Enfoque de Oriente | Edición FEB 2019

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ENFOQUE DE ORIENTE

Edición N° 269 Febrero de 2019 ISSN 2539-1984


2 #EDITORIAL

ENFOQUE DE ORIENTE

Sentirse ajeno es una posibilidad, hacerse ajeno a la realidad es una decisión

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omo medio de comunicación hemos venido ya discutiendo y socializando nuestro punto de vista alrededor de las maneras como se informa, comunica y vive el territorio desde las capacidades, los canales, empresas mediáticas y plataformas comunicativas. Venimos ya andando un camino colectivo que se ha fundamentado en la participación y el encuentro con la comunidad, pues tenemos claro que nuestro interés no es la imposición de una agenda temática. No hacemos compraventa de las emociones, el conocimiento o las realidades, pues somos puente entre la palabra y la escritura para que quien se atreva a leer (se atreva porque a estas alturas es ya una osadía) pueda encontrar una historia tallada desde la memoria, no tercerizada o manipulada para beneficio de unos pocos, de los mismos, de los ‘vencedores’, de las tan tenidas en cuenta ‘fuentes oficiales’. También, este mismo camino andado nos ha facilitado la toma de decisiones, motivados curiosamente por aquello que no queremos ver en el espejo cuando estemos frente a él: el periodismo hecho desde el escritorio, el oficialismo o los boletines. No negamos que hemos nadado en esas aguas, alguna vez -aún sin hundirnos- ya sentíamos la asfixia, por eso salimos del lodo, pisamos tierra firme y nos repensamos en ese escenario para ser realmente leales a nuestros principios, los que finalmente componen al periodismo. De ahí, aquello que decimos: hacerse ajeno a la realidad es una decisión. El periodista decide si mide su trabajo por la cantidad de notas emitidas o la profundidad y encuentro con las tantas o pocas historias bien contadas; le enseña y le recuerda a la sociedad cómo merece la pena ser informada. Arthur Miller, dramaturgo y guionista estadounidense, decía que un buen periódico es una nación hablando consigo misma. Si transportamos esta misma frase a lo local o regional, en su encuentro profundo con su razón de ser, decimos que un buen medio de comunicación es una comunidad hablando consigo misma, conclusión: es un escenario dialógico,

Directora: Mariana Álvarez López 3206720165 Staff: Santiago Agudelo Giraldo. Lucas Rendón Muñoz. Andrés Felipe Garzón Ospina. Colectivo Buena siembra. Diseñadora: Laura Mesa Múnera

para el intercambio de experiencias, la articulación de propuestas, el reflejo concreto de una salvación humana desde la palabra y la acción. Toda esta reflexión nos permite comprometernos cada vez más con nuestros territorios, y siendo lo anterior alguno de los argumentos tenidos en cuenta para nuestra proyección en este 2019, fue que decidimos iniciar la #RutaOriente, unos recorridos que nos permiten habitar las diferentes zonas que conforman nuestra subregión; reconocer los procesos, colectivas y acciones en pro de la defensa del territorio y de la vida digna en los municipios; eliminar las fronteras lingüísticas y geográficas para entendernos en la articulación, sin centros o lejanías. Visitamos ya una primera zona, la de Páramos; un primer acercamiento a algunas de las realidades y promesas de las comunidades; compromisos que depositamos en nuestra maleta, que escribimos en nuestras agendas, que tatuamos en la cabeza como recordatorio de que no somos ajenos y no nos daremos nunca a la tarea de así sentirnos. Confirmamos que el periodismo, la comunicación, el arte, el compañerismo, las acciones populares posibilitan la existencia desde el placer y el amor; y, que a veces, todo duele. Aquí estamos entonces con las comunidades, sin oficinas ni protocolos, en el campo, con el fuego, en medio del frío, con la vista alta de los páramos, con el blanco del cielo, el sabor a café, el empuje femenino; sin intermediarios, conectadxs; escuchando de primera mano, guardando silencio para encontrarnos, y desangrando el papel que también sufre y se conmueve, que saca fuerzas para permanecer y no ser memoria perdida. EO __________ En esta y próximas ediciones, podrán encontrar algunas narrativas creadas a partir de nuestros recorridos en la #RutaOriente, tendrán enlaces o contenidos extras que podrán ampliar en plataformas digitales para el acer-

Portada: Fotografía: Esteban Valencia. Descripción: En la imagen está Martín, barequero de la zona; en el mismo paisaje, el río Cauca; y al fondo, la polvareda provocada por el despegue del helicóptero en el que se marcha el gobernador Luis Pérez. Circulación impresa, mensual y gratuita.

Facebook: Enfoque de Oriente Twitter: @EnfoqueOriente Instagram: @enfoquedeoriente periodicoenfoquedeoriente@gmail.com

Enfoque de Oriente es el espacio para la visibilización de los textos que se publican; sin embargo, quien los escribe es el total responsable de lo que allí se dice.



#CULTURA

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César Ovidio el artista rionegrero

ENFOQUE DE ORIENTE

que continúa cosechando éxitos en el exterior

n el mes de diciembre (2018), el artista rionegrero César Ovidio Álvarez, recibió la noticia de su clasificación por cuarta vez en la feria de arte más reconocida de Asia, Art Revolution Taipei. 4.262 obras de artistas de 81 países fueron sometidas al Concurso Internacional de Arte (IAC por sus siglas en Inglés), y solo 371 fueron elegidas para ser exhibidas en este pabellón de la Feria; entre ellas, un acrílico en lienzo titulado “Ternura”, la cual, desde la inspiración del artista, retrata a un niño que disfruta la compañía de su perro en la playa. Su estudio -en el lugar de su residencia- está invadido de trabajos terminados colgados en las paredes, y otros tantos lienzos recostados aún sin exhibirse, esperando ser intervenidos. Álvarez viene trabajando de manera aleatoria en diferentes series o temas que lo apasionan y lo inquietan. En 2014, presentó al público “Pasión y Color”, una serie de imágenes que resaltan la cultura y los paisajes colombianos. Luego, vinieron series como “Bailarinas”, “Caribe” y “Lúdica y Ternura”, esta última, una de las que más satisfacciones le ha brindado, entre ellas el recibimiento cariñoso por parte del público; allí se reflejan con nostalgia los juegos de antaño, inspirando a los padres de hoy a revivir dicha lúdica. Todo este trabajo ha mostrado sus frutos desde hace algún tiempo en las galerías que desean representarlo; salones que quieren exhibir su obra; el afecto de la comunidad hispana que se siente bien identificada con su nombre; y sobre todo, invitaciones a salones y ferias de arte internacionales en las que tanto César como cualquier otro artista quisieran participar. Tal es el caso de World Art Dubai, donde por segundo año consecutivo ha sido invitado a presentarse en el pabellón USA y al que aspira poder asistir en los primeros días del mes de abril de este año con el óleo “Con los pies en la tierra” y el acrílico “Mejores amigos”. Finalmente, su trayectoria y trabajo en los últimos años, la madurez de sus trazos y su arriesgada

paleta de colores le han abierto puertas como la galería del Consulado colombiano en Nueva York y lo han llevado a ser representado por galerías de renombre como Agora en Chelsea, Nueva York. Recientemente, la obra de César está impulsando y apoyando el posicionamiento de una galería creada por René Soto, un migrante guatemalteco en Norwalk Connecticut. Ovidio sabe que su participación y reconocimiento a nivel internacional son un paso más para abrir las puertas a otras experiencias y caminos que pueden habitar los pasos de más artistas del Oriente antioqueño y del país, a quienes espera apoyar en un futuro cercano.

ellas, un " ...entre acrílico en lienzo

titulado “Ternura”, la cual, desde la inspiración del artista, retrata a un niño que disfruta la compañía de su perro en la playa.

