Contexto Edición 44

Page 1

PERIODISMO UNIVERSITARIO

ISSN 1909-650X

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo Medellín, Agosto-Septiembre de 2014 No.44 Distribución gratuita

Foto. Joaquín Gómez Meneses

LO QUE HAY ENTRE UNA IDEA Y LA REALIDAD VIVIDA

PAZ, PASO A PASO

La idea del fin de una confrontación armada nos convoca hacia la construcción de una nueva realidad en la que necesariamente influyen los antecedentes. Las historias vividas nos remiten a situaciones y episodios de violencia todavía difíciles de procesar en la memoria colectiva, de fenómenos como el de la violencia contra las mujeres que no alcanzamos a comprender, de cómo las pobrezas en las capacidades de argumentar aparecen incluso en nuestros círculos más íntimos.

Esos antecedentes también nos cuentan que el reto de superar el clima de confrontación es para quienes prestan una ayuda vital como, por ejemplo, los médicos, quienes también son víctimas de la violencia que parece parte de la cultura, al punto que los esfuerzos por superarla nos persiguen como preguntas en nuestra literatura o reflejos a través del cine. Historias de confrontación que llaman a la paz que, como la guerra, nace en la vida cotidiana, por fuera de una mesa de negociaciones.

Lea en contexto Págs. 5 - 9

16

Reportaje

Claroscuros de los parques para el Río Medellín De la serie ‘Las transformaciones de Medellín’.

15

Análisis

Cuando la moda trasciende límites Una mirada vigente y en detalle a Colombiamoda.

9

Reportaje Gráfico

Granada, después de todo Producción del taller “Memoria y conflicto” con el periódico De la Urbe de la Universidad de Antioquia.


2

OPINIÓN

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

GESTIÓN DE PAPEL Juan Fernando Muñoz Uribe / juan.munoz@upb.edu.co

De la reconciliación se puede decir mucho; de ella probablemente surge la inspiración por bellas palabras y quizá invita al desarme de los espíritus, pero mientras no exista la convicción de resolver los ánimos desunidos, la reconciliación será un simple pretexto acomodaticio de los intereses políticos en un proceso de paz, de una y otra parte. La reconciliación en un país históricamente bañado en sangre no puede sujetarse a un espectáculo mediático ni mucho menos al vaivén de las declaraciones eufóricas en los micrófonos, donde los que no comparten las posturas son abiertamente declarados “enemigos de la paz”. Un proceso de reconciliación ha de tener un basamento que, en lógica histórica, retome los errores del pasado y, con los aportes de los estamentos sociales, permita nutrir la prospectiva de una nación compartida por un espíritu patriótico, sin exclusión, sin privilegios, sin manoseos; con auto y corresponsabilidad, es decir, que en derecho ciudadano nos sin-

tamos ligados por un vínculo no solamente jurídico, sino, también, socio-cultural. En este aspecto, las condiciones ni siquiera están expresadas o dadas para un diálogo sincero, marginado de manipulación política y expresamente resuelto a identificar las raíces de una idiosincrasia particular como es la colombiana. Otro elemento prioritario que da fundamento a una reconciliación es mantener el contexto de legitimidad en la estructura del Estado. La institucionalidad está en crisis: la guerra de poderes, la corrupción galopante, abierta y descarada en todos los órdenes y niveles; la ausencia de justicia, la inaplicabilidad y el aco-

modo interpretativo de las leyes, el descontrol político y el desapego a las normas tendrían por qué permitir suponer que la firma de un acuerdo de paz, tal como está hoy Colombia, sería solamente una acción protocolaria, un titular de prensa, una gestión de papel. De igual modo, ha de observarse algo lógico y natural en cualquier reconciliación: el deseo, la intención de componer y granjear los ánimos. Si algo brilla por su ausencia en los diálogos de paz actuales es la buena voluntad. La soberbia, el orgullo y el mínimo interés por perdonar ante tanto dolor, tanta muerte, tanta injusticia (independiente de su origen y causa) no dejan ver más allá de la orilla. Pensar que la reconciliación no es posible en un país como Colombia es negarse la oportunidad que solamente los colombianos podremos determinar; pero imaginar una Colombia que llega a una “reconciliación” sin resolver los asuntos sustanciales de su estructura social es pensar en una utopía, sin tener los mínimos elementos para asumir la realidad. Entonces, todo seguirá igual o quizá, peor.

UNA MENCIÓN, UN HONOR periodico.contexto@upb.edu.co

Uno de los principales logros en la consolidación de CONTEXTO como un laboratorio para la práctica periodística, es la conformación de un equipo de colaboradores amplio y comprometido con los nuevos retos que componen la búsqueda de una propuesta auténtica y sintonizada con las necesidades y los desarrollos del oficio. La convocatoria a todos los estudiantes interesados para que participen en este proyecto, ha permitido la conformación de unidades de trabajo que le dan sustento a las posibilidades de hacer periodismo universitario ya no sólo en el medio impreso, sino, también, en la Web, con las plataformas interactivas de Internet como herramienta de apoyo, a través de la radio en línea y con un grupo de interesados en la fotografía. Esto, además de un equipo que apoya en la proyección de CONTEXTO como un grupo organizado y una marca reconocida que se comunica con su comunidad de lectores y, ahora, de internautas y radioescuchas. Este reconocimiento es necesario, ahora que esta búsqueda constante en torno al periodismo universitario es destacada por otros.

Lea “Vigía del Fuerte: el municipio más pobre de Antioquia” en la edición número 41 de Contexto. Visítenos en: issuu.com/periodicocontexto En el II Premio nacional de periodismo universitario escrito, convocado por la Universidad de Manizales y el diario La Patria, los periodistas Juan Pablo López Molano y Natalia Andrea Calderón Ruiz obtuvieron mención honorífica en la categoría periodismo narrativo por su trabajo “Vigía del Fuerte: el municipio más pobre de Antioquia”, publicado en la edición número 41 de CONTEXTO, entonces dirigido por la profesora Ana Cristina Aristizábal Uribe. Los organizadores del concurso destacaron el compromiso de los estudiantes con un retrato, lo más detallado posible, de la realidad de ese municipio antioqueño y porque se desplazaron hasta el lugar para recoger testimonios

y evidencias que fundamentaran la historia con el debido respeto por el contexto observado. El estímulo no es sólo para Juan Pablo y Natalia. Es para los compañeros que vienen siguiendo sus pasos en CONTEXTO y abriendo al mismo tiempo otros caminos. Es también para las directivas de la Facultad y la Universidad que han confiado en su trabajo y en el proceso de este laboratorio de prácticas periodísticas. Es especialmente para la Editorial de la Universidad Pontificia Bolivariana, que, en la conmemoración de sus 70 años de actividades, presta un gran apoyo a la Facultad de Comunicación Social – Periodismo en el objetivo de ofrecer en CONTEXTO un producto editorial que capte esta propuesta de periodismo universitario que lleva el sello distintivo de esta casa de estudios. Tanto como los logros de nuestros colaboradores, nos animan los motivos de quienes apoyan a esta labor. Que en la ocasión de su septuagésimo aniversario, a nuestra Editorial la motive también nuestra búsqueda, más ahora que, con nuevos emprendimientos y la colaboración de otros medios universitarios de la ciudad, ésta extiende sus lazos por fuera de nuestra Universidad.


CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

EDITORIAL

3

ENTRE EL FIN DEL CONFLICTO Y LA PAZ, COMPROMISOS INDELEGABLES /periodico.contexto@upb.edu.co

Es innegable que los avances en una salida negociada al conflicto armado con la guerrilla de las FARC son los más significativos que se hayan logrado en la historia. También es claro que la eventual culminación exitosa del proceso que se lleva a cabo en La Habana es apenas uno de los factores que puede conducir al remedio de la violencia sistemática que por décadas ha vivido nuestro país. La paz que cada vez nombramos con más familiaridad es un propósito complejo y también lo ha sido la confrontación bélica que vivimos. Las causas que la determinan, los contendientes que la protagonizan, su capacidad de reinventarse e inventar nuevas razones para empuñar las armas, sus prácticas de guerra, son apenas algunos de los elementos que muestran esa complejidad, que raya con el absurdo cuando, por ejemplo, se buscan soluciones incruentas a la confrontación al tiempo que se cometen actos incomprensibles de violencia, con la población no combatiente no en el medio, sino como principal afectada de las acciones. La paz que nombramos con cada vez más familiaridad, es un propósito complejo. Pero no es imposible porque el debate en torno a las conversaciones que se adelantan con uno de los actores estructurales del conflicto armado colombiano es la evidencia de que cede terreno la indiferencia y de que los distintos sectores de la sociedad se ven interpelados por la posibilidad de un cambio fundamental en la vida de nuestro país. Es un cambio sustancial el hecho de que, como parte de ese debate, nos estemos haciendo preguntas frente al manejo que se daría a todo lo que se derive de un acuerdo de paz. Y así como, poco a poco en torno a la palabra y la idea de paz, gravitan más elementos de reflexión que antes, aparecen formas de nombrar otras posibilidades: reconciliación, reincorporación, posconflicto, reparación, justicia, verdad… El rasgo común es la búsqueda que como sociedad hacemos del modo adecuado de superar las huellas de una confrontación dolorosa. Como parte de esa búsqueda se ha planteado que cada sector de la sociedad está llamado a hacer sus propios y más grandes esfuerzos para ser partícipe de la construcción de eso que llamamos paz que, entre otras cosas, ya tiene la característica de ser una idea diversa. El pa-

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social- Periodismo

pel que en los últimos meses han tenido las víctimas del conflicto colombiano es una muestra de esos esfuerzos requeridos y de las diferencias. Un grupo significativo de los sectores de la producción, los medios de comunicación, la política y la cultura, se han propuesto y proponen plantear cuál sería el mayor esfuerzo posible para contribuir en la construcción de un nuevo modo de vivir y dicen: “soy capaz”. Todo gesto que contribuya a que nos dispongamos para cambiar la forma en la que vivimos, en la que solucionamos nuestras diferencias, debe ser bienvenido, debe ser impulsado. Así como en el debate en relación con estas cuestiones debe ser mayor la fuerza y la calidad de los argumentos y la capacidad de entendernos en medio del respeto, sin asumir que la propia es la postura de todo el mundo. Es la mejor manera de convertir los gestos simbólicos en herramientas efectivas. Esta edición de CONTEXTO se preparaba desde mucho antes de conocerse la campaña publicitaria “Soy capaz”. Desde este laboratorio de periodismo creemos también que como individuos y sectores de la sociedad estamos interpelados por el reto de intentar otra manera de relacionarnos, de vivir y, sin duda, ese reto exige nuestros esfuerzos; de hecho, creemos que esos esfuerzos deben ir más allá de lo que cada quien hace actualmente, aunque también es válido evaluar si se ha hecho

lo planteado en principio. Desde aquí también decimos: “Soy capaz”, entendiendo que el gesto no basta, entre otras cosas porque si este lema que, en principio, pretende hacer visible un propósito común, termina como recurso de las estrategias de publicidad o negocio de quienes participan en el ejercicio, nos quedaremos con una bonita idea que tuvo mucha pauta y tiempo en los medios, pero nada más. Somos capaces de persistir en el ejercicio del periodismo reflexivo, constructivamente crítico, resistente a las contingencias de la agenda, ocupado en la comprensión de la realidad. Somos capaces de dar nuestro tiempo y esfuerzo por consolidar espacios para que, con la práctica, estudiantes interesados en el periodismo en prensa, radio e internet, en el manejo de herramientas digitales interactivas y en la comunicación estratégica en lo corporativo, encuentren elementos para formarse integralmente, en contacto directo con la realidad, conscientes de los retos que ella les plantea, entre ellos, la posibilidad de reinventar modos de vivir, sin la guerra como excusa. De acuerdo con las estadísticas del Sistema de información para la seguridad y la convivencia de Medellín, entre enero y agosto de este año se sumaban 2.772 casos de violencia intrafamiliar y 37.590 riñas reportadas ante las autoridades, el 20% de las que realmente se presentan. Insistimos: la paz que nombramos con familiaridad es un propósito complejo por-

Desde este laboratorio de periodismo creemos también que como individuos y sectores de la sociedad estamos interpelados por el reto de intentar otra manera de relacionarnos que de ella se habla en La Habana, pero se gesta o no en los espacios cotidianos. En esta edición de CONTEXTO presentamos las historias que recogen algunos de esos escenarios que muestran que el rumbo que puede tomar nuestro país nos compromete a todos y exige que los buenos propósitos se conviertan en acciones efectivas. Tan válidos para ese ejercicio como los escenarios plasmados en estas historias, son otros tan cotidianos como el transporte público, las relaciones con nuestros vecinos, la eventualidad de un accidente de tránsito, la intimidad de nuestros hogares. La paz que nombramos también se sustenta en las cosas simples. Queda la invitación para que el recorrido por estas páginas nos brinde referencias del reto que asumimos en el compromiso con algo tan complejo y a la vez tan simple: aquello que llamamos paz.

