Edición 221 Periódico Nexos Estudiantil Nexos - Universidad EAFIT

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EDICIÓN 221


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Asociación Cultural Periódico Estudiantil Nexos DICIEMBRE 2020

ÍNDICE

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De la tradición, del mito y de la ciencia Pablo Aguirre Álvarez

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Exploradores extraterrestres Eliana Tabares Sánchez

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La tierra del olvido Nicole Rubinstein Ángel

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La melancolía de los ilusos Laura M. Julio S

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Terra Australis Ignota Susana Blake

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El primer Científico de Colombia Edier Andrés Munera Gutierrez E Isabella Franco Moncada

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Horas contadas Diego Alejandro Arcila Palacio

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Un tiquete a Marte Natalia Torres Jaramillo

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¿Por qué huyes a la oscuridad? July Tatiana Muñoz Sánchez

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El visitante Diego Velásquez Varela

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La gran simuladora Mariana Arango Trujillo

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La hipótesis de la ciencia Andrés Vélez Cardona

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¿Qué forma tiene un extraterreste? Sebastián Rojas ‘WikiSeba’

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Espionaje o patriotismo María

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Cambio climático: ¿Causalidad o destino? Anderson Amaya Saldarriaga

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La cara oculta de la astrología Jimena Delgado

Conectando ideas Director Tomás Quintero Meza tquinterom@eafit.edu.co

Editor Pablo Patiño ppatino2@eafit.edu.co

Gerente Marialejandra Domínguez Aceros mdoming5@eafit.edu.co

Equipo editorial Andrés Vélez Carlos Henao Eliana Tabares Juan José Mesa Juliana Londoño María Camila Gómez Mariana Arango

Portada Daniela Ospina @la.mosaica

Mateo Orrego Natalia Torres Silvia Natalia Rojas Pablo Sierra Nicole Rubistein Diego Arcila Susana Blake

Diseño y montaje Pablo Agudelo @pabloagart Preprensa e impresión Casa La Patria

Jefa de Desarrollo Humano Jefa de Desarrollo Web y redes sociales Maria Camila Betancur Hurtado María Fernanda González Molinares mcbetancuh@eafit.edu.co mfgonzalem@eafit.edu.co

Jefa de Mercadeo Laura Arango Ángel larangoa1@eafit.edu.co

Equipo de Desarrollo Humano Andrea Herrera Vélez Andrés Osorio Zapata María Alejandra Amaya Miguel Gómez Susana Mojica Mariana Uribe Valentina Muriel Anderson Amaya Andrés Felipe Zapata Roberto Saldarriaga

Equipo de Mercadeo Laura Osorio Alejandra Agudelo Juana María Hernández Isaac Plaza Valentina Jaramillo Andrea Romero Juan Andrés Londoño

Equipo Web Manuel Gutiérrez Verónica Hoyos Estefanía Roncancio Isabella Franco Gabriela Pupo

Manuela Buriticá Maria Isabel Muñoz Jimena Delgada Matilda Lara Valentina Alzate

Santiago Ángel Sebastián Arango Sebastián Garcés José David Bustamante Edier Andrés Múnera Sofía Bedoya

Fundado el 13 de agosto de 1987 por Jorge Restrepo, Jaime Cadavid, Claudia Patricia Mesa y Gustavo Escobar. Carrera 49 No. 7sur-50 / Bloque 29 oficina 517 EAFIT edicionnexos@gmail.com / Teléfono: 261 93 02 (574) 2619500 extensión 9302 Los artículos firmados son responsabilidad de los autores y no representan expresamente el pensamiento editorial del periódico.

Este periódico se imprime en papel Earth Pack, el cual es fabricado a través de fibras naturales de caña de azúcar, no tiene componentes químicos que afecten el medio ambiente.

I S S N : 2 3 2 2 - 7 4 G X - A ñ o 3 3 - E d i c i ó n 2 2 1 “e s p e c i a l d e C i e n c i a s ” - 8 0 0 0 e j e m p l a r e s - M e d e l l í n , D i c i e m b r e 2 0 2 0 - w w w . e a f i t . e d u . c o / n e x o s


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La voz del

científico Pablo Patiño |

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n alguna ocasión, reunidos los dos importantes físicos Paul Dirac y Robert Oppenheimer, el primero, al notar el tiempo que el segundo pasaba aprendiendo otros idiomas y leyendo la más subterránea poesía, le dijo: “No entiendo cómo puedes ocupar tu tiempo en eso. La ciencia trata de explicar algo que nadie sabía antes, en palabras que todo el mundo pueda entender. La poesía busca lo contrario” Tal vez Dirac también estaba equivocado al darle a la ciencia ese carácter de entendimiento universal. Aunque es claro que se logran lenguajes como las matemáticas y símbolos o fórmulas simplemente reconocibles por todos los sentidos, la ciencia continúa siendo un objeto extraño, al mismo tiempo luminoso y oscuro. Podríamos decir que una operación matemática sencilla, una fórmula práctica como una regla de tres es como conocer un refrán o un corto aforismo, pero existen teorías, fórmulas, teoremas que se convierten en los poemas más intricados y difusos. Oppenheimer no fue, más allá de las distancias de sus salones de clase, un divulgador de masas. Era un motivador de la ciencia para sus alumnos, sus colegas y en un caso más criticable hoy en día, para su gobierno y su proyecto bélico. Pero… ¿divulgador? No. Aún existiendo en aquel tiempo la radio y la televisión —el presidente Truman presentó por televisión la bomba atómica— podemos decir que Oppenheimer no aprovechó estos medios y no fue un divulgador, así como tampoco lo fueron: Ni Einstein, ni Kepler, ni Copérnico, ni Descartes, ni Pitágoras,

ni Darwin, ni Tesla, ni Mendeléyev, ni Pascal, ni Newton, ni Fleming, ni Pavlov, ni Pasteur, ni los Curie, ni Volta, ni Heisenberg, ni Turing, ni Galileo, ni Arquímedes, ni Schrödinger, ni Dalton, ni Patarroyo, ni Graham Bell, ni Freud, ni Planck, ni Gay-Lussac, ni Hertz, ni Hooke, ni Ramón y Cajal, ni Llinás, ni Landsteiner, ni Gauss, ni Fibonacci, ni Leibniz, ni Marconi, ni Hubble, ni Franklin, ni Fermi, ni Villard, ni Halley, ni Roetgen, ni Bohr, ni Lewis Carroll, ni Galton, ni Nobel, ni Bernard, ni Lodge, ni Ford, ni de Fermat, ni E.O. Wilson, ni Pearson, ni Koch, ni Ochoa, ni Witten, ni Erdös, ni Hipatia de Alejandría, ni Rosalind Franklin, ni McClintock, ni Meitner, ni Hahn, ni Frisch, ni Martenot, ni von Neumann, ni Szilard, ni Levi-Strauss, ni Wegener, ni Florey, ni Leavitt, ni Milgram, ni Boyle, ni Pincaré, ni Matzinger, ni Hardu, ni Albert Hoffmann, ni Teller, ni J.J. Thomson, ni Milankovich, ni Lavoiser, ni Penfield, ni Nicolle, ni Morse, ni Demócrito, ni Tonegawa, ni Brahe, ni Urey, ni Butenandt, ni Diels, ni Golgi, ni Brenton Huggins, ni G. Edwards, ni Baptitse, ni Cuvier, ni Hutton… Son científicos, los más grandes, los más importantes, los más reconocidos, pero no son divulgadores. Es esta una afirmación espinosa, pero no difícil de defender desde un punto sencillo. Son creadores, son los que han estado por cientos de años descifrando el universo, nuestros suelos, nuestros cuerpos, nuestras mentes, pero más allá de sus círculos y de los obvios y directos espectadores o usuarios de sus logros —de nuevo, moviéndonos con cuidado con estas palabras— podríamos decir que son desconocidos para el ciudadano común.

@pat_patinson Y eso no está mal. La ciencia de cierta manera no puede escapar a un hermetismo para aquellos profanos a tan diversas materias. Sin embargo, la divulgación, la difusión es un movimiento que toda ciencia debería tener como una de sus finalidades. Divulgar es contar al pueblo, al vulgo. Difundir es expandir, bañar un campo en semillas. Ser profetas, mensajeros, comunicadores de unas verdades plausibles. Por esta razón no hay problema al afirmar que todos aquellos científicos que mencionábamos no son divulgadores. Puede ser que estos sean trabajos distintos. Por un lado la creación, el hallazgo, la comprensión y por el otro, el relato, la decantación de la información, la sencillez, ser el puente entre el público, el pueblo, y la élite, el conocimiento. Trabajos distintos, para personas distintas y por medios distintos. Alguien podría argumentar que la academia del premio Nobel hace una labor de divulgación, tal vez, la más grande del mundo. Pero ¿estamos realmente al tanto de los logros de los ganadores? Sí, la academia presenta a los galardonados al lado de la razón por la cual son elegidos: una trayectoria formidable, un hallazgo crucial, una solución a un problema de la humanidad. Pero, más allá de estos ¿sabemos en verdad la magnitud de estos logros? Debemos de cierta manera tragar entero y creer que lo que nos cuentan es una verdad y que ellos sí la realizaron y que todo el esfuerzo vale la pena —como el premio—. Y sí, la academia televisa el evento anual pero… ¿hasta qué punto? Es innegable que la difusión de cualquier objeto artístico o científico está directamente relacionado a

la disponibilidad de medios, económicos o prácticos, para esta labor. Existen barreras de idiomas, de teorías, conocimientos, números, signos y hasta políticas. La alfabetización y sus beneficiarios es un buen ejemplo, no es lo mismo presentar un libro en un país como Cuba que en uno como Sudán del Sur. Es aquí donde se justifica la existencia de personajes exclusivos de las tareas de difusión. Programas fácilmente reconocibles por todos los públicos —de los países favorecidos— y que han tenido una larga historia de re-entrega del conocimiento. Carl Sagan y Neil deGrasse Tyson con sus Cosmos, los científicos detrás de la Voyager y su difusión de conocimiento a otros mundos. Los Best Sellers de Stepehn Hawking y Yuval Noah Harari. Los programas de televisión de zoología de Steven Irwin. Los premiados documentales marítimos de Jacques Cousteau. La experimentación de Bill Nye. La enseñanza práctica a millones que realizan figuras como Julio Profe. La pronosticación y chispa inicial de Julio Verne. La literatura de Arthur C. Clarke e Isaac Asimov. La física del entretenimiento de Jamie Hyneman y Adam Savage en su Cazadores de mitos. Y las labores de otros como Attenborough, Grima, Hyneman, Rodríguez de la Fuente, Dawkins, Cox, Feynman y Hofstadter. Estos son —además de científicos— divulgadores, la otra cara de la moneda.


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Ilustraciรณn:

@bagboi


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De la tradición, del mito y de la ciencia Pablo Aguirre Álvarez | paguirrea@eafit.edu.co

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partir de nuestro pasado entendemos y replanteamos nuestro presente, así podremos mirar y mirarnos con otros ojos, hacer una pausa y escuchar las tradiciones portadoras de un conocimiento ancestral, sabiduría que se preserva como un tesoro y oculta ante quien no recuerda su responsabilidad histórica con saber de dónde viene. Si bien la mera admiración de la belleza del firmamento ha propiciado tejer respuestas imprecisas acerca de la creación, los mitos resultado de esta curiosidad, más parecidos a la magia que a cualquier otra cosa y lejos de alinearse a la definición que se ha construido de ciencia, han cimentado la transformación del individuo en búsqueda de la comprensión del origen que hoy posee. El legado histórico y la ciencia es conocimiento cuya divulgación es imperativa y es esta la motivación para plantear esta reflexión. Allí donde la tierra se reduce a un punto y la esfera celeste crece a un radio infinito o unitario indistintamente, la tradición Desana separa al sol de la luna, hermanos gemelos, quienes por celos, se observan separados en el cielo. La luna intentó enamorar a la mujer del sol y como recuerdo de su castigo debió aislarse y perder su corona de luz, antes similar a la del sol. Este sol, lejos de ser tan solo una estrella de plasma autogravitante o una central termonuclear colosal, también para la tradición Desana gestada en las cuencas altas del Vaupés, es el creador del cosmos, el cual brinda estabilidad y vida con su halo amarillo: creó la tierra, las selvas, los raudales y con toda su divinidad su creación ha sido perfecta. Sería atrevido hablar de la creación olvidando a la canoa culebra navegada por el creador de gente, Pamurí-Maxse, hombre enviado por el sol con la empresa de poblar la tierra la cual para muchas cosmovisiones precolombinas, tenía forma de disco enorme y

Ilustración:

@smokecrip

redondo, y cuánta razón hay si finalmente lo que resulta de cortar una esfera a la mitad de la vertical que une al zenit con el Nadir, es un círculo máximo localizado en el paralelo 0°, divisor del mundo visible y del invisible, del cielo a la vista del ojo desnudo y del paraíso, aquél hemisferio escondido aparentemente bajo nuestros pies reservado para aquellos seres cuya bondad duró toda su vida, este hemisferio escondido es el llamado Axpikón-diá, de

naturaleza verde y la fuente de la que emergió la vía láctea, región de caminos sinuosos y vericuetos peligrosos donde los hombres se comunican con el hemisferio invisible y se enfrascan en el misterio de mirar al infinito demandando más preguntas que respuestas. Se dice que en la vida somos seres del día representados por el sol diurno y abrigados por los seres de sangre contra las transgresiones de los demonios que ace-

chan cerca a nuestras casas: las malocas. Somos humanos protegidos por colibríes y en una especie de simbiosis, llamados a vivir en la tierra como mediadores del conflicto que se cuece entre quienes la habitan, timadores y estafadores son aquellos los que de manera descarada, intentan desprendernos de la responsabilidad histórica que tenemos para saber de dónde venimos y entender por qué vamos hacia dónde vamos.


