Monstruos Marinos.

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© 2009 Autoridad Portuaria de Gijón © del texto: los autores © de las fotografías: los autores

Imprime: Eujoa Artes Gráficas ISBN: 978-84-8459-586-1 Depósito legal: ASReservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial sin la debida autorización. Impreso en España.


Puerto de Gij贸n Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad


Proyecto Autoridad Portuaria de Gijón

ENTIDADES Y EMPRESAS COLABORADORAS

coordinación general Armando Rodríguez González Dirección y comisariado José Antonio Pis Millán autores Alberto Álvarez Peña Juan Carlos Arronte Prieto Jesús Alberto Cabal Naves Javier Cristobo Rodríguez Lucía Fandos Rodríguez Jose Heredia León José Antonio Pis Millán Pilar Ríos López Diseño de la exposición y maquetación del libro Estudio Paco Currás Diseñadores Tomás Fano Malvárez Julio Álvarez Argüelles Eva Sandoval González Jorge Redondo Vergara Milka González Pérez InteriorismO Rubén Álvarez Fernández Martín Vega Lorente Producción Cirlandy, S. L. Luis Pandiella (M. El Sucu) José Manuel Camisella Edita Autoridad Portuaria de Gijón

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS Guillermo Álvarez Paz Juan Carlos Arronte Prieto Santiago Barbón Vacas Javier Cristobo Rodríguez Lucía Fandos Rodríguez Inmaculada Frutos Parralejo Maximino García García José Heredia León Inaciu Hevia Llavona José Sors Fernández José Antonio Pis Millán Colección Flor García López Colección Pis-Vigil Fondo Centro de Experimentación Pesquera Le Danois / Ecomarg

OTRAS ILUSTRACIONES Alberto Álvarez Peña Ernesto García del Castillo, “Neto” Gonzalo Gil Madrera Lucía Fandos Rodríguez Javier Cristobo Rodríguez

Acuario de Gijón C. I. El Semáforo de Cabo Peñas (Gozón) Café Trisquel (Gijón) Centro de Experimentación Pesquera (Gijón) Centro Oceanográfico de Gijón (I. E. O.) CEPESMA (Luarca) Diario “El Comercio” (Gijón) Diario “La Nueva España” (Oviedo) Diario “La Voz de Asturias” (Oviedo) Museo Marítimo de Asturias (Luanco) Pescadería Irene (Gijón)

COLABORADORES Maite Alonso Álvarez José Antonio Arce Egüen Guillermo Barroso Díez Javier Canteli Loredo Pablo Díez Galán Jesús Rafael Fernández Mencía, “Cholo” Pino Fernández Rueda Ernesto García del Castillo, “Neto” Gonzalo Gil Madrera Florencio González Blázquez Inaciu Hevia Llavona Lázaro López Jurado Constantino Lorenzo Granda, “Tino” Andrés Loza Alonso José María Peláez Prieto, “Peltó” María Concepción Pérez García Teodoro Ramón Pozo Muñiz Alberto Prada Horche Francisco Javier Puebla Muñiz Manuel Ramón Rodríguez Rodríguez, “Monchu” José Sors Fernández




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l mar Cantábrico fue durante siglos el origen de innumerables historias en las que seres procedentes del fondo marino causaban a la vez inquietud y fascinación entre los marineros y entre una población que mezclaba realidad y ficción en un intento de aventurar los secretos que atesoraba el fondo marino.

En Gijón/Xixón contamos con uno de los ocho centros oceanográficos integrados en el Instituto Español de Oceanografía, dedicado a importantes estudios sobre ecología pelágica y a la investigación sobre la caracterización hidrológica y la circulación oceánica en el Cantábrico.

El origen de muchas de estas historias residía en el desconocimiento que aún hoy tenemos sobre las especies y el hábitat de los fondos marinos. La gran diversidad de especies que habitan el mar, muchas descubiertas casualmente por las tripulaciones pesqueras y totalmente desconocidas en otro tiempo, contribuía a alimentar las innumerables leyendas en torno a los secretos que guardaban el mar y sus profundidades.

A este centro oceanográfico sumaremos un Centro de Estudio del Fondo Marino y el Litoral, que permitirá contar con una infraestructura singular en el ámbito de la ciencia experimental y aplicada en ciencias marinas para la protección del medio y el estudio de los efectos del cambio climático sobre el entorno marino y sobre nuestra costa.

“Monstruos marinos. De la leyenda a la realidad” nos acerca a las viejas historias que eran alimentadas con la aparición, en los principales puertos de Asturias, de especies desconocidas que causaban incertidumbre y respeto ante lo que podía ocultarse mar adentro. El progresivo descubrimiento de especies marinas y la capacidad del ser humano para adentrarse en el fondo marino harían que poco a poco esas historias se fueran desvaneciendo y se convirtieran en viejas leyendas. Simultáneamente, nuestros pescadores y marinos fueron descubriendo la riqueza del fondo marino y la presencia a lo largo de la costa de espacios únicos en el mundo por la alta biodiversidad que acogen. Espacios como el llamado “cañón de Avilés” y el caladero de El Cachucho, que el pasado año obtuvo la declaración de primera área marina protegida de España, constituyen plataformas de una gran biodiversidad, con variedad de nuevas especies descubiertas y otras quizá por descubrir. El presente libro abre sus páginas a las grandes especies marinas que viven en el mar Cantábrico y que habitan espacios marinos de gran valor. Espacios que es necesario conservar. Para ello desde el Gobierno del Principado de Asturias asumimos un pleno compromiso con la conservación de nuestro litoral, fomentando las actividades de conservación e investigación para situar a Asturias como referencia para el conocimiento y el estudio de la evolución de los hábitats marítimos y costeros en el contexto actual de calentamiento global de nuestro planeta. Para ello estamos poniendo en marcha importantes instalaciones y equipamientos de investigación del espacio marino.

En Asturias tenemos también un equipamiento de enorme valor para divulgar el conocimiento de la diversidad de la fauna marina y sensibilizar a toda la población sobre la necesidad de preservar los hábitats oceánicos: el Acuario de Gijón, donde podemos disfrutar de más de cuatro centenares diferentes de especies marinas. A él se sumará próximamente el Museo de los Calamares Gigantes, en el muelle nuevo de Luarca, donde se podrán admirar ejemplares de los grandes cafalópodos preabisales que habitan los cañones submarinos. La investigación nos permite conocer la variedad de nuestro entorno y desterrar miedos como los que originan las leyendas sobre los monstruos marinos. Pese a que el conocimiento de los ecosistemas marinos ha avanzado mucho en las últimas décadas, aún tenemos un conocimiento muy limitado del océano, especialmente de los ecosistemas más profundos. Esta publicación impulsada por el Puerto de Gijón ofrece una guía ilustrada de la fauna singular, real o imaginada, de nuestra costa. Refleja también la variedad de actividades que se desarrollan desde el Puerto de Gijón y que permiten avanzar en la ampliación y modernización de las instalaciones de El Musel, en su adaptación a las nuevas necesidades de Asturias, de nuestra industria y empresas, sin dejar de lado la necesaria preservación de la calidad de las aguas y la biodiversidad de nuestra costa. Felicito a los autores por el esfuerzo realizado para divulgar con acierto y claridad su rico conocimiento sobre la fauna marina de Asturias, y animo a los lectores a seguir investigando y descubriendo los muchos tesoros de nuestra costa, preservada para que todos y todas podamos disfrutarla, de manera respetuosa como el lugar privilegiado donde observar y extraer provechosas enseñanzas, nuevas y sugerentes oportunidades de futuro y bienestar. VICENTE ÁLVAREZ ARECES Presidente del Principado de Asturias



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Eres crest am ocum consi se que taticae ditius, coriptiumur. Les vermaximore int, caequo hosse fac octo conduceri spic te, erce verus li in sus portudace tanderistrum ret obut fore hostabu ssentius bonticae tericie niusse popublica dum nius hordius; imus faudeperedit aut et ficivirtiae incleri caequam. Fenatquiu cultimo etiena, cam patiquod for apecomn ihili, stertienius; niurei se aut in strum ocaet L. At igil hos, non tuit. Firivesse ma, sili, ne cae cus esta, quam numedemus, que commorur. et vit actabem quem. It pors foraris publius vit fuemust? Lego erem quos addum mum ficaperdies nostant gra conius? Agilibus ia des elus etraestil vilis, ad a vidistr aescre iam no. Iciemordi teritat iondes vivasdam abussil inatum des Mulic re crum actu mihintrae permilintid consupi onfecerorid audemus silis res addum tu interfinat. Bis, omnerri ssenatquos egiliis quodieni ture, erest C. Latimus consitum dellego ca re nihilic onius; intistod consulum pulicividem is non tu senatqu astrum egeris caet, estri praesimus, dies omnit, nost vem, nistanum cum tuus, Ti. Fectala busqueret occhuita comnihil teat, ut fuem is cam des An di, que cul ut C. Decerisse rei perfectus, nortena tistem hen tam fuit. Poenatuus, facchui urnihiliam, nimihili publii includam, essentem quius ne essoludessed Catilicae hore te, partatiam co elii perios, qui porarib ussicae deatus firiampl. Ducia derei intertus num tem hocchui popter pra, senim isque iam ego it, fecemur beffres omnihinatum habi faccit. Ad nondiemum eginteris. Mul hicaet; nostem poptis; etiocupio, quit cae il vis aute nicitanum nesignatu iam acripient vivatqua vic vitis? Hem prorunc rede ficiverra quo hin speredeliqui et inampra efachilin sus? Uciam ponsunt? Fui pl. Locat gravocc ibunte tris con sereis; incem oc vitia? Opionda ciaecomnor ina, utum aperitalabem praelude consili, que firtiqu istortemore etraed dum obsediis; hordier ninatam et peri pra peri-

bescrum que niamdiem Palem silibus. Cientis. Hilnequ eristride que fue publin te ari se conocto C. Ri fit. Vivist quos il hos pubitrum audelicaes sessidi tienatus eremquid conemnit vignon Ita etie portes por quont? Moris, untem patia? An host adhuide ffrem. Ditumus, publicideo, andiis. Habis, que estilii publis bonsupi cericip sendius consusperi coenati llegil vilis forum iam iaederive, nem plicapertus facident, nirta populin demorsu licena pri, cultorum opublicatrae tus locus pubis, omnimunum possultus, cut ina cortus hae ina, nonst vilint finequa resi consulto hebatilne concepere nonduc re maiore, Catimus ompestra tam re iliquo estella riverus, nis. Opora rentidi entiam ad curo porae opublin sernunu nihicid ineque faciistis. Valium fachilius hebunum ommo vis averunum pondum, quit, que num paris, unuleresse, tatus sed re, orurbentem forumus cricess esicermil con sent. Ehebemei cotis sedo, publius sedet; non demque ego iam perum tem, C. An nostiss intiorum, fac ventis, ublin tra vide obse ductudet verfec inatum tem, nos il conest furnintravo, tem imilneme culabem nora? Otea molto con terioricta, facivermis, num ta acepses cuppliaet is locta esimus, moendum et, nocatus verfit. Ad publice effrentem ta, tes, Cuperis aure, condes? Ortuamdis non virmill atiame con is? Emquemum int. Mulis clerdiemus, veris. Ir qua ia ini simil hore, Cupimurbis comnimpos con sendac faci conermiliam, que cae autem in vo, que pl. Mortius upplis cio in vidit, orum ipses sulium rem. Natusquium te, nostidi inesciv itilia Sati, nos cum hos libus et C. Paleremultis et publin tu se consceri tus acesulv idere, pro vit, Catum potius esis, quis, que egeris? in dii simisse mis ors hus num, nos rei se, pon sitam se nes hacepsenius consimoreors orac facchicis hui patusultus vid reisquem is.

PAZ FERNÁNDEZ FELGUEROSO Alcaldesa de Gijón



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a Autoridad Portuaria de Gijón acomete un nueva publicación, en este caso dedicada a las especies más singulares de la fauna marina en Asturias. Las profundidades del Cantábrico aún constituyen en gran parte, una incógnita y los descubrimientos que proporcionan las campañas científicas desde las zonas costeras hasta las fosas abisales no dejan de sorprendernos, acercándonos cada vez más a ese mundo donde el mito y la realidad, no pocas veces se dan la mano. El puerto de Gijón, ha sido y es punto de partida de los barcos oceanográficos hacia las expediciones científicas –la goleta “Idus de Marzo”, los buques “Thalassa”, “Investigador”, “Francisco de Paula”, y “Navarro García del Cid“, entre otros–, y sus aguas, son lugar de paso, varada o última morada para asombrosas formas de vida. El presente trabajo quiere contribuir al conocimiento de este ecosistema –hábitat y especies–, de la mano de un riguroso estudio a cargo de varios expertos, capitaneados por el biólogo, José Antonio Pis Millán.

El recorrido por estas páginas, nos permite adentrarnos en un mundo recóndito, fascinante, casi una aventura, gracias a la descripción de capturas excepcionales, la morfología espectacular de ejemplares fantásticos, las leyendas sobre sirenas y monstruos marinos. La aportación gráfica y las noticias en la prensa sobre nuevas apariciones –muchas exóticas–, nos aclaran aún más en este libro una biodiversidad que despierta nuestro interés por su tamaño, coloración o por sus formas extrañas –consideradas en ocasiones como imposibles–, ayudándonos a diferenciar entre fábula y realidad. Gracias a esta publicación descubriremos también la fauna invasora en aguas de Asturias en sus viajes transoceánicos, los peligros asociados al consumo de algunos organismos marinos o las modernas tecnologías y herramientas puestas a disposición de las campañas científicas en nuestros caladeros.

FERNANDO MENÉNDEZ REXACH Presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón



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Puerto de Gijón . Monstruos Marinos. de la leyeNda a la realidad

Introducción

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José Antonio Pis Millán

Los monstruos del mar

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Alberto Álvarez Peña

Gigantes abisales del Cantábrico

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Lucía Fandos Rodríguez

Peces marinos singulares de Asturias

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Juan Carlos Arronte Prieto, José Heredia León

Tortugas, los acorazados del mar

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José Antonio Pis Millán

Leviatanes y otros mamíferos marinos

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José Antonio Pis Millán

Fauna marina invasora en aguas de Asturias

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Jesús Alberto Cabal Naves, Juan Carlos Arronte Prieto

Peligros asociados al consumo de especies singulares

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José Heredia León

La investigación de nuevas especies de la fauna profunda del Cantábrico

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Javier Cristobo Rodríguez, Pilar Ríos López

Epílogo Alberto Álvarez Peña, José Antonio Pis Millán

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Sumario



Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Introducción José Antonio Pis Millán

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a mar, el mar, lugar de innumerables mitos y leyendas, de abismos insondables, frontera temida que pocos se atrevían a atravesar y, tras la cual, todo era desconocido. Hogar de horrendas bestias sanguinarias capaces de hundir cualquier buque y arrastrarlo hasta los tenebrosos fondos; la casa del Leviatán, del Kraken, del Home Marín, de la dulce Sirena que con sus cantos fascinaba a los marinos y les hacia perder la cabeza y… la vida. Todo lo que de él, y de las bestias que albergaba, se decía era misterioso y cualquier suceso se podía malinterpretar y deformar hasta lo irreconocible, tras pasar de boca en boca y acrecentarlo para hacerlo más interesante. A esto se unían las intenciones poco científicas, y altamente lucrativas, de algunos que falsificaban, grotescamente, ejemplares normales de la fauna para engañar a ingenuos crédulos deseosos de ver cosas que cuanto mas raras, extrañas y fantasiosas resultasen, mejor. Fueron necesarios varios siglos de pacientes investigaciones, exploraciones, de técnicas cada vez más avanzadas, que rompieron poco a poco fronteras otrora inabordables para poder vislumbrar la realidad de los auténticos

pobladores del mar, de las numerosas criaturas que alberga, muchas veces extrañas, raras, de proporciones gigantescas y con sentidos diferentes a los nuestros; en un mundo donde la vista tiene una funcionalidad limitada ya que la luz apenas puede traspasar unas cuantas decenas de metros; aparecen la ecolocalización, los infrarrojos, las sensibilidades eléctricas y magnéticas; algunos animales se dotan a si mismos de órganos productores de luz, en ocasiones uniéndose a bacterias bioluminiscentes, a las que encierran en pequeñas capsulas, que usan como cebo para atraer a sus presas en un mundo de total oscuridad; oscuridad que rompen, entre otros, multitud de calamares como aquellos que convierten sus cuerpos en verdaderos anuncios de neón con cambiantes colores; todo ello en profundas simas de hasta varios kilómetros, hábitat de los calamares gigantes, los mismos que durante mucho tiempo se dudo de su existencia y que, posteriormente, algunos relacionaron con el kraken; aquellos que libran batallas singulares, a más de mil metros bajo la superficie, con sus depredadores, sus enemigos declarados, unos mamíferos que aguantan buceando más de una hora sin cambiar el aire de sus pulmones y cuyos cuerpos soportan unas presiones inimaginables para el hombre: los cachalotes.

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INTRODUCCIÓN

Cachalotes, animales perseguidos y masacrados por la codicia humana, por su espermaceti, por su ámbar gris, por su aceite, por sus dientes. Similar destino corrió otro cetáceo en otro tiempo frecuente en los meses invernales en Asturias: la ballena franca, durante siglos sustento de tantos pueblos costeros del norte de España. Es esta zona, y Asturias dentro de ella, lugar privilegiado donde observar e investigar gran parte de esta vida, desde los antiguos mitos hasta los animales que les dieron lugar. En esta costa es posible encontrar el calamar gigante de más de diez metros, el cachalote, los peces abisales con órganos bioluminiscentes, las grandes tortugas laúd que vienen del sur, las jóvenes focas que llegan del norte, manadas de cientos de delfines o decenas de calderones, rorcuales que sobrepasan la veintena de metros y peces similares a un sable que sobrepasan los seis. El Puerto de El Musel situado en Gijón, en el centro de Asturias, fue mudo testigo de la aparición de gran número de estas especies singulares: desde focas y tortugas, hasta delfines y calderones, pasando por peces exóticos e incluso un gran rorcual, nadaron en sus aguas. Por su lonja pasaron un sinfín de especies capturadas en el Cantábrico, tan curiosas que dieron lugar a numerosas noticias en la prensa local y regional. Los barcos que, provenientes de lejanos lugares,

atracan en sus muelles pueden transportar involuntariamente extraños polizones, incluso algunos que pueden causar problemas a la flora y fauna local; es la denominada fauna invasora; como la jaiba azul, un pequeño cangrejo muy agresivo que, procedente del otro lado del Atlántico, fue recogido en aguas del puerto hace pocos años, el mismo puerto desde el que, cada cierto tiempo, parten expediciones científicas de buques oceanográficos ya que, a pesar de todo lo dicho anteriormente, no todo está investigado ni es conocido; hace falta explorar más, investigar más. Todos los días se describen especies nuevas, sobre todo en el medio marino, y las aguas asturianas no son una excepción. Se puede decir que tenemos un entorno marino privilegiado, con grandes simas abisales, que llegan a más de 4.500 metros de profundidad, relativamente cerca de la costa; con una plataforma marginal, a modo de montaña submarina, llamada El Cachucho, de la que recientemente ha sido reconocida su singularidad y por ello protegida; una zona que es el hábitat de corales de agua fría y del Architeuthis o calamar gigante entre otros. Desde aquí invitamos al lector a leer, a sentir, a conocer e investigar estas criaturas y su mundo, tan diferente al terrestre y enormemente fascinante.


Cartel editado por el Servicio de Medio Ambiente de la Autoridad Portuaria de Gijón en el año 2006 con algunas de las especies de la fauna marina que han sido citadas en el Cantábrico y que destacan por su singularidad, bien sea por su tamaño, forma o rareza.


Los monstruos del mar Alberto Ă lvarez PeĂąa


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

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l mar, desconocido e inmenso supuso, para el ser humano, un escenario ideal para situar monstruos y prodigios. En algunos casos se trataba de especies poco conocidas que alimentaban la creencia en monstruos marinos, en otros, estos seres míticos no son más que la evolución, ante los nuevos cambios religiosos, de aquellas antiguas divinidades marinas a las que nuestros antepasados rendían culto. Tal es el caso de las sirenas, un buen ejemplo puede rastrearse en la lejana Babilonia donde las deidades marinas se vinculaban al sol y la luna y tenían cuerpo de pez. Así encontramos a Oannes, divinidad solar tocado con una cabeza de pez y un manto de escamas o la diosa lunar Atargartis mitad mujer y mitad pescado. Incluso entre los hindúes se representaba antiguamente a Visnú como un híbrido pisciforme que salva a la humanidad en su primera encarnación. Gil Vicente (siglos XV-XVI) denominaba a las sirenas “fadas marinhas”, y en el siglo XIII Bruneto Latini diferenciaba entre las sirenas grecorromanas, mitad mujer mitad pájaro (Parténope, Leucosia y Ligia) de las sirenas pez, estas últimas para el estudioso Claude Kappler se circunscribían al ámbito céltico, aunque luego se expandieron por toda Europa. La etimología de su nombre se ha puesto en relación con el vocablo púnico Sir (canto) y el semítico Seiren (mujer que fascina con su canto). No en vano se decía que con su voz seducían a los mari-

de les xanes) marchan por los ríos al mar a transformarse en sirenas. En Combu del Coutu, parroquia de Veigal.lagar / Vegalagar (Cangas del Narcea) se dice que las encantadas a los mil años, si nadie las ha desencantado, montan en un cofre cargado de oro y joyas y se van río abajo, al mar, allí se transformarán en sirenas. Pero además también existen abundantes leyendas de sirenas fluviales (casos del Pozu la Rinconca, en Chanu, Cangas del Narcea, Barréu en Tinéu, el río La Pedralba en La Barrera, Illas, o la de Contín en Cornoyo, Allande). neros hasta fascinarlos y hacer que sus naves se estrellasen contra los arrecifes. Este tipo de leyendas también las encontramos en multitud de historias asturianas, así por ejemplo en Sarandías (Bual) se dice: “Dios nos llibre da tormenta e d’oir cantar a Serena”, o el ya clásico cantar: “yendo pola mar abaxu oyí cantar a la Serena, ¡Válame Dios! qué bien canta una cosa tan pequeña…”. En muchas aldeas asturianas se cree que la sirena era una moza que desatendió sus quehaceres por ir a bañarse al mar y recibió una maldición materna: “En pexe te vuelvas”, aunque en otras versiones fue el propio Dios quien echó la maldición: “La Serena de la mar ye una moza gallarda que por una maldición tienla Dios ente l’agua”. Cuestión aparte son los concejos más suroccidentales de Tinéu, Cangas del Narcea o Ibias, donde las encantadas (variante

Sirena tallada en la sillería gótica de la Catedral de Oviedo / Uviéu, apréciese el peine y el espejo distintivos de la seducción femenina, una constante en bestiarios e iconografías medievales (Foto: I. Hevia).

