sábado 7 de diciembre de 2019 año XX n° 433 (el supermartes) precio $ 50.-
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El macrismo se va con la cola entre las patas y deja un tendal de desastres en todos los frentes. Análisis de una gestión que quiso poner al país de rodillas, pero a la que el pueblo no le dio más cabida. ÚLTIMA ENTREGA DE FEMIMASA
NUEVOS EDILES Y REPARTO DE COMISIONES
Ocuparlo todo
Recambio en el Vasallo
433 - 07/12/2019
Alejandra Benz es activista gorda y desde ahí se para y se cuenta como escritora, lesbiana y peronista. Una poeta que ama los animales y que elige Rosario, ciudad a la que escribe y lee con amigos y amigas.
María Eugenia Schmuck fue electa como presidenta del Concejo Municipal para el próximo período. La acompañarán López Molina y Magnani. Los detalles del legislativo que se viene. PRENSA CONCEJO
LUCÍA GRECO
Qué ves cuando me ves
Al son de la redonda
Letra y música de ellas
Jóvenes del barrio Las Flores hacen La Otra Cara, una publicación territorial impresa y distribuida en el sur de la ciudad que tiene como objetivo contar las historias que nadie conoce de una zona estigmatizada.
El periodista Guillermo Knoll recopiló los casos de futbolistas que incursionaron en la música y los que viniendo de ese palo jugaron alguna vez a la pelota. Los condensó en un libro que acaba de publicar.
Dos producciones culturales locales recomendadas: La Pasquina, fanzine con poemas y textos a cargo de once escritoras, y las cumbieras de Chiquita Machado, con su último trabajo Té Verde.
política | el eslabón
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FUE. FINAL DE UN CICLO CRIMINAL
Está por retirarse la noche Macri deja el poder sin poder mostrar algo bueno, un solo indicador que no represente un retroceso respecto de lo que dejó el gobierno que lo precedió. Se va, pero ¿cuándo empezó la pesadilla que habrá de culminar el martes 10? Por Horacio Çaró
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LEGÓ MINTIENDO Y SE VA DE LA misma manera. A lo largo de cuatro años, Mauricio Macri no ofreció a las argentinas y argentinos otra cosa que mentiras, pobreza, hambre y humillaciones. Si en el primer peronismo los únicos privilegiados fueron los niños, durante el régimen macrista aquellos fueron reemplazados por los socios y amigos del Presidente. En marzo de 2017 se reflexionaba, en esta misma columna, acerca de qué tan sorpresivo podía resultar para las grandes mayorías el estilo de gestión del mandatario a punto de irse y, sobre todo, los contenidos de la misma. “Sólo los incautos podían esperar que el gobierno de Mauricio Macri basado en el enriquecimiento ilícito propio y de sus socios internos y externos no tuviera un impacto catastrófico en la economía y una descomunal exclusión social”. Eran momentos de balance de medio mandato, de recordar que la amoral alianza entre el partido vecinalista PRO, la largamente centenaria Unión Cívica Radical (UCR) y la agrupación esotérica Coalición Cívica mostraron los dientes de entrada, incluso en la misma campaña que terminó con Macri ensayando pasos de aquel ominoso baile en los balcones de la Casa Rosada el día de su asunción. Eran tiempos previos a un triunfo electoral que le permitió al empresario devenido político soñar con la perpetuidad, con estirar al menos otro período ese mandato que estaba a punto de promediar.
Cómo se gestó la fase represiva En tren de repasar desde el inicio un recorrido que no puede calificarse de otra manera que pesadillesco, cabe recordar aquella blitzkrieg que sorprendió incluso a algunos republicanos formalistas. Desde un primer momento, el gobierno de Cambiemos se llevó puestas leyes, programas sociales, la composición de la Corte Suprema de Justicia, y hasta al propio Parlamento, en el que sin tener mayoría propia logró –a fuerza de carpetazos, defecciones varias de opositores y otras artimañas– desmantelar el frágil dique que contenía la furiosa demanda de volver al endeudamiento, ejercida por la banca “nacional” y extranjera. En aquel primer trimestre de 2017 –cuando las encuestas comenzaron a reflejar el efecto de la estrangulación económica– el Gobierno ahora saliente comenzó a endurecer su discurso y su acción, preparando al núcleo duro que lo seguía apoyando para ingresar en la fase represiva de su mandato, antes aún de lo que el mismo macrismo había previsto. Basta recordar aquella secuencia de acciones para dimensionar con más claridad el alivio que producirá la salida del poder del régimen macrista: * Profundizó la estigmatización de los gremios más combativos. * Redobló la ofensiva contra el kirchnerismo,
Periódico semanal fundado el 2 de septiembre de 1999 por Matías Ayastuy, Juan Emilio Basso Feresin, Julián Lafuente, Rodrigo Miró y Jerónimo Principiano. propietario: Asociación Civil Cadena Informativa Registro de Propiedad Intelectual Nº 234.810
haciéndolo responsable de todas las calamidades que su administración generó desde el primer minuto de gobierno. * Apretó aún más las clavijas del Partido Judicial para que acelere la persecución políticojurídica de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. * Dinamitó los puentes con la CGT por el anuncio en microdosis de un paro general que tornaba inútil como interlocutor al triunvirato que la conducía. Atacó sin piedad al gremio docente, incumpliendo la ley al decidir no convocar la paritaria del sector y guionando y acompañando la demencial política de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, y poniendo de relieve que el acuerdo con las organizaciones sociales en torno de la Ley de Emergencia Social sólo se trataba, al menos de su parte, de comprar tiempo y neutralizar la protesta en las calles, donde esos movimientos tienen una presencia que siempre le resultó inaceptable. Fueron los tiempos en que, por ejemplo, cenando con Mirtha Legrand, y en torno de los cortes de calle en la Capital Federal, Macri se despachó: “Lo que vivimos en los últimos días es inaceptable. No sólo perjudica a la gente en la vida diaria, sino que perjudica a este proyecto que estamos impulsando los argentinos”. Otro aporte a la “convivencia” tuvo como protagonista a la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley: “Fueron muchos años de usar la calle como un mecanismo de extorsión, en el que lamentablemente los cor-
producción periodística: Cooperativa de Trabajo La Masa directores: Ernesto Ávila y Laura Hintze editores: Juane Basso y Manolo Robles. corrección: Santiago Garat.
tes y piquetes no hacen más que profundizar la grieta y convertirse en un lugar de todos contra todos”. En la preparación del clima de guerra que instaló Macri y su centurión Patricia Bullrich en las calles, un tal Santiago Fioriti, de Clarín, escribió por entonces lo que se decía puertas adentro de la Casa Rosada: “A esas manifestaciones hay que disolverlas sin perder un segundo. Y nos estamos haciendo los distraídos”. De “distraídos” pasaron rápidamente a la fase represiva, a los garrotazos, a los gases y balazos de goma, que precedieron a los episodios que les costó la muerte a Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, que dio paso a la “doctrina Chocobar”, que instaló el odio al otro como un insumo más de la vida cotidiana. El odio como motivador de ciertas relaciones sociales no puede terminar bien. Fueron tiempos en los que personajes como el “economista” Roberto Cachanosky quisieron disfrazarse de profetas, y en medio de sus diatribas contra los “piqueteros”, un día lanzó, en formato de solución final, un consejo político al PJ: “Lo que más le conviene al peronismo es juntarse con Macri y llevar adelante las causas judiciales contra el kirchnerismo. Es el mal menor, en todo caso. Si no, ella (por CFK) puede llegar a volver…”. No por hacerle caso a él, ese plan se ejecutó en modo impiadoso, pero con los resultados conocidos. Cuando en aquella etapa la CGT definió el paro general del 6 de abril de 2017, el jefe de Gabinete Marcos Peña, otro profeta frustra-
redacción: Horacio Çaró, Guillermo Griecco, Pablo Bilsky, Luciano Couso, Eugenia Arpesella, Alfredo Montenegro, Facundo Paredes, Gabriel Zuzek, Silvia Carafa, Soledad Pascual, Jerónimo Principiano, Juan Pablo de la Vega y Marcelo Valenzuela.
do, además de advertir que la medida de fuerza “no es necesaria ni va a mejorar la realidad de los trabajadores al día siguiente”, soltó: "Hay sectores que necesitan que fracase el cambio, empezando por CFK". Fueron los dramáticos días de la represión en el merendero “Los Cartoneritos”, de Lanús, cuando la Policía de Seguridad del intendente macrista Néstor Grindetti irrumpió violentamente en el local del Movimientos de Trabajadores Excluidos (MTE), arrojando gas pimienta y destrozando todo el lugar. Hubo chicos heridos y detenidos en un comedor donde comían 100 chicos todos los días y ahora lo hacen más del doble. María Eugenia Vidal debería buscar en aquellas balas y gases, en aquel abandono de los más vulnerables, las razones de su estrepitosa derrota electoral. Fueron los tiempos violentos en que un camionero atropelló y mató a un trabajador que participaba de una protesta en el cruce de las rutas provincial 10 y nacional 11, en San Lorenzo. Lo único que derramó el macrismo fue violencia. Desde la cima del poder, esa violencia fue buscando los cauces para llegar a la sociedad, mientras los CEOs saqueaban a mansalva los recursos del Estado y se quedaban con los mejores negocios. El disciplinamiento social fue uno de los pilares de la gestión Macri, apoyada por grandes enclaves en los grandes aglomerados urbanos, como la Caba, Rosario, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, La Plata, donde pre-
diseño gráfico: Javier García Alfaro, Aníbal Pérez, Diego Roth y Facundo Vitiello. fotografía: Manuel Costa, Andrés Macera, Paula Peña, Yazmín Quiroga, Candela Robles y Carla Scolari. cierre de edición: Viernes 6 de diciembre de 2019.
el eslabón integra la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (Fadiccra) y la cooperativa Diarios y Periódicos de Santa Fe (Dypsa). Mendoza 2836, depto. 4, Rosario
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el eslabón | política
cisamente gobernaba Cambiemos o el socialismo, que mucho no hizo para diferenciarse del modelo, ya sea en lo económico o en los niveles de violencia que se generaban por múltiples causas. Eso sin contar con que esas ciudades contienen un núcleo duro de antiperonismo y/o gorilismo histórico, lo cual actuó como catalizador del discurso de odio social y racial que promovió el macrismo en todos los niveles, especialmente en las redes sociales. Se trata de uno de los capítulos más oscuros del período político inaugurado el 30 de octubre de 1983. Ningún gobierno apeló como el que se retira el martes a los más bajos instintos sociales, promoviendo incluso la desaparición física de aquellos que eran sindicados como marginales, integrantes de pueblos indígenas o directamente “negros de mierda”, como comenzó a usarse para descalificar a los seguidores del peronismo, desembozadamente, como en los tiempos de la fusiladora. No será, está claro, fácil de superar el grado de confrontación generado por los que venían a “cerrar la grieta”, a promover el diálogo y los consensos, y a superar las divisiones que, según su relato, había provocado el kirchnerismo, con su permanente estado de crispación y disputa. Y no será sencillo porque se percibe, aún antes de asumir el gobierno del Frente de Todos, que el macrismo –o sus hilachas, o quienes encabecen la oposición– ya profieren amenazas, o se ponen a cubierto de cualquier revisión de lo actuado al margen de la ley en el ejercicio de la gestión, o simplemente si la nueva administración dispone recuperar derechos perdidos en estos cuatro años de despojo de los mismos. Será necesario que Alberto Fernández tenga mucha y muy firme muñeca para manejar y sostener el timón de un barco que Macri deja en extremo escorado.
El law fare de un gobierno de espías Antes, mucho antes de que el émulo de Maxwell Smart Marcelo D’Alessio cayera por la amplitud de su bocaza y el desenfreno y osadía de sus extorsiones, desde estas páginas se postuló que el de Macri era un gobierno de espías, y que el universo macrista estaba rodeado de galaxias de espías, canas e informantes provenientes de la política y de los negocios más oscuros, y que las piezas de ese peligroso juego excedían por mucho a los intereses del gobierno de Cambiemos. Macri tiene predilección desde siempre por los servicios de inteligencia, y puede decirse que no concibe otra forma de hacer política que no sea apelando al uso del espionaje para perseguir adversarios, acorralarlos y/o neutralizarlos. Pero en aquellas columnas se advertía que “los sérpicos son un arma de doble filo”. La nota titulada, precisamente “Un Gobierno de espías” se publicó el 11 de febrero en El Eslabón y el 13 de ese mes en Redacción Rosario, y narraba que en la semana anterior se produjo un desmadre en las cuevas de los espías. En septiembre de 2016, La Nación publicó un artículo que llevaba como título “En medio de un debate interno, Macri posterga una definición sobre la AFI hasta 2017”, en cuyo cuerpo central se dejaba constancia de un hecho significativo: “No habrá cambios en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Al menos durante los próximos meses. Si
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bien Mauricio Macri respalda al director de la ex SIDE, Gustavo Arribas, en los primeros meses del próximo año realizará una evaluación de lo que sucede en el submundo de los espías para definir el futuro del cuestionado servicio de inteligencia nacional”. Pero en los primeros 40 días de 2017 los servicios virtualmente se desmadraron, mostrando sus afiladas uñas: Arribas fue acusado de percibir un soborno, Macri lo defendió; los agentes contratacaron con las escuchas a CFK y Parrilli, y como colofón de aquella tragicomedia, el canal de deportes de Clarín, TyC, divulgó escuchas telefónicas que comprometían nada menos que a Daniel Angelici, íntimo colaborador de Macri, su operador en la Justicia, y presidente de Boca Juniors. ¿Qué le endilgaban las escuchas? Aprietes a dirigentes del fútbol profesional. El tironeo interno sobre qué hacer con la inteligencia en el gabinete de Macri se puso al rojo vivo, al punto de que en más de una ocasión Jaime Durán Barba le pidió al mandatario que cierre la AFI y cree otro organismo, pero Marcos Peña, Elisa Carrió y Patricia Bullrich lo convencieron de todo lo contrario. Según La Nación, el jefe de Estado por entonces seguía “de cerca lo que ocurre en la AFI. Macri considera que en poco tiempo Arribas «hizo un gran trabajo». El Presidente destaca en privado las alianzas que el Señor 5, como se denomina al director de la agencia, alcanzó con organismos similares en el mundo”. Y en otro párrafo destacaba: “Hoy la AFI, según pudo saber La Nación, trabaja con el Mossad (Instituto de Inteligencia de Israel), la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) y los servicios de inteligencia de Colombia y Perú, entre otros países de la región”. Lo que parece haber ocurrido fue una pelea por fondos que se disputaban bandas internas de la AFI, luego de que Macri, a través
sábados de 12 a 14 radio universidad FM 103.3
del decreto 656/16 de junio de 2016, le devolvió a la AFI la potestad de manejar en secreto los fondos asignados, en esa época unos 1.450 millones de pesos, que pasaron a revestir la categoría de “gastos reservados”. Cabe recordar que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner había transparentado ese presupuesto, dejando sin efecto el carácter secreto de los mismos. Fueron tiempos en los que Lilita Carrió presentó en el Congreso un proyecto para derogar la ley de inteligencia y eliminar la AFI, creando un “Sistema de Inteligencia Nacional” y, por separado, un “Sistema Nacional de Investigación”, que serviría para pesquisar “los delitos federales de terrorismo, narcotráfico, sedición, tráfico de armas, tráfico de divisas, tortura, tráfico y trata de personas”. Todo ello a pedido de la CIA, el Departamento de Estado yanqui y el Comando Sur del Ejército de los EEUU, que ya le venían reclamando esas herramientas a Macri desde que asumió. La iniciativa de la denunciante serial no prosperó, pero los efectos del espionaje interno se ramificaron como una hiedra en la pared. El mandato del jefe de Gabinete Marcos Peña a los espías fue hurgar en las redes sociales, y ponerse a trabajar la máxima Big Data que una fuerza política ambiciona tener para sí: las bases de datos de dos organismos estratégicos, la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) y la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). A través de un decreto, los datos de 16 millones de ciudadanos –incluyendo nombre y apellido, DNI, Cuit/Cuil, domicilio, teléfono, dirección de correo electrónico, fecha de nacimiento, estado civil y estudios– fueron a parar desde la Anses a las oficinas de Marcos Peña, uno de los principales impulsores del ciberespionaje macrista, y ya nadie quedó a salvo de la mirada inquisidora de un gobierno de espías.
