El Eslabón 448

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sábado 21 de marzo de 2020 año XX n° 448 (la no reconocida) precio $ 50.-

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MADRES EN LA CASA

A pesar de que por la cuarentena no habrá movilización del 24 de Marzo, el pañuelo de Madres y Abuelas vuelve como emblema de fortaleza y valentía ante tiempos muy difíciles. Las causas Feced III y IV, los derechos humanos y la educación, el impacto del coronavirus.

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EDITORIAL

derechos humanos |

MADRES EN LA CASA

Pañuelos antivirus

MANUEL COSTA

La creatividad también vence al olvido

T

odo está trastocado por la pandemia del coronavirus. Desde el eslabón –que tradicionalmente acompaña la marcha en Rosario del 24 de marzo por Memoria, Verdad y Justicia con una edición especial que se reparte en la movilización–, consideramos que aún en medio de esta amenaza sanitaria que mantiene en vilo al mundo entero, la memoria debe ser reinvindicada como el tesoro que ilumina el futuro. Por eso, siguiendo las medidas del gobierno de “aislamiento social preventivo y obligatorio” para evitar la propagación del covid -19, con una redacción prácticamente virtual, nos propusimos mantener la tradicional reflexión periodística enfocada en una fecha conmemorativa muy significativa Porque además, encaja en una dramática actualidad en donde palabras y conceptos como solidaridad, comunidad, respeto, cuidado propio y del otro y la otra, resuenan con una fuerza inusitada para enfrentar a un enemigo invisible y peligroso como el coronavirus. Y porque hablar del 24 de marzo es volver a señalar a los criminales que desde entonces hasta hoy propiciaron “la miseria planificada”, con ajustes sociales y achiques del Estado como el que tuvo lugar durante el macrismo, con la disolución incluida del Ministerio de Salud. Porque criminal también fue la gestión anterior al intentar dar impunidad y permitirles beneficios a los condenados por gravísimos delitos de lesa humanidad. Y porque, a la vez, la memoria de corto plazo es importante ya que la batalla que dio el pueblo en las calles en los últimos años, y que luego se volcó a las urnas, impidió que el flagelo político y devastador del gobierno de los Ceos continuara. Pero el daño hecho es demasiado grande. Así, ante esta guerra contra la pandemia del conoravirus, vuelven ellas, una vez más, con sus pañuelos blancos, con su espíritu inquebrantable, invencible, aún en medio de los dolores más desgarradores de la vida, a insuflarnos ánimo, valentía y dignidad. Son el faro encendido de otra lucha más del pueblo contra la adversidad.

El coronavirus obligó a la suspensión de los masivos actos del 24 de marzo pero despertó la imaginación para potenciar de otra manera el ya tradicional reclamo popular por Memoria, Verdad y Justicia, uno de los hitos históricos de la democracia argentina.

¿

Por la Redacción De cuántas formas puede movilizarse un pueblo, salir a las calles, copar la Memoria? ¿Cuánto puede impedir la cuarentena o el riesgo de un virus suelto que hace titubear el sistema de salud pública? Este 24 de marzo será el primero en 34 años sin cientos de miles de personas marchando por Memoria, Verdad y Justicia, obligadas a quedarse en su casa de acuerdo a lo dispuesto por el Gobierno, pero también por los propios organismos de derechos humanos. La situación plantea los desafíos de cómo sentir hermandad y unidad aun en el aislamiento, cómo hacer memoria sin el acompañamiento de miles en las plazas y calles, y cómo sentir abrazos, cariños y besos, aunque sea de manera virtual. Ponete la remera. Colgá un cartel en la puerta de casa, en la ventana o en el balcón ¡o en los tres lugares! Charlá con tus hijos e hijas. Escuchá una canción a todo lo

Periódico semanal fundado el 2 de septiembre de 1999 por Matías Ayastuy, Juan Emilio Basso Feresin, Julián Lafuente, Rodrigo Miró y Jerónimo Principiano. propietario: Asociación Civil Cadena Informativa Registro de Propiedad Intelectual Nº 234.81 0

que da. Usá un hashtag en las redes. Mandá un audio de WhatsApp a amigos y amigas. Dale un abrazo a quien te haga compañía en la cuarentena. Brindá. Contá algo a través de Facebook, Twitter, Instagram o el correo electrónico. Las propuestas se multiplican de manera simple y profunda a la vez. La creatividad se agudiza para mantener viva la memoria, para que no se detengan los juicios y para que haya castigo definitivo para todos los responsables del terrorismo de Estado y su cómplices. Pero, eso sí, respetando el aislamiento como forma de prevención sanitaria al avance local de la pandemia del coronavirus. El Espacio Juicio y Castigo de Rosario, que conforman los organismos de derechos humanos, organizaciones políticas, sociales y gremiales, definió a principios de esta semana que la marcha del 24 de marzo no se haga. El acuerdo local llegó en sintonía con los anuncios en todo el país que apostaron a cuidar al otro y a la otra. Probablemente, los lazos solidarios y colectivos que se propo-

producción periodística:

Cooperativa de Trabajo La Masa directores: Ernesto Ávila y Laura Hintze editores: Juane Basso y Manolo Robles. corrección: Santiago Garat.

“Después de pensarlo de manera prudente, la prudencia que la situación amerita, y siempre con la idea de cuidarnos entre todos y todas, tomamos la decisión de suspender la marcha”

nen desde algunos sectores con esta medida excepcional sean también una forma de conmemorar una fecha que desde siempre reivindicó la vida. “Después de pensarlo de manera prudente, la prudencia que la situación amerita, y siempre con

redacción: Horacio Çaró, Guillermo Griecco,

Pablo Bilsky, Luciano Couso, Eugenia Arpesella, Alfredo Montenegro, Facundo Paredes, Gabriel Zuzek, Silvia Carafa, Soledad Pascual, Jerónimo Principiano, Juan Pablo de la Vega y Marcelo Valenzuela .

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la idea de cuidarnos entre todos y todas, tomamos la decisión de suspender la marcha. Entendemos que eso tiene que ver con una responsabilidad militante, solidaria y que tiene que ver con esto: cuidarnos entre todos”, explicó Paloma Ruíz, integrante de la agrupación Hijos y del Espacio Juicio y Castigo. “El aislamiento, me parece, es sólo físico. Hay otras formas de encontrarnos y son las que buscaremos construir este martes”, agregó. “Creo que esta situación excepcional vuelve a poner en manifiesto no solamente esa responsabilidad de la militancia, sino cómo nos reclama una respuesta urgente y solidaria. En este 24 va a estar muy de manifiesto que la memoria es una construcción colectiva, que la hacemos entre todos. En ese marco el Espacio Juicio y Castigo invitó a intervenir “balcones, puertas, ascensores, calles y casas con pañuelos blancos, imágenes, siluetas, bicicletas, mensajes, recuerdos y todo lo alusivo al 24 de marzo” .

diseño gráfico: Javier García Alfaro,

Aníbal Pérez y Facundo Vitiello. fotografía: Manuel Costa, Andrés Macera, Paula Peña, Yazmín Quiroga, Candela Robles y Carla Scolari. cierre de edición: Viernes 20 de marzo de 2020.

el eslabón integra la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (Fadiccra) y la cooperativa Diarios y Periódicos de Santa Fe (Dypsa) Mendoza 2836, depto. 4, Rosario

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MANUEL COSTA

Unatareaamorosa Las Abu elas d e Plaza d e M ayo llaman a las d ocentes a visitar su sitio y u tilizar el material q u e d isponen para replicarlos con su s alu mnas y alu mnos. En Twitter @abu elasd ifu sion invitan: “¡ Atención d ocentes! En el #M esDeLaM emoria les record amos q u e en la web d e #Abu elas tienen u n montón d e material para trabajar estos d ías el tema d el 24 d e marzo y libros en pd f como nu estras q u erid as H istorietas por la

#I d entid ad ” El sitio a consu ltar es abu elas.org .ar Las Abu elas también replican las invitaciones q u e por estos d ías invitan a llevar a las red es fotos, recu erd os, testimonios q u e apelen a la memoria: “Este #24DeM arzo no pod remos marchar pero entre tod os #Constru imosM emoria Sumate al d esafío y su bí tu foto con los H ashtag s propu estos y etiq u etanos para su marte en nu estras historias”.

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También las Madres de Plaza de Mayo promueven en sus cuenta de Twitter @PrensaMadres la difusión de material didáctico para conocer sobre su historia y la lucha por los DDHH: “Las #MadresDePlazaDeMayo comparten #MaterialEducativo #DescargaGratuita para todas las edades… Entrá a nuestra página web y bajá la que más te guste. Bibliografía de la historia de las Madres (madres.org) Compartí con tus docentes, con tus compañerxs”.

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CONCLUYE EL JUICIO “FECED III Y IV”

Por Luciano Couso “Para finalizar –dijo el fiscal federal Adolfo Villate luego de varias jornadas de lectura de su extenso alegato– es importante recordar la necesidad y la pertinencia, en casos como este, de tener presente que la aplicación del derecho en una sentencia no significa sólo entenderlo como posibilidad de castigo, sino también como construcción de verdad”. Eran las últimas audiencias del juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, mayoritariamente en el centro clandestino de detenciones que funcionó en el Servicio de Informaciones (SI) de la Jefatura de Policía de Rosario, conocido como El Pozo. Y en el debate oral de las causas llamadas Feced III y IV, que se inició hace casi dos años. El fiscal siguió: “Lo que aquí se diga quedará plasmado como un posicionamiento sobre el pasado, pero también como una forma de mirada hacia el futuro”. Las palabras finales de Adolfo Villate constituyen una clave para comprender la importancia de los juicios por delitos “de lesa” a más de 40 años de ocurridos los hechos. No radica solo en “revisar el pasado” –como quien acude al dispositivo psicoanalítico para bucear en el ayer para hallar la raíz de los problemas de hoy–, sino en construir una mirada “hacia el futuro”. Dijo el fiscal ante el Tribunal Oral Federal 2: “El discurso jurídico que se construya con la sentencia respecto de lo que pasó, determinará en el presente una verdad jurídica, aunque también histórica. Las consecuencias de la impunidad permearon las instituciones de nuestro país y las configuraron. La mirada sobre lo pasado tiene también la función de revertir las consecuencias reorganizadoras del genocidio argentino”.

