Edición 972

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SALVIFICI DOLORIS

Nuestro lema pastoral para este año 2025, en la Diócesis de Cúcuta, es el mandato del Señor, cuando estaba con los discípulos antes de la Ascensión al cielo y deja instrucciones para continuar la obra misionera, diciendo: “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo, Él vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra” (Hech 1, 8). Este mandato lo tomamos hoy en la Iglesia en salida misionera para ir a todos los pueblos a hacer discípulos misioneros del Señor: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 19 - 20).

Para asumir con fervor espiritual este mandato misionero es necesario tener un encuentro con Jesucristo, pues vamos en salida misionera a transmitir no una idea de Dios, sino una experiencia con Jesucristo que está vivo, de quien experimentamos su perdón y su amor misericordioso. El Papa Francisco así nos lo recuerda cuando afirma: “¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida nueva!” Entonces, lo que ocurre es que, en definitiva, ‘lo que hemos visto y oído es lo que anunciamos’ (1Jn 1, 3) (Evangeli Gaudium 264), porque es una gran noticia que no podemos dejar para nosotros mismos, sino que deseamos que sea conocida por todos en el mundo, de la que nosotros somos sus testigos.

Sean mis testigos (Hech 1, 8)

Es posible sostenerse en la vida siendo testigos de Jesucristo, si esta mos en plena unidad con Él, median te el estado de gracia en el que nos esforzamos en permanecer, auxiliados por la oración contemplativa que nos permite entrar en comunión con el Señor de corazón a corazón, para experimentar la gracia de Dios, que nos lleva por caminos de santidad. El Papa Francisco nos lo recuerda cuando afirma: “La mejor motivación para decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse en sus páginas y leerlo con el corazón. Si lo abordamos de esa manera, su belleza nos asombra, vuelve a cautivarnos una y otra vez. Para esto urge recobrar un espíritu contemplativo, que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza, que ayuda a llevar una vida nueva. No hay nada mejor para transmitir a los demás” (EG 264).

evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más” (EG 264). No es posible anunciar a Jesucristo con la vida, si no se ha experimentado su amor misericordioso, que perdona y salva.

“Para asumir con fervor espiritual este mandato misionero es necesario tener un encuentro con Jesucristo, pues vamos en salida misionera a transmitir no una idea de Dios, sino una experiencia con Jesucristo”.

Para entender profundamente el mandato del Señor para ser sus testigos, se hace necesario un encuentro personal con Jesucristo, que es el amor sin límites que nos salva. Nuestro Señor Jesucristo entregó su vida en la cruz por todos nosotros, mostrándonos cuánto nos ama. Un discípulo misionero tiene que experimentar el amor de Dios que salva y por eso el corazón, ardiendo de fervor por la evangelización, suscita en el misionero el deseo vehemente de anunciar al Señor por todas partes. Así lo expresa el Papa Francisco: “La primera motivación para

Es por esto que el misionero tiene que ser un contemplativo de Jesucristo Crucificado, que en gracia de Dios comunique el Evangelio, que es camino, verdad y vida que nos lleva hasta el Padre y con el cual se identifica cada día. Sin la gracia de Dios, sin la oración, sin el alimento de la Eucaristía diaria, no es posible ser un verdadero discípulo misionero del Señor. Se podrán hacer muchas actividades, pero no se comunica con valentía la persona de Jesucristo y su Evangelio. Así lo expresa el Documento de Aparecida: “El Espíritu Santo, que el Padre nos regala, nos identifica con Jesús - Camino, abriéndonos a su misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos unos de otros; nos identifica con JesúsVerdad, enseñándonos a renunciar a nuestras mentiras y propias ambiciones, y nos identifica con Jesús - Vida, permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros ‘tenga vida en Él’” (137).

La espiritualidad misionera centrada en Jesucristo, hace que el discípulo viva desde dentro su condición de cristiano, que produce el fervor por la misión, es decir, por vivir en anuncio constante del Evangelio con la vida entregada a Dios y con las palabras que brotan de un corazón en gracia, para ser sus testigos. Aparecida nos lo enseña cuando afirma: “La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión de toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre. Es un ‘si’ que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo Camino, Verdad y Vida” (DA 136), para seguirlo radicalmente asumiendo la propia cruz, unida a la cruz del Señor, cumpliendo con el mandato misionero de ser sus testigos por todos los confines de la tierra.

Hoy recibimos con la alegría de los hijos de Dios el mandato del Señor: Sean mis testigos (Cf Hech 1, 8) y de rodillas frente al Santísimo Sacramento, mirando y contemplando el Crucificado, abrimos nuestro corazón a la gracia de Dios, dejando que Él nos contemple, reconociendo su mirada de amor para con nosotros, recibiendo su perdón y comunicando este encuentro con Jesucristo en salida misionera, por todos los confines de nuestra Diócesis. Que la Santísima Virgen María y el Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor la gracia de sentirnos todos los días llamados y enviados por el Señor a ser testigos de su cruz y resurrección.

En unión de oraciones, reciban mi bendición.

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.
PRESIDENTE
Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Se entrega la segunda ayuda destinada al epicentro de la crisis

Desde el pasado 16 de enero del presente año la zona del Catatumbo ha vivido una escalada de violencia que ha dejado a miles de familias, niños, adultos mayores y hasta mascotas en situación de desplazamiento y vulnerabilidad. Aunque en su mayoría han huido a la ciudad de Cúcuta o municipios aledaños, otros se han quedado en el casco urbano de Tibú o en algunos refugios situados cerca de veredas y municipios en donde los enfrentamientos no han alcanzado un punto crítico.

La Diócesis de Cúcuta, viendo la situación, decidió movilizarse para poder llevar hasta aquellas familias y

personas las ayudas necesarias que mitigarán en algo la situación por la que están pasando; para ello se realizaron dos campañas de recolección de ayudas: la primera el día 23 de enero, la cual logró reunir un camión con aproximadamente 6 toneladas entre alimentos, bebidas, café, leche en polvo, ropa, zapatos, implementos de higiene y juguetes; todo esto estuvo organizado a través de la Fundación Banco Diocesano de Alimentos.

La comisión, que llevó esta ayuda, partió desde la parroquia San Pío X en la ciudadela de Juan Atalaya, a las 6:00 a.m., y las donaciones fueron entregadas en el Catatumbo al Obispo

de la Diócesis de Tibú, Monseñor Israel Bravo Cortés, quien al conocer la distribución de los albergues y zonas donde se encontraban los desplazados, se encargó de entregarlas.