Por otra parte, tanto las sirenas marítimas como las fluviales comparten con xanes y encantos el atributo del peine de oro con el cual gustan de aparecerse, peinándose, atributo que la Iglesia asumió como un símbolo de la lujuria y la seducción. Xanes y encantos tienen su origen en antiguas divinidades indoeuropeas, dadoras de bienes, relacionadas con la fertilidad de la tierra, gentes y ganado, pero que también manifiestan su lado oscuro encantando o desapareciendo para siempre a aquellos que las contrarían y no cumplen sus preceptos. Las sirenas pez tienen un origen similar y no parece que debamos buscarlo en ninguna especie marina poco conocida como en su día pretendió la ciencia del siglo XVIII haciendo comparaciones nada halagüeñas entre las voluptuosas formas de la sirena y el voluminoso cuerpo del manatí o el dugongo, especies, cuya área de distribución es demasiado lejana a la de las sirenas pez europeas. Las sirenas también

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LOS MONSTRUOS DEL MAR

en el siglo XVII se nos cuenta la historia de Liban, hija de Eochaid, que arrastrada por las aguas, pidió ser transformada en salmón, aunque del ombligo para arriba mantuvo su forma de mujer. Nadó por los mares durante 300 años hasta ser recogida en una red en la playa de Ollarbha y fue llevada en un carro de bueyes hasta la iglesia de Beoc, allí se le dio a elegir morir e ir inmediatamente al cielo o permanecer en tierra tanto tiempo como hubiera estado en el mar. Liban escogió morir por lo que fue rápidamente bautizada por San Comgall con el nombre de Murgen “Nacida de la mar” y fue contada entre las santas vírgenes, nuevamente vemos la cristianización de una antigua divinidad pagana y quizás la única santificación de una sirena que se conozca.

aparecen (al igual que las xanas en el linaje asturiano de los Miranda o el Hada Melusina en los Lusignan franceses) como madres nutrientes, por ejemplo del apellido gallego de los Mariño, se decía en el siglo XIV que tenía su origen en el matrimonio del conde Froyaz y una sirena que apareció varada

Hombre marino o tritón tallado en una misericordia en la sillería gótica de la Catedral de Oviedo / Uviéu (Foto: I. Hevia).

y fue bautizada como Mariña. La leche de las sirenas, muy apreciada entre los alquimistas medievales, fue equiparada a la leche de la Virgen, puesto que poseía las mismas virtudes milagrosas y favorecía el crecimiento rápido de los héroes. Además en “Anales del Reino de Irlanda”, obra compilada

Mucho más complejo se presenta el caso del Home Marín u Hombre Marino. Marcelino Fernández comenta en su obra “El Franco y su concejo” (1988): “Se cree en la existencia del Home Marín que se aparece en las playas y al cual se teme, es un anfibio que corre y se revuelca con igual agilidad en la tierra que en el fondo del mar (…)”. Las mismas referencias las encontramos en la “Topografía Médica de Tapia de Casariego” (1923) de Valentín Fernández. Actualmente es un personaje casi desaparecido del folclore y la mitología asturiana, empleado como coco para amedrentar a los críos que se portan mal. Existe una Cova del Home Marín en la Playa As Furadas de Tapia. Los niños para probar su valor


se colocaban frente a la cueva y gritaban: “¡Home Marín sale da cova xa cómeme a mín”, puesto que se creía que allí estaba su morada. No parece especificarse mucho cómo son sus extremidades. Podemos encontrar homónimos entre los tritones mediterráneos (hijos de Poseidón y Anfítrite) y los Daoine Mara de Escocia o los Merrows irlandeses, ambos terribles con su boca llena de dientes verdosos y cabelleras de algas, siempre dispuestos a destrozar lanchas y aparejos, al igual que el Home Marín asturiano, personificación tal vez de la tempestad desatada, al igual que el tritón “El Torrencial” que anuncia la llegada de las tempestades que Poseidón envía, tocando su caracola, pues su sonido produce los truenos. En “El Jardín de las Flores Curiosas” escrito por Torquemada en el siglo XVII, se da otra versión del apellido Mariño, al hacerles descender de la violación de una mujer por un Home Marín. Y según una vieja leyenda del siglo VII la dinastía de los Merovingios tiene un inicio similar. El mito también aparece en el Mediterráneo con un tritón raptando a la joven Amaimome o a Theodolinda para forzarlas. Tema que Alberto Durero grabó magníficamente en Amberes hacia 1520. En estas leyendas se trataba de emparentar a las familias, a los linajes con las antiguas divinidades que con la llegada del cristianismo pasaron a ser hadas, demonios o seres mitológicos. Muchas veces al tratar el tema del Home Marín suele relacionarse con el caso de Francisco de la

Grabado de Alberto Durero (ca 1520) titulado “El Monstruo marino”, en el se representa el rapto de Theodolinda por un hombre marino, misma leyenda que da origen al apellido Mariño.


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LOS MONSTRUOS DEL MAR

Vega Casar, vecino de Liérganes (Cantabria) que en 1673 desapareció en la ría de Bilbao mientras se bañaba, para reaparecer seis años después en Cádiz, atrapado en unas redes y con el cuerpo cubierto de escamas. Se dice que vivió en tierra durante nueve años y que ante la burla y la incomprensión de la gente volvio a sumergirse en el río Miera en dirección al mar. Aunque Fray Benito Jerónimo Feijoó se hace eco de la noticia en 1759 en su obra “Theatro Crítico Universal”, el primero en citarlo fue el Marqués de Valbuena en 1733 y en 1748 el cura párroco de Liérganes redactó el manuscrito titulado “El Hombre Pez de Liérganes”; diciéndonos que fue apodado como “El Sireno”. En una visión bastante alejada de la leyenda, el doctor Sainz Antomil clasificaba a Francisco de la Vega Casar como un enfermo endocrinópata con alguna afección en la piel que hacía parecer que tuviese escamas. Por su parte Braulio Vigón comente en su obra “El Folklore del Mar” (1881) que en Llastres (Colunga) el suceso fue muy comentado y generó no pocas historias. Y aunque en Cádiz esta historia se relacione con el Pexe Nicolás, poco tiene que ver con el “Pesce Colá” o “Pexe Nicolao” de Sicilia que vivió en tiempos del Rey Federico de Nápoles (1496-1501) quizás reminiscencia de “Nicolás Pexe” el buceador que cita a finales del siglo XII Walter Mapes que, llevado a la corte del Rey Guillermo de Sicilia, languideció hasta morir, se dice que por verse alejado del mar que ya se había convertido en su elemento natural. En 1210 Gervasio de Tilbury hablaba de

Pez con vestimentas de obispo visto en Polonia en 1531.

Presunto pez fraile capturado en el mar de Noruega.


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

“Memoria del Arzobispo Santiago” escrita en 1620 por el canónigo Jerónimo del Hoyo con motivo de una visita a La Coruña: “(…) Algunas veces se han visto en la playa pescados de la mesma fegura que hombres y en todo le parescen salvo en las manos y pies que tienen algo torcidos por raçón de andar siempre nadando como las ranas. En las cabezas, pechos y espaldas tienen unas espinas muy negras y delgadas que parescen pelos, dicen los mareantes que son presagios de grandísima pesca y amigos de gente humana y que les dan pan. A estos pescados por parecerse tanto les llaman Hombres Marinos (…)”. Como puede comprobarse, el texto se aleja del mito y habla de una especie marina extraña.

un afamado buceador llamado Nicolás, originario de la costa de Apulia. El personaje real termina desfigurándose y mitificándose y Jovianus Portanus dice en el siglo XV: “Nicolás recibió el nombre de Pez, porque no solamente había abandonado las costumbres de los hombres, sino casi también su rostro; era lívido, escamoso, horrible”. Pero al mito del Home Marín también se suman especies desconocidas según se desprende de la obra

Falsa sirena que remeda las vestimentas pontificiales, en realidad una raya hábilmente manipulada. Museo Marítimo de Asturias - Luanco / Lluanco.

el dibujo representado ligeramente ladeado puede apreciarse que la mitra es el hocico del animal, la cara vagamente humana es la boca mutilada y alterada y los ropajes, manos y pies son las aletas y cola del pez recortados y dispuestos a tal efecto. El dibujante se limitó a cubrir la figura de escamas. Se trata de lo que en el mundo anglosajón se conoce como una “Jenny haniver”, una falsificación generalmente a partir de lijas o rayas desecadas

En 1575, André Paré publica “Des Monstres y Prodiges” haciéndose eco de autores anteriores, por ejemplo nos habla de un pez monstruoso descrito por Rondelet en su “Libro de los Peces” (1554) “vestido con escamas, mitra y ornamentos pontificiales” que fue visto en Polonia en 1531 y fue descrito por Gesnerus, el monstruo fue llevado a presencia del rey “ante el cual hizo ciertas señales para indicar que tenía grandes deseos de volver a la mar, conducido a ella, arrojóse al punto a las olas (…)”. Ni que decir tiene que este último detalle es totalmente ficticio. De este prodigio existe un grabado que induce al investigador Antonio Ribera a pensar en el cadáver de un escualo. A nuestro modo de ver el grabador tuvo oportunidad de copiar del natural una falsificación realizada a partir de una raya, en

Raya en un acuario (Foto: J. A. Pis).

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y cortadas o a las que se les cosen partes de otros animales, fueron tremendamente frecuentes en el siglo XVI y pudieron contemplarse en colecciones francesas, germanas o belgas, haciéndoseles pasar por basiliscos, crías de dragón o en este caso “peces-obispo”. Incluso en Somiedu, en un establecimiento hostelero de La Pola podemos contemplar una raya manipulada exhibida como “ejemplar de aparvadexu” (homónimo del imaginario cordoveyu, bisbardo o gamusino con el que se gastan bromas a los crédulos). Será el mismo Guillaume Rondelet quien nos hable del “pez monje” capturado en el mar de Noruega, nos dice que al momento de ser capturado todos le llamaban “fraile” pues “(…) tenía la cara de un hombre aunque rústica y disforme, la cabeza rasurada y lisa, sobre los hombros como un capuchón de monje y dos largas aletas en lugar de brazos, el extremo del cuerpo se acababa en una larga cola (…)”. Añade Rondelet que “(…) El retrato que le sirvió para hacer el presente le fue dado por Margarita de Valois, reina de Navarra, quien lo tenía de un gentilhombre que llevaba uno semejante para el Emperador Carlos V (…) el monstruo había sido arrojado por la tempestad a la playa de Dieze, cercana a la villa llamada Denelotoch (…)”. El propio Rondelet llegó a ver otro retrato en Roma que no difería del suyo. Por desgracia el dibujo de este pez parece haber sido realizado “de oidas” y sin tener el original a la vista, lo cual le hace alejarse bastante

de la realidad. En 1854 J. Steenstrup se basó en este grabado para elaborar la teoría de que podría tratarse del cadaver de un calamar gigante. A nuestro parecer dicha teoría nace distorsionada al tener poca fiabilidad el grabado, por otra parte en ningún momento se nos habla del tamaño del animal y si nos atenemos a la descripción se parece bastante al pez obispo polaco por lo que podría tratarse de otra raya manipulada.

Cuélebre o dragón, según la mitología asturiana, al hacerse viejos se marchan a la “mar cuajada” (los mares árticos). Imagen tomada en la sillería gótica de la Catedral de Oviedo / Uviéu (Foto: I. Hevia).

La explicación mítica asturiana de las gigantescas serpientes marinas está en el Cuélebre. Este ofidio monstruoso es el macho de la culebra que no puede morir de viejo (en muchas culturas la culebra es inmortal puesto que con cada muda de piel se le veía como un animal renacido, vencedor de la muerte, de ahí que fuese símbolo de inmortalidad para muchas religiones a excepción de la mitología judía donde encarna al demonio y al mal). El Cuélebre


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va haciéndose cada vez más grande hasta que marcha a vivir a los ríos, termina echando alas o aletas como los peces, también puede tener varias cabezas, crin, etc…. Al hacerse muy viejo y con escamas duras y encascaradas se marchará volando al mar, a custodiar los muchos tesoros que se ocultan en

La serpiente marina según la descripción del misionero noruego Hans Egede en 1734.

sus profundidades. En Cangues d’Onís se dice que los marineros arrojaban trozos de carne amarrados a maromas para que las gemas preciosas se incrustasen y así poder izarlas a bordo sin temor a los cuélebres. En la isla A Romanela por enfrente de Vigu (Navia) se decía que vivía uno de estos monstruos.

A veces la aparición en las playas de los restos del conocido como marraxu o pexe momu, Cetorninus maximus, alimentaba la creencia de que se trataba del pellejo de una de estas sierpes marinas. El mito del Cuélebre es el mismo que el del dragón que encontramos en numerosos bestiarios medievales:

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Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


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“Cuando la serpiente alcanza los 30 m. de largo y los 100 años de edad, la llaman dragón, y sigue haciéndose mayor (…) todos los animales de la tierra se aterrorizan y Dios todopoderoso la arroja al mar, también allí aumenta su tamaño le nacen dos aletas como un pez y sus movimientos causan las olas del mar” (“El Nuzhatu” escrito por un funcionario de tributos en Persia en el siglo XIII). Descripciones como esta o similares podemos encontrarlas en otros bestiarios europeos. La explicación pseudocientífica que el autor holandés Oudemans quiso dar a los avistamientos de serpientes marinas resultó casi igual de fantástica, bautizó al animal como Megophias, un mamífero semejante a las morsas o a los leones marinos. En 1900 se ofrecían reconstrucciones dibujadas del animal que semejaban una especie de “plesiosauro peludo” de cuello largo y no menos larga cola, además le atribuía una adaptación a todas las latitudes del globo. Quizás uno de los primeros en hablar de la serpiente de mar como tal, fuese Olaus Magnus, obispo de Upsala (Suecia), en 1555, en su “Historia de las Gentes Septentrionales”, aunque también le atribuye costumbres terrestres, dice que mide doscientos pies y habita las cavernas a orillas del mar Bergense (Noruega) en verano devora terneros y corderos y penetra en dicho mar para engullir pulpos, langostas y diversas especies de cangrejos de mar, después del cuello tiene pelos que cuelgan y escamas agudas de color

Serpiente marina según Olaus Magnus en su obra Historia de Gentibus Septentrionalibus 1555.

negro. También devasta los navíos comiéndose su tripulación. Otra gran bestia marina que excitó la imaginación popular fue la ballena, grande como una isla, la palabra cetáceo, deriva de Cetus, monstruo marino del que se dice: “(…) Cetus vive en el mar, toma la arena y la extiende sobre la espalda, luego se yergue sobre el mar y se queda inmovil, el navegante la ve y cree que es una isla, atraca y prepara su comida, se zambulle al notar el fuego y, si puede, ahogará las gentes y hundirá la nave (…)” (Bestiario de Philippe de Thaün 1121-1152). Lo mismo encontramos en el Bestiario de Guillaume le Clerc (1210) añadiéndose además que exhala un aroma tan placentero que los peces van a parar a su boca. Esta forma de atraer por el hálito también la encontramos en otros seres míticos como Herensugue el dragón vasco o el Cuélebre asturiano que atraía así a los ganados a la boca de su cueva en las inmediaciones de Ponga con Piloña en la Peñe Trescasa. No dejan de ser metáforas moralistas del mal que atrae a los incautos con adulaciones y lisonjas. En origen, en la antigua Grecia la palabra Ketos designaba cualquier tipo de monstruo marino. Según Plinio el Viejo un tal Scaurus de Joppa había llevado a Roma un esqueleto de un Ketos de 12 m. de largo y una columna vertebral con un diámetro de 50 cm. Ovidio equiparaba sus dimensiones a

las de una nave, todo indica que debía de tratarse de una ballena. Con el cristianismo la ballena comenzó a asociarse al Leviathan que en hebreo significa “gran pez” o “serpiente retorcida”, se trata de un monstruo marino que según la mitología fue creado el quinto día del Génesis. El mismo monstruo, la ballena, que según la leyenda se tragó a Jonás.

Ballena según el Bestiario de Oxford (c Siglos XII-XIII). Apréciese en el dibujo el pasaje de cómo el monstruo, con su aliento, atrae a los peces.

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Un calamar gigante ataca un navĂ­o en un grabado del siglo XIX. El legendario Kraken de las leyendas noruegas fue interpretado como un pulpo o calamar de extraordinarias proporciones.

Antiguo grabado en el que se recoge el episodio de San Brandan haciendo fuego y diciendo misa encima del monstruoso pez Iasconius, aquĂ­ representado como una ballena.


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El episodio de la ballena que es confundida con una isla aparece en la leyenda irlandesa de San Brandán “Navigatio Sancti Brendani” donde aparece con el nombre de pez Iasconius. Según el Bestiario de Pierre de Beauvais (1206) el monstruo isla se llama

Lacovie y sobre él, el santo San Maclou, quiso celebrar la misa al igual que San Brandán, el monstruo se sumergió al sentir que hacían fuego sobre él. En el texto escandinavo del siglo XIII “El Espejo de los Reyes” se habla del Hafgufe, un monstruo marino

que emerge semejando un islote y se alimenta una sola vez al año atrayendo a los peces con su aliento suave. En Persia hallamos al Srvara, un dragón, confundido con una isla por el héroe Sahm, que despertó cuando éste se puso a cocinar sobre él en un caldero de cobre, tal vez se trate de una de las alusiones más antiguas del mito de “la isla viviente” que también se encuentra en Japón con el gigantesco pez Namazu o el Natilai en Melanesia, un enorme monstruo isla cuyo nombre también se relaciona con un molusco bivalbo (el pecten). Estamos ante un mito universal que en Europa fue identificado con la ballena, y que encontramos también en “Los Viajes de Simbad el Marino”. Algo semejante ocurría en un primer momento con el escandinavo Kraken que a veces se dejaba ver en la superficie, con dimensiones gigantescas de hasta dos km y rodeado de lo que parecen pequeños islotes, pero que en realidad son parte de sus brazos o tentáculos, su forma es desconocida puesto que la mayor parte del cuerpo permanece sumergida. Según las leyendas el Kraken come durante muchos días seguidos, en los meses siguientes se libra de sus excrementos que emanan un agradable aroma, todos los peces van allí y cuando hay un número bastante grande de ellos, el Kraken, los engulle. Como podemos ver comparte el mismo pasaje con la ballena, pero la descripción de sus varios brazos ha hecho que la bestia fuese identificada con algún tipo de calamar gigante,

Pez de San Pedro, Zeus faber. Se puede apreciar en su costado la típica mancha que dio lugar a la leyenda del que tomó el nombre (Foto: G. Álvarez).


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por supuesto sus exageradas dimensiones no son más que la influencia de la leyenda cosmogónica de las “islas vivientes”. Calamares gigantes que han dejado de ser patrimonio de los mares escandinavos puesto que han sido descubiertos para la ciencia en el caladero de Carrandi frente a las costas de Colunga. Ya para finalizar este recorrido por los monstruos y prodigios marinos, constatar la creencia en L.louciernas (Tinéu) de una antigua leyenda según la cual un pescado semejante a la merluza tiene una perla de nácar en la cabeza con la imagen de la Virgen. Podemos enmarcar esta leyenda dentro de otras hagiográficas como la de San Pedro que precisaba dinero y metió la mano en el agua, y sacó un gran pez en cuya boca encontró la moneda que le faltaba, por eso el llamado pez de San Pedro tiene en sus costados una mancha discoidal más oscura en forma de moneda.

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS LEVIATANES Y OTROS MAMÍFEROS MARINOS

Peces cartilaginosos

Gigantes abisales del Cantábrico Lucía Fandos Rodríguez

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


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“S

obre las peñas del sitio llamado La Providencia y a orillas del mar, fue hallado ayer sin vida un enorme pulpo. Algunas personas que tuvieron ocasión de verle aseguran que se trata de un monstruo. Para darse una idea del tamaño del animalito, baste decir que uno de sus rayos, que fue cortado por un vecino de Somió, mide nada menos que cuatro metros y tiene el grueso de un poste de telégrafos.”

acantilados, flotando a la deriva en el mar o atrapados en sus artes de pesca.

Esta información, publicada en los diarios gijoneses El Noroeste y El Comercio el 25 de agosto de 1901, podemos considerarla como la primera referencia escrita sobre la aparición de un cefalópodo gigante en la costa asturiana. Otras noticias similares, cambiando el nombre del animal (potarro, pulpo, calamar…) y el lugar de su avistamiento, pero manteniendo siempre unas enormes proporciones, continuarían apareciendo en distintos periódicos de la región según avanzaba el siglo XX; solamente en la década de 1950 se recogen media docena de noticias sobre la presencia de cefalópodos de grandes dimensiones en Gijón.

Tampoco fueron motivo de preocupación o miedo para la población asturiana, ni dieron lugar a fantásticos cuentos o leyendas populares, de hecho no existe en nuestra mitología ningún ser que se asemeje a los cefalópodos gigantes que aparecen en nuestra costa que, por otra parte, nada tienen que ver con los seres fabulosos existentes en otras culturas como el mítico Kraken, diabólico pulpo gigante descrito en el Atlántico Norte y frente a las costas de Noruega cuyos enormes tentáculos, “tan gordos y altos como los mástiles de los navíos“, eran capaces de abarcar los cascos de las embarcaciones y hundirlas a las profundidades junto a sus tripulaciones, monstruo cuya popularidad debe mucho a Julio Verne y su novela “Veinte mil leguas de viaje submarino” (1869), fama retomada recientemente al reaparecer en la trilogía cinematográfica de aventuras “Piratas del Caribe” de la productora Disney.

