Contexto Ed. 74

Page 1

PERIODISMO UNIVERSITARIO

ISSN 1909-650X

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo Noviembre - diciembre de 2019

No. 74

Distribución gratuita

MEDELLÍN TIENE OTRO AROMA Las mismas laderas que fueron antiguamente uno de los principales caminos de ingreso a Medellín, desde el oriente, hoy son uno de los principales espacios donde se sostiene la cultura cafetera. En La Sierra —de infame reputación, porque un retrato del peor de sus momentos tuvo una difusión inusitada— toma un nuevo valor el cultivo del café con métodos artesanales, lo que le ofrece sustento a decenas de familias y envuelve de nueva fama este sector de Medellín.

Foto: Martín Villaneda.

En esta edición de Contexto hacemos un análisis sobre la campaña y los resultados de las elecciones para alcalde en Medellín, pensando en los próximos cuatro años. Conozca la importancia que tiene el sonido en la producción audiovisual, la historia de tres ríos que inspiran creaciones artísticas y las luchas de cómics por demostrar su valor como arte.

Lea en Contexto

2

Opinión

Una enseñanza ética En honor al maestro Javier Darío Restrepo

8-9

Este tiempo

¿Independiente Medellín? Lecturas de las elecciones para el próximo cuatrienio

14

Rostros

El Palomo sigue siendo el Rey Su reino son las calles de Pereira


2

Opinión

Una enseñanza ética Héctor Andrés Mendoza Lara / hector.mendoza@upb.edu.co

En honor al maestro Javier Darío Restrepo El ejercicio del periodismo exige unas bases éticas muy sólidas. Kapuściński decía que para ser un buen periodista, primero debemos ser buenas personas. Desde la academia se nos enseña que antes de publicar una noticia pensemos en el público que recibirá la información, que ellos son los más importantes del

Posposconflicto* Santiago Burbano Orozco / santiago.burbano@upb.edu.co

En Colombia está de moda la palabra posconflicto, un término abundante en el tratamiento de los temas relacionados con el acuerdo de paz firmado con la exguerrilla de las Farc. Pero, pese a que su difusión e, incluso, aceptación sean tan amplias en círculos mediáticos, académicos y de opinión en el país, creo que es erróneo ponerle esa etiqueta a nuestra coyuntura.

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

Nov. - dic. de 2019

oficio. Sin embargo, dados los intereses que tienen los medios de comunicación, ¿se mantiene ese ideal de que el público y el bien común son lo primordial al momento de publicar una nota? Un caso muy sonado fue lo que pasó en la revista Semana hace poco. Daniel Coronell, columnista de este medio, denunció que Semana conocía información del posible regreso de los falsos positivos a Colombia y decidió no publicarla. Todo esto ocurrió porque The New York Times sacó un reportaje sobre el mismo tema, con datos concretos que obligaron reacciones del Gobierno y, particularmente, de su ministro de Defensa. Las respuestas concretas sobre responsabilidades en los hechos denunciados por el diario norteamericano siguen pendientes, valga decir. Coronell, cuya columna puso interrogantes sobre censura en Semana, dijo en una entrevista que la publicación se abstuvo de divulgar su investigación por alguna de las siguientes tres razones: falta de diligencia en la verificación de un asunto, que podía definir la vida o la muerte para muchas personas, un error de criterio o que Semana hubiera privilegiado la relación con el Gobierno.

Los medios de comunicación tienen la obligación de publicar información de interés común y sin ningún tipo de sesgo. Así lo dice Victoria Camps, filósofa española, en su libro Paradojas del individualismo: “El interés común tiene la dificultad de que no está ahí esperando guiar nuestras conductas. Hay que descubrirlo, y hacerlo es responsabilidad de cada uno, principalmente, de quienes tienen ese poder especial sobre los demás y que hoy atribuimos justamente a los medios”. En caso tal de que la revista seleccionara la última opción, incurriría en una violación al código de ética. Así lo dicen María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo, en el libro Ética para periodistas: “También indican los principios éticos de los que el periodista es responsable; en primer lugar, ante el público al que se dirige cuando informa; y solo en segundo y tercer lugar, ante los poderes públicos y ante la empresa”. Finalmente, ya es de público conocimiento que las empresas periodísticas, por lo menos en Colombia, pertenecen a grandes grupos económicos. Sin embargo, el gremio de directores de medios debería hacer una reflexión sobre el tipo de periodismo que están haciendo: el que cubre a las élites o el que las descubre.

El conflicto no es algo que deba ser superado o algo que se quedó atrás con la firma de un documento. El escritor colombiano Estanislao Zuleta recuerda que “la erradicación de los conflictos no es una meta alcanzable, ni deseable” y complementa con que “es preciso, por el contrario, construir un espacio social y legal, en el cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición conduzca a la supresión del otro”. Es de eso que se trata el verdadero reto, porque el conflicto es inherente a nuestra condición humana y no, necesariamente, comprendido como un padecimiento, sino, incluso, como la primera posibilidad de construir con el otro, por eso es un error concebir el posconflicto, de lo contrario, habría una tiranía de ideas homogéneas que se bastarían a sí mismas. Para lograr esto, el primer y necesario paso es reconocer al otro y su diferencia, “no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento”, siguiendo a Zuleta. Entonces, ¿cómo se hace esto?

Para mí, la respuesta comienza con una herramienta que todos tenemos: el lenguaje, porque es este el que posibilita la existencia y es nuestra única manera de habitar el mundo. Se debería partir de nombrar al otro como alguien digno de ser reconocido, pero no quedarse allí, sino también, escucharlo, es decir, dejarlo nombrar también. Y es ahí, cuando puede aparecer el roce, el choque entre maneras de habitar el mundo, que se debe advertir la posibilidad de construir. Como se ve, depende de un cambio de mentalidad y de una manera de asumirlo. De eso se trata. En últimas, el reconocimiento concibe las otras formas de nombrar como válidas y no solo como merecedoras de ser respetadas porque conducen a una diferencia de pensamiento. Concibe a esas otras formas como necesarias, para una verdadera elaboración de una realidad mutua y en la que todos quepan. *Trabajo ganador en la categoría Columna de Opinión en la muestra Visión 2019.

@pcontexto

@desdelaraya

@contextoupb

@desdelaraya

@visorupb

/periodicocontextoupb

/desdelarayaam

Visor UPB


Nov. - dic. de 2019

CONTEXTO No. 74

Editorial

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

3

EL QUE NO OYE “CONCEJO”… periodico.contexto@upb.edu.co

El 27 de octubre pasaron las votaciones de las que tanto se habían hablado y sobre las que tanto se habían trabajado, casi que desde un año antes, cuando muchas de las acciones de los gobernantes en ejercicio eran interpretadas como semillas para el futuro de sus proyectos políticos, especialmente, en Medellín, donde otra evidencia fueron los movimientos en el gabinete municipal para dar apoyo a la candidatura que prometía continuidad. Todavía se está investigando si hubo propaganda antes del tiempo que estipula la ley, y no alcanzamos a digerir numerosas movidas previas, entre otras: una lista interminable de precandidatos a partir de anuncios que buscaban “medirles el aceite” a los nombres, la gran cantidad de postulaciones avaladas por firmas y los verdaderos significados que tuvieron en la disputa por el cargo de alcalde. La campaña tuvo el vértigo asociado a la gran cantidad de candidatos, sus acciones de campaña y los comentarios sobre conversaciones y alianzas entre ellos; en contraste con el letargo que hubo, por momentos, en torno a las propuestas y argumentos, la mayoría del tiempo opacados por los rumores de respaldos políticos o favorecimientos oficiales indebidos. Nos falta analizar qué tan conveniente fue tener tantas candidaturas, cuál fue la calidad de las mismas y el papel que, en ellas, tuvieron los partidos: ¿Ayudaron a garantizar un debate político de calidad, a partir de sus exigencias, al perfil de los candidatos? ¿Cuáles lo hicieron? ¿Cuáles no cumplieron esa labor

y por qué? ¿Qué significa la profusión de movimientos significativos de ciudadanos? Los 833 210 votantes, que superaron a los 735 458 de hace cuatro años, son un indicio de todo lo que pasó en Medellín, incluida, la votación más alta por alcalde en la historia (la de Daniel Quintero, con 303 420) y los 81 603 votos en blanco, que casi doblaron los 45 164 de 2015. Sin duda, aumentó el número de personas interesadas en manifestarse con el voto, al menos, en torno al debate por el nuevo alcalde. El panorama no es el mismo alrededor de la elección del Concejo municipal, para lo cual, no solo el número de votantes fue menor (820 210), sino que el 19,41 % fueron votos en blanco, que si se suman al 5,95 % de votos no marcados y al 3,39 % de votos nulos, señalan que es muy alta la proporción de votantes que expresó su insatisfacción, desconocimiento y desinterés en su voto por este organismo, la cual llega al 28,75 % (casi la segunda votación a Alcaldía). Muchos de los jóvenes que solo podían manifestarse por las redes, lo hicieron ya en las urnas. Así lo revelan las cifras e historias de los pasillos y espacios universitarios. Esas historias hablan también de un voto claro para la Alcaldía, no así, para el Concejo y menos para la Asamblea departamental, esto debido a un desconocimiento que comienza por el papel de esa ente en la estructura del Estado y que se extiende a los cabildantes, su gestión y, desde luego, a los nombres de quienes aspiraban a ser elegidos o reelegidos.

El nivel de este desconocimiento es de un 50%, según reveló un sondeo realizado en 2018 por el Concejo de Medellín. En contraste, fenómenos como la llegada al cabildo municipal de nuevos movimientos políticos como Estamos Listas y el respaldo a voces jóvenes, unas que repiten y otras que debutan, invitan a pensar en una nueva cultura política entre la población votante de la ciudad, que necesita fortalecerse. El Concejo de Medellín pondrá a prueba la independencia proclamada por el electo alcalde Quintero durante su campaña. Como es propio de la estructura de nuestro Estado, el legislativo cumplirá un papel determinante en la gestión del poder ejecutivo y, por eso, su elección y la visibilidad de su labor es igualmente importante (como es la del Congreso, respecto de la del Presidente; como lo será la de la nueva Asamblea, respecto de la del electo Aníbal Gaviria en la Gobernación de Antioquia). El conocimiento y la visibilidad del trabajo del Concejo de Medellín (y el de toda localidad) es un reto que primero corresponde a la propia corporación, pero también debe asumirse desde la sociedad civil, las organizaciones comunitarias, los movimientos ciudadanos y, por supuesto, los medios de comunicación, particularmente, los que somos también escuela para nuestros periodistas y audiencias (más en tiempos de recambio generacional entre la población votante). Nosotros también necesitamos reflexionar sobre los efectos de esta campaña abundante en candidatos, por eso tomamos nota de la tarea que tenemos en favor de la cultura política local, para la cual contamos con el concurso de nuestros lectores.

De la serie “Tiro - retiro”, por: Richard Moreno Ruiz. Trabajo participante en el Salón del Cómic, Manga y Caricatura UPB, 2019.