Los coletazos de la denuncia del empresario agropecuario Pedro Etchebest a D’Alessio por extorsión abrieron el foco cerrado por el dispositivo de medios hegemónicos, y se pudo destapar el law fare, ese pútrido pozo ciego de donde surgió el armado de las causas con las que se persiguió a CFK, a ex funcionarios y empresarios. El alegato que desplegó a lo largo de tres horas y media la ex presidenta que el martes asume como vice de Alberto Fernández, defendiéndose de una de las miserables causas en las que el partido judicial, el macrismo y los medios más abyectos tuvieron protagonismo y autoría intelectual, ayuda a desenmascarar a un régimen cuyo máximo exponente se despidió con una cadena nacional en la que, como hizo para llegar al Gobierno, mintió en forma desvergonzada, ofreciendo cifras y logros que ningún organismo oficial puede ni podrá confirmar jamás. El mismo jueves del mensaje presidencial, Redacción Rosario publicó un artìculo en el que se daba cuenta de las fuertes caídas en la actividad industrial y la construcción, medidas por el propio Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Macri se va con la actividad industrial acumulando un retroceso del 7,2 por ciento, la construcción cayendo un 8,3 por ciento, y los puestos de trabajo de asalariados registrados en la construcción en picada, bajando respecto del año pasado un 4,9 por ciento. Con eso deberá lidiar el nuevo Gobierno. De esa encrucijada no se sale irradiando odio social ni con operaciones de inteligencia, manipulación de la Big Data, persiguiendo a opositores y encarcelándolos. Se sale con justicia social, y con justicia penal para los que quisieron transformar a la Argentina en un gran showroom en el que los CEOs mostraban sus productos mientras 40 millones de esclavos eran escondidos de las cámara de televisión para que no se viera que comían salteado y dormían en las calles.
política | el eslabón
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FUE. PERIODISMO AUTOGESTIONADO EN TIEMPOS DE MACRI
Resistimos y brindamos Con una economía neoliberal que ahogó a medios cooperativos, populares y pymes, y una política comunicacional al servicio de las grandes corporaciones, el eslabón llegó con el último aliento al final del macrismo y sobrevivió para contarlo. Por Juane Basso
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UERON CUATRO DUROS Y LARGUÍsimos años, pero resistimos. Como la amplia mayoría del pueblo argentino tuvimos que soportar los golpes del gobierno de Mauricio Macri y su modelo neoliberal. Y acá estamos, a pesar de las devaluaciones, los tarifazos en los servicios, la disparada de precios, la caída de la capacidad de compra de lectores y anunciantes, la quita de pauta publicitaria, la desarticulación de programas estatales para las cooperativas y una política de medios al servicio de las grandes corporaciones de la comunicación. Un dato para dimensionar de qué hablamos: el principal insumo de El Eslabón, el papel –producido por una sociedad monopólica de Clarín y La Nación–, aumentó desde octubre de 2015 a agosto de 2018 un 467 por ciento. Como saben, nuestro semanario y nuestro diario digital son producidos por la cooperativa La Masa, un colectivo de trabajadores y trabajadoras que creamos nuestra propia empresa, sin patrones, desde la cual además de brindar servicios de comunicación a quienes lo demanden hemos puesto nuestros medios a disposición de las necesidades de los sectores populares. Así lo definimos hace veinte años cuando lanzamos El Eslabón a los kioscos de diarios y revistas, y hace diez cuando largamos al ciberespacio redaccionrosario.com. El periodismo que elegimos hacer no es neutral, no esconde su posición, no se disfraza de independiente. Se para del lado de los intereses del pueblo y la nación, de la clase trabajadora –a la que pertenecemos quienes producimos estas páginas–, de la defensa de los derechos humanos, de los pueblos originarios, del movimiento de mujeres y las disidencias, de la Patria Grande. Puteamos, lloramos de impotencia o alegría, nos abrazamos y brindamos largo y tendido ante cada conquista popular. Llevamos broncas y denuncias a tapa ante cada retroceso colectivo, frente a cada entrega de soberanía y patrimonio nacional. Como enseñaron Mariano Moreno y Rodolfo Walsh, entre tantas y tantos, concebimos la información como un derecho y asumimos nuestros proyectos periodísticos como parte de una batalla más grande: de disputa por el sentido, por el relato de lo real, la “construcción” de la realidad, por la verdad. Por eso, aún cuando perdimos colores y páginas y apretamos caracteres, y tuvimos que laburar más en las “líneas de servicios” de la cooperativa –que fueron las que nos permitieron bancar nuestros medios–, no dejamos de salir ni un sábado, ni de contar todos los días lo que pasó estos cuatro años de macris-
mo. Eso sí: trabajamos más y cobramos menos. ¿Les suena? Mientras cagatintas oficialistas, operadores mediáticos, trolls e instituciones que nuclean a los grandes medios como Adepa (Asociación de Entidades Periodísticas Argentina), la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) y otras yerbas, se escandalizan porque el presidente electo Alberto Fernández critica a los periodistas que mienten con descaro, y aseguran que el macrismo se caracterizó por “una libertad de prensa”, los medios cooperativos, regionales, populares y comunitarios, o aquellos más grandes que osaron tener una línea editorial crítica con Cambiemos sufrieron persecución, extorsiones, aprietes, ahogamiento financiero, allanamientos, decomiso de equipos y cierres. Algunos lograron resistir a los abandonos patronales y se convirtieron a la autogestión, como Tiempo Argentino, Infonews o el local El Ciudadano. Según los datos que manejan diversos sindicatos de prensa del país, alrededor de 4500 periodistas perdieron su fuente de trabajo durante el macrismo. Además, los empresarios de medios que se negaron a pasarse a las filas del oficialismo fueron directamente encarcelados. Periodistas opositores de enormes audiencias fueron obligados a renunciar, como Horacio Verbitsky en Página/12, Victor Hugo Morales en
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Radio Continental o Roberto Navarro en C5N. Los medios comunitarios y cooperativos fueron explícitamente excluidos de la pauta oficial y vieron desmantelarse las políticas públicas de fomento a la pluralidad de voces que había signado al último tramo de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner al calor de la Ley de Medios, que por otra parte fue desintegrada para servirle en bandeja el mercado a las grandes corporaciones, que alcanzaron niveles de concentración inéditos. El ejemplo local, en el que un sólo grupo se alzó con los tres grandes multimedios de la ciudad –La Capital (papel, on line, LT8 y otros) el Televisión Litoral (Canal 3, LT2, FM Vida, Rosario3.com), más el santafesino diario El Litoral (socio de Clarín)– es una buena muestra. El Eslabón y Redacción Rosario no fueron ajenos a esos embates. Al contrario, recibieron todos los impactos. Uno de los más fuertes: en diciembre de 2015 la tonelada que vende Papel Prensa –la firma con controlan Clarín y La Nación, ya sin ninguna regulación por parte del Estado– para que se pueda imprimir este semanario costaba 7.813,00 pesos. El último dato de ese precio, a fines de 2019 indica que ese precio llegó a 44.371,00 pesos. Según estimaron las fuentes consultadas por este medio –empresarios imprenteros que sufren la libertad de empresa de Héctor Magnetto y Barto-
lomé Mitre– la suba de octubre de 2015 a diciembre de 2019 supera el 500 por ciento. La indefensión ante la que están los medios gráficos de todo el país frente al monopolio de Clarín y La Nación fue definida con claridad por Julio Delgado, el presidente de la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (Fadiccra). “La industria gráfica argentina está dolarizada”, remarcó el además titular de Copegraf, editora del diario El Independiente de La Rioja. Espalda con espalda, junto a las más de 30 cooperativas de prensa de Fadiccra, La Masa hizo de tripas corazón estos cuatro interminables años. Y al igual que movimientos sociales, sindicatos y la diversidad de sectores que resistieron al neoliberalismo, sobrevivió para contarla. Desde El Eslabón y Redacción Rosario se hicieron todos los nuestro esfuerzo y aportes al debate colectivo para que el desastre de Cambiemos no se extienda otro período, para llamar a la unidad de quienes sufrieron sus políticas, para amplificar todas las luchas. ¿Cómo no vamos a festejar la despedida de Mauricio? Ahora, con mucha esperanza, y conscientes de la complejidad de la hora, nos preparamos para lo que viene. Contamos con ustedes queridos lectores y queridas lectoras. Cuenten con nosotros. Y brindemos, que Macri se va.
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el eslabón | educación
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FUE. LA POLÍTICA EDUCATIVA DE CAMBIEMOS
El odio como pedagogía, el mercado como política Un repaso por la educación en tiempos de Macri: desinversión, abandono del derecho a aprender y enseñar. Ni una sola medida para rescatar en cuatro años de desidia planificada. MANUEL COSTA
Por Marcela Isaías
bre de 2018– con el Ministerio de Ciencia y Tecnología (creado en 2007), para convertirlo en Secretaría. En campaña, había prometido “mantener el compromiso con la investigación y ponerla al servicio del desarrollo del país”. Lo que hizo fue lo opuesto: desmanteló un sistema científico y tecnológico floreciente.
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OS AÑOS DE LA EDUCACIÓN MAcrista son para recordar. Sí, para no olvidar y hacer siempre memoria de las cuatro décadas donde aprender y enseñar dejaron de ser derechos, para proyectarse al servicio del mercado. Hubo una planificación consciente en cada decisión de Cambiemos en materia educativa. La deshumanización de las relaciones, el desprecio por los más pobres y la descalificación permanente hacia el magisterio (y particularmente sus representantes sindicales) fueron patas principales para sostener este modelo de educación basado en el individualismo meritocrático. Algunas frases pronunciadas por los referentes principales de Cambiemos –hay más, muchas más– desnudan y sintetizan los objetivos de las políticas educativas de la presidencia de Mauricio Macri.
Campaña del Desierto educativa
“Una revolución educativa” La promesa de una “Revolución educativa” fue una de las más escuchadas en estos años. Desde antes de asumir como ministro de Educación, Esteban Bullrich la repetía en cada presentación pública. Le oponía la de “fraude educativo” para dar pie a la supuesta falta de evaluaciones en el sistema educativo. “¿Cuántos ministros de Educación renunciaron porque esa ley (secundario obligatorio) no se cumple?”, preguntaba en una conferencia realizada en la Universidad de San Andrés, en abril de 2016. También pedía que se le hiciera un juicio político de no cumplir con sus funciones. Cambiemos no cumplió con ninguna de las leyes de educación vigentes: ni la de educación nacional, técnico profesional, de financiamiento educativo, de educación sexual integral ni la llamada de los 180 días (que obliga a la Nación a asistir a las provincias en caso de dificultades financieras para pagar salarios). Este incumplimiento se llevó las vidas de Sandra Calamaro y Rubén Rodríguez, en Moreno (por una explosión de gas en la escuela donde trabajaban) y de María Cristina Aguilar y Jorgelina Ruiz Díaz, cuando regresaban por una ruta en Chubut luego reclamar que les paguen sus sueldos. “De aprobarse el actual presupuesto (nacional) tal como fue enviado como proyecto (por Cambiemos), el presupuesto educativo del Estado nacional en 2020 será, en términos reales, un 34 por ciento más bajo que el de 2016”, advierte un estudio presentado en noviembre pasado y realizado por un Colectivo de Observatorios y Equipos de Investigación en Educación que integran diversas universidades nacionales. Es decir, la “Revolución educativa” prome-
tida ni asomó, las leyes no se cumplieron y las escuelas, como en los 90, volvieron a ser comedores. Y el ex ministro Bullrich no sólo no renunció sino que ocupa una banca en el Senado de la Nación sin el menor pudor.
“Caídos en la pública” “Tenemos que trabajar, en terminar con la terrible inequidad entre aquel que puede ir a una privada y aquel que tiene que caer en la escuela pública”, dijo el presidente Mauricio Macri en uno de sus sincericidios más escandalosos. La infeliz frase la expresó el 21 marzo de 2017 cuando presentaba los resultados del Operativo Aprender, y mientras se concretaba un paro nacional de educadoras y más de 400 mil docentes se unían a la Marcha Federal Educativa, para reclamar por la paritaria nacional (dejada sin efecto por un decreto de Macri de enero de ese año). La ausencia de esta paritaria ha llevado otra vez a la fragmentación entre provincias “ricas” y “pobres”. El jueves pasado, en su cadena nacional de despedida, otra vez Macri eligió las pruebas estandarizadas para hablar de educación y lo que piensa de los “caídos en la pública”. “Creemos en la educación pública y por eso iniciamos una serie de reformas para mejorar su calidad”, dijo para enfatizar las pruebas ya denunciadas como verdaderos negocios de las corporaciones editoriales, entre otras. El mismo día que Macri deliraba sobre “los logros educativos” en estos cuatro años, un nuevo informe de la UCA revelaba que la pobreza alcanza al 40,8%.