Posteriormente, la segunda ayuda, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, la organizó para el domingo 26 de enero, desde una campaña de donación de alimentos no perecederos, a través de las 112 parroquias de esta Iglesia Particular, logrando recaudar, con apoyo de varios Bancos de Alimentos de Colombia (ABACO) y otras organizaciones, 50 toneladas de ayudas.

Para organizar las ayudas se contó con un gran grupo de voluntarios de diferentes comunidades religiosas, agen-

tes de pastoral y sacerdotes, se dispusieron para recibirlas, clasificarlas, embalarlas, pesarlas y posteriormente cargarlas.

La comitiva que llevó esta ayuda a Tibú el martes 28 de enero, estuvo constituida por los sacerdotes: José Élver Rojas Herrera, rector de la Basílica Menor de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá; el presbítero José David Caña Pérez, párroco de San Pío X; el presbítero Carlos Eduardo Escalante Escalante, director de la Fundación Banco Diocesano de Alimentos; el presbítero Jaime Antonio Blanco Collantes, párroco de Asunción de María; el presbítero Diego Eduardo Fonseca Pineda, director del Centro de Comunicaciones y la hermana Gloria Patricia Celis Villamarín de la Comunidad Nueva Vida.

EEmpleados de la Diócesis vivieron la gracia del jubileo

ste momento de gracia y misericordia inició a las 9:00 a.m. con la adoración a Jesús Sacramentado, que dirigió el pres- bítero Álvaro Antonio Gutiérrez Buitrago, párroco del Sagrado Corazón e integrante de la comisión de arte sagrado. Al mismo tiempo se ofreció el sacramento de la reconciliación a los empleados que se dispusieron y también a los fieles que se acercaban a la Catedral San José.

La Eucaristía estuvo presidida por el presbítero Wiliam Aguilar Vargas, vicario general, quien en la homilía agradeció a los presentes por los años de servicio, expresó: “pueden verse como manifestación del amor a Dios”. También mencionó que “este momento con Dios era perfecto para poder dar las gracias

por los favores concedidos, como una oportunidad para renovar fuerzas y retomar la misión de evangelización y el servicio que se nos encomienda a da uno. Ustedes han vivido esta verdad, cada día en sus tareas administrativas y eclesiales, han sido verdaderos servidores del evangelio”.

Al finalizar la celebración, el presbítero José Élver Rojas Herrera, vicario de asuntos enconómicos, comentó que para celebrar a plenitud el jubileo se debe realizar una obra de caridad, por eso en nombre de los empleados, la Diócesis llevó útiles escolares a 160 niños de primaria del Colegio José Aquilino Durán, sede Nuestra Señora de las Angustias.

Monseñor José Libardo Garcés Monsalve dio inicio a las Visitas Pastorales

El lunes 27 de enero, la vicaría de san Luis vivió un momento de gran alegría al iniciar oficialmente las visitas pastorales de Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.

La apertura de estas visitas se celebró con una Eucaristía, que tuvo

lugar en la Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, ubicada en el barrio San Luis, que presidió el Obispo y que fue concelebrada por los sacerdotes que acompañan las comunidades parroquiales de esta vicaría.

En este escenario de profunda espiritualidad, también se congregaron

Los religiosos de Cúcuta, alcanzaron la indulgencia plenaria

El pasado sábado 1 de febrero, desde las 8:00 a.m. diferentes comunidades de religiosas y religiosos de esta Iglesia Particular se dieron cita en la parroquia Santísima Trinidad, ubicada en el barrio Cundinamarca, para vivir el jubileo

y alcanzar la indulgencia plenaria. El sacerdote eudista Néstor Alfredo Sánchez Martínez CJM, dio inicio a la jornada con una oración y luego se realizó una charla de formación dirigida por el sacerdote dominico Jhon Wilder Alarcón Hincapié OP.

fieles y miembros de las parroquias de la zona para ser partícipes del comienzo de estos recorridos.

Durante la ceremonia, una delegación de agentes pastorales de la parroquia de Nuestra Señora de la Paz, situada en el municipio de Los Patios, recibió el Cristo que presidirá cada uno de estos momentos donde

el Obispo, llevará la presencia del Señor al encontrarse con los niños, los jóvenes, las familias, los enfermos y quienes ayudan en la evangelización en las comunidades de fe.

Al cierre de este edición, la visita pastoral había llegado hasta la parroquia san Vicente de Paúl.

La peregrinación inició desde el monumento de Nuestra Señora de Fátima, donde el padre Carlos Fernando Duarte Ribero realizó el rito de la inauguración del templo jubilar de la Santísima Trinidad y la bendición de los cirios, en las vísperas de la Fiesta de la Presentación del Señor. Luego se rezó el Santo Rosario y se oró en cada misterio, por el Papa, los sacerdotes, los religiosos de la vida consagrada y por la paz del mundo.

Una vez llegados al templo parroquial se leyó la bula de convocación del año jubilar de la comunidad de la Congregación de Jesús y María (CJM) o conocidos como eudistas y se celebró la Santa Misa que presidió el vicario general de la Diócesis, el padre William Aguilar Vargas.

Avanza la reunión de los Obispos de Colombia en la CXVIII Asamblea Plenaria “anclados en la esperanza”

El lunes 3 de febrero de 2025 se dio inicio a la Asamblea Plenaria n°118 de los Obispos de Colombia. El cardenal Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, presidió la Eucaristía inaugural, que estuvo concelebrada por Monseñor Francisco Javier Múnera Correa, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, y Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, vicepresidente. El mensaje central se centró en destacar que los obispos necesitan tener una “fe combativa y resistente” y renovarse en la fraternidad misionera con Jesús para evangelizar en ambientes desconocidos, siempre apelando a la humanidad.

Durante su intervención, Monseñor Múnera Correa reafirmó el compromiso de la Iglesia con la misión y la sinodalidad, y su labor como generadora de esperanza en medio de los conflictos sociales y políticos del país. Recalcó la responsabilidad de ellos como pastores de velar por la justicia social, la reconciliación y la paz, e incentivar la esperanza en las comunidades.

Esta Asamblea cuenta con la participación de figuras clave como la hermana Gloria Liliana Franco, madre sinodal y presidenta de la Conferen-

cia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas, y los padres sinodales: el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá; Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín; y Monseñor José Miguel Gómez, arzobispo de Manizales. Ellos compartieron sus experiencias de la segunda sesión de la Asamblea General Ordinaria

del Sínodo de los Obispos, celebrada en Roma en octubre de 2024.

