Publicación de la Coordinadora Paz para las Mujeres Septiembre 2016 • 14ta Edición
AUTOCUIDADO Para prevenir las violencias de género... es necesario el autocuidado
Reflexiones autoetnográficas en torno al autocuidado
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EDITORIAL El filósofo y poeta japonés Daisaku Ikeda dijo alguna vez: “Tenemos el poder dentro de nosotrxs para transformar nuestro ambiente. Retemos nuestra revolución humana.” Es la revolución humana, por definición, la más revolucionaria de las revoluciones porque se trata de retarnos como individuxs para transformar nuestro entorno. Es por eso que, lxs sobrevivientes de violencia de género, quienes les apoyan o defienden, y lxs proveedorxs de servicios, formamos parte de esta revolución, por ser felices y lograr vidas libres de violencias. Parte de esa revolución requiere, dar el máximo dentro nuestras posibilidades, sin descuidar lo que somos como seres humanos integrales. Esta edición de Voz de Voces, revista semestral de la Coordinadora Paz para las Mujeres, la dedicamos al autocuidado y a la necesidad de atender a las personas que se sienten “quemadas” por luchar para adelantar los derechos humanos. También, la dedicamos a todxs lxs que apenas se inician trabajando con la violencia de género, o las personas que han sobrevivido múltiples traumas a lo largo de su vida y no han tenido acceso a servicios especializados. A veces, y sin darnos cuenta, juzgamos a quienes demuestran quererse a sí mismas. Pensamos que son egoístas, arrogantes, poco comprometidas con la causa, por tanto, menos feministas.
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Coordinadora Paz para la Mujer
Esta concepción errónea viene reforzada por roles de género rígidos que nos obligan a cuidar, a salvar, a apoyar a otrxs, y no hacer lo propio con nuestros cuerpos, nuestra mente, nuestro espíritu. Se nos niegan los espacios de ocio y se nos exige más tiempo voluntario que al resto de lxs trabajadorxs. Lo primero que debemos hacer en ruta hacia el total bienestar es tomar conciencia de que nos lo merecemos y que debemos sacar tiempo para ello. Todxs merecemos el mejor de los cuidados, pero debemos comenzar por cuidarnos a nosotras mismas. Los artículos de esta Voz de Voces abordan el autocuidado como la mejor de las prácticas, tanto para sobrevivientes como para sus redes de apoyo. A través de los artículos, traemos ejemplos prácticos y algunas técnicas como el “mindfullness” o conciencia plena, el yoga, el ejercicio y la meditación, al alcance de cualquier persona. El balance entre las vivencias y las investigaciones de lxs autorxs hacen de esta publicación una fuente completa de información para todas las personas que quieran comenzar a comprometerse consigo mismas. Agradecemos a todxs esxs colaboradorxs que de forma voluntaria, nos dedicaron de su tiempo y escribieron para este número. Si estás leyendo, has dado un gran paso hacia el autocuidado. Ahora, a disfrutar la lectura y sobre todo, ponerla en práctica.
CONTENIDO Créditos 14ta edición Voz de Voces Septiembre 2016 Editoras Migna Rivera García Adriana R. Alonso Calderón Vilma González Castro
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Diseño Gráfico Elite Series Group, Inc. Coordinadora de Publicación Adriana R. Alonso Calderón Coordinadora Paz para la Mujer, Inc. Apartado 193008 San Juan, Puerto Rico 00919-3008 San Juan, Puerto Rico 0019-3008 Tel. 787-281-7579 / www.pazparalamujer.org Facebook: Paz Mujer 2016 ©Coordinadora Paz para la Mujer, Inc. Esta publicación ha sido posible gracias al auspicio del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (DHHS), Contrato: USDHHS-FVPSA 2015-G991540. Las opiniones expresadas en esta publicación son de lxs autorxs y no necesariamente reflejan las opiniones del DHHS.
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NOTA: La letra x es utilizada en la publicación como inclusivo del femenino y masculino de las palabras. Por ejemplo, en vez de niños y niñas, escribiremos niñxs.
Para prevenir las violencias de género... es necesario el autocuidado
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Auto-Cuidado: Desde los espacios de libertad
Reflexiones autoetnográficas en torno al autocuidado Politizando el autocuidado y el bienestar en nuestro activismo como defensoras de derechos humanos El uso de la Conciencia Plena y la yoga como estrategias de autocuidado para mujeres sobrevivientes de trauma por violencia de género Lo que cada sobreviviente de abuso sexual desea que sepas
Crónica de la Proctofágia (Alba-Lo Físico)
MATERIALES EDUCATIVOS DISPONIBLES
Integrantes Coordinadora Paz para la Mujer, Inc.
Edición de septiembre 2016
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Para prevenir las violencias de género... es necesario el autocuidado Por Iris Beth Rodríguez Quiñones
El trabajar de forma directa o indirecta con sobrevivientes de violencia doméstica, abuso sexual u otros tipos de violencias de género tiende a erosionar el bienestar emocional y /o físico de la persona que lo realiza. Los hallazgos clínicos han sido de tal magnitud, que en el DSM-V (Manual Estadístico Diagnóstico) se ha incluido como población de riesgo para un Desorden de Estrés Post Traumático, (PTSD) a las personas que están expuestas a escuchar historias traumáticas en repetidas ocasiones. El trauma vicario, o secundario se refiere a la manifestación de síntomas relacionados al estrés postraumático en quienes apoyan a personas afectadas por una experiencia traumática. Esto puede desarrollarse como resultado de la exposición, breve o prolongada, a los traumas de víctimas-sobrevivientes, combinado con altos niveles de empatía y con las propias historias de violencia vividas. Algunos síntomas son: • Hipervigilancia • Ansiedad • Desapego • Sobre protegerse o sobre protección a lxs demás. • Dificultades en sus relaciones interpersonales • Desesperanza • Angustia • Desconfianza en su entorno • Dificultad en concentrarse • Revivir el relato traumático o la situación que presenció • Manifestaciones físicas del estrés • Pesadillas • Dificultad para dormir • Disociación, entre otras Algunas estudiosas del tema, como Teresa Ojeda (2006), establecen que hay factores intrínsecos al trabajo de las profesionales que brindan asistencia a sobrevivientes de violencia doméstica y agresión sexual que generan un impacto en ellxs y pasan por desapercibido. Estas circunstancias son: escuchar historias gráficas, y a la vez crueles de violencia, ser testigos de victimizaciones o re-victimizaciones, la confidencialidad de cada caso que conlleva al aislamiento, al silenciamiento de emociones y al bloqueo de su expresión, retener y recordar imágenes dolorosas de gran impacto y sentir impotencia por ser testigos de sucesos que no se pueden detener. A estas circunstancias les acompañan factores de riesgos de origen interno como lo es, el confrontar sus
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propias actitudes y creencias sobre la violencia, el que se movilicen sus propias historias de violencias, el reconocerse como vulnerables a la violencia, temer que algo como lo escuchado les ocurra a ellas o a sus familiares y el sentir culpa de no poder hacer lo suficiente con los casos que maneja, entre otros. Por otro lado, existen factores de riesgo externos como, por ejemplo: • Exceso de casos • Exposición a situaciones de alta letalidad y riesgo • Ser testigo de las re-victimización de los sistemas de justicia, tribunales • Frustración ante la escasez de servicios, de vivienda, salud, etc. • Factores laborales (falta de supervisión, aislamiento, salario, etc.) • Que lxs sobrevivientes no logren romper con el ciclo del maltrato El trauma vicario es uno de los posibles impactos emocionales que puede surgir en estxs profesionales de servicio. El síndrome de quemazón o burnout es otra de las manifestaciones de afección. Este síndrome tiende a ocurrir cuando la persona siente que a pesar de haber dado todo su esfuerzo no se ha podido cumplir sus expectativas y esto lx lleva a un desgaste o agotamiento emocional y físico. Las expectativas ocupacionales en contraste con la realidad laboral es uno de los factores característicos en su manifestación. El cinismo, negativismo, cansancio, insatisfacción y devaluación profesional son alguno de los síntomas que componen esta condición. Si trabajas en un escenario de manejo de situaciones de violencias debes evaluar el impacto que éste ha tenido en ti y comenzar a ver de forma clara y precisa sus posibles riesgos en tu salud (física y/o emocional) o bienestar general.
¡Para! …. ¡Reflexiona! Imagínate que trabajas corriendo autos de carrera. Tu vida dependerá en gran medida de tu vehículo, por lo que lo cuidarás, estarás pendiente a la presión de aire de las gomas, le darás un mantenimiento frecuente, y seguramente responderás cualquier señal de alerta que te de. Pues trabajar con violencias de género, por igual, es un trabajo de alto riesgo y debemos estar pendientes a no comprometer nuestro bienestar espiritual, físico y emocional ante todo el estrés que genera un escenario de tal magnitud.