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Terra Austr Susana Blake |

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a historia moderna ha estado determinada por el descubrimiento. En un sentido amplio, pero también en el más estricto sentido, podríamos decir que ha estado determinada por el descubrimiento del mundo: nos referiríamos entonces no solo a los hallazgos sobre la materia y las leyes de su comportamiento en la Tierra, sobre las artes y los oficios en sus más altas cumbres, sobre artificios jamás vistos por los hombres, sobre filosofía, literatura, arquitectura, música, escultura e industria; nos referiríamos a todo esto y también al descubrimiento, es decir, el ver por primera vez, de tierras y pueblos ignotos. Todo comenzó con el de un Mundo nuevo, el que habitamos nosotros; hasta que, tras cada expedición, quedaban menos lugares del planeta por ser descubiertos. Así como en el Sueño de Escipión, más o menos en el año 55 antes de la era cristiana, Cicerón describió inexplicablemente el universo, el movimiento de los cuerpos celestes y el lugar de la Tierra en el cosmos, ya en tratados que datan hasta los seiscientos años a. C. se teorizaba acerca de regiones polares antípodas que coronaban la Tierra. Tan pronto como empezara el segundo siglo d. C. se empezó a hablar de una Terra Australis Ignota; y en mapas de trescientos y cuatrocientos años atrás se hallaban vestigios de un descubrimiento que aún estaba por mostrarse. Guiados por la creencia de que habría de existir algún pedazo de tierra que “equilibrara” las vastas regiones del norte, los cartógrafos y geógrafos de los siglos XVIII y XIX dibujaron un territorio al sur que el hombre nunca había conocido. Sin saberlo, comenzaban a develar una nueva porción de mundo sin haberla visto jamás. Hasta 1750, quienes se acercaron a avistar la tierra del sur lo hicieron solo por mala fortuna en la navegación. El continente antártico, a diferencia de los demás, jamás tuvo una población que le fuera nativa, por lo que su hallazgo constituía, verdaderamente, el descubrimiento de un mundo nuevo. Si se traza una línea recta horizontal en el mapamundi común, justo debajo de Suramérica, dejando asomar una pequeña punta de tierra que corresponde a la Isla Shetland del Sur, estará trazando el paralelo conocido como el círculo polar antártico, uno de los cinco paralelos notables con los que imaginariamente dividimos el planeta. En 1773, el Capitán James Cook fue el primero en cruzar este paralelo. Aunque alcanzó un punto más austral que todos los expedicionarios anteriores, Cook no tuvo vistas del continente antártico, apenas bloques gigantes de hielo flotando en el mar que contenían depósitos de rocas y le indicaban que una tierra más al sur existía. La primera vista de Antártica la tuvieron los ojos de un hombre ruso, hace doscientos años. La embarcación Vostok y su corbeta Mirnyi, comandadas por un marino del Imperio Ruso llamado Fabian Gottlieb Benjamin von Bellingshausen, partieron en 1819 en una circunnavegación que tenía por objetivo la búsqueda de nuevas tierras para anexar al Imperio del zar Alejandro I de Rusia. En enero de 1820 fue-

ron los primeros en volver a cruzar el paralelo austral, cincuenta años después del Capitán Cook. Se dice que Bellingshausen no estuvo seguro de lo que veía; el primer vistazo a la tierra austral no fue revestido por el aire solemne de un hombre que se sabe descubridor, porque él no supo entonces si se trataba de gigantescos bloques de hielo como los que venía viendo por varios kilómetros, o si serían estas montañas blancas clavadas en un nuevo continente que marcaba el final del mundo. Solo décadas después,

a partir de nuevas traducciones y reinterpretaciones de su diario de viaje se descubriría, por su descripción de las formas que tomaba allí la tierra, que el marino ruso fue el primero en echar un vistazo al continente inhabitado. Aunque ya varios hombres habían desembarcado en tierras del sur, ninguno había puesto pie en el suelo antártico continental. Entre siete islas de aquellos mares helados, habían sido ya nombradas por sus descubridores, pero lo que

todos los capitanes querían lograr era desembarcar, propiamente, en tierras antárticas. Tal hazaña tuvo lugar, presuntamente, en 1821, un año después de las visiones que de la Antártica había tenido von Bellingshausen: el explorador estadounidense John Davis, quien formaba parte del frenesí de aquellas décadas alrededor de la caza de focas en la Antártida, se disputa con un par de británicos y un chileno el haber sido el primero en pisar suelo continental antártico. Esta no ha sido la primera vez en la que la histo-


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alis Ignota susanablake2810@gmail.com

Geofísico, de 1957 a 1958, comenzaron las exploraciones científicas instaladas a largo plazo en el continente Antártico; y durante las siguientes décadas los soviéticos y los estadounidenses harían de la Antártida un escenario de guerra, allí más fría que en cualquier otro sitio. Sin embargo, el espíritu de cooperación vio su continuación, incluso en aquel momento álgido de la política global, con la firma del Tratado Antártico de 1959 —firmado originalmente por algunos países, entre los cuales se hallaban la Unión Soviética, Estados Unidos, Japón, Reino Unido— que establecía el estado pacífico a guardar en las relaciones internacionales con respecto a la Antártida. Hacia la mitad de la década de 1980 Brasil, China, Uruguay, Bulgaria, Perú y Ecuador se sumaron a los países en realizar expediciones científicas al polo sur. Colombia, ensimismada en expediciones propias hacia viejas violencias, tardaría tres décadas más en alcanzar el polo opuesto al Ártico. En 2014 partió desde Cartagena el ARC 20 de julio, la primera expedición científica colombiana a la península Antártica. En el buque iban 102 personas, entre investigadores, auxiliares y periodistas, que emprendieron la travesía para llevar a cabo observaciones sobre el océano antártico, las especies que allí habitan y su genética y, sobre todo, el deterioro ambiental que viene sufriendo el lugar en las últimas décadas. La península Antártica, que es el punto más al norte del continente de hielo, está entre los lugares del mundo que más rápidamente se están calentando. Sus glaciares se vienen derritiendo a causa del aumento de la temperatura a nivel global, y se estima que, cuando llegue a derretirse por completo, el nivel del mar aumentará hasta sesenta metros, cumpliendo con la profecía de la desaparición de vastas ciudades costeras.

Ilustración: Sebastián Ceballos Maya | ria ha tenido algo que decir con respecto a un acontecimiento que pudiera ser visto como eminentemente científico; los historiadores han puesto en duda la verosimilitud de los relatos sobre el desembarque y las caminatas pioneras en el nuevo continente, y los juegos de poder han resultado en que esta historia hable más de estadounidenses y británicos que de rusos y chilenos. Durante el resto del siglo XIX iría decayendo el entusiasmo por apenas llegar a las costas antárticas, a la vez que se

comenzaba a profundizar en el conocimiento de la tierra misma, su pasado y sus características biológicas. Ya avecinándose el siglo XX, expediciones de naturaleza más científica que política empezaron a descubrir fósiles que daban pistas de que alguna vez aquella tierra había tenido una composición diferente; en 1895 se descubrieron vestigios de vida vegetal en forma de liquen; y para marzo de 1898 el equipo a bordo de una expedición llamada Bélgica navegó a la deriva por un año, convir-

@qviron

tiéndose en el primero en sobrevivir al temible invierno antártico. El siglo XX antártico fue de competencia científica, pero también de cooperación. Sus décadas trajeron un volumen de conocimiento oceanográfico, biológico y geográfico-climatológico que resultó no solamente de la guerra bipolar que allí se daba en términos de investigación, sino de la cooperación entre bases científicas que, en este lugar remoto, era la única posibilidad para la sociabilidad. Con el Año Internacional

Hace algunas semanas el Grupo de Geofísica de la Universidad Nacional de Colombia instaló la primera estación geofísica colombiana en la Antártida, con el fin de apoyar a los demás países establecidos allí en la investigación del océano y el clima global. Después de casi tres siglos de expediciones humanas a la Antártida, hemos llegado a un descubrimiento que no marca el inicio de un nuevo mundo, como lo hiciera antes. El conocimiento que nos ha entregado aquella terra ignota no anuncia el comienzo de conquistas y gloria, como antes. Más bien, como los demás signos que se nos descubren hoy en día, anuncia nuestra decadencia. La abundancia de agua dulce que allí se puede hallar no nos cuenta más que la historia de la desaparición, el cubrimiento, de las ciudades costeras que han albergado nuestros sueños de sol y mar. Y los indicadores de hasta 2 grados Celsius son el presagio del incendio que habitaremos nosotros, más al norte. Dicen que la Antártida nos muestra hoy lo que le sucederá al resto de la Tierra en un futuro próximo. Ella, como los cartógrafos de hace cuatrocientos años, descubre, sin saberlo, los hallazgos de las expediciones que nos quedan.


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¿POR QUÉ LE HUYES A LA OSCURIDAD? July Tatiana Muñoz Sánchez |

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n los miedos más comunes encuentras la oscuridad, rodeada de vinculaciones negativas, siendo ausencia de luz, simbolizando maldad y representando la parte oscura de la esencia de los demás. Como humanos tendemos a rechazar lo que nos produce malestar, haciéndonos ciegos frente a los ecos de la oscuridad, pero te has puesto a pensar... ¿qué harías sin la opacidad? La rechazamos, pero inconscientemente la buscamos, y he ahí el emocionante ejercicio de vivir, lo que hoy son errores, mañana es experiencia, y poco a poco eso que crees debilidad te hará fuerte. Y es que tenemos a la luz en un pedestal de todo lo que está bien, pero ésta a su vez, lejos de ser pura, es una mezcla de colores del espectro. Y sí, colorea la vida, pero la falta de colores crea figuras a escondidas, de manera

@jtatianamusa

que se puede ser prisma, dispersar la luz y convertirla en colores, ralentizar y curvar su camino, pero no evadir la oscuridad, después de todo, en el contraste está la libertad. ¿De qué color serían los recuerdos sin las sombras que le dan intensidad? Así se vea en el reflejo una simple sombra no hay necesidad de aparentar, está de moda ser luz en el camino de los demás, pero nadie se ilumina intentando eclipsar, sino haciendo consciente su oscuridad. Lo cierto es que sin ella la vida sería una travesía sin brillo y de ahí resulta la belleza del equilibrio. Después de todo, si ven luz es porque la oscuridad está cerca, así que está bien apagarse, está bien no ser quien ilumine la habitación al entrar, y está bien estar mal. Ustedes deciden si asfixiarse en su propia oscuridad disfrazada de luminosi-

dad en lugar de bailar en la tiniebla al compás de la tragedia. Nadie está libre de sufrimiento y esto no es necesariamente una desgracia, así que ¿por qué despreciar lo malo si conduce hacia lo bueno, por qué huir de la oscuridad si resalta el brillo de la luminosidad? Pensando así le perdí el miedo a la oscuridad. Con mis ojos color marrón, mi mente en una neblina de indecisión y una aurora en mi corazón. Porque cuando pensé que todo era negro, no me molesté en colorear todos los rincones y descubrí que hasta mi lado más sombrío está lleno de pigmento. Y es que hasta la escala de grises tiene su deleite, así que así voy, sin apagar ni avergonzarme del negro en mi vida, por el contrario, con todos los colores coincidiendo en armonía, en una oscuridad la cual, después de todo, sólo es un ápice de luz esperando a ser percibida.


