Antonio Barea
Dinรกmicas de vuelo
Coordina Galería Paula Alonso Texto Víctor Balcells Matas Diseño Ana Robledillo
Este catálogo se termino de editar en Diciembre de 2013
Antonio Barea Dinámicas de vuelo
Texto Víctor Balcells Matas
D>IBOF> M>RI> >ILKPL
Dinámicas de vuelo Reflexiones en torno a la obra de Antonio Barea A través de la figura de Raúl Zurita
Only through time, time is conquered T.S. Eliot
I He pensado, al despertarme esta mañana, en unos versos de Raúl Zurita: Yo mismo seré entonces una plegaria encontrada en el camino. Me he vestido a duras penas, entumecido por la noche y el frío, y he salido sin desayunar dispuesto a ir al trabajo. Con el tiempo he aprendido que lo austero es más poderoso que lo barroco. Ahora sé, también, que soy feliz si canto en el coche. Por las mañanas suenan en la radio viejos clásicos que entono por la autopista con mi penosa voz de barítono. En esos trayectos me entretengo con el paisaje industrial que rodea la ciudad. Conozco de memoria los nombres de las fábricas: Seat, Praxair, Celsa y Titán. Me fascinan las chimeneas humeantes en su clara aspiración de cielo —el locutor anuncia la muerte de Lou Reed-, las nieblas bajas y tóxicas que se forman en los suburbios, los rostros tiznados de negro de los operarios en el bar donde desayuno cada mañana. Somos pobres y volubles, pálidos intentos de hoguera en la noche. Mi pulcritud de hombre encorbatado y su desaliño no son suficientes para diferenciarnos. En ocasiones, tras desayunar, doy un rodeo y aparco unos minutos frente a la pista de aterrizaje del aeropuerto. No creo que exista majestuosidad en el vuelo, sino más bien en el momento del despegue o en la metamorfosis del cuerpo hacia lo etéreo. A continuación vamos a escuchar el clásico absoluto de Lou Reed, Take a walkonthe wild side, anuncia el locutor con una indiferencia insultante. Pasa sobre mí un avión de pasajeros y me pierdo los primeros acordes de la canción. Hasta que escuché recitar a Raúl Zurita, fui incapaz de comprender cómo alguien puede llegar a llorar por la muerte de un artista. Ocurrirá así: ha muerto Lou Reed y en el trabajo se comentará con pena y prudencia, la secretaria apoyará la cabeza en el pecho y fingirá estar afligida. No podré sentir lo mismo. Nunca me pareció un tipo demasiado interesante. Además, fácilmente mitificamos. Sin temor de infamia nos entregamos a emociones impostadas y terminamos por creer que son ciertas. Ahora conviene que lloremos, anuncian los periódicos en portada, y lloramos.
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II Conocí a Raúl Zurita por casualidad. Me invitaron a un festival literario en Ibiza y él figuraba como cabeza de cartel. Por curiosidad, me acerqué a una librería y estuve hojeando sus libros de poemas. No sabía quién era y, en primera instancia, su poesía prosaica y política me causó indiferencia. En aquella época, valoraba formas de expresión más abstractas o sinestésicas. Había estado enamorado y la concavidad que había dejado ese sentimiento al expirar sólo podía ser saciada con esa clase de poemas, con canciones pop volátiles y naïve, y con amores transitorios y ruines. La condición inexpugnable de la tierra es el tacto. Para el cielo es el pensamiento. Aunque no me llamó la atención cuando lo leí, decidí acudir al recital poético de Raúl Zurita porque su editor me convenció. Dijo que escuchar a Zurita era todo un acontecimiento, y que sólo entonces su poesía adquiría pleno sentido. Se mostró tan entusiasmado que llegó a entusiasmarme a mí también. Todavía lo recuerdo. Raúl Zurita apareció entre bambalinas y cruzó el escenario. Una larga barba gris cubría sus mejillas; los pasos eran lentos y pausados. Una vez se hubo sentado frente al atril, corroboré lo que ya sospechaba. Su cabeza se desplazó varias veces movida por extraños espasmos. Parkinson. La sujetaba con ambas manos y trataba de luchar contra ella en vano. El presentador, mientras tanto, enumeraba los hitos de su biografía, los libros, los