El Eslabón 450

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sábado 4 de abril de 2020

año XX n° 450 (los canelones) precio $ 50.-

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redaccionrosario.com

P O L Í T I C A SÍ C AC E RO L A N O Los más privilegiados irrumpieron en las noches de cuarentena con reclamos demagógicos. Mientras, el Estado hace malabares para garantizar un jabón y un plato de comida en cada casa. Un recorrido por los barrios rosarinos, el poder legislativo provincial, la universidad pública y un nuevo Día del Veterano y los Caídos en Malvinas.

Elcuerpocomotrinchera

El Día de la Visibilidad Travesti/Trans esta vez se vivió en cuarentena. Michelle, Jackeline y Morena coinciden: “Las travas somos una militancia per se, no llegamos a casa y nos olvidamos por un momento”.

Abriendolacancha

Para hacer más llevadera la cuarentena, sin perder el acceso a la cultura popular, la editorial Al Arco, dedicada exclusivamente a la literatura deportiva, ofrece la descarga gratuita de sus libros publicados.

DonManuel

En el año del bicentenario de su nacimiento, la historia intentó recordar a la bandera, y no al hombre Belgrano. El historiador Hernán Brienza, por el contrario, lo reivindica: “Tenía una decencia subversiva”.


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política |

FUERZAS AL SERVICIO

EDITORIAL

La hora de la verdad

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s el momento del liderazgo político en su máxima expresión, de la disciplina militante, de la responsabilidad social, de la comunicación clara, concisa y veraz ante la gravedad de una situación que ya no admite medias tintas. Es la hora del Estado presente. Eso es para nosotros la política, hoy más que nunca. No queda más tiempo y hay que tomar determinaciones y decisiones profundas en defensa de la vida del pueblo. Y esto lo sabe el poder real, el poder concentrado, que en los últimos días quedó al desnudo ante la sociedad por su voracidad e impunidad y que pretende limitar, sujetar y presionar al poder político bajo su puño de mezquinos intereses . Recordemos que el discurso de la antipolítica llevó al poder a Jair Bolsonaro y Donald Trump, entre otros líderes. Dos nefastos ejemplos de cómo privilegiar a los poderosos y dejar morir al pueblo. Hasta el propio Mauricio Macri llegó a ser presidente subido a ese discurso “por fuera de la política” con su equipo de Ceos. Por eso, creemos que la política debe revalidar su lugar central en la sociedad y ningún comunicador responsable puede sumarse a esta opereta berreta y archi conocida de menoscabo. Pero además de los grandes monopolios, consideramos que a medios populares y periodistas por fuera del perverso sistema concentrado de la comunicación, también nos llegó la hora de diferenciarnos del amarillismo y de la irresponsabilidad de opinar sin ningún fundamento. Es preferible callar antes que dar una opinión cuando lo que se precisa es buena información. Conjeturar el supuesto origen manipulado del coronavirus es tan arriesgado como inútil en un momento en que necesitamos decirle a nuestros viejos cosas tan simples e importantes como que no hagan la fila del banco cuando tienen la tarjeta de débito. En ese compromiso, queridas lectoras y lectores de el eslabón, les dejamos un puñado de historias para compartir en medio de la cuarentena, con la certeza de que a pesar de las distancias y de los barbijos, estamos juntos y venceremos.

Una excursión al

mundo exterior

El martes comenzó una nueva etapa del reparto de alimentos en los barrios que coordina el Ministerio de Desarrollo Social. Se sumaron el Ejército y la Fuerza Aérea. MANUEL COSTA

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Por Lucas Paulinovich AM, arriba. Ni siquiera los días normales, sin cuarentena, me levanto tan temprano. Estamos casi en la quincena de encierro y lo más lejos que llegué fue cuando caminé hasta el cajero de la intersección de peatonales. Ahora voy a salir y cruzar casi toda la ciudad. Hace unos días, haciendo ejercicio para matar el tiempo y cansarme un poco, se me rompieron las zapatillas. Como no estoy en mi casa y “hago cuarentena” de prestado, es el único calzado que tengo. Y me traje solo una malla. Le reviso el placar a mi hermano y agarro una bermuda. Se que las zapatillas rotas van a ser una incomodidad a lo largo de toda la jornada. Desde el Ministerio de Desarrollo Social me enviaron un salvoconducto para poder circular. En realidad, se llama certificado. Pero decirle salvoconducto se adecúa más a la situación excepcional. Y, además, siempre quise tener uno, como en las películas y novelas. Decir: “Tengo el salvoconducto”. Por WhatsApp me avisan el punto de encuentro y algunas características del operativo: antes abarcaron alrededor de 6 mil familias que surgieron del mapeo realizado por la Mesa de Emergencia en la que confluyen organizaciones sociales, religiosas, sindicales y organismos estatales. Esta segunda etapa comprende a todas esas otras familias y sectores de la ciudad que quedaron “fuera del radar” tradicional. A las 9 de la mañana hay que estar en Bv. Seguí y Felipe Moré. Coordinamos con Manuel, el fotógrafo, para encontrarnos y acercarnos juntos al lugar. Me subo a un taxi. El taxista debe andar por los 60 años y me cuenta que no está seguro de estar ahí arriba trabajando, pero no le queda otra alternativa porque no es el dueño y no tiene sueldo. Retomó el trabajo el lunes porque necesitaba juntar algo de plata.

Periódico semanal fundado el 2 de septiembre de 1999 por Matías Ayastuy, Juan Emilio Basso Feresin, Julián Lafuente, Rodrigo Miró y Jerónimo Principiano. propietario: Asociación Civil Cadena Informativa Registro de Propiedad Intelectual Nº 234.81 0

Voluntarios y soldados reapartieron bolsas de alimentos en los barrios de Rosario.

“No me obliga mi patrón, me obliga la situación”, me dice, y le hago una broma sobre la imposibilidad de hacer homeoffice. Se ríe y me señala: “No quiero ni pensar qué hubiera pasado si estaba el gobierno anterior”. Además, supone que Macri hubiera seguido la línea de Bolsonaro. Llegamos. “Te toca arrancar a vos”, bromea. Le contesto: “Estoy más nervioso que cuando tenía que sacar a bailar a una chica en una tertulia”. Risas, saludos, y me bajo. Estamos en la esquina indicada a las 8 y media porque, tratándose de militares, la puntualidad debe estar asegurada. No hay nadie. Mientras esperamos la llegada del Ejército, con Manuel nos quedamos hablando de Malvinas. Él era chico y lo vivió. Le comento que el día anterior, la mujer del departamento de abajo, mientras regaba las plantas, se quejaba de que ya no le creía nada a la televisión: “Mi novio no volvió, y también nos decían que le mandaban cosas”. Yo intuí que estaba mirando el noticiero e informaban sobre el

producción periodística:

Cooperativa de Trabajo La Masa directores: Ernesto Ávila y Laura Hintze editores: Juane Basso y Manolo Robles. corrección: Santiago Garat.

“Tratamos de mantenernos todos adentro, pero, en lo posible, estamos bien”, dice un comerciante en una moto con un carro. “Estuvimos sacando la basura”, revela. Y evalúa que está muy bien que repartan casa por casa.

operativo del que seríamos espectadores: el Ejército y la Fuerza Aérea sumándose al Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia en los barrios de la ciudad para enfrentar las consecuencias más duras de la pandemia. Es cierto: suena poco creíble. Aunque prácticamente todo lo que ocurrió en los últimos 20 días suena poco creíble.

redacción: Horacio Çaró, Guillermo Griecco,

Pablo Bilsky, Luciano Couso, Eugenia Arpesella, Alfredo Montenegro, Facundo Paredes, Gabriel Zuzek, Silvia Carafa, Soledad Pascual, Jerónimo Principiano, Juan Pablo de la Vega y Marcelo Valenzuela .

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El fotógrafo me afirma que él se acuerda de lo que pasaban en la televisión durante Malvinas: “Parecía el Mundial”. Le pregunto si esto se le asemeja en algo, ya que tanto hablan de guerra. Piensa que, para la población en el continente, esta pandemia se parece más a una guerra: porque hay calles vacías, está parada la producción, las empresas y negocios cerrados, hay amenazas de desabastecimiento y cuarentena. En aquella época -me dice-, la vida siguió siendo la misma: iba al colegio y continuaban las actividades y el tránsito habitual. Lo más parecido al ‘82 es el seguimiento de las noticias, aunque ahora, por una obvia cuestión de recursos y conexiones, es minuto a minuto. Entonces me cuenta sobre documentales, características de los vuelos que realizaban los pilotos argentinos, las operaciones de aprovisionamiento y el intento de mantener el puente aéreo para llevar la mercadería. Destaca el rol de la Fuerza Aérea a diferencia de la Armada, que se escondió tras el hundimiento del crucero Gral.

diseño gráfico: Javier García Alfaro,

Diego Roth, Aníbal Pérez y Facundo Vitiello. fotografía: Manuel Costa, Andrés Macera, Paula Peña, Yazmín Quiroga, Candela Robles y Carla Scolari. cierre de edición: Viernes 3 de abril de 2020.

el eslabón integra la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (Fadiccra) y la cooperativa Diarios y Periódicos de Santa Fe (Dypsa) Mendoza 2836, depto. 4, Rosario

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sábado 4 de abril de 2020 | página 3 MANUEL COSTA

Voluntarios del Ministerio de Desarrollo Social se sumaron al Ejército y la Fuerza Aérea para paliar las consecuencias más duras de la cuarentena.

Belgrano. Comenta sobre la misión de la Compañía de Comandos a cargo de Aldo Rico y detalla la capacidad letal de los misiles Exocet. Estamos en plena conversación sobre las películas de guerra que abarrotaban la programación televisiva entre abril y junio de 1982 cuando nos indican que avancemos por un trecho adoquinado de Felipe Moré hasta el empalme por donde ingresará el camión del Ejército con los módulos alimenticios para repartir. En esta parte, hay construcciones antiguas que sobreviven de un paisaje rural, posibles pulperías y almacenes de ramos generales a la vera del ferrocarril. Una vez en la esquina, algunos soldados descienden del Unimog. Otros se quedan arriba y van alcanzando las bolsas con alimentos secos. Me llama la atención lo jóvenes que son: bastante menores que yo. Los soldaditos se apelotonan al borde del camión y retiran sus mochilas. “Bonitos y sonrientes”, les dice uno de los jefes. Todos ríen. Los voluntarios del ministerio, los de la municipalidad y los soldados agarran dos bolsas de alimentos y se meten al barrio. Tocan la puerta, saludan y dejan un bolsón. El clima intenta descomponerse, hay una llovizna. Pero la satisfacción de los vecinos es inmutable. Agradecen y reconocen que la entrega se haga casa por casa, para evitar las aglomeraciones. La Gendarmería hace la custodia perimetral. La Policía mira a la distancia. Me interno por uno de los pasillos detrás del fotógrafo del Ejército. Se para a sacar una foto. Me pongo a la par y saco la mis-

Los voluntarios del ministerio, los de la municipalidad y los soldados agarran dos bolsas de alimentos y se meten al barrio. Tocan la puerta, saludan y dejan un bolsón. El clima intenta descomponerse, pero la satisfacción de los vecinos es inmutable.

