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La PAZ en tiempos de COVID
Sebastian Forero - Periodista de El Espectador LA PAZ Foto: Cortesía Sebastián Forero Ilustración: Ephrain Herrera Ephrain D. Herrera
en tiempos de COVID
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AAntes de esta crisis municipios, en donde se artículo de prensa. Cuenta sanitaria, varios periodistas quería denunciar alguna cómo, aun cuando el tema dedicados a escribir problemática cómo el principal de todos los medios columnas en medios como riesgo de líderes sociales, es el Covid-19, no se puede El Espectador o El Tiempo el desplazamiento forzado, dar el lujo de descuidar las rebuscaban el nuevo tema e inclusive, temas sobre problemáticas que circulan en en el cual se centraría su cultivos de uso ilícito. las regiones alejadas del país. próximo artículo, pero comenzó la cuarentena y Por ende, era notoria En febrero, antes muchos comunicadores se la necesidad de de la cuarentena, en vieron en la obligación de estar movilizándose conmemoración de los 20 años dar un cambio completo a su constantemente. Todo esto de la masacre de El Salado, labor social. cambio debido a la crisis viajó junto a un compañero sanitaria que afectó a todo con la ilusión de ver si tal
Sebastián Forero, reportero el mundo a inicios de 2020. acontecimiento afectaría al de la sección de paz en “Hacer reportería desde diario vivir en el pueblo. Se El Espectador, cuenta en Bogotá tiene una limitación, esperaría que por parte del qué consistía su labor de ahora hacerlo desde la casa es pueblo hubiera un desfile, o al comunicador antes de aún más complicado”. menos un acto en memoria de la cuarentena. Viajaba a aquellos que perdieron la vida diferentes regiones del Todos los días se contacta en aquella tragedia, pero luego país, para tener de primera vía telefónica con la red de aclara que cuando llegaron mano noticias relacionadas fuentes que ha conseguido a recibieron el fuerte golpe de con la paz. Se mantenía lo largo de su carrera. Busca un pueblo que a medias se en contacto con un a través de los medios la logra mantener. Calles vacías, sinnúmero de organizaciones nueva problemática en la edificaciones a punto del sociales que lo llevaban a que se centrará su próximo derrumbe, el sentimiento de un
vacío que deambula por todo el lugar y un aire pesado y frio.
Un pueblo fantasma, donde apenas pasa un alma. “Sus habitantes se sienten huérfanos”, los que se quedaron anhelan la esperanza de poder vivir dignamente, sin tener que alejarse de su tierra natal. Es gracias a agencias del Gobierno y cooperaciones internacionales, que el pueblo no ha caído en la ruina. perdieron a su marido y padre a causa del Ejército. El dolor de unos campesinos, a quienes no se les permite trabajar en el único sustento que tienen. La rabia y desesperación de perder a alguien cercano en una lucha estúpida contra un ejército que, en contra de un acuerdo que les permite a los campesinos sustituir de manera voluntaria las plantaciones, busca erradicar las matas de coca a como dé lugar.
No puede estar presente y, aún así, a través de llamadas y fotos, siente el pésame de personas que mueren primero por rebuscarse la vida y el pan para comer el día de mañana, todo por la crisis sanitaria que está enfrentando el mundo.
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Los problemas que afectan la paz no cesaron en medio de la cuarentena. Aún cuando Forero no puede viajar directamente al lugar de los hechos, siente a través del celular la tristeza de una esposa y una hija que
Foto: Cortesía Sebastián Forero
Sebastian Forero - Periodista de El Espectador
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Juliana Salazar - Periodista deportiva
67 DÍAS SIN DEPORTE
Daniel O. Montoya D Desde que vivía en Manizales, Juliana Salazar Meza tenía claro que su vida estaría marcada por un balón de futbol y un micrófono. También le gusta la música y es fiel admiradora de Luis Miguel, pero su vida tenía que dedicarse al periodismo deportivo; casi como un designio divino. Juliana nació el 13 de agosto de 1980 en la capital de Caldas, pero hace 5 años vive en la fría, y en algunos casos, hostil Bogotá. Es egresada de la Universidad de Manizales, tiene un hermano economista, otro publicista y 3 sobrinas que son la piedra angular de su vida.
Esta manizalita desde los 23 años ya tenía un hilo prendido con el deporte y especialmente con el fútbol. Fue jefe de prensa del Once Caldas durante la Copa Libertadores, la cual levantó Samuel Vanegas el primero de julio de 2004. “Luego trabajé en la Secretaría del Deporte de Manizales, también hice un programa en Canal Une llamado Matices y Emprendedores, pero nunca dejé de trabajar dentro del deporte”, dice. La Federación Colombiana de Futbol (FCF) y la FIFA notaron su gran talento y la contrataron como coordinadora de televisión en Pereira durante el Mundial Sub20 Colombia 2011.
