Jueves 21 de noviembre de 2013 ·
ISSN 0121 9839 · Número 253 · $9.900
Arquitectura / Diseño / Decoración
Especial: iluminación Acuario en dinamarca
Urban plaza
renovación urbana
De naturaleza modernista Con la propuesta arquitectónica de Urban Plaza, la esquina de la carrera 11 con la calle 90 se transformó gracias a la presencia de un conjunto de tres edificios que giran alrededor de un gran jardín. Texto: Patricia Ruan Fotografía: Jorge Gamboa
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rban Plaza, el complejo de oficinas, hotel y comercio, diseñado por el arquitecto Camilo Esguerra con la colaboración de Francois van Hissenhoven, ha transformado por completo la esquina de la calle 90 con la carrera 11. Con esta mezcla de usos, probada exitosamente en innumerables construcciones alrededor del mundo, los arquitectos idearon este complejo que destina los primeros dos pisos al uso público a través de restaurantes y comercio. La inspiración, como señala el arquitecto Camilo Esguerra, surge de apreciar y admirar edificios como el Lever House de Nueva York, diseñado por el arquitecto Gordon Bunshaft, y construido por Skidmore Owings & Merrill entre 1951-1952. Este edificio con fachada de vidrio, levantado sobre una plataforma que dejaba libre la planta baja gracias a los pilares que lo soportaban, resulta un hito del estilo internacional en el am-
el proyecto gira en torno a un gran jardín que se abre a la ciudad. El planteamiento arquitectónico propone un juego de transparencias urbanas.
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biente de fachadas de piedra de Park Avenue. A esta influencia se le sumó como anota el arquitecto Camilo Esguerra la obra de Arne Jacobsen. Se partió de un área de 18.300 m² para proyectar tres edificios que conforman una U casi perfecta y que giran alrededor de una zona verde que antes per-
manecía oculta a los transeúntes, y que ahora se une a los jardines que rodean a la Iglesia de La Inmaculada Concepción, para configurar un espacio público más amplio para el disfrute de los ciudadanos. Esta zona verde es el punto sobre el cual giran los elementos del proyecto –el hotel, el edificio de
oficinas y los locales comerciales– y así lo deja ver la manera como se configuraron las edificaciones y como dialogan entre sí. Lo primero que hay que anotar es que los volúmenes se proyectaron un tanto cerrados hacia la carrera 11 y a la calle 90, pero totalmente abiertos a este punto central haciendo que giren al-
rededor de la naturaleza. Así se generó un eje que se extiende desde la calle 90 hasta la calle 87, para que el transeúnte lo pueda observar aún si está de paso. Los primeros dos pisos del proyecto se abren al público a través del Banco de Bogotá con 200 m², la tienda Todeschini con tres pisos y 600 m², y los cinco
locales comerciales que oscilan entre los 200 y 400 m², y que alojarán a una selecta propuesta de restaurantes. Luego, el edificio de oficinas destina siete de sus ocho pisos al uso corporativo, mientras que de los ocho niveles del hotel, seis están ocupados por setenta habitaciones entre las que se encuentran 40 de
18.300 m² configuran un proyecto que integra tres edificios: el primero se destinó al uso corporativo, el otro a un hotel y el tercero para uso comercial.
materiales naturales como el mármol y la madera de teca le imprimieron calidez al proyecto, que se caracteriza por sus formas puras.
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tipo estándar, 10 de estándar doble y 2 junior suites. El EK Hotel dispuso el primer nivel para una pequeña recepción, en donde el conserje y los botones reciben a los huéspedes. En el tercer piso se ubicó el gran lobby, que ofrece una ambientación amable y acogedora que comienza en el front-desk, y se extiende a distintas áreas de atención y servicio como el Lounge Café Bar, un restaurante para atender el desayuno de los huéspedes, y tres salones de juntas para 60, 20 y 8 personas, respectivamente, además de un gimnasio en la cubierta. Sus gestores, las firmas Arpro S. A., liderada por José Carlos Matamala y Nayib Neme, y Prominsa SAS, por Diego Loboguerrero y Jorge Hoyos, le plantearon a los arquitectos diseñadores la necesidad de desarrollar un proyecto sobrio, elegante y, si se quiere, atemporal. Se podría definir como un conjunto arquitectónico de corte modernista, en el que cada decisión de diseño fue estudiada cuidadosamente para llegar a este complejo de líneas puras con unos acabados
igualmente especiales. Estos combinan la madera de teca, el mármol café pinta, una perfilería de aluminio con acabado en pintura electrostática en tono champaña oscuro y planos de vidrio con un tono capuccino. Si bien la combinación de una arquitectura refinada se ve complementada con una cuidadosa selección de acabados, los edificios también han sido proyectados para que sean eficientes en el manejo de los recursos. Por eso cuentan con sistemas de ventilación natural, para no tener que depender únicamente de la ventilación mecánica, lo mismo que una ventanería de alta tecnología que controla la radiación ultravioleta, permitiendo que el edificio se mantenga fresco en su interior mientras obtiene un ahorro energético. El mismo criterio de adecuación ambiental se aplica al tratamiento de las aguas lluvias y al manejo de las aguas residuales para su reutilización, condiciones que lo hacen elegible para la certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) en la categoría plata.
