De migraciones y tierras...

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Revista de viajes y costumbres. Número 7. Febrero de 2016. Edita: Publicaciones Imprecisas S.L. Fotografía: © Perec ( http://www.flickr.com/photos/xaman-ek ) Barcelona (España).

Prohibida la reproducción total o parcial. Es propiedad del autor. Portada: Fraga de Catasos, cercano a la villa de Lalín, Pontevedra. Espacio natural protegido(2005). Contraportada: 1er. Premio Feria de la Tapa-2013, Guadalupe (Extremadura). Ver: http://oficinadeturismoguadalupe.blogspot.com.es/2013/08/resultados-iv-ruta-de-latapa-de.html


DESDE LA EDITORIAL

En la historia del ocio siempre ha existido un dualismo desde sus inicios premodernos: una clase ociosa y otra obligada a trabajar forzosamente. En el siglo pasado ya se postulaba, a razón de planteamientos neoconservadores (Bell, Daniel), religiosos (Weber, Max) o progresistas (Finkielkraut, Alain) y postmaterialistas (Racionero, Luis, “Del paro al ocio”), la diferenciación entre vida activa o vita comtemplativa. Pero planteemos que son modalidades distintas de la misma actividad humana. Las definiciones de trabajo pueden ser aplicables a la significación del ocio. Los dos términos consumen recursos, determinan un progreso, persiguiendo metas y obteniendo un resultado. Ambos contribuyen y transforman una realidad. Pero vayamos más allá: ¿cuál sería la diferenciación específica? Nos vamos al latín para recordar la misiva otium et negotium, y convenimos que trabajo en una actividad instrumental e interesada como consecuencia de un estado de necesidad. Lo contrario sería expresivo y desinteresado, no esperando recompensa. Satisfacción personal. Las actividades de ocio son, en consecuencia, voluntarias, libremente escogidas, sin que se imponga ningún estado de necesidad, ya mencionado. No lucrativas, siendo la recompensa inmediata la propia participación. Podemos observar, pues, que la diferenciación entre trabajo y ocio no siempre resulta fácil distinguir. Hay actividades que realizan profesionales de la creatividad que no tienen nada de ociosas y sí de lucrativas. Un artista trabaja por dinero, en ocasiones. Educar un hijo supone un gasto; sin embargo no se cataloga como trabajo, requiriendo para este vástago todo un esfuerzo. No hay, pues, tipologías que sean ideales. Pero vamos a apuntar un poco más y significar cuatro tipos de ocio: el ocio consuntivo, conservador, que no cambia las cosas, las personas consumen pasivamente el espectáculo que se les ofrece. El ocio creativo, aquel que se centra en la transformación de procesos o productos, actividades artísticamente innovadoras, que eleva el capital humano. Denominamos ocio terapéutico, cambiando la realidad de las personas, siendo éstas principales actores, favoreciendo la longevidad física o la integración social. Por último, se destaca en el horizonte un ocio ético, aquél que cambia procesos y productos, incluyendo a las personas del inmediato entorno, refiriéndonos a las vocaciones, voluntariados o altruistas.



Sumario:

"Baelo". Por tierras fenícias (Cádiz). Foto central: Fiesta de la Primavera. Celebración de la Comunidad China en la estación ferrroviaria del Norte (Barcelona). "Memorias recientes de África occidental". En el continente de al lado (Senegal).


humano en sus objetivos. Precisamente, y a raíz de las excelencias que el medio proporcionaba, se erigieron urbes, ciudades, que congregaron a propios y extraños, culminado así un proceso de desarrollismo urbano, clave para las aspiraciones de las sociedades de la época.

Baelo

Por tierras fenicias.

