Contexto Ed. 72

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PERIODISMO UNIVERSITARIO

ISSN 1909-650X

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo

Medellín, julio - agosto de 2019

No. 72

Distribución gratuita

Ilustración: Daniela Gómez.

LA GUERRA TAMBIÉN SE HA LIBRADO EN EL CUERPO DE LOS HOMBRES En las épocas más aciagas del conflicto armado entre guerrillas, paramilitares y fuerzas militares en el Oriente antioqueño se ubican las historias que nos presentan huellas poco conocidas de nuestra guerra: las de la violencia contra el cuerpo, la sexualidad y la dignidad de los hombres. El contexto de una cultura patriarcal hizo del silencio su principal herramienta para sobrellevar la situación por años y sanar las heridas a su modo, con el miedo como única compañía constante. En esta edición de Contexto conozca los efectos y las dificultades del fenómeno de

la desaparición forzada, como parte del especial periodístico que puede escuchar en Contexto radio, nuestro canal de podcasting. Entérese en qué va la idea de hacer minería en Jericó y, gracias a la Red Colombiana de Periodismo Universitario, conozca la historia de uno de los jueces sin rostro que hizo parte del sistema judicial, para afrontar la violencia del narcotráfico en las décadas de los ochenta y noventa, y, también, a qué se dedica hoy el ciclista antioqueño Santiago Botero.

Lea en Contexto

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Este tiempo

La calamidad de Copacabana Un movimiento de tierra que afecta a decenas de familias

10-11 Rostros

Una instantánea al fotoperiodismo Del pasado a la actualidad

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Desde la raya

El otro fútbol que crece en Colombia Equipos de Medellín tienen el liderazgo


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Opinión

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 72 Julio - Agosto de 2019

Cambiemos plata por árboles Héctor Andrés Mendoza Lara / hector.mendoza@upb.edu.co

La deforestación de los bosques, en el ámbito internacional, es un tema que ha tomado fuerza en los últimos años y no es para menos la preocupación, pues la tala de árboles produce suelos infértiles, desaparición del ecosistema y favorece al cambio climático del pla-

¿Medellín, en verdad, tiene centro histórico? Martín Villaneda Gómez / martin.villaneda@upb.edu.co

El centro de la ciudad de Medellín ha sido intervenido durante los últimos años, para remodelar sus calles y pasajes, y así las personas vuelvan a frecuentarlo. Tanto quejas como halagos han llegado por parte de los habitantes de la ciudad, en especial, de quienes solemos ir a menudo. La cuestión es que muchos habitantes de Medellín, incluyéndome, nos preguntamos:

neta. En efecto, según el Banco Mundial, entre 1990 y 2016 se han perdido 97 millones de hectáreas de bosque en América Latina, dato que posiciona al continente como el más deforestado del mundo. Por otro lado, Colombia es un país que tiene el 60 % de los páramos del mundo y cuenta con 314 tipos de ecosistemas, aun más, registra 54 817 especies de animales y plantas, que hacen de este territorio el segundo más biodiverso del mundo. No obstante, la tala ilegal de árboles por parte de grupos armados ilegales, el derribamiento de montañas por la ganadería extensiva, la minería ilegal y la agricultura son algunos factores que han deteriorado el medio ambiente. En concordancia, según el Banco Mundial, entre los años 1990 y 2010, Colombia ha perdido 6.2 millones de hectáreas de bosque. Esta organización advierte que, de seguir como vamos, para el año 2020 se perderán 1,3 millones de hectáreas más. Sin embargo, los colombianos tenemos varios referentes latinoamericanos que han implementado estrategias para reducir los estragos ambientales; por

ejemplo: En 2004, los paraguayos crearon una ley que propendía por la reducción de un 85 % en la deforestación; hoy en día, 36 000 hectáreas han sido recuperadas a través de corredores verdes. En Argentina se creó una iniciativa que consiste en trabajar de la mano con las comunidades y los pequeños productores, para implementar planes de manejo sustentable; y en Costa Rica se destinaron recursos para pequeños y medianos agricultores, con el fin de trabajar en servicios ambientales. Nuestro país necesita que el aparato judicial se fortalezca, para que muestre resultados en contra de las personas y organizaciones que incrementan el problema, pero para esto se necesita voluntad política. En adición, los medios de comunicación tienen que crear un espacio de divulgación y denuncia, que permita conocer las implicaciones que tiene esta problemática y, seguidamente, necesitamos que las personas cambien sus acciones en pro del ecosistema. El futuro del medio ambiente no es asunto de unos cuantos; es asunto de todos.

¿Deberíamos llamarlo “centro histórico”, después de todas estas reformas e intervenciones? El problema no está en las modificaciones que se han estado haciendo; la pérdida del sentido de pertenencia a la memoria histórica arquitectónica empezó desde hace mucho tiempo. En la primera mitad del siglo XX, en Medellín se dio inicio a las obras de valorización, con las que se destruyeron edificaciones antiguas, desde casas hasta templos religiosos, para construir grandes avenidas y preparar a Medellín para la industrialización. En el libro Ensayos inútiles sobre historia urbana de Medellín, su autor, Luis Fernando González, dice: “Por eso, Medellín siempre se ve joven, cada 25 años cambia su fachada”. Son muy pocas las construcciones coloniales que, actualmente, siguen en pie en la ciudad, y dentro y fuera de ella. La iglesia de La Veracruz y la Basílica de Nuestra Señora de La Candelaria son de las pocas edificaciones que aún guardan ese aire colonial, que alguna vez hubo en Medellín. Ciudades como Cartagena, Popayán y me atrevo a incluir a Villa

de Leyva tienen como mayor atractivo su centro histórico, pues son lugares que, en verdad, guardan su historia arquitectónica, casi intacta. En sí, el Centro Histórico recibe su nombre por los recuerdos y también por los sucesos que han marcado la historia de la ciudad, y así lo demuestran el parque Berrío hasta la carrera Junín, por nombrar algunos. El centro de la ciudad siempre se ha transformado, para bien o para mal, y aunque los arreglos e intervenciones se hagan con las mejores intenciones, no todo el mundo va a estar contento con ellas. Siempre habrá que quitar algo que traiga un recuerdo o sea parte de la historia de la ciudad. La transformación del centro ayuda a recuperar o mejorar la belleza de algunos espacios que, por falta de sentido de pertenencia, perdieron su importancia y valor. Es muy difícil exigir que se conserve una memoria histórica de algo que nunca se ha tenido y que es poco probable que se logre tener después. Sin embargo, esta parte de la ciudad sigue guardando historia, recuerdos y rastro de que es, fue y llegará a ser Medellín.

El Piedra: Vínculos a partir de la adversidad Frank Antony Cuello Espinosa

Dirección: Rafael Martínez Reparto: Manuel Álvarez, Isaac Martínez, Aníbal González, Mirla Aarón, Hugo Urruchurto, Rafael Zarabia, Kevin Anaya, Orlando Pineda. Premios: Premio del Público Air France - KLM a Mejor Película El Piedra (2019) es el primer largometraje del director colombiano Rafael Martínez. Esta es una película que se desarrolla en los barrios pobres de Cartagena de Indias y en la que se nos cuenta la historia de Reynaldo “el Piedra” Salgado, un boxeador fracasado, que una noche recibe a Breyder, un muchacho huérfano que asevera ser su hijo. A partir de ese encuentro, el deportista acoge al joven

en su seno, aprenden el uno del otro y construyen entre ellos, un vínculo de amor recíproco. Uno de los primeros aspectos que resaltan del filme es el entorno en el que se desarrolla la historia: un contexto marginal de barrio popular y periférico, en el cual la delincuencia y el consumo de drogas, la pobreza y las injusticias sociales enmarcan el desarrollo de la película. Sin embargo, estos temas y la crítica social no son el foco de interés del director, solo los emplea como elementos del contexto, que dan pie a las interacciones y conflictos que se presentan entre los protagonistas. Este ambiente se configura por medio del decorado con afiches y periódicos que recubren las paredes de madera de la casa de Reynaldo, de las noticias radiales que se escuchan en el fondo, con relatos de homicidios, y en los diálogos de los personajes; aspectos que hacen parte de la cotidianidad de los individuos, pero que solo cobran relevancia cuando aparecen dentro de las relaciones entre estos dos personajes. Con el boxeo sucede algo similar, pues él se propone como el marco para el desarrollo de la historia, haciendo de este icónico deporte caribeño, un medio para alcanzar las aspiraciones y sueños de los protagonistas, una manera de sobrevivir en este mundo de la marginalidad, mos-

trándolo como un deporte que demanda grandes sacrificios, que está lleno de ingratitud y que se presta, como casi todos los deportes, para las trampas y las apuestas ilegales. De esta forma, la conexión que se establece entre los protagonistas y el boxeo no es más que otro aspecto cotidiano de sus vidas, situación que les permite interactuar con los demás personajes y con su entorno. Sin embargo, a pesar de este panorama, más que tratarse de una película sobre “los negros”, “los malucos”, “los jodidos”, como lo expresa el propio Reynaldo, esta es una obra que se centra en la familia y en el valor de los lazos humanos. El Piedra no es la épica del héroe que se levanta tras la derrota y vence al final, es la historia del luchador fracasado, que encuentra valor en su capacidad para seguir batallando por quienes le importan. Incluso, la decadente carrera deportiva de Reynaldo se vuelve un puente que permite la conexión con la vulnerabilidad de Breyder y es así como despierta la empatía por él. El Piedra es, entonces, una película que habla sobre el valor de las relaciones familiares e interpersonales, que se estructura a partir de la relación entre Reynaldo y Breyder, un vínculo entre padre e hijo, que se fortalece en la cotidianidad, pero que siempre está amenazado por las dificultades del contexto y los problemas individuales.


Julio - Agosto de 2019 CONTEXTO No. 72

Editorial

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LA RESISTENCIA DE LOS LÍDERES SOCIALES ESTÁ MÁS CERCA DE LO QUE USTED CREE periodico.contexto@upb.edu.co

Como consecuencia de las cifras y los titulares sucesivos sobre asesinatos y otras violencias contra quienes se conocen como líderes sociales, se debate si, cuando estos acontecimientos son cosa de todos los días, terminamos por volvernos insensibles a ellos. En los últimos tres años, 702 líderes en comunidades de todo el país han muerto violentamente, según el Instituto de Estudios sobre Paz y Desarrollo (Indepaz). De otra parte, las discusiones sobre qué tan grande o qué tan sistemático es el fenómeno, han soslayado el valor de las vidas humanas que con él se están perdiendo. Lo anterior es la parte más dolorosa de lo que se ve como una suma de tragedias. De ello, el retrato del más reciente hecho lamentable y con notoria recordación es la escena de los gritos con que el hijo de María del Pilar Hurtado, asesinada en Tierralta-Córdoba, expresaba su dolor y pedía una explicación por el asesinato de su madre, abaleada frente a él. La grabación de esas escenas fue circulada por muchos, que la valoraron como un llamado a dejar la indiferencia frente a estos sucesos de violencia y es posible que la rotación de ese video haya hecho particularmente notorio el caso de Hurtado (valga la precisión, en caso de que en el momento en que usted lea estas líneas, ya otros acontecimientos –positivos o negativos– se hayan puesto en primer plano). Como formadores y profesionales comprometidos con el bienestar de nuestro entorno, desde estas líneas, siempre optaremos por la esperanza. Es la mejor alternativa (tal vez, la única viable) para no paralizarnos, cuando la barbarie pretende imponerse. Por eso interpretamos bajo el principio de buena fe, tanto el rechazo expresado por miles de personas en lo digital, como la decisión de quien registró ese momento de la pérdida de María del Pilar (además, los periodistas sabemos que grabar o fotografiar, en ciertas circunstancias, puede ser una maniobra de altísimo riesgo). Por la historia de la violencia en nuestro país, muchos nos identificamos con “el porqué” del niño de María del Pilar; una de sus primeras reacciones ante su dolor inmenso, y muchos hemos actuado así ante una situación similar. Ese gesto y la indignación que despertó (con todo y sus debilidades) significan que todavía no aceptamos el hecho de que alguien defina, a su particular criterio, el derecho que todos tenemos a vivir. ¡Ojalá no lo aceptemos nunca! Por eso valen las voces que nos llaman a que nuestro actuar frente a la violencia contra personas como María del Pilar supere los epítetos, los RT y los likes. Se vale que preguntemos por qué y en qué circunstancias alguien es asesinado, pero para entender qué se pierde con cada vida arrebatada, no para justificar el homicidio y que así nos pese menos este desangre que nos acosa a todos. En esa línea ha ido el registro que muchos medios en el país (incluidos los universitarios) han ade-

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lantado sobre estos acontecimientos. Vale la pena que conozcamos esas historias, que cada vez más personas sepan que entre quienes han muerto por su condición de líderes sociales (denominación que a veces funciona por inercia y otras, como un estigma), hay con seguridad una madre de familia que se resistió al robo de los recursos, que eran para la alimentación de los niños en la escuela; un padre que se resistió a los intermediarios abusivos y organizó a sus compañeros en el campo, para vender sus productos a precios justos; un vecino que se resistió a ver el deterioro de su parque y se asegura que mejore como lo proyectó la alcaldía local; un tío que se resiste a ver a sus sobrinos y amigos sin poder jugar, porque a la cancha del barrio no se le ha hecho mantenimiento. Puede ser, incluso, usted, que no ha notado lo que hace en su casa, barrio o empresa. Es la gente pequeña, en lugares pequeños y haciendo cosas pequeñas de la que escribió Eduardo Galeano, la misma que, según afirmó, puede cambiar el mundo, porque, como María del Pilar Hurtado y otros líderes, resiste.

Tal vez usted también resiste y todos debemos resistir, sobre todo, a que se instale la idea de que trabajar por el bienestar de todos no vale la pena, pues significa un riesgo mortal.

