Periódico Contexto Edición 45

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PERIODISMO UNIVERSITARIO

ISSN 1909-650X

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo Medellín, Octubre-Noviembre de 2014 No.45 Distribución gratuita

Foto: Juliana Carvajal Castrillón

Expresiones de la cultura de hoy en día

LOS ROSTROS DEL ARTE EN MEDELLÍN De las tradiciones y las costumbres, y de cada vez de más expresiones, está hecha la actividad artística de Medellín. El arte en esta ciudad, en su diversidad y con sus altas y bajas, conforma su retrato genuino: con encuentros y tensiones, con certezas y confusiones, con aciertos y reparos. Desde estos y más contrastes, pueden encontrarse propuestas artísticas que se mantienen a lo largo de los años, otras que apenas sobreviven, otras más que irrumpen y no pocas que resisten para dar testimonio de la ciudad que, en lo cotidiano, distante de su condición de sede de grandes eventos, se abre espacio -a veces a empellones- para pensar, retomar

contacto con sus orígenes rurales, demostrar que todavía es capaz de crear con sus propias manos o, simplemente, encontrarse para gozar. En nuestro calendario existe una conmemoración para el artista nacional y es porque no puede negarse su aporte en la construcción de nuestra identidad. Así pasa en Medellín: la cultura que crea el arte de estos días sigue mostrando unos protagonistas, pero cada vez hay más actores en escena. Las historias de esta edición de Contexto cuentan del arte que nos pasa a diario y que, poco a poco, continúa labrando nuestra identidad, con todo y sus imperfecciones.

Lea en contexto Págs. 6 - 13

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Reportaje

La misma calle, dos tranvías que se fueron y otro por llegar De la serie ‘Las transformaciones de Medellín’.

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Reportaje

Libertad en el molde Expresiones artísticas y censura en Medellín.

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Reportaje

Folclor en decadencia En el Parque Berrío persiste la tradición musical de Antioquia.


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Opinión

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 45 Octubre-Noviembre 2014

CIUDADANÍA CULTURAL EN MEDELLÍN Adriana Giraldo Zuluaga* / Catalina Isaya Calle**

Las ciudades son para ser vividas y cada una tiene sus ritmos, caprichos, puntos de encuentro y desencuentro; su esencia, sus texturas y sus formas. Todas esas particularidades convierten las ciudades en ciudades con nombres y personalidades propias, y así es Medellín: la ciudad de la resiliencia y del eterno retorno. Pero dichas particularidades se construyen desde el ejercicio ciudadano de quienes habitan las ciudades ya que cada una se convierte en el reflejo, un espejo de cemento, de quienes las habitan y desde donde son habitadas. La ciudadanía se puede ejercer desde diferentes puntos de partida que tienen en cuenta lo ético, lo político, lo económico pero, sobre todo, es un asunto que se construye culturalmente. Según Toby Miller, profesor de la Universidad de California, Riverside, experto en estudios culturales: “La ciudadanía siempre ha sido (…), una cuestión cultural”. (Miller, 2009, p. 1). Tiene que ver con un sentido de pertenencia desde la territorialidad, tanto física como simbólica, e implica tanto la conciencia del yo —identidad personal— como la de un nosotros — identidad social—, en el sentido en que lo propone Zygmunt Bauman. En Medellín, la ciudadanía se ha ejercido desde múltiples dimensiones, pero, sobre todo, desde la identidad personal a la que ha llevado el miedo ocasionado por la historia de violencia, producto del contexto colombiano que hizo de la ciudad el caldo de cultivo y el escenario propicio para el surgimiento del narcotráfico y la falta de credibilidad en las instituciones, en donde ha prevalecido el interés particular sobre el interés general. Sin embargo, gracias a las nuevas posturas asumidas por parte de los jóvenes líderes y de quienes han sido críticos de las dinámicas que han legitimado la violencia en todas sus formas, la ciudad se ha convertido también en un escenario ideal para construir desde los distintos lugares del arte y del encuentro de diferencias, como nuevas formas de ejercer ciudadanía desde lo cultural.

“…la ciudadanía opera como una síntesis o mediación frente al Estado y limita los poderes de éste. Es un mecanismo de derechos y obligaciones, histórico y situado, que pretende pautar las reglas del juego social, principalmente aquellos aspectos relacionados con la libertad y la seguridad, de allí que se pueda afirmar que la ciudadanía evoca definición y protección”. (Muñoz González & Muñoz Gaviria, 2008). La práctica ciudadana en las democracias se ha dado principalmente desde el ejercicio del voto y la conciencia de algunos de los derechos fundamentales que deben ser provistos por el Estado. Sin embargo, hay otras dimensiones que han reclamado su lugar en lo cultural para el ejercicio ciudadano como las artes, la ética, la diversidad y el derecho a la diferencia. A estos lugares del ejercicio ciudadano, con una mirada más amplia e incluyente, los llamamos el ejercicio de la ciudadanía cultural, como una forma de diferenciarla de la ciudadanía civil, política y social. A su vez, teniendo en cuenta la condición variable y de permanente lucha en los terrenos del ejercicio de la ciudadanía, como un hecho cultural, está en permanente transformación, reconoce los cambios y dinámicas de las sociedades y pasa de la concepción de ejercer la ciudadanía en la medida en la que se pertenece a un partido político y a pensar un ciudadano que participa en la construcción de sus realidades sociales y culturales cotidianas, ese lugar en el que se crean grandes cambios y transformaciones.

Por ser la ciudadanía cultural la que se ejerce desde las nuevas miradas creativas y nuevas formas de entenderse y asumirse como sujeto social, son los jóvenes quienes, por excelencia, la ejercen en el sentido de las transformaciones que proponen sus posiciones críticas, arriesgadas, innovadoras y reivindicadoras. A su vez, los ambientes educativos y los espacios de formación son los ambientes más estimulantes para los nuevos ejercicios ciudadanos desde lo cultural. Teniendo en cuenta la ambivalencia del término cultura y que la ciudadanía cultural es una construcción social en la que el sujeto se asume con derechos y deberes y legitima nuevas formas para su ejercicio, se puede entender también que las categorías

sociales que clasifican lo deseable, lo bueno o lo malo para una sociedad, van siendo transformadas en el tiempo por esos ciudadanos culturales, hecho que representa la ambivalencia cultural del valor del pasado y la necesidad de transformación en el presente, según surjan nuevas miradas que ayuden a entender el mundo que se habita, el que se construye culturalmente día a día.

* Comunicadora social – periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, magíster en Gestión Cultural, Jefe de Área de Cultura de la Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín. ** Comunicadora social – periodista, magíster en Gestión Cultural. Jefe del Área de Cultura y Deportes de la Universidad Cooperativa de Colombia.

Hay otras dimensiones que han reclamado su lugar en lo cultural para el ejercicio ciudadano como las artes, la ética, la diversidad y el derecho a la diferencia.


CONTEXTO No. 45 Octubre-Noviembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

Editorial

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ACREDITACIÓN INTERNACIONAL PARA COMUNICACIÓN SOCIAL-PERIODISMO:

EL COMPROMISO AHORA TRASCIENDE FRONTERAS Uno de los retos que presentaba el comienzo de este 2014 para la Facultad de Comunicación Social – Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana era el de lograr el reconocimiento de su labor académica en el ámbito internacional, un propósito a la altura de una trayectoria de 48 años de vida institucional. Alcanzar el reconocimiento del Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Educación en Periodismo y Comunicación – CLAEP – exigía recorrer un camino en el que cada paso contaba. Es así como los distintos estamentos de la Facultad participaron del proceso de revisión del camino recorrido y subrayaron las claridades que orientan el trabajo de las áreas académicas, de los grupos y semilleros de investigación, de proyectos como Contexto y Voces Ciudadanas, y de las múltiples experiencias significativas que hacen parte de esa labor académica. Y fue esa evaluación de la gestión lo que condujo a que la Facultad de Comuni-

cación Social – Periodismo recibiera la acreditación internacional. Se trata de un voto de confianza a la solidez institucional y financiera que respaldan la labor de esta casa de estudios y, especialmente, a la calidad de sus procesos académicos y su propuesta curricular en específico. El que la validez de ese voto llegue más allá de las fronteras refrenda la garantía para estudiantes, padres de familia, egresados, empleadores y para sociedad en general, de que el trabajo de la Facultad se acoge a los más exigentes parámetros y, en esa medida, da viabilidad a las más grandes expectativas en la formación de nuevos profesionales. De este modo, nuestra Facultad entra definitivamente en diálogo con el mundo para responder a sus exigencias y hacer sus aportes. Ejemplos de ello son la visibilidad que adquiere nuestro programa ante las 1.300 empresas periodísticas que componen la Sociedad Interamericana de Prensa o las nuevas oportunidades para la movilidad académica de nues-

LO QUE HACEN LOS ARTISTAS POR MEDELLÍN Es habitual que en Medellín se relacionen las expresiones artísticas con la manifestación de nuestra cultura. Desde este punto de vista, el arte significativo es, o debe ser, una expresión de nuestra identidad. Por eso tenemos artistas y obras que están muy cerca de lo que consideramos nuestras tradiciones, un hecho irreprochable, pues una propuesta artística que tenga esos alcances es porque se fundamenta en una relación estrecha con el contexto en el que surge. De allí que la expresión artística sea un signo de los tiempos que corren. Habrá que entender entonces las particularidades de dicha expresión en una ciudad en la que, según las estimaciones de la Encuesta de Calidad de Vida para 2013, cerca del 33% de la población ha migrado hacia Medellín y no ha vivido toda su vida en este territorio, esa ciudad que se considera fundamentalmente mestiza (74.48% de la población según la misma encuesta). Hemos asumido que somos, por lo menos, producto de una mezcla. Y lo que hace esa mezcla es que cuestiona el espíritu homogeneizador que, a veces, reviste la reflexión en torno a nuestra identidad: “aquí somos…”, “aquí hacemos….”, “aquí nos gusta…”, porque ese nosotros ya no se resuelve con una sola denominación, está lleno de matices y de una gran diversidad. Tan amplia, que, usualmente, es un conflicto aceptarla. Pero el hecho es que en esta Medellín de hoy el arte es indicio de nuestra cultura diversa y, a primera vista, parece incomprensible para muchos de nosotros e, incluso, para los escenarios más cotidianos –a veces a la vuelta de la esquina, literalmente hablando- para interpelarnos, ponernos a pensar, obligarnos a asumir un lugar en este mundo, sentirnos o no parte del reflejo que nos propone y, a partir de allí, reconocernos.

El periódico de los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social - Periodismo

A pie somos capaces de encontrarnos con esos reflejos distintos que nos propone el arte sobre lo que somos, como los que hay por ejemplo entre la música de carrilera de los músicos callejeros (muchos de los cuales se sentirían más a gusto trabajando una parcela a cambio de un jornal digno, por las cosas de la huella indeleble que deja la guerra en nuestra cultura) y las salas de ensayo donde suena una banda de rock o un par de muchachos que experimentan entre computadores y tornamesas. ¿Para qué todo esto? ¿De qué sirven tantos retratos a través del arte? Esta ciudad diversa ha decidido que el arte sea, entre otras cosas, un instrumento para la memoria cuando vemos el dolor de nuestra guerra convertido en una pintura o en una canción; un vehículo para estrechar lazos con el entorno que nos rodea al reconocerlo de otra forma, cuando una instalación irrumpe en un espacio público y lo saca de nuestra rutina; una forma de resistir, cuando aparecen propuestas que reivindican la importancia de no querer abarcarlo todo y descubrir arte en lo que puede pasar en cada metro cuadrado de este territorio. No puede desestimarse esa decisión que Medellín ha tomado. Su trascendencia aparece cuando miramos con detenimiento esas expresiones -como lo propone el trabajo de los periodistas universitarios que participan en esta edición de Contexto- y nos encontramos que la información sobre nuestra vida en sociedad circula de otro modo, que en este contexto se legitima la búsqueda a la que cada persona tiene derecho y que esa búsqueda le está dando a esta Medellín ciudadanos más activos en su entorno, sensibles –de maneras distintas– a sus realidades.

tros estudiantes hacia otras instituciones acreditadas en el continente. Y es precisamente de ellos que hay que hacer mención especial para comentar este logro tan significativo. Sin dejar de reconocer el respaldo del cuerpo directivo de la Universidad al proceso, el compromiso y la seriedad con que el equipo docente asumió la tarea y el apoyo invaluable del grupo administrativo; los estudiantes, egresados y empleadores también asumieron un papel determinante como protagonistas del trabajo que le dio credibilidad a nuestra propuesta ante el CLAEP. Que se reconozca al programa por su alta calidad educativa es un patrimonio que les beneficiará y por eso, junto a nuestros profesores, están llamados a mantener este logro que nos confirma el sentido del rumbo que hemos definido y que nos entusiasma tanto como a cada nuevo estudiante que llega a esta Universidad a comenzar una experiencia que marcará su vida para siempre.

CONTEXTO, PROTAGONISTA EN PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO UNIVERSITARIO En la primera versión de los premios nacionales de periodismo Te muestra, organizados por la Universidad del Quindío, fue nominada, en la categoría prensa, una selección de 4 trabajos. Como mejor reportaje, fueron nominados dos trabajos: el primero de ellos “¿Yo con qué corazón me iré?”, escrito por Daniela Gómez Tamayo, Daniela Ruiz Lozano y Laura Mejía Moreno; el segundo es “Unos sueñan con irse, otros con regresar”, escrito por Carolina Campuzano Baena y Laura Montoya Carvajal. En la categoría mejor entrevista fue nominada “El escritor en pausa”, entrevista a Héctor Abad Faciolince por Juan Pablo López Molano. En la categoría mejor crónica, fue nominada el trabajo “Crónica de sol a sol”, escrito por Melissa Álvarez Correa. Estos reconocimientos nos animan a continuar en la construcción de propuestas para el periodismo que reclaman los retos de hoy. Queremos compartir el reconocimiento a este grupo de estudiantes cuyo compromiso hace posible a Contexto como una opción de calidad para sus lectores.