ma foto. “Lo imito porque le veo más cancha con esto”, le digo, para distenderme. “No sé si tanta, che”, me responde, a media sonrisa. Hay simpatía: seguimos por el pasillo. Al llegar a un cruce, sale un chico a las apuradas y me dice que no le dejaron bolsa. Le respondo que espere y me acerco a uno de los soldados que están repartiendo sobre otra de los pasillos internos del barrio. Le indico donde es el lugar y va con una bolsa. El chico la recibe y se mete corriendo. En las últimas dos noches, hubo cacerolazos pidiendo que los políticos se rebajen el sueldo. Lo hablamos con el taxista. “Menos mal que son estos políticos y no como los de Europa, que hicieron todo mal”, nos dice. Y agrega que por una vez se ganaron el sueldo y que no es momento para esos pedidos. “Si le preguntas a la gente, te van

a responder que el problema son los empresarios que suben los precios, por eso mandan a hacer el cacerolazo”, indica. En el barrio donde estoy acuarentenado, los patrióticos aplausos de las 21 horas fueron disminuyendo con el correr de los días, pero los cacerolazos se escucharon fuerte las dos noches. Incluyeron redoblantes y gritos desencajados desde los balcones. Hay uno que todas las noches sale y grita: “Vamos Alberto, carajo”. Se ganó algún acompañamiento con la insistencia y algunas puteadas. Esta es la cuarentena céntrica. “Acá tratamos de mantenernos todos adentro, pero, en lo posible, estamos bien”, dice uno de los comerciantes del barrio que viene en una moto con un carro. “Recién estuvimos sacando la basura”, revela, y evalúa que está muy bien que repartan casa por casa. Los vecinos salen a la puerta y miran cómo se desarrolla el operativo. Hacen bromas con las cámaras de televisión, pasan de un lado al otro de los callejoncitos. “Acá recibimos, acá recibimos”, repite un viejo apoyado en un remolque, con una sonrisa a la que le faltan varios dientes, cuando pasa de vuelta uno de los soldados. El uniformado levanta la mano en señal de saludo. La condición distópica de la experiencia que sobrecogió a la sociedad entera, en este barrio, tiene un matiz distinto. No es la misma paranoia que uno puede advertir en el centro de las ciudades. Tampoco es la misma velocidad que se imprime en los hechos: hay otras formas de habitar el espacio y eso puede advertirse a simple vista. Un chico en bici se acerca y pregunta si entregan mercadería. Le

contestan que la metodología es casa por casa, un módulo alimenticio por familia, y el pibe sale disparado por un pasillo. Una de las chicas de la Municipalidad se está poniendo alcohol en gel. Me acerco y le pido un poco. Ella me da el potecito y suma un Off. “Ponete también, es zona de dengue”, me explica. Pienso en la distopía: acá la realidad cobra grados extremos que distorsionan los límites de lo previsible y alteran la imaginación, pero no se transcriben en las escenas narradas en Black Mirror o Years and Years. Hablamos de otra cosa, bastante alejadas de las épicas del sillón y demás modalidades del etnocentrismo de las capas medias: no son las pesadillas que intranquilizan un sueño echado con gracia sobre un somier en macrocentro. Un soldado le ata el barbijo al otro. Uno de los jefes reúne un grupo de seis soldados y les echa alcohol en gel en las manos. La escena hasta transmite cierta ternura. Después juntan una bolsa en cada mano y se meten a seguir repartiendo. A lo largo de los pasillos se mezcla la gente del barrio, los soldados con el uniforme camuflado y los civiles con las pecheras del ministerio. El camión se estacionó en la canchita: los que reparten van y vienen para recargar. El paisaje es el habitual: pibitos en cuero que juegan, madres con hijos en brazos, perros, gallinas, chapas, puertas de tela, alambrados, maderas, pilas de colchones, sillas, chatarra y una pared de ladrillos con un altar del Gauchito Gil incrustado. A medida que nos alejamos del punto de reparto, la realidad ad-

quiere otro dinamismo: es la sensación de “salir a ver el mundo”. Vuelvo esperando que, en esta “guerra” que vivimos, alguien me pida el certificado para decirle: “Este es mi salvoconducto”. Pero no me lo piden. Cruzo caminando todo el centro. Y nadie me para: me sorprende la cantidad de gente circulando. Mientras tanto, chancleteo la zapatilla rota y voy hablando con mi viejo: él participó en el Operativo Dorrego en 1973 tras las inundaciones en Lincoln. Conversamos sobre similitudes y diferencias. El Operativo Dorrego que lanzó el general Carcagno, jefe del Ejército, junto a la Juventud Peronista, con sus falencias y limitaciones, albergaba una visión más ambiciosa: se basaba en una modificación doctrinaria y de mandos. Y era una intervención más integral, de infraestructura. No duró. Pero lo pretendía. Hoy es una actuación de emergencia. Paliar el hambre. La pandemia pone en discusión las formas de autoridad y, en definitiva, la democracia por venir. Me pregunto: ¿puede ser esta intervención de emergencia el puntapié de otras reformas castrenses? ¿Es momento de idear una forma de reintroducir el factor militar a una política nacional? O mejor: pensar cómo se asume y adecúa ese factor militar reintegrado por la prepotencia de los hechos a la vida política argentina. “La historia se repite”, me dice mi viejo. “No, ustedes fueron a trabajar. Yo voy a escribir. A mí ni los milicos me hacen laburar en serio”, le contesto y entro: fin de la excursión.


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SÍNTOMAS DE EGOÍSMO

Rocca & rol del establishment

El poder económico-financiero defiende cuestiones de privilegio y, con complicidad mediática, presiona al gobierno, que está abocado de lleno a la pelea contra la pandemia, por apuntalar la actividad productiva y sostener ingresos de la población.

9 mil

L

Por Guillermo Griecco os 1.450 despidos anunciados por Techint, uno de los grupos más poderosos de la Argentina, en medio de la pelea sanitaria contra la pandemia, son un crimen social y anticipan un escenario de alta conflictividad durante y después de la cuarentena. Con proceder apretador (primero pienso en los business, luego existo), las grandes empresas que echan trabajadores, como la multinacional comandada por la familia Rocca, dejan en evidencia la faceta más salvaje del capitalismo actual, la misma que, esta vez por un virus, vuelve a ponerse en debate mundial. La economía no puede parar, aseguran hombres de negocios. El diario Clarín hizo saber del “malestar empresario” por el “shock económico extremadamente negativo” que traen las medidas de prevención. Trascartón, Techint jugó sucio y tiró despidos masivos en su empresa Ingeniería y Construcción por “culpa” de la cuarentena, excusa que fue rechazada por el gremio de la Uocra. La empresa electrónica Mirgor, de Nicolás Caputo, “hermano del alma” de Mauricio Macri, planea despedir a 745 operarios de la planta fueguina de Río Grande, bajo el mismo argumento. Alberto Fernández les avisó que iba a ser “duro con los que despiden”. Horas después, el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó conciliación obligatoria en el conflicto de Techint, que ya venía descontado salarios a empleados que cumplen cuarentena en resguardo de su salud. “La complejidad de lidiar con esta pandemia es doblemente desafiante para el gobierno argentino, ya que además del problema sanitario tiene que definir cómo maneja la cuestión

millones de dólares

es la fortuna que amasa el empresario Paolo Rocca, dueño de Techint, primero en el ranking que la revista Forbes realizó el año pasado entre las familias más adineradas de la Argentina.

Rocca, capo del acero, parte del empresariado que despide trabajadores en medio de una histórica crisis.

social y, en particular, la elevada fragilidad que presenta el mercado laboral, el sector más golpeado durante los últimos cuatro años”, analizaron desde el Instituto de Trabajo y Economía. Compañías de renombre ajustan, reducen salarios y jornadas de trabajo y amenazan con cesantías. Para evitar el efecto contagio, el presidente firmó un decreto de necesidad y urgencia que prohíbe despidos, acompañado de un mega plan, con asistencia estatal a empresas mediante el pago de una parte de los sueldos y reducción de contribuciones patronales, además de un aumento significativo del seguro por desempleo. Es cierto que las medidas destinadas a aplacar la propagación del coronavirus traen consecuencias nocivas para la actividad producti-

va, aunque los más perjudicados no son los grandes grupos económicos, sino pequeños y medianos empresarios, un sector del comercio minorista, trabajadores informales, a los cuales el gobierno les tira una mano. La economía caerá fuerte este año, en un contexto de pandemia. Muchos temen perder sus empleos. Pero los que más sufren la coyuntura (y padecieron los cuatro años de Macri) son los sectores vulnerables, no las corporaciones.

EL QUE MÁS TIENE, MÁS QUIERE

“Muchachos, ganen menos”, trató de ubicar el presidente al empresariado voraz, en rechazo a los despidos de Techint, conglomerado siderúrgico que supo hacer jugosos negocios a costillas del Estado que hoy tanto aborrece.

Grandes capitales califican de “abusador” al Estado que busca el bienestar general. AF, con amplio respaldo popular, aplaudido tras el anuncio de la segunda cuarentena, se metió con las ganancias empresarias y vino una reacción derechosa, cacerola mediante, para que los políticos se rebajen los sueldos. La revista Forbes presentó a mediados del año pasado el ranking de las cincuenta familias más ricas de la Argentina. Con 9.000 millones de dólares, “la cabeza de las fortunas del país es Rocca, dueño de Techint, aquel que más debe aportar y que sin embargo está haciendo todo lo contrario, despidiendo trabajadores y reduciendo el sueldo al resto”, se señaló en un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). Las fortunas de los más ricos crecieron de la mano de Mauricio Macri pese a la recesión económica reinante. “La familia Rocca fue una de las que más creció, en torno a los 3.600 millones de dólares, lo que representa un incremento de su patrimonio en dólares del 80 por ciento. Similar crecimiento tuvieron la familia Bulgheroni (Pan American Energy) y los Pérez Companc (Molinos Río de la Plata). El patrimonio que más se expandió fue el del dueño de Mercado Libre, 150 por ciento en dólares en los últimos dos años”, se indicó en el informe del IPyPP. Entre las primeras diez familias más ricachonas de la Argentina figura la de Marcos Mindlin (grupo Emes y Pampa Energía). En la cú-

pula económica hay varias firmas del sector energético, que durante la gestión de Cambiemos se beneficiaron con suculentos tarifazos. Grandes empresas del rubro alimenticio y de la industria farmacéutica también abultaron sus dividendos. Sin embargo, a contramano del esfuerzo que pide Alberto para sobrellevar la crisis sanitaria, social y económica, empresas energéticas ponen en duda la prestación del servicio por la decisión gubernamental de congelar tarifas y suspender cortes del suministro por falta de pago. En la misma sintonía “patriótica”, cadenas de farmacias y de supermercados esconden mercadería y especulan con los precios. Mientras, bancos privados, que durante el macrismo tuvieron una rentabilidad que “superó en 80 por ciento al alto ritmo inflacionario 20152019”, según el IPyPP, retacean créditos blandos y a tasas razonables para que la pequeña y mediana industria afronte pagos de salarios ante la paralización de la actividad por la emergencia sanitaria. El holding comandado por Paolo Rocca, capo del acero, y otros grupos empresarios, serán recordados por haber despedido trabajadores en medio de la histórica crisis. El gobierno responde rápido ante las presiones del establishment empresarial que busca reestablecer un orden económico a su favor, en un mundo donde (“por ahora, solamente por ahora” diría un relator de fútbol) manda el mercado. Frente al golpe bajo de Techint and Company en un momento de excepción para el país, el gobierno volvió a demostrar que está a la altura de las circunstancias.


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OPERETAS Y RECORTES

Virus antipolítico

El Covid-1 9 se impuso en el escenario público provincial para que se aprobara la ley de Necesidad Pública. Y también alimentó las cacerolas convencidas, contra sus propios intereses, que “achicar el Estado es agrandar la Nación”. Gol de Rocca.

E

Por Luciano Couso l coronavirus versión Covid-19 se impuso como nítido ganador esta semana en el escenario político provincial y nacional. Su potencial influencia terminó siendo la herramienta que le permitió al gobierno de Omar Perotti contar, finalmente, con la aprobación de la ley de Necesidad Pública que el Frente Progresista no parecía dispuesto a votar si la pandemia no hubiera estrechado el margen de maniobra de los diputados que responden al liderazgo del presidente de esa Cámara, Miguel Lifschitz. El uso político del “bichito” también alumbró los antipolíticos cacerolazos por la reducción de dietas y gastos ídem, que tuvo un efecto realmente viral en pocos días.

