1 Pablo Villalobos
cientos sentimientos
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PROLOGO En la antiguedad, el hombre siempre ha caracterizado como una personalidad ansiosa. En ocasiones, captiva. Captiva de mostrar sus emociones y de expresar sus sentimientos sobre lo que le rodea. No fue hasta que alguien con mano firme y una severa decisión tomó una pluma, la lleno de tinta en su punta y empezó a escribir. Fue hasta ese momento que el mundo como lo conocían en aquel entonces empezó a tomar otra dirección. Empezaron a surgir poco a poco más personas que se atrevieron a hacer lo mismo. Sobre papel, sobre una pared, en el asfalto, sobre un vidrio templano después de una extensa lluvia, no importa donde fuese, las emociones de cientos de personalidades empezaron a verse plasmados en todas partes y la gente se preguntaba quiénes eran aquellos famosos “poetas.” Atrevidos, talentosos, valientes, confundidos, melancólicos, políticos, correctos, predilectos... así son los poetas. Algunos locos, otros cuerdos. Algunos enamorados, otros despechados. Algunos santos, otros pecadores. Sin embargo, ninguno tuvo ni ha tenido nunca miedo de lo que la sociedad piense de ellos y se mantienen fieles a su causa. Esa es la nobleza del poeta. La de romantizar. La de ilustrar. La de ser todo lo contrario a lo que la sociedad dicte. Radiantes y convulsionados, así somos todos. Así es el poeta. Así empieza todo.
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I
Te veo a los ojos y de pronto me pierdo en otro planeta, bajo otras lunas, sobre otra superficie, no siento el aire, pierdo la respiración. Soy tan afortunado en el momento que mis ojos ven a los tuyos, que mi cuerpo tiembla por tu presencia, que mi corazón late más fuerte por ti. Te veo a los ojos y cariño, no hay palabras que definan lo que pienso y lo que siento. Te veo a los ojos y soy un fantasma, muero en tus brazos. Te veo a los ojos y no hay otra cosa que quiera hacer que no sea pensar en una vida a tu lado. Te veo a los ojos y amor, soy esclavo de tu piel, de tu calor, de tu respirar y tus besos. Te veo a los ojos y tu a los míos, dos amantes a la antigua.
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II
Amor. ¿Qué es? Reír, llorar, preocuparse, discutir, soñar, experimentar, apoyarse. Un beso en tu frente, una caricia en el brazo, jugar con tu cabello, oler tu cuello, tomar tu mano, recostar tu cabeza sobre mi hombro, llevarte rosas, prepararte el café, vestir elegante para ti, dormir sobre tu muslo, tomar un té mientras escucho tu voz, llorar juntos, aprender juntos, crecer juntos. ¿Amor? Amor es verte a los ojos y hacerte feliz. Amor es decirte lo hermosa que te ves hoy y que lo harás mañana. Amor es pensar en ti al despertar y antes de dormir. Amor, solo tu y nadie más. Mi amor.
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III
Me paso la mayor parte del tiempo pensando en las similitudes que tiene ella con una flor; el regarla para que crezca, cuidarla y atenderla. Contemplarla y mimarla. Estudiarla para saber cómo amarle y hacer que presuma de toda su belleza y esplendor. Me paso todo el día observando lo majestuosa que es, lo bella de su figura y el hermoso color de su piel. Conservarla porque fue la primera en mi jardín. Pasan los días y sigo pensando en esa flor. En dejarla crecer y estar ahí para hacerlo junto a ella. Para entonces sabras que no me refiero a una simple flor, sino a ti, mi amor. La flor más hermosa de mi jardín.
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IV
Toda pasión aparece en su presencia. La turbación y tinieblas se disipan en mi alma y vuelvo a respirar más libremente. Es ella y nadie más, la única persona que me hace libre de nuevo cuando me pierdo en mis pensamientos y en la discordia. Es ella y nadie más, la única persona por la que soy capaz de todo; de mover cielo, tierra y mar. De mover montañas. Es ella y nadie más, el tesoro por el que más he navegado cientas de dificultades con tal de encontrarla y de abrigar en esperanza. Eres tu y nadie más, mi único deseo y ambición.
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V
Eres, fuiste y siempre serás , la única persona que yo siempre he amado, amé y siempre amaré. No lo olvides amor, que como tu en mi vida no ha habido nadie más, que lo que hiciste en mi es algo que jamás olvidaré, que me llenaste de vida y me entregaste voluntad. Voluntad de existir. De pasar la vida contigo. Eres, fuiste y siempre serás.