“Los pobres no llegan a la universidad” "¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?", expresó la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. Fue en un almuerzo del Rotary Club, el 30 de mayo de 2018. De alguna manera venía a reforzar la idea de “caídos en la pública”. Tan repudiables como desafortunadas resultaron las expresiones de Vidal, planteadas a poco de cumplirse los 100 años de la Reforma Universitaria de 1918. No fueron tampoco casuales, en ese mismo año (2018), el gobierno nacional decidía un recorte de 3 mil millones de pesos para las universidades públicas. El achicamiento en la formación docente, en el cierre de institutos superiores, en la creación de la Unicaba y en las becas estudiantiles reflejan claramente los dichos de Vidal de algo así como “para qué pensar una educación para los pobres si siempre van a ser pobres”. Pasó lo mismo con el desmantelamiento de todos los programas socioeducativos como los de coros y orquestas, de ajedrez o la entrega de netbooks, de libros, de laboratorios escolares. Entre ellos, otro decisivo programa como el de educación sexual integral, más ante el avance de los sectores antiderechos en la región. En ese mismo año en que Vidal mostraba su desprecio por los pobres, Macri decidía terminar –1° de septiem-
“Uno percibe la emoción que tiene este acto para todos ustedes. Hace muy poquito cumplimos 200 años de independencia, y planteábamos con el presidente que no puede haber independencia sin educación. Y tratando de pensar en el futuro, esta es la nueva campaña del desierto. Pero no con la espada sino con la educación”, expresó Esteban Bullrich cuando era ministro de Educación y asistía a la inauguración del nuevo Hospital Escuela de Veterinaria dependiente de la Universidad Nacional de Río Negro, en Choele Choel. Fue en septiembre de 2016. Y sí, las políticas educativas de Cambiemos fueron un verdadero exterminio de la educación pública, tanto en materia de infraestructura y recursos, como en planes para garantizar el pleno derecho a los aprendizajes. No sólo no se crearon escuelas sino que se abandonaron las existentes. Un ejemplo palpable es la famosa promesa de construir “3 mil jardines de infantes” en estos cuatro años. En 2017 el anuncio se transformó en 10 mil nuevas salas, al final del mandato ni unos ni otras. En esta “Campaña del Desierto para la Educación” también se inscriben la promoción de las neurociencias, de las pedagogías Cris Morena y del fomento del emprendedorismo para anular cualquier intento de pensamiento crítico. Y por otro, para reforzar la idea de mirar al semejante como enemigo, y sobre todo aniquilar la lucha de Madres, Abuelas y los organismos de Derechos Humanos por construir memoria, verdad y justicia. En esta última materia, la ministra de (in)Seguridad Patricia Bullrich tiene su cuadro de honor en promover la pedagogía del odio, alentando “Chocobares”, a andar armados y a justificar el accionar represivo de la Gendarmería Nacional: la persecución y muerte de Santiago Maldonado es el ejemplo más claro. Además de la creación del Servicio Cívico Voluntario en Valores, a cargo de Gendarmería y con el visto bueno del ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro. Las políticas educativas de Cambiemos, con Macri y sus aliados de turno a la cabeza, resultaron una Campaña aniquiladora de la educación pública argentina y de sus valores más nobles.
política | el eslabón
página 6 | sábado 7 de diciembre de 2019
FUE. CUATRO AÑOS DE DOCTRINA CHOCOBAR Y VIOLENCIA INSTITUCIONAL
El sable como mensaje La ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich hizo un balance de gestión en el que dijo: “Tuvimos gatillo difícil”. Datos de la Correpi la desmienten. Un esfuerzo, como política de Estado, por la producción de verdad y la construcción semántica en dirección opuesta a los hechos. Por Luciano Couso
gobierno nacional de “tejer un relato en relación al combate al narcotráfico” que no se condice con la realidad. El aumento de la circulación y el consumo de drogas ilícitas en los últimos diez años junto con el incremento de la violencia que producen las disputas por ese enorme negocio ilegalizado y la corrupción policial, son muestras del fracaso del paradigma prohibicionista y de guerra a las drogas.
L
A MINISTRA DE SEGURIDAD, Patricia Bullrich, se despidió esta semana de su cargo con un balance de gestión en el que afirmó, en base a datos elaborados por su cartera: “No tuvimos gatillo fácil, tuvimos gatillo difícil”. A la vez, recibió en ese acto de manos del comandante de Gendarmería Nacional un sable con la inscripción de una frase que la funcionaria utilizó para defender a la fuerza cuando el artesano Santiago Maldonado –muerto durante un procedimiento ilegal de represión de un piquete en Chubut– aún estaba desaparecido. La Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) informó que hasta febrero de este año “el promedio de muertes bajo el gobierno del PRO y sus aliados es de un caso cada 21 horas”, cuando durante el kirchnerismo fue uno cada 30 horas. El debate no es estadístico sino sobre la producción de verdad y la construcción de los sentidos que circulan socialmente dirigidos a la aceptación o el rechazo de los mecanismos y conductas empleados por las fuerzas de seguridad en el uso del legítimo monopolio de la fuerza que ostenta el Estado. Si un logro puede mostrar Bullrich es haber atravesado los cuatro años de la tercera experiencia neoliberal de la Argentina siendo una de las funcionarias con mejor imagen del elenco gobernante, de acuerdo a los sondeos de opinión pública. No es necesariamente en los datos que arroja su gestión al frente de Seguridad donde deben buscarse las razones de ese logro, sino en la habilidad de la ministra –que fue montonera pero no es yegua– en maridar el discurso oficial con los prejuicios dominantes sobre delito, narcotráfico y represión estatal de los mismos. La disociación de la palabra oficial en relación a las acciones de gobierno ha sido un rasgo distintivo del macrismo, que exacerbó esa práctica. Al menos una parte de quienes se inclinaron en los comicios por la reelección del presidente Mauricio Macri, lo hicieron porque se sintieron identificados con el izamiento de banderas sobre arraigados prejuicios clasistas que ligan pobreza con desinterés por el trabajo y percibieron que había un restablecimiento de las jerarquías sociales sobre las que se edificó la Nación, expresado en la retórica oficial en frases como “ustedes no vinieron en colectivos” al asistir a un acto político. Eso sucedió, a pesar de que entre diciembre de 2015 y septiembre de 2019 los estigmatizados “planes sociales” casi se duplicaron: cuando Cambiemos asumió la Presidencia había 245 mil personas que percibían “un plan” en el país, cifra que trepaba a 450 mil hace tres meses. Los presuntos verdugos de los “chori-planeros” ampliaron en los hechos la cobertura social destinada a los más vulnerables –a la par que sus políticas económicas destruían empleo y producían pobreza–, mientras en sus discursos estigmatizaban a “los vagos”, la grasa militante del Estado y otras formas de segregación social que se montan sobre una larga tradición de prejuicios. Del mismo modo, la ministra de Seguridad convirtió el presunto empoderamiento de las fuerzas de seguridad y su discurso masculinizado –el macho enfrenta al delito en un batalla sin cuartel– en la música que su base electoral –aunque no sólo ese segmento de la sociedad– deseaba oír. El maniqueísmo propio de los debates públicos sobre delito –se está contra o con los chorros– fue la plataforma sobre la que
Sable mensajero
Bullrich edificó en estos cuatro años su fama de funcionaria implacable con quienes transgreden la ley. Para eso se asentó sobre el sentido común imperante en un sector de la población, legítimamente asustada frente a los rieSgos de su propiedad o de su integridad física, que reclama soluciones inmediatas a un problema multidimensional y complejo.
Mano suelta Con ese propósito que forma parte del manual básico de la demagogia punitiva, Bullrich y su jefe funcional y político, el presidente Macri, utilizaron el caso conocido como “Chocobar”, por el apellido de un policía que asesinó de varios tiros por la espalda a un joven que escapaba tras protagonizar un robo y herir gravemente a un turista. El policía Luis Chocobar, que salía de su casa de La Boca, intervino en diciembre de 2017 luego del robo, al perseguir a uno de los asaltantes y matarlo a tres cuadras de donde se había producido el hecho. Mientras Chocobar era procesado por la Justicia fue recibido en la Casa Rosada por Macri y Bullrich, quienes lo erigieron en modelo a seguir. Un artículo del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) sobre el caso reseñó que “en el marco de una persecución o al intentar evitar una fuga, la fuerza letal sólo se puede utilizar como un último recurso cuando es necesario proteger la vida de alguna de las personas involucradas en el hecho, incluido el personal policial. No se trata de este caso”. Agregó que “si un funcionario estatal utiliza un arma letal de manera injustificada y ocasiona la muerte de una persona que no era una amenaza a la vida del policía o de una tercera persona, se trata de un hecho al que los sistemas internacionales de protección de derechos denominan ejecución sumaria o extrajudicial y constituye una violación de los derechos a la vida y a la integridad física”. En cambio, “si el policía se equivoca sobre la existencia de una agresión o utiliza la fuerza en forma desproporcionada e irracional, el caso se puede resolver como un exceso en legítima defensa; es decir, el policía comete un delito por su negligencia”. Con el recibimiento de Chocobar en la Casa Rosada, dijo el Cels, “se busca nuevamente instalar la idea de que existe un «ga-
rantismo» que conduce a la impunidad de los delincuentes y que la alternativa a ello es «soltarle la mano» a la policía para que actúen sin respetar las reglas. La falsedad de esta dicotomía la demuestra el hecho de que el otro asaltante, que consiguió escapar, fue luego localizado y detenido”.
Narcotráfico Otro de los “éxitos” de la gestión de Bullrich, de acuerdo a su autopercepción, fue el combate al narcotráfico, que consistió en la exaltación del perimido paradigma de la guerra a las drogas originado en Estados Unidos en la década del 70. Y que ha esparcido de forma más o menos equivalente muertes y negocios. La ministra midió su éxito en esa materia en términos de confiscaciones y secuestros de material estupefaciente de venta prohibida. Según el informe de 2018 de la Sedronar sobre prevalencia en el consumo de drogas, la acción de Bullrich sólo habría servido para mejorar el precio de los estupefacientes que no fueron retirados del mercado, al reducir la oferta. La marihuana “es la droga ilícita de mayor consumo en el país. El 7,8 por ciento de la población declaró su uso en el último año; el 10,7 de los varones y el 5,2 por ciento de las mujeres. Entre 2010 y 2017, el consumo creció en todos los grupos de edad, tanto en varones como en mujeres”, señala el documento oficial. Agrega que en el caso de la cocaína “el 5,3 por ciento de la población entre 12 y 65 años consumió cocaína alguna vez en su vida, lo que implica un incremento del 100 por ciento con respecto al estudio del 2010. En comparación con el año 2010 se triplicó el consumo alguna vez en la vida entre adolescentes”. En enero de 2018, el diputado provincial e investigador Carlos Del Frade, afirmó que “en 2017 se duplicó la cantidad de cocaína que circulaba en el país, se triplicó la cantidad de drogas sintéticas y casi se duplicó la cantidad de marihuana. Estos son números oficiales del Ministerio de Seguridad de la Nación”. Fue luego de que la ministra Bullrich señalara que la detención de Alan Funes –integrante de una banda de Rosario– suponía el arresto de un joven que “aterrorizaba a Rosario”. Del Frade acusó entonces al
Uno de los últimos actos de Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad tuvo un alto contenido simbólico. Antes de exponer su balance de gestión a un grupo de periodistas, la ministra recibió de parte del jefe de Gendarmería, Gerardo Otero, “un presente” que consistió en un sable –objeto que integra el escudo de la fuerza– con una leyenda, que le pidió que leyera. La funcionaria lo hizo: “Doctora Patricia Bullrich. No voy a querer hacer la injusticia de tirar un gendarme por la ventana”. La frase contenida en el obsequio la había pronunciado la ministra cuando el artesano anarquista Santiago Maldonado llevaba dos semanas desaparecido y ella asistió a una comisión del Senado de la Nación que le reclamaba información sobre el caso. Cuando le preguntaron por el rol en la represión a la Pu Lof de Cushamen, en Chubut, del comandante Fabián Méndez, jefe del Escuadrón 35 de la fuerza de seguridad, Bullrich respondió: “No voy a cometer la injusticia de tirar un gendarme por la ventana para sacarme responsabilidades, me la banco yo”. Maldonado había participado de un corte de ruta en el ingreso al predio de la comunidad Pu Lof, en Chubut, que fue desalojado por Gendarmería en cumplimiento de una orden judicial de liberación del tránsito. Sin embargo, el procedimiento siguió en el interior del predio –y con la ruta ya despejada– con disparos de arma de fuego y persecución a los miembros de la comunidad mapuche. El tatuador desapareció tras la represión de la fuerza de seguridad. El cuerpo de Maldonado –que había adherido a la lucha de los pueblos originarios– apareció en el río Chubut 77 días más tarde, el 17 de octubre de 2017, en un lugar cercano al que se denunció como el de su desaparición y donde ya se habían realizado rastrillajes. La autopsia determinó que la causa de muerte de “ahogamiento por sumersión en el agua del río Chubut coadyuvado por hipotermia”. El juez federal Gustavo Lleral cerró el caso un tiempo después –que se había caratulado como posible desaparición forzada de persona– y sobreseyó al único imputado, el gendarme Emmanuel Echazú. Se conoce la causa de muerte pero no las circunstancias en la que Maldonado terminó en el río, no sabiendo nadar. No fue a darse a un chapuzón mientras los gendarmes tiraban y perseguían a los mapuches. Pero independientemente de lo ocurrido, y se su posible esclarecimiento, el rol del gobierno en esos días fue desacreditar a la familia Maldonado, plantar pistas falsas –con ayuda de aliados como Elisa Carrió y de medios de comunicación afines– e intentar negar los hechos. Bullrich no debía condenar ni absolver a la Gendarmería, pues esa no es su función. Sí, tenía la obligación, como funcionaria pública, de poner todos sus esfuerzos para el esclarecimiento del caso y no hacer lo contrario. Como escogió una opción, esta semana se llevó un obsequio que, en rigor, es un mensaje.