Si bien su aparición causaba curiosidad y expectación en la sociedad de la época por su tamaño fuera de lo común, entendiendo por medida normal sobre un metro de longitud para los pulpos adultos y hasta 75 centímetros para los calamares, su existencia no era desconocida en Asturias, especialmente para la gente de mar más acostumbrada a localizarlos varados en las playas o al pie de los

Y es que los cefalópodos gigantes que aparecen en nuestra costa no podemos considerarlos como animales monstruosos, como los define la noticia periodística de principios de siglo, salvo que este adjetivo se refiera únicamente a su desmesurado tamaño y no a su comportamiento; poniendo un símil, equivaldría a llamar monstruo al elefante dentro de los mamíferos o a la anaconda entre los rep-

tiles sólo porque son grandes en relación al resto de las especies de su grupo, ya que, al margen de sus excepcionales medidas, nuestros gigantes tentaculados marinos presentan unas características morfológicas y fisiológicas similares al resto de los cefalópodos, clase a la que pertenecen. Como su nombre indica (kephalê = cabeza y podos = pies), estos animales tienen los pies en la cabeza perteneciendo dentro de la Sistemática zoológica al tipo Moluscos, el segundo grupo animal más numeroso de la tierra, superando las 100.000 especies conocidas. De las ocho clases en las que se dividen los moluscos, la de los cefalópodos representa la culminación de su proceso evolutivo, al igual que los mamíferos lo son para los vertebrados. Se conocen unas 750 especies en el mundo, todas ellas marinas, que viven desde la zona intermareal hasta los 5.000 m de profundidad, con tamaños que oscilan entre unos pocos centímetros y más de 20 metros de longitud. Basándonos en su tamaño, en las aguas asturianas viven tres especies cuyas excepcionales dimensiones les hacen acreedoras del término “gigante”: los calamares Architeuthis dux y Taningia danae y el pulpo Haliprhon atlanticus, todas ellas cosmopolitas, habitantes del frío y oscuro mundo marino existente entre los 300 y más de 2.000 metros de profundidad donde para sobrevivir han tenido que

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Diferentes versiones del cefalópodo gigante que ataca al Nautilus en la obra de Julio Verne “20.000 leguas de viaje submarino”: a: Del ilustrador E. Ferrán en la edición de 1967 de Editorial Bruguera. b: Grabado de la versión original. c: Del ilustrador José Mª Miralles en la edición de 1998 de Ediciones B.

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El calamar gigante, Architeuthis dux desarrollar una serie de adaptaciones especiales con las que hacer frente a un hábitat para nosotros tan adverso, caracterizado por: • Ausencia de luz. A partir de los 200 metros de profundidad se entra en la zona mesopelágica o crepuscular, la frontera entre la luz y la oscuridad, comienza el mundo marino sin luz. • Altas presiones. Cada diez metros de profundidad la presión hidrostática aumenta una atmósfera, lo que significa que aquellos animales que vivan a 1.000 metros soportarán una presión de 100 atmósferas y estarán sometidos a una fuerza equivalente a 100 kilogramos de peso por cada cm2 de superficie corporal. • Escasez de oxígeno. La concentración de oxígeno disuelto en el agua disminuye en las profundidades, así, por debajo de los 2.000 metros, la cantidad de oxígeno existente viene a ser la mitad que en la superficie. • Bajas temperaturas. La temperatura del mar decrece verticalmente rondando los 5º centígrados a los 1.000 metros de profundidad.

primeros datos fidedignos escritos sobre L osla existencia del calamar gigante en aguas as-

turianas los aportan dos noticias aparecidas en el periódico La Nueva España en julio de 1969:

• El viernes 12, cuenta la crónica que en la playa La Palmera, en Candás, unos muchachos habían cogido un enorme potarro moribundo de 162 Kg que sería transportado en camión hasta Gijón donde se vendería en la plaza a un precio de 2,50 pts el kg. • Una semana más tarde, es en el vecino puerto de Luanco donde se tiene la ocasión de contemplar otro enorme calamar, en este caso de 256 Kg, recogido también agonizante por dos pescadores deportivos cuando se encontraban a una hora del puerto, en las proximidades del Cabo Peñas. Este calamar mantiene en la actualidad el récord de ser el de mayor peso conocido de todos los aparecidos en el Atlántico. Las excelentes fotografías que acompañan ambas noticias no dan lugar a equívoco de que se trataba de dos ejemplares de Architeuthis, confirmando su presencia en nuestras aguas ya que, las distintas referencias de prensa anteriores a este año crean dudas sobre la identidad de las especies aludidas al describirse con ambigüedad, llegando incluso algún cronista a denominar en una misma noticia al ejemplar aparecido con distintos nombres: pulpo, calamar y potarro.

Morfológicamente, el calamar gigante presenta un cuerpo simétrico en el que se distinguen dos partes: el manto o saco muscular, en cuyo interior se encuentran los órganos vitales y una concha alargada (pluma o gladio), y la cabeza de la que sale una corona de diez brazos, dos de ellos de mayor longitud llamados brazos tentaculares o simplemente tentáculos (conocidos por los pescadores de algunos puertos asturianos como rayos o clines). También denominado calamar supremo o megaluria, es el mayor de nuestros moluscos marinos pudiendo alcanzar los 20 m de longitud desde el extremo del manto hasta la punta de los tentáculos; manto y cabeza rara vez superan los 5 m, mientras que sus dos largos tentáculos pueden llegar a medir 15 m, por lo que no es de extrañar la curiosidad y expectación provocada en las poblaciones costeras cuando uno de estos ejemplares era llevado a puerto o aparecía varado en alguna playa o pedrero. En sus brazos tiene ventosas pedunculadas (controlada cada una de ellas por un único nervio) con anillos córneos dentados que pueden llegar a superar los cinco centímetros de diámetro. Son animales depredadores que atrapan a sus presas (peces, crustáceos y otros cefalópodos) con un movimiento rápido de los largos brazos y tentáculos, inmovilizándolas con las ventosas

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La Nueva España

4/07/1969. Pág. 12

La Nueva España

11/07/1969. Pág. 15

Noticias aparecidas en el periódico “La Nueva España” los días 4 y 11 de julio de 1969 sobre la captura de dos ejemplares de Architeuthis en los puertos de Candás y Luanco.


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Architeuthis dux en el puerto de Luanco, julio 1969; cuarenta años después, sigue siendo el de mayor peso de los capturados en el Atlántico: 256 kg. (Foto: Santiago Barbón).


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para luego llevarlas hacia su potente boca, situada en la base de la cabeza, en el centro de la corona de brazos, formada exteriormente por un par de mandíbulas córneas que se asemejan al pico de un loro, de gran dureza y bordes afilados con la que desgarran y cortan a sus víctimas. En el interior de su boca, una masa muscular recubierta por

numerosos dentículos quitinosos actúa a modo de lima o lija, raspando y reduciendo a pequeños fragmentos el alimento antes de su deglución; los pequeños dientes de esta especie de lengua llamada “rádula”, se desgastan con el uso, siendo sustituidos por otros nuevos que se van formando en su interior.

Architeuthis dux en el Centro de Experimentación Pesquera de Gijón, Octubre de 2001 (Foto: G. Álvarez ).

Su hidrodinámico manto, donde destacan unas expansiones cutáneas laterales en su tercio posterior, similares a aletas, está recubierto por una fina piel que se desprende y pierde con facilidad al morir el animal, adoptando una apariencia que ha llevado a los pescadores de algunos puertos asturianos a denominarle peludo o pelusín. Esta piel presenta


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unas células especiales, los cromatóforos, cargados de pigmentos en los que predominan los colores pardos y rojizos que le permiten hacerse invisible en la profundidad. Se mueven a retropropulsión, utilizando la fuerza del agua que lanzan con gran potencia a través de su cuerpo. El agua entra a la cavidad del manto y una vez llena, el animal, mediante una fuerte contracción de sus poderosos músculos, la expulsa con potencia a través de un tubo cónico situado debajo de la cabeza, denominado embudo o sifón, flexible y capaz de ser dirigido en cualquier direc-

Dibujo de Architeuthis dux con sus distintas partes y longitudes máximas.

ción de manera que, dependiendo hacia dónde esté apuntando cuando se contrae la musculatura del manto, la fuerza producida por la propulsión a chorro del agua lanzará al animal en el sentido contrario. Sus ojos, tan perfectos como los de los peces y con similitudes con el ojo humano, son los más grandes del reino animal, llegando su diámetro a alcanzar los 25 centímetros, superando el tamaño de una cabeza humana. El sentido de la vista, más que ningún otro, es el que domina su vida, siendo capaces de captar hasta los últimos fotones de luz

Venta de un Architetuhis dux en la plaza de abastos de Luanco. Septiembre 1999 (Revista Opinión, nº 28 ).

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Architeuthis dux en el Centro de Experimentación Pesquera de Gijón. Este ejemplar de 8,75 m y 137 kg de peso apareció moribundo en las proximidades de Llanes el día 3 de octubre de 2001 (Fotos: José Sors).


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Architeuthis dux en el Museo Mar铆timo de Asturias, Luanco, noviembre 2002 (Foto: L. Fandos).

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que llegan a las profundidades en que habita y la bioluminiscencia generada por los seres que le rodean en el abismo marino. Una capa de tejido cartilaginoso, a modo de cráneo, recubre y encierra su cerebro, el más grande de todos los invertebrados. Otro récord anatómico es que presenta el axón (tallo de las neuronas) más largo y grueso del reino animal, capaz de conducir con gran rapidez los impulsos nerviosos, permitiendo al animal reaccionar a gran velocidad ante una emergencia. Para hacernos una idea de su desmesurado grosor sirva decir que, mientras el diámetro de las fibras nerviosas humanas varía entre una micra y 0,02 milímetros, el espesor del axón del calamar gigante alcanza 1 milímetro de diámetro, tamaño que ha llevado a su utilización en numerosos experimentos y estudios en neurobiología aportando importantes datos sobre la fisiología del sistema nervioso y la reparación de los nervios dañados. Un cerebro tan enorme es necesario para poder procesar toda la información y ejercer el control de su avanzado sistema nervioso: coordinar la locomoción, ordenando al músculo del manto que se contraiga de atrás hacia delante para expeler el agua por el embudo; la alimentación, sincronizando los distintos brazos y las decenas de ventosas cada una de ellas individualmente enervada; los miles de cromatóforos de su piel que se abren

o cierran como poros permitiéndole cambiar de color... Asociados con el cerebro, y dentro de la cápsula cartilaginosa, existen dos complejos órganos responsables del sentido del equilibrio, los estatocistos, en cuyo interior se forman unos pequeños cuerpos calcáreos llamados estatolitos que, al igual que los anillos del tronco de un árbol, presentan círculos de crecimiento que permiten determinar la edad del animal y establecer su índice de crecimiento. De los datos obtenidos en los estudios realizados con los estatolitos de los últimos calamares recogidos, se estima que la expectativa de vida de los machos está en torno a un año en el que alcanzan una longitud que no suele superar los 10 metros y 150 kg de peso. Estos valores aumentan para las hembras que llegan a duplicar o triplicar su edad y alcanzar unas medidas entre los 15 - 20 metros, con un peso que puede superar los 275 kg, datos que sitúan al Architeuthis como el animal marino con mayor tasa de crecimiento conocida. Una peculiaridad de su metabolismo es que para obtener energía quema proteínas (sería como si los humanos para vivir tuviéramos que consumir nuestros músculos) dando como producto cloruro de amonio que acumula en sus tejidos; éste, al ser más ligero que el agua, ayuda al animal a mantenerse en suspensión en las profundidades. Precisamente esta presencia de amonio es la que hace que su carne

sea amarga e incomestible por lo que, cuando eran encontrados o capturados en el mar por los pescadores, los desechaban y abandonaban dado su nulo interés comercial. No obstante, se tiene conocimiento de algunos ejemplares que tras haber sido recogidos por lugareños, muertos o moribundos en la costa, fueron vendidos en alguna plaza y pescadería asturiana, no tardando las incautas compradoras en acudir a quejarse de la mala calidad y el desagradable sabor de los trozos adquiridos. La sangre que fluye por su sistema circulatorio es azulada a causa de una proteína, la hemocianina (cian = azul), cuya función es equivalente a la hemoglobina en nuestra sangre, transportar el oxígeno a las células, pero con la diferencia de que en su centro activo en lugar de hierro tiene cobre que al contacto con el oxígeno se vuelve de color azul. En las condiciones en las que viven los cefalópodos de las grandes profundidades, sometidos a altas presiones y bajas temperaturas, el transporte del oxígeno por la hemocianina les supone una ventaja al ser ésta más eficiente que la hemoglobina. Su principal depredador, capaz de sumergirse en su busca a una profundidad superior a los mil metros, es el cachalote como así lo atestiguan los abundantes restos de calamares encontrados en su aparato digestivo o las cicatrices sobre su piel, marcas de las dentadas ventosas del calamar durante su defensa en los feroces enfrentamientos.


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Récords anatómicos y fisiológicos de Architeuthis dux - Es el mayor de nuestros moluscos marinos alcanzando los 20 m. de longitud. - Es el animal con mayor tasa de crecimiento conocida. - Su cerebro es el más grande de todos los invertebrados. - Presenta el axón (tallo de la neurona) más largo y grueso del reino animal. - Sus ojos son los más grandes del reino animal llegando su diámetro a alcanzar los 25 cm., superando el tamaño de una cabeza humana.

Ilustración: Gonzalo Gil.

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Para protegerse de los duros e indigestos picos y anillos córneos ingeridos, los cachalotes producen en su intestino una secreción protectora con la que los envuelve evitando su efecto dañino. Esta sustancia, conocida como ámbar gris, es posteriormente expulsada junto con las heces quedando flotando en la superficie del mar en forma de bloques, que pueden llegar a pesar 500 kg, en cuyo interior se encuentran los irritantes restos de su presa preferida.

ejemplares, aunque el número real en estos cuarenta años es mayor no habiendo quedado constancia escrita de aquellos calamares que tras ser capturados o avistados por los pescadores han sido despreciados y devueltos al mar por su escaso valor comercial. Esta frecuente aparición en la costa asturiana ha hecho que nuestras aguas sean consideradas como uno de los lugares del planeta donde existe una mayor probabilidad para su localización. Varios de estos ejemplares se encuentran en la actualidad expuestos en distintos Centros: Aula del Mar del CEPESMA en Luarca, Museo Acuario del Centro de Experimentación Pesquera de Gijón, Facultad de Biología de la Universidad de Oviedo, Museo del Mar de Biarritz, Museo de Historia Natural del Smithsonian, en Washington DC...

El ámbar gris tiene un olor fuerte y desagradable cuando es expulsado, volviéndose suave y dulce tras su endurecimiento al contacto con el agua y el aire. Ha sido considerado a lo largo de la historia como el mejor fijador de perfumes al evitar que sus aceites volátiles se evaporen demasiado rápido, aumentando así la persistencia de los aromas, llegando por ello a alcanzar precios muy elevados; actualmente su comercio está prohibido siendo reemplazado por productos sintéticos más económicos. No es infrecuente observar trozos de ámbar gris flotando o varados a lo largo del litoral asturiano, habiendo sido utilizados tradicionalmente por los pescadores para untar las agujas y así suavizar su entrada al remendar las redes y coser las velas, o para engrasar los troncos de las rampas de los varaderos facilitando el “soborde” de las embarcaciones. Desde 1969, que se capturaron cuatro ejemplares, hasta 2009, se tienen datos de la aparición de

Tres hechos destacan en la aparición de los calamares gigantes en la costa asturiana:

casi medio centenar de Architeuthis enganchados en las redes de arrastre, flotando en el mar o varados en playas y acantilados, destacando el período 2001 - 2003 en el que se encontraron diecisiete

Cartel referente a la exposición, en el Museo del Mar de Biarritz, de un calamar gigante procedente de aguas asturianas.

• Todos se encontraron muertos o agonizantes. Tengamos en cuenta que para ellos la superficie del mar es un hábitat adverso donde la luz solar ciega sus ojos, la alta temperatura disminuye la función oxigenadora de su sangre azul causándoles la asfixia, su cuerpo queda sometido a una fuerte descompresión… • La mayor parte de los capturados en los artes de arrastre lo fueron entre los caladeros denominados Pozo la Baca, Cuesta de Carrandi y Los Po-


Puerto de Gij贸n. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Caladeros: 1. Las Tiberas / 2. Sierra de Oviedo / 3. El Corbiro / 4. Las Fanguinas / 5. Agudo de Fuera / 6. Aguado de Tierra / 7. La Estrella / 8. Pozo la Baca / 9. Cuesta Carrandi / 10. Los Pozos / 11. Playa de Lastres

Mapa con la ubicaci贸n de los distintos varamientos y capturas de Architeuthis dux en el per铆odo1969-2009 (elaboraci贸n propia).

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GIGANTES ABISALES DEL CANTÁBRICO

El pulpo gigante gelatinoso, Haliprhon atlanticus a las grandes dimensiones del calamar F rente gigante, los 4 metros de longitud y los 75 ki-

los de peso que puede alcanzar el “pulpo gigante gelatinoso” parecen insignificantes, sin embargo está considerado por algunos científicos como el pulpo más grande del mundo. Su cuerpo es poco consistente y gelatinoso; manto y cabeza parecen fusionarse dando en conjunto una apariencia de masa amorfa en la que destacan sus dos grandes ojos cuyo diámetro llega al 40% de la longitud del manto. Sus largos brazos, que alcanzan los dos tercios de su longitud total, aparecen unidos entre sí por una membrana, adaptación que le permite nadar con lentos movimientos medusoides, modalidad de desplazamiento que alterna, en función de las circunstancias, con el uso del rápido y potente chorro del sifón.

zos, próximos entre sí y caracterizados porque su área incluye parte del talud continental, zona donde los barcos faenan hasta profundidades de cuatrocientas brazas, invadiendo el hábitat del calamar gigante.

Se cree que los adultos son bentónicos, viviendo en los fondos marinos a partir de los 300 metros de profundidad, siendo cada más frecuente su apari-

• La mayoría de los varamientos tuvieron lugar entre la costa de Lastres y la cara oriental del Cabo Peñas, ejemplares posiblemente procedentes de la zona del talud de los caladeros antes citados, que llegarían a este tramo de costa arrastrados por el oleaje, las mareas y los vientos del NE.

Ventosas pedunculadas con anillos córneos del calamar gigante (Foto: José Sors).

Ventosas sésiles de pulpo gigante gelatinoso (Foto: www.tonmo.com/science/haliphron/haliphron.php).

ción en el interior de las redes de arrastre a causa del progresivo aumento de su calado. Los machos tienen un brazo especializado para la función reproductora (hectocótilo), enrollado en una especie de bolsa existente bajo el ojo derecho, pasando desapercibido a simple vista dando la apariencia de que el animal solo tiene siete brazos, motivo por el que también se le ha denominado “pulpo de siete brazos”. Cuando alcanza la madurez sexual, este brazo conteniendo los espermatozoides, se desprende e introduce en la hembra; una vez fertilizados los huevos, ésta se encargará de su cuidado protegiéndolos en la base de un brazo, cerca de la boca, hasta su eclosión. En nuestras aguas, el primer y de momento único ejemplar capturado, fue recogido en el 2004 en las redes del arrastrero avilesino Valdés Vega cuando faenaba a unas 400 brazas de profundidad en la playa de pesca La Estrella, conservándose en el Museo Marítimo de Asturias, en Luanco.


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Calamar rojo o pota saltadora, Ommastrephes bartrami. Museo Marítimo de Asturias, Luanco (Foto: G. Álvarez).