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VI
Quiero desnudarte esta noche. En mi cama. Descifrar todos tus secretos. Contarte todo. Explorar cada parte de tu cuerpo. Conocer tu historia. AraĂąar tu piel. Acariciar tu cabello. Dormir contigo bajo la luna. Entregarme a ti.
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VII
Y ya llegará alguien que sepa quererme bonito. Alguien que sepa apreciar cada parte de mi, que añore cada cicatriz de mi cuerpo y que sepa cambiarlas por alegría. Ya llegará alguien que me vea y permanezca a mi lado con tanto entusiasmo como yo lo haría con ella. Que cambio los días malos por jovialidad y que explote de júbilo. Ya llegará alguien que calme mis miedos y que no tenga que aislarme de nuevo, alguien con quien ver las estrellas sobre el mar y que nuestros sentimientos viajen por el viento, jurando eternidad.
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VIII
Me gustaría ser tu lugar favorito donde puedas reír sin parar, pero también abrazarte el alma cuando quieras llorar. Me gustaría ser tu cobija y tu almohada cuando sientas que no puedes más, ayudarte a desahogar el mar de lágrimas en el que te encuentras naufragando.
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IX
Si algo he aprendido del amor es que puede ser tan malo como pasar todo el día viendo al sol sin la adecuada protección, y es que al final, amar puede ser igual de perjudicial. Amar a la persona equivocada puede acarrear todo tipo de daño a nuestro cuerpo, a nuestra alma, nuestra integridad, porque aunque el sol sea una maravilla para nuestros ojos, verle demasiado puede hacernos daño y así es también con el amor. Cruel.
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X
El sol y la luna. Aquellos distantes amantes que comparten tiempo en secreto. Aquellas dos fuerzas que iluminan y oscurecen la vida del resto sin embargo no la del uno ni el otro. Aquellas dos manifestaciones de amor y devociรณn. Una para ser feliz, la otra para llorar. Una para gritarle al mundo, la otra para susurrar. El sol y la luna, dos almas que solo buscan el momento perfecto para encontrarse de nuevo y declarar su amor, su devociรณn y su pasiรณn. Tu y yo, mi amor, somos como el sol y la luna, esperando al atardecer para encontrarnos de nuevo.
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XI
Aprender a diferenciar entre cuando querer, cuando necesitar y cuando extrañar. Aprender a saber necesitar cuando estamos solos, a querer cuando estamos felices, a extrañar cuando estamos lejos. Aprender a ser nosotros mismos y a ser honestos con lo que sentimos. Aprender a ser humano y a compartir todo lo que somos. Aprender a soñar y a crecer. Aprender a equivocarse y a seguir el camino. Aprender a diferenciar entre error y éxito.
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XII
Su personalidad: un puñal. Así lo sentí cuando la vi por primera vez. Un golpe por la espalda y a dormir. Estaba enamorado. Me congelé. No supe que hacer. Las palabras no podían salir de mi boca y sin embargo estaban revueltas en mi cabeza, queriendo formar una oración, un verso, lo que fuese con tal de hacerle hablar y ahogarme en su voz. Su mirada, tan penetrante, la sentí hasta los pulmones, que de un instante me cortó la respiración y me dejó perplejo. Enamorado. Estoy enamorado.
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XIII
Soñé con ella. Nuevamente estaba frente a mi. Ese pequeño destello de esperanza. La esperanza de encontrarme con ella al despertar. La esperanza de pasar el resto de mi vida a su lado. De contar cada segundo antes de verla. Por más mínima que fuera no la perdía. Y soñé con ella. Una y otra vez. Hasta que se hiciera realidad. Hasta encontrarme en su habitación. Hasta besarla. Hasta hacerla mía.
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XIV
Quizá estoy cegado. Tan solo quizá no me he dado cuenta de lo que realmente tengo frente a mis ojos y no lo arriesgo todo. Quizá tengo miedo de salir lastimado una vez más, quizá no quiero caer de nuevo y tocar fondo. Comprende, que como la vasija que postra sobre la mesa, también soy frágil y postro sobre tus manos y si me dejas caer, lo pierdo todo. Comprende que no puedo ni quiero fracturarme de nuevo, no después de tanto tiempo tratando de arreglar mi exterior para que me amen de nuevo como alguien alguna vez lo hizo antes que me hicieran daño.