el eslabón | economía
sábado 7 de diciembre de 2019 | página 7
FUE. EL FIN DE UN PROYECTO NEOLIBERAL DEVASTADOR
Desastres en cadena Macri y su plan económico dejan penurias para las mayorías. Los efectos de la crisis planificada y los desafíos de crecimiento e inclusión para Alberto Fernández, en un contexto nacional, regional e internacional de alta complejidad. Por Guillermo Griecco
M
ADURA EL RECAMBIO DE gobierno. El experimento que lideró la derecha argenta en los últimos cuatro años deja a la vista de todos y todas un triste desenlace. La realidad duele, aunque el presidente saliente y su marketing político busquen camuflarla. Todo lo que pasó era de esperar. En campaña, Macri dijo una cosa, y una vez en el gobierno, hizo otra. Hubo mentira planificada, práctica incesante hasta el fin. El plan económico del macrismo regó de penurias la Argentina, por más que los responsables de la catástrofe económica se animen a dar consejos y a trazar balances “positivos” de gestión. Por fuera del falso relato que impone el reino del revés, es importante dimensionar y pensar en el daño profundo provocado por un modelo político, económico, social y cultural diseñado para unos pocos, simplemente, para no volver a repetirlo. El neoliberalismo perdió las elecciones pero sus devastadoras consecuencias perdurarán entre nosotros. El Frente de Todos deberá modificar el rumbo para sortear la pesadísima herencia, las dificultades y dar batalla para que el país vuelva a retomar la senda de la producción y del crecimiento. Dicho así, hasta parece fácil, pero te la regalo, Alberto. Con Mauricio, cierres de fábrica, la mayoría pymes; despidos, suspensiones, precarización laboral, ajuste y más ajuste, desindustrialización, megaendeudamiento, descontrol inflacionario, caída de los ingresos populares, más pobreza. Macri pidió que su gobierno sea evaluado por la pobreza y ya no habla del tema, porque no fue “cero” si no que creció doce puntos porcentuales desde que él asumió. Las recetas de Cambiemos en tándem con el Fondo Monetario Internacional hundieron al país en una profunda crisis y dejan un campo minado, con peligro explosivo en el terreno económico. Tres de los cuatro años de Cambiemos transcurrieron en recesión. En los dos últimos, hubo sostenido derrumbe en el nivel de actividad y empleo, mercado interno planchado. El elevado promedio de inflación del 25 por ciento que dejó el gobierno de CFK saltó a más del 50 por ciento en la era Macri; tarifazos; un dólar que saltó de 10 pesos en 2015 a más de 60 pesos a fines de 2019; un recorte para el salario formal y jubilaciones de alrededor de 20 puntos; una pobreza medida por ingresos que alcanza a más del 40 por ciento de la población argentina, casi 10 por ciento la indigencia; un nivel de desempleo arriba del 10 por ciento contra el 5,9 de 2015; una deuda externa fugada y también reinvertida en la campaña proselitista del todavía oficialismo. El futuro gobierno empezó a despuntar
Macri pidió que su gobierno sea evaluado por la pobreza y ya no habla del tema, porque no fue “cero” si no que creció doce puntos porcentuales desde que él asumió. otro proyecto de política económica, bien diferente al de los señoritos CEOs y los adalides del “sí se puede”. El contexto arde, las circunstancias están difíciles, pero no imposibles de revertir, creen desde el Frente de Todos. Indicadores económicos y sociales terminan al rojo vivo. Industria y comercio fueron dos de los sectores más castigados por las políticas del macrismo. Son rubros que dependen del mercado interno y del nivel de consumo popular, que cayó en picada al compás de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, que desplomó las ventas. En el campo, en las actividades agropecuarias, la cosa no fue tan mal. El polo agroexportador fue un sector beneficiado. Los intentos de reeditar un conflicto entre el próximo gobierno y las patronales agrarias por las retenciones, también va por ahí. Macri, el de los globos amarillos que no se pone colorado, dice que se va pero que deja “bases sólidas” para el crecimiento. Hace una defensa adulterada de su gobierno, horrible por donde se lo mire y analice. Casi un año y medio de caídas consecutivas en producción fabril, con la mitad de las máquinas apagadas; dos años de contracción del consumo; un achicamiento de la economía sostenido y un regreso del FMI con un “salvataje” millonario, el préstamo más grande de la historia del organismo. Fueron cuatro años, suficientes para saber de qué se trata.
los compromisos de deuda no pondrían en riesgo el fin de su mandato y que ese problema lo debería resolver el próximo gobierno. Ante el congelamiento de los desembolsos del FMI y en el marco de fuertes presiones sobre el mercado de cambios, decidió incumplir los pagos de deuda de corto plazo en pesos y dólares de agosto de este año, y reprogramarlos forzosamente para el año siguiente. Ante esa pesada herencia de endeudamiento externo y con el acceso al crédito externo privado y de organismos internacionales prácticamente agotados, los economistas de las diversas corrientes ortodoxas o heterodoxas plantean la necesidad de una reestructuración. El debate es entonces, ¿qué tipo de restructuración debe realizarse?”, se preguntaron desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) en el último reporte dedicado a analizar el default de la deuda. Al respecto, desde el Ceso sostuvieron: “La capacidad de obtener quitas de capital e interés o de extender los vencimientos, depende de las posiciones relativas de fuerza que tiene Argentina y sus acreedores a la hora de sentarse a negociar. Algunos economistas vinculados al establishment financiero plantean una urgencia por resolver rápidamente la problemática que no se condice con la situación macroeconómica del país”.
Economía en default
En el último informe de coyuntura del Centro de Investigación y Formación de la
“La gestión de Mauricio Macri resolvió que
“Cambios profundos”
República Argentina (Cifra), dependiente de la CTA, se analizó: “Los resultados de las últimas elecciones presidenciales reflejan el inicio de cambios profundos en la economía argentina. No sólo se desbarató en apenas un mandato la primera experiencia histórica del país en que los sectores dominantes accedieron al control del Estado mediante un partido propio y el voto ejercido democráticamente, sino que todo parece indicar que la sociedad argentina le puso un límite también a un régimen económico sostenido en la valorización financiera”. Según el reporte de Cifra, “el macrismo implementó una notable distribución regresiva del ingreso y puso en marcha un ajuste superior en el marco del acceso a un nuevo crédito con el FMI. Todo ello no hizo más que profundizar la fase recesiva que provocaron las políticas económicas del gobierno. De resultas de ello el balance de la gestión de la Alianza Cambiemos deja una verdadera pesada herencia en la economía argentina: recesión económica con alta inflación”. “El nuevo gobierno recibe una situación económica sumamente delicada –continuó el informe– que lo obligará a balancear entre las expectativas sociales por avanzar en las abultadas demandas insatisfechas, las contradicciones internas que expresa la coalición de gobierno, y las restricciones económicas que le impone la verdadera pesada herencia que deja la fallida experiencia de la Alianza Cambiemos. Todo ello en el marco de una situación regional sumamente delicada como lo demuestra el golpe militar en Bolivia”. En el informe de Cifra también se hizo referencia a algunos desafíos que esperan por el nuevo gobierno. “Entre los desafíos de corto plazo se encuentran la necesidad de ponerle fin a la especulación financiera, reduciendo la tasa de interés y estableciendo nuevas regulaciones, así como avanzar en el arduo proceso de renegociación de la deuda de modo de distender la brecha externa. Asimismo, se deberán aumentar los ingresos públicos derivados de las exportaciones, e impulsar la ocupación mediante planes masivos de empleo y una recomposición de los salarios reales y las jubilaciones como vía inductora de la reactivación económica”, analizaron. Cambiemos no se hace cargo del muerto que deja. Mira para otro lado. Culpa de la crisis a los votantes del Frente de Todos. Pero, todo concluye al fin, dice una canción de Vox Dei. Y “mañana es mejor”, se esperanza otra en la cantata spinetteana. Dos que seguro sabe Alberto, pero no es momento de guitarrear. Una que sí sabemos todos: Macri tiró una cadena nacional de despedida (primera y última), para disimular los grandes desastres económicos en cadena que se sucedieron desde 2015.
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internacionales |
EN CINCO OPORTUNIDADES, ORGANISMOS DEL ESTADO LLAMARON FALKLANDS A LAS ISLAS
La entrega de Malvinas Macri concedió a los ingleses todo lo que pidieron: les entregó el petróleo y la pesca. Permitió más presencia militar. Los kelpers lograron más vuelos desde terceros países y sin Aerolíneas Argentinas. Y se negó a avanzar en el juicio por el hundimiento del Belgrano y torturas a soldados argentinos. Por Pablo Bilsky
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NTES DE CONVERTIRSE EN PREsidente, hace más de 21 años, en 1997, en el marco de una entrevista al diario Página 12, Mauricio Macri expresó su opinión sobre Malvinas y la soberanía: “La verdad es que los temas de las soberanías con un país tan grande como el que tenemos nunca los entiendo mucho. Nosotros no tenemos un problema como los israelíes, que tienen problema de espacio. Acá lo nuestro es casi un amor propio. Es más, creo que las islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina. Tengo entendido que al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año”, respondió Macri hace más de dos décadas. Y una vez convertido en presidente, su política exterior fue coherente con la idea de Malvinas como “gasto” y con su desprecio por el concepto de soberanía. Macri dejó de lado los reclamos en este sentido: ni mencionó el tema durante sus encuentros con autoridades de Reino Unido. Además, pactó con los ingleses y les otorgó todo lo que venían exigiendo. Por ejemplo, entregó el petróleo de Cuenca Malvinas a empresas británicas pese a la existencia de un amparo judicial que se lo impedía, entre otras medidas que se diferenciaron en forma contundente con la de gobiernos anteriores. Tal como lo reflejan los medios de Reino Unido, la llegada de Macri al poder fue una fiesta para el gobierno británico, que además de hacer buenos negocios y extraer petróleo y pescar sin restricciones, con el visto bueno del gobierno argentino, aumentó la presencia militar y los ejercicios militares en la zona. Los kelpers lograron, además, más vuelos a Malvinas desde terceros países y sin Aerolíneas Argentinas. Asimismo, Macri se negó a avanzar en juicio contra Londres por el hundimiento del Belgrano y torturas a soldados argentinos. Para Cambiemos “the Falklands are british” En junio de 2019, se supo que una página oficial de la Secretaría de Cultura de la Nación había publicado un mapa de la Argentina donde las islas figuraban como "Falklands Islands", tal como se las denomina en Gran Bretaña. Daniel Filmus, que desempeñó como secretario de Asuntos Relativos a las Islas del Atlántico Sur durante la última etapa del gobierno de Cristina Kirchner, advirtió el contenido del mapa e hizo el reclamo mediante Twitter: “En el día que recordamos a un gran luchador por la soberanía, Martín Miguel de Güemes, la página oficial de Puntos de Cultura de la Secretaría de Cultura no se enteró que las Malvinas son argentinas", dijo Filmus, que adjuntó una foto del mapa con la denominación "Falklands" que figuraba en el sitio oficial. No fue un hecho aislado, ni un papelón más de los muchos que caracterizaron la política exterior de Macri, que desde un principio dejó en claro que para su gobierno las Malvinas se llaman “Falklands” y son inglesas. Según informó el diario La Nación en su edición del 18 de junio de 2019, la página fue dada de baja y desde Cultura aseguraron que pronto repondrán un nuevo mapa con el nombre correcto. También deslizaron que el error se había producido por referenciar un mapa del servicio Carto (y no Google, como se dijo en un principio), donde las islas Malvinas figuran como Falklands. No fue el primer desliz que dio cuenta de lo que verdaderamente piensa el gobierno de Macri sobre el tema: fue la quinta vez en la
que un organismo del Estado Nacional llamó Falklands a las Islas Malvinas en los últimos tres años, informó el diario La Nación. En 2017 la página del ministerio de Modernización tenía un mapa con el mismo error, que fue quitado cuando fue advertido por internautas mendocinos. Ese mismo año, Radio y Televisión Argentina (RTA) incurrió en la misma equivocación. También le sucedió a la Ansés, que distribuyó un volante con motivo del día del Mercosur, pero donde las islas ni siquiera figuraban en el mapa. Por último, agrega la enumeración de La Nación, fue el turno del ministerio de Desarrollo Social, que hizo circular por las redes una postal de fin de año donde las Islas Malvinas figuraban con la denominación británica. En diciembre de 2018, el embajador argentino ante el Reino Unido, Carlos Sersale, escribió a través de la red social Twitter que los británicos que gobiernan las islas ocupadas son “las máximas autoridades de las islas”, reconociendo así en forma explícita la legitimidad de la presencia británica en territorio nacional argentino. En una carta dirigida al Canciller Jorge Faurie, Sersale hizo una rectificación por sus cuestionados dichos: “Lamento profundamente las confusiones que, a raíz del mismo, se generaron”, dijo el diplomático en referencia al tuit del 14 de diciembre de 2018. El embajador argentino en Londres explicó que todo se debió a “un error”, producto de haber republicado en Twitter una nota de Infobae. La polémica se inició el 14 de diciembre de 2018, cuando Sersale tuiteó sobre la visita del empresario Eduardo Eurnekian a las Islas Malvinas. “Colaboración, agradecimiento y reunión cumbre en Malvinas: Eduardo Eurnekian fue recibido por las máximas au-
toridades de las islas”, publicó el embajador argentino en el Reino Unido, tuit que luego fue corregido, pero que revela las verdaderas ideas del gobierno de Cambiemos, y describe, además, todo lo hecho con relación al Reino Unido.
