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3. La Unicidad de Dios

L LA A U UN NIIC CIID DA AD D D DE E D DIIO OS S

Isaías 43:10 y I de Juan 5:20

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En una lección como ésta, donde se trata de un tema teológico o fuertemente doctrinal, cabe decir algo acerca de la traducción. Hay expresiones que ameritan comentarse.

Al verter la doctrina del “Dios uno” al Castellano, de inmediato nos encontramos con la palabra que mejor expresa esta enseñanza - LA UNICIDAD. Hay muchos que al referirse a nuestra doctrina la llaman "la unidad" pero, esto es un error. Veamos por qué.

Primeramente, porque “unidad” no es la correcta traducción o transliteración de la palabra en Inglés “Oneness” - por lo menos en éste uso. El equivalente correcto de esa palabra al Castellano es “UNICIDAD”. Según el diccionario la palabra castellana “unicidad” quiere decir: “calidad de único”. Mientras que la palabra “único” quiere decir: “solo de su especie”. Para la palabra “único” el diccionario da como sinónimos: “original, raro, extraordinario”. ¿Qué mejor palabra podría haber que esa para describir la doctrina bíblica del “Dios único” - porque solo hay un único Dios.

En segundo lugar, la palabra “unidad” no se puede aplicar exclusivamente a único. Una unidad puede componerse de varias e incluso miles de partes. Un automóvil, por ejemplo, tiene cuatro llantas, vidrios, en fin, cientos y miles de piezas, sin embargo, es “una unidad”. La palabra “unidad” podría fácilmente aplicarse a la doctrina de la Trinidad, puesto que la Trinidad es una unidad. Pero, por su misma definición, es imposible que la Trinidad sea una “UNICIDAD”.

Sin embargo, nuestra doctrina no esta basada en semántica, o sea, solo en cuestión de palabras o expresiones, sino en la afirmación bíblica que hay UN SOLO DIOS.

Por lo tanto, el término “Unicidad” donde sea encontrado en esta lección se refiere a la doctrina bíblica de un solo Dios; la cual enseña y a la cual se adhiere esta Iglesia.

Reconocemos que cualquier concepto doctrinal para ser válido tiene que estar basado en las Escrituras, esto es, si se cree que la Biblia es el único manuscrito inspirado por Dios. Entonces es solo razonable, que las enseñanzas de cualquier organización eclesiástica hoy en día, para ser correctas deben estar en armonía con la palabra de Dios.

La Iglesia Pentecostal Unida Internacional indiscutiblemente abraza este razonamiento y se sujeta fuertemente al deber de enseñar sólo y únicamente doctrinas bíblicas. Nosotros somos una extensión de la iglesia primitiva que enseña la doctrina del único Dios verdadero y predica el único mensaje de salvación de acuerdo al libro de los Hechos de los apóstoles que es: arrepentimiento para con Dios, bautismo en agua en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados y el bautismo del Espíritu santo con la evidencia inicial de hablar en otras lenguas; así cumpliendo el mandato de Jesús cuando dijo: “...De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.

“Mi pueblo” lamentó el Eterno Dios, “fue destruido, porque le faltó conocimiento”, (Oseas 4:6). Hoy, como en aquel entonces, la ignorancia de la palabra de Dios es una de las causas principales del fracaso espiritual. Instruir en justicia es la única forma de asegurar la salvación del alma.

Pablo le advirtió a Timoteo. “...Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán ¡a sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. (II de Timoteo 4:3-4).

El advirtió que los hombres se “apartarán de la verdad...”. A Tito en una situación similar se le urge, “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”. (Tito 2:1). Este es el único antídoto efectivo contra la destrucción de la fe y del alma.

Así que “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado…” (II de Timoteo 2:15). Deja que esta lección te abra las puertas de la doctrina por medio de la cual puedas entrar a una relación más significativa y profunda con tu Salvador. “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” . (I de Timoteo 4:16).

Oseas 4:6 expresa la lamentación de Dios mismo. “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. (Oseas 4:6). Hoy, como en aquel entonces, la ignorancia de la palabra de Dios es una de las causas principales del fracaso espiritual. Instruir en justicia es la única forma de asegurar la seguridad del alma.

El mensaje de la unicidad de Dios es una verdad fundamental. Todas las demás enseñanzas deben estar establecidas en esta verdad o están fundamentadas en la mentira. Esto no nos permite una posición neutral en el tema. Jesús dijo en Juan 8:24 mientras hablaba del Padre, “...porque si no creéis que yo soy en vuestros pecados moriréis” .

La doctrina de la deidad afecta muchas otras doctrinas importantes, como la fórmula del bautismo en agua y el bautismo del Espíritu Santo. Al entender correctamente Mateo 28:19 a la luz de la unicidad de Dios, uno puede fácilmente ver la importancia del bautismo del Nombre de Jesús.

El mensaje de la unicidad revela que el recibir a Jesucristo en nuestras vidas es recibir el Espíritu Santo como fue evidenciado en Hechos 2:1-4. En el evangelio de Juan capítulo cuatro, Jesús indicó la importancia de conocer al Dios que adoramos (Juan 4:20-24).

El propósito de esta lección es presentar la preciosa verdad de Dios en Jesucristo y obtener un conocimiento de la doctrina de la unicidad para lograr guiar a otros a un conocimiento fundamental de esta verdad. Quizás debemos admitir que entender a Dios no puede ser comparado a la comprensión de las tablas de multiplicación o el estudio de reglas de gramática.

