Colombia a la mexicana
La Magia de
Fotografías cortesía: La Santa Catrina
Juan Zuluaga se enamoró de la cultura mexicana. Con su tienda virtual les brinda a las personas en Colombia la posibilidad de adquirir artesanías representativas del país centroamericano Mariana Bello
J
uan Zuluaga, es colombiano y desde hace siete años vive viajando entre México y Colombia. Estudió Comunicación Social en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali y actualmente, es el propietario de la tienda virtual La Santa Catrina, en la que vende artesanías tradicionales mexicanas y prendas de vestir para mujeres. En conversación con Padrísimo, este emprendedor conversó sobre su empresa, el trabajo directo con los artesanos mexicanos y los productos de su catálogo virtual. Revista Padrísimo: ¿Cómo inició La Santa Catrina?
Juan Zuluaga: Este proyecto inició más o menos hace seis años. Fue muy gracioso porque me gustaban mucho las calacas mexicanas, pero nunca podía conseguir algo de calidad en Colombia. Les decía a amigos que estaban en México que me las trajeran y nunca me traían lo que quería; hasta que fui y dije: “Voy a comprar lo que quiero”. Empecé a hablar con ciertos artesanos, ¿y por qué no hacer un primer envío a ver qué pasa? Fue un negocio que empezó muy pequeño y ha crecido mucho. P: ¿Tienen tienda física o empezaron a vender directamente por redes sociales? JZ: No, directamente por las redes. Cuando salió Instagram, veía ciertos tipos de negocios que funcionaban, y decía: “Bueno, yo también debo tener un negocio que funcione a través de las redes sociales. A final de este año íbamos a abrir tiendas físicas, la idea era hacerlo antes, pero
Fotografía cortesía: Juan Zuluaga
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se tuvo que posponer un poco porque vamos a empezar a traer piezas de gran tamaño, que era algo que no estábamos manejando. La idea es tener ciertos puntos físicos. P: ¿Cómo se encuentra relacionado directamente con México para vender productos mexicanos en Colombia? JZ: Con mis papás viajábamos mucho, varias veces fuimos a México y siempre me llamó la atención toda la cultura mexicana. Luego, en el 2015, tuve la oportunidad de conocer mercados y artesanos, pude ver lo que quería. Al principio las personas me decían que quién iba a comprar eso allá, pero para mí era claro que, si yo tenía esa necesidad de conseguir artículos para decorar mi apartamento, seguramente había más personas así. Desde ahí empezó todo.