viernes 8 de marzo de 2019 año XX n° 394 (la jefa) precio $ 50.-
eleslabon@eleslabon.com.ar www.eleslabon.com.ar periodicoeleslabon eleslabonciac
redaccionrosario.com
LA CALLE ES NUESTRA Las mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries protagonizarán este 8 de marzo una nueva jornada histórica pluri e internacional. El movimiento feminista levanta las banderas por una revolución que las quiere vivas, libres, deseantes, desendeudadas y gobernando.
FACUNDO VITIELLO
HUERTA MOLINO BLANCO
LITERATURA REDONDA
Semillas solidarias
En femenino
CARLA SCOLARI
394 - 08/03/2019
el eslabón presenta "Femimasa", un proyecto que se propone contar historias de mujeres, lesbianas, travestis y trans de Rosario dedicadas a una causa colectiva. En esta primera entrega: Yda Ramona Pintos.
La tercera edición de Pelota de Papel es de las mujeres. Ellas escriben, ilustran, editan, producen y firman los prólogos. El libro, que tiene fines benéficos, se presenta en Rosario el 22 de marzo.
América femicida
Fruta y Maravilla
Macrismo y machismo
Según observatorios sobre género y movimientos feministas de quince países de la región, hasta los primeros meses de 2019 hubo 280 crímenes contra mujeres en la parte hispanohablante del continente.
Tres escritoras, alumnas del taller literario Patas de Cabra, lanzaron una colección de libros y fanzines, apostando al financiamiento colectivo a través de las redes sociales para impulsar la publicación de obras.
La cuestión económica también es eje del reclamo en este 8M, en un contexto de recesión y salarios a la baja. Los números son contundentes: las mujeres en Argentina ganan 25% menos que los hombres.
ciudad | el eslabón
página 2 | viernes 8 de marzo de 2019
LAS CALLES SON NUESTRAS
EDITORIAL
Amor e igualdad Por Juane Basso
¿
Por qué se adelantó la salida este ignoto pasquín? Porque es 8 de marzo y hay paro de mujeres. Este viernes, día en que habitualmente se cierra el semanario y se manda a imprenta, las compañeras no trabajan: movilizan y militan. Y la rama masculina de la La Masa – la cooperativa que produce el eslabón y el diario digital redaccionrosario.com–, acompaña. Por eso, tal vez, estás leyendo estas líneas luego de que alguien de esta redacción te lo entregó en mano el 8M en Rosario. ¿Por qué nos encontramos en la marcha? Porque fue una definición conjunta de quienes integramos esta empresa autogestionada. Porque este semanario, además de ser nuestro trabajo, es un proyecto de comunicación que se propone expresar, dar cuenta de los debates, y amplificar las voces que protagonizan los procesos de lucha de nuestro pueblo. Y porque como todo espacio colectivo, a La Masa también la atraviesa el agite que se trae el movimiento de mujeres. La marea verde tiñó hace tiempo las páginas de este periódico, y avanza al ritmo del crecimiento de una oleada que irrumpió de tal modo en el escenario argentino, que llevó a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner a redefinir al movimiento político que lidera como “nacional, popular, democrático y feminista”. Reflejar esa lucha, que es parte de la más general que da el conjunto de las mayorías populares –con sus tensiones hacia dentro del propio movimiento y hacia afuera, en los diferentes espacios políticos, sindicales y sociales–, es una de las intenciones que se propone este número especial de El Eslabón y el nuevo proyecto que queremos presentarles en esta editorial: Femimasa. Desde este este 8 de marzo, la cooperativa La Masa ponen en marcha el proyecto periodístico que hemos denominado “Femimasa”. Se trata de veinte entrevistas gráficas y audiovisuales realizadas por nuestras compañeras que cuentan historias de vida de mujeres, lesbianas, travestis y trans de Rosario que trabajan, militan, se involucran en sus entornos y que han enlazado sus proyectos personales a proyectos colectivos, poniendo el cuerpo para la construcción de espacios vitales, de resistencia y transformación. El objetivo es contar la historia de esas vidas dedicadas a una causa que es inseparable de su propia realidad inmediata, por necesidad, por deseo o por vocación. El proyecto Femimasa se integrará a partir de ahora a las secciones habituales que acompañan a este semanario y nuestro diario digital, que por otro lado se propone reflejar el las luchas de nuestro tiempo, la de quienes queremos una sociedad más justa, una nación más libre, para que –como dice esa que nos sabemos todos y todas– “reine en el pueblo el amor y la igualdad”.
Periódico semanal fundado el 2 de septiembre de 1999 por Matías Ayastuy, Juan Emilio Basso Feresin, Julián Lafuente, Rodrigo Miró y Jerónimo Principiano. propietario: Asociación Civil Cadena Informativa Registro de Propiedad Intelectual Nº 234.810
Todas unidas Este 8 de marzo, un nuevo paro feminista, plurinacional e internacional tomará las calles del país y volverá a hacer historia. Mientras tanto, los grupos antiderechos, la violencia y la crisis económica también crecen a pasos agigantados. En Rosario, a lo largo de febrero hubo multitudinarias asambleas preparatorias con múltiples diversidades de voces. MANUEL COSTA
Por Laura Hintze
E
L SOL PARTE LA CANCHA. LOS ánimos están que arden y la pelota no entra en ninguno de los dos arcos. Cada vez que se acerca al área del rival cerramos los puños, puteamos un poco más y depositamos la fe que nos queda en los once nuestros. Estamos nosotros. Estamos nosotras. Y está quien marca la diferencia. “¡Nélida!”, grita alguien desde un allá, lo suficientemente lejos para jamás verle la cara, lo suficientemente cerca para escucharlo siempre. “¡Nélida!”, cada vez que el rival se acerca a su arco. “¡Nélida!”, cada vez y nunca es gol, nunca va a entrar, siempre va a quedar la suerte de nuestro lado. “¡Nélida!”, dicen por ahí, invocando una cábala, una magia divina, marcando la diferencia. Y Nélida va, Nélida viene, se sale con la suya. Los otros nunca nos meten un gol. Pasa en la cancha y pasa en la vida. A más de uno y una no les gustará, pero las Nélidas están en todos lados, invocadas o no. Son las brujas que la pelean adentro y afuera del campo de juego, lejos de la suerte, haciendo malabares para que los otros no metan goles. O al menos para que no perdamos por goleada. Son las que laburan todos los días para que los pibes y las pibas vayan a la escuela y para que
producción periodística: Cooperativa de Trabajo La Masa director: Juan Emilio Basso Feresin editores: Manolo Robles, Santiago Garat y Ernesto Ávila.
Sobran razones para que este 8 de marzo continúe marcando el rumbo de la Historia y del movimiento feminista, el más masivo, heterogéneo y dinámico de los últimos años. no les falte un plato de comida. Son las cómplices que te esperan en el centro de salud para que puedas practicarte un aborto y no mueras en el intento. Son las laburantes detrás del mostrador, la ventanilla, el vidrio, la mesa, el tablón de la feria. Son las amas de casa y delegadas gremiales. Son tus amigas, tu vieja, tu abuela, tu hermana, tu hija. Son las travas, las tortas y no binaries que enseñan nuevas formas del deseo y la identidad. Son las que este 8 de marzo paran el mundo y copan las calles.
En la cresta de la ola Las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries llevan años construyendo los feminismos que hoy están en boca de todos y todas. No es casual que se haya llegado hasta acá. La construcción abarca desde los más de 30 Encuentros Nacionales de Mujeres hasta el Ni Una Menos de 2015, pasando por el primer paro de muje-
redacción: Horacio Çaró, Guillermo Griecco, Pablo Bilsky, Luciano Couso, Eugenia Arpesella, Marcela Isaías, Laura Hintze, Facundo Paredes, José Osvaldo Dalonso, Silvia Carafa, Soledad Pascual, Juan Pablo de la Vega y Marcelo Valenzuela.
res en octubre de 2016 a las concentraciones de millones frente al Congreso de la Nación por la legalización del aborto en 2018. La construcción también implica una transformación cotidiana: en las casas, en las camas, en las calles, en el trabajo. “Vamos a cambiarlo todo”, dicen las protagonistas de esta época y todos los días lo ponen en práctica. La revolución feminista avanza a pasos largos conquistando todo. Tanto como aparecen los cambios en el lenguaje, los protocolos contra la violencia de género en espacios laborales, las denuncias, las nuevas relaciones, colectivos y organizaciones, aparecen las reacciones. Y en un contexto de crisis económica, pérdida de derechos y crecimiento de movimientos de derecha, esas reacciones significan más violencia y más pobreza para mujeres y disidencias. La primera y más clara de estas reacciones se expresa en lo que continúa siendo el motor de reclamo y orga-
diseño gráfico: Javier García Alfaro, Aníbal Pérez, Leandro Gómez, Diego Roth y Facundo Vitiello. fotografía: Manuel Costa, Andrés Macera, Paula Peña y Franco Trovato Fuoco. cierre de edición: Jueves 7 de marzo de 2019.
el eslabón integra la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (Fadiccra) y la cooperativa Diarios y Periódicos de Santa Fe (Dypsa). Mendoza 2836, depto. 4, Rosario
0341 4353719
3415508421
eleslabon@eleslabon.com.ar
www.eleslabon.com.ar
periodicoeleslabon
eleslabonciac
PRODUCIDO CON SOFTWARE LIBRE
el eslabón | ciudad
viernes 8 de marzo de 2019 | página 3 CARLA SCOLARI
nización: la violencia de género. Mientras algunos aún se preguntan por qué paramos, otras tantas seguimos contando muertas. Al cierre de esta edición, se habían registrado sólo en 2019 unos 39 femicidios y más de 15 crímenes de odio contra travestis y trans, cuyo promedio de vida descendió de 38 a 34 años. En 2018, se contaron (porque se conocieron) 259 femicidios y travesticidios en todo el país. Las mujeres y disidencias ya tienen las calles, pero falta. Los movimientos antiderechos, la mayoría de ellos ligados a grupos evangelistas, fueron creciendo a la par del debate por el aborto legal, seguro y gratuito. Y si bien no llegaron a ser millones, sí hicieron y hacen uso de su poder. No sólo ganó el “no” a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en la Cámara de Senadores de la Nación. En Santa Fe, lograron frenar el debate por la Ley de Educación Sexual Integral, por el Cupo Laboral Trans y la Paridad de Género en el poder legislativo. Los tres proyectos ya tienen media sanción. Este año, además, a dos niñas de 11 y 13 años de Tucumán y Jujuy le negaron la ILE y a cambio les practicaron una cesárea. Es decir, las obligaron a ser madres. Las dos habían sido violadas, causal por la cual el aborto es legal desde 1921.
Organizadas y en manada
Las asambleas y comisiones por el 8M se realizaron a lo largo de febrero en el Centro Cultural La Toma.
Sobran las razones para que la marea siga siendo marea, un flujo constante de crecimiento del movimiento. Sobran razones para que este 8 de marzo continúe marcando el rumbo de la Historia y del movimiento feminista, el más masivo, heterogéneo y dinámico de los últimos años. En Rosario y todo el país, las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries lo saben. Por eso, a lo largo de febrero protagonizaron multitudinarias asambleas en las que se fijaron los lineamientos más importantes para la jornada.
El primer piso de La Toma fue la sede local de la discusión. Allí, representantes de movimientos sociales, partidos políticos, centros de estudiantes, colectivos artísticos, de la diversidad, de pueblos originarios e incluso mujeres afrodescendientes tomaron la palabra. La premisa compartida y base de toda discusión fue simple: que estén todas las voces porque es el día de todas las mujeres y disidencias, y ya nadie habla por nosotras. Las diferencias no quedaron a un lado en ningún
momento y los consensos hicieron lugar a una movilización que cambia tanto como el movimiento que la convoca. De esta forma, para lo único que no hay dudas es que, sea bajo la bandera que sea, cualquiera sea el recorrido o el documento que se lea, nadie va a faltar, porque la marcha, primero y sobretodo, es su marcha. El 8 de marzo - Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebra como tal desde 1975, cuando lo institucionalizó la Organización de las Naciones Unidas. Las mujeres,
sin embargo, ya habían protagonizado actos bajo esa nómina desde 1909. En los últimos años, la jornada que reunía sobre todo a gremios, partidos políticos y un puñado de feministas, mutó, se volvió masiva, transgresora y más inclusiva que nunca. Para este año se espera mucho más que una jornada de memoria. Se movilizan las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries; la convocatoria a parar el mundo no va con chiquitajes. Este 2019 el paro es Feminista, Plurinacional e Internacional.