Podemos conocer y entender a Dios sin conocer o entender todo lo relacionado a él. En otras palabras, nuestro conocimiento de Dios es progresivo en naturaleza. La clave de esta distinción yace en la revelación de Jesucristo. Aquello que ha sido revelado no solo debe ser conocido sino también debe ser entendido.

El aspecto TEÓRICO de nuestro conocimiento de Dios es recalcado en la amonestación del Apóstol: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”, (II de Pedro 3:18).

Después de personalmente conocer a Jesucristo (Hechos 9), las cosas que a Pablo anteriormente le parecían “ganancia” las estimó “como pérdida” “...por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús...”. (Filipenses 3:7,10).

Así que después de conocer a Dios, hay muchas dimensiones de la deidad que son reveladas a nosotros mientras “crecemos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo… ”

Los aspectos EXPERIMENTALES de Dios son para que todos los conozcan. Ya no están escondidos. Estos puntos están al alcance de todos. Tales cosas como la existencia, esencia y la identidad de Dios están entre estos elementos que están disponibles a nosotros.

¡DIOS ES!

Juan 4:24 “Dios es…” Hebreos 11:6 –“es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay” .

LA EXISTENCIA DE DIOS - Este principio es esencial a nuestra relación con Dios y nuestra participación en el proceso de la redención.

1. EL ARGUMENTO FILOSÓFICO DE LA EXISTENCIA DE DIOS

a. LA CREENCIA UNIVERSAL: Toda la humanidad tiene algún concepto de un ser Divino.

Los conceptos podrán diferir, pero cada cultura tiene un ser supremo ante quien se sienten moralmente responsables.

b. COSMOLÓGICO: El argumento por causa. Cada efecto debe tener una causa lógica. El hombre existe; pero debe su existencia a alguna causa.

c. TEOLÓGICO: El argumento de diseño. La estructura de la naturaleza comprueba que no solo hay un Creador sino también un diseñador - Un Creador y arquitecto.

d. ANTROTEOLOGICO: El argumento moral. Nuestra conciencia y naturaleza moral, intelectual y emocional tiene que tener un modelo: Un Creador que sea intelectual, moral, etc.

e. BÍBLICAMENTE: Las Escrituras no tratan de probar la existencia de Dios; la enfatizan la asumen y la declaran. Romanos 1:19-21; Salmos 14:1; Hebreos 11:6; II de Timoteo 2:13.

2. LA EVIDENCIA DE UNA REVELACIÓN Y UNA EXPERIENCIA

El verdadero dilema se efectúa en la corteza del corazón y la mente del creyente. Nuestro conocimiento de Dios es teórico y experimental. La experiencia comprueba la revelación.

a. La Naturaleza De Dios (¿De qué esencia es Dios?)

1. Juan 4:24 “Dios es Espíritu” . 2. 1 de Corintios 12:13 “un Espíritu” .

2. EXISTE POR SI MISMO: Nunca ha habido tiempo que él no haya existido.

3. SUFICIENTE EN SI MISMO: Salmos 50:10-12

4. INFINITO: Sin limites, I de Reyes 8:22, 23, 27: Jeremías 23:24: Salmos 147:5

5. OMNIPRESENTE: Está en todas partes. Salmos 139-7-12

6. OMNIPOTENTE: Todopoderoso. Apocalipsis 19:6; Génesis 18:14

7. OMNISCIENTE: Su entendimiento es infinito. Salmos 147:5: Hechos 15:18: Hebreos 13:8

8. INMUTABLE: Incambiable. Malaquías 3:6: Santiago 1:17; Hebreos 13:8

9. SANTO: Levítico 19:2; Salmos 99:9; I de Pedro 1:15-16

10. JUSTO: Deuteronomio 32:4

11. BUENO: Salmos 107:8; Romanos 2:4; Mateo 19:17

12. AMOR: I de Juan 4:16

13. SOBERANO: Isaías 46:9-11

14. FIEL: Deuteronomio 7:9; Salmos 119:90; I de Timoteo 2:13

15. MISERICORDIOSO: Salmos 86:15

c. Dos Testigos (Son fidedignos y comprueban la identidad de Dios)

1. LA CREACIÓN: Hechos 14:15,17; Romanos 1:20 2. LA BIBLIA: I de Pedro í:21

d. Las Filosofías Inciertas

1. AGNOSTICISMO: la negación que Dios puede ser conocido. Esta palabra fue inventada por Thomas Huxley en 1869.

2. ATEÍSMO: La creencia que niega a Dios del todo. Los Epicúreos negaban la existencia de Dios, diciendo que en lugar de Dios crear al hombre, el hombre creó a Dios. Salmos 14:1

3. DEÍSMO: Reconoce a Dios como el creador del universo pero niega que él lo sustenta.

Salmos 139:7-10.

4. PANTEÍSMO: La creencia que el universo, en su condición incambiable es solo una manifestación de la sustancia siempre variable del universo, el cual es Dios. De tal manera que todo es Dios. Dios es todo y todo es Dios.

5. POLITEÍSMO: La doctrina de muchos dioses. Crea un dios para el mar, el cielo, el sol, la guerra, el amor, las emociones, etc.