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¿QUÉ FORMA

EXTRATE Sebastián Rojas ‘WikiSeba’

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esde que el ser humano existe como tal se ha fascinado mirando al cielo, tratando de hacer una conexión entre sus ojos y las estrellas, lo que ha generado infinitas preguntas, entre esas, la que hoy nos trae aquí: ¿Estamos solos en el Universo?. La Ecuación de Drake, es una fórmula creada por Frank Drake para estimar la cantidad de civilizaciones en el universo, la cual a sido modificada muchas veces, y la más actualizada, llamada “el límites astrobiológicos de Copérnico”, nos dice que deberían haber al menos 33 civilizaciones en nuestra galaxia, el problema es que no hemos detectado ninguna. La paradoja de Fermi nos habla de lo contradictorio de esto. ¿Si las civilizaciones extraterrestres son tan comunes, porque no hemos contactado con ninguna?. Quizás el problema radica en que estamos asumiendo que la vida extraterrestre será igual a no-

sotros y puede ser que no sea así. Mi nombre es Sebastián Rojas, y me conocen en internet como WikiSeba, dueño y creador del canal de YouTube de Divulgación y Comunicación de la Biología General y la Astrobiología más grande en habla hispana, y el día de hoy nos dedicaremos a especular cómo luce un extraterrestre. Podemos tener básicamente dos tipos de vida según lo que nuestra imaginación nos de; por un lado vida similar a la que conocemos en nuestro planeta, o sea seres similares a plantas y animales, y por otro lado, seres exóticos, o sea, vida que no podemos imaginar por lo extraño que serían. Para hacer este ejercicio más sencillo, nos centraremos en la vida como la conocemos, y que si lo vemos en el cine, es lo más fácil de inventar, desde seres parecidos a humanos, pulpos o insectoides, porque no tenemos la capacidad de imaginar algo que no hayamos visto antes.


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TIENE UN

RRESTRE?

Se estima que los primeros seres vivos fueron similares a bacterias, y aparecieron hace 3600 millones de años, pero los seres multicelulares no aparecen hasta hace 1000 millones de años, osea, la vida simple dura mucho cuando se forma, por lo que es más fácil pensar que encontraremos primero algo similar a una bacteria o un unicelular que un ser complejo similar a una planta o un animal. Pero asumamos que la vida se puede dar de la misma manera como los seres de la tierra, planetas y orbes del universo con seres que podríamos reconocer como animales y plantas; aún así, estos no serían idénticos a los terrestres, pues van a depender de muchas condiciones. En las plantas terrestres predomina el color verde, esto debido al proceso de fotosíntesis y el pigmento asociado a este proceso llamado Clorofila, el

cual se encarga de captar la luz para transformar materia inorgánica en orgánica, en palabras sencillas, crean su propio alimento a partir de la luz de nuestra estrella llamado Sol, la cual es una enana amarilla. Entonces, si una enana amarilla hace la presencia de plantas verdes, por el nivel de energía que esta produce, podríamos especular el color de las plantas en otros mundos que orbitan alrededor de estrellas diferentes a la nuestra. Una enana roja, es una estrella mucho más pequeña que nuestro sol, la cantidad de energía que emite es mucho menor, por lo que sí un mundo que orbita este tipo de estrella desarrolla seres similares a plantas, su pigmento seríanegro, debido a que este absorbe todas las ondas de luz, lo que haría que aprovechara al máximo la poca luz que llega de su estrella, aunque si la enana roja es joven, tiende a emitir

mucha radiación X, por lo que para protegerse estarían bajo el agua. En el caso que el planeta en cuestión orbitara una gigante Azul, los seres similares a plantas de esta estrella, tendrían que tener un color similar a la misma, osea celestes o azules, para evitar el exceso de radiación, ya que estas estrellas son extremadamente luminosas. ¿Y qué hay de seres similares a animales? Quizás aquí no podemos saber su color, pero su tamaño, siguiendo como referencia la tierra. Un animal terrestre evolucionó con la gravedad terrestre, y debido a esta fuerza (o consecuencia de la curvatura del espacio tiempo en relación a su masa), se levantan luchando contra esta atracción que los pega al suelo, motivo por el cual, animales demasiado grandes como la ballena azul, están en medios acuáticos, o en 4 patas como los elefantes o dinosaurios de cuello largo.

Un planeta enano, una luna o cualquier orbe más pequeño que la tierra, tendría menos gravedad, lo que haría que los seres puedan caminar erguidos, ser mucho más altos y estar estilizados, por otro lado, una supertierra o cualquier orbe con demasiada gravedad no permitiría que los seres se levanten, por lo que serían muy anchos, y se arrastrarán o reptarían. Pensar en planetas gaseosos, orbes con solventes diferentes al agua, remanentes estelares como estrellas de neutrones o agujeros negros, son campos que ya caerían en vida exótica, pues la vida como la conocemmos no se adaptaría a medios así. Espero disfrutaras leyendo este articulo, no olvides que en mi canal de YouTube, WikiSeba, encontrarás una lista de reproducción llamada “Astrobiología” donde encontrarás muchos temas de este estilo. Saludos.


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Exploradores extraterrestres Eliana Tabares Sánchez |

@elianatabares

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levamos cientos de años tratando de encontrar vida en otros planetas. Quizá nos sentimos solos, a pesar de estar rodeados de siete mil setecientos millones de personas; a lo mejor los 194 países que tenemos para visitar no bastan. Tal vez queremos sentirnos tan poderosos científicamente que no descansamos en esta búsqueda.

gar a los pecadores. Se cree que hace millones de años Venus tenía océanos, pero ahora solo le queda un mar de gases perfectos para ahogar a quienes en vida no han hecho más que daño a sus semejantes. Sus vapores son tal altamente tóxicos y corrosivos, que sus nubes sueltan gotas de ácido sulfúrico. Esto le da indicios a los científicos de que encontrar vida como la que conocemos es imposible. No obstante, recientemente se llenaron los titulares de las noticias con encabezados como: “científicos descubren vida en Venus”, “¿hay vida en Venus?, Vida en Venus: revolucionario hallazgo”.

En el universo observable hay entre cien y doscientos millones de galaxias; más de mil doscientos treinta y cinco exoplanetas (planetas situados fuera del sistema solar) y trescientos mil millones de estrellas en la Vía Láctea. La inmensidad y la abundancia nos rodea pero ¿A dónde nos inspira la vastedad?

Esta contradicción entre las especulaciones de los científicos de la inviabilidad de la vida en Venus y los titulares de las noticias, es la que dificulta comprender la lógica ambiciosa de quienes, sin entender en su totalidad la composición de los cuerpos celestes más cercanos, se dedican a buscar algo más “familiar”: planetas que, así como la Tierra, orbiten sus estrellas a la distancia justa para que no sean ni muy fríos, ni muy calientes; en los cuales haya alguna esperanza de albergar vida. Aunque en esto no se queda la exploración, una vez identificado el planeta, quizá algún día un telescopio espacial pueda detectar posibles signos de vida biológica como metano, ozono y oxígeno.

Una de las principales características del hombre es la ambición. Siglos atrás la Tierra fue redescubierta con el fin de colonizar y conquistar nuevos territorios, una empresa colosal y arriesgada para aquel entonces. En la actualidad, las disputas por la tierra y sus recursos son litigios exiguos; el mundo se preocupa por quién será el primer país en lograr una exploración tripulada a Marte. Sin embargo, ¿por qué tanto apuro?, si lo que se pretende es encontrar vida inteligente, ¿qué tan viable sería generar un vínculo con ellos? En 1492, es decir la llegada de Cristóbal Colón a América, las relaciones entre españoles e indios fueron de guerra y subyugación, entonces se podría decir que si nosotros, que tenemos características físicas y psíquicas similares tuvimos problemas de convivencia, las relaciones con extraterrestres no tendrían mucho éxito. Esta incansable exploración puede ser un efecto natural de la cuenta regresiva de la vida en la Tierra debido a la contaminación y al efecto invernadero provocado por la actividad humana. Pero pensemos, el más prometedor de los planetas hallados hasta ahora es la “supertierra” Gliese 581 d, con una masa de siete veces nuestro planeta, y ubicada a 20 años luz de nosotros. Si Cristóbal Colón requirió de cuatro viajes para colonizar América, ¿cuántos necesitaremos nosotros para poder alcanzar este planeta? Es cierto que no se pueden comparar las distancias recorridas por los exploradores españoles con los millones de kilómetros que representan los años luz, y tampoco la velocidad de navegación de una carabela con la velocidad de una nave espacial. No obstante ¿Será nuestro tiempo suficiente?

Ilustración:

Así como para Cristóbal Colón, para los investigadores de vida extraterrestre no ha sido fácil cartografiar la cara oculta de la Luna, buscar indicios de océanos bajo la superficie de Ganímedes, Calisto, Ío o Amaltea, y menos fácil será encontrar vida en otros planetas que no orbitan el sol. Pero es la ambición humana la que busca expandir los límites del conocimiento más allá de lo imaginable.

@Fragmentaria

Si acaso la curiosidad es el móvil de esta cruzada ¿Por qué no mejor terminar de entender los planetas vecinos antes de salir de la Vía Láctea a encontrar cuerpos celestes que tengan características similares a las de La Tierra? Hay un dicho popular que nos recuerda que el que mucho abarca poco alcanza, y aun cuando ha costado miles de años explorar nuestro planeta, y siglos entender la composición de los otros ocho que nos acompañan en el Sistema Solar, se pretende en 10 años mandar expediciones tripuladas a Marte o encontrar vida fuera

de nuestro Sistema. Tal vez se quiera abarcar mucho, pero no alcance el tiempo, los recursos y la tecnología para conseguirlo todo. Ahora bien, se puede tomar uno de los hallazgos más recientes para dar un ejemplo de lo que han sido estas exploraciones, es decir, la presencia de Fosfina en Venus. Hasta hace unas semanas, dicho cuerpo celeste no era más que un infierno. Un planeta cuyo efecto invernadero ha sido tan extremo que ha cocinado su suelo a 462 grados Celsius. Para los religiosos, este sería el lugar perfecto para casti-

Cuando Isabel de Castilla y Fernando de Aragón apoyaron la idea de llegar a Asia por el Oeste, nunca se imaginaron que iban a descubrir un continente nuevo, sabían tan poco del planeta que habitaban que su imaginación no les permitía vislumbrar lo que había más allá del vasto océano. Ahora, nuestra imaginación ambiciosa sobrepasa los límites de lo que nos rodea, de lo que ya conocemos. Los avances tecnológicos han evidenciado que la creatividad de la naturaleza supera por mucho la nuestra, cada día nos permite ver mundos nuevos y nos da la posibilidad de soñar con recorrer territorios diferentes a los ya conocidos.


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El primer Científico

de Colombia

Edier Andrés Munera Gutierrez |

@edier_munera

Isabella Franco Moncada |

L

uego de escuchar “¡España no necesita de sabios!” como respuesta a sus suplicas, Francisco José de Caldas murió fusilado el 28 de octubre de 1816, en lo que hoy es el Parque Santander en Bogotá. Y es que en ningún momento se consideró que este hombre fuera indultado, pues el haber sido prócer de la independencia neogranadina no era de total agrado para el virreinato de Nueva Granada.

Por otro lado, interesado en las expediciones botánicas, se relacionó con el maestro José Celestino Mutis, fundador del estudio de la medicina científica, botánica y astronomía en Colombia; de este personaje se vio influenciado para el desarrollo de investigaciones geográficas y de botánica, que más adelante los llevaron a entablar conversaciones con el sabio barón alemán Federico Alejandro von Humboldt, quien desarrolló las bases de la geografía física y la sismología, y a su compañero Aimé Bonpland, célebre médico y botánico francés.

Caldas, junto con Antonio Morales y Camilo Torres, fue considerado una de las mentes maestras detrás del plan para el primer grito de independencia de la Nueva Granada, en el que Morales, propuso pedir prestado el florero del español Gonzales Llorente y sabiendo claramente que no lo haría, aprovecharon para formar una reyerta, la cual, desencadenó días después la época compuesta por guerras civiles entre centralistas y federalistas, conocida como la Patria Boba. En este punto, Caldas decidió huir al sur y se refugió en la hacienda familiar de Paispamba, donde sin escapatoria fue apresado y remitido junto con otros patriotas a Santafé, lugar de su muerte. Sin embargo, esta faceta revolucionaria de no fue su único aporte a la historia colombiana, ya que por sus descubrimientos, expediciones botánicas e invenciones científicas fue conocido como el sabio Caldas o el primer científico de Colombia. En las tierras payaneses nació el sabio Caldas un 4 de octubre de 1768, época en la que el Virreinato del Nuevo Reino de Granada, entidad territorial del imperio español, ejercía control total sobre la región que se constituye hoy por Ecuador, Colombia, Panamá y Venezuela. Allí, en su tierra, a temprana edad descubrió el gusto por las matemáticas, la física y la astronomía; sin embargo, doblegado por su familia se trasladó a Santafé a estudiar leyes en el Colegio Mayor del Rosario y paralelamente desarrolló estudios autodidactas de lo que más le interesaba: la ciencia. Caldas, sin ejercer su profesión como jurista, en 1793 decidió realizar expediciones con el objetivo de detallar y registrar la geografía, la flora, fauna, costumbres y hábitos de

@Isa_franco1

Estos últimos tenían programada una expedición por América, y Caldas, al tanto de las inconsistencias de su formación científica, les solicitó el permiso para acompañar el viaje y de esta forma poder potenciar sus conocimientos en áreas de la geografía y botánica, en las que poseía vacíos intelectuales. Inicialmente los científicos aprobaron su solicitud, pero para la expedición decidieron sustituirlo por el noble español Juan Pío Montúfar; tal circunstancia frustró las aspiraciones del payanés, pero a su vez propició que José Celestino Mutis lo contratara para adelantar estudios sobre posibles nuevas especies en tierras caucanas y quiteñas.