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GIGANTES ABISALES DEL CANTÁBRICO

Relación de calamares gigantes Architeutis dux aparecidos en la costa asturiana 1969-2009 FECHA

Julio 1969

LUGAR

SEXO

LONGITUD (m)

Candás

Julio 1969 Este del Cabo Peñas

> 12

PESO (Kg)

OBSERVACIONES

162 Vendido en la plaza de Gijón 256 El de mayor peso capturado en el Atlántico

1969

Caladero Las Tiberas Dos tentáculos de 6 m

Sep. 1969

Puerto de Figueras

7,90

120

Marzo 1971

Caladero de Carrandi

80

Febrero 1972

Puerto de El Musel

Nov. 1979

Figueras

140

1980 Vertical de Cudillero 1981 Vendido lonja Avilés

Tentáculo

10

Dic. 1981

Playa de Luarca

Sep. 1982

Cabo Peñas

150

1983

Caladero Las Tiberas

150

1984

Caladero Sierra de Oviedo

Tentáculo en estómago de tiburón

Abril 1984

3 millas de Tazones

Julio 1990

1 milla de Tazones

5

120

Sep. 1991

1 milla de Ribadesella

50

1992

Playa de Xagó Restos de manto y cabeza enredados en volanta

1992

Puerto de El Musel

Sep. 1995

Caladero Los Pozos

Febrero 1996

Perlora

Abril 1999

Caladero de Carrandi

3-4

Sin tentáculos

5 160 Sin brazos ni tentáculos Tentáculo de 5 m

Sep. 1999 Lastres

40 Vendido en plaza de abastos de Luanco

Nov.1999

Caladero Los Pozos

107

Dic. 1999

Caladero Los Pozos

147

6,10

Sin tentáculos. Aula del Mar del Cepesma

Abril 2000

Tentáculo de 2 m en estómago de marrajo

2000

Subastado en la Cofradía de Avilés

6

Enero 2001

Caladero Agudo de Tierra

Mayo 2001

Caladero Lastres

9

Julio 2001

Oeste de Carrandi

7,10

9,67

106

92 Aula del Mar del Cepesma >90 61 Aula del Mar del Cepesma

Sep. 2001

Playa de Rodiles (Villaviciosa)

7

69

Sin tentáculos. Aula del Mar del Cepesma

Sep. 2001

Playa Torimbia (Llanes)

11

104

Museo del Mar de Biarritz

Sep. 2001

Caladero El Corbiro

73,5

137

Oct .2001 Llanes

8,75

Museo Acuario del C. E. P. Gijón


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

FECHA

LUGAR

SEXO

LONGITUD (m)

PESO (Kg)

OBSERVACIONES

Marzo 2002 El Gayo (Luanco)

Sep. 2002

Caladero Pozo La Baca

6

50

Oct. 2002

Caladero El Agudo

87

Nov. 2002

Bañugues (Gozón)

9

80

Sep. 2003

Playa La Griega (Colunga)

12

140 Aula del Mar del Cepesma

Sep. 2003

Frente a Tazones Avistamiento

Sep. .2003

Playa La Isla (Colunga)

Sep. 2003

Punta del Aguión (Gozón)

Oct. 2003

Caladero Los Pozos-Carrandi

Oct. 2003

Playa La Griega (Colunga)

70

Julio 2005

Caladero Pozo La Baca

140

10 10 12

70 Primer macho capturado. Aula del Mar del Cepesma

85 60 67,50

Relación de calamares Taningia danae aparecidos en la costa asturiana 2000-2009 FECHA

LUGAR

SEXO

LONGITUD (m)

Agosto 2000 Oct. 2001

Caladeros Carrandi-Los Pozos

1,75

63,5 Aula del Mar del Cepesma

Caladeros Carrandi-Los Pozos

2,25

124,5 El más grande del mundo. Aula del Mar del Cepesma

Oct. 2001

Caladero Las Fanguinas

87

Dic. 2001

Caladeros Carrandi-Los Pozos

30

1,19

Agos. 2002 Abril 2003 Antromero (Gozón) Dic. 2003 Elaboración propia

Caladero El Agudo

2,17

PESO (Kg)

90 20 104

OBSERVACIONES

Primer macho capturado en Europa. Aula del Mar del Cepesma

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GIGANTES ABISALES DEL CANTÁBRICO

Voluntad

a

13/03/1955

La Voz de Avilés

b

2/06/1987 Pág. 11

c

Algunas imágenes de potas capturadas en la costa asturiana: a: Gijón, 25 kg (Diario “Voluntad”, 13 de marzo de 1955). b: Candás, 11 kg (diario “La Voz de Avilés”, 2 de junio de 1987). c: Luanco, 19,3 kg (1967, colección Flor García López).


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

El pulpo pota, Taningia danae

Otros cefalópodos de gran tamaño en Asturias

espectacular en cuanto a su tamaño que M enos el Architeuthis, existe en las aguas asturianas

las dimensiones de los anteriores S inperoalcanzar con un tamaño importante que llama la

una segunda especie de gran calamar, el Taningia danae, que alcanza una longitud superior a los dos metros y un peso de más de cien kilos. Tiene una tasa de crecimiento inferior pero en cambio su vida es más longeva. Una peculiaridad de este calamar es que, durante el estado juvenil, pierde sus dos tentáculos quedando solo con los ocho brazos; esto, unido a su ancha forma, ha dado lugar a que se le llame comúnmente “pulpo pota”. Otro rasgo específico del Taningia es que en sus brazos, en lugar de ventosas, tiene dos filas de garfios que utiliza para capturar a sus presas y como arma de defensa; la presencia de estos garfios ha determinado otra de sus denominaciones, “calamar gato”.

Pero su principal característica es la existencia en el extremo de dos de sus brazos del mayor órgano luminiscente de la naturaleza, un gran fotóforo del tamaño de una pelota de ping-pong capaz de producir luz amarilla, con un pliegue cutáneo que, cuando quiere ocultarse o enviar señales, utiliza a modo de párpado para interrumpir la emisión luminosa. El ejemplar más grande del mundo fue capturado en aguas asturianas en octubre de 2000 por los arrastreros gallegos Elena María y Bautista Pino entre los caladeros Cuesta de Carrandi y Los Pozos, se trataba de una hembra inmadura cuya longitud alcanzó los 2,25 metros, dando en la báscula un peso de 124,5 kg.

BIBLIOGRAFÍA

atención de quien los captura u observa, viven en las aguas marinas asturianas otras tres especies de grandes cefalópodos cuya aparición no es infrecuente: La pota saltadora o calamar rojo (Ommastrephes bartrami) que puede alcanzar los dos metros de longitud, el calamar diamante (Thysanoteuthis rhombus) que también llega a los dos metros y la pota común o calamar volador (Ommastrephes sagittatus) cuyos mayores ejemplares, conocidos por los pescadores asturianos como potarros, superan el metro y medio de longitud.

BARRIUSO FERNÁNDEZ, E. 1986. El léxico de la fauna marina en los puertos pesqueros de Asturias Central. Instituto de Estudios Asturianos. Oviedo.

Es más que probable que no sean los únicos gigantes tentaculados de nuestras aguas. La exploración de los fondos abisales, entre ellos los del mar Cantábrico, ha avanzado considerablemente en los últimos años descubriéndose constantemente nuevas especies y no cabe duda que el futuro nos depara grandes sorpresas en forma de seres hoy inimaginables.

HEUVELMANS, B. 1976. Tras la estela de los monstruos marinos. Ed. Círculo Amigos de la Historia S.A., Editores. Madrid

FANDOS RODRÍGUEZ, L. 2006. “La costa y el mar de Asturias” en Asturias y la Mar. Ed. Prensa Asturiana. GUERRA, A; GONZÁLEZ, A.F.; ROCHA, F.; GRACIA, J. y LARIA, L. 2005. Enigmas de la Ciencia: El Calamar Gigante. GUERRA, A; GONZÁLEZ, A.F.; ROCHA, F.; GRACIA, J. y LARIA, L. (eds.). 313 pp.

ROPER, C. F. & BOSS, K. J. 1982. The giant squid. Scientific American, 246(4): 82-89.

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS LEVIATANES Y OTROS MAMÍFEROS MARINOS

Peces cartilaginosos

Peces marinos singulares de Asturias Juan Carlos Arronte Prieto José Heredia León

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

T

Peces de las profundidades odas las personas tienen una idea acerca del mundo que les rodea y de los animales que lo habitan pero en muchas ocasiones se sienten desconcertadas cuando se les comenta la existencia de determinadas especies que su imaginación coloca en lejanos mares tropicales caso de los tiburones o los delfines, o cuando se les dice que relativamente cerca de la costa hay montañas submarinas o fosas abisales con miles de metros de profundidad y habitantes extraños. Además veremos, en el apartado de los visitantes exóticos, y con unos pocos ejemplos seleccionados, cómo la fauna del mar Cantábrico está recibiendo la llegada de individuos de otras latitudes.

Ejemplar de Ceratias holboelli expuesto en el MuseoAcuario del Centro de Experimentación Pesquera de Gijón (Foto: G. Álvarez).

que viven a profundidades maL osyoresanimales de 2.000 m, en lo que se conoce cómo

zona abisal, han tenido que desarrollar sistemas adaptados al entorno para poder sobrevivir en oscuridad total, con presiones de mas de 200 kg/cm2 y dónde la fuente de energía primaria es la lluvia de materia orgánica procedente de las aguas menos profundas, incluyendo cadáveres de animales marinos. Así, la mayoría de los peces abisales son pequeños y poseen cuerpos blandos y huesos pequeños, debido en parte a la ausencia de calcio, necesario para la formación de espinas, y de vitamina D, necesaria para unos huesos consistentes.

Además, tienden a tener bocas grandes, dientes largos y estómagos expandibles ya que deben ingerir la comida y tragarla, incluso si es más grande que ellos, pues no se sabe cuánto puede tardar en llegar la próxima comida. Entre estos animales nos encontramos con Ceratias holboelli, especie cuya primera espina de la aleta dorsal se ha transformado en un filamento que queda situado justo por delante de la boca, y en cuyo extremo hay un órgano que alberga microorganismos productores de luz y que le sirve de cebo para sus posibles víctimas. Presenta un marcado dimorfismo sexual, con hembras de gran tamaño (hasta 1,2 m de longitud) y machos enanos (hasta 10 veces menores). Mientras que el macho es juvenil, vive libre, pero cuando se vuelve adulto se fija a la hembra por su parte ventral y se quedan unida a ella durante el

Himantolophus mauli. Museo Marítimo de Asturias, Luanco (Foto: J. Heredia).

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

resto de su vida. Se alimenta de la sangre de ésta, la mayor parte de sus órganos internos se degeneran y su única función es producir esperma cuando es necesario. Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece a la familia denominada en inglés como “peces balones de fútbol” debido a la forma más o menos esférica de su cuerpo. Al igual que en el caso de Ceratias holboelli, muestra un marcado dimorfismo sexual, las hembras pueden alcanzar una talla de 60 cm y presentan una forma globosa, mientras que los machos tienen una forma fusiforme y no exceden de los 4 cm de tamaño. Asimismo, también posee un filamento luminoso que utilizan para atraer a sus presas. El único ejemplar de H. mauli capturado hasta la fecha en el Gofo de Vizcaya tuvo lugar en Asturias en el año 2003. El pez víbora, Chauliodus sloani, tiene unas grandes mandíbulas con enormes dientes. Posee órganos bioluminiscentes en distintas zonas del cuerpo y ha transformado la primera aleta dorsal en un filamento que produce luz para atraer a sus presas. Es capaz de ingerir presas grandes, en relación a su tamaño corporal, debido a la capacidad de movimientos que tienen sus mandíbulas y dientes. Alcanza una talla máxima de 35 cm. Realiza migraciones verticales de tal manera que, durante el día vive en profundidades entre los 600 y los 3.000 m, pero

Detalle de la cabeza de Himantolophus mauli (Foto: J. Heredia).

Pez víbora, Chauliodus sloani (Foto: J. Heredia).

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS

durante la noche puede subir casi hasta la superficie donde la comida es más abundante. El pez rata, Coelorhynchus coelorhynchus, se caracteriza por presentar una cabeza y una cola alargadas y además ésta última terminada en punta. El cuerpo está cubierto por escamas pequeñas y duras, faltando éstas alrededor del ano. Puede llegar a medir hasta 40 cm y vive cerca del fondo desde los 140 a los 900 m, aunque habitualmente por debajo de los 200 m. A pesar de su aspecto el sabor de su carne es muy agradable. El granadero, Nezumia sclerorhynchus, habita a lo largo del talud y sobre los fondos abisales, localizándose entre los 150 y los 3.200 m, aunque es más abundante entre los 450 y los 730 m. Presenta un morro corto en el que destaca una nariz pequeña y redondeada y una cola alargada. En vivo, el color del cuerpo es violáceo, excepto en la parte dorsal que es más azulado. Alcanza una talla máxima de 36 cm. Con cuerpo oscuro y alargado, cabeza grande y boca alargada en forma de “pico de pato”, Alepocephalus bairdii y Alepocephalus rostratus habitan sobre fondos lodosos y arenosos en profundidades que van desde los 400 hasta los 2.100 m. Son gregarios y forman grupos. A. bairdii puede alcanzar una talla de 100 cm y una edad de 38 años mientras que A. rostratus puede llegar a medir 50 cm.

Alepocephalus rostratus (Foto: J. Heredia).


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Peces cartilaginosos

P tiburones, las rayas y las quimeras son peces resentes en todos los ecosistemas marinos, los

con mandíbulas y esqueleto constituido enteramente por cartílago, no por hueso cómo la mayor parte de los peces. Además, su piel carece de escamas. Algunas especies poseen un esqueleto calcificado, pero nunca osificado.

que algunas especies se encuentren entre los vertebrados de mayor tamaño sino por el temor que producen por el mero hecho de nombrarlos. Esta fascinación y miedo parten de la película “Tiburón” de Steven Spielberg, que dio una imagen de

Dentro de este grupo nos encontramos con Chimaera monstrosa, especie que habitualmente se pesca entre los 300-500 m, aunque puede encontrase hasta los 1.000 m. Su extraño aspecto: una gran cabeza protuberante, una boca parecida a la de un conejo y una larga cola que recuerda a la de una rata, les ha valido el nombre vulgar de Quimera, nombre que toman del monstruo de la mitología griega y cuyo cuerpo estaba formado por partes de diversos animales. Puede alcanzar hasta 150 cm de tamaño, de los cuales la mayor parte corresponden a la cola. Para su defensa, poseen una espina situada en la aleta dorsal que les permite inyectar veneno. Se reproduce poniendo huevos envueltos en una fina y larga cápsula. Otra especie cartilaginosa de aguas profundas y parecida a la Quimera es Hydrolagus mirabilis. En Asturias solo se han capturado hasta la fecha ejemplares en el Área Marina Protegida de El Cachucho. También se reproducen mediante huevos envueltos en una cápsula. Sin duda alguna, los peces cartilaginosos más conocidos son los tiburones. Ello es así no sólo por

Quimera, Chimaera monstrosa (Foto: J. Heredia).

estos animales como de cazadores de hombres y máquinas asesinas. Esto generó un mito con respecto a la agresividad de los tiburones y el peligro que representan para el ser humano. Aunque una pequeña parte es cierta, no es tan exagerada cómo

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS

Hydrolagus mirabilis (Foto: J. Heredia).


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

se muestra en las películas y libros de acción. De las 440 especies que existen, alrededor del 80% de ellos son totalmente inofensivos, aunque claro, un tiburón blanco adulto no es cómo para jugar con él. ¿A quien puede dejar indiferente un tiburón que puede llegar a alcanzar los 10 metros de longitud y pesar hasta 4 toneladas? Esta tarjeta de presentación no va ligada ni mucho menos a un gran depredador sino más bien a un inofensivo devorador de plancton como es el tiburón peregrino, Cetorhinus maximus. Este animal pelágico es el segundo pez más grande del mundo después del tiburón ballena. Se alimenta de forma pasiva en o cerca de la superficie con la aleta dorsal fuera del agua. Para ello nada lentamente, con la boca abierta hasta hacerla redonda, filtrando el agua a través de unas inmensas branquias a razón de unas 2.000 toneladas/hora, para alimentarse de las partículas microscópicas que componen el plancton marino, pudiendo acumular hasta 500 kg de comida en su estómago. Es una especie solitaria que aparece con relativa frecuencia en nuestra costa. En julio de 2005, en plena temporada de verano unos bañistas dieron la voz de alarma al avistar un gran tiburón merodeando la Playa de Poniente. Tal fue la sensación de inseguridad que sembró aquella negra silueta recorriendo la zona, que se cerró la playa al baño y

Diversas fotografías de un Tiburón peregrino, Cetorhinus maximus, localizado dentro de las instalaciones portuarias de El Musel (Gijón) el día 2 de octubre de 1997 (Fotos: Archivo C.E.P.).

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS

El Comercio

25/11/1992. Pág. 32

a

Noticia publicada en el diario “El Comercio” del día 25 de noviembre de 1992 acerca del Tiburón peregrino, Cetorhinus maximus, que apareció muerto en la playa de San Lorenzo de Gijón el día anterior.

El Comercio

13/07/2005. Portada


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Peces cartilaginosos El Comercio

15/07/2005. Portada

La aparición de un tiburón merodeando en las cercanías de la playa de Poniente en Gijón obligó a cerrarla, ya que se desconocía de que especie se trataba y podía ser peligrosa. Posteriormente se vio que en realidad era un inofensivo Tiburón peregrino, Cetorhinus maximus, que acabo dos días después en las redes de un pesquero. En las imágenes portadas de el diario “El Comercio” del los días 13 y 15 de julio de 2005.

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS

se destinó una patrullera de la Guardia Civil para controlar la situación. Unos días más tarde, una lancha con base en el puerto de Gijón al ir a recoger el arte de pesca, se encontró al escualo atrapado, que fue llevado a la rampa de la antigua rula causando un buen revuelo entre los transeúntes. Aquel tiburón, con una longitud de 3,70 m y un peso de 275 kg fue sin duda uno de los protagonistas de aquel verano. Y es que es en esa época del año cuando los peregrinos se acercan mucho a la costa y aparecen atrapados, esporádicamente y de forma accidental en algún arte de pesca. Cuando los ejemplares no son excesivamente grandes, su exposición en el mostrador de una pescadería no defrauda a nadie. En el año 2005, se capturó a la altura de Gijón una hembra de 620 kg de peso y 4,10 m de longitud de cañabota gris, Hexanchus griseus. Al realizarle la necropsia resultó tener en su interior nada menos que 87 fetos ya formados, alguno de los cuales ya había devorado a alguno de sus hermanos en el interior del útero, hecho que es normal en este tipo de especies donde se practica la embriofagia, o lo que es lo mismo, el canibalismo intrauterino. Es una especie propia de aguas profundas que desciende hasta los 2.000 m de profundidad y rara vez aparece por encima de los 100 m. Puede alcanzar un tamaño de 5 m y pesar más de 700 kg. Los únicos daños causados al hombre han sido tras provocarlo previamente.

Cañabota gris, Hexanchus griseus, sujeto por los hermanos Cholo y Álvaro Fernández Mencía delante de su establecimiento (Pescados Cholo en Gijón) donde fue exhibido en el año 2007 (Foto: J. Heredia).


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Más frecuente en nuestras aguas es la tintorera, Prionace glauca, conocida en Asturias con el nombre de “Canía”. Se trata de un tiburón presente en casi todos los mares del mundo con gran vitalidad y que puede alcanzar una longitud de 4 m y un peso de 200 kg. Destaca sobre todo el tinte azul intenso que luce en el dorso y que da origen a su nombre vulgar. Es un animal de gran voracidad que se alimenta principalmente de peces que forman bancos como sardinas, arenques o caballas, aunque no duda en comer calamares e incluso aves marinas. Son más activos al atardecer y por la noche, nadan lentamente en parejas o grupos pequeños por la superficie, donde es visible el ápice de las aletas dorsales y de la caudal. Dada la longitud de su nariz, su mandíbula se ha adaptado para poder morder sin

problemas. La parte superior de ésta es capaz de proyectarse hacia adelante de tal modo que, para morder, no necesita alzar la cabeza. Es una especie potencialmente peligrosa para el hombre. El marrajo, Isurus oxyrinchus, es también peligroso ya que ataca tanto a seres humanos como a embarcaciones, incluso sin mediar provocación alguna; puede llegar a medir casi cuatro metros y pesar más de 650 kg. Viven en mar abierto aunque en ocasiones se acercan a la costa. Es muy rápido, citándose velocidades superiores a los 95 km/h, y se alimenta de otros peces entre los que se incluyen túnidos y peces espada, así como de cefalópodos y pequeños cetáceos. En las hembras gestantes, las crías más desarrolladas se comen los huevos fe-

cundados con los que comparte el útero, esta actividad de canibalismo intrauterino se conoce cómo ovofagia. Lo más llamativo del pez zorro, Alopias vulpinus, es el lóbulo superior de la cola, muy alargado y arqueado. Ya sea en solitario o ayudado por varios compañeros, rodea a los bancos de pescado mientras golpea la superficie del agua con la cola, a modo de látigo, aturdiendo a sus víctimas y facilitándole así su captura. Este peculiar método de pesca se debe al pequeño tamaño de su mandíbula. Puede alcanzar los 6 m de longitud y pesar unos 500 kg. Al igual que el marrajo es una especie ovófaga. Se considera prácticamente inofensiva para el ser humano.

Tintorera, Prionace glauca (Foto: J. Heredia).

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS

Marrajo, Isurus oxyrinchus (Foto: J. Heredia).

Tibur贸n anguila, Chlamidoselachus anguineus (Foto: J. Heredia).


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El tiburón anguila, Chlamidoselachus anguineus, es un auténtico fósil viviente, muy diferente a otros tiburones y de aparición muy ocasional en Asturias. Su nombre se debe a que su aspecto recuerda al de una anguila marina, pero las seis hendiduras branquiales le delatan. Llama poderosamente la atención la silueta alargada de su cuerpo y su portentosa dentadura, en la que los afilados dientes de tres puntas se disponen hacia atrás, dificultando que las presas puedan escapársele. Realmente se conoce muy poco sobre sus hábitos ya que es una especie extraña y difícil de ver. Vive entre los 100 y los 1.500 m, donde nada lentamente y, como la mayoría de los tiburones, es de costumbres solitarias. Puede alcanzar los 2 m de largo y no es peligroso para el hombre. Aunque los dos siguientes peces no son cartilaginosos sino óseos, están íntimamente ligados a los grandes tiburones y a las mantas. El primero de ellos es el pez piloto, Naucrates ductor, una especie singular en nuestras aguas como también singular es su comportamiento: navega en la zona de proa de las embarcaciones, de ahí el nombre de “piloto”, acompañándolas durante largos recorridos, pero se ha hecho famoso por que también viaja junto a grandes tiburones y mantas, al parecer para alimentarse de restos de comida y de sus parásitos. Mantiene con los tiburones una relación que se podría calificar de prácticamente simbiótica: es muy raro que un tiburón se coma un pez piloto y

Detalle de la dentadura del Tiburón anguila, Chlamidoselachus anguineus (Foto: J. Heredia).


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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS

no es raro ver a peces piloto limpiar los restos de comida de sus dientes. De color gris azulado con 5 a 7 bandas oscuras, su carne es apreciada. Alcanza una longitud de 65 cm. La segunda especie es la rémora, Remora remora, muy rara en nuestras aguas. Su aleta dorsal está modificada de tal manera que se ha transformado en una ventosa con la que vive adherida a tiburones, grandes rayas y, en menor medida, a cetáceos. Se comporta como un pez limpiador, desparasitando a sus anfitriones de crustáceos y moluscos,

Pez piloto, Naucrates ductor (Foto: J. Heredia).

tanto exteriormente como en sus branquias y cavidad bucal. Periódicamente se suelta para capturar pequeños peces que completen su dieta. Es tal la fuerza de la ventosa y el ansia de fijación que sienten, aun siendo buenos nadadores, que en algunas partes del mundo se atan por la cola y se usan para capturar las tortugas a las se pegan. Frente a la rula del puerto de El Musel (Gijón) se pescó a caña un ejemplar; en el momento de la picada se veía una gran mancha oscura en el agua; la mancha correspondería a el escualo al que acompañaba.

