Humanidades II

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HUMANIDADES II ANTOLOGIA: Compendio de lecturas correspondiente a la asignatura de Humanidades II

9-5-2014

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HUMANIDADES II DEMOCRACIA El nombre democracia procede del término griego demokratia, que significa "gobierno del pueblo" (de demos, "pueblo" o conjunto de todos los ciudadanos, y kratos, poder o gobierno). Ante todo, hay que destacar que se trata de una forma de gobierno y, por tanto, de sometimiento de todos los ciudadanos a una autoridad política y a un poder coercitivo. En esto, la democracia es como toda otra forma de gobierno. Lo que distingue a la democracia del resto de las formas de gobierno es que, en la democracia, la autoridad y el poder los posee y los ejerce el pueblo (el demos). Y, por consiguiente, en una democracia, el pueblo se gobierna a sí mismo, se somete a su propio dictado, se da a sí mismo la ley a la que quiere que se sujete la actuación de todos los ciudadanos. Al contrario de lo que ocurría en las antiguas tiranías, en las monarquías absolutas o en otras formas autoritarias de gobierno, en la democracia, el pueblo es el soberano. Sólo a él corresponde por derecho el poder Ahora bien, para ejercer el poder con eficacia, operatividad y diligencia, el pueblo se sirve regularmente de representantes. En los Estados democráticos, los ciudadanos eligen -mediante un sistema de votación que garantiza la libertad y la privacidad del voto- a sus gobernantes. Éstos tienen el deber de ejecutar el mandato del pueblo. De acuerdo con este mandato, tienen que elaborar las leyes, discutirlas públicamente en los foros establecidos al efecto, rechazarlas, enmendarlas o aprobarlas y, una vez aprobadas, aplicarlas y poner a disposición de los jueces a todo el que no las cumpla. Resumiendo: la democracia es la forma de gobierno que caracteriza a un Estado en el que los ciudadanos, a través de sistemas de representación política más o menos directa, elaboran y establecen las leyes a las que debe sujetarse su propia actuación. En las sociedades democráticas, la soberanía corresponde al conjunto de los ciudadanos, quienes la ejercen, con arreglo a la ley y por medio de sus representantes, desde las distintas instituciones políticas (ciudadanas) del Estado

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LEGITIMIDAD Y LEGALIDAD Legalidad se refiere al ámbito jurídico. Que algo es legal significa que se ha hecho de acuerdo con las leyes vigentes en un país. Legitimidad se relación con la ética y la moral , en cuanto se examina no solo la legalidad de una norma , sino si esta , además , está de acuerdo con los valores y principios morales de la justicia. La legitimidad se refiere precisamente a esta idea que tiene que ver con las razones por las cuales las personas aceptan y justifican un poder político. Si revisamos la historia podemos encontrar diversos fundamentos de la legitimidad del poder político: la divinidad, esto es la creencia de que el poder político deviene de Dios, modelo de legitimidad que se dio en gran medida durante la edad media; el carisma del líder, modelo de legitimidad del cual se encuentran ejemplos aún en el mundo contemporáneo y, como característico del Estado moderno encontramos la legitimidad basada en la legalidad. Lo cual genera como resultado la identificación entre legitimidad y legalidad. Cuando el Estado moderno, asumió el carácter de Estado de derecho, la legitimidad del poder ejercido por el Estado se fundamentó en su sometimiento a la legalidad, en dos aspectos: quienes ejercen el poder estatal deben estar autorizados para ello por el ordenamiento jurídico, se trata de la legitimidad en el origen del poder; pero además dicho poder debe ser ejercido conforme a lo establecido en la ley, se exige así que el poder no sea utilizado de manera arbitraria, se trata de la legalidad en el ejercicio del poder. El Estado de Derecho significó así la opción por el "gobierno de las leyes", opuesto al gobierno de los hombres. Dicha opción implica tanto gobernar conforme a las leyes como gobernar mediante las leyes, esto es, normas de carácter general válida para toda la comunidad política. IDENTIDAD La identidad es lo que permite que alguien se reconozca a sí mismo. En consecuencia, la identidad personal es todo aquello que nos define como individuos. Tenemos conciencia de la identidad porque tenemos memoria, sin ella sería imposible nuestro propio reconocimiento. De hecho, cuando alguien pierde la memoria pierde el elemento esencial de sí mismo. Aunque estemos permanentemente cambiando desde un punto de vista físico y cognitivo, es