Durante esta reunión de los Obispo del país, uno de los temas clave fue el análisis de los conflictos internos que enfrentan los obispos en sus territorios, y cómo la Iglesia puede fomentar cercanía y escucha para encontrar soluciones que pro-

muevan una paz sólida. Monseñor Orlando Olave Villanoba, Obispo de Ocaña, destacó que “abrir nuestros ojos al mundo y a la realidad del país nos ayuda a seguir siendo profetas de esperanza”.

Otro tema abordado fue cómo fortalecer las relaciones de la Iglesia con ciertos grupos sociales. Los obispos acordaron incluir a las mujeres en esta iniciativa, como subrayó Monseñor Fidel León Cadavid Marín, obispo de Sonsón–Rionegro: “Necesitamos que no haya muros, ni prejuicios que le impidan a algún grupo de la comunidad eclesial de hacer presencia y actuar y ser coparticipe de la misma misión”.

Al finalizar la jornada del tercer día, los Obispos emitieron un pronunciamiento sobre la situación social del país, pidiendo no desviar la mirada de necesidades humanitarias urgentes, como la crisis en el Catatumbo y otras zonas de Colombia. Este mensaje desatacó que el sufrimiento y los llamados de auxilio de estas comunidades no pueden ser ignorados; además de hacer un llamado al Gobierno Nacional y a las instituciones estatales para trabajar unidos en la búsqueda de una paz duradera.

Encuentro de las Comunidades Eclesiales Misioneras

DESARROLLO DEL TEMA OBJETIVO

Que los fieles bautizados se reúnan en las pequeñas Comunidades Eclesiales Misioneras, en torno a la Palabra de Dios para vivir un espacio de oración recordando el acontecimiento de la presentación del Señor como momento celebrativo, así como la oración en torno al jubileo dirigida especialmente a los religiosos, a los enfermos y a todo el personal de la salud.

1. ORACIÓN INICIAL

Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo del gran amor de Dios y prepara nuestro espíritu para celebrar con fe este encuentro, en la esperanza que no defrauda, en la caridad que no espera recompensa.

sagrar. Es muy sencillo, pero muy profundo. El padre, o la madre se inclina sobre su hijo y marca una crucecita con su mano en la frente del hijo. Con este gesto están implorando la presencia de Dios en su alma, en su corazón. Y con este gesto de alguna manera se obligan a inclinarse ante el templo de Dios que es su propio hijo. Para saber cómo y de qué manera hemos de bendecir a los demás, no existe formula ni receta, este deseo ha de surgir según la originalidad y la fe de cada familia, sin llena esta costumbre de mucho contenido, aquí no cuenta más que el deseo de bendecir y las palabras sencillas.

cuando está malo, también tu cuerpo está a oscuras”.

Palabra del Señor

4. PROFUNDIZACIÓN

LOGÍSTICA

Invitar a los vecinos al encuentro.

Adecuar un lugar con sillas.

Realizar el lema del mes y colocarlo en un lugar visible para los asistentes al encuentro.

Adecuar un altar a la Santísima Virgen María, acompañado de la Palabra de Dios y la luz.

Preparar un lugar simbólico donde quienes asistan al encuentro puedan presentar su ofrenda al Señor, eso que quieren presentarle para el trabajo pastoral en cada comunidad, este espacio ha de ser preparado con anterioridad por los animadores del encuentro (se pueden con anteriorioridad dar a cada uno de los asistentes al encuentro pequeñas cajas en forma de regalos, para que allí ellos coloquen su deseo u ofrenda y después esto sea colocado en un lugar estratégico, en el templo).

Espíritu de Verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, la culminación de la historia. ¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

Espíritu Creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral de este milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva.

Amén

2. PROFUNDIZAR

LEMA

“Sean mis testigos, iluminen su familia”

Una antigua costumbre familiar: la bendición de los hijos

En muchas familias existe esta costumbre, la de bendecir a los hijos. Es un derecho y un privilegio propio de los padres. Ya en el Antiguo Testamento lo descubrimos como costumbre arraigada en la cultura. Bendecir significa santificar, con-

Hay familias donde es el padre el que bendice, otras, la madre; otras, los dos. Familias con niños pequeños y familias cuyos hijos ya están casados y siguen acudiendo a buscar la bendición en determinados momentos. En ocasiones es el hijo el que toma la iniciativa, en otras, el padre. Puede ser por la noche, cuando los niños no se acuestan nunca sin haber acudido antes a recibir la bendición, o junto con el beso de las buenas noches. Puede ser por la mañana. Hay padres que no dejan partir de viaje a sus hijos sin su bendición. Y familias donde toda discusión no está superada sin haber terminado con una bendición.

Este gesto, si está lleno de vida, de contenido y se usa con el tono debido, puede ser una fuente de gracias, de unidad, de respeto muy importante en una familia.

3. ILUMINACIÓN BÍBLICA

Del Santo Evangelio según san Lucas 11, 34

“La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está luminoso; pero

Cada 2 de febrero la Iglesia bendice las candelas que dan luz. Estas candelas son al mismo tiempo símbolo de otra luz, de la luz que es precisamente Cristo. Comenzó a serlo desde el instante de su nacimiento. Se reveló como luz a los ojos de Simeón a los 40 días de su nacimiento. Como luz permaneció después 30 años en la vida oculta de Nazaret. Luego comenzó a enseñar, y el período de su enseñanza fue breve. Dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida” (Jn 8, 12). Cuando fue crucificado “se extendieron las tinieblas sobre la tierra” (Mt 27, 45 y par.), pero al tercer día estas tinieblas cedieron su lugar a la luz de la resurrección.

¡La luz está con nosotros! ¿Qué ilumina?

Ilumina las tinieblas de las almas humanas, las tinieblas de la existencia. Es perenne e inmenso el esfuerzo del hombre para abrirse camino y llegar a la luz; luz de la conciencia y de la existencia. Cuántos años, a veces, dedica el hombre para aclararse a sí mismo cualquier hecho, para encontrar respuesta a una pregunta determinada. Y cuánto trabajo pesa sobre nosotros mismos, sobre cada uno de nosotros, para poder desvelar, a través de lo que hay en nosotros de “oscuro”, tenebroso, a través de nuestro “yo peor”, a través del hombre subyugado a la concupiscencia de la carne, a la concupiscencia de los ojos y a la soberbia de la vida (cf. 1Jn 2, 16), lo que es luminoso: el hombre de sencillez,

de humildad, de amor, de sacrificio desinteresado; los nuevos horizontes del pensamiento, del corazón, de la voluntad, del carácter. “Las tinieblas pasan y aparece ya la luz verdadera”, escribe San Juan (1Jn 2, 8).

