Enfoque de Oriente | Edición NOV 2018

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ENFOQUE DE ORIENTE Edición N° 267 | Noviembre de 2018 | ISSN 2539-1984

Memorias en tinta del río Negro

El Oriente antioqueño resiste y defiende la pública


2 #EDITORIAL

Memorias en tinta del río Negro

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a edición temática con la que se encuentra el lector en este momento es el trabajo de reflexión y reconocimiento de las transformaciones importantes que han habitado en Rionegro, las mismas que lo han convertido -al tiempo presente- en un municipio híbrido y complejo, que exige la necesidad de identificar sus memorias y raíces para concatenar el fortalecimiento de sus identidades y cualidades, a partir de lo cotidiano, lo aún no contado, lo aún no visibilizado, incitando a una vida histórica que tenga más sustentos para construir horizontes de sentido múltiples. Es esta la razón por la que Memorias en tinta del río Negro cobra realismo, siendo un proyecto presentado desde la dirección de Enfoque de Oriente al Programa de Estímulos al talento artístico y cultural del municipio de Rionegro, Fase II – 2018, obteniendo el primer puesto en la categoría de Literatura; con la intención clara de que la escritura, la voz, la lectura y el recuerdo de quienes han sido testigos del pasar del tiempo, se visibilicen en distintas narrativas, bajo la propuesta de una lectura consciente y colectiva, en una edición impresa e histórica, con perspectiva de futuro y en búsqueda de la salvación del olvido; el mismo que hemos normalizado como especie, a conveniencia y por descarte; el enemigo de la memoria, la que nos pesa bastante, la verdadera riqueza y el deleite de una experiencia vivida bajo una oportunidad histórica.

De esta manera, el proyecto tiene como propósito desempolvar las historias de Rionegro en todo un intento de visibilización generacional y regional, promoviendo la escritura y la lectura a partir de las narrativas y la instalación de puntos literarios en diferentes espacios públicos, con la intención de promover el encuentro y el reconocimiento en el intercambio de lecturas, imaginarios y proyecciones por parte de los habitantes y visitantes de la denominada ciudad Santiago de Arma. Una vez más, reafirmamos nuestro vínculo directo con los procesos comunicativos. A este punto, entendemos, con el caminar y abonar histórico de la región, que la comunicación no puede jactarse únicamente de ser un producto, pues la acumulación de archivos no relacionados o vigentes en la conversación de las comunidades pierde su contundencia y accionar en términos de memoria, reconocimiento y proposición histórica. De manera que las páginas siguientes extienden una invitación para recorrer el territorio, para caminar la ruta trazada por el río Negro; para encontrarse en los puntos literarios que contienen historias que juegan a los malabares con el tiempo; para que sea usted quien viva estas memorias escritas en tinta de río, con la premisa de que cada uno, cada una, es protagonista en la historia, y que en este instante es una memoria futura. EO.

ENFOQUE DE ORIENTE

Directora: Mariana Álvarez López 3206720165 Gerente: Jorge Mario Álvarez 3113339481 Diseñadora: Laura Mesa Múnera

Colaboradores: Santiago Agudelo Giraldo. Lucas Rendón Muñoz. Andrés Felipe Garzón Ospina. Buena siembra. Juan Alejandro Echeverri. Manuela Betancur Pérez. Carlos Andrés Zuluaga. Taller Artescienza

Portada: Fotografía: Lavandera en la vereda Cimarronas. Cortesía: Carvajal.

Circulación impresa y gratuita. Facebook: Enfoque de Oriente Twitter: @EnfoqueOriente Instagram: @enfoquedeoriente periodicoenfoquedeoriente@gmail.com Enfoque de Oriente es el espacio para la visibilización de los textos que se publican; sin embargo, quien los escribe es el total responsable de lo que allí se dice.


ENFOQUE DE ORIENTE

Río

3 Por: Lucas Rendón Muñoz

Hace tiempo no voy a su orilla porque la mina lo prohíbe. Aquí hasta la arena es del rico; río negro de codicia, huele a petróleo, y Ecopetrol comenzó con el fracking en el Magdalena. A la serpiente amazónica la estrangula la tala de sus rincones. Menos verde. Amarilla. Ocre. Negra… agrietada y muerta, Aunque dudo siempre de su muerte. Da todo su cauce a iluminar, es el viejo mundo que robó una luz en América Latina. Se le ve lento, detenido, represado en remansos codiciosos. Y el que siempre fue de garganta profunda en su grito de vida, ahora solo es un murmullo entre ramajes de concreto… El boca chico no salta muros, dicen los campesinos; a dónde irá a parar tanta nube negra mientras el torrente sanguíneo no se puede detener. Muere el cuerpo. Lo sabe el humano embólico, que si no fluye se gangrena y muere. Pero ahí va. La última vez que quisieron retenerle en Ituango sus fauces tragaron pueblos, como también planos medidos por la razón del hombre; es imposible mantener controlado su circular movimiento: le ponen una roca y él la esquiva, le ponen un muro y él lo saltará, eso lo sabemos. Regresa al inicio como el ciclo de la vida. Bajar y subir como ley misma. No detenerse nunca y avanzar; enseñar al ser humano a seguir a pesar de los tropiezos; resistir y llenarse hasta no poder más. Grande como el cielo, un gran espejo que revela las señales de los dioses y aguarda en su interior la esencia de la vida: el agua. SIN AGUA NO HAY VIDA.

Nota: En el marco del X Festival del Agua como integrantes de esta colectiva de comunicación hallamos una #NuevaManera de narrar la experiencia, y fue esta. De ahí que sintamos la necesidad de compartir este elemento justo en esta edición, donde el río y su tinta son protagonistas, pues reconocemos el poder de la palabra, que para este caso deja la incógnita de cómo los diferentes municipios viven la vida y la defensa de sus ríos, del agua. Parece que a este intento de ciudad se le escapó entre los dedos la posibilidad de concebirlo, mirarlo y abrazarlo, como agua entre los dedos el río Negro fluye ante los ojos de sus habitantes como un paisajismo oscuro sin historia, que está condenado a secarse en el olvido.


#CULTURA

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ENFOQUE DE ORIENTE Para los antiguos hijos de estas tierras el tiempo no es lineal, más bien es un espiral que retorna siempre al mismo lugar, pero en otro tiempo. De las estrellas llega un viajero foráneo, hijo del cosmos y los jardineros celestiales, en búsqueda del último rasgo de su comunidad, el legado de un pueblo que escapó ante el exterminio.

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istoria de un viajero en el tiempo que habitó el Valle de San Nicolás, exactamente en San Antonio de Pereira, ubicado en el municipio de Rionegro, Antioquia. Un viajero artesano y fabricante de ornamentos cuyos rasgos pictóricos aún se conservan como vestigios en los pilares de la iglesia principal de este lugar. Entre lo mágico y lo místico, el viajero foráneo tiene diferentes encuentros con su pasado. En su búsqueda por la nueva tierra a la que llegó, se halla ante una especie de “visiones” que le recuerdan su arte, el trabajo artesanal con sus manos y el oficio de pintor en la producción de objetos ornamentales: tumbas, iglesias, ánforas, herramientas de caza… Y, por supuesto, aparece el viejo mentor que le recuerda su pasado artístico en el proceso de creación de todos estos elementos. Durante esta bella alucinación, aparece un militar español del año 1540, el mariscal Jorge Robledo, un conquistador de la época que alguna vez colonizó y expulsó todo el legado de estas tierras andinas. Aquel militar que alguna vez aplastó comunidades enteras de nativos de estas tierras reaparece para romperlo todo, y aquello construido por las manos del viajero queda en ruinas. El viajero foráneo despierta de su visión y se ve ante un espacio distópico. Lo que al final de su visión se le mostraba, ahora se halla en frente como una realidad palpable. Recorre el espacio entre llantos y cantos recogiendo los pedazos que encuentra, de estos construye un gran tótem el cual decora y pinta recordando aquellos trazos de su vida pasada. Este viajero es un artista del pueblo Quirama, su misión es volver a dejar aquella huella que intenta desaparecer en el Valle. La memoria regresa a la ciudad Santiago de Arma de Rionegro; aquella ciudad declarada patrimonio de la nación recupera su legado a través de esta historia que transcurre entre la ficción y la realidad.


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ENFOQUE DE ORIENTE

Liberar el templo Por: Juan Alejandro Echeverri

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n la catedral todo parece una obra de teatro. En la catedral truenan gritos sordos que solo podría escuchar algún dios. En la catedral hay más oro del que pueden comer los hombres. En la catedral la vida pasa de rodillas. En la catedral rezan, prometen, suplican, repiten, juzgan, vuelven a rezar, vuelven a repetir. En la catedral todos son hermanos, hijos de un padre que nunca han visto. En la catedral la oscuridad huele a pesadumbre. En la catedral piden perdón aunque no estén arrepentidos y hayan sentido placer al pecar. En la catedral María mira con desolación y culpa, como se mira una inaplazable tragedia que está por venir. En la catedral hay un hombre crucificado, coronado de espinas y los costillares ensangrentados. En la catedral parece que va pasar algo pero nunca pasa nada distinto a lo que pasa siempre. En la catedral se predica lo que no se aplica. En la catedral cobran impuestos voluntarios. En la catedral la fe tiene que ser ciega o no puede ser. En la catedral hay muchas estatuas, ni un solo dios. En la catedral, en el ala derecha, hay un mausoleo de José María Córdova rodeado de imágenes religiosas encerradas en un cristal. En la catedral, en la primera de las columnas enfiladas a la izquierda, hay una caja fuerte dorada donde se guardan las limosnas para el señor y la santísima virgen, y otra idéntica, en la primera columna de la derecha, donde se guardan las limosnas para las ánimas del purgatorio. En la catedral, a la entrada, hay un letrero blanco que agradece la asistencia a las exequias de Nuvia Emilce Quinchía Castañeda. En la catedral hay un hombre calvo de zapatos negros. pantalón zapote, camisa negra. chaqueta crema y gafas oscuras, que expele una fragancia empalagosa. En la catedral, construida entre 1794 y 1804, se aprobó y se sancionó la constitución de la Provincia Libre y Soberana de Antioquia. *** Para entonces –primera década de 1800– las cosas eran más silvestres, más primarias, tal vez más genuinas. Al país no le decían país, mucho menos Colombia. La Nueva Granada, como le llamaban a la patria por aquel entonces, estaba compuesta por 12 provincias: Antioquia, Cartagena, Casanare, Chocó, Cundinamarca, Mariquita, Neiva, Pamplona, Popayán, Socorro, Tunja y Valle del Cauca. La Nueva Granada –que nació vieja– obedecía a la Corona Española. Esta empezó a perder el control de las colonias hispánicas con la llegada de los Borbones al poder. Con esta rancia casta de origen francés, llegaron también las guerras contra Inglaterra y Francia. Perder el control de la sala aumentaba las probabilidades de perder también el dominio del patio trasero de la casa. Para evitarlo, la Corona intentó modernizar su gobierno limitando la autoridad de los virreyes, diseñando una nueva regulación del comercio, y reajustando las tasas de impuestos.