SIN FECHA

Concluidos los alegatos de las partes, el Tribunal fijó fecha para dictar sentencia en el juicio de la tercera y cuarta etapa de la causa “Feced” para el próximo 25 de marzo. Pero eso, coronavirus mediante, no va a ocurrir. Según precisaron a El Eslabón voceros judiciales, “ahora no hay fecha” para la sentencia. En el juicio están acusados por genocidio cometido por medio de privación ilegal de la libertad, tormentos, desaparición forzada de personas, homicidios y abusos sexuales diez policías retirados que revistaban en el SI durante los primeros años del Terrorismo de Estado. Son Eduardo Dugour, Julio Fermoselle, Ramón Ibarra, José Rubén “El Ciego” Lofiego, Mario “El Cura” Marcote, Lucio César Nast, Ovidio Olazagoitía, José Carlos Scortechini, Ernesto Vallejo, Ramón Vergara, Héctor Gianola y Daniel González. Los policías retirados “Beto” Gianola y “Lagarto” González son los únicos que no han sido condenados previamente por su actuación durante el plan sistemático de exterminio de opositores al régimen porque se mantuvieron prófugos de la Justicia. El inicio del juicio oral sufrió varias postergaciones hasta su comienzo en abril de 2018. Originalmente eran 14 los imputados que llegarían al proceso oral.

Una mirada hacia el futuro

El fiscal del proceso, Adolfo Villate, pidió penas de 23 años a reclusión perpetua para los 1 0 imputados, policías retirados del Servicio de Informaciones. La importancia de los juicios de lesa humanidad, entre el pasado y la construcción de verdad.

El irrevocable paso del tiempo dejó fuera del alcance del Poder Judicial a Carlos Altamirano, Daniel González y Ovidio Olazagoitía –tres ex policías que actuaron en el SI bajo el mando del jefe de ese centro clandestino, Agustín Feced– quienes murieron durante el extenso proceso iniciado hace casi dos años. El cuarto acusado que quedó sin condena, el sacerdote Eugenio Segundo Zitelli, falleció unos días antes del comienzo del juicio. Ex capellán de la Policía de Rosario antes y durante la última dictadura, el cura fue procesado por delitos de lesa humanidad. Consentía la aplicación de tormentos, participó de esos vejámenes a los que fueron sometidos los detenidos-desaparecidos que pasaron por el SI, según testimoniaron en la causa.

A DURAS PENAS

Durante el alegato final, la Fiscalía solicitó las penas que considera que corresponden a los acusados de crímenes contra la humanidad. Para El Ciego Lo Fiego, jefe de la patota de policías que secuestró, torturó, violó y robó en los sótanos del SI solicitó prisión perpetua. Está acusado de casi un centenar de casos de privación ilegal de la libertad, seis hechos de desaparición forzada y cinco homicidios. Cada uno con sus calificaciones y agravantes. Lo Fiego ya fue condenado en otros casos. Nunca se arrepintió ni aportó información sobre el destino de los desaparecidos.

Villate solicitó 25 años de prisión para Fermoselle, también condenado en procesos orales anteriores. En este, está acusado de genocidio cometido mediante privación ilegal de la libertad en más de 30 casos y dos hechos de desaparición forzada de persona. Mario Alfredo Marcote, a quien le decían “El Cura” por un presunto apego a la fe católica, también fue acusado por el fiscal por el delito internacional de genocidio cometido por medio de más de medio centenar de casos de privaciones ilegítimas de la libertad, la desaparición forzada de seis militantes políticos y dos hechos de violación. Por lo que el fiscal pidió para él una condena de prisión perpetua, a la que ya fue condenado con anterioridad. “Marcote era el violador serial del Servicio de Informaciones”, dijo una de víctimas y sobrevivientes de ese campo de exterminio que fue El Pozo. Acusado de más de 20 secuestros seguidos de tormentos y dos homicidios, el fiscal solicitó la pena de reclusión perpetua para José Carlos Antonio Scortechini. Lo mismo para el policía retirado Ramón Rito Vergara, a quien le endilga haber participado en más de 20 secuestros y casos de aplicación de torturas agravada por tratarse de perseguidos políticos y de cuatro homicidios. Villate solicitó al Tribunal 23 años de cárcel para Lucio César Nast al acusarlo de genocidio co-

metido por medio de varios casos de secuestros y torturas; y prisión perpetua para Ramón Ibarra por su presunta participación en los mismos delitos pero perpetrados contra una treintena de víctimas, más cinco casos de desaparición forzada de persona. Para Vallejos, el fiscal solicitó prisión perpetua al acusarlo de secuestros, tormentos, tres casos de desaparición forzada y cuatro homicidios; mientras que a Dugour le endilgó su posible participación en una decena de privaciones ilegales de la libertad y dos desapariciones forzadas, por lo pidió una de 24 años a la sombra. Finalmente, a Héctor Beto Gianola, que es la primera vez que va a juicio desde que se reabrieron los procesos a los represores, Villate lo acusó de más de 35 casos de secuestros y aplicación de tormentos. Solicitó al Tribunal que lo encarcele por 25 años.

LA VIGIL

El juicio que llega a su fin –aunque no tiene fecha de lectura de sentencia– incorporó por primera vez los delitos cometidos contra las víctimas de la represión ilegal pertenecientes a la comisión directiva de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil. La entidad fue intervenida el 25 de febrero de 1977. Una semana después, el poder militar cerró las escuelas de la Biblioteca, la caja de ayuda mutual, la guardería y el Centro Materno Infantil.

Los señores de uniforme –sostenidos y alentados por señores de traje– hicieron una pira con gran parte de los libros que componían al patrimonio de la Vigil, emulando las quemas organizadas por estudiantes, docentes y militantes del nazismo cuarenta años antes. El 10 de marzo del mismo año ocho miembros de comisión directiva fueron secuestrados y trasladados a El Pozo. Dos meses más tarde fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y a finales de 1977 fueron liberados, tras ser sometidos a torturas. Cuarentaitrés años después, las víctimas aguardan que se conozca la verdad y se haga justicia. “Es posible aspirar a que estos juicios sirvan, en palabras de Staley Cohen, como forma de combatir los efectos entumecedores de la negación”, sostuvo el fiscal Villate como parte de su alegato. El negacionismo buscó su lugar, intentó expandirse y recrear la teoría de los dos demonios durante los cuatro años en los que la Argentina estuvo gobernada por el hijo de uno de los empresarios que se benefició enormemente en la última dictadura cívico, militar, eclesial y empresaria. Es uno de los casos que pone en evidencia que la mayoría de los gerontes que hoy son sometidos a procesos judiciales –no por gerontes, sino porque antes lo impidieron las leyes post dictadura– fueron la mano de obra de quienes se sirvieron de los beneficios económicos de la primera experiencia neoliberal argentina.


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sábado 21 de marzo de 2020 | página 5

Contagiar la Memoria LA EDUCACIÓN Y EL 24 DE MARZO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

La educadora Natalia García dice que el contacto humano es irremplazable, pero hoy se deben buscar otras maneras de “hacernos presentes”. “Madres y Abuelas siempre nos enseñan un poco más de lo que creíamos”, valora. MANUEL COSTA

Por Marcela Isaías “Hoy lo que se plantea en clave de individualismo puede ser leído al revés: está hecho en clave de lazo y de lo colectivo, y del bien común. Hoy se da esta paradoja de aislarse y volver al eje individual como la forma de cuidar a lo colectivo”, dice Natalia García sobre el tiempo de cuarentena como forma de cuidado y para diferenciarlo de otros momentos dolorosos de la historia argentina. Y convoca a estar “presentes” este 24 de Marzo, tomando la palabra para que la memoria se propague. Natalia García es doctora en educación, docente universitaria y está a cargo del Instituto de Investigaciones Adolfo Prieto de Humanidades y Artes (UNR). Además es autora de numerosos artículos y de los libros El Caso Vigil. Historia sociocultural, política y educativa de la Biblioteca Vigil (1933-1981) y La educación clandestina. Espiar, Colaborar y Depurar (Santa Fe, 1966-1983). También coautora de la versión ampliada del libro de María Teresa Nidelcoff “¿Maestro pueblo o maestro gendarme? La educadora tiene a su cargo los recorridos guiados por la Biblioteca Vigil. “La potencia de la pedagogía de la memoria está ahí: con el cuerpo, los afectos y la razón, juntos en un mismo espacio”, expresa de lo que le representa esta tarea. Además integra el Centro de Estudios de la Historia de la Educación Argentina Reciente, que pertenece a la Facultad de Humanidades y Artes (UNR) y dirige Carolina Kaufmann. Este centro tiene un sitio web (https://hear.unr.edu.ar/). “Todo lo que se ha estudiado y publicado sobre el pasado reciente y la educación está en este sitio”, señala la profesora e invita a las y los docentes a visitarlo.