OPERACIÓN CACEROLA

De modo sintético, esta fue la secuencia: el domingo 29, al realizar el anuncio de extensión del aislamiento social, preventivo y obligatorio, el presidente Alberto Fernández se refirió, sin mencionarlo, al CEO del Grupo Techint, Paolo Rocca, una de cuyas empresas había anunciado el despido de 1.400 trabajadores por el parate económico que supone la cuarentena. “No podemos en semejante crisis desamparar a alguien dejándolo sin trabajo”, dijo Fernández, y fue al hueso del asunto: “Acá de lo que se trata para mucho de esos empresarios es de ganar menos, no de perder. Bueno muchachos, les tocó la hora de ganar menos”. Razonable. La respuesta de Rocca no fue por su propia boca sino por medio de un cacerolazo organizado por las redes sociales –territorio amigo de Juntos por el Cambiopara que “los políticos se bajen los sueldos”. En esa disputa, desempoderar a la política es mejorar la relación de fuerzas del poder económico. El mismo 29 la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, homogeneizó en un tuit premonitorio del cacerolazo a todos los sectores sociales como si fueran iguales: “Este es un momento crítico para las familias argentinas asalariadas y también para todas las empresas grandes, medianas, pequeñas y comercios de todo tipo que están haciendo esfuerzos extraordinarios para poder pagar los sueldos. Necesitan que los ayudemos, no el reto”, dijo para defender, también sin nombrarlo, a Paolo Rocca. El lunes 30, a través de las redes, se convocó al cacerolazo. Sonó apenas audible –pero ampliado por algunos medios de comunicación en la Ciudad de Buenos Aires. Cuna del electorado macrista.

para frenar el descontento de un sector de las capas medias, y esconde su verdadera potencialidad, que es el mensaje del poder económico a un gobierno que no controla y con el que no se siente políticamente cómodo.

La reducción de dietas es inocua en términos financieros; tiene un valor simbólico para frenar el descontento de LECTURA RÁPIDA Un tuitero rosarino: “Soy vecino un sector de las capas de Leonardo Caruana (secretario medias, y esconde su de Salud municipal), un tipo que verdadera potencialidad, está 24x7 laburando para que el sistema de salud de Rosario esté a que es el mensaje del altura de la pandemia. Hoy sus poder económico a un lavecinos cacerolean para que le bajen el sueldo”. gobierno que no Cuando más se necesita de la controla. política para tomar decisiones que Pato Bullrich volvió a Twitter ese día: “Se escuchó el #ruidazo”, escribió sobre el resultado de su instigación. Ese mismo día un grupo de legisladores de Juntos por el Cambio –como para perfeccionar la operación desgaste- presentó un proyecto para reducir en un 30 por ciento las dietas y salarios de funcionarios, legisladores y jueces. “La solidaridad de los que más ganan en el Estado es fundamental para paliar la crisis”, completó la ex ministra de Trabajo que redujo un 13 por ciento salarios estatales y jubilaciones sin más pandemia que el neoliberalismo del gobierno que integraba a principio de siglos. Al cierre de esta edición 8 gobernadores se habían reducido sus ingresos o habían prometido donarlo. Órganos legislativos y ejecutivos de diferentes jurisdicciones competían por ver quien lucía más altruista achicando “gastos”. La reducción de dietas y salarios es inocua en términos financieros; tiene un valor simbólico

permitan atravesar con el menor costo social posible la crisis sanitaria, las cacerolas aturden su única salida. Miguel Lifschitz leyó con más fruición el “mensaje” de las ollas vibrantes por el golpeteo que al tuitero que marcó la contradicción que sufre Caruana. Anunció un recorte del 50 por ciento de las dietas de diputados y diputadas. “Es un momento extraordinario que necesita de gestos y acciones”, dijo, y completó: “El esfuerzo de todos es lo que nos hará más fuertes”. Atrás se sumó el Senado provincial, que anunció igual reducción de dietas de sus 19 integrantes para donar el producido a entidades de bien público de cada departamento. Si fuma, Paolo Rocca debe haber encendido un habano.

El martes Lifschitz convocó a una sesión extraordinaria de la Cámara baja para tratar el proyecto de ley de Necesidad Pública enviado por el gobierno de Omar Perotti. En diciembre había dado la orden a su bloque –mayoritario en Diputados- de rechazar las leyes de emergencia en varias materias que pedía el gobernador. Aprobarlo hubiera supuesto aceptar que el rojo que denunciaba el peronismo en las cuentas públicas y la “caja vacía” de la que hablaba Perotti eran consecuencia de su gestión. La profundización de la crisis por la obligatoria cuarentena por el coronavirus estrechó los márgenes del Frente Progresista para negar las herramientas financieras y administrativas que pedía el gobernador. El martes propició que se aprobara la ley, a su modo. La votaron a favor 12 legisladores y se abstuvieron los 34 del Frente Progresista y otras bancadas menores. Lifschitz mordió el polvo de la derrota coyuntural, pero contra-

atacó: “El gobierno ya tiene la ley de Necesidad Pública que quería y los fondos que pidió para atender la pandemia, es urgente que se ponga al frente de la crisis”. Durante la sesión, dijo que la norma aprobada “no tiene nada que ver con la pandemia; es la vieja ley de emergencia rechazada en diciembre por esta Cámara. Es una mala ley y no es un pecado que tengamos opiniones distintas”. El ex gobernador afirmó que no era necesaria porque según los datos del propio gobierno no hay crisis. “A fines de febrero, la provincia contaba con un plazo fijo de más de 10.000 millones de pesos y más de 5.700 millones en cuenta corriente”, dijo, y luego se contradijo al asegurar que “es una mala norma no sólo por los superpoderes y delegación de competencias, como se ha dicho aquí. También por el desproporcionado endeudamiento, de más de 50.000 millones de pesos, para financiar gastos corrientes, para financiar el déficit”. Que no existe, claro.

ABSTENCIONISMO

Así como reaccionó rápido al llamado antipolítico de las cacerolas, el presidente de la Cámara de Diputados provincial fue menos generoso con el gobierno elegido en diciembre pasado por el voto popular.

LUNES A VIERNES DE 7 A 12 RADIO REBELDE ROSARIO 99.3


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PEDAGOGÍA DEL HACER

La universidad

que forma

El profesor José Goity rescata la educación que se da con el ejemplo y el compromiso. Asegura que es en situaciones críticas, como la actual, cuando aparece lo mejor del modelo universitario público que el país sostiene desde la Reforma del 1 8.

L

Por Marcela Isaías a producción de alcohol en gel es una de las primeras iniciativas que encaró la Universidad Nacional de Rosario (UNR) apenas el país entró en emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus. Les siguieron otras como la fabricación de respiradores o sumar voluntarios a diferentes tareas. ¿Cómo impactan estas decisiones en los aprendizajes y en la formación de sus estudiantes? El profesor José Goity es cientista de la educación, secretario general de la UNR y antes decano de la Facultad de Humanidades y Artes. Desde ese lugar de educador asegura que es en situaciones críticas como ésta cuando aparece “lo mejor del modelo universitario que este país ha sostenido desde la Reforma”. —Ante la pandemia, la UNR comenzó a producir alcohol en gel, a fabricar respiradores y ampliar el servicio de los comedores, entre otras tareas ¿Qué representa esta respuesta para la universidad pública y para la sociedad? —La pandemia pone a prueba a muchas instituciones del Estado y también de la sociedad. Pone de manifiesto el valor que tienen la universidad y la educación públicas. Está claro que la universidad es mucho más que una fábrica de títulos y, si bien su función fundamental es producir conocimiento, aportar a procesos formativos, emitir títulos y acreditar capacidades, tiene un valor y una función que van más allá de eso. Es en este momento cuando se pone en evidencia esa función de concebir a la

Goity es cientista de la educación, secretario general de la UNR y ex decano de Humanidades y Artes.

enseñanza y a la propia universidad no como una mercancía sino como un bien público en toda su dimensión. —Es como poner a prueba todo lo que se discute a nivel teórico sobre el rol social que tiene la universidad pública. —Siempre ponemos en un plano discursivo lo que entendemos por educación y por instituciones públicas de la educación, pero ahora se explicita en el nivel de demanda que tiene de la propia sociedad. Nosotros le asignamos un rol teórico, que sabemos es práctico, pero no siempre se puede evidenciar de manera tan explícita como en este momento. Por ejemplo, nuestros investigadores hacen investigación de base en general, que muchas veces no se llega a valorar cuál es el sentido y la utilidad, pero hoy permite que se puedan desarrollar un respirador de emergencia o trabajar en los procesos de virtualización

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para sostener la actividad educativa de la mejor manera posible. Y también están quienes hoy estudian –por ejemplo– cómo afecta la cuarentena en las relaciones de violencia sexista o en otras producciones que son un aporte importante en la coyuntura que nos toca vivir, pero lo serán más en la salida de la pandemia y en las secuelas sociales que va a deja. —¿Cómo impacta esta respuesta de la universidad en los aprendizajes de las y los estudiantes? —Van a ser muy interesantes los estudios y los aprendizajes que tengamos de lo que estamos viviendo. Esta misma situación de cuarentena y de buscar mecanismos alternativos para seguir aprendiendo y enseñando es un aprendizaje en sí mismo. Es una situación claramente de aprendizaje. Después está en nosotros desarrollar las mejores estrategias.

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Tenemos hoy una prioridad que es seguir manteniendo los procesos de enseñanza y aprendizaje aunque no sean necesariamente acreditables o no van sean tan sencillos de acreditar después. Es fundamental aquí poder mantener el vínculo pedagógico, que la universidad pueda seguir presente. Uno de los estudios que tendremos que hacer cuando pasemos esto es sobre la importancia de sostener vínculos, estudiando y enseñando, aunque sean virtuales. —Al principio señalaste que “la universidad no es una fábrica de títulos”. Si tuvieras que contraponer una imagen a esta ¿cuál sería? —Me quedo con la de nuestros graduados tratando de desarrollar elementos que permitan salvar vidas, y no desde un punto de vista mercantil sino ético; con la de docentes, graduados y no docentes de nuestra universidad haciendo de

voluntarios en actividades que son un aporte a la sociedad. Es decir, la universidad en un montón de otras funciones que en apariencia no les son propias, donde demostramos el valor humano y formativo de transitar la universidad pública. La pedagogía del hacer es fundamental aquí. La universidad pública en su conjunto, y los universitarios en particular, predicamos con el ejemplo, comprometiéndonos, ahí hacemos la diferencia. Y son las situaciones críticas como esta las que sacan lo mejor del modelo universitario que este país ha sostenido desde la Reforma Universitaria. No creo que las universidades de otros lugares del mundo respondan de la manera que lo hace nuestro sistema universitario. Eso no surge de un día para otro, sino que responde a una matriz ideológica de lo que es la educación en general y la universitaria en particular. —¿Qué hecho dejará la cuarentena para trabajar en profundidad a nivel pedagógico? —Lo que veo a nivel pedagógico es un proceso que ya venía en desarrollo y es la posibilidad de usar las herramientas tecnológicas y virtuales, y salirnos del prejuicio de que lo virtual es una oferta de menor calidad o un reemplazo de lo presencial. Lo virtual en muchos casos nos permite llegar de una manera muy buena y eficiente a lugares, y en condiciones, que usualmente no lo podemos hacer. Durante mucho tiempo concebimos a lo virtual como un subproducto de la educación o como una instancia despersonalizada o tecnificada, pero creo que nosotros podemos dotar de una gran humanidad a esas herramientas virtuales y hacer más potentes nuestra capacidad de formación.