Rector: Pbro. Julio Jairo Ceballos Sepúlveda / Decana Escuela de Ciencias Sociales: Érika Jaillier Castrillón / Director Facultad de Comunicación Social-Periodismo: Juan Fernando Muñoz Uribe / Coordinador del Área de Periodismo: Juan José García Posada / Director de Contexto: Joaquín A. Gómez Meneses / Jefe de Redacción: Daniela Ruiz Lozano / Fotógrafos: Laura Montoya Carvajal • Juliana Gil Gutiérrez • Juliana Carvajal Castrillón • Mateo García • Laura Jaramillo Arango / Ilustraciones: Laura M. Cañas P. Redactores: Laura Bayer Y. • Aura María Puerta E. • María Camila Carvajal R. • Laura Jaramillo A. • Paola Atehortúa D. • Carolina Correa C. • Mateo García • Juliana Gil Gutiérrez • Juliana Carvajal C. • Laura Jaramillo A. • Carolina Campuzano B. • Laura M. Cañas P. • Mariana Bohórquez U. / Foto portada: Laura Montoya Carvajal. / Diseño: Estefanía Mesa B. • Carlos Mario Pareja P. / Diagramación: Editorial UPB / Impresión: La Patria // Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social- Periodismo / Dirección: Circular 1ª Nº 70 - 01 Bloque 7 Oficina 401 / Teléfono: 354 4558 / Twitter: @pcontexto / Correo electrónico: periodico.contexto@upb.edu.co / ISSN 1909-650X.


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Opinión

Las nenas de Medellín Valentina Hoyos Rojas / valenhoro@gmail.com

Hace varios días vi en las redes sociales un tema de discusión que llamó mi atención. El problema era, palabras más, palabras menos, que alguien -antioqueñohabía dicho que las “rolas” eran muy “planas”; una mujer bogotana lo tomó por el lado ofensivo, pero otra “rola” tuiteó que no veía el problema, que todas las paisas éramos “siliconudas y operadas”. Me dejó pensando esa generalización tan arbitraria, pero la verdad es que no la culpo. Lo digo porque, viendo a la gente transitar, también he pensado eso: ¿de dónde es que la mujer paisa

“Son guerrilleros” Daniela Ruiz Lozano / daniruizlo93@gmail.com

“No existen países donde su historia no tenga ninguna culpa. Podemos sobrevivir sin unos futuros Stalins o Hitlers. Algún día espero que veamos un mundo donde no haya guerra, lo prometo, les doy mi más sincera palabra”, escribió el poeta ruso Yevgeny Yevtushenko, al retratar un partido de fútbol entre exsoldados alemanes y rusos a los que les faltaba una pierna y un ojo o ambos y portaban aún en sus uniformes futboleros medallas de sus ejércitos. Al partido entraron como enemigos de guerra y salieron, después de un “picadito” entre obreros, riéndose del juego. Así relata Yevtushenko que se firmó la paz entre esas naciones, que luego del partido sobrevivirían sin nuevos Hitlers o Stalins. Este fragmento del poeta trae a la memoria la escena que volvió a los medios el pasado 26 de sep-

La belleza de lo imperfecto Sara Carrascal Ochoa / saracarrascalochoa@gmail.com

Octubre no es un mes cualquiera, no sólo es el de la raza y el de Halloween, son 31 días para reír, gozar, pintar, cantar, bailar y disfrutar. En definitiva, un mes para ser y sentirse artista. Ser artista no es ser famoso y mucho menos tener un título en dicho campo o salir en la primera plana del periódico. Un artista es aquella persona

Escuche la radio para leer la ciudad

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 45 Octubre-Noviembre 2014 -la de 25 años para abajo- sacó la idea de que más es mejor? Quise consultarlo con personas que pudieran darme una base académica sobre lo que podría ser un prejuicio y resulta que un cirujano plástico, un psicólogo, un experto en música, un comunicador, y muchos de mis compañeros concluyeron al unísono que esa estética se debe, en gran medida, al narcotráfico. Decidí conectar un pasado que muchas mujeres de mi generación (90 a 96) no vivieron con un presente que, a mi modo de ver, sí está ligado a esta forma de verse: el reggaetón. Es cierto, Medellín podría considerarse como la capital de este género y hace poco empezaron a llamarla así. Pero es inevitable pensar que esas letras de Nicky Jam, J Balvin, Jowell y Randy o Ñejo y Dálmata, que describen a la mujer que ellos imaginan están personificadas en múltiples mujeres de esta ciudad. Habría que aclarar que vincular el narcotráfico directamente con el reggaetón y el imaginario colectivo que trae, es crear un sesgo que no necesariamente está correcto, pero que es mi punto de vista. Hablar del consabido pasado narcotraficante -no tan dejado atrás- que marca a La tacita de plata, es tocar situaciones que se dieron, en palabras del psicólogo Sebastián Quintero porque: “el paisa tiene unas raíces que se asientan en la guerra y la mafia, esto con consecuencias profundas que se pueden evidenciar en ese pensamiento de ‘plata fácil’. En ello también coin-

ciden Andrés Moreno, experto en música y Juan Sebastián Molina, quien trabajó para Codiscos en la promoción de reggaetoneros. Lo que quiero decir es que, como lo explica Moreno, con la época del narcotráfico abierto y de frente que hubo en Medellín, todo se volvió un objeto de deseo y lujo, algo para mostrar. Y ese “todo” incluyó a la mujer, quien debía ser mostrada y, por ende, ser vistosa y ahí llega la cirugía como parte de la estética recargada que ahora nos caracteriza y -aparentemente- nos diferencia. Molina confiesa que alguna vez Jowell le habló de una canción que había compuesto pensando en “las nenas de Medellín”. Es innegable que vivimos en una cultura de tradición machista y patriarcal, en la que la mujer ha sido vista como objeto del deseo. Son estas nuevas generaciones las que han decidido aceptar un prototipo heredado de vistosidad corporal, una estética recargada que puede considerarse como causa y consecuencia de que el reggaetón, un género también urbano, relacionado con drogas, mujeres y rumba -como Medellín- haya echado raíces en la tierra donde, para otras regiones del país, sólo hay mujeres “siliconudas y operadas”, “las nenas lindas” que personificaron letras que ya no sólo suenan en discotecas sino que, también, caminan por mi ciudad con sus tacones y vestidos.

tiembre. 14 días antes, el 12, la Universidad Nacional vio salir por la puerta trasera, escoltado por una orden de la Procuraduría, al profesor Miguel Ángel Beltrán, un académico reconocido por sus estudios del conflicto armado colombiano, a quien se le acusaba por vínculos con las Farc. Según la Procuraduría General de la Nación, se le nombra en documentos encontrados en el computador de Raúl Reyes. Sin embargo, la sentencia del Procurador ocurrió después de que la Fiscalía lo absolviera de todos los cargos por no encontrar ninguna prueba en su contra. La orden sentenció que por 13 años no podría volver a tocar los borradores, oler las tizas ni observar los tableros donde ha formado a varias generaciones de sociólogos. La sociología, una carrera que ha muerto para casi todas las universidades del país -en el caso de Medellín pasó de dictarse en cuatro universidades, a sobrevivir olvidada en la Universidad de Antioquiaes tal vez uno de los oficios más “satanizados” de Colombia.

He escuchado decir en las conversaciones familiares de un sociólogo cercano. Esta carrera que, además de ser la madre de las ciencias sociales, es la más idónea para determinar

dónde estamos y para dónde vamos como comunidad, es considerada de “guerrilleros”. Pero no sólo esta carrera sino cualquier comentario, gesto o suspiro que tenga color de oposición. Y esto radica en que en Colombia estamos necesitados de héroes y villanos, ángeles y demonios, para poder comprendernos. “Los héroes de la patria” y “los terroristas” son eufemismos que nos llevan a deshumanizar esta guerra de tantos años, a poner una frontera para el entendimiento de las víctimas, que nos llevan a separar a las de los terroristas de las de los paramilitares y a negar las de los héroes. Tal vez si llamáramos las cosas por su nombre, ejército, guerrilla, paramilitares, podríamos acercarnos más a entender tanta sangre derramada de civiles inocentes. La inhabilidad al profesor Beltrán es una inhabilidad para cientos de estudiantes que dejarán de aprender de uno de los pocos postdoctores de Colombia, pero más aún, es un abuso frente a la libertad de cátedra en las universidades, tal vez los únicos espacios en los que se puede construir desde la diferencia y la disonancia de ideas construye visiones panorámicas del mundo y la posibilidad de pensar permite alejarse de los eufemismos para comprender. En Colombia, para justificarnos, necesitamos demonios, es decir, de los imaginarios de Hitlers y Stalins que permitan entender una guerra tan absurda y desideologizada. Lo grave es que ahora se estén buscando a esos Hitlers y Stalins en las universidades.

capaz de manifestarse a través de la música, la pintura y la danza, entre otros. Sin embargo, no significa perfección, pues es lo imperfecto lo que caracteriza al hombre y todo lo que sale de él. Sí, así como dice el dicho: “Nada ni nadie es perfecto”. Basta ir al pasado para comprobar dicha hipótesis y recordar a nuestro destacado artista antioqueño Pedro Nel Gómez y algunas de sus obras plasmadas alrededor de la ciudad, unas muy bien aceptadas, pero otras -como el Cacique Nutibara, ubicado en la Plazuela Nutibara- no tanto. No obstante, es esto lo bello del artista, un ser humano como cualquier otro, capaz de satisfacer a unos, pero también de polemizar con otros a partir de sus pasiones, sentimientos y aficiones. Pero ¿qué tenemos hoy en día? Más de esa belleza de lo imperfecto, niños que muestran sus destrezas en las academias de arte y programas de televisión, jóvenes que tratan de devorarse el mundo con su talento y muchos más adultos que disfrutan de lo perfecto que es lo imperfecto. De esta manera, se va trazando un camino para mostrar las experien-

cias en las que se fundamentan los cimientos del arte, pensamientos, creencias y hasta la posición frente al mundo. Es así que cada día estamos más inmersos en un universo en el que el arte se convierte en la mano derecha y protagonista, no sólo del escultor, escritor o del pintor, sino de todos aquellos que tratan de recrear ese mundo ideal que tanto intentamos encontrar. Quien aprecia el arte también hace parte de él. Por eso, es preciso resaltar que gracias a la ciudad contemporánea, se empiezan a entender conceptos como espectáculo y proyecto como elementos artísticos que ayudan a recrear la cultura desde dos perspectivas: la creación y la valoración. De esta manera, ambas miradas se integran porque hacen parte de la experiencia artística y herramienta de enseñanza, aprendizaje y formación. Octubre, con la conmemoración de los artistas que propone e, incluso, con la famosa celebración de Halloween, es un mes que enseña maneras diferentes de entender el mundo.

-¿Qué estudia usted? – Sociología. – Ah, este es un guerrillero.

Crónicas en Contexto

Estreno. Todos los lunes en “De cuándo aquí”, de 7 a 9 P.M. por Taburetefm.com

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CONTEXTO No. 45 Octubre-Noviembre 2014 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

REPORTAJE

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RESTITUCIÓN DE TIERRAS, UN OBJETIVO LEJOS DE CUMPLIRSE Aura María Puerta Escobar / auramari1995@hotmail.com

Un porcentaje muy bajo de los predios que se han de restituir ha sido devuelto a sus dueños originales. En parte, la situación se debe a vacíos en la ley que enmarca el proceso. Uno de los aspectos que hace parte de la superación del conflicto que por décadas ha vivido Colombia es la restitución frente al despojo de tierras. La Ley 1448 establece diferentes tipos de víctimas y se refiere específicamente a todas las personas que hayan sufrido daños por el conflicto desde el primero de enero de 1985, por situaciones como: desplazamiento forzado, tortura, secuestro, homicidio, lesiones personales, violencia sexual, desaparición forzada y reclutamiento de menores. En relación con los despojos de tierras, hay otras fechas que se deben tener en cuenta, pues esta Ley sólo aplica en los casos ocurridos desde el primero de enero de 1991. La Ley 1448 de 2011, establece el Plan de restitución de tierras para garantizar este derecho a las personas víctimas de despojos, con el objetivo de devolver los predios y la mejora en las condiciones socioeconómicas de los beneficiarios para una calidad de vida íntegra. Este Plan aplica aunque la persona reclamante no tenga títulos de propiedad. En nuestro país, según datos de la fundación Forjando Futuros, los principales responsables de despojo de tierras son: el Ejército con el 1% de los casos, 3% las llamadas “bacrim” y los narcotraficantes, 7% grupos armados no definidos, 11% enfrentamientos entre actores diferentes, 16% guerrilla y 62% paramilitares. El proceso para la restitución inicia con una declaración petitoria en la cual la persona reclamante especifique el tiempo del despojo o abandono de la tierra, el modo en el que sucedieron los hechos y el lugar. Dicha declaración se debe realizar ante la Unidad administrativa especial de gestión de restitución de tierras despojadas y abandonadas forzosamente. Esta entidad es la encargada de identificar y recopilar información familiar y del terreno. Aunque exista la ley y la ruta sea clara para los reclamantes, el proceso es lento y que del objetivo que tenía este actual Gobierno desde el primer mandato, sólo se ha cumplido con el 2%, si se considera que la meta del actual Gobierno es restablecer los derechos de todos los despojados de sus tierras en un máximo de 10 años. En cifras, el Gobierno esperaba que 360 mil personas hicieran reclamación de tierras, pero hasta el momento sólo 63 mil iniciaron el proceso de restitución. También se estimó que se restituirían 6.5 millones de hectáreas, pero pasado el primer mandato del presidente Santos sólo se habían devuelto 28.582 hectáreas. Según el último informe de la fundación Forjando Futuros, titulado