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Fotos: Cortesía César Ovidio.


Las distancias se miden en ausencias, dicen los olvidados. Dicen… Los pueblos retirados son islotes contemplando su lejanía. Lejos estamos de todo, del baúl de la memoria; Somos un lugar de tránsito para la historia. Aquí nunca sucedieron más que mil noches muertas. Abejorral tiene nombre de animal, nombre de “abejorro”, como lo diría Buena Siembra. Una inclinación del horizonte, una constante caída de montaña. Vértigo, se podría resumir a la sensación de habitar el filo y comunicarse por un cable; por allí pasa todo; los sueños, las generaciones, las vacas, los cerdos o las gallinas. Eso es todo el universo y un campesino. Ver una casa flotando en el aire, sostenida por la tierra fracturada del Oriente antioqueño, exactamente en la zona de páramos por la ruta lechera, abre en la imaginación una vía láctea infinita; de allí esa sensación de los olvidados, de no pertenecer a un lugar y estar siempre por fuera de la órbita y cuidado del Estado. Olvidados no porque no los recuerden, olvidados porque olvidan los recuerdos… Hay que preguntarle a esa vieja Antioquia grande quiénes fueron y dónde vivieron sus fundadores; hay que preguntar en las crónicas de independencia “colonial” dónde fueron las batallas y dónde se siguen librando; la Antioquia de ingenieros pensantes que “infartan” ríos, la Antioquia de godos liberales y de liberales godos; la Antioquia que deja morir sus rincones y aparta de su centro la trascendencia de sus pueblos. En Abejorral hay historia, mi querida Antioquia. No todo fue tu edificio inteligente y tus puentes, tu café o tus narcos.

Capítulo Zona Páramo. Episodio #1

Abejorral

#RUTaoriente

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ENFOQUE DE ORIENTE

Está la historia que narran las vencidas, las que se sublevan para no ser olvidadas. Dicen que gracias a personas como María y la escritora Manuela, la memoria* se mantiene viva y nunca la podrán borrar por completo… Diga lo que otros callan… Diga lo que otros no oyen… Diga la verdad… Diga su nombre… A María le hablaron las letras como un sueño de noche y ella siempre lo supo, dejaría historia. Alberto nunca lo dijo y la escritora lo escuchó. Benditas las manos memoriosas que escribieron contra el papel blanco tizón del olvido, allí se supo la historia acallada y silenciada, un falso positivo fue un intento fallido. El olvido perdió, se fugó, ahora lo tenemos en nuestras páginas, con nuestra tinta, ya nadie podrá arrebatarnos esta historia. *Leer Las siete palabras de un falso positivo, narrativa publicada en la edición #265 de Enfoque de Oriente.

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#ENFOQUEDESDEORIENTE

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Buena siembra

por el Valle del Cauca

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on nuestro paso por el Valle del Cauca, el colectivo Buena siembra sigue creciendo, tejiendo por las rutas de Colombia un conjunto de colectividades en torno al muralismo, el territorio y la misión de dar color a los muros, a los pueblos; dejar las semillas para la vida, aprender de su gente, de su contexto y de las experiencias provocadas en cada recorrido. Partimos desde las montañas del Oriente antioqueño con la misión de continuar con la siembra del color, llegando a una geografía hermosa en la Cordillera Central de la región Andina. Nos reciben nuestros hermanos del color, el Colectivo SAC (Sociedad de Arte y Concepto); nos abren las puertas del hogar en el que se comparte, dialoga, teje; se hace y se siente una dinámica social y de convivencia. Nos acoge el municipio de Pradera Valle, territorio de donde se desencadenan las montañas abrazadas, desde donde divisamos el Parque Nacional Natural Las Hermosas que nos moja con sus ricas, vivas y frías aguas de páramo; en el mismo lugar en el que con un giro de 180 grados vemos la planicie del Valle del Cauca, que deja relucir sus cultivos de caña y a sus pueblos: Palmira, Buga, Cerritos, Ginebra, Yotoco. Nos dejamos absorber por sus grandes extensiones de cañaverales que en las noches prenden fuego, con llamas que se alcanzan a ver a distancia. Paisaje bucólico donde no encontramos pastores cuidando a sus animales en los campos verdes del siglo XIX si no, por el contrario, exterminándolos, calcinándolos en grandes extensiones de tierra; entre cultivos y ciudades por el gran negocio azucarero. Campesinos que echan fuego a los cañaduzales para ver cómo la glucosa arde en el bolsillo de los terratenientes, mientras ellos vuelven a casa a sentir cómo el viche quema en sus labios y su boca, en la misma noche donde se gastan su jornal. Así nos quemamos por dentro, entre sensaciones, miedos y ansiedades que nos transforman en este viaje que es colectivo e interno. Tras los días de encuentro, decidimos darle paso al trabajo común, para lo que pintamos un mural en conjunto con el Colectivo SAC, Pirañas Crew y la artista Rat (de la ciudad de Medellín). En plena plaza de mercado de Pradera disfrutamos todo un día de pinta, trazos, creación, composición, todo bajo el sol. Al final, un frío cholao refrescó la tarde y nos hizo el brindis para dar por terminado el mural. Y entonces vinieron a nuestros oídos las palabras de Mauricio Patiño, conocido como “Guacarí”, resaltando la importancia del arte y la educación para la construcción de paz en los territorios. La cultura popular como expresión del deseo de una nueva sociedad, en rechazo a un estado excluyente y a unas políticas donde se da más importancia al capital que a nuestras comunidades, es la base fundamental para la construcción de una verdadera paz con justicia social.

Por: Buena siembra.