6. TRINITARIANISMO: Un Dios, eternamente existiendo en tres personas, específicamente en: Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo. Co-existiendo, co-iguales, co-eternos.

La creencia en un sólo Dios es llamada MONOTEÍSTA. Esta palabra se deriva de dos palabras griegas: “mono” que quiere decir solo, único, uno; y “theos” que significa Dios.

La doctrina del monoteísmo es abrazada por el Judaísmo, el Islamismo y el Cristianismo.

No obstante, hay aquellos entre los rangos del Cristianismo que tienen diferentes creencias en cuanto a la naturaleza de la deidad. Una de estas creencias es llamada TR1NITARISMQ la cual declara que hay tres distintas personas en la deidad, pero un solo Dios.

Otra creencia es llamada DUALISMO, la cual enseña que hay dos personas en la deidad - Dios el Padre y Dios el Hijo.

La tercera creencia enfáticamente enseña y declara que la deidad no puede ser dividida en personas y que Dios es absoluta y únicamente uno. Esta es llamada MONOTEÍSMO ESTRICTO. El monoteísmo estricto cae en dos clases. Ambas clases creen en un solo Dios. Sin embargo, un grupo NIEGA la deidad de Jesucristo.

Este grupo tiene sus principios en las enseñanzas de Pablo de Samosata y Arrio. En sus enseñanzas Jesús es relegado a la posición de un Dios creado, subordinado e inferior a Dios, un Dios menor, no obstante, también creen que la plenitud de la deidad es manifestada en Jesucristo.

Aquellos que se adhieren a la unicidad indivisible de Dios y la plena deidad de Jesucristo frecuentemente usan el término UNICIDAD para describir su creencia.

Muchos grupos han usado los términos “Jesús solos” y “Nueva Controversia” al referirse a esta doctrina. Es importante que nosotros como creyentes de un solo Dios, no nos refiramos a nosotros mismos de la misma manera, ya que estos dos términos tuvieron su principio en el hecho que ellos declaran que nosotros negamos al Padre y al Espíritu Santo; ¡algo que no es verdad!

Nuestra enseñanza de un solo Dios es comprobada por la doctrina bíblica que Dios fue manifestado en carne en nuestro Señor Jesucristo y las tres manifestaciones de Dios: Padre en la creación, Hijo en la redención y Espíritu Santo en la regeneración. No son otra cosa que el mismo Jehová de los ejércitos aquel Salvador y Dios fuerte que habría de venir a salvar a su pueblo y traer la salvación a todos los confines de la tierra!

4. LA DOCTRINA DE UN SOLO DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

La declaración más distintiva e importante en la fe de los Judíos es DEUTERONOMIQ 6:4. Los Judíos llaman esto el “Shema”. Esta enseñanza era tan importante para el creyente Judío que ellos siempre trataban de hacer esta confesión de fe antes de morir. En versículos 5-9, Dios puso una gran importancia en la enseñanza y observación de esta declaración.

Hay muchos otros versículos en el Antiguo Testamento que prueban la doctrina monoteísta. La importancia de esta doctrina es declarada por Dios mismo al comenzar los Diez Mandamientos con, “No leñarás dioses ajenos delante de mí”. (Éxodo 20:3).

Dios habló por medio del profeta Isaías para enfáticamente declarar la creencia monoteísta la cual distinguía a la nación Judía de todas las demás naciones.

ISAÍAS 43:10-12 “...antes de mi no fue formado dios, ni lo será después de mí... Yo, yo Jehová, y fuera de mi no hay quien salve” .

ISAÍAS 45:21-22 “...Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más”.

5. EL NUEVO TESTAMENTO ENSEÑA QUE HAY UN SOLO DIOS

El mensaje monoteísta del Antiguo Testamento ha sido cuidadosamente preservado en el Nuevo Testamento. Jesús mismo declaró que era el primer y mayor mandamiento (Marcos 12:29-30). Esta verdad es recalcada muchas veces en los manuscritos del Nuevo Testamento:

ROMANOS 3:30 - un solo Dios justificará. I DE CORINTIOS 8:4 - no hay más que un Dios. GÁLATAS 3:20 - pero Dios es uno. EFESIOS 4:6 - un Dios y Padre de todos. I DE TIMOTEO 2:5 - Porque hay un solo Dios. SANTIAGO 2:19 - Tú crees que Dios es uno; bien haces.

El mensaje monoteísta es enseñado desde el principio hasta el fin de la Biblia. Dios ha escogido esta verdad para separar a su pueblo de las falsas doctrinas que ofrecen las religiones hechas por el hombre. Fue por esta razón que Dios llamó a Abraham de Ur.

Cuando la nación de Israel se involucraba en adoraciones politeístas, Dios los castigaba y eventualmente los dejaba caer en cautiverio. Cuando Jesús vino a este mundo, Israel había regresado al monoteísmo. La preservación de esta verdad ha sido muy importante a la relación de toda persona con Dios y no es menos importante el día de hoy. Dios aún demanda la adoración monoteísta como base de una adoración verdadera.

La iglesia debe declarar, por medio de la palabra de Dios, que hay un solo Dios verdadero y que Jesús es el nombre de ese único Dios.

No es suficiente decir que solo hay un Dios. Muchos declaran que creen en un solo Dios, pero después describen a ese solo Dios como siendo tres seres separados y distintos.