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XV
Y abrí los ojos para verla. Fue como abrir los ojos al momento en el que naces y miras un mundo nuevo. Verla a ella por primera vez, fue ver el universo. Toda una constelación en su piel, sus lunares. Un destello de luces que más intensas que el sol. Un mar de emociones más fuerte que un tifón. Y cerré los ojos por un segundo y su imagen seguía en mi cabeza. Estaba perdido. Verla una vez fue suficiente para perderlo todo. La cordura, dejé de tener una y me convertí en un loco en un manicomio. Quizá estar en uno no era tan malo como pensaba. Estaba loco. Loco por ella.
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XVI
Cualquier vestido con el que vistas, se queda corto ante la belleza de esa sonrisa que traes puesta. Esa sonrisa que brilla tan fuerte cada vez que pasas frente a mi. Esa sonrisa cubierta de un rojo intenso que visten tus labios. Ese rojo que quiero que cubra cada parte de mi cuerpo y que el mundo sepa que eres mía y que somos uno solo. Olvida el vestido, olvida las joyas, hoy solo necesitaremos pasión. Esa misma pasión que visten tus manos cuando pasan por mi piel. Esa misma pasión cuando muerdo tus labios y te hago saber que te amo, que te necesito, que te cuido, que te protego y te recuerdo. Esta noche solo necesito esa sonrisa y nada más. Apagemos todo e ilumina la habitación con tu sonrisa.
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XVII
¿Cómo le llamo a esto? ¿Cómo le llamo a esta sensación? ¿Qué es lo que siento? ¿Será atracción? ¿O será más que eso? Solo sé que quiero descubrir cada parte de su cuerpo y su alma, hacer que se vea al espejo y se vean con los mismos ojos con los que la veo. Estudiar cada rasgo de su rostro y acariciar cada parte de su cuerpo, gozar de cada momento que imagino con ella en mi cabeza, crear un lazo de amor y sostenerme a él, creer en el destino y soñar con ella, sacrificarlo todo por un beso. ¿Amor? Yo creo que es más que eso. Locura. Así le llaman.
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XVIII
Tienes miedo, sí, porque al igual que yo contigo, quieres estar a mi lado pero nada nos asegura que esta será la vencida. Y eso nos mata por dentro, nos aterra, nos hace dudar el uno del otro y es normal, porque tengo miedo de perderte, de nunca tomar tu mano o de besar tu mejilla, de no poder abrazarte o decir un te amo. Tienes miedo y yo también, pero no te engañes, que a pesar del miedo, ambos nos deseamos. Pueda que tengas miedo a perder como yo lo tengo, pero amor, si nunca lo intentamos, probablemente perdamos más de lo que imaginamos. Tomemos el riesgo y te juro amor, que tus heridas se convertiran en flores y tus lágrimas serán de gozo. Lo prometo.
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XIX
Hogar dulce hogar. Ese al que llego cada vez que me encuentro en tus brazos. Ese del cual no quiero salir cuando rozo tus labios. Hogar dulce hogar. Ese en el que puedo dormir tranquilo cuando me dices que me amas. Ese en el que me siento en paz cada vez que me tomas de la mano y caminamos juntos. Hogar dulce hogar. No podría ser otro que tu corazón cuando está junto al mío. Cuando ambos laten al mismo tiempo y a la misma intensidad. La intensidad de dos amantes que llegan a casa a verse a los ojos y a recordar todo lo que aman el uno del otro. Hogar dulce hogar. Tu amor.
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XX
Que te dejo ir si así lo quieres, porque querré lo mejor para ti, sin importar lo que yo sienta. Y eso también es rogar que permanezcas. Eso es pedirte con el corazón hecho mierda y un llanto amargo que te desgarra por dentro que no te vayas.
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XXI
Nunca fui de decirle a nadie que se quede. Porque aprendí que el que quiere estar, está, sin importar la situación, el dolor y todo lo que pueda suceder en el camino. Pero siempre fui de despedirme con muchas palabras, de decirte que te cuides, que te quiero, que te querré.
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XXII
Solo necesito alguien que me complemente. Así como el cielo y el agua se completan, así también busco el amor. Alguien que pueda sostenerme cuando estoy a punto de caer y que no deje que mis rodillas toquen el suelo. Así como el agua y la arena al encontrarse, así es el amor que necesito.
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XXIII
Soy joven pero veo el amor a la antigua. AsĂ con flores, cartas, que te alce mientras te besa, mirar a los ojos y apenarse. Me gusta amar, me gusta el amor a la antigua, lindo, romĂĄntico.
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XXIV
Todos deseamos que alguna vez nos quieran como se quiere en las pelĂculas, con la misma pasiĂłn, con el mismo compromiso, con la misma promesa de quedarse juntos por siempre, de luchar por su amor y de permanecer sin importar la adversidad.