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Miembro de la Red Colombiana de Periodismo Universitario • Rector: Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda / Decano Escuela de Ciencias Sociales: Ramón Arturo Maya Gualdrón / Directora Facultad de Comunicación Social-Periodismo: María Victoria Pabón Montealegre / Coordinador del Área de Periodismo: Juan Manuel Muñoz Muñoz / Dirección: Joaquín Alonso Gómez Meneses / Redactores en esta edición: Zeti Keops Escobar Isaza • Nathaly Agudelo Acevedo • Jacobo Betancur • Isabella Carvajal • Néstor José Rueda • Hazzas Elo (Periódico 15 – Universidad Autónoma de Bucaramanga) • Melissa Orozco Duque • Manuela Molina Cerezo • Grace Paola Pulgarín (Periódico Expresión en Primera Persona – Universidad Católica de Pereira) • Daniela R. Gómez Isaza • Mariana González Múnera (Desde La Raya) / Foto portada: Martín Villaneda / Diseño: Estefanía Mesa B. • Carlos Mario Pareja P. / Diagramación y corrección de textos: Editorial UPB • Adela Martínez Camacho / Impresión: La Patria // Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social Periodismo / Dirección: Circular 1a No 70 - 01 Bloque 7 Oficina 401 / Teléfono: 354 4558 / Twiter: @pcontexto / Instagram: @contextoupb / Correo electrónico: periodico.contexto@upb.edu.co / ISSN 1909-650X.


4

RASTROS

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

Nov. - dic. de 2019

Nuevos aromas en La Sierra

DE LAS BALAS AL CAFÉ Zeti Keops Escobar Isaza / zeti.escobar@upb.edu.co Trabajo ganador en la categoría Reportaje, en Visión 2019.

Un recorrido en bus de 45 minutos —sujeto a cambios, según el tráfico— separa al barrio La Sierra del centro de Medellín. Al oriente del Valle de Aburrá se extiende un caserío de más de tres mil habitantes que, durante muchos años, tuvo que convivir con lo que en ese entonces era parte del paisaje: la guerra urbana. Sin embargo, cuando esta terminó, La Sierra encontró la manera de recomponerse ante la vacante que dejó la guerra en el territorio: los cultivos de café.

Rituales se llama la pequeña compañía que asesora la producción del grano, mercadea y distribuye el café de La Sierra, desde su local en el barrio Laureles. Foto: Martín Villaneda.

En el año 2005, la periodista Margarita Martínez y el cineasta Scott Dalton lanzaron un filme que retrataba la vida de tres jóvenes inmersos en la guerra que, en ese entonces, se vivía en La Sierra. El documental, que lleva el mismo nombre del barrio, fue controversial por su contenido: algunas personas decían que estigmatizaba al sector y generaba mala imagen; otras personas afirmaban que retrataba su realidad cotidiana; algunos, incluso, cuando el documental presentaba imágenes fuertes, reclamaban que lo que ahí se mostraba no era ni una pequeña parte de la realidad que allí se vivía. Las guerras urbanas que Medellín ha enfrentado no le han dado respiro a la ciudad. 40 años atrás, los enfrentamientos seguían un lineamiento bipartidista, pero se fueron transformando, hasta que se convirtió en la guerra del narcotráfico. Es ahí cuando comienza la lucha entre el Estado y los carteles de droga, hasta que las milicias urbanas o paramilitares surgieron como respuesta a la presencia de grupos guerrilleros en los barrios de la ciudad. Finalmente, la guerra se es-

tableció en una lucha territorial entre bandas criminales que actúan en el Área Metropolitana y que pelean el dominio de un territorio. La pregunta es: ¿Cómo enfrentar la guerra sin necesidad de entrar en ella? La respuesta a los episodios de calma, en la situación, tiene dos versiones; en una, las autoridades civiles y de policía señalan el resultado de la intervención de las instituciones con operativos y otras actividades de control; en la otra, la gente de los barrios y analistas como Fernando Quijano hacen un resumen con una expresión ya común: “El pacto del fusil”, un acuerdo entre cabecillas que un día decidieron que ya estaba bueno de muertos y le transmitieron a sus hombres la orden de dejar de matarse. La Sierra es uno de los territorios en los que una u otra versión se puede verificar. ​*** Yesid Guzmán ha sido partícipe de los dos momentos que ha vivido La Sierra en los últimos años: las balas y el café. De la primera fue víctima y de la segunda ha sido uno de sus principales promotores. “Yo llegué de

ocho años al barrio La Sierra, cuando mataban a uno y a otro”; a su puerta arribó uno de los fenómenos que, en más de cincuenta años de conflicto armado, ha dejado una cifra superior a siete millones de personas afectadas: el desplazamiento forzado. Nació en Santa Fe de Antioquia en 1983 y vivió allí hasta que pudo. El lugar de destino de su familia fue La Sierra que, para ese momento, era un sector de invasiones. “En ese entonces, no podíamos dejar el mercadito por ahí, porque se lo robaban, teníamos que hacer un hueco y enterrarlo bajo la tierra. A veces, mi mamá estaba cocinando, llegaban los ladrones y se llevaban la comida con todo y olla. Esos manes llegaban con esas pistolas de cuatro tubos y decían: “cojan las gallinas, cojan esa vaca”, escogían la mejor res y la mataban ahí, delante de uno. Se llevaban toda la carne buena y nos dejaban los huesos”, cuenta Yiyo, como es conocido por su casa. Pero en la vida, le fue yendo de menos a más. Estando en Santa Fe de Antioquia estudió durante siete años, según cuenta, pero nunca pasó de primero; a


Nov. - dic. de 2019

CONTEXTO No. 74

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

sus 36 años no ha aprendido a leer y lo explica diciendo que “no todos nacimos para estudiar. Yo no servía para eso”. A pesar de todo, de su padre aprendió dos cosas que le han permitido llegar hasta donde está: el trabajo duro y el oficio de caficultor. Pasó de La Sierra a Urabá, de Urabá al barrio San Javier —en Medellín— y cuando se aburrió, volvió a La Sierra. A Santa Fe de Antioquia nunca regresó. A sus 19 años, cuando aún vivía en la ciudad, conoció a Amalia Urrego, quien, con el tiempo, se convertiría en su esposa y también en la mujer que lo acompañaría durante sus travesías por el Noroccidente antioqueño y la Capital de la Montaña. A pesar de llevar más de la mitad de su vida en la ciudad, sigue siendo un hombre de campo, pues nunca salió de él, incluso, cuando más inmerso estuvo en el proceso de urbanización de La Sierra. Todos los días se levanta en cuanto el sol se asoma y se organiza, junto con su esposa, para subir a la Microcentral de Beneficio, un espacio del que ambos están encargados y que está destinado para llevar el registro de los procesos de los casi 30 caficultores que hay en el sector. Pero allí también se cultiva, recolecta, despulpa, lava, fermenta y se seca el café, proceso que hacen ellos. Luego de una caminata de 30 minutos por los empinados senderos de La Sierra, una mitad de concreto y la otra natural, se llega a una finca que se levanta casi en la cima de una de las montañas que rodean el Valle de Aburrá, esa que separa a Medellín del oriente cercano. La repartición del espacio es simple: al frente hay una construcción de madera donde Yesid, Amalia y Pedro —el otro caficultor que se instala en la Microcentral de Beneficio— guardan su ropa y equipo de trabajo. En el centro hay una mesa en la que se sientan a almorzar y a un lado se encuentra una hamaca, cuya utilidad es poca, pues la mayoría del tiempo, los tres están trabajando. Al fondo, subiendo por la montaña, se extienden más de dos hectáreas de tierra, donde se siembra plátano, yuca, banano, cebolla, maíz, mandarina y café. A un costado de la casa hay un quiosco en el que se hace todo el proceso de pesar, fermentar, lavar y seleccionar el café. Y a un segundo piso de madera, bastante inestable, Yesid lleva el café, una vez está lavado para, finalmente, ponerlo a secar. Toda historia tiene sus antagonistas y héroes, y en el caso de Yesid, la primera figura se ve representada, además de la violencia, por su familia, de quienes denuncia nunca haber recibido un apoyo meritorio de lo que hacía, exceptuando a su padre, quien falleció dos años atrás, y a uno de sus once hermanos, Norbey o Socito, que lo ha apoyado incondicionalmente y es el dueño de la finca en la que trabaja. Los héroes de esta historia, según cuenta él, son Cristian Raigoza y Jénnifer Bravo, dos jóvenes que, en una pasantía en Bélgica, aprendieron todo el proceso del café y en cuanto regresaron a Colombia, se pusieron en la tarea de emprender, con base en lo que habían aprendido. No solo crearon Rituales Compañía de Café, sino que buscaron profundizar en este proceso más de lo que antes se hacía. La primera tarea que se propusieron fue “no caer en la trampa de las grandes empresas o de la Federación (Nacional de Cafeteros), porque lo que ellos hacen es exportar el café de la mejor calidad y dejar las pasillas —granos que no alcanzan el nivel de calidad exigido para ser exportados— para el consumo interno”, afirma Jénnifer. Bajo la premisa de tener un factor diferenciador, Cristian y Jénnifer decidieron innovar en diferentes aspectos dentro del proceso del café. Uno de ellos fue el tueste del grano, para el que, en unión con una empresa de ingeniería colombiana y tomando un diseño implementado en Alemania, construyeron una máquina que cumple esta función y que es única en Colombia, tanto, que más de 70 empresas regionales de café acuden a ellos para esta labor. ​ Finalmente, tomaron la iniciativa de conseguir un buen grano de café para preparar sus productos. Gracias a un contacto cercano, se dieron cuenta de que en el barrio La Sierra de Medellín, aquel del que se tenía la concepción de ser un lugar lleno de malandros e inseguridad, existía una cultura cafetera y había personas que se dedicaban a esto. “Decidimos ir

RASTROS

5

La producción artesanal incluye mayor rigor en la selección y clasificación de los granos. Foto: Martín Villaneda.

a mirar qué tal era lo que hacían allá y nos dimos cuenta de que era uno de los mejores granos de café que habíamos probado. Realmente, nos sorprendimos, porque no esperábamos tanto”. ​ Pero, Cristian y Jénnifer no se quedaron ahí; en su recorrido por la caficultura, se dieron cuenta de que esta labor no es bien pagada y que las personas que se dedican a esto viven en condiciones menos dignas de las que merecen. La Federación Nacional de Cafeteros paga por un kilo de café un valor entre los 5000 y 6500 pesos colombianos; Rituales, por su parte, aumenta el valor en un 40 %, y la remuneración que los caficultores reciben por un kilo de café está entre los 8500 y 9000 pesos. —¿Cómo le cambió la vida comenzar a trabajar con Rituales? Yesid sonríe y entre risas responde: “Antes, yo vivía de lo que vendiera una vez al mes o cada dos meses. Era muy inestable y más por lo mal que paga la Federación. Mi finca era la única entrada que tenía y eso no le da mucho a uno, sino la mera venta de café, ahora tengo un apoyo muy bueno con don Cristian y es que tengo mi sueldo fijo, que es el me deja mercar cada mes. La experiencia que me marcó la vida fue el cambio de las cafeteras, porque antes no podía abonar —a los cultivos, cada año, se les aplica un abono para una mayor producción—, la Federación Cafetera nunca nos apoyaba para el abono, don Cristian nos apoya mucho en eso. Es mucha la diferencia de los palos de café; les nacen más frutos y, por ejemplo, para este año voy a recoger por ahí ocho o diez cargas de granos de café y si abono tres veces al año, puedo recoger el triple”. Yesid es un hombre que inspira alegría. Tiene un carisma que se contagia y una amabilidad que se conecta de manera natural con su sencillez a la hora de hablar. “Mi casa es humilde, el piso es de barro y las paredes de madera, pero puede ir cuando quiera. Allá, con mucho cariño, mi esposa y yo le damos almuercito y si quiere, se queda amaneciendo. Ahí nos acomodamos con los niños”, expresa un hombre que es grande, no por lo que tiene, sino por lo que puede ofrecer. Jénnifer recuerda la primera vez que fueron a La Sierra: “Nosotros llegamos y fueron muy cordiales, pero eran personas que trabajaban para sobrevivir. Hoy, cuando nosotros vamos, nos damos cuenta de que hay algo diferente en sus rostros. Ahora trabajan con motivación, con ganas de salir adelante y con una sonrisa de alegría, que nos hace notar que algo estamos haciendo bien”.