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sábado 4 de abril de 2020 | página 7

DÍA DEL VETERANO Y CAÍDOS EN MALVINAS

La gesta no pasó desapercibida

Cucharón en mano y con el himno a viva voz, ex combatientes y familiares recordaron el desembarco en las islas. A 38 años de la guerra, y en plena cuarentena, se manifestaron las formas de conmemorar y sostener un legado junto a las nuevas generaciones. MANUEL COSTA

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Por Laura Hintze l 1º de abril de 2020, Julio Más, veterano de la Guerra de Malvinas, salió con sus compañeros ex combatientes a hacer el habitual reparto de comidas para las personas en situación de calle. La lluvia había parado y faltaban pocas horas para que empiece el 2 de abril, un nuevo aniversario del desembarco en las islas usurpadas. Julio y los ex-combatientes habían decidido respetar las reglas de la cuarentena y hacer cada uno su propia vigilia. Pero llegado el momento, él y un compañero resolvieron ir al Monumento a las Malvinas en representación de todos. Durante años, ese primer momento del 02 de abril, en ese lugar, significó un festival, un abrazo, un momento para compartir con amigos, amigas, familiares, desconocidos que compartían un sentimiento. Este 2020, la medianoche no cedió al silencio y durante esos primeros segundos de la jornada, el himno, cantado a viva voz por dos ex-combatientes, y el ¡viva la patria! irrumpieron frente al Paraná. Julio Más asegura que hasta el final no habían escuchado nada. Pero apenas volvió la calma del aislamiento obligatorio, desde los balcones se asomaron con banderas y aplausos que ratificaban lo que ellos ya sabían: los veteranos no están solos y las Malvinas no se olvidan. Florencia recibió este jueves 02 de abril por la noche un video en su celular, en el que se ve a Omar Benedetto, ex combatiente, en la puerta de la Terminal de Ómnibus, donde todas las noches de la cuarentena lleva comida. La gente lo mira y él les pide cantar juntos el himno nacional. “¡Por supuesto, papá!”, dice alguien por ahí y

“Estamos cumpliendo con el juramento que hicimos de defender a la Patria. Ya hace años que la estamos defendiendo sin armas, o mejor dicho, con otro tipo de armas: un cucharón y una cocina en la calle”

Los ex combatientes de Malvinas y un 2 de abril marcado por la pandemia y la solidaridad.

arrancan, y cuando terminan, una multitud aplaude con fuerza. Florencia tiene 29 años y es hija de Claudio Sánchez, veterano de guerra. Ella también está acostumbrada a pasar la vigilia en un festival, en contacto, de abrazo en abrazo y reconociendo colectivamente “a los viejos, a los muchachos, a los veteranos”, como le gusta nombrarlos. La medianoche de este 02 de abril fue, como todo en esta época, súper rara para ella. Y, como todo en esta época también, ella y otros hijos e hijas supieron valerse de la creatividad y la tecnología para estar, tejer redes y, lo más importante, lograr que el día no pase desapercibido ni para sus padres ni para la sociedad. “Fue súper emocionante”, dijo al El Eslabón, refiriéndose al vi-

deo que recibió el jueves. “Nosotros les decíamos a los muchachos que son un grupo de riesgo, que nosotros, como hijos e hijas podemos hacer ese trabajo durante la pandemia. Ellos lo valoran, lo agradecen y no aceptan. Quieren estar ahí”. Para Julio Más, la decisión que tomaron es clara, concisa, simple: “Estamos cumpliendo con lo que nos gusta cumplir, que es el juramento que hicimos de defender a la Patria. Ya hace años que la estamos defendiendo sin armas, o mejor dicho, con otro tipo de armas: un cucharón y una cocina en la calle”.

NUEVA GENERACIÓN, MISMO RECLAMO

Desde que tiene uso de memoria, Florencia Sánchez es hija de un veterano de Malvinas. No sólo

eso: es la única en todos los ámbitos que recorre. Cada vez que se acerca el 02 de abril, tiene algo para decir. Llevaba cartas y fotos a la escuela, y la historia viva de su papá, de su familia y de ella. “A la historia de mi viejo se le suma el recorrido que fui haciendo, la apertura, que permite comprender lo groso y lo grave que fue. Yo siempre digo que fueron héroes y víctimas de un sistema y un Estado que los empujó a esa situación”, explica la joven. Ese recorrido que menciona implica pensar la forma de contar la historia: cómo y qué se cuenta de Malvinas. Desde la responsabilidad de la dictadura cívico-militar hasta el rol de la mujer en la gesta. Florencia Sánchez es de otra generación. Habla con otras palabras cuando habla de la gesta. Le-

jos del orden militar, dice “súper” y “re” y escribe con “x” algunos mensajes. Es parte de Generación Malvinas, el grupo de hijos e hijas de veteranos de la guerra, un grupo que, asegura, “es la forma de seguir reivindicando la causa de nuestros viejos”. “Sabemos que los viejos no son eternos, y entonces, ¿qué pasa con todo esto que hacen ellos? ¿Con ese reclamo, con la soberanía de nuestras tierras? Eso fue súper importante plantearlo. Por eso nos juntamos, para seguir con el reclamo, con la solidaridad y el amor de los veteranos”. Generación Malvinas está formada por unas 40 personas de todo el país. La mayoría, remarca Florencia, son mujeres. “Lo más importante y lindo de formar parte de Generación Malvinas es que todos los y las que lo integramos tenemos un sentimiento común que es ver luchar a nuestros padres, los que volvieron, por mejores condiciones de vida de los veteranos. Ellos siguen una misma causa y es lo que más nos enorgullece, verlos y acompañarlos en ese proceso de lucha, de conquista de derechos”.


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DÍA DE LA VISIBILIDAD TRAVESTI/TRANS

Historias para combatir la ceguera

MANUEL COSTA

Michelle, Jackeline y Morena pasaron el Día de la Visibilidad Travesti/Trans dentro de sus casas. Al trío cuarentena - coronavirus - estado ausente, un único remedio trava disponible: unidad, unidad y más unidad.

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Por Victoria Iriarte n “Ensayo sobre la ceguera”, el famoso libro de José Saramago, una pandemia de ceguera deja sin sentido de la vista a toda una población. “Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”, dice Saramago en una de sus páginas. A la cuestión de la pandemia y la ceguera de la que habla el escritor portugués, esta nota viene a sumar las voces de un colectivo: el colectivo Travesti/Trans. Aunque el verdadero virus sea el Covid-19, aunque la ceguera no se transmita como la gripe, y aunque el texto de Saramago no

se trate más que de una ficción, hay quienes luchan contra una pandemia de “ciegos que, viendo, no ven”. Son los, las y les activistas travestis trans que, desde el año 2009, cada 31 de marzo festejan el Dia de la Visibilidad Travesti Trans, desparramando la cura contra esos invidentes que se esfuerzan en no reconocer sus cuerpos, sus voces y sus reclamos.

IRRUMPIR EN LA HISTORIA

“Se habla de visibilidad justamente por eso, porque queremos hablar de nuestros cuerpos, de nuestras vidas, queremos contar nuestras historias, queremos contar que fue lo que nos paso en todos estos años y que es lo que nos pasa actualmente”, dice

el audio que Michelle Vargas Lobo envio a El Eslabón. Michelle, “la Miya”, como se define, tiene 38 años. Milita hace 10 en la Comunidad Travesti/Trans, es asesora de la concejala Alejandra Gómez Sáenz (Bloque Frente de Todos – PJ) y estudia enfermeria en la Universidad Nacional de Rosario. Considera que su transito en la universidad y el Concejo es un “privilegio” y aprovecha esos ámbitos como un espacio estratégico para “contar la realidad de nosotras”. Michelle atribuye la ceguera a “la sociedad” que “todavia tiene un manto en los ojos”. “La gente no entiende. Piensa que porque nos podemos casar o tener documento esta resuelto todo y la verdad que no. Todavía seguimos muriendo jóvenes y pasando

hambre. Seguimos sin poder soñar con una casa, sin poder soñar que vamos a trabajar de lo que queremos”, se explica. “Lo que la sociedad no ve es nuestras muertes, nuestras vidas, nuestras tristezas, nuestra desesperación, nuestra angustia, nuestra hambre, nuestra falta de techo, nuestra falta de salud”, afirma. Para romper con eso, Vargas milita diariamente creyendo que la organización popular, las organizaciones libres del pueblo, la lucha colectiva, el amor y la política van a ser los propulsores de una realidad más justa. Además, considera que la mejor forma de hacerse visible es irrumpir nuevos espacios con su historia. “Ser como soy. Ir a donde vaya con mi vida, sin negar que fui expulsada de mi casa,

que sufrí violencia, que fui trabajadora sexual, que tuve una relación violenta y que tuve que estar presa”, señala.

MILITAR PARA REHABILITAR EL AMOR

Morena Garcia tiene 48 años. Trabaja en el Área de Internacionalización de la UNR. Milita en el Colectivo Travesti/Trans y prefiere no ponerle años de antigüedad a su militancia porque considera que “las travas somos una militancia per se. No llegamos a casa y nos olvidamos por un momento, nuestro cuerpo es una trinchera y con él cruzamos la sociedad”, justifica. “El día de la visibilidad travesti trans es importante no por el reconocimiento de que exista un colectivo o se lo acepte, no-


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CANDELA ROBLES sotras no necesitamos reconocimiento ni aceptación de nadie. Necesitamos la reivindicación de los derechos y el amor que nos han negado”, dice a El Eslabón. Y agrega que para ella no hubo closets, “entonces estuvimos ahí, siempre a la vista”. Entre líneas, las palabras de Morena insisten en la importancia de la unidad y el reconocimiento mutuo. Ante el desamparo y la desidia del Estado, ante la ceguera de los actores políticos, el colectivo Trans/Travesti empuña las armas del amor, dispara desplegando lazos afectivos y lleva a la praxis la consigna que refiere a que la patria es la otra. “El encontrarse con otra trava es como confirmar que no sos un espejismo, una dolencia como te hicieron creer. Una trava habilita a otra”, remarca Garcia. Respecto a la visibilidad, Morena admite que fue su paso por la secundaria EEMPA lo que le otorgó un giro a su vida. El agradecimiento es hacia sus profesores, que “desde el amor, la consciencia política, y un montón de herramientas que brindaron me mostraron que quedarse en las postrimerías de la victimización no iba a cambiar nada. Me dieron esa chispa inicial que detonó lo que soy hoy”, comenta. Históricamente en cuarentena Jackeline Romero dice su lucha tiene dos enfoques puntuales: ser trans y VIH positivo. Trabaja en el Área de Género y Sexualidades de la UNR y su trayectoria como activista data desde 1984. A pesar de su militancia perseverante, explica que uno de los espacios donde se siente invisible es la política. “Casi todas, todos y todes somos militantes políticas y sin embargo es ahí donde somos invisibilizadas totalmente. No nos respetan, no nos incluyen, no tenemos voz pero si tenemos voto”, alega. Jackie tiene 49 años y dice que está acostumbrada a estar en cuarentena. “Históricamente nuestra vida es una cuarentena porque vivimos aisladas y segregadas en una sociedad donde no nos aceptan ni nos incluyen”, remarca. “Yo pensé que en 2020 la vida iba a ser mejor, que una iba a poder estar en su casa, ya retirada de la lucha y de la militancia para poder descansar. Pero a pocos días de cumplir 50 años veo que la lucha se agranda, se hace más extensa, más dura y mucho más dolorosa”, evalua. A Romero también se la escucha insistente con el tema de la unidad. Dice que durante estos días los vínculos se fortalecieron porque “nos encontramos tan vulneradas que necesitamos la una de la otra continuamente”. A falta de vacuna contra el coronavirus, el movimiento Travesti/Trans ya inyectó su remedio temporal: unidad, unidad y más unidad. Jackie dice que su satisfacción diaria es recibir un mensaje de audio de alguna compañera que le agradece por hacerle llegar un pollo, un pedazo de queso, unos huevos o un paquete de fideos. “Hicimos una red entre todas las compañeras de los pueblos, de las ciudades y de la provincia para ver qué nos falta y si nos están asistiendo los estados. Si una de las compañeras no está siendo asistida nos encargamos de llamar a los diferentes gobiernos para que se puedan cubrir esas necesidades”, explica.