¡Actúa! Auto-cuidarse es parte de nuestro compromiso personal y social. Debe ser una práctica concreta y diaria. Debemos ser modelo de lo que promulgamos, de cómo evidenciar nuestro amor propio y el establecimiento de límites claros. Es clave la consistencia en mantenernos hidratadas, descansar saludablemente, alimentarse sanamente, evitando los excesos de azúcares y de cafeína. Hacer unos paréntesis en el trabajo para respirar de forma consciente. Por ejemplo, tomar 3 minutos para relajarnos, estirarnos un poco, desconectarnos de las preocupaciones del trabajo, poniéndonos en contacto con nosotras mismas. Hagamos una revisión o scanning de nuestro cuerpo, manteniendo una conversación directa con él, cuidándolo y escuchando sus señales. El contacto con la naturaleza es esencial, tener una plantita en la oficina, pasear o caminar varias veces en semana por un parque, sembrar y visualizar nuestro paraíso secreto. Debemos desacelerar, estar presentes o mindfullness. Cuando te estés bañando o comiendo, o caminando, pon todos tus sentidos en la acción que realizas y verás como esos pequeños-grandes cambios harán una gran diferencia en tu día y en tu Vida. ¿Qué tal si unos aceites esenciales te acompañan en tu oficina? Usa lavanda para relajarte, menta o limón para activar tus sentidos o romero para enfocarte. En cuanto a suplementos vitamínicos o minerales, podrías contemplar el complejo B, el calcio y magnesio para mantener bajo los niveles de estrés y para descansar por las noches, melatonina, o un té de manzanilla o tilo. Otras herramientas pueden ser hablar con un amigx, dialogar sobre las emociones que te provocan los casos que estas atendiendo, creando así tu propia red de apoyo o considerar terapia sicológica o consejería, si fuera necesario. ¿Qué otras cosas puedes hacer? Variar la rutina diaria, hacer ejercicios físicos, escuchar música, utilizar el humor, meditar, darte un rico masaje o Reiki, hacer yoga, taichí/chi kung o simplemente descansar. Escoge por lo menos 3 de estas herramientas y comienza hoy mismo a preparar tu paquete de autocuidado que responda a quien tú eres. ¡Echa ahí lo que entiendes te funcionará a ti y hazlo parte de tu vida!
¡ELIJO CUIDAR DE MI CUERPO PORQUE ES EL TEMPLO DONDE HABITO! - Louis Hay Referencias:
American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing. Declet Braña, M. (2015) La Traumatización Vicaria: Trabajando con las personas proveedoras de servicios en el acompañamiento a Víctimas de Violencia Doméstica y Agresiones Sexuales. Módulo de Adiestramiento del Proyecto de equidad de Género, Departamento de la Familia y Coordinadora Paz para las Mujeres. Gil-Montes PR. (2001). El Síndrome de quemarse por el trabajo (burnout) Aproximaciones teóricas para su explicación y recomendaciones de intervención. Boletín electrónico Psycologia.com Magasis D. (1999). Autocuidado del equipo de salud que atiende a personas afectadas por violencia intrafamiliar. Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de El Salvador, Ojeda, T. (2006). El Autocuidado de los profesionales de la salud que atienden a víctimas de violencia sexual. Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia. 52 (1):21-27.
AutoCuidado: Desde los espacios de libertad Por Roshelys J. García Sánchez
Durante más de cinco años de mi vida compartí mi hogar, mis pensamientos, mis sentimientos y mi vida –o mejor dicho, parte corta de esta– con un agresor. Lo conocí cuando apenas tenía trece años de edad y como esta sociedad capitalista-patriarcalheteronormativa nos enseña, vivía fantaseando en besar a un sapo que se convertiría en príncipe y terminaríamos “felices para siempre”. Así que a los dieciséis años besé a aquel príncipe que durante años cautivaba mi mirada. La diferencia de mi historia con las que nos presentan de niñx, es que descubrí lo que sucede luego; de aquello que no se habla una vez culmina la película en el cine o lees la última oración del libro. Claro está, me tomó tiempo en reconocer que el romanticismo o el amor romántico es solo una manera de mantenernos en relaciones de poder y control y que ese amor, ese que no es amor libre y en libertad, nos mantiene en relaciones tóxicas y opresivas. Reconozco que no fue hasta que comencé mi bachillerato en Ciencias Sociales en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Mayagüez que cuestioné mis alrededores. Entre estos, mi hogar, la relación con mi pareja y mis compañerxs. Sobre todo, me atreví a cuestionarme y preguntarme el camino que visualizaba en mi vida y aquel futuro que imaginaba con ansias. Luego de tres años de estudio, entre clases y trabajo, me topé con una organización feminista que trabajaba y actualmente continúan sus servicios junto a mujeres sobreviviente de violencia de género. Automáticamente al conocer el Proyecto Siempre Vivas, mi corazón latió rápidamente. Era como si me hubiese enamorado nuevamente, pero esta vez de la profesión que elegiría como mi propósito en la vida. Al entrar, comencé a conocer a mujeres guerreras y resilientes que habían podido destruir las cadenas con o sin miedo. Continuar pero siempre en lucha. Escuchaba sus narrativos y los repetía en mi mente. Me cuestionaba: “¿A mí, es posible que me esté sucediendo a mí?” Lloraba en las noches escondida y planeaba huir, pero él siempre me detenía mientras me suplicaba: “Perdóname, por favor. No lo volveré hacer. No sé, me vuelvo como un loco y
actúo”. Su conducta era de manipulación, era muy agresivo. Esto se reflejaba a través de sus palabras: “Eres mía, te lo digo, siempre mía”. Mientras que por otro lado, al molestarse, me amenazaba: “Solo me tienes a mí, ¡oíste! A ti nadie más te cuidará”. Los años pasaban y continuaba celebrando cada aniversario pero de esta misma manera más violento se convertía él y más difícil se me hacía salir de la relación. Entonces, se tiraba del carro cada vez que se molestaba, le daba a las paredes mientras yo me recostaba de estas con temor a él y con ansias de que llegara mi muerte. En las noches, si le negaba tener sexo automáticamente me decía: “Estás con otro, lo sé. Me mientes, me engañabas”. Y yo proseguía a cerrar los ojos y besarlo mientras le decía: “Soy tuya, solo tuya”. En algún momento, creí que solo sería de él y que no había ninguna manera de poder escapar. No se trataba de escapar, eso lo entendí luego. Se trataba de aceptar y enfrentar la situación que estaba viviendo sin olvidar nunca que esta no era mi culpa y que tenía que tomar el tiempo necesario. Que en ese momento yo era la víctima. Una víctima de la sociedad patriarcal, una víctima del miedo, una víctima de vivir con una persona que yo amaba pero que le tenía miedo. Así que, poco a poco tuve que entender que tenía que enfrentar estos miedos. Debo mencionar, nunca dejé de trabajar junto a las mujeres y participantes del Proyecto. Luego de culminar mi bachillerato, decidí continuar mi maestría. Comencé mis estudios en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras en la Escuela Graduada de Trabajo Social Beatriz Lassalle. Me enamoré de mis clases, de mi espacio de estudios, de la forma en que lxs profesorexs me retaban a pensar y formular análisis críticos. Aún así, él seguía ahí junto a mí y yo encarcelada entre pensamientos sobre mi realidad pero evitando reconocerla. No fue hasta el mes de marzo que llegué al Tribunal de San Juan. “Buenas noches, ¿en qué te puedo ayudar?” Mientras con mi mirada al suelo contestaba: “¿Dónde se encuentra la unidad de violencia?” Entonces, ya podrán imaginar lo que sucedió luego. No fue hasta el último lunes de marzo que la jueza nos recibió en el Tribunal. “Le concedo un año, joven”, fueron las palabras que me brindaron paz. Salí de la vista y automáticamente comencé a llorar. No era de tristeza, no era de enojo, era un llanto de libertad. Entonces, ese mismo día preparé mi bulto, llené el tanque de gasolina y llegué a mi centro de práctica; aquel centro que también laboraba en el área de Mayagüez. Estuve toda la tarde junto a mis compañerxs de trabajo. El universo, o aquello que nos da luz, me había dado la oportunidad de transformarme, de sentir, de reconocer, de tomar un espacio. A la larga, reconocí que eso era auto-cuidarme. Era poder vivir y también dejar ir; era sentir felicidad pero también tristeza. Era no callar más y hablar y siempre expresar. El auto-cuidarme era aceptar mi historia, y vivir los procesos que me llevaran al apoderamiento. Pienso que el auto-cuidado es auto-amarse, y viceversa. Entonces, estoy en un proceso de libertad donde me amo, me cuido y me protejo. Al final del día, para complementar mi auto-cuidado, me tomo una taza de café mientras escribo. Hoy, estoy escribiendo desde el mismo espacio en donde aquellas mujeres compartieron sus historias, desde donde lloré largas horas encerrada en el baño; en donde recibí solidaridad, tiempo y apoyo de mujeres feministas y en lucha. Les escribo desde mi hogar, mientras practico el auto-cuidado, ya culminando mi taza de café, un par de lágrimas y reconociendo que estoy en espacios de libertad.