Si preguntamos qué es lo que ilumina esta luz reconocida por Simeón en el Niño de 40 días, he aquí la respuesta. Es la respuesta de la experiencia interior de tantos hombres que han decidido seguir esta luz. Es la respuesta de nuestra vida, mis queridos amigos, que participan de este Encuentro Eclesial Misionero. Cristo es el Maestro de la vida en el sentido más profundo. Es el Maestro de nuestras vocaciones; sin embrago, Él, precisamente Él, el único, ha revelado a cada uno de nosotros, y revela continuamente a tantos hombres, la verdad que “el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega de sí mismo” (cf. Lc 17, 33; Gaudium et spes, 24).

Demos gracias hoy por la luz que está en medio de nosotros. Demos gracias por todo lo que se ha hecho luz en nosotros mismos por medio de Cristo: ha dejado de existir «la oscuridad» y lo “desconocido”.

Hoy en nuestras comunidades existen realidades que alteran la unidad de la familia, las nuevas ideologías, la falta de comunicación, los medios tecnológicos como una ventana para escapar de la realidad y el encuentro cara a cara con los demás.

El animador hará rompecabezas con la imagen de los distintos tipos de familias que hoy existen en la sociedad y permitirá a los participantes

del encuentro vayan sacando distintas fichas de una bolsa y se unan con quien tenga la ficha que completa ese núcleo familiar.

El animador tomará del público a una familia (padre, madre e hijo) a quienes no les permitirá que saquen fichas, ellos serán tomados como ejemplo para indicar que, todos son hijos de Dios y han de ser respetados por su dignidad de personas.

La Iglesia, y desde la Sagrada Escritura nos propone el modelo de familia original.

cerrazón y división: que todo el que haya sido herido o escandalizado conozca pronto el consuelo y la sanación.

Sagrada Familia de Nazaret, que el Jubileo que se desarrolla a

nivel Eclesial pueda despertar en todos la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchen y atiendan nuestra súplica. Amén”.

LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

Fundación: Enero 5 de 2011

Fiesta: 2 de febrero

Párroco: Rubén Darío Mendoza Tarzona

Ubicación: Barrio el Cerrito

6. COMPROMISO

Invitare a las familias de mi sector a participar de la pastoral familiar de mi parroquia o promoveré este grupo de apostolado en mi comunidad parroquial

NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA

Fundación: Enero 2 de 1954

Fiesta: 2 de febrero

Párroco: Nelson Andrés García García

Ubicación: Barrio Sevilla

FINAL

“Jesús, María y José, en ustedes contemplamos el esplendor del amor verdadero, a ustedes nos dirigimos con confianza.

Sagrada Familia de Nazaret, haz que también nuestras familias sean lugares de comunión y cenáculos de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.

Sagrada Familia de Nazaret, que nunca más en las familias se vivan experiencias de violencia,

Felicidades en su fiesta patronal del 15 al 28 de febrero de 2025

16. Carlos Eduardo  Berbesí
16. Luis Eduardo Parada Carrillo
19. Ramón Elías Rojas Gutiérrez
20. José Vicente López Mogollón
20. Leonardo Mendoza Gélvez
21. José Elver Rojas Herrera 23. Álvaro Antonio Gutiérrez Buitrago
27. Ruber Carrero López 25. Diácono permanente Iván Darío Ramírez Archila
28. Víctor Eduardo Saravia Castellanos

El misterio del sufrimiento

El sufrimiento es un tema universal que afecta a toda la humanidad, no hay persona que esté libre del dolor, ya sea físico, moral o espiritual. A pesar de ser un aspecto fundamental de la existencia humana, el sufrimiento a menudo se percibe como algo incomprensible. La Iglesia, sin embargo, como madre y maestra enseña que el sufrimiento tiene un propósito redentor cuando es unido al dolor salvador de Cristo en la Cruz. Por eso es importante resaltar esta unidad del sufrimiento y la Cruz, pues es

uno de los ejes principales de la Carta Apostólica el sufrimiento de Cristo, su pasión y muerte, no solo es un acto de amor infinito, sino también un misterio de redención para toda la humanidad. El Papa explica que el sufrimiento humano encuentra su sentido y su valor más profundo en la participación en el sufrimiento de Cristo, quien, al asumir nuestra condición humana, ha transformado esta realidad en un medio a través del cual se nos concede la salvación y la vida eterna.

La participación en el sufrimiento de Cristo

El misterio del sufrimiento en la vida del cristiano es una realidad que todos enfrentamos en algún momento. Puede manifestarse de muchas formas: enfermedades, pérdidas, dificultades económicas, problemas familiares o espirituales.

Desde la fe cristiana, el sufrimiento no es un absurdo ni una maldición, sino que tiene un sentido profundo cuando lo vivimos en unión total a Cristo, el Siervo Sufriente. Desde el Antiguo Testamento, la figura del Siervo Sufriente, nos muestra la perfiguración de lo que Cristo encarnaría: “Fue despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento... Él llevó nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores” (Is 53). Con Cristo el sufrimiento adquiere un valor y un significado nuevo, un medio de salvación, para unirnos a su Cruz. Por eso el sentido de la participación

“El sufrimiento es una realidad ineludible que marca la existencia humana, pero en Cristo adquiere un valor trascendente”.

Es una oportunidad sublime como lo enseña el Apóstol Pablo: “Ahora me alegro en mis sufrimientos por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia”. (Col 1,24). Jesús mismo nos llama a seguirlo en este camino: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”. (Lc 9,23). Entonces es una invitación a reconocer el sufrimiento como camino de purificación y santificación. La participación en los sufrimientos de Cristo no solo santifica la vida del ser humano, sino que tiene un impacto en la vida de los demás. Cuando se ofrecen sacrificios por la Iglesia, por la conversión de los pecadores o por los que sufren más, nos convertimos en agentes de salvación.