Pocas veces un gobernante en ejercicio reconoce que se equivocó, que sus reformas no funcionaron. Lo cierto es que la enemistad de España con sus vecinos incrementaba, mientras que las colonias se peleaban entre ellas. Algunas se mostraban leales y reconocían a Fernando VII como única autoridad. Otras se autoproclamaban libres y soberanas. Hacia 1810 la Nueva Granada hacia ebullición. Más allá de independencia formal, explotó ese deseo libertario colectivo que con los años desencadenaría en una serie de constituciones, sublevaciones, y conflictos. En esos primeros diez años, a pesar de su riqueza aurífera, Antioquia ocupaba un lugar marginal en comparación con Cartagena, el puerto colonial, y Santa Fe de Bogotá, sede burocrática de la Nueva Granada. Sin embargo, desde los albores del siglo, los hombres que habitaban estas montañas perfumadas manifestaron su irreverencia hacia la Corona Española. En 1801, por ejemplo, los lugareños de Medellín se negaron a alumbrar sus casas con motivo del cumpleaños de la reina María Luisa, esposa de Carlos IV. Años más tarde, en 1807, el cabildo de Santa Fe de Antioquia no quiso rendirle homenaje a Carlos IV el día de su santo. Un año después, un parroquiano de Rionegro fue detenido por gritar “rey cabrón” en una chichería del poblado. Lo sucedido en Rionegro no fue un hecho fortuito. Sus gentes se habían caracterizado por darle gran importancia a la enseñanza y a la labranza del pensamiento y la razón. La intensa dinámica comercial del pueblo, sumada a las actividades mineras que se desarrollaban en las cercanías, generaban los recursos necesarios para desarrollar actividades artesanales, agropecuarias y comerciales, y a su vez financiar la alfabetización política del pueblo.

Poco a poco en Rionegro se gestó un movimiento ilustrado impulsado por los grandes señores de la época, entre ellos José María Montoya, don Pedro de Sáenz, los Salazar, los Morales, los García, entre otros. Además de productos, a la plaza de Rionegro llegaron libros e ideologías relacionadas con la ilustración francesa, la independencia de Estados Unidos y las revueltas revolucionarias que tuvieron lugar el 20 de julio de 1810 en Santa Fe de Bogotá. Rionegro logró convertirse en epicentro comercial y político de Antioquia, relegando a Medellín, Santa Fe de Antioquia y Marinilla a un segundo plano. El espíritu liberal y emancipatorio que por entonces recorría las calles del Municipio contó con el apoyo del clero. Rionegro no tenía conventos ni el arraigo eclesiástico de otras zonas. Por el contrario, la curia religiosa participó activamente en la hoguera libertaria.


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Foto: Cortesía Juan Pablo Tobón

El 21 de marzo de 1812, en la sacristía de la catedral de Rionegro, el colegio constituyente compuesto por Juan Carrasquilla, y José Ignacio Uribe, diputados de Medellín, Isidro Peláez, Jorge Ramón de Posada representando la villa de Marinilla, Vicente Moreno a nombre del departamento del Nordeste, Manuel Antonio Martínez, José María Ortiz, José Pardo, Andrés Avelino de Uruburu, Juan Esteban Martínez, Francisco Javier Barrientos, Pedro Arrublas, y Juan Francisco Zapata diputados de Santa Fe de Antioquia, más Diego Gómez de Salazar, Pedro Francisco Carvajal, Manuel Hurtado, Manuel José Bernal, José Miguel de la Calle y Francisco Ignacio Mejia diputados de Rionegro, establecieron, aprobaron y sancionaron la Constitución de la provincia de Antioquia, que luego sería socializada y ratificada por el pueblo el 3 de mayo del mismo año. En Neiva, Mompox, Mariquita, Tunja, Cartagena y Cundinamarca también se habían proclamado constituciones, pero la de Rionegro, compuesta por 298 artículos divididos en diez títulos, es considerada una de las más progresistas y vanguardistas de la época ya que ampliaba el catálogo de derechos, reivindicaba al pueblo como dueño del poder y plasmaba la predilección que hasta hoy tiene Antioquia por la autonomía, los modos federalistas, el orden y control de las cosas. Desde las primeras líneas los constituyentes declararon ilegítimo cualquier representante de la Corona Española: “Convencidos de que abdicada la Corona, reducidas a cautiverio, sin esperanza de postliminio [indulto] las personas que gozaban el carácter de soberanas, disuelto el Gobierno que ellas mantenían durante el ejercicio de sus funciones, devueltas a los españoles de ambos hemisferios las prerrogativas de su libre naturaleza, y a los pueblos las del Contrato Social, todos los de la nación, y entre ellos el de la Provincia de Antioquia, reasumieron la soberanía, y recobraron sus derechos: íntimamente persuadidos que los gobiernos de España por su estado actual, y por su inmensa distancia es imposible que nos liberten de la tiranía y del despotismo, ni que cumplan con las condiciones esenciales de nuestra asociación”. Y reafirmaron, en el primer y segundo artículo, que “el pueblo de la Provincia de Antioquia y sus representantes reconocían y profesaban la Religión Católica, Apostólica, Romana como la única verdadera”; y que “el olvido de los sagrados e Imprescriptibles derechos del hombre y de las obliga-

ciones del ciudadano es la causa primaria y el origen del despotismo, de la tiranía y de la corrupción de los gobiernos, y que por este mismo olvido e ignorancia los pueblos sufren por muchos siglos la esclavitud y las cadenas, o cometen mil excesos contrarios al orden y a la institución de las sociedades (...) Ninguno es hombre de bien, si no es franco, y religiosamente observador de las leyes”. Tal como quedó plasmado en la constitución de 1812, son cuatro los derechos primarios que al mezclarlos forman los demás: libertad, entendida como la facultad “de hacer todo lo que no sea en daño de tercero, o en perjuicio de la sociedad”; la autoridad para examinar el quehacer de todo empleado público, y la posibilidad de escribir, hablar, e imprimir cuando se deseara; igualdad, referida al carácter universal de la ley según el cual los hombres serían castigados o premiados dependiendo de la virtud o el delito, jamás importaría su clase o condición, y en ese mismo sentido ningún hombre obtendrá ventajas o privilegios distintos de los que goza la comunidad, ningún título sería transmisible ni heredado, “la idea de un hombre que nazca Rey, Magistrado, Legislador, o Juez, es absurda y contraria a la naturaleza”, cualquier trato especial sería resultado de sus virtudes, sus talentos, y los servicios que hubiese prestado a la sociedad; seguridad, interpretada como la protección que debía brindarle la sociedad a los derechos y propiedades de cada persona, la ley por su parte debía proteger al sujeto de la opresión de aquellos que gobernaban; y por último la propiedad, ligada con el derecho a gozar y disponer libremente de las rentas, del fruto del trabajo, por ello ninguna industria, cultura o comercio podía ser prohibido a menos que las necesidades públicas así lo exigieran.


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En la carta magna también quedó consignada la igualdad en las cargas impositivas para todos los ciudadanos; la división de poderes; la presunción de inocencia; la creación de un código civil y criminal; la prohibición de ser culpado por fuera de las fórmulas previstas en la ley, la tortura y el abuso de autoridad. La maestranza del pueblo, sin importar la clase social, fue considerada “absolutamente necesaria para sostener un buen gobierno y para la felicidad común”. La constitución encarnaba un intento de abolir las clases sociales, y reconocer solo una a la cual pertenecían todos: el pueblo. La teoría riñe con la práctica en el momento en que se ordena darle un trato diferencial a cualquier funcionario público. Tanto el Presidente como los integrantes del Senado y la Cámara de Representantes recibirían el tratamiento de “ilustre” y “excelencia”. Los consejeros, los ministros y quienes hicieran parte del Supremo Tribunal de Justicia se les daría el tratamiento de “señoría”. Y sin importar cuál fuera su función, antes de tratarlos en la casa o en la plaza pública, al nombre de cualquier funcionario público debería precederlo la palabra “merced”. El tono, la precisión del lenguaje, la inclusión de palabras como ciudadanía y ciudadano, la manera detallada de explicar cuáles son las funciones del cuerpo legislativo, ejecutivo y judicial, son aspectos de la constitución de 1812 sobre las cuales llaman la atención historiadores y estudiosos del derecho. Del proceso electoral, por ejemplo, se precisan todas las minucias. La constitución establecía que solo tenían derecho