Rector: Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda / Decana Escuela de Ciencias Sociales: Érika Jaillier Castrillón / Director Facultad de Comunicación Social-Periodismo: Juan Fernando Muñoz Uribe / Coordinador del Área de Periodismo: Juan José García Posada / Director de Contexto: Joaquín Gómez Meneses. / Jefe de Redacción: Daniela Ruiz Lozano. / Fotógrafos: María Camila Carvajal R. • Laura Jaramillo A. • Juliana Gil. • Mateo García • Laura Montoya • Laura Bayer Y. • Daniela Ruiz L. • Laura Mejía M. • Mariana Bohórquez U. • Paola Atehortúa D. • Alejandro Vallejo T. • Agustín Arcila D. / Redactores: Laura Bayer Y. • Aura María Puerta E. • María Camila Carvajal R. • Laura Jaramillo A. • Andrés Ricardo Pérez R. • Paola Atehortúa D. • Carolina Correa C. • Cristian Camilo Castro B. • Alejandro Vallejo T. • Ana María Gómez R. • Juliana Carvajal C. • Melissa Álvarez C. • Laura Mejía M. • Juliana Gil G. / Foto portada: Cristian Camilo Castro. / Diseño: Estefanía Mesa B. • Carlos Mario Pareja P. / Diagramación: Editorial UPB / Impresión: La Patria // Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social- Periodismo / Dirección: Circular 1ª Nº 70 - 01 Bloque 7 Oficina 401 / Teléfono: 354 4558 / Twitter: @pcontexto / Correo electrónico: periodico.contexto@upb.edu.co / ISSN 1909-650X.


4

OPINIÓN

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

El oficio de los soñadores Laura Mejía Moreno / lauramejia93@gmail.com

Hay quienes cierran los párpados, apagan las luces de los ojos y viajan por tierras extrañas. Hay quienes tienen los pies ligeros, la cabeza volando y la mirada hacia el frente. Esos viajeros de ojos cerrados y paso firme son peregrinos, peregrinos de sueños. Dice Héctor Abad Faciolince en Oriente empieza en el Cairo que: “quien no va, no ve”. Yo digo que para ir es necesario primero verse y verse a uno mismo significa proyectarse.

En busca de libertad, confianza y tranquilidad Sara Carrascal Ochoa / saracarrascalochoa@gmail.com

“Perdonar pero no olvidar” es una de las frases más comunes en aquellos que no saben el significado de la palabra perdón, aquel valor que debe ser considerado, como lo aseguró el Papa Juan Pablo II, como la purificación de la memoria.

La mecánica del miedo Carolina Campuzano Baena / karo_k911b hotmail.com

En Medellín se ha vuelto natural cargar con el peso del miedo, natural e inevitable como la carga del tiempo o de la cultura. Nos parece normal no poder frecuentar todos los barrios de la ciudad o cerrar las ventanas del taxi cuando se para en un semáforo o no sacar el celular en medio de la calle.

Los ilusos son estáticos, seres inertes que se alimentan del viento y, sentados en una silla, sostienen bocanadas de aire y se marean con falsas expectativas. Los ilusos no tienen zapatos porque tampoco caminan, porque los ilusos no buscan rutas ni trazan trayectos. Los soñadores, en cambio, aunque tampoco trazan sus caminos, utilizan sus pasiones como suelas de su calzado y se abrigan bien cuando los comentarios ajenos se vuelven turbulentos. Los soñadores son aquellos que viven en movimiento, que no saben por dónde pero sí están seguros de a dónde. En Colombia, hay más ilusos que soñadores. Vivimos entre pesimistas que se hacen llamar “realistas”. Vivimos con gente que se aburre de quejarse de sus problemas y busca la manera de ahuecar el recorrido del otro. Para mí los soñadores son esas personas que, pese a las desmotivaciones que les provocan los pesimistas, se levantan al otro día con la misma persistencia. Para mí, los soñadores son esos arquitectos que después de doce años de ejercicio se convierten en panaderos. Los que hacen pizzas en la cocina de su casa y que ahorran cada propina para conseguir un horno más grande o mejores ingredientes. Son los que cosen todos los días un pedacito de tela para

aparecer en Colombiamoda o, quizás, en las pasarelas de Milán. O los que hacen el ejercicio constante de escribir para contar historias en libros publicados. Los soñadores son aquellos peregrinos que viajan a través de sus sueños y que emprenden travesías hacia un destino que resulta improbable, pero indudablemente satisfactorio. Tal vez el secreto para ser un caminante de esas tierras extrañas que nombramos sueños está en la capacidad de escapar de la neurosis que nos impone y cohíbe la cultura. A veces divorciarse de esas ataduras sociales del “ni sueñe con eso que usted no puede” nos permite entender que, como lo decía Freud, “si la cultura impone tan pesados sacrificios…comprendemos mejor porqué al hombre le resulta tan difícil alcanzar en ella su felicidad”. La ventaja con la que cuentan los soñadores sobre los pesimistas, y sobre los que nos mantenemos en las aguas tibias del “realismo mágico” del “ni tan bueno ni tan maluco”, es que tienen la convicción de que la felicidad no es un fin. La felicidad son momentos que se construyen durante los trayectos que tomamos, momentos que se hacen especiales cuando realmente se es lo que se quiere.

Es muy común que hoy en día nos hablen de paz. Sin embargo, sabemos que para llegar a ella, debemos pasar por un proceso que para unos es simple, sencillo y ágil, pero que para otros se torna confuso y difícil: el del perdón y la reconciliación. El proceso de paz es un asunto político que no voy a juzgar. Lo nombro porque nos está afectando a todos como ciudadanos. Sin embargo, cabe resaltar que para hablar de perdón no es necesario ir directamente al conflicto armado que todos conocemos y del cual ya estamos cansados. Basta salir a la calle, estar en casa, en la universidad, en el colegio o en el trabajo para conocer, más cerca, lo que es y lo que la gente cree que es perdonar y pedir perdón. Pedimos perdón cuando nos equivocamos y cuando no, nos colamos en una fila, nos atravesamos a los carros, aporreamos o gritamos a alguien, herimos sentimientos y hasta con decir perdón pedimos permiso. Perdón es una palabra habitada a partir de la cotidianidad.

Es importante tener en cuenta que el lenguaje es la abstracción que hacemos del mundo, puesto que en una sola palabra podemos describir ambientes, objetos, momentos y situaciones, pero, también, evocamos sentimientos, ideas y pensamientos. No se trata de hablar por hablar, de hacer por hacer y de escuchar por obligación. Es un asunto de comprender cuándo es el momento, el lugar y la forma correcta de hablar, hacer y escuchar. Es sorprendente cómo se escucha decir a alguien “te quiero” sin sentirlo y “perdón” sin entenderlo, pero también es constante ver que quien recibe el mensaje, fácilmente remedia sus sentimientos con un “igualmente” o “muchas gracias”. ¿Habrá perdón y reconciliación de esta manera? Tampoco la idea es eliminar el uso cotidiano de la palabra, sino abrir un espacio para reaccionar y actuar de manera consciente en un mundo donde tanto perdón como reconciliación buscan vincular al otro con su alrededor.

“¡Cuídese!”, ¡Por allá no se meta!”, “¡Pilas, no suba a ese barrio!” o “¡Esté atento si baja al centro!”… así, la ciudad se va llenando de prohibidos invisibles, como señales de tránsito en cada esquina, gritando con color rojo alguna advertencia y a la par usted modifica sus comportamientos, sus formas de habitar la ciudad y de relacionarse con el otro: mirando de reojo al que para al lado suyo en una moto o dándose la vuelta, de vez en vez, para asegurarse de que todo está bien; es una costumbre, un acto reflejo. Pero todo va bien, todo bien gracias a Dios, dice el país del Sagrado Corazón. Parece normal (lo cual me parece increíble porque no debería ser así), uno va caminando y quien va enfrente dice: ¡Cuidado con las ‘ratas’ de la esquina! Y claro, uno no tiene más opción que cambiar de calle y correr, sintiéndose a salvo pero no tranquilo, porque luego cuando, llega a clase, descubre que un compañero tiene una mano quebrada por haber tratado de defenderse de quienes querían atracarlo y después otro cuen-

ta que lo acabaron de robar. Y así, la historia se repite una o más veces hasta que el miedo se vuelve una bandera de gobierno y la seguridad un discurso para ganar adeptos (pues el miedo trae consecuencias). Y entre tanto acto precautorio inconsciente, la ciudad reconoce que vive en un ambiente que no es seguro (y cuando hablo de la ciudad no me refiero al Gobierno, claro está), según lo demostraron los resultados de la amplia consulta pública realizada por la Universidad Pontificia Bolivariana y el Área Metropolitana, en el proyecto Voces Ciudadanas por la Seguridad y la Convivencia. El miedo continúa su paso, contagia la ciudad y deja otras tantas secuelas como la desconfianza o que el mundo se reduzca a unas calles, unos sectores, unos departamentos… Con todo eso junto llega el día en que yo descubro que no tiene que ser normal y lanzo este grito y en mi interior maldigo a este país y a Medellín que parece ser esa “puta ciudad (…) ciudad de pobres corazones”, de la que habla Fito Páez.

HAGA CLICK Contenidos exclusivos en nuestro blog: periodicocontexto.wordpress.com - El problema de la libertad y el perdón para los presos. - Testimonio de un corazón sin rencor por el abuso sexual. - Medellín: muchos habitantes de calle, muchas iniciativas de cambio.


CRÓNICA

CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

5

PERDONAR LAS HERIDAS Laura Bayer Yepes / lauradesdibujada@gmail.com

Los profesionales de la salud deben superar el reto de estar disponibles las 24 horas del día, servir sin juzgar, pasar por alto la ingratitud y la agresión para intentar sanar a la sociedad. Son las siete de la mañana de un martes. Cristina Restrepo, enfermera jefe de la Unidad Intermedia de Manrique, recibe su turno de doce horas en Urgencias, donde seis de las 14 camillas de observación están ocupadas desde hace cuatro días, con enfermos que esperan una cama desocupada en la unidad de Hospitalización. En Manrique llegaron a tener más de 20 pacientes hospitalizados en sillas porque los hospitales en Medellín colapsan. – Como yo estuve aquí, me tienen que dar incapacidad –le dice un paciente–. – Señor, usted es del Sisbén, no le puedo dar incapacidad –contesta ella–. Si usted trabaja, páguese una EPS. El insulto, que viene después de la sugerencia, Cristina lo califica como una muestra de las agresiones contra el personal de la salud. Ella asegura que ha vivido situaciones peores. “Hace seis meses llamaron a la Unidad a decir que iban a poner una bomba, como amenaza a una médica. En la tercera llamada hubo que evacuar. ¿Usted sabe qué es sacar camillas, mujeres en trabajo de parto, equipos, gente de los quirófanos y desocupar para que la Policía revise si había una bomba? Se evacuó en 20 minutos y los pacientes se demoraron hora y media en la calle… Solamente porque a algún “carajo” le dio por decir eso”, manifiesta la enfermera. El Ministerio de Salud y Protección Social, en la Resolución 0004481 de 2012, considera la amenaza como una infracción a la Misión Médica, por afectar tanto a los profesionales como a los pacientes y estar relacionada con situaciones de orden público. Sin embargo, esto no salió en los medios de comunicación. “Cuando es el paciente quien agrede, ¿para qué vamos a poner una queja? ¿Esto para dónde va? Nosotros no podemos dejar de trabajar en lugares vulnerables”, dice la mujer que trabaja en el sector de la salud hace 15 años, quien, además, prefiere respirar profundo cuando se encuentra de frente con una sociedad exigente de sus derechos, pero que descuida sus deberes como paciente. En un día pueden presentarse casos de golpes en la cara para un médico o arañazos en el cuello para las auxiliares, propinados por personas que llegan ebrias o drogadas a la Unidad Intermedia.

Perdonar al paciente La sensación de que en cualquier momento pueden arremeter contra su vida, que tiene constantemente Cristina Restrepo, la tuvo también Fernando Tobón, profesor de la Institución Universitaria San Martín, durante su año rural como médico general. Él hace parte del grupo de personas que salió bien librado luego de encontrarse con la guerrilla. Fue lle-