ciudad | el eslabón
página 4 | viernes 8 de marzo de 2019
LAS CUESTIONES DE GÉNERO EN LA VIDA SINDICAL
“Creemos en el movimiento obrero organizado con las mujeres adentro” Desde la Secretaría de Género de la CTA, Estela Díaz da un panorama de la articulación de la lucha feminista dentro de los reclamos comunes de la clase trabajadora. Destaca que “hay reclamos en las condiciones de participación” y a la vez, “silencios que tienen que ver con el no participar o el excluirse”. LUCÍA GRECO
Por Eugenia Arpesella
C
ON EL 8M COMO FECHA CLAVE en la lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras, los espacios de género de las intersindicales empezaron el año con una agenda definida: la presentación de protocolos de violencia de género en el ámbito laboral, y el objetivo de profundizar una mayor participación política de las mujeres en la organización. Al mismo tiempo, se establecieron prioridades en un panorama nacional de crisis: la defensa del trabajo, la reforma laboral, el ajuste, los tarifazos y la reforma previsional. “Nosotras creemos en el movimiento obrero organizado con las mujeres allí, en los sindicatos, que es nuestro lugar para la defensa de los derechos y la construcción de un proyecto popular, y para la derrota del neoliberalismo en este contexto”, afirmó Estela Díaz, secretaria de Género a nivel nacional de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). La gremialista dialogó con el eslabón en el marco de su participación en la charla debate Mujeres y sindicatos ante el 8M, que se realizó el 1º de marzo pasado en el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR), junto a otras referentes de gremios locales, como Analía Ratner, secretaria general de La Bancaria Rosario; Yamile Baclini, secretaria general adjunta del Sindicato de Trabajadores Municipales, y Laura Ferrer Varela, secretaria general de COAD. Respecto a las acciones previstas para el tercer paro internacional de mujeres, Estela Díaz contó que desde la Secretaría se fueron generando encuentros y reuniones “con las compañeras de todas las centrales sindicales, del trabajo formal e informal de la eco-
nomía popular”. “Y entre todas estamos haciendo una declaración conjunta, poniendo el eje en el trabajo contra la flexibilización laboral, la defensa de la previsión de los recursos de los trabajadores y en cómo afecta esto especialmente a las mujeres”, detalló y amplió: “Estamos construyendo ese camino de unidad, no sólo en Capital sino en todo el país, y nos preparamos para marchar en grandes columnas el 8 de marzo. Así también para que nuestros sindicatos adhieran con las modalidades
La pelea por la paridad y mayor participación política En Rosario las organizaciones sindicales tienen sus propias agendas de género, y en sintonía con los lineamientos de las centrales obreras nacionales, los reclamos de las mujeres trabajadoras se replican. En la Asociación Gremial de Docentes e Investigadores de la UNR (Coad), en tanto, la representación gremial guarda relación con la proporción de mujeres existentes en la universidad. Incluso, éste el quinto periodo consecutivo que el cargo más alto de la secretaría general lo ocupa una mujer: Laura Ferrer Varela. Sin embargo, en diálogo con este semanario, la dirigente afirmó: “Muchas veces las compañeras somos quienes sostenemos el trabajo invisible y cotidiano, las tareas operativas y logísticas, el «trabajo sucio» de exponernos frente a los adversarios, mientras los compañeros se encargan de «teorizar», de aportar ideas, de mediar. En nuestro caso, a diferencia de lo que ocurre en la
mayoría de los ámbitos sindicales, donde la presencia de las mujeres es ignorada o desestimada, la participación de las mujeres y otras identidades subalternizadas en nuestro gremio, con sus perspectivas, experiencias y demandas específicas, han adquirido visibilidad ganando espacios y viabilizando reivindicaciones”. Por su parte, Analía Ratner, secretaria general de La Bancaria Rosario, sostuvo que en su organización la proporcionalidad de mujeres en cargos sindicales con el número de afiliadas mujeres, existe, pero aclaró: “Para nosotros el cupo femenino es sólo el piso. El rol de la mujer en el sindicalismo va mucho más allá. En nuestro gremio, el 54 por ciento de los cargos son ocupados por compañeras, y a partir de esta gestión asumimos nuevas responsabilidades en secretarías que tradicionalmente eran ocupada por compañeros, como por ejemplo la de gremiales.
que cada uno defina al paro internacional de mujeres, porque articulamos nuestro accionar con todo el movimiento”. En representación de la CTA, Estela es una de las Coordinadoras del Comité por la Libertad de Milagro Sala, integra la Comisión de Mujeres y Géneros del Instituto Patria, y el Consejo Directivo del Fondo de Mujeres del Sur. Además, es parte de la Campaña Nacional por el Derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Al ser consultada sobre los principales reclamos de las mujeres trabajadoras, la dirigente sostuvo: “Quienes más denuncian situaciones de violencia, discriminación y segregación, son las mujeres. También las personas trans o con discapacidad, pero sobre todo las mujeres. El 70 por ciento de las denuncias de violencia laboral son hechas por mujeres. Pero también hay reclamos en las condiciones de participación, y a veces, diría que hay silencios que tienen que ver con el no participar o el excluirse porque hay dificultades para conciliar y poder articular todo lo que tiene que ver con la vida familiar, personal y de cuidado, que sigue recayendo en las mujeres, y una militancia sindical que es muy exigente”. Si bien la CTA desde su nacimiento tiene una agenda de género, con temas como la violencia, el derecho al aborto y la igualdad para las trabajadoras, fue en el año 2000 que por Congreso se definió un cupo mínimo del 20 por ciento de mujeres, y se creó la Secretaria de Igualdad de Género y oportunidades. En ese marco, la militante social, sindical y feminista reconoció la potencia “de la enorme movilización y masividad que obtuvo el reclamo de Ni una menos en 2015”. “Este grito en contra de la violencia más extrema que es el femicidio ha tenido un impacto social y cultural muy fuerte que nos interpeló a todas las
organizaciones, y esto al sindicalismo no le ha sido ajeno”, evaluó. De este modo, en 2017 se aprobó el compromiso sindical para la erradicación de la violencia que define los lineamientos generales de intervención con una mirada amplia sobre la problemática. “Entendemos la discriminación y la violencia como parte de un continuo de conductas. Entonces, pensamos que cuando se aborda la problemática se debe hacer pensando en la participación de las mujeres, de las disidencias sexuales, los históricos colectivos discriminados que deben darse en la representación, en la paridad, y en una revisión del funcionamiento conjunto de la organización. Pero no lo pensamos desde una mirada punitivista sino, al contrario, desde una mirada que hace revisar nuestras prácticas habituales, deconstruir estereotipos de lo femenino y lo masculino, un proceso que creemos, impacta en la democratización de la organización”, expresó, El compromiso sindical consistió en la elaboración de tres protocolos de intervención: 1) cuando la trabajadora sufre violencia en el seno de las relaciones familiares; 2) cuando la violencia se da en el ámbito laboral, y 3) cuando impacta la violencia en la interna de la organización sindical. Al respecto, la referente de la central obrera insistió en que desde las organizaciones sindicales se tiene que “seguir construyendo no sólo los mecanismos de intervención sino de prevención”. “Necesitamos repensar nuestras prácticas y tener una mirada crítica en torno a la naturalización de conductas que son sexistas, racistas y homofóbicas. Y esto no es ajeno al entramado social en general y a otras instituciones, pero particularmente en el sindicalismo. Tenemos que mirar todo con atención y producir cambios que sean profundos, significativos”, consideró.
el eslabón | ciudad
viernes 8 de marzo de 2019 | página 5
INVITAN A SUMARSE A SU COLUMNA EN LA MARCHA
La voz de las disidencias Lesbianas, travestis, trans, bisexuales, trabajadoras sexuales y no binaries fueron protagonistas de las asambleas de 2019. Entre las críticas y lo que falta conquistar, celebraron el carácter inclusivo y diverso de la movilización de este año. FRANCO TROVATO FUOCO
Por Laura Hintze
E
L 8 DE MARZO LEJOS ESTÁ DE SER el Día Internacional de la Mujer Trabajadora conocido hasta hace unos cinco años, o menos. Desde 2017, la jornada de lucha se transformó no sólo en una movilización, sino que pasó a implicar un paro de mujeres en sus lugares de trabajo sean o no remunerados, sea por el día completo o apenas unas horas. La organización, además, comenzó a ser masiva, y de ser un par de gremios, partidos políticos y un puñado de feministas, pasó a coparse por movimientos sociales de toda índole y de pibas independientes, adolescentes y adultas. Pero sobre todo, comenzaron a exigir su lugar las disidencias sexuales: lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries, trabajadoras sexuales. Las asambleas de este año tuvieron ese signo particular: un pedido de atención sobre las diversidades. El resultado salta a la vista y, desde este año, el 8 de marzo será el Paro feminista, plurinacional e internacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries. A lo largo de todo febrero, las asambleas que se realizaron en el primer piso del Centro Cultural La Toma dieron voz a las infinitas identidades que se hicieron presentes. Tuvieron la palabra mujeres de pueblos originarios, afrodescendientes, y chicas que plantearon las dificultades de ser parte de la asamblea por usar muletas o sillas de ruedas, demostrando que todavía queda trabajo por delante para romper las hegemonías que también prevalecen en el feminismo. Y también estuvieron las disidencias sexuales, que hace años exigen que su voz sea escuchada y tenida en cuenta. Los resultados de esa militancia cotidiana saltan, este 2019, a la vista. Para la marcha, la columna de la disidencia invita a concentrar y sumarse, desde las 17 en la puerta de la sede de gobernación (Santa Fe 1950).
Menos trabas, más travas Michelle Vargas Lobos es travesti, militante de Comunidad Trans y la Casa de las Locas. Todos los años forma parte de la Asamblea por el 8 de marzo. A veces con más paciencia, otras con menos, Michelle busca que la militancia y los reclamos de las travestis queden reflejadas en el documento final. Marchar, marchan sí o sí. “Estamos ganando cada vez más voz en las asambleas. Y esa voz se convierte en empoderamiento. Las nuevas generaciones tienen cada vez menos miedo y vergüenza de hablar y debatir”, celebró en diálogo con el eslabón . Para Michelle, como para tantas más, muchas de las discusiones que se dieron a lo largo de febrero parecieron estancadas “en lo mismo”: desde trabajo sexual sí o no, que ya está saldado, hasta el rol de los varones en la movilización. “Son discusiones internas del movimiento que terminan desgastando. Siempre quedan por fuera quienes no están dentro de la internas políticas, sobre todo este año de elecciones”, subrayó. Sin embargo, para ella son más los pro que los contra: tanto como percibe cierta desunión y rigidez, percibe un apoyo ineludible a las travestis y trans. “Yo siento que ganamos voz y hacemos reclamos, porque falta acompañamiento. Cuando las travas hablan está todo bien, nos aplauden y arengan, pero cuando necesitamos que estén con nosotras, pare-
ciera que aún no entienden que la estamos pasando muy mal, que las chicas se mueren cada vez más jóvenes y que retrocedimos muchos casilleros respecto de los últimos diez años”, sostuvo. Y consideró, sobre todo, que el movimiento feminista, que las mujeres y las lesbianas son sus aliadas naturales: todas comparten un mismo enemigo. “Nosotras tenemos que estar tanto en las marchas como en las asambleas porque nos ganamos ese lugar. Las travestis nos estamos muriendo y encontramos en gran parte del feminismo un espacio para llevar adelante nuestra lucha. Las travestis estamos súper organizadas. Nos estamos juntando a pesar de nuestras diferencias, porque sabemos que este es el momento para tejer redes. Y las redes son con todes adentro. Estamos unidas y no es casual: nuestra estrategia es simple y es ir todas para el mismo lado”.
No binaries alzando su voz Noah Pellegrini es una persona no binaria: ni género femenino, ni género masculino, tampoco trans. Noah participa desde hace años de las asambleas por el 8 de marzo: con su identidad anterior, en su proceso de reconocimiento, y siendo Noah. “Lo que está bueno de este 8 de marzo es que las disidencias están mucho más presentes. El año pasado y otros, directamente no se las escuchaba, no le daban lugar a su voz”, remarcó en diálogo con este semanario. Según contó, un grupo “de pibis” se autoconvocaron para ir con reclamos específicos a debatir, agitar, marcar. Y lo lograron. Ahora, la proclama general será mucho más inclusiva, no sólo en la forma de expresarse, sino también en los pedidos de cada colectivo. “Todo eso, antes no pasaba ni por casualidad”. Para Noah, todavía existe cierta resistencia de muchas mujeres a reconocer las identidades no binarias y muchas veces esa resistencia se transforma en violencia interna. “Muchas no quieren dar el brazo a torcer. Tienen que entender que el movimiento
feminista ya no es de mujeres, ya está, se está transformando. Hay muchas identidades y muchos feminismos”, remarcó. Y en ese sentido, consideró que las personas no binarias deben estar y también protagonizar las marchas del 8 de marzo: “Si supuestamente el movimiento de mujeres va contra el sistema y el patriarcado, nosotres también somos parte y somos violentades por ese sistema. El feminismo tiene que abarcarlo todo y aceptar esos cambios. No hay que olvidarse, por ejemplo, que no hace mucho eran minoría las que estaban a favor del aborto en estas asambleas. Entonces, ahora también estamos nosotres, está la disidencia, que tiene cada vez más fuerza para alzar la voz”.
Primero lesbianas, después mujeres Las tortas y lesbianas tienen dos días seguidos meta lucha y visibilización. El 7 de marzo es el Día por la Visibilidad Lésbica y el 8 de marzo se suman al Paro Feminista. Este viernes llegarán a la movilización con el trajín del día anterior que incluyó lecturas, intervenciones y sobre todo la posibilidad del encuentro y de poner, más que ningún día, su identidad en primer lugar. El Día de la Visibilidad Lésbica es el día que se conmemora el crimen de odio de Natalia Pepa Gaitán: una chonga y pobre que fue asesinada en 2010 por el padrastro de su novia. Pepa murió por lesbiana, y todos los 7 se recuerda eso: la necesidad de visibilizar tanto las múltiples formas de vivir la lesbianidad como también la identidad política de quienes eligen ser lesbianas, tortas, chongas. Fabiana Fernández tiene 48 años, es torta, peronista y militante en la Casa de las Locas. Para ella, la visibilización de lesbianas como tales –no como mujeres– tiene que ser sobre todo un acto pedagógico. “Es en el sentido de darle la posibilidad a niñas, niñes y adolescentes de poder referenciarse en una adulta feliz, que es docente, que es tía, que estudiante. A mí me hubiera hecho una diferencia enorme esa
referencia, por eso elijo ser visible hoy”. Para Fabiana, la presencia de lesbianas los 8 de marzo es fundamental. No sólo porque también son feministas y habitan el feminismo, sino porque aportan al debate sobre cómo se habita el movimiento de mujeres y hacia dónde va. En ese sentido, recordó el rol fundamental que tuvieron desde siempre: un protagonismo que, desde la vuelta de la democracia, fue poniendo sobre la mesa debates que las mujeres no ponían, como el aborto o la ley de fertilización asistida. “La tensión que generaron tortas y lesbianas dentro del movimiento feminista y LGBT ha sido fundamental. Somos las que las tensionaron la transversalización de los movimientos”, remarcó.