UN HECHO INÉDITO

A mediados de marzo Madres y Abuelas de Plaza de Mayo junto a los organismos de Derechos Humanos (DDHH) decidieron suspender la histórica marcha del 24 de Marzo. Natalia García define esa determinación como un hecho inédito e impactante. “Es así, es inédito”, dice y recuerda que “desde el retorno a la democracia para acá si hay algo de lo cual la Argentina puede jactarse es de sostener la memoria con estas marchas que todos sabemos son mucho más que eso”. Ahora, por la expansión de la pandemia del coronavirus, la actualidad del 24 de Marzo está marcada por un real estado de excepción y de necesidad de cuidado de la salud pública. “En las primeras en las que tenemos que pensar es en nuestras Madres y Abuelas. Si no se puede respetar esta decisión que tomaron siendo el grupo más vulnerable, se ha perdido el horizonte”. La educadora hace este comentario para rechazar la postura de

ciertos grupos que se opusieron a la medida de suspender la marcha. —Y además de vulnerables, Madres y Abuelas son quienes tienen más autoridad moral para tomar esta decisión. —Claramente. Son las que nos enseñaron a luchar, que marcaron el camino. Eso no significa que esto sea quietud y parálisis. Una de las características de la pedagogía de la memoria es que la oferta es enorme, heterogénea y diversa en dispositivos pedagógicos y didácticos a los cuales echar mano en las aulas y ahora en las aulas virtuales. —Más allá de que el 24 no se pueda estar en las calles, ¿qué valoración hacés de las marchas en tanto acto pedagógico? ¿Cómo hacerlas presentes de alguna manera? —Yo soy de la idea de que la vivencia y el cuerpo son irremplazables. El cuerpo en el propio espacio público, por lo que sucede allí. O el cuerpo puesto en lugares emblemáticos donde sucedieron los crímenes de lesa humanidad o en la palabra cálida de un testimonio, la cadencia de la voz, la mirada, los gestos de cuando escuchamos a alguien relatar sus vivencias en aquellos años, nada de eso es reemplazable. No hay dispositivo tecnológico, afortunadamente, que reemplace eso. Lo que digo es que no es la nada lo que viene después. Los docentes pueden acudir a los sitios como el de la Comisión Provincial por la Memoria. Y por suerte –el 24 de marzo– ya no se trata de una efeméride. Hoy las escuelas trabajan este tema como un proceso, como un eje transversal, van hacia los DDHH desde el presente hacia el pasado. Eso lo hace muy bien, por ejemplo, el Museo de la Memoria de Rosario a través del Programa Ver

para Saber (lo realiza junto al Centro Audiovisual Rosario). Son producciones multimediales que hacen los jóvenes desde los territorios, donde se replantean y resignifican los avasallamientos a los DDHH desde el presente. Incluso lo que estamos viviendo puede ser pensado en términos del pasado, porque acá se está apelando a los lazos de solidaridad claramente y eso fue lo quebrantado en aquellos años. —Cuando Madres y Abuelas hacen este renunciamiento a la marcha sobreponen el cuidado, la salud y la solidaridad... —Siempre ellas nos enseñan un poco más de lo que creíamos. Hoy lo que se plantea en clave de individualismo puede ser leído al revés: está hecho en clave de lazo y de lo colectivo, y del bien común. Hoy se da esta paradoja de aislarse y volver al eje individual como la forma de cuidar a lo colectivo. Y ellas son las

primeras que marcaron eso. Hoy “bajar” las banderas es ponerlas más altas todavía. —“No podemos ir a la plaza para evitar el contagio, pero queremos que se contagie la esperanza firme en el Nunca Más”, se lee en el comunicado que difundieron los organismos de DDHH. ¿Cómo favorecer ese contagio desde la tarea pedagógica y en tiempos de aislamiento? —Se puede partir de una película, de un documental, de un testimonio filmado, una canción, un libro. El material sería casi una excusa. Pero también podrían aprovechar al estar en sus casas y preguntar sobre lo cotidiano de aquellos años en su propia familia; porque la realidad es que hoy día los pibes se enganchan mucho más cuando miran a su propio territorio, al costado y hacia adentro. Se producen allí muchas identificaciones, se enteran de muchas cosas o surgen los silencios; surgen las me-

morias o se terminan algunos olvidos. Aparece otra forma mucho más potente de comprender: nunca será igual leer una historia ajena a leer el pasado de la historia cercana en la historia familiar. Cuando las escuelas empiezan a preguntar qué pasó en esta escuela, con estos docentes, resulta que sí hubo desaparecidos en este pueblo, en esta escuela; sí hubo una directora que actuó de tal manera. Cuando podemos medir los impactos en terreno, la historia deja de ser historia, empieza a ser presente y se comprende mucho más. —¿Cómo pensar la relación entre educación y 24 de Marzo en tiempos de pandemia? —En doblar la apuesta por la presencia, será ahora otro tipo de presencia. Es irremplazable el contacto humano, pero tiene que estar más fuerte. Hay que hacer estallar la memoria en las redes sociales, en todos los formatos que tengamos disponibles, poner a disposición todo lo que se ha construido estos años. También pensar en los recambios a futuro, porque hablábamos recién de nuestras Madres y Abuelas que nos siguen guiando y enseñando, pero un día no van a estar y hay una transmisión que hacer todos los días, con cada generación nueva. Y hay que estar muy atentos a las formas de negacionismo que siguen existiendo y no dejarlas pasar. Siempre para esta fecha todo nos llenamos de eventos memoriales, pero también logramos que esto –el 24 de Marzo– se sostenga a lo largo del año y esté en el ADN de los argentinos. Todos los ciudadanos tenemos que tener una palabra este día y contagiar la memoria. El 24 de Marzo en tiempos de coronavirus es también una invitación a las nuevas generaciones a animarse a imaginar, siquiera fugazmente y en nada igual, cómo se siente en el alma y en el cuerpo el peso de las libertades que peligran, cuando el aislamiento es una realidad cotidiana, cuando la vida cambia abruptamente y el futuro es incierto. A eso, y a tanto crimen, se repuso nuestro país. Necesitamos siempre recordarlo y afirmarnos en nuestras conquistas.


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ENTREVISTA A CLAUDIO MORRESI FACUNDO VITIELLO

Por Santiago Garat y Facundo Paredes

S

e inició en el club de sus amores: Huracán, donde cumplió el sueño de debutar en Primera. En el Globo de Parque Patricios disputó 286 partidos y marcó 84 goles. En el 85 lo compró River y conformó una dupla memorable con el uruguayo Enzo Francescoli. Con la banda roja conquistó un título local y las copas Libertadores, Intercontinental e Interamericana. También vistió las camisetas de la Selección juvenil, de Vélez y Platense. Fue secretario de Deportes de la Nación, durante todo el mandato de Néstor Kirchner, y gran parte del de Cristina Fernández, y actualmente se desempeña como legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ferviente defensor de los derechos humanos y con una historia familiar atravesada por el terrorismo de Estado –que secuestró, desapareció y asesinó a su hermano Norberto–, Claudio Morresi aceptó el convite de este semanario para hablar de su carrera, del daño que perpetró la dictadura y de las banderas de Memoria, Verdad y Justicia que comenzaron a flamear con fuerza en los últimos tiempos en las canchas argentinas.

JUGUEMOS EN EL PARQUE

Claudio Morresi comenzó a parir la pasión por la redonda en las canchitas del club Bristol, en el Parque Patricios de su infancia. Y por eso, no fue casualidad que este hijo de los Juegos Evita apenas unos años más tarde luciera la camiseta del Globo. “Primero jugué en el club que estaba al lado de mi casa, también fui al GEBA (como se lo conoce a Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires), y participé de los Juegos Evitas en el 74 y en el 75”, rememora el también dirigente del peronismo, que apenas pasada su primera década de vida alcanzó su sueño máximo de defender los colores de sus amores. “Me fichó Huracán cuando tenía 12 años. Me habían visto jugar en un torneo escolar, una persona me dijo de ir a probarme. Cuando fui, jugamos en una cancha chica y me dijeron que vuelva para hacer la prueba en una más grande, en el club Piraña, que era donde hacía las prácticas Huracán. Y a partir de que hice un gol y que creo rendí bien, me ficharon”. Desde su debut en el 81, este ex volante y delantero logró pavada de trayectoria en el deporte de la redonda, donde se alzó de varios títulos importantes, disputó un Mundial juvenil con la camada que luego se coronaría en México 86, y además de los clubes antes mencionados, también jugó afuera –aunque fue un muy breve paso– para el Independiente Santa Fe de Colombia y Santos Lagunas de México. “Entre los mejores momentos, destaco: el día que me puse por primera vez la camiseta de Huracán, el día que me puse la camiseta argentina en la Selección juvenil, y las vueltas olímpicas que di con River”. De todas formas, las medallas que colgaron de su cuello y los trofeos que supo levantar, jamás le pesaron. Es que alguna vez ase-

La pelota no se olvida

El ex jugador de Huracán, River y la Selección juvenil, que fuera secretario de Deportes de la Nación durante los gobiernos de Néstor y Cristina, recuerda a su hermano desaparecido y reivindica el papel que asumió el fútbol en materia de derechos humanos. guró, sin vacilar: “Elegiría no haber sido futbolista y que mi hermano siguiera vivo”.

LOS VIEJOS AMORES QUE NO ESTÁN

“Mi hermano jugaba muy bien, era un 5 aguerrido, solidario, y con mucha recuperación de la pelota. Y también tenía técnica como para jugar”. Así define Claudio Morresi a Norberto, su hermano muerto a tiros por la peor de las dictaduras cívico militares, en 1976, y cuyo cuerpo fue encontrado 13 años después, con seis disparos. Claro que también era quemero y su nombre se lo debe –según revela Claudio– a Norberto Tucho Méndez, una gloria del club de Parque Patricios. Más allá de la habilidad con la pelota entre sus pies, Norberto “en su momento eligió la militancia política”, relata este miembro de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas. “Tenía 15 años cuando empezó a participar en lo que era la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) –cuenta Morresi– y eso lo fue alejando un poco de las canchas. A los 17 años lo desaparecen, después sabemos cómo fue asesinado porque pudimos encontrar su cuerpo”, con seis disparos a muy corta distancia.

LA DÉCADA GANADA. Clau-

dio Morresi fue Secretario de Deportes de la Nación entre 2004 y 201 4. Acompañó a Néstor y a gran parte de la gestión de Cristina en esa área clave que luego fue casi sepultada por el gobierno de Mauricio Macri. Por eso, ahora en su rol de legislador porteño, presentó un proyecto para subsidiar a los clubes de barrio en tiempos de coronavirus.