Entrega del petróleo y las pesca, y más militarización Desde la asunción de Cambiemos al poder, el gobierno impulsó una declaración conjunta firmada entre los gobiernos argentino y de Gran Bretaña para remover las restricciones a la exploración de petróleo y pesca en el área de las Islas Malvinas, uno de los principales reclamos de Londres. La declaración firmada con el Reino Unido dice textualmente: “Se acordó adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos”. De esta manera, se anularon las restricciones al desarrollo de la industria del gas y el petróleo en los alrededores de las disputadas islas Malvinas. En agosto de 2016 la entonces primera ministra de Reino Unido, Theresa May, envió una carta a Macri en la que reclamó que se levanten las restricciones para la explotación petrolera del área y vuelos directos a las Islas. Y Macri, obediente, hizo lo que los británicos pidieron. Y en 2019, finalmente el gobierno oficializó los permisos definitivos para la exploración y explotación de hidrocarburos en el mar argentino a un grupo de empresas entre las que se encuentran las británicas British Petroleum y Tullow Oil. A esta última se le adjudicaron tres áreas de la Cuenca Malvinas Oeste, a cien kilómetros de las Is-
las, dos de las cuales compartirá con Wintershall y Pluspetrol. El gobierno entregó a los británicos todo lo que pedían pese a la medida cautelar que solicita la inconstitucionalidad de la adjudicación offshore a intereses británico-kelpers. En octubre de 2019, el senador nacional del FPV-PJ, Marcelo Fuentes, y el director del Observatorio de Energía y Tecnología para el Desarrollo (Oetec), Federico Bernal, presentaron un amparo para que se dicte una medida cautelar urgente y se suspenda el procedimiento que tiende a otorgar el título definitivo de los permisos de exploración y explotación a favor de las empresas británicas en territorio de islas Malvinas. Además, solicitaron que se decrete la inconstitucionalidad y nulidad del Decreto 872/2018 y las resoluciones 65/2018 y 276/2019. El amparo se tramita en el Juzgado 10 en lo Contencioso Administrativo Federal. “El Gobierno en su retirada trata de blindar decisiones que comprometen la defensa de la soberanía en el Atlántico Sur”, señaló en declaraciones al sitio de noticias Pulse. “Estas medidas de Cambiemos van a ser objeto de revisión”, agregó el legislador. “Todo acto administrativo que esté viciado de nulidad es revisable”, subrayó Fuentes. Con el amparo en Tribunales, el Gobierno avanzó de todas formas con una batería de resoluciones publicadas en octubre de 2019. Según señala el sitio Pulse, todas son áreas de la Cuenca Malvinas, a sólo 100 kilómetros de nuestras Islas. De esta manera se consolida el interés económico británico en una zona de altísima trascendencia geopolítica. “El titular de la concesión tendrá la libre disponibilidad de los hidrocarburos producidos en esa área”, indica uno de los artículos de las resoluciones.
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CIPAYISMO EXPLÍCITO
A los pies del Imperio Macri mostró total sumisión a EEUU (que le financió el Gobierno a través del FMI), y se sumó al bloque de derecha, formado por Chile, Colombia, Ecuador y Paraguay, para atacar a Venezuela, Bolivia y Cuba, destruir Unasur y hacer de la región el patio trasero de quienes se creen dueños del continente. Por P. B.
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A POLÍTICA EXTERIOR DE LA GEStión de Mauricio Macri se caracterizó por una sumisión total a los designios de EEUU. El gobierno de Cambiemos logró sostenerse y completar su mandato, entre otros muchos factores, por la financiación recibida por el FMI y la influencia del presidente Donald Trump para que este organismo de crédito le entregue miles de millones de dólares, que fueron destinados a la fuga de capitales, la especulación financiera y la manipulación a través de los medios hegemónicos. El resultado de esa “ayuda” del FMI, que sólo merece ese nombre con relación a Macri, sus amigos, y los pocos sectores de la economía que no fueron diezmados por sus políticas, es una pesada herencia, un endeudamiento (en algunos casos hasta cien años) que hipotecará el futuro de varias generaciones. A cambio de esos dólares, y por cuestiones ideológicas, por sus firmes, fanáticas convicciones pro-imperialistas y neocoloniales, la gestión macrista se unió al grupo de países que conforman lo que se suele denominar “derecha regional”. El objetivo fundamental de este grupo de países con gobiernos conservadores, neoliberales, de derecha y ultraderecha es, en principio, cumplir a pie juntilla los dictados de EEUU para la región. Junto al presidente de Colombia, Iván Duque; de Chile, Sebastián Piñera; de Ecuador, Lenin Moreno, y de Paraguay, Mario Abdo Benítez, el mandatario argentino integró un bloque regional al servicio de las políticas imperiales. La asunción del ultraderechista y pro-dictadura Jair Bolsonaro como presidente de Brasil en enero de 2019 reforzó la derechización de América Latina. Las relaciones entre la gestión de Macri y la del ex militar brasileño, al menos en los aspectos más explícitos y evidentes, por ejemplo en materia comercial y diplomática, no fluyen con facilidad ni armonía. Pero esto no significa que no exista una comunión profunda, ideológica, dogmática, entre el pensamiento de Bolsonaro y el de Macri. El odio al pueblo y la militancia social, el ataque a toda construcción colectiva desde abajo, el exterminio de los pueblos originarios, la criminalización de la protesta, la emergencia de viejas formas de macartismo propias de la Guerra Fría, y las recetas neoliberales son algunas de las coincidencias que unen a Macri con Bolsonaro. Las diferencias son apenas una cuestión de tono, de intensidad, más allá de los distintos contextos históricos, sociales, económicos y políticos que separan ambos países. Bolsonaro y su discurso genocida, golpista, militarista, racista, homofóbico y machista le dio aire, letra y legitimación al
bloque regional conformado por Duque, Piñera, Moreno, y Abdo Benítez. El mandatario de Brasil, deslenguado y procaz, alejado de toda corrección política, dice y hace lo que los otros mandatarios de derecha creen (e incluso, también, hacen). Además, sus posturas de ultraderecha retrógrada y violenta, y su reivindicación del terrorismo de Estado, hicieron escuela y dieron lugar a imitadores: Miguel Pichetto en la Argentina y Luis Camacho en Bolivia, por sólo tomar dos ejemplo. Chile, Ecuador y Colombia están en llamas. Los pueblos salieron a la calle para decir basta a las políticas de ajuste neoliberales y la violencia institucional. Y las respuestas de los gobiernos, más allá de las diferencias en cada caso, fueron cínicas y criminales. Plantearon falsos diálogos para ganar tiempo. Descubrieron que el neoliberalismo produce un injusto reparto de la riqueza, plantearon una “agenda social” que sólo son migajas, y recurrieron, en todos los casos, a la criminalización y represión sistemática de la protesta, sin dejar de lado prácticas propias de dictaduras. También en todos los casos, sin excepción, los mandatarios echaron la culpa al gran cuco de la región: Venezuela. No es el hambre ni la crisis social lo que empujó a la gente a la calle, dijeron, sino agitadores venezolanos. Si bien EEUU nunca abandonó la región, y participó, más o menos activamente, según los casos, de los golpes de Estado en Honduras (2009), Paraguay (2012) y Brasil (2016);
con la asunción de Trump en enero de 2017 se inauguró una nueva etapa, con un grado de injerencia mayor, más desembozada. El golpe contra el presidente de Bolivia, Evo Morales, y la posterior instauración de la dictadura cívico-militar que hoy padece el pueblo boliviano, es la más reciente y trágica muestra de la brutalidad del Imperio hacia la región, y su política de derrocar a todo gobierno que pretenda algún grado de autodeterminación, soberanía y dignidad en el marco de una integración regional que refuerce esos objetivos. Una de las tareas que el Imperio les encargó a los gobiernos títere fue destruir todos y cada uno de los organismos multilaterales que bregaron por una relación distinta, con más independencia, con relación a EEUU. El eje del mal trazado por EEUU (Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia) es la primera prioridad del Imperio y los gobiernos de derecha. La idea es, en términos de EEUU, “el cambio de régimen”, esto es la destitución de los gobiernos elegidos por la voluntad popular. Para lograrlo se utilizan bloqueos, sanciones, demonización a través de los medios hegemónicos, y acciones violentas de distinta intensidad, sin descartar el golpe de Estado, como ocurrió en Bolivia. La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) están en la mira del Impe-
rio y el bloque de derecha. La idea es destruirlos, eliminarlos o, al menos, debilitarlos o convertirlos en otra cosa. En este sentido, el Mercado Común del Sur (Mercosur) fue criticado con dureza, reformulado y convertido de acuerdo al dogma neoliberal y pro-imperialista que sostienen los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay. Además, se crearon nuevas agrupaciones al servicio de los objetivos de la derecha. En reemplazo de Unasur, Piñera y Duque impulsaron en 2019 el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur). “Un mecanismo de coordinación suramericana de políticas públicas, en defensa de la democracia, la independencia de poderes, la economía de mercados, la agenda social, con sostenibilidad y con debida aplicación”, señaló el presidente de Colombia. El ataque y desmantelamiento de Unasur fue uno de los principales objetivos del bloque de derecha. En abril de 2018, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú decidieron suspender su participación en el organismo por tiempo indefinido debido “a la falta de resultados concretos que garanticen el funcionamiento adecuado de la organización”. Y luego varios países anunciaron su salida definitiva. Colombia en agosto de 2018, Ecuador en marzo de 2019, y Argentina, Brasil, Chile y Paraguay en abril del mismo año. Acosar a Venezuela, calificar al presidente de ese país, Nicolás Maduro, como “dictador”, y reconocer al autoproclamado Juan Guaidó funcionan como las señas de identidad de esta derecha regional. También les suma puntos decir que en Bolivia no hubo golpe de Estado y reconocer a la autoproclamada Janine Áñez. EEUU salió a proclamar la doctrina Monroe en forma frontal. América Latina tiene que ser el patio trasero del Imperio. Y para eso se necesita, además de la violencia imperial, agentes locales que actúen como cipayos. En marzo de 2019, el por entonces asesor de Seguridad Nacional de EEUU, John Bolton, lo expresó con claridad: “En esta administración no tenemos miedo de usar la expresión doctrina Monroe. Venezuela es un país de nuestro hemisferio y ese ha sido el objetivo de todos los presidentes de EEUU desde Ronald Reagan, tener un hemisferio completamente democrático”. La política exterior de la gestión de Macri, errática, considerada poco seria, el hazmerreír de buena parte del mundo, se enmarca en esta violenta embestida de EEUU y la derecha regional contra toda idea de integración, soberanía y desarrollo independiente. Bajo una torpe careta pragmática y no política, asoma un fanático odio, bien ideológico y político, al pueblo, la soberanía, la justicia social, el trabajo, lo público y los lazos sociales.
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ÚLTIMA ENTREGA DEL SEGMENTO DE PERFILES DE MUJERES, LESBIANAS, TRAVESTIS Y TRANS
Gorda empalabrada Alejandra Benz es escritora, lesbiana, gorda y peronista. Cada una de las formas que elige para autorreferenciarse la contienen, la salvan y le abren la puerta a un mundo de posibilidades. Hace cinco años salió del closet más difícil: el de su corporalidad. Ahora es activista y habla para visibilizarse y ocupar espacios. La voz de una poeta que ama a los animales y se considera fan de Rosario y de su producción artística. LUCÍA GRECO
Por Laura Hintze
“
ME PRESENTO COMO psicóloga, escritora, lesbiana y activista gorda”. La primera oración de Alejandra Benz para esta entrevista abre un universo inabarcable al menos para dos páginas de un semanario. La primera sensación que tiene esta cronista es que se le quemaron los papeles y ya no hay forma de avanzar en la nota. Sin embargo, sucede. Pese a que a Ale Benz le cuesta hablar de sí misma, las palabras son su terreno, la forma de apropiarse del sentido y sacarle el efectivo negativo que podrían tener. La presentación de Alejandra son sus autodefiniciones –a las que más tarde le agregará “peroncha”– y por lo tanto formas de encarnar determinados principios. Ser gorda, lesbiana, escritora y peronista son para ella una puerta a infinitas posibilidades pero también una forma de contenerse con una potencia que no tienen ni los abrazos. Alejandra Benz tiene puesto un vestido negro que le llega casi a los tobillos. Resaltan sus uñas rojas y prolijas, y un reloj que roza el multicolor: blanco, rosa, amarillo y celeste. Entre las mangas cortas se le escapa un tatuaje: una chica subida a un caballo. La chica del tatuaje no es flaca y ella lo resalta con orgullo. Fue un pedido especial que le hizo a la tatuadora. La psicóloga está en su consultorio, una habitación colmada de libros y cositas preciosas perfectamente acomodadas. Ella se sienta con una jarra de agua y un vaso y más que preparada para una entrevista parece lista para un acto de militancia. La nota es puro activismo de gorda. “No sé si tengo algo para decir, pero si me proponen un espacio voy a ocuparlo. Más allá de si a mí me gusta o no dar una entrevista, yo estoy pensando en los pibitos y en las pibitas. Es muy fácil asumirse como gorda cuando tenes otros recorridos, pero creo que sigue siendo necesario visibilizarlo. Poner el tema en primer plano nos va a permitir tener estrategias de abordaje que hoy no tenemos. Hoy los chicos siguen siendo mirados, juzgados y patologizados”, remarca. Y más tarde agrega: “Lo que a mí me interesa es el agradecimiento al activismo gordo. A mí me salvó en muchos sentidos”.