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XXV
Te mereces un amante consciente. Alguien que no solo trabajarรก contigo sino para ti. Que trabaje por tu felicidad cuando hayas olvidado cรณmo crearla y que trabaja por tu sonrisa cuando tus labios no se muevan.
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XXVI
El amor no es abrazos, besos o sexo; eso es deseo. El amor es contarle tu dĂa, exponerle tus miedos, mostrarle lo tontito y frĂĄgil que puedes ser sin temor a que se burle o lo use en tu contra.
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XXVII
No fue hasta que me encontre solo en el desierto que me di cuenta de la belleza de la vida. Que incluso agonizando puedes encontrarte en paz, aunque suene descabellado, pero no escuchas más que tu respiración y el viento soplando sobre tu rostro y llenando tu piel de arena. Agonizando, sí, pero también recordando, recordando la belleza de tu rostro cuando te vi por última vez.
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XXVIII
Veo a las estrellas y estas me señalan la dirección a tu habitación. Veo a la luna e ilumina mi cama, me pregunta por ti esta noche y le digo que hoy no vendrás, que hoy me he quedado solo, que esta noche el cielo será el que llore y extrañará tu presencia. Hoy la noche es otra. Yo soy otro.
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XXIX
Los opuestos se necesitan para ser lo que son, la noche necesita al dĂa, la felicidad a la tristeza, el bien al mal, la oscuridad a la luz. Porque entonces Âżcomo se distinguirĂa,si no hay nada diferente?
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XXX
Sucede que con el paso del tiempo te encuentras con personas increíbles y con grandes personalidades, sin embargo, como un rompecabezas, en ocasiones intentas encajar una pieza en donde no debe ir que terminas frustrado y tienes que dejarla a un lado, porque aunque tenga posibilidad de encajar en ese espacio, simplemente no existe la forma correcta para hacerlo y tiene que marcharse. Así es en la vida también. Tienes que aprender a dejar ir y por otro lado, a saber marcharse cuando no encajas allí.
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XXXI
Encuentra a alguien que preste atención. Quien pasa sus dedos sobre cada una de tus cicatrices; y pregunta de donde vino cada uno. Encuentra a alguien que sepa cómo te gusta tu café. Encuentra a alguien que cuide tus pequeños detalles; Quien se da cuenta de las cosas que pensabas que nadie haría jamás.
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XXXII
Y te vi, y me gustó verte, y me gustó estar ahí, y me gustaste tú. Y nos presentaron, me gustó conocerte, me gustó vernos, me gustó tu mirada inocente, me gustó la manera en que nos vimos, como me sonreíste, como nos sonreímos... y me gustaste tú.
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XXXIII
Tengamos conversaciones tontas, hablemos sobre cosas que a nadie le importa. Hablemos hasta altas horas de la madrugada, hagamos que las ojeras valgan la pena y el insomnio no sea un problema, hagamos que los desvelos sean divertidos, porque nos tenemos a las 2:00 pm, pero también a las 2:00 am. Sé mía, entrégame todo de ti cada día, hazme saber que te tengo, yo te haré saber que me tienes, desde el primer día, me tienes.
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XXXIV
Por supuesto que te haré daño. Por supuesto que me vas a lastimar. Por supuesto que nos haremos daño. Pero esta es la condición misma de la existencia. Para convertirse en primavera, significa aceptar el riesgo del invierno. Convertirse en presencia, significa aceptar el riesgo de la ausencia.
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XXXV
Reclámala, ámala con ternura, hazle el amor con ferocidad, muestra su afecto y compasión, calma sus miedos, consiéndela con consistencia, protégela, no la dejes ir. Eso, señor, es de lo que se trata ser un hombre.
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XXXVI
Te preguntarás porqué he cambiado tanto, y mi sonrisa irónica tratará de darte respuestas. Me iré en frente a tus ojos, esta vez serás tú quien se quede inmóvil, sin entender un por qué. Pero mi amor, te juro, que no podrás olvidarme nunca más. Cuando vuelvas, sólo encontrarás el dolor que me causaste. Y te lo llevarás como mochila en los hombros, será el peso más grande que jamás habrías imaginado cargar.
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XXXVII
Lo único que emanaba de mí, eran lágrimas de un llanto amargo, agónico y debastador; que nadie escuchaba, más que mi soledad y yo. Pero sé que vas a regresar, viejo amor, amor que quema, que rompe y hace daño, pero aún así te quiebra todos los sentidos cuando te deja.