​Rituales Compañía de Café La idea de Rituales nace, según Jénnifer, “porque todo el proceso del café es un ritual. Desde que se siembra hasta que se prepara es un ritual. Y hay que tener todo el cuidado posible para no dañar el grano de café que se cultivó, con tanto amor, desde la finca y que ustedes se van a tomar. Entonces, todo el proceso del café se debe hacer con la mayor pasión y brevedad posible, para poder transmitir, en una taza de café, la historia que hay detrás. Por eso es Rituales. Luego de su regreso a Colombia y de tener todo un plan de negocio establecido, Cristian y Jénnifer necesitaban un distribuidor para su principal producto. En cuanto se contactaron con los caficultores de La Sierra, no tomaron mucho tiempo en concretar los procedimientos, para comenzar a hacer negocios con ellos, incluso, se les vino a la mente la idea de remunerar el trabajo de estas personas, con una más dinero de lo que lo hacen normalmente, y así lo hicieron. “Si ellos tienen buenas condiciones laborales, se les paga, se les trata bien y sienten que uno valora el trabajo que están haciendo, los resultados se van a ver cuando el cliente esté sonriendo, luego de probar la taza de café que tenga en sus manos”, afirma Cristian. En una ocasión, cuando recién comenzaban a trabajar con los caficultores de La Sierra, Cristian recibió una llamada de Yesid: “No, don Cristian, si usted no va a comprar una bestiecita, yo mejor renuncio, porque a los días no va a tener nada”. Los kilos de café que se procesan en la Microcentral de Beneficio debían ser transportados hasta la ciudad, y recorrer el sendero desde la finca hasta la zona urbana más cercana, le toma aproximadamente veinte minutos a quien no cargue con mayor peso. Sin embargo, Yesid no estaba acostumbrado a atender grandes pedidos, por lo que, de un momento a otro, tuvo que comenzar a cargar los 90 o 100 kilos en sus hombros y llevarlos hasta el paradero de bus más cercano, que queda a 25 minutos de la finca. Por eso llamó. A los días, Cristian comenzó a averiguar un animal de carga, que le permitiera a Yiyo agilizar su trabajo y desgastarse menos. En estos momentos tienen tres bestias. “Yo le agradezco mucho a Rituales, cuenta Yesid —a la vez que se sienta en el suelo para separar los granos de café maduros de los pintones, aquellos que tienen color verde y requieren de un poco más de tiem-


6

RASTROS

po para su maduración—, mientras señala los granos verdes, continúa: Vea, a mí un grano no me sale así. Yo no recojo un café que no le vaya a servir a los patrones. Las cosas hay que hacerlas con amor, para que los clientes estén contentos y a ellos les pueda ir bien”. —Y a ustedes también, ¿no cree? “Lo que pasa es que hay que pensar primero en la confianza que ellos nos están dando, al pagarnos más de lo que los demás lo hacen, y rendirles bastante bien en el trabajo. Yo podría dejar ir estos granos pintones y ellos ni cuenta se dan, pero es mejor hacer las cosas con dedicación y esfuerzo, para que todo salga bien. Al final, si a ellos les va bien, a nosotros también. Por eso hacemos las cosas así”. Yesid sonríe, mira a su esposa y sigue separando los granos, mientras ella despulpa una tanda. *** Además de la compra de café a agricultores de La Sierra y la buena remuneración que se les da, Rituales Compañía de Café ofrece más reconocimiento al trabajo que hacen estas personas. Su locación es a una cuadra de la avenida Nutibara y en la entrada reposa un tablero de tiza, cuya inscripción dice: “Nuestro café es del barrio La Sierra de Medellín”. Una vez se ingresa al lugar, en el recorrido hasta la barra, se pueden apreciar varios retratos que cuelgan en las paredes, donde los protagonistas de cada fotografía son los caficultores de La Sierra. Yesid, Pedro, Gabriel, Guillermo, Julia y Silvio son solo algunos de los trabajadores que se ven homenajeados en las paredes del local. Finalmente, las bolsas de café molido que venden en Rituales tienen un detalle particular: en la par-

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

te de atrás se logra apreciar el nombre del caficultor que estuvo a cargo del proceso de esos granos y la fecha de cultivo, y aunque para algunas personas eso puede ser nada, para Yesid es un orgullo ir a Rituales y ver que en esas bolsas de café está el nombre de él y de sus compañeros caficultores. Ahí es donde, según él, ve que sí se valora el trabajo que están haciendo.

​Yesid y un llamado a tierra La adolescencia de Yesid no fue fácil. Desde pequeño se vio afectado por la violencia y tuvo que irse a vivir a un lugar que no conocía, y en un ambiente para el que no estaba preparado. Sin embargo, se las arregló para salir adelante, aunque el proceso para lograrlo no fue fácil. “Yo fui consumidor de droga, pero he cambiado mucho. Estoy dejando el vicio por el apoyo que me dieron en Rituales y también por mis hijos. ¿Cómo no voy a echar yo para adelante si me están ayudando? Yo pasé por la baretica y eso que la dejé, porque me daba dolor de cabeza. La dejé hace como un mes y mis hijos me dicen: ‘Ay, apá, ¡qué bueno que la dejó!’. La niña está muy contenta y la mujer, ¡mejor dicho! Ella es un apoyo gigante para mí, yo digo que una mujer como esa no la tiene ninguno, es muy hermosa y superespecial. Hace 16 años estoy viviendo con ella”. Amalia, ante la pregunta sobre qué tal es Yesid como padre, responde entre risas, que lo que mejor que él ha hecho es saberlos llevar. Tener claridad sobre cómo tratarlos y cuál es la educación que quiere que ellos reciban y eso es lo que le ha

Nov. - dic. de 2019

permitido “levantar buenos muchachos”. El polo a tierra de Yesid fue que Amalia quedara embarazada cuando él recién tenía 21 años, a partir de ahí se dio cuenta de que tenía que buscar la manera de salir adelante y encontrar una forma de sustento para él y su familia. Y lo logró. El camino no fue fácil. Yesid y su familia han pasado por momentos difíciles, de esos en los que se llega a pensar que no hay salida, pero la persistencia y el amor por su labor le han permitido salir adelante con lo que ha hecho. “Si Dios quiere, para el otro año, ya reúno toda la plata para comprar el material y organizar el piso de la casita. Yo antes no tenía nada y gracias al trabajo con Rituales, vea todo lo que hoy tengo: una casita, una familia, estudio para mis niños y en la casa no falta la comida. Además, hoy puedo regalarles a mis hijos una mudita de ropa a final de año y antes eso no se podía”. —¿Cuáles son sus aspiraciones? —-Me visualizo, a tres años, ya con mi negocio de café. Estoy seguro de que con don Cristian y con Rituales, eso lo voy a lograr —responde Yesid con cierto aire de esperanza. En medio de una ciudad que se ha visto atropellada por la violencia, Yesid Guzmán es una prueba para mostrar que las adversidades no son motivo para dejarse caer. Él es un hombre de transiciones: del campo a la ciudad, sin previo aviso; de joven fiestero, a padre de familia; de víctima del conflicto armado, a hombre con aspiraciones y, principalmente, supo cómo pasar de vivir en medio del olor a pólvora quemada, a los aromas naturales del café.

Los cafetales hacen parte del paisaje ahora abierto a los turistas que visitan la zona a bordo del Metrocable, muchos de los cuales llegan preguntando por el café que allí se produce. Foto: Martín Villaneda.


Nov. - dic. de 2019

CONTEXTO No. 74

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

ESTE TIEMPO

7

Un problema de salud pública

LA ANSIEDAD Y LA DEPRESIÓN: CONSECUENCIAS MÁS ALLÁ DE LA MENTE Nathaly Agudelo Acevedo / nathaly.agudelo@upb.edu.co

Los trastornos depresivos y de ansiedad están aumentando en todo el mundo, ¿qué significan las cifras? ¿Qué explicaciones hay más allá de lo mental? Un informe global de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2018, reveló que la depresión afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo y 260 millones tienen algún trastorno de ansiedad. Además, estos trastornos mentales pueden llevar al suicidio, como ocurre, mundialmente, cada año, con cerca de 800 000 individuos, entre quienes están las personas que tienen entre 15 y 29 años, como el rango de edad más afectado, de acuerdo con dicho informe. Además, la más reciente Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) informó que la depresión y la ansiedad afectan más a las mujeres que a los hombres y sus principales víctimas son los adolescentes y adultos mayores. El 80 % de los colombianos ha presentado entre uno y tres síntomas de depresión y ansiedad, según la OMS.

Terminologías a definir: desmitificando algunas creencias De acuerdo con la OMS, la depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. “La ansiedad funciona como un mecanismo de supervivencia, pues es lo que nos permite reaccionar de forma rápida y eficiente ante situaciones de peligro, además, nos permite planear y adaptarnos al futuro, pero cuando la ansiedad, en lugar de ayudarnos, nos paraliza, genera disfunción y cuando es desproporcionada y prolongada, se habla de ansiedad patológica”, aclaró Verónica Vargas González, psiquiatra con formación en Psicología Positiva de la Universidad CES. “La depresión y la ansiedad son enfermedades que afectan la salud mental, que no es solo la ausencia de afecciones o enfermedades, sino que, para la OMS, la salud mental es un estado de bienestar, en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”, añadió Vargas. Estas situaciones implican limitaciones psíquicas o de comportamiento, que no les permiten a las personas, en múltiples ocasiones, comprender el alcance de sus actos, pues presentan dificultades para ejecutar acciones o tareas y participar en situaciones vitales.