Todo núcleo humano de índole comercial requiere, si podemos llamarlo de algún modo, un “saber estar”, sobre todo si el producto que se ofrece es de importancia más que notable para otros muchos territorios e intereses varios. Los pueblos ribereños que se ubicaron en las costas sureñas de la península ibérica siempre gozaron de merecida fama en cuanto a la pesca y sus derivados desde tiempos inmemoriales. El atún fue el gran protagonista y la geografía de la zona ayudó al ser

El denominado “garum”, una exquisitez culinaria, versión tardía de los deliciosos escabeches fenicios en la Roma Alto Imperial, tuvo su espacio de creación y notoriedad en Baelo Claudia, la antigua Byl’nn en lengua púnica, que el geógrafo griego Estrabón apeló con el nombre de Belon en el 18 d. C., un enclave singular de la actual provincia de Cádiz.


El prestigio que sus salazones de pescado tenía en toda la orbe romana generó demanda con un alto crecimiento que industrializó a numerosa población. Pero no podemos negar que fueron los tirios y sidonios los reyes en este proceso de manufactura que después hizo presumir a los “chefs” del Imperio y, por extensión, al resto de la ciudadanía.

De ello da fe su extenso Parque Arqueológico y centro de interpretación histórica, ubicado junto a la encantadora playa de Bolonia, que recibe constantes visitas desde su correcta museización, exposición y visita guiada por todo el entorno ciudadano que fue la antigua villa, separada de la celebrada Gades, exactamente, 53 millas romanas. Baelo Claudia, definida como la Pompeya andaluza por su principal investigador y arqueólogo el inglés George Bonsor en 1917, es la típica demostración de civilidad integradora más allá del centro del Imperio. Asimismo, puerto clave de embarque allende a otras tierras del entonces estrecho, hoy conocido de Gibraltar: Maurusia, la mauritania del norte del continente africano, en aquel momento tan cercano.


Baelo Claudia fue un centro neurálgico que no perdió nunca su esencia púnica, pero que fue evolucionando hacia una romanización lógica habida cuenta de sus cualidades y situación estratégica como centro económico. Su apogeo máximo hay que situarlo en tiempos de Nerón, Claudio y Trajano, éste último emperador oriundo de tierra andaluza, cuya réplica en mármol se puede observar en el centro de la basílica ceremonial que regía los destinos de la colectividad y como homenaje a la importancia de una ciudad que, sin ser populosa, alcanzó la cima del "estaus romanus".

Sin embargo, y a tenor de lo visto en un amplio itinerario recorrido por los valores insignes de esta

región española, una sombra se proyecta sobre todas estas riquezas. La cultura, material o inmaterial, tangible o intangible, es la primera perjudicada por los recortes presupuestarios que se ciernen sobre todo ámbito de carácter cultural. En tiempos de crisis económica parece ser que no es prioritario el cuidado y mantenimiento de obras, infraestructuras de este calibre. La actual situación coyuntural que asola Europa y otros países, está dejando resultados nefastos (del antiguo latín ne fasti, no festivo) para la conservación de la identidad histórica, aquello que nos representa, de la geografía personal e indisoluble de los habitantes que poblaron y pueblan el espacio.


La pedagogía al uso para una mejor difusión y comprensión de aquellas se ha relegado a una última posición que, no olvidemos, es el principio del deterioro del patrimonio. La negligencia dejará más desnudos, si cabe, los restos que, hasta ahora, nos habíamos preocupado de ensalzar. No será que, hasta el momento, ¿tenían una mera intención crematística?

Un llamamiento reflexivo a toda institución, persona o entidad que se precie para que el olvido no se instale como una costumbre más y que deje sin herencia a futuras generaciones. Como dijo Daniel Casado, doctor en Arqueología, “cada pequeña historia nos remite a los verdaderos intérpretes de otros siglos…” (2009)



Memorias recientes Africa occidental

momento culminante donde los halla. Necesitaba testificar con un artilugio mecánico de mi existencia junto a estas maravillas vegetales, enjutas, vigilantes y, muchas de ellas, nonagenarias. Aquí, el término bosque es algo que no se corresponde con la realidad.

de

En el continente de al lado.