CANDELA ROBLES

“ H i stóri ca m en te n u estra vi d a es u n a cu a ren ten a porq u e vi vi m os a i sla d a s y seg reg a d a s en u n a soci ed a d d on d e n o n os a cepta n n i n os i n clu yen ”

“Las travas somos una militancia per se. No llegamos a casa y nos olvidamos por un momento, nuestro cuerpo es una trinchera y con él cruzamos la sociedad”

LA SOLIDARIDAD COMO VACUNA

Si hay algo en lo que las tres entrevistadas por El Eslabón coinciden es en denunciar que la presencia del Estado frente al colectivo Travesti/Trans es escasa. Además, consideran que las leyes no bastan para modificar la sociedad. La pandemia del coronavirus vino a acentuar lo que las, los y les trans tratan de decir hace mucho: que la ESI, el matrimonio igualitario, la ley de Identidad de Género y el todEs sirven, pero no alcanzan. Que las luchas a las cuales les pusieron el cuerpo dieron sus frutos y hoy llevan el nombre de derechos conquistados, pero que no bastan para curar las heridas de un colectivo que históricamente fue perseguido y castigado. “Claramente hay un montón de leyes que deberían mejorar la calidad de vida de las personas travestis trans y eso no funciona porque cada vez nos morimos más jóvenes. Tenemos un marco legislativo super enriquecedor en cuanto a contenido pero ese marco está vacío porque no se cumple”, dice Michelle Vargas. Y agrega: “Si bien tenemos leyes de cupo laboral en casi todo el pais, cuesta muchisi-

mo que nos podamos insertar por fuera del cupo. Hay un montón de compañeras que están dentro del mercado, pero son muchas más las que están por fuera”. A su turno, Morena García señala que “las leyes como la de Identidad de Género y Salud Integral son leyes que amplían derechos. Pero sin ESI y una sociedad educada para comprender que nosotras somos huérfanas de ellos y del Estado no tienen gran incidencia, resultando esto en que nuestro promedio de vida sea de 32 años”. Además, considera que es imposible tomar medidas inclusivas si no existe representatividad travesti/ trans en las mesas de discusión política: “¿Cómo se pueden construir políticas que nos contemplen sin nosotras? ¿Cómo

puede algo ser eficaz sin nuestra mirada?”, se pregunta. A la vulnerabilidad diaria de un movimiento desprotegido se le suma la presencia de un virus que está al acecho de cualquier cuerpo al que puede adherirse. El temor se hace moneda corriente en un contexto donde “la política tardía y de retazo no alcanza” y “acceder al alimento en una sociedad que privilegia "la familia" y lo "normal" se nos vuelve imposible”, dice Garcia. Y remata: “Es esa zozobra de sabernos el último orejón del tarro lo que nos tiene con mucho miedo”. Por su parte, Jackeline Romero coincide en que el dolor y la incertidumbre están a la orden del dia. “Ese dia lo pase muy angustiada porque saber que hay compañeras

del otro lado que no tienen para comer o que están enfermas y una no le puede alcanzar un plato de comida es dolorosísimo”, aclara refiriéndose a cómo paso el Día de la Visibilidad Travesti Trans. Coincidiendo, Michelle dice que en estos momentos es imposible quedarse en su casa. Es el momento de “salir a bancar la olla y a buscar recursos para hacerle llegar a las chicas”, comenta. “Hay algunas compañeras que están ocupando cargos a nivel nacional que se estuvieron comunicando con nosotras y nos hicieron llegar mercadería, pero por parte de otros eslabones del Estado todavía seguimos esperando algún tipo de respuesta” dice y recuerda que con la voluntad no alcanza cuando lo que falta es compromiso del gobierno. “Aún así, el laburo de compañeras travas/trans y de gente que se pone al hombro no como obligación sino como parte de su militancia es lo que nos permitirá mantenernos vivas y calmas para que cuando esto pase podamos restablecer nuestros lazos, nuestras actividades, nuestra vida, que de cuarentenas sabe demasiado pues la sociedad siempre nos tuvo aisladas”, valora con orgullo Morena García.


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LATINOAMERICANOS EN EUROPA

El virus

derribando sueños

Cómo la pandemia afecta la vida de lxs trabajadorxs de Chamonix Mont Blanc, Francia, donde se ganan la vida jóvenes de todo el mundo. Algunos empresarios actuaron con cierto grado de humanidad. Otros no. DENISE BILSKY

Por Denise Bilsky (desde Chamonix Mont Blanc, Francia)

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hamonix Mont Blanc es un pueblo turístico ubicado en los Alpes franceses. Tiene fronteras con Italia y Suiza. La principal actividad económica de la comuna de 9 mil habitantes es el turismo, que atrae a miles de personas tanto en la temporada de invierno, para la práctica de los deportes de nieve, como en el verano, cuando se practica alpinismo, escalada, senderismo y otras actividades. Caminar por las calles de Chamonix significa pasar frente a innumerables comercios ligados al mundo del ski y deportes de alta montaña, restaurantes, y sobre todo hoteles, muchos hoteles. Los hay de todo tipo, algunos familiares, y también cadenas hoteleras de alto nivel, como La Foliedouce, Excelsior, o el grupo Mont Blanc, por nombrar algunas. Como es de imaginarse, estos comercios emplean a cientos de personas en las temporadas altas. Estos puestos de trabajo incluyen limpieza de habitaciones, atención a las mesas, ayudante de cocina, lavavajillas, recepcionistas, mantenimiento técnico, entre otros. La gran mayoría de las personas empleadas no son de la localidad, y por lo menos la mitad de ellas, tampoco son francesas. Personas de España, Rumania e Italia abundan entre los planteles. Y también de América Latina, muchxs argentinxs sobre todo, también chilenxs. La mayoría de lxs argentinxs y chilenxs cuenta con una visa que dura un año y que permite movilizarse por todo el espacio Schengen y trabajar en Francia en ese periodo. También existen trabajadores no registrados, “en negro”, dedicados sobre todo a la limpieza de

“El virus afectó a nivel mundial, no diferenció clases sociales. Me da mucha tristeza ver que la gente no respete las medidas de cuarentena. Creo que hay mucho egoísmo a nivel social”

En el pueblo alpino de Chamonix los despidos en el sector turístico no se hicieron esperar.

casas y chalets, casi exclusivamente son extranjerxs. La pandemia que está afectando el mundo de manera global, impactando especialmente la economía de los Estados y empresas, repercute lógicamente en las personas empleadas en estos establecimientos. Es así que a partir de principios de marzo, cuando el flujo turístico empezó a mermar notablemente, en el pueblo empezó a sentirse una gran incertidumbre sobre la continuidad de los contratos laborales. El 16 de marzo, en una videoconferencia muy esperada, el presidente francés Emmanuel Macron declaró públicamente que iniciaba un plan de salvataje para el sector

empresarial, inyectando 300 mil millones de euros para sostener a las empresas francesas. “Ningún francés, ninguna francesa, se quedará sin recursos”, fueron sus palabras. A través de este financiamiento, el Estado se haría cargo de los alquileres, de los servicios de gas, agua y electricidad, los impuestos, créditos bancarios y hasta un alto porcentaje de los sueldos del personal. Hizo además una declaración extrema, que fue titular de muchas notas al respecto: “Estamos en guerra sanitaria”. A pesar de que desde el gobierno se alentó a no despedir empleadxs, amparando al empresariado económicamente, en Chamonix los despidos en el sector turístico no se hicieron esperar. Esta situación de cancelación de los contratos de trabajo llevó a las personas despedidas a quedarse sin ingresos y además sin casa, ya que la mayoría vive en los establecimientos donde trabaja. Es el caso de Sergio, un joven español, que fue despedido de su trabajo quedando además sin alojamiento. Estaba empleado en el Hotel Excelsior desde diciembre, como ayudante de cocina. Apenas se declaró la cuarentena, desde la dirección del hotel le hicieron firmar un acuerdo para anular el contrato y le avisaron que al día siguiente debería entregar la habitación que tenía para vivir como parte de su contrato de trabajo. Es decir que de un día para el otro se

quedó sin casa. Pudo resolver su situación alquilando un monoambiente, esperando que pase la cuarentena, pero sin contar con los ingresos que tenía hasta hace pocos días atrás. Para muchos extranjerxs, entre lxs que abundan argentinxs, esta situación se convirtió en un verdadero problema, ya que sin trabajo y sin alojamiento, transitar la cuarentena en un país extranjero y encima parado, se transformaba en un calvario. Por esto, muchxs de ellos decidieron volverse a Argentina antes de lo planeado. Esta fue la situación de Patricia, joven argentina que trabajaba en el restaurante Le National como mesera. Dos días antes de que se declare la cuarentena le avisaron a ella y a otrxs compañerxs que el día siguiente sería el último que abrirían, y que a partir de ese momento quedaban cancelados los contratos. Sin embargo les dijeron que podían quedarse a vivir en las habitaciones que les habían proporcionado. Una semana después, por la mañana pasaron a avisarles que esa tarde deberían desalojar las habitaciones, ya que no querían hacerse cargo de nadie que esté alojado allí y pudiera contraer el virus. Es así que Patricia quedó en la calle, y a los pocos días decidió volverse a Argentina. En tanto en los hoteles Alpina y Mercure, que pertenecen al grupo Mont Blanc, decidieron respetar

las medidas y no despedir a su personal. Se mantienen los contratos de trabajo hasta la fecha establecida. Los hoteles cerraron, pero permiten seguir viviendo allí a sus trabajadorxs, en habitaciones para clientes, con comodidades para pasar la cuarentena. Los salarios se mantienen en un 87 por ciento. “El grupo Mont Blanc tiene corazón”, dijo Bruno, un joven argentino trabajador de la cadena hotelera, al enterarse las medidas de su hotel, Mercure. Asimismo, podemos mencionar el caso de Julieta, de provincia de Buenos Aires, que se encontraba trabajando en el hotel Hermitage desde noviembre. Contaba con la visa mencionada anteriormente, y había elegido Chamonix Mont Blanc por la gran oferta de trabajo. Al llegar la noticia del cierre de los hoteles, no la despidieron. Julieta explica: “En mi trabajo actuaron bien, cerraron el establecimiento y abonaron un proporcional del sueldo hasta el final del contrato. Me restaba trabajar todo marzo y 13 días de abril”. Ella, al igual que su hermano y su amiga, con quien vivía, decidieron regresar a Argentina. En este momento se encuentran lxs tres aisladxs en un hotel que dispuso el gobierno argentino para realizar la cuarentena. Sobre la situación mundial de la pandemia, Julieta reflexiona: “El virus afectó a nivel mundial, no diferenció clases sociales. Me da mucha tristeza ver que la gente no respete las medidas de cuarentena. Creo que hay mucho egoísmo a nivel social ¡Sin apoyo en conjunto será difícil de remar este barco!”. Y así podemos encontrar cientos de historias marcadas por esta situación que nos excede. Son historias anónimas que poco importan al tejido empresarial y al Estado, pero que marca los destinos y proyectos, los sueños y los viajes.


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EL VIRUS ARRASA EN EEUU

La vida

es lo de menos

Fiel a su costumbre, Donald Trump sinceró, en plena pandemia, lo que buena parte de la derecha piensa: hay que salvar los negocios de los ricos, aunque cuesten 1 00 mil o hasta un millón de fallecidos.