vado hasta un lugar de la zona rural del municipio de Maceo, Antioquia, para curar al jefe de una cuadrilla. “Fueron por mí al pueblo y yo no me quise ir. Volvieron a bajar por mí y en la segunda vez, me enviaron el mensaje de que si no iba, corría riesgo mi vida. Entonces fui y atendí al herido y después de conversar con ellos, me dejaron volver al municipio”, recuerda. “Yo les dije que como trabajador del hospital tenía que atender a la gente, fuera del bando que fuera, y que esperaba que ellos no interrumpieran esa labor. No Médicos y enfermeras se exponen constantemente a las consecuencias tenía ningún bando ni de las problemáticas que caracterizan el contexto social que rodea a sus pacientes.Foto: Laura Bayer Yepes. ningún compromiso con nadie, yo estaba era para atender a todo el que necesitara la deja cerca de su casa. Mientras tanto, de mí”, dice el médico y añade que ésta se sienta en la estación Hospital, hace un es la clave para trabajar en sitios de con- La gente es pobre y está enferma, aguan- examen de su día y se pregunta qué hizo. flicto, no ‘dejarse pintar’ (marcar con uno ta hambre y le molesta quedarse horas “Cuadré historias clínicas, remití en una sala de espera para que un médi- pacientes, llamé a familiares, registré u otro movimiento). “Es un momento en el que uno co le diga: “eso no es una urgencia, tome los códigos fucsia (violaciones), fui a una no sale corriendo muerto de miedo acetaminofén”. En la Unidad Intermedia reunión. Pero no pude hablar con el viesino que trata de solucionar la situación de Manrique la gente se trasnocha ha- jo de 80 años que estaba solito y que lo para que no empeore. Yo era el único ciendo fila para que le den un turno de único que necesitaba era que alguien le médico que había en muchos kilóme- atención. Eso es una problemática de la preguntara: abuelo, ¿cómo le pareció la tros. A mí me tocaba si quería y si no salud y cada vez empeoramos más”, ase- comida? Abuelo, ¿tiene familia?”. La enfermera observa que la quería, como fuera tenía que hacerlo”, vera Cristina Restrepo. Cristina atiende a personas con gente también se enferma por falta de cuenta Fernando, para quien perdonar significa “trabajar siempre por la vida y Sisbén, pero allí se puede encontrar amor propio y familiar. “Vos hablás con personas que viven en condiciones pau- alguien y le decís: hola, ¿cómo te sentís? no por la muerte”. Después del incidente con la pérrimas hasta quienes tienen trabajo y ¿Tenés miedo? Y ellos se desnudan y te guerrilla, trabajó en Maceo otros 14 carro. Cuando se pregunta cómo es que cuentan sus historias. Pero el sistema años. “En el hospital hubo mucho de- estos personajes pueden estar afiliados, te exige ser rápido, tenemos que ver sarrollo y eso es difícil en un pueblo ella responde que “el sector de la Salud 200 pacientes en el día, como sea. ¿Con pequeño y tan pobre. Tuve también los está muy politizado y que la sociedad cuántas personas podés tener contacto? A veces con cero. Si sos lenta, no servís menores inconvenientes con los gru- está enferma”. Cristina también cree el que Esta- para el Estado, que necesita enfermeras pos armados, porque siempre identifiqué que tenían problemas los que se do falla en la educación, y que si educara, rápidas, no sirven las que hablen, para ´dejaban pintar´. Yo buscaba todas las las problemáticas de salud se achicarían: eso está el sicólogo. Y muchas veces una formas para no estar en el lugar equi- “si el Estado no fuera tan asistencialista, si persona necesita que la abracen, un niño no saliera gratis parir a diestra y siniestra, necesita que lo acaricien”, reflexiona. vocado”, describe el docente. “En medio del juicio nos volvemos Para Fernando, la conservación si las jóvenes prestaran más atención a estuvo en la prudencia. “Mejor qué- las charlas de planificación familiar que a duros, fríos, indiferentes… Porque no nos interesa sino poner el medicamento dese callado”, le decían las mismas la pantalla de su smartphone”... Son las siete de la noche en la Un- y chao. Muchas veces la solución no es autoridades del Municipio, la Policía, la Secretaría de Gobierno, e incluso, la idad Intermedia de Manrique. Cristina acetaminofén o ibuprofeno. ¿Cuántas Personería: “no pasó nada y usted sabe deja atrás las agujas y las historias clíni- cosas se podrían evitar observando?”, cas para subirse a un bus de Metroplús, concluye Cristina antes de bajarse del cómo es esta zona”. Sin embargo, sí salió de Maceo luego al Metro y después a la buseta que Metro. por razones políticas. Después de 14 años de servicio lo presionaron para que se comprometiera con algún candidato. Pero sus ganas de ser médico nunca se perdieron. Por lo que prefirió regresar y hoy está entregado a la docencia, porque, asegura, su trayectoria le da insumos para transmitirle a generaciones de futuros médicos la dedicación, el trabajo y la alegría de la profesión.

Tolerar al Estado

“Perdonar significa trabajar siempre por la vida y no por la muerte”. Fernando Tobón. “Cuadré historias clínicas, remití pacientes, llamé a familiares. Pero no pude hablar con el anciano de 80 años que estaba solito”. Cristina Restrepo.


6

REPORTAJE

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

DESMOVILIZADOS. ¿PAZ SIN OPORTUNIDADES? Aura María Puerta Escobar / auramari1995@hotmail.com

Desmovilizado es todo aquel que decide dejar las armas por voluntad propia e intenta reintegrarse a la vida en comunidad, según la Agencia Colombiana para la Reintegración. Pero, nosotros como sociedad ¿estamos preparados para recibirlos? Ante la posibilidad de una salida negociada a una de las confrontaciones en armas que ha caracterizado la historia de Colombia, es lógico preguntarse por la suerte de los excombatientes ilegales cuya desvinculación del conflicto es un paso fundamental para la construcción de un acuerdo pacífico. Esta parte de lo que se ha llamado posconflicto tiene dos facetas: una, la de las oportunidades y ayudas, generalmente del Estado para producir un cambio definitivo de vida en las condiciones menos traumáticas posibles; la otra es el rechazo. En la primera faceta, un actor clave es la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), adscrita a la Presidencia de la República y tiene como objetivo acompañar a los desmovilizados en el proceso de reintegración. Cabe aclarar que la ACR trabaja sólo con desmovilizados de las FARC y las AUC, grupos con los cuales se han llevado a cabo procesos de negociación para el cese de hostilidades. La Agencia también se encarga de la llamada Ruta de la Reintegración, que comprende tres etapas: la reintegración a la vida civil, mediante ayudas psicosociales, vinculación a salud y educación y apoyo jurídico; la reintegración a la vida en comunidad, por medio de la formación para el trabajo, el trabajo social y la reintegración económica y la sostenibilidad en la legalidad, que pretende culminar los procesos que se comenzaron en las dos etapas anteriores. Según el último boletín de la ACR, en Colombia hay 30.404 personas en proceso de reintegración y atendidas psicosocialmente; 8.429 en formación educativa y 4.933 en capacitación para el trabajo, es decir, en estudios técnicos y tecnológicos. La ACR trabaja para “fortalecer los escenarios de convivencia, es decir, las bases sociales, económicas y culturales de las comunidades receptoras de la población desmovilizada; y la corresponsabilidad, que trabaja para buscar actores externos que se acerquen al proceso de reintegración, para que las personas que dejaron las armas encuentren en la sociedad las condiciones para vivir de forma digna y bajo la legalidad”. En Colombia hay 115 empresas que se unieron a este proyecto, lo que no quiere decir que todas ellas empleen a los desmovilizados. Úrsula Chávez, asesora de corresponsabilidad de la ACR, sede Antioquia-Chocó, explica que actualmente “la mayoría de empresas que ayudan con empleos fijos a personas en este proceso son Pymes. Sin embargo, hay otras empresas grandes que prefieren colaborar con capacitaciones”. Existen casos que se destacan como el de Sodexo, que desde el 2006 se vinculó con la iniciativa del grupo

Uno de los principales retos del proceso de reincorporación a la vida civil de los excombatientes es su preparación integral para la inclusión en el mercado laboral. Foto: Cortesía Agencia Colombiana para la Reintegración.

“Si conseguir empleo es tan duro para todos los colombianos, ahora imagínese para un desmovilizado”. Andrés Vásquez. Sura y se convirtió en una de las primeras en brindar oportunidades laborales para esta población. Posteriormente, se sumaron otras organizaciones como: Coltabaco, Eternit, Coca Cola, Éxito, Fedepalma, Carvajal y Terpel. Según el último boletín de la sede Antioquia-Chocó, las cifras de empleo son: 1.784 empleos formales, 2.859 informales. Además de 1.251 participantes del proceso de desempleados, 159 con empleos autogestionados y 360 inactivos económicamente, estos últimos son personas que, por condiciones de discapacidad, enfermedad o diferentes trastornos, no generan ingresos económicos.

La aceptación social, el otro lado de la moneda Alejandra está en proceso de reintegración desde hace 7 años. Ha pedido no revelar su verdadera identidad para contar que su primer trabajo fue como mesera y lo consiguió sin ninguna ayuda.

“Cuando conseguí este empleo, no dije que era una desmovilizada, porque las personas todavía creen que nosotros somos violentos y que no nos adaptamos fácilmente. Luego de empezar como mesera, me ascendieron a gerente del restaurante y fue ahí cuando se dieron cuenta de mi condición. Entonces, comenzaron a hacerme preguntas sobre cómo era estar en la guerra y todo siguió normal. Pero así no me hubieran despedido cuando se enteraron, yo creo que no hubiera conseguido este empleo si hubiera contado desde el principio que soy desmovilizada, porque seguramente no se hubieran dado la oportunidad de conocerme”. “La mayoría de los desmovilizados prefieren llegar a grandes ciudades antes que quedarse en pueblos, veredas y municipios rurales, por temas de seguridad”, explica Chávez. Esto se debe a que muchos delinquieron en el campo y allí serán más fácilmente señalados que en las grandes ciudades. El primer obstáculo con el que se topan quienes llegan a las ciudades es su interés por trabajar con la tierra. Pues se encuentran con la desventaja de que en ciudades como Medellín no hay dónde trabajarla. Esto evidencia que la mayoría de los excombatientes ilegales son campesinos. Aunque muchos son reacios a entrar a una institución educativa para su preparación, hay otros que deciden aprovechar las oportunidades que se les presentan. Es el caso de Andrés Vásquez*, quien desde que decidió desmovilizarse y llegó a Medellín, tomó la decisión de estudiar: “yo llegué a Medellín hace varios años como bachiller, pero me di cuenta que con ese título era muy difícil conseguir empleo. Entonces me

puse a hacer varios cursos y técnicas del SENA y con eso me fui defendiendo. Lo último que estudié fue Gestión de calidad y Seguridad ocupacional, social y de medio ambiente”. “Si conseguir empleo es tan duro para todos los colombianos, ahora imagínese para un desmovilizado. Eso sí, todo depende de cómo uno se venda, porque si usted es buena persona, responsable y respetuoso pues lo van a aceptar”, asegura Vásquez quien actualmente tiene dos empleos, uno con una entidad pública y otro con una pequeña empresa privada. Pero no todos corren con la misma suerte de Andrés y Alejandra. Existen muchos sectores de la sociedad en los que aún hay resistencia. Teniendo en cuenta que, según los datos de la ACR, uno de los empleos a los que más aplican los desmovilizados son los relacionados con la construcción, le preguntamos al ingeniero civil Carlos Múnera si él, como encargado de seleccionar personal para sus obras, escogería a una persona que está en proceso de reintegración. Esto respondió: “Si tengo más de una hoja de vida, no escogería la de esa persona. Además por qué le voy a dar una oportunidad a alguien que cometió algo tan malo, sobre otra que nunca lo ha cometido”. En este escenario, las transformaciones esperadas tras la superación pacífica de la confrontación armada, requieren que, por lo menos, se dé la discusión sobre el papel que corresponde a los diferentes sectores de la sociedad para que los cambios deseados sean realidades concretas. *Los nombres de las fuentes fueron cambiados para proteger su identidad.


CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

REPORTAJE

7

NO TODAS LAS PERSONAS QUE ESTÁN EN LA CÁRCEL SON DELINCUENTES María Camila Carvajal Restrepo / mariakcr@hotmail.com

¿Usted es de los que cree que todos los reclusos son un peligro para la sociedad, que terminar en una cárcel es consecuencia de un mal acto o de un delito, que siempre que se llega allá es por una razón de peso?... Eso pensaba Javier Medina, hasta que la vida le demostró lo contrario. Pasaban las seis de la mañana, era diciembre de 2013, cuando Javier salió de su casa a trabajar en su taxi, como lo hacía diariamente, sin saber que antes de llegar a su destino sería capturado por la Sijin. “Tenían una orden de captura y una de allanamiento a mi casa, como parte de una operación en conjunto que detuvo cerca de 60 personas, según ellos, los más peligrosos de la región”, recuerda hoy Javier, 10 años después. Ya ha pasado un decenio y los detalles de la historia siguen intactos: “Era Navidad, mi hermano de 11 años y yo, de 13, estábamos de vacaciones, dormidos, cuando de repente la casa se llenó de policías que esculcaban y rompían todo y, lo peor, nos trataban como la familia del delincuente más peligroso, porque para ellos mi papá era un criminal”, cuenta Silvana, la hija mayor de Javier. Así empezó el calvario. Sin saber cómo ni por qué, Javier terminó presentado, incluso en los medios de comunicación, como responsable de terrorismo, secuestro, extorsión y concierto para delinquir. Decían que había sido capturado, según la información oficial de ese momento, gracias al buen trabajo de los organismos del Estado. Pero en realidad era lo que el abogado Julián Franco Orozco denominó, desde entonces, “un falso positivo judicial”. Esta es una realidad que puede tocar a todos, que no discrimina estratos, reconocimiento o profesión. En 2012 la Fiscalía abrió un proceso contra el exdiputado del Valle del Cauca y exsecuestrado por las FARC, Sigifredo López, por la presunta participación y planeación del secuestro de sus 11 compañeros en abril de 2002, quienes fueron asesinados en cautiverio. Los señalamientos no se hicieron esperar, el rechazo social cayó sobre López, quien, gracias a su buena defensa, demostró su inocencia: “De todas maneras el daño a mi nombre quedará ahí, como un hecho que siempre acompañará a mi firma donde quiera que esté”, expresó Sigifredo en entrevista para Contexto. A diferencia del exdiputado, la familia de Javier pudo hacer muy poco para demostrar su inocencia, ni el abogado pudo acelerar el proceso, así que él terminó viviendo en el patio dos de

“Los errores del sistema no sólo son mal manejo, muchas veces la justicia no alcanza a operar por la congestión que existe”. Silvana Medina.