“500 sentencias. Así fallan los jueces de tierras ¿cumplirá el Gobierno sus órdenes?”, en los tres años de aplicación de la Ley 1448 de 2011, 500 sentencias publicadas hasta el 1 de septiembre de 2014, sólo se han restituido jurídicamente 1.137 predios. Esta ley no sólo devuelve las tierras, además de esto también se incluyen ayudas para restablecer los demás derechos afectados por las medidas de reparación, seguridad y protección, proyectos productivos, subsidios de vivienda, seguridad social y atención psicológica, retorno, educación, adecuación de vías, empleo y dotación de servicios públicos. De un total de 8.310 órdenes impartidas por los jueces de Restitución de tierras, 55 fueron las entidades encargadas de recibirlas y las que más recibieron fueron: Supernotariado con 1.501 y los gobiernos municipales con 1.088. Dichas órdenes corresponden a la implementación del modelo transicional de justicia, que ordena que, además de la restitución jurídica y de predios, el restablecimiento de otros derechos a las víctimas como la seguridad y protección. Sobre dichas órdenes, se dice que el 21% no es muy claro, es decir 1.756 de ellas. Los motivos de la falta de claridad son varios: 1.382 no tienen entidad responsable, por lo tanto, si la víctima no identifica al responsable

del cumplimiento de la orden, no sabrá cuál es la entidad competente para hacer exigible su derecho. En 215 órdenes no se designa entidad, 101 órdenes son ambiguas y sin precisión. Por último, 58 son enviadas a entidades sin competencia en el caso. Las órdenes de las que aquí se habla corresponden al buen cumplimiento que hacen los jueces de la justicia transicional. Según el abogado de Forjando Futuros, Víctor Montoya, “uno de los errores cometidos por el Gobierno Nacional fue que se equivocó en el cálculo de las solicitudes que debían ser presentadas para iniciar el proceso de Restitución. Además de la creación del decreto de la Microfocalización, el cual tiene como objetivo convertir en lento un proceso que no debería serlo”. El abogado Montoya explica la Microfocalización como una “decisión administrativa de la Unidad de tierras, que establece sobre qué zonas se puede hacer la restitución y que, a su vez, está condicionada por un concepto de seguridad que debe emitir la fuerza pública sobre el territorio en el que se va a iniciar el proceso de restitución”. Desde una perspectiva independiente de entidades del Gobierno y fundaciones que trabajan con el tema sobre las mayores fallas del Plan de restitución, el abogado Enan Arrieta Burgos, docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, estuvo de acuerdo con Montoya en que el principal problema es la Microfocalización, dado que sólo se señalaban unos puntos del país en los que se podían presentar denuncias. A ellos se suma otro denunciado por el periódico El Tiempo, en su artículo llamado “Órdenes de jueces de

tierras no se están cumpliendo”. El diario denunció que las tierras devueltas en abril de 2013 a los antiguos dueños de lo que era conocido como Hacienda Santa Paula, en Córdoba, no han sido realmente pobladas por sus dueños. Según la publicación de El Tiempo, de las 129 familias beneficiadas por los fallos de Restitución, sólo 27 retornaron y hoy en día no tienen una vida digna, viven en cambuches. El resto de las personas todavía están esperando la construcción de viviendas y la reparación de las vías. El Plan de restitución no es sólo un problema de pequeños departamentos y municipios, también es algo que llega a las ciudades donde se ven las fallas en el planteamiento de su marco legal. “La Ley correspondiente a la Restitución de Tierras se ha obstaculizado ella misma. Por ejemplo, una ciudad como Medellín, donde el 20% de la población es víctima del conflicto, donde además existen cientos de casos de despojos documentados por la Alcaldía, no se han iniciado procesos de restitución, por cuanto la microfocalización, lejos de ser un organismo para hacer posible el proceso, se convierte en una barrera”, dijo el abogado Enan Arrieta Burgos.

En los tres años de aplicación de la Ley 1448 de 2011, 500 sentencias publicadas hasta el 1 de septiembre de 2014, sólo se han restituido jurídicamente 1.137 predios.

La restitución de tierras contribuirá al incremento del uso productivo del suelo. Foto: Laura Montoya Carvajal.


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Reportaje

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 45 Octubre-Noviembre 2014

LA MISMA CALLE, DOS TRANVÍAS QUE SE FUERON Y OTRO POR LLEGAR Juliana Gil Gutiérrez / julianagil95@gmail.com

Cientos de años atrás, cuando Medellín constaba de unas cuantas manzanas, con grandes casas y caminos que eran recorridos a lomo de mula, Ayacucho fue un gran eje de desarrollo y transformación urbana para la ciudad, un papel que hoy repite. Reportaje originado en una investigación del Semillero de Periodismo Urbano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Eran las afueras de Medellín, había casas que pertenecieron a la clase media alta de la época y algunas construcciones patrimoniales como el Paraninfo de la Universidad de Antioquia. Hoy, el Metro de Medellín y la Alcaldía construyen el Tranvía de Ayacucho, el primero de este siglo. Por esta calle ya han pasado dos más: el tranvía de mulas y el tranvía eléctrico. De acuerdo con representantes del Metro, el recorrido de este nuevo tranvía comenzará en la estación San Antonio, pasará por Maturín, Junín y la Avenida Oriental, hasta la calle Ayacucho; se detendrá en las paradas San José, Mon y Velarde, Bicentenario, Buenos Aires y Miraflores. De esta última se planea que salga una nueva línea del Metro Cable hacia los barrios El Pinal y Trece de Noviembre. El recorrido de los vagones continuará hacia la parada Loyola y El Molino (en el barrio Villatina) hasta finalizar en la estación Alejandro Echavarría de donde saldrá otra línea del Metro Cable con dirección a las paradas Las Torres y La Sierra. El regreso de este medio de transporte no sólo ha causado cierres de vías, congestiones y cambios de rutas de buses; también ha provocado transformaciones paisajísticas y urbanas.

Una calle, cuatro nombres Orlando Ramírez Casas, escritor del libro Bueno Aires, Portón de Medellín, afirma que “el primer nombre que tuvo fue Calle de don Pepe Santa María, porque allí estaba ubicada la finca de don Pepe Santa María de Castro”, quien fue uno de los adinerados de la época. Posteriormente, en 1786, fue la Calle de la Amargura. La tradición oral y algunas crónicas urbanas de la época cuentan que tenía este calificativo porque allí quedaban los juzgados; no obstante, otra versión le atribuye el nombre a que era paso obligado de los entierros. Según Ramírez Casas, “se dirigían al cementerio conocido como El Chagualo, que fue el primero del sector y al cementerio San Lorenzo”. Después, la administración local ordenó nombrarla como Calle Ayacucho en homenaje a la batalla independentista que se desarrolló en Perú en el año 1824. En 1934 la Sociedad de Mejoras Públicas presentó ante el Concejo Municipal un proyecto con el que se

buscaba asignar nomenclatura numérica a las calles y carreras de Medellín. El número 49 fue para Ayacucho.

Rieles de cambio En 130 años, Medellín ha vivido la construcción de tres tranvías. Primero, fue el Tranvía de Mulas. Su concesión comenzó en 1885 y se inauguró el 23 de octubre de 1887 -algunos archivos señalan que comenzó a operar el 23 de enero del mismo año- y desapareció en 1897, con sólo 10 años de operación. La primera línea partió de la Iglesia de La Veracruz hacia El Edén, lugar donde hoy está ubicado el Jardín Botánico. Después, se planeó la construcción de otras líneas que jamás se ensamblaron. “El Tranvía de Mulas irrumpió en la vida de Medellín como un signo de modernidad que la ponía a la altura, aunque con un poco de retraso, de las grandes metrópolis de entonces”, se recuerda en el libro Del tranvía de mulas al Metro de Medellín, publicado por la Alcaldía de la ciudad. El Ferrocarril de Antioquia llegó a Medellín en el año 1914, procedente de Barbosa, tiempos en los que ya se hablaba del Tranvía Eléctrico, el segundo en la historia de Ayacucho. Augusto Woebckman, ingeniero que no conocía la ciudad, fue la persona encargada de elaborar los trazos de este camino de rieles en 1919. El 12 de octubre de 1921 los medellinenses acudieron al Parque Berrío para la inauguración. Orlando Ramírez Casas, uno los pasajeros de entonces, recuerda que éste era muy lento y quienes caminaban junto a los trenes iban más rápido. “Una vez se incendió un vagón… incluso se chocaban entre sí porque sólo había una vía para subir y bajar”, cuenta Ramírez.

Transformación urbana de la Calle 49 La administración local contempla la construcción del Tranvía como una posibilidad de articular los medios masivos de transporte público a través del sistema Metro: MetroCable, MetroPlús, EnCicla y SIT. Al respecto, Carlos Alberto Bayer Cano, concejal de Medellín, dice que: “era necesario articular el transporte hacia la Comuna 8 con el sistema

La Plazuela San Ignacio y el Paraninfo de la Universidad de Antioquia son dos referentes históricos de Ayacucho. Foto Juliana Gil Gutiérrez.

de cables”, beneficio que traerá esta vía férrea. En contraste, sectores de los barrios aledaños a la construcción, han manifestado su inconformidad con las obras. Margot Cardona, residente del barrio Alejandro Echavarría manifiesta que su barrio no necesitaba un tranvía porque “es cercano al centro y con buena movilidad. Todo lo que se necesita está en el barrio o cerca”. Agrega que: “La construcción generó un desplazamiento forzado del sector”. “El tranvía aceleró la urbanización en las laderas, en especial en Buenos Aires, Sucre, Villa Hermosa y Manrique, así como las zonas más planas y remotas como Aranjuez y, eventualmente, Berlín, con lo que la ciudad adquirió el perfil alargado en dirección sur a norte que todavía hoy se conserva”, aseguran estudiantes de Arquitectura de la Universidad Pontificia Bolivariana en su tesis Nuevas formas de hacer ciudad, transformación del borde urbano en la zona centro oriental de Medellín, en relación con el Tranvía Eléctrico del siglo XX. Detrás de cada obra llegaron nuevas casas, negocios y hasta edificios que dieron a la calle un aspecto más moderno y la convirtió en un paseo peatonal con gran afluencia de clientes y visitantes. Decenas de años atrás, los negocios de fotografía, restaurantes (ubicados al frente de la Plazuela San Ignacio) y algunos almacenes, se convirtieron en una buena alternativa de vivienda. Además, los carros de venta de chunchurria se apropiaron de la zona. Hoy, diferentes tramos de la calle son difícilmente transitables, razón por la que se afectó el comercio en el sector. Luis Fernando González Escobar, docente de la Escuela del Hábitat, de la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, afirma que: “la llegada del tranvía tiene una mala relación con la transformación urbanística de la zona porque es un proyecto pensado como un corredor de paso, pero no en

el propio recorrido”. En otras palabras, el tranvía consiste en un diseño vial y no considera el diseño urbano de la calle. Para el experto, no sólo faltó la planeación urbana, sino que no se tuvo en cuenta la inclusión de las personas porque se tiene el imaginario de que “la participación social es problemática, retarda las obras y aumenta los costos”. De acuerdo con José Guillermo Ánjel Rendó, doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana, “en términos urbanísticos éste resuelve un problema propio de la construcción de tranvías: las pendientes, porque es el único medio de rieles que las sube y es una forma de recuperar la ciudad de manera moderna”.

Un camino de nostalgia “A Ayacucho se la comió la ciudad, se la tragó el Centro y el mismo tráfico desbordado de vehículos. Es una calle que está contada a partir de interrupciones y destrucciones”, asegura el antropólogo, investigador urbano y escritor Gregorio Henríquez Gómez. Él cuestiona el método que se ha utilizado para reconstruir el centro de la ciudad -en especial la Calle 49- porque si bien no es patrimonial, muchas de las construcciones que albergó sí lo fueron porque “el patrimonio urbano no es la edificación o el referente histórico, sino el referente de la memoria”. Gregorio Henríquez reflexiona que “una ciudad se debe construir para los ciudadanos, no para que salga muy bonita en una postal o para que nos entregue muchos premios”. Ahora, Ayacucho sufre las cicatrices de una reconstrucción que tapó y arrasó los referentes del pasado con capas de concreto y polvo que poco se parecen a la Calle de la chunchurria, del primer tranvía y de las casas viejas y antiguas que alguna vez escribieron la historia de la ciudad que tapó su paisaje con cables de electricidad.


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crónica

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TEATRO Y TERTULIA, PUNTOS DE ENCUENTRO EN MEDELLÍN Juliana Carvajal Castrillón / juliana.carvajal.castrillon@gmail.com

Medellín, la “innovadora” pero insegura, la de la “eterna primavera” pero que otros califican de “burdel”, es la que cada uno decide vivir, y por eso esa ciudad es también un hogar para la tertulia, para la música, para el teatro, para la pintura, para la poesía, para la literatura; un hogar de creadores, de soñadores, de apasionados, de pensadores: es un hogar para el arte.

Casa Tomada A media cuadra de la glorieta de la 80 con la 30, la misma media cuadra desde la estación del Metroplús “La Palma”, entre locales de comidas y otros artículos cotidianos del comercio medellinense, una casa se distingue de sus vecinas. Quizá porque algún joven reparte unos volantes mientras la señala. Allí, lo diverso, la creatividad y el arte se materializan en cortas historias. Por eso, o porque algunos andariegos se deslizan por la calle detenida y detalladamente, como acariciando aquel tramo de la acera, se percibe la peculiaridad del lugar. La entrada, con la puerta del garaje abierta en su totalidad, te da la bienvenida a Casa Tomada, un espacio pionero en la ciudad de Medellín en microteatro, un formato en el que se hacen obras que cuentan historias completas, no fragmentos, en un espacio de 15 metros, en un tiempo no mayor a 15 minutos y con 15 espectadores. Las obras varían entre comedias, tragedias, melodramas, farsas, teatro naturalista o cualquiera que sea la temática que quiera abordar cada director. Es así como en Casa Tomada “cada espacio cuenta una historia distinta”, y es que, más allá de decirlo de forma racional como simple información, ésta es una experiencia que reside y atraviesa en primer lugar las sensaciones de cada visitante. En el segundo piso, una mujer de vestido y labios rojos, tacones y guantes negros, y una rosa blanca en su cabello, también negro, da la bienvenida con acento argentino. Es Charlotte, la anfitriona de la Casa y la encargada de hacer las guías por las salas. Casa Tomada abrió sus puertas al público el 5 de septiembre del presente año, después de casi cuatro años de investigación y, entre éstos, uno en la búsqueda de un sitio adecuado. Este formato de microteatro nació en 2006 en Madrid, cuando se reunieron 13 directores con el fin de hacer un homenaje a un espacio abandonado que anteriormente había sido un burdel, de lo cual, cada director dirigió una obra de 15 minutos y se dieron cuenta que funcionaba. “La intención de Casa Tomada es ofrecer el arte como acto de entretenimiento pero también como una obra de contenidos fuertes y profundos”, declara Robinson Duque, actor de la Universidad de Antioquia y director artístico de la Casa. Mientras tanto, Charlotte, en cada noche de jueves, viernes y sábado,

continúa guiando a los espectadores por cada una de las salas, que son intervenidas por los artistas plásticos Camilo Celis y Valentina Monroy, para “dar apoyo a la historia y generar el mayor impacto posible en quien la ve”. Cuando se pregunta por el nombre de la Casa y la posible relación que pueda tener con el cuento de Julio Cortázar, que lleva el mismo nombre, Robinson explica que “el proyecto se llama Casa Tomada porque hemos querido que este espacio se convierta, para los artistas de la ciudad, en una nueva forma de tomarse e intervenir con arte los espacios no convencionales. Sonrisas, zozobra, intimidación cuando el actor que está a escasos metros fija su mirada en la tuya, calor, calor, calor; sonrisas, reflexiones interiores, aplausos. Espera, silencio, silencio, algo indescifrable que aqueja al corazón, una lágrima furtiva, silencio; recuerdos y nostalgias, aplausos, silencio. Oscuridad, incertidumbre, sorpresa, carcajadas, carcajadas, confusión, reflexión, carcajadas, aplausos. Si cada espacio cuenta una historia diferente, definitivamente las sensaciones y emociones que despierta también lo son. Son cinco salas, dos de la Casa, dos abiertas para directores que quieran contar en este formato y una más conocida como el “Postre”, microteatro erótico en el que sólo entran dos personas por función. Además, pretenden ofrecer, a partir de la última semana de noviembre, un vacacional en formación de teatro, música, danza, artes plásticas y baile social, con el fin de posicionar y fortalecer la línea académica de la Casa, cuenta Robinson.