¿Cuándo consultar con un especialista? “Si la mayor parte del tiempo se siente nervioso o intranquilo, se preocupa demasiado por diferentes cosas, tiene dificultad para controlar las preocupaciones y relajarse, se siente inquieto o irritable, siempre tiene un temor constante a que algo malo pueda ocurrir; es necesario consultar con un psiquiatra de confianza”, explica Verónica Vargas, psiquiatra con formación en Psicología Positiva. La Asociación Psiquiátrica Americana identificó, en 2018, los siguientes síntomas que indican que es necesario realizar un tratamiento: sentimientos de minusvalía o culpabilidad excesiva, pérdida de peso significativa, sin hacer dieta, o un aumento de peso significativo, insomnio o sueño excesivo, lentitud

mental y física, pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor de morir) o ideas suicidas repetitivas, disminución en la concentración, fatiga o pérdida de energía, interés disminuido en situaciones cotidianas y sentimiento de tristeza o vacío interno. “Te sentí cuando apenas era una niña y te aprovechaste de eso para quedarte conmigo”: Carolina Moncada Conde. Así se dirigió Carolina Moncada ante la depresión, como una alternativa en busca de desahogo y sanación por el diagnóstico de trastorno depresivo y posible trastorno de la bipolaridad, que la ha llevado a la autodestrucción desde que era una niña. Esta mujer de 21 años, estudiante de Comunicación Social y Periodismo, amante de la literatura y al ejercicio de crear, entra en la cifra del 70,4 % de las mujeres colombianas que han sido atendidas por depresión, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud Mental. “Cuando uno tiene depresión, la vida se vuelve una consecuencia de esto, entonces, tu vida ya no se concibe como antes, no se tiene la misma energía ni las mismas ganas. Mental y físicamente no nos da para seguir el ritmo de la sociedad. Pero necesitamos trabajar, estudiar, comer, porque el sistema no para y ahí es donde no encontramos una comprensión, sensibilización y educación del entorno social”, cuenta Moncada. “Me encerraste en una burbuja de malos pensamientos… Así que dime, ¿cuántas más vidas necesitas?”, continúa Carolina Moncada en su carta a la depresión.

Para mitigar los síntomas: en busca de la salud mental La encuesta para el Atlas de Salud Mental de la OMS, en 2014, informó que los países con ingresos bajos gastan un 1 % de sus presupuestos sanitarios en salud mental y un 5 % en los países con ingresos altos. Por lo que es necesario una mayor inversión en los programas de atención integral e integrada en salud mental y que la asignación a los gastos de la salud mental estén en proporción a la carga de estos trastornos. Hacer ejercicio, alimentarse con comida natural y saludable, practicar yoga y meditación, comunicar emociones, escribir, comprometerse con un grupo o actividad en específico, orar o comunicarse con la naturaleza, tener una mascota, realizar actividades filantrópicas, sentido del humor, pasar tiempo con uno mismo y llevar un registro de las actividades son, según expertos, algunas alternativas que pueden ayudar a disminuir los síntomas depresivos y ansiosos. La psiquiatra Verónica Vargas aclara que, a veces, es necesario formular medicamentos para mejorar la condición del paciente. “Hay que dejar el estigma que se tiene sobre el uso de medicamentos en psiquiatría y sus efectos secundarios. Algunos medicamentos tienen potencial adictivo, pero, si respetas las dosis formuladas, asistes a los controles y no haces cambios por tu cuenta, este riesgo es controlable”, finaliza Vargas.

¿Cómo actúa el cuerpo ante el estrés? Alejandro Román González, internista endocrinólogo del Hospital San Vicente Fundación, aclaró, que al tener una alteración cerebral se pueden afectar los ejes hormonales. “Por ejemplo, las personas bajo

Infografía: Nathaly Agudelo.

cualquier estrés crónico y trastornos del estado de ánimo, suprimen el eje hormonal de las hormonas sexuales, es decir, se disminuye el deseo sexual”, continúa Román. Además, todas las situaciones estresantes para el cerebro generan un estímulo desde el sistema nervioso central, para que se produzca más cortisol, que es la hormona del estrés. Cuando nos estresamos y, en realidad, no hay riesgo de peligro, la glucosa liberada por el cortisol no se gasta y terminamos almacenando grasa en áreas de abdomen, ahí es cuando comenzamos a engordar. “Lo que sucede en la mayoría de los escenarios es que la gente minimiza la enfermedad mental y piensa que es una debilidad del alma, del cuerpo y de la personalidad, pero, frecuentemente, es una alteración bioquímica que si no se diagnostica y se trata temprano, es muy difícil prevenir las complicaciones endocrinólogas”, señala Alejandro Román.


8

ESTE TIEMPO

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

Nov. - dic. de 2019

Lecturas de las elecciones para el próximo cuatrienio

¿INDEPENDIENTE MEDELLÍN? Jacobo Betancur, Isabella Carvajal / periodico.contexto@upb.edu.co

Las elecciones locales de 2019 serán recordadas como una de las contiendas más atípicas en la historia política de Medellín. No solo por el resultado final —en el que un político joven y abiertamente contradictor del uribismo ganó la Alcaldía de Medellín, con la votación más alta de la que se tenga registro (303 420 votos)—, sino también, por la irrupción de un nuevo conjunto de movimientos políticos que, desde el próximo año, tendrán voz y voto en el Concejo. Según el último boletín de la Registraduría, en la noche del 27 de octubre, con el 99,68 % de las mesas escrutadas, al Concejo llegarán cuatro concejales de tres movimientos políticos totalmente nuevos: dos por el movimiento Independientes, que apoyó al ahora alcalde electo; uno por Todos Juntos, que le permitirá repetir periodo al concejal Daniel Carvalho; y uno por Estamos Listas, el primer movimiento feminista en ganarse una silla en el Concejo de Medellín. Sin embargo, lo novedoso de esta contienda no solo fueron los resultados. Por primera vez en la historia, 12 candidatos compitieron por la Alcaldía, todos ellos desconocidos para casi la mitad del electorado, como lo reveló una encuesta de Invamer, un mes antes de la votación. Según esa fotografía (con datos tomados entre el 30 de agosto y el 4 de septiembre de 2019), para los primeros días de septiembre, 12 de los 15 candidatos registraban porcentajes de desconocimiento superiores al 50 %. Los únicos que escapaban a esa tendencia eran Alfredo Ramos Maya, con un 67,4 % de conocimiento; Jesús Aníbal Echeverri, con 56,6 %; y Daniel Quintero Calle, con 55,1 %. Para varios expertos, este nivel de desconocimiento se explicó por la juventud de la mayoría de los candidatos que, a su vez, se relacionaba con el desprestigio que aqueja los grandes partidos tradicionales.

Póngale la firma “Los candidatos que fueron por firmas lo hicieron para mostrarse como críticos del sistema, de la corrupción y el clientelismo que hay en los partidos políticos. En esta contienda hubo una tendencia en la que nuevos grupos políticos empezaron a incursionar en lo público, así no tuvieran los chances ni las maquinarias para resultar electos. Con el paso de los años, muchos electores vienen comenzado a ver más atractivas a las personas que se muestran por fuera de los partidos tradicionales”, opina Carlos Builes, director de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana. Aquella necesidad generó que muchos candidatos le madrugaran a la campaña y comenzaran a recolectar

No es novedad que un candidato llegue a la Alcaldía de Medellín impulsado por una imagen de cercanía a la gente. El matiz que a esta estrategia le puso Daniel Quintero es la de una trayectoria que suma activismo, ejercicio en la función pública y una historia de vida relacionada con sus posturas frente a los asuntos de gobierno. Foto: Movimiento Independientes.

firmas, como, por ejemplo, Juan Carlos Vélez, quien, a pesar de militar por muchos años en el partido Conservador y en el Centro Democrático, donde fue protagonista por unas polémicas declaraciones luego del triunfo del NO en el plebiscito de 2016, prefirió ganarse su aval por cuenta propia y luego buscar apoyos en los partidos. Lo mismo ocurrió con el exsecretario de Inclusión Social, Luis Bernardo Vélez, quien inició recolectando firmas para competir por la Alcaldía, luego se alió con Daniel Quintero y encabezó su lista al Concejo, postulación que recibió 10 835 votos. La aparición de nuevos movimientos políticos también se sumó al alto número de candidatos para el Concejo: 279, organizados en 15 listas, compitieron por 21 curules. De ese total, tres fueron movimientos políticos por firmas que llegaron al Concejo (Todos Juntos, Independientes y Estamos Listas) y cuatro eran partidos políticos de minorías, que también debutaron en las elecciones locales (PRE, Colombia Justa Li-

bres, Colombia Renaciente, FARC). “Aunque estos movimientos no tuvieron muchos votantes ni aparecieron en las encuestas, hacen parte de grupos que hace muchísimos años estuvieron invisibles en Colombia, pero hoy demostraron que existen, lo que es algo muy interesante”, afirma el profesor Builes. Según el preconteo, estos cuatro partidos políticos sumaron juntos 18 263 votos, que equivalen al 2.4 % de la votación total.

Como álbum de laminitas Juan Carlos Escobar, docente e investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, considera que uno de los factores que explica el alto número de candidatos, tanto para el Concejo como para la Alcaldía, fue la incapacidad de varias tendencias políticas de aliarse. A su juicio, tanto la centro-izquierda, como los candidatos

que tenían afinidad por la línea programática de Sergio Fajardo, no encontraron caminos para unir fuerzas. “Finalmente, uno podría plantear que las diferencias entre muchos candidatos no son tan sustanciales como para que haya tantos. A la larga, este fue un problema que se le trasladó al elector, que encontró imposible leerse tantos planes de gobierno, que tenían más de 150 páginas. En los sistemas democráticos es importante que haya opciones, pero el problema es que hubo tantas, que muchos ciudadanos estuvieron desorientados”, agrega Escobar. Esta amplia configuración ideológica y programática es una de las razones por las que, entre otras cosas, el alcalde electo, Quintero, tendrá la difícil tarea de lograr un margen de gobernabilidad en un Concejo compuesto, en su gran mayoría, por partidos que no apoyaron su candidatura. Según el preconteo, Quintero tendrá que gobernar junto con siete integrantes del Centro Democrático, el partido con la representación más grande del Concejo y que desde la campaña


Nov. - dic. de 2019

CONTEXTO No. 74

se mostró contrario al proyecto político del nuevo alcalde. Por otra parte, el Partido Conservador tendrá tres sillas; el Partido Liberal, dos; el Partido Verde, dos; la alianza Cambio Radical-MIRA, dos; el Partido de la U, una; el movimiento Todos Juntos, una; y el movimiento Estamos Listas, una. La última silla es para el candidato Alfredo Ramos, que decidió acogerse al beneficio otorgado por el Estatuto de Oposición. Bajo ese escenario, los dos concejales que tendrían que liderar la creación de una coalición de gobierno serían Luis Bernardo Vélez y Álex Flórez, los únicos que ganaron por el movimiento Independientes.

Partidos apretados, pero interesantes Este problema pone de relieve que, aunque desprestigiados, los partidos tradicionales seguirán jugando un papel de gran importancia en los próximos cuatro años. Para Carlos Builes, pese a que un gran porcentaje de la

ESTE TIEMPO

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA población no se identificara con ellos, estos estuvieron muy presentes en esta campaña, debido a que tuvieron el apoyo de los empresarios, una base social y una maquinaria. Ganar ese apoyo de los empresarios, por ejemplo, se convertirá en un tema clave para el nuevo alcalde que, durante la campaña, no lo recibió de las grandes corporaciones antioqueñas y tuvo fricciones con ellas, por sus duras críticas a EPM y el proyecto Hidroléctrico Ituango. No obstante, para Builes, hay un tema más importante que subyace al desprestigio de los partidos políticos y es el riesgo de que quienes se eligen sin el apoyo de estos, carezcan de una plataforma política y un grupo de personas que controlen que, durante su gobierno, no se aparten de los ideales que promovieron en campaña. “Aquí hay un tema más de fondo y es que ese desprestigio está causando que los partidos pierdan su lugar en la sociedad y aparezcan candidatos que, a futuro, no tengan un programa ideológico o un respaldo institucional que los controle”, resume Builes.