SALVIFICI Carta Apostólica

Juan

Pablo II sobre

cristiano

del sufrimiento

La esperanza de la Resurrección

El dolor no es eterno, el sufrimiento cristiano no termina en la cruz, sino que se abre a la esperanza de la Resurrección. Jesús no solo padeció y murió, sino que venció la muerte. San Pablo nos recuerda que: “Si sufrimos con Él, también seremos glorificados con Él”. (Rm 8). La victoria de Cristo

El sufrimiento en el contexto de la Iglesia

El sufrimiento no solo tiene una dimensión individual, sino también comunitaria. El Papa habla de la “comunión de los santos”, la unidad entre todos los miembros de la Iglesia, vivientes y difuntos. El sufrimiento de los cristianos no está aislado, sino que está ligado a la comunidad de la Iglesia. Los sufrimientos de los fieles contribuye al bien de toda la Iglesia. El sufrimiento es una realidad que atraviesa la historia de la Iglesia desde sus

es nuestra victoria, y la Cruz es el camino, por eso se hace esta invitación a vivir el sufrimiento como cristiano, aceptando la cruz con fe, ofreciendo con amor lo difícil de la vida y viendo el sufrimiento como camino de santidad para nunca llegar a perder la esperanza.

humana en su sufrimiento.

DOLORIS del Santo Padre

sobre el sentido

sufrimiento humano

inicios. Desde las persecuciones de los primeros cristianos hasta los desafíos contemporáneos, la Iglesia ha experimentado el sufrimiento de múltiples maneras. Sin embargo, este sufrimiento no es un obstáculo insuperable, sino que, a la luz de la fe, se convierte en un camino de purificación, testimonio y redención. Cristo como cabeza de la Iglesia es el Siervo Sufriente y fue así como abrió el camino de la salvación. Por eso, la Iglesia participa de este mismo misterio, siendo fiel a su cabeza.

El misterio del sufrimiento y la esperanza

A pesar de la realidad del sufrimiento, la Carta Apostólica subraya que el cristianismo no es un mensaje de desesperanza. La esperanza cristiana se fundamenta en la resurrección de Cristo, que da sentido al sufrimiento humano y lo convierte en una vía hacia la vida eterna. El sufrimiento, por tanto, no es un fin en sí mismo, sino un paso hacia la victoria final sobre el pecado.

El sufrimiento y la liberación humana

San Juan Pablo II también aborda el sufrimiento en el contexto de la liberación humana. Si bien la humanidad lucha contra el sufrimiento, el Papa recuerda que la verdadera liberación no consiste en eliminar el sufrimiento, sino en encontrar en Cristo el sentido y el propósito del dolor. La verdadera libertad se alcanza cuando el sufrimiento es transformado en medio de salvación eterna.

Cabe resaltar esta realidad del sufri-

miento que es universal y que afecta a todas las personas, sin importar su cultura, o condición social y en la mirada cristiana, el sufrimiento no es un destino trágico e irremediable, sino un camino que, si se asume con fe, puede conducir a la verdadera liberación. Cristo, al asumir el sufrimiento en su propia carne, nos ha mostrado que el dolor puede ser redentor y que, lejos de ser un castigo, es una oportunidad para crecer, purificarnos y acercarnos más a Dios y a los demás.

Vivir el sufrimiento con esperanza

Que esta invitación o llamada a Vivir el sufrimiento con esperanza, sea vista como una oportunidad ineludible en la vida del ser humana y que al experimentar alguna forma de dolor, ya sea físico, emocional o espiritual, se asuma como auténticos cristianos que no estamos llamados a soportarlo con resignación pasiva, sino a vivirlo con esperanza, la fe enseña que el sufrimiento, cuando se asume con amor y confianza en Dios, se convierte en un camino de crecimiento, redención y fortaleza interior, por eso es un misterio de salvación que muchas veces cuesta comprender.

“La Iglesia, sin embargo, como madre y maestra enseña que el sufrimiento tiene un propósito redentor cuando es unido al dolor salvador de Cristo en la Cruz”.

mos, que expresan tanto el dolor del alma como la esperanza en el Señor. Jesús mismo nos dice: “En el mundo tendrán tribulación, pero tengan ánimo: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). Por eso desde una óptica cristina hay que preguntarce el por qué del dolor, más bien aceptarlo como una maravillosa oportunidad para estar más plenamente unidos a Cristo. El dolor como el camino más corto y seguro para ir al cielo si se asume con amor y profunda esperanza como Cristo abrazó la Cruz, subió a ella y bajó a los profundo de la muerte para salir de allí victorioso y dar al mundo salvación y la vida eterna.

nos enseña que el sufrimiento, cuando se une a la cruz de Cristo, se convierte en un camino de santificación y redención. Cristo, con su pasión y muerte, no solo redimió a la humanidad, sino que también dio un nuevo sentido al dolor humano, elevándolo a una dimensión espiritual que trasciende el mero padecimiento.

La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, tiene la misión de acompañar a los que sufren, ofreciendo consuelo y esperanza. No se trata solo de soportar el dolor, sino de transformarlo en un acto de amor y ofrenda a Dios. El sufrimiento compartido en la comunidad eclesial se convierte en una fuerza unificadora que refleja la misericordia divina y el llamado a la solidaridad.

Salvifici Doloris nos invita a ver el sufrimiento no como un castigo, sino como una oportunidad para crecer en la fe y participar en la obra redentora de Cristo. En este encontramos un camino de esperanza que nos lleva más allá del dolor presente hacia la gloria de la resurrección. Como afirma el Papa: “En la cruz de Cristo no solo está la redención a través del sufrimiento, sino también el sufrimiento del hombre redimido” (#19). Esta certeza nos impulsa a vivir nuestras pruebas con confianza en Dios y con la seguridad de que, en su amor, todo sufrimiento tendrá su recompensa eterna.

Te has preguntado, ¿por qué existe el dolor? ¿por qué Dios lo permite? La respuesta no siempre es clara desde una lógica humana, pero la fe nos ofrece una luz. En la Biblia, encontramos a personas que han sufrido intensamente, como Job, quien en medio de su angustia se aferró a Dios; o los Sal-

Conclusión

El sufrimiento es una realidad ineludible en la vida humana, pero en la fe cristiana adquiere un significado profundo y redentor. San Juan Pablo II, en su carta apostólica Salvifici Doloris,

El sufrimiento es una realidad ineludible que marca la existencia humana, pero en Cristo adquiere un valor trascendente. El cristiano no está llamado a sufrir en resignación, sino a vivir el sufrimiento con esperanza y amor. Cuando unimos nuestros dolores a los de Cristo, estos se convierten en un acto de entrega y de redención, capaces de transformar nuestra vida y la de los demás. Como miembros del Cuerpo de Cristo, compartimos los sufrimientos del mundo y somos llamados a ser instrumentos de consuelo. Por ello, el sufrimiento no debe ser visto como un castigo o una carga insuperable, sino como una oportunidad de santificación y comunión con Cristo.