Reflexiones autoet Al pensar en autocuidado desde mi rol como profesional, más allá del análisis teórico tradicional, no concibo mejor metodología para abordarlo que la autoetnografía. Según Ellis (2004) el partir de la experiencia propia facilita el “entender el significado de lo que la gente piensa, siente y hace” (p.68). Así que siendo que el autocuidado no es un concepto que deba estar alejado de nuestra realidad como mujeres trabajadoras, al analizarlo, lo más honesto es comenzar por examinar el por qué para muchas de nosotras, incluyéndome, hablar sobre autocuidado resulta incómodo. Mientras más me acerco al concepto, más presente se hace mi madre, especialmente cuando la recuerdo en la etapa de mi niñez. Mami era una trabajadora asalariada quien también tenía sobre sus hombros la responsabilidad de cuidar de seis hijos e hijas, el perro, la casa, familia extendida, y las misas sueltas. Recuerdo verla llegar de trabajar con su uniforme impecable, aquel que le tomó horas coser en turnos alternos noches y fines de semana. Nunca faltaban sus medias de nilón y chancletas porque luego de una jornada laboral de 8 horas de pies, no aguantaba un minuto más los zapatos cerrados, y que para colmo, eran de tacón. La estructura social, económica, política y cultural en la que se enmarcaban sus múltiples roles hacían cuesta arriba el tan siquiera considerar el autocuidado como parte de la vida. En esa historia de mi familia, pero también de tantas otras, se trataba de salir del empobrecimiento, visto el trabajo formal como boleto a la estabilidad económica. Para muchas mujeres, tener un presente mejor requería ver como imposible el detenerse porque había que llegar a casa a asegurarse de que no se descuidaban las responsabilidades de éstas en el espacio doméstico, que dé inicio debían ser prioridad. En el proceso de atestiguar la lucha eterna de mi madre, hipervigilante, con el sueño ligero, experta en comer de pies, la multitasker por excelencia, me preguntaba si eso era vida. Al descubrir la lucha feminista en mis años de formación universitaria, me hacía eco el combatir la implacable doble jornada dentro del sistema patriarcal capitalista que tanto daño nos ha hecho. Por otro lado, me llamaba el desarrollarme desde el espacio profesional y desde el activismo en el trabajo en contra de la violencia hacia las mujeres. Para eso no había freno, pues siempre era necesario dar la milla extra. Allí aparecían titilantes las líneas difusas de las responsabilidades laborales junto con el reconocimiento de que nuestro trabajo es también político en defensa de los derechos de las mujeres, y especialmente las que sobreviven múltiples violencias. Para muchas de nosotras también esto es un trabajo de resistencia y
toetnográficas en torno al autocuidado Por Elithet Silva-Martínez
lucha entendiendo el mismo como herramienta para sanar en nuestro propio proceso de sobrevivencia que incluye a nuestras hermanas y madres, y nuestras ancestras. Así entonces, no hay tiempo que perder, ni oportunidades que desaprovechar para continuar ensanchando el camino que otras comenzaron. Nos acompaña un compromiso en la coyuntura histórica en la que vivimos, y al atestiguar la historia de las generaciones que nos antecedieron, se acrecienta la convocatoria a ser parte de esta lucha que se da hoy desde diversos escenarios. En pocas palabras, para poder combatir la injusticia, la inequidad y la violencia, no podemos parar. En las conversaciones con compañeras de lucha, nos damos el permiso de tomar tiempo para cuidarnos, precisamente porque combatimos la explotación y la opresión contra las mujeres. Sin embargo, a la hora de accionar en la cotidianidad nos inundan sentimientos de culpa por precisamente sacar espacios para “ser”. Simultáneamente nos sobrecoge un sentido aplastante de culpa encima de la culpa por no practicar lo que utilizamos en nuestros discursos de hacernos justicia a nosotras mismas. No es para menos que sintamos un agotamiento eterno, que amenaza con convertirse en nuestro estado “natural” de vivir. Aunque no estoy segura de tener todas las respuestas a este cuestionamiento, la reflexión continua desde mi propio caudal de contradicciones redunda en desarrollar compromisos conmigo misma en relación a cuidarme/cuidarnos. Solo para utilizarlos como punto de partida, tomo prestado de la sabiduría de otras e intento añadirle ideas que resultan del aprendizaje del camino andado. Pretendo asumir estos compromisos a partir de tres elementos: 1) re-conceptuar el amor propio hacia la liberación; 2) cuidarme como acto de resistencia; y 3) reconocer el cuidado colectivo como herramienta para mi fortalecimiento y el de otras.
Mantenerme en lucha requiere re-conceptuar el amor propio hacia la liberación
Soy humana. Soy digna. Porque lo personal no redunda en lo individual exclusivamente, sino que se compone de entretejidos históricos, de múltiples trayectorias y de andamiajes que me preceden, definitivamente necesito recordar que esto que es mío y personal, también es político. Y si parto de allí, enunciar que mis múltiples identidades me pertenecen hace que por consiguiente, me vea llamada a reclamarlas y rescatarlas. Mi niña interior, aquella a quien se le cercenó del derecho a jugar libremente, la que fue herida por la misoginia, esa que se sintió fea en una sociedad colonizada merece ser reivindicada. Es esa reivindicación el puente para un caminar de resistencia y de liberación.
Cuidar de mí es un acto de resistencia
Acallar a un sistema creado para vociferar contra mi integridad como ser humana comienza con poder identificar pensamientos y sentimientos que provocan en mí la culpa. Tal como lo establece Marcela Lagarde en Autoestima y género (2000), el reconocer como definimos nuestros derechos se basa en una construcción que merece el esfuerzo desenmarañar. Hacerlo implica trastocar el orden impuesto, cuestionándolo y resistiéndolo. Implica también resignificar la culpa y llamarla como lo que es, esa táctica poderosa que limita mi potencial de balancear el accionar con el ser. Combatirla se hace menos terrible cuando también re-significo el autocuidado como un proceso que no debe ocurrir en aislamiento. Allí la sororidad y la solidaridad entre compañeras y aliados se hacen fundamentales al proceso.
CuidarNOS, nos hace fuertes
Mirarnos reflejadas en el espejo de la otra y detener el paso para encontrar espacios de convergencia al reconocer que dentro de tantas diferencias pueden existir algunos entendidos, alcanzará nutrir el alma y fortalecer la lucha. Bien lo recuenta Hiner (2015) al estudiar la violencia de género en Chile y develar historias de presas políticas durante la dictadura. Dentro de las narrativas de estas mujeres se desprende el horror de vivir múltiples torturas a la vez que se desarrollaba una activación poderosa de redes de solidaridad y del sentido de co-responsabilidad por acompañarse y cuidarse como colectiva. En el caso de las mujeres presas, y pese a sus múltiples diferencias, cuidarse en la colectiva significaba acompañarse desde sus propias narrativas, compartir comida y escapar juntas mediante la lectura, entre otras estrategias. Aún en el peor de los escenarios, velar por el bienestar en colectiva fortalece y empodera. Para muchas mujeres, hablar sobre autocuidado resulta incómodo porque no conviene facilitarlo en el contexto en el que vivimos. Darnos el permiso de rescatar el concepto, re-significarlo e implementarlo desde la cotidianidad puede ser parte de las estrategias para continuar la lucha por el derecho a vivir plenamente como seres humanas.
Referencias:
Ellis, C. (2004). The Ethnographic I: A Methodological Novel about Autoethnography. Altamira Press: California. Hiner, H. (2015). “Fue bonita la solidaridad entre mujeres”: género, resistencia, y prisión política en Chile durante la dictadura. Estudios Feministas, 23(3), 867-892. Lagarde, Marcela. (2000). “Autoestima y género”. Cuadernos Inacabados (p. 1-18). México.