SOBRE EL TRAMO 2A DE METROPLÚS, UNA PRECISIÓN

9

Desde sus inicios, la campaña de Daniel Quintero cosechó apoyos de diversa procedencia, que serán determinantes en la gestión del nuevo alcalde. Foto: Movimiento Independientes.

Al cierre de esta edición, comenzaba el proceso de empalme e, incluso, había evidencias de acercamientos entre los equipos de campaña del alcalde y gobernador electos. Serán pruebas

para que el alcalde Quintero Calle construya su gabinete y se abra paso en un Concejo diverso. ¿Sobrevivirá la independencia a la gobernabilidad?

En la Edición n.° 73 de Contexto publicamos un reportaje que explica las dificultades que han impedido la terminación de este tramo del sistema de transporte masivo. Por un error de edición, señalaba la información que septiembre sería el mes estimado para la finalización de las obras, con un plazo de ejecución de tres meses. Lo preciso es que durante ese mes lo que se esperaba que ocurriera era la contratación necesaria para finalizar las obras. En seguimiento al asunto, Contexto pudo conocer que dicho proceso de contratación debió declararse desierto. Encuentre los detalles y qué alternativas quedan para el proyecto en nuestra página web: https://periodicocontexto.wixsite.com/contexto

En la web ¿Cuáles son las magnitudes de la discapacidad en el mundo, en el país y en nuestra ciudad? Conozca experiencias y testimonios que han convertido esta condición en otro escenario de oportunidades.

LA DISCAPACIDAD COMO CAPACIDAD Un reportaje multimedia de Sara Toro Ramos y Manuela Ceballos Alzate Trabajo ganador en la categoría Periodismo de Investigación en Visión 2019. Explórelo en: https://saritra29.wixsite.com/innovadiscapacidad


10

ROSTROS

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

Nov. - dic. de 2019

Del último cigarrillo colombiano y su fabricante

INSTRUCCIONES PARA PRENDER UN PIELROJA (Y APAGARLO) Néstor José Rueda / nestor.rueda@upb.edu.co

El cierre definitivo de la Compañía Nacional de Tabacos sepulta al cigarrillo más emblemático de Colombia y con él, casi 100 años de historia que se entregan a la nostalgia de sus fieles fumadores. El primer paso para fumar Pielroja, quizá sea el más difícil entre todos: conseguirlo. No es un cigarrillo de supermercado ni de eventos, no es común ni siquiera en los puestos ambulantes. Para encontrarlo, hay que acudir a vendedores especiales, tiendas de barrio de público selecto o apañarse uno menudeado entre los fumadores que reservan sectariamente la información de dónde encontrarlos.

“Pielroja, de nuestra tierra” La marca apareció en 1924, en Medellín, como el producto estrella de la Compañía Nacional de Tabacos que, apenas cinco años atrás, había sido fundada por un grupo de empresarios antioqueños, que buscaban agrupar en una sola las distintas fábricas de tabaco negro de la región. La compañía se estaba volviendo uno de los negocios más prósperos del país, y su nacimiento cambió, radicalmente, la urbanización del sitio conocido como Otrabanda, la orilla occidental del río Medellín, en lo que hoy es el Guayabal y que, para entonces, estaba casi despoblada y permitiría agrupar el sector industrial de la ciudad, por ser un terreno llano, ideal para las vías que acercarían todo el Valle de Aburrá. Ezequiel Rueda trabajó ahí por 22 años, empezó a lavar carros, fue ayudante de conductor y después conductor. Su oficio y lo que de la empresa obtuvo solo se ve empañado por el último recuerdo de una cita el Miércoles Santo de 2005, en el Hotel Intercontinental, en la que se le anunció a él y alrededor de unos 300 compañeros más, que la empresa había pasado de manos colombianas a la multinacional Philip Morris, que agrupa el 15 % de la producción de tabaco en el mundo, y que iba a modernizar y subcontratar las labores en que ellos se desempeñaban.

“Las prestaciones sociales y la calidad del trabajo en esa empresa, yo creo que no la tenía ni la tendrá ninguna otra en Colombia”, dice Ezequiel, de 65 años, acomodado en un sillón largo de su casa en el barrio Belén. “Eran cuatro primas en el año, permisos fijos por calamidad familiar, horas extras muy bien remuneradas, fiestas para los niños y las madres. Había un compañerismo increíble y yo creo que eso es de lo más difícil cuando nos echaron, por más que las liquidaciones fueron buenas, era eso y tenerse que acomodar a la vida normal después de tantos años de trabajo”, agrega. La opinión de Ezequiel la comparte Guillermo Botero, quien trabajó hasta 2016 y renunció para irse a Brasil a cantar. Su salida, por más que fuera voluntaria, lo dejó con un malestar largo, que todavía se le manifiesta en recuerdos ocasionales: “Era una empresa increíble, yo entré porque cantaba con un amigo que era de Recursos Humanos y me quedé por 18 años. Era muy famoso, porque en los eventos de la empresa me vestía de Helenita Vargas y Vicente Fernández. Había mucha dignidad en el trato, desde los puestos más altos hasta el que barría”. Lo que padecieron antes Guillermo y Ezequiel, hoy lo sufren cerca de 900 trabajadores en todo el país, por el cierre definitivo de las fábricas en Medellín y Barranquilla; ellos y las 12 000 familias campesinas que, según Sintraintabaco, el sindicato de la empresa, vivían de la venta de las hojas a la compañía y que hoy no saben lo que va a pasar a partir de 2020, cuando el contrato caduque y se deje de comprar tabaco de los Santanderes, Boyacá, Sucre y Tolima, pues la empresa adquiría el 51 % del producto de todo el país.

La última redención del indio

El material promocional y la publicidad de Pielroja se han convertido en íconos de la cultura popular y objetos de interés para coleccionistas e investigadores. Foto: archivo particular.

Primero, se debe quitar el recubrimiento de plástico y romper el sello gris, que tiene tres hojas de tabaco pintadas a cada lado. Al sacar uno de esos dieciocho cigarrillos, no hay que dejarse engañar por la posición en la que vienen empacados, pues la imagen del indio, en la punta superior, es la señal que indica por dónde debe encenderse, con fósforo de palo, según los rigurosos catadores, o con la candela más cercana. El Pielroja apareció como una idea del reconocido caricaturista Ricardo Rendón, al que le habían encargado el diseño y el bautizo de una nueva marca de cigarrillos. Su primer eslogan fue: “Satisface plenamente el deseo de fumar”, luego, cuando el tabaco con el que se hacía dejó de ser importado y empezó a traerse de plantaciones nacionales, se le dio relevancia a su consumo como símbolo de identidad nacional, de tradición y de armonía política: “Pielroja, de nuestra tierra”, “Sabe mejor, y es colombiano”, “Su precio es muy liberal; su aroma, conservador; su suavidad, radical; y comunista, el sabor”.

La primera calada que se le da debe ser lenta, precavida, para no aprender, por mal uso, la razón por la que lo llaman: “Rompe pechos”, “Peche”, “Picha e’caimán” y “Tiraflechas”, y sentir rotundo el golpe del humo en la garganta y el consiguiente mareo, que puede empeorar con el tiempo. Después de dos o tres caladas, hay que pasarse la lengua por los labios, sentir el sabor dulce del papel de arroz y escupir, sin asco, la picadura que se queda entre los dientes. La publicidad del Pielroja lo llevó por todo el país, en almanaques, relojes de pared, vallas en barcos, carros, camiones, luces de neón que colgaban como una aparición milagrosa en la noche de los estaderos, parques, plazas de toros; se hicieron obras de teatro, canciones radiales; su nombre y la imagen del indio fiero entraron en la cabeza de los colombianos, como una verdad rutinaria, de esas que, por la repetición, parecen imperturbables.

Pielroja de tabaco negro El tabaco negro era traído, en su mayoría, de Santander, se preparaban, en diciembre, las tierras, se compraban las semillas ya germinadas (almácigos), se sembraban con las lluvias de marzo y en junio se podía tener la recogida de las primeras hojas. Había que clasificarlas por tamaño y color, colgarlas en cuerda de fique en los caneyes —esas estructuras rústicas de unos seis metros de alto, sin paredes, con techo de nacuma, de paja brusca o de zinc—, esperar mes y medio para que se secara e irlo a vender para pagar el mercado y la carne que fiaban con la promesa de compra, y de lo que sobraba, si era el caso, conseguir unos litros de ese aguardiente que, en esa región oriental, llaman “Mataviejos”. “Que el indio prefiere morir quemado, que en manos del hombre blanco”, reza la norma, como si en último acto de rebeldía, esa imagen tuviera una redención póstuma de todas las tribus extintas. Que la imagen de perfil de ese indio con penacho de diez plumas se desvanezca, desde la punta hacia la boca, cuando ya en los labios se siente el ardor de la mecha y los dedos no dejan sostener bien el cigarrillo. No se apaga, porque como no tiene colilla, se consume solo, se muere sin respiración que lo agite y con la dignidad de no haber sido pisado. Que fue cigarrillo de poetas, de presidentes, de ejecutivos, de la alta sociedad y de los que no más lo usaban para espantar los moscos en el monte. Que las mujeres lo fumaban con la mecha dentro de la boca y que no se quemaban ni un gajito de la lengua, que las adivinas preferían su humo, porque era más fiel en las profecías y que hubo una escasez en la que se vendió cara la calada. De todo se comenta. El Pielroja es una como aparición, un santo, un relato imposible detrás del drama de una empresa idílica, que se atrevió a darle condición patria al humo que de ahí provenía. Quizá el indio no se vaya pisado, ni humillado, ni otra vez esclavo del hombre blanco, pero se entrega a un olvido igual al del resguardo de la memoria frágil de los que están sin estar y sufren la nostalgia anticipada, en una agonía sin paliativos.


