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El poder de la incesante y perseverante oración en los corazones y en la iglesia
corazones y en las iglesias
corazones y en las iglesias
Por Karen Martell
La historia de mi relación con Dios es la historia de mi vida. Mi vida es el resultado directo de las oraciones por mí de las personas que me amaron. Dios las escuchó y les respondió. La oración siempre ha sido la parte más importante de mi peregrinaje. Es por eso que me apasiona dedicar mi vida al ministerio de la oración. Como coordinadora del Ministerio de Oración de la Southeastern California Conference (SECC) y la Pacific Union, mi mayor alegría ha sido ver a Dios obrar en las vidas de las personas por las que yo y otros guerreros de oración oramos.
Mi viaje personal a Cristo es el resultado directo de las fieles oraciones de mi abuela, mi madre y mi tía. A pesar de que crecí en la iglesia, estuve involucrada en la escuela secundaria y en actividades. No tenía planes de convertirme en adventista. No entregué mi vida a Cristo hasta que asistí a
Pacific Union College en la escuela de enfermería. Fue en ese ambiente espiritual positivo que encontré a Jesús.
Durante ese tiempo, mi entonces novio, ahora mi esposo, Lynn asistía a Sacramento State College con una beca de boxeo. Cuando tomé la decisión de seguir a Jesús, él comenzó a estudiar la Biblia. Las oraciones que dieron forma a mi decisión también dieron forma a la suya y fuimos bautizados juntos en la iglesia Sacramento Central.
Juntos, tomamos la decisión no solo de dar nuestras vidas a Cristo, sino también de servirle en el ministerio.
Lynn se transfirió a Pacific Union College para estudiar teología. Hemos servido al Señor juntos desde entonces,
ISTOCK.COM/LUMINOLA
yo como esposa de un pastor y mi esposo en evangelismo y administración de la iglesia en toda la División Norteamericana. Actualmente estamos pastoreando la iglesia de Los Alamitos en la SECC.
Me involucré formalmente en el ministerio de la oración cuando mi esposo era presidente de la Hawaii Conference y el ministerio de oración fue reconocido por la Unión como un ministerio oficial. Cuando regresamos al continente, me pidieron que fuese la líder de oración para SECC, y después para la Pacific Union. He tenido el privilegio de ver a Dios hacer crecer este ministerio en un ministerio mundial a lo largo de los años. Lo que fue un pequeño comienzo se ha convertido en un movimiento mundial. ¿Por qué es tan poderosa la oración? Para responder a esa pregunta, solo puedo compartir lo que Dios ha hecho en mi vida y lo que lo he visto hacer en la vida de otros.
Tengo el privilegio de haberlo visto sanar a los enfermos, componer situaciones desordenadas e imposibles, transformar vidas quebrantadas y crear ministerios para aquellos que quieren servir. Tengo el privilegio de orar con padres cuyos hijos no conocen a Dios o que son pródigos. Hay tantas historias que puedo compartir de ser testigo del poder de la oración. Pienso en la pareja de adolescentes cuyas vidas estaban en crisis —sin hogar, solteras y embarazadas, usando drogas, sin trabajo o sin educación secundaria—. Durante el período de unos pocos meses, hemos visto a Dios obrar en sus vidas. Las relaciones familiares se curaron, dejaron las drogas, consiguieron trabajo y diploma de escuela secundaria, estudiaron la Biblia y finalmente aceptaron a Jesús como su Salvador. Esa preciosa pareja se transformó de la ruptura extrema a la plenitud.
Ministrar a las personas a través de la oración es una de las mayores bendiciones de mi vida. Puedo sentarme en la primera fila y ver a Dios obrar de una manera personal en la vida de tantas personas y en las iglesias.
Es importante ser perseverante en la oración,
insistiendo hasta obtener una respuesta. A veces eso lleva años. He orado durante años con padres que querían más que nada que su hijo conociese al Señor. Incluso cuando parecía que el Señor no estaba respondiendo, continuamos oramos de todos modos. Recientemente, ese hijo dio su vida a Cristo y tomó la decisión de servirle en el ministerio.