Gorda de todas las veces
la gorda madre gorda / vecina gorda amiga gorda / la foto de cumpleaños / de nena gorda / de tristeza / de odio / de mc donalds / gorda de todas las veces / que le dijeron gorda. El fragmento del poema se llama Cebo, cebi, Sebastián, y Alejandra Benz lo escribió en 2011. Desde los 10 años que la poeta tiene un cuerpo gordo y que el pensamiento en relación a la corporalidad la atraviesa por completo. Fue la primera vez que
“Con la palabra gordo o gorda podés encontrar una asociación simbólica infinita, desde feo a enfermo, vago, indeseable. Es muy importante entender que no es así, que no hay un error o algo que esté mal” Benz pudo escribir al respecto. Si de closets se trata, fue más difícil para Alejandra salir del closet de gorda que de lesbiana. “La opresión específica que sufre el colectivo gordo hace que uno tienda al ocultamiento permanente y a no asumirlo como un ser, sino como una condición. Una está gorda, no es gorda”, explica Benz. Y suma: no sólo se trata de estar esperando siempre esa posibilidad de cambiar, sino que además la gordura va en contra de los principios de belleza hegemónica que socialmente se exige. Escribir un poema sobre tener un cuerpo gordo fue su salida del closet, que en estos casos se resignifica. La gordura no puede ocul-
tarse como, por ejemplo, la sexualidad. Ser gorda es evidente, todo el mundo la ve. Por eso, su salida fue la primera vez que pudo nombrarse como tal frente a los y las demás, apropiarse de un concepto y vaciarlo de connotaciones negativas para que suene como un abrazo. O como un grito de lucha. “Sucede mucho que dentro de los propios círculos amor y de cuidado, como la familia y los amigos, una siempre es corrida de esa posición. Pueden mirar a otro y decir: tal es gordo, pero vos no, vos sos linda. Que la ropa a aquella le queda horrible, pero a vos no. Siempre te dicen que a vos se te va a pasar. Entonces es muy complejo hacer esa asunción. Cuando yo escribí ese poema
ya no pude mirar para otro lado. Saqué el libro, lo empecé a leer en lugares y tenía que nombrarme de esa manera frente a la gente. O no sé si tenía. Fue una elección también”. El poema, sin embargo, nunca estuvo pensado dentro del activismo. Alejandra no tenía referencias al respecto, fue una búsqueda personal y solitaria. “Poder asumirse es el primer paso para encontrarse con otros pares”, reflexiona ahora. Recién en 2015, cuando conoció al activista Nicolás Cuello, comenzó a descubrir lecturas puntuales al respecto. Y en 2016, con la publicación del libro Cuerpos sin patrones, de Nicolás Cuello y Laura Contreras, cambió todo. “Es la biblia de los gordos. A mí esa publicación me movió todo, me encontré hablada y dicha en lugares que nunca había visto”. El activismo gordo comenzó a brotar por doquier. Una lectura allá, un mensaje por acá, un texto por el otro lado. Reconocerse fue, efectivamente, el primer paso para encontrarse con otros y otras. En 2018, Alejandra conoció a Lucrecia, otra gorda saliendo del closet, y juntas comenzaron a ver la posibilidad
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de establecerse como colectivo. Ya hace poco más de un año que organizan las Rondas Gordas como espacio de pensamiento y discusión en torno a las corporalidades. “Más que nada tenemos preguntas, porque en ese sentido es súper fértil el terreno del activismo gordo. Está lleno de cosas por hacer”.
El colectivo vence Alejandra Benz tenía 10 años cuando comenzó su carrera por nutricionistas, endocrinólogos y demás. Dice que los recuerdos son infinitos: tener que comer diferente a lo que comían sus hermanos o tener que preguntar si tenía el famoso permitido por semana. “Es algo muy loco eso, porque a las gordas y gordos nos pasa que todo el tiempo la gente se siente habilitada a recomendarte dietas o ejercicios, pero somos las licenciadas número uno en dieta. Yo sé perfectamente qué debería hacer. Pero no quiero o evidentemente hay que reconocer que hay cuerpos que no se sostienen. Yo he llegado a pesar una determinada cantidad de kilos y después los volví a subir. Porque si bien es algo del orden de lo social, hay que reconocer en cada uno qué es lo que hace carne de ese conflicto social”. En ese sentido, lo colectivo vence a la catarsis o al menos eso se está proponiendo: generar una apertura al orden de lo social. En ese terreno con más preguntas que respuestas, Alejandra encontró una premisa clave: saber que su cuerpo no es un error, que no es algo a ser cambiado, salvo que sea su decisión o deseo. “Con la palabra gordo o gorda podés encontrar una asociación simbólica infinita, desde feo a enfermo, vago, indeseable. Es muy importante entender que no es así, que no hay algo que esté mal”, sostiene. Hay acciones mínimas, casi imperceptibles, que el cuerpo gordo visto como un error condiciona siempre: ir a una pileta, comer en público, tener sexo, usar determinado tipo de ropa. Cuando se puede entender que el cuerpo no es el error, se abren posibilidades. “Primero, disfrutar del propio cuerpo sin deberle ni belleza
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ni salud a nadie”, remarca Benz. “Y ahí aparece algo de lo que tiene que ver con el reconocimiento del propio cuerpo o del amor propio, que si bien es algo que tiene que estar, que es como la base, se queda corto. Es un punto de partida, pero una no puede estar todo el tiempo amándose y después salís y te encontrás con que el mundo es absolutamente hostil. Por eso se va a lo colectivo”. Desde su salida del closet a ahora, Alejandra todavía se cruza con un pero. Una mirada del entorno que le dice “pero vos sos linda”, aunque ella ya lo sepa. “Y soy gorda. Soy las dos cosas”, completa en esta entrevista. “No hay un cambio en el sentido que desde que soy activista ya no me importa nada, pero sí baja la intensidad de la angustia. Y una empieza a buscarle la potencia a la vergüenza, al miedo, al enojo. La consigna feminista de cambiar la vergüenza de lado a nosotras nos sirve un montón: vergüenza es opinar sobre el otro. Esto no quiere decir que nunca más me voy a angustiar porque estoy en la pileta y me siento observada, porque ya hay algo interiorizado, pero una sí puede graduar la intensidad”.
Alejandra del horror Alejandra Benz nació en la ciudad de Esperanza, a pocos kilómetros de la capital provincial. Hizo la primaria y secundaria en la escuela Normal y asegura que siempre tuvo una cosa en claro: quería irse de ahí. Su localidad fue siempre un ambiente muy hostil. “Cualquiera que venga de una localidad más chica te lo puede decir. La mirada, los comentarios, son más fuertes. Nos conocemos entre todos y eso para mí como lesbiana y gorda era súper opresivo. Sabía que tenía y que quería irme”. La ahora psicóloga llegó a Rosario en el 2000 y la ciudad y la facultad de Psicología resultaron para ella un mundo absolutamente distinto. “Yo era una persona del horror en Esperanza. Hoy sería alguien comentando que se mueran todos en el portal del diario La Capital. Pero en Rosario escuché que había otras cosas, no un discurso único. Yo, hasta ese momento, no
sabía que había otras cosas”. Alejandra también destaca un punto fundamental en su vida: la comunidad de amigos y amigas y el ámbito de la escritura que encontró.
Definiciones “El de escritora sería otro closet, me parece”, admite Alejandra, volviendo a sus autodefiniciones del comienzo de la nota. “Creo que empecé a nombrarme así cuando empecé a ir a talleres. Hicimos muchos talleres con Agustín, y creo que cuando vos podes socializar la palabra es cuando podés definirte como tal. Al menos, decir yo escribo, es un paso; decirlo, bancarse otras miradas, la escucha, la sanción”, cuenta, haciendo referencia al escritor rosarino Agustín González, su amigo, compañero de estudios y el dueño de la casa donde funciona su consultorio y da la entrevista. Alejandra escribe poesía desde chica. Su mamá siempre quiso que fuera escritora o actriz, y ella sabe que la actuación no era una posibilidad. La poesía empezó como un juego para agradarle a su madre y terminó sirviendo para cultivar su mundo interno. “Le mostré mis primeras cosas a Agustín y él fue quien me abrió la puerta a otros contextos. En 2012 salió mi primer libro y no paré de habitar esos lugares. El arte y la literatura son mis ámbitos seguros. Más allá de que haya cosas horribles, yo los siento como ámbitos mucho más empáticos”, cuenta. La poeta se define como fan de Rosario y de sus producciones. No sólo por la calidad sino porque además permite cruzarte con quienes producen. “Lo mismo me pasa con la lectura. Si me preguntas qué leo, leo a mis amigos. O lo que escribe gente que está más o menos cerca. De literatura universal no sé nada, no conozco nada. No me daría el tiempo y prefiero estar cercana a lo que estamos pensando acá. Me interesa eso, cómo nos pensamos nosotros. Con el resto me siento ajena”. Que valga la redundancia: además de escritora, Alejandra es lesbiana y peronista. Dice que es lesbiana tardía, que simplemente se
enamoró. “Por supuesto me pasaban cosas previamente, pero como también me gustaban chicos, ¡para qué me iba a hacer problemas! Adopté esta identidad cuando reconocí que sí podía sostener una relación sexual pero no de intimidad con un hombre”, cuenta. Del peronismo, destaca el agradecimiento y el amor. Dice que su mamá y su papá son antiperonistas, pero sus abuelos no. “Eran súper peronistas, de los que llevan la boleta con los ojos cerrados”, sonríe. “Mi abuela y sus hermanas sintieron un amor eterno con el reconocimiento de los derechos laborales. Yo tomé ese amor, es algo que se me transmitió un montón. Me quedó el agradecimiento eterno que veía”.
Palabras con peso propio Alejandra Benz tiene una vida enquilombada. Al consultorio se le suma que hace equinoterapia tres veces por semana. Dice que es fan de los animales y que encontró en esa actividad un cruce entre la psicología y ese amor. La escritura le demanda bastante, asegura, y habla de su pasión por hacer talleres. “Es una instancia buenísima”, remarca. Si hay un hilo conductor que une todo ese quilombo y esas formas de autodefinirse son las palabras. Del psicoanálisis a los talleres, de las que elige a las que escribe, de las que escribe a las que lee. “Nuestra materialidad son las palabras. Las marcas de vida están hechas de palabras. El retomar ciertas categorías como lesbiana o gorda es reapropiarse y eso produce un cambio en el cuerpo, porque le sacás el efecto que puede tener sobre uno: gorda, lesbiana, peroncha. Lo que sea, porque lo que no se nombra existe igual y a veces con muchísima fuerza negativa”, remarca. “La palabra gorda tiene un peso por todo lo negativo a lo que está asociado y lo tirás por tierra cuando te lo apropias. Le sacas el efecto. No es inmediato, pero se entiende, ¿no? Tiene potencia en sí misma porque vos lo dotás de determinado sentido y ya no es ni enferma, ni vaga, ni sucia, ni indeseable”.
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NUEVOS EDILES Y REPARTO DE COMISIONES
“No quieren que crezca el peronismo” Fuertes definiciones de Norma López y Eduardo Toniolli luego del recambio en el Concejo. El PJ avaló la elección de María Eugenia Schmuck y reclamó la vicepresidencia primera por obtener el segundo lugar en las elecciones, pero no se la dieron. Se rompieron los dos principales bloques opositores. PRENSA CONCEJO
Por Silvia Carafa
E
L CONCEJO MUNICIPAL ESTRENÓ integrantes y eligió autoridades por votación. La síntesis llegó después de una jornada áspera que se definió al caer la noche, sobre la hora, y como en los partidos que se definen por penales fue para el infarto. El resultado final averió la línea de flotación de dos bloques, el de Cambiemos y el del PJ, que terminaron fragmentados para encarar la tarea legislativa en uno de los momentos más críticos de la ciudad y el país. El Cuerpo tiene 28 bancas y cuatro matizados ejes ideológicos; para lograr mayoría hay que articular y, se supone, debe ser hacia las fronteras más próximas. Pero cuando ese sentido de construcción se contradice, aparece la categoría “rosca”. La palabra “rosca”, que fungió como “acuerdo maduro”, fue y vino este miércoles 4 de diciembre pasado, en todos sus formatos de suspicacias y titulares. Las argumentaciones para neutralizarla fueron extensas y ardorosas. ¿Por qué? ¿Qué se definía? La elección de autoridades del Cuerpo, la composición de las comisiones de trabajo y, por supuesto, el andamiaje político administrativo. El armado para las votaciones debía reunir un piso de 16 votos, pero cosechó 20 voluntades para ungir como presidenta del Concejo a la radical María Eugenia Schumck, del Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS), pivote del intendente electo Pablo Javkin, y a Rodrigo López Molina (Cambiemos) y Marina Magnani (PJ), en las vicepresidencias primera y segunda, respectivamente. El resultado impactó como un deslizamiento de placas tectónicas, fuertísimo. El PJ, que estuvo a 7 mil votos de ganar la intendencia, no logrará reflejar esa situación política en el Palacio Vasallo. Su aspiración a la vicepresidencia primera naufragó incluso con el voto de tres integrantes de su propio interbloque: Marina Magnani y Andrés Giménez, de La Cámpora, y María Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), quienes optaron por votar a López Molina para ese cargo. También obtuvo los cuatro votos de Ciudad Futura y del justicialista Ariel Cozzoni (Unite), además de los 8 votos del FPCyS y cuatro de Cambiemos, totalizando 20 voluntades. “Una vez impuesto el criterio de que el FPCyS debía presidir el Cuerpo por haber ganado las elecciones, correspondía el segundo lugar al peronismo”, una lógica que el concejal Eduardo Toniolli destacó decenas de veces. No logró respuesta y el PJ sufrió una fractura traumatológicamente expuesta. Ahora, el edil integrará un bloque con Norma López y Alejandra Gómez Sáenz, quien in-
MAGANI: “RESOLVIMOS UN ESQUEMA DE GOBERNABILIDAD”. La concejala de La Cámpora-Unidad Ciudadana, Marina Magnani, respondió al ex presidente del Concejo, el edil del PRO Alejandro Rosselló, por sus declaraciones sobre la elección de autoridades del Palacio Vasallo. “Lo que Rosselló señala como una contrariedad, es la historia misma del peronismo”, indicó la edila. Y añadió: “Lo que estamos resolviendo acá es un esquema de gobernabilidad para Pablo Javkin, Omar Perotti y Alberto Fernández, que les permita gobernar”.
Renovaron bancas Mariana Magnani (Unidad Ciudadana), Eduardo Toniolli (PJ), Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), Pedro Salinas y Caren Tepp (Ciudad Futura), Alejandro Roselló (Cambiemos), María Eugenia Schmuck y Aldo Pedro Poy (FPCyS). gresó para reemplazar a Roberto Sukerman, futuro ministro de Trabajo de la gestión del gobernador electo, Omar Perotti. Pero hubo más preguntas sin respuesta, como en una zaga de la Esfinge. El ex presidente del Concejo por Cambiemos, Alejandro Rosselló, invitó a tomar un café a los integrantes de Ciudad Futura, para conocer de primera mano las razones del apoyo que le dieron a López Molina, postulación que partió el bloque de nueve bancas, el más numeroso del Concejo. La movida no hizo sino plasmar el cisma intuido en el PRO santafesino. Ahora, a nivel local tendrá dos bloques. Con López Molina, se alinearon: Agapito Blanco, Renata Ghilotti y el chef Marcelo Megna. En tanto, Roselló, junto a Carlos Cardozo, Germana Figueroa Casas, Anita Martínez y Daniela León, formarán el nuevo espacio Juntos por el Cambio, en línea directa con el flamante diputado nacional Federico Angelini. Decantación mediante, Cambiemos conserva 9 miembros, el FPCy S aumenta su número a 8 bancas; Ciudad Futura tendrá 4 y el que era Frente Juntos, interbloque del PJ, quedó fragmentado en dos mitades y una nueva banca, la del ¿líbero? Cozzoni. Ni falta hace mencionar que a mayor división mayor fragilidad para lograr éxito en los proyectos. ¿Los 20 votos filigraneados el miércoles para la elección de las autoridades, prefigurarán el diseño de una alianza a futuro o sólo fueron un escenario móvil? En la jornada también se decidió la nueva conformación de las comisiones de trabajo que a partir de ahora sumarán un nuevo espacio:
Feminismo y Disidencia, que presidirá Caren Tepp. Marina Magnani estará al frente de la comisión de Gobierno y Lorena Carbajal (en reemplazo de Javkin), encabezará Presupuesto y Hacienda. En Obras Públicas estará a cargo Agapito Blanco, en Producción Verónica Irízar, en Servicios Públicos Fabrizio Fiatti, en Planeamiento Fernanda Gigliani y en Control y Convivencia López Molina. Susana Rueda será titular de la comisión de Derechos Humanos, Lisandro Zeno de Salud, Lorena Carbajal de Ecología y Andrés Giménez de Cultura.