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evidente que en el proceso de transformación hay algo que se mantiene inalterable: la convicción de que somos la misma persona en todo momento. Es una idea algo paradójica, ya que cambiamos cada día y al mismo tiempo no cambiamos. Para tener un criterio de identidad personal es necesario desarrollar el concepto de intimidad, el cual se adquiere en la infancia cuando poco a poco el niño aprende a distinguir entre la idea de yo y los demás. Cuando se consolida la noción del yo, la persona ya puede empezar a comprender quién es. Pensamos y observamos lo que nos rodea externamente y paralelamente estamos en un cuerpo, con unos sentimientos e ideas en relación con nuestro interior. Es una especie de diálogo íntimo y este rasgo es una parte de nuestra identidad personal. En otro sentido, adquirimos una identidad por nuestra pertenencia a una familia y a un grupo social. Nuestra individualidad se comparte con los demás y los factores externos acaban determinando la percepción individual sobre quiénes somos. La nacionalidad, la lengua y las tradiciones son rasgos culturales que son interiorizados por cada uno de nosotros. Desde un punto de vista externo, hay datos personales que intervienen en la descripción de la propia identidad. Aunque sea desde en un sentido técnico e incluso administrativo, el conjunto de información relacionada con uno mismo influye notablemente en nuestra autoconciencia. Tenemos un nombre, una fecha de nacimiento y toda una serie de datos que comunican información sobre la propia individualidad.

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¿QUÉ SON LOS DERECHOS HUMANOS? Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional. El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos. Universales e inalienables El principio de la universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del derecho internacional de los derechos humanos. Este principio, tal como se destacara inicialmente en la Declaración Universal de Derechos Humanos, se ha reiterado en numerosos convenios, declaraciones y resoluciones internacionales de derechos humanos. En la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, por ejemplo, se dispuso que todos los Estados tuvieran el deber, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales. Todos los Estados han ratificado al menos uno, y el 80 por ciento de ellos cuatro o más, de los principales tratados de derechos humanos, reflejando así el consentimiento de los Estados para establecer obligaciones jurídicas que se comprometen a cumplir, y confiriéndole al concepto de la universalidad una expresión concreta. Algunas normas fundamentales de derechos humanos gozan de protección universal en virtud del derecho internacional consuetudinario a través de todas las fronteras y civilizaciones.

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Los derechos humanos son inalienables. No deben suprimirse, salvo en determinadas situaciones y según las debidas garantías procesales. Por ejemplo, se puede restringir el derecho a la libertad si un tribunal de justicia dictamina que una persona es culpable de haber cometido un delito. Interdependientes e indivisibles Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como el derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la libre determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás. Iguales y no discriminatorios La no discriminación es un principio transversal en el derecho internacional de derechos humanos. Está presente en todos los principales tratados de derechos humanos y constituye el tema central de algunas convenciones internacionales como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y las libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista no exhaustiva de categorías tales como sexo, raza, color, y así sucesivamente. El principio de la no discriminación se complementa con el principio de igualdad, como lo estipula el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Derechos y obligaciones Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de respetar, proteger y realizar los derechos humanos. La obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. La obligación de protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos. En el plano individual, así como debemos hacer respetar nuestros derechos humanos, también debemos respetar los derechos humanos de los demás.

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LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (DUDH) Es un documento declarativo adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París; en ésta se recogen en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos, a partir de la carta de San Francisco de 1945. La unión de esta declaración y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y sus Protocolos comprende lo que se ha denominado la Carta Internacional de Derechos Humanos. Mientras que la Declaración constituye, generalmente, un documento orientativo, los Pactos son tratados internacionales que obligan a los Estados firmantes a cumplirlos. Artículos 1 y 2 Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía. Artículos 3 al 27 Los derechos quedan enunciados en los artículos del 3 al 27, y pueden clasificarse, según René Cassin, como sigue:   

Los artículos del 3 al 11 recogen derechos de carácter personal; Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad[...]

Los artículos 12 a 17 recogen derechos del individuo en relación con la comunidad; 

Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.

Los artículos 18 a 21 recogen derechos de pensamiento, de conciencia, de religión y libertades políticas 

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de Creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en

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privado, 

por

la

enseñanza,

la

práctica,

el

culto

y

la

observancia.