No solo debemos declarar como lo hacen las Escrituras, que hay un solo Dios, sino también debemos declarar la identidad de ese único Dios verdadero (Hechos 17:23-30; Juan 4:20-24).

Para lograr declarar la identidad de ese único Dios, cuatro pruebas son presentadas para comprobar que Jesús es Dios.

6. PRUEBAS DE QUE JESÚS ES DIOS

La primera prueba trata con la encarnación de Jesús. La segunda prueba trata con su ministerio terrenal. La tercera trata con su ascensión. La cuarta trata con su segunda venida.

a. La Encarnación

Más de setecientos cincuenta años antes del nacimiento de Jesús el profeta Isaías profetizó, “He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” , (Isaías 7:14).

Esta profecía fue cumplida en Mateo 1:23 cuando el mensajero celestial reveló la identidad del niño nacido de María en Belén, “...Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” Una vez más refiriéndonos a las profecías de Isaías para identificar a este santo hijo llamado Jesús, encontramos esta descripción, “...y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6).

Es necesario entender que Jesús o cumplió todas estas descripciones o no cumplió ninguna. En su HUMANIDAD el fue hijo que nació, y el hijo que nos fue dado. En su DEIDAD, el era el Dios Fuerte y Padre Eterno.

El no fue parte hombre y parte Dios, sino que él fue todo hombre y todo Dios. (II de Corintios 5:19).

Miqueas se une al profeta Isaías al exponer la Divinidad de aquel que nació en Belén. MIQUEAS 5:2 revela que el habría de ser Señor en Israel y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. Solo uno puede ser eterno y este es Dios.

El Nuevo Testamento continúa la revelación de la Divinidad de Jesucristo. 1 de Timoteo 3:16 declara, “ ...Dios fue manifestado en carne”. Es por esto que en la encarnación la deidad se vistió de carne.

ISAÍAS 40:3 profetizó de una voz clamando en el desierto preparando camino al Señor y enderezando calzada en la soledad a nuestro Dios. Mateo dice que esta profecía se cumplió en Jesucristo.

En Mateo 3:1-3, Mateo revela a Juan el Bautista como la voz que clama en el desierto y a Jesús como el Dios para quien se preparaba el camino. Es claro ver como Jehová al que Isaías conocía tan bien en el Antiguo Testamento se vistió en carne y se convirtió en Jesús del Nuevo Testamento.

Louis Berkhof, un maestro, comentarista y profesor de teología Presbiteriano, hizo esta declaración en el Resumen de Doctrina Cristiana, “El gran Dios del Antiguo Testamento es el mismo gran Dios del Nuevo Testamento y su nombre es Jesús”. (Salmos 147:5; Tito 2:13).

b. Su Ministerio Terrenal

De la manera que los escritores de los evangelios registraron la historia del ministerio terrenal de Jesucristo y la manera que los apóstoles escribieron en sus epístolas, nos han dado numerosas Escrituras que testifican de la absoluta deidad de Jesucristo. Tal ejemplo se encuentra en JUAN 10:30. Jesús claramente declaró, “Voy el Padre uno somos” .

Juan también escribió la conversación entre Jesús y Felipe donde Jesús se revela a sí mismo como el Padre en JUAN 14:8-9.

Jesús le permitió a Felipe entender que el que le ha visto a él ha visto al Padre. Tal parecía que Jesús estaba preguntando, “¿Cuánto tiempo tengo que estar contigo para que

reconozcas el hecho que Yo soy ambos el Padre y el Hijo?”

Otra prueba de su absoluta DEIDAD demostrada por los eventos de su ministerio terrenal es visto en Juan 8:58. Jesús les dijo a los Judíos, “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Como el gran Yo Soy, él es Eterno. Hebreos 13:8 nos dice, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” . 24

Mateo 21:4,5 nos dice que la entrada triunfal a Jerusalén cumplió la profecía de ZACARÍAS 9:9 la cuál predijo de este Rey que vendría a ellos “justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.

La “purificación del templo” dirige nuestra atención a MALAQUIAS súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis”. 3:1, “ ...y vendrá

Es interesante notar que A.A. Hodge, un Trinitarista comenta sobre este verso sin duda alguna refiriéndose al Mesías. El indicó que, “El término Hebreo ADONAI aquí traducido Señor, nunca es aplicado a ningún otro sino al Dios Supremo” .

El templo, el cual esta consagrado para la presencia y adoración de Jehová, es llamado “su templo”. Ahora entendemos por qué nadie trató de evitarle a Jesús limpiar el templo. Cuando El declaró, “¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración…”. El estaba ejerciendo su autoridad porque el templo le pertenecía a él.

c. Su Levantamiento

En el primer capitulo de Apocalipsis, Juan es usado por el Señor para revelar la gloria de Jesucristo glorificado después de su ascensión. En el versículo ocho se revela a nosotros como “...el Alfa y la Omega, principio y fin, dice

el Señor, el que es y que era y que hade venir, el TODOPODEROSO”.

Versículos 17 y 18 prueban su deidad con relación a su ascensión. “…yo soy el primero y

el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y fiel Hades” .

Después, en APOCALIPSIS 21:6-7 encontramos lo siguiente: “Yo soy el Alfa y la Omega,

el principio y el fin...El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será

mi hijo”. No puede haber duda que Jesucristo es no solo el Hijo del Hombre, pero el Dios Todopoderoso y el Padre Eterno también.

d. Su Regreso

Existen varias pruebas relacionadas a su regreso que nos son útil para comprobar su deidad.