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XXXVIII
El día que regreses, la persona que fui aquel día que me dejaste ir, ya no va a estar. No va a existir. Y le vas a echar de menos. Tu corazón se va a hacer añicos cuando te des cuenta de que mi voz habrá cambiado, de que mi ropa ya no me lucirá igual; porque para ese entonces, ya no seré un niño. Porque eso era, aquella tarde de junio que me dijiste que te ibas de mí. De nosotros. Era como un niño al que le quitaban su juguete preferido. Pero preferí dejarte ir en silencio, porque palabras... ya no me quedaban.
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XXXIX
Tienes permitido terminar relaciones tóxicas. Tienes permitido alejarte de personas que te hacen daño. Tienes permitido enojarte, ser egoísta, y no perdonar. No le debes a nadie ninguna explicación por cuidarte a ti mismo.
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XL
Tengo un grave problema, sí... estoy enamorado. No hago otra cosa que pensar en usted, en su sonrisa, en sus ojos, en sus manos, en sus dedos, en sus labios, en sus lunares y en sus pecas, en sus pestañas, en su cuerpo. Estoy en problemas. ¿Qué hago ahora? ¿Amarla? Con mucho gusto.
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XLI
Sepa usted que esta noche soy solo suyo. Tiene todo mi permiso para abrir la puerta y acostarse a mi lado. Haga lo que quiera conmigo, pero primero, cierre la puerta y avise que no molesten. EstarĂŠ ocupado estudiando su cuerpo.
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XLII
Me pasa que cuando usted se acerca a mi todo mi cuerpo no sabe como responder. No sĂŠ si seguir de pie o caer de rodillas y decirle lo mucho que la admiro y que sueĂąo con usted. Es usted mi debilidad, mi secreto mejor guardado.
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XLIII
La música, un trago, una rosa, un beso, un recuerdo. La invito está noche. Tengo las primeras tres, usted trae el beso y yo le dejaré el recuerdo. Solo venga y verá. La cita ideal, se lo aseguro.
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XLIV
Y pasamos de un “te extraño” a ser extraños. Olvidé tu nombre, tus caricias, el aroma de tu ropa. Y tu olvidaste mis besos, mis manos, el fuego de nuestra pasión. Y así fue. Extraño.
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XLV
Seguí el aroma de tu piel, seguí cada regla, cada condición, escuche cada palabra, cada llanto, evite cada dolor, cada cicatriz, te di cada segundo, cada minuto, cada hora de mi vida y sin embargo... el que pierde fui yo.
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XLVI
Ordené mi ropa, mi cama, mis pensamientos. Olvidé mi pasado, mis problemas, mis manías. Lo dejé todo por ti. Ahora soy otro, porque amor, tu mereces la mejor versión de mi y eso te daré. Lo mejor. Siempre para ti. Solo para ti.
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XLVII
Miraba al cielo, miraba las estrellas. En ocasiones, fugaces. Miraba la luna, miraba la noche y cientos de constelaciones. Miraba el tiempo correr y los dĂas pasar. Lo miraba todo desde esos ojos tan perfectos. Esos benditos ojos. Esa bendita mujer. Esa bendita mujer era el reflejo de todo lo hermoso en el mundo.
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XLVIII
Me enamore de la forma en que me miraba, en el reflejo que sus ojos guardaban, y en la chispa que se notaba. En su sonrisa torcida, sus labios en curva de lado, mirando sus ojos, su cabello, sus manos, todo y nada a la vez
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XLIX
La llené de besos en forma de preguntas. De caricias en forma de rosas. De amor en forma de agua. Ese amor torrencial que no dejaba de caer sobre tu cuerpo y la llenaba de seguridad. Le entregué mis brazos y ella me entregó su corazón. El intercambio perfecto.
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L
Tomó fuerte de mi brazo, como si lo fuera a arrancar. Me acercó a su pecho, me dijo que latía solo por mí. Tanta intensidad, tanto movimiento en un cuerpo tan pequeño. Tanta pasión. Tomé suave su barbilla y rozamos nuestros labios. La lluvia caía sobre nuestros cuerpos, encendidos por la llama que emanaba de nuestros corazones. La tomé de la cintura y la rodeé con mis brazos. Todo estaría bien. No temía más. Susurró a mi oído y esbozó una sonrisa. Callamos y eramos felices. Nos teníamos el uno al otro.
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LI
Vi mi reflejo en el charco. Un rostro cansado, llorando, lleno de rabia, confuso... ¿qué hago ahora? Estaba perdido. No sabía a quien llamar. No tengo nada. Nadie. Solo el mismo rostro cansado, con rabia y lágrimas, confundido. Perdido. Todo.
