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Miguel Lescano. La poética mutante de Jorge E. Eielson
from Poetika1 número 4
by Paul Guillen
LA POÉTICA MUTANTE DE JORGE E. EIELSON
Miguel Lescano
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Cordis. Corazón. Caverna húmeda, oscuridad azul.
Blanca Varela
Con sus trasgresiones poéticas, Jorge Eduardo Eielson marcó un cambio radical en su lenguaje poético a inicios de 1950. Eielson es un poeta visionario. Inicia su aventura de rupturas cuando construye su “Poesía en forma de pájaro”. Con esta imagen/poema, a manera de caligrama, levanta un monumento a un ave común. Configura con palabras la forma de un pájaro y deja los textos como plumaje corpóreo. Desea el poeta que se perciban sutiles enigmas y que se explore su poética de escritor y artista múltiple. El ave se mantiene mirando la nada. Perpleja. ¿Será la mirada del poeta que observa este mundo depravado y corrupto? A partir de la construcción de “Poesía en forma de pájaro” el poeta-artista recrea una serie de poemas artefactos, vale decir, la relación entre la forma y el texto. Escribiría posteriormente: “Escribo con los ojos/ Con el corazón con la mano/ Pido consejo a mis orejas/ Y a mis labios/ Cada verso que escribo/ Es de carne y hueso” (302). Más adelante, en su libro Habitación en Roma (de 1951 a 1954) construye su poema “Escultura de palabras para una plaza de Roma” (198). Texto e imagen zigzaguean queriendo escapar de la hoja de papel, por así decirlo. ¿Despedida o encuentro de una máquina creadora? Jorge Eduardo Eielson busca romper con todo lo anterior configurado en su percepción poética. Para Canto visible de 1960 publicado en una antología curada por Canfield y Minarelli, Eielson se explaya más. Artefactos como: “ABAJO/ARRIBA” (228). El artefacto imagen “Pequeño punto blanco y brillante como el sol” (230). Donde una esfera blanca oscila sobre la hoja de color negro. Enigma sobre
enigma. Locura total. Propuesta para mirar. Otro ejemplo más sería su poema Estaca: “TE AMO/TE AMO/TE AMO/TE AMO/TE AMO/ TE AMO” (231). La frase TE AMO asciende y desciende en la mirada del espectador. Finalizando está Estaca con la frase colocada de cabeza y dividida por una línea horizontal. Eielson renueva una vez más la forma de mirar y leer un poema. William Rowe diría que: “La escritura de Eielson, la que viene después de 1950, emprende una investigación de los efectos que surgen cuando el espacio visual que ocupa la grafía deviene parte de la obra y de su lectura…” (83). El texto-forma de Eielson se convierte en una obra de arte autónoma. Con propias lecturas para el espectador. Un quiebre de imágenes y conceptos. Construcción de poemas con palabras. Signos y formas lanzan nuevas auras que estudiar. Un poema en dos dimensiones. Como una escultura invisible. Quieta e inverosímil. El ruido corpóreo se convierte en llaga que desangra el poema. Todo. Sólo. Un nuevo renacer poético. La forma percibida se convierte en imagen/texto. ¿Habrá querido Eielson proteger el resultado enigmático del caos y de miradas conspicuas? El artefacto ave “Poesía en forma de pájaro” o cualquier otro se convierte en energía vivencial. Convivio para descubrir paradigmas escondidos en grietas parsimoniosas. ¿Espacio o tiempo? ¿Tiempo o espacio? Es un devenir que contrasta en lenguajes disímiles y potentes. Como guerrilla de imágenes y explosiones versátiles. Ricardo González Vigil en un texto que tituló “La poesía total de Eielson” comenta que Jorge Eduardo era un poeta vidente. Destructor/constructor a la vez y que:
“… se trata de un creador que pulveriza el fetichismo del texto definitivo, perfecto, eterno. Inserta modificaciones continuas (textos suprimidos o agregados, secuencias diferentes en la organización de los textos dentro de cada poemario) en sus colecciones verbales y, por cierto, en las tentativas siempre incompletas, siempre mutantes…” (13). Eielson da vida a la imagen inventada. Podía ser la forma de un pájaro, una esfera dibujada con puntos, una saeta sin final, una página en blanco, un papel quemado, etc. Una vez más la dialéctica