Desde nuestra perspectiva estamos convencidos de que las salidas a una paz duradera y verdadera debe comenzar con la educación de nuestra población, con la inversión cultural en las comunidades, con un sistema económico y político donde no sea más importante el capital y las ganancias que el mismo ser humano; por lo tanto, la salida a la paz es política, pues mientras no haya empleo y salarios dignos para los trabajadores del arte y la cultura, mientras nuestros niños de los sectores populares no tengan acceso a una formación artística con perspectiva profesional, mientras no paren las persecuciones a los luchadores sociales y populares -¡a los artistas!-; mientras los campesinos no tengan sus tierras, las industrias no dejen de explotar y expropiar nuestras riquezas, nuestras tierras, nuestra agua, mientras las mujeres no sean respetadas en cada espacio de la sociedad, mientras el Ministerio de Cultura no deje de implantar a los artistas colombianos en lógicas de mercado, como las industrias culturales, no habrá una verdadera paz en Colombia. Por ello, planteamos e invitamos a la construcción del arte y la cultura popular para que expresen nuestros intereses y deseos. Un arte que haga valorar nuestras formas de hacer, nuestras cosmovisiones, sin el juicio o belleza impuesto por el modelo de la cultura y estética hegemónica. Si al pueblo se le niega su riqueza cultural, sus expresiones, su libertad para expresar, se le estará negando su identidad y su memoria.


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Ahora vamos rumbo a Cali. Dejamos el último fragmento de la montaña para adentrarnos a la sucursal del cielo. Estamos en Siloé, en La Comuna 20, Barrio Belén. Al llegar a Cali, haciendo un recorrido en el MIO (Masivo integrado de Occidente), vemos una ciudad llena de gráfica y color en sus muros, sus puentes de arquitectura vial, sus puntos de encuentro -como el del Parque de Jovita-. Hay muralismo, grafitis, lettering , tags, todos dando cuenta de una ciudad que habla, que no se queda muda ante su tradición cultural, resistencias e identidades. El mural se ubicó en la avenida principal, en la parte inferior de La Comuna 20, por donde hay flujo vehicular y peatonal, en el mismo escenario donde el tono gris de la ciudad se mezcla con el color de los nuevos colores que construyen la obra artística; esa imagen que recuerda el compartir entre el color del Valle del Cauca y Antioquia, que para nuestro caso -Buena siembra- decidimos rendir un homenaje a los ancestros indígenas Jaidukamá, su identidad y resistencia en Ituango Antioquia, un territorio que por su gran riqueza natural ha sido blanco del desplazamiento a favor de la ambición de proyectos hidroeléctricos y extracción de materiales, acciones que violentan la tierra, la humanidad y la memoria de un pueblo. De llegada al Barrio Belén, en Siloé, nos reciben en la casa Fundagracias. Alba Rivera, como mujer y líder comunitaria, es quien la representa. Nos recibió en su casa-fundación con un delicioso almuerzo y un intenso viche que recargó la energía para continuar pintando con los colectivos y artistas caleños. En ese encuentro con doña Alba cruzamos camino con Juan David Cano Cortés, quien acompaña los procesos culturales y artísticos en el Barrio y cree en la construcción de espacios de paz a partir de la pedagogía y el arte. Nos proponemos documentar desde la investigación, un laboratorio social con estrategias basadas en artes. Reconocemos la importancia del conocimiento como ciencia para la transformación social desde los territorios, utilizando diferentes formas y maneras de resistir en esta Colombia golpeada, fragmentada. Es claro que los anuncios del gobierno son aires de guerra; son ráfagas de violencia que llegan a todos los rincones olvidados, donde la memoria y la reconciliación tienen sus espacios en medio de sus calles y paredes. Es así como un puñado de jóvenes pintan, llevando colores de esperanza. En Belén, se plasma la importancia de pensarnos nuevas formas para el buen vivir; nuestro compromiso de lucha es por la vida y la paz; la misma que construimos desde las comunidades en los territorios. Es hora de fortalecer nuestros

procesos de manera organizativa con una agenda programática de acuerdo a la necesidad local, regional, nacional, con vista en Latinoamérica y el mundo. Es de esta forma que llegamos de manera positiva a incidir en las condiciones diarias de cada persona. Para nuestra comunidad, estamos convencidos de las necesidades de convocarnos a construir. Desde el Barrio, intervenimos los lugares y espacios para generar ambientes de paz y de esta forma tener una mejor convivencia entre vecinos. En el año 2018 tuvo lugar significativo la escuela cultural y popular de Belén, en las instalaciones de la fundación Fundagracias. Como docente comunitario, llevé el arte de diferentes formas; logramos una intervención de manera positiva en las vidas de más de 200 niños y niñas, junto con sus padres -que son alrededor de 70-. Lo anterior nos permite acompañar el proyecto de vida en primera infancia y en la adolescencia, así como las influencias que reciben en los escenarios donde se desenvuelven. Desde diferentes áreas se desarrollan tácticas pedagógicas para generar cierre de la brecha social en el territorio, que los imaginarios colectivos sean libres de todo tipo de violencia, venga de donde venga la misma. Son de estas formas como niños y niñas integran grupos y semilleros artísticos culturales, apoyados por toda su familia. Somos conscientes de que los artistas debemos incidir en la tranquilidad de cada persona. Tomarnos los espacios para vivir en comunidad y construir bases para territorios sanos. Son estas las razones por la que siempre estamos dispuestos en el anhelo y el gusto de abrazar las luchas y resistencias de todos los pueblos del mundo. *** Agradecimientos sinceros al Colectivo SAC (Sociedad de Arte y Concepto), a la colectiva Pirañas Crew, a Manu Rat, a la Fundagracias, doña Alba y Juan David; a SMK, Apu Siloé, Oswel P3A; a toda la gente de Siloé y el Barrio Belén. Por su cariño y abrazo, Buena siembra.


#CULTURA

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Los seres rojos habitan la tierra y la casa común

Jaidukamá está más cerca. Nuestro Oriente antioqueño también es tierra sagrada y es preciso despertar los sentidos para reconocerlo. Con la intención de recordarlo, por el Altiplano nos encontraremos con rastros y experiencias de la comunidad Embera Eyábida, así que la atención y la acción son fundamentales. Valdrá la pena tomarnos el tiempo, respirar conscientemente y acallar los sentidos ante el ruido permanente que nos rodea en aquello que denominamos “la realidad”.