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LII
He perdido la esperanza en el hilo rojo, la esperanza en toda ley, en toda regla, en todo cuento de hadas. He perdido las ganas de seguir intentando remar contra la corriente, esta fuerte corriente. Cansado del mismo patrรณn, del mismo dolor, del rechazo. Harto. Harto del amor que ha dejado de existir.
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LIII
Quizá no tengo la suerte que a otros le abundan. Quizá mi momento ya haya pasado y no me haya dado cuenta en aquel entonces. Quizá ya haya dejado ir el tren que me tocaba abordar. Quizá ya no habrán más paradas. Quizá...
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LIV
Es normal sentirse perdido. Es normal sentirse que el mundo no te necesita. Es completamente normal que te encuentres triste y cubierto en llanto, pero no es normal darse por vencido. Llora, todo lo que quieras, pero vuelve a levantarte cuando sea el momento. Levanta la mano y enciende la luz una vez mĂĄs porque no es permitido permancer en oscuridad cuando hay un pequeĂąo rayo de luz sobre tu rostro.
58
LV
Amigo, te doy un consejo. SĂŠ un apasionado, ama sin temor, vive al mĂĄximo, experimenta todo, descarta los pretextos. Hoy puedes ser feliz si ves la vida con otros ojos.
59
LVI
Han pasado ya varias noches desde que te veo pasar por el mismo espejo, con la misma preocupación, cabizbaja, con lágrimas cayendo sobre tu pecho. ¿Qué tienes? ¿A que le temes? Amor, ya estoy acá. He llegado a tu rescate. No llores más. Olvida a todo aquel que te hizo daño porque yo, mi vida, vengo a desaparecer todo rastro de dolor que aún siga en tu corazón. Hoy estoy aquí. Siempre lo estaré. Llorar. Nunca más.
60
LVII
Mientes tan bien y besas con el mismo misterio. Algo escondes y sigo sin saber de que se trata. Dueles tan fuerte y sin embargo, te amo. De esto se trata el amor. De dolor pero tambiĂŠn de pasiĂłn.
61
LVIII
Le confieso que he escuchado todo tipo de melodias, sin embargo, jamás había escuchado una tan perfecta como la que suena cuando sonríe. Ese chasquido que hacen sus mejillas al estirar sus labios, es pequeño instante en el que los pajaros cantan y aparecen sobre mi cabeza. Usted no sabe el daño que me hace cada vez que sonríe y sin embargo lo sigue haciendo. Usted no se imagina, lo mucho que quiero escuchar esa melodia. Podría repetirla todo el día y para mi, seguiría siendo toda una obra de arte.
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LIV
Es normal sentirse perdido. Es normal sentirse que el mundo no te necesita. Es completamente normal que te encuentres triste y cubierto en llanto, pero no es normal darse por vencido. Llora, todo lo que quieras, pero vuelve a levantarte cuando sea el momento. Levanta la mano y enciende la luz una vez mĂĄs porque no es permitido permancer en oscuridad cuando hay un pequeĂąo rayo de luz sobre tu rostro.
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LV
Amigo, te doy un consejo. SĂŠ un apasionado, ama sin temor, vive al mĂĄximo, experimenta todo, descarta los pretextos. Hoy puedes ser feliz si ves la vida con otros ojos.
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LVI
Han pasado ya varias noches desde que te veo pasar por el mismo espejo, con la misma preocupación, cabizbaja, con lágrimas cayendo sobre tu pecho. ¿Qué tienes? ¿A que le temes? Amor, ya estoy acá. He llegado a tu rescate. No llores más. Olvida a todo aquel que te hizo daño porque yo, mi vida, vengo a desaparecer todo rastro de dolor que aún siga en tu corazón. Hoy estoy aquí. Siempre lo estaré. Llorar. Nunca más.
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LVII
Mientes tan bien y besas con el mismo misterio. Algo escondes y sigo sin saber de que se trata. Dueles tan fuerte y sin embargo, te amo. De esto se trata el amor. De dolor pero tambiĂŠn de pasiĂłn.
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LVIII
Le confieso que he escuchado todo tipo de melodias, sin embargo, jamás había escuchado una tan perfecta como la que suena cuando sonríe. Ese chasquido que hacen sus mejillas al estirar sus labios, es pequeño instante en el que los pajaros cantan y aparecen sobre mi cabeza. Usted no sabe el daño que me hace cada vez que sonríe y sin embargo lo sigue haciendo. Usted no se imagina, lo mucho que quiero escuchar esa melodia. Podría repetirla todo el día y para mi, seguiría siendo toda una obra de arte.