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Y los artículos 22 a 27 derechos económicos, sociales y culturales. 

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud, el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica [...] Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria [...]

Artículos del 28 al 30  

Recogen las condiciones y límites con que estos derechos deben ejercerse. Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

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HEGEMONÍA CULTURAL Es una idea desarrollada por el filósofo marxista Antonio Gramsci (1891-1937) que utiliza esta locución para referirse a la cultura dominante Y con él explica de qué manera una sociedad que parece libre y culturalmente heterogénea, en realidad está dominada por una de sus clases sociales. Convirtiéndose ésta en la clase hegemónica. Por ello, tanto los valores, creencias, explicaciones, percepciones de esa clase social se convierten en la norma para toda la sociedad. De este modo, lo que solo beneficia a un sector, termina siendo asumido por el conjunto social como validez universal o de referencia tomándolo como que beneficia a todos. Gramsci aclara que para conseguir esta supremacía las clases dominantes tienen en su poder “artefactos” culturales como las instituciones, la iglesia, las escuelas, los medios de comunicación, etc. Junto a este concepto desarrolló también el de cultura popular como la capacidad que tienen las clases subordinadas de apropiarse de ciertos contenidos de los “artefactos” culturales hegemónicos, de hacer su relectura y de cambiarlos. Y el de intelectual orgánico que es quien se encarga de formular el discurso que sirve para construir la dominación social. GLOBALIZACIÓN La globalización es un proceso de interacción e integración entre la gente, las empresas y los gobiernos de diferentes naciones. Es un proceso en función del comercio y la inversión en el ámbito internacional, el cual cuenta con el respaldo de las tecnologías de información. Este proceso produce efectos en el medio ambiente, la cultura, los sistemas políticos, el desarrollo y la prosperidad económica, al igual que en el bienestar físico de los seres humanos que conforman las sociedades de todo el mundo. Asimismo, durante siglos, la gente y las corporaciones han invertido en empresas de otros países. De hecho, muchas de las características propias de la ola actual de globalización son similares a las que predominaron antes del estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.

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Pero las políticas y el desarrollo tecnológico de las últimas décadas han incitado a un aumento tan grande en el comercio, la inversión y los movimientos migratorios transfronterizos, que muchos observadores consideran que el mundo ha ingresado a una fase nueva, en términos cualitativos, de su desarrollo económico. Por ejemplo, desde 1950, el volumen del comercio mundial ha aumentado 20 veces y sólo de 1997 a 1999 las inversiones extranjeras casi se duplicaron, pasando de $468 mil millones a $827 mil millones de dólares. Para distinguir la ola actual de globalización de las anteriores, el autor Thomas Friedman asevera que la actual “va más lejos y es más rápida, más barata y más profunda”. Esta ola actual de globalización ha adquirido un gran impulso debido a las políticas que han abierto las economías internas e internacionales. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente durante las últimas dos décadas, muchos gobiernos han adoptado sistemas económicos de libre mercado, lo cual ha aumentado ampliamente su propio potencial productivo y creado una miríada de nuevas oportunidades para el comercio y la inversión en el plano internacional. Los gobiernos también han negociado dramáticas reducciones de las barreras comerciales y han suscrito acuerdos internacionales para promover el comercio de bienes, servicios e inversión. Para sacarle partido a las nuevas oportunidades en los mercados extranjeros, las corporaciones han construido fábricas en el exterior y establecido acuerdos de producción y comercialización con sus socios extranjeros. Por lo tanto, una característica decisiva de la globalización es una estructura industrial y comercial financiera en el ámbito internacional. La tecnología ha sido el otro aspecto fundamental que ha impulsado la globalización. Los avances alcanzados especialmente en el campo de las tecnologías de información han transformado considerablemente la actividad económica. Las tecnologías de información le han ofrecido a todo tipo de actores económicos individuales —consumidores, inversionistas y comercios— nuevas y valiosas herramientas para identificar y materializar oportunidades económicas, lo cual incluye análisis más rápidos y mejor documentados sobre las tendencias económicas en todo el mundo, una transferencia más fácil de bienes y la colaboración con socios distantes. No obstante, la globalización es muy controversial. Sus partidarios sostienen que la misma permite a los países pobres y sus ciudadanos desarrollarse económicamente y mejorar sus niveles de vida. Por su parte, sus oponentes arguyen que el establecimiento de un mercado libre internacional sin restricciones ha beneficiado a las corporaciones multinacionales del mundo occidental, a expensas de las empresas y las culturas locales, y de la gente común. Por lo tanto, la resistencia ante la globalización ha cobrado vida tanto a nivel popular como en el ámbito gubernamental, a medida que la gente y los gobiernos intentan controlar el movimiento de capital, trabajo, bienes e ideas que constituyen la ola actual de globalización.