Rémora, Remora remora, capturada por Domingo Asueta en El Musel. Noticia publicada en “El Comercio” el día 27 de octubre de 1996.

El Comercio

27/10/1996. Pág. 32


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.

Detalle de la ventosa que posee la Rémora, Remora remora, sobre su cabeza con el fin de sujetarse a otros animales (Foto: J. Heredia).

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS

Montañas submarinas ocurre en tierra firme, en el fondo A ldeligualmarquetambién existen montañas de más de

1.000 m de altura, colinas y cordilleras. La montaña submarina más alta del planeta mide 9.755 m; nace a una profundidad de 5.550 m y sobrepasa 4.205 m la superficie del agua. Son zonas muy ricas en biodiversidad. En Asturias, tenemos la montaña de El Cachucho, con una altura de 4.500 metros. Asociadas a éstos hábitats nos encontramos con Hoplostethus atlanticus y Hoplostethus medite-

Emperador naranja, Hoplostethus atlanticus (Foto: J. Heredia).

rraneus. Se distinguen fácilmente por la coloración: cuerpo rojo-anaranjado en H. atlanticus y gris-azulado en el cuerpo con las aletas rojizas en H. mediterraneus. Éstos animales, que viven en profundidades de hasta 1.200 m, crecen muy despacio y son de las especies más longevas que se conocen. Alcanzan la madurez sexual a partir de los 25 años de edad pudiendo llegar a vivir más de 100 años. En éste tipo de hábitat nos encontramos también con Neocyttus helgae, un pez de aspecto romboidal, comprimido lateralmente y en el cual

el segundo radio de la aleta dorsal y el primero de la aleta anal se han transformado en radios más gruesos y largos que el resto, que le dan su aspecto característico. Es una especie que no suele pasar de los 30 cm de longitud y en la que destacan sus grandes ojos. Viven entre los 800 y los 1.200 m de profundidad.


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Hoplostethus mediterraneus (Foto: J. Heredia).

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Neocyttus helgae (Foto: J. Heredia).


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Especies tropicales cierto tiempo los medios de comunicación C ada nos sorprenden con la noticia de la aparición

de algún ejemplar que no es propio de esta zona y que ha sido capturado por un barco de pesca o ha sido visto en determinada playa, puerto o pedrero. Generalmente son especies de origen tropical y subtropical y las causas de estas visitas inespera-

das pueden ser variadas y no siempre se le puede dar una explicación plausible. Una de éstas especies es Zenopsis conchifer. Su nombre procede del griego Zeus, dios supremo en la mitología de la antigua Grecia. De la misma familia que el Pez de San Pedro, se diferencia de

éste por su color plateado. Desde 1965 ha experimentado un progresivo aumento de su área de distribución. En ese año se capturó por primera vez en el sur de Portugal y desde esa fecha se han ido pescando ejemplares cada vez más hacía el norte. En la actualidad se encuentra ya en las costas escocesas.

Zenopsis conchifer (Foto: J. Heredia).

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Con un morro alargado y una cola larga y afilada, Halosaurus ovenii es un pez con una talla máxima de 60 cm y de un color rosado-plateado. Las escamas son muy visibles debido a la concentración de pigmentos en sus márgenes. Podemos encontrarlo formando grupos en profundidades que van entre los 400 y los 1.700 m. Magnisudis atlantica es una especie de afinidad tropical y subtropical que alcanza una talla máxima de 50 cm. Vive en profundidades que van desde los 200 a los 1.000 m. y, aunque los adultos se acercan a la costa, prefiere vivir en los océanos o en mar abierto.

Otra visitante de carácter tropical que se ha encontrado en las aguas del Principado de Asturias es el tarpón, Megalops atlanticus. En 2003 se registra la captura de dos ejemplares de ésta especie nunca citada antes en aguas del Mar Cantábrico. Puede alcanzar un tamaño de 2,5 m, un peso de 160 kg y tiene una vida media de 55 años. Habita en aguas costeras y soporta bajos grados de salinidad, de hecho se mueve mucho por las desembocaduras de los ríos, lagunas, estuarios y hasta remonta los cursos de agua dulce durante muchos kilómetros. Puede vivir en aguas muy pobres en oxígeno debido a que es capaz de captarlo directamente del aire atmosférico sacando su cabeza fuera del agua. Se encuentra en el

Halosaurus ovenii (Foto: J. Heredia).

Atlántico Occidental (desde EEUU hasta Brasil), en el Caribe, el Golfo de México y desde Senegal hasta Angola. En el año 2006 se capturaron 2 ejemplares de Ijimaia loppei una especie de aguas profundas que se caracteriza por que a pesar de ser un verdadero pez óseo, su esqueleto tiene abundante cartílago, aunque no está relacionado con los tiburones y las rayas. La cabeza presenta una gran nariz bulbosa, de ahí que se les conozca como “peces de nariz gelatinosa”. Su cuerpo es alargado y termina en una cola estirada y puntiaguda. Puede alcanzar los 2 m de longitud y vive entre los 300 y los 700 m de profundidad.


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Magnisudis atlantica (Foto: J. Heredia).

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Pez de nariz gelatinosa, Ijimaia loppei (Foto: J. Heredia).

Tamboril, Lagocephalus lagocephalus (Foto: J. Heredia).


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También se han pescado en aguas asturianas ejemplares de Grammicolepis brachiusculus, pez que posee un cuerpo aplastado lateralmente, una boca muy pequeña y unos grandes ojos. Vive entre los 400 y los 1.000 m y puede alcanzar una longitud de 64 cm. El rape rosa, Chaunax pictus, está emparentado con el pixín (Lophius sp.), pero se distingue de éstos por el color rosado-rojizo del cuerpo y por que presenta manchas doradas en la cabeza y en el cuerpo. La talla máxima registrada es de 40 cm y no tiene escamas. La captura de individuos de ésta especie en las costas asturianas es un hecho excepcional. De vez en cuando aparecen por nuestras costas algún ejemplar de la familia de los tetraodóntidos,

nombre que les viene de los cuatro fuertes dientes que portan sus mandíbulas, y se caracterizan por ser peces con una serie de rasgos poco comunes. Se les conoce por peces globo ya que ante una sospecha de peligro son capaces de hinchar su parte ventral tomando, según las especies, gran cantidad de aire o agua; en algunos el cuerpo tiene espinas en la piel que se erizan al hincharse y que les ayudan a su defensa; por otra parte son peces que pueden llegar a causar envenenamientos debido a las toxinas (tetraodotoxinas) que se encuentran en algunas de sus vísceras. Son malos nadadores y se les puede encontrar desde unos pocos hasta 500 metros de profundidad. En estos últimos años se han encontrado en Asturias dos especies pertenecientes a esta familia: Lagocephalus lagocephalus y Sphoeroides

pachygaster. El primero puede llegar a medir 60 cm y pesar algo más de tres kilos y es una especie que vive en aguas tropicales y subtropicales en mar abierto, aunque puede penetrar en las desembocaduras de ríos. Por su parte el Sphoeroides es algo más pequeño (hasta 40 cm) y vive tanto en aguas tropicales como cálidas.

Grammicolepis brachiusculus (Foto: J. Heredia).

Rape rosa, Chaunax pictus (Foto: J. Heredia).

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Detalle de la cabeza del pez de nariz gelatinosa, Ijimaia loppei (Foto: J. Heredia).


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Capturas excepcionales apartado engloba especies que se han capE steturado de forma excepcional ya sea por que

no se encuentran dentro de su área de distribución habitual, ya sea por que viven en hábitats de difícil acceso para las artes de pesca o por que el tamaño de sus poblaciones es muy reducido. Dentro de éste grupo se encuentra Diretmichthys parini ya que hasta la fecha solo se ha registrado la captura de un ejemplar en el Gofo de Vizcaya y ésta tuvo lugar en aguas del Principado de As-

Anguila agachadiza, Nemichthys scolopaceus (Foto: J. Heredia).

turias. Es una especie de aguas profundas que puede encontrarse hasta los 2.000 m y que se caracteriza por tener unos ojos grandes con un diámetro que es alrededor de la mitad de la longitud de la cabeza. La talla máxima registrada es de 40 cm. La anguila agachadiza, Nemichthys scolopaceus, llama la atención no solo por su forma alargada y el tamaño de su cuerpo (puede alcanzar una longitud de 1,3 m) sino también porque sus largas mandíbulas no encajan ya que se encuentran curvadas hacia el exterior. Entonces, ¿cómo

se alimenta? La clave está en el diseño de sus pequeños dientes. Éstos se encuentran a lo largo de ambas mandíbulas, orientados hacía el interior de la boca y con forma de anzuelo. Se alimenta mientras nada con la boca abierta y cuando la antena de un crustáceo se queda enganchada, el diseño de los dientes y el flujo del agua hacen que la presa se dirija hacia el interior. Vive a media agua, habitualmente por debajo de los 400 m de profundidad, aunque se han capturado ejemplares en torno a los 3.500 m.

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Diretmichthys parini. (Foto: J. Heredia).



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Extraños vecinos numerosos animales que a pesar de ser haH aybituales de las aguas cantábricas, llaman la

forma redondeada) y que puede alcanzar los 1.400 kg de peso y 3 m de longitud. El cuerpo carece de escamas y está recubierto por una piel áspera y coriácea. La boca es pequeña, con los dientes unidos para formar una especie de “pico de loro”. Se deja arrastrar por las corrientes y rara vez usa sus largas y delgadas aletas dorsal o anal para la propulsión. Se puede confundir con un tiburón, dada su costumbre de nadar asomando su aleta dorsal. Bastante confiado e inofensivo, deja que se acerquen embarcaciones y buceadores. Se cree que viven más de 100 años. Debe evitarse su consumo ya que su carne puede resultar tóxica.

atención, bien por su tamaño, bien por su forma o por su coloración o simplemente por alguna característica que les hace ser curiosidades vivientes. Peces que son nuestros vecinos marinos pero que aún así no dejan de sorprendernos.

De vez en cuando nos visita algún ejemplar de pez luna, Mola mola, especie de morfología singular (también se le llama en Asturias “rueda” por su El Comercio

4/05/1988. Pág. 19

De todos los visitantes extraños destaca por su belleza el pez luna real, Lampris guttatus. Puede confundirse con el pez luna por su forma ovalada, pero se distingue de éste por el color rojo intenso de las aletas, los visos azulados y verdosos del vientre mientras que los costados están salpicados de manchas claras. Destacan también sus grandes ojos rodeados por un color amarillo oro. Puede alcanzar los 2 m de longitud y los 250 kg de peso. Su carne recuerda en el aspecto a la del salmón, siendo muy estimada. Se citó por primera vez en Asturias en 1989 y desde entonces el pez remo, Trachipterus arcticus, ha ido apareciendo cada vez con mayor frecuencia llegando a capturarse por decenas al arrastre e incluso a fusil submarino en el puerto de Tazones.

Debido a su increíble aspecto y tamaño, la captura de ejemplares de luna real, Lampris guttatus, suele ser motivo de noticias en los diferentes medios de comunicación como es el caso aquí presentado. Noticia aparecida en “El Comercio” el día 4 de mayo de 1988.

Pez remo, Trachipterus arcticus, capturado por Fernando Luis Figaredo mientras realizaba pesca submarina a pulmón libre en las cercanías de Tazones en el año 2007 (Foto: J. Heredia).

Llamativo ejemplar de luna real, Lampris guttatus mostrado en una pescadería de Avilés (Foto: J. Heredia).


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Es un pez que se caracteriza por tener el cuerpo de aspecto alargado y muy plano y que puede alcanzar un tamaño de 3 metros. No presenta escamas y tiene el cuerpo de color plateado con varios puntos oscuros en su parte superior y tanto la aleta dorsal como la caudal son de un llamativo color rojo. Con una forma corporal parecida a la de T. arcticus nos encontramos a el rey de los arenques, Regalecus glesne, un pez que es difícil de ver por su rareza y que casi siempre que ha aparecido fueron ejemplares solitarios varados en alguna playa o pedrero. Sorprende su longitud que puede llegar a superar los 8 metros. Presenta una coloración plateada y numerosas bandas azules y la aleta dorsal es roja o rosada, de gran tamaño, naciendo justo sobre los ojos y alcanzando la cola. La primera docena

Marlín blanco, Tetrapturus albidus, subastado en la lonja de Avilés (Foto: J. Heredia).

Pez espada, Xiphias gladius, expuesto en la Pescadería Irene de Gijón (Foto: M. García).

de espinas de ésta aleta está alargada, formando una vistosa cresta rojiza. También destacan los dos fuertes radios que conforman sus aletas pélvicas. Carece de escamas y suele vivir en mar abierto entre los 300 y 1.000 m de profundidad. El marlín, Tetrapturus albidus, y el pez espada, Xiphias gladius, son dos navegantes solitarios confundidos a primera vista por su pico largo aunque pertenecen a diferentes familias. En el caso del marlín, el pico es redondo y relativamente corto en relación al tamaño total del cuerpo mientras que en el pez espada es plano, ancho y que puede representar hasta un tercio de la longitud total del cuerpo. En ambas especies el pico se forma por una prolongación de los huesos nasales de la man-


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Cherna, Polyprion americanus (Foto: J. Heredia).

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díbula superior. Les sirve para tanto para atacar cómo para defenderse. Son muy codiciados por los pescadores deportivos. El pez espada puede alcanzar una longitud de 4,3 m y un peso de 530 Kg, mientras que el marlín alcanza un peso máximo de 630 Kg y una longitud de 3 m. Realizan grandes migraciones relacionadas con la temperatura del mar (preferentemente entre 18 y 24 ºC) y en el caso del marlín, los ejemplares localizados en nuestras aguas lo han sido durante los meses más cálidos, cuando la temperatura del agua supera los 20 ºC.

Recorre miles de kilómetros y realiza grandes migraciones relacionadas con la alimentación y la reproducción. El atún rojo, Thunnus thynnus, es un túnido de cuerpo robusto que se captura de manera puntual y que puede alcanzar una talla de 4,5 m y un peso de 550 kg, aunque la longitud media de los ejemplares capturados se sitúa en torno a los 2 m. Pelágico, puede alcanzar los 100 m de profundidad. Es un nadador muy activo y veloz. La mayor parte de los ejemplares forman bancos en la superficie, a veces junto a otras especies de túnidos.

Corvina, Argyrosomus regius (Foto: J. Heredia).

Muy apreciados por la pesca deportiva, meros y corvinas son peces de carne excelente y que pueden alcanzar un gran tamaño; los primeros se encuentran en fondos rocosos mientras que los otros prefieren los arenosos aunque también van, en busca de alimento, a zonas de roca. El verdadero mero, Epinephelus marginatus, es escaso en el Cantábrico, siendo el propio de estas aguas la cherna, Polyprion americanus, más conocida como mero o meru; es un animal con una mandíbula prominente, de cuerpo alto y macizo que puede llegar a


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Lumpo, Cyclopterus lumpus (Foto: J. Heredia)

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los 2 metros y los 100 kilos de peso; los inmaduros tienden a agruparse en la zona pelágica y son frecuentes bajo objetos flotantes mientras que de adultos se hacen solitarios y prefieren vivir en la cercanía de los fondos. Si bien aún no muy conocida por muchos pescadores y consumidores, la corvina, Argyrosomus regius, es cada vez más frecuente en nuestras aguas. Son individuos erráticos y muy voraces que persiguen bancos de pequeños peces cercanos a las costas. El tamaño máximo conocido es de 2,3 m de longitud y peso superior a los 100 kilos. Es una especie que soporta un amplio rango de salinidad, gracias a lo cual los jóvenes penetran en los ríos y en zonas salobres. Antiguamente la cabeza era ofrecida a los dignatarios de los puertos como regalo.

El pez hacha, Argyropelecus hemigymnus, es una especie de pequeño tamaño, no alcanza los 4 cm de longitud, y se localiza habitualmente entre los 250 y 700 m de profundidad aunque se han pescado ejemplares a 2.400 m. Los ejemplares adultos realizan migraciones verticales hacia la superfice durante el atardecer para alimentarse. Los machos son ligeramente más pequeños que las hembras. El cuerpo es de color plateado brillante y presenta fotofóros (órganos productores de luz) distribuidos a lo largo de zona ventral del cuerpo y en la zona de los ojos.

Más por su aspecto que recuerda a los animales prehistóricos, con varias líneas longitudinales de tubérculos óseos y con los radios de la primera aleta dorsal cubiertos por una gruesa capa de piel a modo de pequeños conos, el lumpo, Cyclopterus lumpus, es conocido por sus huevas, que se comercializan como sucedáneo del caviar. Es un animal que puede llegar a medir unos 60 cm y cuyas hembras pueden llevar en su interior hasta 300.000 huevos. Vive cerca de la orilla y se reproduce en zonas rocosas. Los machos defienden la puesta en las charcas incluso con el cuerpo fuera del agua durante la bajamar.

Trompetero, Macrorhamphosus scolopax (Foto: J. Heredia).

El trompetero, Macrorhamphosus scolopax, es un pez de coloración rojiza que recibe su nombre vulgar de su característica más notable, que es la de disponer de una boca en extremo alargada, en forma de tubo con una abertura bucal pequeña. Se alimenta de diminutos animales que aspira utilizando su boca. Presenta una aleta dorsal en la que el primer radio se ha transformado en una fuerte espina dentada. Alcanza una longitud máxima de 20 cm.


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Joven ejemplar de pez espada, Xiphias gladius (Foto: J. Heredia).

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Ortea, J. A. & De la Hoz, M. M. 1979. Peces marinos de Asturias. Ayalga Ediciones, Gijón. 230 + III pp.

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS LEVIATANES Y OTROS MAMÍFEROS MARINOS

Peces cartilaginosos

Tortugas, los acorazados del mar José Antonio Pis Millán

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


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E

stos animales acorazados cuyos fósiles permiten conocer su historia en el medio marino desde hace al menos 150 millones de años, aunque son realmente reptiles están perfectamente adaptadas a este medio acuático, el cual solo abandonan las hembras para desovar en determinadas playas, normalmente las mismas donde nacieron. Realizan grandes viajes transoceánicos de los que todavía se conocen pocos datos concretos; las grandes tortugas parece ser que tienen vidas solitarias y que sólo se reúnen en determinados momentos como es el caso de la reproducción. A pesar de que respiran por pulmones, como el resto de reptiles, lo que les obliga a salir a la superficie con cierta regularidad, algunas especies acuáticas pueden obtener oxígeno del agua gracias a estructuras especializadas, bien en la garganta, bien en la cloaca; estas estructuras están fuertemente vascularizadas (con gran cantidad de vasos sanguíneos) y gracias a movimientos de flujo y reflujo de agua, se permite cierto grado de intercambio gaseoso entre ese líquido y la sangre lo que a la postre le da mayor autonomía en las inmersiones, pudiendo alargarlas respecto de si sólo dependiera del oxígeno atmosférico. Se sabe que las tortugas marinas pueden permanecer descansando en el fondo durante periodos largos, de varios días e, incluso, se cree que de meses, durante los periodos fríos en un estado de letargo, a modo de hibernación, gracias a la reducción de los gastos metabólicos de su organismo. Típico de estos quelonios es la forma que adoptaron las patas, trans-

formándose en grandes aletas, principalmente las delanteras que utilizan a modo de fuertes remos. Actualmente sólo existen ocho especies habitando los diferentes mares y océanos, de las cuales cuatro han sido citadas en aguas asturianas pero únicamente dos de forma habitual: las tortugas boba

Tortuga boba, Caretta caretta (Foto G. Álvarez).

y laúd. En la laúd, Dermochelys coriacea, lo que quizás más llame la atención sea su caparazón, ya que no está recubierto de escamas córneas sino de una piel de consistencia correosa, una especie de cuero duro; además en la parte superior (espaldar) presenta 7 crestas que lo recorren longitudinalmente, otras 5 lo hacen por la inferior (peto). En

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El Comercio

Fotografía publicada en Efemérides y curiosidades gijonesas por José Manuel Lorenzo (Fernández del Humedal). El enorme ejemplar de tortuga laúd, Dermochelys coriacea, había sido pescado a la altura de Gijón el 5 de junio de 1928 y pesaba 480 kg.

Junio 1928. Pág. 2

Noticia aparecida en el diario “El Comercio” sobre la “gigantesca tortuga marina” que fue pescada en junio de 1928 en las cercanías de Gijón.

El Comercio

10/11/1998. Pág. 13

Noticia publicada el día 10 de noviembre de 1998 por el diario “El Comercio” acerca de una “tortuga de grandes dimensiones que nadaba en aguas portuarias”. Se trataba de una tortuga laúd, Dermochelys coriacea.

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TORTUGAS, LOS ACORAZADOS DEL MAR

el espaldar y, por debajo de está piel, su caparazón está formado por gran cantidad de pequeñas piezas óseas, todas diferentes y de pequeño tamaño, que se unen unas a otras a modo de puzzle con miles de piezas. De distribución casi cosmopolita, prefiere las aguas cálidas frente a las frías. Es la tortuga más grande que existe en la actualidad ya que se han encontrado individuos de más de dos metros y 600 kg de peso. En Asturias es, dentro de las marinas, la que más se ha citado ya que, de un total superior a las 130 citas, unas dos terceras partes se corresponden con esta especie; otro dato llamativo es que en todos los casos los individuos eran adultos o subadultos. Es un animal que puede ser visto en aguas próximas a la costa y, en casos excepcionales, dentro de los recintos portuarios, como ocurrió con el ejemplar que fue visto en El Musel en noviembre de 1998.

dividuos jóvenes; estas desaparecen en los adultos dando paso al conocido caparazón liso. Es capaz de realizar grandes migraciones transoceánicas y se supone que las que llegan al Cantábrico son una pequeña parte de las nacidas en las costas atlánticas, tanto africanas como americanas.