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LIX
Permita que le abra la puerta. Permita que le ponga frente a una nueva aventura de la que no se arrepentirá. Permita tomarle de la mano y llevarla conmigo a su nuevo destino. Le encantará, tanto como usted a mi. Quizá ya haya visitado este lugar antes, pero nunca antes se había hospedado donde mi mudada. Lo tendrá todo. Disfrute su permanencia.
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LX
Tienes permitido terminar relaciones tóxicas. Tienes permitido alejarte de personas que te hacen daño. Tienes permitido enojarte, ser egoísta, y no perdonar. No le debes a nadie ninguna explicación por cuidarte a ti mismo.
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LXI
Las personas son más honestas cuando están físicamente cansadas. Esta es la razón por la cual las personas confiesan cosas durante las conversaciones nocturnas.
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LXII
Hasta el momento tu voz es la mĂşsica que me mantiene con vida y me mantiene con el mismo entusiasmo de cuando la escuchĂŠ por primera vez.
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LXIII
Tienes unos ojos tan bonitos que se achinan cada vez que hablas de todo lo que te gusta y unos labios tan bellos que se estiran cada vez que te veo al mismo tiempo que te recuerdo que te amo.
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LXIV
Me gusta sentir el dolor en mis mejillas después de sonreír tanto tiempo. Me gusta sentir el estómago revolverse después de cada beso. Me gusta sentir mi cabeza estremecer después de la adrenalina de cada caricia.
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LXV
La simetrĂa de tu cuerpo siempre serĂĄ mi figura favorita.
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LXVI
Cuando llegas mĂĄs lejos de lo que esperabas pero menos de lo que deseas quiere decir que vas por buen camino y depende de ti si avanzas o te quedas allĂ.
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LXVII
Le dije al cielo que te amaba durante el verano y se tornรณ a color. Te marchaste en invierno y el cielo se hizo gris.
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LXVIII
Todo comenzĂł con una mirada. Esa profunda mirada en la que ahoguĂŠ todas mis inseguridades y puse a andar mis emociones.
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LXIX
Sé fuerte. Todo terminará algún día, el dolor de la vida no es nada si lo comparamos con el dolor de la muerte. Claro que, todo está en tu mente.
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LXX
Me encantarĂa sentir miedo. No del que paraliza sino de la clase de miedo que impulsa, despierta y activa las ganas de seguir adelante.
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LXXI
Que la distancia, la falta de tiempo, los olvidos no son más que excusas. Que un mensaje se manda en un segundo.Que quien no te habla es porque no quiere. Quien no te encuentra es porque no quiere buscarte. Quien no está ahí es porque no quiere estar.
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LXXII
Las cosas espontรกneas son mejores. Como por ejemplo yo tirarte una foto, que me descubras y empezar una linda aventura.
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LXXIII
Pienso en ti cuando despierto; pienso en ti incluso cuando no pienso; pienso en tu recuerdo tan bello; pienso en tus ojos que no encuentro; pienso en ti y solo en ti.
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LXXIV
Mi madre solía decirme que no creyera en todo el mundo. Yo en mi inocencia, decidí confiarle mi corazón a una persona. Me tocó llorar. Mi madre tenía razón y ahora soy yo quien tiene roto el corazón.
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LXXV
Te entrego mi corazón en bandeja de plata. Con él te llevas todo lo que soy. Mi pasado, presente y mi futuro. Mi dolor y mi alegría. Te llevas todo y sin embargo, no pido nada a cambio. Así de grande es el riesgo de amarte.
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LXXVI
Otra vez me quedé viendo a la pantalla de mi celular, esperando a un mensaje que jamás llegaría. Otra vez olvidé que te habías marchado y me habías dejado con el corazón roto, con las manos heladas y los labios callados. Otra vez quisé correr sin tener a donde ir. Otra vez me quedé donde mismo. Helado, bajo la oscuridad, con solo la luz de una pantalla iluminando mi habitación. Mi luz, la que añoraba, no estaba más.
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LXXVII
El aroma del pasto mojado se disfruta mĂĄs estando contigo, recostado sobre las pequeĂąas flores amarillas, con tu brazo alrededor de mi cuerpo y tu cabello cubriendo mi pecho y dando calor a mi corazĂłn y aire a mis pulmones.
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LXXVIII
Y dime…¿Es justo que estés mal por alguien que sonríe por alguien más?