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Por Pablo Bilsky rimero, hace quince días, el presidente de EEUU, Donald Trump, minimizó la gravedad de la pandemia y decidió no disponer de una cuarentena a nivel nacional. Esto le valió un duro enfrentamiento con gobernadores y alcaldes, incluso de su propio partido, que sí ofrecieron una respuesta más a la altura de las circunstancias. Luego de recibir el asesoramiento de especialistas, que le hablaron de una cifra de 100 mil a 200 mil muertos “si se toman medidas estrictas y tienen éxito”, Trump cambió su postura, pero no tanto, y siempre pensando en la economía. “Esperamos dos semanas muy difíciles”, dijo el mandatario estadounidense durante un discurso en el que asumió explícitamente que, si finalmente se producen más de 100 mil muertes, será porque él y sus funcionarios “hicieron un buen trabajo”. Por frases como esta, Trump se convierte en el vocero de los neoliberales y de las formas más brutales del poder corporativo y la derecha. Se anima a decir, y hacer, lo que otros, atados a la corrección política, también piensan y hacen, pero callan. Desde un principio dejó claro que los intereses de las grandes corporaciones están primero. Y si eso les cuesta la vida a 100 mil, 200 mil, o incluso más, “¡Good job!”, famosa expresión en inglés, que Trump incluyó en uno de sus discursos. Además de significar “buen trabajo” se utiliza como una auto-felicitación, una suerte de “tarea cumplida, lo hicimos bien”. También recurrió al triunfalismo inverosímil, que los números desmienten: “El virus no tiene ninguna oportunidad contra nosotros. Ningún país está más preparado que EEUU”, dijo el 11 de marzo.

Ya hay más muertos por coronavirus, más de 5 mil, que por los atentados del 1 1 S, donde murieron 2.977. En el ataque de Japón a la base de Pearl Harbor en Hawái (en 1 941 , Segunda Guerra Mundial) cayeron 2.403 soldados. MÁS MUERTOS QUE EN EL 11-S Y PEARL HARBOR

Durante los atentados del 11 de septiembre de 2001 murieron 2.977 personas. En el ataque de Japón a la base estadounidense de Pearl Harbor en Hawái (en 1941, Segunda Guerra Mundial) cayeron 2.403 soldados. El coronavirus ya mató a casi 5 mil estadounidenses. Hay más de 250 mil infectados. Y superó largamente las 3.500 muertes registradas en China. Trump anunció inversiones, pero no en salud. Dos billones de dólares en infraestructura, “para dar trabajo a los estadounidenses”. Existe una enorme grieta en EEUU. El gobierno nacional no está trabajando en forma coordinada con las administraciones estatales y municipales. Esto causa gran confusión en la población: las medidas no están claras (tienen vigencia en ciertos lugares y no en otros), y el resultado fue un brutal avance de la enfermedad. El epicentro de la pandemia, además, pasó de Europa a EEUU. California y Nueva York, los estados más poblados de ese país, sí avanzaron con medidas de aislamiento relativo. Pero tarde, y en forma parcial, y entrando en

contradicción con las medidas del gobierno federal. En California, por ejemplo, las medidas son débiles, ya que las autoridades no pueden aplicar sanciones ni retener vehículos a quienes no respeten la consigna de “quedate en casa”. Este estado comenzó con las restricciones cuando registró mil casos positivos. La medida afecta a 46 millones de personas, que sólo pueden salir de sus casas para tareas imprescindibles como comprar alimentos o remedios. Pero sí pueden salir a hacer ejercicio mientras mantengan una distancia de aislamiento social. La ciudad de Nueva York es el epicentro de la enfermedad en el país. El gobernador dispuso el aislamiento total hasta el 12 de abril. Desde que se anunciara el primer caso en el estado, el pasado 1 de marzo, ya hay más de 85 mil casos registrados. A esto se suma la debilidad, y el carácter comercial, del sistema de salud pública de EEUU. Más de 40 millones de habitantes carecen de cobertura. Y otros 30 millones tienen una muy deficiente, que no les cubre casi nada. En ese país la salud es cara. Muy cara, y para muy pocos. El test para determinar si alguien posee coronavirus se llegó a cobrar entre mil y 3 mil dólares.

Las proyecciones señalan que pueden morir en EEUU entre 1 00 mil personas (si todo sale bien) hasta un millón. Si la persona está enferma y necesita tratamiento, puede llegar a pagar entre 8 y 10 mil dólares por 6 días de internación, con seguro médico. Sin cobertura en salud, el tratamiento puede costar 60 mil dólares o más.

15 MILLONES PARA CAPTURAR A MADURO

Mientras centenares de estadounidenses mueren sin atención médica, el gobierno de EEUU tiene otras prioridades. En conferencia de prensa, el 26 de marzo, el secretario de Justicia, William Barr, acusó al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y a varios de sus funcionarios de tener “vínculos con el narcotráfico desde hace más de 20 años”. Y ofreció una recom-

pensa de 15 millones de dólares por su captura. Y diez millones por cada uno de otros cuatro funcionarios del gobierno bolivariano. “Hoy anunciamos la presentación de cargos criminales contra Nicolás Maduro Moros por dirigir, junto con sus principales lugartenientes, una asociación narcoterrorista con las FARC desde hace 20 años”, anunció el secretario de Justicia, William Barr, durante una rueda de prensa virtual. Los cargos contra la cúpula del gobierno en disputa de Venezuela denuncian, señaló Barr, que los acusados colaboraron con el grupo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), para “inundar” a EE.UU. de cocaína, entre otros delitos. Los otros acusados en la corte del distrito sur de Nueva York son: Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente; el vicepresidente económico, Tareck El Aissami; el ex jefe militar Cliver Alcalá Cordones y Hugo Carvajal, ex director de los servicios de contrainteligencia del Ejército venezolano. “Creo que los cargos hablan por sí solos; algunos son por narcotráfico, otros por lavado de dinero, todos por algún tipo de corruptela”, sostuvo Barr.


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GOLAZO EN TIEMPOS DE CUARENTENA Por Por Santiago Garat

E

y Facundo Paredes

n tiempos de pandemia y cuarentenas, no fueron pocas las iniciativas con tinte solidario que afloraron a lo ancho y largo del planeta. Desde profesionales proponiendo atender a través de las redes, hasta vecinos ofreciendo realizarle las compras a personas que pertenecen al grupo de alto riesgo. Y el arte no se quedó atrás. Recitales vía streaming, lecturas online, y todo lo que pudiera invitar a quedarse en casa pero sin perder el placer de acceder a la cultura se multiplicó en las últimas semanas. La editorial de literatura deportiva Al Arco acaba de sumar su granito de arena y liberó gran parte de su contenido. “El tema de la cuarentena fue el disparador de la idea, pero la pregunta es: cómo no se nos ocurrió antes”, devuelve entre risas y del otro lado de la línea Julio Boccalatte, uno de los fundadores. “Nuestra editorial es prácticamente una cooperativa con los autores, no vivimos de esto, es algo que hacemos porque nos gusta y lo hacemos casi como hobby. Y la verdad es que lo que a nosotros nos gusta es que el libro corra, que se lea, que llegue a la mayor cantidad de gente posible. Y esta opción de liberarlos se nos ocurrió ahora, por esto del aislamiento, pero se nos podría ¡y debería! haber ocurrido mucho antes”.

Leyendo de la

cancha al living

La editorial Al Arco, reconocida como la primera de literatura deportiva en el país, ofrece la descarga gratuita de sus libros para hacer más llevadero el aislamiento social preventivo. MANUEL COSTA

“Nuestra editorial es prácticamente una cooperativa con los autores, no vivimos de esto, es algo que hacemos casi como hobby. Y nos gusta que el libro corra que llegue a la mayor cantidad de gente posible”

Lo que viene

LIBROS LIBRES

En la web de Ediciones Al Arco ya juegan el Colorado Facundo Sava, con su libro Los colores del fútbol, y el Doctor Juan Manuel Herbella con El último pase, además de escritores de la talla de Walter Vargas con El túnel del Centenario, Guillermo Knoll con las Historias seleccionadas. También juegan fuerte biografías de Gabriel Milito (Historia de un mariscal, de Vicente Muglia), de Horacio Elizondo (Un hombre justo, de Marcelo Maller) y de Víctor Hugo Morales (Una historia de coherencia y convicción, de Julián Capasso). Pero en aquella biblioteca popular, virtual y gratuita –como se denomina la sección en la que se encuentran todos estos materiales– no sólo se juega al fútbol: también hay historias de los Juegos Olímpicos (en las plumas de Ernesto Rodríguez por un lado, y de Pablo Lisotto por otro), de básquet (El oro y el aro, de Alejandro Pérez y Germán Beder), y de atletismo (Jesse Owens y la conexión argentina, de Luis Vinker).

“La idea es liberar todos los libros y si no lo hicimos es más por una cuestión técnica, de los diseñadores, porque los primeros libros se hacían con otro formato, así que hay que buscarlos y convertirlos en PDF para que sea compatible en todos los dispositivos”, explica Julio, que si bien aún no tiene los números finos del éxito de librar las obras, asegura: “Tuvimos muy buena repercusión en lo que es redes sociales, amistades, y esperamos que sean muchas las descargas, independientemente de los títulos. Y está bueno que se pueda acceder a la cultura popular”.

ARRANCA AL ARCO

De la mano de Julio Boccalatte y Marcos González Cezer, quienes compartían –y comparten– la redacción de la agencia estatal de noticias Télam, nació en 2003

Ediciones Al Arco, la primera en el país en imprimir libros exclusivamente deportivos. El antecedente fue la revista del mismo nombre que ambos periodistas habían iniciado un par de años antes “con el mismo espíritu cooperativo” que hoy tiene la editorial. Por allí pasaron grandes firmas como las de Fernando Niembro, Horacio Pagani, Víctor Hugo Morales, Ezequiel Fernández Moores, entre otros, según recuerda Boccalatte, que también es autor de El jardín de los ekekos y de Juicio penal, además de aportar un relato en el libro fundacional de la editorial, De puntín, y de participar en Enzo, historia de un Príncipe, la biografía del uruguayo Francescoli. “Esa revista duró un año por una cuestión presupuestaria y luego se nos ocurrió hacerla editorial porque no existía un canal exclusivo

de literatura deportiva, y lo que nos favorecía era que no estás obligado a una periodicidad, podés sacar un libro cada seis meses que está todo bien”, rememora el cronista y escritor. El debut fue a toda orquesta, ya que entre los 11 cuentos que conforman De puntín aparece las firmas de Ariel Scher, Walter Vargas, Gustavo Grabia, Cristian Garófalo –además de los dueños de la editorial– y tiene el prólogo de Jorge Valdano, ilustraciones de Roberto Fontanarrosa y contratapa de Eduardo Galeano, “todos amigos de la casa”, dice Julio, y añade: “Como anduvo muy bien nos permitió empezar la cadena de publicaciones porque cada libro banca el siguiente y así”. Y destaca: “Con vaivenes, con altos y bajos, acá estamos, con más de 100 títulos publicados”. Julio es periodista deportivo desde que tiene 18 años, cuando comenzó a laburar en Télam. Allí estuvo los primeros 10 años de su trayectoria, y luego paseó su pluma por la mítica revista El Gráfico, por Olé, Clarín, Perfil, hasta que en 2011 volvió a su primer amor, la agencia estatal, donde comparte redacción con su socio Marcos, que si bien pasó por varios medios, jamás se fue de Télam. “Nos gusta el fútbol y la literatura, y este proyecto reúne esas dos pasiones”, resalta Boccalatte, y reflexiona: “Aunque suele ser menospreciada, entendemos que la literatura futbolera es una puerta de entrada a la literatura general, con los chicos sobre todo”.