premios, las persecuciones. El rostro de Zurita me pareció serio y resignado. Cuando le cedieron la palabra ocurrió el primer milagro: empezó a recitar y los espasmos cesaron de golpe. La lectura en voz alta de los poemas anuló a la enfermedad como una suerte de sortilegio arcano. Zurita atemperó su voz a un tono monocorde y oscuro. Ignoro qué clase de vínculo existe entre lo estético y la sanación, pero es innegable, lo corroboré entonces. Los poemas parecieron al principio lentas letanías hechas de anáforas y repeticiones. A medida que pasaron los minutos, la voz de Zurita se intensificó. Hablaba de presos y torturas, del amorextraviado de una muchacha, de los galpones de concreto y el cielo, el mar, las montañas. Lo que sobre el papel me había parecido frío, ahora rotaba en mi cabeza, penetraba en mí en su constante repetición y rumbo fijo. Sentí un sabor amargo que se alojaba en mi garganta cuando la voz despiadada de Zurita rozó el grito para repasar años de sórdida dictadura y persecución. Me parece claro: sólo se puede hacer arte si se habla de lo que se sabe. Y él sabía de qué hablaba. El tramo final de la lectura fue el más intenso. El auditorio aguardaba sobrecogido, las anáforas eran ahora golpes de un émbolo antiquísimo sobre ojos como los nuestros, de cuencas vacías. Algunos llorábamos. 6
Página anterior: Königsstuthl, 2013 Instalación. 550 piezas de aluminio y acrílico sobre tabla Página actual: GTF-1858, 2013 Madera y aluminio 100x60x40 cm
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Página anterior: Acantilado, 2013 275 piezas de aluminio, hilo de nylon y cable acerado 400x250x150 cm Intervenciones Artísticas en el Puente de Deusto. Bilbao
III En su poemario Anteparaíso, publicado en 1982, Raúl Zurita incluyó fotografías de un texto en castellano escrito en el cielo de Nueva York con letras de humo y gracias a un avión. Los que pudieron verlo en directo quedaron sobrecogidos. Roberto Bolaño hizo un guiño a los poemas aéreos de Zurita en su novela Estrella Distante. En ella, un tal Carlos Wieder se servía de un avión para trazar en el cielo poemas de contenido inquietante y violento. Los poemas de Zurita eran distintos: comprometidos y políticos. La variación que ofrece Bolaño es interesante. Demuestra que todo aquello que queda grabado en el cielo magnifica su pathos; más que mensaje se convierte en epifanía, ya sea para la incitación a la acción política y comprometida, ya sea para invocar a la violencia. En cierto sentido, certifica Bolaño, el cielo es peligroso. No siento como una rutina los viajes en coche que realizo cada día para llegar al trabajo. Aunque se parecen mucho y a veces incluso se confunden, sé que en el tránsito y el viaje está el conocimiento. Todo lo que aprendemos, lo aprendemos en movimiento o bien durmiendo. Y por eso valoro esos viajes. Por otro lado, la autopista se extiende por la llanura del cauce de un río. La conducción es fácil y casi siempre lo que me distrae es el cielo, sus voluptuosas formas climáticas me arrojan a recónditos paisajes de la memoria que disfruto al revivirlos. Los recuerdos son, en cierto sentido, atenuantes y narcóticos. Se percibe con claridad cómo la emoción que destilan se desdibuja y desvanece. Se pierden. Al final serán pálidos fotogramas sin sentido. Vacío. Así pienso yo a los recuerdos. El tránsito del cielo a la tierra nos devuelve a Zurita. En 1993, en su poemario La vida nueva, publicó una fotografía que ilustraba un curioso micropoema. Se trataba de una frase breve cavada en el desierto de Atacama y fotografiada desde el cielo. La obra supone una evolución respecto a los poemas aéreos porque trabaja el vínculo que une el cielo con la tierra. Primero, Zurita se posicionó contra un sistema que gobernaba la tierra a través de la palabra, la imagen y la acción. Luego constató el grito agónico al cavar un mensaje en el desierto para el cielo, cuya principal característica es la del eco, lo liviano, lo que en ningún caso es escuchado.