Su hermano lo recuerda como “un pibe sumamente inteligente, había salido tres años seguidos en el Cuadro de Honor del colegio como mejor alumno, muy comprometido con su tiempo, con el hecho de hacer una patria más justa, un país más igualitario y que le tocó por desgracia ese tiempo maldito que nos tocó vivir”. Por eso, cada 24 de marzo Claudio juega un partido aparte, independientemente de que en esta ocasión no se pueda salir a la cancha, a las calles, debido a la pandemia del coronavirus. “A mí me reconforta, me emociona, el hecho de la respuesta popular que hay en cada 24 de marzo. Cómo las gran-

des mayorías de nuestra sociedad acompañan, apoyan, se comprometen con este día que es una manera de trabajar por la memoria, por la verdad y la justicia. Es una forma de decir «Nunca más al terrorismo de Estado», es un hecho contundente que hace que se pase de generación en generación, y que cuando suceden hechos como el 2x1 que se quiso implementar, la Plaza de Mayo y muchas plazas del país se llenaron de pañuelos blancos e hicieron retroceder esa acción que quisieron llevar adelante”. Y resume: “Es algo que nos va a preservar como sociedad, para que nunca más ocurra lo que sucedió en ese tiempo”.

EL FÚTBOL NO SE LO COMIÓ TODO

Por último, Morresi celebra más que un gol las distintas actitudes futboleras que levantan las banderas de los derechos humanos, desde clubes que crearon secretarías para atender ese tema, restituciones a socios desaparecidos (como hicieron Banfield y Central), expresiones como las que se han observado en los guantes del ex Newell’s, Nahuel Guzmán (con la imagen del pañuelo de las Madres), entre tantas otras. “Eso es muy emocionante porque nace desde el lu-

gar en el que uno tanto tiempo ha estado, donde uno tan feliz ha sido. Y aparte de esa felicidad que uno tuvo en los clubes donde ha podido jugar, existe ese compromiso de los socios por sostener la memoria. Son semillas que siguen floreciendo, y que van pasando de generación en generación. Es muy importante que esto esté sucediendo”, resalta. Morresi, cuando aún era funcionario, resultó una pieza clave para lograr que la Selección dirigida por Diego Armando Maradona, con Lionel Messi y compañía, le tirara un centro bárbaro a las Abuelas de Plaza de Mayo, en su campaña para encontrar a los nietos desaparecidos. “Los futbolistas apoyaron mucho esa lucha. Los planteles de River, de Boca, de muchas instituciones, la Selección Argentina también, varios deportistas que tienen posiciones tomadas y las dicen”. “En la época de Passarella los jugadores firmaron una solicitada acompañando la búsqueda de las Abuelas. Después se fue desencadenando con Bielsa, con Sabella, con Diego. Siempre las han recibido con todo el cariño, se han sacado fotos con ellas y con la bandera que decía: «Si tenés alguna duda, acercate a Abuelas de Plaza de Mayo»”, subraya.


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DESDE CANCHA RAYADA

Una voz en el teléfono Por Hilo Negro

Y

o no sé, no. Cuando éramos pequeños nos divertíamos ocultándonos. La primera vez, recuerda Pedro, fue en en campo en una estancia de Villa Eloisa, donde los viejos estaban trabajando. A él le habían agarrado cariño todos y particularmente la dueña, una inglesa que en su sillón de ruedas siempre estaba atenta y al niño Pedro lo trataba como a un hijo, pese a que ella ya tenía tres. Lo cierto es que a Pedro le habían enseñado los peligros: uno era el tractor con el motor encendido, otro no acercarse al lugar en el que estuviera la chancha con sus crías, y por último donde estaban las abejas. Todo

eso durante el día, y de noche, que estuviera en su cuarto. Un día, Pedro rescató un gatito y ante el temor que no lo quisieran en su cuarto, se escondió con él en una caja de cartón. Bueno, en realidad se quedó dormido junto al gatito bueno, lo agarró la noche y si bien sintió temor, porque a eso de las 9 de la noche vio un montón de luces a campo abierto, lo estaban buscando su madre, la inglesa y toda la peonada. Él se quedó en silencio por temor al tirón de orejas y aparte porque cada vez que Pedro abría los ojos, lo veía al pequeño felino mirándolo atentamente a él. En ese momento sintió que nada podría pasarle, a lo sumo ser descubierto, pero ninguno de los peligros conocidos lo

agarraron dormido. Ni el tractor, ni las abejas, ni la enorme chancha. Su gato seguro le avisaría. Y cuando lo encontraron, entre lágrimas y sonrisas, no hubo reto alguno, sólo abrazos y aplausos. Otra vez, ya en su barrio actual, o sea en el sur de Rosario, con una piba a la que Pedro venía mirando desde hacía un par de años, se quedaron un par de horas más de lo que le habían permitido a ella y los agarró la noche. Tendrían unos 12 años y Pedro sintió que nada les pasaría si se quedaban tomados de la mano, más que ser descubiertos por sus padres. Una vez, jugando un partido, había un jugador en nuestro equipo que tenía una forma de jugar que parecía que se ocultaba y que apa-

recía en los momentos importantes. Y así ocurrió. En una tremenda corrida, y eludiendo adversarios, se metió con pelota y todo en el arco contrario. Todos los del equipo rival lo miraban como preguntándose: ¿y éste de dónde salió? Meses antes del Golpe genocida del 24 de marzo del 76, con los compañeros ya estábamos tomando muchas precauciones, por la situación que se vivía, y cuando bajaba el sol no nos sentíamos seguros. Pedro recuerda caminar hasta 12 cuadras para, desde un teléfono público, decirle a Estella: “Estoy bien”. La voz de ella lo tranquilizaba y aparte se imaginaba a aquel primer gatito que tuvo oculto, que lo acompañaba y le hacía sentri que nada le pasaría.

Después, durante la dictadura, la cosa se empeoró y había que evitar el contacto social con los cumpas, sólo lo necesario. Ya para ese entonces, el horror recorría toda la gran Patria. En la Banda Oriental (Uruguay), Chile, Brasil, eran azotados por sangrientas dictaduras. Hoy, a días del 24, los recordamos a todos. Hoy, que un virus nos hace que tomemos distancia social, Pedro me dice que si tomamos las precauciones debidas, pero no nos ocultamos, imaginando la compañía de un gato, la mano apretada de una querida, la voz en en el telefono de algun compa, diremos: “30.000 detenidos desaparecidos ¡Presentes! Ahora y siempre. Hasta la victoria, siempre.


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DEL CHACO AL BARRIO MODERNO CANDELA ROBLES

La abuela del corazón Zulma Lugones tiene 74 años y un merendero en el que comen 1 90 chicos y sus familias. La historia de una mujer que es la mamá de todos y todas.

“Ella nos enseñó a hacer valorar lo que hacemos. Que es un trabajo, aunque no se siente así”dicen las trabajadoras del merendero

Por Laura Hintze

U

na, dos, infinitas carcajadas irrumpen en Barra al 3400, barrio Moderno. Es la hora de la siesta pero no hay silencio. Un grupo de mujeres, de 8 a 74 años, está en la vereda. El mate circula –el coronavirus todavía es un peligro lejano– y con él, las historias, las anécdotas y los chismes. Todas repiten una coreografía de la risa. La letra a se estira al infinito, es cada vez más aguda, y de golpe, explota en una carcajada, también aguda, penetrante, contagiosa. El centro de la ronda, y de la charla, es Zulma, la mami, la abuela, la responsable de esas siestas que ya no son más solas en casa. Dicen que es una mujer que ayuda mucho, que nunca se fija a la hora de dar una mano, que siempre está, que la aprecian un montón por cómo es. Dicen que Zulma Lugones es militante desde hace un montón de años y que siempre estuvo para la gente. “Es como que ella siempre le pregunta al que más necesita y siempre te va a dar más de lo que tiene”, aseguran. Dicen que trae el recuerdo a leche con sémola,

que es una excelente mujer, la abuela del barrio para las que no tienen abuela y la mami para todos y todas. Zulma Lugones tiene 74 años, 17 hijos, 70 nietos y “como 40” bisnietos. No entran en esa lista los y las familiares del corazón: el que pasa y toca bocina, el que le lanza un beso, las que trabajan en el merendero, los pibitos que se acercan a buscar la leche, las que la recuerdan de las otras crisis y del abrazo de la comida materna del barrio a la casa. Todos los días de la semana, su nieta abre las puertas de su casa y una de sus habitaciones tiene nombre: “Merendero de la Mami Zulma”. Reciben a 190 chicos y chicas que buscan la leche y la toman en su casa. A los mismos le dan comida. También hay grupos de a diez mujeres que cocinan empanadas, pizzas, canelones, tortas fritas, lo que se puede cuando haya. Lo venden y después dividen la ganancia entre todas. Cuando no van a trabajar, extrañan el merendero. “La mejor terapia es estar juntas y hablar al pedo”, aseguran.