Nov. - dic. de 2019

CONTEXTO No. 74

ROSTROS

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

11

Reportaje gráfico

LA CRISIS “ABRAZA” A LOS TABACALEROS Hazzas Elo hazzaselo@gmail.com / Periódico 15, Universidad Autónoma de Bucaramanga

La cotidianidad de los cultivadores de tabaco en Cepitá, en el Cañón del Chicamocha. Con más de 200 años, esta tradición se ve amenazada por la salida de una multinacional que compraba cerca del 50 % de la producción nacional. El tabaco que cuelga de los caneyes, estructuras techadas y ventiladas, que permiten la circulación del aire, para que la hoja seque y pueda transformarse en el insumo para los cigarrillos. Este es el cuadro que, a diario, ven este grupo de cultivadores que trabajan en una finca ubicada en medio de las montañas del Cañón del Chicamocha, cerca al municipio de Cepitá. Cuando no están bajo los rayos de sol cortando las hojas verdes de los cultivos, se sientan a la sombra y hablan sobre lo que podría pasar ante la crisis que sufren los tabacaleros. Reconocen que nunca llegaron a negociar sus cosechas con Coltabaco o la multinacional Philip Morris, que siempre existió un

tercero encargado de esa labor. Pese a esto, sobrevivían, y el Gobierno les prestaba atención. Ahora, tras conocerse el cierre de dicha empresa que les compraba no solo a ellos sino a más de 2300 cultivadores, el 50 % de la producción bajo contrato, en el ámbito nacional, temen quedar desempleados y, además, les produce nostalgia que la tradición de más de 200 años se pierda. Por ahora, la Gobernación de Santander estudia alianzas con la Federación Nacional de Tabaco, para que desarrollen capacitaciones y otras actividades con un enfoque productivo, y así tengan alternativas para subsistir de forma paralela al cultivo de tabaco. Secado de las hojas dentro de un caney, construcción especialmente diseñada para este proceso del tabaco. Foto Hazzas Elo

Panorámica de una plantación de tabaco en zona rural del municipio de Cepitá, en el Cañón del Chicamocha. Foto Hazzas Elo

Carlos Antonio León, cultivador de la zona. En Santander se cultiva el segundo tipo de tabaco más popular en el mundo, llamado Burley, también conocido como ligero. Foto Hazzas Elo

Cultivador de Cepitá. Tanto el cultivo como la elaboración de tabacos es un arte ancestral que se hereda de generación en generación. Foto Hazzas Elo


12

ESTE TIEMPO

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

Nov. - dic. de 2019

Más allá de la imagen

LA BATALLA DEL NOVENO ARTE Melissa Orozco Duque / melissa.orozco@upb.edu.co

El cómic ha fraguado una lucha, a lo largo de los años, para ser concebido como un arte sin estigmas. En Colombia, la lejanía entre los ciudadanos y el noveno arte es evidente. Conozca los puentes que se tienden para acortar la brecha. En 1993, el Ministerio de Cultura expidió la Ley del Libro, en la que se consideraban las historietas como productos similares a las publicaciones pornográficas y esotéricas, de hecho, no contaban con beneficios tributarios, por lo que había un acceso reducido para las personas que estuvieran interesadas en acercarse al material impreso y virtual de otros países. Ante el desolador panorama en el país para la divulgación y la creación de historietas, distintos esfuerzos independientes por parte de dibujantes y lectores han consolidado una escena del cómic en Colombia, especialmente, en Medellín, donde la agenda cultural del sector público incluye el noveno arte como un eje temático. Tal es el caso de la Fiesta del Libro y la Cultura que, en su última versión, dedicó una franja especial de eventos para el cómic. Incluso, el famoso Cuentico amarillo fue realizado por el dibujante de cómics y periodista, Pablo Pérez, también conocido como Altais, ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2018, categoría Entrevista en Prensa, con el cómic El momento falta, una entrevista a Joe Sacco. Libros Pequod narra el enfrentamiento entre el capitán Ahab y el cachalote blanco Moby Dick. Pérez homenajeó la obra cumbre de Melville, con una historieta provista de ritmo y tensión. Entre las estrategias más acertadas para presentar a la ciudad las posibilidades narrativas del noveno arte, la Fiesta del Libro y la Cultura recurrió a personajes importantes en la cultura popular, como Condorito. La exposición Condorito: nuestro y de todos recordó a los visitantes del evento, la estrecha relación entre cómic y prensa, la misma, que ahora pasa desapercibida ante los ritmos vertiginosos de los medios digitales. La muestra dio cuenta de una exploración por los primeros 70 años de Condorito, a tal punto de revelar su influencia en los latinos. El dibujante chileno René Ríos Boettiger (Pepo) atribuyó el éxito de la reconocida historieta, gracias a su humor transparente, apolítico y fresco, sin embargo, tampoco fue ajeno a los sucesos de la época. Por eso, Condorito fue hasta la Luna, regresó para presenciar el Mundial de Fútbol de 1964 en Chile y comparó el tamaño de su nariz con la del presidente de ese entonces, Eduardo Frei Montalva. Para el historietista caleño, Luis Tobón, el hecho de que la Fiesta del Libro y la Cultura incluyera el cómic en su programación, “es una oportunidad para generar nuevos públicos, para que la gente que esté interesada y los que no conozcan tanto, se encuentren con que existe el cómic, que se den cuenta que esto va mucho más allá del Hombre Araña y la aventura de Supermán, y que también existe el cómic colombiano. Es encontrarse con una cantidad de autores, géneros e historias variadas, que van a terminar cautivando a más de uno”. “Siento que al cómic se le ha dado más importancia, de pronto, el hecho de que los eventos se realicen en un espacio distinto (Sala de Exposiciones Casa de la Música en el Parque de los Deseos), puede hacer que el público lo vea como un asunto de nicho, el espacio me parece importante para el cómic”, manifestó Lorena Álvarez, autora de Hicotea y Luces nocturnas, en el presente año recibió el premio Russ Manning, destinado a las nuevas promesas del cómic, y en el

La Fiesta del Libro y la Cultura en Medellín es un termómetro de los progresos del cómic como propuesta artística, creativa y de contenido. Foto: Melissa Orozco.

2018 fue nominada a los Premios Eisner, uno de los más prestigiosos. La inclusión del noveno arte en distintas esferas de la sociedad colombiana ha sido un objeto de debate entre los investigadores, divulgadores del área y los historietistas. Asimismo, hay una exploración en el país que gira en torno a la naturaleza editorial del cómic, en especial, si puede catalogarse como independiente o comercial, ¿podría pensarse en una industria de la historieta en la región? En la charla: ¿Existe el cómic independiente en Colombia?, realizada el lunes 18 de septiembre en el marco de la Fiesta del Libro y la Cultura, el dibujante Luis Tobón señaló que el carácter de independiente en el noveno arte también puede pensarse desde los mecanismos de difusión, destacó la autogestión como un espacio recurrente en la divulgación de la obra de historietistas colombianos. “El escenario del cómic en Colombia es incipiente, apenas está naciendo. Deberíamos preguntarnos si existe algo por fuera del establecimiento, como las editoriales y el Gobierno. Es importante que una parte de la historieta dependa de este par de personajes, porque son los que pueden ofrecer las facilidades para que el cómic se divulgue. Creo que una de las alternativas tiene que ver con autopublicarse, en un país como Colombia, es un primer acercamiento al poder difundir, si uno se acerca al fanzine es por una necesidad de publicar”, afirmó. Por su parte, la autora Sindy Elefante consideró que la autopublicación como mecanismo de divulgación en la historieta está ligada con la independencia temática de los contenidos, es decir, la libertad que tienen los dibujantes de cómics para exponer sus percepciones o críticas. Para la historietista, en Colombia, un fanzine del noveno arte, como una publicación en una editorial pequeña, pueden catalogarse como independiente.

Según Elefante: “Todos somos conscientes de que nadie será millonario haciendo libros, ni desde la autopublicación ni desde las editoriales independientes. Una de las ventajas de lo independiente es que no hay censura, se hace una apuesta y se puede dar una crítica social desde distintas plataformas”. En el caso de Medellín, los historietistas han visto en el fanzine y en la autogestión un camino para la divulgación de sus obras. Se destacan publicaciones, como Sudaka cómix y la Gacetilla robot en la escena de la historieta local. Además, de las de autogestión, desde el sector público hay un interés por explorar el noveno arte. En el 2016, la Secretaría de Cultura Ciudadana, por medio del Plan Ciudadano de Lectura, Escritura y Oralidad, otorgó un estímulo para la creación de cómics. Autores como Luis Echavarría, Ana López y Francisco Peláez han realizado sus primeras historietas de larga extensión, gracias a la iniciativa. También se resalta la labor del Sistema de Bibliotecas Públicas y la Biblioteca Pública Piloto, por crear espacios para la promoción de lectura del noveno arte y la compra de nuevos cómics para sus colecciones. Asimismo, las bibliotecas Carlos Gaviria Díaz de la Universidad de Antioquia y el Centro Cultural Luis Echavarría Villegas de Eafit han consolidado un material enfocado en la historieta. Ante la presencia de espacios para el noveno arte y su presencia en eventos culturales, aún faltan esfuerzos para que se fortalezca una escena del cómic en la ciudad. Según Francisco Peláez, historietista y autor de Revisión a la historia, “no hay una agremiación de autores en la ciudad y es necesaria, debe haber mucha gente dibujando y uno no se da cuenta; en Estados Unidos y en Europa se conserva lo que se hizo y se construye; en Medellín es como cuando usted escribe algo en la arena, llega una ola y es como si nunca se hubiera escrito nada”.


Nov. - dic. de 2019

CONTEXTO No. 74

ROSTROS

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

13

Ríos que inspiran y ambientan relatos

HIDROGRAFÍA CREATIVA DE COLOMBIA Manuela Molina Cerezo / manuela.molinac@upb.edu.co

Los relatos de un escritor, las miradas de una fotógrafa y los versos de un poeta a las orillas de tres ríos colombianos: el río Cauca, el río Orinoco y el río Suárez. “El Magdalena es el corazón, la fuente de la poesía y de todas nuestras oraciones, es la fuente del país”, afirmó Wade Davis, antropólogo y etnobotánico canadiense, durante la más reciente Fiesta del Libro y la Cultura, cuyas actividades hicieron alusión a los ríos literarios, aquellos cuyos cauces llevan palabras de grandes obras de la literatura colombiana. Por su magnitud e importancia, la mayoría de veces se habló sobre el río Magdalena, pero, ¿serán sus aguas las únicas fuentes de creación para los artistas colombianos?

Los monólogos del río Desde que nació en Cali, en 1958, el escritor caleño Philip Potdevin Segura transitó por los ríos del Valle del Cauca y, como todo niño, gozaba de estos como un espacio para el juego y la imaginación. Cuenta que cuando estaba en el colegio, se escapaba en los recreos para ir a ver fluir el río Pance. También recuerda ver, a lo lejos, los farallones, así estos siempre supusieron una reminiscencia del agua que cae y desemboca en los ríos. Si bien sus memorias de agua eran suaves y enternecedoras, con el tiempo, se fueron volviendo violentas, no a la manera de la poesía de Andrea Cote, en donde transitan los cuerpos de la guerra y se siente el ardor de la tierra. Más bien, se trataba de una violencia ambiental, en la que Potdevin había encontrado una de sus fuentes de crítica. De ahí que haya escrito tres monólogos sobre el río Cauca, ese río que tanto lo desvela. Cuando iba a escribir su primera novela, realizó una expedición para conocer el nacimiento del río Bogotá. Con esa experiencia maravillosa para él, empezó a escuchar la voz del río, cómo este le hablaba y le susurraba historias. También, su lectura de Mark Twain le demarcó una consciencia ante la figura literaria del río, con los relatos del Misisipi. “Siempre que voy a una ciudad busco el río”, dice el autor. Así pues, siente una fascinación que va desde el ensueño hasta el miedo: “es esa relación entre la vida y el ahogamiento que provoca la muerte”, explica. Violencia, miedo y ahogamiento —literal y metafórico— le ha dejado el agua dulce de “El rey mono”, como le dicen al río Cauca. En Monólogo n.° 1 del río Cauca en Do(lor) sostenido mayor, afirma: “Yo soy el Cauca, uno más entre miles y miles de cuerpos fluviales que surcan la faz de la Tierra y, a la vez, la segunda arteria fluvial de este país… Yo soy el Cauca. Yo soy el río, el río que agoniza contaminado por las industrias del Valle”. Ya en Monólogo n.° 2 del río Cauca en La(mento) mayor, se pregunta cuántos ríos más deben ser asesinos, cuántos páramos y cuántos pueblos. Y en los tres apela al hecho de que sin agua, aun para los ríos, es imposible vivir.