A propósito Desde el periodismo también nos resistimos. Por tal razón, desde Contexto reiteramos el rechazo a las amenazas contra la periodista Tatiana Salamanca de Uniminuto radio y Datéate al minuto (Uniminuto Bogotá), a causa de su ejercicio como reportera. Nos unimos a la intención de respaldar su labor, como lo hicieron los medios universitarios para quienes ella hizo su trabajo. Celebramos la acción de las autoridades para bien de Salamanca y esperamos que se concrete también en relación con las denuncias formuladas en su investigación. Ello significa no solo la protección de los derechos fundamentales a la vida y a la información, sino, un respaldo al compromiso con que el periodismo universitario asume su labor.

EL PARAÍSO PAISA. Por: Zuleta. Trabajo participante en el Salón del Cómic, Manga y Caricatura UPB, 2019.

Miembro de la Red Colombiana de Periodismo Universitario • Rector: Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda / Decano Escuela de Ciencias Sociales: Ramón Arturo Maya Gualdrón / Directora Facultad de Comunicación Social-Periodismo: María Victoria Pabón Montealegre / Coordinador del Área de Periodismo: Juan Manuel Muñoz Muñoz / Dirección: Joaquín Alonso Gómez Meneses / Redactores en esta edición: Valeria Rey Gómez • Juliana Echeverry Serna • Angélica Sosa Ospina • Laura Mishell Ramírez V. • Santiago Correa Mesa (Bitácora – Universidad EAFIT) • Sara Isabel Yarce Mesa • Daniela R. Gómez Isaza • María Camila Ramírez Cañón • Manuela Molina Cerezo • Valentina Upegui Calle • Lucía García Sánchez / Silvia Parra García (Periódico 15 – Universidad Autónoma de Bucaramanga) • Sebastián Yepes Vélez (Desde La Raya) / Foto portada: Daniela R. Gómez Isaza / Diseño: Estefanía Mesa B. • Carlos Mario Pareja P. / Diagramación y corrección de textos: Editorial UPB / Impresión: La Patria // Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social - Periodismo / Dirección: Circular 1ª Nº 70 - 01 Bloque 7 Oficina 401 / Teléfono: 354 4558 / Twiter: @pcontexto / Instagram: @contextoupb / Correo electrónico: periodico.contexto@upb.edu.co / ISSN 1909-650X.


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Un movimiento de tierra que afecta a decenas de familias

LA CALAMIDAD DE COPACABANA Valeria Rey Gómez / valeria.rey@upb.edu.co

Desde el 26 de abril, el alcalde de Copacabana, Óscar Restrepo, decretó calamidad pública en su municipio, debido a los constantes movimientos de tierra que se están presentando en el paraje de la vereda Zarzal Curazao y que tienen en riesgo a casi 300 personas. El lugar donde se está deslizando la tierra es conocido como Ancón 2, sin embargo, según Ana Isabel Agudelo, vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal, “las personas creen que nosotros somos una vereda, pero nosotros, realmente, somos un paraje de una vereda y un paraje es una pequeña comunidad que habita un territorio”, aseguró Agudelo. Aunque los habitantes consideren que viven en un paraje relativamente pequeño, la situación tiene dimensiones mayúsculas, puesto que el alcalde Óscar Restrepo afirmó durante un consejo de seguridad, que están en riesgo 70 familias, 300 personas y 20 empresas con 2 000 empleados. También están afectados un poliducto, un gasoducto y la tubería que proporciona agua potable a todo el municipio de Girardota. La empresa Ingeniería, Tecnología e Instrumentación S. A. (Inteinsa) es la encargada de estudiar todo el terreno afectado, puesto que aún se desconoce lo que verdaderamente originó el deslizamiento en el sector. Ana Isabel Agudelo, quien también es funcionaria de la Secretaría de Desarrollo y Bienestar Social de Copacabana, dijo: “Todo esto es preocupante, porque el estudio se demora tres meses”. La espera es un riesgo muy alto para estos copacabanitas. Según el director del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Colombia, Óscar Echeverri, el movimiento de masa se originó por varias causas; la primera, de origen antrópico, es decir, cortes de terreno sin estudio, depósito de materiales sobre laderas sin control técnico, obstrucción de drenajes naturales, entre otras acciones; la segunda, los períodos de alta intensidad de lluvias; la tercera, la filtración de aguas por los aguaceros o por las fugas en redes subterráneas; y la cuarta, por posibles factores geológicos, como fallas o diaclasamientos (fisuras o fracturas en masas rocosas). Para el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, “a primera vista, el río de Medellín está haciendo un meandro que está golpeando la tierra y eso ha venido creando una inestabilidad”, según dijo en rueda de prensa ante la declaratoria de la calamidad. No obstante, esta causa no es tan evidente para Ana Isabel Agudelo, porque “la presión del río no da para eso, no da para decir que el movimiento de tierra va a mover más de 200 viviendas” y sostuvo que es un “tema de aguas perdidas, porque han tenido que cambiar las alcantarillas y las tuberías de las viviendas”. Para Juan Fernando Díaz, coordinador de Deportes de la Acción Comunal y vecino del sector, sí

pudo ser el río el causante y añade que “por el sector pasaban carros de 40, 60 y 70 toneladas de carga, mientras que la vía tiene la especificación de 4,5 toneladas de peso”. Víctor Gómez, víctima del deslizamiento, señala a Ecopetrol por una excavación de 38 metros de profundidad, con el objetivo de hacer un túnel desde El Trapiche hasta la quebrada Los Aguacates, para el poliducto que transporta diferentes combustibles procesados. “¿Cómo van a hacer un túnel donde hay urbanismo, empresas, quebradas y carreteras? Eso se hace en el monte”, indicó Gómez. Ecopetrol trasladó las preguntas de Contexto a su filial Cenit Transporte y Logística de Hidrocarburos S. A. S., propietaria del ducto, y al cierre de esta edición no hubo respuesta a la comunicación. Sin embargo, nada de lo anterior puede confirmarse hasta que se conozcan los resultados del estudio de Inteinsa.

Afectaciones

El gobernador de Antioquia, Luis Pérez, afirmó en consejo de seguridad que “el tubo que trae gas natural al Valle de Aburrá, ya sufrió un primer percance, un primer movimiento”. El departamento estuvo a punto de quedarse sin gas, pero Empresas Públicas de Medellín (EPM) realizó un bypass (desviación del tubo) con el fin de controlar la fuga. Juan Fernando Díaz constató que EPM contrató personal extranjero, maquinaria y robots para estudiar la tubería y determinar el posible daño. También, Comfama Parque Copacabana, más conocido como Las ballenitas, tuvo que cerrar su zona 2, por seguridad de los visitantes. Según Isabel Cortés, responsable de Relacionamiento de Comfama, el centro de recreación “instaló unos inclinómetros para medir los movimientos de la zona, los cuales, en los últimos tres años no habían mostrado movimiento, pero, en los últimos cinco meses y muy especialmente con la llegada de la primera temporada invernal de 2019, se han reanudado los fenómenos de agrietamientos. Además, visualmente es posible evidenciar estas fisuras y movimientos de tierra”, reveló. Lo anterior lo corrobora Ana Isabel Agudelo, pues, según ella, “el 25 de noviembre empezó a detonar toda la situación, cuando se inundó Guadalajara (urbanización cercana al sector). Esa misma noche, la presión del agua que bajaba hacia el río, hizo un movimiento y las familias empezaron a notar que había grietas en sus viviendas”. Según la vicepresidenta Agudelo, “de las 70 familias censadas, 29 tienen orden de desalojo, es decir, de evacuación inmediata”. Entre ellas se encuentra la de Víctor Gómez, quien llevaba viviendo en su casa por más de 45 años. “No sé cuándo pasó todo esto. No sé… Lo único es que nosotros extrañamos El río perdió el cauce y por ello el terreno cedió. mucho la casa”, indicó. Foto: Valeria Rey.

Las evidencias del “efecto dominó” generado por el movimiento de los suelos. Foto: Valeria Rey.

La comunidad y las empresas coinciden en el respaldo que sienten por la gestión de las autoridades, pero temen que, en año de elecciones, el cambio de gobierno local y regional deje la intervención en el limbo.

Soluciones Desde la Secretaría de Desarrollo y Bienestar Social de Copacabana se trabaja en el censo para determinar cuántas familias están afectadas y en el subsidio de arriendo a quienes deben desalojar sus viviendas, por valor de 350 000 pesos durante tres meses, prorrogables a tres más, si la calamidad continúa. La vicepresidenta de la JAC y funcionaria de la Alcaldía de Copacabana explicó que algunos predios fueron construidos irregularmente, pero, “de igual manera, les colaboramos, porque son personas que han vivido toda su vida acá”. “A quienes están en calidad de arrendatarios solo se les da un mes de auxilio, porque si pagan arriendo aquí, se trasladan a otro lugar más seguro y lo pagan”, explicó. La Alcaldía de Copacabana se está ocupando, en primer lugar, de las demoliciones de las viviendas, para que se realicen sin afectar otras edificaciones. Asimismo, trabaja a la par con la Junta de Acción Comunal en actividades de prevención de riesgos. La Gobernación de Antioquia adelanta cuatro acciones prioritarias: un estudio de corto y mediano plazo, para diagnosticar problemas geológicos y todo lo que tenga que ver con el territorio; la reubicación de las familias que se instalaron de manera ilegal sobre el box culvert (estructura que hace parte del sistema de conducción de aguas) y que necesita arreglos; la apertura de una calle alterna, para evitar que los vehículos pesados transiten por la vía afectada; y hacer estudios a los ductos de gas, combustible y agua, que pasan por la zona. El municipio de Copacabana continúa en calamidad pública, debido a que el daño persiste, pues las causas y los efectos del movimiento de tierra todavía no se conocen con claridad.


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Magnitudes y detalles de la desaparición forzada

CUANDO EL ACTO MÁS VIOLENTO ES NO DEJAR HUELLA Juliana Echeverry Serna / juliana.echeverry@upb.edu.co Angélica Sosa Ospina / angelica.sosa@upb.edu.co

Desde 1938 hasta el 9 de abril del 2019, en Medicina Legal se registraron 144 714 personas desaparecidas en todo el país, de las cuales, 114 811 aún están sin clasificar. No se sabe si fue desaparición forzada, reclutamiento ilícito, secuestro, trata de personas o desaparición por desastre natural. El Estado no reconoce todas las denuncias. Por esto, las cifras no incluyen a todas las víctimas. La desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad, que consiste en privar de la libertad a una persona , luego se elimina toda información sobre su paradero y su condición, para evitar la acción de la ley sobre los hechos. En Colombia, este crimen ha sido ejecutado por guerrillas, paramilitares, bandas criminales y el Estado mismo. Existen dos formas de registro de víctimas: el Registro Nacional de Personas Desaparecidas (RND) y el Registro Único de Víctimas (RUV). En nuestro país, el Estado implementa la reparación económica y la psicológica, pero también, se habla de reparación simbólica y moral. El doctor Luis Antonio Ramírez Zuluaga, investigador de la Universidad de Antioquia, dijo que: “Hay un daño moral en la medida que se afectan los lazos y los sentimientos que me permiten vivir con otros, convivir. Entonces, hablar de una reparación moral implica recomponer lo que hace posible actuar con otros”. Para Cathalina Sánchez, directora del Museo Casa de la Memoria, “la reparación simbólica es aquella que no puede devolver las cosas al estadio anterior, entonces supone expresiones artísticas, culturales, intelectuales o conmemorativas; eso es lo que verdaderamente va aportando a esa reparación”. La desaparición forzada ha sido utilizada como arma de guerra para eliminar a cualquiera que supone una amenaza, para obtener información o generar miedo. De cierta forma, el fenómeno comenzó a ser percibido fuertemente por la población desde la guerra bipartidista, pero, en ese entonces, el Estado no contaba con un ente para registrar o denunciar adecuadamente el crimen. Fue solo hasta el año 2000, cuando la desaparición forzada entró en el marco jurídico del país.

Orlinda Mesa es una de las participantes más activas en las organizaciones de víctimas de la desaparición en Medellín. Foto: Juliana Echeverry.

La primera gran oleada de desaparecidos, que generó un movimiento social fuerte en la ciudad de Medellín, fue durante los 90, cuando, por ejemplo, el 17 de marzo de 1999 se hizo “La marcha del no más”. La segunda gran oleada fue durante el 2000. En la actualidad, de acuerdo con el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en el año 2016 fueron registrados 264 desaparecidos en Medellín; en 2017, 297; en 2018, 297; y hasta el 1 de abril del 2019, 63. Amparo Mejía pertenece a las Madres de La Candelaria, una organización que nació hace 20 años, para que la memoria de los desaparecidos no quedara solo como una estadística y ponerles una voz. A Amparo le secuestraron y, posteriormente, le desaparecieron un hermano de crianza, que era militar, en medio de una pesca milagrosa hecha por las FARC en los años 90. Su familiar fue liberado, pero perdió tres primos hermanos en el conflicto con los paramilitares y aún no sabe dónde están sus cuerpos. Para Mejía, la situación “se convirtió en una obsesión, pues buscaba estar a la hora de la recuperación de cuerpos, para así evitar que la memoria se perdiera y poder encontrar los restos de mis primos”, cuenta. Por otro lado, el movimiento “Madres de La Candelaria” se aleja de otras organizaciones de víctimas del país, debido a que no va tras la indemnización económica, dicen que “el dinero no les devuelve lo que perdieron con años de cautiverio, resentimiento y desconfianza”. Los miembros del colectivo acompañan todo el proceso de búsqueda de la verdad y de la no repetición, además, hacen talleres de entrenamiento para la no violencia y realizan acompañamiento psicosocial a las víctimas. A Luz Mery Jaramillo le desaparecieron su esposo, Julián Emilio Cardona, ingeniero de la constructora Odebrecht, a quien mandaron a reunirse con el paramilitar Roque Isaza, comandante que se encargaba de cobrar una “vacuna” de 30 millones de pesos a la empresa. Después de muchos años, Isaza reconoció haber ordenado el asesinato de Julián, aunque su cuerpo nunca fue encontrado. Luz Mery también pertenece a las “Madres de La Candelaria” y al grupo de teatro “Desde Adentro”. Con la obra Historias fragmentadas de una misma realidad, cada una de las actrices representa su situación y su victimización. Así mismo, también realizaron un video sobre la reconciliación, con dos excomba-

Desde el centro cultural Casa Loma David Bermúdez (izq.) y Santiago Aguirre (der.) promueven la recuperación del tejido social mediante el arte, el deporte y la sana convivencia. Foto: Juliana Echeverry.