Ilustración: Sebastián Ceballos Maya | cada región que visitó; en cada una de estas su equipo necesario se compuso de un barómetro, una brújula y un termómetro; cuando las herramientas se estropeaban, el sabio Caldas las reparó o construyó el mismo. Contaba con una destreza incomparable para analizar y entender los fenómenos que regían estos equipos, tanto así que después de diversos experimentos y por accidente, el termómetro compuesto por mercurio, ocasionó que este último generara una fragmentación del medidor, a causa de la alta temperatura. Después de este suceso, observó que el agua en el volcán de Puracé, ubicado en un punto alto, hervía a diferente temperatura que la de Popayán, municipio con una altitud menor, por lo tanto, confirmó el principio físico, en

@qviron

el cual la presión atmosférica influye en el punto de ebullición del agua. Es aquí cuando Caldas inventó el hipsómetro, instrumento cilíndrico en forma de pequeño horno, que sirve para medir la altitud de un lugar, observando la temperatura que alcanza el agua en ese sitio al hervir. A partir de este invento, en 1801 publicó un artículo en el periódico Correo curioso, titulado “La verdadera altura del cerro de Guadalupe”, el cual puso a prueba su reciente creación del hipsómetro, ya que, en respuesta a las mediciones erróneas sobre el cerro, donde se afirmaba que tenía de altura 418 varas, el científico corroboró que la altura correcta era de 719 varas, lo cual puede representarse con la altura de tres edificios Coltejer.

Caldas se desempeñó como el alumno más diestro de Mutis, fue vinculado en 1805 como astrónomo de la Real Expedición Botánica, en la cual se clasificaron más de veinte mil especies vegetales y siete mil animales, en el territorio que actualmente está constituido como República de Colombia. Después de la muerte de su maestro en 1808 fue reconocido como la cabeza del primer observatorio astronómico colombiano y el primero construido en América, donde más adelante se reunirían de manera clandestina los próceres del grito de independencia. Francisco José de Caldas marcó el inicio del desarrollo de la ciencia en Colombia, personaje que además de su aporte científico en el país, se reconoció como mártir de la patria, representando de la mejor manera su propia expresión, “dichoso el hombre que después de su muerte sirve de ejemplo a la humanidad”.


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El visitante Diego Velásquez Varela |

@diegangas

D

espués de un día completo de trabajo en el campo, el frío de la noche se había vuelto insoportable y me había obligado a volver a casa; decidido a que merecía algún tipo de satisfacción como recompensa a mi esfuerzo, tomé una cerveza y me recliné en mi silla. Mis ojos se situaron en el paisaje que se extendía a través de la ventana, y fue grato notar cómo mi jardín estaba floreciendo poco a poco.

—Gracias por notarlo, los últimos días he trabajado muy duro en él, está en su mejor momento. —contesté El astronauta había perdido la mirada de antes, ahora me miraba con lastima, y antes de que pudiera preguntarle qué sucedía, sentenció: ― Los girasoles están doblados y las veraneras perdieron todo su color, el césped no lo ha cortado y las manzanas de su árbol se están pudriendo en el suelo, ¿seguro está en su mejor momento?

Sí, esta es la vida, esta es la forma en que un hombre debía terminar un largo día, rodeado de naturaleza y silencio. Mientras tomaba otro trago de la botella, escaneé la tierra sobre el borde del vidrio, hice una pausa, y mantuve los ojos fijos al paisaje.

― ¿A qué se refiere? ¡solo sienta el aroma del jazmín! Mi jardín está mejor que nunca, me encargo de podar y regar cuando se debe, sé un poco de botánica, sé cuidar plantas.

― ¿Qué es esto?—pensé

― ¿Estás seguro de que estamos viendo el mismo jardín? Porque lo que yo veo es uno muy descuidado.

Había una figura ahí afuera, una forma blanca que contrastaba con el mundo oscuro que lo rodeaba y que caminaba de izquierda a derecha a través de mi visión. Dejé la cerveza en el suelo de la habitación y me incliné un poco pensando que los 4 centímetros extra aclararían de alguna manera la figura que se acercaba. Mientras lo hacía, la figura se detuvo y pareció contemplar algo, y después de un momento, giró sobre sus talones y comenzó a caminar hacia mí. Permanecí inmóvil mientras se acercaba, mi corazón empezó a latir un poco más rápido cuanto más mis ojos trataban de enfocarse en lo que estaba mirando, fue entonces cuando la figura llegó a mi puerta, que me di cuenta de que lo que estaba observando simplemente no tenía sentido. Una persona vestida de astronauta, el traje blanco que llevaba no podía confundirse con otra cosa, tampoco el casco que había puesto sobre sus hombros, ni la visera dorada dónde se reflejaba la tenue luz nocturna. Me mantuve firme y completamente desconcertado sobre lo que tenía que hacer con este extraño visitante que mantenía sus rasgos ocultos detrás del casco.

― ¡Ya entiendo! ¿Quieres verlo más de cerca cierto? Espérame un momento.

Ilustración: —Buenas noches —dijo el hombre. —¿Hola? ¿En qué puedo ayudarlo? Contesté claramente desconcertado. El hombre del traje espacial volvió a hablar, con un poco más de urgencia. ―Señor, entiendo que pueda estar confundido, sin embargo, el traje es pesado y he viajado todo el día, ¿podría dejarme entrar? estoy muy agotado. Aunque estuviésemos en posiciones diferentes, lo entendí. También había sido un largo día para mí. ― Claro que sí, puede quedarse esta noche, justo me preparaba para cenar, ¡tome asiento! La mirada del hombre cambió de inmediato, al igual que yo, parecía que había estado solo durante mucho tiempo. Dejó su casco en la entrada de mi hogar, se quitó sus grandes botas, y se sentó junto a mí. Mientras cenábamos, mi curiosidad por conocer más de la inusual com-

@jhonm.art

pañía se apoderó de mí, y después de reunir las agallas suficientes para romper con el silencio, pregunté: ― ¿A dónde te diriges? ¿Volviste a la tierra o te vas? ―Por lo pronto, diría que acabo de llegar a mi destino ―contestó en forma de chiste― ¡gracias por recibirme! Nada remarcable sucedió durante el resto de la noche, cenamos, hablamos sobre nuestra familia y lo que habíamos logrado a lo largo de nuestras vidas, teníamos problemas similares, aunque el era astronauta y yo un granjero. Finalmente me despedí y me preparé para ir a la cama, sin embargo, mientras dormía, escuché que alguien llamó a la puerta desesperadamente. —No quiero molestarte, pero ¿Qué hiciste para tener así tu jardín? – preguntó el astronauta, que esta vez tenía puesto su casco.

Tomé las llaves de mi mesa de noche, y me dirigí a la puerta que daba al jardín convencido de hacer cambiar de parecer al astronauta que se encargaba de juzgar mi esfuerzo. ―Acompáñeme por aquí. De repente, noté que el astronauta había mantenido el silencio, fue cuando giré mi cuerpo para verlo que pude darme cuenta de lo que había sucedido. No había astronauta, no había jardín, carecía de tanto cuidado que estaba a punto de apoderarse de la casa como si se tratara de una selva, volví a mi hogar y tomé mi teléfono. ― Buenas noches, no es mi intención molestarte, pero necesito ayuda. – dije agobiado. ― ¡Dios mío! No habías venido en más de un mes, toqué tu puerta y no atendiste. Empezabas a preocuparme. ― Lo siento doctor, mi depresión está empeorando.


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ESPIONAJE O

PATRIOTISMO María

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ntes de abordar el avión para regresar a Rusia, me llamó la atención un diario que titulaba ¿Espionaje o Patriotismo?, lo tomé y de regreso a casa estas palabras resonaban en mi cabeza: “Durante la Segunda Guerra Mundial, la investigación nuclear comenzó a ser secreta en cada Estado y los países avanzaban, con alta tecnología, por su cuenta. Los soviéticos siempre iban detrás de los estadounidenses y los británicos competían, a su vez, por tener los mejores armamentos nucleares. De esta manera surgió el espionaje y, para poner a la par a la unión soviética con los americanos, los científicos que simpatizaban con el comunismo compartieron información confidencial, convirtiéndose en espías del átomo”.

espías conocidos como Klaus Fuchs, pidieron más información al Reino Unido y recomendaron que me cambiaran de trabajo. Como poseía información relevante y delicada, era claro que me esperaba un fracaso científico si me quedaba. Años más tarde, entendí que pagué un precio más alto al desertar Rusia. Cinco años después de esfumarme con mi familia, anuncié donde me encontraba, pues era necesario que se supiera. Es desde ahí que surgen las dudas sobre si soy un espía atómico. Pero, para nadie era un secreto que soy un convencido de la causa soviética; me acerqué al comunismo por mi primo Emilio Sereni y los Joliot-Curie y durante la época en la que trabajé con ellos aprendí acerca del partido soviético francés, del cual hacían parte. Sin embargo, es algo de lo que no me gusta hablar, ya que espero morir como un gran físico y no como un espía nuclear.

Ahora solo recuerdo aquel año, 1950, cuando estaba desertando con mi familia a la Unión Soviética. Es aquí, sentado en este avión, cuando empiezo a recordar mi historia. Nací el 22 de agosto de 1913 en Pisa, Italia; soy el cuarto de ocho hermanos, siendo todos parte de una familia judía. Desde pequeño soñaba con ser un gran físico, cosa que logré años más tarde. Estudié en la Universidad de la Sapienzia en Roma, llegué a trabajar con Enrico Fermi en el descubrimiento de los neutrones lentos, que ayudarían a obtener la energía nuclear. Más tarde, me mudé a París para trabajar en el laboratorio de los Joliot-Curie, una catedral de la física nuclear de la época. Allí me centré en el estudio de los isómeros (núcleos atómicos excitados), aprendí a controlarlos y encontré la forma de devolverlos a un estado más estable, haciendo que liberaran rayos gamma. Durante esta época, también conocí a mi esposa, Marianne Nordblomm, la hermosa mujer con la cual tuve mis tres hijos: Gil, Tito y Antonio. Sin embargo, nuestra tranquilidad duró poco, pues el ejército alemán comenzó con una de las épocas más sombrías del ser humano. Gracias a un amigo logramos escapar de los nazis al llegar a Tulsa, Oklahoma; allí trabajé como buscador de petróleo. Gracias a mi conocimiento en isómeros podía bombardear a la tierra con neutrones, inducir radiactividad y esperar hasta que emitieran rayos gamma, luego podía medir su energía, obteniendo una huella de los elementos que se encontraban bajo tierra —como si fuese dactilar—, con la cual podía determinar si allí había petróleo. Con la unión de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, en 1942, co-

Durante treinta años estuve aislado en Dubná, donde trabajé en el Instituto Central de Investigaciones Nucleares. Siempre tuve la esperanza de salir a conferencias u otros lugares para avanzar en conocimiento científico, pero nunca se me permitió, es así como me di cuenta de que mi trabajo científico se vio afectado al venir a la URSS. Fue tal la restricción que tuvieron conmigo, que llegué a perder un Nobel, pues desde mucho antes de que Lederman, Schwartz y Steinberg lograran comprobar experimentalmente que los neutrinos tenían sabores, es decir, sus variedades, yo ya tenía una idea de cómo hacerlo, pero no se me permitió salir a comprobarlo con experimentos al colisionador del CERN en Ginebra.