Edición de septiembre 2016
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Politizando el autocuidado y el bienestar en nuestro activismo como defensoras de derechos humanos Por Verónica Vidal & Susan Tolmay
(Publicado el 10 junio 2015 en la página web de AWID)
Estrés, desgaste, arrebatos emocionales incontrolables, depresión, ansiedad, migrañas y cáncer son algunos de los efectos que el trabajo de defensa de los derechos humanos tiene en las defensoras de derechos humanos en todo el mundo y que a menudo las hacen renunciar a su importante trabajo. AWID conversó con Jessica Horn, Asesora Principal del Instituto Africano para Respuestas Integradas a la Violencia contra las Mujeres y al VIH/SIDA (AIR), sobre la política del autocuidado y el bienestar para las defensoras. AWID: Con base en tu experiencia, ¿puedes hablarnos sobre la importancia política del bienestar y el autocuidado en las vidas de las defensoras de derechos humanos? En tu opinión, ¿qué es lo más relevante acerca de esto? Jessica Horn ( JH): Nuestro trabajo consiste en crear sociedades que sean justas, en las cuales la gente pueda vivir bien, saludable y equilibrada, como también sin temor a la violencia. Estar emocionalmente bien es esencial para ser capaces de participar plena y activamente en la sociedad. Para mí es realmente fascinante que este elemento de la existencia humana, y en particular de la existencia de las/os activistas, ha sido descuidado por tanto tiempo. Muchas feministas plantean (y Audre Lorde es una de ellas) que vivimos en sistemas de poder que están diseñados para hacernos infelices—que están estratégicamente diseñados para borrar la felicidad y el bienestar de ciertos grupos de personas. De modo que afirmar la felicidad de las mujeres en una sociedad patriarcal es en sí y por sí mismo un acto político. Creo además que subestimamos la cantidad de estrés emocional y mental que la opresión y la injusticia ocasionan y no reconocemos que el estrés es un estrés colectivo. Tendemos a olvidar que, cuando una persona es atacada, esto afecta a toda la gente. La persona que es atacada tiene una necesidad directa inmediata, pero las personas a su alrededor y las que la apoyan también se ven afectadas. Como activistas sobrellevamos la carga de esta constante herida en nuestras comunidades. De modo que es necesario abordar esa carga porque nos agota. Viendo más ampliamente el sector de los derechos de las mujeres, creo que es justo decir que tenemos un reto de recursos humanos. No hay tantas personas que estén trabajando en los derechos de las mujeres a nivel global en comparación, digamos, con el sector tecnológico, por lo que también perdemos una valiosa capacidad técnica cuando la gente se desgasta o no puede lidiar con más tristeza y siente que debe hacer un trabajo diferente, o termina en situaciones en las cuales su salud emocional y física se ve afectada. También en esto tiene sentido político pensar en la sostenibilidad de nuestro sector de activistas por los derechos de las mujeres y prestar más atención a su bienestar.
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Coordinadora Paz para la Mujer
AWID: ¿Cuáles son los retos que, a tu criterio, están impidiendo que defensoras de derechos humanos, activistas y movimientos sociales consideren seriamente el autocuidado y el bienestar como parte de sus agendas políticas? JH: En las organizaciones y los movimientos por los derechos de las mujeres no estamos reconociendo a cabalidad que nuestro trabajo involucra dar testimonio constantemente de violaciones y violencia y que con frecuencia la violencia está cerca de nosotras—está siendo infligida ya sea a personas que conocemos o a personas como nosotras. Hay un límite para las veces que puedes escuchar historias de cosas terribles que le están sucediendo a alguien antes de que esto empiece a afectarte. Y la mayoría de activistas no cuentan con un mecanismo organizacional que les ayude a lidiar con eso. Dentro de nuestras organizaciones tenemos que incorporar en nuestros protocolos de recursos humanos el apoyo para el bienestar ocupacional y la salud mental. Esto existe en el sector humanitario y, por supuesto, en la psicología y el asesoramiento, pero aún no como una práctica regular en el trabajo por los derechos de las mujeres. El financiamiento para esto es un gran reto y en AIR hablamos mucho al respecto. Sabemos que hay muy poco apoyo básico disponible para las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres, y el bienestar ocupacional es algo que tendría que ser financiado a través del financiamiento básico. Cuando estás luchando por conseguir dinero para implementación de proyectos se hace difícil argumentar a favor de fondos adicionales o tiempo de personal para el bienestar emocional y la salud mental. Es necesario que los donantes empiecen a reconocer que esto es muy serio y a asignar recursos para crear estos sistemas antes de que sea demasiado tarde. Es injusto esperar que la gente trabaje en la línea del frente sin ninguna defensa. Pienso que es una responsabilidad ética que los donantes apoyen el bienestar de las personas a quienes apoyan para que lleven a cabo el valiente trabajo de transformar sociedades violentas y carentes de igualdad. Se trata de la longevidad del movimiento— tenemos que defender a quienes defienden. En la práctica también tenemos problemas con las metodologías. Sé por propia experiencia en la región africana que, cuando estamos haciendo trabajo de movilización con activistas LGBTI y personas que enfrentan otras discriminaciones en la sociedad, nos es muy difícil encontrar profesionales especializadas/os en bienestar que no discriminen. Tenemos el problema básico de no contar con alguien a quien acudir para recibir apoyo. Dicho eso, también podemos ser más creativas/os con nuestras metodologías para el bienestar emocional, particularmente apartándonos de la idea impulsada por la psicología occidental de que la ‘terapia de conversación’ es la única solución. Hay muchas maneras diferentes de apoyar el bienestar emocional y la salud mental, incluyendo métodos que ya existen en el contexto—y distintos métodos funcionan para diferentes personas.
AWID: ¿Podrías decirnos qué significa para ti un “enfoque holístico integrado” para lidiar con violaciones a los derechos humanos? ¿Cuáles serían sus elementos distintivos?
AWID: Cuéntanos sobre la iniciativa de AIR y cómo las defensoras de derechos humanos, las organizaciones y los grupos podrían involucrarse.
JH: El enfoque integrado de AIR fue desarrollado a partir de la experiencia interdisciplinaria de las profesionales que creamos AIR. Aportamos reflexiones provenientes de nuestros diferentes puntos de entrada en el trabajo relacionado con la violencia contra las mujeres y las niñas y el VIH/SIDA psicología, promoción y defensa, movilización y prevención comunitarias, prestación de servicios de salud e investigación. El activismo por los derechos humanos y su histórico enfoque en las violaciones contra los derechos civiles y políticos de hombres han tendido a ser muy legalistas en su comprensión de la justicia y la reparación. En el caso de los derechos de las mujeres, aunque la justicia legal es un aspecto crucial de la respuesta, existen muchos otros. Por ejemplo, la salud: las violaciones que las mujeres sufren afectan el cuerpo en diferentes formas e incluyo la mente en el concepto del cuerpo. También tenemos que pensar en eso y abordar la dimensión social de la violación. Sabemos que la marginación de las defensoras de derechos humanos funciona por medio del estigma social: las mujeres son seleccionadas y etiquetadas como personas inaceptables en la sociedad, como ‘mujeres malas’ o ‘malas madres’. Todas éstas son maneras de socavar nuestra reputación social y disminuir nuestro poder político.
JH: AIR fue establecido como una iniciativa por y para profesionales africanas/os. Reconocemos que en el África existe una tremenda cantidad de conocimientos, reflexiones y experiencia técnica en cuanto al manejo de la violencia contra las mujeres y las niñas, el VIH/SIDA el bienestar emocional y la salud mental que hasta la fecha no se ha documentado o abordado rigurosamente. También reconocemos que las personas que trabajan en estos contextos son quienes mejor los conocen y tienen metodologías y enfoques que son útiles para compartir con profesionales en otros países o contextos africanos, porque han sido adaptados para responder a retos similares: falta de infraestructura cívica, bases de apoyo que tienen un estatus migratorio complejo, personas que están enfrentando un legado de violencia masiva, falta de servicios estatales y una opresión económica generalizada.
El área económica es un aspecto en el cual hemos pensado menos. Necesitamos un enfoque que comprenda que en las violaciones de los derechos de las mujeres suele haber un impacto económico. Además, al ver las violaciones contra mujeres que ya viven en la marginación económica, el apoyo para que se vuelvan económicamente autónomas puede por sí mismo ser sanador. Hay una indignidad que se deriva de no ser capaz de mantenerte a ti misma o mantener a las personas que son importantes para ti. Propiciar que la gente adquiera o recupere capacidad económica puede ser crucial para el proceso de reequilibrarse o sentirse bien mental y emocionalmente. Este reconocimiento del poder potencialmente transformador de los medios de sustento viene de la experiencia de profesionales de AIR y de lo que saben que resulta efectivo al responder a violaciones de derechos de las mujeres en comunidades que han sido afectadas por el conflicto armado y el VIH, así como en contextos de migración y desplazamiento forzados.