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LXXIX
Sería genial, hermoso, magistral, magnífico, extraordinario, ejemplar, perfecto, superior, espectacular, maravilloso, sublime, inefable, divino, excelente, fantástico, espléndido, admirable, descollante, admirable... poder estar a tu lado.
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LXXX
Y terminé encontrando cobijo donde nunca imaginé, pero corazón, de aquí no quiero moverme más.
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LXXXI
No soltar tu mano y asĂ poder caminar y llegar tan lejos como el horizonte del mar azul.
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LXXXII
Con escudo y espada salí a buscarla. La encontré en paz, como toda una princesa, esperando por mí. ¿Cómo no amarla?
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LXXXIII
Quiero correr lejos, pero no sĂŠ donde esconderme del miedo del recuerdo de tu ausencia.
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LXXXIV
Dejé el dinero en mi casa y llené mis bolsillos de tiempo, esperando que fuese suficiente para una mujer que toda su vida ha estado acostumbrada a los lujos y nunca ha experimentado el amor. Porque cariño, el tiempo es lo más valioso.
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LXXXV
La lluvia cae y sigues sin estar a mi lado. Quisiera morir de la inseguridad y confusiĂłn que siento al no saber que hacer con mi vida. Supongo que harĂŠ lo mismo de siempre, actuar como si todo en mi estuviera perfectamente bien.
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LXXXVI
Fuimos como el yin y el tang, pero lugar de ser el balance entre el bien y el mal, ella era el frĂo mientras yo era lumbre.
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LXXXVII
A veces tienes que renunciar a personas, no porque no te importen, sino porque tĂş no les importas a ellas.
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LXXXVIII
Porque cuando se trata de amor, es difícil encontrar la pieza que termine por encajar en el rompecabezas de este corazón partio’.
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LXXXIX
Y me ausente. DejĂŠ que el recuerdo del pasado me venciera y me marchĂŠ. Tuve que perderme para no encontrarme de nuevo. Para olvidar. Para superar.
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XC
Que estar contigo era como mirar al arcoĂris despuĂŠs de la tormenta. Una experiencia llena de luz y vida, que de pronto todo pasaba a ser de un solo color vivo y de pasiĂłn.
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XCI
Y me quedé huérfano, me convertí en un náufrago y terminé siendo un esclavo. Perdí mi juicio y mi conciencia. Me extravié en el camino. Malgasté mi tiempo y mi devoción. El amor que yo sentí alguna vez por ti dejó de existir. Y yo lo hice con él.
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XCII
Hagamos el amor, hagamos conversaciรณn, hagamos risa, hagamos momentos, hagamos recuerdos, hagamos de todo, pero juntos.
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XCIII
Ella le puso punto y final a nuestra historia mientras yo lo que deseaba era sostenerme de una coma o algĂşn punto y seguido que le diera vida a un amor que se quedĂł en interrogante.
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XCIV
Jamás te di la espalda y eso no puedes negarlo, jamás te traicioné y nunca quise hacerte daño, pasarán los años, seguirás en mi memoria pues tú haz sido el único en llevarme hasta la gloria.
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XCV
Siempre he tenido sed de afecto. Me hubiera gustado al menos una vez en mi vida recibir amor a la saciedad. Hasta el punto de sentir nรกuseas y negarse mรกs. Solo una vez, solo una vez.
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XCVI
Las personas como tĂş y yo no podemos ser amigos. No puedes ser amigo de la persona con la que se suponĂa que iba a pasar el resto de tu vida.
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XCVII
Dime amor para qué quiero beber si puedo alimentarme de tus besos y puedo vivir de tus abrazos. Dime amor para qué quiero fumar si puedo ser adicto a tu respiración y tu aroma.
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XCVIII
Me vestí de corbata, con tirantes y un ramo de rosas en mis manos. Ella se vistió con una sonrisa y un vestido rojo. Más tarde, fui yo quien llevó puestos sus besos sobre mi cuerpo.
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XCIX
¿Cómo dices adiós a quien es fuego y agua en tu vida? ¿Cómo decir adiós a quien te hace fuerte y débil? ¿Cómo olvidar a quien te dejó tantos besos marcados?
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Todo ser humano estรก compuesto de pensamientos, pensamientos que luego se cimentan como sentimientos en la cabeza de cada individuo. Son estos los que nos mantienen a flote. Son la llama de nuestra vida, lo que nos impulsa a intentarlo de nuevo, a no bajar los brazos y apuntar al sol sin miedo a quemarse. A volar y no pisar el suelo de nuevo. Pensamientos como sentimientos existen varios, sin embargo, este libro recopila cientos de ellos para la lectura.