Ilustración:

@Fragmentaria

menzó el proyecto Manhattan, al cual me invitaron a participar, construyendo un reactor nuclear en Canadá. Vi esto como una oportunidad para avanzar en mi conocimiento sobre el tema nuclear, así que me mudé a Chalk River, donde estaba funcionando la planta. Lo que no me esperaba, era que la principal función de planta fuese obtener el plutonio necesario para la bomba que lanzarían años más tarde. Luego de varios años allí, decidí ir al Reino Unido donde apenas comenzaban a construir el primer reactor nuclear y solicitaron mi ayuda, así que acepté trabajar en una universidad en Harwell para llevar una vida más

tranquila mientras ayudaba al proyecto. Viví tranquilamente como profesor hasta que después de unas vacaciones en Italia, me recomendaron abandonar todo e irme a la madre Soviética, pues al ser simpatizante del comunismo sospechaban de mí. Y es así, como el 7 de septiembre de 1950 escapamos con unos agentes soviéticos, dejando todo atrás: mi casa, mi trabajo, la escuela de mis hijos; todo a lo que ya estaba acostumbrado. Días después de desaparecer me enteré de que la carta que me llegó de Moscú recomendando mi deserción fue gracias a que el MI5 y el FBI me estaban investigando. Al trabajar con

En este punto de mi vida me pregunto cuál habría sido la mejor opción: esperar a propósito de las sospechas en Reino Unido o viajar a la URSS; dejando la carrera que tenía y permanecer aislado durante tanto tiempo. Al final sigo sin comprender por qué, si la ciencia se considera universal, siempre tiene que depender de la ideología del momento o por qué se imponen barreras políticas que no tienen ninguna relación con la ciencia. Aunque ya se me permite salir más, siempre estoy acompañado de agentes soviéticos, pero por lo menos se me permite ir a conferencias y visitar a mis amigos más antiguos. Ahora solo espero mi muerte, y que la mitad de mis cenizas se lleven a Italia, mi lugar de origen, y el resto se queden aquí en Dubná, que, aunque he vivido años duros, sigo sintiendo amor por este lugar.


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La tierra del olvido Nicole Rubinstein Ángel |

@nicole_rubinstein

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stá tan temprano que el sol no se ha asomado todavía tras las montañas, y la niebla densa aún abunda sobre los tejados de Yarumal. Hace un frío que hiela hasta los huesos y no hay un alma alrededor, las dos torres de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced asomándose solitarias entre la neblina. A estas horas el municipio es casi irreconocible, pues la niebla oculta bien sus casas y sus calles. En la madrugada, Yarumal parece la representación exacta de las mentes de una gran porción de sus habitantes. Al igual que la niebla ocupando cada rincón de este municipio, el alzheimer abunda entre la población de Yarumal y ‘nubla’ sus mentes, borrando los recuerdos de las personas hasta que quede una pálida sombra de lo que eran antes. “¿Y tú quién eres…?”, me preguntó mi bisabuela Tita por quinta o sexta vez ese día. Eso fue hace unos 6 años cuando aún estaba viva, y recuerdo con claridad la forma en la que me miraba: niebla en sus ojos, niebla en su mente. “Soy Nicole, Tita. Soy tu bisnieta”, le respondía yo. Ella sonreía y comenzaba a tararear su cancioncita: “Nicole, Nicolina, Nicolasa, Nicolás, Nidejascolar…”. Esto se repetía hasta la última vez que la vi: primero me preguntaba el nombre y luego venía la rima. Se me aguaban los ojos pensando en las historias sobre esa mujer de personalidad vibrante que una vez fue y que solo me haya tocado conocer lo que quedaba de ella. Fue hace poco que vine a saber que la familia de Tita venía de Yarumal, el hogar de la niebla en las montañas y también de la bruma que estaba tras sus ojos y en su mente. Los habitantes de Yarumal estaban convencidos de que se trataba de una maldición, una especie de castigo que llegaba tan desapercibido como la neblina. ‘La bobera’ como lo llamaban antes de saber que su nombre en realidad era alzheimer. Aún así, ‘bobera’ describe muy bien lo que sucede: la demencia que trae consigo una gradual pérdida de memoria, entorpecimiento al moverse y una confusión constante con respecto a los alrededores y los eventos que suceden. Como si no fuera suficiente, el alzheimer tampoco les llegaba al alcanzar la vejez. Al contrario, gran parte de la población de Yarumal comenzaba a sufrir de esta enfermedad al llegar alrededor de los 40 años, claramente una muestra de que había un alto índice de alzheimer prematuro. Cuando era menor, no comprendía del todo lo que era el alzheimer y por qué

rrollo. La investigación ha llevado al descubrimiento de una red de genes que aceleran o retrasan el desarrollo del alzheimer según su mutación. Cuando mi bisabuela venía de visita la veía cada vez más desvanecida. La observaba con dolor mientras perdía los pocos recuerdos que quedaban y me llenaba de ansiedad por al pensar en ver a mis demás parientes así algún día. Mi abuela, hija de Tita, podría tener también ese gen, lo cual significa que mi mamá y yo también podríamos haberlo heredado. En mis ojos, tener alzheimer es como ir muriendo lentamente, desapareciendo poco a poco hasta que ya no quede nada. Sin embargo, ver los avances de Lopera y Madrigal me trae esperanza.

Ilustración: Tita lo tenía. Yo pensaba que era de esas cosas que pasan porque ‘uno es de malas’, como me decía a mí misma en mi mente. Nunca me imaginé que el lugar de donde vino la familia de mi bisabuela tenía tanto que ver con su enfermedad: Según los datos recopilados por diversas organizaciones de salud, Yarumal es la ciudad con más casos de Alzheimer en el mundo. l 50% de su población tiene posibilidad de heredar este ‘gen maldito’ que destruye las neuronas y las razones pueden hallarse en las particularidades de su genealogía. Según un estudio genealógico en el cual se ha estado trabajando desde 1984, el alzheimer en Yarumal ha pasado de generación en generación, comenzando en el siglo XVII. Los hallazgos de este estudio revelaron que fue un conquistador español quien trajo al municipio la variante genética culpable de esta enfermedad. Como consecuencia, unas 5,000 personas de aproximadamente 40,000 que habitan en Yarumal sufren de alzheimer. Esto ha convertido a Yarumal en una especie de ‘laboratorio natural’ que está siendo estudiado por científicos de todo el mundo, pues la abundancia de la enfermedad en este lugar podría significar el acercamiento a una posible cura.

@jhonm.art

Efectivamente, fue hace unos 30 años que Yarumal captó la atención de los investigadores del alzheimer por primera vez, particularmente la de el neurólogo colombiano Francisco Lopera y la investigadora Lucía Madrigal. Hoy en día, el doctor Lopera y Madrigal están liderando un equipo de investigación conformado por la compañía Genentech, el Banner Alzheimer’s Institute, y la Universidad de Antioquia. Tras varios años de estudio, al fin dieron con una pista clave para llegar a una cura funcional: en los pueblos de Yarumal, Belmira, Angostura e Ituango existe una similitud compartida por personas de 25 familias diferentes. Se trata de una mutación en el gen presenilina 1, la causa del alzheimer prematuro en esta región. Desde este descubrimiento clave comenzó el ensayo clínico para poderse acercar a la cura. Según los hallazgos de Lopera y Madrigal, se ha planteado la hipótesis de que el tratamiento debe comenzarse 10 o 20 años antes de la aparición de síntomas. Para cumplir con las pruebas, los participantes reciben una droga llamada crenezumab, la cual se trata de una inyección de anticuerpos cuya función es eliminar el péptido beta-amiloide del cerebro. Esta proteína está directamente relacionada con la enfermedad y su desa-

Según la OMS, entre el 60 y el 70% de los casos de demencia se tratan de alzheimer. El número de casos está incrementando rápidamente y, a menos que se encuentre una cura, seguirá aumentando. Aunque los doctores Lopera y Madrigal y su equipo aún no hayan alcanzado una conclusión satisfactoria en su investigación, los avances que han logrado han subido la esperanza de los afectados por alzheimer en Yarumal y en todo el mundo. Los participantes del ensayo clínico se ofrecen entusiasmados sabiendo que podrían aportar al eventual descubrimiento de una cura, y ese día parece acercarse cada vez más. Sé que mi bisabuela también habría participado sin dudarlo, y por eso tengo la confianza de que la investigación dará resultado. Un día, la niebla de Yarumal se quedará sobre los tejados donde debería estar y no entrará más en las mentes de sus habitantes.

Fuentes de referencia: https://elpais.com/elpais/2019/11/14/ ciencia/1573731282_332793.html https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/12/151202_salud_ciencia_ alzheimer_yarumal_colombia_gen_lb https://www.scientificamerican.com/ espanol/noticias/el-neurologo-colombiano-que-podria-cambiar-como-se-trata-el-alzheimer-en-el-mundo/ https://hipertextual.com/2015/12/yarumal https://www.who.int/es/news-room/ fact-sheets/detail/dementia https://elpais.com/elpais/2019/11/14/ ciencia/1573731282_332793.html


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Ilustraciรณn:

@bagboi


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HORAS CONTADAS Diego Alejandro Arcila Palacio

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l sábado 19 de septiembre, el Metronome, una instalación de arte público en Nueva York, reveló un reloj digital de poco menos de 20 metros de ancho con un mensaje que decía: “La tierra tiene una fecha límite”. Luego de esto, los dígitos del reloj mostraron: 7:103:15:40:07, en representación de los años, días, horas, minutos y segundos que quedaban desde ese momento para reducir las emisiones de carbono, antes de que los efectos del cambio climático se vuelvan irreversibles. Este proyecto fue realizado por los artistas, escritores y activistas estadounidenses Andrew Boyd y Gan Golan, quienes plasmaron el mensaje y el llamado a la acción al frente del parque de Union Square, un barrio ubicado en Manhattan. La cifra utilizada por Boyd y Golan está basada en estudios sobre bienes comunes globales y de cambio climático hechos por el Instituto de Investigación Mercator de Berlín. El Metronome al ser una instalación de arte de propiedad privada ya no proyecta el mismo mensaje, este va variando según qué artistas o incluso empresas paguen por su uso. El reloj de cambio climático estuvo proyectado solamente durante la semana del medio ambiente en Nueva York, aun así, los artistas crearon una red de activistas para llevar el reloj a más lugares del mundo y también para que las personas aprendan a construir uno propio. Esta no es la primera vez que un reloj se usa para retratar una ventana crítica de acción para salvar a la humanidad, el ejemplo más claro al respecto es el reloj atómico del fin del mundo o “Doomsday Clock”. Este debutó en 1947 como portada de la revista del Boletín de los Científicos Atómicos, fue producción de la artista Martyl Langsdorf esposa de Alexandre Langsdorf Jr, físico estadounidense que hizo parte del equipo que desarrolló la

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@d_arcilap

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bomba atómica, aunque se oponía a su uso y proliferación. Langsdorf fue uno de los de los primeros miembros del boletín, perteneció a este desde su fundación en 1945 junto con otros grandes científicos como Albert Einstein. Varias son las diferencias entre los relojes del fin del mundo (el atómico y el ambiental). En cuanto a forma, el reloj del cambio climático se presenta como un reloj digital (en años, días, minutos y segundos). Por su parte, el reloj atómico del fin del mundo se presenta como un reloj análogo con una aguja acercándose a las 12. Mientras que el primero muestra cuanto tiempo falta para que el impacto del cambio climático sea irreversible, el segundo presenta un mensaje que advierte lo que “falta para la media noche”, siendo esto una catástrofe global que conllevaría a un apocalipsis atómico o a un estado de devastación causado por la humanidad. Por otro lado, mientras el reloj del cambio climático muestra una ventana de acción basado en efectos del cambio climático, el atómico tiene en cuenta factores políticos, económicos y sociales. Por lo que esas crisis económicas, guerras, tenciones internacionales, manifestaciones sociales y enfermedades tienen impacto sobre lo que faltaría, según el boletín, para llegar a la media noche. La primera vez que se dio a conocer el reloj atómico del fin del mundo aparecía con 7 minutos faltantes para la media noche. Desde 1945 hasta la actualidad ese número ha cambiado en múltiples ocasiones, acercándose o alejándose a la media noche según el panorama mundial. Se colocó a 3 minutos de a media noche en 1949 con el comienzo de la carrera armamentística entre Estados Unidos y la Unión Soviética, a 7 minutos en 1962 gracias a la crisis