Jornada Mundial de los Enfermos 2025: Un llamado a vivir la esperanza y la fe en el dolor

El 14 de febrero de 2025, Su Santidad el Papa Francisco compartió su mensaje para la Jornada n°33 dedicada a los enfermos, una invitación a compartir con ellos la gracia y la presencia de Dios a través de 3 aspectos que son: el encuentro, el don y el compartir.

La invitación de este Año Jubilar es a ser “Peregrinos de Esperanza”, a llevar un mensaje de fe, a dar luz en medio de las dificultades de aquellos que están a nuestro alrededor, para replicar el mensaje de la Palabra, que a través de san Pablo nos dice: “La esperanza no defrauda” (Rm 5,5).

A través del mensaje, Su Santidad, nos explica que Dios se mantiene al lado de aquel que sufre, de quien se encuentra experimentando dolor, pero necesitamos identificar, sentir la presencia del Señor y para ello debemos analizar tres aspectos:

El encuentro: Jesús al enviar a sus discípulos les pidió que dijeran “El reino de Dios está con ustedes”, eso también es una invitación para nosotros como Iglesia Particular para que vayamos al encuentro de los enfermos y les llevemos este mensaje y así cultivar la esperanza a través de la fe, en esos momentos donde nuestros o nosotros mismos podemos estar debilitándonos en la confianza.

Aunque al momento de ver cómo un familiar sufre alguna enfermedad que le causa dolor, puede ser difícil y puede que no logremos sentir la presencia de Dios, o que no entendamos por qué está pasando esa situación; sin embargo, hay que saber discernir, ya que solo con la ayuda de Jesús encontraremos la determinación en nuestros corazones para poder seguir luchando por salir adelante.

El don: solo cuando nos enfrentamos a una enfermedad podemos entender que la verdadera esperanza proviene de Dios; cuando comprendemos que nada ni nadie nos separa del amor del Padre, entonces como dice la Palabra, pondremos en Él toda nuestra confianza:

“Ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios” (Rm 8,38-39).

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disfrutar del amor del Padre, de la esperanza que nos regala en un mejor porvenir, y que nos fortalece e impulsa a seguir adelante superando esos momentos de dolor y oscuridad.

“Dios se mantiene al lado de aquel que sufre”.

De esta manera podemos entender que nunca estamos solos, que no tenemos ningún impedimento para

El compartir: en la vida cotidiana, junto al enfermo, se encuentran su familia y seres queridos, en un momento donde el amor y el apoyo se vuelve de vital importancia, se ven envueltos en un tiempo de reflexión donde se aprende a tener fe, a esperar y a creer en la recuperación de ese ser querido, donde se puede fortalecer la fe, la unión y el amor.

“Toda la Iglesia les está agradecida. También yo lo estoy y rezo por ustedes encomendándolos a María, Salud de los enfermos, por medio de las palabras con las que tantos hermanos y hermanas se han dirigido a ella en las dificultades:

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita! Los bendigo, junto con sus familias y demás seres queridos, y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí”.

Papa Francisco

En la primera parte de este artículo, publicado en la edición pasada, iniciamos este tema, exponiendo la misión esencial de la Iglesia que es evangelizar. Esa misión se cumple a través de la revisión de los retos que se presentan en la realidad social y proyectando las metas que se quieren lograr, a través de un camino gradual y que fundamentalmente tiene una connotación misionera. En esta ocasión conoceremos el método que se usa en este proceso.

Método Prospectivo

El método prospectivo, en el marco de la evangelización, se fundamenta en la esperanza cristiana y en la certeza de que la Palabra de Dios tiene una fuerza transformadora y que se puede vivir en un mundo mejor. La evangelización, aunque en ocasiones fragmentada, ha sembrado “semillas de la Palabra” en los fieles, como lo representa la parábola de la levadura (Lc 13,21), que refuerza la idea de que la aceptación del Reino impulsa una transformación profunda en la humanidad.

El método prospectivo dentro del PEIP vincula el presente con el futuro mediante un enfoque creativo e imaginativo, diseñando un modelo utópico que, a través de la reflexión doctrinal, se convierte en una guía racional. Este modelo permite analizar la realidad desde dos perspectivas: como obstáculo o como potencialidad. A partir de este análisis, se definen objetivos, estrategias y acciones concretas que orienten la evangelización.

La Iglesia existe para evangelizar II PARTE

El Proceso de Evangelización

La evangelización es definida como la acción de la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, para transformar la conciencia personal y colectiva de las personas. Se insiste en la necesidad de una evangelización inculturada, capaz de dialogar con diferentes contextos y culturas sin perder su esencia.

Dentro de la “Nueva Evangelización”, se identifican tres ámbitos principales:

1. Pastoral ordinaria: Dirigida a los fieles practicantes con una fe intensa.

2. Bautizados alejados: Aquellos que han perdido la relación activa con la Iglesia.

3. No creyentes o los que rechazan la fe: Personas que buscan a Dios, aunque de manera inconsciente.

La misión de la Iglesia no es el proselitismo, sino la atracción por el testimonio y el amor cristiano. La evangelización debe suscitar conversiones profundas, haciendo que los evangelizados se conviertan en evangelizadores.

Renovación en la Iglesia

El Concilio Vaticano II enfatizó la necesidad de una evangelización que lleve a la conversión pastoral, personal e institucional. La Iglesia, vista como “Pueblo de Dios”, está llamada a asumir colectivamente la misión evangelizadora para que guiada por el Evangelio y la Eucaristía, actúe como sacramento vivo de la presencia de Dios en el mundo.

Dimensiones del Proceso Evangelizador

La estructura del proceso evangelizador en tres etapas fundamentales:

1. Acción misionera: Primer anuncio o “kerigma”, que introduce a las personas en la fe.

2. Acción catequético-iniciatoria: Formación en la fe cristiana

para consolidar la conversión.

3. Acción pastoral: Acompañamiento de la fe en la vida comunitaria y misionera.

Se enfatiza que la evangelización debe responder a un mundo secularizado donde la fe ya no es un dato cultural asumido. La Iglesia debe reforzar el primer anuncio y evitar prácticas pastorales que omitan la formación catequética profunda de los adultos.