En ZACARÍAS 14:3-5, el profeta habló del regreso del Señor, “ ... Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el Monte de los Olivos, ...y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos ” .

Job añade a esto al declararlo siguiente de su Redentor, “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo…” (JOB 19:25).

Ambos pasajes claramente declaran que aquel que se parará sobre el Monte de los Olivos en los últimos días no es ningún otro más que Jehová. HECHOS 1:9, 12 nos recuerda que fue Jesús el que ascendió del Monte de los Olivos y será este mismo Jesús el que vendrá de nuevo.

Pablo termina de clarificar esto en TITO 2:13 “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. (I de Timoteo 6:14-16).

Cuando la voz dijo en APOCALIPSIS 22:20. “...Ciertamente vengo en breve”. Juan el escritor de Apocalipsis respondió, “Amén, sí ven, Señor Jesús” .

El sistema de pruebas comparativas es de gran ayuda en el estudio de la unicidad de la deidad. Este método de estudio muestra las cualidades y acciones atribuidas a una manifestación y atribuidas también a otras.

Para que esto sea efectivo, solo atributos exclusivos pueden ser usados. Por ejemplo, tres personas en la deidad pueden ser poderosas, pero solo una puede ser TODOPODEROSO.

AI demostrar que ambos el Padre y el Hijo se dice que son Todopoderosos, estamos demostrando que son uno y el mismo.

a. El Pastor

En el Antiguo Testamento, Dios se reveló a sí mismo como Jehová-Roi (Jehová mi Pastor). Esta identidad es expresada en Salmos 23:1 e Isaías 40:10, 11. Con este entendimiento de Jehová como el Pastor encontrado en el Antiguo Testamento, regresamos al Nuevo Testamento para establecer nuestras pruebas comparativas. En JUAN 10:1 Jesús dijo, “Yo soy el buen pastor”. Hebreos 13:20 se refiere a Jesús como “el gran pastor de las ovejas”. I de Pedro 5:4 habla de Jesús como el “Príncipe de los pastores”. Es muy claro que solo puede haber un “PASTOR”, ¿Será acaso que Jehová del Antiguo Testamento ha entregado su posición como Pastor a Jesús en el Nuevo Testamento? ¡Claro que no! Es obvio que la carne que albergaba al Espíritu Eterno era el Cordero de Dios, el mismo que David e Isaías reconocían como Jehová-Roi (Jehová mi Pastor) moraba en aquel cuerpo terrenal.

La conclusión de esta prueba comparativa es clara. Jehová, el Pastor de Salmos 23, se ha revelado a sí mismo en Jesús, el Pastor del Nuevo Testamento.

b. La Roca

Varios pasajes del Antiguo Testamento se refieren al Dios que adoraban los Judíos como la roca. Salmos 18:2 dice claramente, “Jehová, roca mía…” Salmos 42:9, 62:2; 78:35; 89:26; y 94:22 repite la identidad de Jehová. Deuteronomio 32:4 declara, “El la Roca…” versículos 15 y 31 de este mismo capítulo hacen esta misma referencia. “Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?” Muchos otros pasajes del Antiguo Testamento engrandecen esta revelación de Dios.

El Nuevo Testamento satisface completamente la prueba comparativa de esta revelación. En I CORINTIOS 10:4 la Escritura declara enfáticamente, “...y la roca era Cristo”.

c. El Rey

En el Antiguo Testamento, Jehová era Rey sobre su pueblo Israel. SALMO 10:16 dice así, “Jehová es Rey eternamente y para siempre…“. En Isaías 6:5, el profeta proclama, “…han visto mis ojos al Rey. Jehová de los ejércitos” . Isaías 32:22 se refiere a él como “nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey…”. Por último, Isaías 44:6 lo llama el “Rey de Israel”. Jeremías lo llamó “Rey eterno” en Jeremías 10:10. Hay muchas otras Escrituras que se refieren a Jehová en el Antiguo Testamento como “Rey” no obstante deseamos usar una última Escritura del Antiguo Testamento en nuestra prueba comparativa.

El Dios eterno declaró en MALAQUIAS 1:14 “Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos”. La contestación del Nuevo Testamento a esta prueba comparativa comienza en Juan 1:49 donde Natanael declaró “...tú eres el Rey de Israel”.

Otra prueba se encuentra en JUAN 12:12-15 cuando Jesús es adorado en su entrada triunfal a Jerusalén, “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” Hasta un monarca gentil como Pilato fue usado por Dios para declarar “ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS”. (Mateo 27:37).

Pablo le declaró a Timoteo en I DE TIMOTEO 6:15 que Jesús es “...el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores” . Apocalipsis 17:14 y 19:16 habla de Jesús como el “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”. El sentido común nos dicta que un reino solo puede tener un rey. Esta prueba comparativa nos asegura que no hay dos reyes, sino sólo uno y que su nombre es Jesús.

d. El Redentor y Salvador

La siguiente prueba comparativa hace énfasis en los atributos del Redentor y Salvador. En Salmos 19:14 el Salmista menciona a Jehová como su redentor. En Isaías 41:14 el profeta registró las palabras del Señor, “...dice Jehová: el Santo de Israel es tu Redentor”. Una vez más el profeta declara, “Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel” .