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LA DIMENSIÓN ÉTICA EN LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA En la segunda mitad del siglo XX los equilibrios en las relaciones entre individuo, ciencia y sociedad se vieron sacudidas por cambios de gran importancia en la consideración ética de la actividad científica. Ante los grandes avances logrados, el descomunal aumento del conocimiento científico y tecnológico y de su acervo bibliográfico, y la velocidad y alcance logrados en la difusión de tales avances, aquellos cambios en la relevancia de los aspectos éticos pasaron casi desapercibidos para muchos. La humanidad fue sacudida por eventos casi inconcebibles, y ciertamente increíble, que la tornaron consiente de tal dimensión ética. Dos hechos ocurridos en la década de los años 40 marcaron el cambio de rumbo: la inaudita actitud de los nazis de exterminación masiva y asquerosos experimentos en humanos, y los bombardeos atómicos a poblaciones civiles llevadas a cabo por los aliados. Pero hubo mucho más. La biotecnología y la genética molecular han abierto fronteras y posibilidades antes no pensadas. Las perspectivas de cambios radicales en la distribución de especies y de control de las mismas, incluyendo a los humanos, sobrepasaron la preocupación de un posible uso indebido de los resultados de investigaciones puntuales. Fuera del ámbito de los laboratorios, la destrucción progresiva e irreversible de la naturaleza y sus recursos, los hallazgos de cambios climáticos que apuntan a un futuro incierto para la vida como la conocemos y las restricciones impuestas por los mecanismos de protección de mercados, son nuevos escenarios que despiertan inquietud por sus facetas éticas. Ya no se trata solamente de faltas por plagio de contenidos o alteración de resultados, que no son raras, sino de situaciones derivadas de la investigación y el conocimiento que llevan a consecuencias desconocidas o insospechadas que alcanzan hasta la destrucción masiva. La preocupación ha existido siempre, pero es en tiempos recientes cuando se ha comenzado a insistir en una ética de la ciencia y a considerarla en ámbitos políticos, educativos, institucionales y otros. La ética no viene a ser una añadidura novedosa a la ciencia, sino que está imbuida en las labores de investigación científica; ella no solamente intenta aclarar los valores morales del trasfondo de la actividad, sino que sustenta su discusión pública, el nuevo diálogo entre ciencia, industria y sociedad, se adentra en la responsabilidad social de la ciencia y, en fin, en la gobernabilidad de la ciencia y la tecnología. Si bien todos aquellos quienes están involucrados en la formulación y ejecución de las políticas de ciencia y tecnología tienen su cuota de responsabilidad, quienes tienen mayores y más inmediatos conocimientos acerca de los beneficios y peligros de un aspecto determinado de una aplicación de

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los logros científicos y tecnológicos tienen una responsabilidad especial adicional de usar esa percepción. La responsabilidad ética del investigador es primaria. Esta responsabilidad no es grande o pequeña es permanente, pues el conocimiento implica co-responsabilidad moral. En las últimas décadas, en toda nuestra región se constituyeron comités asesores de bioética a nivel internacional, nacional, local y hasta institucional. Se legisló sobre bioética. Las leyes y los comités de bioética se ocuparon de proteger a las personas sujeto de investigaciones médicas, reglamentar la experimentación animal, opinar sobre temas objeto de controversia relacionados a la práctica médica, en especial aquellos que conciernen a la eutanasia, y analizar temas relacionados con la investigación en genética y reproducción humana. Pero hoy en día los aspectos éticos de la ciencia y la tecnología abarcan mucho más que los problemas de índole médica, alcanzando a todos los campos del saber científico y también a sus relaciones con la sociedad y su responsabilidad frente a ella. Por ello, en los últimos diez años se han establecido comités (internacionales, nacionales o locales) de ética en la ciencia y la tecnología, con una visión mucho más amplia que los anteriores comités de bioética. Los alcances de la ética de la ciencia van más allá de la investigación médica y las personas, comprenden al ambiente y todos sus componentes, o sea, la continuidad de la vida en este planeta, incluyendo la preservación de la biodiversidad, y también tocan a la utilización pacífica de los logros de la ciencia y la tecnología. Los dilemas éticos de la ciencia no se resuelven estableciendo comités, normas y códigos, sino a través de la cabal comprensión, por parte de todos los actores, de las implicaciones y efectos de los hallazgos científicos. Cabe recordar que mientras más sabemos, más ignoramos de la realidad, y también de las consecuencias de nuestro saber. Miguel Laufer Interciencia