“Cuando el dolor sigue en el corazón, no se puede hablar de perdón”, afirma Gladis Zapata, víctima de un caso de “falso positivo judicial”. Foto: María Camila Carvajal Restrepo.

la cárcel Bellavista de Medellín, durante un año. En 2013 regía la Ley 600 del 2000, que en palabras de Franco, “permitía que con solo una acusación y una orden judicial se realizara la captura del sospechoso, para luego investigar si era o no culpable. El acusado era privado de la libertad mientras se desarrollaba la investigación, para después afirmar su inocencia”. Ese fue un año perdido para Javier, pues le ocasionó daños económicos y lo separó de su familia que, a su vez, era socialmente estigmatizada. Para José Girón Sierra, analista del Observatorio de Derechos Humanos del Instituto Popular de Capacitación IPC: “el responsable es el Estado, en cabeza de la rama judicial, ya sea por acción o por omisión”. A pesar de ello, Girón hace una aclaración que evidencia lo poco consciente que es la sociedad en estos casos. “En el marco del conflicto, hoy se tipifica como víctima a quien sufre una vulneración de un derecho, por una disputa entre dos actores o agentes ilegales, como las guerrillas, los paramilitares o las fuerzas militares; pero no a

“Perdonar a cambio de una indemnización económica es un asunto que depende estrictamente de cada persona”. José Girón Sierra.

los inocentes, que lo que viven es un error de los funcionarios del Estado que les vulneran derechos fundamentales, pero no necesariamente podemos llamarlos víctimas”. “En esos casos hay que presentar una demanda por reparación directa, que generalmente otorga una indemnización monetaria, aunque también puede ser simbólica, como es el caso de la rectificación en los medios de comunicación, las disculpas públicas o demás medidas que hagan el desagravio. Además, se demanda al Estado porque los funcionarios que cometen el error trabajan para éste”, explica el abogado. ¿Será suficiente una compensación económica para solucionar estos errores? Para el analista del IPC esto es solo una compensación: “una persona que es llevada injustamente a prisión, que la separan de la familia y que le causan un deterioro personal, porque la vida en las cárceles colombianas es absolutamente degradante, no va a olvidar o perdonar sólo porque reciba dinero”. Para exigir que la reparación vaya más allá, nació la Fundación Defensa de Inocentes –DI–, creada por Sigifredo López, luego de quedar libre del proceso que enfrentó ante a la Fiscalía. “La Fundación se conformó con un grupo de abogados que busca que casos como el mío no se repitan, que los colombianos acusados injustamente tengan una buena defensa para que, por un equívoco, no les ocurra lo que me ocurrió a mí”, reiteró López.

Un objetivo similar tiene el Proyecto Inocencia, –PI–, una iniciativa de estudiantes de la Universidad Manuela Beltrán en convenio con el Inpec y la Vicepresidencia de la República, que se dedica a evaluar expedientes de personas condenadas injustamente. “Tenemos tres requisitos para aceptar el caso: que la persona siempre haya alegado su inocencia, que no cuente con recursos económicos para costear su defensa y que aún no esté condenado”, asegura Juan Carlos Cárdenas, director del proyecto. Estas dos organizaciones son las únicas del país que trabajan por defender los derechos de los inocentes condenados ante el Estado. Sin embargo, no abarcan los casos que no están cuantificados por la Procuraduría ni la Defensoría del pueblo ni la Fiscalía ni el Inpec ni las personerías… ni ningún ente gubernamental. ¿Será una experiencia que se perdona? ¿A quién se perdona: al Estado, a la justicia, al Gobierno, al juez, a la sociedad? Tanto Sigifredo como Javier coinciden en que no se perdona y mucho menos se olvida. “Esa siempre será una etapa muy difícil que, así hayamos recibido un dinero, nunca se nos va a salir del corazón, el dolor sigue ahí y eso no es perdonar”, reconoce Silvana, quien, a propósito de lo que le pasó a su papá, decidió dedicarse a entender las leyes y la justicia de este país y estudió Derecho. La misma percepción tienen Javier y su esposa Gladis: “es la peor humillación. Saber que se es transparente, bueno, pero todo el mundo te señala en la calle. Es muy doloroso. Sin embargo, uno tiene que irlo dejando atrás, aunque siga en el corazón porque no hay una cara visible a quién culpar o a quién perdonar, son todos y no es nadie”. Sigifredo López tampoco encontró un culpable: “las personas que dan falso testimonio pueden ser los mayores responsables, pero el Estado, por su mediocridad, la justicia por no hacer las cosas como deben ser y la sociedad por sus señalamientos, también tienen un alto grado de culpa”.


8

REPORTAJE

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

EL VUELO DE LA MEMORIA Laura Jaramillo Arango / lau.jaramilloar@gmail.com

“Yo estoy condenada para siempre. La sangre regada en ese parque me ata”. Betty Cárdenas pinta en la baldosa del parque una mandala de colores pastel. Mandalas en papel, en el piso, en los brazos. Ha convocado a más de 20 personas y a varios transeúntes del Parque de la Bailarina, quienes decidieron integrarse. Patricia Duarte, artista plástica, amiga de Betty, guía a los participantes a través de los trazos para que cada quien haga su propia obra. Las mandalas generalmente comienzan en un punto central, de donde todo parte. Figuras simétricas conforman un tejido parecido a una red. De igual forma, se creó la corporación artística Alas de mariposa, como una mandala alrededor de la muerte de Isabel Cristina Restrepo Cárdenas y luego como una red proyectada a la sociedad. Betty Cárdenas, artista plástica del Instituto de Bellas Artes, es la directora de Alas de mariposa y cada mes, el sábado más cercano al día 15, realiza un evento cultural en el Parque de la Bailarina del barrio El Poblado, antiguo Parque Astorga, lugar en el que el 15 de junio de 2008 asesinaron a su hija, la bailarina de ballet clásico Isabel Cristina Restrepo Cárdenas, motivo por el cual el parque lleva ese nombre. Tras el asesinato, amigos, familiares y ciudadanos movilizados en torno a la muerte de Isabel, realizaron una “catarsis colectiva” a través del arte. Herramienta con la que aún se manifiestan contra la violencia y que los impulsó para convertirse en corporación. El nombre proviene de una canción que le escribieron a la bailarina, “porque eso parecía tener Isabel: alas de mariposa”. “Es muy difícil comprender algo que no se ha vivido. El que nunca ha sido víctima de la violencia no lo entiende y no lo quiere entender. En la mayoría de las personas prima el miedo, lo que les sirve para no hacer nada. No han entendido que ellos también son los demás de los demás”, dice Cárdenas, una mujer de voz dulce y ojos expresivos, que cuando se enoja, pinta y escucha “a todo volumen” la ópera Carmen. Es una madre que ha tenido que sufrir lo que sufren muchas otras madres en este país: la muerte de un hijo a manos de la violencia. Pueden ser 50, 15, 3 o sólo ella, pero Betty Cárdenas siempre está presente cada mes para rendirle un homenaje a su hija Isabel y para instalar lo que ella y sus allegados llaman “el escudo”: un tutú de bailarina blanco con un unas tiras largas de papel celofán rojo que pone en algún árbol del parque. Un símbolo para que no se olvide qué pasó en ese lugar el 15 de junio de 2008.

Un tutú opacado Tita, la bailarina, la de la “risa cantarina”, la alegre Isa. Para su madre, una niña que se caracterizaba por contagiar su gracia. Desde los tres años, cuando su mamá le hizo un disfraz de bailarina fucsia, dijo que quería dedicarse al ballet y comenzó su disciplina a los seis. Con 18 años, Isabel Cristina Cárdenas estudiaba arquitectura en la Uni-

versidad Pontificia Bolivariana y era profesora de ballet. La noche del sábado 14 de junio de 2008, a pesar del cansancio, salió a mostrarle la ciudad a quien era su jefa en un trabajo temporal como impulsadora. Pasadas las 12 de la noche, la visitante se cansó y dejó a Isabel con unos amigos en un bar del Parque de El Poblado. Cuentan que más tarde apareció un sujeto que la llamó como si la Personas unidas al dolor por el asesinato de la bailarina Isabel Cristina Restrepo Cárdenas se encuentran cada mes en el parque conociera, pero al que ahora lleva su nombre para desarrollar actividades artísticas y culturales como una forma de expresarse contra la violencia. Foto: Laura Jaramillo Arango. que no pudieron identificar. Esa fue la última vez que la vieron esa madruga- fue el detonante que le hizo entender e Inglaterra, para expresarse en contra da, antes de que ella se fuera con esta que ella también podía hacer algo para de la violencia contra las mujeres. persona al antiguo Parque Astorga, don- enfrentar a la violencia y a la injusticia de fue atacada. que tanto detesta. “Betty transforma el “Mamita no te preocupes, no dolor en vida desde la cultura”, dice su me alcanzaron a violar, quédate tran- amiga y maestra Patricia Duarte. Pero el momento crucial para el desquila”, fue lo último que Isabel le dijo pliegue de esta iniciativa contra la vioa Betty, quien volvió a verla en la clílencia fue el 26 de noviembre de 2008 nica Las Vegas, después de haber sido cuando el Concejo de Medellín aceptó víctima de cuatro puñaladas. Se habló darle al Parque Astorga el nombre de de un posible atraco. Sin embargo, las Parque de la Bailarina Isabel Cristina circunstancias del hecho, el comentario de Isabel a su madre y el hecho de que La violencia en contra de la mujer es Restrepo Cárdenas. Entonces, un lugar sus pertenencias fueron entregadas a la uno de los temas presentes en la obra deteriorado, convertido en espacio para familia, dejan dudas sobre esta versión. pictórica de Betty Cárdenas y en las ac- la delincuencia. “Betty ha desarrollado El asesino de Isabel, identificado tividades de Alas de mariposa. Con mu- ese duelo y ha aportado desde el arte como Ever Jhony Vásquez Arboleda, fue jeres víctimas de la violencia, realizan seguridad al sector y es la muestra de capturado 20 días después del homici- talleres artísticos. “Muchas mujeres lle- cómo se ha desplazado una población dio en el barrio Manrique y condenado gan pensando que no valen la pena y, delincuente sin necesidad de Policía y a una pena de 36 años de cárcel, redu- con todo este trabajo, van entendiendo Ejército, sino con arte y cultura”, dice Juan David Hurtado. cida a 18 porque el reo se acogió a sen- que sí valen”, afirma Cárdenas. El espacio ya cuenta con senderos “El problema del abordaje de un tencia anticipada. Del otro hombre que estaba con ella, que la llamó y que pre- fenómeno social colectivo como el de e iluminación y espera la escultura solicsuntamente la llevó al Parque Astorga, las violencias contra las mujeres, es que itada por el colectivo en varias ocasiones. la gente lo esté pensando como si no Esta es una labor para la cual han enconno se supo nada más. Juan David Hurtado, codirector de tocara con ellos, como si no fuera algo trado el apoyo de la Junta Administradora Alas de mariposa, nunca conoció a Isabel en lo que tienen responsabilidad y de Local de la Comuna 14 que busca la recuCristina en persona, pero la conmoción lo que deberían ocuparse”, señala Liyi- peración para el buen uso de estos espapor el hecho lo llevó a ser parte de la Cor- beth Andrade Hinestroza, vocera de la cios públicos y, sobre todo, para evitar circunstancias como las que condujeron poración. El hecho despertó en su memo- Secretaría de las Mujeres de Medellín. Por parte de este organismo, al asesinato de Isabel Cristina. Pero tamria el caso de su tía, también asesinada en Alas de mariposa recibió, en 2011, la bién hay algunos oponentes que se resis1999, cuando él tenía 12 años. Ella, religiosa en retiro para ser Medalla al mérito femenino, categoría tieron, por ejemplo, al cambio de nommadre sustituta en un hogar de Rione- oro, lo que representó un impulso para bre del lugar, pero el problema principal gro, salía en diciembre de 1999 de una su labor que tuvo un momento para es la indiferencia: “Nosotros nos percatzona rural en compañía de sus amigas recordar el 25 de noviembre con el amos de que a las personas del sector de trabajo. En el camino encontraron a “Fluturi, migración mundial de mari- les importaba poco ese parque”, afirma un hombre que, sin mediar palabra, con posas”, en alusión al Día internacional Betty Cárdenas y añade: “El parque es cuatro disparos mató a la madre susti- de la eliminación de la violencia contra la vida de mi hija, o mejor la muerte de las mujeres. Un montaje sencillo en el mi hija. Cada planta de ese parque está tuta sin que se supieran las razones. “Nadie es más temible que el que se recortaron y colgaron cientos regada con la sangre de Tita. Ese parque que no tiene nada que perder”, dice de mariposas en lugares visibles de ciu- me pertenece. Es mío, pero es suyo es de Cárdenas. La muerte de Isabel Cristina dades en Colombia, Argentina, Panamá éste y de aquél y de todos”.

Las cadenas del parque

La migración de mariposas


CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

REPORTAJE GRÁFICO

9

PORQUE EL PERIODISMO TIENE RETOS COMUNES El de la violencia es tal vez el único camino que no debe olvidarse para no volverlo a recorrer. Producto del taller ‘Periodismo y memoria’ del periódico De la Urbe de la Universidad de Antioquia, que contó con la participación de periodistas de Contexto. Este es un testimonio, a través de la imagen, sobre la destrucción y recuperación del casco urbano del municipio de Granada, Antioquia, luego de la toma guerrillera ocurrida en el año 2000. Una evidencia de que los deberes del periodismo son comunes por encima de los nombres y que, en nuestros pares de la Universidad de Antioquia, tenemos valiosos interlocutores.

GRANADA, DESPUÉS DE TODO Jenny A. Echavarría Robledo / jennya93@gmail.com. Periódico De la Urbe.

El recorrido sobre las calles de lo que fue y de lo que es. Imágenes que traen a la memoria el sonido de una explosión, la intempestiva caída del cemento y el ladrillo, el dolor y las lágrimas de pérdidas ya avisadas. Imágenes del ladrillo sobre el hombro, del recorrido que clamó justicia, que expuso una barbarie y el grito de los no derrotados. Un viaje, un trayecto, un andar. Imágenes de la reconstrucción de un municipio que se unió para revivir de los escombros. Imágenes que intentan perpetuar en el tiempo los motivos de dolor, desasosiego, impotencia, lucha, unidad y resistencia.