Queremos que nuestra Casa Común se revitalice de significado. En nuestro territorio se han movido fuerzas ancestrales que han ido quedando fosilizadas, para despertarlas basta el soplo de la fuerza que contiene la consciencia. Como medio de comunicación alternativo y popular hemos constatado esta apreciación. El movimiento que ha caracterizado a Enfoque de Oriente en el último año ha provocado el intercambio permanente de experiencias, voluntades y acciones

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por el reconocimiento. En esta ocasión nos conectaremos con Jaidukamá, una nueva oportunidad para valorar la resistencia, cuestionarnos por el olvido de nuestro potencial humano como parte de la naturaleza y elevar una pregunta por el sentido de la existencia. Construyamos conjuntamente la ética de la liberación al estimular nuestros sentidos para que guarden silencio, así podremos escuchar el mensaje original. “Indígena vivía del monte, vive del monte… no es de plata para comprar carne… indígena no trabaja, necesitamos monte”, nos recuerda don Delio Domicó -Mayor y taita de Jaidukamá-, para terminar implorándole a Jorge David Higuita que trajiese también este mensaje: “ayúdenos a nosotros cuidando el bosque y sus animales…indígena vivía del monte, vive del monte… no es de plata” (En la Tierra de los Seres Rojos, Edición #268 EO, 2018). La respuesta es simple; intentar seguir llevándola a las palabras sería reducirla vulgarmente y solo traer su ausencia. Entonces, les esperamos en la exposición, un encuentro para hacer de la palabra y la imagen el centro profundo de la reflexión. EO


Bombas

estallan todos los días

9 [...] pero un estruendo no nos deja escuchar el otro. Por: Juan Alejandro Echeverri. *Publicado también en el medio de comunicación Con La OrejaRoja.

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ombas estallan todos los días: Odebrecht, los cócteles de cianuro, el joven ajusticiado por la Policía en La Comuna 13 de Medellín, la joven asesinada en Cali que fue encontrada amarrada a un tronco con alambre de púas, sin cabello, con las piernas fracturadas, sin huellas dactilares y sin un seno; los bonos de agua, la captura por corrupción del jefe de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía, la niña que según el Defensor del Pueblo fue raptada en Vigía del Fuerte y le cortaron la cabeza, le quitaron el corazón y le amputaron una extremidad; la caleta con armas, 260 millones de pesos y certificados electorales encontrados en la sede de una senadora electa; el desplome del puente Chirajara, el cartel de la toga, el cartel de la hemofilia, el cartel de los pañales, el cartel del cemento, el cartel de los carteles, y el líder social asesinado ayer y el que esperamos que asesinen hoy. Son tantas que hay que clasificarlas. Son tantas que importan según quién las detona y a quiénes lesionan. Bombas estallan todos los días, pero un estruendo no nos deja escuchar el otro. Son tantas, que ahí está el ruido hecho música de fondo. La mañana del jueves 17 de enero estalló una camioneta gris en la escuela de Policía General Santander ubicada al sur de la capital política, económica y burocrática del país. 21 muertos, 68 heridos, estupor, hipótesis, rating televisivo, reconstrucciones policíacas del hecho, rechazo, hashtags, lágrimas reales y artificiales, duda, malos recuerdos y oportunismo fue el saldo. Quien crea que la violencia volvió a Colombia el jueves 17, nunca ha vivido en Colombia ni en este planeta. Todo empezó hace años, hace muchos años, cuando se adueñaron del poder gentes cuya única y más importante causa eran ellas mismas. Nuestro país está hecho con iguales dosis de mediocridad y desprecio. El primer y más violento fue y es el Estado. Violencia es una camioneta bomba, pero también es hacer de los derechos un privilegio, también es prometer lo que no se va cumplir. Violencia es no tener agua potable, es preocuparse porque si comes hoy no puedes comer mañana, es no poder ir a la Universidad o al colegio, es no tener dinero para entrar a las clases de violín o a la obra de teatro, es morir haciendo fila en un hospital o esperando en una cama el medicamento, es no tener casa y tampoco trabajo.

#VOZPÓPULI

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La exclusión, los privilegios, y la desigualdad son un criadero de frustrados y resentidos que hacen de la violencia su único proyecto de vida posible. El Estado hipócrita abandona. Deja que el bárbaro biológico que nos habita nos autodestruya. Nos obliga a luchar contra las desventajas, contra la geografía y contra nosotros mismos. Cada muerto es un fracaso. Un paso atrás. El atentado contra la Escuela de Policía es una agresión al proceso de paz que trajo consigo los menores índices de muerte en décadas, y obligó a los medios a replantear sus titulares y sus agendas. Es una mala noticia para el movimiento social que ese día estaba convocado a marchar contra la represión que ejerce el Gobierno a través del Esmad. Es una oportunidad para los que satanizan la protesta y el “derecho a no obedecer”, para los que querían cerrar cualquier canal de diálogo con el ELN, para los que acostumbran convertir la vida y la muerte ajena en capital político, para los convencidos de que la violencia es la única que puede acabar con la violencia. Supongo lo que no debería suponer: ante una situación como la del jueves 17 lo más sensato —lo más prudente, lo más humano— sería agachar la cabeza, fruncir el ceño y guardar silencio. Pero sucede todo lo contrario. Para donde uno mire solo hay fango. Desconfianza. Verdades absolutas totalmente disímiles. Confusas investigaciones exprés. Estimaciones de a quién puede favorecerle los muertos. Pujas para que un muerto cope más titulares que el otro. Colombia vive en un estado de epilepsia, Colombia da vértigo; aquí llueve sobre mojado. La nuestra todavía es una mentalidad “de cuartel y sacristía”. El acto del ELN despertó la furia y la indignación de la rancia clase política y su fanaticada, entre otras cosas, porque la Policía y las Fuerzas Armadas son la trinchera de quienes han saqueado el país. Pero no deberíamos limitarnos a contabilizar muertos. No se mata solo para matar. Terminar con esta condena de guerra requiere entender que la violencia es un dialecto que hemos traducido mal. Bombas estallan todos los días. Son muchas para que sean demasiadas y suficientes. Demasiadas y suficientes para que sigamos tuteando a la muerte.


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#MOVIMIENTOSCIAL

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Una vida

por la vida: que valga la lucha, no la pena

A Antonio, uno de los rostros que representa las luchas comunes. Por: Mariana Álvarez L.

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n el camino de nuestro país, como víctima de sus propias guerras y disputas, la historia deja un mensaje claro: ser líder social en Colombia es un delito; pensar distinto a la derecha, también.