Putas: trabajadoras y populares Merlina es trabajadora sexual y militante de El Yire, una agrupación que nuclea a trabajadoras sexuales y disidencias que acompañan el movimiento. Ya hace dos años que Merlina forma parte de las asambleas por el 8 de marzo. Hasta el año pasado, el principal reclamo de las putas era que en el documento las reconozcan como trabajadoras y se pueda denunciar la criminalización y estigmatización a la que están expuestas. La inclusión del reclamo –que no cesó, aunque con menor intensidad– logró darle aire al Yire para que este año sea parte de otras comisiones. “Hicimos lazos con un montón de compañeres que apoyan nuestras luchas y nosotras las suyas. Empezamos a pelear en grupo, con más fuerzas y nuevos lazos”. Para Merlina, la presencia de las trabajadoras sexuales en el feminismo y el 8 de marzo es clave e indiscutible. “Nosotras y las travas pertenecemos desde siempre, porque somos parte del movimiento popular. Somos parte del pueblo y vemos y tenemos las mismas problemáticas: violencia de género, aborto y falta de acceso al trabajo tanto para las travas como para quienes ya no quieren ejercer la prostitución ”, sintetizó.
sociedad | el eslabón
página 6 | viernes 8 de marzo de 2019
PALABRAS QUE ATRAVIESAN MUROS
El puente de los libros Textos e imágenes como “acto liberador” son trabajadas con mujeres en situación de encierro, junto a sus hijos pequeños, a través de un programa de promoción de la lectura. El proyecto se aplica en Salta y Buenos Aires a través de modalidades intro y extra muros. ANITA CARAFFA
Por Silvia Carafa
en el que nos encontramos a mitad de camino para compartir la espera”, enfatizan.
U
N GRUPO DE 49 VOLUNTARIAS a través del Programa Puente de Libros, promueven la lectura en mujeres que están detenidas en prisión, junto a sus hijos menores de cinco años. Las impulsa la certeza de que leer es un acto liberador, que ayuda a complejizar el pensamiento, descubrir sentidos, asomarse a mundos imaginados por otros y plasmar los propios. Que leer lleva al deleite, al asombro y a posibilidad de redimir sus propias historias, ahondándolas con la palabra que le es concedida, quizás por primera vez en sus vidas. El “Programa Puente de Libros, promoción de la lectura en contextos de encierro”; nació en 2018, impulsado por la comunicadora Maro Vidal Varela y se aplica en Salta y Buenos Aires, a través de las modalidades intro y extra muros, respectivamente. Sus integrantes quieren hacer pie en el resto del país, tarea que requiere una articulación con ministerios de Educación y Salud para capacitar voluntarios, además de la que hasta ahora lograron con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con ejes en reinserción social e infancia, lo que les permite el acceso a los penales. “La lectura compartida de cualquier libro, en cualquier formato, siempre habilitaba la palabra para que ellas puedan hablar de aquello que las atraviesa”, dice Vidal Varela. Por su parte, la documentalista Anita Caraffa, es la encargada de plasmar las actividad con “la idea es que con todo el corpus audiovisual, más las bitácoras escritas por los voluntarios, se pueda armar un documental para que la experiencia contagie a otras regiones y países”.
Muros adentro, muros afuera Puente de Libros tiene dos frentes de acción, dentro y fuera de la unidad carcelaria. En el primer caso, trabajan con mujeres y sus niños en contextos de encierro por judicialización en las cárceles de Güemes, Salta y Devoto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aunque sólo en esta última lo hacen también con los familiares mientras esperan la hora de visita. En Salta, trabajan con la organización no gubernamental (ONG) Lecturarte, desplegando distintas formas de narración oral, además de libros y juegos. Es allí, donde las mujeres construyen sus propias historias, fabrican libros para sus hijos, buscando plasmar sus voces, historias y tradiciones. En Buenos Aires, las actividades extramuros, las realizan en el espacio de la Fundación Esperanza de Vida, donde se reciben a los familiares que llegan a la visita y que en un 95 por ciento, son mujeres. Allí habilitaron un espacio de lectura, con más de 130 títulos para una población rotativa de unas 120 mujeres y niños durante la espera. Trabajo fuera y dentro de los muros. Dialéc-
La imagen como aliada
"La lectura compartida de cualquier libro, en cualquier formto, siempre habilita la palabra para que ellas puedan hablar de aquello que las atraviesa", dice la comunicadora Maro Vidal Varela. tica fecunda para la subjetividad espiral que transforma y roza algo parecido a la libertad. “La conexión es paulatina, se va construyendo en cada encuentro. La participación es voluntaria y en general agradecen que otras personas les dediquen parte de su tiempo”, explica Vidal Varela.
Tender los propios puentes “Al principio la propuesta de leer juntas les resulta un poco intimidante, pero es una excusa para volver a su propia infancia y las historias personales, los cantos, los juegos”, explican las voluntarias. Y dicen que después ocurre algo inquietante: “Cada una va tirando del hilo de la memoria y narran historias propias y van construyendo un relato único y significativo para sus hijos”. Algo parecido sucede con los familiares. “Pero sus urgencias son otras, para ellos es
más difícil tomarse un tiempo, los apremian tantas cosas, de alguna manera tienen que sostener a quien está adentro y a quienes están afuera”, comentan. Para las actividades llevan libros en distintos formatos, ilustrados, álbumes, de imágenes, poesías e historietas. “Apelamos a la palabra en la construcción ficcional, metafórica o poética, que es una forma tangencial de acercarse a la escucha de las historias con las que siempre encuentran cierta identificación”, argumentan. Y dicen que a pesar de sus infancias fragmentadas y difíciles, “aún así, suelen ser un lugar reparador, por eso utilizamos literatura infantil y juvenil”. “Después de esa escucha atenta son ellas las que hablan y nosotras las que escuchamos con atención, sólo eso, nadie hace juicios de valor, sólo nos escuchamos. Ese es el puente que tendemos, con el que cruzamos el umbral del encierro y
“Decidí participar porque es un modo de involucrarme con la comunidad. Porque portar una cámara es entender que llevás con vos una herramienta poderosa y que, si se usa para un bien, puede ayudar a personas que todo el tiempo están siendo invisibilizadas, en ocasiones, de forma no muy ingenua o porque simplemente nos incomodan”, argumentó Anita Caraffa. Para la fotógrafa, “comprometerme con determinadas preocupaciones sociales es lo que me empuja a narrar y a elegir todo el tiempo esta vocación. En Puente de libros puedo purgar esta necesidad, porque creo que es un valioso programa cultural que ayuda a personas en situación de encierro y, por lo tanto, merece ser contado”, explicó. “Como describe Sebastião Salgado, un fotógrafo documental sería algo así como un hombre escribiendo y reescribiendo el mundo con luces y sombras. Y des-cubrir ante todos una problemática es mi pequeño grano de arena para intentar hacer de este mundo un lugar mejor”, sostuvo. “Queremos que este Programa se extienda a lo largo y a lo ancho del país, que pueda alcanzar a cada provincia. En Santa Fe, ya estamos trabajando para replicarlo en penales de Rosario que siempre le dio mucha importancia a la difusión de la cultura libre. Y Puente de libros, justamente lo que hace, es tender esos lazos entre la cultura y las personas en contextos de encierro”, comentó la documentalista.
Proyectos 2019 Este año proyectan sumar, a través de una Fundación, a la Facultad de Diseño y Urbanismo (FADU), de la Universidad Buenos Aires (UBA), para que a través de una práctica académica, ayudar a que las madres “fabriquen sus propios libros en los que narren con voz propia una historia para sus hijos, quienes, al dejar el penal, puedan llevarlos con ellos”. En Devoto incorporarán el trabajo con varones jóvenes, para que la lectura les ayude a tender sus propios puentes hacia sus vínculos ya que “si no hay un entorno que los ayude y contenga cuando salgan las probabilidades de reincidencia son muy altas”. En la segunda mitad del año, esperan avanzar en un nuevo eje, encierro por enfermedad, llevando Puente de Libros al hospital Tobar García y otros espacios de salud. “Hasta ahora nosotras aportamos no sólo nuestro tiempo y conocimientos, también los libros con los que trabajamos, y pagamos los gastos de viajar a cada lugar. Necesitaríamos financiamiento para que el Puente pueda extenderse cada vez más lejos”, enfatizaron.
el eslabón | sociedad
viernes 8 de marzo de 2019 | página 7
EN LOS BORDES DE LA ESCUELA
La ESI también se aprende en la calle ¿Cuánto aportan los movimientos feministas y de la diversidad a la Educación Sexual Integral? Un grupo de educadoras y militantes de los derechos de las mujeres rescata la contribución de los diferentes colectivos. MANUEL COSTA
Por Marcela Isaías
L
A APLICACIÓN PLENA DE LA LEY de Educación Sexual Integral (ESI) se hace rogar en las aulas y queda más librada a la convicción de docentes y directivas que a decisiones firmes del Estado. Pero sus contenidos no esperan y se cuelan por todos los espacios de participación posibles. Miles de chicas que se suman en todo el país a las marchas de mujeres y se manifiestan con sus pañuelos verdes por el aborto legal, seguro, gratuito y en el hospital, y también por la ESI, hablan de esta historia que se escribe en los bordes de la escuela. Y donde también están las educadoras que se organizan para agitar esta enseñanza ¿Cuánto aportan los movimientos feministas, de la diversidad, los colectivos de mujeres de los más diferentes colores, a la ESI? Un grupo de educadoras, militantes de diferentes espacios y movimientos sociales rescata la contribución de los colectivos feministas y de la diversidad a pensar en maneras más amorosas de dialogar y relacionarse, además de develar el accionar del patriarcado para no resignar sus privilegios “Si consideramos que la sociedad en su conjunto educa, los movimientos sociales, y en particular todos los movimientos en defensa de los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales, se nos presentan como claves a la hora de pensar la educación sexual integral”, sostiene María de los Angeles Menna, antropóloga, investigadora del Centro de Estudios Antropológicos en Contextos Urbanos (UNR) y delegada de los Equipos Socioeducativos Interdisciplinarios (que dependen del Ministerio de Educación). Y recuerda que las adolescencias y juventudes se informan y acercan a distintos espacios para conocer sobre cuestiones que les preocupan y ocupan, tanto en la escuela como por fuera de ella. Sin embargo, lo importante aquí –señala– es la posibilidad que ofrecen estos colectivos de construir una propuesta pedagógica que vaya desde el jardín de infantes hasta la universidad, y que “tome a la ESI como un espacio fundamental de la formación de los sujetos que transitan las aulas”. Y el soporte de esa oportunidad –dice– lo da lo que irrumpe en las calles, “como han sido los debates por el derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo, los Encuentros de Mujeres, los pañuelazos, los agitazos por la ESI, el movimiento Ni Una Menos, las marchas del Orgullo, el 8M, el 25N…”. Para la educadora –quien también es maestra y docente universitaria– los espacios institucionales de la ESI resultan indispensables para abrir un debate que permita pensar en “una sociedad distinta, con menos certezas y más preguntas, más amorosas, más comprometidas en el vínculo que sostiene y da, menos prejuiciosa”. También Mariana Rossi considera principal el aporte de los diferentes movimientos que se dan alrededor de la ESI. Es profesora en distintas escuelas secundarias de Granadero Baigorria, integra la agrupación docente La Freire y la Colectiva de Docentes Feministas del Cordón Industrial. Reconoce en estos movimientos un apoyo fundamental para el trabajo con la ESI en la escuela, en particular en aquellos espacios donde hay resistencia hasta en los propios docentes para su aplicación. Para
Proyectos bajo las sotanas Pasó febrero y la aprobación de dos leyes provinciales que afianzaban la ESI en las escuelas quedó bajo la sotana de la mayoría de los senadores santafesinos. Una es la iniciativa de la ley provincial de educación, que contiene artículos referidos a la ESI pero cuestionados por los sectores más conservadores, por atender a la perspectiva de género. El senador por el departamento General López, Lisandro Enrico, es el más entusiasta defensor de los intereses de las iglesias: milita la no aplicación de la ESI y se muestra favorable al accionar de los referentes antiderechos. Esta iniciativa alcanzó media sanción de Diputados en septiembre del año pasado y desde entonces espera ser tratada en el Senado.
hacerle frente a este desafío, dice que es necesario romper con “los moldes hegemónicos de las pedagogías ya establecidas”, y construir otros alternativos con los aportes de los distintos colectivos de la diversidad y feminismos. Su experiencia le indica que estos movimientos de mujeres son buenos referentes para aprender a andar en nuevos aprendizajes, pero también para acudir cuando se los necesita. Destaca el trabajo de territorio que, por ejemplo, hacen en Baigorria “las compañeras de Las Mirabal”. “Ahora vemos una pibada que quizás nunca ha leído a Judith Butler (filósofa, autora de Cuerpos que importan) pero milita en distintas agrupaciones y eso es maravilloso”, expresa la profesora al valorar el capital cultural con el que llegan a la secundaria y el impacto que los movimientos tienen en el estudiantado. “Quienes amamos y llevamos adelante la bandera de la ESI nos sentimos abrazadas por estos colectivos”, aprecia.