a votar, y a ser votados, todo varón, padre o cabeza de familia que viviera de sus rentas u ocupación sin pedir limosna, ni depender de otro, siempre y cuando no tuviera causa criminal pendiente, ni hubiera sido encarcelado o confinado. En caso de ser sordo, mudo, loco, mentecato, deudor del tesoro público, culpable, o alzado con la hacienda ajena, perdería su derecho. Todo votante que hubiese recibido cualquiera gratificación por su voto tendría prohibido votar por los próximos diez años, y el candidato que ofreciese dinero o alguna otra prebenda para conseguir votos también quedaría inhabilitado por el mismo tiempo. Por esta y otras razones, la constitución fue un documento premonitorio. Muchos procedimientos y decretos hoy consignados en el código civil están basados en ella. De los artículos allí consignados que tenían relación con el recaudo y el manejo de los impuestos, nacería luego la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) que tantos dolores de cabeza nos ha dado a los colombianos. El hecho de que la sacristía de una iglesia haya sido escogida para redactar las libertades del hombre y las limitantes a esas libertades, ratifica que la religión en nuestro país hizo –y hace– las veces de Estado. Hace ya bastantes años la razón de ser del catecismo fue liberar a los países latinoamericanos de la opresión militar, el macartismo y los abusos del poder. Rionegro, para bien o para mal, tuvo la fortuna de tener un templo que bautizó los anhelos libertarios de Antioquia y el país. *** A la historia no le importa lo que pensemos de la historia. La historia se derrama en el presente, se expande rauda; si tratamos de poner un obstáculo para frenarla encuentra la forma de continuar su arbitrario curso. El rionegrero Jaime Sanín Echeverri decía que “un día es como un siglo para quien lo vive, y un siglo como un día para quien lo relata”. Casi siempre que juzgamos el ayer con las convenciones de hoy, el resultado es engañoso. La constitución que hoy nos parece lógica, normal, en 1812 era una bomba atómica. La política siempre fue muy ambiciosa o demasiado pragmática. A veces por prometer más de lo que puede cumplir, y en ocasiones por abusar de la resignación y la mediocridad. Antes de que la historia se nos escape entre las manos, lo que deberíamos preguntarnos no es qué tanto se materializó de lo que estaba escrito en ese sugestivo documento, sino qué quedó de aquella irreverencia, de aquel sueño compartido, de aquella iglesia liberal políticamente incorrecta. Desde Adán y Eva, hasta hoy, ha existido una disputa por definir qué es lo viejo, qué es lo nuevo y qué es lo eterno. No hay duda de que el deseo de ser dueños de nuestro propio destino es viejo, nuevo y eterno; las ganas de que pasen los años y nada cambie, también.


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ENFOQUE DE ORIENTE

Cascajo

4 de enero de 1864: entre la restauración conservadora y el radicalismo liberal

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ntre Rionegro y Marinilla hay mucho más que dos kilómetros de distancia, o algunos metros para una inevitable conurbación. Existe tanta historia entre estos pueblos, que acercarnos a conocer algunos asuntos de lo que ha acontecido podría permitirnos comprender las disputas y tensiones que caracterizan el encuentro de estos dos municipios al día de hoy. La Batalla de Cascajo es uno de los tantos momentos ilustrativos para profundizar en las memorias de nuestros antepasados. Liberales de la cuna rionegrera acompañados por el ejército del gobierno, versus conservadores de la mayoría de pueblos de la Provincia de Oriente que se habían unido a la campaña junto al clericalismo, algunos hasta con sus familias completas, pues “era imposible que un pueblo profundamente católico como el de las montañas antioqueñas pudiera vivir sin los consuelos vivificantes de la religión cristiana”. ¿Por qué una batalla entre Rionegro y Marinilla? En este tiempo, como siempre álgido para la movilización de las ideas políticas en nuestro País, la mano dura del radicalismo liberal se venía asentado con la victoria de las fuerzas militares del General Tomás Cipriano de Mosquera, en la guerra civil que se dió entre los años 1860 y 1862. Esta guerra tendría gran relevancia en Antioquia por su raigambre conservador y católico. La batalla del 18 de septiembre de 1862 en Santa Bárbara de Cartago, donde muere Rafael María Giraldo -líder conservador-, es una de las más significativas. Posterior a esta victoria liberal en Antioquia, el 14 de octubre de este mismo año, el General Mosquera llegaría a Antioquia por Manizales para declararse en ejercicio de la Gobernación del Departamento. Por su mandato destituyó el Departamento de Oriente y anexaría a Marinilla -su capital- y a El Carmen de Viboral como territorios que integrarían el Departamento de Rionegro. Lo mismo pasaría con los demás pueblos de la Provincia del Oriente, que terminarían unificados como parte de El Peñol. Con esta acción lo que pretendía era desarticular las huestes del arraigado pensamiento conservador que

tenía fuertes relaciones con la religión cristiana y sus intereses en la región antioqueña. Posteriormente, desde el 4 de febrero de 1863, se establecería en Rionegro la Convención Nacional con 61 delegados, todos liberales. Esta junta, expidió el 8 de mayo del mismo año la firma de la Constitución de los Estados Unidos de Colombia, para muchos la más progresista. Esta, la también llamada Constitución Radical -que sería derogada solo hasta el año 1886-, establecía derechos como el de opinión, de expresión, de asociatividad, de libre movilidad por el territorio; libertad de culto, de imprenta, de enseñanza...¡de poseer armas y negociar con ellas! No obstante, generaría profundas rupturas con la idiosincrasia de la región, al proponer el cobro de impuesto o algunas reformas militares, y al chocar con la iglesia católica, hechos que incomodaron la tradición conservadora, levantando una oposición férrea e incesante por parte del clero y las familias completas de conservadores en defensa de los que consideraban sus principios y valores, la base de su idea de sociedad. Esto daría lugar a la campaña y al ejército de restauración.


ENFOQUE DE ORIENTE

Para entender mejor el contexto es importante tener presente algunos hechos, por ejemplo: La Constitución de los Estados Unidos de Colombia y la Convención Liberal, como ya se expresó, generaban una ruptura radical con la tradición conservadora y católica. Algunos de los asuntos fundamentales que se pueden señalar para comprender la situación tienen que ver con la separación por completo de la relación entre Iglesia y Estado, la confiscación de los bienes de manos muertas del clero católico y la educación laica con ciencias modernas como la química, la biología, la física y la filosofía. “En la desamortización de bienes eclesiásticos se saquearon todas las iglesias del Departamento(...) Del Cantón de Marinilla se robaron $27.577.00.” (Cascajo y Marinilla Triunfos de Ayer y Hoy). El radicalismo liberal de Tomás Cipriano de Mosquera, representado en Pascual Bravo como Presidente del Estado Soberano de Antioquia, esperaba que con llevar a cabo las medidas establecidas en la Constitución de los Estados Unidos de Colombia pudiera convencer a sus opositores en Antioquia. A pesar de los principios de libertad, igualdad y fraternidad que venían con la Constitución, líderes en distintas poblaciones declararon una guerra civil y se venían organizando para hacer una encerrona a Pascual Bravo y el ejército del Gobierno. Sumando a esto, además, una iglesia atizaba con fuerza a las comunidades religiosas, llevando familias completas a las fuerzas de la restauración y al campo de batalla. (Bravo, José María, 2014, El Mundo). Decía Pedro Justo Berrío, quien posterior a esta guerra terminaría como Gobernador del Estado Soberano de Antioquia: “No quiero hacer mención del satánico furor que los Gobernantes, so pretexto de hacer cumplir las leyes, desplegaron contra el clero a quien se cazaba en los bosques como bestias salvajes, y se perseguía como si fuera cuadrilla de bandidos”. Pasando lo mismo con reconocidos líderes del partido conservador, a quienes se enviaba a la cárcel bajo distintos pretextos o se les imponían trabajos de presidiarios. La presurosa gallardía de Pascual Bravo, su liberalismo radical para hacer frente a una iglesia que por mucho tiempo había tenido un lugar ponderante en el Estado, junto a una innegable falta de pericia para la guerra -en contraste con su prematura habilidad intelectual- le llevarían a perder la vida en la Batalla de Cascajo y con ello el poderío que venía tomando el Partido Liberal en Antioquia con la Convención de Rionegro y la Constitución de 1863. Estas y otras razones ocasionaron que -durante diciembre de 1863 y los primeros días de enero de 1864- este sector del altiplano del Oriente antioqueño fuera centro de interés de la Nación por la importancia de esta Batalla y de todo el contexto de la guerra de restauración. Este encuentro bélico se libraría con más fuerzas en la angosta vega de la quebrada que recorre el Cascajo, abajo del alto de Santa Ana -cerca al cementerio de Marinilla-, lugar donde hoy se encuentra el monumento del maestro Alonso Ríos Vanegas: Flor Fálica. Ahora, solo nombrar el hecho es algo más de lo que siempre tenemos. Pasemos a resaltar tanto aspectos de la batalla, como también breves sucesos e historias que nos permitirán llenar de vida y narrativa ese lapso fundamental para la Colombia bipartidista y dolida. Aquella que al día de hoy, como elemento cultural y natural, no deja de matarse entre hermanos.

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Vivir la guerra de restauración, del 7 de diciembre de 1863 al 4 de enero de 1864. El 29 de noviembre de 1863 el General Joaquín María Córdoba, desde Aguadas, enviaba una carta a líderes representativos de Antioquia, como lo eran -en el sur- el poeta Gregorio Gutiérrez González y el General José María Gutiérrez -en municipios como Sonsón, Nariño y Abejorral-; Pedro Justo Berrío -al norte, en Yarumal Y Santa Rosa- y Obdulio Duque -en Marinilla y la Provincia de Oriente-. Con esta señalaba que el encuentro entre las fuerzas de la restauración y el Ejército del Gobierno y el radicalismo liberal era inminente, además expresando que el 7 de diciembre debía hacerse un grito simultáneo en los pueblos de Antioquia, pidiendo la revolución. Marinilla sufriría un ataque seguro de Pascual Bravo, por lo que era premuroso organizarse para establecer una estrategia. Solo hasta el 9 de diciembre se aceptaría la invitación al levantamiento en Marinilla durante una reunión entre los principales personajes del Municipio, entre ellos el Presbítero Valerio Antonio Jiménez. Con este encuentro también comenzaría a formarse la División Giraldo de las fuerzas de restauración conservadora, en honor al Dr. Rafael María Giraldo. Durante el mes de diciembre y los primeros días de enero los líderes conservadores comienzan a implementar una estrategia de desgaste que llevaría a que las fuerzas del gobierno tuvieran que movilizarse constantemente para atacar sin éxito o perseguir a las fuerzas de restauración, al igual que para proteger los poblados de Medellín y Rionegro. En la mañana del 13 de diciembre, Pascual Bravo se presenta a la entrada de Marinilla con 500 soldados del ejército de Gobierno; sin embargo, el lugar se encuentra deshabitado, pues la gente y la División Giraldo han partido a las cercanías del municipio de El Santuario, en lo que se conoce como Valle de María. Las fuerzas de Bravo saquearon algunas de las principales casas de la ciudad y se retiraron. La población de Marinilla y la División Giraldo, reforzados con nuevos integrantes, vienen desde distintos poblados y regresan a tomarse el Municipio el 14 de diciembre en medio de música y algarabía.