Lo que creemos como normal es lo que por décadas ha estado establecido, y en ese orden de ideas ha sido impuesto. Se nos ha obligado a sentir miedo para que puedan ofertarnos -y compremos- seguridad. No somos una nación que sobreviva en la democracia, ni siquiera en el respeto. Parecen darnos opción para la elección pero es toda una estrategia; pues los mismos de los mismos, los intereses de esos mismos, la maldad y el caos de los mismos, los ha convencido de ser los jueces de nuestros propios destinos. Y entonces las familias quedan huérfanas, el tiempo de más sólo es un anhelo; los hijos tienen que recrear las imágenes de sus padres y madres por relatos ajenos o fotos viejas; y el país tiene dos opciones: olvidar o recordar, ambas bajo el yugo del miedo. Así, paradójicamente, la vida de quien sobrevive en la guerra se mide en el tiempo. Cuánto tiempo ha vivido después de la amenaza, cuánto tiempo ha pasado desde que no llegó a casa. En un país como Colombia defender la vida, el territorio, las comunidades, traza de inmediato el fin del respiro: no se muere en ello, te matan por ello. A Antonio Martínez, por ejemplo, aún estando vivo ya lo invitaban a su funeral. *** Jesús Antonio Martínez nació en El Carmen de Viboral, era el mayor de 18 hijos y trabajó en la empresa textilera Coltejer. Desde el hogar campesino y su lugar en la familia el liderazgo se hizo siempre palpable; jamás dejó de hacer parte de juntas de acción comunal y sindicatos, de procesos y escenarios organizativos, populares y comunitarios. Fue militante de la UP y víctima del genocidio. Precandidato a la primera elección de alcaldes que hubo en El Carmen de Viboral. Sufrió la persecución, las amenazas, las violencias, el asesinato. Conoció al amor de su vida, también militante, sobreviviente. Es el padre de 3 hijos y ahora es abuelo. Yo la idea que tenía de mi papá era que lo habían matado por comunista. Eso era lo que había conocido, dice Hernán, el menor de los 3 hijos de Antonio. Antonio era visionario y pujante. Se pensó las problemáticas del pueblo, la región y el país; luchó por los derechos humanos -aún cuando sabía en qué se traducía su lucha-. Hizo parte del movimiento cívico del Oriente antioqueño, defendió a capa y palabra el territorio, y configuró el diálogo de distintas formas de resistencia. Sus amigos y amigas, e incluso conocidos, le recuerdan como un vocero del movimiento alternativo; como la encarnación del verdadero sujeto político, consciente de que los problemas cotidianos tenían unas causas estructurales y eran consecuencia de unas políticas de estado a las que sentía podía hacerle frente desde los mecanismos de participación, organización y movilización.

Fotografías: Cortesías, Hernán Martínez, hijo menor de Antonio.


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Antonio siempre fue un romántico. Le encantaba la poesía; escribía y declamaba. Y es que ¿quién que quiera la revolución deja de lado el romanticismo? ¿Quién? Si aman la vida aún sabiendo de las injusticias; si lo dan todo conociendo incluso la respuesta a su entrega. ¡Son tantas y a la vez tan pocas las personas como Antonio! Cuando lo silencian, Hernán tenía 6 años. Yo no sé si será bueno o malo -estar tan pequeño cuando ausentan a su padre-, pues los recuerdos que tengo de él son de pura alegría. Estar corriendo por el campo o al frente de mi casa, donde había un barranco; él se [P1] quitaba la ruana, la estiraba y nos acostábamos ahí, muertos de risa todo el tiempo. Yo sólo recuerdo risas, alegría; por eso trato de reivindicar la vida, tratar de superar el momento trágico y más bien ir a las luchas que él libró […] La rebeldía y la revolución la llevamos en la sangre y si no hacemos de la revolución un carnaval, estamos perdiendo el año. Revolución y carnaval. Parece un pleonasmo que luego es contradicción; ¡cómo no celebrar la vida una vez se alcanza la justicia, el amor y la igualdad!; la respuesta para no celebrarlo es porque la cruzada termina siempre igual, a unos largos pasos de alcanzar la dicha, derramando la sangre de los únicos que parecen estar dispuestos a sentir y doler con los pueblos. Los recuerdos que Hernán ha podido recopilar se los debe a su madre -que siempre habló de su padre-, a las cartas que su padre les escribía mientras estaba en la Unión Soviética, los relatos de sus amistades, el eco de la historia, la sociología como estudio humano, y las imágenes que pasan por su memoria despidiéndose rápidamente. Hernán recuerda a su papá con la palabra Libertad pintada en amarillo; y siempre que canta aquella canción que dice -como si fuese un testamento de las últimas voluntades-: Yo quiero que a mí me entierren Como a mis antepasados, En el vientre oscuro y fresco De una vasija de barro. *** ¿Será que la derecha le tiene envidia al amor que viene del corazón que naturalmente se ubica en la izquierda? Quisiera no valerme de categorías o bandos, pero me resulta imposible la neutralidad en los hechos, sobre todo cuando la historia es diciente y tampoco quiere hablar entre dientes, con eufemismos; y mucho menos cuando Colombia demuestra ser un país amnésico e hipocondríaco, que recuerda cuando le viene en gana, cuando le conviene; que se enferma con mentiras aún sabiendo que el remedio es la verdad. Es evidente que quienes defienden la vida ya están conociendo la muerte; y eso tiene que cambiar.

El reto del movimiento cívico actual es estar a la altura del contexto, si no es capaz de estar a la altura de las problemáticas tiende a desaparecer, y el reto en efecto es a permanecer en el tiempo. Ahora, los ejercicios de memoria generan conciencia, se le invita a que la gente a que despierte, a que deje de estar en el estado apreciativo para pasar a la acción, recalca el hijo de Antonio. Hay que ser cautelosos, estrategas, andar con calma. La generación de mi papá pensaba que con ellos hacerse matar ya iba a estar la revolución ahí a la vuelta de la esquina, quizás le pusieron más corazón que mente a la vaina. *** Seguirá siendo el momento para ponerle corazón a las acciones y reivindicaciones; tendremos que creer la idea de que la continuación histórica del país está en nuestras manos y para ello hay que ser también inteligentes. La estrategia ya la hemos iniciado, confrontando a la indiferencia; ahora, que la verdad, la justicia y la no repetición sean la fiel prueba de que aprendimos de la historia y merecemos salir del círculo violento en el que nos hemos envuelto, del que creemos no poder salir como si estuviéramos condenados a la repetición y a la no renovación de los ciclos. Sistemáticamente el estado y las distintas fuerzas armadas siguen asesinando a nuestros líderes y lideresas sociales; hablar de genocidio no es un capítulo de décadas, es una referencia de los días. Y, entonces, cuando escribo este texto, le he dicho a Jesús Antonio, a 30 años de su partida, que ponga en mis dedos las palabras que prefiera, él dice que habrá que seguir persistiendo, encontrándonos y abrazando las nuevas formas de luchar colectivamente, en conexión con la palabra, el corazón y la acción.


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#TERRITORIO

Fotógrafo: Esteban Valencia Descripción: Esta fotografía fue tomada en el corregimiento de Santa Ana, en el municipio de Granada. Quien abre camino entre el matorral es un campesino llamado Guillermo, de los pocos que permaneció en el corregimiento después del desplazamiento masivo por la violencia.

La vida campesina en el Oriente antioqueño Esta serie fotográfica es un relato colectivo de las fortalezas y dificultades que afronta día a día el campesinado en la región del Oriente antioqueño. Las múltiples resistencias son el hilo conductor de esta historia gráfica: a la guerra o al abandono, a las tareas del campo o a los que imponen las industrias agrícolas; todos escenarios antecedidos por una forma de vida que principalmente busca la permanencia en el territorio -en condiciones de vida digna- de los y las campesinas; el mismo que es cohabitado también por los ríos, la fauna y la flora biodiversa.