TRABAJO PAGO Y AMOR

Tiene todo anotado en un cuaderno anillado tamaño oficio. Es-

cribe con birome azul y tiene la letra clara, definida, prolija. Va pasando las hojas y muestra: acá están los turnos de las mujeres, acá los nombres de los chicos que vienen a buscar la leche, acá cómo están organizados los grupos de la cocina. Son las 17 y el calor agobia todavía en Rosario. De a poco, los vecinos y las vecinas se acercan con jarras para buscar su porción de merienda y llevar a la casa. Dos nenes en pata y sin remera miran a Zulma mientras ella muestra sus anotaciones. Tienen cara de traviesos y ella lo confirma. Los mira con cariño, les acaricia la cabeza y remarca: “Estos son dos atorrantes”. Zulma Lugones da leche y comida en los barrios desde hace 15 años. Hace tres que el merendero funciona en la casa de su nieta Noelia. Todos los días a las 15, un grupo de 10 de mujeres –que cambia según el trabajo de la jornada– se acerca a trabajar. Todas cobran el salario social complementario y se dividen en partes iguales lo que saquen de la venta de empanadas, prepizzas, canelones. Antes lo hacían gratis, ahora es un trabajo. “Ella nos enseñó a hacer valor lo que hacemos. Que es un trabajo, aunque no se siente así”, aseguran al unísono. Zulma está en to-

dos los emprendimientos. Su favorito es el de los canelones. Le encanta armarlos. Para Zulma, lo que hace no es un acto de militancia. Ella dice que es “un acto de nosotras mismas”, y que si se juntó con otras, es porque sola no puede. “Yo siento que doy ayuda. Estoy cerca de ellas siempre y les digo que son las que tienen que aprender a que esto siga adelante. Porque además el día de mañana se pueden juntar con unas vecinas y van a saber organizarse y vender, tal como hacen acá. Nunca tienen que pasar hambre, la gente no puede vivir así”, explica. El ejemplo es ella misma: “Yo he vendido lo que podía hacer y a mis hijos nunca le faltó nada. No había lujos, pero comida en su mesa siempre tuvieron”. De todo lo que tienen y dan en el comedor sólo reciben la leche desde el Movimiento Evita, el espacio del que forma parte. El resto, asegura, lo bancan ellas. Lo que más cuesta es la garrafa. “Todas dejan por su voluntad 300 pesos mensuales para poder comprar el gas y lo necesario. Y así vamos para adelante”, cuenta. “Sabemos que si no nos damos las manos una con la otra no podemos hacer nada”.

Zulma está sentada en una silla de plástico blanca. Tiene el pelo atado y una remera clarita, elegante. La entrevista se interrumpe con un auto que pasa y le toca bocina. Desde adentro, el conductor le tira un beso. Ella levanta el brazo, saluda con un grito, una sonrisa. Después se da vuelta y pregunta, con ojos pícaros, “¿Quién era?”. “Sos famosa Zulma”, le dicen las chicas.

LA HIJA DEL CAUDILLO

Zulma Lugones nació el 29 de octubre de 1945, en Resistencia, Chaco. Dice que fue una niña muy malcriada y mimada. “Cuando estaba con mi mamá y mi papá, yo decía que quería algo y me lo daban”, recuerda. Su papá era Roberto Lugones y su mamá Alcira Santillán. “Eran dos personas divinas que me adoptaron y me criaron”. Destaca más de una vez que no eran sus padres biológicos y recuerda con ternura también el amor que le dieron. “Cuando yo tenía 12 años adoptaron a mi hermana. Somos dos adoptadas y estamos juntas. Fueron dos hermosas personas, yo las traje del norte, las hice vivir en mi pieza y ahí terminaron su vida. Los cuidé junto a mis hijos porque eran dos viejos


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CANDELA ROBLES

hermosos. Estoy orgullosa de haber sido adoptada”. “Mi papá era un hombre alto, elegante, y hablaba de política todo el día. En ese tiempo llegaban las cajas con sidra y pan dulce con el nombre de cada familia. Y él las entregaba. Yo por eso siempre fui militante. Me crié con él, que era un caudillo”. De esos años, Zulma se acuerda del día que conoció a Evita: “Ella había ido a repartir ropa. Y me acuerdo porque me entregó por la ventana del tren un paquete. Vos estirabas la mano y ella te la agarraba. Mi mamá estiró la mano y también se la dio a ella. Nunca me olvido de eso. En el paquete había un saco color bordó, largo, y un perrito que le tocabas la cabeza así….”. La mujer se ríe con tanta fuerza y sinceridad que no puede terminar con la descripción. Zulma tenía apenas 13 años cuando se fue a vivir al campo con quien sería el papá de todos sus hijos. “De ser malcriada y fi-

“Yo siento que doy ayuda. Estoy cerca de ellas siempre y les digo que son las que tienen que aprender a que esto siga adelante."

na, fui a un lugar donde solamente había picadillo, arroz y mortadela”, dice. A eso de los 26, decidió venirse a Rosario. Ya tenía seis hijos. “Vinimos por la situación económica. Allá teníamos que cargar con todo, y no teníamos valijas, sino una bolsa. Y seguíamos. Mis hijos estaban

creciendo, los dos más grandes tenían que ir a la escuela y no podían, porque estábamos un día en un lugar, otro día en la cosecha, otro en obraje”. Zulma se plantó a pesar de las quejas y las advertencias. Y se vinieron. La familia llegó en un tren carguero a la estación Rosario Oeste, de calle Paraná y Córdoba. Era el año 1967 y, dice Zulma, no tenían nada. Se acomodaron en la estación. Ella dejó a los chicos con su papá y salió a buscar. Lo primero que conoció de Rosario fueron las Cuatro Plazas, guiada por un viejito que le dijo que busque al padre Elmo Gorza. Con el cura consiguieron el primer techo y los primeros trabajos. “Trabajé, cirujié, manguié en las iglesias, luché mucho para poder criar a mis hijos. Luego entré en Emaús, una institución de la Iglesia donde me capacitaron para ser agente de salud de la provincia. Hacía visitas domiciliarias

"Además el día de mañana se pueden juntar con unas vecinas y van a saber organizarse y vender. No tienen que pasar hambre, la gente no puede vivir así”.

controlando vacunas, embarazadas y todo tipo de enfermedad. Llevábamos la salud a lugares donde no había. Eran tiempos difíciles porque la gente nunca se arrimaba al médico. Todos parían en la casa, por ejemplo, y yo hasta partera fui. Gracias a Dios, todas las cosas que pude hacer en la vi-

da me salieron bien. Y así llegué acá, y así estoy hoy día”, relata.

INQUIETA CONTRA EL VIRUS

Zulma asegura que no le queda nada pendiente en la vida. Se le nota. Ser de risa tan fácil debe significar algo. Al cierre de esta edición, la mujer, que sufre epoc crónico, está en cuarentena. Ya venía cumpliendo la medida a rajatabla. También había dicho que no suele quedarse en la cama ni cinco minutos. Que duerme poco, que por la mañana siempre va a dar una mano a quien lo necesite y que a las 15 en punto está en la puerta del merendero. “Estoy en mi casa, incómoda, porque me gusta salir, andar, venir, volver. Soy una vieja intranquila, pero voy a soportar estos días porque no quiero caer con enfermedades. Me recuperé de una fuerte y quiero seguir adelante”, dice con fe inquebrantable.


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política |

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PANDEMIA MUNDIAL

La caída del muro neoliberal La expansión global del coronavirus produjo una catástrofe humanitaria, económica, social y política. La Argentina pone en acto los resortes del Estado para contener la epidemia y salvar a los más necesitados. La sensación de un cambio geopolítico es innegable. FACUNDO VITIELLO

Por Lucas Paulinovich

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Una vecina canta y toca la guitarra. Desde otro departamento le gritan: “Flaca, me encanta lo que haces. Seguí así”. Hay un clima que intenta ser distendido pese al esfuerzo que, se sabe, queda por delante. Hace un rato, desde los balcones hubo aplausos para los médicos que están trabajando. Más tarde, en el silencio de la noche, algunos comienzan con los juegos: vociferan preguntando por Millhouse y la respuesta llega inmediatamente. El resto continúa en la complicidad de una generación criada con Los Simpsons. Parte de esa ironía y ese humor se vieron expresados en el modo de procesar la situación. Es jueves a la noche y el presidente Alberto Fernández acaba de anunciar el aislamiento social obligatorio. Lo hizo rodeado por los gobernadores Omar Perotti, Horacio Rodríguez Larreta, Axel Kiciloff y Gerardo Morales. Ese es hoy el punto de apoyo que encontró para desplegar la iniciativa recobrada. Faltó el peronismo del norte. En un mundo incierto y tembloroso, prefirió poner en el escenario dólares, territorio y transversalidad. Ahora sí comienza su gobierno. Previamente, había anunciado un paquete de medidas para inyectar plata en la economía de aproximadamente un 2% del PBI. El paradigma del déficit fiscal cero es parte de un mundo viejo. La recesión mundial abre un escenario solo comparable a una guerra mundial. La Organización Internacional del Trabajo pronostica de máxima la pérdida de 25 millones de empleos a nivel mundial. En la Argentina el riesgo país rompió los 4 mil puntos y los bonos merodean

el 30% del valor nominal, la zona en la que los buitres podrían adquirir un porcentaje con poder para enlodar la negociación con litigios en el extranjero. La llegada del coronavirus a la Argentina produjo un impacto brutal en la psicología social. Las derivaciones económicas serán rigurosamente malas. Los efectos políticos son una fluctuación difícil. El mundo parece concluir una etapa. El cierre de las fronteras de los países europeos; las declaraciones del referente globalista Emmanuel Macron a favor del control estatal de los servicios de salud; los anuncios de posibles nacionalizaciones en Alemania, Italia y Francia; la flexibilización presupuestaria de la Unión Europea; o el presidente serbio diciendo que la “solidaridad europea fue un cuento de hadas”; induce un viraje geopolítico con la magnitud de un 1989 para el sistema global basado en la libre circulación del capital, la reproducción financiera y la democracia liberal de las sociedades abiertas, el relativismo cultural y las pautas de vida progresistas a costa del expansionismo bélico. ¿Cae el muro neoliberal?

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Yo llevo casi una semana cumpliendo la cuarentena. Estuve en contacto con alguien que estuvo en contacto. Y eso derivó en un dilema moral: aislarme en mi casa por una posibilidad remota; o evitar una posible propagación del virus. El resultado: los que me acusaban de vago, también me pedían responsabilidad y que asumiera seriamente la situación. Casi una síntesis en el plano personal de las ambigüedades y paradojas que desató la paranoia colectiva de la última semana.