Cuando se sale de las salas, en el café-bar, el espectador puede deleitarse ahora con alguna otra manifestación artística: el jazz, para convertirse en bailarín, en tertuliano, en degustador de las palabras, de los recuerdos y de la noche.

Nueva escuela de pensamiento Fernando González La ciudad es ese espacio de intercambio, de búsqueda, de reflexión o, por lo menos, esa es la ciudad que vive la Nueva escuela de pensamiento Fernando González desde septiembre del presente año. Su lugar de reunión: la Villa de Aburrá, sus “pupitres”: la hierba; su ambición: lo vivencial más allá de lo conceptual; sus respuestas: más cuestiones; sus maestros: incitadores o, como diría el filósofo antioqueño Fernando González, “parteros”; sus estudiantes: soñadores sensibles de su realidad. En la misma manga en la que se reúne la Comunidad Cannabica Colombiana o la organización Mil Espadas, la Nueva escuela de pensamiento también ha construido su espacio, cada sábado a las 4 de la tarde. Una carpa para prevenir al siempre voluble clima, una cafetera con tinto caliente, en unas tablas con manteles que hacen las veces de mesas: galletas, velas, flores y libros. Jóvenes y adultos, hombres y mujeres, de todos los aspectos, algunos descalzos, unos que conservan su calzado, otros tantos que reposan todo su cuerpo sobre el tendido natural. Julián Vásquez, cabeza de esta iniciativa, explica que este espacio se ha construido para que las personas que asistan tengan herramientas con las cuales puedan buscarse a sí mismos, producir, a través del arte, la capacidad de que cada uno reflexione sobre quién es, cómo se siente viviendo, cuál es el sentido que le da a su vida. Mientras tanto, otro de los 12 jóvenes que están de base en el proyecto, dirige un encuentro orientado

Encuentre detalles sobre estas propuestas que hacen de Medellín un hogar para la tertulia en nuestro blog: periodicocontexto.wordpress.com a encontrar nuestros orígenes, a buscar en cada uno, a hacer un recorrido anterior y en nuestra historia esa constante cuestión de ¿quién soy? Es así como la Escuela es un puente, un posibilitador para la autorreflexión y el autoconocimiento, “y a partir de nosotros saber cómo estamos como individuos, realizar propuestas acerca de cómo debe vivir una sociedad: de una forma sana, armónica, independiente, soberana. Es decir, la Escuela es un espacio para construir individuo y sociedad”, agrega Julián. Las sesiones están acompañadas de poemas, fragmentos de textos, música, experiencias para explorar dentro de cada ser de donde salen cuestiones y, quizá, algunas certezas; viajes lejanos con los sentidos o las palabras como transporte, la socialización de esos recorridos, de los pensamientos, de las críticas. Esta “metodología” recoge o responde a los principios básicos del pensamiento de Fernando González, quien plasmó en sus obras que cada persona debe estudiarse a sí misma para poder encontrarse. Además, este filósofo fue un gran crítico de su época y esto es lo que pretende la Escuela: “proporcionar una posibilidad en la que se pueda criticar y pensar esa sociedad en la que estamos ahorita”, es la convicción de este grupo de amigos que viene trabajando hace varios años tanto en la academia como en la movilización y en el arte. Una mujer de unos 50 años de edad habla de la experiencia que acaba de vivir al cerrar sus ojos, soltar su cuerpo, y buscar algo en su origen, sentido por sentido; otra, quizá con la mitad de su edad, se siente coincidencialmente – qué se sabe- identificada. Va cayendo la tarde y un grupo de jóvenes acompaña los acordes de una guitarra con esa canción conocida que dice: ¡Ay! Pero yo no quiero trago Yo no quiero más droga Yo te quiero mujer, vos sos lo que me ahoga Yo no quiero rueda Yo no quiero más alcohol Salvame vos, sos mi última opción

La importancia de espacios como Casa Tomada está no solo en la oferta de nuevas propuestas como el microteatro, también en ser espacios para el encuentro. Foto : Juliana Carvaja Castrillón

Mientras tanto, Julián Vásquez concluye que la importancia de esta Escuela reside en que precisamente toda sociedad necesita pensarse a sí misma, de lo contrario pierde el rumbo, pierde la idea de a dónde debería ir. “Con este tipo de espacios los valores predominantes empiezan a cuestionarse y, a partir de un cuestionamiento sano, viene también una construcción sana acerca de lo que no está funcionando”.


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Reportaje

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LAS DOS CARAS DE LOS CERAMISTAS Mateo García / mateogarciaa25@gmail.com

A pesar de que algunos ceramistas afirman que la cerámica en Colombia no es valorada, ellos continúan trabajando. Lo hacen por amor al arte y aman hacer cerámica. A sus 87 años, Consuelo Ochoa aún recuerda la tarde en que realizó el examen de admisión para ingresar a Bellas Artes a estudiar Cerámica Artística. Aquella tarde, mientras esperaba que comenzara el examen, se encontraba rodeada de jóvenes; ella era la única persona mayor. Durante su espera, un joven se le acercó y la cuestionó: ¿señora, usted sí cree que va a pasar el examen? ¿Usted sí es capaz de perseverar o está aquí por curiosidad? Consuelo le respondió que ella no estaba ahí para pasar el tiempo, que estaba ahí con la intención de aprender y de hacer las mejores cerámicas. Han pasado más de 20 años desde esa tarde. Su obra y su trabajo demuestran que sus intenciones eran verdaderas, que quería aprender y hacer las mejores cerámicas. No en vano, la Biblioteca Pública Piloto realizó una exposición con sus obras el pasado mes de julio. “Sentimiento de la Tierra”, además de ser su exposición número 17, fue su retiro de las exposiciones, mas no de la cerámica. Ella continúa trabajando. Consuelo hizo otras cosas antes de llegar a la cerámica, puesto que aprendió costura, pintura, bordado, entre otras: “He hecho de todo lo que hay para aprender”, asegura. Sin embargo, se quedó haciendo cerámica artís-

tica, pues le llama más la atención porque “con la cerámica se puede hacer lo que uno quiera”. En Bellas Artes estudió con el profesor Cristián Restrepo Calle, a quien ella llama maestro. “De él aprendí muchísimo, todo lo que sé se lo debo a él. De hacer mis ideas sin imitar a nadie”, dice. No sólo estudió en Bellas Artes, también lo hizo en otros lugares y participó en diferentes talleres, como el Taller de cerámica escultórica con la profesora nacida en Lituania Nijole Sivickas, la madre de Antanas Mockus. Para hacer cerámica, según Consuelo, “lo más importante es la arcilla y la voluntad. No se necesita tener instrumentos comprados y sirve hasta lo más insignificante de la basura. Los artículos son muy elementales, sirve un palo, un cepillo, un lápiz. Cuando uno tiene una idea para hacer, primero piensa en lo que va a hacer. Si es muy difícil no se hace un boceto, porque ahí me quedo. Uno tiene la idea en su mente y la va formando”. Sus obras reflejan diferentes cosas. Todas sus ideas surgen de la realidad, de la vida cotidiana. Plasma la lluvia, el barranco, las diferentes etapas que tiene una persona durante toda su vida, el amor de una madre, la pasión de los enamorados.

Con la cerámica, ella no busca lucrarse. Lo hace por amor al arte. Ha recibido muchas ofertas para que venda sus obras, pero las ha rechazado, su pasión no es el dinero, es la cerámica. Además de hacer cerámica por amor al arte, la hace para cada uno de sus hijos y nietos. Regala cerámicas cuando hay alguna ocasión especial. En su casa tiene cerámicas por todas partes. No hay un solo rincón donde no haya alguna. Ha hecho tantas cerámicas que no recuerda cuántas tiene, pero sí recuerda cómo hizo cada cerámica y su significado, eso no lo olvida. Porque el proceso para hacer una cerámica es largo, son mínimo 15 días para secar una pieza, dependiendo del tamaño y del material. “Esto es de paciencia y de gusto. La paciencia vence lo que la dicha no alcanza. Todo es de paciencia y tener la ilusión de que lo que se está haciendo va a ser lo mejor”. Para Alberto Saldarriaga, quien estudió con ella en Bellas Artes, además han compartido durante muchos años, Consuelo es “la compañera más tesa que tuve. Con la edad que tiene, no ha perdido en ningún momento el gusto por la cerámica. Ella me llama a pedir mi opinión por algunas cosas en sus obras. Es de las poquitas compañeras que, yo diría, en este momento está trabajando la cerámi-

Las cerámicas deben pasar por el horno a altas temperaturas. Alberto Saldarriaga exhibe una figura de Consuelo Ochoa que está en su taller. Foto: Mateo García

Consuelo Ochoa y algunas de las cerámicas que se encuentran en su apartamento. Foto: Mateo García

“Los grande s curadores y los grandes críticos de arte en Colombia nunca han valorado la cerámica, ni la ancestral ni la contemporánea”. Alberto Saldarriaga, ceramista antioqueño. ca de todos los grupos que tuvo Bellas Artes”. Alberto tiene su propio taller, en su casa en El Retiro. Allí cuenta con un par de hornos. Varios ceramistas antioqueños acuden a él para pasar las cerámicas por el horno, pues no todos tienen. Entre esos ceramistas se encuentra Consuelo. La cerámica ha sido muy importante en su vida. Siempre lo ha acompañado. Por esto, sabe lo importante que es la cerámica y conoce todos los trucos para hacerla y trabajarla en sus diferentes formas. “Esto es como una sopa, se hace de a poquito y no se puede echar todo junto. Hay que poner el toque mágico, que el barro se seca al viento y no al sol, todo esto es una magia”, afirma Alberto, quien ha participado de diferentes cursos y talleres y ha aprendido de la mano de grandes artistas, entre ellos, se encuentra Pablo Jaramillo. De hecho, Alberto fue curador de una de sus exposiciones en 2001 y también ha participado de muchas exposiciones, individuales y colectivas,

en entidades públicas y privadas. La casa de Alberto está llena de cerámicas. Estas cerámicas no sólo están ahí para decorar su hogar. Están ahí para que sus visitantes vean el trabajo que hace y puedan comprar alguna de sus piezas. A pesar de que cuenta con su taller y algunas personas aprecian su trabajo, afirma que algunos talleres todavía subsisten pero no subsisten con la economía que tuvieron en otros tiempos. “Ahora han decaído por las importaciones de todos estos productos y el contrabando. Es muy barato, no se puede competir con los productos que traen porque la mano de obra aquí es mucho más costosa. Algunos materiales son muy costosos y cuando se saca el producto hay que aumentar los valores y así es muy duro competir. Por eso es muy importante la gente que viene a uno, que conoce el trabajo y que lo valora”. Según Alberto la cerámica está en decadencia porque se ha perdido el interés hacia esta expresión artísti-

ca: “Hemos tratado de recuperar, a través de clases y proyectos a municipios, pero no aceptan nada. Las instituciones privadas también están cerrando las puertas a los ceramistas. Empresas antioqueñas tuvieron talleres de cerámica pero se han perdido todos (…). También se han perdido las exposiciones que antes apoyaban la cerámica y la fueron sacando poco a poco. A nadie le sirve en Antioquia la cerámica ni en Colombia. La cerámica tiene el mejor valor mundial y en Colombia no lo han valorado”, asegura. Anteriormente, en diferentes universidades de la ciudad, se le daba más importancia a la cerámica artística. Sin embargo, con el paso de los años ha mermado su enseñanza, sin importar que la cerámica haya estado presente en la cultura colombiana. “Es bueno que no se pierda el conocimiento, que no dejen que la cerámica se pierda”, concluye Alberto. Para Consuelo, que se apoye la cerámica por medio de exposiciones es “una oportunidad para que la gente, sobre todo los jóvenes, se den cuenta que el arte deja muchos motivos de dicha, de alegría y de estar en paz con mucha gente. Que los jóvenes aprendan de unas personas con muchos años, como yo que, a pesar de mis años, todavía puedo hacer arte”.


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reportaje

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LA CIUDAD ENTRE LÍNEAS Laura Jaramillo Arango / lau.jaramilloar@gmail.com

Cerca de 350 mil visitantes acudieron a la octava versión de la Fiesta del Libro y de la Cultura de Medellín. 355 autores en las actividades, 108 lanzamientos de libros y alrededor de 2 mil 530 talleres de promoción de lectura. Las cifras evidencian los esfuerzos que se realizan en la ciudad para ofrecer alternativas de conocimiento y de encuentro con un gusto compartido: la lectura. Actualmente son 26 las instituciones que van de la mano del Plan de Lectura municipal, un acuerdo de voluntades para su promoción en la ciudad. Sin embargo, son múltiples las organizaciones públicas, privadas e independientes que trabajan, aunque cada una desde enfoque distintos, unidas por el deseo de ser promotoras de cultura en Medellín. “Es una iniciativa que no sólo proviene del Municipio hacia la comunidad, sino que la comunidad se integra con el Municipio para pensar la ciudad desde el Plan de Lectura”, afirma Luz Aydé Atehortúa, integrante del grupo de trabajo del Plan de Lectura municipal, quien explica que la tarea fundamental es llevar los procesos de lectura y escritura a sitios no convencionales, diferentes a la escuela, como bibliotecas, centros comunitarios y centros de rehabilitación. Juan Pablo Hernández, director de la fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra, una de las entidades que trabaja en la formación y promoción de la lectura en la ciudad, comenta que la violencia de los años 90 en Medellín incentivó las inversiones del Estado en lo social para rescatar a esa población perdida en el temor. Dentro de las acciones que surgieron, fue muy importante la creación de bibliotecas y de movimientos de promoción de lectura apoyados por la Alcaldía, las cajas de compensación y entidades comunitarias. Juan Pablo Hernández y Tatiana Jaramillo decidieron sumarse a esta propuesta a partir de su proyecto independiente, impulsados por el escritor español de literatura infantil y juvenil Jordi Sierra i Fabra, quien expresa su compromiso con la promoción de la lectura mediante el apoyo a dos fundaciones que llevan a cabo esta labor: Taller de Letras en Medellín y la Fundación Jordi Sierra i Fabra en su país natal. Con su revista para niños “El Conde Letras”, la juvenil “La página escrita” y sus diversos talleres de formación, el trabajo de Taller de Letras fue merecedor del premio internacional IBBY-Asahi de Promoción de la Lectura 2010, que se entrega cada dos años en el marco del Congreso Internacional del Libro Juvenil (International Board on Books for Young People, IBBY). Otra entidad que conjuga un trabajo de múltiples instituciones es la Red de Bibliotecas de la Fundación EPM, un proyecto que busca el desarrollo de las bibliotecas del Área Metropolitana, sustentado en la tecnología. El portal de la RED reúne información de varias bibliotecas de Medellín y Antioquia y le ofrece al público acceso gratuito a enciclopedias, revistas, exhibiciones virtuales y a 600 libros digitales. Son alrededor de 111 las bibliotecas aliadas de la Red de Bibliotecas, a la que se suman el Sistema de Bibliote-

La promoción de la lectura en la ciudad está salendo de las bibliotecas. Foto: Laura Jaramillo Arango.

cas Públicas, bibliotecas de Comfama, bibliotecas de Comfenalco, Fundación Ratón de Biblioteca y las bibliotecas del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, entre otras.