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IV La ronda litoral por las mañanas es impracticable. Los coches avanzan al ralentí acompañados por el áspero borde de la montaña de Montjuich. Es un buen lugar para un atasco. Uno puede entregarse a mirar los buques de carga del puerto o el paso de los aviones que sobrevuelan la zona a baja altura. Suena NYC Man, de Lou Reed y la canción concuerda con el paisaje. Fábricas abandonadas en estado de ruinas, tráfico intenso y a lo lejos el skyline de la ciudad polvorienta. Parece el momento adecuado para evocar el pasado. En esos momentos pienso con melancolía en amores que tuve y se marcharon, pienso en los arrepentimientos a los que sucumbí. Me ausculto en la autopista. Ayer me encontraba en pleno proceso cuando levanté la vista y vi un avión que parecía estar suspendido en el cielo. No se movía y por eso mismo me pareció una suerte de símbolo o mensaje. Era majestuoso, con las alas extendidas y destellos de sol en el casco. Parecía estar diciéndome: un corazón es para gastarlo. He recordado entonces una pieza museística que vi hace un tiempo. La obra se titulaba Könighsstuthl, 2013. Sobre el suelo se habían instalado 550 piezas de aluminio afiladas que, a mi parecer, remitían a la oscilación constante del viento y, a su vez, a su solemne estaticidad. Su forma sugería el vago recuerdo de un ala. El avión detenido en el cielo me ha enseñado quenuestra respiración es la única partitura del tiempo que nos queda. Eso es lo que pienso en el coche. Que estamos vivos y no lo sabemos. Aspira. Los vehículos arrancan de nuevo y abordamos el túnel que penetra en la ciudad. Entramos en él. Enciendo los faros y nos deslizamos. Estamos vivos, pronto lo sabremos. Hola.
Texto: Víctor Balcells Matas
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PĂĄgina anterior: Vista parcial de Delta, 2013 Hierro, aluminio y fotograbado sobre papel HahnemĂźhle 300 gr. 31x22 cm Elipsis, 2013 ImpresiĂłn digital sobre papel 4 piezas de 55x42 cm
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Entrevista a Antonio Barea. Conceptos básicos para acercarse a la obra de Barea.
“De que me sirve la estatua si no me protege de la lluvia”.
Desde ahí arriba, a los pies de la escultura dorada de El Príncipe Feliz de Oscar Wilde, prepara su periplo aéreo la gaviota, experta en vuelo acrobático y migración. Su viaje, un trazo en una cartografía, una experiencia coreográfica en el aire, un origen y una danza de destinos. Caminar el cielo, coreografiar recorridos, a fin de cuentas, volar. Tender un cable de acero, reorganizar el horizonte y conquistarlo. Respira hondo el funambulista, mira al frente y fija un destino, equilibra su barra y asume la altura. Está listo para comenzar su delgado sendero. Debe coordinar cada paso, ralentizar el tiempo, el ritmo, experimentar lo aéreo desde una creciente inestabilidad. Avanza cauto, respira, está volando. Bajo sus pies, miradas elevadas. Sobre su barra, el cielo. Silencio. Ejecuta maniobras precisas, afiladas, roza el acero hasta desbordar sus pies la delgada línea metálica, consigue permanecer en equilibrio. Sobre él, atronadoras explosiones de queroseno que empujan los fuselajes perfectamente alineados, de nuevo coreografías sustentadas sometidas a fuerzas de peso, empuje, sustentación y resistencia. Una experiencia elíptica envuelve al piloto en dinámicas de vuelo perfectamente orquestadas. Desde el acantilado, miradas verticales reducen escalas, silencian velocidades y aminoran ritmos. Es hora de lanzarse al vacío, distanciarse y planear para poder observar desde las alturas las silenciosas olas que arremetían violentamente contra las rocas del origen.
