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América llora a Hugo Chávez

05/03/2013 La anunciada muerte de Hugo Chávez, después de una larga agonía, deja huérfanos a los desamparados de América Latina y un hondo vacío en una Venezuela con una revolución a medias

Los herederos del chavismo, ha tenido tiempo suficiente para preparar el poschavismo, que no es otra cosa que la convocatoria de elecciones a la espera de los resultados. Las veladas acusaciones de la inducción de la enfermedad de Hugo Chávez, forman parte de la campaña de agitación y propaganda que ha presidido todo el mandato de Hugo Chávez, un mecanismo psicológico, usado de forma sistemática, para ganar adeptos por la vía del victimismo, moviendo la fibra sensible de las masas a falta de una conciencia racional y lógica que conduzca a la revolución.

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Pero al fin y al cabo, la miseria y la explotación a la que somete el Capitalismo a los pueblos de América Latina, es tan irracional como los sentimientos, frente a la racionalidad de la justicia social y la redistribución de la riqueza. Hugo Chávez pasa a formar parte de la galería de símbolos de las revoluciones socialistas de América y del mundo, como el caudillo llanero que salió de Sabaneta, para infiltrar un ejército llamado a cambiar el curso de la historia de Venezuela. Un caudillo contestatario que no se callaba ni debajo del agua, un orador enardecido que arrastraba a las masas hasta revolcarlas en sus sentimientos más íntimos y que cuestionaba hasta sus propias ideas si era necesario para la revolución. A medio camino entre José Gregorio Hernández y Negro Primero, tocado de la erótica de María Lionza y armado de un crucifijo. Hugo Chávez, arrastró hasta el basurero de la historia, al bipartidismo instaurado en Punto Fijo y a la socialdemocracia corrupta aliada de los socialcristianos, puso el petróleo venezolano al servicio de la causa revolucionaria y dejó crecer una boliburguesía a su sombra. Pudieron más los sentimientos que las razones, premió más las fidelidades que la eficacia y consintió más la adulación que el apoyo crítico.

Mientras salía airoso de todos los procesos electorales, dejó para más tarde la construcción del Partido de la Revolución, dejando en manos de sus aduladores un subvencionado PSUV, carente de programa y de principios homologables con el socialismo convertido en mera caja de resonancia de la voz del caudillo. El chavismo empieza su cuenta atrás, Hugo Chávez no ha podido o no ha sabido, crear las bases sobre las que asentar su proceso revolucionario, sus acompañantes carecen de la consistencia suficiente y sobre todo la necesaria para dirigir un proceso revolucionario a medio camino. La ausencia de un partido arraigado y con capacidad de movilización, abre las puertas a la división entre las distintas organizaciones que hasta su muerte, permanecieron unidas a pesar de las diferencias. Sus herederos políticos serán los responsables del éxito o el fracaso del Chavismo, en los próximos años. Mientras tanto América llora la muerte del caudillo del llano venezolano, un centauro convertido en icono de la revolución de los pobres.

La muerte le sorprendió en el camino de su revolución

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