Fuente La dimensión ética en la ciencia y la tecnología. INCI [online]. 2006, vol.31, n.7 [citado 2014-11-30], pp. 473473. Disponible en: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S037818442006000700001&lng=es&nrm=iso.

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BIOETICA

El término “bioética” fue utilizado por primera vez por V. R. Potter hace poco más de treinta años (Potter, 1970). Con este término aludía Potter a los problemas que el inaudito desarrollo de la tecnología plantea a un mundo en plena crisis de valores. Urgía así a superar la actual ruptura entre la Ciencia y la Tecnología de una parte y las Humanidades de otra. Ésta fisura hunde sus raíces en la asimetría existente entre el enorme desarrollo tecnológico actual que otorga al hombre el poder de manipular la intimidad del ser humano y alterar el medio, y la ausencia de un aumento correlativo en su sentido de responsabilidad por el que habría de obligarse a sí mismo a orientar este nuevo poder en beneficio del propio hombre y de su entorno natural. La bioética surge por tanto como un intento de establecer un puente entre ciencia experimental y humanidades (Potter, 1971). De ella se espera una formulación de principios que permita afrontar con responsabilidad –también a nivel global- las posibilidades enormes, impensables hace solo unos años, que hoy nos ofrece la tecnología. Formación en bioética Los motivos que empujan a perfeccionar la preparación personal son múltiples. Muchos profesionales sanitarios desean encontrar una solución adecuada a los frecuentes dilemas éticos que se plantean en la práctica clínica. Estos dilemas se plantean también a otros niveles: en los comités de bioética, en la docencia de pre o postgrado en ciencias de la salud o en disciplinas como el derecho, la política, la gestión, periodismo sanitario, etc., o en el contexto de trabajos de investigación con seres humanos. Por otro lado es cada vez mayor el número de los que sienten la urgencia de afrontar con eficacia los problemas bioéticos y desean colaborar en su resolución. Se plantea así por una u otra vía la necesidad de adquirir una formación bioética sólida, a nivel de un postgrado universitario. Se comprende que sólo una formación pluridisciplinar a la vez teórica y práctica permitirá adentrarse en esta disciplina si se quiere evitar la frivolidad de confundir el diálogo bioético con un mercado de opiniones livianas. Es éste un punto importante y si en algunos ambientes la bioética no ha conseguido la reputación y autoridad que merece se debe quizás a la falta de preparación y de prestigio de quienes indebidamente se constituyen en "expertos" y maestros de bioética.