Desde AIR nos interesa en particular los enfoques africanos que funcionan desde una perspectiva feminista transformadora, lo cual significa una perspectiva que se interesa en plantear las preguntas más grandes acerca de las causas fundamentales de las violaciones por motivos de género e incluye maneras de abordar las causas fundamentales y no sólo las manifestaciones individuales de los problemas. Esto incluye prevención-movilización para cambiar las dinámicas de poder y frenar el problema desde sus raíces. Todas las herramientas que AIR produce se encuentran disponibles en línea gratuitamente y cualquiera puede usarlas. Aunque están centradas en África, son pertinentes para personas que trabajan en contextos similares en otras regiones del mundo — por ejemplo, iniciativas en comunidades que están viviendo en contextos de violencia estructural extrema, con Estados que son muy complejos y no rinden cuentas, y afrontando retos relacionados con recursos e infraestructura. En ese sentido, AIR está haciendo una contribución desde el Sur Global a los debates en torno a la justicia, el bienestar y los derechos de las propias defensoras de derechos humanos, particularmente cuando se trata de la iniciativa que estamos implementando sobre la (re)conceptualización del trauma.
El uso de la Conciencia Plena y la yoga como estrategias de autocuidado para mujeres sobrevivientes de trauma por violencia de género Por Roxany Rivera-Hernández & Angélica Torres-Sotero Violencia de género se puede definir como diversos actos de violencia (ej. física, sexual, económica, psicológica) hacia otra persona por razón de su género. Comúnmente es cometida hacia la mujer. Según el informe estadístico de la Policía de Puerto Rico para el año 2015, en específico del 1 de enero al 31 de agosto, se reportaron 6,244 incidentes de violencia doméstica. En este caso el maltrato físico fue el más predominante con 4,045 casos. El informe también detalla los casos de violencia por género, siendo más predominante hacia la mujer con 5,121 casos y 1,050 para los hombres. A modo general, “las cifras recientes de la prevalencia mundial indican que alrededor de una de cada tres (35%) mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida” (OMS, 2016). La depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, baja autoestima, inseguridad, deseos de morir, desesperanza y problemas en el patrón del sueño, son alguna de las consecuencias que dejan a su paso los incidentes de violencia de género mencionados.
aceptarlos y desarrollar una actitud diferente hacia los sentimientos y las sensaciones que podrían generar las experiencias traumáticas.
Una de las consecuencias más evidentes en las experiencias traumáticas es la inhabilidad de recuperar el sentido de seguridad, tranquilidad y autonomía. Por lo que, la víctima puede permanecer en un estado constante de alerta e indefensión ante los eventos que ocurren en su vida diaria. La desesperanza y el sentido de impotencia aumentan aun más cuando la víctima tiene la sensación de que es poco o nada lo que puede hacer por sí misma para aliviar su dolor. Si bien es cierto que lxs profesionales en el campo de la salud mental, son claves para trabajar con los efectos negativos de los incidentes de violencia por razón de género, es importante resaltar que existen estrategias de autocuidado que la víctima puede emplear por su cuenta para facilitar y aportar a su proceso de sanación. Considerando que una de las sensaciones que se quiere recuperar en las víctimas de violencia por razón de género es el sentido de autonomía, resulta beneficioso la utilización de dichas estrategias.
En un estudio realizado con diez mujeres de escasos recursos y con historial de violencia de género, se exploró cuán beneficioso resultaba aplicar el Sistema de Reducción de Estrés basado en Conciencia Plena (Bermúdez et al., 2013). El grupo consistió de diez participantes afroamericanas y una mujer asiática americana entre los 31 y 62 años de edad. En cuanto a la experiencia laboral, la mitad del grupo hacía trabajo clerical y el resto no se encontraba trabajando. Luego de evaluar a las participantes mediante una lista de cotejo que medía los síntomas de estrés post-traumático (PCL, por sus siglas en ingles) se identificó que todas las participantes mostraban síntomas clínicos significativos. La intervención grupal se extendió por ocho semanas tomando en consideración un programa de meditaciones guiadas, discusiones educativas sobre los efectos del estrés, aplicación de las destrezas a su rutina diaria y otras dinámicas relacionadas con las habilidades de Conciencia Plena.
Las investigaciones han demostrado que el enfoque de Conciencia Plena, también conocido como Mindfulness, promueve en quien lo practica destrezas de manejo, regulación emocional y un desarrollo interpersonal en mujeres que han sido víctimas de violencia de género (Bermúdez et al., 2013). Las técnicas que se utilizan en Mindfulness están basadas en un estilo de meditación que busca enfocar la atención en el momento presente, sin emitir juicio alguno hacia la experiencia (Kabat-Zinn, 2003). Hace hincapié en el manejo de la conciencia, la flexibilidad en la persona y los patrones de pensamiento. En ocasiones, estos patrones provocan que la persona fluctúe entre pensamientos sobre el pasado o el futuro, provocando sensaciones incómodas, por ejemplo, ansiedad, tristeza, y desesperanza. La finalidad de esta práctica no es retar ni cambiar los pensamientos, sino
Luego de realizar entrevistas estructuradas, antes y después de la intervención, las participantes expresaron de forma general su mejoría en las siguientes áreas; (a) mayor sentido de conexión con las personas del entorno, (b) discernimiento al tomar decisiones, (c) comodidad en expresar sus necesidades sin miedo a perder el control, (d) mayor sentido de empatía, serenidad y apoderamiento, (e) conciencia de su cuerpo, las sensaciones y emociones relacionadas, (f ) el uso de la respiración como herramienta para permanecer en el momento presente, (g) y el sentido de autocompasión. Realizar el estudio a nivel grupal facilitó que las participantes se identificaran con las experiencias de sus compañeras, cambiaran su visión del juicio y se motivaran a practicar el perdón hacia el agresor. Una de las participantes logró verbalizar que, aunque era identificada como víctima por
Según Jon Kabat Zinn (2007), la meditación es un acto de amor y sanación donde haces un alto, sueltas todo y experimentas el verdadero ser. El elemento de sanación es clave en esta población luego de las experiencias traumáticas que pudieron haber comprometido sus destrezas cognitivas, emocionales y conductuales. Se reconoce un proceso de ajuste donde la persona necesita un tiempo para retomar un estilo de vida amparado en la resiliencia y la auto compasión. Las destrezas de Mindfulness sirven como amortiguador en ese proceso de transición, donde se utilizan elementos claves como lo son la conciencia del cuerpo (body scan), el movimiento, por ejemplo el ejercicio, caminata, yoga, o baile; la respiración y realizar una actividad del diario vivir de forma consciente como al bañarse notar la temperatura del agua, el olor del jabón y la sensación que provoca en el cuerpo.
la violencia recibida, deseaba transformar el rol de víctima en uno de apoderamiento y sanación. En conclusión, el Sistema de Reducción de Estrés basado en Conciencia Plena, facilitó el mejoramiento personal en las participantes y les proveyó el desarrollo de destrezas de manejo a corto y largo plazo. Otra de las áreas que se implementa con las destrezas de Conciencia Plena es el ejercicio de la yoga. Cuando se practica esta disciplina, la persona entra más en contacto con su cuerpo mediante las posturas. Se ha observado que el cuerpo es la base donde se reflejan las secuelas del maltrato o evento traumático. Una de las consecuencias del trauma es que la persona podría desconectarse de su cuerpo o ente que recibió la violencia de forma directa. Hecho que amerita complementar otras disciplinas para lograr un tratamiento integral y abarcador. Se realizó un estudio con 64 mujeres víctimas de violencia interpersonal que mostraban síntomas de estrés post traumático (van der Kolk, 2014). El propósito del estudio era conocer los beneficios de la yoga al momento de canalizar los síntomas del estrés postraumático y estado de ánimo depresivo. Se organizaron dos grupos, el primero recibía información sobre la salud en la mujer y el segundo participó de yoga enfocada en trauma. Ambos grupos recibieron el servicio por 10 semanas en una intervención semanal. Según los resultados del estudio, el 52% de la muestra que recibió las sesiones de yoga no reflejó el trastorno de estrés posttraumático. Mientras que el segundo grupo logró que un 21% de la muestra redujera el trastorno de estrés post-traumático. De forma general, ambos grupos reflejaron una disminución de síntomas. Sin embargo, el grupo que recibió las sesiones de yoga fue más consistente y obtuvo menos recaídas. Por último, el estudio concluye que la práctica de la yoga enfocada en trauma aumenta el sentido de conciencia emocional y ayuda a manejar las secuelas físicas y sensoriales del trauma (van der Kolk, 2014). Además del cuerpo, se ha identificado que el cerebro es un área medular al momento de estudiar las consecuencias de una experiencia traumática. Según estudios relacionados a la anatomía cerebral, cuando una persona experimenta un trastorno de estrés postraumático, se ven afectadas las siguientes áreas: amígdala, hipocampo y la corteza pre frontal (Wolkin, 2016). Como resultado de los efectos del trauma, la amígdala podría quedar más predispuesta a reaccionar aunque la experiencia del momento no atente contra la estabilidad de la persona. El hipocampo influye sobre la memoria y podría afectar la capacidad de recordar los eventos traumáticos. Asimismo, la corteza pre frontal podría no reaccionar tan rápido al manejo de respuestas inesperadas en el ambiente. Resulta importante mencionar que las áreas del cerebro mencionadas podrían verse alteradas de forma positiva al utilizar destrezas de Conciencia Plena. Según Wolkin, (2016) el Mindfulness reduce la hiperactivación de la amígdala y reanuda el funcionamiento normal del hipocampo y la corteza prefrontal. Los estudios redactados anteriormente resaltan el impacto positivo del Mindfulness y el ejercicio de la yoga, en la salud física, emocional y mental de las mujeres que han sido víctimas de violencia por razón de género. A continuación, detallamos algunas estrategias que podrían ser útiles en los comienzos o el seguimiento de un plan enfocado en la sanación y autocuidado con mujeres que han sido víctimas de violencia por razón de género. Es importante mencionar que cada caso y cada persona es diferente, por lo que resulta ideal la evaluación de unx profesional en el campo de la salud mental. De esta forma, se identificará el tratamiento que mejor se adapte a las necesidades y características de la persona.