Las imágenes del río Juanita Escobar también nació en Cali, en 1985, pero el Cauca no es el río que la ha tocado, sino el río Orinoco o como ella le llama: “El soberbio Orinoco”. A sus 15 años se retiró de sus estudios secundarios para trabajar en una película y, aunque entró algunas veces a la universidad, se dedicó a un trabajo documental en el

que se ha constituido como una fotógrafa autodidacta. Hace más de 10 años dejó su tierra para adentrarse en las llanuras del Casanare y en su cultura, de la cual se fue enamorando cada día más. En su recorrido siempre ha estado una preocupación por la relación del ser humano con el medio ambiente. Al principio, solo hacía registro de fauna y flora. Luego, conoció a la antropóloga Francisca Reyes y se convirtió en su amiga, ella la acompañó en sus primeros pasos, a caballo, en un camino de ocho horas: “Con ella aprendí a pasar nadando los ríos a caballo, con ella todo cobró sentido y me enraizó al río”. También conoció al historiador, compositor y poeta Carlos César Ortegón. Junto a él y a Francisca Reyes gestó varios proyectos, de algunos de estos han quedado los libros: Gente tierra (2009), Silencios: Un llano de mujeres (2009) y El llano a ras de cielo (2012). Pero más allá de hacer una fotografía de registro, Juanita siempre se ha preguntado por cuál es su mirada sobre ese territorio y cuál es su manera de estar ahí, como si sintiera la responsabilidad de devolverle algo a la gente que le ha brindado su tiempo y le ha abierto las puertas de su hogar. Entonces, nace Frontera de agua, libro que lanzó este año, que hace las veces de diario íntimo de las mujeres que viven a la orilla del río Orinoco, entre Colombia y Venezuela. Allí explora el papel de la mujer con la simbología del agua que fluye, que ahoga, que se entrelaza y que es un remolino, del cual ella, como fotógrafa y mujer, no ha salido como entró. Allí se impone su mirada sensible, pero también se tiende sobre el agua para dejar que esta misma se revele por sí sola.

Las poéticas del río En 1969, en Barbosa, Santander, nació Álvaro Neil Franco Zambrano, pero su poesía la hizo ante la orilla del río Suárez. Es docente de lenguas y magíster en Literatura, aunque eso no tenga nada que ver con el niño que se enamoró en cada río de una mujer distinta, a pesar de que siempre hubiera amado a la misma. Ahora vive en un entorno citadino, sin embargo, dice: “Yo soy orillero, yo nací a la orilla de un río que se llama Suárez. Yo me escapaba para ir al río, que es un río que huele a guayaba, que huele a dulce. Ese río es la cerca de agua que vigila mi patio”. Así pues, su infancia es ese río. Y como la infancia es el reino de la poesía, también su poesía es el caudal de ese río. Un río alegre, risueño, coqueto, picarón, un río en el que se mecen sus palabras y versos. Pero también el río Sinú, desde la poesía de Raúl Gómez Jattin y el río poético de Aurelio Arturo lo han consolidado como un poeta del río. “Hice esa travesía, fui a la casa del poeta Raúl Gómez Jattin y allí conocí el río Sinú. También tuve la oportunidad de hacer un viaje hasta Mompox, a visitar al maestro José Barros, y allí me enamoré de una momposina”, cuenta entre risas. Álvaro Neil ha ido, de río en río, descubriendo las metáforas del amor, el de Aurelio Arturo le ha suscitado un río con cierta sensualidad, en el que las mujeres están hechas de brisa. Para él, “el río es el viaje del amor perdido y, tal vez, ese amor uno solo lo alcanza con las palabras”.

A la orilla de tus palabras, revela el río poético de Álvaro Neil: Somos un mismo olor La guayaba floreciendo en la infancia Una misma agua El Moniquirá desembocando en el Suárez Solo que habitamos orillas diferentes Desde la mía tu cabello siempre será un relámpago tu mirada un rayo que no acaba y yo un niño que te arroja piedritas para que no se apague el brillo de tus palabras Tus palabras que llegan a mis días como peces abismados de luminosidad como anzuelos donde empiezo a morir por el silencio como espuma que navega por esta soledad de arena como un tsunami donde únicamente sobreviven las leyendas de los pescadores como un oleaje de asombro que resucita de burbujas la lama de mis pensamientos como un remolino de desesperación que me arrastra por camas de hojas donde recuerdo tu cuerpo que todavía no conozco Tú decides cuando puedo acampar en tu vida.


14

ROSTROS

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

Nov. - dic. de 2019

Su reino son las calles de Pereira

EL PALOMO SIGUE SIENDO EL REY Grace Paola Pulgarín / greys.pulgarin@ucp.edu.co Periódico Expresión en Primera Persona / Universidad Católica de Pereira

Hace 32 años, el Rey de la Fritanga recorría las calles de Pereira con una brillante olla de aluminio en la mano. Ahora, conocido como el Palomo, es dueño del restaurante de comida típica más concurrido de toda la ciudad.

Esta es la oficina del Rey de la Fritanga, en el centro de Pereira. Foto: Grace Paola Pulgarín.

El Rey de la Fritanga tiene más pinta de arriero que de monarca. Es un hombre alto, de bigote negro y poblado, que viste un traje blanco impecable, de típico carriel y sombrero antioqueño. Así se veía, hace poco más de 15 años, según la foto que cuelga en una pared del restaurante. Hoy, el bigote desapareció, el Rey se ha hecho un poco más gordo, cambió el carriel por una caja registradora, el sombrero sigue llevándolo puesto y luce su traje blanco como en aquel entonces, como el Palomo que siempre ha sido. Es él quien atiende, en pleno centro de Pereira, en la calle 26 entre séptima y octava, el negocio familiar Los Caldos del Palomo. Son las 11:30 p. m. y hay once mesas por atender; una prostituta y un travesti en la mesa uno, ubicada en el lado izquierdo del lugar, esperan por un caldo de costilla. El hombre, de cabello negro y con un escote que deja ver sus prótesis, habla de lo que parece ser una

desagradable experiencia en su lugar de trabajo: “Ese man no solo quería que le bailara, cuando me lo pidió, le dije que pagara primero...”. Al lado derecho, en la mesa 10, otro hombre, de traje y corbata. En su plato, un chicharrón tostado, una arepa con carne y un chorizo. Al lado de la silla donde está sentado, una guitarra ya trajinada. La mesera pasa y le pregunta: “¿Qué va a tomar?” A lo que el señor sentencia: “Hoy nada, las monedas no alcanzan”. En la parte trasera del restaurante hay un grupo de siete jóvenes, en su mesa un “botello” de José Cuervo, tres chorizos, un chicharrón y caldo de pollo, de esos que llaman “levanta muertos”. Entre esos seis hombres, una mujer con cabello castaño hasta la cintura, envuelta en carcajadas sin poder comer. Atrás de los chicos, en la cocina, hay tres mujeres encargadas de hacer la comida y por todo el restaurante, cuatro meseros rondan el lugar.

Y en la entrada, sentado cerca de la caja registradora, Fabio Rendón, el Palomo, y a su lado, Inés Blanca; ellos reciben el pedido de quienes llegan en carro o de aquellos que prefieren sentarse en un muro, justo al lado del local. Pasadas las doce de la noche, mientras el trajín del lugar disminuye, el Palomo toma un descanso para contar, en pocas palabras, su historia: “Yo fui zapatero mucho tiempo, un día decidí salir a vender fritanga por el centro de la ciudad, al terminar esa noche y ver que la olla donde llevaba la comida estaba vacía, supe que la sazón era buena y así empecé”. Han pasado 32 años desde que Fabio y su esposa llegaron a Pereira, él fue trabajador del campo en Belén de Umbría y decidió probar suerte en la ciudad. La primera empanada la vendió en diez pesos, cuando en el mercado costaba veinte, y recorría la carrera séptima hasta instalarse en el Parque El

Lago, donde, al cabo de tres horas, se vendían chorizos, chicharrones (tostados o blanditos), pasteles de pollo, costillas y arepas. Después de algunos años de andar por las calles con la olla en la mano, se quedó en un local donde trabaja con su familia. En ese lugar, aún permanece esa olla brillante, puesta en un estante, como el recuerdo de todo el fruto recogido. “Pereira ha sido mi lugar y estoy muy agradecido con la ciudad, orgullo que tengo debido a la gente”, dice Fabio. Hoy, además de las frituras, el Palomo vende diferentes caldos típicos, que acompañan las noches y amaneceres de quienes transitan por el centro de La Perla. Es un lugar para todos, la historia se siente como el aroma de las preparaciones y el mejor testigo es la foto de aquel Rey de la Fritanga, el mismo que hoy, entre suspiros y carcajadas, cuenta la historia de su reinado.


Nov. - dic. de 2019

CONTEXTO No. 74

VISOR

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

15

Visor, revista audiovisual

LA CALIDAD NARRATIVA DEL SONIDO Daniela R. Gómez Isaza / daniela.gomezi@upb.edu.co

Casi nadie percibirá los diálogos de una tienda a dos cuadras de donde ocurre la acción, pero los sonidos estarán allí ayudando a construir un sentido de realidad, un sentido que no siempre es vidente. Vasco Pimentel, el oidor El sonido, antes de que lo conociéramos dentro de las narraciones como un estímulo acústico, ya se reconocía desde el lenguaje escrito y visual. Una forma de generarlo dentro de las narraciones fue el texto. En el mundo del cómic, por ejemplo, la idea hacerlo sonoro es algo todavía experimental. Sin embargo, ¿no ha tenido el cómic siempre una sonoridad? El cómic, fácilmente, podría ser catalogado como un producto visual. Pero, antes que el video, fue el recurso que utilizó imagen y sonido. Aunque se mueva dentro de la impresión, tiene la capacidad de hacer que los personajes hablen, se rían y disparen. La herramienta más conocida y utilizada es la de las onomatopeyas, esto es una imitación lingüística: se escribe una palabra semejando el ruido que se quiere representar y, entonces, ¿no suenan estos relatos? Ahora, con la cultura de la convergencia, cuando uno habla del cómic sonoro, se piensa en algo distinto, debido a que, con las nuevas tecnologías, ya se puede crear piezas con ilustración, texto y el sonido, como lo conocemos hoy en día. Un ejemplo de lo que se puede lograr a través de esta revolución mediática, es el trabajo de Matt Huynh, artista visual, ubicado en Nueva York, creador de The boat, un cómic interactivo que habla sobre el naufragio de un bote en el contexto de la guerra de Vietnam. El sonido tiene la capacidad de ampliar la narración. Carlos Sánchez Pizarro, profesor de Imagen y coordinador del Grupo de Experimentación Sonora de la Universidad Pontificia Bolivariana, expresó que lo sonoro y lo visual tienen estructuras distintas, y que es interesante mirar en resultados, como en The boat, la manera en la que estos recursos expresivos comienzan a apoyarse. Esto da la posibilidad de narrar desde diferentes ángulos, como lo hace la imagen. Uno de los recursos más interesantes es el “sonido fuera de campo”, en el que este no tiene relación directa con la imagen que se está mostrando. Otra propuesta narrativa experimental es la que planteó el artista Antoni Abad, al crear el proyecto: La ciudad que no se ve, una interpretación sensorial de Venecia. Abad inventó una aplicación móvil, que permite a las personas ciegas escuchar la ciudad a través de mensajes de audio que quedan en la web. Junto a esto, también se creó la idea de un cómic en relieve, nuevas narrativas que están surgiendo en la actualidad.