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Es un nuevo hito con antecedentes en el crack financiero de 2008 y en el atentado a las Torres Gemelas con que se inauguró el siglo. El mundo unipolar con los Estados Unidos a la cabeza, está en franca precipitación: se termina aquello que emergió en los '80 y colmó las ensoñaciones globalistas de los últimos 25 años. Un virus invisible pone en jaque a la máquina de superproducción. Los cuerpos sobreexigidos son obligados a recluirse. El mundo de competitividad y aceleración, se frena de golpe. Y la crisis pone al desnudo sus debilidades e hipocresías. Nada de eso era real, solo sus afanes imperialistas. Ahora ese mundo fue invadido. En el momento más fuerte de su crisis, China frenó el 70% de su economía. Lentamente comienza a reactivarse, sin embargo, la posibilidad de un rebrote disminuye la velocidad de una salida al mercado mundial. Es decir, caerá la demanda de granos y carnes, esa oportunidad dorada que la Argentina había encontrado para incrementar exportaciones, abastecerse de dólares y aplicar una alternativa que frenase en parte el monocultivo. El panorama se complejiza por las magras reservas que dejó Macri y reducen al máximo el margen de maniobra. Tampoco hay mucho aire para bajar impuestos. La recaudación irá en picada y el déficit fiscal volverá a cobrar espesor sin fuentes de financiamiento. El derrumbe del precio del petróleo que aceleró la actual crisis global aborta las ilusiones en torno a Vaca

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Muerta y la incorporación de los hidrocarburos en el plantel de grandes aportantes de divisas. Y nosotros acá, en cuarentena. “Hay que pasar el encierro”, podría ser la paráfrasis también lamentable de aquella otra consigna derrotista. La Argentina se introduce de pronto en un túnel tan oscuro como del que venía: una recesión para la recesión que traemos.

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El miércoles, en Italia, récord de muertes en un día. El dólar blue alcanza los 89 pesos, máximo histórico. Subió 11 pesos en una semana. El petróleo WTI se hundió a 21 dólares. El jueves, con la certeza de la cuarentena obligatoria, el centro es un caos: largas colas en los comercios, apuros, compras desordenadas para aprovisionamiento. Nadie sabe de qué trata: estamos pisando en falso la incertidumbre. ¿Esto era la promesa de desarrollo? Un murciélago lo arruinó todo. En Italia o en Francia, donde hay toque de queda, aprovechan para ampliar la militarización que desde hace ya un largo tiempo ocupa sus calles. Les llego la guerra a pleno. El paisaje de la guerra. Los sones de la guerra. Los países que son paradigma de libertad y hacen las delicias de los biempensantes locales -de izquierda o derecha-, tienen un rapto de sinceridad: el coronavirus no hizo más que amplificar los grados de persecución y autoritarismo que venían ejercitando. Los centros urbanos espantados por la toxicidad de las peri-

El mundo de competitividad y aceleración, se frena de golpe. Y la crisis pone al desnudo sus debilidades e hipocresías. Nada de eso era real, solo sus afanes imperialistas. ferias que despreciaron. Por eso: no estamos como Europa. De aquel lado del Atlántico nunca estuvo y no está el futuro. Tal vez hoy, cuando el virus llega a la ciudad desde la rubia Albión, lo entendamos mejor. Cipayos de toda laya, arremánguense, que estamos más que nunca en América. La sobreabundancia de información hace que las personas entren de lleno en una espiral de locura que las lleva a comprar decenas de rollos de papel higiénico. También es cierto que en nuestro continente vamos a contramano, y cuando allá estén saliendo del invierno, acá vamos a estar en el punto máximo. ¿Hay un componente político, un compromiso militante, en aceptar las indicaciones y mandarse a guardar por unos días? Es probable. No son las formas ubicuas de la militancia, los modos consagrados de

la práctica solidaria y transformadora, pero efectivamente se trata de obedecer una línea que supone una acción coordinada para el cumplimiento de un objetivo colectivo. Y en esto juega su parte una consideración de corte social: el privilegio de poder hacerlo en casa, en condiciones de confort, aún cuando no tenga internet.

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Ahora es obligatorio. Todos adentro para cuidarnos y después volver a salir. El riesgo más alto lo corre esa franja de la población que carece de condiciones básicas, los enormes cordones de las ciudades en los cuales el hacinamiento y la falta de servicios hace de la pandemia un agravante más de una situación crítica que se sufre todos los días. Además, implica evaluar los factores que hacen de la circunstancia argentina una excepcionalidad respecto de las imágenes que vemos de los países europeos. En definitiva, tal como deben reconocerlo los paladines del pensamiento neoliberal, es el Estado quien puede amortiguar la crisis. Ese Estado que en la Argentina cobra nombres precisos en su decurso histórico, con filigranas exactas en lo que hace a un modo de concebir lo político encarnado en el beneficio de las mayorías. Vamos al punto: peronismo. Esa particularidad que hoy nos transforma en un caso testigo para aquellas desorientadas naciones que se creyeron a salvo de su núcleo nacional, con su gente y sus manías, con sus

vicios y perversidades, incrustados en la claridad de un progreso infinito y cristalino hacia sociedades de consumo, diversión y pacifismos centrales anclados en belicosidades periféricas. Esas periferias, vuelven. En Argentina, el Estado se mantuvo, a pesar del descalabro macrista. Esa es nuestra mínima, aunque holgada, esperanza. Un rasgo de tranquilidad ante tanto desquicio. Los planes de reactivación económica, los paliativos de las primeras medidas del nuevo gobierno y las ventajas para la economía doméstica que podría otorgar un acuerdo beneficioso en la negociación de la deuda externa, todo eso se cayó en tan solo unos días. El coronavirus toma la forma de un macrismo exprés, intensificando las desigualdades, aumentando el riesgo de la población sensible, profundizando la exclusión, provocando una emergencia sanitaria, reduciendo las facultades del Estado para intervenir, destruyendo la recaudación, afectando el comercio exterior, desatando una ola de quiebras y una estampida de despidos que golpearán de lleno el consumo y hará caer la demanda detrás de la caída previa de la oferta. Ante un panorama tan devastador, quedarse unos días encerrado haciendo jueguitos con un papel higiénico, no está tan mal. Es un poquito para dar desde el egoísmo. Tirarle un centro a los que tienen que tomar decisiones aún sin saber de dónde sacar los recursos. Hay que salvar a los que dejaron afuera.


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internacionales | el eslabón

El virus neoliberal PANDEMIA DE CINISMO E HIPOCRESÍA

La peste arrasó con las bases del discurso de la derecha y las corporaciones. Los países sin un Estado presente, sin un sistema de salud pública fuerte, son los que sufren más. El avance de lo privado en detrimento de lo público es una enfermedad moral que se cobra millones de vidas. Por Pablo Bilsky

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esde el Decamerón de Bocaccio (siglo XIV) a La peste de Albert Camus (1947), por sólo nombrar dos ejemplos célebres de producciones culturales que tienen a las pandemias por tema central, estas crisis producen una conmoción que deja las entrañas de la sociedad expuestas: todo lo mejor y lo peor sale a la luz. La angurria, el egoísmo, la especulación, el uso del miedo con fines políticos y económicos, y también los actos de entrega y la solidaridad. Las pestes, además, arrasan con muchos de los eufemismos y las mentiras que sostienen el statu quo. La pandemia golpea también al sentido común dominante propalado por los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos. En el caso concreto del coronavirus, la primera víctima fatal fue la sarta de mentiras que utiliza el capitalismo neoliberal, que se compone de consignas como “achicar el Estado” o considerar la inversión social como un “gasto”, y que produjo, durante las últimas décadas, un avance de lo privado sobre lo público, con la consiguiente privatización, en beneficio de las grandes corporaciones, de todos los aspectos de la existencia humana. Europa destruyó, en un proceso progresivo, que llevó décadas, su otrora estado de bienestar, por eso es hoy uno de los lugares más afectados. Y en EEUU la salud siempre fue un negocio más, el que con más angurria capitalista se despliega. Sólo los ricos pueden curarse en ese país. La pandemia demuestra que, ante catástrofes naturales, la presencia del Estado es fundamental. El mercado no sólo no ayuda a combatir los daños, sino que los profundiza en función de sus intereses. “Lo que ha revelado esta pandemia es que la salud gratuita, nuestro estado de bienestar, no son

el ex secretario de Trabajo durante el gobierno de Bill Clinton, Robert Reich, afirmó que “en lugar de un sistema de salud público, tenemos un sistema privado con fines de lucro para las personas que tienen la suerte de pagarlo y un sistema de seguro social desvencijado para las personas que tienen la suerte de tener un trabajo a tiempo completo”. Ante la emergencia, la población estadounidense salió a comprar armas, y las grandes corporaciones compiten por el negocio de la vacuna. Cuba envió médicos a las zonas más afectadas del planeta y permitió atracar un crucero británico con personas infectadas que había sido rechazado por los otros países.

DESIDIA PLANIFICADA

costos o cargas, sino bienes preciosos, y que este tipo de bienes y servicios tienen que estar fuera de las leyes del mercado”. Esta declaración no pertenece a Nicolás Maduro, ni a ningún mandatario de izquierda, ni popular, ni populista. Lo dijo el presidente de Francia, Emanuelle Macron, con una cuota de cinismo e hipocresía propias del discurso neoliberal. Macron gobierna para las multinacionales. Sus medidas produjeron un avance decidido de lo privado frente a lo público y hace más de un año que las protestas incendian ese país para rechazar este tipo de políticas. Y hasta el gobierno alemán analiza la posibilidad de nacionalizar temporalmente empresas de sectores energéticos que puedan verse afectadas. Como primera medida paliativa, Angela Merkel destinará créditos sin límites para respaldar a las empresas que sufran las consecuencias negativas de la epidemia. La inyección de dinero podría ascender a medio trillón de euros.