Algunas estrategias para fomentar el autocuidado basadas en Mindfulness:
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Respiración en consciencia plena– enfocar la atención en la respiración es una forma sencilla para comenzar a fomentar el estado de consciencia plena. La forma de hacerlo es atendiendo su ritmo pausado, al inhalar y exhalar el aire. Este tipo de atención detiene el “piloto automático” en el que la mente generalmente se encuentra. Esto debido a que, sin esfuerzo, los pensamientos y preocupaciones se detienen al enfocar la atención al ritmo de la respiración en el aquí y ahora.
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Asume la postura que te resulte más cómoda, sentada o acostada. Cierra los ojos o mantén la mirada fija en algún punto. Una vez te sientas relajada, inhala lentamente a través de la nariz, inflando el estómago. Aguanta el aire unos segundos y luego exhala lentamente el aire a través de la boca, vaciando el estómago. Repite este ejercicio las veces que desees.
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Consumir alimentos/bebidas en conciencia plena consume los alimentos pausadamente. Observa la apariencia del alimento, el uso de los utensilios para llevar la comida a la boca, el movimiento de los músculos al masticar, la textura del alimento, el sabor y el proceso de tragar. Minimiza el realizar un juicio sobre el alimento como bueno o malo, más bien enfoca tu atención en la experiencia que está provocando el sabor, la textura y el olor del alimento.
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Caminar/correr en consciencia plena – contempla de forma secuencial, momento a momento, el sentido cinético de caminar/correr y la naturaleza que decora el paisaje de esta actividad. Si es posible, detente y contempla la estructura y el movimiento de un árbol y sus ramas. Si te animas, ¡abrázalo y recibe su energía!
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Ejercicios de yoga – los ejercicios de yoga representan una práctica de movimientos coordinados que promueve el desarrollo de destrezas: mentales, interpersonales y físicas. Puedes identificar alguna persona instructora que te apoye en el inicio de esta práctica.
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Procura mantener una buena alimentación. Un cerebro saludable requiere de nutrientes que recibimos a través de la sana alimentación. Edición de septiembre 2016
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Guía para “des-estresarse” y llegar al estado de Consciencia Plena, propuesta por “Mindfulness in Everyday Life” (2007): Trasládate al momento presente, adoptando una postura derecha. Luego, pregúntate: “¿qué está pasando en este momento?”. Simplemente permítete observar lo que ocurre. Etiqueta cualquier pensamiento que surja y luego déjalo ir… sólo está preparado para dejarlos flotar. Atiende tu respiración o simplemente disfruta el entorno. Además de los pensamientos, puede haber sonidos que escuchas, sensaciones corporales de las que estás consciente. Si encuentras que estás elaborando en los pensamientos, en vez de etiquetarlos, regresa a lo neutral, recuerda observar tu respiración. Cuando surjan las emociones o las memorias de eventos dolorosos, no te quedes atrapadx en ellas. Otórgales etiquetas como: “esto es un sentimiento de tristeza” “esto es un sentimiento de coraje” y sólo permite que tomen su rumbo. Estas memorias y sentimientos van a disminuir gradualmente en intensidad y frecuencia. Más importante, comenzarás a identificarte como unx observadorx objetivo o testigo, en vez de una persona que es afectada por estos pensamientos y sentimientos (p. 2).
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Realiza actividades extracurriculares que sean de tu agrado, pues facilitan el manejo y la reducción del estrés. Además, fomentan las relaciones interpersonales.
Mantén un patrón de sueño saludable. Al descansar, permitimos que el cuerpo y la mente, necesarios para llevar a cabo los quehaceres del diario vivir, se regeneren.
Haz ejercicios con regularidad. Entre sus muchos beneficios para la salud física y mental, el hacer ejercicios fomenta la liberación de endorfinas que a su vez aporta al sentido de relajación natural del cuerpo.
Referencias
Bermudez, D., Benjamin, M. T., Porter, S. E., Saunders, P. A., Myers, N. A. L., & Dutton, M. A. (2013). A qualitative analysis of beginning mindfulness experiences for women with post-traumatic stress disorder and a history of intimate partner violence. Complementary therapies in clinical practice, 19(2), 104-108. Clark, C. J., Lewis-Dmello, A., Anders, D., Parsons, A., Nguyen-Feng, V., Henn, L., & Emerson, D. (2014). Trauma-sensitive yoga as an adjunct mental health treatment in group therapy for survivors of domestic violence: A feasibility study. Complementary therapies in clinical practice, 20(3), 152-158. Mindfulness in everyday life. (2007). Some mindfulness techniques to practice. Recuperado de el 26 de agosto del 2016 http://www.blackdoginstitute.org.au/docs/10. MindfulnessnEverydayLife.pdf Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness-based interventions in context: Past, present, and future. Clinical Psychology: Science and Practice, 10(2), 144–156. Kabat-Zinn, J. (2007). Mindfulness Meditation. Recuperado el 25 de agosto del 2016 de http://www.youtube.com/watch?v=3nwwKbM_vJc Organización Mundial de la Salud (2016). Violencia contra la mujer: Violencia de pareja y violencia sexual contra la mujer. Recuperado el 25 de agosto del 2016 de http://www. who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/ Policía de Puerto Rico, División de Estadísticas (2015). Recuperado el 25 de agosto del 2016, de http://www.pazparalamujer.org/index.php/recursos/estadisticas van der Kolk Laura, B. A., West, J., Rhodes, A., Emerson, D., Suvak, M., & Spinazzola, J. (2014). Yoga as an adjunctive treatment for posttraumatic stress disorder: a randomized controlled trial. The Journal of clinical psychiatry, 75(6), 559-565. Walkin, J. (2016) The science of trauma, mindfulness, and PTSD. Recuperado el 26 de agosto del 2016, de http://www.mindful.org/the-science-of-trauma-mindfulnessptsd/
Lo que cada sobreviviente de abuso sexual desea que sepas Por Dayanara Marte
Es la voz en nuestra cabeza que nos dice que no somos suficiente, que no nos merecemos el amor, que es nuestra culpa, que nadie nos amará y que nosotrxs no pertenecemos. Ese mensaje llegó a mí muchas veces en mi vida, pero yo no estaba lista para exponerlo y darle voz. Llegó en intervalos como las olas en el mar que pueden venir rápido y fuertes, y llevarnos, o lento y constante, dándonos tiempo para saltar sobre ellas. Vino durante los dos tiempos más importantes de mi vida, los momentos más duros y los más preciosos. Llegó cuando tenía 5 años de edad, sentada encima de las piernas de los hombres y llegó cuando tenía 11 años de edad cuando la lengua de mi tío estaba en mi boca. Y la oí de nuevo cuando tenía 15 años y estaba embarazada, y la oí otra vez cuando la primera patada de mi novio golpeó mi espalda al salir de mi edificio. La oí cuando di a luz a, no uno, sino a dos hermosxs hijxs, y la oí cuando terminé, no uno, sino 10 embarazos con abortos. Se producía durante las noches más oscuras del invierno y los días más solitarios de mi vida y llegó cuando estaba en la playa y loca enamorada en el verano. Esa voz no tiene fronteras y no toma prisioneras, pero nos aprisiona bajo llave durante años hasta que estemos listos para enfrentar el pasado de frente. En una fracción de segundo, la voz de trauma en nuestra infancia nos habla y sabotea nuestras relaciones y nuestras carreras. La voz nos ha costado demasiado; se siente como que nos ha costado nuestra vida. Nos ha costado nuestras relaciones, abundancia, nuestra salud, viendo a nuestros hijxs crecer y sueños paralizados en el tiempo. Recuerdo sentir como que no tenía otra respiración para dar, espacio para amar a otra persona u otra lágrima que derramar. Recuerdo no haber tenido energía para apoyar a otra persona, dar otro día en el trabajo o un día más en la vida. Es un momento paralizante cuándo nuestros sueños están a punto de hacerse realidad, o que estamos a punto de perder todo lo que hemos trabajado.