Fotógrafo: Milton Giraldo Descripción: "Luz de vida". Samuel Giraldo es un campesino de la vereda Los Potreros, de Cocorná; ilumina con luz artificial sus polluelos recién nacidos.

*Serie construida por el MOVETE, tras convocatoria abierta para el X Festival del Agua2018

Fotógrafo: Esteban Valencia Descripción: Francisco reposa la jornada laboral. Es un campesino cafetero de la vereda El Guaico, punto limítrofe entre el municipio de La Ceja y Abejorral.


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Fotógrafo: Fabián Rendón M Descripción: Vereda El Porvenir, de El Carmen de Viboral - Cañón del río Melcocho. Un paraíso terrenal.

Fotógrafa: Estefanía Arroyave Davila Descripción: Para la familia Urrea, pobladora del Oriente antioqueño, el trabajo de la madera es bastante arduo, de ahí que sea necesaria la cooperación de varias personas. Ellos también han reconstruido sus condiciones socioeconómicas con base en lo que alguna vez les fue arrebatado, pero luego, con la tenacidad de los mayores, vieron cómo el negocio de la madera se fue haciendo próspero.

Fotógrafa: Erika García Descripción: El ordeño es una de las prácticas más comunes en el municipio de La Unión, y los campesinos se valen de diversos medios de transporte para llevar los tanques. El coche es uno de los medios que le permite a don Carlos, su hijo y su mascota la costumbre de llevar la leche, mientras disfrutan los paisajes. Vereda Quebrada Negra, La Unión.


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ENFOQUE DE ORIENTE

Fotógrafo: Norvey Echeverri Descripción: Carlos Enrique Osorio, campesino de la vereda La Milagrosa, de El Carmen de Viboral, después de trabajar durante dos décadas con agroquímicos y notar problemas de salud, decidió cambiarse a la agroecología. Actualmente es un referente en el tema, en el Oriente de Antioquia y el mundo.

Fotógrafo: Norvey Echeverri Descripción: Sin pensión ni salud, por 35 mil pesos diarios, sin importar si llueve o hace sol, hombres como él lavan papa y siembran arveja, maíz y cebollín en el municipio de Sonsón.

Fotógrafas: Estefanía García Marín y Marcela Lopera Londoño. Descripción: Las personas aquí retratadas son Luz Estella García y su padre Julio César García, quienes hacen parte de una familia conformada por seis personas. Día tras día, sin hacer distinción de lo que dicte el calendario, alimentan a sus vacas, que de manera recíproca también los alimentan, dejando entrever el diálogo existente entre el hombre y la naturaleza. Vereda El Salto, El Peñol.


ENFOQUE DE ORIENTE

Fotógrafo: Milton Giraldo Descripción: “Quesito del alma" Quesito hecho por las manos de doña Clementina; más sabroso que ninguno, con propiedades alimenticias únicas. Se dice que tras comer un quesito del alma, se es feliz para siempre.

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Fotógrafa: Leidy Gómez Descripción: Doña Eduviges ha sido símbolo de resiliencia en el municipio de La Unión. Es orgullosamente campesina, y aunque tuvo que desplazarse de la vereda San Miguel Santa Cruz, perdió a su esposo y a sus dos hijos por el conflicto armado, decide retornar en el 2004 luego de haber estado 4 años lejos de su tierra. Fotógrafo: Esteban Valencia Descripción: Familia campesina (Padre e hijos) que se negó a ser desplazada, como el resto de la población de la vereda El Oso, en el municipio de Granada.

Fotógrafo: Miguel Ángel Romero Descripción: Nohelia es una de las mujeres que retornó de la ciudad a la vereda Chocó, en San Carlos. Un retorno agridulce que le significó regresar a los quehaceres de la tierra, pero a su vez perder a un amor; a pesar de esto, ella permanece firme como su espíritu campesino.


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ENFOQUE DE ORIENTE

En un abrir y cerrar de ojos y tiempos

Por: María Paula Ochoa Vargas

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a memoria es vida y elegía de las miradas herejes, que se buscan, en delirios de libertad. Que son las que fueron, que se vuelven hoguera, brasa y tiempo. Tiempo de reloj de arena, que ansió aquella mujer en el desierto. La primera mirada habrá sido en alguna suavura fémina que habría hecho amanecer este mundo. Ese primitivo mirar de mujer sin duda habrá visto en su gestar divino el útero madre que por completo habría sido tierra. Habría visto también, siguiendo a Gioconda Belli, los restos húmedos a más no poder, de la gran explosión de las diosas, toda forma de vida despertando, en el mismísimo lecho de la llamarada. Habrá sentido además el viento con el que abandonó la sabana, sin abandonarla, porque es la mirada que guarda la memoria, la que aún somos. Porque esa misma ventisca sintió la curandera antes de posar su mano sobre el vientre fértil de otra. La historia de las miradas nos atraviesa. Miradas de toda suerte, que se llenan de sal, que pueden ser madres, hermanas, hijas. Que pueden ser una plaza que siempre es mayo desde algún abril, que se nombran Lucía, Natalia, Yuliana, Rosa Elvira, y con todos los nombres, para ver lo que vieron otras, que otros ocultan. Miradas que se miran con el olvido, el silencio y la muerte de frente, y les dan los traguitos de la mañana, porque las conocen, vienen de ahí, y de cerquita las han abrazado. Los campos y asfaltos de este Oriente, también han sido pasados y repasados con los tragos del ayuno de esos ojos. No son ellos menos dolorosos, ni menos llenos de resistencia. Y esos ojos por los que pasa el tiempo en estas verjas -en las que esperan- viven aún, nacen constantemente, y siguen siendo la primera mirada, y se arden cada vez que hay una última, y se parecen a esa florecita que le llaman pensamiento, que se pinta moradita, tan difícil que se mantenga en estas lejuras.

El 25 de noviembre de 2018, se reafirmaba en el municipio de Marinilla y con voces que hacían eco en muchos rincones del Oriente, el sujeto “Mujeres”, nunca universal, concreto ni abstracto; antes bien, materializado en el encuentro de memorias campesinas, obreras y de toda índole, que se daban al diálogo desde sus sentires mujer y desde el sentir los hombros de la otra, caminando en una memoria colectiva. Sujetas pues múltiples y agrupaciones que han enarbolado la bandera del poder femenino y que se han convertido en referente a nivel local y regional de la feminidad y la transformación, unidas en voces que atraviesan tiempos resistiendo, llamamos a la unión de escenarios múltiples desde los que se hizo posible gritar, cantar y contar . Colectividades de Marinilla, El Santuario, San Vicente, Rionegro, La Unión, y corporalidades de otros rincones del Oriente se hacen presentes en esta feria por la eliminación de toda forma de violencia contra las mujeres que hace memoria de las Hermanas Mirabal: Minerva, Patria y María Teresa; mariposas que volaron en el mirar de estos campos y asfaltos ese día y los que le han seguido, pues como cualquiera juntanza de mujeres que se han puesto los lentes violetas y las faldas firmes para enfrentar y resemantizar la realidad, esa pretendía trascender la inmediatez de lo conmemorativo, tejer redes y vínculos para seguir caminando juntas, en la reivindicación de la diferencia, y de las, como llamáramos al evento, Mujeres, arte y transformación social. El primer momento del evento, a sol de mediodía, se da en la voces que se toman su devenir, desde muchas formas diferentes de hacerse a la vida, en una exposición, venta y compartir de experiencias de índole productiva desde las mujeres. Sí, nos dejamos ir entre tejidos, dulces, colgandejas, aromáticas, páginas en blanco y abrazos e historias para llenarnos.