Desde 1999, Amparo Mejía, apoya grupos de mujeres en proyectos que promueven la reparación moral durante el proceso de duelo. Foto: Juliana Echeverry.

tientes de las FARC y un desmovilizado de las AUC. “El problema de Colombia ha sido que no sabemos negociar y que hay unos intereses muy particulares que quieren la guerra, yo no quiero la guerra”, afirma Velásquez. Orlinda Mesa trabaja para el Museo Casa de la Memoria, en el equipo de mediación y dirige el costurero abierto, donde diversas mujeres se reúnen y tejen, literalmente, su historia. Uno de sus hijos fue desaparecido por el Ejército, tras ser engañado por un amigo de la familia para ir a un pueblo. “Yo estuve con varios sicólogos y me ayudaron a salir de tanto rencor que yo tengo contra el Ejército. Es muy importante estar con gente nueva y con el mismo problema”, narra Mesa. Luego de lo sucedido, Orlinda buscó ayuda psicosocial y realizó varios talleres de costura como La vida que se teje, en el año 2013. Allí, Mesa

contó su historia. Su trabajo ha sido presentado en diversos espacios, como el Museo de Antioquia. Una pieza artística de su cuerpo embarazado con un cartel que dice: “No parí hijos para la guerra” fue presentada en la exposición Ilacu, que se ha exhibido en México y España. Las diferentes formas en que las familias enfrentan la situación, buscan y presionan al Estado para que les digan la verdad y les entreguen los cuerpos, los lleva a crear grupos y organizaciones, en las que buscan sanar y ayudar a otras personas. La falta de restos e información sobre las víctimas complica cualquier reparación. Sin embargo, estas personas no se rinden frente a las dificultades. Por el contrario, se hacen escuchar por medio de diferentes formas de relatar. Su persistencia es prueba de que el problema no es la existencia de los conflictos, sino, cómo se ignora a los afectados.

LEA Y ESCUCHE Detalles, cifras y testimonios que cuentan el impacto de la desaparición forzada en Colombia, puede conocerlos en nuestro sitio en Internet: http://periodicocontexto.wix. com/contexto


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Aparte de los conceptos jurídicos sobre el tema

PASO A PASO, LA DECISIÓN QUE ESPERA JERICÓ Laura Mishell Ramírez V. / laura.ramirezv@upb.edu.co

Anglo Gold Ashanti llegó a Jericó en el año 2004, al encontrar, por medio de imágenes satelitales, indicios de minerales de su interés, en algunas veredas, como La Soledad, Vallecitos y Palocabildo. La empresa de origen surafricano recibió la titulación para explorar una parte del territorio identificado, en el que hay indicios de cobre, y en menor cantidad, plata y oro. El proyecto Minera de cobre Quebradona es el tema de un debate que crece. Seis fases componen el proyecto: prospección, exploración, factibilidad, construcción y montaje, explotación y cierre. El proyecto se encuentra en fase de factibilidad, en la que se determina la viabilidad del mismo en lo económico, pero también se incluye el estudio de impacto ambiental, que documenta el estado de la fauna y flora, antes de intervenir el terreno y cómo podría estar después del proyecto. Los resultados de este análisis determinarán la autorización por parte de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para continuar las etapas siguientes. El estudio, cuya entrega se efectuaría en agosto de 2019, según Pablo Luis Noriega, geólogo del proyecto, tendrá respuesta en un lapso de uno a dos años. En caso de que se pueda pasar a la fase de explotación, la ANLA debe hacer seguimiento y control al uso de los recursos naturales. Ahora, en la fase de factibilidad, el control ambiental a las actividades del proyecto que supongan vertimientos, concesión de aguas y ocupación de cauces, es de Corantioquia, la autoridad ambiental regional. “Ellos vienen donde nosotros, solicitan unos permisos, nosotros miramos sí es viable ambientalmente la petición y, si cumple con los parámetros de control ambiental, se les otorga el permiso para que realicen la actividad que desean llevar a cabo. Nosotros, después de otorgar el permiso, realizamos visitas constantes al proyecto, para mirar si en realidad están cumpliendo con todo lo que se les ordenó en la resolución o en el documento, mediante el cual se les otorgó el permiso; si es un permiso de aguas, en este caso de vertimiento, nosotros nos encargamos de ver dónde están realizando el vertimiento y con qué calidad; si es un permiso de ocupación de cauce, verificamos cómo lo hicieron y con qué equipo de obra”, explicó Rigoberto Arroyave González, jefe Oficina Territorial Cartama de Corantioquia.

La puesta en común del proyecto El estudio de impacto ambiental determina que haya un espacio para conocer y responder las inquietudes de la comunidad con respecto al proyecto. Según

voceros de la minera, se realizaron veinticinco charlas con los jericoanos en el transcurso de la fase de factibilidad. Las principales inquietudes de la población tienen que ver justamente con los vertimientos industriales del proyecto, sobre los cuales, la representación de Corantioquia no dio datos precisos al momento de ser consultada, así como tampoco reveló información sobre hallazgos de irregularidades en desarrollo del proyecto en su fase de exploración, en cumplimiento de lo que establecen los protocolos de acción ante estos casos, según indicó el ingeniero Rigoberto Arroyave González, jefe Oficina Territorial Cartama de Corantioquia. Ante denuncias de la comunidad, corroboradas por el alcalde de Jericó, sobre perforaciones en proceso, el pasado 13 de julio se adelantó una inspección en la que participaron funcionarios de Corantioquia, la Contraloría General de la Nación, la Alcaldía de Jericó y representantes de la Mesa Ambiental local, cuyo registro audiovisual revela que los representantes de la minera aseguraron que se trataba de exploraciones de suelos, que no están prohibidas por el Acuerdo #10 del 20 de noviembre del 2018, en el cual el Concejo de Jericó impuso una medida preventiva de suspensión de las actividades de exploración minera en el territorio. La versión periodística de la cadena Caracol Radio sobre el hecho, relaciona que “entre los hallazgos de la visita se resalta una salida de agua, procedente al parecer de un conducto subterráneo que se originó por las perforaciones, situación conocida por Corantioquia desde el 2016 y que motivó a un trámite administrativo sancionatorio de carácter ambiental”. El presente del proyecto minero en Jericó está caracterizado por los entredichos sobre quién es competente o no para restringir la operación, autorizada por una decisión del nivel nacional, pero debatida y resistida por las autoridades locales. En el debate entre quienes están a favor o no de la extracción mineral en la zona han entrado desde connotadas figuras de la cultura como el escritor Héctor Abad Faciolince y la directora de cine Catalina Mesa (Jericó, el vuelo infinito de los días. 2016), hasta sectores empresariales representados por Proantioquia e incluso la caja de compensación familiar Comfama, que en mayo pasado envió y publicó una carta en la que aseguró que el proyecto minero pone en “alto riesgo” los recursos naturales, el paisaje cafetero y el parque

Imágenes religiosas y libros de derecho. Un resumen de la vida profesional del protagonista de esta historia. Foto: Santiago Correa.

ecoturístico planeado por la entidad en el suroeste antioqueño. En la carta, David Escobar, director de Comfama, reclamó que la minera no ha suministrado información suficiente y de carácter científico sobre los impactos para la región y el ecosistema. Alcaldes de otros municipios vecinos como Tarso y Támesis, adhirieron al pronunciamiento de Comfama. El coordinador de la Mesa Ambiental de Jericó, José Fernando Jaramillo, respaldó la posición de la caja de compensación en declaraciones a RCN Radio: “La posición asumida por Comfama corresponde a una visión de respeto por la naturaleza (...)Si la empresa no da la información es porque es negativa para la región. Nos van a dejar 119 millones de toneladas de desechos tóxicos”. Mientras tanto, dentro de la información que ofrece sobre el proyecto, la empresa Anglo Gold Ashanti incluye visitas a la sede de operaciones, a 12 kilómetros del casco urbano del municipio, en la finca Galilea, donde está ubicada la Bodega: cinco secciones de muestras de suelo almacenadas desde el año 2004, para el estudio del tipo de minerales que contienen; datos que se documentan y archivan. Los empleados de la minera han aprendido a convivir con los opositores del proyecto, incluso con los pocos que se han expresado con violencia. Médicos, enfermeras y expertos en gestión de riesgos se incluyen en el personal dispuesto en el Centro de Control de operaciones del proyecto desde el cual también hay contacto permanente con el Ejército y la Policía.

La empresa Anglo Gold Ashanti reconoce la división que su actividad ha generado en el municipio, como lo expresa José María Dávila, coordinador del Área de Comunicaciones del proyecto Minera de cobre Quebradona: “Somos conscientes de la división existente, tratamos de ser imparciales y no queremos entrar en discusión con algún habitante del municipio o grupos opositores. Existen quienes apoyan el proyecto, los cuales se dieron la oportunidad de dialogar con nosotros y aclarar sus dudas, comprendiendo así el verdadero objetivo del proyecto, que es generarle desarrollo al pueblo”. En efecto, las principales inquietudes son de los campesinos, cuyas fincas se encuentran en la línea por la que pasaría el túnel de la mina, si esta llega a la fase de explotación. Tanto los jericoanos, el personal del proyecto Quebradona y Corantioquia se encuentran a la expectativa sobre el documento que se entregue a la ANLA y su decisión al respecto. Entre tanto, gran parte de los jericoanos reclaman que se suspenda toda actividad asociada al proyecto, mientras la multinacional minera reclama su derecho a seguir actuando dentro de los márgenes que le concede el control de la autoridad ambiental regional y lo que no está contemplado en las medidas preventivas del acuerdo municipal # 10 de 2018, que fue demandado por la Gobernación de Antioquia.


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UN JUEZ SIN ROSTRO Y CON MUCHAS VIDAS Santiago Correa Mesa / scorream@eafit.edu.co / Bitácora – Universidad EAFIT

La época entre 1980 y 1990, en Colombia, estuvo marcada por la violencia que generó el narcotráfico. Una de las ciudades más afectadas fue Medellín, lugar donde nació, creció y formó su imperio Pablo Emilio Escobar Gaviria, quien, en su momento, llegó a ser el hombre más buscado en todo el mundo. “Medellín sufrió, sufrió mucho en esta atroz época”, asegura con cara de amargura y rencor, un habilidoso hombre que vivió en carne propia ese cambio, que él describe como drástico en Medellín. Como un hombre de provincia se describe El Juez*, protagonista de este testimonio, que se “vinculó” a Medellín en 1964, para terminar su bachillerato en el colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana. Empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Medellín, pero, por cuestiones económicas, tuvo que dedicarse a la docencia, para poder financiar sus estudios en la Universidad Autónoma y así graduarse como abogado. Sus canas, sus arrugas y su cuerpo cansado hablan de un hombre con experiencia, amor y un poco de tristeza. Tiene 78 años y desde hace 14 vive como trasplantado de hígado. Fue alcalde del municipio antioqueño de Titiribí, profesor de colegio, abogado defensor y como lo describe su esposa*: “Un juez con muchas bolas”. “Recuerdo cómo fue de horrible esa época en mi vida. Yo era un juez de provincia normal, estamos hablando de 1981, más o menos. Un día estaba en mi casa y recibí una llamada para ofrecerme un aumento salarial y no era cualquier aumento: era pasar de ganarme un salario de un juez común y corriente, a tener el sueldo de un magistrado, pero a costa de enfrentarme a delitos mucho mayores”, afirma el doctor Colorado, con cara de tristeza, refiriéndose a la que en ese momento se llamó Justicia de Orden Público, para juzgar delitos de gran impacto, como narcotráfico, terrorismo, asesinato de protegidos por la justicia y candidatos presidenciales. En esa época se desató una ola de asesinatos. “En solo los primeros días de esta justicia especial mataron a 15 jueces”, cuenta el protagonista de este testimonio. El Gobierno tuvo que idear una estrategia que reemplazara la Justicia de Orden Público, por una donde el juez no fuera identificado: “juez sin rostro”. “Tanto así, que teníamos que caminar con cinco escoltas para estar tranquilos”, dice El Juez. El juzgado era una sala grande, con un cubículo blindado y polarizado, en donde el juez podía ver a la gente que hacía parte del juicio, sin embargo, nadie lo podía ver a él. Yo tenía voz de mujer, me contaban mis amigos, cuando salía de un juicio. Ser juez no fue la única faceta de este testigo de la historia, también fue partícipe de uno de los eventos semanales más importantes que tuvo Medellín en su época: La tertulia del cuarto piso, lugar donde se sentaban varios contertulios a discutir, por más de cinco horas, temas de filosofía y pensamientos clásicos. “Prefería estar allá que con nosotros”, afirma su hija entre risas. Su amor por Medellín y su amplio conocimiento de la historia de esta ciudad, lo podrían postular, fácilmente, como un candidato a la Alcaldía, dicen la mayoría de sus amigos, los mismos que también afirman que es una de las personas más inteligentes que conocen. ¿Por qué no funcionó el proyecto de los “jueces sin rostro”? Porque todo en la vida se sabe, algunas personas empezaron a filtrar nombres y, además, según los Derechos Humanos, el hombre que es juzgado debe saber quién le impone su condena. ¿Cuál cree que fue el suceso más atroz que vivió la ciudad, en esa época de narcotráfico del “Cartel de Medellín”? La bomba cerca de La Macarena, me acuerdo que estaba a unos 15 minutos del lugar y ese estruendo me empujó alrededor de un metro.

simulamos un poco con el tema de la innovación, pero el problema sigue ahí en las calles. La droga está en todos lados y el “desplazamiento comprado”, o como le dicen los políticos “desplazamiento forzado”, hace que a Medellín lleguen cada día más campesinos que no tienen oportunidad de empleo, porque; primero, no hay más empresas dónde meterlos; y segundo, porque en lo que mejor se desempeñan es haciendo lo que hacen, pues toda la vida han hecho eso. Entonces, ¿qué es lo que tienen que hacer? ¿Robar, matar y extorsionar, para así mantener a sus familias?, y no es por justificarlos. ¿Usted qué haría? Imágenes religiosas y libros de derecho. Un resumen de la vida profesional del protagonista de esta historia. Foto: Santiago Correa.