(Isaías 47:4). En ISAÍAS 49:26 leemos, “...y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob”. Como para enfatizar esta verdad, esta misma declaración se repite en Isaías 63:16.

También Oseas 13:4 revela la identidad del único Salvador declarando enfáticamente que no habrá otro fuera de él. Estas Escrituras del Antiguo Testamento se unen a muchas otras para explicar y esclarecer que Jehová era el Redentor y Salvador de su pueblo en el Antiguo Testamento.

El Nuevo Testamento no deja ni sombra de duda tocante a la identidad del Redentor y Salvador. MATEO 1:21 claramente dice, “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Lucas 1:68 “Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo”. ¿Cómo visitó y redimió a su pueblo? Mateo 1:23 nos explica que Jesús era Dios con nosotros.

De acuerdo al Diccionario del Nuevo Mundo la palabra REDENTOR se refiere a “uno que libera a otro pagando el rescate; liberar del pecado y sus penalidades, como un sacrificio hecho por el pecador; o para cumplir una promesa o voto”. Al combinar esta definición y las Escrituras, es fácil concluir que el Redentor es Jesucristo.

e. El Creador

Hay un gran número de Escrituras en el Antiguo Testamento que testifican del hecho que Dios era el CREADOR. Génesis 1:1 declara, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.

Job reconoció a Dios como su creador en Job 33:4, “El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” .

ISAÍAS 40:28 también reconoce a Dios como “ ...el cual creó los confines de la tierra?”

Isaías 44:24 identifica a Dios como ambos el Creador y Redentor, “Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo lo tierra por mi mismo”.

MATEO 2:10 simplemente declara “¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha

creado un mismo Dios?”

En el Nuevo Testamento Juan 1:10 nos revela que Jesús, de aquel que estaba hablando, era el Creador. “En el mundo estaba, y el mundo por él (Jesús) fue hecho; pero el mundo no

le conoció” .

Pablo habló de Jesús como el CREADOR en Colosenses 1:16,17 “Porque en él fueron

creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”.

Todos tenemos que acordar que solo puede haber uno que puede crear todas las cosas.

Además, si Jehová del Antiguo Testamento “extiende solo los cielos y extiende la tierra por sí mismo” y el Nuevo Testamento identifica a Jesucristo como el Creador, ¡entonces la conclusión es que Jehová del Antiguo Testamento y Jesucristo son uno y el mismo!

8. EL VERBO ERA DIOS

El primer capítulo de Juan clarifica la encamación aún más. JUAN 1:1 dice, “En el principio

era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.

El original griego no daña el mensaje de la Deidad que encontramos en esta Escritura. Sirve para reforzarlo. Examinemos este pasaje a la luz del texto Griego, “el Verbo era con Dios” se lee así: “kai ho logos en pros ton theos”.

Estas palabras no reconocen a otra persona estando presente con Dios el Padre, sino que reconoce que la palabra de Dios pertenece a Dios de igual manera que la palabra del hombre pertenece al hombre. Note en Hebreos 2:17 y 5:1 las mismas palabras son usadas, “pros ton theos” y es traducido perteneciendo a Dios en ambas instancias.

Steward McDowall escribió en Evolución y Doctrina de la Trinidad, que “pros” nunca significa con, y que el griego con (pros) es una preposición completamente diferente y él traduciría Juan 1:1 así, “En el principio era el Verbo, y el Verbo pertenecía a Dios...se refería a Dios, como su mano o su brazo”.

Después el hace la pregunta. “Dios es amor... ¿será “el amor” otra persona en la Deidad? ¿Es la palabra de Dios una persona separada de Dios mismo? Cuando oímos la voz de alguien hablando, podemos decir, “Ese es José'”. Cuando realmente fue la voz que pertenece a José la que oímos. Así que fue la palabra (expresión del pensamiento, plan) que pertenecía a Dios que fue hecho carne y habitó entre nosotros. Así fue como el brazo de Jehová fue manifestado en su plan de salvación (Isaías 52:10; 53:1).

Todo el mundo religioso cree que Jesús es el Hijo. Es cierto que ninguna denominación Cristiana jamás ha negado que Jesús es el Hijo de Dios. Sin embargo, muchos teólogos tradicionalistas han caído en error en cuanto a este tema.

Debe ser recalcado que estamos usando el término bíblico, Hijo de Dios, no el término antibíblico Dios el Hijo. En ningún lugar en la Escritura el término DIOS EL HIJO puede ser encontrado o sobreentendido. El término Hijo de Dios, se refiere a la humanidad de Jesucristo. Hijo de Dios esta refiriéndose a la naturaleza humana, o puede estar refiriéndose a Dios manifestado en la carne, esta es la deidad en la naturaleza humana. Sin embargo, también puede estar refiriéndose al ESPÍRITU (deidad) únicamente.

Cuando llamamos a alguien por su nombre, aunque en nuestra mente podemos imaginarnos el aspecto físico o cuerpo de la persona, sin embargo, nos estamos refiriendo al ser, al “yo”, al alma que habita en ese cuerpo, pues entendemos que el cuerpo es la materia que mientras tenga el alma tendrá vida. Así que el cuerpo no es el que se identifica con el nombre sino el ser que habita en ese cuerpo.