La Iglesia Particular y su responsabilidad

Cada Iglesia Particular, en comunión con Roma, asume el proceso evangelizador con objetivos y estrategias propias, subrayando la importancia de fortalecer la comunidad de fieles como espacio de formación y misión. La evangelización se fundamenta en la conversión auténtica y en la vida comunitaria, asegurando la transmisión de la fe de manera orgánica y estructurada.

En conclusión, la evangelización es la razón de ser de la Iglesia. Su misión no se reduce a estructuras o programas, sino que implica un compromiso profundo de cada fiel con Cristo y con la transformación del mundo a la luz del Evangelio.

La pastoral de la salud de la Diócesis de Cúcuta

«La esperanza no defrauda» (Rm 5,5), y nos hace fuertes en la tribulación.

Con motivo de la celebración de la memoria de Nuestra Señora de Lourdes (11 de febrero), la Iglesia de manera especial centra su atención en todos los hombres y mujeres que adolecen en el cuerpo y sufren en el alma. “¡Sanad a los enfermos!” (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos.

Celebramos la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo en el Año Jubilar 2025, en el que la Iglesia nos invita a hacernos “peregrinos de esperanza”. En esto nos acompaña la Palabra de Dios que, por medio de san Pablo, nos da un gran mensaje de aliento: «La esperanza no defrauda» (Rm 5,5), es más, nos hace fuertes en la tribulación.

El Papa Francisco este año en su mensaje de la Jornada nos invita a detenernos a reflexionar sobre la presencia de Dios que permanece cerca de quien sufre, en particular bajo tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir.

¿Qué es la Pastoral de la Salud?

La pastoral de la salud de la Diócesis de Cúcuta, es presencia y acción de un ministerio eclesial de relación de ayuda: específico, entusiasta, encarnado, capacitado, iluminativo, celebrativo, creativo y organizado, inspirado por el Espíritu Santo, realizado en nombre del Señor Jesús, Buen Samaritano y Salvador, que

expresa el amor misericordioso del Padre.

¿Cuáles servicios prestamos?

• Ministerial sacramental: El capellán ofrece orientación espiritual y atención pastoral a los pacientes, sus familias y el personal médico y sanitario. Como ministro ordenado está llamado a la celebración de los Sacramentos tales como la Eucaristía, el Bautismo (en articulo mortis), la confesión (a los enfermos y al personal sanitario) y la unción de los enfermos.

¿Dónde nos formamos?

En comunión con la Iglesia en Colombia, la pastoral de la Salud de nuestra diócesis, recibe formación del Centro Camiliano, el cual se interesa constantemente por actualizar y ofrecer cursos e información sobre el cuidado de los enfermos, el cuidado del cuidador, y la atención en el sector salud.

“Es presencia y acción de un ministerio eclesial de relación de ayuda: específico, entusiasta, encarnado, capacitado, iluminativo, celebrativo, creativo y organizado”.

• Ovejas dóciles del Señor: Ofrecen servicio a los enfermos del cuerpo y del alma, dando acompañamiento y amor a los pacientes y sus familiares, al igual que a los diferentes trabajadores que necesiten un consejo, compañía, fortaleza y oración.

También algunas estructuras de la diócesis como la Animación Bíblica de la Pastoral (ABP) y los ministros extraordinarios de la comunión, ofrecen su servicio como vocación al servicio de los enfermos.

A nivel diocesano la formación se recibe de manera mensual, en la parroquia de San Francisco de Asís, y en el Hospital Universitario Erasmo Meoz.

¿Quiénes prestan el servicio sacramental?

En primera medida los párrocos, son los principales comunicadores de la gracia de la salud-salvación a través de los sacramentos para los fieles de sus parroquias.

En las clínicas, algunos sacerdotes por amor y envío del obispo ofrecen su servicio de capellanía.

• Hospital Universitario Erasmo Meoz: Pbro. Victor Alfonso Noriega Portillo.

• Clínica Medical Duarte: Pbro. Victor Alfonso Noriega Portillo.

• Clínica Médico Quirúrgica: Pbro. Victor Alfonso Noriega Portillo.

• Clínica San José: Pbro. Antonio Caballero Peñaloza.

• Clínica Santa Ana: Pbro. Álvaro Antonio Gutiérrez Buitrago.

• Hospital Mental Rudesindo Soto: Pbro. Pedro Orlando Mora Robayo.

¿Habrá jubileo para los enfermos?

Sí, en cada parroquia de nuestra diócesis este 11 de febrero, se realizara el jubileo de los enfermos y el sector salud. Queridos enfermos, queridos hermanos y hermanas que asisten a los que sufren, en este Jubileo ustedes tienen más que nunca un rol especial. Su caminar juntos, en efecto, es un signo para todos, «un himno a la dignidad humana, un canto de esperanza». Toda la Iglesia les está agradecida. Nos unimos en oración y que María, Salud de los enfermos les bendiga.

Por: Pbro. Víctor Alfonso Noriega Portillo, delegado diocesano

Un corazón listo para ser testigo de Jesús en la familia

Queridos niños, Jesús nos hace una invitación muy especial: ser sus testigos y llevar su luz a nuestra familia. Pero, para hacerlo bien, primero necesitamos prepararnos. Este año estamos viviendo el Jubileo de la Esperanza 2025, un tiempo de alegría y renovación. Es como cuando limpiamos nuestra casa para una gran fiesta. ¡Así debemos preparar nuestro corazón para Jesús!

¿Sabías que un jubileo es un tiempo de alegría, perdón y renovación?

Es como cuando limpias tu habitación y todo queda bonito y ordenado. ¡Así quiere Dios que pongamos en orden nuestro corazón! La invitación queridos amigos, es a ser testigos del amor de Dios en medio de nuestra familia. Pero ¿cómo podemos hacerlo? Muy sencillo: llevando la luz que Jesucristo nos transmite en nuestra experiencia de fe. Es así que podemos afirmar con toda claridad que cada vez que ayudamos en casa, que tratamos bien a los demás o que perdonamos, estamos reflejando el amor de Dios.

Nuestro Padre celestial nos ama muchísimo, y quiere que compartamos ese amor con las personas más cercanas a nosotros, ¡nuestra familia! Pero para poder dar ese amor, debemos preparar nuestro corazón, como cuando nos preparamos para un gran día o una fiesta. Un corazón preparado está lleno de alegría,

Las historias de Pepito

El niño del PEIP

paciencia y amor, listo para brillar como la luz de Jesús.