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Página siguiente: Bérgamo, 2013 527 Piezas de aluminio y madera 251x240x90 cm
La elipsis y lo técnico.
La elipsis actúa como columna vertebral del proyecto Dinámicas de vuelo. En su certera aplicación, esta figura retórica aumenta el interés de forma exponencial por lo omitido. ¿Acaso lo omitido no asciende a gran velocidad en la pirámide de la relevancia hasta coronar la cima? Si algo tienen en común los propuestas plásticas que conforman este proyecto expositivo es la omisión, el silencio, la ausencia, la supresión.
utilizando para ello figuras retóricas y diversos estilos narrativos. Me interesa la posición de Queneau porque, si bien es cierto que, el paisaje y el territorio han sido abordados en multitud de ocasiones a lo largo de la historia del arte desde varias disciplinas y con perspectivas completamente diferentes, hoy lo hacemos de otra forma más, condicionada como no podía ser de otra manera por nuestro contexto.
Contemplar contornos fronterizos, mapas desprovistos de coordenadas y de elementos gráficos que gestionen su interpretación, observar las aeronaves silenciadas, congeladas en el tiempo y en el espacio o enfrentarse a paisajes privados de la entrópica acción natural y sometidos a una modulación casi mecánica es la experiencia que propone Dinámicas de vuelo.
Lo técnico se ha tornado sublime en nuestro tiempo. La tecnología y sus consecuencias encarnan un papel fundamental en el desarrollo de cualquier sociedad. Lo han hecho y lo hacen en la actualidad. Pero no únicamente apreciamos los resultados de una acción técnica sino que nos interesamos por lo técnico en sí. Dónde unos ven una hermosa coreografía de diminutos y ruidosos triángulos en el cielo, otros contemplan una demostración de poder o una acción de destreza técnica digna de ser contemplada. Algo parecido me sucedió al ver la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos celebrada en “El Nido” de Pekín, cuando una danza de colores, luces, sonidos y brillantes coreografías nubló mi mirada, la misma que intentaba
Se puede volar de innumerables formas, se pueden experimentar los territorios y paisajes de infinitas maneras, y por tanto pueden ser puestas en común estas experiencias utilizando incalculables procedimientos. Ya en 1947, Raymond Queneau y su Ejercicios de estilo demostraron la capacidad del ser humano para dar a conocer una historia de 99 formas diferentes 16
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Vistas parciales de la exposición Dinámicas de vuelo en la galería Paula Alonso
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desenmascarar la demostración sublime de coordinación, disciplina, estilo, técnica y poder. La importancia de lo técnico se sostiene en Elipsis gracias a la omisión de datos que nos otorga la imagen fotográfica. La imagen fija, priva de movimiento, de sonido y de coordenadas espaciales lo que en ella acontece. Sin embargo gracias a esa omisión logramos obtener sensaciones diferentes en torno a ellos. Lo que a priori parece ser una danza liviana en el cielo silencioso es en realidad una sucesión de órdenes, comandos, bruscos virajes, cambios de presión y concentración extrema que permiten llevar a cabo la “partitura” prevista. No existe la improvisación. En cualquier caso, nos hemos acostumbrado a admirar cualquier demostración de dominio técnico, sea en la disciplina que sea. Desde el virtuosismo que Yann Tiersen demuestra en su dominio de numerosos instrumentos, hasta los pausados movimientos de los robots antropomórficos o el vuelo autónomo de un Drone.
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El espacio y el lugar.