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Algo parecido sucedería entre los días 25 y 26 de diciembre, cuando la División Giraldo acampa en el Alto de Tinajas en Marinilla en posición ofensiva hacia Rionegro, y entonces Pedro Justo Berrío baja hasta el lugar que hoy es Copacabana con la supuesta intención de atacar Medellín. Pascual Bravo arremete contra Berrío de manera rápida y emprende una persecución que le llevaría hacia el Norte de Antioquia, al no poder alcanzarlo da la misión al General José Antonio Plaza y -el 2 de enero- regresa a Rionegro con las fuerzas del Gobierno, con la sorpresa de que el ejército de restauración, con las divisiones Giraldo y Vanguardia -del sur-, se encontraban acampando en el Alto de Santa Ana (cerca al cementerio de Marinilla) y estaban listas para el encuentro en las inmediaciones de Cascajo. El 3 de enero las fuerzas de la restauración tendrían una misa masiva en la que las señoras de Marinilla entregaban una bandera mediante Matilde Jiménez: “¡Aquí al pie de esta bandera, hay un sepulcro para cada valiente! ¡Aquí principia la inmortalidad!” (Las Señoras de Marinilla y la Batalla de Cascajo). Entregaron también a la guerra, con toda fe y convicción, a sus padres, esposos, hijos y hermanos; cumpliendo ellas labores importantísimas: atendían heridos, preparaban curaciones, fabricaban cartuchos y municiones, y llegaban con niños al campo de batalla, llevaban armas, pertrechos y todo lo necesario. Por el flanco izquierdo, el centro y la derecha de las fuerzas de restauración atacó ferozmente Pascual Bravo. Por este último logra introducir un ataque hasta las calles del pueblo. Mientras algunos militantes de las fuerzas de restauración huían temerosos del ataque, la señora Ana Joaquina Jiménez de González arrebata a uno de estos su fusil y sale hacia el campo de batalla diciendo: “huyan cobardes, que si los hombres no son capaces de defender la ciudad, las mujeres la defenderemos” (Cascajo y Marinilla, triunfos de ayer y de hoy). Tras una fuerte carga de quienes defendían las calles de Marinilla el ataque que había logrado ingresar queda desarticulado. El desarrollo de la batalla fue tornándose progresivamente a favor de las fuerzas del ejército de

restauración, que lograba capturar algunas banderas para que fueran llevadas por las calles del Municipio. Con esto lograba que los ánimos se eleven, haciendo que mujeres y niños salieran para seguir prestando sus servicios, llegando, incluso, hasta la primera línea del sangriento encuentro. Una de las banderas es enviada a manos del Presbítero Valerio Antonio Jiménez, el sacerdote emprende una estrategia bastante particular. Aprovecha que el Alto de Tinajas es un lugar plenamente divisable desde el campo de batalla y que a este es posible subir por dos lugares, uno que no puede ser visto desde Cascajo y otro que se ve con claridad como un ingreso al municipio de Marinilla. Con un ejército de niños armados con banderas, palos y sombreros en los que se veía la consigna “Dios, Patria y Libertad” comienza a subir y bajar de tal forma que el ejército del Gobierno y las fuerzas del radicalismo liberal creyeron que eran las fuerzas del General Joaquín María Córdoba. Algo que realmente pasaría pero solo hasta algunas horas más tarde. Cercanas las 3 de la tarde ambas fuerzas cargan al toque de tambores y cornetas para encontrarse en Cascajo; allí, cuerpo a cuerpo, terminaría la batalla, se desarticula el ejército del Gobierno y comienza la persecución y la ocupación hacia Rionegro. Pascual Bravo muere en el campo de batalla debido al impacto de una bala y es velado en Rionegro, en la casa de doña Bernardina, hecho que sería una sorpresa, pues el ejército de restauración no se había logrado enterar del fallecimiento hasta las horas de la noche. Como consecuencias de esta batalla Pedro Justo Berrío es declarado Presidente del Estado Soberano de Antioquia; es quien envía a algunos delegados para definir los términos para la paz con el Gobierno Central y, organiza un ejército que estaría al mando de varios personajes importantes de la campaña de restauración. Durante el mandato de Berrío regresan con fuerza los preceptos religiosos en el Estado Soberano de Antioquia y serían privilegiados los principios de libertad, orden y justicia para hacer frente y ser reconocidos por el Gobierno Liberal de La Unión representado por Manuel Murillo Toro.

Flor Fálica La obra parece brotar de las entrañas de la tierra y simboliza la fuerza, la espiritualidad y la voluntad creadora de una raza erguida y altanera; también quiero expresar con ella la renovación constante de un pueblo. Alonso Ríos Vanegas. Diciembre 26 de 1983


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Nada se quema por error Por: Buena siembra

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oy se queman las montañas para construir las más altas urbes, se escandallan tus más ricos y profundos colores, se olvidan tus tesoros y memorias patrimoniales por el consumo de espacios para el alquiler de nuevos carruajes, horas de vuelos interrumpidos por el fuego que produce el ruido de esas aves de metal; y aún así, sigues de pie dando tus aguas al Nare y de ahí al Cauca, claro, no tan bello y disfrutable como en tus más gloriosos tiempos, pueblo querido. No sé si el Oriente por donde nace el sol será tan verídico como que tus ojos sangran por tanta luz que desborda de tus paisajes, o si el limo que seca tus humedales son de ese accionar por extinguirte. Viste a un libertador en tus tierras, recorriendo páramos, llanos, bosques, ríos, para defenderte a capa y espada. Estuviste presente y ultrajado por la conquista española; también estuviste con Posada y sus palabras de aliento independentista que alertaban la llegada del ejército patriota. Esta fuerza en la que, si bien eran pocos, la ferocidad del joven y esbelto General Córdova puso a temblar tus tierras por parte de esos realistas que huían. Los pocos que quedaron en tu rico suelo, junto con la euforia de los patriotas, tuvieron que ver la luz más radiante e intensa que alguna vez se habría visto en tus suelos. “Que den al fuego los retratos de los reyes de España que se hallan en las salas del ayuntamiento por manos del verdugo en la plaza pública, y lo mismo los que tengan los particulares en sus casas, y lo mismo con todos los papeles que se (ilegible) en los tres años de esclavitud, pasados, sobre

sostener la dominación española”. La orden del General limpió de tu vista las postales de Carlos III, Carlos IV y la reina Luisa de Borbón; los óleos de los reyes que reposaban después de 200 años en las paredes de tus recintos, fueron llevados al frío y puestas a la vista de todos. Sin ningún trato especial, documentos, heráldicas, retratos, escudos, prendas...cualquier rastro del dominio español ha de arder. El instante en que tú estabas ahí, mi querido pueblo joven y libre, la montaña de elementos que arderían estaba lista, ceras y aceites sobre ellos. Tú en la primera fila, la orden está dada. La luz de una pequeña antorcha se acerca desde lo lejos, las personas que se encuentran esperando en tu plaza evidencian con asombro los instantes previos. ¿Alguna vez viste arder reyes? Te preguntarían. En adelante fue la llamarada más grande nunca vista en tu plaza. Ese día gris se tornó naranja por tanto brillo; ese brillo obsequio de los rostros de los reyes derritiéndose y alimentando las llamas. Que victorioso y orgulloso se sentiría el General viéndote libre y en tu suelo las cenizas de aquellos símbolos monarcas. Será que así se sentiría hoy viendo tus ríos en negritudes, con su cultura artesana casi que ya extinta, con tus montañas y praderas cubiertas de plásticos para la flora de extranjeros; la quema de Córdova dio un nuevo inicio, ¿será que la quema de tus riquezas dará un nuevo inicio? O será que tu pueblo necesita otra luz de esas brillantes para volver a creer en la libertad de tus aguas y tus tierras, mi Rionegro amado.


Maestro Por: Daniel Zegri

Carta para un muerto llamado Ricardo Rendón Bravo

Ya son más de las doce nocturnas, es otro día. Aún no termino de leer lo que escriben sobre un muerto. ¿Eres tu Ricardo? llevo tu apellido, vivo en tu pueblo ¡soy artista! ¿Coincidencia? Claro que no; me topé con otros cabezones y orejones, otros panidas para amar la vida y contradecir en la política. Ya no liberal porque anidan roedores de doble madriguera, pero sí Rojo con una tendencia a la libertad. Rionegro sigue siendo cuna de artistas, Maestro; aquí todavía se pronuncia tu nombre, en las calles, en las fiestas de la caricatura. Nuestras más hermosas mujeres y hombres todavía suspiran mirando esa sonrisa y esa mirada de ojos negros y profundos… te conozco no por la prensa sino por el retrato que pintamos en una esquina de la ciudad, otros panidas y yo nos levantamos en andamios arriesgando muchas veces el pellejo, fue codicioso elevar tu sombrero a la cúspide de un muro que mide unas 5 o 7 veces mi tamaño.

Cuando estamos jóvenes, no lo sabemos. No sabemos que somos aéreos sino cuando nos hundimos en el agua Ricardo Rendón no supo lo que era, sino cuando el celeste inquilino y entonces fue cuando se mató. Fernando González Apun

Primero, fue lo que mejor hacías: el dibujo; aunque también tratamos -a partir de una foto de archivo- lograr esa máscara perfecta de sales de plata granulada sobre papel blanco marfil, aprovechando una textura que tenía el edificio cuya intención es impedir precisamente que algún tipo de arte pictórico se adhiera a su fachada; ni carteles de protesta, ni de sindicatos, ni de eventos. Es una pared contra su exterior compuesta por un alto relieve de cemento y pintura. Pero ahí estábamos, sabías bien de política, ya te podrás imaginar la banda de provechosos buitres rodeando tu cuerpo anhelando verte completico, tú el rey de la mofa te reías en sus caras a medida que poníamos más óxidos de hierro y resinas acrílicas que es con lo que se pinta en este siglo, además de pinturas que rompen la capa de ozono. Maestro. Pensar en tus pequeñas notas, tan solo un pedazo pequeño de papel y un lápiz consumido hasta la última partícula de grafito para hacerte eterno y nosotros queriendo tocar el cielo con lo monumental del exhibicionismo que atañe las sociedades modernas. Una gran pared ubicada a solo cuadras de la casa de tu abuela, lugar donde empiezas a dibujar a tu corta edad de infante, se llenó con tu rostro. Pensar desde las alturas extenuado por el sol, hostigadas del negro y el blanco que siempre dan gris, miraba a la ciudad, esa que viste por primera vez, la liberal y de historia… hoy apenas un chiste mal dibujado por el tiempo:

A bordo de río no hay sombra negra, a bordo negras sombras se roban el río. Las calles están abiertas soportando epidermis frágil y corrupta Hoy y ayer el manjar está servido, el hombre de la corbata de franela sigue arrancándola. Los pájaros, los asesinos del pueblo, los que no soportan la libertad siguen gobernando. El mercado dicta cuántas cuadras tenemos, cuántos habitamos. Tu casa fue billar, la de tus abuelos tal vez es un parqueadero donde duermen carros y motos. Y no puede faltar la estatua cagada por las palomas, te hicieron del mismo material de Córdova. También quiero vivir ebrio con la nostalgia de los días grises, con el frío de Bogotá que es el de RIONEGRO. ¡QUIERO UNA CERVEZA SIEMPRE PARA DESAYUNAR!