Corrí enseguida a mi casa, que no era lejos, mi esposa y mis hijas estaban llorando, prendí enseguida el televisor y todos los medios decían que Pablo Escobar le había declarado la guerra al Gobierno de Gaviria, me tomé un whisky para calmar los nervios, yo no creía lo que pasaba. ¿Sus problemas de hígado tienen relación con lo vivido en esa época? ¿La cirrosis fue el momento más crítico de su vida? No solo fue el momento más crítico de mi vida, porque me alejó de mi ciudad, sino, que sentí que hasta ahí iba a llegar, pero ese suceso me cambió la vida por completo, entonces, decidí dejar el alcohol. Puede que suene a excusa, no obstante, la mayoría de veces este vicio me ayudó a controlar el estrés, que podía tener al ser alcalde, juez y profesor. Mi punto más crítico de alcoholismo fue cuando era juez. En esa época tan dura de violencia en Colombia tenía muchas decisiones por tomar, y tomar, valga la redundancia, me ayudó. Gracias a Dios apareció un ángel que decidió, en ese momento de la cirrosis, donarme su hígado y darme una oportunidad de seguir viendo a mis hijas y el crecimiento de esta ciudad. ¿Le tiene miedo a la muerte? Con todo lo que he vivido, ya no. Ser juez y alcalde es ganarse muchos enemigos y, a la vez, muchos amigos; pero ser juez en los 90 era tener un arma cargada apuntándote a la cabeza, por eso creo que ya no le temo a casi nada. ¿Ser “juez sin rostro” le da otra mirada acerca de la ciudad? Es claro, observé cómo Medellín se desangró por casi diez años, debido al narcotráfico, por ejemplo, en 1960 podías caminar por Manrique a las diez de la noche y el único miedo que tenía era que mi papá me castigara y no me dejara salir al otro día. Pero ese maldito de Escobar hizo tanto daño… Los casos que yo vi, no los ha visto nadie.

Tres cosas que cambiaría de Medellín

Primero, la forma de manejar el espacio público, tratando de reubicar a los vendedores ambulantes en una zona especial para ellos. También es muy importante combatir la indigencia y darles más posibilidades, aunque hace falta mucha voluntad política, pues si no hay oportunidad de trabajo para los cuerdos, ahora, para un montón de locos qué puede haber. Y, asimismo, cambiaría algo que es lo que más detesto: ¡los malditos casinos, son la ruina para el hombre! ¿Medellín o Bogotá? ¿Por qué? Claramente por mi recorrido, prefiero Medellín, porque es la ciudad en donde he vivido y he visto su evolución: de pasar de ser un narcoestado a prácticamente ser una de las ciudades más innovadoras del mundo. Pero, pienso que el problema de Bogotá es que es una capital y, por tal razón, todo el mundo llega a este lugar, pero es más complicado enseñar cultura a miles de extranjeros, que a unos pocos, que somos acá en Medellín. ¿Cree que el metro fue una gran inversión para Medellín? Le devuelvo la pregunta: ¿Qué sería de Medellín sin el metro? Sería un caos vial extremo y lo hemos vivido cuando el metro se daña unas horas; la ciudad colapsa. ¿Qué opina de la labor de Federico Gutiérrez? No lo hace mal. Creo que las tiene bien puestas y no es tan politiquero como otros exalcaldes que ha tenido la ciudad. ¿Qué era lo que más le disgustaba de un estudiante? Que no pensara, a mí no me importaba que fuera plaga, pero si se esforzaba pensando y analizando, era lo que más me gustaba. ¿Por qué dice usted que era un profesor diferente? Creo que fui de los primeros profesores que dejó atrás el método de la memoria y empecé a darles a mis estudiantes la capacidad de resolver situaciones problema y a pensar.

Una diferencia entre la Medellín de los noventa y la de hoy

Después de una vida tan atareada, ¿cómo vive hoy en día? Feliz, salgo todos los días con mi esposa, sin miedo de que me pase algo, por alguna decisión que tomé.

Hay cambio. Teníamos una Medellín destrozada por la guerra contra el narcotráfico y hoy, al menos, di-

*Nombres omitidos para proteger la identidad de la fuente.


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Silencios en el Oriente antioqueño

LA VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LOS HOMBRES EN EL CONFLICTO ARMADO Sara Isabel Yarce Mesa / sara.yarce@upb.edu.co

“Saque su armamento que yo ya saqué el mío”, dijo amenazante y puso el arma sobre la mesa. El sudor frío que me generan las charlas pesadas se convirtió en pulsaciones a mil, y el cuerpo parecía anclarse al suelo, cuando obligaban a algún compañero a tener sexo con ellos, recuerda Andrés con mirada cabizbaja. Como él son miles de víctimas, que aún guardan silencio, más de diez años después de lo ocurrido. En Antioquia, desde 1985, solo 203 hombres han denunciado ser víctimas de violencia sexual ante la Unidad de Víctimas; la cifra en el ámbito nacional para estos últimos 34 años asciende a 2 049. San Carlos, municipio del Oriente antioqueño, fue el escenario donde Andrés y algunos de sus compañeros fueron agredidos sexualmente, sin embargo, en más de tres décadas, solamente cuatro hombres de ese grupo de personas denunciaron, entre los cuales no se cuentan las dos víctimas que decidieron contar aquí su historia. Las cifras que rodean las mujeres son alarmantes en mayor medida y, por esto, el trabajo llevado a cabo con ellas es más amplio y notorio; son 25 288 denuncias para el mismo periodo. Dicho abismo, de más del mil por ciento entre las denuncias de hombres y mujeres pone en evidencia el silencio ante este tipo de violencia, cuando se da hacia ellos; la invisibilidad que se genera se debe a múltiples factores que dependen, tanto de la persona como de su familia, la sociedad y el Estado, en general. Se calla por dolor, por protección y por vergüenza, principalmente. Según César Buitrago, líder social de la región, es muy difícil, tanto para menores como para adultos denunciar estos hechos o, incluso, contarlos a sus seres cercanos, en esencia, por la cultura patriarcal en el Oriente antioqueño, que les impide reconocer que fueron ultrajados de tal modo en la guerra. Sin importar el tiempo transcurrido ni los trabajos desarrollados para la reconstrucción del tejido social y la construcción de memoria histórica, apenas se está empezando a hablar con tranquilidad de estos temas, no solo por el dolor que se generó a las víctimas, sino por el señalamiento que reciben de la sociedad y, en muchos casos, de sus familias. Son menores y adultos que, enmudeciendo, tuvieron que superar los hechos. A pesar del auge de la violencia en el país, las víctimas son estigmatizadas y, en muchos

casos, el silencio ocupa el lugar de garantía de seguridad para sus vidas y las de sus familias”, explica Pastora Mira, lideresa social de San Carlos. Javier Villa, psicólogo de Medicina Legal, explica: En nuestra cultura se tiende a estigmatizar al hombre sodomizado. Es como una marca, que puede ser subjetiva: “Yo siento que esta experiencia me dañó” o puede ser social: “Allí va el violado, allí va el abusado, a lo mejor lo violaron porque es marica”. Y añade que tanto el maltrato físico como la violación son hechos que generan sentimientos de vergüenza en el hombre, los cuales conllevan a no hablar sobre ello, generando, en la mayoría de los casos, la impunidad de los victimarios y que los procesos de superación de los hechos sean mucho más difíciles. Yo quedé traumatizado. Me gustaba salir mucho de noche y ya no salgo. A veces, vengo a trabajar en la noche, porque me toca. Pero salir a una discoteca me da pánico, porque ellos –los victimarios– se mantenían en discotecas, incluso, a dos amigos míos los sacaron de la discoteca La Cascada y los asesinaron en El Matadero. A las 5 de la tarde me devuelvo para la casa. Una vez intenté vencer el miedo y me quedé en una finca hasta las 8 de la noche; de solo sentir el latido de los perros, me dio un ataque de pánico, cogí la moto y les dije: “Yo me voy, aquí me siento condicionado”. Cuenta Juan, mientras el movimiento nervioso de sus pies sacude la delgada mesa plástica, tras la cual se esconden. Su trauma se deriva de la violación de la cual fue víctima, cuando dos

El lugar de los hechos se vuelve marca indeleble para las víctimas. Aquí se ve “El popo”, lugar donde a Juan lo violentaron sexualmente dos miembros de las AUC. Imagen: Sara Yarce.

hombres de las Autodefensas Unidas de Colombia lo citaron en las afueras del pueblo y abusaron de él. El miedo no le permitía más que acceder a sus peticiones y al temer ser asesinado o desplazado con sus padres por tercera vez del municipio, y por eso, decidió que la situación se mantendría en silencio. Ver a sus victimarios repetidamente días después de lo sucedido, no solo tensionaba su cuerpo; el pánico y los recuerdos volvían a apoderarse de él cada vez que rondaban por las calles. Pasados pocos días, uno de los victimarios se le acercó y le pidió un nuevo encuentro. ¿Cómo responder no a quienes dominaban el territorio, la vida de él y, ahora, su cuerpo? Durante varios años tuvo encuentros con él y con otros agresores más, hasta que estos abandonaron el municipio. Nunca volvió a saber nada de ellos. A pesar de que ahora vive más tranquilo, una dé-

cada después, no ha logrado borrar las huellas que aquellos hechos le dejaron. Carraspea mucho al contar que cuando se hace tarde, el cuerpo le comienza a temblar, la taquicardia se apodera de él y las manos le sudan, hasta llegar a casa: aún no es capaz de salir de noche. “De diez, son una o dos las víctimas masculinas de violencia sexual que se acercan a declarar, por lo que se puede hablar de un subregistro”, expone Jorge Mario Alzate, director de la Unidad de Víctimas, seccional Medellín, hasta septiembre de 2018. Además, dijo: “A pesar de que la Unidad tiene un programa de acompañamiento psicosocial de víctimas de violencia sexual dirigido a mujeres, no hay uno exclusivamente para hombres, ni siquiera ha sido pensado como mixto y no es pensado como masculino, por el número


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Para Andrés, recordar la Villa Olímpica es revivir tantos años de amistades y deporte, recuerdos alegres manchados por la violencia sexual que vivió allí. Imagen: Sara Yarce.

de víctimas que denuncian por estos delitos. Con ellos se da asesoría personalizada, si se solicita por la víctima”. Aunque se puede pensar que este tipo de violencia ha sido utilizada para la satisfacción sexual de los diferentes actores armados, con su uso sistemático, lo que se pretende es la consecución y demostración del poder, a través del control de los territorios y los cuerpos, como lo explica el Centro Nacional de Memoria Histórica en su libro La guerra inscrita en el cuerpo. Desde el proceso de paz llevado a cabo en Ruanda, la violencia sexual está tipificada como crimen de guerra, pero en los conflictos bélicos es de uso recurrente, pues es efectivo para debilitar al enemigo y llevarlo a una condición de feminidad o de vulnerabilidad. Con este tipo de violencia, la feminización del hombre que es víctima se convierte en fin y consecuencia, puesto que después de ser violentado, adquiere una categorización por parte de la sociedad de débil y, en algunos casos, de demonio, explica la socióloga Renata Cuk. Solange Mouthaan, profesional en Derecho Internacional, afirma que aunque el panorama penal para el juzgamiento de estos casos se amplió con la apertura del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, entidad especial que buscaba condenar, entre otros, los delitos sexuales, la impunidad sigue reinando, generalmente, por la falta de pruebas y la constante dilación en los procesos. En el Oriente antioqueño fue una de las armas por excelencia, principalmente, contra mujeres y líderes sociales, como herramienta de terror, ataque al bando contrario y a sus “colaboradores” en las comunidades. A través del dominio del cuerpo consiguieron controlar los territorios. Muchas de las víctimas se desplazaron de sus hogares, otras tantas fueron asesinadas, unas más se quedaron haciendo lo que sabían hacer en el lugar que amaban, a pesar de las exigencias y ultrajes hechos por los victimarios. Lo que sí cambió para todos fueron las dinámicas nocturnas y de relación de varios pueblos del Oriente; la desconfianza y el terror ahora dominaban aquellas comunidades.