“La marcha del adobe, que se hizo el 13 de julio del 2001, mostraba que cada uno estaba aportando su granito de arena a una obra grande como era una reconstrucción (…). El adobe era sólo una disculpa para decir “aquí estamos presentes y a Granada hay que darle la mano”, porque no la podíamos dejar ahí, vencida. En ese momento significó un acto masivo de solidaridad y de dignidad”. (Jaime Montoya, habitante de Granada). Foto de Casa de la Cultura. “Lo que la guerrilla tumbó era como el corazón del pueblo. Esa variante se construyó en la época de la bonanza cafetera, en 1974, y esas construcciones eran mal hechas porque no había como intervención arquitectónica. Entonces, cuando esos hechos ocurrieron, se pensó que debía hacerse una reconstrucción armónica. Había varios problemas, entre ellos, que el Estado no reparaba los locales comerciales, sólo reconocían viviendas. Entonces, se resolvió que con los 500 millones de pesos que la comunidad recogió con la Granadatón, impulsada por el Comité interinstitucional, las cooperativas y las colonias granadinas, se construyeran los locales comerciales”. (Mario Gómez, integrante del Comité interinstitucional). Foto de Casa de la Cultura.

“Los recursos para la financiación del proyecto, aparte de lo aportado por el Inurbe, se han obtenido gracias a la solidaridad de los hijos y amigos de Granada, especialmente a través de las “Granadatones” realizadas en Medellín, Cali, Barranquilla… y gracias a la ayuda de organismos públicos: Red de Solidaridad Social, Gobernación de Antioquia, Cornare… y de organismos privados nacionales: Sociedad Colombiana de Arquitectos Capítulo Oriente, Corporación Antioquia Presente… e internacionales”. (Empieza la reconstrucción. Granada Renace. Abril de 2001). Foto de Jaime Montoya.

“La construcción es más moderna, tiene más cara de apartamento de ciudad que de casa de pueblo. El Comité interinstitucional decidió liderarla y acompañarla. Primero participó en la “Granadatón” y después apoyó en la recopilación de las declaraciones de los afectados para hacer los paquetes de lo que se debía recuperar. El proceso de reconstrucción se interrumpió luego del asesinato del alcalde Jorge Alberto Gómez, el 13 de julio del 2002. Para entonces la cosa se puso más difícil todavía y la Administración Municipal y el alcalde siguiente, Iván Darío Gómez, debieron ponerse al frente de la reconstrucción, que se detuvo como seis meses”. (Mario Gómez, integrante del Comité interinstitucional). Foto Jenny Echavarría, Granada 2014.


10

ANÁLISIS

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

LA INTOLERANCIA POLÍTICA: DE LOS MEDIOS A LOS ENTORNOS FAMILIARES Andrés Ricardo Pérez R. / ricardoperezere@gmail.com

El refrán popular reza que de política y religión no se habla en la mesa. Pero en las redes sociales, en el taxi, en la universidad o en la oficina se habla inevitablemente de la actualidad nacional y el hogar no es inmune al debate. El problema surge cuando el intercambio de ideas y opiniones deja de ser democrático y se imponen el silencio o la agresión ante el desacuerdo. Sebastián Ospina, estudiante de último semestre de Economía en la Universidad de Antioquia, decidió no enfrascarse en discusiones políticas con su familia. Sin embargo, no puede evadirlas porque están en el comedor, en la sala y en cualquier evento familiar. Se muerde la lengua para no opinar, así la indignación lo invada. Sabe que desde el principio es una batalla perdida. Le ha tocado aprender “a las malas” que, a veces, es mejor callar para preservar la armonía familiar. “Hablar de política en mi casa es imposible. Uno siempre es demasiado joven, no sabe nada. Mejor se queda callado o les da la razón. Según ellos (los padres) no sabemos qué era eso de ‘estar secuestrados en la casa’ o ‘vivir muertos de miedo porque no se tenía la certeza de volver a la casa si había una bomba o un atentado’”. Para la familia de Sebastián, como para muchas otras, todo esto se solucionó con la llegada de la política de Seguridad Democrática. Esto genera un ambiente de intolerancia, a propósito de lo cual Sebastián afirma: “si uno cuestiona el uribismo está de acuerdo con la guerrilla. Yo no soy un guerrillero, simplemente no estoy de acuerdo con esa postura”. Al igual que Sebastián, Sara Vélez, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Eafit, vive el silencio como la única alternativa para conservar la armonía familiar. “Hace un tiempo publiqué un artículo en la revista de debates de la Universidad de Antioquia, en donde se planteaba la posibilidad de establecer acuerdos con las FARC y, para empezar, dimos un contexto histórico de la creación de las guerrillas en Colombia. Yo se lo compartí a mi familia. A diferencia de mí, en mi familia son muy uribistas, en especial un tío que dice ´primero Dios y después el presidente Uribe´. Él me dijo que muy bueno el artículo pero que estaba errada con el contexto histórico, entre otras cosas, porque él justificaba el magnicidio de los miembros de la UP. A mí me dio mucha rabia y esta situación generó cierto malestar, ya que fue en público y durante una reunión familiar. Esto dio pie a que yo no volviera a hablar de estos temas”. La estigmatización por razones políticas en los hogares tiende a fragmentar la unidad familiar o, en el mejor de los casos, a propiciar el silencio como única alternativa para mantener la convivencia. Todo marcha bien mientras no se discuta sobre coyuntura política o electoral. Llegados a estos temas, muchos optan por no verse para evitarse disgustos. Juan Camilo Fernández, se-

guidor del Centro Democrático, decidió no asistir a reuniones familiares: “no puedo verme con mis hermanos si hay una noticia de política o un escándalo importante, siempre terminamos insultándonos porque nuestras ideas son totalmente diferentes. Para ellos soy un enemigo de la paz”. Don Carlos Ospina madruga sin falta a sintonizar el programa La hora de la verdad en la cadena radial RCN, espacio conducido por Fernando Londoño Hoyos, notable por sus opiniones cercanas al uribismo. Sus hijos, Carolina y Sebastián, señalan que muchos de los comentarios del exministro calan hondo en el discurso de su papá: “siempre que hablamos sobre política, mi papá comienza diciendo ‘es que Londoño dijo esto o aquello’. En cambio, si otro medio habla mal del expresidente, mi papá dice que es porque son de la ‘mermelada’ o es gente resentida. Por ejemplo, en mi casa cancelaron la suscripción a la revista Semana porque sus artículos no son uribistas. Yo creo que algunos medios, de manera irresponsable, generan polarización y no aceptan la diferencia y el diálogo”. Expresiones como “terrorista”, “mermelada”, “castrochavistas”, “enemigos de la paz” y otras más fuertes como “guerrillero” y “paramilitar” son comunes para referirse a seguidores de una u otra corriente política. Éstas generan un ambiente de discordia que se propaga a espacios como las discusiones de cafetería o comedor, en circunstancias derivan en conflictos verbales u otros malos tratos. Para el docente e investigador Juan Felipe Arroyave, en el pasado periodo de elecciones presidenciales fue evidente el fenómeno de la intolerancia política: “la disputa televisada, sobre todo entre santistas y uribistas, se trasladó a los hogares. En las casas, partidarios de las distintas corrientes asumieron la polarización, la estigmatización y el insulto promovidos mediáticamente dentro de los núcleos familiares a la hora de tratar los temas de actualidad nacional. Las descalificaciones y la banalización del contrario fueron frecuentes, no sólo entre candidatos, sino también entre parientes”. Arroyave afirma que la discusión política en la familia es un tema que no se ha tomado en serio por lo que implica cuestionar estructuras de autoridad: “no por tener más años se sabe más. Es verdad. Hoy los jóvenes tienen mayor acceso a la información, pueden llegar a formarse un criterio por sí mismos. Esto de alguna forma pone en jaque la figura

Las brechas generacionales son un factor asociado a los debates políticos en la vida cotidiana y la forma cómo se tramitan. Ilustración: Laura María Cañas.

paterna dominante y hace que tenga que revisarse la calidad de los argumentos”. Sin embargo, Camilo Fernández también anota: “esto funciona en doble vía. Hay que considerar que los jóvenes no se las saben todas. Indudablemente, a nosotros, los que hemos vivido más, nos han tocado acontecimientos muy duros que sin duda han formado nuestra opinión sobre los hechos y la historia del país”. Así mismo, para Alejandra Ríos, magíster en Filosofía Política y docente universitaria, las condiciones del debate político familiar son producto del modelo cultural, especialmente el antioqueño. Según la docente: “es un tema que se debe tratar, porque al hablar de democracia en las familias rompemos con una tradición muy antioqueña, que es la de la familia patriarcal, un modelo jerárquico y autoritario de carácter vertical”. En este sentido, agrega que: “democratizar las relaciones familiares implicaría que el modelo de relación se vuelva más horizontal y esto se logra

generando espacios de deliberación en la familia”. Para Ríos, el modelo autoritario de los padres implica la “infantilización” de los hijos: “el niño, como ser no racional, tiene que obedecer mientras aprende a decidir por sí mismo. Capacidad que muchas veces les es desconocida, incluso a quienes ya están en la mayoría de edad”. Esta problemática cobra relevancia en la circunstancia de un proceso de paz que podría concluir más de 50 años de violencia armada. Para Sara este momento de coyuntura hace que sea necesario revisar qué tan preparados estamos como sociedad para la paz: “si en La Habana están hablando de la posibilidad de negociar, pese a tantas diferencias entre los actores, ¿por qué entonces desde la misma familia no podemos hablar del respeto a la diferencia de opinión? Será aún más difícil para la sociedad antioqueña, que es tan conservadora, permitir el diálogo sin llegar a causar quebrantamientos familiares”.

“El niño, como ser no racional, tiene que obedecer mientras aprende a decidir por sí mismo. Capacidad que muchas veces les es desconocida, incluso a quienes ya están en la mayoría de edad”. Alejandra Ríos. “Todo lo que huela a disenso es sospechoso. No hay lugar a puntos medios”. Sebastián Ospina.


REPORTAJE

CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

11

CUERPOS VIOLENTADOS, MUJERES INVISIBLES Juliana Gil Gutiérrez / julianagil95@gmail.com Melissa Álvarez Correa / meli.korrea@gmail.com

Reciben piropos y no se sienten halagadas; son tocadas, tildadas de “reina”, “barbie”, “mamacita” y “belleza”. Muchas sufren violaciones por causa del acoso callejero… cosa de todos los días. “Caminaba con mi mamá por Itagüí, cerca de la Clínica Antioquia. Yo sentí que alguien me tocó la nalga y no solamente me la tocó, sino que me metió el dedo. Me quedé en shock y me puse a llorar”. Esta historia, relatada por Paola Valencia Pineda, estudiante de Derecho de la Universidad Santo Tomás, quien fue violentada cuando tenía 13 años de edad, da cuenta de los abusos de los que son víctimas las mujeres en las calles. “Ese día vestía una falda media pierna azul y una camisa rosada de tiritas, no puedo olvidarlo, las prendas quedaron grabadas en mi memoria”. Paola Valencia cuenta que el hombre que la tocó siguió caminando normalmente, como si nada hubiera pasado y que su madre –cuando descubrió lo sucedido– golpeó al agresor por la ira que le ocasionó ver indefensa a su hija. El acoso callejero es más común de lo que se cree. Sin embargo, el marco jurídico colombiano no lo ha tipificado como un delito en contra de la mujer, es decir, como acoso. Según la fiscal María Adela Acevedo, del Centro de atención integral a las víctimas de abuso sexual –Caivas–, “para que se considere acoso sexual, tiene que existir autoridad, poder o alguna posición laboral que permita doblegar a la otra persona”. Acevedo agrega que si la otra persona es un “igual” –es decir que no cumple con la relación de poder o presión–, no se configura en acoso. Lo que sí consideran las leyes colombianas es el acoso de forma verbal con fines sexuales no consentidos, pero con las mismas condiciones de superioridad del victimario, es decir, con autoridad o poder sobre su víctima. “Tiene que haber una forma de presionar a la víctima”, afirma la fiscal y comenta que dichas formas se presentan, principalmente, en los ámbitos familiar y laboral. En el acto sexual violento, la persona toca a su víctima con el uso de la fuerza. Pero, de acuerdo con la fiscal: “es una conducta que no deja huella porque son tocamientos”. Esto genera que las personas que sufren agravios, que no son reconocidos como delito, se sientan desprotegidas por la sociedad y la justicia colombianas.

Víctimas y consecuencias “Tenía 8 ó 9 años de edad, estaba en El Hueco con mi papá, cuando un señor pasó rápidamente y tocó mis senos; no había mucho que coger, estaba en crecimiento. Años después, en la Feria de las Flores, un desconocido tocó mis pechos y deslizó su mano por mi abdomen aprovechando el tumulto que se formaba en el lugar”, cuenta una víctima de acoso callejero que ahora es mayor de edad y ha pedido no revelar su nombre. Ella asegura que el hecho le causó más risa que rabia, pero esto no eliminó el

Hasta mayo de este año, 11 delitos de acoso sexual han sido denunciados en Medellín, mientras que en 2013 se reportaron 48 casos, de los cuales solo uno ha sido judicializado. Foto: Carolina Betancur.

sentimiento de amargura que deja ser tocada sin consentimiento. Para Luz Natalia Ocampo Mejía, psicóloga del proyecto Buen vivir, de la Secretaría de Inclusión Social y Familia de Medellín, la violencia sexual contra la mujer incluye tanto los actos de acoso –“piropos” y tocamientos– como el acceso carnal violento. “Las consecuencias que este tipo de episodios deja en las víctimas no son generalizables, sino que dependen de la historia personal de la afectada y el malestar que genere”, asegura Ocampo Mejía y agrega que “el mismo hecho puede producir un impacto negativo en una mujer, mientras que en otra puede no tener relevancia”. Cuando el acoso impacta negativamente a la víctima, quedan trastornos de estrés postraumático que requieren de tratamiento psicológico para tratar las repercusiones del hecho. Además, en algunas mujeres, es pertinente el acompañamiento de familiares y amigos, mientras que otras optan por el silencio. Manuela Bustamante Restrepo sufrió uno de estos episodios a los14 años y en compañía de su madre: “Caminaba con mi mamá por el barrio Laureles cuando se nos acercó un carro con varios hombres que me decían cosas. Ella me acurrucó y salimos corriendo, pero el carro siguió persiguiéndonos por varias cuadras, hasta que llegamos donde un celador. (…) Al parecer, quienes manejaban el carro ya habían sido sindicados de robos y desapariciones de mujeres”, agrega Bustamante sobre el episodio.