El otro proyecto es el de ESI: la idea es que Santa Fe cuente con una ley propia en esta materia siguiendo los lineamientos de la norma nacional. La propuesta, que también alcanzó media sanción en Diputados en 2018, no fue tratada por los senadores. Lo único que han hecho hasta el momento es atender los llamados de los obispos y sectores que se oponen a esta enseñanza. Hasta la fecha no ha pasado nada con estas dos leyes. Y todo indica que nada va a cambiar en materia de educación. Una representante y referente de los movimientos feministas confió a este medio que la salida que queda es “hacer mucha calle” para reclamar por estos derechos.
Mariela Degano es licenciada en educación para la salud con un posgrado en sexualidad. Ha coordinado distintos espacios de capacitación en ESI. Opina que la Educación Sexual Integral es “el instrumento político para construir nuevas ciudadanías”, y que el aporte del feminismo a esta herramienta es decisivo. “Es un acto político, social, educativo y ético que nos atraviesa”, dice Degano del feminismo. Y sostiene que “la teoría feminista en relación íntima, sólida e indispensable, alimenta la ESI desde sus cimientos, ya que ésta es pensada desde un marco de derechos, de diversidad y con un enfoque de género”. “Hoy siento y puedo afirmar –enfatiza Degano– que el feminismo recorre la ESI como un eje medular, rompiendo y transformando mandatos y estereotipos sociales, derribando mitos y preconceptos que históricamente estuvieron anclados en procesos de discriminación, estigmatización y normalización”.
Viviana Della Siega es comunicadora, feminista y una de las fundadoras de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Dice que “uno de los mayores aportes del feminismo ha sido develar al sistema patriarcal como un sistema de opresión hacia las mujeres”. Algo que explica la resistencia a la aplicación plena de la ley de educación sexual integral (26.150) de 2006. “Tras argumentos mentirosos en cuanto a los objetivos y contenidos, se esconde el miedo a sus consecuencias. Formar en la igualdad, en el respeto a todas las identidades sexuales, en la consideración de la salud sexual como un derecho humano, provoca el espanto de los sectores conservadores atentos en mantener un statu quo que garantiza el orden establecido y el sistema capitalista”, alerta Della Siega. “En ese statu quo –continúa–, los hombres y adultos tienen un poder que no quieren resignar. No importan los niños y niñas abusados, las mujeres maltratadas, violadas y asesinadas, las maternidades forzadas a muy temprana edad. Se acostumbraron a tener a niños, niñas o mujeres a su disposición, para lo que necesiten: cuidados, planchado, lavado o atenciones sexuales. Al decir de Silvia Federici, «la respetabilidad se convierte en la compensación por el trabajo no remunerado y la dependencia del hombre»”. Recuerda aquí un dato fundacional también para la ESI: cuando en 2005 se crea la Campaña Nacional por el aborto libre, seguro y gratuito, se acuñó la triple consigna “Educación para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. “En ella intentamos sintetizar nuestra propuesta que a la hora de analizarla, luego de 14 años, podemos advertir su claridad y la necesidad de que se cumpla”. Está convencida (y convence) de que el feminismo se transformó en un actor político, capaz de movilizar y dar respuestas sólidas. “Pero no basta –aclara–, se requiere de un Estado comprometido con los derechos humanos de la niñez, la adolescencia, las mujeres y todas las identidades sexuales. Un Estado laico que a la hora de legislar se sustente en todos los tratados y convenciones de derechos humanos que son parte del plexo constitucional y no en credos religiosos, que cada quien tiene la potestad de ejercer pero nunca de imponer al resto de la sociedad”.
página 8 | viernes 8 de marzo de 2019
femimasa |
SEMBRANDO SOLIDARIDAD
Ama de la tierra Yda Ramona Pintos tiene 50 años y es huertera urbana. De la calle a Molino Blanco, la historia de vida de una mujer que todos los días trabaja para contener las necesidades de su barrio. “Al principio, lo único que queríamos era que saliera algo rápido para comer”, cuenta. CARLA SCOLARI
Por Soledad Pascual
Y
DA RAMONA PINTOS TIENE 50 años, no mide más de metro y medio y tiene una sonrisa que no perdió la picardía a pesar de los golpes que le supo dar la vida. Es madre de 6, tres varones y tres mujeres, abuela de 7, compañera de Dante y presidenta de la red de huerteros y huerteras de Rosario. Yda en realidad es Ida pero le gusta que la llamen con Y. Fuerte, decidida y emprendedora, es de esas mujeres que meten manos a la masa, lloran en silencio y sostienen el equilibrio del hogar. Nos recibe con su sonrisa. Entre mentas, albahaca, melisa y cedrón nos adentramos en la Huerta Molino Blanco, ubicada al sur del sur de nuestra ciudad, casi en el límite con Villa Gobernador Gálvez. Nos acomodamos bajo dos sauces centenarios, según nos dirá apenas se acomode en un banco de madera rústico que llevamos hasta el centro de ese apartado, en medio de la huerta. –Es como un paraíso, mi paraíso–, nos dirá más adelante. El ruido de las chicharras es ensordecedor. Son las 11 de la mañana de uno de los días más húmedos de enero. Después de coordinar algunas cosas por teléfono, Yda se dispone a charlar. Serán varias las interrupciones que se sucedan durante la charla, Dante, su compañero, como ella lo define, vendrá a pedirle algún consejo relacionado al trabajo en la huerta, dos de sus seis nietos también aparecerán en escena, un poco por curiosidad y otro poco para darle un abrazo a esa abuela que desde un primer momento denota una profunda admiración por ellos, hasta por la séptima que viene en camino. De hablar pausado y alegre, nos lleva de paseo por diferentes etapas de su vida. Habla de su pasado, del hambre y las calles de esa ciudad que fueron su hogar durante mucho tiempo. Nos cuenta de su maternidad forzada en la adolescencia, de la violencia y del amor. Del amor habla mucho. Habla –y se le ilumina la mirada– de Dante, padre de sus 3 hijos más jóvenes, del compañerismo y la fortaleza. De sus hijos y nietos también habla mucho, los admira, los contiene, les enseña. Y de cierto modo la huerta también nace por ellos, por la necesidad de alimentarlos y para crearles una fuente de trabajo, un ingreso a base de esfuerzo y conocimientos.
Las primeras semillas “Todo comienza, o mejor dicho da un importante giro, con la crisis de 2001. No sabíamos nada sobre huerta pero teníamos que llevar un plato de comida a nuestras mesas porque no teníamos para comer”. Así cuenta Yda cómo fue que a base de esfuerzo y mucho aprendizaje empezaron con otras madres de familia del barrio Molino Blanco a trabajar la tierra.
“Todo comienza, o mejor dicho da un importante giro, con la crisis de 2001. No sabíamos nada sobre huerta pero teníamos que llevar un plato de comida a nuestras mesas porque no teníamos para comer” Son 4 las hectáreas que el estado municipal cedió, luego de reubicar a las mil familias que vivían en el predio de Ayacucho al 6600. “Huerta era una palabra demasiado grande”, dice, y recuerda que lo primero que hicieron fue tirar unas cuantas semillas de calabaza para intentar sacar provecho lo más rápido posible a la tierra. “Empezamos a sembrar un terrenito de 10 x 10, tiramos las semillas y lo único que queríamos era que saliera algo rápido para comer, porque no teníamos nada, estábamos todas desocupadas”, narra Yda mientras se refriega las manos, y agrega:
“Los golpes te hacen fuerte, no somos las mismas que antes”. Mientras las mujeres del barrio se disponían a ganar la tierra y sacar lo que sea para poder llevar a la cocina de sus hogares, el Estado Municipal les dió una mano. Desde el programa municipal Agricultura urbana, se acercaron a comentarles acerca de las huertas familiares que venían llevando a cabo en otras zonas de la ciudad: “Nosotras los escuchamos por respeto, pero sentíamos que eran más políticos que venían a mentir. Empezaron a venir de una a cuatro veces por semana y terminamos aceptando
que nos capaciten y así aprendimos mucho. Tuvimos una buena producción y lo importante fue que nos enseñaron a producir agroecológico. Sin pesticidas ni fertilizantes”, destaca Yda, y ahí está el quid de esta cuestión. En Molino Blanco se producen alimentos naturales, sin ayuda sintética, por eso las frutas y hortalizas son de estación y cualquier inclemencia puede hacer tambalear la producción de ese mes. “Corte pescadores, dependemos de la naturaleza. Acá no hay patrón, hay un coordinador, pero somos todos productores”, así se refiere al modo de trabajo en la huerta, no hay jefes ni jefas cada uno tiene su pequeña parcela y quien necesite trabajar tiene un lugar en el predio, se le cede una parcela, plantines y semillas, capacitación y herramientas: “Nosotros garantizamos que en dos meses estás vendiendo rabanitos y rúcula en la feria”. Pero no todo fue tan fácil como parece, así como las ayudaron también muchos se beneficiaron a costa de su trabajo: “Acá hubo gente
| el eslabón
viernes 8 de marzo de 2019 | página 9 CARLA SCOLARI
que presentó proyectos y ganó mucha plata”, nos cuenta cuando recuerda que en sus comienzos era una ama de casa tímida, criada en los barrios más populares de la ciudad. “Salir a vender fue muy difícil para mí, hablar con la gente del centro era inimaginable”, cuenta, y se sonroja al pensar en aquella Yda que sólo unos años más tarde estará disertando en congresos internacionales y plantándose ante un centenar de huerteros de todo el mundo que menospreciaban el trabajo de las huerteras urbanas. “Cuando me dijeron que cosechábamos de una latita, me paré y les dije que por lo menos nosotras no envenenamos a la gente, le dábamos comida rica, de buena calidad y totalmente natural. Todos calladitos se quedaron”, cuenta orgullosa.
casa brinda la copa de leche para unos 150 pibes, y con ayuda de Raúl, un empleado bancario, fundaron hace seis meses el comedor Los bajitos de Molino Blanco. “Al pibe lo tenés que tener en tu casa, comiendo con vos, pero a veces eso no es posible y me llena el corazón poder hacer lo que estamos logrando. Habíamos pensado en una comida semanal y llegamos a 4 con la ayuda de muchos particulares”.
Los bajitos de Molino Blanco
Un trabajo digno para nuestros jóvenes Si bien en un principio la huerta nació como la única posibilidad de llevar algo de comida a sus hogares, Yda recuerda que con el correr de los años las ambiciones crecieron, ya no sólo llevaban un plato de comida a sus casas sino que mediante la conformación de la red de huerteros también pudieron brindarle un sustento a sus hijos: “Por eso nos corrimos también de lo que planteaba el Estado”. Luego de dos años de constantes viajes a Santa Fe para convencer al ejecutivo provincial, lograron el título de Asociación civil y consiguieron el Monotributo social agropecuario. “Desde entonces podemos disponer del espacio para que nuestros jóvenes vendan sus productos y tengan un ingreso todas las semanas”, explica. Sus hijos mayores se especializaron en plantas aromáticas y medicinales. Además de capacitarse para la producción de jugos, cremas, jabones, repelentes. Tienen su propio espacio, un invernadero que supieron hacer con cañas y cubrieron con plantas (papa del aire) hasta que con el tiempo pudieron conseguir los materiales adecuados.
El trabajo social y comunitario en el barrio Los recuerdos de aquella época no son tan lejanos como se podría suponer. Dieciséis años después, Yda compara épocas. “Hace cuatro años atrás no había el hambre que hay ahora, la situación está mal. Ahora te echan de un día para el otro, es terrible, y el hambre no tiene banderas, es hambre”, señala, y enseguida vuelve a su infancia, a la orfandad y las calles que supieron ser su hogar: “Yo vengo castigada desde mi niñez. Desde chiquita quedé huérfana y me crié en la calle. A los 15 quedé embarazada y me trajeron para Rosario. No sé ni cómo me quede embarazada. Tuve tres hijos con mi primer marido, que me cagaba a palos. Por eso me separé. Hoy tengo un compañero, Dante, con quien tuve otros tres hijos”, detalla, y ahí es cuando comenzamos a hablar del amor, porque el amor no tiene clases, nombra a Dante nuevamente y se vuelve a iluminar su mirada, nos cuenta de qué trabajaba antes de conocerla –era un mozo de primer nivel–, que la acompaña, que la ayuda, y sonríe cuando di-
ce que fue un padre para todos sus hijos, los propios y los tres mayores. El amor traspasa fronteras y en este caso los muros de su casa. Yda y Dante son los referentes de Molino Blanco, consiguieron que desaparecieran los pasillos villeros, que haya luz y agua, pavimento y cualquier cosa que uno se pueda imaginar. Detrás de su casa existe un galpón enorme que construyeron ellos mismos y en el cual hay todo tipo de materiales, tirantes, sillas, lavarropas, colchones, mesas. “Si alguien nos dice que necesita tal o cual cosa, vemos la forma de conseguirlo. Nos encanta, lo hacemos con amor”, indica, mientras camina por el predio. No todo se remite a la ayuda material sino también a la contención de las familias del barrio. Si le preguntás qué le produce felicidad en su vida, Yda contesta: “Desde hacerle el documento a un pibe que no lo tenía, hasta un par de zapatillas, una copa de leche o un plato de comida. Poder ayudar en algo a que no todo sea tan terrible me hace feliz”. Y es que además, desde hace seis años, en el garaje de su
Todo empezó con el Movimiento Solidario Rosario, mediante el cual unos 25 empleados del Banco llevaban regalos para el Día del niño y un Papá Noel pelado, interpretado por Raúl, visitaba el barrio repartiendo risas y juguetes en víspera de Navidad. De una comida semanal pasaron a cuatro (de martes a viernes, los lunes es el día de descanso para Daiana, Graciela, Belén, Antonella, Alejandra y Carina) en pocas semanas. “Al principio entraban los chicos (140 niños y niñas desde los seis, siete meses hasta los 15 años) y las mamás se quedaban afuera. A veces les ofrecíamos algo y la respuesta era siempre la misma: «Gracias, ya tomé mate». Y eso a mí me mataba, más allá de que cuando una ve a sus hijos bien, que al menos ellos estén comiendo, no te importa irte a la cama con un mate, pero igual me ponía mal”.