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Se manifiesta cuando menos se espera. Nadie habla de las cosas pequeñas, las cosas no tan obvias que nosotras, como sobrevivientes de abuso sexual en la infancia, tenemos que vivir de forma invisible. Son esas decisiones y reacciones que tenemos que hacer instantáneamente, la montaña rusa de emociones que lxs sobrevivientes sienten en un abrir y cerrar de ojos. La huella de un trauma infantil se manifiesta en nuestras vidas en las formas más pequeñas. En lo que vemos, en lo que oímos y en lo que olemos. Puede aparecer en un simple toque de otra persona, de la manera en que cuelga un cuadro o una camisa que alguien está usando. A veces se va de nuevo a la casa, donde crecimos, que contiene los recuerdos de los abusos que hemos experimentado y que han sido testigos. Son todas esas cosas que se desencadenan día tras día, cuando menos lo esperamos. Nos cuesta todo.
Siempre estamos en la recuperación. En una fracción de segundo, en los lugares menos esperados, nos viene a la mente que “no pertenezco aquí, es mi culpa, yo no soy suficiente”. Las vivimos una y otra vez en nuestras cabezas. Esta voz interna es la razón por la que nos preguntamos por qué no nos protegieron. Es por ella que no entendemos por qué la persona que nos hizo daño sigue siendo parte de nuestra comunidad y nadie ha hecho nada para hacerlxs responsables.
Todo está en la familia. Cuando el trauma infantil ocurre en casa con las personas que queremos, complica todo. El dolor es tan profundo que perdemos nuestra capacidad de confiar en nosotrxs mismxs. Nuestro sentido del yo, nuestra capacidad de escuchar a nuestra intuición se pierde. Perdido entre “pero aún así lxs amo” y “¿por qué yo?” Las personas que nos hacen daño son personas con las cuales vivimos todos los días en nuestras casas, familias y comunidades. Gente que nos gusta, en quien confiamos y nunca habríamos pensado nos harían daño. Nosotrxs lxs amamos antes de que nos hagan daño y eso no desaparece. En realidad, hace que el asunto sea mucho peor, que duela más y que complique las decisiones que tomamos. Afecta la historia que creamos de nosotrxs mismxs, a partir de ese momento.
Es por eso que a veces hablamos y no nos escuchan o nos creen. Para algunxs de nosotrxs, es el saber y el no ser capaz de decir que nos come por dentro. Es la mirada que tenemos que manejar porque la gente está molesta que revelemos el abuso. Es la desaprobación de las personas que piensan que lo merecíamos. Todo ello nos cuesta, las cosas, la gente que amamos, la mayoría no nos van a ver o escuchar, como sobrevivientes. No tienen palabras para, y no se puede explicar.
Es la razón por la que nos quedamos. Es la razón por la que muchas mujeres se quedan después de la violencia doméstica. No importa si la violencia ocurrió anoche, todavía tienen que levantarse al día siguiente y cocinar la cena para la familia. La voz que nos dice que “mereces el abuso”, es la que permite que las niñas pequeñas se levanten y abran sus regalos de Navidad después de haber sido abusadas sexualmente la noche anterior. Es la razón que, no importa cómo se lo decimos a nuestra familia, no nos creen o por la cual nuestras comunidades piensan que pueden seguir hablando sobre el abuso como si nunca hubiera sucedido. Es porque cuando la persona que nos violó es parte de nuestra comunidad, los amamos de todos modos.
Nos obliga a tomar decisiones increíbles. Al costo de pertenecer, de ser amadx, seguimos protegiendo a las personas que amamos. Guardamos silencio y perdemos el sueño; estamos estresadxs y nos enfermamos. Se trata de lo que va a pasar, lo que vamos a perder y lo que en última instancia nos costaría si damos a conocer lo que sucedió. Es que el miedo de perder más de lo que ya hemos perdido nos mantiene regresando. Es también la ilusión de, o la celebración a lo que la familia puede ser, si seguimos calladxs. La fachada de una familia feliz costará menos que el castigo y el abuso que continuará si lo negamos.
Es agotador, pero la sanación vale la pena. La sanación vale la pena. Lxs sobrevivientes crean vida y amor, de todos modos. De todos modos sanar, perdonar de todos modos y confiar de todos modos. A veces nuestra propia existencia puede ser agotadora. Sin embargo, la gente quiere que sanemos a su tiempo. Le pedirán que se dé prisa, perdone y siga adelante. Sin embargo, la gente no entiende que se necesita una gran cantidad de atención, práctica y el valor para nosotrxs aparecer. Edición de septiembre 2016
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Crónica de la Proctofágia (Alba-Lo Físico) Por Heriberto Ramírez Ayala
De repente… lo trascendental me abraza fuerte, y al recapitular me percato que compartiendo mi historia, puede mejorar la calidad vida de otras personas. Sí, entonces es mi responsabilidad democratizar la información. Como lo privado también es político y el cuerpo es un instrumento de poder, hablo desde un cuerpo masculino, vulnerable; el mío. Comparto mi experiencia desde la irritación de mis vísceras, desde cada charco de sangre despedido con células madres. Lo cuento desde cada quejido silencioso en la madrugada y desde cada visita al suelo sin previo aviso. A la distancia de 4 lunas, para no perderme en el reality show-social mediático y centrarme en lo que estaba viviendo. Un hombre - unas vísceras - una plataforma mediática. Entonces, suelto el esfínter. A la verdad que la colitis ulcerativa en una cosa seria. Seis días menstruando. Con sensaciones tan intensas que hacían colapsar mi estructura. Ahora puedo tener una idea de lo que es un parto. Cada veinte minutos visitaba el sanitario y aguardaba en lo que descendía aquel envuelto gelatinoso con vetas rojizas. Parecía tomar las rutas más largas, tratando impetuosamente de hacerse paso, mientras afuera, mis dedos se agitaban y la respiración se hacía más profunda. De ahí pa´sala de emergencias. Cuando el Dr. me preguntó si la sangre era roja o morada, vi su rostro y su torso acercarse a mí. En cámara lenta mis labios enunciaron un color… Rooojo. El Dr. alivió su rictus y con esa información sentí que estaba salvo, en la primera ronda. Después de sueros, bebidas, tomografías y muestras de sangre. El galeno llegó con un diagnóstico preliminar o mejor dicho dos; colitis ulcerativa y próstatitis. Me dijo, debes salir corriendo a buscar dos especialistas. No pierdas tiempo. Y si no tienes plan médico gestiona la Reforma de emergencia, ya. Ante aquel panorama, recuperé la memoria de cuidador, cuando viví con una amiga que tuvo cáncer. Bueno, debo decir: Tuvo un diagnóstico de cáncer. 1ra lección: El cáncer no era una pertenencia suya. Me enseñó a deconstruir las enfermedades. Ella vivió durante 6 meses un diagnóstico de cáncer en el colon, el cual sanó. Y lo que viví a su lado en este proceso, fue lo que se grabó en mis memes. 2da lección: La mayoría de la gente se muere de diagnóstico
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o tratamiento. Así que lo primero que hice fue posicionarme. No soy un paciente sino un participante. Soy parte activa del proceso, conozco mi cuerpo hace 42 años. El médico sabe lo que dicen los libros, y recién llega a mi vida por unos 30 minutos. Además, cargo con emociones, energía e historia, esos grandes desconocidos para la medicina alopática, y fundamentales en un proceso de sanación plena. Al escuchar los diagnósticos. Me sonreí. Y al salir de sala de emergencia. Las renombre. Ahora te llamarás chulitis dulcerativa. Le dije, -bueno llegaste sin aviso y solo quiero que sepas que tienes el tiempo contado en este cuerpo y ve pensando en el desapego porque tu estadía es temporera, en lo que aprendo la lección y paso la página- . A la prostatitis ni le hice mucho caso porque era demasiado para una noche. Aunque dentro de mí sabía que mi próstata estaba bien. Bueno, una cosa a la vez. 3ra lección: En el proceso identifiqué mi gente más cercana, quienes serían mi grupo de apoyo. Les puse al tanto en el interín y les mantenía al día con los estatus. Les mencioné exactamente lo que necesitaba de ellxs. 4ta lección: Ser específico en las cosas donde necesitas apoyo. • Transportación (citas, análisis) • Alimentos especiales • Apoyo emocional • Gestiones personales • Dinero Todxs estaban prestxs para participar, estaban esperando mi ¨cue¨. Mientras, sabía que llegaba un tiempo de vulnerabilidad, para bajar la velocidad, recapitular, valorar, entrar a mirarme. 5ta lección: Si no te detienes, el cuerpo se encargará de hacerlo. Entonces, a descansar, mimarme y ESTAR.
