JOSÉ LUIS DE LA VEGA SOBRE EL ESCRITOR José Luis de la Vega nació en la Ciudad de México, el 23 de marzo de 1951, aun cuando es queretano, de toda la vida. Ha publicado poesía, cuento, ensayo, notas de crítica y viñetas, en revistas, suplementos culturales, periódicos y fanzines, de diversos rumbos. En forma señalada, Punto de partida, El ruido de las letras, Alquimista, Clavileño, Revista de la Universidad de Guadalajara, El informador, El nuevo amanecer, Periódico de poesía, Dosfilos, Gatuperio, Vomito Lunar, Superación Académica, Voces, Extensión, Tribuna de Querétaro y Barroco. Títulos publicados: Saxífraga es mi flor. Editorial Nautilus, 1991, Estampas de la Triple Alianza. UAQ, 1993, De memoria. Editorial Nautilus, 1994, Una historia sagrada (cuento). Editorial Papuras, 1994, Los versos de Alfonso Ruíz Lobo. El Hechicero, 1996, La ceniza y el viento. Editorial El Hechicero/FONCA, 1996, De distinta fragancia. SUPAUAQ, 1997, De cosas ya muy dichas. Editorial Sangremal, 1998, Qué extraño tan diferente (Obra poética, 1971-1991).
ÍNDICE
De una ausencia Sabe de más, sabe de menos Estatuaria. Educación Mi generación La tragedia de las hojas Desayuno con H. Miller
El contenido de estos textos es propiedad y responsabilidad del autor, Par Tres Editores, S.A. de C.V. transmite estos textos de manera gratuita a través de su proyecto de difusión cultural y literaria denominada Biblioteca Digital de Escritores Queretanos. Los autores han seleccionado sus textos para permanecer en dicha biblioteca para su uso única y exclusivamente como difusión literaria, por lo que se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio, sin la anuencia por escrito del autor, quien es el titular de los derechos patrimoniales de los mismos.
ESCRITOR QUERETANO: JOSÉ LUIS DE LA VEGA
De una ausencia Fragmento VII Ni el mineral corazón del miedo, ni la boca incendiaria de ciertas golondrinas, podrían quitar mis ojos de tu silvestre cuerpo. Ya no sería posible reconstruir la orilla de esta noche ni habría manera de huir de estas agujas. Existen ya, entre nosotros, millones de ciudades que desconocemos, mares de vidrio indefinido, entre nosotros pasa un río de musgos y raíces, como hilos de acero pasan aves, entre nosotros todo avanza aéreo y primitivo. Así quiero que te quedes con la forma del geranio y rodemos por la luz haciendo soles, hasta encontrar un entreabierto río en donde ahoguemos nuestras soledades. Ven a mi lado ¡Qué demonios!
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Estaremos hasta el fondo de esta sílaba dorada, en la gota de mercurio sin sonido y destruyes la alondra en mil pedazos. (Saxífraga es mi flor)
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Sabe de más, sabe de menos Para Paula de Allende Una alondra de flexible cuello en el último minuto canta sola; canta hacia sí, dentro de sí. Desdibujada en el otoño la alondra se equilibra, equilibrarse en círculos concéntricos. La alondra sabe de más, con su canto se sostiene el follaje de los sauces. La alondra sabe de menos, con su mirada abarca piedra, flecha, bala y cazador. (Saxífraga es mi flor)
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Estatuaria ¡Si yo pudiera comer chocolate con la misma verdad que tú lo comes! Álvaro de Campos Muchacha come helado de chocolate que sea éste tu único alimento tu esperanza esponjada en el barquillo come sucia muchacha embárrate los labios la nariz los ojos el cabello que escurra en tu espalda de los hombros al suelo y en tu pecho dormido y en tus dedos de piedra helado de chocolate en tu cerebro que toda tú transpires chocolate (La ceniza y el viento)
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Educaciรณn Lady Canaria prometo no hablarle delante de sus amistades pues soy consciente de que la desprestigio pero si cree que lo hago por amor estรก pendeja (La ceniza y el viento)
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Mi generación No se dice aún la última palabra y tal vez nunca Pájaros de especies alucinada llagamos a la tierra en una época de auge y resplandor Colgados de la tele vimos el primer hombre que puso un pieen la luna matar a Kennedy Little Richards aullando rock and roll Fuimos a Huautla en busca de luz y al mar y al desierto y a la selva Yo no voy a decir que la encontramos sé que estuvimos cerca Un septiembre cada vez más lejano en un lugar con sol y buena música miles vimos el rostro de una nación áspera y suave pacifista y cruent Una mañana salimos a la calle y nos encontramos en guerra como en la películas de caballitos perdimos la cabellera unos cuantos chingadazos otros no tuvieron tan buena suerte y los dimos de baja en nuestra vida Más de uno jura que habló con dios 8
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otros probaron las mieles del poder y pagaron su precio en la finanza algún desenfrenado reventó Los más corrimos a escondernos nos casamos y nos divorciamos encontramos compañera compañero tuvimos hijos Igual de solitarios que cualquiera ocultamos nuestro miedo escuchando a Serrat y a las violetas parras La vida se nos va en la resistencia y la pereza En medio de la crisis y la peda salimos al trabajo al sistema nos vemos por ahí nos saludamos lo miro flaco bordeando los cuarenta a un paso de tomar el poder o desmadrarse Hacedor de palabras para el fin del milenio a todos los desconozco y en su rostro me veo (De cosas ya muy dichas)
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La tragedia de las hojas Desperté a la resequedad y a los helechos estaban muertos, las plantas de la casa tan amarillas como el maíz; mi mujer se había ido y las botella vacías como cadáveres desangrados, me rodeaban con su falta de utilidad, el sol todavía funcionaba y la nota de la casera crujía en fino y exigente papel amarillo, lo que se necesitaba ahora era un buen cómico, estilo antiguo, un bufón con chistes de un absurdo dolor –el dolor es absurdo porque existe nada más porque existe–. Rasuré cuidadosamente, con una vieja navaja, al hombre que alguna vez fue joven y decían que poseído de un extraño genio; pero ésa es la tragedia de las hojas, los helechos muertos, las plantas muertas. Entré en un pasillo oscuro donde la dueña de la casa estaba parada, maldiciéndome decididamente, mandándome al demonio, agitando sus gordos y sudorosos brazos, gritando, exigiendo la renta, 10
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porque el mundo nos falló a los dos.
*Versión del poema de Charles Bukowski, del mismo título. (De cosas ya muy dichas)
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Desayuno con H. Miller No puedes hacerme mala sangre no tiene importancia cuántos días negros faltan o si la mosca cae en la sopa y se descomponen los apagadores ni si la llave de la redera no funciona y el libro de poemas no está terminado y la basura se pudre dentro del plástico gris si enfermamos y a la cama le salió un resorte y a las plantas les ha caído plaga y la pared está manchada y hace falta dinero compañía Todo está para ser cubierto por la mugre si te acostumbras a ver la vida de esta manera. (De cosas ya muy dichas)
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