Pasión canalla Además de su pasión por ayudar a los demás, Yda tiene una marcada a fuego azul y amarillo. Sigue al Canalla desde toda su vida y junto con Dante han recorrido gran parte de Latinoamérica: “Cuando juega Central ahí estamos, ahora viajo un poco menos pero cuando juega en el Gigante no hay una fecha que me pierda”. Y es que la pasión futbolera es así. Quién pudiera imaginarla a esa misma Yda de andar pausado y sonrisa pícara colgada del paravalancha a puro grito y aliento. Cuando juega el canalla, Yda se siente bien. Cuando juega Central, siempre está ahí para alentar.
sociedad | el eslabón
página 10 | viernes 8 de marzo de 2019
MANUEL COSTA
NO TODO ES FEMINISMO HEGEMÓNICO
El 8M en debate ¿Por qué habría de pensarse que un sistema que explota –sin distingos– a los más vulnerables habría de garantizar derechos de género adquiridos merced a valientes luchas masivas? Una mirada que contempla algunas inconsistencias de la agenda global. Por Horacio Çaró
M
ILLONES DE HUMANOS EN el mundo son explotados, perseguidos, discriminados, despojados de sus derechos y asesinados. Más de la mitad de esa población sufriente y marginada está constituida por mujeres. Es dentro de ese marco, el de un sistema que en su fase actual amenaza acabar con el planeta, donde se dibujan los relieves de una lucha que, como ocurre en todo orden, es más visible y ofrece victorias en algunos lugares más que en otros. Toda desigualdad es intolerable, pero cuando ésta recuesta la mayor parte de su peso sobre determinado sector de la comunidad, parece una perogrullada decir que se vuelve más desigual, pero no es una obviedad. Y con las mujeres, la desigualdad se ensaña con más virulencia e impiedad. El límite que ofrece el espacio de este semanario impide profundizar el debate en torno del orden que impera desde hace siglos postergando a la mujer en sus derechos respecto del varón. ¿Patriarcado y machismo, son la misma cosa? ¿Representan, significan, configuran un mismo concepto que explica o aclara el origen de determinado mecanismo de sometimiento o dominación? Es interesante observar que existe, aún en forma soterrada, un debate en torno de ambos conceptos, que acaso tenga su origen en otra discusión entre movimientos defensores y luchadores de y por los derechos de género: es ostensible que existen un feminismo hegemónico, que en esta coyuntura construye sentido, y sectores del colectivo de mujeres que intentan discutir ese sentido. Respecto de ese debate general, que anida otros más particulares, tallan la comunicación y la lingüística, sobre todo en la discusión que, por ejemplo, se entabla alrededor del llamado “lenguaje inclusivo”, una polémica instalada más que nada en las redes, donde se escribe mucho y se reflexiona menos. La periodista Nancy Giampaolo, guionista y docente que escribe en los diarios Los Andes y Perfil y en la revista Paco, se siente parte de la lucha por la igualdad entre mujeres y varones, pero fue de las primeras en distanciarse del discurso “oficial” del feminismo, indicando: “No todas estamos representadas por el feminismo hegemónico”. Más allá de que escribió sobre casi todos los tópicos que se enlazan en el importante avance que el colectivo de mujeres viene logrando en Argentina, Giampaolo reflexiona acerca del lenguaje inclusivo citando a un varón: “Me viene a la mente una nota muy buena de Daniel Molina titulada «Una solución falsa para un problema que no existe», en la que explica por qué imponerlo haría que el castellano pase a ser otra lengua, y por qué en realidad es una movida sin otros sustento que la militancia de lo políticamente correcto, pero además, agrega una reflexión excelente que cito textual: «¿Por qué convendría seguir con el castellano? Porque es el idioma más inclusivo que jamás existió. Lo hablan 570 millones de personas desde que nacen. Se habla en más de 30 países en cientos de culturas distintas, en miles de contextos lingüísticos. No existe
nada parecido al castellano: no son culturalmente semejantes ni el inglés (el idioma más hablado por los que aprenden una segunda lengua) ni el chino mandarín (el idioma más hablado –algo más que el castellano–, pero solo por una parte de los chinos y por nadie fuera de ese territorio acotado de China)». Y luego se explaya: «Según los militantes del género neutro (o «lenguaje inclusivo»), el masculino genérico es un resabio machista que debe ser eliminado de la lengua. Esa es la posición que sostiene la gente que apoya lo políticamente correcto. Creemos que se debe a la ignorancia de la gramática castellana. ¿Por qué decimos esto? El masculino genérico no viene del castellano medieval ni del latín, sino del indoeuropeo. Viene del fondo de la generación del lenguaje»”. La periodista sugiere que “el corolario es el frecuente en muchas iniciativas del feminismo hegemónico: la ignorancia hace que la buena intención quede solamente en el plano de la intención y nada se concrete o, peor aún, se concretan algunas cosas que son buenas para unos pocos y dejan afuera a muchos... ¿o muches?”. No hay dudas de que Giampaolo, al embanderarse con esa descripción de Molina, y en su conclusión, muestra suma dureza. Cabe preguntarse: ¿se puede discutir esa perspectiva desde la investigación y los múltiples saberes? A menudo, y con igual dureza, el llamado “feminismo hegemónico” desiste de la dialéctica, acaso desconfiando de que pueda surgir una síntesis.
La agenda global de género: ¿una trampa del sistema? Es indudable que al tope de la agenda de género debe estar la vida de las mujeres, en constante peligro, acechada por la violencia doméstica, el maltrato psicológico y los femicidios. Sólo quienes aceptan la continuidad del criminal statu quo que impera en la Argentina pueden ser indiferentes a esto. El Registro Nacional de Femicidios del Observatorio “MuMaLá”, estableció que entre el 1º de enero y el 10 de noviembre de 2018 se produjeron en el país 216 asesinatos de mujeres en el contexto de violencia machista, y 14 de ellas eran niñas y adolescentes menores de 15 años. No hay manera de soslayar desde el Estado y desde la sociedad civil esta tragedia, porque además plantea una responsabilidad colectiva ineludible: “El 93 por ciento de los femicidios fueron cometidos por personas del círculo íntimo, ya sea pareja, ex pareja, familiar o conocido”. No es que hay que buscar a los responsables. Somos responsables. Los hombres, varones, o como queramos definirnos, tenemos una materia pendiente: recorrer todo el espinel que lleva al arrebato de la vida o de la integridad física o psicológica de una mujer y cambiar eso con urgencia. Se denomine deconstrucción o como sea, es preciso que el Estado haga su parte, y el colectivo de varones el suyo y dejen de ser asesinadas, maltratadas y sojuzgadas nuestras compañeras, hijas, madres y nietas. No es ése el único aspecto de la agenda de género que merece la máxima atención de la comunidad, pero es indudable que todos los demás temas están subordinados a la preser-
vación de la vida y la integridad física, moral y psicológica. Cuando se pone en discusión la agenda de género podría parecer que la misma tiene características globales, por lo tanto que se trata de una lucha común a todos los países de este mundo globalizado. Para desmontar ese mito, Marcelo Fernández, psicoanalista, reflexiona en un sentido polémico, pero que invita a ponderar algunos aspectos que subyacen en la legítima lucha de las mujeres: “Los militantes de las causas nacionales en nuestro continente tenemos la obligación de estar advertidos, de no atrapar los señuelos que, seductoramente, nos coloca el sistema”. Acto seguido, recuerda que “en la entrega de los premios «Grammy», o sea, una de las tantas usinas de reproducción de lo peor del mercantilismo capitalista, el lugar central lo tuvo el discurso de género, de la mano de artistas multimillonarias que no tienen ni la puta idea, ni mucho menos les interesa, lo que sucede con las mujeres hiperexplotadas de nuestros pueblos. Explotadas además por las naciones en donde ellas muy cómodamente viven”. Fernández prosigue subrayando las concesiones que se acostumbra aceptar en el mundo artístico, producto de propuestas realizadas desde el poder que tienen productores, directores e incluso artistas, que promocionan al lugar del estrellato a mujeres y hombres que aceptan pagar ese precio, algo que hoy está comenzando a ser denunciado. Fernández opina que “toda esa gentuza (artistas que ahora defienden la defensa del género) no puede ignorar el poderoso factor libidinal del dinero. A ver si a cambio de una reparación moral estarían dispuestos a renunciar a sus fortunas”. Sin embargo, el corazón de su cuestionamiento a la agenda del movimiento mundial feminista es otro: “Si quieren denunciarlo, que lo hagan; pero eso nada, pero nada tiene que ver con el sufrimiento de los dos mil millones de desclasados del mundo, del que más de la mitad son mujeres. No es nuestro problema ni nuestro drama·. Que haya hablado del «empoderamiento» la ex primera dama (Michelle Obama), quien acompañó al bombardeador compulsivo, no es sugestivo, sino una flagrante evidencia. Es el sistema, desde sus usinas privilegiadas, el que agita con sus medios infinitos, la agenda de la licuación de las identidades colectivas, para de ese modo dormir en el sueño de «las conquistas pseudo civiles» a ingentes masas de clases medias que aún consumen en el mundo periférico. Los sectores progresistas que toman esa agenda como propia, son piezas indispensables del enemigo porque ayudan a amortiguar los efectos de las políticas depredadoras del imperialismo mediante el «opio» de las «conquistas de avanzada». Y muchos de sus dirigentes no lo hacen inocentemente, ya que reciben suculentos financiamientos para sus
«fundaciones» y ONGs. En este juego no hay inocentes. Tomemos debida cuenta para cuando correspond”. Antes de cualquier irritación o reacción, desde esta columna se sugiere pensar que en modo alguno la crítica apunta a dejar de lado los reclamos del colectivo de mujeres, sino contextualizarlo en el marco de un país como Argentina, neocolonial, dominado por corporaciones a las que no les molestan en absoluto esas demandas de género, porque sus negocios están a salvo de ellas, o bien porque el núcleo de poder dominante tiene los medios para manipular esas justas exigencias a la medida de sus intereses. Cuando se corren un poquito de lo “políticamente correcto”, palo y a la bolsa. En un informe publicado el miércoles en Redacción Rosario, se constata que “casi la mitad de las mujeres que pasaron en 2018 por la Red de Casas para víctimas de violencia de género de Santa Fe son menores de 25 años, el 84,7 por ciento tiene vivienda propia, el 87,9 carece de cobertura de obra social y el 83,3 no recibe remuneración por su trabajo”. ¿Cómo se revierte esa realidad sin articular con el movimiento obrero organizado? ¿Cómo encaja en las grandes mayorías el lenguaje inclusivo si están pendientes esos horrores sociales que penden como espadas de Damocles sobre las cabezas de millones de mujeres? Quien esto escribe sigue permitiéndose, a sabiendas de que uno de los grandes escollos para debatir estos temas pasa por una consigna que deroga la dialéctica –“El macho nos quiere enseñar a hacer feminismo”–, pensar en asignaturas pendientes que ayudarían a pasar de pantalla y no saltarse la tragedia en pos de derechos subalternos. El primer informe del Registro Único de Ingresos que lleva la Red de Casas de Protección y Fortalecimiento para mujeres víctimas de violencias de Santa Fe, señala que “el 45,2 por ciento ingresó a la Red habiendo realizado previamente una denuncia judicial por violencia de género y el tiempo promedio de estadía es de 23 días de alojamiento”. Es muy loable que la comunidad pueda contar con estadísticas serias que le pongan precisión al drama de miles de mujeres. La pregunta es qué hizo en casi doce años de gobierno la alianza entre socialistas y radicales para que estos números no nos avergüencen y condenen a hombres y mujeres que vemos o ignoramos esa despiadada realidad. Una posibilidad es la que ofrece el macrismo desde hace tres años. Ante cada guarismo que pone de manifiesto los efectos criminales de su política económica, argumentan: “Por lo menos ahora este Gobierno muestra la verdad”. Pareciera que mostrar una estadística exime a quienes son responsables de las mismas de dar explicaciones de por qué se llegó a ese lugar ignominioso. Más frecuentemente de lo que parece, el neoliberalismo y el progresismo se encuentran en el mismo bondi yendo al mismo lugar.