Cuando el ángel se le apareció a María le dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo le cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. ” (Lucas 1:35) Podemos ver que la parte humana, ese cuerpo santo y sin pecado; que era lo que María iba a dar a luz era lo que se llamaría Hijo de Dios. Así que lo que se llamaría Jesús no era el cuerpo sino el ser que iba a usar ese vaso de barro (cuerpo), el cual era el mismo Dios que se estaba encarnando, por eso podemos decir que era “Dios con nosotros”. Dios hablando en Isaías 52:5 dice: “Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día: porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente. ”

Como el Hijo de Dios en su humanidad no podía hacer nada por sí mismo (Juan 5:19). En su humanidad él no sabía ni el día ni la hora de la segunda venida (Marcos 13:32). En Mateo 27:40-54 se registra la muerte del Hijo. Su Espíritu divino no murió, pero su cuerpo humano sí.

10. EL PROPOSITO DEL OFICIO COMO HIJO

Su HUMANIDAD limitada fue necesaria para que pudiese convertirse en el sacrificio perfecto de redención. “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos” .

Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito... Podemos entender que Dios podía dar solo aquello que podía ser tomado, esto refiriéndose al sacrificio y muerte en la cruz del calvario, Así que lo que Dios podía ofrecer era solo aquello que iba a ser sacrificado, ya que era lo único que pod ía morir pues la parte divina es eterna. Así que El no dio una segunda persona, sino un cuerpo sin mancha ni pecado, que El mismo se proveyó de María y era lo que habría de ser llamado el Hijo de Dios.” (Lucas 1:35).

EL como Dios; no podía ofrecer nada, pues sin derramamiento de sangre no había remisión de pecados (Hebreos 9:22), así que el tenía que dar un sacrificio. Hebreos 2:14 “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, pura destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.”

También podemos ver que cuando dice: ... que ha dado a su Hijo unigénito, vemos que esto se cumplió en la cruz del calvario, ya que a El no le quitaron la vida, sino que Dios mismo entrego la vida de ese cuerpo que un día nació de María y que según el ángel seria llamado “El Hijo de Dios”, como ofrenda sacrificial para el perdón de nuestros pecados.

Así que lo que murió no fue una “segunda persona”, sino aquello conocido como “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”; un cuerpo santo con sangre pura y sin mancha. (I de Corintios 15:21); Jesús tuvo que ser tentado y vencer las mismas tentaciones que hicieron caer a Adán.

Cuando Juan lo vio, exclamó, “He aquí el Cordero de Dios”. Hebreos 2:9 explica que Jesús “fue hecho un poco menor que los ángeles...a causa del padecimiento de la muerte para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos”.

Como HEBREOS 2:16-17 enseña, al él tomar la simiente de Abraham le permitió ser “misericordioso y fiel sumo sacerdote...para expiar los pecados del pueblo” . Un sumo sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades, “porque él fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” . (Hebreos 4:15).

El propósito primordial del Hijo es ser nuestro Salvador. Para cumplir y desempeñar este papel fue necesario que otros muchos ministerios fuesen desempeñados. El cumplimiento de estas funciones requería de un SER HUMANO. El hizo mucho más que llenar el oficio de un mártir, él tomó nuestro lugar y probó la muerte por todos.

Al venir en carne Jesús se convirtió en nuestro hermano (Hebreos 2:11-12) con esto él cumplió el requisito de rescate del pariente cercano requerido en Levítico 25:25, 47-49.

Una de las funciones más importantes que Jesús cumplió al venir como hombre fue el de MEDIADOR. El trae al hombre a reconciliación con Dios (II de Corintios 5:18-19).

Pablo declaró esta verdad en I de Timoteo 2:5, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Pablo indicó que no es Dios el mediador entre Dios y el hombre; ni es “Dios el Hijo” quien lo hace, sino que es Jesucristo hombre quien ministra como el mediador; solo un hombre sin PECADO puede acercarse al Dios Santo para reconciliar a la humanidad.

Pablo explicó que en la faz de Jesucristo nos es dada la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios I DE CORINTIOS 4:6, Esto fue un cumplimiento de Isaías 40:5 “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá”. Dios usó la HUMANIDAD del Hijo para revelar su propia naturaleza al hombre.

11. EL OFICIO DE HIJO ¿ES ETERNO O TEMPORAL?

Juan 3:16 llama a Jesús el unigénito Hijo de Dios. La palabra clave en esta Escritura es UNIGÉNITO. Unigénito indica un punto definitivo en tiempo - el punto donde la concepción toma lugar. Hebreos 1:5 continua este pensamiento con la siguiente declaración, “Yo te he engendrado hoy”, la declaración “'hoy” y unigénito contradicen la palabra ETERNO como es aplicada al Hijo de Dios. De la manera como el oficio de Hijo tuvo un principio, también tendrá un fin.

HECHOS 2:34-35 indica esto cuando Pedro citó Salmos 110:1 “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. La palabra clave en esta profecía es hasta. Esto indica que Dios usará su papel como Hijo para vencer a Satanás, y así cumplir GÉNESIS 3:15. I de Corintios 15:23-28 también revela que el oficio de Hijo tendrá fin. 30

Este oficio CESARÁ cuando el propósito del oficio de Hijo deje de existir. Fue un oficio creado por Dios con el propósito de redención, la adquisición de la iglesia. Cuando este propósito sea finalmente realizado ya no habrá necesidad para un mediador y el oficio de lujo será sujetado y sumergido en la grandeza de Dios.