Las características de algunos ataques sugieren que frente al problema hay una preocupante pasividad: “Estaba en un teléfono público del barrio Carlos E. Restrepo cuando pasó un hombre y me agarró la nalga…entré en shock”, cuenta Catalina Rodas Quintero, víctima de acoso. “Lo único que pude hacer fue gritarle al agresor: ‘¡Respete, es mi cuerpo!’”. Catalina no sólo fue tocada, sino que sufrió la indiferencia de las personas que fueron testigos del hecho. “La gente se dio cuenta, la gente veía…y la gente no hacía nada”, relata.

Mujeres en acción A veces, las víctimas emprenden acciones en pro de los derechos de la mujer, por el respeto e independencia para decidir sobre su cuerpo. “Preferí no callar, así superé el hecho, y actuar para que la gente entienda que esto no puede seguir pasando. Es mi cuerpo y yo decido”, asegura Catalina Rodas Quintero, quien se unió a la confluencia Mujeres para la acción pública. Este movimiento agrupa organizaciones en pro de los derechos de la mujer. Para Laura Blandón Naranjo, una de sus líderes: “Es necesario romper la naturalización del acoso, razón por la que algunos piensan que es normal. Todas hemos sido víctimas en algún momento: los piropos y las miradas hacen parte del acoso”. El colectivo Las muertes chiquitas es otra experiencia de un grupo de mujeres que lucha por sus derechos. Sus integrantes realizaron El corsé invisible, un cortometraje que muestra los estereotipos hacia la mujer y el acoso callejero. Según sus integrantes: “surgió de algunos talleres y reflexiones donde nosotras mismas nos convertimos en los sujetos de estudio, en esa “otra” desde la cual queríamos construir”. Actualmente, se toman algunas medidas en el país para la protección de las mujeres en lugares públicos. En Bogotá se dispusieron cazadoras de acosadores, mujeres que se camuflan entre los usuarios del sistema Transmilenio para atrapar a los presuntos victimarios. Esta iniciativa sufrió muchas críticas, como las que realizó Piedad Bonet en su columna de El Espectador, en la que sostiene que esto era exponer mujeres para salvar mujeres. Tanto este mecanismo, como la línea 123 Mujeres, no siempre son efectivos para las denuncias, motivo por el cual las mujeres, en su mayoría, callan y deciden asumir su dolor y salen a la calle con zozobra. Por esto, la pregunta sobre la protección de los derechos de la mujer aún espera respuesta y acción de las autoridades.

“¿POR QUÉ DEJAR QUE LA MUJER SEA UN OBJETO QUE EL HOMBRE PUEDE TOCAR E IRSE?” Aunque en algunos casos los comentarios parecen risibles, todos encierran agresiones que igualmente socavan la dignidad de las mujeres: “Estaba manejando y un tipo me dijo: ‘Mi amor suelte esos cambios que aquí está su palanca’”. Mujer de 19 años. “Un señor empezó a seguirme por la calle y me gritó: ‘Uy, mami, usted es la leche para este café’”. Cuenta Carolina Mazo, una joven que –además de piropos de este estilo– también ha recibido propuestas de matrimonio de desconocidos en las calles. “Hace unas semanas caminaba por la 70 cuando un señor comenzó a decirme cosas obscenas, mientras me perseguía”. Ximena Cardona, estudiante de Licenciatura en inglés-español.


12

REPORTAJE

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

LA CARA QUE NO SE VE DE LAS VÍCTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO Paola Atehortúa Duque / paola.ad25@gmail.com

La violencia genera efectos que no sólo se extienden a los allegados de quienes sufren la agresión. A la pérdida se suman otras adversidades que aumentan el impacto de la situación y hacen que el perdón parezca más una utopía y cualquier intento por remediar el trauma toda una proeza. Los efectos sicológicos de la violencia son una de las huellas menos visibles del conflicto que padecemos. María Consuelo García es víctima del conflicto armado colombiano. Hace 16 años su hijo, Darwin Andrés Sánchez García, desapareció junto con sus amigos Carlos Mario Llanos y Gustavo Adolfo Cardona. Desde ese momento su vida ha sido un calvario, un ir y venir de angustia y zozobra. “Cada día se siente más la ausencia de ese familiar. Desaparecer de esa manera tan injusta. Quizá una enfermedad o un accidente son más comprensibles, pero ser negociado y asesinado para obtener unos cuantos beneficios… y la tortura sicológica son inaceptables”, afirma Consuelo García. Su hijo es uno de los 1.083 casos de “falsos positivos”, homicidios cometidos por miembros de la fuerza pública a civiles, registrado en la base de datos del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). “Él salió de paseo con sus amigos hacia Cartagena, sin pensar que ese sería su último viaje. Pero los muchachos se gastaron la plata para el regreso, por lo que decidieron “echar dedo” hasta Medellín y fueron remolcados por un carro hasta Caucasia, donde se quedaron en los pasillos de un hotel descansando para continuar su camino al día siguiente. Pero nunca más se tuvo rastro de ellos”, cuenta Consuelo. ¿Qué le pasó? ¿Quiénes fueron? ¿Está muerto? ¿Dónde está su cuerpo? ¿Lo torturaron? Fueron las preguntas que surgieron en medio del dolor de la madre. “Yo guardaba la esperanza de verlo nuevamente junto a mí, así como pasa en la televisión, que después de 15 años los seres queridos regresan a casa”. Sin reporte de los jóvenes, Consuelo se contactó con todas las entidades estatales, pero las acciones no eran inmediatas y la lentitud en el proceso la frustraba. Entonces decidió realizar la búsqueda ella misma, visitó pueblos, recorrió hospitales y sitios de drogadicción y no descartó ninguna posibilidad. No obtuvo respuestas.

“El proceso de reparación en estos casos se basa en reparar `lo irreparable´, el daño causado no puede borrarse por la dimensión desbordante del dolor”. Centro Nacional de Memoria Histórica.

De acuerdo con la Unidad de atención y reparación integral a víctimas, este año se registraron en nuestro país 6 millones de personas víctimas de masacres, secuestros, desaparición forzada, tortura, desplazamiento, minas antipersonales, entre otros actos violentos que atentan contra el Derecho internacional humanitario y transgreden los Derechos Humanos. La cifra presentada revela el sufrimiento, incertidumbre e impotencia de las víctimas y sus familias, por la falta de verdad y justicia. Para la sicóloga de esta Unidad, Gloria Amparo Flórez Zapata, “el malestar emocional y espiritual comienzan a generar inestabilidad en el individuo, quien no encuentra respuestas y tropieza con sentimientos de dolor y culpa, cuestionamientos sobre el sentido de la vida, decadencia económica, estados de rabia y confusión ante la indiferencia estatal y social”. “Uno en medio del dolor cree cualquier cosa y se le nubla el pensamiento. Es capaz de entregar todo con tal de volver a tener a su hijo. Empeñé mi casa para comer y pagar los viajes de búsqueda”, afirma Consuelo. Durante la búsqueda se presentó un delincuente que fue vigilante de los jóvenes y aprovechó la situación para pedir dinero por la información que recolectó cuando los tuvo en cautiverio. Sin embargo, su intento no resultó y, por el contrario, se convirtió en un testigo clave para encontrar, 10 años después, que los cuerpos fueron presentados como bajas guerrilleras. Gloria Amparo Flórez dice que: “en el caso de delitos por desaparición la carga sicológica es constante”. El proceso tiene varias etapas que someten a los familiares a situaciones de desesperación por la poca colaboración y lentitud del Estado. Esperar significa perder la posibilidad de descubrir la verdad. Según el informe del Centro nacional de memoria histórica (CNMH) sobre los Impactos sicosociales de la desaparición forzada: “al no existir acciones efectivas por parte de entes gubernamentales, las víctimas se centran en la búsqueda, su proyecto de vida está oriendado a una única razón de ser: saber qué pasó con su esposo o hijo. Todos los esfuerzos se concentran en el hallazgo de los cuerpos y la superación de la impunidad”. “Nosotros hicimos todo por encontrar a nuestros hijos y traerlos de vuelta, nos convertimos en los investigadores más intensos en medio de la dificultad económica y la debilidad anímica”, expresa Consuelo García.

La desinformación y los vacíos en los procesos de investigación de los casos de violencia, dificultan la recomposición de la vida de las personas y familias afectadas por los mismos. Foto: Paola Atehortúa Duque.

Atención y asistencia humanitaria a las víctimas Desde que fue expedida la Ley 1448 de 2011, el Gobierno Nacional creó una entidad especial llamada Unidad de atención y reparación integral a víctimas, que se encarga de direccionar la política pública de atención y actualmente cuenta con una amplia cobertura en todo el territorio nacional. Este organismo pretende garantizar el cumplimiento del derecho a una reparación integral mediante la implementación y coordinación de programas que van más allá de ofrecer compensación económica, pues acogen las consecuencias emocionales, sociales y culturales de la victimización, para contribuir en la transformación del proyecto de vida y restaurar las heridas causadas. Dicha Unidad estudia y aplica medidas destinadas a remediar, mitigar y resarcir las violaciones a los Derechos Humanos y restablecer la dignidad del individuo. “La persona tiene derecho al acompañamiento sicosocial con asesoría jurídica, atención sicológica individual y grupal”, manifiesta Flórez. Pese a esto, Consuelo considera que estos procesos son un autocastigo: “porque yo no he podido entender lo que pasó. Para mí, lo más importante es que la muerte de mi hijo no quede impune. Iré hasta el final. Mi meta es que todo el que estuvo involucrado en la desaparición, secuestro y muerte, pague”.

“Nosotros hicimos todo por encontrar a nuestros hijos y traerlos de vuelta, nos convertimos en los investigadores más intensos”. Consuelo García. “El proceso de reparación en estos casos se basa en reparar `lo irreparable´, el daño causado no puede borrarse por la dimensión desbordante del dolor, el sufrimiento causado y lo inexplicable del hecho violento. Además, los familiares son sometidos a mantener un duelo suspendido y un dolor permanente”, sostiene el informe del CNMH. Pese a las medidas que creó el Gobierno para prestar acompañamiento jurídico y sicosocial, los procesos son tan largos y lentos que se demoran en lograr que se haga justicia y que reine la impunidad. Es tanta la decepción con el sistema estatal por el incumplimiento al derecho de la verdad sobre las circunstancias y razones de los hechos de victimización, que se quebrantan su confianza y su respeto. “Yo siento un profundo asco por los entes gubernamentales, su corrupción ha causado la muerte de muchos inocentes. La justicia poco colabora, si usted no aporta, la ley se queda quieta”, concluye Consuelo García.


CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

REPORTAJE

13

RECONCILIACIÓN, PERDÓN U OLVIDO: DECISIÓN DEL LECTOR Juliana Carvajal Castrillón / juliana.carvajal.castrilon@gmail.com

¿Hay historias de reconciliación en la literatura colombiana? Si bien parece que no se tratan directamente los temas de reconciliación y perdón en sus historias, éstas son alternativas que resultan de la experiencia de cada lector, quien elige y materializa su experiencia. Es cierto que el arte, en este caso la literatura, no es necesariamente un reflejo fiel de la realidad, pero también es cierto que esa brecha no es insalvable porque, inevitablemente, las obras artísticas son artefactos culturales situados histórica y socialmente al igual que sus autores. En Colombia, como en muchos otros países, el arte ha sido un medio de protesta, de reflexión y reflejo de su inquietante realidad. Por su lado, la literatura ha estado fuertemente influenciada por el conflicto que ha padecido el país desde los años 50, desde la llamada época de La violencia. Liberales y conservadores, guerrilleros, paramilitares y soldados, narcotráfico y corrupción, desplazamientos y desapariciones, víctimas y victimarios, guerra y horror son puntos recurrentes en la literatura de ficción que parte del conflicto colombiano como referente. Pero, más allá de la guerra misma, ¿hay lugar para el perdón y la reconciliación en esas historias? Según María Lucía Méndez en Revisión de la literatura especializada en reconciliación¸ las primeras referencias a la reconciliación en el contexto del conflicto armado en Colombia se dieron durante el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) como herramienta de su programa de construcción de paz y, a partir de esto, los títulos que menciona como literatura especializada en reconciliación están dentro del marco de programas de gobierno o de otras disciplinas que distan de la literatura de ficción como tal: poemas, cuentos o novelas. Como su nombre lo dice, es literatura de ficción, por tanto, no está obligada a contar todo lo que pasa en la vida misma. Pero, si hay lugar para contar el conflicto desde sus puntos más álgidos, ¿por qué parece no haberlo para la reconciliación y el perdón? ¿Qué puede decir eso tanto del país como de la literatura que produce? Desde su experiencia como escritor y como lector, el periodista Alberto Salcedo Ramos afirma que el tema del conflicto se aborda desde la guerra misma porque cuenta los horrores, las escaramuzas de tipo bélico, los disparos, las muertes “(…) pero no me parece que el punto de la reconciliación y el perdón esté abordado de manera sistemática y recurrente en nuestra literatura de ficción”. Si para la Comisión nacional de reparación y reconciliación (CNRR), la reconciliación consiste precisamente en “dar rápidamente vuelta a la hoja de la violencia”, ¿la literatura no ha dado vuelta a esa hoja?