Sírvame el estilo y lo técnico -esta vez en la literaturapara introducir los términos de espacio y lugar. Para ello utilizaré a Vladimir Nabokov defensor del estilo en la narrativa y combatiente de la búsqueda de lo didáctico en el género novelístico. Este escritor ruso argumentaba en sus apariciones la importancia de la estructura por encima de cualquier otro componente a la hora de realizar un producto literario.
en blanco que se iría dibujando con el trascurso de la historia.
Nabokov recomendaba a sus alumnos no empatizar con los personajes de Ulises de James Joyce a través de la historia de Irlanda, sino que los arengaba a hacerse con un mapa de Dublin y perseguir por sus calles a los personajes que en la novela, construyen la historia con sus actos. De este modo, comprender el Ulises , suponía elevarse, obtener una vista aérea del escenario y observar los movimientos, identificar los espacios y escrutar los lugares.
Abordados espacios y lugares, nos adentramos en los “no lugares”, definidos por Marc Augé, como espacios de transitoriedad que no tienen suficiente importancia como para ser considerados “lugares”. Dentro de esta clasificación aparece el aeropuerto, un espacio que está estrechamente ligado al proyecto expositivo presentado en la Galería Paula Alonso.
Sin embargo, el mapa que los alumnos examinaban no era sino una representación a escala de un espacio que se completaba a medida que la historia se desarrollaba. Era como estar delante del mapa que Lewis Carroll creó para La caza del Snark, es decir, un papel
Por tanto, un espacio se torna lugar en el momento que acontecen en él relaciones de coexistencia, existen vectores de dirección, coordenadas y la variable del tiempo. Anotaba Michel de Certeau “Un espacio es a un lugar lo que la palabra cuando es hablada” es decir, cuando es practicado.
Aviones que aterrizan, que despegan o que efectúan filigranas en el cielo, conforman Dinámicas de vuelo, pero también forman parte de este proyecto los lugares o no lugares en los que las aeronaves tienen su punto de partida o de llegada. Orígenes y destinos son parte integrante de un avión y su condición de nexo entre territorios. 21
Página anterior: Beauvais, 2013 468 Piezas de aluminio 155x120 cm
El pasajero, al adentrarse en un aeropuerto, se incluye en una serie de dinámicas gestionadas tanto por la infraestructura como por los comportamientos, el tiempo, las relaciones y en definitiva, la coexistencia de éstos. Son muchos los aeropuertos que se convierten en casa, en hotel, en cama, en restaurante...etc., pues poseen un microcosmos que los hace ser casi autónomos. Tanto es así que creemos estar de viaje una vez estamos dentro del aeropuerto, como si comenzásemos a desplazarnos, en cierta medida como si viviésemos en un la ciudad voladora proyectada por Alexander Weygers. Otro asunto, es el cambio de paradigma en la experiencia del pasajero tanto en el aeropuerto como abordo del avión. El componente elitista del vuelo ha sido derrumbado por las compañías low cost y los aeropuertos de “segunda”. Gran culpa de este cambio lo tiene una compañía irlandesa llamada Ryanair que desde hace varios años, tras la desregulación de la industria aérea, opera en Europa. Una compañía de bajo coste que ha posibilitado la experimentación de la vista aérea a millones de personas que de no haber sido así, quizá nunca hubieran flirteado con la escala y lo aéreo. Sus vuelos han activado numerosos aeropuertos cercanos a capitales y otros elegidos de forma estratégica para cubrir las necesidades de territorios lejanos a aeropuertos principales. A fin de cuentas, el vuelo low cost ha creado un continuo flujo de movimientos geográficos vía aérea, que a su vez ha contribuido a la aparición de nuevos no lugares. Lugares sin identidad, relacional e histórica, espacios de la modernidad baudelariana, desprovistos de memoria.