Al contrario que la anterior, todos los individuos de tortuga boba, Caretta caretta, que han sido vistos en Asturias eran juveniles ya que, a pesar de que los adultos pueden superar los 150 cm de longitud y llegar a pesar cerca de 200 kg, prácticamente ninguno de los vistos en estas aguas superaba los 50 cm, incluso algunas eran muy jóvenes, apenas más grandes que una mano; sólo en una ocasión se midió un ejemplar cuyo espaldar superaba los 60 cm. Esta especie presenta el caparazón típico, formado por escamas corneas de formas pentagonales y hexagonales con algunas crestas en los in-

BIBLIOGRAFÍA

La presencia de las otras dos tortugas citadas en aguas asturianas se pueden considerar excepcional ya que las veces que se han visto apenas suman el 3% del total; nos estamos refiriendo a la verde, Chelonia mydas, y la de Kemp, Lepidochelys kempii.

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Joven ejemplar de tortuga boba, Caretta caretta (Foto: G. Álvarez).


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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS LEVIATANES Y OTROS MAMÍFEROS MARINOS

Peces cartilaginosos

Leviatanes y otros mamíferos marinos José Antonio Pis Millán

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


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cada vez más escasa hasta llegar a convertirse en un hecho excepcional.

y pez tan monstruoso en este Mar de Asturias, que solamente las barbas, se venden en mucho dinero; y el Pez trae de provecho à los que lo pescan mas de mil ducados, y lo mas es de la grassa, que llaman sain, con que se alumbra la gente comun de esta tierra. Este pez se llama Ballena, y de esta dizen que sale el ambar, de que se hallan algunos pedaços muy finos por las orillas de este Mar, y se hallarian mas, si huviesse persona que las buscasse.”

Sus cuerpos de hasta 18 metros de longitud constituían enormes moles de hasta 80 toneladas de peso de los que se extraía el preciado aceite o saín, un producto muy importante para la época ya que servía como combustible para el alumbrado y con el que se comerciaba incluso a grandes distancias; además su carne servía para la alimentación, sus barbas para diversos útiles y los huesos para la construcción y algún que otro mueble. Como herencia de ésta actividad quedan en Asturias diversos topónimos (atalayas, camín de les ballenes, cuesta de les ballenes, etc) algún que otro objeto casi olvidado y unos cuantos restos óseos en las cercanías de los antiguos puertos balleneros; en los últimos decenios se han encontrado estos restos en lugares como Llanes, Lastres, Gijón, Candás, Luanco y Viavelez.

De esta manera describía Luis Alfonso De Carvallo, en sus Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias del año 1695, la existencia en el Cantábrico de un animal que paso de ser causa de mitos a constituir una de las bases de la economía de numerosas poblaciones costeras durante varios siglos. Aunque con las imprecisiones propias del que describe los sucesos de oídas nos da una idea de lo que suponía para aquellas gentes el paso de estos grandes animales cerca de nuestras costas; y decimos “paso” y no “presencia” porque era una permanencia estacional, un lugar donde pasar los fríos meses invernales y lugar donde parir, y cuidar en sus primeros meses, a sus crías; hay que tener en cuenta que el resto del año tenían como hogar la parte mas septentrional del Atlántico. Actualmente extinguidas en el Golfo de Vizcaya, a las ballenas francas o de los vascos, a las que los biólogos denominan Eubalaena glacialis, se las pudo ver por ésta zona hasta el siglo XVIII de forma más o menos habitual, posteriormente su aparición es

Otro resto óseo, en este caso un omóplato, aparecido en las excavaciones del antiguo castro de la Campa Torres en Gijón aporta valiosa información acerca de la presencia de otra especie de ballena en estas aguas en los siglos IV o III aC, en este caso la ballena gris, Eschrichtius robustus; este animal que puede llegar a los 15 metros de longitud y las 34 toneladas de peso tiene, actualmente, un área de distribución restringida a las aguas costeras del Pacífico Norte y a las del Ártico limítrofes a las

Vértebra de ballena usada como elemento constructivo en un hórreo en Gobiendes (Colunga) (Foto J. A. Pis).

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LEVIATANES Y OTROS MAMÍFEROS MARINOS

anteriores. Si bien ya era conocida una presencia pretérita en el este del Atlántico, debido al diverso material óseo encontrado en otras partes de Europa, no se podía ubicar de forma fidedigna en una época histórica concreta, debido a que los suelos en los que se hallaron los diversos materiales no tenían fácil datación. La escápula de Gijón vino a cubrir en parte éste vacío, ya que se encontró en el interior de una de las cabañas excavadas durante la campaña del año 1996 y en unas condiciones que permitieron realizar los análisis cronológicos adecuados dando como resultado los siglos mencionados anteriormente. Actualmente el ver desde nuestras costas una de estas ballenas sería un acontecimiento extraordinario, pero si es posible observar en determinadas épocas del año, y a poco que nos alejemos de tierra

firme, otra especie, mayor en tamaño que aquella, y a la que también se le da el erróneo nombre de ballena; se trata del rorcual común, Balaenoptera physalus, una especie que en su etapa adulta mide entre 18 y 27 metros y pesa entre 30 y 75 toneladas

Restos óseos hallados en la calle Tránsito de las Ballenas de Gijón durante la campaña arqueológica de 1993. Era cerca de este lugar donde se traían las ballenas cazadas para su aprovechamiento y donde se situaba la denominada Casa de las ballenas, en cuyo interior se derretía, en grandes recipientes sobre hornos, la grasa del animal para conseguir el aceite o saín, con vistas a su posterior utilización como combustible para la iluminación (Fotos: J. A. Pis).

y que fue la protagonista de diversas anécdotas en Asturias; una de las primeras y más conocidas es la de un ejemplar que en 1895 se encontró muerto a unas 15 millas de la costa, el vapor Sultán lo remolcó hasta la actual zona del Rinconín en Gijón, y fue tal el número de personas que peregrinaron hasta el lugar donde reposaba el inmenso cuerpo y el revuelo que se monto en la villa que se acuño la frase tan gijonesa de vete a ver la ballena cuya finalidad cambió con el tiempo y hoy se usa cuando alguien se quiere desembarazar de otra persona un poco pelma. Esta misma frase se redescubrió a mediados del mes de enero de 1998 cuando un ejemplar de unos 22 metros de longitud, al que previamente se le había visto vivo nadando en las cercanías de la playa cántabra de Oyambre, entró en El Musel hasta los muelles de La Ribera. Allí permaneció durante tres días hasta que un operativo formado por 7 pequeñas embarcaciones coordinadas por técnicos de la Dirección General de Pesca lograron “empujar” al animal hasta mar abierto donde tomó rumbo oeste perdiéndose en la lejanía. También existen datos y restos de varamientos de otros rorcuales comunes en varios lugares de la costa, como del ocurrido en Verdicio (Gozón) en 1925, cuyo cráneo fue recogido y transportado en un carro de bueyes hasta la vecina localidad de Fiame donde permaneció, medio enterrado y tapado por zarzas, hasta el año 1990 en que se recuperó y se trasladó al Museo Marítimo de Asturias en Luanco. Más reciente es el varamiento de otro ejemplar de esta misma especie

Cartel editado por la Autoridad Portuaria de Gijón con motivo de la exposición Gijón. De Moby Dick a otrás ballenas. En el se pueden ver diversas fotografías tomadas por Mario Argüelles Rubiera con motivo del embarrancamiento de un rorcual común en El Rinconín (Gijón) en 1895.



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12/04/1964. Pág. 7

El Comercio

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Noticias aparecidas en el diario “El Comercio” relativas a la aparición de diversos restos óseos, entre los que se encontraba una vértebra de ballena, durante la construcción de los cimientos de un edificio en la calle Corrida de Gijón.

14/05/1964. Última página


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El Comercio

13/01/1998. Pág. 10

El Comercio

Diversas noticias publicadas en el diario “El Comercio” relativas al rorcual común que permaneció en el puerto gijonés entre los días 12 y 14 de enero de 1998.

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Imagenes del rorcual común que, a mediados de enero de 1998, entró en el puerto de El Musel (Gijón). A este enorme cetáceo se le ayudó a salir del interior del puerto el día 14 gracias a la colaboración de 7 pequeñas embarcaciones que le fueron dirigiendo hacia la salida. (Fotos: Archivo C.E.P. y J. A. Pis).


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Cráneo de rorcual común que permaneció abandonado y cubierto de vegetación durante 65 años en el lugar de Fiame (Gozón) (Foto: J. A. Pis). El animal había varado en Verdicio en el año 1925. Este cráneo está expuesto actualmente en el Museo Marítimo de Asturias de Luanco (Foto: G. Álvarez).

Ejemplar de rorcual común varado en marzo de 2005 en la playa de Ribeira Nova (Tapia de Casariego) (Foto: J. C. Arronte).

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en la cala de Ribeira Nova (Tapia de Casariego) en marzo de 2005 que, como en las otras ocasiones, levantó gran revuelo y fue causa de un gran seguimiento por parte de todos los medios informativos, tanto el varamiento, como el traslado y posterior descuartizamiento para recoger el esqueleto con el propósito de su montaje por parte de la sociedad CEPESMA. Otro rorcual frecuente en aguas asturianas es el aliblanco, Balaenoptera acutorostrata, especie más pequeña y de hábitos más costeros que el anterior. Los ejemplares adultos pueden alcanzar entre 7 y 10 metros y su peso oscilar entre 5 y 9 toneladas;

Ejemplar de rorcual aliblanco capturado accidentalmente en una red de pesca en julio de 1997. Las imágenes fueron tomadas en Puerto de Vega al día siguiente de su captura y en el Centro de Experimentación Pesquera (Gijón), tras la preparación de su esqueleto para la colección del Museo-Acuario de este centro (Fotos: J. A. Pis y G. Álvarez).

es fácil de distinguir de especies similares por un pequeño detalle: la llamativa mancha blanca que presenta en sus aletas pectorales que contrasta con el fondo oscuro de sus costados y que dio lugar a su nombre. Existen numerosas citas en Asturias entre los que se podrían destacar las siguientes, una de octubre de 1933 ya que es la primera de la que se tiene un documento gráfico conocido, una fotografía en blanco y negro tomada en la playa de San Lorenzo (Gijón) en la que se ve el cuerpo del animal varado en la arena rodeado de un gran número de personas posando para el recuerdo. En 1999 y en una zona cercana a la misma playa, en concreto en aguas próximas al cerro de Santa

Expectación causada por la aparición de un rorcual aliblanco varado en la playa de San Lorenzo (Gijón), el mes de octubre de 1933 (Foto: Colección Pis-Vigil).


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El Comercio

Noticia publicada por el diario “El Comercio” el día 23 de enero de 2004 en la que se da cuenta del desembarco de un joven rorcual aliblanco que había sido atrapado por las redes de un arrastrero a unas 15 millas al este de Gijón.

23/01/2004. Portada

El Comercio

23/01/2004. Pág. 17


Cartel editado por el Servicio de Medio Ambiente de la Autoridad Portuaria de Gijón en el año 2004 con los diferentes cetáceos que han sido citados en el Cantábrico.


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Orca recién nacida varada en la playa de Peñarrubia (Gijón) el 14 de febrero de 1988 (Foto: J. A. Pis).


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Catalina, otro rorcual aliblanco fue visto nadando con dificultades debido a los cabos y aparejos con los que se había enredado, en este caso el final fue feliz debida a la rápida intervención del buzo del Centro de Experimentación Pesquera que, casualmente, realizaba en ese momento y por la misma zona estudios científicos sobre el ocle; esta persona, Manuel González, se acercó al animal y pudo cortar los cabos que rodeaban su cuerpo, viendo después como se alejaba nadando tranquilamente; sin esta casual y rápida intervención no cabe duda que, tarde o temprano, su cadáver hubiera aparecido varado muerto en cualquier playa o pedrero, o flotando cerca de la costa como ocurrió en el caso de otros dos ejemplares en el año 2002; los cadáveres de dos rorcuales aliblancos que en menos de un mes fueron vistos flotando en lugares muy cercanos, el primero de ellos a unas dos millas al norte de El Musel a finales de junio y el segundo a mediados de julio en aguas próximas a Candás; ambos fueron remolcados por Salvamento Marítimo al puerto de El Musel ya que representaban un peligro para las embarcaciones que pudieran pasar por la zona.

pueden llegar a los 17 metros y las 57 toneladas de peso. En aguas cantábricas es posible verlos aunque suele ser en zonas exteriores a la plataforma continental, en lugares donde se alcanzan grandes profundidades ya que es en esos lugares donde se encuentran los calamares gigantes, uno de sus “bocados” preferidos. En diversas ocasiones llegaron remolcados al puerto de El Musel restos de ejemplares de esta especie localizados en alta mar y retirados por las mismas razones aducidas anteriormente. Todavía se recuerda en Gijón el varado en la zona denominada “playa de la Ensenada” en la cercanía de los astilleros a principios de mayo de 1976, se trataba de un macho de 10,6 metros de longitud; algunas de las personas que se acercaron a verlo se llevaron un preciado recuerdo, uno de sus dientes, estos que son grandes, cónicos y suelen estar ya romos en los adultos, sólo se encuentran en la mandíbula inferior presentando el paladar unos huecos donde se encajan al cerrar la boca. Del cachalote se extraían diversos productos entre los que destacan el espermaceti, un producto oleoso que se encuentra en la cabeza por encima del cráneo y que se utilizaba para el engrase de maquinaria de precisión; y el ámbar gris, el mismo que mencionaba De Carballo haciéndolo proceder erróneamente de la ballena, en realidad se trata de un producto de deshecho en su alimentación, es lo que queda de las partes corneas no digeribles de los cefalópodos que consume y que, al pasar por el intestino, éste los aísla mediante la producción de

Otro grupo de cetáceos, más frecuentes que ballenas y rorcuales, es el formado por los odontocetos, es decir, los cetáceos que en vez de barbas en sus bocas como tienen los anteriores, presentan dientes. De ellos destacan por su tamaño los cachalotes, Physeter catodon, ya que los adultos

Monumento erigido en Candás con motivo del Pleito de los delfines (Foto: J. A. Pis).

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una sustancia grasa que los envuelve, formándose enormes bloques sólidos de consistencia cérea que expulsa con las heces y son arrastrados por las corrientes a las costas; se utilizó en perfumería como fijador de perfumes. Resulta extraño el oír que una orca, Orcinus orca, merodea por el Cantábrico, pero ya se dieron varios casos de observaciones desde diferentes puntos de la costa asturiana incluso desde tierra firme, ya que se las puede encontrar en aguas muy poco profundas, a veces ejemplares solitarios o en pareja y otras veces en grupos que alcanzan los 25 individuos (vistos entre Luarca y Cabo Busto en agosto de 1985); hay constancia de su paso por Gijón en diversas ocasiones: desde la Providencia en marzo de 1981, desde el Espigón Norte del puerto de El Musel en agosto de 1981, en febrero de 1983, desde la playa de Peñarrubia en agosto de 1985 y en abril de 1986; fue en esta misma playa donde se produjo el primer varamiento conocido de esta especie en Asturias, se trataba de un macho recién nacido de 2,11 metros de longitud al que ni siquiera le habían brotado los dientes. Los machos más grandes pueden llegar a medir cerca de 10 metros y pesar casi 10 toneladas. Más frecuente que las orcas y más conocido por los marineros asturianos es el calderón común, Globicephala melas. Otrora maldito y vilipendiado, ya que ahuyentaba y arrasaba con la pesca, llegó

Calderón común que apareció flotando a una milla del Puerto Deportivo de Gijón en abril de 1994 (Foto: J. A. Pis).


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a ser víctima de un juicio, entre 1622 y 1624, tras el cual se realizó un conjuro …contra los peces bravos que llaman deslfines, dichos calderones… para obligarles a abandonar estos lugares; este hecho se conoce por el nombre de Pleito de los delfines, y durante mucho tiempo se consideró un hecho fantasioso y de burla hacía el poder establecido de la época, principalmente el universitario y el clerical; no obstante Marino Busto publicó en 1981 un artículo en el que daba cierta credibilidad al suceso tras haber hallado antigua documentación al respecto. Suelen navegar cerca de la costa y a veces forman grupos de cientos de ejemplares guiados por un viejo macho; cuando este macho pierde el sentido de la ecolocalización, por el que se guía, es posible que quede varado en un arenal siendo seguido inmediatamente por el resto de la manada, es lo que coloquialmente se conoce por suicidio de las ballenas, concepto erróneo ya que no se trata de ballenas sino de odontócetos como las falsas orcas o los calderones y porque no se suicidan, es un accidente debido a su comportamiento y estructura social, esto es lo que debió ocurrir al menos en tres ocasiones en Asturias. El 22 de octubre de 1795 entre 400 y 500 ejemplares …de 22, 26 y 30 palmos de largo; piel negra, lisa, semejantes a los calderones; la cola en unos horizontal y en otros vertical; dos carreras de grandes y durísimos dientes cónicos;… así describía en sus diarios Jovellanos a los cetáceos que quedaron atrapados en el arenal de la playa del Arbeyal (Gijón), en este caso se supone que

El Comercio

pudiesen haber sido falsas orcas (Pseudorca crassidens) aunque no está claro por la insuficiencia de datos para identificarlos; otro grupo de al menos 138 ejemplares, entre recién nacidos y adultos, vararon el 10 de enero de 1800 en la playa de Nueva (Llanes), esta vez sí se trataba de calderones; esta misma especie protagonizó otro suceso similar el 8 de septiembre de 1857 cuando cientos de cetáceos vararon en la playa de San Lorenzo cubriendo más

Noticia publicada en el diario “El Comercio” acerca de la recogida de un zifio común en aguas cercanas a la costa gijonesa.

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de dos kilómetros del arenal; en los tres casos anteriores parece ser que los habitantes se aprovecharon de alguna manera de los animales, bien para proveerse de grasa o bien de carne. Los calderones suelen acercarse mucho a la costa, incluso entrar dentro de los puertos; cetáceos de mediano tamaño, pueden alcanzar una longitud de 6,7 metros y un peso de 3,5 toneladas, siendo una

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das de peso, tenemos el zifio común o ballenato de Cuvier, Ziphius cavirostris, que es un animal del que se sabe realmente poco, solitario, prefiere vivir en zonas alejadas de la costa y en aguas profundas donde encuentra su comida, los cefalópodos; esto les causa problemas ya que en muchas ocasiones confunden bolsas y sacos de plástico, que flotan entre aguas, con los calamares de los que se alimentan, causándoles severas obstrucciones en el tracto gastrointestinal lo que a la postre les lleva a la muerte; esto fue lo que les ocurrió a la mayoría de zifios que se encontraron varados o flotando inertes en Asturias.

de las especies más citadas en estas costas. Similar al calderón común, el calderón tropical, Globicephala macrorhynchus, es bastante más raro de ver por el Cantábrico ya que vive en aguas cálidas o tropicales formando grupos más o menos grandes;

Delfín listado nadando en aguas de El Muelle de Gijón en Junio de 2007 (Foto: J. A. Pis).

en Asturias existen muy pocas citas relativas a esta especie. Con un tamaño similar a estos últimos, ya que puede alcanzar los 7 metros de longitud y las 5 tonela-

Además de las especies nombradas hasta el momento existen varias más, todas de pequeño tamaño (los adultos no suelen sobrepasar los 5 metros) entre las que se encuentran las más abundantes en el Cantábrico: el delfín común, Delhinus delphis, y el delfín listado, Stenella coeruleoalba; ambos pueden formar grupos que, en ocasiones, superan los varios centenares de individuos pudiendo acercarse a la costa, incluso en zonas con abundante presencia humana caso de la playa de San Lorenzo en los últimos veranos. Algo mayor que los anteriores el delfín mular, Tursiops truncatus, es otra especie que no rehúye el contacto humano; un pequeño grupo de mulares, cuyo número variaba entre 2 y 6, permaneció en aguas valdesanas durante varios años (entre 1994 y 1997), acercándose a cualquier embarcación o bañista que estuviese por la zona.


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Otras especies también citadas en Asturias son el delfín de flancos blancos, Lagenorhynchus acutus, el delfín gris, Grampus griseus, el cachalote pigmeo, Kogia breviceps, y la marsopa común, Phocoena phocoena, que es el cetáceo europeo más pequeño. Existen otros mamíferos marinos que, aunque no propios de estas aguas, sí las visitan habitualmente aunque no en gran número. Nos estamos refiriendo a los pinnípedos entre los que se encuentran las focas. Sus principales áreas de cría y asentamiento, sus colonias, se encuentran en los países más septentrionales de Europa, en aguas más frías. Un total de cuatro especies han sido citadas en Asturias aunque solo una de ellas de forma más o menos habitual, se trata de la foca gris, Halichoerus grypus; esta habita las aguas frías y adyacentes del Atlántico Norte, formando tres poblaciones diferentes. La primera se sitúa en Canadá, la segunda en el mar Báltico y la tercera, con diferencia la más numerosa, entre las Islas Británicas y países cercanos. Los machos alcanzan mayores tamaños que las hembras, llegando a sobrepasar los 2 metros y los 200 kg. Al nacer y durante los primeros días presentan un pelaje entre crema y blanquecino, para cambiar posteriormente a un color gris, más o menos oscuro, ampliamente moteado. No realizan migraciones estacionales como las hacen algunos grandes cetáceos, ni habitualmente largos desplazamientos desde sus lugares de origen pero existe una eta-

pa de su vida, cuando son muy jóvenes que realizan un gran viaje que las llevan a visitar algunas tierras “exóticas”, esta etapa es conocida como la “fase de dispersión juvenil”, fase en la cual los animales recorren largas distancias en solitario para volver

a las zonas de cría cuando son adultos; desde los primeros meses de vida y durante unos dos años pasan la mayor parte del tiempo en el agua, pero no muy lejos de la costa, a la que de vez en cuando salen a descansar. Debido a estos viajes “iniciáticos”

Foca gris que fue vista por diversos lugares de la costa asturiana y gallega desde octubre de 1987 a octubre de 1988. La imagen fue tomada en Salinas (Castrillón) en junio de 1988 (Foto: J. A. Pis).

