Primera edición, 2014 Tarello Leal, César David Del peróxido de benzoilo al vodka/ Tarello Leal César David; — Querétaro, México; 2014 Par Tres Editores, S.A. de C.V.; 58 p. ISBN 978-607-9374-00-6
Distribución local © 2014, César David Tarello Leal. © 2014, Par Tres Editores, S.A. de C.V. Fray José de la Coruña 243, colonia Quintas del Marqués, 76047, Santiago de Querétaro, Querétaro. www.par-tres.com direccioneditorial@par-tres.com Diseño de portada: Aline Trejo García. Fotografía de la portada: Juan “Johnny Revolver” Ovalle.
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Impreso en México ● Printed in Mexico
César Tarello Leal (México D.F., 2 de julio de 1975). Sin oficio de escritor y con actitud lo suficientemente pendenciera como para creerse el Huracán Ramírez. Más que pluma o lápiz usa un viejo bate de softball. Dice ser un músico pero goza destruir las armonías a gritos. Algunos dicen que es un fantasma que recorre los pasillos de las Facultades de Derecho y escuelas afines en la ciudad más queret(i)na del mundo.
Índice Mustang Fast Back 83,
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Haunted,
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Retrovisor,
13
El llanero solitario,
14
Pedrito in fragantti,
16
=C=R=U=C=E=R=0=,
18
Consulta a domicilio,
21
Amor a primera vista,
24
¿Adivina quién dispara las hamburguesas hoy?,
27
Pin Pon Papas,
31
Gore,
33
Ojo clínico,
34
Del peróxido de benzoilo al vodka,
36
Slam,
38
To be somebody,
40
Hada madrina,
44
Fire!,
46
Los motivos del gordo,
51
Nota Rosa,
52
Volar no cuesta nada,
53
César Tarello Leal
MUSTANG FAST BACK 83 Leading up the road to ruin, no last chance for alcoholic speedness. Road to Ruin. Annihilator.
Pasan de las dos de la mañana y regresamos de una fiesta en Cuernavaca. El radio de mi mustang fast back 83 suena débil. Alessandro y Rodrigo van dormidos atrás. Comienzas a quitarte despacio tu chamarra como si canción animal te hubiera animado a bailar un streap-tease para mí. Tu mano izquierda quedó sobre mi pierna, oculta bajo la chamarra; la otra cambia de estación. Sonríes. Devuelvo la sonrisa con cara de idiota. Veo de reojo tus tetas: parece que quieren romper tu vestido. Mis amigos no se despiertan. Llegas a mi entrepierna y comienzas a frotarme. Sin darme cuenta acelero. Una sola mano es suficiente para controlar la dirección hidráulica de un fast back 83 a los ciento diez. Tus dedos y tu muñeca imprimen velocidad y presión junto con la cadencia de la percusión introductoria de simpatía por el diablo versión de Guns and Roses. Mi mano derecha está sobre tus senos. Cierras los ojos, tus labios están húmedos. Deslizas el cierre; se traba a la mitad. No puedo quitar la vista del camino, ni del retrovisor, ni de ti, ni del asiento trasero. Ciento cincuenta. Debería bajar la velocidad. Tu mano se introduce frenética por el cierre, la mía rompe tu escote. 9
Del peróxido de benzoilo al vodka
Aprieto el volante. Tu respiración se acelera al parejo que la mía. Tu cara me recuerda la porno que vi el jueves. Las curvas me están dando problemas. Mi cuerpo tiembla y los párpados se me cierran. Axel Rose casi termina de berrear. Estuve a punto de salirme en esta vuelta. El velo... címetro va muy a...rriba. Nuestros cuerpos: tensos. Algo que siempre me ha gustado de ti es que nunca usas brassiere. Jadeas junto con el último acorde de la rola. Te aprieto el pecho. Un par de luces vienen de frente. El orgasmo me hace gritar. El resplandor está encima de nosotros. Alessandro y Rodrigo también gritan.