Lectura para todos Una muestra de que la promoción de la lectura se está desplazando a nuevos espacios es el Primer Salón del Libro Digital, realizado durante la última Fiesta del Libro en Medellín, con alrededor de cinco mil visitas. “La promoción de lectura aún se entiende en la sala de lectura tradicional y con los libros físicos que son valiosos, que van a seguir estando y que es necesario que estén, pero es innegable que están pasando muchas cosas con las formas de lectura. Las bibliotecas se tienen que seguir formando al respecto, pues aún no hay claridad sobre cómo promover la lectura y el conocimiento en el mundo digital”, afirma Juan Miguel Villegas, editor del portal de la Red de Bibliotecas. La lectura no excluye preferencias de quienes lean en pantalla o en papel y hay buenas alternativas para los gustos de cada quien. Lo que es cierto es que en Medellín hay un público interesado en la lectura y en la cultura que le da vida a todos esos espacios dispuestos para el encuentro con los libros, las personas, el mundo y consigo mismo. Uno de los lugares para la lectura en la ciudad es la Casa de la Lectura Infantil, conocida como Casa Barrientos. A través de los libros, los talleres, las asesorías y los conciertos, se realizan procesos formativos en torno a la lectura, principalmente para niños pero sin excluir otros públicos como jóvenes y adultos. Como lo explica Pablo Andrés Monsalve,

auxiliar de la biblioteca, más que una biblioteca, pretenden ser difusores de espacios culturales accesibles para todos. En promedio, la casa recibe diariamente entre mil y mil 200 visitantes. La promoción del hábito de leer quiere llegar, incluso, a personas invidentes y sordomudas. Ejemplo de ello son producciones como el libro “Mil orejas”, editado por Tragaluz Editores, pensado para personas sordas y oyentes; una obra ilustrada que traza una conexión entre estos dos mundos y sus formas de lectura.

Letras independientes “Antes de tener editoriales independientes probablemente los autores creían que debían someterse a las políticas de las grandes editoriales. Además de la dificultad de que se abrieran las puertas, muchas veces sin obtener respuestas…” dice Pilar Gutiérrez, directora de la editorial Tragaluz, quien comenzó su sueño junto con el de Juan Carlos Restrepo, ilustrador y editor actual. Ambos añoraban que la ciudad tuviera una editorial independiente. Con nueve años de trayectoria y alrededor de 200 libros de sus servicios editoriales y 50 publicaciones con el sello propio, Tragaluz se caracteriza por el placer del libro como objeto genuino, novedoso y apreciable. Sílaba Editores es otra editorial independiente que cumplió cinco años y que en cabeza de su editora, Lucía Donadío y su equipo de trabajo, buscan ser una posibilidad para los escritores y promover el amor por los libros y la lectura.

“Detrás de cada libro está la vida del autor. Los sueños. Muchos años de trabajo. Hacer un libro: editarlo e imprimirlo es como volver realidad ese proyecto que lleva tantos años de trabajo y esfuerzo. La mayor alegría es cuando uno recoge el libro en la imprenta, todavía calientico, oliendo a tinta y entregárselo al autor. Genera muchas emociones”, afirma Lucía Donadío. A su vez Pulso & Letra Editores, lleva 12 títulos publicados con apenas un año de labores. Carlos Gaviria Ríos, su fundador y director, se siente honrado por ayudar a los escritores a cumplir sus sueños. Aunque lo describen como un Quijote, él se siente un Sancho Panza que acompaña como escudero el trabajo de los autores en su oficio de editor. “… Ser una partecita, una herramienta para esa persona que ha soñado, que tiene un libro en la cabeza, que ha investigado durante años…Poder entregarle el primer libro y ver cómo le brillan los ojos, eso es muy bonito”, dice Carlos Gaviria Ríos. La Carreta Editores, Hombre Nuevo Editores, Fundación Arte y Ciencia están entre las editoriales independientes que se atreven a mostrar otras propuestas, otros autores, otra ciudad, sin competir. “Medellín está viviendo de cierta manera un despertar cultural que trata de tener una pluralidad de autores, no sólo en el campo de la literatura, sino también de todas las artes. Entonces sería muy importante que en ese camino de bibliotecas, de promoción de lectura, de promoción de escritores, las editoriales se volvieran también un ente importante, no visto desde el punto de vista comercial sino como proyecto cultural. Todos involucrados en un proyecto de ciudad que se abre a vivir otros aspectos desde la cultura”, afirma Daniela Gómez, de editorial Tragaluz.


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REPORTAJE

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LIBERTAD EN EL MOLDE Carolina Campuzano Baena / karo_k911b@hotmail.com

Las intervenciones sobre la libertad siguen siendo visibles y posibles. El arte, aunque puede ser banal, también puede ser desafiante, profundo y, para algunos, moralmente incorrecto porque tiene un proceso de validación según el contexto histórico y cultural en el que surja. “No es verdad que el hecho de vivir en tiempos modernos nos haga más tolerantes”, afirma Efrén Alexander Giraldo Quintero, PhD. en Literatura y magíster en Historia del Arte. Por ejemplo, en el orden moral y político se pueden citar casos de censura como el de la pintora Débora Arango (1910- 2005), la primera mujer antioqueña que se atrevió a pintar desnudos en Medellín y quien, además, abordó en sus obras temas prohibidos, muestra seres marginales y crudas críticas al poder, el cual reaccionó atacando sus representaciones artísticas, las que ella misma se había guardado, conociendo los prejuicios de la sociedad de una época polarizada entre liberales y conservadores. Incluso, en 1955, sus cuadros fueron retirados sin razón del Museo de Cultura Hispánica en Madrid. Débora Arango respondería a la censura así: “El arte no es amoral ni inmoral. Sencillamente su órbita no interviene ningún postulado ético”. Además de la política y la religión, otro actor que ha entorpecido el trabajo de los artistas son las élites de la cultura. “Ha habido una cultura de coctel, élites asociadas a las bellas artes que hablan del purismo y les parece de mal gusto el arte comunitario; las propuestas artísticas que puedan contradecir una idea de país”, cuenta Juan Carlos Sánchez Restrepo, secretario de Cultura de Antioquia quien, además, habla desde su experiencia como músico, en la agrupación Nepentes. Esas élites han hecho ver el arte como algo inaccesible y, aunque hoy hay más espacios y medios de difusión, según el Secretario de Cultura, en algunos municipios o zonas alejadas de lo urbano, diversas expresiones artísticas son calificadas como “producto de locos, de unos antisociales y marihuaneros”, calificativo con el que él mismo fue definido cuando fue llamado para ser parte del gabinete del gobernador Sergio Fajardo; además, en su ejercicio como músico, también recibió reacciones negativas frente a sus canciones desde “organizaciones que no estaban de acuerdo cuando afirmábamos que Medellín era una ciudad violenta y fallida”, comenta.

La censura a las expresiones artísticas y las contrapropuestas derivadas de ella, hacen parte de la historia del arte en Medellín. Ilustración: Laura Cañas P.

Por otro lado, los grupos violentos han hecho sentir su poder porque callan y amenazan diferentes artistas en la ciudad, por ejemplo, músicos que han hecho denuncias o contado sus realidades como la agrupación Son Batá de la Comuna 13, quienes fueron amenazados en 2012 después de haber reaccionado en contra del asesinato del rapero Élider Varela, conocido como “El Duke”; allí la censura se extiende hasta poner en riesgo la vida de los artistas. También, los integrantes del grupo Pasajeros, cuya apuesta es por lo que ellos denominan música propuesta, un canto a la justicia social y por los derechos humanos, fueron detenidos en el año 2004, mientras daban un concierto, acusados de terrorismo y de que su música incitaba a la rebelión, acto que nunca se pudo comprobar, por lo cual fueron liberados tras pasar seis meses en la cárcel Bella Vista. Otra razón por la que los artistas pierden espacios y se ven coartados, según el historiador de arte y el Secretario de Cultura, es por los mismos públicos; falta mucha formación de los mismos en estos territorios ricos en manifestaciones culturales y artísticas. Por otro lado, “muchos medios no promueven muchas expresiones artísticas porque no son comerciales”, afirma Mc Kno, artista que lleva más de 20 años haciendo hip hop.

“Ha habido una cultura de coctel, élites asociadas a las bellas artes que hablan del purismo y les parece de mal gusto el arte comunitario; las propuestas artísticas que puedan contradecir una idea de país”, cuenta Juan Carlos Sánchez Restrepo, secretario de Cultura de Antioquia.

El arte como poder El arte tiene poder, por esto se convierte en una amenaza, según el historiador del arte Efrén Giraldo Quintero: “tiene gran poder comunicativo, de síntesis, es metastático”. Dice, además, que el mensaje que comunica lo hace con contundencia. Según Juan Felipe Ortiz Uribe, maestro en Artes escénicas y quien desde el teatro reivindica el poder que tiene el arte de crear diferentes conciencias y formas de pensar: “el arte es una mediación para transformar las miradas aunque muchas veces tiene que bailar con cadenas”. El arte tiene que ver con la construcción de humanidad, enfatiza Juan Carlos Sánchez Restrepo, y ahí reside su poder; el arte es productor de valor y da valor. Sin embargo, también puede ser inhumano y el artista debe tener una ética profesional, dice el historiador del arte; el artista debe ser consciente de que está frente a un gran público y debe ser responsable, opina el músico; por último, afirma el teatrero que el arte tiene un compromiso social. Para Juan Carlos Sánchez Restrepo, los poderes se ven amenazados cuando una representación artística desmiente o desacraliza la imagen que quieren reflejar. Así, escandalizan agrupaciones como Frankie ha Muerto y Masacre, con sus canciones que cuentan una Medellín que se desangra o Wilson Díaz, el caleño quien fue vetado en 2007 con su exposición Los rebeldes del Sur, donde las Farc cantan vallenatos en un video que se proyecta en el ámbito internacional (Reino Unido) y donde se teme que esa imagen sea tomada como la representación oficial de Colombia ante el mundo. Hay obras que le gritan al orden social establecido; otro ejemplo es Obra Mugre de Rosemberg Sandoval, el vallecaucano quien hace un performance en

1999, en el que arrastra un mendigo por una pared para hacer de su suciedad la pintura. Críticos como Marta Traba le cuestionaban sus maneras de pintar. Otro caso fue el del medellinense Carlos Correa, cuyo cuadro de La Anunciación, fue retirado de salas de muestra como el Segundo salón anual de artistas colombianos en 1942, por considerar que hacía representaciones paganas del cuerpo de la mujer de la Virgen; son muestras de la censura según los parámetros culturales de una sociedad. Y ni qué decir de los casos en los que la literatura ha sido peligrosa como Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez, censurado por el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla porque, más allá de la narración de un accidente en el mar Caribe, ‘Gabo’ denunciaba cómo el buque iba cargado con mercancía de contrabando y cuyo accidente se debió a un acto de negligencia. No se olvidan tampoco los textos de Gonzalo Arango o las creaciones de los nadaístas cuando publicaban en un orden en el que la hegemonía dictaba lo que era correcto escribir o no. Muchos libros que amenazan a los poderes son sacados de circulación por los mismos, ya que “el libro ha sido perseguido siempre”, cuenta Hernán Salamanca, librero del pasaje La Bastilla en Medellín. Medellín, a pesar de seguir siendo vista como provincia, tiene un gran potencial de producción desde lo artístico, y aunque no ha alcanzado todo su desarrollo en cuanto a las industrias culturales, hay otras apuestas artísticas que son muy fuertes así no hagan parte de una visión comercial, afirma Ricardo Gómez Echeverri, director de Cultura del Museo Casa de la Memoria y vocalista de Niquitown; sin embargo, agrega, “también en la ciudad hay diversos juegos de poderes que propician la aparición de la censura, porque la censura es un fantasma que está por ahí, pues las cosas que dice el arte pueden ser incómodas”.


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APOYO EN ESCENA Paola Atehortúa Duque/ paola.ad25@gmail.com

En la actualidad, Medellín cuenta con ofertas de carácter económico y pedagógico, así como iniciativas desde lo público y lo privado para que los artistas dignifiquen su profesión, mejoren la calidad de sus propuestas y le den un nuevo aire a las artes escénicas de la ciudad. Una revisión de algunas de dichas opciones. Lizeth Atehortúa Alzate es una de las 16 integrantes del Circo de la Rua, una compañía que nació con el fin de potencializar las habilidades artísticas de los jóvenes de la ciudad y ejecutar proyectos desde la combinación de múltiples disciplinas como la danza, música, teatro y acrobacias. “Para quienes tenemos pocos recursos que faciliten nuestra formación como profesionales en el arte, el circo es un espacio para que nuestra ciudad cuente con personas talentosas en diversas áreas escénicas”, dice Atehortúa. “Los entrenamientos, talleres y capacitaciones gratuitas que realizamos en el Circo son oportunas para que los participantes activos sean artistas íntegros y puedan ofrecer espectáculos no sólo de gran impacto local, sino que exporten sus muestras culturales a otros lugares”, afirma Viviana Arias, directora artística. El Circo, poco a poco, se consolida en el mercado cultural, y con las convocatorias que abre la Secretaría de Cultura de Medellín, han logrado exhibir sus presentaciones en la agenda de la ciudad, en eventos tan importantes como la Feria de las Flores. De esta manera, entes estatales como la Secretaría de Cultura, desde el 2004 ejecutan proyectos que buscan mejorar la calidad de la actividad cultural de la ciudad y proporcionan mayores recursos para que los grupos y personas que desempeñan un papel artístico muestren el resultado de sus productos creativos a partir de un acompañamiento económico y educativo. “Nosotros en la Secretaría tratamos de estar permanentemente evaluando los procesos y haciendo capacitaciones para enseñarles a los artistas cómo realizar proyectos que incluyan aspectos técnicos y conceptuales. Hemos detectado que aún las personas presentan dificultades para redactar un proyecto con sus respectivos objetivos, justificación y cronograma de actividades”, explica Francy Morales Acosta, coordinadora de la convocatoria pública Arte y Cultura para la Vida.