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Por la importancia de sus fines, es necesario que quien pretenda formarse opiniones sólidas es este campo profundice en el conocimiento del ser humano y de los dilemas científicos y tecnológicos actuales, especialmente en los propios de la medicina asistencial y de la investigación clínica y biológica. Esta preparación deberá ser exigente y continua y habrá de atender a aspectos tanto teóricos (ética, antropología, historia del desarrollo tecnológico, filosofía de la ciencia) como prácticos (pensamiento crítico [1], adquisición del hábito de la honestidad intelectual [2] y la capacidad de comunicación y diálogo, incluyendo el aprendizaje de algún idioma y cierta familiaridad con los medios informáticos de comunicación virtual). La bioética nace además con pretensiones de globalidad. Desea ayudar a resolver un conflicto que existe dentro de cualquier cultura moderna: el conflicto entre las posibilidades que ofrece el desarrollo tecnológico y las exigencias de una vida auténticamente humana. Aunque el problema es universal, los actores se mueven en diversos entornos culturales. Por ello, se requiere de los protagonistas de la bioética que se hallen abiertos al diálogo intercultural con el fin de fijar valores y principios de actuación universalmente válidos. Para ello resulta de gran utilidad el poder acceder a los recursos de internet (disponibles en buena parte en inglés), así como la posibilidad de utilizar el correo electrónico. División de la bioética Podemos dividir la bioética en una parte general o fundamental y una parte especial o aplicada. La bioética general se ocupa de los fundamentos éticos, de los valores y principios que deben dirigir el juicio ético y de las fuentes documentales de la bioética (códigos médicos, derecho nacional e internacional, normas deontológicas y otras fuentes que enriquecen e iluminan la discusión, como las biográficas, literarias o religiosas). La bioética especial se ocupa de dilemas específicos, tanto del terreno médico y biomédico como referentes al ámbito político y social: modelos de asistencia sanitaria y distribución de recursos, la relación entre el profesional de la salud y el enfermo, prácticas de medicina prenatal, el aborto, la ingeniería genética, eugenesia, eutanasia, trasplantes, experimentos con seres humanos, etc. ETICA ECOLOGICA La ética ecológica o ambiental se preocupa de estudios si las conductas modelos, políticos y actividades ecocidas son correctas de cara a la ecología y a la naturaleza. También estudia la relación entre los seres vivos y el medio en el que viven. Y se preocupa para mejorar las conductas (de las personas y fabricantes) que haya una política (que respete la naturaleza y tenga proyectos, para mejorar la situación actual) y actividades que generen situaciones y modelos ecológicamente correctos. A partid de la década de 1970 se generó una preocupación por el medio ambiente. El siglo XX ha sido uno de los más destructivos de la naturaleza, como el estilo de vida de la civilización industrial que está basado fundamentalmente en el uso masivo de energías no renovables y contaminantes.

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La sociedad occidental despilfarra, gasta innecesariamente y abusa de los recursos materiales energéticos. Sin embargo en esta década se ha generado también la mayor responsabilidad, es el nacimiento de la llamada ética ecológica o ecoética. 1. La destrucción o el deterioro del medio ambiente se observa en la contaminación del aire o del agua, en el efecto invernadero, en la existencia de agujero de ozono... 2. Todos estos son problemas que han ido surgiendo poco a poco y de los que hemos tomado conciencia solo en las últimas décadas. 3. Es importante que todos adquiramos una conciencia ecológica y un compromiso por su conservación. El ciudadano y la preservación del entorno se han vuelto una tarea urgente, pues creer que la naturaleza era una fuente ignorable de recursos, necesitamos preservar la integridad de la tierra que implica tratar el suelo como algo sagrado, renovar el amor por la naturaleza, crear conciencia en las familias, escuelas, colonias para cuidar y preservar nuestro entorno ecológico. ECOETICA La ecoética o ética ecológica es la parte que se refiera a los problemas medioambientales. Las soluciones no pueden ser sólo cinéticas y técnicas. Lo que falta en el medio ambiente es a la responsabilidad humana y no tanto las estructuras creadas, el conocimiento científico o la aplicación técnica. Responsabilidad significa tomar en consideración los riesgos y beneficios potenciales de cualquier modificación del entorno. Se trata de afirmar cuáles son los valores que perseguimos y cuáles son los medios adecuados para lograrlos. En estos momentos no es aceptable prescindir de la responsabilidad porque las consecuencias de nuestros actos tienen repercusiones a nivel planetario y en muchos casos no se perciben sus resultados hasta mucho tiempo después. Es importante tomar decisiones responsables y prudentes que puedan ser asumibles por todos. Muchas organizaciones nacionales e internacionales se ocupan de mantener a la población informada sobre el tema, de denunciar las acciones irresponsables y, entre otras tareas, de alertar a las autoridades sobre los riesgos. La Ecoética, en resumen, afecta al ámbito personal, social e individual, tanto en las necesidades, intereses, y preferencias como en los deseos con respecto al medio ambiente. 