Creo que fue en el llamado "bosque del baobab", un entorno surrealista, donde decididamente intenté responderme qué hacia yo por estos derroteros, evocando la clásica... ¿qué hacemos y a donde vamos...? Tan lejos de tu lugar habitual... Pero, como escribí en mi diario, ¿qué es la lejanía sino un aspecto más de lo relativo? El espacio invita a cierta reflexión, sobre todo si es a la caída del sol,

La inmensidad de la sabana acoge una serie de figuras de formas caprichosas que salpican una soledad envolvente, pero vivificante, contagiosa. Estos ejemplares, sin embargo, auténticos símbolos de la naturaleza africana, están separados unos de otros de modo aleatorio e independiente, como queriendo mantener su propia personalidad. Su tronco es de un diámetro particularmente ancho y su aspecto le confiere propiedades mágicas entre varias etnias que


habitan en este territorio. De esta especie vegetal se aprovecha todo. Su savia sirve para componentes pictóricos de los artistas senegaleses, herederos historicistas de los griots, aquellos antiguos trovadores. Asimismo, su fruto se utiliza para condimentar platos y preparar zumo. Su semilla y su follaje también son comestibles. También se construyen embarcaciones, los tristemente mal llamados cayucos. Cuenta la leyenda que el baobab, consciente de su fuerza y presencia, llegó a desafiar a los dioses que en castigo por su osadía le condenaron a crecer al revés con la copa bajo tierra y las raíces al viento. Esto explica lo extraño de su imponente presencia. Y su consistencia y carácter.

El que suscribe era "toubab", un blanco que pisaba el África negra por vez primera. Esta denominación designaba a todo ciudadano francés aparecido en tierras del Senegambia en la época de la colonización y, dependiendo como se pronunciara, podía ser hasta despectivo. Hoy en día no se llega, ni mucho menos, a la ofensa. Por que el senegalés es curioso. Quiere saber qué haces, de dónde procedes, por qué estás aquí. Me lo advirtió Youssouf; y también Bouba, senegaleses ellos, afincados en España desde hace tiempo, antes de partir hacia "el país de la teranga". Por tradición, son hospitalarios, abiertos. Su personalidad se degrada si no intentan conocer al recién llegado, hablar con éste, saber de él, cómo habla y qué piensa. Descubres que


el wolof, aparte del idioma francés oficial, se utiliza en toda su geografía. Diferentes grupos sociales lo comparten, aunque sean animistas, católicos o, como sucede mayoritariamente, musulmanes. Un peoul vive junto a un serer sin perjuicio de ningún tipo. En el mismo barrio. Y viajan en el mismo coche si es necesario compartir la necesidad de desplazamiento, que es lo normal, a tenor de lo visto. Esa inercia hace que hasta puedas conocer tu nombre en ese idioma.

la tierra. Un demi-session sirve tanto para hombres como para mujeres y está formado por una camisola, llamada kaftán, y un pantalón, de tejido fresco y muy vistoso.

Se denomina boubou al conjunto completo. Pero ese precio hay que trabajárselo, pues el regateo es una costumbre tradicional. Un arte en sí mismo que te aproxima al autóctono, provocando el conocimiento, la relación, no sólo comercial, sino personal. Rechazarlo puede ser una osadía.

Mi presencia en este territorio coincidió con la fiesta del cordero o "Tabaski", que celebran todos al unísono en la fecha que corresponde, respondiendo así a la praxis humana de la convivencia. Esa motivación me llevó a participar de la identidad senegalesa, adquiriendo la vestimenta típica de


Al fin y al cabo, ¿quién no ha ido de mercadillo en su ciudad de origen? La única diferencia es que éste se llama Sandagà, y es el más característico e intrincado de la ciudad de Dakar.

Siempre hay que perderse en algún mercado de turno, complejo laberíntico éste de tiendas y puestos de compra, venta y trueque, donde se vive la vecindad de modo directo, como eje central de lo cotidiano. En este espacio relacional básico, de intensidad febril, se ofrecen todo tipo de productos mecánicos, servicios, enseres, muestras, talleres de artesanía, ladrillo de adobe, alimentación, en un intento de acumular elementos varios y objetos diversos para la atracción del propio y del extraño. En un continuo deambular es fácil, en principio, desorientarse; pero te acabas acostumbrando.


“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente". Mark Twain (1835-1910), popular escritor, orador y humorista estadounidense



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