Beuavais en Francia y Bergamo en Italia son dos de estos nuevos no lugares que han conformado una parte muy importante del proyecto. Durante una etapa de mi vida, volé en numerosas ocasiones desde Bergamo a Beauvais y viceversa, llegando a pasar más de 200 horas envuelto en ritmos propios de un no lugar. Lo que sucedió, fue que en estos aterrizajes colaterales, descubrí dos ciudades a las que no había previsto viajar, pues mi primera opción era una conexión entre Milán y París, dos aeropuertos principales. Como yo, miles de personas aterrizan cada día en destinos colaterales, en no lugares de nueva creación que además de las características propias de un no lugar, comparten esa “pasada de frenada”. Una breve deslocalización de la capital y un nuevo escalón hasta llegar al destino principal, la navetta, la navette o el bus de conexión, es decir, una prolongación del viaje. Estos medios de comunicación creados ad hoc, se han convertido en no lugares, de igual forma que lo han hecho las autopistas de conexión aeroportuaria, que en nuestro tiempo se ven altamente transitadas por los mismos autobuses. A fin de cuentas, un lugar es confeccionado por el uso que de él se hace, de la experimentación y las sinergias de coexistencia que en él se crean, sea el aeropuerto Charles de Gaulle convertido en vivienda por Marhen Karimi Nasseri, hecho que inspiró el film Tombés du ciel de Philipe Loiret o la Autopista de entrada a París relatada por Cortazar en Autopista del sur, que tuvo su réplica real en Pekín allá por 2010.
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La escala.
Tres adolescentes, sentados al borde de una piscina y rodeados por un jardín circundado por altos arbustos que impiden ver lo que ocurre fuera, escuchan a su padre que les haba. Al mismo tiempo perciben el lejano ruido de un avión en pleno vuelo. La madre de éstos, escondida, lanza una maqueta a escala de un avión, que cae en el jardín desatando una carrera de obstáculos entre los muchachos que culmina con una recompensa para uno de ellos, que consigue hacerse con el juguete volador. Yorgos Lanthinos consigue en esta escena de su film Canino, aliarse con Borges eliminando la escala a través del tiempo y la miniatura. Lo que ocurre es una ausencia de escala, una privación del tiempo y el espacio, que hace que un avión en el cielo, caiga en la tierra con la misma escala a la que ha sido contemplado pocos segundos antes. Existen varios ítems en la escala que suscitan mi interés: uno es la miniatura, otro la vista aérea y como no, el tiempo. Ambos en su interrelación conforman la escala, o mejor dicho la escala que aplico en mis trabajos. La miniatura como reducción de escala, la vista aérea como prisma de observación de la miniatura y, por último, el tiempo que actúa como regidor de las relaciones entre miniatura y vista aérea. La miniatura como reducción de escala, funciona en el Diccionario de Botánica Cristiana de 1851 en el cual se identifican partes diminutas con palabras referentes a cosas más grandes. Como por ejemplo “los cuatro estambres son como cepillitos amarillos”. Esta referencia aparece en La poética del espacio de Gaston Bachelard, quien con enorme sensibilidad propone ese efecto moebius dentro de la escala, de
“En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.“ Jorge Luis Borges “Del rigor de la ciencia”
lo grande a lo diminuto y viciversa. Este juego lo practicamos con normalidad al mirar un mapa identificando, por ejemplo, a Italia como la “bota de Europa” o al continente africano como una cabeza de caballo que se inclina en el abrevadero, siendo su ojo Rwanda. Este juego de escalas se da en Bergamo, se da en Beauvais, se da en 737-300, en Elipsis y prácticamente en todos los trabajos presentados en Dinámicas de vuelo. Jugar con la escala y con la miniatura es un ejercicio notablemente presente en mi trabajo y por supuesto en el vuelo. Por su parte, la vista aérea lleva implícitas tanto la miniatura como el tiempo. Una ecuación sencilla: a más distancia, tiempo o altura, más presente está la miniatura. En el vuelo ascender conlleva reducir el territorio y distanciarse del paisaje, lo que a su vez, infunde la inevitable pérdida de densidad de datos. Este hecho vendría a ser algo parecido a la experiencia de un usuario de Google Earth. En esta interfaz el usuario puede juguetear con la escala a través de ascensos y descensos a “giro de scroll.” Cuanto más se acerca a la tierra, más aumenta la densidad de datos. El último componente de esta triada que compone la escala es el tiempo. Elemento en completa omisión, que en su acción posibilita la estabilidad entre orígenes y destinos. Medimos distancias en tiempo, distancias que producen miniaturas estrechamente ligadas al vuelo y a la vista aérea. En este aspecto, el avión se ha apropiado del tiempo debido a la alta velocidad con la que conecta orígenes y destinos, y como no a la sensación de parada temporal que se experimenta en vuelo estable, tras el despegue y antes del aterrizaje. 25
Pรกgina anterior: 737-300, 2013 Madera y aluminio 2x (102x110x50 cm) Pรกgina actual: X-45C, 2013 Madera y aluminio 81x62x35 cm Pรกgina siguiente: X-47B, 2013 Madera y latรณn. 100x 60 x 20 cm
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Drones.