prima. La contradicción es plausible. Y la ansiedad es atacada por miradas. La visión quiebra la visión. La relación texto-imagen dará como resultado una poética lúdica. Progresión romántica. Rosados timbres que descubrir. Sonidos como manchas invisibles. Preguntas. Una nueva forma de hacer poesía. Por ello, “Poesía en forma de pájaro” se mueve hacia nuevos espacios, con sus propios quiebres lingüísticos. El poema/imagen ingresa a espejos quebrados. Reflexiona y refleja nuevas expectativas por doquier. En este sentido, imagen/texto articulan una nueva forma de ver y leer. Alfonso D’Aquino escribe que “esta escritura puede considerarse como pictograma, aun en el sentido de querer alcanzar la abstracción por medio de la palabra como signo” (145). En este caso, lo abstraído o la percepción sería el mensaje eficaz de la poética de Eielson. Palabras y formas naturales que describen cómo es un ave: con patas, cuello, plumas, forma, dirección, sentido, etc. ¿Simple o complicado? ¿Qué buscaba Eielson con su nueva forma de crear poesía? ¿Ser un artista que quería mostrarlo todo? ¿Reforzar su visión renovadora? Jorge Eduardo Eielson inicia la construcción de “Poesía en forma de pájaro” con la palabra “azul” (141). Color azul que el poeta ve en cielos y el infinito. Construye máscaras para performear. Es su ciudad de Lima que desagrada y enloquece. ¿Dónde viven los muertos?, se pregunta. Panorama desolador. Seguidamente, el verso dice: “brillante” (141). ¿Será la luz que necesita el poeta para sobrevivir en esta ciudad gótica? Luz que estalla en papeles regados por doquier. Peligro en cada esquina. Luego, un ojo que lo mira todo. Los dioses moches con arcilla moldearán un felino o un ave y simbólicamente le dan vida. La nueva forma se convierte en poema. Toda la frescura del poema/imagen se desliza como una escalera hacia un vacío. Es un pájaro de papel que puede salir volando frente al mundo. Frente a tus ojos. El cuello del poema/ave se siente que está herido. Se desangra lentamente. ¿Guillotina cortante preinca o un asalto más en esta ciudad putrefacta? Todo es tinta color negro. Mancha. Intriga. Color que marca la percepción del emisor. Que doblega a mirar lo no mirado. Que estremece. La voz del poeta acaricia la visión del inquilino que se atreve a mirar esta ave en blanco y negro. Presta a volar. ¿Habrá un color en esta forma racional de ver de Eielson? El ave no se mueve.
Canta en silencio. Silencio mental. Filosofía para meditar. Divagar por un bosque inventado por el poeta artista. El poeta susurra otro color: el amarillo. Borges solía comentar que el amarillo fue el último color que vio antes de quedarse ciego de por vida. Por ello sus tigres eran amarillo oro. Metal bursátil. Preciado valor monetario que roban los políticos. El Perú que Eielson abandonó muy joven para regresar muy pocas veces. Las patas del ave-poema desean caminar hacia lo desconocido. Desean viajar a otras tierras. ¿Partir a otro continente? ¿El eterno refugio o autoexilio? Al final, la mesa, punto de encuentro y punto de partida protege toda la estructura del ave. Horizonte de verdad. Un mundo para meditar. Una forma construida pedazo a pedazo. Un edificio. Un poema mutante. Un final que acaba para iniciar otro. Un ser eterno que mira lo desconocido.
Bibliografía
Canfield, Martha y Minarelli, Enzo. Explorare L’Invisibile Ascoltare L’Inaudito. Italia: Centro Studi Jorge Eielson, 2014. D’Aquino, Alfonso. “La escritura vacía”. En Jorge Eduardo Eielson Nudos y Asedios Críticos. Martha L. Canfield Editor. Madrid: Iberoamericana. 2002. 141-150.
Eielson, Jorge Eduardo. Poesía escrita. Santafé de Bogotá: Editorial Norma. 1998.
González Vigil, Ricardo. “La poesía total de Eielson”. En LIBROS & ARTE, Nº14-15, julio 2006. Director Sinesio López. Lima: Biblioteca Nacional del Perú. 13-17.
Rowe, William. “Palabra, imagen, espacio”. En Jorge Eduardo Eielson Nudos y Asedios Críticos. Martha L. Canfield Editor. Madrid: Iberoamericana. 2002. 83-95.