¿Literatura de desesperanza? Ramón Pineda, periodista de la Universidad de Antioquia, especialista en Estudios urbanos y quien dicta cursos de periodismo literario hace más de una década, dice que la literatura colombiana no es de esperanza (hablando del conflicto) sino que, más bien, es catastrófica y desesperanzada. “Parece que no tenemos tiempo para el optimismo ni para la reconciliación”, afirma. Esto puede deberse al desinterés de sus autores porque así sea o a que, quizá, en nuestra realidad, aunque parezca estar de moda hablar de estos términos, aún no se evidencian acciones colectivas en las que se materialicen. Como dice la Doctora en Antropología, Myriam Jimeno, a la novela no se le puede pedir verdad histórica pero sí puede crear verdad interpretativa, pues aunque sea definida como una ficción, ésta “recoge y transmite de cierta manera los acontecimientos, refleja las preocupaciones y los afanes de la sociedad, está embebida en las orientaciones culturales del momento y, además, ofrece una interpretación, un lente para valorar lo ocurrido”. La literatura trata de hacerle preguntas al universo: “y supongo que los escritores prefieren el conflicto que la trama en la cual el conflicto ya se presenta resuelto; no sólo en cuanto a la guerra, sino al conflicto narrativo que se plantea a través de un problema. Por eso, parece mejor hablar de desamor que de amor, de un perdedor que de un ganador, porque es más atractivo para el que narra”, afirma Salcedo Ramos. “Entonces, aunque suene antipático, la literatura de ficción no tiene un compromiso con las buenas intenciones, con las víctimas, el perdón y la reconciliación, si lo tiene es por decisión del que narra”, añade. A propósito de esto, Jimeno realizó un estudio que analizó cinco novelas escritas entre 1946 y 1966, los llamados años de La violencia, en el que se evidencia que la verdad sólo se asumió mediante literatura y no se tradujo en justicia o reparación. “(…) estas novelas circularon de mano en mano sin que hubiera nunca un proceso público y claro de ventilar lo ocurrido y de sanar las heridas”, sentencia.

Desde el lector Jeihhco, gestor cultural de una de las zonas más afectadas por el conflicto en la ciudad, la Comuna 13, expresa que muchas veces, de acuerdo con lo que plantea Salcedo Ramos, encuentra que

La presencia de relatos de reconciliación en la producción literaria está dada más por la experiencia de cada lector que por la propuesta de las obras en nuestro contexto cercano. Ilustración: Laura María Cañas.

en esa literatura de ficción se narra sólo por la estética literaria: “siento que no hay perdón, que no hay reconciliación; ni en esa que llaman de ficción ni en esto que le dicen realidad. Por el contrario, hay rabia, hay mucho rencor”, y cita a uno de sus autores favoritos, Héctor Abad Faciolince, en su columna Acuérdate de olvidar: El rencor es una especie de alimento de la memoria: las víctimas suelen ser rencorosas, así no tengan intenciones de venganza. Los animales recuerdan el sitio donde fueron apaleados, donde recibieron un corrientazo; le temen a ese sitio, lo evitan. A los que hemos sufrido un golpe nos pasa lo mismo. Que no se trate el conflicto desde la perspectiva de la reconciliación, la sanación o el perdón, le hace concluir a Karen Acero, estudiante de Derecho y miembro del club de lectura para jóvenes y adultos de la Biblioteca Pública Piloto, que “quizá no se habla de ello porque ni lo conocemos en acciones, no somos un país reconciliado, somos un país que prefiere olvidar, y eso no está mal”, que hay muchos vacíos, por ejemplo, en las leyes de reparación a víctimas y otras situaciones de país que impiden que esa reconciliación sea contada como un logro totalmente colectivo. Por su lado, Juan Fernando Oliveros, politólogo de la Universidad de Antioquia, desde su experiencia como asiduo lector de literatura colombiana, opina que “si el autor propone escenarios de violencia difícilmente uno va a pensar en paz y perdón, pero hay historias que, aunque no lo muestren explícitamente, le dejan a uno un sabor más optimista, pero eso depende entonces de qué entienda y qué decida cada cual”. Esto guarda estrecha relación con uno de los planteamientos de la

CNRR de que “la reconciliación pertenece a la esfera de lo personal”, y con lo que dice el periodista y escritor Reinaldo Spitaletta, para quien, más allá de que la literatura no trate explícitamente este tema, quien legitima el discurso de violencia es el propio lector: sus experiencias, su capacidad para sanar, el estado de su espíritu, etc. En cuanto a la literatura, entonces, la reconciliación y el perdón, como muchas opciones, son una decisión a partir de la experiencia en la que algunos querrán venganza mientras otros hallan el perdón. O en la que, muchos otros, como Abad Faciolince, optan por olvidar porque, como dice Borges, “el olvido es la única venganza y el único perdón”.

Déjame, pensamiento. No más, no más, memoria, que mi pasada gloria conviertes en tormento y de este sentimiento ya no quiero memoria, sino olvido; que son de un bien perdido, –aunque presumes que mi mal mejoras– discursos tristes para alegres horas. Lope de Vega


14

INFORME

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

EL CINE DE LA RECONCILIACIÓN Carolina Correa Cano / carolinacc986@hotmail.com

Por su capacidad de representar con fidelidad el contexto en el que aparece, el cine resulta un aliado en los procesos de reconciliación y de perdón que necesita nuestro país. Análisis en tres episodios. Para que una reconciliación sea verdadera todas las partes deben ceder un poco. Así lo plantea Leonel Narváez Gómez, presidente de la Fundación para la reconciliación, entidad que busca incluir el perdón en la construcción de la paz en Colombia. En relación con este propósito, Henry Herrera, docente de Ciencias Estratégicas de la Universidad Nacional, señala que el intento por educar a un país no puede ser un proceso donde se excluyan entre sí las instituciones sociales. Estos retos necesitan del trabajo colectivo de instituciones influyentes, entre las que se encuentran la familia, la escuela y los medios de comunicación. Aparece así la importancia del cine, con su capacidad para representar al pueblo y a sus realidades. Como lo escribe el director colombiano Lisandro Duque en su libro La inexistencia del cine nacional, un genocidio cultural: “Suprimirle el cine a un país es como ordenar por decreto el retiro de todos los espejos de los baños y de todos los vidrios de las calles para que nadie pueda verse a sí mismo. Y eso genera violencia”. Desde finales de la década de 1990, el cine colombiano se puso como tarea narrar soluciones alternativas al conflicto nacional, en donde todas las partes abandonaran su zona de confort para llegar a un acuerdo. Algunos cineastas colombianos, en cabeza de Sergio Cabrera, decidieron abandonar la narrativa común presente en las producciones nacionales, desde donde se privilegiaba sólo a un actor del conflicto. Jerónimo Rivera, investigador del campo audiovisual, explica que este cambio se dio de manera gradual, a la vez que la situación social se complejizaba. “Era necesario encontrar un cine no tan comercial que permitiera a los directores tomar partido frente al conflicto y mostrarlo desde las perspectivas no tradicionales”. Así, ya no se habla sólo de largometrajes de ficción sino de una corriente en la que las películas son un híbrido entre documental y ficción de las que el público no tiene por qué esperar personajes cien por ciento buenos o malos. Otros directores como Ciro Durán y Ciro Guerra, se han encargado de extraer detalles para mostrar otro reflejo del país, que ahora sirve como ejemplo para los procesos de reconciliación. A continuación se enuncian algunos ejemplos de esa expresión de nuestro cine:

1998: Golpe de estadio “Usted lo que necesita es un río con tres orillas”, menciona uno de los protagonistas de la película, y Sergio Cabrera lo consigue: un tercer costado del río que une a dos bandos enfrentados. Lo que aquí se muestra es la lucha constante entre el Ejército colombiano y un grupo armado ilegal por la disputa de una torre de petróleo, en épocas en las que se juegan las eliminatorias del Mundial de Fútbol de 1994.

“Para que una reconciliación sea verdadera todas las partes deben ceder un poco”. Leonel Narváez Gómez. “La guerra se soluciona sólo cuando cambiamos por dentro”. Ciro Durán.

Ambas tropas demuestran que Colombia puede cambiar su historia, que militantes legales e ilegales también tienen pasiones en común para trabajar unidos. En esta historia se trata de reparar el único televisor del pueblo para ver el partido frente a la selección argentina que terminaría 5-0. Cada anotación representa un paso hacia la humanización entre quienes siempre se han desafiado. Y cuando ya todos son personas, se La producción audiovisual hace un aporte importante a los procesos de memoria y abrazan, se besan, candeliberación en torno al conflicto que ha vivido Colombia por décadas. tan el himno de su país Foto: Joaquín Gómez Meneses. con el mismo orgullo y hacen una tregua que se extiende hasta después del traje, los embajadores y los miembros del M-19, que partido. habían protagonizado el suceso real se reunieron para ver su historia en la pantalla grande. Ahí se comprobó que el perdón alcanzado por ambos grupos fue verdadero: no hubo tensiones ni desacuerdos, sólo curiosidad por conocer al fin los rostros de quienes llevaban pasamontañas durante la toma. Y se sabe que varios de ellos, ahora exguerrilleros, forman parte del escenario político del país.

“Suprimirle el cine a un país es como ordenar por decreto el retiro de todos los espejos de los baños y de todos los vidrios de las calles para que nadie pueda verse a sí mismo. Y eso genera violencia”. Lisandro Duque.

2000: La toma de la Embajada Del 27 de febrero al 27 de abril de 1980, 12 miembros del M-19 secuestraron un grupo de diplomáticos en la embajada de República Dominicana, ubicada en Bogotá. 20 años después, Ciro Durán produce un largometraje fiel a lo que ocurrió en esos 61 días. El día en que se estrenó la película Durán ofreció una conferencia de prensa en la que expresó que “la guerra se soluciona sólo cuando cambiamos por dentro”, una idea que plasma a lo largo de la película. Aunque la toma del edificio ocurre de una manera violenta e incluye a un guerrillero muerto, los hechos van tornándose más amables en la medida en que guerrilleros y políticos entienden que atraviesan por una convivencia más que por un secuestro temporal. Surgen relaciones que no son necesariamente de apoderados y sometidos, sino de seres humanos que sienten hambre, frío, tristeza y desesperación. Entonces, la salida a todo ese sufrimiento viene representada en el trabajo que puedan realizar en conjunto, para lograr que se escuchen las peticiones tanto de diplomáticos como de combatientes. Los militantes, entonces, sabían que debían dar un trato más sensible a los secuestrados y los políticos entendían que con su cooperación los días se harían más fáciles. De esta manera, se narra un conflicto que encuentra solución sólo cuando las partes involucradas renuncien a sus intereses particulares para lograr la conciliación. Como lo informó el diario El Tiempo el 25 de diciembre de 2000, día en que se estrenó el largome-

2006: La sombra del caminante En una entrevista para el programa Realizadores, de Prisma TV, en el año 2010, Ciro Guerra comentó que con esta película quería acercarse a “un cine que fuera real, que fuera en la calle, que reflejara lo que estábamos sintiendo en ese momento con la situación política tan compleja que se estaba viviendo”. Era una época de desplazamiento hacia las ciudades debido a la guerra que ocurría en las zonas rurales. Allí aparecen los dos protagonistas: un exguerrillero y un hombre que en su juventud había sido forzado a abandonar la casa que habitaba junto a sus padres en el campo. Sólo en la gran capital ambos se reencuentran sin saber que uno había sido alguna vez víctima del otro. Uno trata de huir de un pasado doloroso; otro, de purgar la crueldad con la que vivió tanto tiempo y se dan la mano porque son migrantes solitarios sin nada más qué perder. Hasta que encuentran que están unidos y separados al mismo tiempo por sus historias: el joven que vio morir a sus padres y el que perdió una pierna cuando la guerrilla atacó su casa, era ahora amigo del excombatiente que había perpetrado el crimen. Sin embargo, no se extingue la amistad. En la película importa más el hecho de aceptar los errores y de tratar de redimirlos que el de haberlos cometido y no haber aprendido nada de ellos. Al final, es el perdón sincero lo que les permite cambiar la historia a los dos protagonistas. Estas son apenas tres muestras de lo que parece un deseo expresado a través de la producción artística. Como comenta la investigadora audiovisual Sandra Ruiz: “ el cine ha podido traer a la contemporaneidad la posibilidad de mirarse atemporalmente en sus modelos de comportamiento, generando todo los posibles aquí y ahora, a manera de espejo que devuelve las imágenes de lo que somos, fuimos y seremos”.


CRÓNICA ANÁLISIS

CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

15

CUANDO LA MODA TRASCIENDE LÍMITES Cristian Camilo Castro Bolívar / Ana María Gómez Rendón / Alejandro Vallejo Torres / periodico.contexto@upb.edu.co

Detrás de los vestidos y los tacones, de los negocios cerrados y de las cifras positivas que anualmente alcanza la Feria, hay espacios para nuevos diseñadores y la presentación de productos de ardua investigación. Una mirada en frío a la trascendencia de este espacio. Durante los 25 años en los que se ha realizado la Semana de la moda de Colombia se han presentado una serie de acontecimientos y cambios que afecta la concepción de este evento y su acogida. La época de los carteles del narcotráfico, por ejemplo, afectó de manera global toda la industria moda porque dejó millonarias pérdidas. Los estigmas con los que Colombia y, particularmente Medellín, cargaban entonces, se convirtieron en un obstáculo para el crecimiento de la Feria. Esto se evidenció en la ausencia de compradores extranjeros durante las primeras versiones. Actualmente se vencieron los obstáculos que impusieron en su momento el miedo y la muerte. Muestra de ello fueron los 1.552 compradores de 53 países diferentes que visitaron los diversos stands durante los tres días de la Feria este año. Comentarios como: “Medellín se ha ido preparando cada año más y mejor para realizar eventos de la talla de Colombiamoda” y “la moda es otra de las razones por las que ahora reconocen a Medellín, tanto dentro del país como en otros lugares del mundo”, fueron recurrentes entre los visitantes y participantes de la Feria. En los tres días en que la moda se tomó la ciudad, alrededor de 670 marcas estuvieron presentes en la muestra comercial organizada en los diferentes pabellones del recinto.

