Jóvenes universitarios y dispositivos de formación

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“Jóvenes universitarios y dispositivos de formación” 1

Silvia Carrizosa Hernández

Nuestro proyecto tiene por objetivo incidir en la detección y evaluación de los problemas de salud mental e identificar como intervienen en los procesos de formación de los estudiantes y analizar las condiciones de su producción en su singularidad y en los aspectos sociales que los condicionan, a fin de hacer propuestas en las que participen activamente los implicados, desarrollar modalidades de intervención y proponer posibles medidas preventivas a la institución.

La presente reflexión se deriva de las palabras escuchadas en procesos de grupo que tenían como objetivo conocer los malestares y también los bienestares en el ámbito universitario, así como en éste momento rescatamos las voces de los estudiantes en otro momento nuestro proceso de investigación nos ha permitido acercarnos a escuchar los procesos vividos por los profesores y también lo que sucede con algunos de los trabajadores dentro de nuestra universidad. Sus palabras nos han permitido ver como las situaciones que vivimos actualmente han convertido espacios y situaciones que en otro tiempo se vivían como placenteras y altamente formativas en actos mecánicos y sin sentido.

Las nuevas políticas de la globalización producen cambios a todos los niveles: individuales, económicos y sociales; en este contexto los procesos de conocimiento adquieren otras dimensiones, la información que la podemos pensar como excesiva, difícilmente puede ser procesada de una forma reflexiva y crítica en procesos de diálogo y de experiencias significativas. “En la actualidad, los centros de producción de significados y valores son extraterritoriales, están emancipados de las restricciones locales; no obstante, esto no se aplica a la condición humana que esos valores y significados deben ilustrar y desentrañar”. (Bauman: 2001:9)

La fragmentación del tejido social puede ser causa de otra fragmentación que es la psíquica, por lo que cada vez se hace más difícil pensar que la sociedad pueda ofrecer alternativas de apoyo a las personas que son víctimas de algún padecimiento, sino que nos atrevemos a pensar que es la causa de


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Profesora-investigadora Departamento Educación y Comunicación Cuerpo académico Procesos de Salud Mental e Intervención que

los mismos se vayan intensificando hasta llegar a resultados francamente alarmantes. Nuestra vida transcurre en tiempos en los que los lazos simbólicos se han debilitado fuertemente; ante tal incremento de la violencia también la vida va perdiendo su sentido por lo que si de formación se trata nuestro compromiso es fuerte para volverlo a encontrar. “La era de la individualidad sustituyó así a la de la subjetividad: dándose así mismo la ilusión de una libertad sin coacción, de una independencia sin deseo y de una historicidad sin historia, el hombre de hoy devino lo contrario de un sujeto.” (Roudinesco:2000:16)

Las grandes instituciones de la modernidad (iglesia, estado, partidos políticos, etc) han sido desinvestidas por los individuos en su función de agrupar, de unificar, de integrar los proyectos del conjunto. Aun cuando persisten en sus funciones burocráticas cada vez más los individuos están en ellas para el logro de realizaciones personales, ya no para el progreso o la defensa de lo colectivo. Entre otras, ésta es una de las causas esenciales para la difusión de la corrupción, situación en la que la ética grupal queda vacía de contenido para los sujetos. La escuela no ha escapado a la crisis que afecta a las instituciones, que han mermado profundamente sus capacidades de regulación social; actualmente los espacios de producción de significados y valores son extraterritoriales, como lo afirma Galende: “Todo esto contribuye sin duda a un empobrecimiento de la vivencia de un tiempo histórico, dando lugar en grandes grupos humanos a la presencia de una experiencia de tiempo como vacío, homogéneo, en el cual se borra el sentido del porvenir y se incrementa el puro estar de la repetición.” (Galende: 1992:328)