Cuando el reloj marcaba las 5 de la tarde, puertas y ventanas eran selladas, el silencio reinaba en las calles. Aquel que se moviera fuera de su hogar, luego de esa hora, era objetivo militar, sin excepciones. Donde antes había amigos y vecinos, ahora quedan bandos e ideologías. “Ya en el pueblo no querías tener relación con nadie, porque no sabías quién era quién; era tierra de todos y tierra de nadie”, cuenta Andrés. Varios de los compañeros con los que estudió comenzaron a enlistarse en grupos armados y quienes un día compartieron salón de clases, ahora se enfrentaban por ideales ajenos. Unos de ellos por venganza, otros más por obligación y así terminaron cargando con la despueblo construido por sus

trucción del ancestros. Algunos de los cambios de dinámicas en las comunidades se fueron manteniendo en silencio, con resignación, porque la presencia de grupos armados, legales o ilegales, impuso nuevas formas de vida para ellos. “Aquí está claro que quien tiene el arma impone las órdenes y en lugares con tan poca presencia del Estado, estos métodos de convivencia se convierten en método de supervivencia, para proteger su vida y la de los suyos”, afirma Pastora Mira, sobre la situación de la región. Además del silencio, el desorden documental por parte de las instituciones encargadas de tomar las declaraciones de las víctimas, ha formado un agujero en la reconstrucción de memoria histórica de los pueblos: en algunas personerías de los municipios, los archivos se han dañado, perdido o no se tiene conocimiento de ellos, por el nuevo personal en el cargo. Estos asuntos pendientes no solo son baches en la historia nacional, sino también, heridas en el espíritu de las víctimas y sus familias. Juan, nunca se lo ha contado a su familia y tampoco está en sus planes hacerlo:

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no se presentara una nueva victimización, decidieron enviarlo a una ciudad del país, lejos del conflicto. “Apenas se está comenzando a nombrar lo ocurrido para poder dignificar a las víctimas y lograr procesos de reparación con ellas”, afirma Pastora Mira. Además: “Porque no solo fueron víctimas los 206 que están en los reportes, no solo son números los que generan o no proyectos para su recuperación emocional y psicológica, son personas que han convivido con su dolor, enmudeciendo y aguantando por más de una década. Son, por ahora, números. Los números son el mejor modo de enfriar las realidades: de volverlas abstractas, como expone Martín Caparrós, periodista argentino”. Números, silenciados, sin posibilidad de acercarse a entidades gubernamentales a declarar o pedir ayuda, cuando fueron victimizados, porque el “lobo” les respiraba en el cuello y dormía con ellos o porque ese “lobo” era quien debía protegerlos y también atacó. El “no llore mijo, que los hombres no lloran” se ha arraigado tan fuerte, que casi es dogma que las mujeres sean las víctimas y la masculinidad hegemónica, que justifica la violencia llevada a cabo por los hombres, es ley en muchas comunidades colombianas. Procesos como la implementación del proceso de paz entre el Estado y las Farc-Ep permiten dar inicio al reconocimiento de diversos hechos poco nombrados en el ámbito histórico y, además, generan movimiento en diversos sectores de la sociedad, para el trabajo de reparación con las víctimas, ambos necesarios para la reconstruc-

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Fueron 75 469 las personas asesinadas en esta subregión del departamento entre 1995 y 2006, según el libro Comunicación, desarrollo y cambio social, editado por Amparo Cadavid y José Pereira; cifra que equivale a asesinar, aproximadamente, la población actual de San Carlos, San Rafael, San Luis, Granada, Cocorná y Argelia. Según este mismo documento, en el Oriente, solo entre 1998 y 2002, se cometieron más de 100 masacres, con un promedio de cinco víctimas en cada una. ción de la memoria histórica y del tejido social. Mientras no se den estos procesos, las víctimas se continuarán preguntando, al igual que Andrés: ¿Yo qué voy a contar?, si todavía siento miedo.

Nota: Andrés y Juan son nombres cambiados a petición de las víctimas por su seguridad.

“No fue que me hubieran dicho que si usted sale y cuenta, lo matamos, sino que uno ya lo tenía acá –expresó Juan, señalándose la cabeza–, si yo cuento, me van a matar, me van a hacer ir del pueblo con mi familia, entonces, me lo guardé”. Para Andrés, las cosas fueron diferentes. Su rutina cambió radicalmente; sin explicación, sin argumentos ni razones. Tal situación se convirtió en motivo de sospecha para su familia, por lo que se vio obligado a dejar de lado el silencio y explicar. Entre sus parientes había más de diez miembros deportistas que frecuentaban la villa olímpica del pueblo, espacio que Andrés abandonó radicalmente, debido a que luego de un entrenamiento, un compañero y él fueron victimizados allí. No volvió a ese lugar por varios años. Ante el impacto de la narración y buscando que

Ilustración: Sara Yarce.


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ROSTROS

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Del pasado a la actualidad

UNA INSTANTÁNEA AL FOTOPERIODISMO Daniela R. Gómez Isaza / daniela.gomezi@upb.edu.co

“Tengo la necesidad de contar la historia de las miserias anónimas”. Gerda Taro A Esteban Vanegas, un joven recién graduado de la universidad, le ofrecieron un trabajo que nadie quería hacer: retratar las muertes que dejaba la violencia de un conflicto armado urbano en Medellín, en los años 2010, 2011 y 2012. Fue durante ese tiempo, que su trabajo se caracterizó por fotografías de cuerpos ensangrentados, sumergidos en lodo, accidentes de tránsito, escenas de crímenes pasionales y mujeres desesperadas que lloraban frente ataúdes, despidiéndose de sus hijos. Había iniciado las prácticas en 2009 en El Colombiano para graduarse de la Universidad Pontificia Bolivariana y luego de esto, en 2010, cuando tenía 25 años, le ofrecieron cubrir orden público para el periódico Q’hubo. Como hacía poco se había graduado, necesitaba experiencia y trabajo, además, en conversaciones que sostuvo con su maestro Donaldo Zuluaga, comprendió la importancia de documentar esos sucesos para la memoria histórica de la ciudad. Fueron tres años en los que hubo días de 21 homicidios diarios en Medellín, después de la guerra del narcotráfico, en las décadas de los 80 y 90, esa era la época más violenta que atravesaba la ciudad. Sin embargo, no fue a él a quien le tocó retratar los años más oscuros del territorio, es aquí donde se reconocen a los grandes reporteros gráficos, como Jesús Abad Colorado, Henry Agudelo Cano y Donaldo Zuluaga. Henry Agudelo Cano, conocido como el ojo de Dios, no estudió para ser fotoperiodista. El dibujo fue antes que la fotografía. En 1979 envió una solicitud al periódico El Mundo como dibujante, sin embargo, solamente había vacante como laboratorista, que era el encargado de revelar las fotografías del medio. Allí compartió con algunos de los grandes fotoperiodistas de la época: Gabriel Buitrago, Pedro Nel Ospina y Luz Elena Castro. Los inicios de Henry Agudelo estuvieron enfocados en el deporte colombiano: salía de su casa, junto a los demás colegas, a retratar una Vuelta a Colombia, desayunaban, pero no sabían si iban a alcanzar a almorzar o a comer, a eso de las 11 de la noche estaban volviendo a sus casas con fatiga, después de entregarse con una pasión enorme al oficio. Actualmente, Henry Agudelo, entre arrugas y con voz ahogada, cuenta que está escaneando material del club de fútbol Atlético Nacional: fotografías de 1980, en las que estaba César Cueto; de 1982, en el retiro de Francisco Maturana; en 1985, en los inicios de René Higuita el Loco; sucesos valiosos para el fútbol colombiano. También recuerda cuando les tomó fotografías a grandes ciclistas colombianos, como a Cochise Rodríguez y presenció el debut de Lucho Herrera, apodado el Jardinerito de Fusagasugá. Ahora, tiene una oficina cerca al Parque Biblioteca de Belén, trabaja como docente de Fotoperiodismo en el Instituto Henry Agudelo, fundado hace cinco años por su esposa Elizabeth y su hijo Cristián. En las paredes cuelgan sus mejores fotografías: cerca de la puerta de entrada hay una del proyecto que realizó hace un año, llamado Jóvenes que embellecen cadáveres; en la puerta del baño está su mejor fotografía, con la que ganó el World Press Photo en 2006: plano cenital del torero Andy Cartagena, sobre un caballo blanco con sus patas completamente abiertas, a su lado izquierdo, un toro ensangrentado que embiste.

En El Colombiano, paso a paso, Esteban Vanegas ha hecho una carrera que hoy lo hace una de las figuras jóvenes más destacadas del fotoperiodismo en Medellín. Foto: Daniela R. Gómez Isaza.

Mientras está en su oficina, pone en duda si los fotoperiodistas actuales valoran la época de lo digital. Recuerda que en el tiempo de lo analógico, ellos pensaban con “cabeza fría” y que había una selección exquisita en la calidad del material fotográfico, dice que, hoy en día, se ha perdido eso: “A veces veo El Tiempo y pienso que ese trabajo fotográfico es repetitivo, no están innovando. Hace poco también me encontré con Manuel Saldarriaga de El Colombiano y me decía que necesitaba a alguien que los ‘pulle’ dentro del medio”. Henry Agudelo prende y apaga periódicamente el aire acondicionado de su oficina, siente rabia por un recuerdo de una fotografía que no quisieron publicarle en ningún medio. En la foto se ve una anciana cargando una silleta, de fondo, las piernas y nalgas jóvenes de una mujer. La envió a El Tiempo, El Colombiano, la Alcaldía de Medellín y ninguno se la publicó. Él, una leyenda del reporterismo gráfico en Colombia, habría perdido la batalla contra los “nuevos”.

¿Por qué se rechaza en la actualidad una fotografía en un medio de comunicación? ¿Tiene que ver con el proceso creativo del fotógrafo? Henry Agudelo lo tiene muy claro: Los medios de comunicación y los editores fotográficos actuales se limitan completamente. Sin embargo, es distinta la visión

de Esteban Vanegas, actualmente editor fotográfico de El Colombiano; para él son los malos editores los que limitan un proceso creativo. Existen varias razones para que una fotografía no llegue a ser publicada: La foto puede no tener la mejor calidad gráfica, tal vez no cuenta nada del tema que se va a narrar, pone en riesgo la seguridad del fotógrafo o de la fuente, es una fotografía fuerte (amarillista), a no ser que el estilo fotográfico del medio sea así. Para quien es conocido como “el ojo de Dios”, todavía falta formación periodística en las facultades de las universidades de Colombia. José Miguel Gómez, actual profesor de Fotoperiodismo de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, afirmó que el colombiano que desee ser fotógrafo de prensa, debe prepararse en otras academias. En Colombia no hay cursos de edición fotográfica. Por esto, Esteban Vanegas decidió aplicar a una beca con The New York Times. Ahora Esteban, el nuevo fotoperiodista que inició en orden público en el Q’hubo en 2010, hace una crítica a los editores fotográficos de otros medios en Colombia. Menciona que editores de varios medios reconocidos nacionalmente no han estudiado edición y que en medios regionales pequeños, ni siquiera hay editor fotográfico, sino, un coordinador de fotografía, que planea el trabajo de los reporteros gráficos. En la actualidad, el oficio del fotoperiodista se está transformando. Los medios de comunicación están pasando de la contratación de fotoperiodistas al trabajo freelance. Según un estudio de World Press Photo, 46 % de los fotógrafos actuales están apostándole a este último; el 12 %, trabajan con contrato para


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periódicos; el 4 %, para agencias; y otro 4 %, para revistas. Pablo Monsalve, fotoperiodista independiente (freelance), afirma que ambas opciones tienen pros y contras: “Si se trabaja para un medio, se tienen muchas facilidades con los permisos, el transporte, protección y seguridad, equipos y estabilidad económica. Por ejemplo, El Colombiano trabaja, la mayoría de veces, con su grupo de diez fotógrafos vinculados, quienes reciben todo el equipo y un sueldo mínimo de 2 800 000 pesos. En Colombia, al freelance le están pagando, aproximadamente, a 300 000 pesos por publicación, lo máximo que llega a pagar un medio de comunicación por un trabajo es de 400 000 pesos. En Estados Unidos, en The New York Times pagaban similar hasta hace poco, ahora pagan 400 dólares por trabajo”. En la actualida, el medio estadounidense tiene 15 fotógrafos vinculados, el resto trabaja de manera independiente. En Asia, los bajos pagos de medios en países como India y China, hacen que el trabajo en esta parte del mundo sea para agencias internacionales, como Reuters, EFE, AFP, Getty Images, a las que se puede cobrar el triple de lo que paga un medio local. Henry Agudelo recuerda con melancolía, los tiempos dorados de los reporteros gráficos colombianos: “Yo vi cómo compañeros fotógrafos colombianos llegaron a vender al extranjero fotografías en 15 000 dólares”. Uno de los trabajos fotográficos por los que Agudelo recibió mejor pago fue el registro de la extradición de Carlos Lehder Rivas, un narcotraficante del “Cartel de Medellín”, primer extraditado en Colombia, en febrero de 1987. Según cifras que da un estudio, en 2017, realizado por World Press Photo, solo un 15 % de los fotoperiodistas gana más de 40 000 dólares al año. Sin embargo, el 66 % de los fotógrafos encuestados aseguraron ser felices con su profesión. Por otra parte, el 90 % de ellos reconoce haberse expuesto a riesgos mientras trabajaba. Los fotoperiodistas y, en general, los periodistas, en la actualidad, están expuestos siempre a peligros dentro del trabajo. La Fundación para la Libertad de Prensa Flip sostuvo que en 2018 disminuyeron las garantías de seguridad para los periodistas. Las cifras de ataques a la prensa en Colombia se incrementaron en 120 %, con respecto al 2016. Y el 2017 pasó a la historia como el año más violento en los últimos 15 años. En el 2018 se registraron 477 casos de ataques a la prensa, los cuales corresponden a más de 600 víctimas. La amenaza sigue siendo la agresión más frecuente, con un 42 %, y la segunda más común es el hostigamiento. El informe revela que los departamentos en los que más se ataca a la prensa son: Cundinamarca, Antioquia, Norte de Santander, Tolima y Valle del Cauca. En cuanto a los agresores, la mayoría son funcionarios públicos.

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Con su Instituto, Henry Agudelo se consolida como mentor de nuevas generaciones de fotógrafos en la ciudad. Foto: Daniela R. Gómez Isaza.