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César Tarello Leal
HAUNTED Sleep well, in hell Phantasmagoria. Annihilator.
Una línea recta, un cilindro verde esponjoso, un poco de papel tapiz debajo de mi lengua. Casi nada, un llegue. Trato de rebasar el día. Una hora, dos; hasta que llega la noche. La luz se dobla en colores y la acarician sus besos: Tantos, tangentes, tangibles, Tantras. Sus manos etéreas, descarnadas, juegan a las escondidas con mis ojos ambiguos, tan piratas que a veces se me hace que andan locos. De repente veo millones de chispas filtrarse por las rendijas de mi cuarto que no es cárcel, pero la hace de calabozo, y ella, en son de parca aprovecha para colarse cual gorrón de Chava Flores; me presenta a todas las arañas que construyeron este cubil de concreto alrededor de mis telarañas. El viaje que se trae la vieja esa malviaja mi viaje, como pistón de tórton 75 o la patada de ahogado en un tanque de cerveza. La mujer y sus rollos, y luego ésta, que se aparece de pronto con todo y sus mensualidades congeladas. Ninfa, diosa, niña mamona de escuela fresa, vieja tetona de secundaria urbana; por eso la excluyeron del árbol de Porfirio y por eso también se viene a pasear por el chante cuando busco salirme de la luz. Y ahí esta danzando sus armonías al ritmo de un corazoncito que no tiene porque se lo comió el gato. 11
Del peróxido de benzoilo al vodka
No lo niego, me la he estado caldeando. Me pone cachondo cuando anda despacito con sus piernitas flotando arriba de mi colchón, porque es ahí cuando platico con ella hasta que sol mata luna y verbo mata carita. Lástima, viene el brillo y entonces mis colores doblados, con los que empieza todo esto, desaparecen junto con su femenino fantasma invocado por relojes medianocheros. Todo se va y mis ojos abiertotes de pupilas se dejan penetrar por el día. Cuando despierto, me revuelco en mis cenizas y me pongo a mirar el amanecer, comiéndome al sol con lentes negros. Por eso prefiero la noche. Por eso el llegue hasta en la tarde; porque entro al hogar del sueño, de la pasión torcida, oblicua, angulada y oblonga, que no termina, que se la pasa desafiando mi entropía; no me deja perder mi cerebro aunque lo separe de mi cuerpo. Espero hasta el ocaso que una bacha taciturna me lleve de romántica huída (como par de güeyes en telenovela de horario jodido) a la capital de la orgía y de la acogedora, sin albur, muerte. Entonces todo se esfuma, se entrecorta, y antes de que ella se aparezca otra vez mis últimas palabras la invocan y maldicen el futuro. Noche: fantasma contento de verme. Día: ¿vivo?; vale todo; vale madre.
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César Tarello Leal
RETROVISOR Objects in the rearview mirror are closer than they appear.
Ella juega revolcándose en la cama hasta que la excitación se disipa con el mareo y las uñas le surcan su abdomen. Se incorpora tambaleándose, mirando su cuerpo algunos minutos al espejo, vaporosa, escurriendo fluidos, desgreñada. Sonríe mientras caza con los dedos el último jadeo antes de dormir. Él en su cuarto escucha los movimientos, la sábana autoadherible y algún jadeo que sobrepasó los decibeles que soporta su pared tipo constructora del Infonavit. Cada dos o tres noches cubre con una terapia de radio-anestesia sus deseos, sublima entre las cuarenta principales, los anuncios de comida en Oxxo y el asado a fuego lento de su brazo izquierdo con un gastado Bic amarillo. Ella termina su ritual con un beso a la foto que tiene de él encima de su tocador lleno de perfumes vacíos y fotocopias de libros de la prepa que nunca lee. En la mañana suben a la Wagoner 89 que los domingos usa toda la familia para su tradicional paseo de hueva. Él la deja en la escuela, sin decir nada, sólo se limita a ver por el retrovisor las nalgas que ella mueve orgullosa para él.
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