El lobby se desarrolló en el tercer piso, donde el trabajo
de interiorismo concebido por Rodrigo Samper contribuyó a caracterizar cada ambiente. El acceso está enmarcado por una fotografía del salto del Tequedama, de Stephan Riedel.
EK Hotel, para un turismo corporativo de lujo
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El carácter urbano del proyecto y la riqueza y variedad paisajística del país resultaron ser de gran inspiración para el diseño interior del EK Hotel, a cargo de Rodrigo Samper y su firma con treinta y cinco años de experiencia. Por eso, quizá uno de los elementos que da mayor identidad al lugar es el despliegue fotográfico de edificios emblemáticos y vistas de nuestros escenarios naturales más relevantes. Las imágenes captadas por el fotógrafo alemán Stephan Riedel le propo-
nen a los huéspedes un atractivo recorrido por Colombia. Se seleccionaron 295 fotografías que, en un proceso de edición, se multiplicaron para alcanzar 360 impresiones, las cuales realzan distintos ambientes del hotel, cubriendo 741 m² con imágenes en blanco y negro. Fue tal la importancia que se le dio a este recurso gráfico, que apenas se abren las puertas del ascensor en el piso tres se encuentra el salto del Tequendama recibiendo a los visitantes.
Dichas fotografías también se convierten en los elementos protagonistas de los corredores que llevan a las habitaciones, generando distintas experiencias en cada nivel, en donde el manejo del gris, el rojo y el negro, combinados en la alfombra Milliken junto con cielo raso desarrollado en barrisol junto a una señalética en acero inoxidable, generan un ambiente muy contemporáneo. Las fotografías también son protagonistas en las habitaciones, donde se utilizaron de manera in-
geniosa en los cabeceros de las camas combinándolas con textiles, mientras que en los baños se usaron en planos acristalados que sirven para generar independencia entre el área de la ducha y el sanitario, y el lavamanos. Las habitaciones están llenas de detalles de diseño. Lo primero que salta a la vista es el juego
de biombos fijos, diseñados por Jorge Lizarazo, que crean un preámbulo a la vista completa de la decoración, la cual gira en torno a los tonos rojo y gris junto a una carpintería en flormorado mallado. El complemento perfecto del área de descanso es el baño, donde el corian en los mesones y el mármol en el piso dan
LA arquitectura del lugar se ve
realzada tanto por la luz natural que entra a través de sus amplios ventanales, como al trabajo de iluminación desarrollado por Carmenza Henao, que logra generar distintos ambientes.
En la Junior Suite se crearon dos ambientes que
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le brindan al huésped la posibilidad de trabajar y descansar en su habitación. El complemento es una paleta de acabados que gira en torno al negro, el gris, el blanco y el rojo.
Las fotografías también se presentan en
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las habitaciones con distintos soportes. En los baños contribuyen a dar independencia sin sacrificar el paso de la luz natural.
nitidez al conjunto, lo mismo que los espejos de pared a pared y los planos de vidrio que independizan la zona húmeda sin impedir el paso de la luz natural. Esa misma claridad está en los closets en aluminio y vidrio templado opalizado en tono blanco. Pero la primera experiencia de diseño que viven los visitantes y huéspedes del EK Hotel tiene lugar en el gran lobby que, como lo señala Rodrigo Samper, se proyectó para que todos se sintieran en casa, con un mobiliario clásico contemporáneo desarrollado en una gama de colores que va desde los tonos del lino, algodón y lana natural, a los verde agua. Tomando como base el maravilloso piso de madera en bambú y los cálidos colores, los elementos decorativos –como el tapiz de colgadura de seda, el dorado de algunos muebles, los tapetes de crin de caballo hechos por Mónica de Rhodes y las obras de artistas como Ana Mercedes Hoyos– hablan de la diversidad, el refinamiento, la calidad y el valor estético del arte y el diseño colombiano, que se lucen con orgullo ante todo el mundo.