@d_arcilap de los misiles en Cuba, a 10 minutos con la firma del Tratado de No Proliferación Nuclear del 69 y a 17 minutos tras el fin de la Guerra Fría en el 91. En el año 2007 se colocó a 5 minutos de la medianoche, esta fue la primera vez en la historia del boletín en la que los peligros del cambio climático fueron tenidos en cuenta para mover el reloj, el boletín se percató de que los efectos de este serían devastadores y que estarían más cerca de lo que se creía. El reloj no dejó de tener en cuenta la posibilidad de un apocalipsis nuclear, solo dejó de considerarlo como la única cosa que podría acabar con la humanidad. En el 2017 el reloj marcaba las 23:57:30, es decir, estaba a 2 minutos y 30 segundos de la media noche, por el regreso del nacionalismo y la llegada de Trump al poder. En el 2018 el reloj marcó 2 minutos, algo que no sucedía desde 1953. El reloj atómico del fin del mundo se ubicó a 100 segundos antes de la media noche en enero del 2020, haciendo historia como lo más cerca que, según el boletín, ha estado la humanidad de autodestruirse por cuestiones de cambio climático y una posible guerra nuclear, agravados por la falta de seguridad cibernética que está conduciendo a la sociedad a no poder responder de manera adecuada a la situación que enfrenta. La tercera gran diferencia es su publicación e impacto, si bien ambos tienen página web y redes sociales, dada la reacción a nivel mundial, se evidencia que el reloj climático tuvo mayor impacto o al menos mayor alcance por diferentes medios, principalmente por redes sociales. Golan menciona que el reloj atómico del fin del mundo fue una de sus grandes inspiraciones para el proyecto, sin embargo, quiso presentar su idea como una obra de arte, o

una escultura a los ojos de miles de personas en un lugar público intentando obtener más visibilidad, por eso decidió ubicarlo en un barrio poblado de Nueva York. También menciona que el número proyectado es la “cifra más importante actualmente”, pues es por medio de obras y monumentos que las sociedades “muestran qué es lo importante, qué es lo que está al centro”. Aunque el reloj del cambio climático representa una amenaza constante, esto no significa que sea definitivo. Dependiendo de los resultados en disminución de emisiones que se logren en relación con los objetivos a corto y mediano plazo especificados por el MCC, la ventana de acción se puede ir ampliando y el reloj puede llegar a prolongar su tiempo. Cosa en la que se asemeja al reloj atómico del fin del mundo, es que según vayamos actuando, podremos alejarnos o seguir acercándonos a un escenario catastrófico. Si bien los mensajes pueden parecer pesimistas, escalofriantes y abrumadores, ambos relojes nos llaman a tomar acción, nos muestran que depende de nosotros que se alejen del tiempo límite. Y para esto tenemos que actuar, realizar pequeñas acciones individualmente y en conjunto, pero más importante, tenemos que saber qué direcciones seguir y a quiénes debemos escuchar, si a los que se niegan a ver este problema o a la mejor fuente de todas; la ciencia. Los efectos empiezan a ser cada vez más visibles y más catastróficos. Por más alertas que nos pongan, por más relojes que nos muestren, mientras más nos demoremos en tomar conciencia y en actuar para revertir estos impactos, peor serán los estragos y nos estaremos poniendo a nosotros mismos y a los demás en un peligro aún mayor.


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gran Mariana Arango Trujillo |

@mariangot_

La moralidad es una enfermedad venérea. Su primera etapa se llama virtud; su etapa secundaria, el aburrimiento; su etapa terciaria, la sífilis. Karl Kraus.

A

llí, a pesar de sus 700 habitaciones y vestidos opulentos, sobraba la comida mientras escaseaba la higiene. El Palacio de Versalles en el siglo XVII era objeto de múltiples referencias, pero la pulcritud no era una de ellas: “…Versalles era feo y asqueroso; Versalles también podría ser extraño y grotesco”, afirmó el siglo pasado el escritor Louis Kronenberger. En el legendario palacio, asociado con el lujo y la ostentación, reinaba la envidia junto con el monarca Luis XIV quien acató la recomendación de su médico de confianza para no bañarse con agua caliente, sino realizar un “lavado en seco”. Para ese entonces se creía que el baño cálido permitía el ingreso de enfermedades al abrirse los poros, aunque las afecciones que acojonaban al tercio de la población en los siglos XVI y XVII no eran trasmitidas por baños de agua caliente, sino por la lujuria desenfrenada. Francia dictaba la moda europea y el uso de pelucas extravagantes, zapatos de tacón con piedras preciosas, entre otros ornamentos, determinaban la clase social e influencia política de quien los usaba. No obstante, llevar una peluca de hasta 80 cm de alto al estilo “Luis XIV” o “rococó” implicaba luchar contra piojos, caspa, mugre, hedores y atenerse a la vergonzosa calvicie. Así pues, esta moda impuesta por el Rey Sol se convirtió en la mejor patraña para ocultar la sífilis, una enfermedad de transmisión sexual (ETS) que en pleno 2020 provoca un millón de nuevos casos diarios en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante mucho tiempo, Cristóbal Colón y quienes lo acompañaron al Nuevo Mundo fueron considerados culpables de contraer la sífilis al navegar con lascivia y descontrolarse con cada “india a la vista”. Kristin Harper, estudiante de la Universidad Emory (EE UU), fue uno de los que trató de afianzar científicamente esta idea en el 2008. Si los primeros viajeros transatlánticos no fueron los únicos responsables de los chancros, lesiones, afecciones al sistema nervio-

so central o calvicie, sí facilitaron los intercambios humanos determinantes para la propagación de la enfermedad. Conviene subrayar que el origen cronológico y geográfico de La gran simuladora es aún motivo de debate, sin tener un acuerdo estructurado. Esta ETS, producida por la espiroqueta Treponema pallidum, una bacteria, no solo se ha propagado sexualmente, sino también se ha romantizado en canciones, rimas, poemas y tratados médicos renacentistas; inclusive su nombre, acuñado por Girolamo Fracastoro, es producto de su poema y obra Syphilis sive morbus Gallicu. A la “picazón napolitana” o “mal francés” el poeta y cirujano italiano le llamó sífilis, haciendo referencia al infortunio lujurioso de Sífilus (gentil pastor), quien desafió a Apolo y fue castigado por haber adorado a un dios terrenal con una enfermedad que hiere la carne por el deseo sexual. La traducción del título del poema y obra es: “Sífilis o la enfermedad francesa” y da cuenta de la xenofobia de la época al sentenciar a un territorio por un mal que en últimas no se puede guillotinar y en ese entonces, tampoco curar. Los médicos releían con fatiga los empolvados libros de la Edad Media para atender el sufrimiento vergonzoso considerado castigo divino, que plasmaba en el cuerpo los placeres de la carne. Experimentaron con remedios tradicionales y empíricos sin ningún resultado, con guayacos, ioduros, arsenicales y, durante muchos siglos, el tratamiento giró alrededor del mercurio, a pesar de su toxicidad y dudosa eficacia. Su efecto tóxico para “combatir” la sífilis provocaba dolores abdominales, infecciones bucales, desórdenes neurológicos, pérdida de memoria, dientes y cabello. Resulta descabellado que el tratamiento llegue a ser más nocivo que la propia enfermedad. Aparentemente, una noche con Venus merecía una vida con Mercurio. La gran simuladora recibe su nombre debido al amplio abanico de manifestaciones clínicas y su versatilidad para disfrazarse de cualquier otra

enfermedad. Las pelucas trataban de ocultar sus síntomas, mientras ella aparecía con sigilo en cualquier otra afección y es tenida en cuenta para los diagnósticos diferenciales. Tras un período de incubación de entre dos y seis semanas, la sífilis transcurre por tres etapas clínicas de límites difusos: primaria, secundaria y terciaria. En la etapa primaria aparece un chancro o úlcera dependiendo de dónde entró la bacteria al cuerpo. En la secundaria, luego de que las úlceras desaparecen, se presentan lesiones o erupciones — generalmente en palmas de las manos y plantas de los pies—, malestar general, pérdida del cabello y algunas verrugas. La etapa terciaria, o etapa no tratada, puede dañar el cerebro, los nervios, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y, en especial, las articulaciones. Según la OMS, la utilización correcta y sistemática de preservativos masculinos reduce hasta un 94% las enfermedades de transmisión sexual, tanto por las relaciones sexuales vaginales como anales. Si bien la historia de la anticoncepción es tan antigua como la propia humanidad, resulta interesante que el preservativo, uno de los métodos más antiguos, fue descrito por primera vez en el siglo XVI como “una vaina para el pene confeccionada con lino y destinada a evitar la transmisión de la sífilis”. De acuerdo con los expertos, los condones eran, en su mayoría, utilizados por hombres que frecuentaban casas de prostitución o que tenían múltiples amantes (como Luis XIV) y que evitaban a toda costa La gran simuladora. Los preservativos se han implementado como método de prevención de ETS al menos desde 1564 y eran fabricados a mano con intestinos de animales. Por su considerable valor, fueron reutilizados y se cree que antes de ser usados, se sumergían en leche tibia para que se ablandaran. Medían 34 mm de ancho (mientras que los actuales miden 52 mm, 18 mm más anchos que los antiguos ingleses). Fue hasta 1855, que los condones de caucho estuvieron disponibles, seguidos por los de látex

en 1920. Es necesario acotar que dicho protector salvífico de las ETS (y embarazos) está incluido en la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud. *** En la corte de Luis XIV se escuchaba un grito ensordecedor y desafinado que retumbaba en cada cristal de la Galería de los Espejos. La soprano principal de la Ópera de Versalles intentaba esconder su deshonra, aunque su demacrado reflejo era propagado en cada rincón. Más gritos. Una peluca del tamaño de un pastel de bodas rodó por el suelo dejando al descubierto el reluciente cuero capilar de la cantante. Los médicos intentaron ayudar y salieron heridos; ella rompió un espejo con su antebrazo y los amenazó tambaleándose. Se revolcaba, temblaba, aruñaba su calvicie, comía sus ropas. Estaba loca. Desquiciada. Neurosifilítica. *** La neurosífilis se puede presentar en cualquiera de las etapas; sin embargo, en los siglos XV, XVI y XVII era muy común llegar a la etapa terciaria, o no tratada, con demencia y lesiones cerebrales graves, porque solo en ese momento hacían alusión al padecimiento de la enfermedad. La alopecia (calvicie) sifilítica hoy es infrecuente, pues solo afecta al 4% de los contagiados, pero antes era mucho más habitual. En la última etapa de La gran simuladora, no es disparatado preguntarse qué decisiones de personajes históricos habrían estado influenciadas por esta enfermedad. El escritor Gustave Flaubert advirtió que la sífilis era tan común como un resfriado y, aunque el caso más conocido es el de Friedrich Nietzsche, literatos como Wilde, Tolstoi; pintores como Goya, Van Gogh tuvieron sífilis; especulaciones interesantes como en el caso de Hitler, Beethoven, Lincoln, Shakespeare y muchos más. Luego de siglos de sufrimiento con mercurio y de estigmatización por la sífilis, se introduce la tecnología


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Ilustración: Sebastián Ceballos Maya en las investigaciones y la medicina propaga el éxito con su ayuda. El 3 de marzo de 1905, en Berlín, Fritz Shaudin, descubre el patógeno responsable de La gran simuladora; un año más tarde, el alemán August von Wasserman y el belga Jules Bordet introducen la reacción de fijación del complemento para el diagnóstico de la sífilis. Entre 1909 y 1913 Paul Ebrlicb con la ayuda de Sahacbiro Hata descubre la arsfenamina o salvarsan, el medicamento que ha sido efectivo contra la sífilis por más de 30 años.

Alexander Fleming (premio Nobel en 1945) descubre la penicilina en 1928 y, finalmente, en 1943 John Mahoney, Richard Arnold y AD Harris utilizaron por primera vez la penicilina en el tratamiento de cuatro pacientes con sífilis, administrándola cada cuatro horas durante ocho días y logrando con ello curar la enfermedad que por siglos había sido verdaderamente funesta para la humanidad. Es importante resaltar que la penicilina es el medicamento disponible más eficaz y habiendo

tantos antibióticos en el mercado, es primera línea de tratamiento. En la actualidad, según la OMS, se generan 12 millones de infecciones de sífilis al año, 3 de ellos en América Latina y el Caribe, por lo que es la zona con mayor tasa de infección del mundo. A pesar de que la sífilis sea tratable, la educación sexual es el mejor método para combatir las ETS. La concientización e información sobre las infecciones de transmisión sexual y la manera de prevenirlas en la ado-

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@qviron

lescencia deben formar parte de todos los servicios de salud. En los siglos analizados, la sexualidad era practicada, mas no estudiada, ya que los tabúes y códigos morales de la época restringían su procedimiento; además, la educación era un privilegio que pocos podían costear. En contraste, hoy en día, existen muchas formas de educación y múltiples recursos para cuidar el cuerpo y su virtud, pues la vida misma es una enfermedad de transmisión sexual y su tasa de mortalidad es del cien por ciento.


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Cambio c

¿Causalidad Anderson Amaya Saldarriaga | aamayas@eafit.edu.co

E

l lector de este texto se puede llegar a sentir aludido con el tema de un tal Coronavirus.