En medio de esta pandemia de cinismo e hipocresía, la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), también salió a decir lo suyo, siendo que las políticas de ajuste del gasto público, especialmente en salud, que impone el FMI se encuentran entre los principales motivos del colapso de los sistemas sanitarios de los países que hoy más sufren la pandemia. “Las medidas fiscales ya anunciadas se están implementando en una serie de políticas que priorizan inmediatamente el gasto en salud y los necesitados”, escribió la directora del FMI, Kristalina Georgieva, en su artículo titulado “Acción política para una economía saludable”. Georgieva se acuerda ahora de “los más necesitados”, pero sigue considerando la inversión estatal en salud, un “gasto”. En EEUU, más de 30 millones de personas no poseen ningún tipo de cobertura en salud, y otros 40 millones sólo acceden a planes que cubre poco y nada, y los obligan a

pagar costos muy elevados. Un examen de coronavirus cuesta más de tres mil dólares en EEUU. El Parlamento está intentando aprobar una ley para que se hagan en forma gratuita. El presidente Donald Trump declaró la emergencia nacional para que en esta circunstancia el Estado haga lo que nunca hizo. Pero no alcanza. No se puede inventar un sistema de salud pública donde nunca existió. La pandemia dejó al desnudo asimismo la perversidad del sistema laboral en EEUU, donde ninguna ley federal obliga a las empresas a pagarles licencia por enfermedad a sus trabajadores. Ante la emergencia, el Congreso aprobó un proyecto de ley para dar licencia por enfermedad a los trabajadores, un concepto desconocido. De todos modos, esta medida, que todavía debe pasar por el Senado, no se aplicará a las grandes corporaciones del país. En un artículo publicado en The Guardian y citado por Página 12,

En la edición del 18 de marzo, con la firma de Martín Granovsky, Página 12 publicó un informe titulado “Coronavirus: los gobiernos conocían el peligro pero no hicieron nada”. El artículo se basa en un documento elaborado por el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) bajo el título “El mundo en riesgo”. Allí se afirma que los gobiernos “sabían ya en septiembre de 2019 que una pandemia era posible” y se denuncia “la desidia de la mayoría de los gobiernos”. El documento revela que “por no invertir a tiempo en prepararse para una pandemia ahora se deberá gastar diez veces más”. El concepto de preparación incluye la capacidad, el conocimiento y la organización de los gobiernos, las comunidades profesionales y los individuos de “anticipar, detectar, responder y recuperarse del impacto de una probable, inminente o real emergencia en salud”. Nada de esto se hizo. En realidad, se hizo lo contrario. Al cierre de esta edición, más de ocho mil personas fueron víctimas de esta desidia planificada.


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Vacuna contracíclica EL ROL DEL ESTADO Y EL CORONAVIRUS

La emergencia sanitaria por la pandemia reordenó prioridades económicas del gobierno argentino. Con políticas expansivas, el Frente de Todos desplegó rápido un paquete de medidas en respuesta al frenazo de la actividad que conlleva el estallido viral que sacude el planeta. Por Guillermo Griecco

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l coronavirus paraliza la aldea global y la economía doméstica acusa el golpe. La irrupción inesperada de la pandemia trastocó la agenda económica del gobierno argentino y reordenó prioridades. Las disposiciones oficiales para mitigar el impacto de la escalada virósica repercuten de diferentes maneras, según capas sociales, según sectores económicos. En ese plano, el gobierno venía jugando a dos puntas: deuda externa-mercado interno. Y, de sopetón, la cosa se invirtió: primero la urgencia sanitaria, social y económica casi en exclusiva, después, recién después, la renegociación de la deuda con el Fondo y los fondos de inversión. Según anuncios oficiales, habrá un pago extraordinario de 3 mil pesos para beneficiarios de asignaciones y jubilados y pensionados que cobran la mínima; se reforzará el programa Repro para trabajadores de empresas en crisis, donde el Estado paga una parte del salario; habrá facilidades crediticias y fiscales para pymes; se apuntalarán controles de precios; renovación del plan Ahora 12; se fortalecerá la provisión de alimentos en comedores comunitarios y en espacios de contención para sectores vulnerables; se engrosarán los fondos destinados a obra pública; se relanzará el plan de viviendas Procrear. En Argentina, una cuarentena total es más difícil de cumplir que en las potencias mundiales, ya que buena parte de su economía se mueve en negro (trabajo informal, cuentapropismo) y alrededor del 40 por ciento de la población vive bajo la línea de pobreza. El presidente Alberto Fernández dio a conocer que están preparando también medidas para llevar alivio al sector informal y monotributista: postergar pago de impuestos, bono para trabajadores informales, entre las disposiciones que se barajan desde el gobierno. Son acciones expansivas ante la desaceleración de la actividad económica global, recomendadas hasta por el Fondo Monetario Internacional, siempre auspiciante de recetas de ajuste y recortes, aunque más preocupado por el desplome bursátil y las secuelas económicas que por la crisis humanitaria. Trabajadores, pequeños y medianos empresarios, jubilados, sectores vulnerables, entre los más afectados por las consecuencias que conlleva el parate económico por la pandemia y entre los más protegidos por el Estado argentino.

EN BUEN ESTADO

La economía argentina anda al ritmo del coronavirus. El Frente de

Todos extremó medidas para sofocar el avance del brote infeccioso conocido como Covid 19. Al tiempo que inyecta recursos para atender la situación sanitaria y aplanar la curva de contagio, en resguardo de la salud de la población (lo más importante), el gobierno nacional da rápida respuesta para atenuar efectos no deseados por las medidas anti-pandemia que restringen más aún la recesiva actividad económica heredada del macrismo. Producción, trabajo, abastecimiento de alimentos son ejes de las principales determinaciones que adoptó el Ejecutivo, reivindicando el rol del Estado en la economía de cara al estallido viral. Las consecuencias económicas, sociales y laborales que sobrevienen por la crisis sanitaria son inevitables. La gente en sus casas, el letargo de muchas actividades, como turismo, transporte, entretenimiento, entre otros sectores que suelen congregar muchedumbres, representa una contraproducente pausa. En efecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio a conocer días atrás un informe sobre los efectos de la pandemia a nivel mundial, donde anticipó desempleo en alza y caída en salarios. Varios rubros de la industria nacional, incluso, sienten la faltante de insumos, cortes en las cadenas de pago y contracción en ventas por una menor demanda. Por eso, el Estado argentino dice presente y se muestra activo, mientras busca suavizar al máximo las consecuencias del coronavirus y

rechaza comportamientos especulativos ante una situación de emergencia. Así, decide estimular la actividad, tratar de sostener el empleo y los ingresos de la población. Como se señaló más arriba, el gobierno de les Fernández dispuso medidas para fortalecer el mercado interno, con barreras proteccionistas y aumento del gasto para darle impulso a una economía alicaída pos Macri, más resentida todavía por la crisis sanitaria en ciernes.

VIRUS MUTANTE

Hay un orden mundial que muta y asoman nuevas formas de organización económica y social. Otro escenario, otros desafíos en medio de una fase del capitalismo globalizado que se fractura, ideales privatizadores que se desvanecen. Acciones de empresas argentinas se vinieron a pique. Mucho nerviosismo en los mercados por estos días, caída generalizada en las operaciones bursátiles. Acusaciones cruzadas entre China y Estados Unidos, teorías conspirativas en debate. ¿A alguien le importa el riesgo país en estos momentos? Un poco en serio, un poco en broma, Macri hubiese cumplido con la básica higiénica frente a la pandemia: lavarse las manos. El neoliberalismo macrista desfinanció y abandonó el sistema sanitario público. Cambiemos degradó el Ministerio de Salud a Secretaría, escondió vacunas. Todo fue desidia. Changuitos repletos, algo de paranoia y miedo en las calles. Tam-

bién mucha responsabilidad en función del bienestar colectivo, una buena medicina. A guardarse hasta que pase la malaria, una de las reflexiones pronunciadas. También la situación pone de manifiesto irresponsabilidades y falta de respeto y solidaridad social, comportamientos arraigados en ciertos sectores, entre ellos medios de comunicación hegemónicos y formadores de precios. Son días de reorganización intrafamiliar, de cambios en pautas de consumo, de repensar relaciones sociales, modos de vida, costumbres, o por ahí suena exagerado. La situación hace pensar en los “otros virus” (capitalismo desaforado, individualismo, egoísmo, pobreza, desigualdad, entre tantos) que nos afectan a diario como especie humana.

La realidad supera la ficción. Parece una película apocalíptica, donde hay que escapar de un virus maligno invisible. Pero los denigradores de lo público se quedan sin letra, la comunidad se organiza y el Estado motoriza. Una oportunidad en la adversidad, suele decirse. Entre cuarentena total, un aislamiento solidario contrario al individualismo neoliberal, cuidando que no cunda el pánico, sin subestimar la pandemia ni resultar alarmista, el gobierno nacional, con el presidente Alberto Fernández preocupado y ocupado a pleno en la emergencia sanitaria, desplegó una batería de medidas económicas contracíclicas para que la rueda no pare: anticuerpos en pos del bien común. Otra vez se impone la fuerza del Estado por sobre la lógica del mercado.


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contrapunto |

el eslabón

AÑO DEL GENERAL MANUEL BELGRANO

Del liberalismo a la filosofía guaraní El hu manismo y centralismo porteño en contraste con la vid a comu nitaria d e los pu eblos orig inarios. El rol d el cread or d e la Band era en la integ ración social. Por Alfredo Montenegro

dado del ambiente, como defender los bosques. Y, a diferencia de otros porteñistas tenía contacto con los originarios”.