Decía Borges que el cometido del hombre era simbolizar lo aprendido, codificar nuestra propia arqueología y que para ello necesitaríamos una guía y una mesa. Lo que hoy usamos es una pantalla vinculada unos sistemas de geolocalización y representación que nos hacen ver el territorio, desde el cielo, como si de una mesa de disección se tratara. Una disección que el ámbito militar se empeña en ejecutar a través de vehículos aéreos no tripulados, controlados desde bases terrestres a miles de kilómetros del área a explorar. Artefactos aéreos que gestionan una dilatación del territorio subordinada a la esquematización, la ampliación y la reducción del paisaje y la escala. El avión comercial, el aeropuerto, el lugar, el no lugar, el vuelo, la elipsis, la omisión, la ausencia, el paisaje, el territorio, el mapa, la cartografía, la escala, la miniatura, la vista aérea, el tiempo, la fotografía aérea, la imagen en movimiento, el cine...etc. Todo ello está contenido en la figura del drone. El metraje, más largo y costoso de la historia, fue realizado en 2009 por el ejército norteamericano. Varios drones sobrevolaron Iraq durante el conflicto, ataviados con cámaras de video vigilancia que grabaron un volumen de imágenes cenitales que ascendía a 24 años de imagen en movimiento. Una masa de información que difícilmente habrá podido ser procesada y analizada, quedando almacenada en grandes bases de datos. Algo parecido a lo que le ocurría a Funes el memorioso, personaje Borgiano que recordaba todo lo vivido, “Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez ...” Jorge Luis Borges. Funes el Memorioso. Ficciones. Recordaba todo, y dos veces había reconstruido un día entero, pero cada reconstrucción había requerido un día entero, probablemente para ver las grabaciones de los drones norteamericanos, hagan falta o 24 años o muchos ojos. 28
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Vistas parciales de la obra Delta, 2013 en la galerĂa Paula Alonso
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Lo militar siempre ha estado muy ligado a las investigaciones tecnológicas y al estudio del territorio. Prueba de ello es el interés mostrado por el ejercito francés por las primeras fotografías aéreas hechas por Nadar (Gaspard Félix Tournachon). Fotógrafo parisino que más tarde realizó, ya como comandante de la compañía de globos aerostáticos y por encargo del ejército francés, fotografías aéreas de las posiciones que ocupaban los prusianos que cercaban el París de la Comuna. También James Wallance Black realizó en 1860 la fotografía aérea más antigua aún conservada, una instantánea desde el cielo de Boston. La foto generó que poco tiempo después, Abraham Lincoln designara un cuerpo militar especial para vigilar desde globos aerostáticos las tropas confederadas durante la Guerra Civil de los EEUU. Actualmente, este hecho podría traducirse en los llamados Drones. Sin embargo, lo más relevante en la utilización de estas aeronaves es la ausencia, la omisión de tripulación, volvemos a la elipsis. No existe el cuerpo a cuerpo o el “cuerpo a paisaje o territorio”, no se da la experimentación directa, únicamente queda la acción preparatoria y la observación de la imagen digital modulada. La relación del hombre actual con el paisaje, a través del drone, se ciñe a asientos reclinables y a numerosas y abrumadoras pantallas repletas de datos de control y coordenadas. Son los operadores de los drones, sentados a miles de kilómetros de la aeronave, quienes obtienen la posibilidad de encontrar un Sensucht diferente al que Friederich experimentaba en Königsstuhl.