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Me atrevo a decir que sentí que ese mirar que se vislumbraba de entre la lluvia cuando se nos mostró la tarde; de entre las ruanas y el lila que llevaban unas botas al tiempo que unas telas; era el mismo mirar que se llenó antes de rabia mirando el fuego, o el que profanó templos, y trinidades. El mismísmo mirar que quisieron ocultar con una burka, con una manzana, u olvidándolo en un texto “sagrado”. Ese mirar le rebosaba a las mujeres del Oriente. Se derramaba cuando explicaban cómo tejían, o cuándo y porqué habían empezado con su huerta, o si les recordaba a su madre el olor de la aromática de panela y mandarina, o si revivían una historia de rebeldía por haber robado de la cocina de doña Edelmira los ingredientes para sus manjares, o si habían pensado en las mujeres que escribirían sus historias en las libreticas cuando empezaron a hacerlas. Porque, en fin, cada voz, cada historia, cada miope y anciana o nueva mirada, tocaba a una y tocaba a todas. Pañoletas lilas, violetas y verdes vestían de feminismo y amaneceres la tarde lluviosa que dió paso al segundo momento. Y, cual si representaran a las indígenas del EZLN, dejaban de vez en vez al descubierto sólo los ojos de las que compartían la escena de las luchas, como si contaran de nuevo la historia de las miradas, como cantando a mariposas y brujas. Así, y también cercanas a las luchas zapatistas, al tiempo del ocaso, las voces que hacen frente a las violencias de la cotidianidad del mundo del capital, se ponen en una misma escena que pudiera decirse dialéctica, y con un café, con “mucho viento, mucho amor y mucho frío”, el feminismo insurgente, como bandera de las mujeres Farianas; y el feminismo decolonial del que son conocedoras las mujeres de Violetas Ancestrales, desde la ciudad de Medellín, se daban al compartir. La memoria en perspectiva de futuro, alternativas para el vivir desde el sentir y ser mujeres. Las mujeres al pleno del diálogo y el escuchar, como sabemos, como la manera olvidada de mirar, no podían dejar de recordarme a esa zapatista que he esbozado desde mi sentir tanto tiempo y que parecía pintarse en ese aquelarre, que ponía las palabras y las almas precisas, porque la empatía, las ganas de calar más hondo en la otredad para sentirla y abrirse a otros mundos era todo lo que podía respirarse. “De por sí es muy pequeña nuestra palabra (...), pero su paso es muy grande y camina muy lejos y se entra en muchos corazones” , eso dijo alguna vez esta mujer que sentí en esos corazones que se nombraban mujeres de todos los tiempos, la Comandanta Zapatista Ramona, de quien hace poco, el 6 de enero, se recuerda su digna muerte. “La más pequeña de las pequeñas”, tuvo siempre a la vista el mirar de abajo y a la izquierda con el fue sus compañeras. Y debajo del pasamontañas, siempre hubo, sólo se sabe, unas ganas profundas de que las mujeres a su lado pudieran también mirar. Finalmente, y siendo el principio de las juntanzas, infinitas, de las que seremos miradas después. Caída la noche, a la que tantos gritos miraron, la que reclamamos como nuestra. En ella las bellas artes bailándose en las gargantas y las cuerdas, desatan nudos, y vuelven a los hombros de la otra, y abrazan al silencio, al olvido y la muerte, y les abrazan en la hoguera para curar. Las mujeres de los Ensambles Scuilo y Eywa, cantan, cuentan y

re-cuerdan en su voz la onomatopeya de la mirada primera, con el delirio divino de hacer memoria femenina. El gran 25N, así lo sentimos, empieza a constituir nuevas memorias de mujeres que se tejen en este Oriente. Quedó ese día con esto que sentía el abrazo: ¡Larga vida a las mariposas!, ¡a las que luchan!, ¡que nos faltan pero vuelven en la voz! El sentir que dejan encuentros y ecos como este que vivimos, nos deja en la garganta la sed, en las cuerdas y las miradas entre las que nos contamos, el mismo sentir: La necesidad ínfima, y siempre reiterada de la juntanza. Son muchos los ritos que nos esperan, para poner más corazones al ritmo de nuestros pasos, y sensibilizar a otrxs frente a problemáticas de esta región y, sobre todo, aquellas que tienen que ver con las mujeres y su devenir en este territorio. Sea en el mismo ejercicio de tomarnos la historia, las calles, las noches, de ser las nuevas creadoras de la historia del silencio, el olvido, la muerte y las miradas, reconociéndonos en la otra, siendo su voz y la nuestra; es la tarea tomarnos las nuevas sendas y caminar con las nuevas huellas, que hizo la primera mujer en el desierto, desafiando el tiempo al voltear el reloj de arena y volver a contar con los mismos granos caídos, pero desde la mirada que nunca desapareció para las que volverían a ser ella en cada amanecer. El nuevo caminar, con los viejos pasos, será el rito de las tamboras y los corazones femeninos enaltecidos y estruendosos que recuerdan el silencio para gritar. Qué las memorias de nuestra juntanza se sigan en hilos, qué no paremos de parar, el 8M nos espera en el abrazo y en la justicia para pasar de nuevo por el corazón. Desde Memoria Femenina y La Página Violeta, nos juntamos y les llamamos; les nombramos para hacernos un mismo grito, para unir fuerzas en una labor conjunta, que pueda ser un epifenómeno de experiencias y saberes. Volvemos a ser el útero tierra de las diosas explotando, en ruido, sin tiempo, cantando al unísono La onomatopeya de las miradas, es la del tiempo, abriéndose y cerrándose, al mundo nuevo. Tic, tac, tic, tac, Nos quedan mil y una vidas para nombrarlas, nombrarnos. Nos queda memoria. Tic, tac, tic, tac Las fosas de las mujeres se vuelven ríos, profanan al tiempo Heráclito, porque la mujer que fue silencio tirado al agua, sí vuelve al mismo río, siendo la misma, siendo memoria. Tic, tac, tic, tac. Se está cayendo, ante sus ojos, y nuestros abrazos. Y ante la promesa De seguir, Tic, tac, tic, tac