el eslabón |economía
viernes 8 de marzo de 2019 | página 11
CRISIS ECONÓMICA Y DESIGUALDAD DE GÉNERO EN EL TRABAJO
Las chicas, con salarios más chicos En Argentina, las mujeres ganan en promedio 25 % menos que los hombres por igual tarea, según el Indec. Y más de la mitad en edad de trabajar no accede a un empleo formal. La discriminación en un mercado laboral machista avanza en un contexto de ajuste y recesión económica. MANUEL COSTA
Por Guillermo Griecco
E
STE 8 DE MARZO, DÍA INTERNAcional de la Mujer Trabajadora, el movimiento feminista argentino y sus diferentes expresiones vuelven a parar en reclamo por sus derechos y por el de todos los ciudadanas y ciudadanos que padecen las consecuencias del plan neoliberal del macrismo, en un contexto de recesión económica, ajuste, destrucción de puestos de empleo y aumento de la pobreza. La desigualdad de género se manifiesta de varias formas, en el empleo y el salario por ejemplo. Las compañeras perciben remuneraciones más bajas que los compañeros por igual tarea: se calcula en promedio un 25 por ciento menos. Y, muchas veces, trabajan en condiciones de mayor precariedad laboral, de acuerdo a relevamientos oficiales. La igualdad de oportunidades en el mercado de trabajo será una de las tantas consignas que copará las calles en este tercer paro internacional de las mujeres. Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe sobre salarios 2018/2019, indicaron que a escala mundial, las mujeres perciben un haber 20 por ciento promedio inferior al de los hombres. En Argentina, la denominada brecha salarial alcanza al 25,2 por ciento. Mientras que, en el mercado laboral, los varones ganan en promedio 18.500 pesos mensuales, las mujeres cobran 13.860 pesos por el mismo trabajo. El dato surge de un informe sobre indicadores sociales nacionales, desagregados por sexo, en base a la Encuesta Permanente de Hogares que publicó el Indec correspondiente al tercer trimestre de 2018. En el análisis también se dio cuenta que las mujeres enfrentan mayores niveles de empleo en negro que los hombres. “Hay un 37 por ciento de trabajadoras asalariadas a quienes sus empleadores no inscriben en la seguridad social, mientras que para los asalariados varones esta tasa de no registro es del 32,1 por ciento”, se lee en el reporte. “Las asalariadas no registradas ganan en promedio un 37,2 por ciento menos que sus pares: unos 7 mil pesos versus 11.225 pesos”, continúa. El informe, publicado en Economía Femini(s)ta bajo la firma de Natsumi Shokida, trabajadora de la Encuesta Permanente de Hogares-Indec, referenció otro estadística, esta vez en cuanto a la tasa de actividad, es decir, la relación entre aquellos que participan en el mercado de tra-
Desde la Organización Internacional del Trabajo indicaron que, a escala mundial, las mujeres perciben un haber 20% promedio inferior al de los hombres. En Argentina, la brecha salarial alcanza al 25,2% bajo (ya sea como ocupados o como desocupados) y la población total. “En este caso, dicha tasa es ampliamente mayor entre los varones (la diferencia supera los 20 puntos porcentuales). Esto sucede porque existe una importante porción de las mujeres en edad laboral que dedican su tiempo a realizar tareas domésticas, hacia el interior de sus hogares, en lugar de tener una actividad en el mercado de trabajo”, analizó. “La tasa de empleo exhibe la proporción de ocupados entre la población total. La diferencia entre varones y mujeres en este caso también supera los 20 puntos, y es parte del mismo fenómeno anteriormente mencionado”, indicó el artículo en base a cifras del Indec. En cuanto a la distribución de las tareas del hogar, sostuvo que “en general, las mujeres deben dedicar parte de su tiempo al trabajo doméstico. Es decir, realizan tareas de cuidado y reproducción para otros
miembros de su hogar. Este trabajo no se comercia en el mercado y por tanto no es remunerado. Así, puede observarse que, del total de personas que realizan este tipo de tareas, un 75 por ciento son mujeres y un 25 por ciento son varones”. A la vez, destacó: “Este reparto desigual de las tareas domésticas entre varones y mujeres puede asociarse a las desigualdades vistas en la composición del mercado de trabajo y la diferencia de la extensión de la jornada laboral”.
Macrismo-machismo Las movilizaciones feministas en distintos puntos del país incluyen entre sus demandas la igualdad salarial y laboral. A igual trabajo, iguales condiciones, derechos y salarios. Las marchas y el paro internacional de mujeres se dan tras una contundente huelga docente de 48 horas, protagonizada en su mayoría por maestras, en reclamo de la paritaria nacional y en protesta
contra el ajuste en el presupuesto educativo y la caída de los salarios iniciales del sector por debajo de la canasta básica. La movida feminista del 8 de marzo será parte de una sucesión de marchas y protestas contra el modelo económico de Cambiemos, respaldado por el Fondo Monetario Internacional, que tan sólo en la última semana multiplicó parates de fábricas, suspensiones y despidos de trabajadores. Según datos oficiales, la industria cayó 10,8 por ciento en enero, novena caída consecutiva, y la construcción se derrumbó 15,7 por ciento en el último año, acumulando cinco meses de retrocesos seguidos. El panorama negativo para el gobierno se completó con el dólar y la inflación. Hasta el mercado desconfía y el billete verde aceleró su cotización con el consiguiente impacto en la inflación por el efecto devaluatorio del peso. La escalada de la moneda estadounidense, que llegó a superar los 42 pesos por dólar, obligó a modificar pronósticos para el año en curso sobre el índice de precios al consumidor, elevando el piso inflacionario a 32 por ciento anual. Por otra parte, la OIT estimó que el desempleo llegará en la Argentina a los dos dígitos este año, mientras que algunas proyecciones privadas elevan el índice de desocupación del 9,5 al 13 por ciento cuando finalice 2019. Según la revista Forbes, la Argentina está a un paso del colapso económico, mientras el gobierno de Macri planifica su campaña de cara a los comicios que se desarrollarán este año. Ellas saben que la crisis económica que atraviesa el país no ayuda a reivindicar sus reclamos por igualdad salarial y laboral. En todo caso, los agrava y las pone como principales afectadas. El paro de mujeres es en contra del trabajo precario, y también para socializar las tareas domésticas. En Argentina, “el 50 por ciento de las mujeres está fuera del mercado laboral formal”, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que reprodujo la consultora Grow, especializada en políticas de género para organizaciones. Contra la discriminación salarial y laboral, desde la consultora entienden que “aumentar la igualdad y cerrar la brecha de género puede generar oportunidades de crecimiento”. Reclamo que estará en la calle en el paro de mujeres y se chocará de frente contra las políticas ajustadoras del gobierno nacional.
internacionales | el eslabón
página 12 | viernes 8 de marzo de 2019
8M EN ECUADOR
“Niñas, no madres” Entre 2009 y 2016, 17.448 menores de 14 años tuvieron hijos, según datos oficiales del gobierno ecuatoriano. El abuso sexual, por su parte, aumentó 315 por ciento en tres años. Denuncian que la violación está "naturalizada y legitimida". Por Pablo Bilsky
“
ECUADOR LEGITIMA LA violación porque no la cuestiona ni la reconoce, a pesar de las cifras”, señaló la académica y miembro de la Plataforma Nacional por los Derechos de las Mujeres de Ecuador, Cristina Burneo, en declaraciones al diario La Hora. “En determinados casos, la maternidad es una forma de tortura”, señaló Burneo en referencia al caso de una niña de 11 años a quien el esposo de su madre la violó y embarazó. El caso de la menor, al que los medios la apodaron “María”, tuvo gran repercusión en Ecuador. Fue violada durante nueve meses por su padrastro. El Estado le negó la posibilidad de decidir por su vida y además la Justicia la condenó, pues el aborto no está despenalizado, salvo en casos puntuales que no incluían a “María”. La Asamblea Nacional ecuatoriana inició en enero los debates sobre la posible despenalización del aborto. Actualmente la interrupción del embarazo es legal sólo en dos casos: por riesgo de vida de la madre o en caso de violación a una mujer con discapacidad mental. Por su parte, la integrante de la organización feminista Surkuna, que lucha por los derechos de mujeres criminalizadas por abortos, violaciones y violencia de género, Verónica Vera, consideró que “en casos de niñas menores a 15 años se repiten patrones de violencia sexual sistemática”. “Los embarazos que son el resultado de las violaciones no son investigados como delitos”, agregó la especialista. “Son normalizados y naturalizados”, concluyó Vera. Según las Estadísticas Vitales y Nacimientos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) de Ecuador, entre 2009 y 2016, 17.448 niñas menores de 14 años tuvieron hijos. El diario La Hora informa que el Observatorio Social del Ecuador elaboró un informe titulado “Situación de la niñez y adolescencia en Ecuador”, que apuntó a la situación de las menores de 18 años y el trato que recibieron en el sistema de salud público. El estudio señala que a pesar de que el acceso a la atención profesional fue de 94,7 por ciento (entre 2006 y 2015), las alertas indicaron que 2.115 niñas de 10 a 14 años dieron a luz en 2016, “algunas probablemente como resultado de violaciones o emparejamientos forzados”. El estudio del Observatorio Social del Ecuador mostró, además, que tres provincias de la Amazonía tienen la tasa más alta de niñas entre 10 y 14 años que dieron a luz. Orellana, Sucumbíos y Morona Santiago rebasan los cinco embarazos adolescentes por cada mil adolescentes. Esto en contraste con
Ilustración que acompañó la investigación Niñas invisibles del medio digital Wambra, premiada por la Unión de Periodistas de Ecuador. Pichincha y Guayas, que son las provincias con mayor cantidad de menores de 18 años, donde se registran entre dos y tres embarazos adolescentes por cada mil adolescentes. La alerta de las organizaciones se ha centrado en la Meta 3.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que señala que para 2030 se debe “garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales”. Ecuador está lejos de cumplirla, y en este sentido se recomendó “desplegar esfuerzos importantes”.
La despenalización del aborto es el primer paso Colectivos y organizaciones de mujeres coinciden en que la despenalización del aborto por violación es una medida mínima de reparación a la víctima. Los esfuerzos, según Burneo, deberían enfocarse “no en que las niñas sufran menos, sino en que nunca más sean madres”. Para esto, debe haber articulación entre el Estado, el sistema educativo y las organizaciones, en un panorama en que las niñas no están seguras en su casa. Pero para Vera, además, la despenalización “debe ir acompañada con educación sexual basada en los derechos humanos y en evidencias científicas”. En su experiencia, “las niñas que han recibido clases han podido detectar comportamientos abusivos y violentos con mayor facilidad”. A escala mundial, están vigentes movimientos con la consigna «Niñas no ma-
dres», que mantienen información actualizada sobre la situación en América latina y la lucha para que las niñas no sean forzadas a tener hijos cuando fueron violadas. En Ecuador, el artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) señala lo siguiente: “Es violación el acceso carnal, con introducción total o parcial del miembro viril, por vía oral, anal o vaginal; o la introducción, por vía vaginal o anal, de objetos, dedos u órganos distintos al miembro viril, a una persona de cualquier sexo. Quien la comete, será sancionado con pena privativa de libertad de 19 a 22 años en cualquiera de los siguientes casos: Cuando la víctima sea menor de 14 años”. Consultada por el diario La Hora, la uroginecóloga Ivonne Naranjo aseguró que “el embarazo en adolescentes es considerado de por sí un factor de riesgo”. Además, la especialista señaló que las niñas menores de 15 años tienen 10 veces más riesgo de morir o tener complicaciones en el parto. Naranjo se refirió asimismo a factores sociales: “Si las niñas están en poblaciones aisladas o sufren maltrato, empiezan el control muy tarde”. Y aclaró: “Que una niña menstrúe desde los nueve o diez años no significa que su cuerpo esté listo”. La profesional aseguró que “los hijos de madres adolescentes son más propensos a sufrir maltrato y violencia”. Al ser consultada sobre si hay una edad recomendada para ser madre, Naranjo se refirió a un conjunto de condiciones a considerar, no sólo la edad: “Hay tres condiciones que se pueden tomar en cuenta, que la mujer esté lista económica, social y afectivamente”, señaló la profesional, y agregó: “Y que tenga una pareja estable, porque la maternidad no debería ser llevada solo por la madre”.
El abuso sexual se incrementó un 315 por ciento en tres años El sitio del diario ecuatoriano El Tiempo reproduce un informe de la Contraloría General del Estado, aprobado el 23 de enero de 2019, que señala que durante tres años, entre 2014 y 2017, “no se impulsó ni efectuó un seguimiento continuo” del plan contra los abusos en escuelas y colegios. El Plan Nacional Integral para erradicar los delitos sexuales en el sistema educativo prácticamente no se aplicó, y en ese periodo hubo un “incremento de los casos de violencia sexual de un 315 por ciento”. De acuerdo con datos de la Coordinación Zonal de Educación, en ese período se registraron, en principio, 1.837 a nivel nacional.
Pero tras la implementación de los programas de apoyo a las víctimas, y la consiguiente facilitación y motivación de las denuncia, las cifras se acercaron más a la realidad y se multiplicaron. Así, entre 2017 y 2018 se registraron 270 denuncias por casos de abuso sexual infantil que se arrastraban desde 2014. De estos casos, 105 fueron cometidos en el ámbito familiar, 146 en el ámbito educativo y 19 entre compañeros. Un total de 34 docentes ya fueron destituidos y los demás implicados han sido separados mientras duran las investigaciones, señala el diario ecuatoriano El Tiempo. El informe detalla que, en el período observado, no se coordinaron acciones entre los distintos ministerios, “ocasionando que el Plan no se desarrolle, implemente y ejecute, a pesar de haber transcurrido más de seis años desde que se expidió el Acuerdo Ministerial de 30 de septiembre de 2011”, que daba pautas para la aplicación del programa. El reporte acota que en el paso de direcciones provinciales a distritos de Educación, “no se definieron procedimientos” para la entrega de expedientes de abusos sexuales, no se inventariaron los casos, y no se implementó un sistema de registro de denuncias de violencia sexual en instituciones educativas, que permita su seguimiento y control. Tampoco hubo documentos sobre el número de denuncias reportadas antes del funcionamiento de los distritos, ni de los trámites que el Ministerio de Educación debió efectuar en atención a las víctimas. El ex coordinador de Educación, Henry Calle, quien actuó en parte del período observado, comentó al diario El Tiempo que cuando llegó al cargo se encontró con “expedientes sueltos, sin un archivo organizado y sin una matriz que permita su seguimiento”. El desorden motivó la destitución de dos directores distritales en Cañar y Morona Santiago. El informe agrega que tampoco se hallaron registros “confiables” de denuncias antes de 2014. “Esto nos dice que, o no se archivaron correctamente, o no se procesaron. En ambos casos lo que pasó es gravísimo”. Por su parte, la representante de la Junta de Protección de Derechos, María José Machado, señaló que la institución trabaja en apoyo a las víctimas, “para que este tipo de situaciones no se repita”. En este sentido, Calle indicó que “la Fiscalía y la Contraloría deben establecer responsabilidades”.
el eslabón | internacionales
viernes 8 de marzo de 2019 | página 13
8M EN AMÉRICA LATINA: LA LUCHA CONTRA LA VIOLENCIA PATRIARCAL E INSTITUCIONAL
Los femicidios continúan aumentando en la región Los datos son alarmantes. Según observatorios sobre género y movimientos feministas de quince países de la región, hasta los primeros días de enero de 2019 los crímenes llegaron a 280 en América Latina. En 2017 hubo 2.795. CARLA SCOLARI
Por P. B.