Alto con s bra, oscuras aunque asesi en cada traz la última cur mofa sobre e franela, el fin Viene del i mente huma risa es la exp profesaba m ser absoluto laire, déjame Sus prime fue habitada nunca llegó porque la ma greso. Esto d esa psicologí y la mirada a Es un dibu chada, pero güenza como de la política lagartos, bui bancada de s rostro. Pued ponga sus o se destapa a demagogias; penetrante c terminamos.


ENFOQUE DE ORIENTE

a. se fue,

ntes para el retrato de un muerto:

sonrisa suicida. Caminante delante de su propia somojeras y negro sombrero. No dispara ni lleva cuchillos ina políticos; ríe de todo, “bebe la bebida”; se consume zo como si los huesos fueran carbón dibujando hasta rva de su existencia. Vive en la “época de oro” para la el papel, vio la masacre de las Bananeras, el corte de n del periodo godo y el inicio del grito de Gaitán. infierno porque… “la risa es satánica, luego profundaana” y ¡claro!, vino a parar al manicomio porque… “la presión de la locura”. Colombia donde en las iglesias se muertes a los liberales, porque… “lo cómico sólo puede en relación con la humanidad caída” ¡Ya para Baudee hablar a mí solito! eros trazos los arrojó en tierra maldita; maldita porque a por indígenas malditos por la corona, la libertad que y se convirtió en maldición hasta nuestro tiempo, y aldición de los recursos nos puso en el huracán del prodio a él un aura que no captura la imagen pero emana ía de su rostro; se puede sentir el chirriar de los dientes ajustando el último ángulo de cualquier cosa. ujo anima-do, lleva un alma en pena silenciosa y desdise ríe de eso y de lo demás, avergüenza su propia vero humano, prefiriendo señalar lo animalesco y brutal a bestial. Animales se toman el congreso, son topos, itres (en el 2018 el cerdo complementa la granja con su sanguijuelas), la caricatura política se encarnó en ese de temerle cualquier enmascarado mientras el humor ojos y carcajadas frente a su apariencia; se descubre, aquel escondido tras el traje de la burocracia y de las ; que quede siempre descubierto por una mirada tan como la de un muerto, saben quiénes somos y dónde .

El corte de franela y el primer dibujo de un paraco.

Esos mismos que sobrevolaron años atrás el país, nunca duermen ni desaparecen; después de cortar las gargantas que gritaron tierra y trabajo, libertad de expresión, hoy los sentencian, pregúntale a Matador, a Puro veneno, a Bacteria, de dónde aprendieron y quién les enseñó a dibujar paramilitares. Dibujó sin temblor en las manos, libre y revolucionario. De frente a la muerte porque ya había pactado con ella morir por sus manos; de frente, masificado en el Tiempo, sin temerle a la iglesia ni a los fantasmas que promueve; sin temor al desempleo por el clientelismo politiquero ni el lastre de loco o resentido social. Tener un lápiz para disparar, el arte como arma para arremeter contra las bancadas de senadores que cenan a la carta el país todos los días. Cuánta admiración se puede tener en estos tiempos de redes y comunicaciones, con qué franqueza y facilidad le habló al pueblo Rendón; lo entendían como a Radio Sutatenza, a un color, a dos, a tres; con xilografías, dibujos, litografías, pinturas, ¡y hasta poemas!

La primera vez que en Colombia se dibujaron crímenes de estado fue en puño y trazo del maestro Ricardo Rendón; la banalización de la imagen del conflicto provocado por el amarillismo no fueron más que sobras retratadas de la realidad cruda del país, no era necesario la exageración y la mentira sino la cautela de la verdad. Es cierto, son “artificios” lo que encarna un papel, pero verosímil su enseñanza ante la realidad mal dibujada y trazada por nuestros gobiernos. Esta gran obra del maestro debería ser pintada en el ubérrimo, en el congreso de la república o en Llanogrande, Rionegro, Antioquia. ¡Soy artista y me comprometo a hacerlo!

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#DeTintaYOtrosDelirios

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Naufragio en el río Negro

lo largo de las generaciones se ha ido perpetuando el relato de una historia verdadera que sucedió cuando los primeros conquistadores descubrieron el Valle de San Nicolás. Aunque existen diferentes versiones –como sucede siempre con la tradición oral-, la que parece más certera es esta que le escuché a una anciana octogenaria hace pocos días, y que trataré de relatar en este texto de la manera más fidedigna que me es posible. Cuentan que, entre la primeras balsas que se aventuraron a salir del Magdalena y comenzar a navegar aguas arriba por el que más tarde sería conocido como el río Negro, estaba la de Fray Crisóstomo de Quevedo, un misionero de carácter endeble y valentía escondida, que se estremecía de miedo cuando la pequeña embarcación se zarandeaba en los recovecos del río. A pesar de estar rodeado por otras balsas repletas de soldados con armaduras de acero, que con espadas y armas de fuego estaban dispuestos a contrarrestar cualquier ataque sorpresivo de los indios, Fray Crisóstomo se sentía desprotegido, y entre padrenuestro y padrenuestro lanzaba una maldición a su destino. Cuando todas las embarcaciones llegaron a ese valle de exuberantes verdes, por cuyo centro pasaba el río de aguas silenciosas pero fatalmente oscuras, los soldados que iban en la delantera fueron los primeros en tocar tierra, adentrándose en la selva, donde esperaban encontrar indios salvajes carentes de alma, pero poseedores de oro. Justo cuando la balsa de Fray Crisóstomo de Quevedo se iba acercando a la orilla en la que habría de anclarse, el cielo grisáceo retumbó como si mil cañones hubieran disparado al mismo tiempo, y un aguacero torrencial –de los que aún caen algunas veces sobre Santiago de Arma- se desató sobre todo el valle, oscureciéndolo de repente y haciéndolo presa de los violentos rayos. Dicen que, en medio de la tempestad, se oyó un grito desesperado, que se fue haciendo más lejano, hasta que se ahogó por completo. La balsa de Fray Crisóstomo no alcanzó a llegar a la orilla y fue arrastrada sin compasión por la creciente del río, llevándose consigo

Por: Luis Miguel Rojas.

al misionero y a los otros ocupantes. Algunos soldados que ya estaban en tierra y alcanzaron a escuchar los últimos gritos del religioso, relataron después que, antes de callar por completo, se le oyó exclamar: -¡Socorro! ¡Socorro! ¡Traigo el Libro del Secreto de los Tiempos! Atemorizados, los soldados se miraron entre sí sin saber qué hacer. Luego volvieron a escuchar: -¡Socorro! ¡Que me ahogue yo, pero que se salve el libro! Luego no se oyó más. La balsa desapareció sin dejar rastro, y nunca se supo del paradero de Fray Crisóstomo, ni del misterioso libro que traía entre sus manos. Desde entonces, muchas personas han tratado de buscar la embarcación hundida entre las turbias aguas, pero no han obtenido resultado. Hay quienes, incluso, se van por las noches a caminar por las orillas del río, pues mucha gente afirma que, cuando entra la madrugada, se oyen los gritos desesperados de alguien que se ahoga, que bien podría ser el alma en pena del bendito fraile. La curiosidad por saber de qué se trataba aquél misterioso libro que naufragó con Fray Crisóstomo nos ha llegado hasta Enfoque de Oriente y, por eso, nos hemos decidido también a iniciar la búsqueda de la embarcación hundida. Para lograrlo, hemos establecido unos puntos de encuentro muy cercanos al cauce del río. Quien quiera participar de la aventura, basta con que busque alguno de estos puntos. Pueden estar en el lugar menos esperado. A lo mejor no se encontrará todavía el Libro del Secreto de los Tiempos, pero habrá muchos más para leer mientras tanto. Ex libris: En la edición pasada prometimos que en esta haríamos la segunda entrega del texto acerca de la Sala de Lectura José Manuel Arango, pero la búsqueda del tesoro hundido se nos hizo más urgente. Sin embargo, pronto volveremos a hablar de la sala más agradable de El Carmen de Viboral.


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ENFOQUE DE ORIENTE

Conoce y disfruta de

los puntos literarios ubicados en el municipio de Rionegro

Reconocemos los espacios públicos justamente como escenarios para el encuentro e intercambio de ideas; esta es la razón por la que instalamos 20 puntos literarios en el municipio de Rionegro, con el propósito de lograr un intercambio de lecturas, narrativas, textos, historias, libros e informaciones por parte de las comunidades, de manera que los mensajes se fusionen en un mismo lugar, público, y de manera gratuita, propiciando así la divulgación directa y mensual del medio de comunicación Enfoque de Oriente, y proponiendo #NuevasManeras para el encuentro y el diálogo cultural.

¡Anímate a hacer parte de esta alternativa! Puedes depositar en estos puntos cualquier contenido que quieras compartir de manera colectiva y gratuita. No es necesario un trueque; puedes llevar el material contigo, dejarlo o después devolverlo a otro punto para que más personas lo conozcan y lo lean.

¡Es momento de que la lectura nos avive la memoria!


