publicación inical de esta entrada, pido disculpas a mis lectores.

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