Revista de viajes y costumbres. Número 1. Marzo de 2015. Edita: Publicaciones Imprecisas S.L. Fotografía: © Perec ( http://www.flickr.com/photos/xaman-ek ) Barcelona (España)
Prohibida la reproducción total o parcial. Es propiedad del autor.
Portada: Castellò d'Empúries_Empuriabrava (L'Empordà-Girona),1999 Contraportada: Clásico plato de Europa Central, denominado asimismo como "goulash", originario de Hungría. www.lvidvur.cz/cz/index.php
Sumario:
"A golpe de pedal".Proximidades al C铆rculo Polar (Finlandia).
"Fez el- Bali". Cr贸nica de una visita fugaz (Marruecos).
A golpe de pedal...
"Para poder disfrutar de un verano fresco no hay nada como recorrer el norte de Europa...", me dijeron. Sería ideal, pues, soportar la canícula estival por estas geografías.
o abastar mucho con poco.
Mediodía. Los veinticinco que marcaba el grados termómetro dejaban claro que lo que me habían prometido antes de visitar este estado republicano iba a ser una ilusión.
Nada más lejos de la realidad. En este momento, al pasear por los alrededores de la casa de un buen amigo, el bochorno y el calor me recordaban algún rincón de la tranquila Soria o la Extremadura festiva en esta época. Sólo en las breves noches finlandesas (sí, digo bien) baja el mercurio. Por lo menos, dormir se hace soportable, no como en otras atmósferas ya vividas.
Lo malo es que el astro rey se encarga de demostrar que es el amo y señor en este dominio, muy duro, por otra parte, en invierno. Tu reloj biológico, seguramente, se altera como nunca.
Territorio de innumerables lagos (se contabilizan más de 180.000), espesos y extensos bosques (2/3 del país son masa arbórea) y saunas por doquier (1 por cada tres habitantes), el aire es tan limpio e impoluto que se te hace extraño encender un cigarrillo. No por que no se tenga el hábito de fumar
(la prohibición ya llegó a diversos lugares y locales de uso público y comunitario), sino por el respeto a esa armonía que reina en todo el espacio urbano y, por supuesto, rural. Aunque en esto último, uno no sabe distinguir dónde está lo uno y lo otro, pues no hay una delimitación que marque la diferencia entre estos ámbitos.
Con 338.000 kilómetros cuadrados no tiene una densidad notable. Diecisiete habitantes ocupan, por término medio, cada kilómetro mencionado. Las distancias a recorrer, increíbles y considerables.
Vale más tomarlo con calma y realizar cualquier itinerario por etapas. Por suerte, es una geografía soberbia y, básicamente, llana. Y ello tiene sus ventajas. Para todo tipo de vehículos, sean de dos o cuatro ruedas, incluyendo los patines en línea.
Multitud de recorridos, paralelos a la red viaria de motor, hacen que la movilidad se realice sin agobios y que cada cual escoja la velocidad que desea, dentro del tráfico rodado que le pertoca. La bicicleta, elemento ecológico por antonomasia, cobra, aquí, una inusitada importancia,
siendo una costumbre más en todas las edades. No se concibe lo cotidiano, esto es, sin dos pedales.
Me refugié en Oulu, sexta ciudad en importancia de Finlandia, municipalidad que exhibe la protección ambiental como un hecho más de la política local, y ejemplo típico de tradicional urbe en lo profundo del país. Con 128.000 habitantes, es la ciudad más grande al noroeste, y está situada junto al golfo de Botnia. Centro neurálgico para la investigación y la ciencia, sus animadas y abigarradas calles del discreto centro histórico
desarman el tópico de que el nórdico es frío y distante. Si acaso prudente, respetuoso y culto. Y muy familiar, a tenor de lo visto. La media de matrimonios jóvenes es muy alta, pues el hogar siempre ha sido el eje de la vida cotidiana del finlandés, muy dado, por otra parte, al consumo de alcohol, igualando el promedio europeo imperante, pero que le distingue dentro de su cultura nórdica, propiamente. El beber no es peyorativo como en otras latitudes; es un hábito más, que se observa, principalmente, los fines de semana...
almohade no tienen secretos para él. Aparte, lleva el nombre del fundador del lugar, allá por el año 808 d. C., y ello le confería una confianza adicional: era profeta de su propia tierra.
Fez el-Bali
o cómo historia.
sobrevivir
a
la
Idriss se sentía tranquilo. No en vano su bien ganada fama como guía local es merecida y su aplomo demostrable. Las laberínticas y sinuosas calles de la antigua medina de una de las ciudades más emblemáticas del imperio
Filólogo, con una dicción de la lengua española notable, su territorio laboral, originariamente denominado Oued Al Jaouahir (“río de las perlas”) pues se asentaba a orillas del río Fez, fue conocido como la Atenas de África o la Meca de Occidente en tiempos de su máximo esplendor, albergando a medio millón de habitantes. Los ríos, dice, son generadores de vida, y hoy lo habitan 90.000 personas, perdiendo peso específico con respecto a Rabat o Casablanca,
las capitales política y financiera, respectivamente, de esta monarquía africana.