Primera ley de la ecoética

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Establece que todos los seres vivos son interdependientes. En este proceso todos dependen unos de otro, por ejemplo los humanos al cazar y al pescar tienen que controlar qué cantidades cogen porque tienen que dejar un margen para respetar esa especie y no extinguirla y para que se pueda seguir aprovechando de esas especies moderadamente. •

Segunda ley de la ecoética

Afirma que la estabilidad (unidad, seguridad, armonía) de los ecosistemas depende su diversidad (complejidad). Un ecosistema que contenga cien especies distintas será más estable que otra que solo tenga tres. •

Tercera ley de la ecoética

Establece que todas las materias primas son limitadas (alimentos, agua, aire, minerales, energías) y que existen límites en el crecimiento de todos los sistemas vivos. Estos límites se hallan determinados por el tamaño de la tierra y por la limitada cantidad de energías que nos llegan del sol. DESARROLLO SOSTENIBLE Una de las propuestas de solución por parte de la Ecología y dirigido tanto a los gobiernos como a los ciudadanos es la necesidad de poner en práctica un desarrollo sostenible cuyo objetivo primordial consistiría en lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y la salvaguarda de la naturaleza. Dicho de otro modo, se trata de lograr que el desarrollo industrial, el tecnológico y la mejora económica de los Estados y ciudadanos no pongan en riesgo a la naturaleza. "Para garantizar la sostenibilidad del medioambiente es fundamental que los recursos naturales se utilicen de manera inteligente y que se protejan los ecosistemas complejos de los que depende nuestra supervivencia. Debe tenerse en cuenta que la sostenibilidad no podrá lograrse con los modelos actuales de consumo de los recursos disponibles. Los suelos se están degradando a un ritmo alarmante. Las especies vegetales y animales están desapareciendo a un ritmo sin precedentes. Los cambios climáticos están provocando una elevación del nivel del mar y acrecentando el peligro de sequías e inundaciones. Se están sobreexplotando la pesca y los otros recursos marino” (Declaración de los 8 Objetivos del Milenio 2005) Muchos países hasta ahora sólo se han preocupado por incrementar su riqueza, anteponiendo dicho objetivo al cuidado de la naturaleza, esta actitud irresponsable ha tenido como resultado los desastres medioambientales que ya hemos visto. De lo que se trataría, pues, es de poner en primer lugar la consideración de los posibles daños ecológicos, antes de realizar cualquier proyecto Algunos filósofos van más allá, como Hans Jonas quien en El principio de responsabilidad, nos recuerda la responsabilidad moral que tenemos para con las generaciones futuras, lo cual, nos lleva a que tenemos el deber moral de pensar racionalmente en las consecuencias futuras de nuestras acciones sobre el planeta, o lo que es lo mismo, no debemos destruir el planeta.

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¿Qué debemos y podemos hacer? Veamos algunas ideas tanto a nivel individual como colectivo: 

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Cambiar nuestra forma de vida consumista apostando por un consumo responsable, malgastando menos, por ejemplo el agua y adecuando nuestras acciones al ritmo y posibilidades de recuperación del planeta. Reciclar y reutilizar el papel, el vidrio, el metal o los plásticos evitando así el despilfarro, la destrucción indiscriminada. Contra la contaminación, utilizar menos petróleo y carbón y más energías renovables y limpias. Sustituir los fertilizantes y plaguicidas químicos por otros de origen natural. Defender a los animales y las plantas, todos formamos parte de un sistema en el cual, si una de las partes entra en desequilibrio, las demás también, por eso es tan importante la diversidad de la biosfera. Tener una visión y una relación ética de y con nuestro medioambiente desarrollando un comportamiento moral que tenga en cuenta los derechos de la naturaleza. Dar preferencia a la conservación de la naturaleza, por delante de los intereses económicos y políticos de los individuos particulares y de los Estados. Frenar el desarrollo tecnológico cuando la preservación de la biosfera esté en juego.

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BIBLIOGRAFIA    

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Dobzhansky, Theodosius (1973), «Nothing in Biology Makes Sense Except in the Light of Evolution» (en inglés), The American Biology Teacher 35 (3): 125-129, Margalef, Ramón (1998). «1». Ecología (9.ª edición). Barcelona: Omega. Molles, Manuel C. Jr. (2006). Ecología: Conceptos y aplicaciones. (3.ª edición). Madrid: McGraw-Hill. Malacalza, Leonardo, ed. (2014). Ecología y ambiente. Asociación de Universidades Grupo Montevideo - Universidad Nacional de La Plata. p. 303. Consultado el 11 de agosto de 2014. P. Ehrlich, La bomba población, 1968. Riechmann, Jorge: Todos los animales somos hermanos. Ensayos sobre el lugar de los animales en las sociedades industrializadas. Ed. Universidad de Granada, 2003. Singer, Peter: Liberación animal. Ed. Trotta, Madrid, 1999.

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