Tras d estacar q u e tod os los q u e pu sieron y ponen su literatu ra al servicio d e Al Arco “son importantes y excelentes escritores”, J u lio Boccalatte apu nta a alg u nas d e las obras claves, como la d el hoy titu lar d e la Biblioteca N acional, J u an Sastu rain, célebre entre los escritores fu tboleros. “Cu and o le d ijimos q u e q u eríamos q u e participara nos reg aló literalmente u n libro entero”, revela en referencia a Picado grueso, q u e lu eg o fu e pu blicad o también por otras ed itoriales, porq u e “los d erechos d e au tor sig u en siend o d e los au tores, ya q u e nosotros no nos q u ed amos con nad a”, aclara. “Para u no q u e nu estra ed itorial sig nificó el d ebu t literario fu e H oracio Pag ani, con El fútbol que le gusta a la gente , lo q u e ayu d ó a la constru cción d e su propio personaje”. Y antes de cortar, el editor adelanta que que ya está entrando en calor una nueva publicación, que saldrá a la luz próximamente. Se trata de Lamadrid, el renacido, obra y arte del ex mediocampista de contención de Racing, el Flaco Hugo Lamadrid, muy popular en redes sociales. “Está buenísimo, muy profundo, un librazo, que cuenta cosas que habitualmente no se cuentan de la vida del futbolista”. Aventura que “para mayo estaría en la calle”, si es que para ese entonces ya se podrá salir.


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| sociedad

sábado 4 de abril de 2020 | página 1 3

AÑO DEL BICENTENARIO DE BELGRANO

Decencia subversiva Desd e el invento d e cau sas ju d iciales para ser acu sad o por d errotas, a las bu rlas por ser tan honesto, se bu scó record ar a la band era, y no al hombre d on M anu el J osé J oaq u ín d el Corazón d e J esú s.

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Por Alfredo Montenegro ntre las historias poco recordadas, Manuel Belgrano fue depuesto y encarcelado en abril de 1811, por esas maniobras porteñas y la manipulación judicializadas y mediáticas. “Quiere el pueblo que el vocal, don Manuel Belgrano, general de la expedición destinada al auxilio de nuestros hermanos paraguayos, sea llamado y comparezca inmediatamente en esta capital a responder a los cargos que se le formen.”, se lee en las peticiones del 6 de abril de 1811 (Junta de Historia y Numismática Argentina, 1910). El 19 de abril, la Junta, a raíz del supuesto pedido “popular” difundido por la Gazeta Extraordinaria del 15 de abril, “previno” a Belgrano para que regresara a la capital y dejase el mando del ejército al oficial que “corresponda por su empleo y antigüedad”, es decir a José Rondeau. El oficio fue firmado por el abogado Joaquín Campana, redactor del petitorio y nuevo secretario de Gobierno de la Junta, aliado de Saavedra. Belgrano aceptó la orden para que no se pensara que lo hacía por “ambición” y no provocar, “tal vez”, un “nuevo movimiento” o “vaivén” que se debía evitar frente a los enemigos. El 6 de junio de 1811, la Junta nombró Juez Fiscal al coronel Marcos González Balcarce, quien además de ser saavedrista firmó el petitorio, junto a otros militares. Además, como si fuera poca la manipulación, fue designado comandante del regimiento Estrella. Era quien debía armar la causa, registrando información y testimonios sobre el caso. El 20 de junio, 16 oficiales del ejército en la Banda Oriental que viajó al Paraguay, resaltaron no haber hallado alguien que hubiera criticado a Belgrano, El fiscal, el 26 de junio, tomó declaración al coronel Tomás de Rocamora. Al ser consultado sobre el comportamiento del jefe en las operaciones y la separación de

"La característica que más lo enaltece es que no fue un ser extraordinario sino un hombre demasiado humano. Por eso logró estar a la altura de los pueblos arribeños, peleándola de igual a igual”.

unos oficiales, Rocamora admitió que se había fugado. Durante julio se frenó el juicio y no se convocó a Belgrano. A fin de ese mes, diversos alcaldes afirmaron no tener cargos contra Belgrano por su actuación militar. A la vez, los militares que lo habían seguido elevaron un oficio declarando «que no había un oficial ni un soldado que tuviera la menor queja que producir contra él». También remarcaron que había que valorar “el buen nombre de un patriota, a quien vimos sacrificarse en todas ocasiones en obsequio de la patria y de la gran causa que defendemos». Finalmente, el 9 de agosto se lo absuelve y la Gazeta de Buenos Ayres, indica: “Belgrano ha servido bien a la patria… y se declara que ha conducido en el mando de aquel ejército con un valor, celo y constancia dignos del reconocimiento de la patria”.

Luego, el 11 de mayo de 1812 Belgrano le escribió a Rivadavia: “Los bribones del 5 y 6 de abril me perjudicaron y perjudicaron a la Patria; ¿Qué ventaja se saca de mentir?”.

LIMPIANDO MORENISTAS

Estas tramoyas judiciales y tratamiento con métodos que hasta no hace poco fueron comunes en los Tribunales, obedecían a artimañas contra Belgrano, quien era considerado no sólo como morenista, sino como un peligro potencial por estar al mando de un ejército de aproximadamente 3000 hombres en operaciones. Además, no se olvidaba que fue “coautor” junto a Mariano Moreno del Plan de Operaciones, aquel furibundo documento que Mitre escondió por su concepción opositora al ideal del centralismo porteño. El 6 de abril de 1811, también tropas de cuarteles “convenientemente convocadas”, presentaron

al Cabildo otro petitorio dirigido a la Junta, en el que pedían la expulsión de los vocales morenistas y la destitución de Domingo French y Antonio Beruti, también seguidores de Moreno, del mando del regimiento Estrella. En octubre de 1811 Belgrano va nuevamente al Paraguay, encomendado por el Primer Triunvirato. Allá, firmó con el gobierno paraguayo un Tratado de Amistad, Auxilio y Comercio para una Confederación. No se aplicó, y Paraguay se alejó de las Provincias Unidas.

“DECENCIA SUBVERSIVA”

La ética y moral de Belgrano, su honestidad, fue definida por el historiador Hernán Brienza, quien califica a don Manuel como “valiente, ingenuo, honrado hasta la torpeza, idealista, terco, inteligente, apasionado, vehemente, racional, severo, justo, quijotesco, cándido, brillante, negado. Belgrano es mu-

chos hombres es un sólo cuerpo. Y la característica que más lo enaltece es que no fue un ser extraordinario sino un hombre demasiado humano. Por eso logró estar a la altura de los pueblos arribeños, peleándola de igual a igual”. El politólogo, docente, periodista ensayista e historiador argentino, indica que Belgrano “No tiene el romanticismo militante de un Monteagudo o de un Dorrego ni el cautivante aventurerismo sanmartiniano. No produce la admiración desbordante y caribeña de un Simón Bolívar o la convicción revolucionaria y democrática de Artigas. Su fuerza –más allá de sus admirables ideas y su callado tesón de hombre político y de acción– está en sus convicciones morales. Belgrano es revulsivo para nuestra sociedad por su honestidad. Belgrano tiene una decencia subversiva”. Y agrega Brienza: Manuel Belgrano tenía 42 años cuando tomó la decisión más importante de su vida. Reflexionemos un poco sobre lo que significa su renuncia a la comodidad de una vida “burguesa” en la ciudad para abrazar la aventura de andar por cerros y llanos, sucio y desaliñado con un ejército a cuestas intentando una patria a sus espaldas. Sin dudas Belgrano es un zonzo. Pero nadie podrá negarme la cantidad de belleza que contiene su zoncera”.


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ANIMACIÓN: DELIRIOS EN LA ISLA

La verdad

del carpincho

El estudio Sr. Manduví publicó un trabajo que cuenta las aventuras esquizoparanoides del mayor roedor de nuestros humedales. Una serie animada de cinco capítulos de 6 minutos.

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Por Diego Roth l rosarino Andrés Almasio, es uno de los principales responsables de la serie animada Verdadera Verdad, la saga de un carpincho que vivie en la zona de las islas frente a la ciudad que es asediado por un grupo de pequeños pandas que le provocan comportamientos esquizoides dándole pastillas. El realizador cuenta los detalles de un trabajo original que se puede ver en el canal de Youtube de Sr. Manduví. Almasio es animador y realizador audiovisual. Relata que comenzó en el cine para luego correrse hacia la animación y después de un tiempo, puntualmente a la dirección. Estudió fotografía en el Instituto Superior de Educación Técnica (Iset), después cine en la Escuela Provincial de Cine y TV (Epctv) y luego se especializó en animación en la Escuela para Animadores de Rosario (EPA). “Había hecho trabajitos de camarógrafo de eventos que nunca me convencían, no encontraba mi camino por ahí, un poco por la cuestión de la diferencia del trabajo más artesanal en la casa y el otro más de equipo y de logística del cine. Vi que estoy más cómodo y más tranquilo en la animación, así que recién ahí empecé a trabajar formalmente”, recuerda. Luego de su paso por la EPA, Almasio fue parte de la Cooperativa de Animadores hasta que ésta se disolvió y formó junto a colegas el estudio Sr. Manduví donde actualmente trabaja. Verdadera Verdad, fue la primera serie animada que dirigió y escribió. Originalmente surgió como un cortometraje pero después por la duración que tenía obtuvo el formato de serie. “Se excedía un poco de los tiempos que uno está acos-

El realizador Andrés Almasio formó el estudio Sr. Manduví junto a colegas animadores.

tumbrado a mirar un cortometraje, se hacía medio largo”, comentó. En la charla Alamasio todavía se refiere al trabajo como “el corto”, sobre todo cuando habla de su surgimiento: “Dentro mío quería ser una especie de parodia al tratamiento filosófico de muchas realizaciones, al intento solemne de explicar filosóficamente las cosas más básicas como la realidad, la existencia y la verdad y es precisamente lo que no hace, es como un corto que no va a responder ninguna de las preguntas que plantea, ese sería el chiste”. Lo que hace la serie es plantear preguntas, no responderlas, en el desarrollo de la serie hay cada vez más preguntas y cuando parece que se entiende la trama, en lugar de cerrarse se abre más. Si bien en el trabajo en el estudio “siempre tienen idas y vueltas” con sus compañeros, el guión lo hi-

zo solo, aunque tomando los aportes. “A veces uno se enfrasca en sus ideas y el otro no está entendiendo nada de lo que le está diciendo, así que tuvo un retrabajo pero más que nada fue mostrárselos y escuchar sus sugerencias y readaptarlas”. En la dirección de la serie, que tiene cinco capítulos, Andrés decidió hacer que cada uno tuviera una asistencia de dirección de cada compañero y compañera del estudio Sr. Manduví. “Lo que hice como director fue mantener el hilo. No dejar que se desvíe demasiado pero si tener una flexibilidad para absorber la idea y la propuesta de cada uno de los que hizo la asistencia de dirección de cada episodio”. Le dio a cada asistente el guión cerrado y un animatic (una especie de storyboard que incluye sonidos, voces y tiempo de duración) pero con ciertas libertades, su función como director fue la de no dejar

que cada episodio se desvíe tanto como para que se pierda la unidad de la serie. “Lo que más me costó fue aceptar algunos pequeños cambios que no estaban quizás en la idea original, me costaba saber si eso no estaba afectando la estructura entera de la serie”. En sus trabajos anteriores Andrés dirigió capítulos o partes de películas animadas, pero nunca la totalidad de la realización. “En la Cooperativa de Animadores nosotros teníamos como una cierta libertad como para tomar fragmentos de trabajo y realizarlos con libertad pero siempre había un director”, así fue por ejemplo cuando Andrés tomó las riendas de algunas partes de Guía de Rosario Misteriosa o Gaia. Esa especie de libertad se observa también en el resultado, con estéticas notoriamente cambiantes en el relato.