#LAPÁGINAVIOLETA

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Las gitanas

ENFOQUE DE ORIENTE

en Rionegro

Por: Carlos Andrès Zuluaga Marìn @saturatusrubino

l frenesí comercial que producía la feria de mercado sabatina en la Plaza Mayor de Rionegro, atraía a un sinnúmero de artesanos, agricultores y comerciantes, provenientes de la provincia Antioquia y diferentes latitudes. Desde su establecimiento en 1785, fue el epicentro de desarrollo de una provincia que apenas se alzaba en aras del progreso. Entre esta diversidad cultural de personas, de diferente índole racial, se destacaba un grupo de gitanos, provenientes de España, quienes habían migrado desde Egipto hacia la península ibérica hace aproximadamente unos 1.000 años, llegando al Nuevo Mundo presuntamente infiltrados en el tercer viaje de Colón. En la época de la repùblica aumentó la migración de esta etnia, algunos de ellos a territorio colombiano, llegando de Panamá, cruzando por el río Atrato, y finalmente internándose en la provincia de Antioquia. Sin embargo, fue después de desatarse la Segunda Guerra Mundial que su número aumentó notablemente, debido a la persecuciòn y el exterminio que el nazismo ejerció sobre ellos. La mayor concentración del pueblo Rrom en Antioquia, estuvo en el municipio de Itagüí, allí fundaron un barrio llamado Santa María, estableciendo su Kumpania (compañía). Se sabe que llegaron alrededor de 300 gitanos, constituyéndose como uno de los grupos más grandes que para ese entonces tenía el país. Desde aquel lugar migraban a diferentes poblaciones, principalmente a focos comerciales como lo era precisamente la feria de mercado de Rionegro. Aquí llegaban entonces las caravanas de gitanos, montados en sus caballos, con algo de ganado, con sus cargas de carpas y utensilios de hierro que fabricaban los hombres, según su milenario oficio: ollas, cucharones, jarricos y pailas de cobre -muchas de ellas utilizadas en las moliendas y trapiche-, bozales, cucharones, sillas de montar, herraduras... Mientras tanto, las mujeres fabricaban canastas de mimbre y caña. Se dividían: los hombres se dedicaban a vender e intercambiar sus utensilios y el ganado; y las mujeres instalaban sus carpas, y se disponían a atraer público para realizar la lectura de mano. Era una fascinación para muchos rionegreros la llegada de estas mujeres con sus trajes floridos y su particular exotismo; algunas se quedaban a vivir en sectores marginales como lo era la conocida calle de la “Chirria”. Allí habitaban con la bohemia de Rionegro, en residencias que se utilizaban como prostíbulos y donde pernoctaban algunos de los arrieros provenientes de sitios lejanos.

A pesar de las falsas creencias que impusó la iglesia a sus parroquianos con el estigma de que eran timadoras y brujas, las gitanas siempre terminaban llamando la atención del público. Hubo un subgrupo muy popular en Rionegro que fueron las gitanas Kremer, en algunas ocasiones instalaban sus carpas en la plaza y en el parque de San Francisco. La lectura de mano consistía en descifrar los rasgos de la vida de cada persona, adivinando por las líneas su futuro: la línea de la vida, del destino y el amor. “Nombre sea de Dios que venga la suerte para ti!”.. exclamaban, tras la atención de todo transeúnte. Comienzan a tocar sus palmas, y vacilar a las personas hablando en su propia lengua _ “E pinre na phiren, o muj na xal!” (¡Si los pies no caminan, la boca no come!), “Godaver lav mol buter sa love!” (¡La palabra sabia vale más que todo el dinero!). Al instante tenían una cantidad de personas rodeándolas, entre muchas otras mujeres del pueblo haciendo fila para su sesión de quiromancia o lectura de mano. Todas estas manifestaciones hacían ver a las gitanas como mujeres libres y autónomas en muchos sentidos. A pesar de que el vínculo familiar en el pueblo Rrom es patriarcal, la mujer era finalmente quien transmitía las costumbres y valores a sus hijos, con el fin de mantener viva su cultura. Existía entonces un fuerte hermetismo en sus enseñanzas, por este motivo nunca asistían a las escuelas locales, sino que su aprendizaje lo obtenían por parte de las madres. Su forma de ser y de actuar ante las demás mujeres que se encontraban sometidas a unas costumbres netamente patriarcales, inspiraban entonces la manera de cómo una mujer en su tiempo podía tener una autonomía laboral, una manera de vestir y expresarse diferente a cánones establecidos, que, en muchas ocasiones pudieron crear mella por parte de las autoridades civiles y el clero de Rionegro. “Tiene en sí, además de la esbeltez de sus formas, de su ligero talle y de sus graciosos modales, una mirada especial, a la que se atribuye la facultad de producir irresistibles amores. Sus brillantes ojos, entornados y dulces, reflejan la expresión del placer. Libre en sus acciones, en su porte y en sus placeres, habla, grita, hace más gestos que el gitano. El fuego de sus miradas demuestra en todas sus sensaciones, la viveza de sus movimientos y en sus posturas lascivas, las pasiones más violentas, y la costumbre de no oponerles freno” “Historia y costumbres de los gitanos” Pabanó. Año 1915

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Gitanas en el parque de San Francisco

“Yo no sé qué tristeza o qué alegría me producen estas aves errantes a quienes amparan el sol y la luna y el cielo y las estrellas y los árboles. Tristeza de irse a todas horas. Alegría de renovar el horizonte a cada que los pájaros cantan al alba. Alegría de no pesar sobre la tierra más de lo que pesa una yerba. Tristeza de no tener Patria, ni raza, ni alero nativo” / (Tic Tac: 1913)


#LAPÁGINAVIOLETA

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Ritualitos para lavar

e he puesto ya mi sombrero. He terminado ya el calentao pa mi esposo; he levantado a Luis y lo ando vistiendo para que vaya conmigo. Luis es el menor de mis dos hijos. Margarita es la mayor y tiene 12 años; como a mí, le gusta ir al río. También se ha puesto su sombrero. Espero que hoy haga sol, para que seque la ropa; es que mis conversaciones eternas y agrias son con el invierno, y hoy he amanecido cansada, sin ganas de pelear. Julio me ha dado un beso, y se va. Me supo a piedra. Margarita extiende la sábana, Luis separa la ropa para lavar; le gusta separarla por colores, -ha sido mi estrategia para que se entretenga y vaya conmigo al río, para que me ayude-. Su color favorito es el azul, y tiene una camiseta azul; dice que cuando se la pone cree poder respirar todo el cielo, pues su pecho es azul y cuando lo mira es como si allí se posara el firmamento. Es una razón más por la que nos gusta el verano. Y a mí, me gusta también el provocarle para que me diga esas cosas, me parecen palabras y pensamientos muy bellos para un niño de 7 años. Salimos de la casa, los tres hemos tenido que meter mano a la sábana para pasarla por la puerta. Pensé que hoy pesaría menos, pero no. Inicio mi ritualito. Encorvo mi espalda, cierro los ojos, suspiro profundo y le doy la bienvenida al peso en mi columna. Hay sol. Nos despedimos de Marta la vecina, y emprendemos el camino que siempre nos invita a bajar la falda. Van saliendo mis amigas de sus casas, algunas de ellas son lavanderas por decisión, otras por misión, otras más por liberación. Yo soy siempre la primera en pasar, vivo en la punta del pueblo, cerca a donde vive el diablo, camino más que las demás, diario.

Por: Mariana Álvarez López.

Voy llamándolas cada vez que paso, a veces por sus nombres, gritando o cantando. Luis silva fuertemente – su papá le está enseñando -, y Margarita -como casi siempre- va callada, dos pasos más adelante. Una vez en el río, mientras frotaba un pantalón pesado sobre la piedra, les propuse que dijéramos una palabra que como en el agua fuera reflejo de lo que éramos. Una a una empezamos a decir: río, agua, madre, mujer, color, vida, aguante, paciencia, manos… Siempre buscábamos cualquier pretexto para provocar que el tiempo pasase más rápido. Pero ese día, esas palabras suspendieron el trabajo y me incitaron a parar. Comencé a quitarme la ropa, dejé de lavar, me hundí en el río y les grité: ¡Se han dado cuenta de lo libres que parecemos!, pero ¿acaso lo somos? ¡Somos mujeres, trabajadoras¡, ¡que alguien me diga si en este tiempo eso es sinónimo de libertad! Nuestros dedos se arrugan todos los días, ni siquiera por el pasar de los años, sino por estar metidas en el agua noche y día. Y fue, ese día, cuando sentí como un no sé qué se posó en mí, queriendo vivir esta vida que nos puebla y estas ganas de beber el río que no cesan. Ellas me miraron, soltaron una risa que retumbó en el aire y siguieron lavando. Yo me resistía. Mientras caminaba con mis hijos, recordando el día en que cuestioné mi libertad por tradición o decisión, se instaló en mi cabeza una melodía que juntó todas las palabras dichas por mis compañeras, y entonces aquel jueves empezó distinto. Bajando por Belchite, rumbo al puente rojo, el que se mueve, el que antes de la conquista conectó a países, y luego a ciudades; el de apellido de hombres, poetas e ilustres, el de los Mejía; comencé a pregonar diciendo:


ENFOQUE DE ORIENTE

Mujeres vivas, de agua y río, Madre y mujer que tienes paciencia; Mira tu aguante de color vivo. ¡Ay lavandera!, vecina mía. Sal de tu casa que voy bajando Con una sábana llena de chiros.

Lavar. Hablar. Lavar. Estregar. Juagar. Reír. Frotar. Lavar. Extender. Secar. Doblar. Guardar. Caminar. Doler. Cantar. Volver. Cocinar. Comer. Lavar. Dormir. Despertar. Repetir.

No es una lista de mercar, es la de los verbos y tareas de lo que en el fondo hemos considerado una sociedad matriarcal, como el río que nombrado en masculino deja correr en él lo femenino: el agua. Las distintas labores realizadas por las mujeres en todos los tiempos han marcado el camino para la civilización sensible y humanitaria; la del encuentro con la palabra, la de la juntanza con la vecina, la del intercambio de recetas y anécdotas en la cama; la de la palabra definitiva para la toma de decisiones. Han sido las lavanderas, las maestras, las artesanas, las tejedoras, las madres, las hijas, las abuelas, las mujeres, quienes han resistido en aquel intento de santificar los lugares con su presencia. Aún los más grandes poetas, ilustres, artistas, esposos y guerreros acuden a las mujeres, a las que han dicho y alardean con ser de su propiedad, para consultar sus más sabias decisiones o situaciones. Y por más romántico que parezca, una y otra vez la historia recae en lo insólito y nos arrebata el relato de su cansancio, la pregunta de su libertad, el estrago de sus responsabilidades, el ingenio de sus acciones, la paciencia de su trabajo, el amor por su familia, la emoción de los besos, la lucha diaria en la cocina, la inquietud constante por su vida, el canto suyo, por ella, de ella.

