Colección para usar Revista Elle - Número 11 - Página 9
A José Ignacio Roca lo marca la estética. Es director de Artes Plásticas del Banco de la República y también una especie de coleccionista de objetos.
Aunque José Ignacio Roca diga que ¡no!, que él no es un coleccionista de objetos y en el sentido estricto de la palabra no lo sea, pues como señaló el maestro Fernando Botero en reciente entrevista, “uno realmente se vuelve un coleccionista cuando tiene que guardar las obras en un depósito”, o como diría el propio Roca, “ cuando separa el objeto de su uso habitual”, a este arquitecto con estudios de museología y gestión cultural en París no se le aplica el concepto. Esto queda claro cuando se visita su casa y van apareciendo muebles y objetos diseñados después de la Segunda Guerra Mundial, que reflejan los intereses de entonces: la búsqueda del pragmatismo. Las razones por las cuales Roca siente especial interés por estas piezas se debe a que son a la vez expresión de ascetismo y de sensualidad. Por eso no es extraño que el primer mueble con el que se encuentra quien visita su casa sea una silla Bertoia en versión blanca, de 1952, que luego reprodujo la firma Herman Miller. Después aparece una silla de aluminio fundido creada por Pierre Guariche, que nuestro coleccionista encontró en un mercado de pulgas. Junto a ellas está La Hormiga, famosa silla del arquitecto danés Arne Jacobsen, inspirada en el prototipo de Charles Eames, también arquitecto y muy famoso por cada una de las propuestas que presentó en los concursos de muebles organizados por el departamento de diseño industrial del Museo de Arte Moderno de Nueva York. En casa de Roca todos los objetos de diseño, el matamoscas y el butaco de Phillipe Stark, los cubierto de Eric Magnussen y una lámpara de Vico Magistretti, comprada en Bogotá por $2.000, son para usar. Allí el único mueble que no cumple con su función es la silla apilable en poliéster reforzado con fibra de vidrio, desarrollada por Verner Panton en 1960, convertida en un pequeño objeto que decora.
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Prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de este documento sin la previa autorización del autor - Patricia Ruan - 2015
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La razón que motivó a Roca a adquirir todos estos objetos tiene un origen muy claro. Una visita a la casa del arquitecto Enrique Triana le mostró de qué manera la estética podía determinar todo el entorno de una persona y eso lo fascinó, a tal punto que decidió “hacerse” a un espacio propio en el que se vieran reflejados sus intereses estéticos. Así le fue dando a su casa el carácter que hoy tiene, el de un espacio donde reina el eclecticismo, donde todos los objetos responden a una intención especial, pero no todos son del mismo estilo, pues si algo le gusta a Roca de esa afición suya de reunir cosas, es poner a hablar distintos objetos. Así intenta satisfacer a “ese recolector que todos llevamos dentro…” del que habló en su columna de Arena No. 9 llamada Bestiario personal, dedicada al tema del coleccionismo, un deseo de asir el mundo a través de sus fragmentos.
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