Los casos son recurrentes y los reporteros parecen, cada vez más, vulnerables: el 18 de mayo de este año, The New York Times presentó un artículo relacionado con los falsos positivos en Colombia. La senadora María Fernanda Cabal opinó contra la publicación, compartiendo en sus redes digitales fotografías que para ella demostraban que los periodistas Nicholas Casey y Federico Ríos habían estado con las FARC. Lo que sucedió después fue polémico en el mundo: a ambos les tocó salir del país por amenazas. Henry Agudelo llena un vaso de agua y se vuelve a sentar. Recuerda cuando el periódico El Mundo era “poderosamente visual”, también, cuando dentro del laboratorio, en un cuarto oscuro en el que se demoraban horas revelando, había conversaciones amenas de situaciones torpes que les sucedían: a alguno se le caía el rollo de la cámara y no se daba cuenta, a otro se le dañaba apenas terminaba de tomar las fotos. Ahora está en su oficina con la camisa del Instituto Henry Agudelo, narra con voz ahogada las historias de cada una de las fotografías que tiene impresas. Menciona que los jóvenes, hoy en día, no se preocupan por imprimir los archivos fotográficos, sino que todo está guardado en un “aparato inútil”, como llama al celular.

La propuesta técnica de Henry Agudelo hace posible miradas distintas, que le dan hasta belleza a temas tan duros y cotidianos como la muerte en nuestra ciudad. Foto: Henry Agudelo.

Según cifras que da un estudio, en 2017, realizado por World Press Photo, solo un 15 % de los fotoperiodistas gana más de 40 000 dólares al año. Sin embargo, el 66 % de los fotógrafos encuestados aseguraron ser felices con su profesión. Henry dice que se levanta y se acuesta pensando en imagen, ya no le preocupa ser publicado o no, solamente desea seguir tomando fotografías, todo eso bajo la premisa de hacer visible lo invisible. Dirige su mirada hacia la puerta del baño, ahí continúa la foto con la que ganó el World Press Photo en 2006. Menciona que recuerda el día que anunciaron su triunfo. Esa tarde sintió mucha alegría. Esteban Vanegas, dentro de las instalaciones de El Colombiano, cuenta por qué inició en la fotografía: cuando estudiaba en la universidad, le gustaba hacer video documental, sin embargo, se dio cuenta de que en Colombia era difícil hacerlo, principalmente, porque apenas estaba iniciando y no tenía presupuesto. Así que en la universidad hacía trabajos fotográficos y entró a las prácticas en El Colombiano, allí lleva diez años. Para él hay dos cosas fundamentales que deben hacer los estudiantes que quieran hacer fotoperiodismo: ver mucha fotografía y leer la historia. La parte técnica de los equipos se aprende viendo videos, pero el ojo se entrena siguiendo esos dos pasos. Cuando termina de hablar, se levanta de la silla y atiende una llamada. Luego, va a su puesto de trabajo: una mesa redonda con, aproximadamente, diez computadoras y sillas, en la que todos los días se sienta a dialogar con su equipo. En la mesa tiene varias ediciones del periódico. Prende su computador y abre el archivo de sus primeras fotografías: “Esta es la mano de un niño que asesinaron y a mí me tocó ver cuando lo hicieron”, y así seguía pasando las fotos. Llegó a un proyecto que hizo hace unos años con las FARC y entre risas dice: “¿Alguien sabía que las FARC tenían un coro?”, eso fue lo que fotografié.


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El testigo apasionado de la vida

FOTÓGRAFO DE HISTORIAS CONTRA EL OLVIDO Maria Camila Ramírez Cañón / maria.ramirezc@upb.edu.co

El tono de las conferencias y entrevistas de Jesús Abad Colorado sobre su labor como reportero gráfico suele ser emotivo y directo. En sus palabras se percibe la emoción que encierra cada fotografía y la historia que rodea cada una de sus imágenes. Su registro de la realidad colombiana no hubiera sido notable sin esa sensibilidad. Jesús Abad Colorado camina con la ayuda de un bastón. Hace varios meses se rompió el menisco y se lastimó el hueso de la rodilla izquierda, luego de caerse, mientras subía la Serranía de Abibe, en el Urabá antioqueño. Estaba allí para hacer su trabajo: contar historias reales por medio de sus fotografías. Dicha lesión le impidió estar en la presentación de su documental El testigo: Caín y Abel, en el “Hay Festival Forum” en Chile. Este trabajo cuenta las historias del conflicto colombiano, desde la mirada de Jesús Abad como testigo, y muestra sus fotografías. A pesar de su ausencia, el filme se proyectó como estaba previsto, con la presencia de Kate Horne, la directora. El testigo también es el nombre de la exposición con más de 500 fotos suyas, que se exhibieron en Medellín y en el Claustro de San Agustín de la Universidad Nacional de Colombia. Este lugar está a escasas cuadras del Palacio de Nariño y fue escogido con el fin de mostrarle al poder político, la realidad de lo que se vive en Colombia. Las fotos de la exposición son muestras de lo que han sido sus 26 años de carrera, desde que decidió ser fotógrafo, cuando cursaba segundo semestre de Periodismo en la Universidad de Antioquia. Durante este tiempo, Chucho, como le dicen sus amigos, ha creado una mirada propia, distinta y característica, que da cuenta de la rigurosidad, ética y estética que emplea al hacer cada clic con su cámara. A pesar de retratar las realidades más dolorosas y crudas de Colombia (masacres, asesinatos, desapariciones y atentados), se ve a sí mismo como un fotógrafo de la vida y de la belleza. En su casa tiene un cuarto con todo el material fotográfico. La puerta está con seguro y la llave solo la tienen él y Patricia Builes, la mamá de sus hijos. Ella no deja entrar a nadie sin el permiso de Jesús Abad, porque “él es muy celoso con su trabajo y su archivo no lo manipula cualquiera”. La historia de su familia permite entender por qué esas imágenes son valiosas para él. Sus padres eran campesinos liberales en San Carlos (Antioquia), una tierra de conservadores y, por eso, mataron al abuelo y a un tío de Jesús. Su abuela falleció de pena moral, meses después de aquellas muertes. En lugar de buscar venganza, la familia optó por protegerse y se fue del pueblo. Cuando Chucho tenía poco más de un año, en 1968, llegó a Medellín con sus padres y sus hermanos. Terminó de

criarse en lo que es hoy el barrio La Pradera, en el occidente de la ciudad. Quienes sobrevivieron a aquellos años de violencia, valoran los momentos en que están unidos. Pese a que la familia es numerosa, procuran reunirse con frecuencia, para compartir en torno a la comida, en la que ha sido la casa de toda la vida. Jesús es padre de dos hijos; la mayor, Manuela, se graduó de Medicina y Santiago está terminando Gastronomía. A pesar de que él no está mucho tiempo con su familia, en los momentos que comparte con ellos, se dedica a conversar e intercambiar historias. Y cuando está de viaje, lleva siempre tres piedritas: una simboliza a Santiago, otra a Manuela y la tercera es un regalo que le trajo una amiga de la India. Aunque Patricia entiende que su esposo debe viajar, a veces, siente miedo, pues lo que él hace ha sido causa de momentos difíciles para toda la familia. A Jesús lo secuestraron dos veces; la primera fue en diciembre de 1997; y la segunda, en octubre de 2000 y duró tres días, pero fue la más difícil. Un grupo de guerrilleros del ELN se los llevó a él y a su compañero, Jaime Horacio Arango, y quemó el carro en el que viajaban. Lo que más marcó a Chucho fue compartir el cautiverio con un policía, Mauricio Yacué Salazar, de 23 años, que había sido secuestrado antes, cuando viajaba de civil a conocer a su hijo. Fue asesinado al mes siguiente de la liberación de Abad Colorado, noticia que fue muy dura para él. Patricia pensó que él nunca regresaría y, aun así, logró sobreponerse, porque debía darles seguridad a los hijos de ambos, que, además, estaban muy pequeños. Fue un momento muy doloroso para todos en la casa y se dedicaron a cultivar mariposas monarca para seguir adelante y elaborar el duelo. “Es bellísimo su proceso de transformación, porque es ver cómo un gusano que se arrastra, puede convertirse en una mariposa que vuela”, cuenta Jesús. Aquella metamorfosis lo hizo reflexionar. Entonces, él hizo un cambio y dejó su trabajo en el periódico El Colombiano en 2001, para convertirse en un fotógrafo independiente. Esta decisión le ha permitido pasar años recorriendo Colombia. A lo largo de su carrera ha sentido cómo su mirada ha evolucionado, tiene una gran capacidad para ver los detalles más mínimos y recordarlos absolutamente todos. No ha sido fácil. En uno de sus viajes a Urabá, se fue al monte con unos

campesinos a buscar a un amigo de ellos que había sido retenido por los paramilitares. El recorrido estaba planeado para cinco días, pero, al segundo, Jesús sintió que no podía continuar por el cansancio acumulado y el dolor de rodilla. Quiso devolverse solo y que los demás continuaran con la misión, pero sus acompañantes no lo dejaron, porque estaban en una El afecto por todos los miembros de su familia es la muestra zona muy peligrosa. de la sensibilidad que Jesús Abad Colorado pone en su oficio Conrado, uno de los de reportero gráfico. Foto: María Camila Ramírez. campesinos, le pidió a Noelia, su esposa, que se turnara con Chucho a Tristeza, la les agradece la acogida, por eso siemmulita en que ella viajaba. De ese modo pre regresa a visitarlos y los llama con pudieron terminar el camino. frecuencia. A Conrado, el campesino de Cuando Jesús sale a hacer trabajo Urabá, le dice Risas, porque a pesar de de campo, carga su equipo de fotografía las situaciones difíciles que ha vivido, durante largos trayectos a pie. Su espal- siempre está sonriendo. Lo ha visitado da se ha encorvado, se ha caído varias en su casa dos veces en el último año veces y por eso le operaron el manguito y medio. Ese punto es indispensable rotador, la rodilla derecha y, hace poco, para él y considera que no se debe usar le hicieron una cirugía en la izquierda. a alguien para una noticia y ya. Por eso A pesar de todo, evita que su cuerpo le tiene amigos por todo el país. impida cumplir todos los compromisos Jesús se pone en la piel de los que mantiene. Descansa muy poco y demás. Ser testigo de las historias del aunque su familia le pide que lo haga, conflicto no lo ha vuelto indiferente, al él dice que después, no se sabe cuándo, contrario, se ha vuelto tan sensible, que tendrá mucho tiempo para ello. En ese siente como propio el dolor ajeno y lo momento, podrá ver toda la televisión supera por medio de la palabra y de sus que no ha visto en años, leer mucho y fotografías. Con la palabra cuenta lo que plasmar algunas de sus memorias. pasa y hace reflexiones. Y con las fotos, Trabaja sin horarios y no estable- que son un “espejo roto”, según él misce barreras entre sus relaciones con los mo dice, muestra la realidad del conflicdemás. Para Chucho son fundamentales to en Colombia y lucha contra el olvido. los amigos. Procura no descuidarlos, a Cada vez que Jesús enseña sus pesar de ser un hombre ocupado y con fotografías habla fuerte y conmueve a muchas responsabilidades. Por eso, ha quienes lo escuchan. Se sabe de melogrado mantener amistades que hizo moria el año en que tomó cada una, los en su época universitaria. Edison Neira nombres de quienes aparecen en las es uno de ellos y describe a Jesús como imágenes, la situación en que estaban y “una persona que cultivó profunda- la historia que hay detrás. mente su pasión por medio del ejerciChucho guarda en su mente las cio periodístico, pero, al mismo tiempo, mayores tragedias de Colombia. Asume se consolidó como fotógrafo y artista. como un compromiso proteger y defenDe este modo, informa y suscita a la der la vida y la memoria. Siente que no reflexión”. Además, piensa que tienen puede ayudar tanto como quiere. Pese una relación muy bonita, en la que se a que hace todo lo que está a su alcancomparten muchos valores y afinida- ce, no logra estar tranquilo, porque, sedes, además del cariño mutuo. gún dice: “El sueño de la vida está en En todos los lugares que conoce, peligro”. A veces, se desvela al pensar crea fuertes lazos con las personas. A él en eso, pero se rasca suavemente las no le interesa ir, buscar historias, tomar manos, antes de acostarse para relajarfotos e irse. Se preocupa realmente por se y distraerse. Así logra dormir, aunque los amigos que ha hecho en sus viajes, sea poco.


