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Pánico bipartidista ante el inminente junte patriótico
“Nuestra tierra pide que la defendamos porque al perderla, nos habremos perdido a nosotros mismos. Seremos extraños en nuestro propio suelo y lloraremos un llanto tardío sobre sus escombros.” (Abelardo Díaz Alfaro)
Tal y como habíamos anticipado en columnas anteriores, el bipartidismo colonial, conformado por el burdo concubinato de anexionistas e inmovilistas renegados, sabe que sus días en la administración pública están contados. De ahí que ambas colectividades hayan madrugado dándose a la tarea de reactivar sus camadas de analistas a sueldo para demonizar, desmoralizar y desarticular el inminente junte patriótico que habrá de manifestarse en las urnas en los comicios de 2024 bajo la consigna de una Patria Nueva. Ellos saben igualmente que se trata de un movimiento amplio de pueblo no solamente para sanear la administración pública del país, sino también para forzar a Estados Unidos a cumplir con su obligación histórica de descolonizar y resolver nuestra infame condición colonial tras 125 años de subordinación política.
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De modo que, dieciocho meses antes de las elecciones generales, tanto el anexionismo como el inmovilismo incondicional sacaron “el cuco a pasear” utilizando para ello, a través de los Díaz Olivo, Rodríguez Juliá y los Colberg de la vida, entre otros, los trillados y obsoletos temas del antiamericanismo, el comunismo, socialismo, dictadura y separatismo al pretender vincular al pueblo patriótico con Hugo Chávez y Nicolás Maduro de Venezuela, Daniel Ortega de Nicaragua y los hermanos Castro de Cuba. Incluso, pretenden mercadear con la amenaza de la pobreza extrema, la corrupción, el crimen organizado y la emigración masiva cuando esas realidades sociales han formado parte histórica de sus respectivos gobiernos bajo el régimen depredador y colonial que nos ha tocado vivir bajo la bota de Estados Unidos desde 1898.
Por su parte, el laureado escritor, Edgardo Rodríguez Juliá, que en un momento dado de su vida se asegura fue independentista, en su última columna titulada “Los independentistas” (El Nuevo Día -11 de marzo de 2023), arremete furiosamente contra el independentismo puertorriqueño al catalogarlos de ‘antiamericanos’ y otros epítetos tergiversados. ¿Cuál fue el propósito de su columna? La contestación se cae de la mata: demonizar, desprestigiar y desarticular las fuerzas patrióticas de Puerto Rico ante el inminente junte electoral que se avecina contra el bipartidismo corrupto y colonial. ¡Que no quepa la menos duda de que tal columna debió haber dejado profundamente complacidos al bipartidismo amoral y antipatriótico que nos ha gobernado por los pasados 70 años!
Aparentemente, Rodríguez Juliá pretende que el independentismo puertorriqueño claudique a su ideal patriótico para integrarse al bipartidismo corrupto y colonial causante de nuestros problemas existenciales. Se olvida el laureado escritor Rodríguez Juliá que tanto el anexionismo antipatriótico como el inmovilismo colonial han sido parte de nuestros problemas existenciales al convertirse, ambas colectividades, no solamente en cómplices, sino en rabizas del régimen políticoindustrial-mediático impuesto por la metrópolis desde la conquista en 1898.
Como diría el refranero pueblerino: “Con amigos como el laureado, Edgardo Rodríguez Juliá, no se necesitan enemigos”.
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