L
AS CIFRAS NO PARAN DE AUMENtar, pero además son muy relativas. Los números oficiales no siempre coinciden con los que ofrecen las organizaciones feministas. Hay distintos criterios y métodos para contar. Además, el concepto de femicidio, o feminicidio (como se lo denomina en varios países), no es el mismo en todas partes. Y los números pierden vigencia a cada hora. Esto último marca la gravedad de la situación. Las cifras son apenas síntomas de un problema social y político, muy profundo y con muchas ramificaciones y complicidades. Al menos 282 mujeres fueron asesinadas en los primeros meses de 2019 en América latina y el Caribe, según datos recogidos por observatorios sobre género y movimientos feministas de 15 países de la región. Estas cifras, que confirman que los casos de femicidios y violencia contra la mujer no dejan de aumentar, ya serán superadas por la realidad cuando estas líneas sean leídas. América latina es una de las regiones donde se registraron más casos de femicidios en los últimos años. Solamente en 2017 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) contabilizó 2.795 crímenes contra la mujer. Según publicó el sitio del diario El Correo de Perú, el colectivo Ni Una Menos de ese país reportó el 7 enero de 2019 que se produjeron “por lo menos” 14 asesinatos de mujeres hasta la fecha, frente a los 10 casos que el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp) registró en enero de 2018. Esta realidad, señala el diario peruano, es similar en casi todos los países de la región. En lo que va de 2019, señala El Correo, y de acuerdo con datos ofrecidos por los medios, México (con 104 femicidios) y Brasil (con 69) tienen las cifras más altas. Siguen Argentina con 45, Honduras con 16, Colombia con 11, República Dominicana con 10 y Venezuela con 8. Se dieron menos casos en Costa Rica y Paraguay (ambos con 6), Chile (5), Bolivia y Ecuador (4), Uruguay (3) y Nicaragua (2). Estas cifras corresponden al 27 de enero de 2019, excepto en el caso de la Argentina, actualizadas al 27 de febrero de este año. En el caso argentino, el número surge de un relevamiento realizado por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá). Entre el primer día de enero y el último de febrero hubo en Argentina 45 femicidios y hay otros 12 hechos que tuvieron a mujeres como víctimas que están a la espera de peritajes para determinar si se trató o no de casos de violencia de género. Equivale a un femicidio cada 31 horas. Desde Mumalá reiteraron el reclamo para que se declare la emergencia a nivel nacional.
Informe de la ONU: El hogar es el sitio más peligroso El último informe sobre el tema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se publicó el 25 de noviembre de 2018, coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El texto tiene 64 páginas y se titula “Estudio global sobre homicidios (sic). Asesinatos de mujeres y niñas por motivos de género”.
De las casi 87 mil mujeres reportadas como víctimas de homicidio doloso en todo el mundo durante 2017, alrededor del 34 por ciento fueron asesinadas por su pareja, y el 24 por ciento por un familiar. Una de las principales constataciones del reporte de la ONU, realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, es que el mayor peligro que pueden enfrentar las mujeres está en sus propios hogares. En 2017, más de la mitad de las mujeres víctimas de homicidio fueron asesinadas por su pareja o parientes cercanos, según el informe. Además, los investigadores concluyeron que los esfuerzos realizados en algunos países para frenar estos asesinatos mediante nuevas estrategias jurídicas y programas sociales “no han logrado avances tangibles”. El reporte analizó cómo se relaciona la violencia contra las mujeres y las niñas con su estatus y su papel en la sociedad. Asesinar a una mujer es “un acto letal a lo largo de un continuo de discriminación y abuso basados en el género”, escribió Yury Fedotov, director general de la agencia, en el prólogo del informe. Al analizar los datos, el informe determinó que aproximadamente uno de cada cinco homicidios es perpetrado por una pareja o un familiar cercano, y las mujeres y las niñas conforman la mayoría de esas muertes. De las casi 87 mil mujeres reportadas como víctimas de homicidio doloso en todo el mundo durante 2017, alrededor del 34 por ciento fueron asesinadas por su pareja, y el 24 por ciento por un familiar. El índice más elevado de mujeres que murieron a manos de su pareja o parientes se encontró en países africanos (una tasa de 3,1 víctimas por cada 100 mil mujeres), seguidos de naciones del continente americano (con una tasa de 1,6 víctimas por
cada 100 mil personas de la población femenina). El índice más bajo fue el de Europa (0,7 víctimas). Los investigadores indicaron que no es posible registrar con precisión los asesinatos relacionados con el género que ocurrieron durante conflictos armados, por lo que las cifras verdaderas en ciertas regiones podrían ser mucho más elevadas de lo que señala el informe. Además, los datos no incluyen los homicidios irresueltos que posiblemente se hayan dado por el género de la víctima, y los analistas dijeron que muy a menudo la violencia contra la mujer no se reporta. El informe tampoco dejó claro si tomó en cuenta la violencia en contra de las personas transgénero en las estadísticas. En una nota publicada en el New York Times la profesora del John Jay College de Nueva York, Jodie Roure, que investiga la violencia contra la mujer, advirtió que las prácticas de recopilación de datos varían de un país a otro. “Estos datos tienen ciertas limitaciones”, explicó Roure. “¿Son un reflejo del panorama completo? No, pero lo importante es hablar al respecto, porque hace poco tiempo no lo estábamos haciendo”, consideró. La nota del New York Times señala que en la raíz de la violencia patriarcal están las normas sociales que imponen que el hombre tiene autoridad para controlar a la mujer. En este sentido, el diario neoyorquino cita investigaciones que revelan que los hombres y los niños que se atienen a las perspectivas estereotipadas sobre los roles de género –por ejemplo, que los hombres necesitan tener más sexo que las mujeres o
que los hombres deben dominar a las mujeres– son más propensos a ser violentos con su pareja. El reporte de la ONU señala, además, que los hombres que matan a su pareja de sexo femenino por lo general mencionan haber tenido problemas con el alcohol, celos y miedo al abandono. En cambio, las mujeres que habían matado a su pareja de sexo masculino con frecuencia mencionaron que habían soportado largos periodos de violencia física a manos de esa pareja. Algunos países ya tienen leyes en contra del femicidio, pero no se ha llegado a un consenso sobre lo que significa ese término. El informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito descubrió que no existe una definición estandarizada del término femicidio, lo cual ha derivado en una gran diferencia en las prácticas jurídicas y de recopilación de datos. Los nuevos programas y leyes han logrado sensibilizar al público con respecto al tema, aunque la cantidad de estos asesinatos no ha disminuido en comparación a 2012, cuando la ONU realizó un estudio similar. No obstante, el informe concluye que se deben tomar más medidas a fin de ofrecer más servicios para las mujeres, así como cambiar las convenciones culturales. “Una ley por sí sola no es suficiente”, comentó Roure. “Debe haber una estrategia integral y holística”. La jueza peruana Elvia Barrios señala en declaraciones a El Correo de Perú que con el aumento de las penas no es suficiente, y que hace falta más que eso: “La estadística de los casos de femicidio advierte que el número de mujeres muertas es mayor cada año. De ahí que la pena de cadena perpetua no cumple su función de prevención general. Su efecto disuasivo no es tal”. “Si bien esta pena es parte de una estrategia general para eliminar los casos de femicidio, lo más importante debe centrarse en la prevención, que comprende tres ejes: sensibilización comunicación y educación”, agregó Barrios. Por su parte, la antropóloga Angélica Motta afirmó que los casos de femicidio en el último año claramente muestran que “hay más ensañamiento y sobre todo parece haber más asesinatos de mujeres en espacios públicos”. “Las condiciones de precariedad y crisis de las masculinidades se ven reflejadas en estos femicidios, que son cometidos con mayor exacerbación. Al mismo tiempo, las mujeres pugnan por más espacios en la sociedad y más autonomía, lo que también es considerado una afrenta a la masculinidad”, consideró Motta en declaraciones a El Correo de Perú. Por su parte, la antropóloga argentina Rita Segato consideró que “la masculinidad exhibe su trasfondo en la avidez por mostrar una potencia que ya no puede alcanzar. La capacidad de «adueñamiento», indispensable para la titulación masculina, para la adquisición del prestigio masculino, solo se obtiene hoy con violencia”. “La violencia machista, como crimen de género, no es instrumental, sino expresiva, pues manifiesta la capacidad de dominio y control de la posición masculina. Es por eso mismo un crimen territorial, que dirige ese enunciado a sus pares varones”, señaló Segato.
la bola | el eslabón
página 14 | viernes 8 de marzo de 2019
LITERATURA, DEPORTE Y FEMINISMO
Ellas tienen la palabra La tercera edición de Pelota de Papel, libro que reúne textos de ex y actuales futbolistas con fines benéficos, está escrita, prologada e ilustrada por mujeres. El 22 de marzo se presenta en Rosario. JAZMÍN VARELA
Por Santiago Garat y Facundo Paredes
E
N 2016, CAPITANEADOS POR EL ex leproso Sebastián Domínguez y el uruguayo Agustín Lucas, un grupo de futbolistas (algunos ya retirados y otros en actividad) se animaron a escribir cuentos y le dieron forma a Pelota de Papel. Los textos eran acompañados por mini prólogos de plumas ya consagradas y dibujos de reconocidos ilustradores, y todo lo recaudado por las ventas era destinado a entidades benéficas a ambas márgenes del Río de la Plata. Fue un golazo de mitad de cancha, y en 2018 apareció la segunda edición. Esta vez, atendiendo el contexto y la lucha de las mujeres en pos de sus derechos, la edición número 3 es exclusiva de ellas. “Esto superó al libro y ya es un movimiento”, dice Mónica Santino, ex futbolista y creadora de La Nuestra, un grupo de chicas que luchan por los derechos de género corriendo detrás de una pelota en una cancha de la Villa 31 de Buenos Aires, y agrega: “Da mucho orgullo, mucha alegría, que esta edición sea enteramente de mujeres porque creo que en ese ir y venir de Pelota de Papel como movimiento, llevando lectura, sueños, llevando maneras de ser en el fútbol, cuando lo mirás en esta época, que sea de mujeres tiene todo una lógica y obedece a la realidad”. “Me entusiasmé porque es un proyecto colectivo de mujeres, en un momento preciso, como son estos años feministas en los que estamos avanzando en bloque”, se engancha Lucila Sandoval, fundadora de la organización Las Pioneras del Fútbol Femenino Argentino –organización creada a partir de una investigación sobre la Selección del 71, la primera mundialista– y que en sus tiempos de arquera supo defender las vallas de Boca, River y el combinado nacional. “Me contaron la idea de esta tercera edición hecha íntegramente de mujeres, lo cual me pareció súper interesante. Sobre todo en este momento social que se está viviendo, que podamos hacer un poquito más de ruido desde este lado, está bueno”, aporta Virginia Salera, directora técnica del equipo femenino de Newell’s y quien aceptó el convite sin dudar. Roxana Gómez, entrenadora de Rosario Central, se suma: “Jamás imaginé en mi vida poder ser parte de un proyecto así, por lo que me siento muy feliz de colaborar a que el fútbol femenino se siga desarrollando. Es muy importante para el crecimiento que está teniendo la actividad”. El equipo rosarino de escritoras también está integrado por Eugenia Nardone, quien se formó en Social Lux y actualmente defiende la camiseta de la UAI Urquiza, el campeón de la liga femenina.