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En una entrevista con Fémina Fútbol, Juliana Salazar confiesa que, durante sus primeros años en el periodismo, el machismo fue un obstáculo, pero no le impidió llegar en 2013 a Caracol Radio Manizales y solo 2 años después a hacer parte en Bogotá del equipo estelar de la cadena, con Cesar Augusto Londoño, Diego Rueda y Steven Arce.
Hoy es una de las periodistas deportivas más reconocidas del país con una trayectoria igual de exitosa al futuro que muchos le auguran. Sin embargo, Juliana no escapó del efecto mariposa causado por la pandemia del Covid-19 y su incidencia en el periodismo y los deportes. Ella camina 3 cuadras para llegar al trabajo y presentar un programa de radio de 4 de la tarde a 10 de la noche. “Somos 300 empleados y solo 10 aún trabajamos presencialmente. Somos 3 en la sala de redacción a una distancia de más de 2 metros, es un poco extraño”.
Hace aproximadamente 2 meses, la pasión y la emoción del deporte alrededor del mundo tuvo que frenar en seco, incluso grandes eventos cómo los Juegos Olímpicos de Tokio, la Eurocopa y la Copa América en Colombia y Argentina tuvieron que rediseñar su calendario para aislarse y evitar las grandes congregaciones de amantes del deporte. Juliana también ha tenido que reinventarse como periodista y seguir hablando de fútbol contra todas las dificultades.
“La información sale mayoritariamente de los corresponsales en Manizales, Medellín, Cali y Pereira, sobre cómo los equipos llevan a cabo los entrenamientos y las nuevas contrataciones”, cuenta Juliana quien ha tenido que aprender algo de medicina, economía y hasta política porque entiende que ahí está la información que todos quieren saber en este momento.
“Estamos pendientes del número de contagios, los reportes del Gobierno y lo que dicen los alcaldes porque es nuestro deber preocuparnos por lo que está pasando en el país”. A pesar de la coyuntura, Juliana dice que esto ha sido una oportunidad para no solo hablar con el deportista, sino también con la persona. “Las charlas y entrevistas son más humanas y personales”. Ella, una mujer de 39 años, se encontró con la historia de un futbolista de apenas 21 que pasa la cuarentena en Serbia en una soledad abrumadora. “Esto ha sido una oportunidad de conocer nuevos deportistas y aparece este pelao solo en Serbia. Es algo que te asombra y te asusta”.
La rutina de Juliana Salazar no ha sido diferente debido a la cuarentena, pero sí ha tomado hábitos que antes no tenía. “Me levanto a las 8 de la mañana y estoy en mi apartamento leyendo, escuchando música, cocinando y viendo noticias hasta las 4 de la tarde, cuando debo irme a las instalaciones de Caracol Radio. Vuelvo a las 12 de la noche porque me quedo preparando el programa del día siguiente y estoy acostándome a la 1 de la madrugada. Antes y durante la cuarentena ese ha sido mi horario, pero las primeras semanas de aislamiento me costaba mucho conciliar el sueño”.
Esta ferviente hincha del Once Caldas dice que el encierro no es especialmente un problema para ella, que el ser humano es un animal
Foto: Cortesía Juliana Salazar
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Juliana Salazar - Periodista deportiva
de costumbres, pero sí extraña ir al estadio, hacer reportería con las personas y hacer parte de la carnicería en la que se convierte la zona mixta después de un partido. Sin embargo, si hay algo doloroso para Juliana es la distancia física que hay entre ella y su familia, particularmente con sus padres. “Un hábito que si me ha enseñado el aislamiento es a llamar a mis papas cada vez que me levantó”.
Es un ritual sagrado que realiza como primera y última acción del día. La mamá de Juliana no reza sin pensar en su hija cada vez que pronuncia una oración frente al altar que tiene en su casa. A pesar de los 291 kilometros que hay entre Manizales y capital colombiana, Juliana y su mamá mantienen la fe y esperanza de poder verse y abrazarse pronto. “Me pregunto mucho cuando veré a mis papás, son mayores de 70, y no puedo salir a verlos apenas acabe esto porque sería muy irresponsable”.
Durante esta crisis sanitaria, Juliana ha tenido que conocer el dolor de amigos que vieron cómo los padres se les alejaban aún más de lo que la cuarentena puede distanciar seres queridos. “Me asusta que me pase como a un amigo en Manizales que se le murió el papá y no lo pudo ver por la cuarentena”.
Aunque el panorama no parece aclararse con el paso de los días, esta periodista deportiva está convencida de que en las peores situaciones se ven las mejores personas y en su caso ha podido ayudar a quienes no gozan de salud y trabajo como ella. “Me siento afortunada por contar con los recursos necesarios para vivir y poder darle la mano a esas personas que viven del día a día”.