MATERIALES EDUCATIVOS DISPONIBLES 1. Escriba un correo electrónico a info@pazparalamujer.org indicando en el Título del Correo “Solicitud de Materiales Educativos” 2. En el contenido, incluya su Nombre, Posición, Organización, Propósito, teléfono y materiales que solicita 3. Una vez recibamos el correo, se le contactará para coordinar el recogido de los materiales. Materiales Educativos sobre Violencia de Género
• Afiche: “De hombre es involucrarse, no más violencia de género”
• Afiche: “Sí en serio, no más violencia contra las mujeres” • Afiche: ¿Necesitas Ayuda? • Afiche: “Ella No te Pertenece” • Afiche: “Mujeres Inmigrantes” • Afiche: “Equidad” • Afiche: “Si te maltrata pide ayudada en el trabajo” • Afiche: Violencia Doméstica en Parejas del mismo Sexo”
• Directorio: “Servicios para Mujeres” • DVD: “Equidad”(con Manual) • DVD: “La Orden” • DVD: “Todas Merecemos Vivir en Paz” • Hoja Informativa: “Nuestra Trayectoria” (Español) • Manual: Autocuidado para Proveedoras de Servicio • Manual: “El Efecto de la VD en Menores” • Manual: “Publicación Mujeres sin Hogar en situaciones de VD”
• Manual: “Publicación Mujeres Deficiencias Desarrollo VD (Rojo)
• Manual: “Publicación Mujeres Edad Avanzada VD (Verde Oscuro)
• Manual: “Publicación Adolescentes Embarazadas VD (Violeta)
• Manual: “Publicación Mujeres Inmigrantes VD (Verde Claro)
• Manual: “Publicación Mujeres Lesbianas y Bisexuales VD (Teal)
• Manual: “Publicación Mujeres VIH/SIDA VD (Crema) • Manual: Referencia y Orientación para Intercesoras Legales en casos de VD”
• Opúsculo: “Mujer VIH/SIDA y en la VD” • Opúsculo: “La VD en mujeres de 60+” • Opúsculo: “Protégete Escapa de la VD” • Opúsculo: “Acecho Cibernético: ¿Cómo protegernos en el ciberespacio?”
• Opúsculo: ¿Eres Víctima de Acecho? • Opúsculo: “Las Ordenes de Protección, ¡Protegen!” • Opúsculo: “Mujer Inmigrante No Estás Sola” (Creole) • Opúsculo: “Mujer Inmigrante No Estás Sola” (Español)
• Opúsculo: “Mujer Inmigrante No Estás Sola” (Inglés) • Opúsculo: “Plan de Escape” • Opúsculo: “Por la Paz de las Mujeres, ni una muerte más” • Opúsculo: Violencia Doméstica en Parejas del mismo Sexo” • Panfleto: “Violencia Doméstica en lugar de trabajo: Aquí no se Tolera la Violencia Doméstica”
• Panfleto: “La Relación de Pareja Entre Jóvenes” • Panfleto: “Efecto de la VD en niños, niñas y adolescentes” • Panfleto: “Nuestro Derecho a Vivir en Paz” • Panfleto: “Violencia Doméstica en Pareja de Mujeres” • Revista: Voz de Voces, con algunos temas como:
comunidades de fe, justicia social, universidades y comunidad trans.
Materiales Educativos sobre Agresión Sexual
• Afiche: “Agresión Sexual en Citas” • Afiche: “Agresión Sexual: Tus derechos” • Afiche: “Identificación/Manejo de Situaciones AS” • Afiche: “Rompiendo el Silencio” • Afiche:: “Cualquier mujer puede ser AS/Mujeres con DD o impedimentos”
• Afiche :Trata Humana • DVD: “Agresión Sexual en Citas (con Manual) • DVD: “Rompiendo el Silencio” (con Manual) • DVD: Dirigido a proveedores de servicios médicos sobre la VD /AS
• Opúsculo: “AS en Cita” • Opúsculo: “AS en la Edad Avanzada” • Opúsculo: “Pedofilia” • Opúsculo: “Abuso Sexual Intrafamiliar” (Incesto) • Opúsculo: “Mujer No Estás Sola” • Opúsculo: “Trata Humana: La Esclavitud del Siglo XXI” • Opúsculo: “Víctimas Secundarias de Agresión Sexual” • Opúsculo: “Cualquier mujer puede ser AS/Mujeres con DD o impedimentos”
• Opúsculo: “Comunidades Transgénero y AS” • Opúsculo: “AS y mujeres sin hogar” • Opúsculo : ‘’ La violencia sexual en el escenario laboral”
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Integrantes Coordinadora Paz para la Mujer, Inc. Albergues • CASA DE LA BONDAD 787-852-2087 casabondad@hotmail.com • CASA PROTEGIDA LUISA CAPETILLO (787) 880-6944 (cuadro del municipio) • CASA PROTEGIDA JULIA DE BURGOS 787-723-3500 casa.julia@hotmail.com • CAPROMUNI I 787-880-2272 capromayaguez@yahoo.com • CAPROMUNI II 787-831-2272 ipvipr@yahoo.com • HOGAR NUEVA MUJER SANTA MARÍA DE LA MERCED 787-263-6473 hogarnm@gmail.com • HOGAR RUTH, INC. 787-883-1805 hogarruth@hotmail.com • LA CASA DE TODOS 787-734-5511 lacasadetodosinc@gmail.com Centros de Servicio • AMATS 787-776-3750, 787-776-3840 jerryomar1@aol.com • CASA PENSAMIENTO MUJER DEL CENTRO, INC. 787-735-3200, 787-735-6698 casapensamientodemujer@gmail.com • CENTRO DE LA MUJER DOMINICANA 787-772-9251 centrodelamujerdominicana@gmail.com • CENTRO MUJER Y NUEVA FAMILIA 787- 857-4685 casonemujer@gmail.com • OFICINA DE PROMOCIÓN Y DESARROLLO HUMANO, OPDH 787-817-6951 opdhinc@gmail.com
• PROFAMILIAS
• PROBONO Violencia Doméstica 787-765-7373 ext. 201, ext. 230 - ESCUELA DE DERECHO DE marjorie.vazquez@profamilapr.org LA UNIVERSIDAD DE PUERTO • PROYECTO CRIANDO PARA LA RICO PAZ probonovivid@gmail.com 787-765-7899, 787-765-7895 y • PROYECTO APOYO A 787-765-7896 MUJERES SOBREVIVIENTES winnetkal@yahoo.com DE VIOLENCIA DOMÉSTICA, • PUERTO RICO HEALTH SIMEPRE VIVAS, UPR JUSTICE SERVICE MAYAGÜEZ 787-743-3038 787-832-4040 ext. 6203 linda.laras@upr.edu siemprevivas@uprm.edu trascends@msn.com • TALLER SALUD Organizaciones Feministas 787-876-3440 , 787-256-7568 • ORGANIZACIÓN tsalud@gmail.com PUERTORRIQUEÑA DE LA • CASA JUANA COLÓN MUJER TRABAJADORA OPMT 787-637-3574, 787-598-2691 787-374-8348 casajuanac@gmail.com paoquen30@gmail.com • ODIM, Oficina para el Desarrollo • FEMINISTAS EN MARCHA Integral de la Mujer, Municipio de 787-753-6430 San Juan feministaspr@gmail.com 787-701-5444 magdalinergonzalez32@gmail.com Otras • RAMA, Programa Asuntos de la • AMNISTÍA INTERNACIONAL, Mujer, Municipio de Carolina SECCIÓN DE PUERTO RICO, 787-701-2395 COMITÉ DE GÉNERO ifontanez@carolina.pr.gov 787-763-8318 • Centro Ayuda a Víctimas de Violación mignaluz@gmail.com 787-765-2412 / Línea de • ALIANZA DE PUERTO RICO Emergencias 787-765-2285 CONTRA LA TRATA HUMANA • SEPARE, Municipio de Vega Baja 787-528-1550 787-855-0025 info@prcontralatrata.org javier.moralesnazario@upr.edu, • CENTRO COMUNITARIO separe.vegabaja@gmail.com LGBTT 787-294-9850 Universidades centrolgbttpr@gmail.com • PROGRAMA PREVENCIÓN cecilaluz@gmail.com DE VIOLENCIA HACIA LAS • MUJERES DE ISLAS, INC. MUJERES, UPR HUMACAO (DV) mujeresdeislas@gmail.com 787-850-0000 ext.9629 • ASOCIACIÓN CRISTIANA maria.rodriguez30@upr.edu FEMENINA DE PUERTO RICO, • PROMUJERES, UNIVERSIDAD YWCA DE PUERTO RICO, RECINTO 787-724-1037 CAYEY ywcapr@gmail.com 787-738-2161 ext. 2116, 2117 promujeres.cayey@upr.edu
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