Mientras esperamos la respuesta, es importante recordar que Jesús quiere a nuestros hijos aún más que nosotros. Las oraciones ordinarias cosechan respuestas extraordinarias, pero la perseverancia es la clave. Es importante continuar orando por las cargas que Dios pone sobre nuestros corazones, especialmente cuando la respuesta no llega de inmediato.
La oración apasionada y perseverante es igual de necesaria e igualmente transformadora para nuestras iglesias. El equipo de oración de la Pacific Union se reúne fielmente todos los martes por la mañana para orar por nuestra Unión, su liderazgo y los desafíos que enfrentan. Cada conferencia en la Unión también ora por sus líderes y constituyentes de manera regular.
Mi visión es ver el ministerio de oración como el fundamento mismo de cada ministerio en la iglesia. Mi sueño es que cada iglesia sea una iglesia saturada por la oración —una iglesia donde cada miembro sea un miembro que ora, convirtiéndola en una verdadera casa de oración—. Cuando Dios le da a su pueblo una gran tarea, Él espera que su pueblo ore con todo su corazón, alma, mente y fuerza. No podemos hacer el trabajo nosotros mismos. De acuerdo con Zacarías 4:6, es su Espíritu, no nuestro propio poder o fuerza, lo que logrará todo lo que se necesita hacer.
Las iglesias que se han convertido en verdaderas casas de oración mostrarán unidad y mayor fruto en su ministerio. Orarán por el reavivamiento y experimentarán la presencia tangible de Dios en sus congregaciones. Sueño con que nuestros miembros desarrollen un estilo de vida de oración y una relación con Jesús que cambiará nuestra iglesia y nuestro mundo para que Jesús pueda venir. No podemos trabajar con Dios para edificar su reino sin su liderazgo con los líderes, nuestras iglesias y los miembros. Si invocamos al Señor, Él ha prometido responder, salvar a los perdidos, derramar su espíritu entre nosotros y estar atentos a nuestras oraciones. Si no le buscamos, Él no ha prometido nada. El poder de su gracia y su Espíritu para su obra sólo se revelan por medio de una relación con Él a través de la oración.
Como coordinadora del Ministerio de Oración, ayudo a equipar y capacitar a los líderes de oración y congregaciones de cada iglesia para desarrollar una cultura de oración. El Ministerio de Oración también organiza y lidera la provisión de apoyo de oración para el evangelismo, los ministerios de la iglesia, el liderazgo y los eventos. También organizamos eventos especiales como retiros centrados en la oración, desayunos y conferencias. También trabajo con el equipo de Ministerio de Oración de la División Norteamericana para desarrollar materiales para el ministerio de oración. Estoy feliz de trabajar con su iglesia y los equipos de oración para desarrollar estrategias de oración que funcionen. Uno de los eventos recientes en la Pacific Union Conference fue la Conferencia de Oración en Hawaii del 5 al 7 de agosto.
Creo que Dios nos está llamando a cada uno de nosotros a una relación más estrecha con Él y a una extraordinaria vida de oración. Nada es demasiado difícil para Él. Él nos llama a todos a ser intercesores. ¿Serás su compañero de oración? ¡Él es un Dios que escucha y contesta la oración! Nunca dejes de a orar, no importa cuán imposible parezca tu situación.
Mi vida dio un giro radical la noche en que oré las palabras: «Señor, ayúdame a conocerte profundamente, a escuchar tu voz, a ver lo que ves y amar con tu corazón. Hazme dispuesta a estar dispuesta. Dame fe y confianza». Sé que Él hará lo mismo por ti y por tu iglesia, a través de la oración.
Para obtener más información sobre el Ministerio de Oración, puedes enviarme un correo electrónico directamente a karenmartelline@aol. com.
_____________________________ Karen Martell es la coordinadora del ministerio de oración de la Pacific Union Conference.