“Eso tiene que ver con como trabajamos, que cada uno pueda aportar lo que mejor sabe o lo que le parece, es una estructura inversa a otros trabajos en los que se diseña un personaje y todos los que lo tengan que dibujar tienen que aprender a dibujarlo lo más cercano posible a esa plantilla o diseño de personaje. En este caso, cada dibujante de cada capítulo lo reversionó levemente, se nota claramente si prestás atención”. El diseño de personajes lo hizo Gonzalo Rimoldi. Respecto de la temática de la serie, Andrés comenta: “Cuando uno le muestra algo audiovisual a alguien es como que lo primero que surge es saber si el otro lo entendió, ni siquiera si lo disfrutó o si le gustó, sino simplemente si lo entendió, y esta serie justamente, no pretende eso”. La música de la serie la hizo Ernesto Inouye y Lautaro Vial, amigos de Andrés. Detrás de la serie está el trabajo de mucha gente, las voces las hicieron Diego Rolle, Guillermo Peñalves, Julián González y Humberto Vial. Verdadera Verdad fue presentada en Espacio Santafesino y recibió un subsidio que los ayudó a llevarlo a cabo. “Se hizo con eso y con muchas horas ad honorem, el premio estaba estipulado para un minutaje y nosotros nos excedimos un montón así que tuvimos que trabajar más allá de la plata involucrada”, comenta el director. La serie está pensada para circular online y se puede ver en el canal de Youtube de Sr. Manduví. “El formato es sólo para internet, nunca vi (este tipo de animaciones) en ningún otro lugar salvo algún festival medio aislado de series web, encima dentro de las series web la animación es un subgrupo dentro de un subgrupo, la idea es tenerlo en internet y después si se puede que entre en Cine.ar o en la Untref, alguno de esos lugares donde hay más cultura de microseries”, explica Andrés. Si bien el trabajo ya está realizado hace más de un año, aún no hicieron el estreno oficial. Espacio Santafesino suele fijar la fecha de estreno pero eso se complicó bastante entre el cambio de gobierno y las recientes restricciones sanitarias. Ahora están trabajando en la producción de un cortometraje que se llama Chico Basura. “Ya tenemos los animatic y los personajes y estamos dibujando, aprovechando también que con el parate este de algunos trabajos tenemos más huecos para trabajarlo y esperamos tenerlo para antes de fin de año”, adelanta Almasio.


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LECTURAS

Una ventana al mundo

E

Por Eugenia Arpesella

l carromato filarmónico, del escritor argentino Daniel Moyano (19301992), fue editado en 2016 por el sello local Libros Silvestres pero cayó en mis manos hace muy poquito. Por ahí es una obviedad decir que el orden de aparición de las obras en “el mercado”, o su carácter de novedad no nos importa tanto, sino como una excusa más para hablar de nuestras obras. El libro tiene ilustraciones de Laura Klatt y cuenta con un un diccionario musical como dossier que elaboró Ricardo Moyano, hijo del autor y músico, radicado actualmente en Turquía, y que pretende contribuir a una mejor comprensión de las expresiones provenientes de la música, para enriquecer la experiencia de la lectura. El carromato filarmónico es el título que abre la colección Mediomundo que, según la editorial, busca salir al rescate de escritores muy conocidos pero injustamente olvidados. Tal es el caso de Daniel Moyano, autor de una veintena de libros de cuentos y novelas. Cuando Carolina Musa, la editora, me habló de este libro le dije que ni idea, que no conocía al autor, entonces me dio uno para que lo lea. “¡Es un escritorazo!”, me dijo. Entonces me puse a leer el libro, y después a buscar información sobre este autor que, al parecer, me estuve perdiendo durante tanto tiempo. Entre otros oficios, Moyano fue plomero, periodista y soldador (hay una anécdota en la que el autor cuenta de las tardes en las que con un amigo alemán leían poemas de Heine y Rilke “entre el fragor de los sopletes”). Además, construyó con sus propias manos su casa en La Rioja, donde vivió

El libro tiene ilustraciones de Laura Klatt e incluye un un diccionario musical.

hasta que tuvo que exiliarse en 1976 en España, junto a toda su familia. Aunque nació en Buenos Aires, se crió en Alta Gracia, y en Córdoba se formó como músico (violinista) y narrador. Su vida fue breve y trágica, y como él mismo decía: en una época difícil, en un país complicado. Sufrió el abandono desde muy chico y quedó al cuidado de sus tíos; perdió a una hija muy pequeña en La Rioja, y luego fue detenido y torturado durante la dictadura. Enseguida el exilio lo arrancó de su tierra, a la que volvió siempre a través de su obra. Todo lo que vayan a encontrar sobre Moyano, como cartas, notas y entrevistas de sus

amigos, dirán que era un hombre cálido y humilde. En los años 60 perteneció al grupo de escritores llamados “del interior”, o en sus palabras: “del resto del país”, que incluía a Haroldo Conti, Rodolfo Walsh, Juan José Hernández, Antonio di Benedetto y Héctor Tizón, muchos de ellos influenciados por la literatura de Juan Rulfo, en particular el propio Moyano. “Yo descubrí que América Latina empezaba ahí en la provincia de La Rioja. Esto me llevó a escribir sobre lo que me rodeaba, pero no en términos del realismo, sino tratando de introducir nuestra manera de decir, rechazada desde siem-

pre por los que tenían el poder en Buenos Aires”, decía Moyano en una entrevista. En los tres cuentos de El carromato filarmónico, publicados originalmente en el libro Silencio de corchea (1992), Moyano recupera historias de su trayectoria en una orquesta que entre 1960 y 1976 viajó por el noreste argentino llevando música a los pueblos más alejados, “tanto del llano como de la cordillera”. En Razones, que es el prólogo del libro, el autor cuenta que por aquellos años tocaban para campesinos que escuchaban por primera vez música en vivo, la música culta de la lejanisima Europa.

El oyente impasible, Negritos saltarines y Arpeggione están narrados con esa “manera de decir” que buscaba modular el autor; contar con mucha frescura lo simple y maravilloso de las cosas que no se tocan, como la experiencia vital del asombro y la fascinación ante lo nuevo. También el humor y la autoparodia del fracaso de una empresa tan grande como la de un grupo de músicos ambulantes, rurales, “muy virtuosos” en eso de de montar un alazán llevando un violonchelo en ancas. Estos cuentos sintetizan de algún modo toda la impronta política de Moyano. Cuando la dictadura lo detuvo por “su ideología” comprendió que al no tener ninguna en particular, su desacato al orden del horror era el idioma, del que están hechas estas historias. Como la de quien lleva música (la que se lee en pentagrama) en un carromato por los caminos más olvidados del cono sur del mundo, dando valor a la vida simple de las cosas sin ponerle precio a nada. “A falta de salas, actuábamos en los patios de las escuelas, o debajo de los árboles, o a la orilla de los ríos que bajan de los Andes hacia el Atlántico”, explica el autor en el prólogo. Como advierten desde la editorial, El carromato filarmónico es una puerta o una ventana de entrada a una obra rica y singular de este autor que sigue andando en la lejanía, repartiendo notas musicales y relatos que están más cerca de lo que creemos. Por cierto, el libro puede conseguirse en librerías de Rosario, o a pedido directo con la editorial, y para quienes se queden con ganas de leer más de su obra, la editorial cordobesa Caballo Negro reunió sus cuentos en un volumen a 25 años de la muerte del autor: Mi música es para esta gente. Cuentos completos (2017). Vayamos a buscarlo.


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MANUEL COSTA

DESDE CANCHA RAYADA

Hayque salir Por Hilo Negro

Y

o no sé, no. El día que salimos solos, recuerda Pedro, nos fuimos al Parque Independencia y, si bien vivíamos cerca, salimos con mil recomendaciones de nuestros viejos ya que apenas teníamos 6 años. Recuerdo que era un domingo y muy temprano encaramos para la montañita que estaba frente al laguito. Era todo un desafío y desde la cima nos imaginábamos estar en las sierras, mirando un mar. Llegamos tan temprano que casi no había nadie, pero de pronto empezó a llenarse tanto que hasta la islita parecía estar habitada por humanos. Por cierto, siempre nos decían que allí, en una pequeña casillita, vivía un hombrecillo y una mujercita que sólo salían cuando la isla estaba en peligro, para defenderla.

Cuando tenía 12 años, a tres cuadras maso de la Anastasio Escudero, por Acevedo, vivía una piba. Un viernes, cuando volvía de la escuela, Pedro se acercó hasta la casa con la excusa de darle la tarea. Doña, ¿cómo anda su hija? Le preguntó a la señora que regaba sus claveles. Bien, está mejor, respondió. Ahí la llamo. Y cuando ella salió, media pálida por el encierro, él le preguntó cómo andaba. Mejor, dijo ella, se me está pasando el catarro, pero no te acerques demasiado. Él pensó que era por la madre, que no les sacaba el ojo de encima. Es por la tos, dijo ella. Pedro igual se acercó y luego de darle unas hojas le dijo: ¿Querés salir conmigo? Ella recuperó el color en la cara y sonriendo le dijo, bajito pero convencida, ¡sí! Ya con 14 años, jugando un partido en el Puente Gallego, teníamos un arquero que te atajaba todas bajo el arco pero que

hacía agua cuando salía. Ese día, además, nos faltó el 6, que se cabeceaba todas como el Chino Mesiano. Y bueno, el arquero nuestro ese día aprendió a salir y a descolgarla todas. Una noche, salimos con las compañeras del Superior a pintar con aerosol contra la represión en el cole y Pedro les dijo a las compañeras: ¡Miren, ustedes escriben, porque yo aparte de las faltas de ortografía no se me va a entender la letra. Yo me responsabilizo de la seguridad y de que salgamos todos bien. Y así fue. Ahora, que vemos que lo mejor es no salir, y esperemos que no dure mucho, Pedro, me dice: Estamos confiados de que de esta salimos. Y volveremos a trepar montañas. Y volveremos a invitarnos a salir, para querernos, para besarnos. Y volveremos a salir a descolgarlas todas, y también a salir a pintar al-

guna pared puteando a los miserables del poder económico. Pedro, por la ventana, ve a unos pibitos jugando y haciendo

la tarea. Me mira, se sonríe, y me grita: Sabés que, aunque estemos adentro, ¡estamos saliendo!

NOVELA SEMANAL: CAPÍTULO 2

LaAparecida Por Roberto Retamoso

E

l hombre poseído y adormilado parece marchar, de tal forma, cruzando el río ancho, que no es un mundo vacuo porque se halla profusamente poblado. De colores en primer término -los matices que tiñen sus aguas son variados y mutan, yendo del marrón terroso al azul o al verde opaco que irrumpen ante sus ojos, de forma súbita y arbitraria, cada vez que practica una remada-, pero también de cosas,

de objetos, como las lanchas que surcan la superficie del río a distintas velocidades, los barcos, que se desplazan lentamente aguas arriba en la mayoría de los casos, y de seres vivientes, ya sean los pájaros que pasan, lentos, sobrevolando su marcha, los peces, que por momentos se vislumbran debajo del bote, y las personas que ocupan las lanchas y los barcos, o se divisan, ahora, en la orilla de la isla. Pero él parece estar solo en medio de ese universo acuático, o en todo caso, y para ser más exactos, sentirse solo. Na-

da de lo que acontece en su derredor -la travesía de barcos y lanchas, los pájaros que sobrevuelan el bote, los peces que se deslizan debajo de la superficie del río a una profundidad tal que permite que por momentos se vean- logra sustraerlo del ensimismamiento con que, con monotonía, rema. ¿Pero habrá algo, en definitiva, que ocupe sus pensamientos, cuando repite, insistente, el movimiento de las remadas?... Tal vez, quizás, pero aún no estamos en condiciones de poder saberlo.

Finalmente, llega a la isla, después de haber cruzado el río de un modo isócrono, sin percibir lo que acontece en torno suyo. Parecería que su única preocupación fuese, como si se tratase de un desvelo ontológico, llegar hasta ese lugar para desembarcar, con presteza, después de encallar el bote en la arena que rodea a la isla, internándose en ella. ¿Con qué fin?... Acaso para conocerla, para descubrir alguna dimensión extraña del cosmos, que allí, donde el río concluye, podría emerger ante su vista expectante y aguda.


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