“¡Juro a la patria y a mis compañeros que si a las tres de la tarde del día de mañana el virrey (Cisneros) no ha renunciado, lo arrojaremos por las ventanas de la fortaleza!”, exclamó sin metáforas Manuel Belgrano, en una reunión en casa de Nicolás Rodríguez Peña, el 24 de mayo de 1810, según dice Tomás Guido en su Reseña histórica de los sucesos de Mayo, del Senado de la Nación, Tomo V, 1960. Pero, la voladura del virrey no explica el carácter de esos sucesos. El historiador Norberto Galasso se pregunta: “¿Cómo es posible que los miembros de la Primera Junta de Mayo jurasen por Fernando VII? ¿Si el movimiento nacía por odio a España, como señala Mitre, por qué los españoles Matéu y Larrea integraban la Junta? ¿Cómo es que ningún testigo vio cintas celestes y blancas que nombra Mitre, sino, en cambio, cintas blancas, los primeros días, en señal de paz y cintas rojas, el 25, amenazando sangre? ¿Por qué la bandera española siguió flameando en el Fuerte?”.

LA TEORÍA DE LA “MÁSCARA”

“¿Eran enemigos de España los hombres de Mayo, o los probritánicos inventaron que la jura por Fernando VII era sólo «una máscara» para evitar que España se diera cuenta del propósito de los revolucionarios y los reprimiera”, se pregunta Galasso. “Las ciencias sociales explican que ningún grupo revolucionario llegado al poder puede jurar por la contrarrevolución, pues si así contenta al enemigo, en cambio, enfrenta a su base social, que se ocupará bien pronto de derrocarlo por traidor. O a la inversa, si su base social sabe que se trata de una picardía, es un secreto a voces que también cono-

REGLAMENTO SIN COMUNIDAD

cen los enemigos y carece de sentido instrumentarlo”.

MISIONEROS Y PARAGUAYOS

En tanto, el investigador misionero Jorge Francisco Machón (1935-2013) indica: “En 1810 pareciera que los hermanos paraguayos se alejan definitivamente de Misiones. Al no reconocer Asunción la llamada Revolución de Mayo, Buenos Aires mandó al abogado Belgrano a convencer a nuestra región de los ideales de la revolución”. En de diciembre de 1810 arribó a Paraná, tras cruzar con su tropa, que llegó a ser de 1.100 hombres provenientes de Buenos Aires y pueblos por donde pasó. Mientras

la tropa paraguaya llegó a unos 7 mil hombres. Pero, las derrotas de Belgrano ante los paraguayos (19 de enero de 1811) en Paraguarí, y en Tacuarí (9 de marzo), lo llevaron a abandonar la campaña.

HUMANISTA SIN CONVOCATORIA

Para Pablo Camogli, historiador misionero, “Belgrano fue un gran humanista y en Misiones conforma la galería oficial de los próceres de la provincia. Pero, pese a su humanismo, no movilizó a las comunidades originarias”. En Paraguay “Belgrano tradujo al guaraní proclamas y documentos, pero no empleó como soldados a los naturales”, indica el au-

tor de Batallas por la libertad (2005), Batallas de Malvinas (2007), Batallas entre hermanos (2009), Nueva historia del cruce de los Andes (2011), Asamblea del Año XIII (2013), Contame una historia (2014) y Andresito. Historia de un pueblo en armas (2015). Remarca que “Artigas y Belgrano vivieron en un mismo contexto, pero el oriental y también Andrés Guacurarí, no tenían ese lógica y privilegian lo comunitario, base de la filosofía guaraní. Vivieron en los pueblos originarios, los incorporaron a las tropas y sus mandos, respondían a las ideas de autonomismo y no a la centralización porteña. Además, acota sobre “su amplia mentalidad, fue pionero en el cui-

La expedición de Belgrano al Paraguay, como miembro de la Primera Junta tuvo un carácter político además del fracasado objetivo militar. Además de solucionar conflictos jurisdiccionales, en su campamento de Tacuarí redactó el Reglamento para los Naturales de Misiones. Le preocupó la situación de las comunidades y entró en contacto con ellas. En 30 artículos insiste en la libertad total pero fracasó por no reconocer la esencia guaranítica: la vida en comunidad. Indicaba el documento: “Todos los naturales de Misiones son libres, gozarán de sus propiedades y podrán disponer de ellas como mejor les acomode”. Además impulsaba el reparto de tierras en propiedad, la libertad plena para el comercio e impulsaba el afincamiento de población blanca en los pueblos. Suprimía el pago de tributos, eximiendo por diez años todo impuesto a los habitantes de Misiones. Preocupado por la educación, ordenaba que cada pueblo contara con escuela. Y afirmaba: “No está en mi ánimo desterrar el idioma nativo”, pero estimulaba el bilingüismo. En el tema sanitario, sugería que las familias vivan en lotes separados. Y, en lo militar apuntaba a la formación de milicias. Por otra parte, este texto fue agregado por Alberdi en 1853 como una de las bases de la Constitución Nacional. Mientras, Paraguay ya se había aislado política y económicamente de las provincias del Plata.


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sábado 21 de marzo de 2020 | página 1 5

LECTURAS

Volver a casa MARCELO BELTRAMONE

Por Eugenia Arpesella

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omo verán, la cuarentena o el aislamiento social nos intima (ahora que es oficialmente obligatorio más allá de las necesidades y posibilidades de cada uno) a poner un poco de orden en nuestras cosas y en nuestras casas, todo lo que se pueda. Por ejemplo, acomodando papeles y bibliotecas, en la mía apareció La casa nueva, de Adriana Borga (Rosario, 1961), editado en 2018 por la editorial El Salmón. Por una cosa u otra desde su publicación quedó traspapelado, postergado, escondido ¿quién sabe?. Hay libros que vuelven o aparecen después de hacer un largo y silencioso camino al lado nuestro, hasta que los necesitamos o los evocamos de alguna manera misteriosa. Todos gritan: ¡Quédate en casa! Pero entre líneas susurran “en la casa nueva que deberás aprender a habitar”. Este libro es una paradoja de los días en que volvió a mis manos, y por lo tanto, desde este instante, a las ma-

nos de todos ustedes. La casa nueva reúne poemas y microrrelatos, una miscelánea cuyo índice es el plano de una casa. Cada habitación o ambiente es un capítulo, un espacio vacío para habitar con la palabra,

con una familia de palabras y sentidos, que nos piden de alguna manera volver para empezar. En las primeras páginas, la autora evoca a Silvia Molloy, y dice: “Todo regreso implica la fundación de un nuevo

lugar. Pensar. (...) Con todo esto, me he mudado dentro de mi misma”. En principio La casa nueva es un libro de anotaciones, un punteo que señala inquietudes, pasiones, frustraciones que compartimos todos en una especie de soledad metafísica, más allá de la soledad obligatoria. ¿qué tan solos y aislados estamos en nuestras vidas?. En el poema Origen, la autora plantea una fantasía de aquello que en apariencia empieza desde cero, lo nuevo, esa fuerza que supone dejar atrás un lastre imposible de conjurar. “La Casa Nueva está hecha sobre lo más viejo, lo más duradero: la Tierra. ¿Adónde se vuelve entonces? ¿Se regresa a lo primero que se tuvo? ¿Es que es posible regresar a otro lugar? Ver todo esto. Tierra/cuerpo. Buscar significado del verbo «fundar»”. Como canta Charly García, Alicia, ¿a dónde más vas a ir?. La casa nueva va de lo singular a lo común, un sentido arquitectónico del ánima, que indaga en los cimientos, para poder construir algo más con los demás. Nunca empezamos de cero amigos, ¡bien-

venidos a casa!. Lo atávico, ancestral y celestial, nos guía hasta el espejo del baño donde vemos de nosotros solo una parte (En buena hora digo) y lo que se pierde es igual a lo que se acumula en un dormitorio, incluido el material de los sueños. El poema Carga, uno de los más extensos, es una llamamiento “al tiempo de estar encendido”. Estando en el encierro o desperdigados, siempre hay un llamado a salir de casa sin abandonar la pertenencia. Conocer y habitar el sitio de donde venimos será la clave para ir al encuentro. Adriana Borga nació en Rosario, pero vivió su infancia y parte de su adolescencia en Firmat. Es poeta, docente y artesana.Coordinó talleres de poesía para niños y docentes en la Biblioteca Pública Municipal José Manuel Estrada de Rosario y también de forma independiente. Cursa la Licenciatura en Letras en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR. Participó en diversos Ciclos y Festivales de Poesía, y también en programas radiales difundiendo la poesía de Rosario.


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CUENTO

La zanellita marrón Por Santiago Garat

N

o nos terminamos de bajar del auto que doña Estela, la vieja de al lado, nos vino a avisar que habían reventado nuestra casa. “Eran cuatro, todos bigotudos y vestidos de civil, que se bajaron de un Falcon”, dijo. “Rompieron todo, se llevaron lo que pudieron y hablaron con varios vecinos. A mí me tocaron el timbre, pero me hice la sorda y no les abrí”. Mientras papá fumaba nervioso y caminaba en círculos, mamá empacó nuestras cosas –lo poco que quedó en medio de aquel desastre, bah–, y cuando terminó le dijo que teníamos que irnos, que había que tener la cabeza fría y resolver porque en cualquier momento iban a volver. Nos fuimos a Máximo Paz, al campo de unos primos de mi vie-

ja, y para mí y la Sofi, que en ese entonces tenía 4, fueron como unas vacaciones. Estuvimos como 9 meses y yo aprendí a ordeñar una vaca, a montar a caballo y a reconocer un sauce llorón, un eucalipto y un aguaribay. Vi desangrar un chancho colgado boca abajo y me corté la rodilla con un alambre de púas. Manejé un tractor John Deere con dos cajas de cambios y una Zanellita 50 marrón. Alimenté gallinas y conejos y me cagaron picando las chinches en el tanque australiano. Remonté un barrilete, busqué leña para el asado y esperé un amanecer. Fumé mi primer cigarrillo, me hice una paja mirando a la luna y escuché historias de miedo a la luz de un fogón. Después volvimos a Rosario, se llevaron a mis viejos y terminé con esta gente que no sé quiénes son.

contratapa |

el eslabón


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