A lo “pírrico” “La presidencia de María Eugenia Schmuck, está muy bien legitimada, es lo que corresponde”, dijo la concejala Norma López (Frente de Todos). Y agregó: “Lo que no se puede avalar es lo que hicieron las fuerzas populares con la elección de las vicepresidencias, porque había que respetar el mismo criterio que se usó para la presidencia, con la segunda fuerza política que ganó las elecciones, el PJ, que además triunfó en la provincia y en la Nación”. López fue categórica al señalar que “hubo un acuerdo político para que el peronismo no ocupara el lugar institucional que le corresponde”. “Y eso se hizo con la concomitancia política de espacios del propio Frente de Todos, y de espacios aliados, que se cansaron de denunciar a López Molina, que nos robó la vicepresidencia en forma pírrica”, enfatizó la edila en clara alusión a Ciudad Futura que incluso también tuvo un fuerte entredicho con el concejal Blanco. “Espero que la hipocresía se retire este año del Concejo, porque lo que hubo fue un acuerdo
para que no crezca el peronismo que en otros lugares generó espacios de unidad, pero acá en Rosario, se quebró”, sostuvo la concejala. De la gravedad que tuvo el hecho, da cuenta una escatológica síntesis gastronómica que el concejal Toniolli publicó en las redes sociales: “Para aquellos que en nombre de las más variopintas, e insólitas justificaciones avalaron este despojo: está científicamente demostrado que no se puede comer mortadela y eructar caviar”.
Juramentos Pero el día D, además de la tarde caliente, tuvo una mañana en la que se cumplieron las formas con el juramento de los ediles que ganaron las últimas elecciones. El Concejo habilitó la barra del recinto para los familiares y amigos de los ingresantes y dispuso pantallas en el Salón Puerto Argentino y en la Sala de Usos Múltiples, inaugurada para la ocasión con parte de la prensa. Afuera, la militancia batió parches y fervores. El hasta ahora vicepresidente del Cuerpo, Roberto Sukerman, fue el encargado de tomar juramento a los quince ediles electos. A la hora del “sí juro” hubo fórmulas clásicas y también quienes agregaron sus convicciones. Una vez finalizada la ceremonia se pasó a un cuarto intermedio para la elección de autoridades. Esto se hizo efectivo recién pasadas las 17 y se extendió más allá de las 21, con las catarsis, denuncias y argumentaciones. Ingresaron por primera vez Ariel Cozzoni (Unite), Marcelo Megna (Cambiemos), Susana Rueda, Mónica Ferrero y Fabrizio Fiatti (FPCy S) y Luz Olazagoitia (Ciudad Futura). Renovaron sus bancas Mariana Magnani (Unidad Ciudadana), Eduardo Toniolli (PJ), Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), Pedro Salinas y Caren Tepp (Ciudad Futura), Alejandro Roselló (Cambiemos), María Eugenia Schmuck y Aldo Pedro Poy (FPCyS). Retorno, al Concejo, la radical Daniela León (Cambiemos). La próxima y última sesión del año será el próximo 10 de diciembre, con la jura en el Palacio Vasallo del intendente electo Pablo Javkin.
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EL DEPORTE Y LAS ARTES
La corchea y la redonda El periodista y escritor Guillermo Knoll publicó el libro La Música y el Fútbol, en cuyas páginas desfilan Maradona, Beckenbauer y Cruyff cantando, y Bob Marley y Sting jugando a la pelota. Por Santiago Garat y Facundo Paredes
dores y equipos. El hombre se dedicó a la música, tuvo una vida bastante descontrolada, pero a la vez jugaba muy bien”. Por último, celebra que “en España van a sacar mi décimo libro, que es otra versión de esto”, y anticipa que en su cabeza ya juega la concreta posibilidad de realizar un volúmen 2: “Ya tengo más de 100 casos reclutados a nivel mundial también, y saldrá el año que viene”.
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UILLERMO KNOLL ES UN PEriodista destacado en la historia y las curiosidades del más popular de los deportes, entre otras virtudes. Ahora se lanzó a una nueva aventura literaria, futbolera y musical, y así puso a rodar la pelota entre pentagramas en su flamante obra La Música y el Fútbol. Dos pasiones sin límites, en la que jugadores despuntan su otro vicio con instrumentos y micrófonos, y músicos de todos los géneros se le animan a la redonda. La lectura se pone a tono y se hace más llevadera haciendo uso de los códigos QR que figuran en las páginas del libro, y con los que se pueden escuchar canciones interpretadas por monstruos de la talla de Diego Armando Maradona, Franz Beckenbauer y Johan Cruyff, entre otros.
Tarde pero seguro
Gol cantado Este buscador serial de anécdotas futboleras y habitual oyente musical condensó sus dos pasiones en su novena obra, que desde hace varias semanas ya se hace sentir en las librerías. “A mí me gusta todo lo que es atemporal y las curiosidades, las anécdotas. Y encontré entre la música y el fútbol un lugar muy especial, habitado por muchos jugadores del planeta fútbol”, remarca desde el otro lado del teléfono el autor de El fútbol es un juego de locos, 100 años de la Copa América, Historias Seleccionadas, Anécdotas y curiosidades de la Copa América, Eliminatorias Sudamericanas en el recuerdo, y Manual de curiosidades mundiales, entre otros. “En este primer volúmen hay unos 165 casos: hay jugadores de Brasil, Uruguay, Alemania, España, Inglaterra, Bélgica, África, Estados Unidos, una buena mezcla. Por supuesto hay muchos argentinos y traté de hacerlo lo más federal posible”, cuenta el autor deslizando que habrá un segundo tiempo en un futuro no muy lejano, y detalla que todo arranca con “los primeros tangueros, allá en la década del 20, que a la vez que cantaban se dedicaban a jugar al fútbol”, y más acá en el tiempo “con jugadores que cantan bachata, que tocan algún instrumento o interpretan distintos géneros musicales”. Además, aclara que en las líneas de la reciente publicación no se hace discriminación de equipos ni géneros musicales. “Hay jugadores de todo el mundo, y el estilo no importa para nada. Podés encontrar, menos el jazz –que creo que no hay–, un montón de géneros que son de la anuencia del gran público”, avisa Guillermo, que también se refiere a la novedosa incorporación de los códigos QR, inédito en libros que tienen a la redonda como protagonista. “Se puede escuchar, por ejemplo, un disco grabado por Beckenbauer en 1967. Hubo otro de Cruyff, a fines de los 60. A medida que vas leyendo el libro se pueden escuchar las melodías que grabaron estos grandes jugadores
de fútbol”, adelanta el autor, y se ríe: “En muchos casos, el haber jugado al fútbol fue una gran elección”. Entre la selección de argentinos, destaca: “Está Maradona, obvio, cantando tangos o grabando con los Pimpinela. Está Cacho Castaña, que se ha probado en San Lorenzo, ha jugado de pibe al fútbol. Y Luciano Pereyra, que jugó en inferiores de Boca”. También hay rosarinos: “Está Sebastián Domínguez, que toca muy bien la guitarra y canta. Que en su época de Talleres de Córdoba, donde no pudo jugar por una lesión, se dedicaba a cantar en algunos boliches de la zona. Fernando Belluschi toca muy bien la armónica. Leonel Capitano, el hijo de Salvador, jugaba al fútbol y por una lesión ocular tuvo que dejar de jugar y se dedicó a cantar tangos y a componer. Y también está
Julio Elías Musimessi, que es chaqueño pero atajó en Newell’s”. Y aprovechando su obsesiva capacidad de buscar curiosidades, Knoll menciona la que más le llamó la atención. “Uno de los casos más llamativos fue el de Sting”, líder de la banda inglesa The Police. “Qué tendrá que ver con el fútbol, se preguntarán. Fue profesor de fútbol y de música en un colegio católico, de joven. Le gusta mucho el fútbol, es un acérrimo enemigo de la Fifa por el negocio que hace a costa de los jugadores”, revela el historiador deportivo, y agrega otro caso que atrajo su atención: “Bob Marley. La gangrena que tuvo fue a causa de una lesión que tuvo jugando al fútbol. Jugaba muy bien, pero no se animó nunca a hacerlo profesionalmente porque en su país no había en ese momento tantos juga-
La pasión por el periodismo deportivo se le despertó a Guillermo Knoll ya con 40 pirulos. Pero lejos de considerarlo una dificultad, lo define como “la salvación de mi vida”. Y lo fundamenta: “Yo empecé de grande el periodismo. Poder hacer algo que me guste, que sienta con mucha pasión, algo que hago con mucho gusto, fue más que importante para mí. Después de trabajar unos 20 años en oficinas y en otras actividades, me di cuenta que era mi lugar en el mundo”. Este trabajador de prensa, escritor y docente desde hace 18 años, confiesa que “un poco el periodista deportivo es un jugador que no pudo llegar” a la Primera de algún club. Y recuerda los intentos que hizo por ser futbolista: “Me probé en All Boys, que es mi equipo. Tuve una prueba en Atlanta, pero nada tampoco. Si ahora es difícil llegar, antes era más difícil aún”. En seguida aclara que “no hay sabor amargo ni mucho menos” por no lograr ese objetivo, y destaca: “Más allá de las limitaciones, uno sabe que hay revancha en la vida, y para mí esto es una revancha, poder escribir y dedicarme a una cosa que me gusta, que me genera mucho goce”. De su época con los cortos puestos, se define como “segundo marcador central, porque soy zurdo”, y se agranda: “Quizá hubiese sido mejor que Ruggeri, porque le pego mejor que él a la pelota (risas)”. Este hombre que se dio el gran gusto, como escritor, de debutar con la pluma y el papel como colaborador en dos de los libros que reflejan la vida del Albo, la institución de Floresta que tanto ama, enumera sus referentes en la materia: “Ariel Scher, Alejandro Fabbri, Walter Vargas, que me hizo el prólogo; Enrique Macaya Márquez, que me hizo dos prólogos y con quien tuve la suerte de trabajar en La Deportiva de Radio del Plata”. A la hora de mencionar sus lecturas preferidas, no duda: “Siempre me gustó leer a Eduardo Galeano. En el libro pongo frases de escritores, músicos, que relacionen a la música con el fútbol. Y Galeano me parece un tipo muy inteligente que sabía muchísimo de fútbol”. Y entre sus favoritos del otro bando, los de la música, cita: “Siempre me gustó el pop, de la década del 70, 80. Me nutro de esa música. Actualmente escucho mucho ritmo latino, que es lo que me llena, como Marc Anthony o Juan Luis Guerra, entre otros tantos”.
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página 14 | sábado 7 de diciembre de 2019
LA REVISTA BARRIAL DE SUR PRODUCTORA
Las Flores que no ves La otra cara es una publicación realizada por jóvenes que trabajan desde un Centro de Convivencia Barrial y con asesoramiento de La Masa. JAVIER GARCÍA ALFARO
Por Juan Pablo de la Vega
L
A OTRA CARA, LA REVISTA DE SUR Productora, el colectivo de comunicación del barrio las Flores –que acompaña la cooperativa La Masa, que produce este semanario–, sacó su primer número en agosto de 2019. En estos días calurosos de diciembre ya circulan las páginas de su tercera edición, mientras cocinan el cuarto ejemplar. La publicación se construye desde una unidad productiva que funciona en uno de los espacios del Centro de Convivencia Barrial (CCB), y las chicas y chicos que participan fueron parte de las capacitaciones que se dieron en el marco del programa Nueva Oportunidad. Candela Basualdo tiene 21 años, comenzó haciendo cursos de fotografía y video en el CCB. Hoy hace fotos, videos, y es redactora de la revista. Confiesa que nunca pensó que podía participar de una revista, hacer entrevistas, sacar fotografías, transcribir diálogos, recortar y editar publicaciones. Ángel Cuello tiene 22, arrancó en cursos de radio y sonido, y ahora aportó un texto de su autoría que terminó en la contratapa del tercer número. “Trabajar en grupo es algo nuevo para mí”, dice, y describe el escenario: “Charlar con compañeros y compañeras, y tomar decisiones nosotros mismos, es buenísimo”. El Chino, así se lo conoce a Mario González, más allá de los límites del CCB, es uno de los referentes históricos del espacio situado en las calles 5 de Agosto y Guardia Morada. Tiene 54 años y es el encargado del proyecto. Aporta su mirada, y día a día acompaña a los jóvenes en las tareas. “La otra cara es una pieza gráfica, una publicación en papel que tiene algunos antecedentes, como la revista De Cayetano el Grito Estalla, que abordaban cuestiones del barrio. Recuerdo un poema dedicado a una chica que había sido asesinada”, cuenta. El referente comenta que hubo un viraje de oficios en la repartición municipal, y que de los más tradicionales, como albañilería o huertam se optó por un cambio de paradigma, lo que promovió capacitaciones más ligadas a la comunicación, como periodismo digital, publicaciones, fotografía y radio. “Con La otra cara, lo que se intenta rescatar es la producción de esos lenguajes, el proyecto de tener una revista barrial, combinándola con una cuestión comercial. Ver si la propia gente y los negocios del barrio la apoyaban. A pesar de que el medio gráfico en papel pareciera estar en decadencia, a nosotros nos parecía que había que apostar por eso. Así nació, y el nombre de la revista fue elegido por los propios chicos de la imprenta”, relata.