EFESIOS 5:25-27 nos ayuda a entender esto. Indica que Cristo se presentará la Iglesia a sí mismo. En su oficio como Hijo se presentará la iglesia a sí mismo en su función como Dios el Padre.

El Oficio de Hijo terminará solo en el sentido que, todas las razones para el régimen del Hijo habrán cesado, y todos los ministerios que cumplía como el Hijo habrán terminado.

12. JESÚS ES EL PADRE

En JUAN 14;8 Felipe ansiosamente preguntó a Jesús, “Señor, muéstranos el Padre…”. Esto vino en respuesta al versículo 7 donde Jesús dijo, “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y fe habéis visto” . La humanidad entera espera ansiosa la respuesta de Jesús. Porque revela la verdad acerca de la deidad.

Jesús convirtió su pregunta a Felipe en una interrogación, “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?” Era el Padre a quien Felipe deseaba ver y la respuesta es clara - Jesús es el Padre. Además, Jesús explicó, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre...”. Jesús prosigue explicando la gran verdad bíblica sobre la deidad.

En el versículo 10 Jesús cuidadosamente hace ¡a distinción entre su HUMANIDAD y DEIDAD. El declara que las obras que ellos han visto no han sido hechas por la humanidad en la cual moraba, sino por el Padre (el Espíritu Eterno).

Esta verdad resonó en II DE CORINTIOS 5:19. “Dios estaba en Cristo...”. Al entender que Jesús es ambos; el Padre y el Hijo, tenemos que asegurarnos de entender que el Padre no es el Hijo. En otras palabras, la CARNE no era Dios, solo albergaba a Dios. El Hijo (carne) murió como el Cordero de Dios, sin embargo, el Padre (deidad) no murió.

Hay una maravillosa Escritura para entender que Jesús es el Padre en APOCALIPSIS. 21:6-7. El Alfa y Omega, el principio y el fin, promete a todo el que venciere será su Dios y ellos serán sus hijos.

Ha sido establecido previamente que el Alfa y Omega es Jesús. Ahora se nos dice que él será el Padre de los que vencieren. ¿Debemos creer que el que venciere tendrá dos padres en el cielo? ¡Claro que no! Esto contradice a Malaquías 2:10 donde declara que todos tenemos UN padre.

Apocalipsis 21:6-7 no nos da dos padres, sino que identifica ese sólo Padre como Jesús. Esto no debe ser difícil de aceptar, ya que Isaías lo vio en profecía siglos antes que fuese cumplido. (Isaías 9:6).

¿Cómo puede el Hijo y el Padre ser uno y el mismo? APOCALIPSIS 22:16 lo explica de esta manera, “(Jesús dijo) Yo soy la raíz (Creador) y el linaje (Hijo) de David. ” La verdad que Jesús es el Padre Eterno es comprobada en las Escrituras que rodean La resurrección. En Gálatas 1:1 la Escritura declara que Dios el Padre resucitó a Jesús de entre los muertos. Esto es confirmado por muchas otras Escrituras como Hechos 2:24; 32; 3:15; 26; 4:10; 13:30; 33,34,37; Romanos 4:24; 6:4; 9,11;10:9; I de Corintios 6:14; 15:15; II de Corintios 4:14; Efesios 1:20; Colosenses 2:12; I de Tesalonicenses 1:10; y I de Pedro 1:21.

Estas Escrituras comprueban que fue Dios el Padre quien resucitó a Jesús de entre los muertos. Pero, en JUAN 2:19 Jesús habló de su cuerpo cuando dijo, “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. O fue que hubo un cambio de planes, o Jesús, el que hablaba es el Padre.

13. JESÚS ES EL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo es llamado el Espíritu de Jesucristo en Filipenses 1:19 y el Espíritu del Hijo en Gálatas 4:6.

En II de Corintios 3:17-18 la Escritura declara, “el Señor es el Espíritu…”. En Colosenses 1:27 leemos que el misterio entre los Gentiles es “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. Esto significa que es la presencia de Cristo en nosotros lo que nos da la esperanza de gloria.

ROMANOS 8:9-11 declara simplemente que si no tenemos el Espíritu de Cristo no somos de El. Después continúa diciendo que el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús nos vivificará por su Espíritu que mora en nosotros.

¿Tendremos que tener dos espíritus morando en nosotros? ¡No! El Espíritu de Cristo y el Espíritu que nos vivificará son uno y el mismo.

En el evangelio de Juan, Jesús es revelado no solo como el Hijo, pero como el Padre también y como el Consolador. En JUAN 14:17-18 Jesús habló del Espíritu de verdad, “al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.

Hablando del Consolador o del Espíritu Santo dijo que estará “en” vosotros, esto se cumplió el día de Pentecostés, ya no iba a estar “con” sino “en” y continúa afirmando esto al decir: “ no os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” mostrando claramente que el mismo se manifestaría como el Espíritu Santo, Por lo tanto, cuando somos llenos del Espíritu Santo, tenemos a Jesús en nuestras vidas, lo cual nos permite derrotar al enemigo y al pecado, por que El ya los venció.

Es fácil entender que Jesús es el Espíritu. EFESIOS 3:16-17 confirma que el Espíritu que mora en el hombre interno es el Espíritu de Cristo el cual es el Espíritu Santo, “que os dé, conforme a las riquezas de su gloría, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; que habite Cristo por la fe en vuestros corazones”.

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