¿Y si le dijera que hay una relación entre el Covid-19 y el cambio climático? Probablemente algunos me están imaginando en estos momentos con un gorro de aluminio sobre la cabeza, pero la verdad es que, haciendo análisis minuciosos sobre estudios ecológicos, podríamos darnos por enterados. Este virus nos fue transmitido desde los animales, los mismos animales que hemos cazado, acorralado y llevado a la extinción sin piedad alguna. Al reducir de una manera tan precipitada sus hábitats, el contacto entre ellos y el ser humano era inevitable, volviendo mucho más factible la propagación de este tipo de enfermedades. Algo que podemos llegar a creer que existe por azar o por capricho de la naturaleza tiene una gran influencia de la mano del hombre. La tierra se regula, es algo descabellado el pensar que puede haber crecimiento infinito en un planeta finito. La realidad es que difícilmente las personas se preocupan por estas cosas, pues el ser humano tiene una capacidad sumamente reducida para pensar a largo plazo, llegando a preocuparse solo por cuestiones que lo afectarán a corto y mediano plazo. El tema del cambio climático es un tópico tan hablado y debatido por años que ya hace parte de la conciencia colectiva, pero se limita a esto. Paradójicamente permanece en la mente sin llegar a que las personas o los gobiernos intervengan de forma coherente con la magnitud del problema, el cual puede llegar a ser subestimado y trivializado. La verdad es que la especie humana, sin llegar a exageraciones, si nos basamos en las evidencias presentadas concretamente por la ciencia, se enfrenta al colapso de la civilización tal y como la conocemos. De cierto modo, que algo esté en la conciencia colectiva no significa que cale en la conciencia del individuo, y en palabras del médico y psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, “Lo que no hacemos consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino.” ¿Será entonces el destino del ser humano condenar a millones de su propia especie a padecer por las consecuencias del cambio climático? La cruda verdad es que el Homo Sapiens (Hombre Pensante) lleva recorriendo ese sinuoso camino desde hace ya algunas décadas; apelando al engaño y al autoengaño en pro de justificar su conducta. La sociedad consumista le impone al individuo cómo debe vivir, por tanto el adoptar hábitos comparativamente más austeros para que otros no sufran y todos quepamos, no se alinea con la doctrina subliminal.

“Muchas de las catástrofes y muchos de esos efectos que a veces miramos con preocupación, y que atribuimos a la naturaleza, si bien tienen un sustrato en los fenómenos naturales, también es cierto que tienen un origen asociado con el hombre y el impacto de su actividad en los entornos naturales. Los efectos derivados de la industrialización, de los cambios en el uso del suelo, de la deforestación, de la ganadería, de la minería, entre otros factores, no son menos importantes en lo que está pasando y lo que estamos observando. Por supuesto no se trata de condenar o de satanizar las prácticas humanas per se ni mucho menos, se trata es de escuchar y de

reflexionar sobre lo que la Ciencia tiene que decir al respecto, sobre los hechos, sobre las observaciones concretas y las consecuencias medibles desde distintos contextos”. Esto mencionaba el profesor Luciano Ángel Toro, Decano de la Escuela de Ciencias de la Universidad EAFIT, en la apertura de los XII Días de la Ciencia Aplicada, evento adelantado por la misma Universidad los pasados 22 y 23 de septiembre. El tema principal del evento fue: ¿variabilidad climática y/o efecto antrópico? Nuevamente un grupo de académicos se reunía para tocar un tema que no es ajeno a la agenda científica desde los últimos cincuenta años. El cambio


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l i m át i c o :

o destino? necesarios miles, en incluso cientos de miles de años de variación climática para lograrlo. ¿Pero es preciso comparar el cambio en la tierra generado por el hombre con las grandes extinciones masivas? La evidencia puede apuntar a que así es. Tal vez no induzcamos cambios tan grandes como la caída de un asteroide o una erupción masiva de volcanes, pero el ser humano ha demostrado ser igual de perjudicial para la biodiversidad del planeta. La extinción más reciente, la Gran Extinción Masiva del Holoceno, se alinea con la adopción del título por parte del ser humano como especie absolutamente dominante del planeta. Desde hace aproximadamente 13.000 años hemos llevado a especies a la extinción, efecto que no ha hecho más que multiplicarse cientos de veces en las últimas décadas. Debido a la gran cantidad de gases de efecto invernadero, como lo es el CO2, hemos propiciado que la tierra se caliente, lo que ha dado pie al cambio de las dinámicas ecosistémicas y geológicas. El quinto reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), arrojó como principal causante del cambio climático a la quema de combustibles fósiles y a la deforestación intensiva por parte de los países. Hemos superado las predicciones más desfavorables dentro de los modelos que la misma Ciencia propuso años atrás, llegando a deforestar el 50% de los bosques tropicales, y superando las 400ppm (partes por millón) de CO2 en la atmósfera. Se estima que cuando pasemos las 450 ppm los arrecifes de coral empezarán a morir por la acidificación de los océanos, dejando sin habitad a cerca del 25% de todas las especies marinas.

Ilustración: climático es la variación del sistema de fenómenos más o menos regulares que constituyen el clima a nivel global. Esta variación ha sido medida por los científicos, quienes la han comparado con la historia geológica de la tierra, llegando a conclusiones sorprendentes y un tanto preocupantes. Es de aclarar que cuando se menciona la palabra “preocupantes” se está dentro de un contexto netamente antropocentrista, pues es válido preguntarse si la misma naturaleza se preocupa de lo que está pasando. La cuestión es que el clima en el planeta ha variado mucho en toda su historia, lo que ha hecho la mano del hombre es acelerar ese cambio. Se pue-

@jhonm.art

de llegar a hacer una relación entre los cambios que han sucedido muy rápido y las grandes extinciones. Un par de ejemplos de esto son la caída de un asteroide en Yucatán hace 65 millones de años, extinguiendo el 76% de todas las especies del planeta, dando fin a la era Mesozoica, y la gran extinción masiva del final de la era Paleozoica, en la cual un evento masivo de erupciones volcánicas en Siberia exterminó aproximadamente el 95 % de las especies marinas​y el 70 % de las especies de vertebrados terrestres hace 250 millones de años. Ahora bien, estos eventos no exterminaron toda esa vida en un instante, para ello fueron

Con la entrada de una nueva época geológica, el Antropoceno (llamado así de la palabra griega “anthropos” que significa hombre, debido a la gran huella que hemos dejado en la tierra) también es evidente una nueva especie del género Homo, especie que podremos acuñar con el nombre de Homo Mendax (Hombre Mentiroso), debido a la gran facilidad que algunos individuos tienen para engañar a los otros. En el pensamiento del filósofo Romano Lucio Anneo Seneca: “… la senda más transitada es la menos confiable, nada es menos aconsejable que seguir al rebaño, o sea, la opinión de la mayoría creyendo que es lo mejor para nosotros, eso sería acomodarse y no actuar racionalmente, porque resulta engañoso seguir a los que van adelante, ya que nos pueden guiar al precipicio”. P.D. Este artículo fue realizado a finales de 2020. (Aclaración para los lectores de algunos años en el futuro).


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La melancolía Laura M. Julio S | I.

E

n su cohete, el astronauta ya había perdido interés en mirar por la ventana. Olvidadas estaban ya las ilusiones infantiles de navegar entre estrellas. Aunque tampoco es que el astronauta quisiera pensar que ellas simplemente eran bolas de gas ardiente perdidas en el infinito, no, el astronauta, solo en su cohete, quería pensar que ellas, también, estaban solas, cerca muy cerca una de la otras para aquellos que las miran desde lejos y sus mentes piensan en tiempo en lugar de distancia al tratar de comprender la tragedia de estar suspendido en medio de la nada con años luz como medida de espacio y tiempo, y como medida de soledad. El astronauta en su cohete lleva ya tanto tiempo navegando con una brújula rota que lo lleva a un norte imposible de llegar. Porque no hay norte, ni sur. No hay este, ni oeste. No hay arriba, ni abajo. El astronauta ya no sabe dónde comienza o acaba su propio cuerpo, pues no hay peso que lo limite; el astronauta podría volar si quisiera, si se pudiera considerar volar a eso que él hace en la pequeña cápsula que es su cohete. Pero el astronauta ya había perdido interés en mirar por la ventana, en navegar entre estrellas, en volar. El cohete, un aparatejo lanzado al espacio con las promesas del futuro y los restos del pasado, seguía las órdenes de un hombre sin ánimo para darlas. El cohete seguía su curso, el mismo que tenía desde el principio y el que tendría hasta que algo cambiara. Si el cohete pudiera pensar, pensaría que sus registros de actividad llevan mucho tiempo inactivos. Si el cohete pudiera desear, desearía que su tripulante recordara usar los botones y palancas y estableciera un curso, a algún lugar, cualquiera, aunque fuera de regreso a casa. Si el cohete pudiera resignarse, confiaría su destino a los objetos a su alrededor. Pero el cohete es solo un cohete, y los registros solo registran, y los botones y palancas

@ lmjuls

solo se oxidan, y su destino no existe, solo el curso inalterado dependiente de que en algún lugar haya algo lo suficientemente grande para cambiar. II. El limpiador de vidrios caía. El peldaño no lo había sostenido, y ahora él no podría sostener el curso de su propia vida. El limpiador de vidrio caía y su final ya estaba escrito y ya no había más planes por hacer. Inesperado, sorprendente, impredecible. Y aun así, sabía qué iba a pasar: el final iba a llegar. En sus últimos momentos el limpiador de vidrios se dio cuenta que no importaba si había dejado todas las luces apagadas, al igual que no importaba lo que la balanza en la oficina del doctor le había recomendado, porque en ese momento, mientras el limpiador de vidrios caía, nada tenía peso. No tenía peso cuánto tendría que sacar a final de luz para pagar la cuenta de electricidad y no tenía peso ese cuerpo que lo había acompañado hasta ese momento. El limpiador de vidrios era solo un cúmulo de células que todavía no habían recibido la orden de interrumpir su perpetua labor de sintetizar con instrucciones precodificadas, pasadas de madre a hija, de generación a generación, en un idioma que ni el propio limpiador de vidrios podría leer. El limpiador de vidrios caía y no podía hacer nada para evitarlo. El peldaño era lo que lo estaba empujando hacia arriba, su sistema de referencia era la altura suficiente para limpiar las ventanas del veinteavo piso de un edificio cualquiera en una ciudad cualquiera. Pero ahora que el peldaño no estaba, que no lo sostenía, que no lo empujaba hacia arriba, su sistema de referencia migraba hacia abajo, en busca de algo que fuera lo suficientemente fuerte para soportar al limpiador de vidrios. ¿Y qué mejor que una aglomeración de rocas con centro de magma en el que una mezcla de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno habían hecho de las suyas?

El limpiador de vidrios caía y al igual que todo lo demás, el tiempo ya también carecía de importancia. Tal vez habían pasado segundos. Tal vez había pasado toda una vida, toda su vida, y tal vez todo había sido solo un recuerdo de lo que había pasado para él estar allí, cayendo. El limpiador de vidrios iba hacia abajo, eso vería un espectador que se convertiría en un testigo desafortunado para el resto de su vida. El limpiador de vidrios iba hacia abajo

pero, para él, el mundo iba hacia arriba, porque allí, no hay norte, ni sur. No hay este, ni oeste. No hay arriba, ni abajo. Para el limpiador de vidrios ya solo había arrepentimientos. III. “Toma mi mano” le dijo, “y caminemos en línea recta hacia fin del mundo”. “La tierra es redonda” le respondió


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de los ilusos “Ya casi se acaba tu descanso, ¿no?” “Sí” [pausa] “¿Sabías que hay una isla donde amanece primero?” “En algún lugar tenía que pasar” [pausa] “Aunque es relativo, los meridianos son una invención humana, igual que la fecha en la que decidimos celebrar año nuevo” [Sonido de teclear] “¡No! La isla donde amanece primero...” [risa] “...se llama Kiribati, deberíamos ir” “Pensé que íbamos a ir al fin del mundo” [tono burlón] [pausa] “¿Es un sí?” [pausa] “¿Cómo llegamos al fin del mundo?” [tono pensativo] “Pones la brújula en tu celular y caminas en línea recta hacia el norte, y yo hago lo mismo” [tarareo hmmm] “¿Pero así no llegaríamos es al polo norte?” “¡Exacto!” [tono alegre]

Ilustración: Laura Calle Puerta

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@_lacallep

[tono burlón]

[Sonido de teclear]

[Sonido de teclear]

“Se le llama geodesia, Aristóteles fue de los primeros en usarlo”

“Elipsoide oblato en revolución” corrigió en [tono despreocupado] “pero hay quienes dicen que no es posible clasificarla geométricamente” “Tiene sentido” [tono pensativo] “Es imposible que con fondos oceánicos de profundidad desconocida podamos dar una forma acertada”

“¿Acaso hay algo que Aristóteles no haya hecho primero?” [risa]

“Me perdí” [tono exasperado] “Es el fin del mundo, es inevitable, como la gravedad, aunque estemos en diferentes lugares, mientras estemos en un cuerpo esférico, si caminamos en línea recta con el mismo destino, vamos a encontrarnos en algún punto, tu y yo” [pausa] “¿Es el fin del mundo porque es inevitable o porque estaríamos tú y yo?”