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Königsstuthl, 2013. Instalación. 550 piezas de aluminio y acrílico sobre tabla. Vista de la obra en la galería Paula Alonso
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Acantilado, 2013 275 piezas de aluminio, hilo de nylon y cable acerado 400x250x150 cm Intervenciones ArtĂsticas en el Puente de Deusto. Bilbao
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Airport, 2103 Fotograbado sobre papel Hahnem眉le 300 gr, tinta termocr贸mica, resitencia y madera 25x25x15 cm
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Drone, 2012 Fotograbado sobre papel Hahnem眉le 300 gr, tinta termocr贸mica, resitencia y madera 78x53 cm
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ANTONIO BAREA Jaén, 1985
Existe en el trabajo de Antonio Barea, un componente romántico que le lleva a cuestionar la experimentación del paisaje, para más tarde evidenciar la irrefutable relación de causalidad existente entre los territorios y las dinámicas de acción de quienes los habitan. Como leitmotive de sus proyectos actúan los sistemas de representación cartográfica, los posicionamientos del hombre frente al territorio y una variable de enorme relevancia, la vista aérea. Aviones, vuelos, infraestructuras aeronáuticas, miniaturas, escalas o sistemas de geolocalización son algunos de los términos que sustentan el discurso planteado en sus trabajos plásticos. Disertaciones que pretenden diseccionar, desde el cielo, las sinergias acontecidas en la tierra. Licenciado en Bellas Artes y Máster de investigación en Territorio y Paisaje en la Universidad Miguel Hernández. Estudia un año en la Accademia di Belle Arti di Brera, en Milán, gracias una beca Erasmus. Así mismo, en la actualidad se encuentra realizando su tesis doctoral Comunicación y creación colectiva en la era 2.0 .Análisis de proyectos colaborativos de visualización de datos. A su formación académica se añaden varias becas de producción, de entre las cuales destacan la Beca de producción de la Fundación BilbaoArte Fundazioa y la Beca de Promoción de las Artes Plásticas del Gobierno de La Rioja. Su trabajo ha podido verse en diferentes muestras colectivas en España, Colombia, Italia y Francia. Entre las que cabe destacar PANGEA, Palazzo Reale Giulianova en Teramo, (Italia), FATA MORGANA en el Instituto Jorge Robledo de Medellín, (Colombia), LITTLE BIG CRUNCH en Plateforme en París (Francia) , SUMMA FAIR en Matadero Madrid o la más reciente HORIZONTE que tuvo lugar en el Museo Guggenheim Bilbao. Entre 2012 y 2013 ha realizado varias exposiciones individuales: MAPAS INVISBLES en el Instituo Juan GilAlbert en Alicante, LANDING en la Fundación BilbaoArte Fundazioa, ACANTILADO en el Puente de Deusto en Bilbao, y la más reciente DINÁMICAS DE VUELO en la Galería Paula Alonso de Madrid.
Víctor Balcells Matas (Barcelona, 1985), es licenciado en Humanidades y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Salamanca. Ha publicado el libro de relatos Yo mataré monstruos por ti (Delirio, 2010), que fue un éxito de ventas en la escena underground y que actualmente está siendo traducido al inglés y al francés. Ha colaborado con diversos medios como La Vanguardia o El diario de Ibiza y con suplementos culturales como Culturamas. Mantiene el blog de creación huesosdesepia.blogspot.com y el blog de crítica zafarranchosmerulanos.blogspot.com junto al escritor Iago Fernández. Hijos Apócrifos es su primera novela. En la actualidad, es editor en Ediciones Alfabia.
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