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Una exploración por el gusto

EN BUSCA DEL SABOR UMAMI Manuela Molina Cerezo (El Olimpo) / manuela.molinac@upb.edu.co

A veces, con solo imaginarnos cierto postre, nos deleitamos o nos hostigamos, así mismo, intuimos lo que podría hacer en nuestro paladar un plato amargo, algo ácido o salado, pero, ¿cuántos podrían imaginarse el sabor umami, describirlo, sentirlo por recordación? Muy pocos. Es más, la mayoría ni saben que existe ni lo han escuchado. Apenas hace unos años algunos chefs occidentales empezaron a investigar sobre este sabor y a incorporarlo en el menú de sus restaurantes. El término umami fue acuñado por el científico y profesor japonés Kikunae Ikeda, en 1908, quien descubrió que el aminoácido del glutamato era el que transformaba los cuatro sabores básicos: ácido, amargo, dulce y salado, y conformaba un nuevo sabor, el quinto: el umami. Tomó unas muestras del kombu dashi, un caldo de alga típico de Japón y de allí extrajo este concepto que, hoy en día, está revolucionando la gastronomía en todo el mundo. La palabra traduce sabroso, pero no sabríamos decir por qué o cómo se siente lo sabroso. Podríamos decir, más bien, que tenemos pistas para reconocer o rastrear el umami: es posible sentirlo con todas las papilas gustativas, aunque se concentra en el centro de la lengua y se extiende por toda la boca, según el neurobiólogo chileno Charles Zucker, dejando una sensación aterciopelada y un sabor que perdura, no genera una sensación por sí mismo, pero resalta el toque de los demás alimentos que integran el plato. En todo caso, este es una sensación difícil de describir. Algunos alimentos ricos en umami, además de los que son originarios de Japón, son los tomates rojos, los pescados, los mariscos, las carnes, las setas, la col china, la espinaca, los espárragos, el té verde, la salsa de soja, el jamón serrano, los quesos madurados, entre otros. Sin embargo, el primer contacto del ser humano con este sabor es a través de la leche materna. Lo cierto es que el resultado de usar glutamato en alguna preparación depende de la cantidad de sal, debido a que este puede llegar a reemplazarla, siendo mucho más recomendable para la salud. Además, induce la salivación, por un período mayor al de los alimentos ácidos, esto permite sentir un sabor más potenciado y tragar con más facilidad. Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, de 2005, afirma que este sabor provoca repetir y aumenta las ganas de comer en un 40 %. Por estas razones, aunque algunos alegan que es una cuestión cultural, se trata del criterio con que cocinamos, a veces de forma inconsciente, y agregamos tomate a la pasta o queso parmesano a una ensalada, por ejemplo. El chef que comenzó a usarlo, sin saber bien lo que era, fue Auguste Escoffier, a finales del siglo XIX, en París. Y desde entonces, chefs europeos y latinoamericanos se han interesado en el umami. Alonso Torres, chef ejecutivo del restaurante La Causa, de inspiración peruana y japonesa, en Medellín, es uno de ellos. Él fue quien diseñó la carta del lugar, en el que usa el glutamato casi para todas sus obras maestras — sopas, arroces y en el sushi, por supuesto—, las cuales no concibe sin este ingrediente, pues ha representado un elemento diferenciador. Como lo explica el chef Michael Anthony, de EE. UU.: El umami es una forma de hacer que los platos sean atractivos y, a la vez, de mantenerlos simples. Descubrir el umami nos brinda la oportunidad de crear platos irresistibles, aun con pocos ingredientes, porque destaca el buen gusto natural de los ingredientes. Torres conoció el umami hace unos años, mientras trabajaba en otro restaurante: Un compañero agarró un poco de glutamato, pensando que era otra cosa, y se lo echó a un jugo de banano. Desde allí lo estudió con mucha atención. Y resulta que los cereales, lácteos o postres son lo único con lo que no suele combinarse el umami, pues genera una sensación desagradable.

Por eso, es bien extraño lo que logró el chef británico Regis Cursan, en la pastelería Nobu London, al preparar un postre con base en el sabor umami y con tamarillo como ingrediente principal, más conocido acá como tomate de árbol. Mientras compartíamos un arroz motivado por el mar, rico en sabor umami, Torres me contaba la historia de la causa limeña. Cuando surgió, Perú estaba pasando por un momento difícil de lucha, así que las mujeres iban de casa en casa vendiendo masa de papa amarilla, que era de los pocos ingredientes con los que contaban y para venderla, decían: “Por la causa”. Así, el restaurante La Causa le hace honor a esta historia y a la tradición nikkei de los emigrantes japoneses que llegaron a Perú. Esa herencia ha hecho que la gastronomía peruana tenga muy arraigado el sabor umami, así lo confirma el chef y propietario del restaurante peruano Central, Virgilio Martínez: “Como chef, descubrir el gusto del umami me cambió la forma de concebir la cocina. Juego con el umami mucho más en las preparaciones frías, para potenciar el gusto del marisco crudo, con una pizca de condimento y sirviéndome del gusto del producto”. También el chef Pedro Miguel Schiaffino, del restaurante peruano Malabar, afirma: “El umami crea un gusto profundo y aporta armonía. Combinando ingredientes con umami, puedo inventar platos equilibrados y llenos de gustos. Hay muchos ingredientes peruanos ricos en umami y me encanta utilizarlos en la comida de mi restaurante”. De La Causa, el plato que más recoge el sabor umami es el tiradito nikkei, que lleva pulpo en finas lonjas, mayonesa en leche de tigre, parmesano, cilantro y tocineta crocante. Para el sushi trabajan con un vinagre extraído del kombu dashi, sin esto no sabría igual, y luego de allí, sacan la leche de tigre. El ceviche es otro de los platos que cambiaría por completo de no ser por el glutamato. Hasta el momento, el umami se ha expandido, pero en Colombia todavía falta explorarlo mucho más. En España lo han usado chefs como Ricardo Sanz, de Kabuki; y Andoni Luis Aduriz, de Mugaritz. En Inglaterra, Waitrose y Booths sacaron una sopa llamada taste Nº 5. Por su parte, Heston Blumental, de The Fat Duck, es un defensor de lo umami y dice que para maridar este sabor, la mejor opción son los vinos dulces de jerez. En la gastronomía francesa se ha trabajado en la ratatouille e, incluso, la chef Keiko Nagae, en su pastelería en Francia, suele compensar cualquier reducción del azúcar en los postres con el umami.

El umami, el resultado de explorar sabores. Ilustración: Tatiana Agudelo.

En todas estas gastronomías lo han usado buscando potenciar el sabor, al respecto, el chef Yoshiihiro Takahashi menciona: “Cuanto más fuerte es el gusto de los ingredientes, mayor es la necesidad de que el dashi tenga un umami que lo empareje: sin él, se pierde el equilibrio de los gustos. En cambio, si el equilibrio es correcto, los gustos de los ingredientes destacan de verdad. Esto es a lo que nos referimos cuando hablamos de sacar el máximo partido de los ingredientes. Los platos con umami permanecen en el paladar de forma agradable y causan una potente impresión; estos son los platos destacados que nos brindan calma y calidez”. Dice el chef Alonso Torres que un sudado de pollo o una carne desmechada mejorarían mucho con el glutamato, pero también, reconoce que esto sería una estrategia en el mercado culinario, pues por más que este enriquezca de sabor nuestro paladar, no estamos educados para él, su uso no lo hacemos conscientemente y, de una u otra forma, esto le quitaría pureza a la gastronomía colombiana. A pesar de esto, cabe la posibilidad de empezar a explorarlo y a degustarlo con más atención, quizás de allí salgan fusiones y creaciones interesantes para nuestra mesa.

Algunos alimentos ricos en umami, además de los que son originarios de Japón, son los tomates rojos, los pescados, los mariscos, las carnes, las setas.


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La biblioteca y parque cultural busca ser más que un edificio

LA “DÉBORA ARANGO” SIGUE REVOLUCIONANDO LA CULTURA DE ENVIGADO Valentina Upegui Calle / valentina.upegui@upb.edu.co

En el barrio Alcalá, a diez minutos caminado de la estación Envigado del metro, hay una biblioteca y parque cultural: la Débora Arango. Su nombre en honor a una de las artistas más representativas del país, la que aparece en el billete de dos mil, la primera mujer en pintar desnudos femeninos en Colombia. La obra de Débora Arango, alumna de los maestros Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez, con tintes de expresionismo alemán, estremeció la sociedad antioqueña, por la crítica que hacía a temas y personajes políticos y sociales. Así lo relató la exposición Cuatro temas en la obra de Débora Arango: el desnudo, la religión, la política y la denuncia social, del Museo de Arte Moderno de Medellín, en 1991, luego de que la artista donara parte de su colección al Museo, en 1987. Entre sus pinturas más reconocidas y que más controversia generaron en el momento de su exposición se resalta: Las monjas y el cardenal, en la que se hace alusión a las relaciones entre algunos sacerdotes con las monjas en los conventos. Fue esta la obra que escogió Juan Fernando Torres para elaborar la escultura que recibe a los visitantes de la biblioteca y parque cultural. Las seis monjas que rodean a un pájaro rojo (cardenal) enjaulado, han estado allí desde que se inauguró la biblioteca, en 2014. Ahora, solo quedan las monjas, pues en febrero de este año, a alguien, no se sabe quién, le dio por descompletar la pieza. Aunque no hay ninguna pintura de la artista expuesta en la biblioteca, pues es el MAMM, la entidad que se encarga de preservar su obra, se le rinde tributo con El rincón de Débora, un espacio donde se encuentra un estante con ediciones antiguas de los libros que más influyeron en su vida y en su carrera.

La biblioteca como un ente generador de cultura En los cinco años que lleva de funcionamiento, la biblioteca se ha caracterizado por programas de formación cultural a la comunidad, en los que se busca una transformación social a través del conocimiento. Johana Saldarriaga, coordinadora de Bibliotecas, explica que el valor diferenciador que aporta este espacio se encuentra en el fomento de la lectura desde la primera infancia y que, a largo plazo, tiene incidencia en la educación del futuro. Bajo esa idea, desde la Secretaría de Educación y la Dirección de Cultura de Envigado se está pensando el fomento de la cultura, como una red articuladora entre diferentes entidades, lo conforma una especie de “circuito cultural”, que no está pensado desde la infraestructura y promueve un trabajo colaborativo

para proponer actividades según los intereses de los ciudadanos, en cuatro sitios: la Biblioteca y Parque Cultural Débora Arango, la Casa Museo Otraparte (la casa del filósofo y escritor Fernando González), la Casa de la Cultura Manuel Uribe Restrepo y Casablanca (la casa de Débora Arango). “No estamos aislados, nos hemos tratado de articular”, comenta Saldarriaga. Esta articulación se basa en el respaldo a las actividades realizadas por cada entidad, según la ayuda que cada una pueda necesitar. “Las monjas y el cardenal”, escultura de Juan Fernando Torres, inspirada en la pintura de Débora Arango, Ahora bien, el marecibe a los visitante al parque biblioteca. Foto: Valentina Upegui. yor impacto lo genera la biblioteca y parque cultural, pues en un informe presentado por teca, lo cual se evidencia en su diseño de la lectura, desde el arte y para eso la coordinación de bibliotecas, se apro- arquitectónico, ni se tenía claro el uso cuenta con programas para niños, jóxima un total de 211 500 visitantes entre que se le iba a dar, solo había certeza en venes y adultos en formación artística, 2016 y 2018. Por lo que afirma Saldarria- cuanto al enfoque cultural de su labor. como clases de ballet, música, pintura ga: “Aquí habitamos muchas personas y Fue en la administración de Héctor Lon- y fotografía. Según explica Saldarriaga, esto es un referente para la ciudad, no doño, en alianza con Confenalco, que se estos espacios se generan en colaborasolamente para Envigado, sino que tam- decidió que la Débora Arango fuera la ción con la Secretaría de Educación y primera biblioteca pública del munici- la Dirección de Cultura del municipio, bién, lo es para otros municipios”. pues desde la Alcaldía se proponen los En ese sentido, la biblioteca pio de Envigado. William Córdoba es un hombre cursos y la biblioteca se encarga de gecuenta con ofertas como clubes de lectura, programas de lectura para la pri- de 54 años y 34 de ellos los ha vivido en nerar los espacios adecuados para esmera infancia, cine clubes, programas el barrio Alcalá, a dos cuadras de la Dé- tos. “Nosotros miramos la necesidad para públicos familiares y un programa bora Arango. Desde su apertura, la visi- que tiene el municipio y sobre eso trade formación TIC, debido a que el obje- ta todos los días y se pasa horas leyendo bajamos”. Elizabeth Londoño visita la bitivo principal es que la biblioteca sea un y viendo a la gente leer. A William le tocó ver toda la blioteca todos los sábados y esto lo punto de encuentro para la comunidad. También, presta talleres de capacitación transformación del proyecto y siempre hace de nueve y media de la mañana a a las bibliotecarias de las escuelas veci- pensó que era lo mejor que le podía pa- una de la tarde. Mientras su hija recibe nas de la sede, desde el fortalecimiento sar a la comunidad. Sin embargo, según clases de violín, ella se dedica a leer rey acompañamiento técnico, con el pro- cuenta, no todos sus vecinos pensaban cetas de cocina y a realizar otro tipo de pósito de aportar al enriquecimiento de igual; algunos creían que construir un consultas personales. Cuando terminan la red de bibliotecas, de la cual forma parque era sinónimo de propiciar un las clases, le ayuda a su hija a hacer sus parte la Débora Arango. Esta red fun- ambiente, para que algunas personas tareas del colegio, en la zona de consulciona como un híbrido, pues la confor- fueran a consumir drogas. En su opinión, tas digitales. Por otro lado, la biblioteca disman bibliotecas públicas, comunitarias, todos ellos estaban equivocados porescolares y universitarias, con el fin de que, en sus palabras, “la biblioteca le dio pone de espacios para que las personas lograr un trabajo colaborativo en la pro- vida y cultura al barrio. Es de las mejores que los necesiten, puedan organizar obras que se han hecho en Envigado”. charlas y conferencias sobre algún tema moción de la lectura en el municipio. Actualmente, William se cruza con esas específico o para dar a conocer un propersonas que decían que el proyecto no yecto personal. “Aquí le llaman el Plaza iba a ser productivo, disfrutando de las Mayor pequeño de Envigado”, añade la instalaciones al igual que él. coordinadora. En el terreno en el que hoy se encuentra La Débora Arango dispone de esla biblioteca y el parque que la rodea, pacios de ensayo para la Red de Escueexistía la fábrica de tenis Grulla. Luego las de Música, con salones para pracde que esta cerrara, solo quedó una coticar en grupo o de manera individual, lina con prados. Hasta que la Alcaldía de como lo hacía una tarde David Galeano, Envigado decidió intervenir la zona para un músico de 26 años, que practica allí generar un espacio aprovechable para habitualmente, porque para él, “la Délos habitantes. bora” significa un punto de encuentro y En sus inicios, el proyecto no es- La biblioteca se interesa por la forma- de colegaje. taba pensado para que fuera una biblio- ción las personas, a parte del fomento

Un antes y después

Un espacio pensado para el bienestar de las personas


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Red Colombiana de Periodismo Universitario

SANTIAGO BOTERO: “HACE NUEVE AÑOS TOMÉ LA DECISIÓN MÁS CRUCIAL EN MI VIDA: RETIRARME DEL CICLISMO” Lucía García Sánchez / lgarcia73@unab.edu.co Silvia Parra García / sparra35@unab.edu.co / Periódico 15 – Universidad Autónoma de Bucaramanga

El excampeón del mundo, ahora toma el micrófono para comentar la actuación de los pedalistas nacionales, lo que se puede aprender del ciclismo y motivar a sus seguidores con su historia de vida. El exciclista y ahora comentarista deportivo, Santiago Botero Echeverry, participó en la Quinta Semana de la Bicicleta de Bucaramanga. El ahora comentarista ciclístico fue reconocido por ser el campeón mundial de ciclismo contrarreloj individual en 2002 (Zolder, Bélgica), aparte de ganar tres etapas en el Tour de Francia (2000 y 2002), quedar campeón de la Montaña de la prueba francesa (2000) y salir ganador de la Vuelta a Colombia (2007). Estuvo dos días en la capital santandereana participando en actividades de promoción de la bicicleta como deporte y medio de transporte, acompañó un ciclopaseo y dictó su conferencia: La verdadera fuerza de un campeón, en el auditorio Luis A. Calvo de la Universidad Industrial de Santander (UIS). En su charla, Botero relata su historia como ciclista profesional durante 20 años, su proceso de adaptación a ese mundo y expone seis conceptos que, según él, resumen lo que es la verdadera fuerza de un campeón y que va más allá de la fuerza física. Botero, único ciclista retirado que es conferencista certificado, ha podido con esto ir por todo el país contando sus experiencias como forma de motivación. Cuenta que su paso por este oficio se dio meses después de su retiro del ciclismo profesional, en 2010: “Me puse a buscar opciones de trabajo y me acordé que una agencia de conferencistas en Bogotá, me propuso que montara una conferencia, porque en ese momento en Colombia no había un deportista que contara su historia de vida”.

