4 EL AMOR
C
ada año se graban muchas canciones y se recitan muchos poemas acerca del amor. Continuamente la gente intercambia mensajes y cartas de amor, los cónyuges al casarse se dicen votos de amor, se predican sermones donde se enfatiza la necesidad de que nos amemos los unos a los otros, y se escriben libros en la tentativa de definir qué es el amor. Sin embargo, la única definición completa del amor la encontramos en Dios. En Jesús tenemos la mejor personificación del amor, y en la Carta de Pablo a los Corintios leemos una bella y profunda descripción del amor: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.» (1 Corintios 13:4-8). Dios es amor. Es la fuente de todo amor. Su amor derramado por la humanidad nos permite tener la comprensión de que hay un ser superior, afectuoso y poderoso que rige nuestras vidas. Es a partir del amor que entramos en contacto con Dios. «Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.» (1 Juan 4:7-8,16).