Estar en la universidad estudiando cualquier carrera supone un acontecimiento importante en la vida de un estudiante, en su paso por la institución escolar entra a formar parte y aceptar el sistema político que la institución representa, práctica disciplinaria que pasa a formar parte de la historia del sujeto, que lo construye; movimiento constante de formación entre discursos y prácticas. Aunque el cambio de esas bases disciplinarias intervienen en la formación de subjetividades más flexibles en una sociedad que forma para la satisfacción rápida de necesidades y el crear la ilusión de estar a gusto consigo mismo sin importar lo que suceda a los otros. Por lo que ha aparecido en los grupos hasta ahora trabajados la universidad no es vivida como un lugar para el encuentro, sino que se convierte en ese lugar en el que vive por un tiempo donde no se hace un lazo profundo. La percepción del espacio ha sufrido también modificaciones importantes y casi siempre en un sentido restrictivo, la posibilidad de movimiento se aminora como si el espacio pudiera convertirse en persecutorio. Lo aparecido hasta hoy en los grupos que hemos estado han sido auténticos problemas que aquejan tanto a estudiantes en su proceso de formación como a profesores y trabajadores en su día a día en la universidad. “La sociedad democrática moderna quiere borrar de su horizonte la realidad de la desgracia, de la muerte y de la violencia, buscando integrar, en un sistema único, las diferencias y las resistencias. En nombre de la globalización y del éxito económico, intentó abolir la idea de conflicto social.” (Roudinesco: 2000:17). En nuestra universidad los jóvenes estudiantes al acercarse la terminación de su carrera tienen que realizar su servicio social, experiencias que han sido múltiples y de lo más diversas, que suponen un acercamiento de la universidad con la sociedad de la que forma parte y a la que se debe; de la riqueza de conocimiento que los distintos espacios les proporcionan, se derivan procesos de investigación que se viven intensamente, momentos de todo tipo, trabajo que no pasa únicamente por lo intelectual, los estudiantes en especial los de la carrera de Psicología, sin afán de excluir a otros, sino por lo que nuestro proceso de investigación nos ha arrojado viven con todo su ser implicados en situaciones con una gran carga de emociones. La complejidad de las temáticas que se abordan, que van desde las profundas preguntas en relación a la desgracia de los otros, su encuentro con la exclusión, con la violencia que se vive actualmente en todos los espacios y muchas problemáticas más, los someten a situaciones generadoras de altos montos de angustia, por lo que el asesor se convierte en un acompañante que con su palabra y la de ellos generará un espacio formativo. Esta forma de trabajo no se logra fácilmente supone un proceso conjunto de asesor y estudiantes asumiéndose como un grupo de formación y aunque la propuesta del sistema modular es el trabajo en equipos, los estudiantes nos han verbalizado el gran esfuerzo que supone lograrlo.


Es formativo tanto para el estudiante como para el asesor sentir en los equipos de investigación de trabajos terminales, como el grupo empieza a integrarse a pensarse en un espacio intersubjetivo; en el contacto con el dolor de los otros se van poco a poco sensibilizando ante situaciones que en otros momentos tal vez los habrían hecho huir espantados, aparece también la idea de ser indispensables para ellos; construcción de un espacio en el que es posible que vayan surgiendo ideas que cada vez pueden ser más creativas y que les permiten pensar en cambios o en transformaciones importantes. Hay algo profundo que une a los sujetos en formación, la formación psicológica no podemos pensarla como cursos, sino como espacio creativo en el que entra en juego la pasión, supone un movimiento constante para el sujeto como algo más allá que supone preguntarnos por nuestros deseos, adentrarse profundamente en la dimensión inconsciente y asumir el compromiso de reflexionar constantemente sobre nuestras prácticas. El sujeto en formación transita por los caminos de la duda, la insatisfacción, de la necesidad, en el deseo siempre presente de cambio tanto de su realidad como de sí mismo. Proceso en el que el sujeto entra en movimiento para asumirse como tal, al mismo tiempo que pasa a formar parte de la construcción de la cultura y la sociedad.

Los cambios tan importantes que se han presentado en los espacios individuales y colectivos, que los hemos vivido de una forma tan rápida, han por supuesto afectado fuertemente los procesos de enseñanza-aprendizaje por lo que el trabajo docente en estos tiempos tiene que estar en constante reflexión, si no corremos el riesgo de perdernos en nuestras ideas de formación; ante tales situaciones el compromiso de formar estudiantes comprometidos con su realidad social se convierte en una lucha titánica.

Cada vez estamos más en la búsqueda de soluciones individuales ante los graves y complejos conflictos globales, lo que supone un nuevo tipo de conocimientos, una distinta cultura e inéditas formas de subjetividad. Por lo que nuestra preocupación tiene que estar centrada en que el vínculo con el otro, prevalezca en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es de primera importancia la recuperación de las palabras, de poder articularlas para poder dar la lucha a la indiferencia, al individualismo, a las amenazas que se ciernen en contra de la convivencia humana. Trabajo colectivo que nos lleva hacia los otros, que nos da la posibilidad de creación constante.


BIBLIOGRAFÍA Bauman, Zygmunt, (2001) La Globalización, Consecuencias Humanas, FCE, México Galende, Emiliano (1992), Historia y Repetición, Temporalidad subjetiva y actual modernidad, Ed. Paidos, México. Roudinesco, Elizabeth, (2000), ¿Por qué el psicoanálisis?, Paidos, Argentina


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