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El Comercio

17/04/1983. Pág. 14

El Comercio

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Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta Noticias del diario “El Comercio” publicadas en abril de 1983 referentes a la foca que, durante dos meses, permaneció en el especie pertenece. puerto de El Musel (Gijón); posteriormente fue vista durante otros 20 días en Cudillero.

21/04/1964. Pág. 10


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Foca gris localizada en la R铆a de Villaviciosa en enero de 1999 (Foto: J. A. Pis).

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es por lo que algunos ejemplares llegan al norte de España y es posible verlos en alguna cala, playa o puerto asturiano; la época más propicia para esto son los meses invernales ya que aproximadamente las dos terceras partes del número de citas de esta especie en Asturias se concentra entre los meses de diciembre y marzo. En cuanto al tiempo que pasan en una zona concreta es variable aunque, en la mayoría de los casos, suele ser bastante escaso, unas horas o apenas unos días, siendo excepcionales las ocasiones en que superaron el mes de estancia en un mismo lugar. Entre estas excepciones cabe mencionar el ejemplar que permaneció desde el día 14 de abril de 1983, durante dos meses, en la dársena exterior del puerto de El Musel; este era un macho adulto que se desplazó posteriormente hasta el puerto pesquero de Cudillero, donde se le pudo ver durante 20 días.

playas del municipio de Valdés hasta que se le encontró muerto el día 27 de octubre de 1988 a dos millas del puerto de Luarca; la causa probable de su muerte fue un fuerte golpe en la frente dado por algún desaprensivo.

Un macho subadulto de foca gris fue el protagonista de diversas observaciones, de forma discontinua, en diferentes puntos de la costa asturiana y gallega durante algo más de un año. La primera vez que se le vio fue en el puerto de Castropol el día 22 de octubre de 1987; hasta finales de mayo de 1988 permaneció por la ría del Eo, en ambas orillas, llegando incluso hasta Abres (Vegadeo), situado a unos 15 km de la desembocadura del río. Fue visto posteriormente, y por este orden, en la playa de Salinas en Castrillón (junio), playa de Frejulfe en Navía (agosto), Luanco (septiembre), y varias

Las otras dos especies de focas de las que hay constancia que nadaron en aguas asturianas son la foca de casco, Cystophora cristata, y la foca barbuda, Erignathus barbatus. El primer caso comprobado de esta última ocurrió en la ría de Avilés; un ejemplar que fue visto el día 5 de diciembre de 1951 permaneció en aquel lugar hasta el 20 de abril del año siguiente; esto ocurrió poco antes de que empezasen las obras de la gran factoría siderúrgica avilesina: ENSIDESA; por lo cual su presencia se le considero como el presagio de gran cantidad de trabajo para la zona y en consecuencia de buena

La Nueva España

20/05/1990. Pág. 34

Aún más curioso fue el hecho acaecido en la playa de Serantes (Tapia de Casariego) en julio de 2004: la aparición de tres ejemplares de foca común, Phoca vitulina, uno de los cuales era un recién nacido de unos 50 cm de longitud y unos 8 kg de peso y que aún presentaba restos del cordón umbilical, lo que viene a suponer que había nacido en algún lugar cercano a esta playa poco antes de que fuera avistada, a lo sumo unos días. Los otros dos eran adultos y uno de ellos se supone, por su comportamiento, que era su madre. Permanecieron en la zona cuatro días.

El más extraño de cuantos mamíferos marinos han visitado la costa asturiana es esta morsa, vista en la playa de Arnielles (Coaña) el día 23 de octubre de 1986. En la imagen se ve tal una fotografía de este animal según fue publicada por el diario “La Nueva España” el día 20 de mayo de 1990.


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

Tira cómica de Neto aparecida en el diario “La Voz de Asturias”, el día 12 de julio de 2004, relativa al nacimiento de una foca en la playa de Serantes (Tapia de Casariego).

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suerte. Como recuerdo fue erigida, en el parque de El Muelle de Avilés, una pequeña estatua que pretendía servir de recordatorio de aquel suceso, aunque el escultor encargado de la obra resultó no tener grandes conocimientos zoológicos y en vez de una foca esculpió un león marino ya que, entre otras cosas, las focas no tienen orejas. Para terminar, el más extraño para esta zona, de cuantos mamíferos marinos visitaron las costas asturianas: se trata de un macho adulto de morsa, Odobenus rosmarus, que llegó vivo a la playa de Arnelles (Coaña) el 23 de octubre de 1986 y permaneció en el arenal durante dos horas solamente. Dos meses más tarde fue vista en Guipúzcoa sin que se conozca el recorrido intermedio que realizó. Previo a la visita asturiana ya había sido localizado en la costa atlántica francesa los días 13 y 15 de octubre. Este caso se puede considerar como extraordinario ya que el área de distribución normal de esta especie se sitúa mucho más al norte, en las frías aguas circumpolares del Ártico, y las citas puntuales más meridionales hasta la fecha se localizaban en lugares como Inglaterra e Irlanda.

Estatua de un león marino en el Parque del Muelle de Avilés; con ella se quería recordar a la foca que permaneció en la ría avilesina durante casi cinco meses, poco antes de la construcción de la gran factoría siderúrgica ENSIDESA


Puerto de Gijón. Monstruos Marinos de la leyeNda a la realidad

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS LEVIATANES Y OTROS MAMÍFEROS MARINOS

Peces cartilaginosos

Fauna marina invasora en aguas de Asturias Jesús Alberto Cabal Naves Juan Carlos Arronte Prieto

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


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S

i bien en algunos casos las especies pueden alcanzar nuevas áreas de distribución mediante procesos naturales de dispersión, en la inmensa mayoría de los casos es el hombre, el causante de éste proceso. Desde hace siglos los seres humanos han introducido, intencionada o accidentalmente, un gran número de animales y plantas en lugares fuera de su área de distribución originaria. Al principio a una escala y tasa de entrada reducidas para ir creciendo, de modo paulatino, conforme aumentaban las distancias de los desplazamientos efectuados por los grupos humanos y la superficie de territorio transformado. La revolución de las técnicas de navegación que tiene lugar a partir del siglo XV posibilita los viajes transoceánicos y el transporte de animales, plantas domésticas, malas hierbas y plagas entre continentes y por tanto, se amplía la escala geográfica a la que operan estos procesos así como el volumen de intercambios de especies de fauna y flora. Durante las últimas décadas, el creciente aumento del transporte marítimo, el desarrollo de la acuicultura y la exportación de especies exóticas, ha acelerado el traslado, tanto voluntario cómo involuntario, de organismos marinos entre los diferentes océanos. La introducción de las especies en el medio puede darse de dos formas. Puede ser accidental, principalmente a través de las descargas del agua de lastre y de los sedimentos que estiban los buques mer-

tivos o de cultivo (por ejemplo, la perca, la trucha arco iris, el siluro o el cangrejo rojo) o bien son liberaciones voluntarias de mascotas exóticas al medio natural (por ejemplo, la tortuga de Florida o la cotorra argentina). En el caso de las especies acuáticas, esta entrada se produce con mayor frecuencia en zonas costeras o en estuarios relacionados con actividades humanas como puertos o plantas de acuicultura. Buena parte de estas especies no llega a establecerse en su nuevo hábitat y de las que consiguen no todas causan problemas. Pero, ¿qué hace que una especie exótica se convierta en invasora?

cantes cuando navegan sin carga y en donde viajan como polizones múltiples especies de animales y plantas. Se calcula que unos 13.000 millones de litros de agua de lastre son transportados anualmente por la flota mercante en todo el mundo. O también puede ser intencionada. En este caso, la suelta de los ejemplares se realiza con fines depor-

Ostra japonesa, Crassostrea gigas (Foto: G. Álvarez).

La característica de ser invasora se determina por su capacidad para re­producirse y perpetuarse en el nuevo medio, compitiendo y en algunos casos desplazando de su entorno a las especies autóctonas, para cambiar algu­nas de las características propias del medio y transformar algunos de los parámetros ambientales, o para consumir con mayor efectividad alguno de los recursos del entorno. Todo ello produce una disminución del espacio y recursos disponibles para las especies autóctonas. Estas nuevas condiciones ambientales en el medio no son asimilables por algunas especies nativas y provocan, o bien su desplazamiento hacia otras zonas, o bien su desaparición.

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FAUNA MARINA INVASORA EN AGUAS DE ASTURIAS

Así pues, no todas las especies exóticas introducidas son invasoras. Muchos animales exóticos no sobrevivirían sin el cuidado de los seres humanos ya que no tienen la capacidad de establecerse al carecer de mecanismos de adaptación o aclimatación a las características de los ecosistemas presentes en Asturias. Y lo mismo podría decirse de plantas de uso agrícola u ornamental, como el maíz o la patata, que son muy beneficiosas desde el punto de vista económico y no suponen ningún peligro de invasión, puesto que necesitan de unos cuidados específicos, como pueden ser el continuo riego o la aportación de nutrientes suplementarios.

Por lo tanto, una especie exótica invasora (EEI) es aquella que transportada fuera de su área de distribución original es capaz de adaptarse, vivir, competir y reproducirse de forma natural en su nuevo hábitat, produciéndose en este proceso el desplazamiento o la extinción de las especies nativas, cambios o perdida de biodiversidad, la transmisión de enfermedades o efectos adversos en la economía local. Lógicamente Asturias no se libra de esta tendencia mundial y se ha registrado la presencia de diversas especies invasoras en nuestras costas. Aunque

Almeja japonesa, Ruditapes philippinarum (Foto: G. Álvarez).

existe conocimiento de la presencia de ejemplares fitoplanctónicos y de algas, vamos a centrarnos en la fauna marina. Empezando por los Moluscos nos encontramos dos especies no nativas de interés comercial como son la almeja japonesa, Ruditapes philippinarum, y la ostra japonesa, Crassostrea gigas. En la década de los 80 se inicia el cultivo de la almeja japonesa principalmente debido a la dificultad de obtener semilla de almeja fina (nativa) de criadero. En el caso de la ostra japonesa, el marcado descenso de las poblaciones naturales de la ostra plana (na-


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tiva), debido a la incidencia del parásito Bonamia ostreae, a la sobreexplotación y a una disminución de la calidad ambiental de las rías, produjo a mediados de la década de los 80 la importación esta ostra alóctona. En la actualidad ambos bivalvos gozan de gran aceptación en el mercado y se cultivan de forma intensiva. Asociada al comercio de la ostra japonesa parecen estar las dos siguientes especies de moluscos. Una de ellas es Cyclope neritea, un gasterópodo (caracolillo) común en el Mediterráneo y el sureste de Portugal. Ocupa nichos ecológicos comunes con los de algunos gasterópodos autóctonos y además comparte hábitos alimenticios similares con éstos, pudiendo darse competencia por los recursos. La otra especie sería Crepidula fornicata, originaria de Norteamérica y que se caracteriza por tener una alta tasa de crecimiento y porque carece de depredadores. Constituye un problema para los cultivos de bivalvos filtradores como por ejemplo la ostra y los mejillones ya que compite con ellos por el alimento y el sustrato. Un problema añadido es que alcanza densidades muy altas y sus deposiciones orgánicas son tan abundantes, que cubren los fondos impidiendo que sobrevivan las especies de invertebrados autóctonos que viven en ellas y alterando las características del sedimento. Este animal vive en aguas poco profundas pegado a piedras u otros moluscos, formando largas cadenas de hasta doce individuos, en donde el inferior, y de mayor

tamaño, es una hembra y los superiores y de menor tamaño son machos, los cuales a medida que van creciendo se van transformando en hembras. En Francia constituye un serio problema para los cultivos de ostras y vieras y en Galicia ha comenzado a extenderse con rapidez por las rías. Haminoea callidegenita es un molusco exótico del cual se han encontrado ejemplares en la Ría del Eo. Es una especie procedente del Pacífico y de las costas atlánticas americanas. Se desconoce cómo ha llegado a nuestras costas, aunque se especula que lo ha podido hacer asociada al cultivo de la almeja japonesa. En cuanto a los Crustáceos, se han encontrado ejemplares de la bellota de mar Helminius modestus en las Rías del Eo, Villaviciosa y Ribadesella.

Crepidula fornicata (Foto: G. Álvarez).

Este cirrípedo procede de Australia y ha llegado a nuestras costas adherido a los cascos de los barcos y en menor medida a través de larvas que han sido transportadas en el agua de lastre. Posee un rápido crecimiento y puede vivir en hábitats con salinidad variable. Es un activo competidor por los recursos con otras especies de cirrípedos autóctonos (bellotas de mar) como Chthamalus montagui o Balanus perforatus. Aunque es típico de los ríos, también nos podemos encontrar en zonas de estuarios y marismas al cangrejo rojo americano, Procambarus clarkii. Esta especie originaria del noreste de México y el sur central de EEUU se introdujo en España en 1974, con fines económicos, en las marismas del Bajo Guadalquivir y en la actualidad se encuentra extendido por toda la Península Ibérica. Debido a

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FAUNA MARINA INVASORA EN AGUAS DE ASTURIAS

Cangrejo rojo americano, Procambarus clarkii (Foto: J. A. Pis).


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su voracidad produce alteraciones en la red trófica así como la pérdida de biodiversidad, sobre todo en zonas de humedales. Además es el vector de una enfermedad infecciosa producida por un hongo y que es letal para las poblaciones de cangrejo de río autóctono. En el puerto de El Musel se encontró en al año 2004 una hembra del cangrejo azul , Callinectes sapidus. Su distribución natural son las costas del Atlántico oeste, desde Nueva Escocia (Canada) hasta Argentina. En las costas europeas se detectó su presencia a principios del siglo XX y en la actualidad se encuentran poblaciones estables en las costas de Holanda, Bélgica y Francia. En España, aparte del especimen localizado en Gijón, se han encontrado individuos en las marismas del Guadalquivir. El ejemplar asturiano se localizó dentro de la rejilla de una tubería de refrigeración y fue llevado al acuario del Centro de Experimentación Pesquera en Gijón. Allí se le mantuvo vivo llegando incluso a mudar. Se cree que pudo llegar a través del agua de lastre de algún barco. Es una especie capaz de vivir en un amplio rango de concentración de sales (eurihalina) y de soportar un amplio rango de temperatura (euriterma). A esto se le añade el hecho de que es un buen nadador, es agresivo y compite con otros crustáceos por la comida y el espacio. Es omnívoro, con una dieta que incluye bivalvos, crustáceos, peces y gusanos.

BIBLIOGRAFÍA Arronte, J. C.; Cabal, J.; Anadon, N.; Rico, J. M. & Valdés, L. 2007. Especies marinas no nativas en aguas costeras de España: catálogo preliminar. En: GEIB Grupo Especialista en Invasiones Biológicas (ed) (2007) Invasiones biológicas: un factor del cambio global. EEI 2006 actualización de conocimientos. Pp. 248-255. 2º Congreso Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras “EEI 2006”. GEIB, Serie Técnica Nº3, 280 pp.

Todas estas características hacen de este cangrejo un invasor con grandes posibilidades de éxito. Sin embargo, y hasta la fecha, solo se ha localizado un ejemplar en Asturias y que además era sexualmente inmaduro, con lo que no pudo reproducirse en el intervalo que transcurrió desde su llegada al puerto hasta su descubrimiento. A pesar de ello, no se puede descartar que no viajase solo. Visto el efecto que la fauna y flora invasora tiene, es necesario llevar a cabo estudios que determinen que especies se encuentran presentes en Asturias y su impacto, tanto en el medio ambiente como en la economía de las zonas afectadas.

Cangrejo azul, Callinectes sapidus (Foto: Archivo C.E.P.).

Cabal, J.; Pis Millán, J. A. & Arronte, J. C. 2006. A new record of Callinectes sapidus Rathbun, 1896 (Crustacea: Decapoda: Brachyura) from the Cantabrian Sea, Bay of Biscay, Spain. Aquatic Invasions, 1(3): 186-187. Leppäkoski, E.; Gollasch, S. & Olenin, S. (eds.) 2002: Invasive Aquatic Species of Europe: Distribution, Impacts and Management. KLUWER Academic Publishers. The Netherlands. 583 pp Reise, K.; Gollasch, S. & Wolff, W. J. 1999: Introduced marine species of the North Sea coasts. Helgoländer Meeresunters 52: 219-234. Vilà, M.; Valladares, F.; Traveset, A.; Santamaría, L. & Castro, P. 2008. Invasiones Biológicas. Colección Divulgación. Edita: Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, España. 216 pp.

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PECES MARINOS SINGULARES DE ASTURIAS LEVIATANES Y OTROS MAMÍFEROS MARINOS

Peces cartilaginosos

Peligros asociados al consumo de especies singulares José Heredia León

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


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L

La ciguatera a aparición de especies de pescados singulares o “raras” es un hecho cada vez más frecuente en aguas del Cantábrico. Las causas que han provocado esta llegada aún no están del todo aclaradas y existen diversas teorías que intentan explicar este fenómeno, siendo la más recurrida el llamado “cambio climático”, aunque lo cierto es que a fecha de hoy todas las hipótesis deberían tenerse en consideración. Es muy posible que nos encontremos ante un complejo causal y no ante una sola causa. Hace no tantos años, los barcos que faenaban en nuestra costa, sólo recogían las especies de consumo más habituales, de tal manera que las especies raras eran arrojadas por la borda ya que carecían de interés comercial. Con el paso del tiempo, algu-

nas personas a título individual además de entidades privadas y públicas han pasado a interesarse por estas especies singulares, identificándolas, clasificándolas y recabando la información disponible sobre ellas en bibliografía técnica. Utilizando el “Fishbase”, una poderosa herramienta que nos ofrece Internet a la que se tiene acceso a través de la dirección www.fishbase.org, podremos saber entre otras muchas cosas, de qué zona proceden estas especies, citas de apariciones en nuestras aguas y algo que llama mucho la atención: su peligrosidad. Esto nos lleva a plantearnos dos preguntas: ¿existen pescados que puedan entrañar peligro al ser consumidos?, y si es así, ¿existe algún control para evitar que estas especies lleguen al consumidor? La respuesta a ambas preguntas es: SÍ.

Tamboril, Lagocephalus lagocephalus (Foto: J. Heredia).

enfermedad producida por el consumo E sdeunapescados tóxicos. La primera descripción

detallada del cuadro clínico la relató el navegante inglés James Cook en 1774, aunque ya existían referencias mucho más antiguas. Así en 1555 hay alusiones al problema en la “Crónica de las Indias” de Pedro Martyr de Anglería, e incluso Alejandro Magno (356-323 aC) prohibía a sus soldados comer peces para prevenir daños.

El conocimiento detallado de las causas de esta enfermedad se debe al investigador Randall, que en 1959 propuso la hipótesis de que se debía a una toxina introducida en la cadena alimenticia por peces herbívoros que consumían microalgas tóxicas y que a su vez eran consumidos por peces mayores.

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PELIGROS ASOCIADOS AL CONSUMO DE ESPECIES SINGULARES


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El problema, visto desde Asturias La teoría de Randall resultó ser cierta. En 1967 Scheuer identifica y aísla la toxina y posteriormente Yamamoto y colaboradores descubren el organismo que la producía, un alga microscópica denominada Gambierdiscus toxicus. El origen de la intoxicación radica en la presencia en aguas cálidas de altas concentraciones de estas microalgas de tal manera que la toxina que albergan se va acumulando en los demás organismos que las ingieren. Los peces ingieren crustáceos y otras especies contaminadas y a su vez peces más voraces depredan a los anteriores, produciendo en cada ingesta una acumulación mayor de la toxina. No se sabe el porqué el pez no manifiesta síntoma alguno, sin embargo en el hombre causa cuadros de tipo gastrointestinal (vómitos y diarreas), neurológicos (sensación de hormigueo en piel sobre todo en manos y pies, inversión de la sensación de frío y calor, dolor muscular, entumecimiento, visión borrosa y fotofobia y alteraciones de la conducta tales como ansiedad, depresión, aturdimiento y delirio). En muchas ocasiones ha resultado ser mortal. Se calcula que existen más de 400 especies de pescados ciguatos y anualmente se registran unos 50.000 casos de personas afectadas.

Tamboril, Lagocephalus lagocephalus (Foto: J. Heredia).

de que las aguas españolas y las del resA pesar to de países comunitarios no son las propias

para el crecimiento de microalgas tóxicas, sí era necesario la toma de medidas preventivas ante la posible aparición de algunas especies de pescados que viven en aguas tropicales o subtropicales, máxime cuando ya se han investigado ciguatoxinas o estructuras del tipo de éstas en pescados de aguas templadas del Atlántico Oriental a raiz de un primer brote registrado en un pescador y cuatro miembros de su familia en la Islas Canarias. El 15 de noviembre de 2008 se produjo otro brote de intoxicación en Candelaria (Tenerife), éste más espectacular, con 23 personas afectadas. Las legislaciones europea y española ya vienen advirtiendo desde hace tiempo sobre la prohibición de poner a la venta productos de la pesca deriva-

Sphoeroides pachygaster (Foto: J. Heredia).

dos de peces venenosos de las familias Tetraodontidae, Diodontidae, Molidae y Canthigasteridae. Entre éstas, precisamente se encuentran algunas de las especies que últimamente se están detectando en aguas asturianas y que serían más propias de latitudes más al sur de la que nos encontramos. Así por ejemplo, un pescador de Tazones, capturó recientemente un ejemplar que resultó ser un tamboril, Lagocephalus lagocephalus (Fam. Tetraodontidae), no siendo el primero que se citaba en Asturias. En Lastres se pescó un ejemplar de Sphoeroides pachygaster (Fam. Tetraodontidae) y para nada propio de nuestras latitudes, y cada vez son más frecuentes las capturas de pez Luna, Mola mola, perteneciente a la familia Molidae. En ningún caso estas especies deberían ser consumidas.