Un paso adelante de los miedos y proyectos a empezar Botero dice que siempre ha sido tímido y que estos conversatorios le han ayudado a vencer el miedo a hablar en público. De ahí en adelante, comenzó a dar charlas. En ese proceso, “alguien le dijo a otra persona en Argentina y me invitaron a comentar un Giro de Italia con ESPN, hace siete años”. De ESPN lo llamaron de la cadena Bein Sports en Miami y con ellos transmitió tres Giros de Italia para Estados Unidos. “Y en Caracol televisión dijeron que tenían que incluir a un deportista en el panel de periodistas y ahí fue donde empecé”. Este año Botero cumple su tercera participación como comentarista en las transmisiones de grandes vueltas (Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España) con un canal de televisión. “Fue difícil (su paso como comentarista deportivo), porque para el deportista de alta competencia, retirarse es una decisión compleja”, cuenta. Señala que cuando dejó de competir profesionalmente, pasó por un período en el que no sabía qué hacer con su vida. Durante tres meses dejó de montar en bicicleta y se dio cuenta de que se sentía mal, “pues esa energía que estaba acostumbrado a gastar, no la estaba gastando”. Entonces, dije: “Yo tengo que seguir montando en bicicleta y me reincorporo al ciclismo, pero como pasatiempo, una hora y media diaria”. El exciclista siente que ahora disfruta más salir a montar en bicicleta, porque ya no debe cumplir ho-

rarios, recorridos ni kilometraje y, mucho menos, las estrictas dietas para mantener el peso ideal para las competencias. “Antes yo salía ‘a trabajar’ y lo que quería era llegar a la casa, obvio, me gustaba mucho, pero pues ya se convierte en un trabajo. En este momento es parte de mi vida, lo disfruto y cuando salgo, siento esa libertad de estar en contacto con la naturaleza y los amigos. Eso me llena”. De su vida en Madrid, España, tiene presente que el proceso de adaptación fue difícil, debido a que llegó a una tierra que, en principio, fue hostil para él. Pero dentro de los buenos recuerdos guarda el momento en el que se casó con su esposa, Catalina Laverde, y que disfrutó junto a ella de la cultura europea.

Nuevos campos por explorar y crecer profesionalmente Una nueva forma de mostrar su trabajo e interactuar con sus fanáticos es mediante la plataforma digital Instagram. Allí publica consejos para ciclistas, algunos datos históricos y anécdotas de su carrera deportiva. “Ha sido difícil. Me metí el año pasado, pues soy malo para las redes. No me gusta, porque me siento autoadulándome en un espejo”, añade. Acepta que no interactúa constantemente, pero que sí procura mantener una rutina de publicaciones. “Hay días que publico muchas cosas y otros que dejo de hacerlo”. En cuanto al auge que tiene el ciclismo profesional con los triunfos internacionales de los pedalistas y el crecimiento de la afición por este deporte, señala que lo considera positivo. “Ha tenido un crecimiento exponencial en todo Colombia”. Y considera que este es un momento para que las administraciones municipales y el Gobierno nacional “le apunten a la movilidad en bicicleta”, especialmente, en las grandes ciudades en las que, cada vez, hay más automóviles. “La forma más racional de solucionar ese problema es creando infraestructura para la bicicleta” y pone como ejemplo ciudades como Ámsterdam y Nueva York, “que antes eran colapsadas por el tráfico y hoy son ciudades muy amables con el peatón y el ciclista. La mejor forma de conocer una ciudad es transitándola a pie o en cicla”.

Una carrera de triunfos y derrotas La carrera profesional de Botero es algo diferente a la de muchos deportistas del país; primero terminó sus estudios profesionales de Administración de Empresas en la Universidad Eafit, Medellín, para luego, dedicarse a la bicicleta. Llegó al equipo Kelme en 2002 y allí estuvo hasta 2006. Con esta escuadra alcanzó sus victorias más renombradas. Fue ganador de tres etapas en el Tour de Francia, una en 2000 (la 13, con llegada en Briancón, ese año fue campeón de la montaña) y dos más en 2002 (una contrarreloj individual en Lorient y una con llegada en montaña en Les Deux Alpes). Además

“Me siento orgulloso del proceso y proyectos que he forjado a lo largo de mi vida. Me estoy preparando para los nuevos retos que vienen, abriendo mi mente, con fuerza para salir adelante con toda”, expresa Santiago Botero. Foto Javier Ferreira

fue campeón mundial de contrarreloj en Bélgica, ese mismo año. Del Kelme pasó al Telekom, entre 2003 y 2004, en donde trabajó como gregario del alemán Jan Ullrich, eterno rival del entonces número uno, Lance Armstrong (despojado de sus títulos por confirmarse su dopaje con EPO). Y entre 2005 y 2006 militó en las filas del equipo suizo Phonak, con el que fue campeón del Tour de Romandía, en 2005. En 2006, durante la Operación Puerto, una de las más grandes en el mundo del ciclismo para desmantelar una red de dopaje, liderada por el médico Eufemiano Fuentes, Botero fue implicado con grabaciones telefónicas y supuestas muestras de sangre marcadas con seudónimos que lo identificaban. Ese mismo año, la Federación Colombiana de Ciclismo archivó su caso, por considerar que no se presentaron pruebas contundentes, sino suposiciones. Sin embargo, la Unión Ciclística Internacional (UCI) puso su nombre en una lista negra, hecho que le impidió continuar su carrera en equipos europeos. En 2007 retoma su carrera en Colombia, haciendo parte del equipo UNE-EPM, con el que se proclama campeón nacional contrarreloj individual y campeón de la Vuelta a Colombia. En 2008 participa en los Juegos Olímpicos de Pekín, en la prueba de ruta, junto a Rigoberto Urán y José Serpa, en la que ocupó el séptimo lugar. Ese año hizo parte del equipo norteamericano Rock & Racing, con el que compitió nuevamente en el ámbito internacional. En 2009 se integra al equipo Orgullo Paisa, en el que estuvo hasta 2010 y gana la medalla de oro en la prueba contrarreloj individual de los Juegos Suramericanos, disputados en Medellín. Ese año deja el ciclismo profesional y sigue vinculado con el equipo desde la función directiva.


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Desde la raya

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 72 Julio - Agosto de 2019

Equipos de Medellín tienen el liderazgo

EL OTRO FÚTBOL QUE CRECE EN COLOMBIA Sebastián Yepes Vélez / sebastian.yepesv@upb.edu.co

Primero en la Inglaterra del siglo XIX se practicó el hoy llamado fútbol americano. Hoy, Estados Unidos es el país con el mejor nivel en esta disciplina, famosa por el mundialmente famoso Super Bowl, que se celebra cada año y que ha contribuido a que en nuestro país se practique desde hace quince años. En 2008 se fundó la Federación Colombiana de Fútbol Americano (FECOFA). “En el momento en que Lobos, que fue el primer equipo de Medellín, y Pumas, que fue el primer equipo de Bogotá, nos damos cuenta que ambos estábamos haciendo los primeros pinitos para la práctica del deporte en Colombia y decidimos empezar a buscar la manera de jugar y de competir”, cuenta Juliana López, vicepresidenta de FECOFA y presidenta del Club Lobos. La acreditación ante Coldeportes de esta Federación está en proceso: “Hay un trámite que deben hacer todos los equipos, como tener reconocimiento deportivo, personería jurídica, hacer la conformación de las ligas y eso ha tomado mucho tiempo, porque el fútbol americano no es un deporte económico y eso ha alargado mucho más el proceso”, explica López. En efecto, los elementos protectores básicos rondan los 600 000 pesos.

¿A qué jugamos? Dos modalidades del fútbol americano se practican en nuestro país: tackle, que es la más reconocida y que se juega con equipos de once o de nueve competidores, en una cancha de aproximadamente 120 yardas de largo y 50 de ancho. La otra modalidad es flag, que se juega con equipos de cinco competidores, en un campo con dimensiones de 60 yardas de largo y 30 de ancho. Aquí, cada jugador lleva dos banderas fijadas a cada lado de su cadera y la única forma de quitarle el balón al rival, es quitar una de las banderas al portador del balón o mediante interceptación. Esta mecánica está diseñada para quienes prefieren no chocar con el adversario. La modalidad de flag tiene tres categorías en el Torneo Nacional: masculina, femenina y juvenil o junior. En la categoría de tackle hay dos categorías que son: 11 versus 11 y 9 versus 9, ambas solo en la rama masculina, por ahora.

¿Cómo está el fútbol americano en el Valle de Aburrá? En el Valle de Aburrá hay cinco equipos, pero no todos participan en todas las modalidades disponibles. Hunters, Lobos, Raptors, Broncos y Huskies repre-

sentan al departamento; los tres primeros participan en la categoría principal, la de 11 versus 11, en modalidad de tackle; mientras que Broncos y Huskies, más recientemente conformados, participan en las otras categorías y modalidades, mientras llegan a la competencia principal. El juego y la práctica por más de una década han sido los principales medios de promoción. Ante este hecho, el Inder reformó la cancha Marte # 2 en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, con las especificaciones básicas para el fútbol americano. Ese apoyo del Gobierno local llega también a la gestión administrativa de los clubes. Edwin Flórez Carvallo, profesional líder del proyecto Deporte Asociado del Inder, explica: “Les brindamos una orientación continua sobre el cumplimiento de las normas que regulan el funcionamiento de los clubes deportivos (…), todo encaminado, desde el Inder, a contribuir para que estos clubes se visionen como empresas del deporte y que sean autosostenibles en el tiempo”. Según Flórez Carvallo, ante el Inder hay alrededor de 665 clubes con reconocimiento deportivo vigente, de los cuales, 340, aproximadamente, son de fútbol y cinco son de fútbol americano, que comparten la cancha habilitada para la disciplina, donde se practican también otros deportes.

La lucha de los clubes Cada club disputa su juego con el tema presupuestal: los pocos patrocinios que hay les dan acceso a hidratación, a espacios de entrenamiento o descuentos en productos y servicios como los gimnasios. Cada uno de los jugadores paga una mensualidad para pertenecer al club, con lo que se financian los viajes de competencia; el valor está entre los 35 000 y 70 000 pesos, depende de la cantidad de miembros. Huber Noreña Álvarez, es presidente de Hunters, el equipo más ganador del Torneo Nacional en Colombia y, al tiempo, ejerce su profesión como ingeniero en sistemas. Es el caso de la mayoría de jugadores: “No recibo un peso de esto, porque esa no es la política del club, nosotros trabajamos por amor a este deporte”. Las tareas del club toman más de la mitad de su tiempo libre. Noreña cuenta que por eso ha tenido inconve-

La preparación de los deportistas también se ha mejorado con los escenarios adecuados al juego. Foto: Sebastián Yepes.

nientes con su familia y que como él, muchos jugadores ejercen varias funciones: hay un grupo de coaches que juega y enseña a jugar, otros jugadores se dedican a las redes sociales y otros hacen parte de la junta directiva. De este modo, se refuerza la disciplina, que se vive también en los entrenamientos con el registro de asistencia, el cual se constituye en un requisito para las convocatorias a los juegos. La prioridad es formar personas. Por eso Noreña Álvarez propone que las universidades acojan este deporte, su idea no solo es conseguir más adeptos, sino que con el futbol americano se complemente la formación profesional con: “bases de respeto, disciplina y responsabilidad (…), porque si vos querés estar en ese deporte que te lleva a una liga profesional, como en Estados Unidos con la NFL, debés tener unas buenas calificaciones, ser buen estudiante y rendir en la disciplina”, y finaliza diciendo que “su sueño es que colegios y universidades comenzaran a ver esto como una oportunidad de formar íntegramente las personas”. Ese sueño lo comparte el presidente del club Raptors, René Gutiérrez Bolívar, quien también trabaja como ingeniero de sistemas. Ambos presidentes coinciden en que hacen falta apoyos desde los sectores público y privado, como fórmula para mejorar la calidad del espectáculo y aumentar la afición por el fútbol americano.

LA COMPETENCIA COMIENZA PRONTO La FECOFA ya se encuentra alistando el próximo Torneo Nacional de Fútbol Americano, que contará con cinco competiciones: Tackle 11 versus 11 y 9 versus 9; Flag masculino, femenino y juvenil, que se llevará a cabo entre julio y noviembre de 2019, cuando se conocerán los cinco campeones en cada categoría.


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