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Lavar la historia como estropajo viejo, perdido, manchado, negro, olvidado, rasgado, no es juicio de la lavandera. Ese trajín de ver siempre las mismas prendas de seguro se vincula con un amor eterno, quizás con aquella camisa azul que permite ver el cielo en el pecho, y con ello aguardar en la memoria lo imprescindible, lo cotidiano, lo que sucede a la orilla del río o del charco. Bien logra saberlo la lavandera, que todo lo que el río se lleva no vuelve más; que cada vez que llueve el río no vuelve a ser el mismo; que el tiempo puede pintar realmente el río de negro, pero que su memoria tiene la capacidad de volverlo a ver claro, cuantas veces quiera. Bien lo sabe la lavandera que una vez ella estrega y enjuaga, la historia transcurre, y hay quienes abandonan las letras para no nombrarla, revivirla o rememorarla, queriendo simplemente que su vida, como su trabajo, emprenda camino con el agua.


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Letras puestas letras borradas Lucha continua. “La vida del hombre es una lucha continua. Desde que pisa el dintel de la cuna, hasta que va a caer exánime en el helado abismo de la muerte, su misión es combatir. Pero esta misión no la cumplen los hombres de la misma manera; hay combatientes sagrados que luchan incansables bajo la bandera del bien; que tienen por aspiración el cum-

Pareciera que las letras flotan inmóviles en el tiempo, susurrando al oído una canción de resistencia que aún hoy, dos siglos después, necesitamos seguir escuchando para encontrar el camino en contra del olvido, la desmemoria y la desgracia. Es entonces cuando vale preguntarse: ¿dónde quedaron las letras que vieron nacer a Rionegro?, ¿dónde quedó la historia de una prensa roja que no aparece en la historia nacional?, ¿dónde quedaron los ideales que algún día movieron las manos y los corazones de los que con las letras comenzaron las luchas?, y es que más que el color de la lucha que se emprenda, es el hecho de recordar y conservar en la mente y en el corazón aquello que fue importante en ese momento, porque sin duda, de una u otra forma, será importante en este momento, bien sea para enaltecerlo o para suscitarlo bajo la discreción del entendimiento. Basta remontarse hasta el siglo XIX para visualizar la magnitud del poderío que representaba en ese entonces poseer un periódico, no solo en términos económicos y tecnológicos, sino más aún, en términos ideológicos e intelectuales. Rebobinemos la historia y lleguemos hasta 1812. En las calles de Rionegro vivían personas realmente ricas, hidalgos e ilustrados con inclinación al pensamiento liberal, personas que deslumbraban a los cronistas que se sumer-

ENFOQUE DE ORIENTE

Por: Manuela Betancur Pérez plimiento del deber: que se inspiran en la fuente pura de la virtud, y que no cejan ni trepidan ante ninguna clase de obstáculos; y existen otros, por el contrario, que batallan por la mala causa, que abogan por el entronizamiento de todo lo que degrada y envilece el espíritu humano […]”. Estas palabras de vuelo inalcanzable se publicaron en Rionegro el 25 de agosto de 1878, en el periódico La Idea, creado por Fidel Cano y Juan C. Tobón. gían monte adentro a enfrentarse con la naturaleza inhóspita que no les aseguraba un retorno. Siempre para encontrarse con viviendas suntuosas, pertenencias envidiables y rojos que para aquel entonces ya poseían su propia imprenta. Una imprenta que fue usada por Manuel Antonio Balcazar y traída por Pedro Sáenz para realizar allí periódicos, que, según Carlos Andrés Zuluaga Marín, historiador del municipio de Rionegro, fue la segunda del país después de la de Santa Fe. Así pues, la prensa de Rionegro, como cualquier prensa en el mundo, comenzó a exteriorizar aquello que se llevaba adentro, aquello que, por lo menos para este pueblo, era la promoción del Estado libre y soberano aliado con el federalismo, que se disputaba con el centralismo para aquel entonces. Y como si fuera una maldición de un punto rojo entre un mar azul, la gallardía se fue acabando y Rionegro se opacó, no solo por deseo de los otros, sino por dificultades de los propios. Fue entonces, cuando tal imprenta que había sido un motor para aquellos que quisieron ver, cómo el Doctor Francisco Xavier Montoya, José Juaquín González, José María Aránzazu, José María Montoya, Cinforoso García y Pedro Sáenz, se llevó para Medellín, que comenzaba a ser la capital de la provincia de Antioquia, y dejó la prensa en Rionegro como un recuerdo de valientes.


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ENFOQUE DE ORIENTE

Minuto de silencio “Cuándo será que la humanidad vuelva a agruparse a una bandera común […]. Sí: yo espero con la más firme convicción que ese día venturoso no está lejano. Ese día llegará cuando se forme el corazón y la inteligencia de nuestro pueblo; cuando la luz ilumine el cerebro de todos los hijos desheredados y mártires de su miseria y su ignorancia; cuando se extingan el egoísmo y la ambición, cuando el fanatismo y la tartufería no sean profesiones lucrativas; cuando la buena fe y los elevados sentimientos del corazón, encuentren un altar en el pecho de cada ciudadano y un templo en el corazón de la República universal; cuando la conciencia humana sea libre; en fin, cuando se comprendan y practiquen en el mundo estas divinas y consoladoras palabras. Libertad! Igualdad! Fraternidad”. Termina así Tobón la editorial de aquel 25 de agosto de 1878, escrita el 15 del mismo mes. Ahora, aquel artefacto en el que se dio vuelo a este mandamiento, que parece haber sido escrito ayer, se encuentra reposando en

el Museo Casa de la Convención, aquella prensa que vio surgir la Constitución de 1863 y los Anales de la Convención, yace callada, inmóvil, esperando evocar la grandeza que se merece, no solo porque representa un logro enorme para la tradición y la lucha de muchos rionegreros, sino porque evoca la verdadera lucha que sigue sumiendo a un país encrucijado entre dos lados y una brecha enorme. Representa años de lucha y de esperanza en busca de una nación para todos, representa la vida inmutable que dejaron las letras de estos grandes maestros, representa la esencia misma de lucha que debe tener el buen periodismo. Es el recuerdo silencioso de un Rionegro que durante siglos buscó vivir, aunque tantas veces lo mataran. La imprenta de Rionegro lleva el sonido estrepitoso de aquellas voces que la historia nacional, inclusive, ha silenciado, y de la que el rastro se desvanece borrando las letras que evocaban la lucha de un pueblo que, a gachas aún, trata de levantar la tierra que le han arrojado en el lomo de la espalda. Por las letras puestas, letras borradas, que este sea el último minuto de silencio.


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LLOVER Llueve en la montaña

A veces nos quebramos, para encontrarnos, Llover cuando la necesidad es tanta, y todo está tan seco. Los desiertos también necesitan agua.

LA GUADAÑA

A Mauricio. Por: Luis Miguel Rojas.

La Guadaña ha rasguñado mi puerta De una manera escandalosa. A través de un intersticio Vi deslizarse un reflejo Que se fugó de su media luna metálica. Desde su pico puntiagudo Se soltaron dos gotas de sangre conocida Que al diluirse en el suelo provocaron Un ruido de tambores milenarios. Imagen: Maribel González.

M

Por: Mariana Álvarez L. Enfoque de Oriente. La vida es un homenaje; Un homenaje a la muerte, a la ausencia y a lo desconocido, Porque solo creemos conocer esta vida. La palabra es en sí misma un homenaje, y hay quienes tienen el poder de homenajear su vida entera. Y estas palabras todas, que son tuyas, son propias ya de nuestro recuerdo. Partir no es más que multiplicarse. Hablar no es más que extenderse. Escribir no es más que silenciarse. Y aquí estamos, en medio del silencio, escribiéndote, a vos que ya sos más que tierra, que sos aire, y fuego, y sobre todo agua. Agua de mar, de nube o de río, agua de río de quien muchos nombraron negro.

AMIGOS

Carrera 52

A mis amigos que no he olvidado Esas personas que no han cambiado Del más borracho, al más alegre En mi mente siempre han perdurado Amigos van, Amigos perdurarán Amigos van, Amigos de verdad Cerveza y alcohol, ¡Wooh! Y una canción, ¡Wooh! Para recordar los mejores momentos Y ver como la vida nos ha cambiado Cerveza y alcohol, ¡Wooh! Y una canción, ¡Wooh! Para recordar los mejores momentos Y ver como la vida SKA SKA SKA! Días de toque, días de ensayo Con la música de nuestro lado Y esos parches que nos armamos Haciendo vaca pa´ comprar el trago ¡Y esos momentos perdurarán Esos momentos no los voy a cambiar!

Aún llegaba de afuera el vaho De la tierra infértil, Donde duermen las hienas Que no tienen crías Y los árboles secos dan sombra A esqueletos rellenos de intemperie. Mi mano derecha, que se había Enrojecido al contacto con la lumbre Se enfrió de golpe -como el rostro de un penado Que recibe la noticia de la horcaAl descorrer el cerrojo Que unía al dintel la puerta. Cuando los goznes agotaron La totalidad de su ángulo, La Guadaña danzó ante mis ojos Como una cobra adormecida y sedienta, O como el aspa de un molino Que se va quedando sin agua. Luego permaneció quieta, enhiesta Ante mi rostro asustado. Tuve suerte de que no me rozara A pesar de la cercanía. Pero de mi puerta manchada de rasguños Se empezaron a desprender Finas astillas de madera Que caían al piso Como frutos que se aprestan A recibir la podredumbre.