La gestión pública para la promoción de las artes incluye espacios como Altavoz, que estimulan el trabajo de nuevos artistas. Foto: Laura Montoya Carvajal.

Viviana Arias considera que “no sólo se trata del apoyo económico, se necesita que las presentaciones de los artistas tengan un impacto, una evolución permanente y no se mueran con el tiempo”. La Secretaría de Cultura este año destinó 12 mil millones de pesos para una única convocatoria, en la que recibió 1.397 propuestas artísticas en diversas modalidades y fueron seleccionadas 585 ideas y se rechazaron 106 proyectos porque no cumplían con los requisitos de la convocatoria. Entre las modalidades que ofrece la Secretaría para que los artistas propongan ofertas artísticas de calidad están “los apoyos concentrados para actividades artísticas y culturales de duración limitada, procesos de formación y fortalecimiento de espacios, procesos artísticos y culturales con grupos poblacionales específicos y otro de memoria histórica asociado con el conflicto. Por otro lado, tenemos los estímulos como aquellos reconocimientos económicos que incentivan y proyectan el trabajo del arte en la ciudad con becas a la creación, circulación, formación e investigación; y salas abiertas de artes escénicas que buscan realizar actividades de formación a públicos, fortalecimiento organizacional y programación artística”, expresa Francy Morales. Además, existe una nueva modalidad de infraestructura que tiene la intención de mejorar y formalizar los espacios públicos para la exposiLa ciudad debe abrir más espacios para la presentación de muestras artísticas que faciliten la formación y ción de artes escénicas. profesionalización de los grupos y personas que se dedican Según Francy, desde el al arte en Medellín. Foto: Laura Montoya Carvajal. 2011, que fue expedida

la Ley 1493 de espectáculos públicos, el Ministerio de Cultura recauda apoyos económicos con el cobro de un impuesto equivalente al 10% del valor de la boletería, lo cual aplica para derechos de asistencia cuyo precio individual sea igual o superior a $80.000. La entidad reparte los recursos a cada municipio para el desarrollo de proyectos locales de inversión en construcción, mejoramiento y dotación de la infraestructura de los escenarios para la presentación de muestras culturales. Para Viviana Arias es muy importante aumentar la capacidad de las contribuciones económicas porque ellas fomentan el arte en la ciudad, lo que facilita el diseño de espacios aptos, con instalaciones de equipos y elementos artísticos para una proyección de mejor calidad.

La industria cultural, una forma de potencializar el talento artístico A partir de diversas iniciativas de entidades públicas y privadas, corporaciones y gestores culturales se desarrollan procesos que incentivan la profesionalización de la producción artística como un aporte económico para la ciudad. A partir del proyecto de tres músicos: Nathaly Ossa Alzate, Carolina Castro Gil y Juan Pablo Valencia Heredia, en 2013 nació la empresa Gestar Cultural para la promoción de la industria cultural, mediante la conceptualización, desarrollo y producción de iniciativas artísticas de todo nivel, que fortalezcan el oficio de las personas que se dedican al arte en la ciudad.

“El problema actual de la cultura en nuestro país no responde a la falta de talento o de calidad artística, es, más bien, un asunto de carencia de formación, de hacer contactos con diferentes empresas y eventos que se realizan en las ciudades. Los artistas desconocen los mercados a los que les pueden apuntar, según sus ofertas, y, por otro lado, todavía no hay estamentos serios que contribuyan a oficios artísticos más profesionalizados que valoren las muestras culturales como cualquier otra carrera”, afirma Nathaly Ossa, directora ejecutiva. Además, la idea de la empresa es también funcionar como un ente pedagógico que cuente con propuestas de excelencia artística y un carácter innovador que exporte lo mejor, no sólo de Medellín, sino del país para el mundo. De acuerdo con María José Castaño, coordinadora de Comunicaciones de Gestar, “la empresa trabaja por la dignificación de la música como profesión con una agencia de representación de artistas de todos los géneros”. Nathaly sostiene que el artista debe iniciar un proceso de conocimiento sobre aspectos legales y administrativos como el contrato, elaboración de proyectos y definición de la imagen que proyectará, para luchar contra el imaginario colectivo que tilda a las personas que se dedican al área cultural como aquellas que viven exclusivamente del amor al arte. Señala que, más bien, se deben formalizar los procesos que se dan dentro de la sociedad y ayudar a un cambio en la mentalidad del artista. La idea de Gestar es expandir el mercado a programas multidisciplinarios de altos estándares artísticos, que puedan incluir no sólo música, sino danza, teatro, pintura y otros oficios asociados que permitan el desarrollo social a través de la innovación cultural. “Nosotros necesitamos en la ciudad abrir el mercado artístico, contar con la infraestructura necesaria no sólo para presentar las muestras culturales, sino para el entrenamiento y ensayo permanente de los profesionales. Además de realizar intercambios con otras ciudades y países para lograr espectáculos de calidad y mayores conocimientos acerca de la industria cultural”, dice Viviana Arias.

“Luchar contra el imaginario colectivo que tilda a las personas que se dedican al área cultural como aquellas que viven única e exclusivamente del amor al arte”. Nathaly Ossa


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SI NO SABE QUÉ ES UN FANZINE, SÓLO PREGUNTE Laura M. Cañas P. / lamacapa@hotmail.com

¿Es capaz de reconocer un fanzine si lo ve en la calle? Un fanzine puede tomar varias formas y decir cualquier cosa, pero es su naturaleza: la autoedición. Varias personas sentadas detrás de una mesa con papeles, muchos papeles, pequeños y grandes, impresos, fotocopiados, con dibujos, letras y sellos, cosidos o arrugados. Los cortan, los pegan, los grapan, dibujan o escriben en ellos. ¿Dónde están? No en una papelería ni mucho menos en una oficina, tampoco en un taller litográfico. Podrían estar en cualquier lugar: en sus casas, en un muro de las Torres de Bomboná, en talleres de colectivos artísticos como Taller 7, Taller Ruda o Por Estos Días; en el Carlos E, en un parque, en una cafetería. Cualquier sitio es bueno para hacer un fanzine. ¿Qué es un fanzine? Un fanzine es una publicación independiente, y ¿qué es una publicación independiente? Luis Echavarría dice: es una publicación que “hace uno por sus propios medios, con lo que quiera publicar y en el formato que quiera, que no haya una editorial comercial que lo esté respaldando, que uno tenga completa libertad sobre el formato”. Luis estudiaba en el colegio y leía historietas de superhéroes, y desde entonces sentía que quería hacer su propio cómic. Todos los que ha publicado han sido autoeditados e, incluso, distribuidos por sí mismo. Su primera historieta se llama Olé, es de seis páginas, con letra mal hecha y algunos dibujos feos, otros bonitos. La guarda con un afecto especial. Para Marco Noreña, quien lleva varios años en las usanzas del fanzine, “es una intención plasmada, una intención concretada (sic) en forma de publicación impresa o fotocopiada”. Marco, un hombre flaco y de estatura media, que a veces usa camisetas rotas, rayadas, entintadas y que difícilmente aparenta su edad, sintetiza en una frase lo que le ha tomado mucho tiempo de es-

tar haciendo y pensando sobre el tema. Da cuenta de un punto de vista “tontamente romántico”, que ya no le interesa debatir y es que “en teoría para ser un fanzine tiene que tener apariencia descuidada, errores de ortografía, precariedad y amateurismo”. Para quien deambula por este mundo de las fotocopias, los papeles, las pegatinas y las grapas, no es una novedad decir que los fanzines fueron creados por los “fanáticos de la ciencia ficción que solían enviar artículos a revistas comerciales que a duras penas aparecían en la sección de cartas”, como dice en un artículo de la Revista Arcadia: “Fotocopias colombianas”, y luego se popularizaron en el movimiento punk, con la consigna del “hazlo tú mismo”. El primer fanzine que tuvo Marco en sus manos, hecho en Medellín, fue Nueva Fuerza, que primero se llamaba Visión Rockera, y que “intentaba integrar todas las escenas del underground del rock en Medellín, con una visión muy crítica frente a la sociedad. Apoyaban la anti-celebración de los 500 años del descubrimiento del continente”. Hay revistas literarias como Punto Seguido, “con un espíritu muy cercano a los fanzines”, dice Marco, editada por Jhon Sosa, un hombre que trabajó en la Librería Científica. En su primer fanzine oficial, La cuerda automática, describe sus experimentos sonoros con electrodomésticos o instrumentos hechos en casa y extraídos de escritos de la vanguardia artística del siglo XX. Luis Tobón, o Luto, historietista caleño, dice que hacer un fanzine es satisfacer un deseo que se lleva por dentro. Desde pequeño sentía un encanto especial por lo editorial. A los 11 años hizo su primer fanzine, sin saberlo, con

sus amigos: “se llamaba Periódico Tito, en honor a un perro callejero que había muerto. Contenía noticias del barrio y, a veces, me acuerdo que poníamos el título y los textos eran sólo líneas”.

De los saberes fanzinométricos Fernando Beltrán* es un apasionado por los fanzines y asistente fiel del Club de Dibujo Dedo Culebrón. Club fundado hace dos años en esta ciudad y en el que se producen fanzines como Tomates in Blue, El hombre ciego, Kaputt, Arrugazín, ¿Será que esto sí es un fanzine? No Cómics, Rats, No Rock and Roll y otros tantos. Esto fue lo que contó sobre su historia: ¿Cuál es la mejor hora del día para hacer un fanzine? “Yo diría que cuando definitivamente es ineludible y no se pueden aguantar más las ganas”.

¿Cuál es el mejor material para poner en un fanzine? “El mejor material para poner en un fanzine es el material hallado fanzinométricamente”.

Sobre la importancia (o no) de las publicaciones independientes

Como medio de comunicación ¿tiene un potencial asociado con su forma técnica y que no puede explotar un medio masivo? “De tener la potencialidad, la tiene toda. Quizá el problema es que, por medio de fanzines, sólo se le predica a los conversos de los fanzines”.

Fernando, ese hombre cándido, que responde con holgura, hace un análisis amplio sobre el rol social de las publicaciones independientes: “el sector independiente existe por defecto, todo lo que hace el ser humano debería ser independiente, pero como existen los sectores privado y público, éste aparece como urgente e inevitable desde la voluntad del hombre de hacer su propia cultura, bajo sus propios parámetros, independientemente de la oficialidad autoproclamada por los poderes del Estado y del mercado y sus industrias culturales que crean productos muchas veces ajenos a las necesidades específicas de las comunidades”. Dice, además, que, por su espacio restringido en la sociedad, “en la mayoría de los casos sólo son archivo para curiosos y entusiastas”, y que su importancia es ahora más relativa con la aparición del internet, lugar al que la escena alternativa no tiene dificultad para trasladarse. Así, “las publicaciones independientes se convierten en fetiches de consumo”, que se guardan como pequeños tesoros. ¿Imprescindibles? “No cree que lo sean”, dice. ¿Que si tiene una importancia social?: “por supuesto que tiene una importancia social ya que nace de personas insertas en la sociedad y no puede hablar de otra cosa que no venga de la sociedad y, además, se hacen para ella misma, la de la efectividad”, y otra, tal vez todavía más relevante: “la de ayudarle a la salud mental de quien lo hace”.

¿Cuál es el mejor soporte de un fanzine? “El papel, es el único”.

*Nombre cambiado por petición de la fuente.

¿Piensa que hay un tipo de dinámica diferente en un grupo de amigos que hacen fanzines a otro grupo de personas? “No, simplemente hay gente que se siente unida cuando va a una discoteca a tomar y escuchar reggaetón y nosotros nos sentimos unidos cuando hacemos fanzines y los compartimos”. ¿Qué espera usted cuando ve un fanzine? “Yo espero ver cualquier tipo de manifestación personal, desde algo totalmente repulsivo hasta lo más agradable o divertido, con tal de que me cause un impacto”. ¿Cuál es el mejor precio para un fanzine? “Cero precios, gratis. Porque si uno quiere decir algo por uno, lo hace para uno. Mis fanzines son gratis”.

La autogestión es el sentido fundamental del fanzine. Foto: Laura Montoya Carvajal, Laura M. Cañas P.