No yéndonos muy lejos, aquí, en Medellín, también se están realizando proyectos en los que el sonido es de vital importancia. Pregoneros de Medellín fue el primer documental interactivo del país, que narra las historias de hombres y mujeres que se ganan la vida ofreciendo sus productos, por medio de canciones y humor. La página del proyecto le da la oportunidad a cualquier persona de acceder a las calles del centro, mientras se escuchan gritos, habladurías de los vendedores, el viento, los carros y las conversaciones de los transeúntes. Un conjunto de sonidos que, podría decirse, son la orquesta que reconstruye la atmósfera del corazón de la ciudad. Sin embargo, Medellín no es una ciudad fuerte en experimentación sonora, todavía falta explorar muchos campos de la narrativa del sonido. Países como

Estados Unidos y Australia tienen más conocimiento en estas nuevas convergencias. Medios como The New York Times dedican secciones enteras a la experimentación sonora y mediática. Es por esto que Carlos Sánchez y algunos estudiantes de la UPB se animaron a abrir un espacio para la experimentación sonora, en el que se reúnen a crear sus propias resonancias: naturales, humanas y de máquina. Crearon también una categoría que se llama sonidos viscerales, para aquellos que nacen en las articulaciones, el estómago y el intestino. A veces, también, dibujan lugares desde lo sonoro, ¿a qué suena el parque de Laureles? En las historias, el sonido es capaz de acentuar, desvirtuar o cambiar totalmente la atmósfera de un lugar. Puede distorsionar un diálogo o armonizar una ciudad entera, así como lo logró Sergio Díaz, el artífice del audio para de Roma de Alfonso Cuarón.

Un ejemplo de lo que se puede lograr a través de esta revolución mediática, es el trabajo de Matt Huynh, artista visual, ubicado en Nueva York, creador de The boat, un cómic interactivo que habla sobre el naufragio de un bote en el contexto de la guerra de Vietnam. La ciudad es una fuente inagotable de material para la experimentación sonora. Ilustración: Laura Moreno Restrepo.


16 16

Desde la raya

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 74

Nov. - dic. de 2019

Preparándose para revestirse de oro y hacer historia

EL TRAMPOLÍN DE LOS SUEÑOS DE DANIEL RESTREPO Mariana González Múnera / mariana.gonzalezm@upb.edu.co

La disciplina, dedicación y el talento son su profesión, así se describe el reciente campeón panamericano de clavados, Daniel Restrepo García, deportista olímpico de saltos ornamentales, campeón mundial de clavados, presea de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud y deportista inscrito para representar a Colombia en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Tranquilo y fresco. A simple vista se ve como un adolescente común y corriente, con sueños, motivaciones y metas, pero al hablar con él, su expresividad y sinceridad se reflejan en sus ojos, por eso siempre que se sube al podio como triunfador de cualquier competencia, sus lágrimas corren por su rostro y gritan: “Lo hice, soy historia, mi propia historia”. Daniel es un joven antioqueño de 19 años, desde sus inicios demostró todo el talento que, hoy en día, lo hace uno de los mejores clavadistas del mundo. Actualmente, pertenece a la Liga de Natación de Antioquia y lleva en alto el nombre de Colombia en las competencias de clavados en el ámbito mundial. Sus inicios en el deporte del trampolín fueron gracias a sus travesuras: “… cuando era muy pequeño me diagnosticaron déficit de atención e hiperactividad, ahí fue donde comenzó toda la historia hacia los clavados”, dice. Con una sonrisa en su rostro, Daniel recuerda su infancia como un proceso de crecimiento. Sus padres siempre estuvieron presentes en cada una de sus picardías, enseñándole los valores que, hasta ahora, lleva en su formación personal y en su corazón. “Cuando era niño —cuenta Restrepo— fui muy travieso, una “plaga”, pero siempre fui un niño de casa, al que le enseñaron buenas cosas y valores, fui muy inquieto toda la vida”. Desde pequeño tuvo mucha conexión con el agua. Señala que desde los cuatro años de edad practicaba natación y mientras crecía, fue experimentando su concentración y enfoque la modalidad en que hoy se destaca: “… la profesora de la Liga de Natación de Antioquia les recomendó a mis papás que me inscribieran en los clavados, porque yo era demasiado juguetón, y ahí me fui, a la edad de cuatro años empecé en ellos y me quedé, ahí me quedé”. Sus primeras competencias fueron un acto de prueba para él, pues actuaba con todos los niños de cualquier edad. Aprendió a perder y a ganar, a ver a sus rivales como fuerza para la superación. “Mi primera competencia fue en el año 2005, tenía cinco añitos, fue en Ibagué. Era una prueba para mirar cómo me desempeñaba, ya en el 2006 gané mi primera medalla de oro, chiquito”. Además, resalta que su deporte se convirtió en un estilo de vida para él: “… desde ahí en adelante, todos

los campeonatos los empecé a ganar, se fue convirtiendo ya en otra cosa, ya no era pasar el tiempo libre, sino ir todos los días, entrenar y una responsabilidad más, como un estilo de vida”.

Esfuerzos de un chiquito El cambio de categoría no fue fácil, el camino de su carrera élite ha sido fuerte: ir a entrenar, competir y ganar. A partir del 2015, Daniel potencializó sus habilidades y logró destacarse entre los clavadistas de categorías mayores. Su bachillerato fue la etapa más tranquila y, a su vez, complicada, ya debía tener orden y responsabilidad, si quería ser alguien en la vida y un deportista importante, valía la pena un esfuerzo más. Es un tema complicado para él. Frota sus dos manos y se las lleva a la cabeza mientras piensa. Quiere estudiar y practicar deportes, pero sabe que ambos son su responsabilidad. Se pregunta: “¿Cómo voy a hacer?”, y añade: “… no. Es que hay que hacerlo”. −Me decías que te quedaste hasta las cuatro de la mañana estudiando. −Yo no sé cómo voy a hacer. Me toca ser responsable con mis entrenamientos y mi estudio. En su carrera deportiva ha hecho tantos sacrificios, que terminan por traerle cosas buenas. En la categoría de mayores es el mejor y él lo sabe, está totalmente seguro de que, cada vez que lo llamen para competir, su objetivo va a ser la medalla de oro. Su mente nunca le falla, trabaja de la mano con su psicóloga para mantener su calma emocional y deportiva.

14 años de saltos Ser clavadista olímpico colombiano a los 19 años es un hecho que marca la historia del deporte. Es un reto ser pionero de los saltos ornamentales e, incluso, darle la primera medalla de oro a Colombia en su modalidad. El trampolín es su especialidad, ha dedicado la mayor parte de su vida al perfeccionamiento de cada uno de sus saltos y como lo expresa: “… en esa modalidad me especialicé y en esa me voy a quedar toda la vida”. Durante los cuatro últimos años, Daniel ha alcanzado importantes victorias para su vida. Su última competen-

cia fue en Perú, en los Juegos Panamericanos, en donde ratificó su éxito con un salto y venció a grandes contrincantes, ganó la medalla de oro histórica y única para su país, además, adquirió cupo directo para disputar los Juegos Olímpicos del próximo año, “… esta medalla es un abrebocas para muchas cosas; priLos últimos cuatro años de trabajo han tenido un mero, para prepararme objetivo para Daniel: Tokio 2020. Foto: Federación para Tokio 2020; segunColombiana de Natación. do, para que apoyen más este deporte; y tercero, para que más marcas confíen en mí y siempre clasificaba a la final y me quedaba ahí, me desanimé en ese tiempo, pero me brinden su apoyo”, declara. Además, su compromiso con el en ese último entrené muchísimo para deporte lo respaldan sus padres y las competir, me fue superbién y lo gané”. Aunque su deporte no sea tan diferentes organizaciones deportivas, como lo son el Comité Olímpico Co- reconocido en Colombia, Daniel quielombiano, la Liga de Natación de An- re hacer historia. Cada competencia es tioquia y la Federación Colombiana de una aventura más para ser agregada en Natación, quienes le brindan ayuda el llamativo cuadro del “nunca olvidareeconómica, para poder concentrar- mos”. Marcar la diferencia implica trase en diferentes lugares del mundo y bajo y como él lo manifiesta: “Uno hace formarse como un deportista íntegro, historia, porque nunca se ha logrado; la con el objetivo por el que hace 19 años gente ya te ve como un referente. Hacer historia implica ser más responsable y está trabajando. Soy de las personas que creen mantener siempre el ritmo”. Al mismo tiempo, sus logros son que las habilidades de cada uno son intrínsecas, las cuales se fortalecen con memoria en los corazones de las persolas experiencias vividas. De acuerdo con nas más allegadas, pues gracias al apoyo su respuesta anterior, pregunto: ¿Cuá- que le brindan, los recuerda cada vez que les son sus fortalezas y debilidades? Su va en representación de Colombia, ese es rostro llama la atención, pensativo y, a el motivo de sus lágrimas llenas de felicila vez, decidido, responde: “Soy talento- dad. Siempre, en sus recuerdos, están sus so, nací con un talento innato, nací para padres, las personas más importantes en este deporte, tengo muy buena técnica su vida, incluso, en su carrera como dey fuerza”, asimismo, añade: “… de mis portista. “A mis papás siempre les dedico debilidades, a veces, un poco la cabeza, mis éxitos, porque ellos me han apoyado la parte psicológica. Algunas veces, en mucho”, asegura Daniel. Además, agrega una competencia, veo a los demás y me que: “… esas lágrimas son, más que todo, por el país, por Colombia y para darle da un poco de susto”. más alegrías al deporte”. Ahora, solo piensa en prepararse de la mejor manera para ganarse la primera presea dorada, en la historia de Colombia, en su modalidad, y a la espera de los Juegos Olímpicos Su vida está enfocada hacia las compe- de Tokio 2020, de igual modo, por su tencias, tanto es así, que ha asistido a mente pasan las posibles reacciones tres certámenes orbitales, pero solo se que tendría si obtiene la consagración ha consagrado en uno. Le pregunto: ¿La como campeón olímpico. Entre risas, tercera es la vencida?, y contesta: “Sí, con pronuncia: “No lo sé. Es un sueño desese pensamiento fui a Ucrania. Ya era el de pequeño; primero, me desmayo; último campeonato al que podía ir en esa segundo, me reaniman; y tercero, voy categoría. En los dos primeros mundiales a la premiación, así sería”.

Cinco anillos hechos de oro


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.