Acá tenés Las Flores El último número está dedicado a las mujeres empoderadas. Candela expresa: “Fue muy especial, porque hablamos de la igualdad que se está logrando en el mundo con las mujeres. Hablamos con una jugadora de fútbol, una chica que trabaja en herrería y
una chica trans. Para mí fue una de las mejores que hicimos”. Actualmente, el grupo editorial tiene la modalidad de realizar entrevistas y fotos en el mismo momento, más allá de las divisiones de trabajo. Cande misma entrevistó y fotografió a Jésica Moyano, una chica trans que sobrevivió a los avatares de la discriminación y la miseria en el barrio, y que hoy milita hablando con jóvenes y concientizando sobre HIV. Por su lado, Ángel brinda detalles de la entrevista que junto a Agustín Ríos le hicieron a Érica Lonigo, jugadora del plantel femenino de la Primera división de AFA de Rosario Central. “Hasta hace un tiempo, Érica era compañera nuestra acá en Las Flores (¡y de Sur Productora!), y hoy es una de las goleadoras de Central”, exclama. También produjo la entrevista a Evelyn Ramos, cantante y hiphopera: “Nos contó que en la secundaria tocaba instrumentos y que desde que conoció el rap se dedica a eso, sin descartar otros géneros”. En las páginas de la revista también se puede leer “Con Flores y sin balas”, una nota con Isabel Morbidoni, trabajadora social que se desempeña en el Centro Madre Antonia desde hace 25 años. Otra con María Lau-
ra Escobar, trabajadora de La Bloquera, y una entrevista a Mariela Vila, una de las creadoras de una exhibición de vaginas, “La concha nos iguala”, en el marco de charlas sobre sexualidad.
La cara de los más poderosos Hay una idea sobre el barrio Las Flores instalada principalmente por el sentido común construido por los grandes medios de comunicación, con un enfoque sesgado. “Hay algo histórico que sacamos de las charlas con los chicos y chicas, esto de que Las Flores no es sólo lo que se cuenta en los medios, Las Flores son muchas cosas más”, afirma con convicción González. Sobre el trabajo con los jóvenes reflexiona: “Está la discusión si uno es un acompañante o un compañero. Por momentos empujás el carro, y por otros te bajás y ves como lo empujan. Pero la mayoría de los momentos, sos un compañero más.
Las otras caras De la última tirada de ejemplares, además de Candela, Ángel y Mario, participaron Aimé Borda, Alejandro Bargetto, Jorgelina Audo Gianotti, Jonatan Bustos, y Ayelén Machado. Por el lado de La Masa, estuvieron
en Jerónimo Principiano, Laura Hintze y Javier García Alfaro. “No me imaginaba nada de lo que está pasando. Podemos dar mucho más”, sostiene Cande, y agrega: “Vivimos aprendiendo todo el tiempo con los chicos de La Masa. Estamos en el programa Nexo Empleo y queremos prepararnos para que, si un día esto se termina, podamos seguir nosotros como cooperativa”. “Es diferente a trabajar bajo un patrón. Para mí está bueno lo de charlar con los compañeros, decidir qué es lo que queremos hacer y qué no”, considera Ángel, quien comenta que ya son diez, en áreas divididas como fotografía, edición, imprenta y radio. Y que hace poco arrancaron Vamos por Partes, un envío radial que sale de lunes a viernes de 13 a 14 por FM Hot 102.5. “Hay un impacto de la subjetividad de los que participamos, tanto los chicos como los acompañantes. Hay otra posibilidad de construir otras formas de vida durante algunos ratos, y que uno sienta que se puede construir desde el trabajo, desde la relación, desde las diferencias, de manera distinta a lo que es la meritocracia, a lo que es el abuso del hombre por el hombre, y el hombre por el Estado”, sintetiza el Chino.
el eslabón | contrapunto
sábado 7 de diciembre de 2019 | página 15
LECTURAS
La Pasquina: el nuevo fanzine indómito de poesía MANUEL COSTA
Por Eugenia Arpesella
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ACE ALGUNAS SEMANAS EMpezó a circular La Pasquina un fanzine plegable con poemas, textos y traducciones a cargo de once mujeres escritoras de la ciudad que después de varias juntadas extraliterarias empezaron a darle forma a la idea de una publicación. El número 1 es un especial “Queremos tanto a Derek Walcott”, dedicado al poeta caribeño con traducciones de Nadia Isasa. La publicación irradia la potencia que surge del encuentro entre mujeres que comparten cuestiones vitales como la escritura. El nombre se le ocurrió a Lila Gianelloni: un viejo pasquín “(ignoto, mamarracho, impredecible)” pero aggiornado a los tiempos que corren, como un canchero fanzine. Y el texto de la bajada, es una vieja consigna del mayo francés “el aburrimiento es (re) contrarrevolucionario”, en alusión a los “bacanales”, encuentros y festejos de este grupo de amigas o “turbamulta indómita” como definió Isasa. La idea del formato plegable en rectángulos pequeños, el laburo de diseño y maqueta estuvo a cargo de Carolina Musa quien explicó que en principio las publicaciones no son temáticas aunque no se descarta que en un futuro sí lo sean. La impresión es cooperativa y lo recaudado (el precio es super ac-
cesible) de las ventas será para imprimir más y nuevos ejemplares. “Son producciones nuestras que andaban esperando alguna hoja en blanco”, explicó Musa. El team Pasquina se completa con Rosario Spina, Laura Rossi, Paula
Turina, Belén Campero, Vero Laurino, Natalia Massei, Paula Fierro y Cintia Ceballos, todas mujeres poetas y ligadas al campo literario de Rosario. El contenido del fanzine se divide en dos secciones: el lado “mutante” en el que las
autoras reflexionan, mediante poemas o textos breves sobre la escritura en el borde de la realidad de cada una: la maternidad, los olvidos, los digresiones cotidianas,la naturaleza, el mundo propio y el onírico y lo que cabalga por dentro. En su reverso o contratapa,van traducciones o selecciones de autorxs que elijan las pasquinas. En este caso, la elección de Walcott tiene que ver con un regalo que recibió Nadia Isasa desde Costa Rica. El libro Morning, Paramin con poemas de Walcott y pinturas de Peter Doig, que acá no se consigue y que aún está sin traducir. Además, porque el autor antillano (ganador del Premio Nobel en 1992) “es un poeta no muy difundido, que en su línea de pensamiento decolonial se acerca bastante a las premisas de ciertos feminismos con los que nos identificamos”, agregó Musa. Las realizadoras no han establecido frecuencia de publicaciones sino que irán craneando sobre la marcha, entre encuentros y comilonas, los próximos ejemplares. La información suministrada para esta surgió de un chat a todo vapor entre las integrantes del grupo de whatsapp y así supimos que, quizás en adelante, exista la posibilidad de que cada participante invite a alguien más a escribir hasta que La pasquina sea “ una red subterránea de escrituras”. De mano en mano, en librerías o a través de la redes, esta publicación colectiva viaja por la ciudad, y promete abrir caminos nuevos.
EL RESEÑADOR
Té verde, de Chiquita Machado Por Andrés Conti
E
l 6 de junio de 2015 los Aguas Tónicas presentaron –el que hasta hoy es– su último disco en un Distrito Siete repleto. Una vez terminado el show, Diego Bosch, de Lima Sur, intentó poner música. Digo “intentó” porque una horda de fanátiques de la cumbia lo conminó a retirarse y dejar paso al ritmo tropical. Ahí percibí por primera vez la tesitura del fenómeno de la cumbia hipster en el D7 y otros espacios satélites, un pequeño furor que duró hasta que la macrisis hizo su paso arrasador y dejó las telas de las camisas hawaianas rasgadas. Es probable que la nota registrando la microescena publicada en La Capital en septiembre de 2017 haya sido el golpe de gracia. Todo lo que toca ese diario queda maldito. En fin, una vez cumplida la parte de resentimiento social de esta reseña, vamos a lo
importante. Un emergente del contexto que se describe en el párrafo hater anterior son las Chiquita Machado. Ya liberadas de tener que responder a las expectativas del género tropical editaron en julio pasado Té Verde, su segundo disco. El consejo para escucharlo es ponerse auriculares de calidad (sí, auriculares para un disco de cumbia, si quieren bailar vayan a verlas en vivo) para sentir desde el primer momento el trabajo de grabación y mezcla de Ezequiel Fructuoso, uno de los tantos laburantes que están subiendo el nivel del sonido en la ciudad. Lo segundo que llama la atención son las guitarras de Julia Capoduro, aportando para llevar la cosa para el lado de la psicodelia tropical peruana o algo así. Digo “algo así” porque hacer name dropping de géneros acá es una tontería. Hay de todo y está tan bien construido y ejecutado que cada tanto te pone la piel de gallina. Presentación, el único instrumental del disco,
es un ejemplo precioso de esto: hay que ponerse los audífonos y tratar de identificar yeites, riffs y boludeces varias de por lo menos nueve ritmos musicales diferentes. Prueben. Podría quedarme escuchando en loop 24 horas de esas variaciones. La otra pieza del disco de la que voy a hablar merecería un artículo aparte. Como bien lo identificó el periodista Lucas Canalda en la nota del sitio Rapto que cubre exhaustivamente el lanzamiento de Té verde, Noche Clara debería ser “un éxito interestelar”. En cualquier lugar del mundo que no sea Rosario esto es un hit: por cómo está estructurada la progresión musical (¡los vientos! ¡el bajo! ¡la percusión! ¡el solo de guitarra y los teclados!), por esa pausa perfecta de la voz en el puente (entre “Y si no vas a volveeeer” y “solo queda desprendeeer”, cuando quedan la base rítmica sonando sola), por la letra inspiradísima y por ese estribillo monu-
mental (“Y en la noche clara/ vestida de estrellas/ yo te canto cumbia, hasta que amanezca”). En mi lista de cosas a hacer en 2020 está escuchar en vivo esta canción.
contratapa | el eslabón
página 16 | sábado 7 de diciembre de 2019
El carpetazo Por Hilo Negro (desde Cancha Rayada)
Y
o no sé, no. Pedro se acordaba cuando en la primaria incorporamos la carpeta, que de a poco desplazaba al cuaderno. Primero unas de plástico a cordones, que al tiempo fueron reemplazados por anillos, y luego llegaron las de tapas negras. Estas últimas eran las que usaban unas pibas mas grandes que nosotros, y que pasaban mostrando como diciendo: esta tamaño oficio es de la secundaria. Ese primer año de carpeta terminó como tenía que terminar: con una banda de ojalillos sosteniendo las hojas y pasando de 4 carpetas a una, con todas las materias amontonadas. En el barrio, los pibes que se incorporaban a las changas, una de las cosas que tenían que aprender era hacer carpetas, esas que iban después del contrapiso (3x1 o 2x1, según el caso), para luego sostener las baldosas o el cerámico. O las más delicadas, como aislantes de la humedad en paredes y techos. Un día, cuando desmalezamos unos terrenos para hacer una cancha, uno de los nues-
tros, que sabía de pisos, nos la dejó como si fueran tamaño oficio gigante, color tierra. Y nos dijo: para el año que viene, si la regamos y cuidamos, aparece el verde césped. Cuando fuimos al Superior a la noche, rápidamente de cuatro carpetas que nos exigían, pasaron a dos. Una, con casi todas las materias; y la de dibujo, que por razones obvias tenía que estar. Cuando nos quedábamos en el bar, Pedro miraba los rastros de las tapas de la carpeta negra tamaño oficio que en el primer año tenía recortes de jugadas del Chango Gramajo, con algún nombre de aquellas pibas que nos gustaban y, al tiempo, con consignas políticas. Alguna con una mano con los dedos en V y una P enorme. Esta carpeta, decía Pedro, que tiene más de tres años, es como los pisos y paredes: perfecta. Más allá de que la tuvimos que forrar, y a veces ocultar, sabíamos que en esas compañeras (las carpetas) estaba nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro cargadito de sueños. El otro día vimos a unos pibes y pibas pasar temprano para el cole, con carpetas casi
a estrenar, y nos acordamos de nuestros diciembres, cuando para no llevarnos más materias a marzo, nos subíamos al cole con por lo menos 4. Decíamos siempre que el número de carpetas en diciembre, corresponde a las materias más importantes. La otra mañana, cuando veíamos a Cristina frente a los jueces con un montón de papeles y un par de carpetas, nos imaginamos a una de las nuestras (para muchos, la mejor) en una mesa de diciembre. Y en esas últimas palabras, como diciendo: ¡A Marzo, a Marzo van ustedes, no yo! Y en ese ustedes, nosotros sabemos que no era sólo para los jueces, sino para la corporación mediática, el poder económico, y los sectores políticos que tuvieron y tienen siempre en carpeta restaurar el coloniaje. Y estos que se van del gobierno, nos presentarán en su retirada una ejemplar carpeta con dibujos más irreales que las nuestras de aquellos años, donde una manzana era una manzana y un jarrón era un jarrón. ¿Y, sabes qué?, me dice Pedro, estos se van y está bueno. Y lo que más me entusiasma es que tenemos el desafío de encarar una etapa
como si fuera con carpetas a estrenar, y más para el piberío, sabiendo que esas carpetas se llenarán de rostros, de fotos, de algunas consignas, con otras historias y nuevos sueños, iguales o parecidos a los nuestros. Y por último, Pedro toma una vieja carpeta y me dice: Sentí el ruido de los anillos al cerrar, es fantástico.
¿FAKENEWS?
Ahora Gendarmería regala sable a Carrió
Hugo Alconada Mon Laferte
Luego de que Gendarmería homenajeara a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich por su respaldo cuando esa fuerza fue acusada por la muerte de Santiago Maldonado, con un sable con sus palabras: “No voy a tirar un gendarme por la ventana”, ahora se supo que haría lo mismo con la diputada oficialista Elisa Carrió, a la que obsequiaría otro mandoble con sus dichos: “Es como Walt Disney”. Por otra parte, voceros de la Policia Federal negaron las versiones que decían que la fuerza de seguridad estaría preparando su propia distinción de reconocimiento a Bullrich con un cartucho inscripto con su frase: “El que quiera andar armado, que ande armado”. La idea no prosperaría ante la ola de críticas que desató el arbolito navideño erigido en la insititución en donde colgaban pistolas taser y gas pimienta entre los adornos y bolas brillantes.