Para Marco Noreña, quien lleva varios años en las usanzas del fanzine, “es una intención plasmada, una intención concretada (sic) en forma de publicación impresa o fotocopiada”


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reportaje

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FOLCLOR EN DECADENCIA Mariana Bohórquez Uribe / mar.b.uribe@gmail.com

“Los rasgos de una sociedad se definen más por la música que por otros aspectos”. Diego Londoño, periodista de la revista Música Colombia. El folclor antioqueño que habían hecho con el también se reconoce a apoyo de la Alcaldía de través de las melodías Medellín. Hace cuatro de una bandola, un tiaños, esa Secretaría y la ple y una guitarra, cuyas Asociación de entidades melodías cuentan sobre culturales capacitaron la región, sus valores y a los músicos y abriecostumbres ancestrales. ron una convocatoria en Incluso, las agrupaciones la que participaron 63 de música en Antioquia grupos musicales para la se han convertido en pagrabación de un álbum trimonio social y cultural. discográfico con 20 canEl hecho que dociones. 32 grupos fueron cumenta el portal Histoescogidos para participar ria Antioquia, se puede del proyecto. verificar un día cualquieSegún Luis Ferra cuando se visita el nando Marín, coordinaParque Berrío, ubicado dor de Eventos de ciuen el centro de Medellín. dad, de la Secretaría de Además de ser un ícono Cultura Ciudadana de urbano y un referente la Alcaldía de Medellín, geográfico e histórico existe una corporación para la ciudad es también llamada Corpopulares un espacio para disfrutar que solicita la ayuda de la música tradicional del su despacho para crear departamento. Hace más mesas de trabajo en al“A los muchachos no les gusta si no el reggaetón, aquí sólo rueda la gente de edad”. Gustavo Molina Castaño, de 30 años que vienen gunas actividades culintegrante del Grupo antioqueño. Foto: Laura Montoya Carvajal. los músicos locales y de turales de la ciudad. La otros lugares de AntioSecretaría les enseña a quia a ganarse la vida y tocar porros, noche sólo con un tinto que le brindan”. de las tradiciones. Afirma que los artis- presentar proyectos para que los integuascas, bambucos y pasillos de salón. De igual forma afirma que las personas tas del Parque Berrío remarcan las cos- grantes de la corporación puedan acDonaldo de Jesús Jaramillo es a las que les gusta la música tradicional tumbres de un pueblo y es importante ceder a convocatorias que realiza dicho uno de los tantos músicos que llega en se han ido, se han muerto, de manera que se les dé el reconocimiento que se organismo y contratan funciones para la mañana a amenizar con su música que quedan muy pocos aficionados por merecen, porque ellos están haciendo algunos grupos musicales que están vinel ambiente del parque. Él manifiesta los géneros antiguos. culados con la corporación para eventos cultura con lo que hacen en la calle. Para Ángel Villanueva Patiño, que trabajar en el parque es muy abuJesús Rojas Jaramillo es vende- turísticos y culturales de Medellín. rridor: “Uno se pone a cantar aquí con quien trabaja en la Dirección artística dor ambulante y dice que la situación Gerardo de Jesús Quiroz Quiroz dos compañeros durante cuatro o cinco y derechos musicales de Discos Fuen- de los músicos del parque es difícil. Sin es el representante legal de Corpopulahoras, 40 ó 50 canciones, para ganar tes, la importancia de estos géneros embargo, asegura que ellos no se han res y según él la situación que viven los tres mil o cuatro mil pesos y pagar las musicales radica en que son esencia y organizado bien: “Yo pienso que si ellos músicos del Parque Berrío es la peor: cuentas. En una época, entre el 2001 remembranza de las costumbres y la se organizaran e hicieran una petición al “Son personas que no tienen recursos y y 2003, uno se hacía treinta o cuaren- cultura antioqueña. Villanueva enuncia Gobierno y consiguieran un represen- viven una situación económica difícil”, ta mil pesos y se los repartía entre los que éstos ya tienen muy poco espacio tante, seguro los apoyarían”. afirma. Gerardo de Jesús cuenta que en las emisoras y los artistas, como los compañeros”. Nazareno de Jesús Madrigal Guz- Corpopulares pertenecía a AsenculRamón Castaño Zuleta toca en del Parque Berrío tienen que “rebus- mán es otro de los artistas que toca en tura, pero ahora son independientes; los buses y en el Parque Berrío para cársela” porque no les ha quedado más el Parque Berrío de Medellín. Mencio- actualmente la Alcaldía les contrata sobrevivir, entre su repertorio están las espacio donde expresarlo sino en este na que la situación ha estado muy dura cuatro funciones al año, entre ellas el canciones de Los Pamperos, el Caballe- lugar. Esto se debe a la falta de difusión y que los parlantes y el sonido alto de evento “Entre cuerdas y acordeones” ro Gaucho y Los Trovadores de Cuyo. y a la cantidad de música foránea que los otros vendedores que se hacen en en el Cerro Nutibara, en el mes de Ramón afirma que la situación actual entra a la ciudad, según Ángel Villanue- el parque los perjudica mucho: “Antes diciembre. El señor Quiroz expresa su desque viven los artistas del Parque es pre- va. Afirma que a la música tradicional le traíamos sonido, pero la Policía nos los caria, pero que ellos mismos tienen la falta apoyo de la radio y de las disqueras hizo sacar de aquí, pero los otros vende- contento con el Gobierno y la distribución de los aportes públicos: “En el Preculpa porque, según él, aquí en Antio- y que debe enseñarse como algo impor- dores sí los traen y no tienen permiso”. Nazareno cuenta que hace unos supuesto Participativo hay cabida para quia se regala la música; Ramón Casta- tante “y no como algo viejo a las nuevas años la Asociación de entidades cultu- las prostitutas, indígenas, desplazados y ño menciona que mientras se agrande generaciones”, expone. “Así como cuando uno dice que a rales de la Secretaría de Participación desempleados, pero los músicos no recila brecha social entre pobres y ricos las los papás y a los abuelos los respeta, lo Ciudadana llevó un coordinador, que ben ayuda alguna”. Para él, el Parque Bemalas rachas no cambiarán. Antonio Soto Amaya, quien lleva mismo se debería hacer con la música no hacía sino llevarlos a reuniones y pa- rrío es la primera plazoleta tradicional en más de 25 años cantando y tocando en y la tradición sonora”, comenta Diego seos, y que por ahí había supuestamen- la que nació la música en Medellín y, por el parque con canciones como “Las Aca- Londoño, periodista de la revista Músi- te un dinero para ellos, pero que eso eso, debe protegerse su valor histórico y cias” y “Collar de lágrimas”, comenta que ca, realizador radial en Radiónica y co- nunca se vio, tampoco unas grabaciones las condiciones de sus artistas. los días más movidos son los sábados y lumnista del periódico El Colombiano. domingos, pero que en años anteriores Afirma que los artistas del Parque Berrío sólo iba y tocaba los domingos y se hacía están desprotegidos, sin una ley que los ampare, sostiene que se han olvidado el dinero de “siquiera media semanita”. Argemiro Villa Tobón es otro ar- esos valores tradicionales de cantar y tista que viene a tocar la guitarra desde tocar en la calle; del mismo modo expohace un año todos los martes y viernes ne: “Creemos que la tradición musical para relajarse y pasar un rato ameno. viene de Juanes para acá, pero dónde Argemiro no depende económicamente quedan artistas como Los Corraleros de de la música, es comisionista de la em- Majagual, Los Gaiteros de San Jacinto o presa Inverbienes, pero asegura que: Totó La Momposina”. Para el periodista “Hay gente que puede llegar desde las está bien recibir referentes musicales ocho de la mañana e irse a las ocho de la de afuera pero es necesario el rescate

“El Parque Berrío alberga aproximadamente 20 músicos. Lo difícil es recoger suficiente para repartirlo entre dos o tres”. Donaldo de Jesús Jaramillo, cantautor del Parque Berrío.


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REPORTAJE

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VENIMOS A HABLAR DE OTRO MUNDO POSIBLE Laura Bayer Yepes / lauradesdibujada@gmail.com

Medellín Negro es una iniciativa que busca abrir un espacio urbano y académico para la reflexión en torno al crimen. Gustavo Forero Quintero, su director, considera que la ciudad ya está asumiendo el reto y se atreve a hablar, aunque su voz sea tenue, y eso es una garantía para no regresar al silencio que la inundaba en los años 80. Desde el año 1991, en la ciudad se ha dado una producción importante en materia literaria, especialmente en el género negro, en el que , de acuerdo con Hubert Pöppel, profesor de la Universidad de Regensburg y antiguo docente de la Universidad de Antioquia, la connotación que llevan sus historias es la de violencia innecesaria, el ambiente sórdido y las ciudades caóticas. Escritores como Fernando Vallejo, José Libardo Porras y Jorge Franco, son figuras paisas destacadas en el desarrollo de esta clase de obras literarias. “Cuando la ciudad decide asumir como examen interno una reflexión frente a la criminalidad, comienza también a perfilarse como foco de desarrollo intelectual”, afirma Gustavo Forero Quintero, director del Congreso Internacional de Literatura Medellín Negro, al explicar las razones por las cuales se llevó a cabo en esta ciudad el evento académico, cultural y social que tiene como propósito fortalecer un espacio de discusión en torno al tema del crimen. Medellín Negro nace de la investigación de Forero Quintero “La novela de crímenes en Colombia a partir de la teoría de la anomia”, que buscaba explicar por qué nuestra literatura negra no sigue el esquema tradicional de la novela policiaca recurrente en el resto del mundo. “Nuestra novela se ocupa del crimen como entidad que da cuenta de una situación de ausencia de la norma o de su vigencia, que vive la sociedad en pleno”, dice el director del Congreso, quien, además, es Doctor en Literatura y docente de la Universidad de Antioquia. La novela negra en Colombia no relata una garantía social, en ella no se cuentan los ataques a una sociedad, que luego se estabiliza tras su resolución. No está presente la figura del detective, que simboliza la racionalidad que induce a la confianza en las instituciones estatales. Los crímenes quedan en enigma constante y predomina el ambiente urbano como un gran relato de prensa sensacionalista. La novela latinoamericana tiene como línea de desarrollo el interés por la víctima, porque los temas recurrentes en ella son la impunidad, la ausencia

de autoridad legítima y de fe en un sistema, así como la carencia de investigadores. Sin embargo, nuestra literatura sirve como contención a la “peste”, es decir, la guerra y el terrorismo, según Zairo Anillo, ponente invitado al congreso. La literatura es una herramienta de reflexión que no explica el conflicto como tal, pero tiene una función catártica que nos hace sensibles a él. “La justicia realmente no se puede ejercer, el muerto sigue muerto y el ambiente que lo propició está ahí. Queda luchar para seguir viviendo”, dice, por su parte, Gisa Klönne, autora alemana invitada, quien ya completa ocho publicaciones de novela negra en su país. Para ella, decir quiénes fueron los criminales en sus historias mejora un poco la situación, pero no la repara. “Pero no hay manera de seguir viviendo si uno no es consciente de su pasado”, asegura. En Medellín Negro confluyeron escritores y críticos de diversas disciplinas, para discutir sobre literatura negra y el crimen como tema articulador. Uno de esos participantes, el semiólogo argentino Diego García Conde, afirmó ver en Medellín, como en otras ciudades de América Latina, la construcción del mal a partir de los medios de comunicación. “En un mundo mediatizado, la realidad es una construcción interesada. La información es representación de intereses, y es interesado decir qué es bueno y qué es malo”, dice García Conde y describe que los medios, muchas veces, son los que legitiman la tortura, la naturalizan y personifican los enemigos que, a través de la historia, se han construido desde el poder. Sin embargo, Gustavo Forero Quintero plantea que el hecho de que un espacio como Medellín Negro haya crecido progresivamente en sus cuatro años de existencia, implica que la ciudadanía se ha dado cuenta de que el primer derecho que tiene es el de moverse con libertad. “Cuando una persona se concientiza de sus derechos, puede hacerlos realidad y es muy posible la transformación”, sostiene el docenLas historias de la literatura negra con Medellín como te y asegura que en Meescenario proponen a las personas nuevas relaciones con dellín Negro se habla de su entorno. Foto: Laura Montoya Carvajal.

La literatura negra le propone a Medellín reinterpretar sus expresiones de violencia. Foto: Laura Montoya Carvajal.

En Colombia, la literatura negra no narra historias de crímenes que se resuelven. Según Gustavo Forero Quintero, quien también es abogado, el 95% de casos permanece en la impunidad, mientras que el 5% que sí se soluciona, hacen parte de delitos financieros. otro mundo posible porque reconoce lo que no funciona en el mundo actual.

Todo un movimiento El Congreso Internacional de Literatura es solamente una de las actividades que conforman la Semana Negra en MedellíN.N. (nombre preciso del evento) en la que también se incluyen exposiciones fotográficas y ciclos de cine relacionados con el crimen y otros temas de la literatura negra. El tema ha convocado el interés de invitados como el colectivo argentino Azabache, un grupo de artistas plásticos, cuyo ejercicio era crear pinturas en tiempo real, simultáneamente a las conferencias y, en algunas ocasiones, con la intervención del público. Entre los escritores de la ciudad que participaron, porque optaron por narrar sobre la criminalidad en la ciudad, estuvieron en el último encuentro Juan Diego Restrepo Echeverri, Patricia Nieto y Reinaldo Spitaletta. Reinaldo Spitaletta, por ejemplo, participó con una reflexión sobre la prostitución en la ciudad. “Hablé de cómo la prostitución en Medellín no ha sido muy novelada ni poetizada, aunque hay algunos textos. Mi enfoque fue un recuento histórico desde la prostitución hospitalaria y sagrada, hasta Lovaina de los años 40”, describe, además, que le parece extraño que a las disertaciones entre es-

critores de Medellín Negro acudan más los extranjeros que los ciudadanos de Medellín. Por su parte, para la escritora alemana, Gisa Klönne, hacer novela negra es escribir sobre la supervivencia: “No podemos ignorar el hecho de que todos somos vulnerables”, afirma. ¿Por qué leer sobre lo que tanto nos afecta? “Porque no nos hace daño”, contesta ella. “La novela negra dota de capacidad a los lectores para que se identifiquen con lo que temen. Es finita, no obstante, y nos da una justicia poética al final que nos satisface”. A este espacio para la reflexión en torno al crimen llegan cada vez más ciudadanos y no sólo la comunidad académica con que inició. “No estoy de acuerdo con esas personas que rechazan las historias de narcos, de sicariato, porque dicen que de eso es mejor no hablar”, opina Forero Quintero. Asegura que es necesario hablar del crimen para que la gente note que no vive en una sociedad estable y actúe. La literatura está cumpliendo la labor de contar la realidad agobiante. El escritor ficciona porque no acepta que la barbarie que parece salida de un libro esté sucediendo en las calles. Y contar, publicar y, sobre todo, conversar sobre ello en la vida cotidiana, se vuelve una manera de creer que “otro mundo es posible”, como lo describe Gustavo Forero Quintero.