Los tableros de la moda Además de ser una plataforma para los negocios y la muestra comercial, Colombiamoda es un evento que ha logrado cambiar los estigmas internacionales que recaen sobre la urbe puesto que contribuye con la marca Ciudad innovadora que construye Medellín para presentarse al mundo desde una óptica distinta a la del narcotráfico: emprendimiento social y comercial. Precisamente, uno de los elementos que potenció el cambio del imaginario internacional sobre Medellín fue el desarrollo del Pabellón del conocimiento, organizado por Inexmoda y la Universidad Pontificia Bolivariana, un espacio de estudio y reflexión sobre los

“En los diferentes espacios de Colombiamoda los nuevos diseñadores pudieron medir el nivel de aceptación de su propuesta ante sus posibles clientes”. Carlos Botero.

Con cerca de $308 millones de dólares en posibilidades de negocios, la feria superó los resultados del 2013 en un 23%. componentes culturales de la moda en el panorama nacional e internacional, en el que más de 12 mil personas, de manera presencial y 27 mil, vía streaming, lograron adquirir de manera gratuita actualizaciones en lo último que ofrece la industria de la moda y de las investigaciones recientes frente al tema.

La experiencia Colombiamoda Las reflexiones que elaboraron los asistentes al Pabellón del conocimiento pasaron de la academia a las pasarelas y de allí a los negocios firmados porque demostraron que la apuesta ahora no es por el producto sino por lo que hay tras él: por su valor agregado como marca. Las marcas tienden a apropiarse de la conceptualización humana de la realidad, se acercan a los seres humanos con rasgos muy característicos de su personalidad y logran crear una conexión estrecha con el usuario. De esta manera se puede entender la concepción de la personalidad de marca y cómo pretende posicionarse en la mente del consumidor. Actualmente, en el mercado no se están vendiendo productos sino marcas. Una marca ahora vende experiencias y sensaciones que, al final, satisfacen alguna necesidad del consumidor. Ese es su valor agregado, el que hace que el usuario la prefiera sobre la competencia. Por lo anterior, para lograr que la Feria tuviera éxito y cumpliera con su propósito, fue menester comprender el reto que cada empresa tenía para brindar en tres días una experiencia única en la que esa personalidad de marca, que se va formando con los años o que apenas se está estableciendo, produjera una conexión con los visitantes y permaneciera por largo tiempo en la percepción de los usuarios. “En igualdad de condiciones, se prefirieren las marcas con las que nos sentimos más cómodo, cercanos y comprendidos. Se prefiere hacer negocios con personas y marcas en las que se confía”, y esa fue la característica comercial más importante Colombiamoda 2014, según David Gómez Gómez, bloguero y director de www.bienpensado. com y uno de los seis Master consultant de duct tape marketing que existe en el

Diseño de la chocoana Lía Samantha en el NonStop de Colombiamoda 2014. Colores, estampados y texturas inspirados en sus raíces afroamericanas. Foto: Alejandro Vallejo Torres.

mundo -es decir, el máximo nivel alcanzado en el uso e implementación de la metodología del mercadeo-. El balance de la Semana de la moda muestra cómo el progreso continuo que la industria textil, de la mano con el mercadeo y marketing, han dado excelentes resultados, y cómo las marcas colombianas tienen ya una personalidad establecida y cada vez logran trascender más límites

Trampolín hacia el mundo de los vestidos y las inversiones La premisa de esta edición de Colombiamoda fue: “trascender límites y destacar el talento emergente colombiano”, por lo cual, uno de los mayores saldos positivos del evento fue que los diseñadores jóvenes pudieran mostrar a todos los asistentes sus proyectos con el propósito de alcanzar la madurez profesional necesaria para enfrentarse a la industria de la moda. “En los diferentes espacios de Colombiamoda los nuevos diseñadores pudieron medir el nivel de aceptación de su propuesta ante sus posibles clientes y adquirir mayor experiencia en cuanto a las dinámicas reales del mercado”, afirmó Carlos Eduardo Botero, presidente ejecutivo de Inexmoda. Hubo tres espacios de la feria pensados únicamente para brindarles la oportunidad a los diseñadores emergentes de mostrar su talento: “Latino-

HAGA CLICK Conozca nuestras notas especiales sobre Colombiamoda 2014 en: periodicocontexto.wordpress.com américa habla fue el primer paso para iniciar una carrera de crecimiento en el mundo del diseño, luego, aquellos que contaban con un lenguaje renovado y urbano se hicieron presentes en El cubo y, finalmente, los talentos emergentes con un camino recorrido hicieron parte de la primera edición del NonStop. De esta manera, las pasarelas se convirtieron en escenario de visibilización”, explicó Luz Adriana Naranjo, directora de Transformación estratégica de Inexmoda. Cada colección presentada en las pasarelas estuvo marcada por un proceso de inspiración, investigación, conceptualización, diseño y creación; esto se evidenció tanto en las reflexiones del Pabellón del conocimiento, como en cada desfile, donde los creativos explotaron lo mejor de sí para atraer al exigente público. El saldo final de la Feria es que diseñadores, modelos, organizadores, periodistas, bloggers, fotógrafos, expositores, compradores y todas las personas que están detrás de la industria de la moda estuvieron involucrados en construir un complejo que hizo referencia al ambiente textil que Medellín respira por tradición con el objeto de posicionar a Colombiamoda como la Semana de la moda de América Latina.


16

REPORTAJE

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 44 Agosto-Septiembre 2014

CLAROSCUROS DE LOS PARQUES PARA EL RÍO MEDELLÍN Mariana Bohórquez Uribe / mar.b.uribe@gmail.com

“El Parque botánico del Río Medellín es un proyecto de intervención y renovación urbana que busca convertir al río Medellín en el principal escenario de la ciudad. Un espacio para el encuentro y el esparcimiento que tenga como protagonista a la naturaleza”, según la Empresa de Desarrollo Urbano. La intervención de la ribera del río Medellín está prevista en el Plan de Desarrollo que propuso Aníbal Gaviria Correa cuando fue elegido como Alcalde de Medellín. Su ejecución la lidera un equipo de 41 profesionales en las áreas de ingeniería, jurídica, financiera, social y de comunicaciones. Juan Pablo López asiste la gerencia del proyecto y señala que tiene como objetivos mejorar la movilidad por conectar ciclorutas y rutas peatonales. El segundo objetivo es la renovación urbana, en un proceso similar al del sector Ciudad del Río. El tercero es contribuir en la sostenibilidad ambiental con la creación de un corredor para la fauna que conecte con los cerros Nutibara, Asomadera y Volador. Actualmente habitan 90 especies de aves con dificultades para desplazarse a otros sectores de la ciudad. El cuarto objetivo se refiere al impacto social del proyecto, enfocado hacia el uso del espacio público. Por otra parte, Joel Moreno Sánchez, ingeniero civil, expresidente de la SAI (Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos) y columnista del periódico El Colombiano, asegura que el Parque lineal del río no es una obra antecedida por estudios técnicos, financieros ni ambientales que den una idea de cuánto va a costar ni cuánto tiempo durará la construcción. Juan Pablo López, Asistente de Gerencia del proyecto, responde: “el proyecto sí tiene estudios y diseños de ingeniería, suelos y arquitectura. Estos estudios se encuentran en revisión y ajustes, para su aprobación por parte de las diferentes secretarías”. El alcalde Aníbal Gaviria Correa resume el proyecto en esta frase: “Devolver la vida al río y el río a la ciudad y sus habitantes”. López añade que la idea no es nueva y existen bocetos de Pedro Nel Gómez, de hace 48 años, que ilustran cómo debería ser un jardín en la zona ribereña. Según Ramón Arturo Maya Gualdrón, docente del Área de Historia de la Universidad Pontificia Bolivariana: “hace mucho tiempo sabemos que necesitamos el río como referente para la ciudad; hace algunos años el programa de la Alcaldía, Mi Río, intentó hacer un bulevar con una campaña educativa, pero se acabó. Medellín nació en el río y los comerciantes que venían de Cartagena lo veían como un obstáculo, por esto se rectificó en la década de los treinta”. Andrés Emiro Díez, docente investigador de la Universidad Pontificia Bolivariana en el Área de Transmisión y Distribución de Energía opina que: “el parque tiene su futuro, pero no en este momento. Primero hay que concretar los proyectos de movilidad como el Túnel Verde, el Metroplús del Sur y el Tranvía Ayacucho, y luego se podrían construir parques dentro de la ciudad, lo más importante ahora es proteger las laderas”. “Nosotros no vivimos en una ciudad que se haya extendido por el respeto a su pasado o el deseo de desempolvarlo; los dirigentes de las élites políticas tampoco. Todo el mundo se inventa una historia de acuerdo con sus intereses. La gente de la Alcaldía tiene en este momento la idea montada de que ellos siempre han trabajado en una ciudad planeada. Medellín no ha sido una ciudad planeada, tiene planes de desarrollo, pero cambian con los alcaldes y los del pasado nunca se aplicaron. Esta ciudad funciona de acuerdo con los intereses específicos de gremios muy poderosos en el tema de la construcción. El parque no está en la planeación de ciudad que incluya la salud, la educación, la urbe, el diseño de ciudad; necesitamos ese parque porque es importante reorganizar toda la

Propuestas como la de Medellín han sido implementadas en ciudades como Seúl, Madrid y París. Imagen: Cortesía Proyecto Parques del Río Medellín.

zona del río, pero con criterio de ciudad y no de constructores”, afirma. Andrés Emiro Díez se refiere al costo del que habla la Alcaldía que es de 2.1 billones de pesos. Juan Pablo López explica que el costo total de la obra será de 3.3 billones de pesos más 1.3 billones para operación y mantenimiento en unos veinticinco años. La idea que tiene Parques del Río es estructurar una alianza público-privada o una alianza con recursos privados que permitan financiar el proyecto. El ingeniero López enunció como fuentes del financiamiento del proyecto peajes urbanos, aportes del municipio en obra pública e ingresos comerciales de parqueaderos, locales y otros servicios. Actualmente hay 275.000 millones destinados por la Alcaldía para la primera etapa de construcción de la obra, recursos que provienen de los 1.4 billones de pesos producto de la negociación entre UNE y la multinacional Millicom. Andrés Emiro Díez cuestiona el soterramiento de algunas vías que tiene planteadas el proyecto: “Soterrar las vías implicaría inversiones enormes para que todos los captadores de agua puedan sacarla desde otros sitios, esto no aumentaría la capacidad de transporte y se tendrían velocidades muy bajas por la cantidad de vehículos en la ciudad, además, en los túneles se propagaría la emisión de gases y asfixiaría la conexión con el norte y sur del país”. A estas opiniones, Juan Pablo López, Asistente de Gerencia de Parques del Río afirma: “Si fuera un proyecto sólo de movilidad no estaríamos pensando en soterrar las vías; es un proyecto social, ambiental y de espacio público. Suben los costos, pero pensamos en el futuro de la ciudad, no se piensa soterrar todas las vías, son tramos muy pequeños de la totalidad de la construcción”. En desarrollo de la gestión social asociada con el proyecto, se realizan eventos relacionados con la propuesta de cambio en cuanto a movilidad, uso del espacio público y los recursos ambientales. Uno de ellos es la Feria de la bicicleta. Adriana Cristina Valencia, ingeniera civil que participó en el evento, opinó: “Parques del Río es un proyecto que nos va a acercar a todos como ciudadanos para sentir al río como nues-

tro. Es un proyecto al que vamos a poder tener acceso y convertirlo en emblema”. Pero no todas las personas que viven o trabajan en la zona de influencia tienen información. Alberto Correa Toro, vendedor ambulante, declaró: “La verdad yo sé poco, pero lo que sí sé es que es visualmente muy lindo, pero es el pueblo el que paga diez o veinte veces la obra. Esa plata debería ser invertida en darle estudio a la niñez, acabar con la droga y la prostitución”. Juan Pablo López, explica que el año pasado se realizó una encuesta en la que el 27% de los encuestados sabe algo del proyecto y el 87% sabe o tiene un aspecto favorable del mismo. En el último año, se han realizado 553 actividades con un total de 86.479 personas que han sido informadas del proyecto. Además, el corredor del río Medellín está habitado por una gran cantidad de habitantes de calle. “Yo te puedo asegurar que el habitante de calle está ahí porque quiere o porque tiene un problema de drogadicción que ya es un tema más complejo. Parques del Río se vincula a todos los proyectos de ciudad y de las diferentes secretarías para tratar esta situación”, expone Juan Pablo López. Soe Astrid Palacios Palacios, trabajadora social, especialista en Intervención de Procesos familiares, comenta que la Secretaría de Inclusión social y de familia brinda a los habitantes de calle lugares para que sean atendidos. Dos equipos del Componente de calle pasan por la zona del río dos o tres veces en la semana. Soe Astrid menciona que los habitantes de calle en esta parte de la ciudad aumentaron debido al cierre de las ollas de vicio en sitios como la Avenida de Greiff y la calle Tenerife, por lo que se desplazaron al corredor del río la compra, venta y consumo de droga, además de la prostitución, en especial de personas homosexuales y transexuales. Que se definan los detalles de cada componente es clave para que, como se espera, se logren éxitos como los de intervenciones similares en Seúl (Corea), Madrid (España) y París (Francia), ciudades en las que se ha renovado el uso y significado de zonas aledañas a sus ríos.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.