23 #TERRITORIO

ENFOQUE DE ORIENTE

Los bordes del Río:

Propuesta de espacio público en el río Negro

Imagen por: Santiago Zuluaga Henao. Figura 1. Fotomontaje Intervención en el Río Negro, puente carrera 50. Por: Santiago Martínez Gómez – Valentina Mejía Velásquez. Colectivo APS La ausencia de espacio público y su apropiación como fenómeno y problemática del desarrollo urbano contemporáneo. o es necesario profundizar y repetir lo que representa el no poder contar con un sistema de buenos espacios públicos y de la conciencia y uso de estos; si bien el problema puede resultar evidente en la planificación y crecimiento de la ciudad, es en la dinámica individual -la del habitante- en donde se sugiere una especial atención, pues es la que altera la relación directa con el espacio y su significado, teniendo así, repercusiones que pueden modificar la forma en la que una sociedad entiende y compone su territorio. Rionegro como urbe en crecimiento no se exime de este panorama. Su carencia de unidad y lógicas urbanas parecen desplazarse a un segundo plano cuando de espacio y apropiación de lo público se trata. En sus habitantes se escasea la conciencia y uso, lo que genera respuestas a esta ausencia, enfocando e insertando sus formas de relación al interior de la precaria pero alarmante propagación y oferta de malls y centros comerciales. ¿Es la intervención formal y la creación de nuevo espacio público, la respuesta a la falta de apropiación y conciencia por parte de los habitantes de Rionegro? ¿Es el río Negro el mejor escenario para la solución? Antes era difícil contemplar una ciudad sin la presencia de un río; hoy es difícil comprender la presencia del río en la ciudad. Casos como el del río Aburrá hacen evidente el poco diálogo entre territorio y ciudad, un camino que conduce a condiciones tan drásticas como la desnaturalización del río: una línea casi recta, casi infinita como cauce, una ocupación irreverente de sus bordes, un río en función de la movilidad vehicular, un río como receptor de los desechos que genera la ciudad, un río que fue arrebatado de su esencia y de su por qué; un río que no es un río. Reocupar sus bordes con espacio público es el esfuerzo más evidente por “reintegrarlo” a la ciudad; sin embargo, no es más que otra forma de subordinar el río a las dinámicas de esta y a sus necesidades. No es precisamente lograr que la ciudad opere con las lógicas del río como en algún tiempo sí lo hizo su territorio.

N

El río Negro, “de aguas mansas que cruza la selva, oscuro y sombrío”, es el elemento territorial de mayor singularidad del Municipio. Un río tímido, intermitente en la urbe, un río anónimo tanto en el crecimiento como en la mente de sus habitantes; lo ven, pero no lo reconocen, no le dan continuidad; es un río olvidado. Su esencia no ha sido desplazada por la utilidad (aún), a excepción de sus bordes, donde la minería deteriora sus propiedades al igual que la gestión inmobiliaria los condena a la exclusividad. Ocuparlos con espacio público no evitaría que el río muera; sin embargo, lo sacaría del olvido. Preservar su condición natural significaría la continuidad de su esencia, lo transformaría de nuevo en un elemento estructurante territorial. Si en sus bordes se omite la ocupación principalmente antrópica, sería en su cauce donde tomaría lugar la expresión de lo público, un espacio de todos y de nadie. Entre cauce y habitante, un dispositivo que permita la relación y que opere con las lógicas de los ríos, generando una interacción que no es de carácter de comunidad ni de índole recreativa o comercial, sino un diálogo entre habitante y territorio, por lo tanto una vivencia espacial. Las proliferaciones de contenedores comerciales engullen a los ciudadanos cada domingo asegurando tranquilidad, seguridad, comodidad, aire limpio y belleza, ¿acaso no es lo mismo que ofrece el río? No; el río no lo ofrece, el río lo posee. El río no es un contenedor que engulle, es un escenario que invita; es un personaje encarnando el papel de receptor en un diálogo promovido por el habitante y cuyo fin es comprender, reconocer y vivir la relevancia de lo imparcial, de lo que es de todos y de nadie. Dos capas: territorio y ciudad; el primero estructurado irremisiblemente por el río, el segundo puede decidir evitarlo o entender su condición, dejarlo ser y crecer bajo sus lógicas. Rionegro podría ser entonces la ciudad de un río que ofrece a sus ciudadanos un lugar para apartarse, para sentirse puro y perderse en el tiempo y en el espacio bajo un propósito mucho más noble que el mercado. Reencontrarse con su río, con su fauna, con su naturaleza, con su cuerpo y con el otro, para poder llegar a ser -algún día- la ciudad del río Negro.


24 #MOVIMIENTOSOCIAL

ENFOQUE DE ORIENTE

A la mentira política la persigue el poder del pueblo

T

odo hombre que se involucra en la política inicia su discurso exclamando que dice la verdad, y que lo que de ahí en adelante continúan son promesas próximas a cumplirse bajo la sentencia de ser elegido; sino, ese lugar, predilecto para su mandato, se priva de tan magníficas propuestas. Rionegro en su historia ha tenido 10 alcaldes populares. Aseguramos la idea de que todos han prometido. Algunos han cumplido, otros han quedado cortos, y unos más se han instalado en la memoria de sus habitantes bajo el imaginario de ser muy buenos, por su caridad y devoción, como si cumplir su deber fuera en sí mismo un acto revolucionario y de admirar. También, están los que se guardan en el baúl de los malos recuerdos por el aprovechamiento de aquel voto de confianza que cada vez pierde su fuerza y a los actuales más les asusta, pues se ha fracturado la crónica de la corona de reyes y virreyes. Del otro lado, el pueblo. Al que han adjetivado los grandes pensadores y filósofos, entre las calles y las universidades, como borregos. Bajo el recordado dicho de: “para donde va Vicente, va la gente”, así vamos, caminando de aquí para allá; lo que parece es que Vicente es amigo del alcalde que sin ser elegido ya sabe que ha ganado; el mismo que sin un escrutinio de votos y un alza en el censo ya celebra en su casa de estrato 6, ubicada en un lugar -como dicen los cuentos- muy muy lejano del municipio que gobierna, sin pagar la valorización que ya propone y la rebaja de impuestos que no cumple, con sus 2 o 4 hijos, y su esposa, la que no figura en los medios quién sabe por qué razones. Aunque, hay a quienes no se les da a la primera en una alcaldía (pero sí en una gobernación), y entonces insisten, una y otra vez, hasta que casualmente ingresan al municipio justo en el momento en el que económicamente los índices, diapositivas y documentos marcan en línea ostentosa y azul los ingresos populares. Y entonces todo empieza a tener sentido, se acumulan los años de mandato. La inversión en un hospital es un asunto innegable, según el estudio contratado para la rendición de cuentas, es mucho más favorable fusionar instituciones y no distinguir entre estratos ni servicios, pues total la gente del municipio no es pobre y nunca necesita atención inmediata. Se normaliza la curiosa creación y venta de empresas, así como la idea de que las instituciones funcionan con sus cuatro paredes, vacías, huecas; como las promesas que se dictaron coquetamente en grandes escenarios y que desde siempre son falacia. Aunque siempre nos dirán: “No es eso, entiendan, ¡no hay plata!” Si algo nos enseñan las madres, como filósofas de la vida y el hogar es que sí hay plata, lo que no hay son prioridades. Y entonces, ilógicamente mientras la prioridad del pueblo es aliviarse, la del alcalde es un tren ligero, es la imposición de proyectos en clave del progreso a costa del desplazamiento de los habitantes, es el desarrollo económico sobre el desarrollo social, es mantener una imagen positiva -pese a lo ya mencionado- pagando y contratando medios de información que, como en la mismísima propaganda del 3er Reich, dan cuenta de cómo los oprimidos rinden

pleitesía al opresor. Y entonces se activa la estrategia de panfletos, circulares, imágenes y propuestas exitosas ejecutadas por los otros populares elegidos, toda una cadena minuciosa de palabras y versos que riman y resuenan, y que como parece la vida: circulan de nuevo en la misma intención, y no avanzan; una estrategia como la endulzar a un niño con un chupete que en el fondo trae un chile verde. Son muchas las razones por las que las gentes del común, como tanto les incomoda escuchar en tantos centros, gritan y se manifiestan en las plazas de quien históricamente es libertador, mientras al frente una pantalla gigante, con sonido estruendoso y exagerado, tritura los oídos de quienes convocan, marchan y sufren las consecuencias de un gobierno que omite e impone; el mismo que es herencia de acciones pasadas, un delfín de la política de la promesa y la oratoria. Rionegro parecía no creer en la movilización; parecía no tener la capacidad de articular sus causas y luchas para volver a la plaza. A Rionegro ha llegado un mandatario que ha provocado la movilización de múltiples sectores, la reunión en las calles, en las cafeterías, en los centros educativos, hartos del ultraje administrativo, y eso se demostró el pasado 14 de noviembre. Es esta una de las tantas razones por las que este producto comunicativo cobra relevancia, para dar cuenta de que Rionegro necesita regresar a la lucha por su libertad; basta de los conformismos, basta de las arbitrariedades, todas, las que se evidencian en el bolsillo, en las calles, en sus recursos, en las empresas, en las comunidades. La libertad parece desligarse cada vez más de esta tierra donde corre el río Negro, que ya sin árboles que den sombra sigue viéndose oscuro. Este pueblo en anhelo de ciudad ha perdido su propio conocimiento y se ve reflejado en las ondas de la imposición. Esta ciudad de Santiago de Arma, de bandera blanca y roja está desteñida con el paso del tiempo, y no son los juicios los que hablan, es la historia que se retrata, son las narrativas que aquí se han plasmado. Hemos dejado de ser la cuna de la libertad para ser el nido de parqueaderos donde se esconden las ratas, donde se negocia el patrimonio arquitectónico e histórico, donde se vende la identidad y se amplía la brecha entre habitante y tierra, habitante y agua, habitante y memoria. Las casas de los próceres, de los artistas, de la historia, de lo que intenta guardar el Municipio, en donde viven los fantasmas y ahora sí, los muertos olvidados en el polvo recóndito de los techos que ya se caen y que hasta les imponen su caída, pasan a la vida de parqueos que se avalúan y homogenizan, como si todos pensaran lo mismo, como si todos pudieran pagar lo mismo, como si la misión única de una administración fuese ponerle costo a las cosas. Como si todo se comprase con dinero, como si la cifra, las estadísticas y los costos correspondieran al valor de la historia y el conformismo de su gente. *Esta narrativa es una construcción colectiva y comunitaria en consecuencia de la actualidad de Rionegro.


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