Salir a la cancha El libro, que tendrá su debut absoluto este mismo viernes a las 11 de la mañana en el Teatro Astral porteño, y que el 22 de marzo llegará a la sala de Empleados de Comercio de Rosario, cuenta con 29 relatos y otros tantos prólogos e ilustraciones. Mónica, que ya participó en las ediciones anteriores, sale jugando con La Final, un partido verídico hecho relato literario. “Es un hecho real, de una final de fútbol 5 que disputamos con unas compañeras en Necochea, hace como 22 años, siendo porteñas y con toda la cancha en contra. Hablo de cómo viajamos, de cómo llegamos con muy poquitos recursos, de lo que significaba ser un equipo, lo que nos pasaba en las charlas técnicas, lo que pasaba todos esos días ahí en la playa, y lo que significó ese partido para no-
“Hay dos cosas que marcaron a las jugadoras de fútbol: una es que a todas nos gritaron marimacho en algún momento. Y otra que cuando nos regalaban una muñeca, le sacabamos la cabeza para jugar al fútbol” sotras. Hago referencia a una memoria como futbolista que mucha de nosotras tenemos”, revela la ex jugadora de All Boys e hincha de Vélez. Lucky, como casi todos conocen a la arquera que colgó los guantes hace unos dos años y medio, toma la posta con Marimacho, un término que solía escuchar en su natal Saladas, un pequeño pueblo correntino. “Hay dos cosas puntuales que marcaron a las jugadoras de fútbol: una es que a todas nos gritaron marimacho en algún momento. Y otra que cuando nos regalaban una muñeca, nosotras le sacabamos la cabeza para jugar al fútbol. Era contar una cosa u otra, así que elegí contar cómo inicié mi vida en el fútbol, en mi pueblo, en los potreros con los muchachos, donde las viejas, santurronas seguramente, te mandaban a tu casa”, se ríe esta fanática de Independiente, que será reconocida por el club
de Avellaneda en el partido del domingo ante Aldosivi, nada menos que protagonizando el saludo clásico del equipo. Virginia Salera se lanza con ¿Qué vas a dirigir vos?, título que sacó de una frase que le dijo su hermano cuando se enteró que iba a hacer el curso de directora técnica. “La idea fundamental era relatar lo que estábamos pasando tanto yo como las chicas del equipo femenino de Newell’s, que era el inicio de la disciplina en el club. Si bien aparezco yo como autora, todas las chicas me ayudaron contando sus historias, cómo arrancaron en el fútbol. Y el cuento relata eso, todas esas historias cruzadas encontrándonos en esa situación, que era la de participar en el primer equipo femenino de Newell’s”, adelanta la DT, quien fue prologada por la periodista e integrante de la Cooperativa La Masa (que produce este semanario) Soledad Massin, en tanto que el
dibujo que ilustró su texto es de la artista local Flor Balestra. “Al estar relacionada con el periodismo, siempre escribí alguna cosa, siempre me gustó hacerlo. Traté de escribirlo como me salía, que era un poco la indicación y el consejo que me daban los editores del libro. Es la primera vez que algo mío se va a publicar. He escrito cuentos para mí, pero hacía mucho que no hacía nada al respecto”, añade esta apasionada de las lecturas de tácticas y estrategias del deporte de la redonda. La Zurda Gómez, dueña de una gran trayectoria como jugadora y entrenadora, habiendo disputado con los cortos los mundiales de Estados Unidos 2003 y China 2007, encaró con Mamá Noel, texto que es acompañado por el prólogo de Verónica Brunati y el dibujo de su coterránea Claudia Marting. “Es un relato de mi etapa como deportista y en cada anécdota que contaba se dio que mi mamá estaba muy presente, entonces surgió la idea del título, que lo fuimos metiendo como en distintas navidades, en las que pasaban cosas cuando yo me reunía con mi familia a fin de año”, anticipa esta lectora de Eduardo Galeano y que en cuya mesa de luz reposa El fútbol a sol y sombra. Y aclara: “Es la primera vez que escribo. Yo, al contar mi historia como deportista, sentía como que tenía puesto el cassette, relataba cómo había empezado, y todo lo mismo de siempre. Mi historia tenía como un relato medio de cuento, en la que he pasado cosas lindas y no tanto. Así que una vez que empecé a escribir, salió bastante rápido”. Eugenia Nardone escribió Preguntas, que refiere al momento en que una niña de 14 años va a probarse para una pre selección juvenil argentina. Está sola. Todas vienen en grupo o juegan en un equipo, ella no. Y se quiere ir. La mamá la convence de quedarse. A partir de ahí, las preguntas: qué hubiera pasado si la mamá no la ayudaba a creer en ella, a jugar a la pelota. Y las preguntas de la época: ¿hasta cuándo va a ser más difícil para nosotras? Su relato está prologada por Marirro Varela e ilustrado por Laura Bitar. Además, la formación rosarina se completa con Anne Gabillot, que pincela el cuento de Natalia Guitler, jugadora brasileña de futvoley; y Jazmín Varela, que dibuja el relato de Leila Ponzetti, ex River que milita en organizaciones de futbolistas y escribió poesía.
Partido a beneficio
Como cada vez que Pelota de Papel sale a la cancha, la recaudación de las ventas de los ejemplares va a parar a la tesorería de alguna entidad solidaria. En las dos ediciones anteriores, las regalías fueron para la Fundación Sí, y ahora serán para La Nuestra Fútbol Femenino, de larga trayectoria en la populosa Villa 31 de Retiro. “Nadie de los que intervino en el libro cobró un peso. Y en esta oportunidad, la modalidad será la misma, pero como se trata de un libro de mujeres, se decidió que las regalías fueran para La Nuestra, que se sostiene a pulmón. Es un trabajo territorial que ya lleva 12 años y que hizo mucho para que salga esta edición”, sostiene Santino, máxima referente de ese espacio que concentra a una gran cantidad de pibas fanáticas de jugar a la pelota, y que complementan esa tarea con talleres en los que reflexionan desde una perspectiva de género. “Fue una decisión de todos y todas seguir potenciando y visibilizando este laburo, y dándole cabida a que un montón de pibas de barrio ocupen la cancha y se animen a jugar”, subraya la ex volante central del conjunto de Floresta y también periodista.
el eslabón | contrapunto
viernes 8 de marzo de 2019 | página 15
ROSARIO: UNA GRAN FACTORÍA LITERARIA
La imparable (y necesaria) poesía local Entre talleres de escritura, editoriales y ciclos de lectura, surgió el proyecto Fruta y Maravilla. Apostando al financiamiento colectivo, las impulsoras aseguran que se trata de una propuesta para sostener la producción a pesar de la crisis. Por Anahí Lovato
E
S MARTES A LA NOCHE Y EN ALgún rincón de la ciudad un bar explota de gente que hace malabares para pedir una cerveza mientras deja la oreja atenta a los versos de lxs poetas que desfilan por el micrófono. El público aplaude y alienta. A veces, hasta pide otra. Por el escenario pasan poetas histriónicxs, performáticxs, nerviosxs, acaloradxs. Hay personajes de la noche poética rosarina, conocidxs por varias generaciones: son poetas de ovación garantizada. También hay voces nuevas, recién llegadas, que ante la escucha atónita y encantada del público ya borracho, salen jugando y la descosen. La escena se repite cualquier día de la semana, en todas las estaciones del año. La imparable movida de la poesía local guarda espacio para todxs, en múltiples formatos.
Los engranajes de la factoría literaria Extraordinariamente, Rosario pone en marcha cada año su enorme factoría de versos, sostenida a partir de varios engranajes: acciones individuales y colectivas, instituidas e instituyentes, tradicionales y experimentales. Sin duda, uno de sus cimientos más fuertes son las decenas de talleres y clínicas literarias que funcionan cada año en la ciudad. Un rápido mapeo de las ofertas hace aparecer nombres como Beatriz Vignoli, Pablo Colacrai, Maia Morosano, Alejandra Méndez, Tomás Boasso, Gaby de Cicco, Beatriz Actis, Marcelo Scalona, Andrea Ocampo, Javier Núñez, Rocío Muñoz Vergara y muchísimxs otrxs. La lista es interminable y se actualiza permanentemente con nuevas propuestas y apariciones. Hay espacios dedicados al cuento, la poesía, la novela, la crónica, la dramaturgia y hasta a los cruces posibles con otros lenguajes artísticos. Estos talleres constituyen la clave más importante para la aparición de nuevas voces literarias. Allí se generan miles de textos originales: son la trinchera de la productividad colectiva, artesanal, trabajada palabra por palabra, relato por relato, en el refugio seguro de la crítica de lxs talleristxs. Desde allí (nos) suelen sacar la lengua por primera vez lxs escritorxs que, más tarde, poblarán los ciclos de la noche poética local y llenarán las páginas de libros impresos con tinta, sudor e insomnio. La literatura rosarina fabrica productos intangibles a base de lenguaje que se comparte. Genera ideas y emociones que se dis-
tribuyen, fundamentalmente, en los encuentros. Ahí aparecen, en agenda, los ciclos de poesía, semanales, mensuales o espasmódicos, más estructurados o más espontáneos. A 4 voces, Casa Tomada, propuestas en El Círculo y la Biblioteca Argentina, el Festival Internacional de Poesía, jams con micrófono abierto, slams con competencias “ridículas y sanguinarias”, entre otras tantas reuniones, dan forma al entramado de los intercambios poéticos. Allí, una noche cualquiera, hay grandes probabilidades de cruzarse con versos e historias que te cambien la mirada o te tuercen el camino. Buena parte de esos textos también se publica. Para eso, resulta imprescindible el esfuerzo de las editoriales autogestivas de la ciudad. Son sellos independientes que construyen una biblioteca alternativa a la hegemonía de la gran industria editorial. En las ferias editoriales independientes se pueden encontrar libros publicados, por ejemplo, por El Salmón, Ivan Rosado, Danke, Ciudad Gótica, Baltasara, Casagrande y otras tantas. Entre sus colecciones se atreven a dar el salto nuevas generaciones de escritorxs, hasta entonces inéditxs. Por suerte, también muchas librerías de la ciudad exhiben en sus vitrinas estas publicaciones. Hay autorxs rosarinxs nóveles y consagradxs entre los estantes de
Paradoxa, El Halcón Maltés, Oliva, Mandrake, Mal de Archivo, Argonautas, El Juguete Rabioso, Buchín, Arde Libros y otras tantas. Y este es un dato para celebrar. Los talleres de escritura, los ciclos y encuentros literarios, las editoriales independientes y las librerías locales son los pilares fundamentales sobre los que se sostiene, se construye y se reinventa cotidianamente la producción artística de la palabra en Rosario. Entre los versos que se fabrican y se ponen a circular hay lecturas e imaginarios políticos sobre lo que somos. Y esa poesía es, cada vez más, necesariamente diversa, feminista, no binaria, crítica, mutante, trans y disidente.
Otras apuestas para maravillarse El proyecto Fruta y Maravilla tiene mucho de todo esto. Es una colección de libros y fanzines surgida en un taller literario (Patas de Cabra, de Maia Morosano). Las primeras en animarse a la edición son Gabriela Elissondo y Luciana Fernández, dos escritoras emergentes que andan con ganas de publicar su primer libro. Por supuesto, Gabi y Luchi ya anduvieron compartiendo lecturas por los escenarios locales, pero esta vez van por algo más grande: la impresión de sus obras en papel. A ellas
se sumó la ilustradora Romina Biassoni, en busca de editar su primer fanzine. “Creemos que el trabajo colectivo y colaborativo es de gran ayuda para poder alcanzar estas metas que de otro modo serían muy difíciles de conseguir”, explican las artistas. Por eso decidieron apostar por el financiamiento colectivo y lanzaron su propuesta a través de idea.me, un sitio que impulsa ideas creativas. “La colaboración no sólo va a permitir que se lancen estos primeros títulos sino que el proyecto siga creciendo y que otrxs autorxs puedan editar”, se entusiasman. El libro de Gabi se titula Un limón secándose y se constituye desde lo cotidiano y sus sentimientos, construyendo imágenes poderosas. La primera obra de Luchi es Family Game, un libro donde el juego atraviesa los temas más fuertes y donde el amor es una partida en la que ganar genera polémica y desconcierto. Finalmente, Vecinas es el fanzine escrito e ilustrado por Romi. Habla de mujeres pájaro, mujeres viento, mujeres que laten, se mueven y se buscan para encontrarse. Con estos primeros títulos, Fruta y Maravilla irrumpe en la escena rosarina renovando las estrategias para que, aún en tiempos de crisis, la producción poética no se detenga. Mejor aún: para que nos impulse.
contratapa | el eslabón
página 16 | viernes 8 de marzo de 2019
MANUEL COSTA
La mesita con un solo cortado Por Hilo Negro (desde Cancha Rayada)
Y
o no sé, no. Pedro se acordaba de una piba que de chica ya era una mezcla de cohete y estrellita, siempre a punto de estallar. De adolescente era muy creyente y no sólo en su dios, sino también en la vida misma. Soñaba con que apareciera un amor en su vida (como la mayoría de las pibas del barrio) como para completar el milagro de su existencia. Ella decía: mi vida es un milagro. Cuando se metió en los grupos juveniles de la capilla, recuerda Pedro, me dolió por un lado, porque yo ya no creía en el barba de arriba, pero por el otro me alegré por ella, porque ese era el lugar indicado ya que ahí casi todos los noviazgos terminan en casamiento. Aunque no encontró ahí su gran amor, se mudó de barrio, se juntó con un pibe que la peleaba laburando de albañil hasta que un día se cayó de un andamio y la parca se lo llevó.
¡SUSCRIBITE YA! escribí a eleslabon@eleslabon.com.ar y recibilo todos los sábados por $150 mensuales.
Ella crió como pudo a dos hijos, producto de esa relación. Un día me enteré que estaba internada por un ataque. Volvía de limpiar casas, y de visitar a unos viejitos que vivían solos y siempre le alcanzaba algo, y esa tarde se gastó la plata del bondi que le daban los dueños de las casas que limpiaba, y que era parte de su salario en negro. Y cuando volvía caminando, la atacaron. La busqué por los hospitales, me dice Pedro, pero nunca la encontré. También me acuerdo de una piba que conocí ya en la secundaria, muy parecida a aquella, con sueños, con mucha vida y mucho entusiasmo por los proyectos colectivos. La conocí en La Sirena, el bar que había en Mendoza y Moreno, y como su mejor amiga, una troska de aquellas, la tenía medio meloneada, no entendía nada al peronismo. Pero como era abierta del marote, con el tiempo lo comprendió y se sumó a la JP. Pedro dice que no le hicieron la ca-
beza, le hicimos el corazón, el corazón Peronista. Como era un avioncito para el estudio, al año estaba en la Universidad y militando en un barrio de la zona Oeste. Era un cuadrazo y logró ser una referente importante de ese colectivo lleno de sueños. Cuando la mano se puso brava, se tuvo que ir a otra provincia y una noche la chuparon. Nunca supe más de ella, admite Pedro. Pero, ¿sabés qué?, prosigue Pedro, muchas veces me parece verlas, a esa piba del barrio y a esa piba de las discusiones interminables, tan distintas y tan parecidas. Y de lo que estoy seguro es que ambas siguen vivas en esos sueños que aún nos siguen convocando, me dice mirando desde arriba del 126 (que antes era el 15) ese bar de Mendoza y Moreno, como buscando aquella mesita con un sólo cortado y la figura de aquella piba con una vida y unos sueños a punto de estallar.