Él está siempre con nosotros, y nos invita a ser su luz en la familia. Si un día te sientes triste o enojado, pídele a Jesús que te ayude a amar a los demás, como nuestro gran amigo nos ama a todos.

¡Tu corazón puede ser una gran fuente de amor!

TAREA: Respondo, ¿Cómo soy testigo del amor de Dios?

COMPROMISO: Esta semana, seré luz en mi familia ayudando, sonriendo o perdonando. ¡Así compartiré el amor de Dios!

MOMENTO

CREATIVO: Pintar la imagen de la familia de Nazaret, y luego escribir cómo cada miembro es luz para el otro en medio su compartir diario.

Sean mis testigos, participemos en la liturgia

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (AÑO C)

9 DE FEBRERO

“ELLOS DEJÁNDOLO TODO LE SIGUIERON” (Lc 5, 1-11)

A lo largo de nuestra vida, todos enfrentamos momentos de desaliento, desilusión y preocupaciones que nos angustian. En el hogar, en el trabajo, en la vida social, en nuestros compromisos y actividades pastorales... Nos vemos tentados a la desesperanza cuando nuestros esfuerzos parecen infructuosos. Esto es precisamente lo que le sucedió al apóstol Pedro, quien, tras una noche de fatiga sin frutos, experimenta la transformación que solo el encuentro con Cristo puede traer.

El Evangelio de San Lucas nos describe una escena llena de significado. Una multitud ansiosa rodea a Jesús para escuchar su palabra. Al ver dos barcas a la orilla y a los pescadores lavando sus redes, Jesús elige subir a la barca de Simón y le pide que la aleje un poco de la orilla. Desde allí enseña a la multitud y luego se dirige a Simón con una invitación desafiante: “Rema mar

adentro y echad vuestras redes para pescar”.

Pedro, agotado y desalentado, responde con sinceridad: “Maestro, toda la noche hemos trabajado sin descanso y no hemos pescado nada”. Cuántas veces también nosotros nos sentimos así, desanimados porque el esfuerzo parece vano. Sin embargo, aquí se produce el giro decisivo: en lugar de rehusarse, Pedro, con un acto de confianza absoluta, dice: “En tu palabra echaré las redes.”

Es en ese abandono confiado donde ocurre el milagro. Pedro y sus compañeros recogen una cantidad de peces tan grande que las redes están a punto de romperse. Ante este prodigio, Pedro se siente indigno y, postrado ante Jesús, exclama: “Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.”

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (AÑO C)

“DICHOSOS LOS POBRES, PORQUE DE USTEDES ES EL REINO DE DIOS” (Lc 6, 17.20-26)

La Palabra de Dios de este VI Domingo del Tiempo Ordinario nos invita a reflexionar sobre la vida cristiana y nuestro compromiso con la llamada universal a la santidad, tema que meditamos la semana anterior. Con el Evangelio de Lucas, junto a Jesús, vivimos una experiencia de escucha y compromiso. Jesús es presentado en un lugar llano, donde desciende con sus doce

discípulos. En este lugar, no especificado por San Lucas, se encuentra con una gran multitud de sus discípulos y muchas personas venidas de Judea, Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Hay dos grupos de oyentes: aquellos que ya lo conocen y lo siguen, y aquellos que lo ven por primera vez: Los discípulos y la multitud.

Ante esta multitud deseosa de escucharle y de tocarle para ser sanados, Jesús proclama su mensaje. En él encontramos los mismos principios del Sermón de la Montaña de San Mateo, pero San Lucas los sintetiza en cuatro grandes bienaventuranzas dirigidas a quienes sufren: los pobres, los hambrientos, los que lloran y aquellos marginados e insultados a causa del Hijo del Hombre. Sobre estos pesares y sufrimientos, se eleva la certeza de la recompensa celestial. Por un lado, Jesús exalta a quienes viven según el Evangelio;

por otro, lanza advertencias a quienes se alejan del amor, la caridad y la solidaridad.

Jesús no es indiferente ante la realidad humana: consuela, tranquiliza, promete y también advierte. Aquellos que confían solo en su riqueza, que buscan el placer efímero y la alabanza del mundo, se enfrentarán al juicio de Dios. Cuatro promesas de felicidad y cuatro advertencias para quienes no dirigen su corazón a Dios y al prójimo.

Sopa de letras

• BIENAVENTURANZA

• DISCÍPULOS

• ESCUCHA

• EVANGELIO

• HUMILDAD

• JESÚS

• LLANURA

• MILAGRO

• MISERICORDIA

• ORACIÓN

• PESCADOR

• POBRES

• REDENCIÓN

• REINO

Por: Sem. Luis Francisco Salazar Cucaita, estudiante de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma).
16 DE FEBRERO

Los cursos se realizarán de manera presencial en el SALÓN Mezannine:

(CALLE 11 Nº. 4-26 PISO 2 CENTRO COMERCIAL PLAZA)

302 425 2043

SÁBADOS Y DOMINGOS (Los dos días)

SÁBADOS:

8:00 a.m. - 12:00 m. 2:00 p.m. - 5:00 p.m.

• Febrero 8 Y 9

• Marzo 1 Y 2

• Abril 5 Y 6

• Mayo 3 Y 4

• Junio 7 Y 8

• Julio 5 Y 6

• Agosto 2 Y 3

DOMINGOS: 8:00 a.m. - 12:00 m.

DIURNOS 2025

• Octubre 4 Y 5

• Noviembre 1 Y 2

• Noviembre 29 Y 30

• Septiembre 6 Y 7

NOCTURNOS

LUNES A VIERNES (7:00 P.M. - 9:00 P.M.)

• Febrero 10 AL 14

• Marzo 3 AL 7

• Abril 7 AL 11

• Mayo 5 AL 9

• Julio 7 AL 11

CURSOS

PREMATRIMONIALES

• Agosto 11 AL 15

• Septiembre 8 AL 12

• Octubre 6 AL 10

• Noviembre 10 AL 14

• Noviembre 24 AL 28

RETIROS DE PAREJA

• Primer Retiro: 20 y 30 de marzo

• Segundo Retiro: 25 y 26 de octubre

• Vicaría Rural: 17 y 18 de mayo

Gabriel García Márquez

"La enfermedad entonces se convierte en ocasión de un encuentro que nos transforma; en el hallazgo de una roca inquebrantable a la que podemos aferrarnos para afrontar las tempestades de la vida; una experiencia que, incluso en el sacrificio, nos vuelve más fuertes, porque nos hace más conscientes de que no estamos solos."

Francisco

Jornada Mundial del

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