Pero todavía se la considera un enclave importante en los aspectos histórico, artesanal y religioso. Según explicaba Idriss, la última vez que acompañó a una delegación de importancia fue con unos representantes de un ayuntamiento de una ciudad española, habida cuenta de lo notable del Fez marroquí en pos de la integración, convivencia y consenso entre culturas y grupos étnicos.
Sus responsables hicieron acopio, en aquella visita, del buen hacer de los fesíes en este ámbito.
Medina significa “ciudad”, pero habiendo visitado ya varios enclaves de este tipo, el que suscribe no acierta ver donde se acaba un término y comienza el siguiente; si existe un urbanismo concreto, cual es su posible estructura, si se determinan unas parcelaciones, cuantificables o catalogadas, razonadas en relación al producto que se
vende o del gremio que se ofrece, pues su intencionalidad es, por supuesto, comercial. No existe linealidad, y si una adaptación al terreno, al medio físico, tenga éste la configuración que tenga y observe, sea cual fuere, la cota de nivel de terreno donde se asiente. Nada que ver con los mercadillos europeos o centroamericanos, como Berlín, Antígua o Madrid. Se aproximan, quizás, Sousse, Damasco o Dakar. Pero imagino que Estambul o El Cairo no andarán muy lejos en interés, extensión y bullicio.
Los itinerarios, se tomen como se tomen, seducen. Saber escoger se convierte en obligación, pues existen paredes que permanecen inalterables a través del tiempo y el posible visitante puede llegar al final del un “derb” sin percatarse de que no existe una salida. Es como un juego de niños en el que no vale perderse, pues los retornos pueden ser complejos y agotadores. Las estrecheces pueden causar desánimo en el transeúnte no habituado a estos recorridos, plagados de mercancías, olores y sorpresas varias. Dicen que la belleza está en el interior y el mundo islámico dispone de multitud de ellas. Hay que saber caminar, esquivar, detenerse si la ocasión lo requiere o la curiosidad domina. De cualquier forma, siempre será agradable y el hechizo, asegurado. La vida que se desarrolla en este universo fusiona lo estético con la realidad: es un espectáculo en sí mismo. En estas latitudes no existe un tiempo para cada cosa o actividad.
Todo se multiplica o se pausa sin orden ni concierto, dependiendo de exigencias que no están sujetas a esquemas ni mentalidades europeizadas. El regateo es el vínculo máximo: una ciencia que debes aprender si quieres convivir. La interacción con el otro, compañía inseparable de modo permanente, aunque sin agobios. Cada esquina descubre un rincón y éste, a su vez, otro que te dirige a algún lugar donde, posiblemente, hayas estado hace escasos minutos.
La sonrisa cómplice, la mirada interesada desvían la orientación de aquél que se adentra en lo más íntimo de sus urbanidades. Sin embargo, la curiosidad no hace desaparecer al gato, que sí los hay, y muchos, pues campan a sus anchas, y sí los dirhams del bolsillo. Todo se hace caprichoso e incitante, sea práctico, ostentoso o gastronómico. Lo mismo da para una ciudad que en 1981 fue catalogada por la UNESCO Patrimonio Universal de la Humanidad, y que refleja el sentido de lo más estrictamente humano del individuo. La praxis más auténtica de lo colectivo. Una acuarela entre lo religioso y lo profano.
Esta nominación requiere de unos compromisos y responsabilidades para el fesí. En la actualidad, el impulso hacia la rehabilitación de sus edificios y barrios más característicos, así como la reestructuración de algunas plazas, la accesibilidad y viabilidad ciudadana, ha sumido en una actividad sin freno a sus dirigentes locales que han puesto en funcionamiento proyectos e iniciativas de carácter privado y público para no perder la modernidad más incipiente del presente siglo. Aquella personalidad y atractivo que la hizo famosa en todo el mundo, aquella fusión de ritmos y culturas que maravillaron a muchos y que asentó entre sus eternos muros a figuras como León, el Africano, Delacroix, aprovecha el turismo como eje vertebrador. Esta actividad, ya de por sí consolidada, genera en la actualidad unos dividendos que el magrebí ha decido dedicar al embellecimiento de su centro histórico, sin privarle de las actividades por las que llama la atención,
sin obviar su cotidianidad más manifiesta, sin restar un metro a la angostura de sus calles por las que, como dice Idriss, circulan los únicos ungulados “pirelli” del reino animal: todos sus burros, el exclusivo transporte dentro de la medina, no tienen herraduras. Sus pezuñas calzan suelas de neumáticos.
"Nada de lo que redunda en el progreso humano se consigue por acuerdo unánime. Y los que han recibido más instrucción que otros están condenados a dedicarse a esa vida, a pesar de los demás..."
Cristóbal Colón (1451-1506), navegante italiano. Atribución según su hijo Hernando Colón, bibliógrafo.