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PELIGROS ASOCIADOS AL CONSUMO DE ESPECIES SINGULARES

Lo más preocupante es que no existe ni siquiera legislación que obligue a controlar otras especies supuestamente peligrosas, que sin pertenecer a esas familias citadas, pueden aparecer en nuestras aguas y que han sido ya objeto de sospecha por ser posibles vectores de transmisión de ciguatera y que están haciendo acto de presencia en el Cantábrico. Se ha llegado a capturar un impresionante ejemplar de tarpón, Megalops atlanticus, otro ejemplar de Caranx crysos, y un Alutera monoceros todos ellos sospechosos de estar implicados en brotes de ciguatera. Si bien estos brotes se dan generalmente en la zona comprendida entre los 35º de latitud norte y sur, es imposible saber a ciencia cierta si estos ejemplares proceden de las costas del Atlántico Oriental o proceden del Atlántico Occidental, por lo que no queda más remedio que evitar su consumo mediante un control sanitario eficaz.

Pez luna, Mola mola (Foto: J. Heredia).

Tarpón, Megalops atlanticus, capturado por un cerquero cerca de la costa de Llanes (Foto: archivo C.E.P.).


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Caranx crysos (Foto: J. Heredia).

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PELIGROS ASOCIADOS AL CONSUMO DE ESPECIES SINGULARES

El Escolar y el Escolar Negro

Para nuestra tranquilidad

los nombres vulgares de dos especies sinS ongulares que se han detectado varias veces en

desembarcos de las capturas se realizan diaL osriamente con destino a su primera venta en las

nuestras aguas. Ruvettus pretiosus y Lepidocybium flavobrunneum, respectivamente. La legislación sanitaria obliga a un etiquetado específico en el que se advierte al consumidor que estos pescados pueden causar efectos adversos de tipo gastrointestinal y además obliga a informar sobre el tratamiento al que deben someterse para evitar sus efectos negativos. No estamos ante un problema tan grave como el de la ciguatera, pero sí es preocupante comprobar cómo estos pescados son desconocidos por mucha gente que está dentro del sector de la pesca y se deberían poner más medios para evitar su llegada al mercado sin los requisitos antes comentados. Producen una diarrea muy intensa en base a componentes indigestibles que albergan (vulgarmente llamados “ésteres de la cera”), que podrían acarrear problemas a personas que ya estén padeciendo otras patologías de tipo gastrointestinal.

lonjas. En ellas se lleva a cabo una inspección de los productos pesqueros por parte de los Servicios Veterinarios Oficiales. Lo más normal es observar en la lonja, especies capturadas en nuestra plataforma continental por la flota de bajura, muy bien conocidas por todos. Podría surgir un problema cuando un barco lleva a puerto una especie rara, y ésta se pone a la venta sin un control previo. Este

control es fundamental y afortunadamente desde hace varios años, los responsables de las lonjas dan aviso a la inspección ante la aparición de una especie considerada como rara o singular. Esta colaboración necesaria está dando como resultado la detección y filtro sanitario de estas especies singulares que a buen seguro seguirán apareciendo en nuestras aguas sin que por ello nunca deje de sorprendernos su llegada.


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BIBLIOGRAFÍA Alonso, M. T.; Heredia, J; Martín, F.; Laria, L.; Peral, E. & Fernández, A. 2009. Aparición de especies pesqueras singulares Posibles peligros emergentes. Comunicación en el III Congreso Internacional de Autocontrol y Seguridad Alimentaria. Córdoba. BAUCHOT, M. L. & PRAS, A. 1982. Guía de los peces de Mar de España y de Europa Ediciones Omega S. A. Barcelona. 432 pp.

Escolar, Ruvettus pretiosus (Foto: J. Heredia).

Whitehead, P. J. P.; Bauchot, M.-L.; Hureau, J.-C.; Nielsen, J. & Tortonese, E. 1984-86. Fishes of the North-Eastern Atlantic and the Mediterranean. UNESCO. Bungay. 3 Vol. 1473 pp. Página WEB fishbase: Froese, R. & Pauly, d. Editors. 2008. FishBase. World Wide Web electronic publication. www. fishbase.org, version (11/2008).

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Peces cartilaginosos

La investigación de nuevas especies de la fauna profunda del Cantábrico Javier Cristobo Rodríguez Pilar Ríos López

Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.


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E

l conocimiento que se tiene del océano, especialmente de los ecosistemas profundos es muy limitado a pesar de que su exploración es de capital importancia desde el punto de vista de la historia biológica y geológica del planeta tierra. De los 361 millones de km2 que tiene el fondo oceánico, apenas se conoce una mínima parte pese a que en los últimos cuarenta años, el esfuerzo que se esta haciendo en investigación oceanográfica es enorme. El Mar Cantábrico no es una excepción; desde las pioneras expediciones científicas para el estudio de los fondos marinos mas recónditos a bordo de buques Lightning, Porcupine y sobre todo la del H.M.S. Challenger (Her Majesty Ship) 1872-76 que es considerada la primera campaña oceanográfica, los científicos no dejan de sorprenderse cada día de encontrarse en estas regiones una fauna abundante, exuberante, con formas de vida asombrosas. Se creía, antes de estas grandes expediciones que la vida no era posible por debajo de los 500 metros de profundidad (según la teoría de Forbes de 1843) pero a medida que los científicos han dedicado mayores esfuerzos al conocimiento de la fauna bentónica profunda han ido conociendo progresivamente que, desde las zonas costeras hasta las simas abisales a más de 11.000 metros de profundidad, millones de especies y numerosos ecosistemas los habitan. Las profundidades del Cantábrico aún siguen siendo un misterio a pesar de las campañas de

investigación promovidas tanto por entidades estatales como autonómicas, algunas de las cuales han aportado datos importantes que nos dan una idea de la riqueza que atesoran estas aguas. Entre ellas podemos citar las investigaciones efectuadas entre 1934 y 1939 a bordo del buque oceanográfi-

co francés Président Théodore Tissier en las que el investigador francés Edouard Le Danois dio a conocer a la comunidad científica el banco que lleva su nombre frente a la costa asturiana, aunque era ya conocido con el nombre de “El Cachucho” por los pescadores porque así denominan a la palome-

De la expedición del H.M.S. Challeger alrededor del mundo, que representa el nacimiento de la ciencia de la Oceanografía, se publicaron cincuenta extensos volúmenes de resultados, no solo de descripción de un gran número de especies nuevas, sino también de datos batimétricos, hidrográficos e incluso de tierras, personas y costumbres (Acuarela de J. Cristobo).

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LA INVESTIGACIÓN DE NUEVAS ESPECIES DE LA FAUNA PROFUNDA DEL CANTÁBRICO

Los robots submarinos ROV (Remote Operated Vehicle o vehículo operado a distancia) equipados con cámaras, son una práctica herramienta de trabajo para el estudio de la fauna bentónica marina profunda. En la imagen el ROV utilizado por la organización Oceana en una campaña en el Cantábrico en julio de 2008 (Foto: J. Cristobo).


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reconocido prestigio. Esto implica que un ejemplar recolectado tiene que ser descrito de la forma más exhaustiva y completa posible, lo que conlleva, en la mayoría de los casos, disecciones, estudios anatómicos precisos, análisis con microscopios ópticos o electrónicos y en definitiva, largas jornadas en el laboratorio. Adicionalmente, una vez preparado el manuscrito con las descripciones, dibujos, gráficos, fotografías y referencias bibliográficas en el que se detallan los métodos empleados, se define el área de estudio, el material recolectado con la ubicación exacta del hallazgo, se envía al editor de una publicación científica quien a su vez después de revisarlo, lo remite a dos o tres árbitros anónimos que van a juzgar no solo la validez del hallazgo sino su calidad para finalmente ser admitido, corregido o rechazado. El tiempo de publicación varía mucho en función de la agilidad de las revistas, pero en términos generales pueden pasar varios años desde que una especie es recolectada hasta que aparece publicada como especie nueva.

ta roja que se pescaba en sus fondos. Otras expediciones francesas como la Biogás (1972-74) o la Thalassa 1967-73 también hicieron importantes aportaciones al conocimiento de la fauna profunda del Mar Cantábrico al igual que las campañas Cocace de la Universidad de Oviedo que mostraron la existencia de corales de aguas frías al norte de Cabo Peñas y en el Cañón de Avilés y que recientemente fueron filmados con un robot submarino en una campaña de la Organización Oceana. A pesar de estas y otras importantes contribuciones, no fue hasta el año 2003 cuando comienzan las campañas del Instituto Español de Oceanografía para el Estudio del Ecosistema de la Plataforma Marginal Asturiana e Impacto de sus Pesquerías (Ecomarg) y con ellas se empieza a dar a conocer el banco del Cachucho como una zona de una biodiversidad muy alta con respecto a otras áreas adyacentes y se crea la urgente necesidad de localizar, conocer y describir sus hábitats vulnerables, ya que son cada vez más accesibles debido a las nuevas tecnologías aplicadas a la pesca, y porque además tienen extraordinaria importancia como refugios de especies sensibles y de juveniles o reproductores, de poblaciones explotadas en áreas próximas. De este modo y gracias a estas iniciativas se están revelando y describiendo nuevas especies para la ciencia entre la fauna profunda del Cantábrico. Su descubrimiento lleva aparejado un intenso y laborioso trabajo. A las campañas de muestreo, a bordo

de modernos buques oceanográficos, diseñadas con años de antelación, hay que añadir el trabajo de laboratorio y de gabinete posterior. Una especie nueva para que sea reconocida como tal por la comunidad científica, debe publicarse en revistas de

Para comprobar que una especie no ha sido descrita anteriormente se debe además hacer una búsqueda y comprobación histórica de las especies similares del mismo género o la misma familia prácticamente desde los trabajos de Linneo y los primeros naturalistas en el siglo XVIII hasta las más recientes publicaciones, lo que conlleva un dominio de la bibliografía existente. Se deben definir las principales diferencias del nuevo hallazgo con

Las modernas tecnologías como la ecosonda multihaz son herramientas que permiten conocer con precisión la batimetría de los fondos marinos. En la parte superior se muestra el Banco de “El Cachucho” tal y como lo describió Le Danois en 1948 en su libro “Les Profondeurs de la Mer. Trente ans de recherches sur la faune sous-marine au large des côtes de France”. Abajo la cartografía realizada mediante ecosonda multihaz durante las campañas del Proyecto Ecomarg (Fotos: Le Danois/Ecomarg).

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El Vizconde de Eza es un moderno buque oceanográfico utilizado en las campañas de investigación en el Cantábrico durante las expediciones del proyecto Ecomarg (Foto: J. Cristobo).

El Cornide de Saavedra, de 67 m de eslora, en una de sus estancias en el puerto de El Musel durante una de las campañas en el Cantábrico (Foto: J. A. Pis).


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Buque Thalassa, de 75 m. en el puerto de El Musel. Esta nave está gestionada por el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (IFREMER). El IEO contribuyó a financiar su construcción junto al IFREMER y actualmente lo utiliza durante dos meses al año (Foto: J. A. Pis).

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las ya descritas que finalmente además del nombre genérico y el epíteto específico llevará el nombre del autor o autores que lo describieron junto con el año de la publicación. Los estudios de biodiversidad, que en los últimos tiempos han alcanzado una notable importancia en el contexto de la pérdida de diversidad genética con la desaparición de especies afectadas por efectos antropogénicos, adquieren hoy en día una relevancia mayor en el medio marino debido a las recomendaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) de la Comunidad Europea y del convenio para la protección del medio ambiente marino en el Atlántico nordeste (OSPAR) así como la red europea Natura 2000 de fomentar los estudios multidisciplinares de los hábitats sensibles y la protección de ecosistemas vulnerables. En este contexto, la Unión Europea establece la obligación de proteger al menos un 10% de la superficie de los fondos marinos an­tes del año 2010 para garantizar la sostenibilidad de las pesquerías y el mantenimiento de la biodiversi­dad. El Cachucho, desde el 3 de abril de 2008, se ha convertido en la primera área marina protegida (AMP) en aguas españolas donde los investigadores han identificado más de 550 especies, entre las que destacan corales de aguas frías, esponjas, peces, estrellas y crustáceos únicos. Se han descubierto hasta la fecha una decena de nuevas especies y la zona es frecuentada por gran número de cetáceos.

Regadrella phoenix es un bello ejemplo de las esponjas de cristal que se pueden encontrar entre las especies de la fauna profunda del Cantábrico. En la misma escala se muestra el crustáceo Spongicoloides koehleri que vive en su interior (Foto: J. Cristobo).

Haplomesus longiramus es un pequeño crustáceo isópodo sin nombre común conocido descubierto recientemente en el Cachucho (Foto: I. Frutos).

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Pheronema carpenteri tiene una curiosa forma de nido. Dependiente de ella viven asociadas algunas especies de invertebrados que encuentran cobijo en su interior. Pueden observarse las largas espículas formadas de sílice (Foto: J. Cristobo).

Liropus cachuchoensis es un pequeño anfípodo encontrado hasta la fecha únicamente en el Cachucho entre los 600 y los 1000 metros de profundidad en fondos de sedimentos finos (Foto: I. Frutos).

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Una de estas curiosas especies que albergan los fondos del Mar Cantábrico es la esponja de cristal, Regadrella phoenix, en la que su esqueleto está formado por minúsculas espículas de sílice de las formas más variadas que se fusionan y entrelazan de tal manera que le confieren dureza y a su vez fragilidad como si de vidrio se tratase sobre todo en la zona de su base. Tienen forma de una pequeña ánfora de hasta treinta centímetros de altura que se cierra por su parte superior por una rejilla a modo de tapadera calada, muy perforada de forma que toda ella parece una jaula de cristal que alberga a una pareja de inquilinos muy exclusivos, el macho y la hembra de una especie de crustáceos decápodos (Spongicoloides koehleri) que penetran en su particular habitáculo aún siendo larvas y cuando crecen ya no pueden salir, es decir, que crecen, se reproducen (sus larvas salen con la corriente que genera la esponja para colonizar otra) y mueren aquí dentro. En Japón existe una antigua tradición acerca de especies similares del género Euplectella (que se conocen con el nombre de regadera de Filipinas por su peculiar forma), que consiste en que cuando una pareja de novios se casan, el hombre le regala a la mujer una de estas esponjas con los crustáceos dentro en señal de fidelidad. Otra esponja muy curiosa es Pheronema carpenteri, que en Cantábrico llega a formar extensiones de más de 750 individuos por hectárea y en otras zonas se han descrito agregaciones aún más densas

que pueden suponer casi el 90% de la biomasa en algunos fondos fangosos y adicionar grandes cantidades de sílice a través de las espículas de ejemplares muertos. De entre los invertebrados que se están describiendo en el Cantábrico, destaca por su abundancia el de los crustáceos, de los que se han registrado más de trescientas especies y de forma particular en grupo de los peracáridos al que pertenecen los isópodos y los anfípodos con formas muy variadas algunas de las cuales se conocen popularmente como pulgas de mar. Dos de las primeras especies descritas en estos fondos son Haplomesus longiramus y Liropus cachuchoensis que apenas miden unos pocos milímetros; además están en fase de descripción 43 especies que probablemente serán nuevas para la ciencia. Prácticamente se han detectado en el Cantábrico representantes de todos los grupos zoológicos: peces, equinodermos, moluscos, crustáceos, gusanos poliquetos, cnidarios como las gorgonias o los corales de aguas frías, esponjas y otros grupos menores que indican una biodiversidad alta en una gran variedad de ecosistemas a diferentes profundidades. El futuro de las investigaciones de nuevas especies de la fauna profunda del Cantábrico lleva a investigar enclaves tan importantes como el Cañón de

Avilés, que constituye uno de los ecosistemas mas extraordinarios de la plataforma del Mar Cantábrico, y tiene importantes consecuencias sobre la gran producción existente en áreas circundantes, debido a sus efectos topográficos sobre la dinámica de las masas de agua. En él se encuentran los hábitats esenciales para los reproductores de importantes especies de interés comercial, como la merluza y el rape, que mantienen las pesquerías en los caladeros situados en la plataforma circundante. Es importante destacar que se ha detectado la presencia de distintas especies de corales de aguas frías entre las que destaca Lophelia pertusa. En el año 2009 se inicia una investigación ambiciosa en esta área bajo el proyecto Life-Indemares con el objetivo de recopilar la mayor información científica posible para designar al Cañón de Avilés como área marina protegida de forma similar a lo que ha ocurrido con el Cachucho.

BIBLIOGRAFÍA LE DANOIS, Ed., 1948. Les Profondeurs de la Mer. Trente ans de recherches sur la faune sous-marine au large des côtes de France. Ed. Payot, Paris, 303 pp. Proyecto ECOMARG Estudio del Ecosistema del Margen Continental e impacto de sus pesquerías. Instituto Español de Oceanografía. http://www. ecomarg.net.

La diversidad de especies del Cantábrico se puede observar en esta serie de fotografías que muestran representantes de distintos grupos de invertebrados marinos (Fotos: J. Cristobo).


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Otro pez de aguas profundas es Himantolophus mauli. Ésta especie pertenece.

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Epílogo Alberto Álvarez Peña José Antonio Pis Millán

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ún en pleno siglo XXI se pueden oír comentarios relativos a seres extraños, curiosos, como de otro mundo, que moran bajo las aguas. El mundo marino y todo lo que le rodea es un medio propicio para que se creen estas historias. A continuación se transcribe un suceso contado en primera persona por José María Peláez Prieto, mas conocido como “Peltó”, de 86 años, en el que relata el encuentro que mantuvo con un misterioso animal del cual no se volvió a tener noticia. El testimonio fue recogido el 9 de febrero de 2009 por uno de los autores (Álvarez Peña) quien, además de la pormenorizada descripción, realizó un retrato robot de la bestia en cuestión, según las indicaciones dadas por el propio Peltó. Fue a finales de Agosto de 1962. Veníamos del Cabu Peñes, de un barco valenciano que se hundió en 1961, el “Juan y Yueca”, estaba hundido al Nordeste de la Isla Herbosa, pero cayó un nordestazu tremendo y quedamos a dormir en Llumeres. A la mañana siguiente cambiamos de lugar y fuimos hacia La Punta La Vaca, en Lluanco, porque en un sitio que llamaban La Cuevona había quedado empotrado y hundido un barco vasco, el “II Chacartegui”. El agua estaba como el cristal. Primero bajé yo, y les dije a Luis “El Pancho” y al mi hermano Manolo que

se fueran preparando. Cogí el fusil submarino y el cuchillo y bajé, estaría a unos 16 metros de profundidad. Agua muy limpia y un fondo de cantos rodados. Al llegar abajo y hacer la compensación, según abro los ojos, veo algo brillar, me fijo y veo como a unos cinco metros de distancia lo que en un primer momento parecía un pexe grande sobre los regodones, puesto como de pie, brillante, como plateado, mediría unos dos metros y pico. Lo que yo veía doblado sobre los regodones me doy cuenta de que no es una cola sino que son dos y parecían como piernas. Movió la cabeza hacia mí, muy despacio. La cara era como triangular muy ancha abajo y más estrecha arriba, tenía una boca rasgada, larga y abultada. Entre el pecho y la cabeza un cuello muy ancho, quizás unos 70 cm. A los lados de los hombros una especie como de brazos que llegaban hasta las supuestas rodillas. No era un pexe, tenía un aire humano, era plateao, pero parecía como si tuviese un traje metalizao, compuesto de escamas grandes y alargadas. Giró muy suave la cabeza y sentí mucho miedo, tiré el fusil y salí a la superficie. Era una situación incontrolable, no sé… Contelo y nun me creíen, se sumergieron Luis “El Pancho” y Manolo, apenasyos dio tiempo a mojar el traje, también lo vieron y salieron enseguida del pánico que sintieron. Esi ser estaba como de pie reclinao contra un petón, una piedra, un

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EPÍLOGO


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sitio onde paren furagañes y chopes. Nunca más volvimos a La Vaca de Lluanco, y yo no volvería allí ni por todo el oro del mundo. No nos cabe la menor duda de que esta persona vio algo, algo con lo que nunca antes había topado a pesar de su dilatada experiencia en el mundo submarino; ahora bien ¿de que se trataba?, ¿era un animal vivo? o bien ¿eran restos de algún organismo muerto y ya desfigurado?, ¿se trata de algún ser desconocido para la ciencia y que rara vez se deja ver? Puede decirse que este es un caso que haría las delicias de los amantes de la criptozoología, materia en la que caben desde casos claramente fabulosos, como el del unicornio a otros que, dada la dificultad de dar con ellos, deambularon durante mucho tiempo por el mundo de la leyenda, como el okapi, actualmente ya reconocido científicamente; pasando por toda una serie de escalones intermedios que van de la fantasía a la realidad y donde nos encontramos, entre otros muchos, al yeti, al pies grandes, al monstruo del lago Ness, a la gran serpiente marina e incluso grandes cetáceos de los que sólo hay, como prueba de su existencia, un puñado de observaciones en alta mar pero sin ningún resto que permita corroborarlas de una forma fehaciente.

La zoología es una ciencia que avanza diariamente en el descubrimiento de nuevas especies, gran parte de las cuales tienen al mar por hogar. Es conocida aquella expresión de que los océanos son la última frontera, originada por las grandes dificultades con las que se encuentran los científicos para descubrir todos sus intrincados secretos y sacarlos a la luz pública. Se sabe que en el planeta quedan decenas de miles (hay quien piensa que son cientos de miles) de especies por descubrir, describir y darles un nombre científico, aunque la mayoría son seres de pequeño tamaño; cada día que pasa es más difícil dar con una de gran tamaño. Pero que sea complicado no quiere decir que sea imposible, y esto, el dar con una de estas neoespecies, es una de las cosas más maravillosas que le pueden ocurrir a un zoólogo en su vida. Lo más probable es que no se llegue a saber nunca que es lo que Peltó vio en realidad, pero esta incertidumbre, así como las ganas de poner al descubierto lo desconocido y darle una explicación lógica, son parte de los pilares que aseguran el avance de la ciencia.



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In memoriam Jesús Alberto Cabal Naves La Autoridad Portuaria de Gijón y todos los que han participado en esta publicación quieren recordar con cariño y emoción a este buen investigador, excelente amigo y mejor persona, que empezó con toda su ilusión a colaborar en este trabajo, y a quien sólo el destino apartó de este objetivo.





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