#MOVIMIENTOSOCIAL

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La defensa del último río libre de Antioquia Por: Juan David Arias.

a reciente tragedia desatada sobre el río Cauca a raíz del proyecto Hidroituango ha prendido las alertas sobre las nuevas hidroeléctricas que amenazan los ríos en Colombia. Los retrasos en la megaobra que debió entrar en operación a finales de 2018, suponen una nueva presión para adelantar proyectos que puedan solventar los 1.200 megavatios de energía que produciría el proyecto. Sin lugar a dudas, el departamento con mayor preocupación es Antioquia, donde se ubicarían la mayoría de los 128 proyectos que en 2018 estaban registrados para la construcción en la Unidad de Planeación Minero Energética. La preocupación crece cuando se habla de ríos que albergan una alta diversidad biocultural, y donde hay comunidades ribereñas que obtienen su sustento a través de una compleja relación con el agua. Este es el caso del río Samaná Norte, que fluye a través del territorio del Oriente antioqueño, una región que produce el 30% de la energía del país y el 70% del departamento. El Samaná Norte nace en el páramo de Sonsón y desemboca en el río Magdalena, atravesando ecosistemas de bosques húmedos y muy húmedos. El río es bordeado por selva tropical, se extiende a lo largo de 60 kilómetros y presenta pendientes escarpadas de hasta 750 metros de profundidad, en las que han encontrado 61 especies de plantas reófilas, de las cuales solo hay algunos cientos de especies en todo el mundo, y que se adaptan perfectamente a las corrientes de aguas rápidas. Cuenta con notables formaciones de mármol en varios kilómetros de su trayecto, formando grietas y cavernas típicas de un ecosistema cárstico, el cual es muy escaso alrededor del mundo, por lo que resulta ser un privilegio único para sus habitantes y el conjunto del país. La cuenca del Samaná Norte cuenta además con diversas pinturas rupestres que son vestigios de los antiguos pueblos indígenas, como los llamados Pantágoras que habitaron esta zona y se encuentran en gran medida aún inexploradas. Asimismo, la exuberante biodiversidad junto con los hallazgos arqueológicos la convierten en una zona de especial protección. Estos dos aspectos se suman a las poblaciones ribereñas que le habitan, quienes poseen una cultura de gran valor y tradición para el país, por usar tradicionalmente el río para actividades económicas, recreativas y culturales, y hacer parte de un complejo sistema de interrelaciones entre los aspectos biológicos, físicos, culturales y económicos que integran al Samaná Norte. Dichas características han convertido este río en un espacio de disputas entre diferentes actores del panorama regional y nacional, con presencia de varias olas de violencia armada. El Samaná Norte es la única fuente hídrica de Antioquia que aún se encuentra sin muros de contención que intervengan su cauce natural, pero en la actualidad la amenaza más latente es la apropiación de sus aguas para la producción de energía hidroeléctrica. El proyecto Porvenir II, con una capacidad de generación de energía de 352 MW, pretende ser construido en aguas de este río, en jurisdicción de los municipios de San Carlos, San Luis, Caracolí y Puerto Nare. Inundaría 975 hectáreas y generaría el 3% del total de la energía del país. Es propiedad de una filial del grupo empresarial Argos llamada Celsia, productora privada de energía que actualmente cuenta con 18 centrales hidroeléctricas construidas en Colombia. Aún, con varias irregularidades que han sido denunciadas ante los tribunales y la opinión pública, la ANLA otorgó licencia ambiental a este proyecto. Pero no se trata sólo de Porvenir II, puesto que sobre el cauce del río Samaná Norte se pretende construir una segunda central hidroeléctrica. La empresa ISAGEN pretende adelantar el proyecto Palagua, localizado en el área principal de pesca artesanal del corregimiento Puerto Garza, del municipio de San Carlos. Este nuevo proyecto hidroeléctrico se venía pensando sobre el cauce del río Samaná sin que la comunidad local fuera informada sobre ello. Desde el año 2014 Isagen comenzó a hacer los estu-

ENFOQUE DE ORIENTE

dios correspondientes para este proyecto hidroeléctrico con capacidad de generación de 98 MW en jurisdicción de los municipios de San Carlos, Puerto Nare y Caracolí, con infraestructura del tipo a filo de agua, cuyo embalse ocuparía un total de 33 hectáreas. La licencia ambiental de este proyecto finalmente fue otorgada por la Corporación Autónoma Regional de los Ríos Negros y Nare-Cornare. Ante estas amenazas, desde el año 2011 se ha venido consolidando un proceso de resistencia comunitaria para el cuidado del río Samaná Norte. Se trata de las Mesas por la Defensa del Agua, la Vida y el Territorio, quienes han denunciado las afectaciones socioeconómicas de amplios grupos poblacionales de pescadores, mineros artesanales, caficultores, pequeños ganaderos, cacaoteros y campesinos que habitan la zona, si se llegan a construir este tipo de proyectos. Dichas mesas también han contribuido a poner en el escenario de discusión local, regional y nacional los impactos no estimados de los proyectos hidroeléctricos. Los estudios de impacto ambiental a menudo descartan los sofisticados conocimientos que producen los pueblos en movimiento, que en este caso han llamado la atención sobre la pérdida de las condiciones de subsistencia, la presión migratoria, la llegada de personas foráneas con su impacto sobre las formas de vida locales, el aumento de problemas como la drogadicción o la prostitución, la pérdida de la vocación económica del territorio, el bloqueo de la tradición, la privatización de amplios tramos del río, la transformación del flujo hídrico, la pérdida de flora y fauna en vía de extinción, los impactos acumulativos de varios proyectos sobre un mismo río, el desplazamiento y desarraigo, el encarecimiento en el costo de vida, la transformación de la economía local, la destrucción del tejido social, la criminalización de la organización política autónoma y la movilización social, y muchos más, que han sido aprendidos a través del conocimiento popular, de la experiencia de muchos años resistiendo y sufriendo las condiciones adversas que producen las hidroeléctricas en los territorios. El río Samaná Norte puede ser considerado como un gran patrimonio de la humanidad. Su rica diversidad biológica, arqueológica y cultural lo convierte en un escenario perfecto para la reproducción de la vida humana y no humana, pero que sea también un ecosistema muy frágil y sensible a cualquier cambio abrupto de su dinámica. Es necesario entonces fortalecer y apoyar el proceso organizativo de cuidado y defensa activa del agua, la vida y el territorio en esta cuenca para las generaciones presentes y futuras. Si quieres escuchar el Podcast El Mono muere, Hidroituango asesina, escanea este código.

Si quieres ver el video realizado tras la rueda de prensa y plantón realizado el 14 de febrero en Medellín, escanea este código

14 DE MARZO Día Internacional en contra de las hidroeléctricas El Oriente se mueve el 14 de marzo en Cocorná a partir de las 2:30 p.m. en el parque principal.


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