REPORTAJE

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ARTE PARA CAMBIAR EL CENTRO María Camila Carvajal Restrepo / mariakcr@hotmail.com

“El centro es un resumen de la ciudad y hasta del país, pero se nos olvidó y ahí fue cuando empezamos a sacar todo del centro, a desalojarlo, cuando lo que se tiene que hacer es todo lo contrario, es que es el único sitio que recibe todos los estratos sociales, todas las costumbres y a todos los habitantes”, plantea Jorge Melguizo Posada, primer gerente del centro de Medellín, una figura creada en 2004. En el corazón de la urbe paisa está la Plaza Botero, un referente turístico que es conocido como el parque de las esculturas por las obras del maestro Fernando Botero, donde también están una de las estaciones más transitadas del Metro, el Palacio de Cultura Rafael Uribe Uribe, el Hotel Nutibara, una de las iglesias más antiguas de la ciudad: La Veracruz. Por eso, como espacio público que recibe a locales y turistas, la plaza se conserva viva y transitada, como escenario de actividades culturales promovidas por el Museo de Antioquia, organización que ve a la plaza como su antejardín. “Ya era hora de trabajar en el entorno inmediato, afuera de las salas de exposición del Museo. Así nace Vive la Plaza, un espacio para el arte público o el arte en el espacio público, que busca generar sentido de pertenencia desde lo artístico, la creatividad y la imaginación, a través de una serie de situaciones no convencionales para la plaza que puedan crear preguntas en las personas que normalmente la habitan”, explica Carolina Chacón, curadora adjunta del Museo de Antioquia. El último sábado de cada mes, este espacio es para que los artistas locales y nacionales tengan la oportunidad de interactuar con los transeúntes y habitantes del parque: fotógrafos y venteros ambulantes de sombreros, tinto y dulces. “Las actividades que hacen aquí son buenas para todos. Para los artistas porque muestran lo que saben hacer, para nosotros porque es un sábado en el que pasan cosas diferentes y llega más gente, entonces uno vende más y obviamente, porque uno aprende cosas”, reconoce Carlos Mario Restrepo, un fotógrafo de Plaza Botero.

La articulación de los parques del centro consiste en que cada organización se encarga de la iniciativa para aplicar en la plaza que tiene cerca: El Teatro Lido, Parque Bolívar, Alianza Francesa, Parque San Antonio, Museo de Antioquia, Plaza Botero…”, explica Carolina Chacón, curadora adjunta del Museo.

Esa plaza tiene, como casi todos los espacios públicos, sus normas, leyes y zonas propias, es más, ya ha sido pensada por sus habitantes cotidianos: los venteros ambulantes tienen su espacio de trabajo definido, los fotógrafos se encargan de cuidar las esculturas que todos los días usan en sus imágenes, los visitantes escogen la mejor zona a la hora de leer un periódico o conversar con amigos…, entonces, las actividades propuestas en Vive la Plaza comienzan con la selección de artistas que entiendan esa dinámica. “El criterio para escoger el artista o colectivo es que ya tengan una experiencia previa trabajando en espacio público, en la ciudad o en otras ciudades y que, precisamente, su proyecto sea pensado o se adapte a ese contexto absolutamente específico: Plaza Botero en el centro de Medellín”, explica la curadora Chacón.

Romper piñatas en el centro fue la propuesta de Paulo Licona, quien reunió gente de toda la ciudad en un acto catártico, a través de la diversión, para decirle no a los hurtos en el centro. Foto: Cortesía Museo de Antioquia.

Siete veces viva La primera actividad de Vive la Plaza se realizó el primero de marzo con Me presento, una actividad desarrollada por el colectivo Por estos días que consistió en que la gente se le presentara a la plaza y sus habitantes. “Me presento surge para reconocer quiénes habitan el lugar y para que entre ellos se conocieran, así que la gente podía usar un micrófono para decir lo que quisiera: su nombre, por qué estaba en Plaza Botero, hace cuánto tiempo pasa o trabaja allí, para qué promocionará sus productos…, en fin, hubo de todo”, recuerda Jaime Alejandro Carmona, integrante de Por estos días. Luego, el 29 de ese mismo mes, llegó Wilson Arango, quien partió de reconocer el lugar como escenario de imágenes, producto del trabajo de quienes viven de la fotografía, y armó una gran estructura de madera con unos espejos donde la gente podía pintar su reflejo y los fotógrafos, contratados por

Una circunferencia de pasto, traída desde Santa Elena, fue el escenario para armar una huerta en Plaza Botero, lo que integró el corazón de la ciudad y el campo. Foto: Cortesía Museo de Antioquia.

el Museo de Antioquia, tomaban las imágenes del evento. En abril fue el turno de Martha Llano, quien puso a la gente a pensar de dónde vienen los alimentos y cuál es la importancia de un espacio natural en el corazón de la ciudad. Ella usó una circunferencia vegetal donde la gente podía aprender sobre las plantas que la componían, identificarlas y sentarse junto a ellas, en medio de las construcciones del centro. Al mes llegó Paulo Licona con una de las actividades que mejor respuesta tuvo del público porque unió su proyecto de piñatas gigantes con lo que más estigmatiza a Plaza Botero: los robos. Para ello, construyó cuatro piñatas: una en forma de celular y otra de cadena, los objetos más robados; y una en forma de cuchillo y otra de pistola, los objetos que más usan para intimidar. La gente y los organizadores del Museo se encargaron de llenar las piñatas que fueron golpeadas por la muchedumbre en una “catarsis colectiva”. ¿Se imagina ver todo el centro de Medellín dándole “palo” a un revolver? “Eso fue de lo más emocionante y sólo lo logra el arte”, dice Carolina Chacón. En junio, AKA, líder de la comuna 13 de Medellín y gestor de Agroarte en Unión entre comunas y Semillas del futuro, se unió a los campesinos caleños de Campo y Sabor para instalar en la plaza un mercado campesino. “Fue una iniciativa para unir campo y ciudad. La Red Colombiana de Agricultura Biológica, Recab , se encargó del mercado campesino y trajo 20 personas que tienen prácticas biológicas en sus fincas, luego estuvo el trabajo nuestro como raperos cantándole al agro y, finalmente, Campo y Sabor, un grupo de campesinos que le canta a las hortalizas: canción a la yuca, a la arracacha, al plátano, al maíz…, a través de sonidos agrofónicos”, resumió AKA.

El último sábado de cada mes, este espacio es para que los artistas locales y nacionales tengan la oportunidad de interactuar con los transeúntes y habitantes del parque. En junio, el protagonista fue Jorge Velosa, el reconocido artista boyacense, autor de canciones como La cucharita y Rey sin corona, melodías que le cantan al campo y sus escenas cotidianas. En agosto llegaron Peluqueras asesinas con su “motilof”. Este grupo de bogotanas propuso hacer cortes gratuitos de pelo, pero con la condición de que ellas definirían cuál era más apropiado para quienes se interesaran. Esta activación buscaba integrar las peluquerías del sector.

Y septiembre… En septiembre no hubo Vive la Plaza. “Se había hecho un contrato por seis meses, y por ley de garantías no se alcanzó a renovar, así que la actividad de septiembre no se hizo, pero ya hay vía libre para realizar la actividad de octubre, en el marco del mes de Halloween y el mes de los muertos”, explica la curadora del Museo. Vive la Plaza es un espacio que le abre las puertas a los artistas para que piensen la ciudad, para que, además, salgan de los museos y las salas de exposición y lleguen a la calle, pero, sobre todo, es una iniciativa que está logrando integrar y generar sentido de pertenencia en los habitantes cotidianos de Plaza Botero para hacer que en algún momento el centro vuelva a ser el sitio de encuentro, la sala de la ciudad.


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CRÓNICA

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA CONTEXTO No. 45 Octubre-Noviembre 2014

UN TEATRO PARA NO VER Carolina Correa Cano / carolinacc986@gmail.com

La búsqueda constante de espacios para la inclusión en Medellín ha creado ofertas culturales innovadoras, cuyas protagonistas son las capacidades de los artistas que habitan la ciudad y que invitan al asombro. Es de día pero todo está apagado, excepto los sentidos. En el público hay ojos vendados y hay otros cristalizados que no necesitan de vendas para dejar de ver. Silvia Congote, Blanca Duque y Joaquín Rendón están sentados en medio del lugar, frente a una mesa en la que hay hojas gruesas marcadas con hileras de puntos en relieve: historias escritas en Braille. Blanca lleva su dedo índice al inicio del primer párrafo, con su otra mano ubica el micrófono para cerciorarse de que está a una cuarta de distancia, comienza a leer y lo que los asistentes escuchan es a un personaje de cuento que cobra vida. “¿Personas ciegas leyendo teatro? Eso es algo que no ocurre todos los días”, afirma Nelson Pérez, promotor de lectura y dramaturgo que encontró otra forma de leer, de hacer teatro y de construir talento en Medellín: el Teatro en la Oscuridad. Los espectadores se ríen con los comentarios del personaje que interpreta Joaquín Rendón, quien presta su voz y su entonación para que la imaginación de los presentes pueda recrear las escenas de la obra. “Cuando uno lo oye, percibe una cantidad de cosas, detalles y sensaciones que lo hacen vivir. Es como si todo estuviera pasando ante nuestra visión”, opina Silvia. Adultos videntes e invidentes, jóvenes de instituciones educativas, hombres y mujeres sin distinción de capacidades murmuran a lo largo de la función una misma frase: “esto es arte”. Y aunque esas palabras no lleguen a oídos de Nelson, que también está en la mesa principal porque encarna a un personaje, él sabe que por integrar, en una misma actividad, a un público tan variado, está logrando “hacer visible lo invisibilizado, cambiar la mentalidad de la ciudad porque todos tenemos que ver con la inclusión”, explica este hombre de voz serena que tanta seguridad le da a sus artistas. Los actores tienen a su disposición instrumentos como latas, zapatos, palmadas y voces que, como efectos sonoros, incentivan y sincronizan las mentes de quienes están allí o en cualquier lugar a donde los transporte las historias. “Las personas invidentes podemos volver a sentir el teatro”, dice Silvia, mientras alza sus cejas, porque es experta en transmitir sensaciones. Entre los asistentes se camufla Dora Montoya, voluntaria acompañante del Teatro en la Oscuridad desde hace cinco años. Ella, que es la seguidora fiel del equipo, sabe que “en cuestión de educación, estamos fallando desde el principio”, y pone como ejemplo el estado de Pensilvania, ubicado en el costado nororiental de los Estados Unidos, donde la lengua de señas hace parte de los contenidos básicos que se enseñan en todas las escuelas. “Eso es la inclusión, que todos estemos preparados para las distintas capacidades, para no dejar a nadie desprotegido”, añade sin dejar de mirar a esos lectores de teatro que vuelven a ser niños con su cuidado.

Cuando acaba la lectura de los textos, que llevan por nombre Obras breves para gente brava, se encienden las luces, se quitan las vendas, se regresa del viaje literario y cada uno aterriza en la silla que, por media hora, le permitió hacer parte de este espectáculo de sensaciones protagonizado por tres lectores de Braille. Ellos sonríen con los nervios de los buenos actores, tal vez porque, por lo fuerte de los aplausos, se dan cuenta de que son más de 100 personas los que disfrutan de su talento. Los asistentes se acercan a la mesa y los felicitan, les dicen que son grandes artistas, a lo que Blanca responde que “el secreto es practicar y seguir practicando”. Ella es abogada de la Universidad de Antioquia y hace parte del Comité de Inclusión de la Discapacidad correspondiente a la comuna 11, pero aplica toda su pasión en este teatro porque cree que por medio de él “las personas nos ponen atención, entienden que no somos desvalidos, sino que podemos hacer parte de todo tipo de espacios”. Tener los ojos vendados y estar en medio de una obra de arte es tratar de ver más allá de lo físico y de las diferencias, de reconocer semejanzas y construir a partir de esas capacidades en común. Es por eso mismo que la persona encargada de apoyar la logística del evento es Martha Liliana López, una bailarina de joropo con síndrome de Down, quien danza al ritmo de fuertes aplausos. “¿Para qué sirven estos espacios? Para decir que aquí se puede hacer algo: involucrar todas las capacidades”, agrega Nelson con una voz que la admiración del público casi no deja escuchar. Sonrisas, carcajadas, ceños fruncidos y labios mordidos son las señas que él mismo busca entre los asistentes para saber si está logrando su objetivo: darles reconocimiento social y ciudadano a estas perso-

El teatro en la oscuridad exige otras sensibilidades también a los inteérpretes. Foto: archivo de Comfenalco Antioquia, sede Medellín.

El Teatro en la Oscuridad nace del deseo de acercar a todo tipo de público obras literarias en las que comprendan las realidades humanas. Foto: archivo de la Sexta Parada Juvenil de la Lectura

nas. La literatura, las escenas evocadas y el espectáculo son una excusa para “enseñarle a la gente a escuchar. Si logramos escuchar, nos equivocamos menos”, nos entendemos y nos vinculamos como él lo ha venido haciendo desde hace cuatro años y medio. En la primera fila se encuentra Claudia Restrepo, quien no logra disimular su preocupación para que los actores hagan una presentación memorable. Sus manos la delatan: las mueve constantemente. Tal vez con ellas consigue percibir las emociones de quienes están a su lado, tal como las usa para leer su entorno cotidiano. Ella es testigo de una de las posibilidades que brinda este teatro: “ponerse en los zapatos de otros”, hacer un intento por comprenderlos aunque sean personajes, sentir. Sentir “alegría y orgullo. Orgullo de ellos, de lo que logran”, de su esfuerzo por superar barreras, por entregar la voz en un intento de acercar las letras a cualquier persona, porque así debe ser. Luego de que se abren las puertas del lugar y de que el público ha salido, el elenco principal abandona la mesa que hace las veces de escenario y, cogidos de los hombros, caminan guiados por Dora. Todos, con sus pasos coordinados y con el mismo ritmo al andar, dejan de ser personajes para volver a sentir en carne y hueso los deseos humanos. Porque aunque Nelson cite al poeta Federico García Lorca quien dice que “el libro nos alimenta el alma”, el estómago pide un poco más después de una gratificante función. “Las hamburguesas me dicen ‘vengan, vengan’”, menciona Claudia, que se les ha unido con su bastón guía. El resto pone cara de no poder resistir más el hambre y se sientan a hacer lo que mejor saben: aprovechar los sentidos. Dora las atiende y va dejando sobre las bandejas una reflexión: “cada vez tenemos que empezar a comunicarnos más con ellos, a abrir más espacios. Aún falta mucho, pero hay que dar los pasos”. El Teatro en la Oscuridad es un gran avance. Mientras tanto, Silvia y Blanca hacen un balance de la obra y de sus respectivos desempeños. La primera se compromete a coordinar mejor el dedo índice con su voz, porque una de las capacidades de los lectores de obras en Braille es la rapidez para encontrar los párrafos que les corresponden. Ellos son artistas del dedo y la voz, de la literatura y el teatro, de los sentidos y la imaginación. Ellos son los artífices de un teatro que no se ve, seguramente porque todavía permanece en medio de la oscuridad.

“Eso es la inclusión, que todos estemos preparados para las distintas capacidades, para no dejar a nadie desprotegido”. Dora Montoya. “Si logramos escuchar, nos equivocamos menos”. Nelson Pérez. “¿Para qué sirven estos espacios? Para decir que aquí se puede hacer algo: involucrar todas las capacidades”. Nelson Pérez. La imaginación, protagonista del teatro a oscuras. Foto:

archivo de la Sexta Parada Juvenil de la Lectura


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