“¿Qué hora es?”

[tarareo hmmm] “¿No es lo mismo?”

“Es casi la una”

“No”

[bostezo]

“Entonces” [tarareo hmmm] “Es el fin

del mundo, porque es inevitable, porque estaríamos tú y yo, y porque nada más importaría” [pausa] [sonido ininteligible] [risa] “Me tengo que ir, descansa” “Si” [pausa] “Hablamos después, que te vaya bien” [tarareo hmmm] [corte de llamada] IV. En este inmenso universo en constante expansión, donde lo único seguro es el caos, todos siguen un camino recto. A través del espacio y el tiempo, solo hay una única dirección: hacia el futuro. No hay derecha ni izquierda, ni arriba ni abajo. Somos nosotros, observadores, los que ingenuamente queremos medir todo. El astronauta en su cohete. El limpiador de vidrios desde su peldaño. Dos amantes en extremos opuestos del mundo. Todos se mueven aparentemente en una línea recta inmutable con velocidad constante y rumbo seguro hacia un fin. Nada se mueve, pero todo siempre cambia. Pero el universo así como caótico, no es fácil de navegar. Alrededor de grandes objetos se curva. Para nosotros, observadores ilusos, cambiar el curso hacia ellos es solo otra de las leyes que debemos seguir. No hay fuerza que obligue a cambiar, no hay fuerza que cumpla los deseos del cohete, no hay fuerza que haga que el limpiador de vidrios caiga, no hay fuerza que una a los dos amantes. Es solo eso: la inevitabilidad de habitar en este universo, donde todo es curvo y solo tenemos la opción de cumplir con los caprichos de las ilusiones que hemos creado para explicar por qué las manzanas caen.


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Un tiquete

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a Marte Natalia Torres Jaramillo |

—L

a historia se va a bifurcar en dos direcciones: un camino es quedarnos en la Tierra para siempre y entonces, probablemente, habrá algún evento de extinción; la alternativa es convertirnos en una especie multiplanetaria, que, espero estén de acuerdo, es el camino correcto— dirige una leve sonrisa al suelo en espera de una aprobación que sabe que no necesita, pero el público calla—¿Sí? —pregunta y entonces la sala estalla en aplausos. Elon Musk se encontraba en el Congreso Internacional de Astronáutica 2016 en Guadalajara, México a punto de anunciar sus planes para colonizar el Planeta Rojo. *** El empresario multimillonario parece llamar la atención de todos los medios de comunicación. Su ambición por la exploración espacial lo ha convertido en uno de los más grandes expontentes contemporáneos de la ciencia, pero su historia es quizás tan intrigante como el esperado viaje a Marte. Con tan

solo 12 años, el pequeño Elon ya se hallaba vendiendo el código de un videojuego original, “Blastar”, por 500 dólares a una revista sudafricana, país donde nació y creció. Aquella época no fue particularmente buena, según ha comentado en diversas entrevistas, pues sus intereses poco comunes resultaron en una infancia solitaria y tortuosa, con agresiones por parte de sus compañeros. Cercano a cumplir la edad que lo obligaría a prestar servicio militar, su discrepancia con los ideales del apartheid lo llevó a buscar oportunidades fuera de Sudáfrica. Así fue como llegó Elon a Estados Unidos, donde obtuvo los títulos de economía y física de la Universidad de Pennsylvania. En ese tiempo desarrolló la compañía Zip2, proveedora de mapas y contactos para periódicos virtuales, la que vendió cuatro años después a la empresa de computadoras Compaq. A pesar de haber obtenido dos títulos universitarios, ha expresado contundentemente que el estudio es más útil para forjar disciplina que conocimiento, pues este se puede

@torresjnatalia

adquirir a través de lecturas y metodologías autodidactas. De hecho, su disgusto con el sistema educacional es tal que sus hijos asisten a una escuela privada fundada por él mismo, sin calificaciones y fundamentada en potenciar las habilidades particulares de cada niño. Algunos años después, fundó la plataforma X.com junto con su hermano, gracias a un préstamo de su padre, un ‘terrible ser humano’ a los ojos del genio incipiente. La plataforma luego se convirtió en PayPal y fue comprada por eBay. Fue ahí cuando surgió la intriga que daría paso a sus más reconocidas compañías en la actualidad: “¿cuáles son otros de los problemas que con mayor probabilidad afectarán el futuro de la humanidad?” Tesla y Solar City nacen a partir de la necesidad de solventar la producción y el consumo de la energía de una forma sostenible, la primera respuesta al cuestionamiento. La segunda respuesta, sin embargo, es mucho más ambiciosa, pues se trata de la extensión de la vida más allá de la Tierra, volvernos una especie multipla-

netaria y es aquí cuando nace la maravillosa SpaceX. *** —¿Por qué Marte?—Se proyecta en la pantalla una imagen del Sistema Solar a escala y la respuesta parece ser obvia para el orador, sin embargo, explica pausada y carismáticamente—Venus es un baño caliente de ácido, no es para nada similar a la diosa—. Menciona otros cuerpos celestes en los que se podrían establecer colonias, comenzando por Mercurio, y pasando por las lunas de Júpiter y Saturno, pero rápidamente las descarta.—Todo esto nos deja con una sola opción si queremos volvernos una civilización multiplanetaria: Marte—. Entonces la pantalla se torna oscura y cuando se enciende nuevamente un video acompañado por música intrigante y triunfal a la vez, capta la atención de la audiencia; es un cohete cuya trayectoria inicia en la Tierra y, tras un par de recargas de combustible en órbita y el despliegue de páneles solares laterales, finaliza en el Planeta Rojo. Orgullosamente, Elon


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aclara que aquella proyección no era una simple “impresión artística” sino más bien una simulación muy aproximada de lo que se construirá en el futuro. Tras aquella majestuosa introducción se permite ahondar, con un vocabulario amigable, en los detalles del plan con el que SpaceX espera, algún día, posar sus pies sobre aquella atmósfera que aún nos es ajena. *** Tanto por hacer y tan poco tiempo. El autor de este sabio proverbio seguro no conocía a Musk. Además del deseo por explorar posibilidades más allá de nuestra esfera terrestre, SpaceX cuenta con la Misión Starlink. Su objetivo es el de desarrollar una megaconstelación satelital que provea un sistema de conexión a Internet mundial por costos más bajos. Actualmente hay poco menos de mil satélites en órbita y se espera poder lanzar 42,000 en total. Sin embargo,

Ilustración:

esto ha sido motivo de controversia entre los astrónomos, quienes le temen al deterioro de la calidad fotográfica del espacio y a que esto traiga consigo una ralentización en el estudio del cosmos. No obstante, esa no ha sido la única polémica causada por las compañías espaciales del empresario y ciertamente no es la que más lo ha sensibilizado. Neil Armstrong y Eugene Cernan se pronunciaron en contra del proyecto para comercializar vuelos interplanetarios. Cuando Elon fue sorprendido con una pregunta al respecto durante el programa 20 Minutos de CBS, tragándose las lágrimas habló de lo difícil que era para él que sus héroes no creyeran en su visión, pero confía en que su visita a las instalaciones de SpaceX podría cambiar sus opiniones. Por otra parte, y de regreso a la Tierra, Musk cuenta con las compañías Open AI y Neuralink, ambas relacionadas con el desarrollo de la

@smokecrip

inteligencia artificial. La primera, dedicada al cuidado de la integridad humana frente a la amenaza que podría representar la IA, y la segunda, en busca de una conexión entre el cerebro humano y las máquinas. El Iron Man de la vida real ha expresado abiertamente su creencia sobre la posibilidad de vivir en una simulación. Según explica, la tecnología ha avanzado con pasos de gigante en un lapso de 40 años, lo que podría significar que dicho avance ya ocurrió en el pasado y “la probabilidad de estar viviendo en una realidad base (no virtual) es de una de un millón”. Entre las tantas de sus compañías se encuentran también The Boring Company, dedicada a la mejora del tráfico vehicular en California, y Halcyon Molecular, cuyo objetivo es extender la vida de las personas. Pese a la variedad en los tópicos de sus proyectos, es evidente una misma directriz: la mejora continua de la civilización. Elon Musk es un genio es-

tableciendo un precedente para futuras generaciones. —Algunas personas piensan que soy un alien. No es cierto—, quizás tan solo es la prueba viviente de que logros tan majestuosos como las pirámides, son, en efecto, producto de la increíble mente humana. *** Dada la diferencia entre los períodos de Marte y la Tierra, el momento perfecto para los lanzamientos solo ocurre cada 26 meses. La consolidación de una civilización en el Planeta Rojo requeriría de un millón de personas; con la impertubabilidad de una persona que ha aceptado el hecho de que no vivirá para ver los frutos de su esfuerzo, expone que conseguir una ciudad auto-sostenible tardaría un aproximado de 40 a 100 años. No obstante, Marte será solo el comienzo, pues él vaticina la posibilidad de saltar fácilmente entre planetas y lunas dentro del Sistema Solar.


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La hipótesis d Andrés Vélez Cardona | avcandres1@gmail.com

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a página en blanco. Esa es quizá la prueba más grande a la cual se pueden enfrentar quienes se dedican al oficio de escribir. Superarla es de por sí una ciencia efímera y metamórfica a la que solo se le pueden enfrentar los más curiosos del arte, por qué escribir también requiere de su método y de teorías aplicables. La volatilidad de las ideas es tan grande y sus variables tan indefinidas que mantenerlas estables es incluso difícil bajo las perfectas condiciones del laboratorio. Hay ideas sólidas que son fáciles de mantener, pero siempre es necesario estar al tanto de su calidad o los experimentos pueden presentar fallas e inconsistencias; hay ideas líquidas, de esas que es necesario mantener siempre en un recipiente en todo momento para poder recoger buenas muestras antes de que se rieguen o se sequen; también son comunes las ideas gaseosas, las más difíciles de mantener, son aquellas que necesitan de especial atención para notar su presencia. El trabajo del científico, también llamado escritor, es el de tener especial cuidado con las muestras, experimentar con las ideas y entender que algunas no se pueden combinar con otras, o que hay experimentos que pueden fallar o muestras que se deben desechar. Cada idea debe ser tratada con cuidados especiales y si se quiere tener buenos resultados, es esencial hacer otras búsquedas simultaneas e ir hacia otras investigaciones para obtener otros puntos de vista. Es pues esta una de las mejores formas de introducir la literatura al campo de la ciencia: apelando

a una de sus propias herramientas. Y es que esa introducción es necesaria para volver más maleable la mente de los más cerrados, los que no encuentran aportaciones de la literatura al llamado “progreso científico”. Mientras que la principal tarea de la ciencia es buscarle solución a algunos de los problemas que se le pueden presentar a las sociedades humanas –problemas que varían desde la misma sed inocente de conocimiento hasta facilitar procesos para el progreso –la literatura por su parte es la encargada de imaginarse el mundo con su infinidad de variables. Es pues necesario comprender que antes de que el hombre se hiciera preguntas primero aprendió a contar historias. Fueron las historias la primera herramienta que realmente puso al hombre en una escala distinta a la del resto de los animales que habitaban en el planeta. Con las historias, todos los conocimientos, todas las creencias, pudieron transmitirse de generación en generación. Por medio de las historias se marcaban los límites de los territorios y se designaban nombres a las tribus. Eran el pilar del aprendizaje: antes de lanzar una flecha se contaban las proezas que podían realizarse con esta. Con cada historia los métodos iban cambiando y las sociedades iban evolucionando. La necesidad de contar historias y la homogeneidad de las proezas, llevaron a la búsqueda de nuevas fronteras. Y las acciones de los dioses, que se contaban de boca en boca, llevaron a preguntar si un humano podría dominar tales fuerzas. De los dioses contados nacen las preguntas, de las preguntas, la ciencia.

Ilustración: Laura Calle Puerta

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@_lacallep


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de la ciencia Por cada leyenda transmitida surgía una nueva pregunta entre los curiosos. De a poco, las ninfas dejaron de ser la fuente de los conocimientos, un Dios parecía tener las respuestas, pero era celoso con ellas. Los rapsodas fueron transformándose en improvisadores y de los filósofos –qué hicieron las primeras preguntas –nacieron los científicos. Parecía que la verdad solo podía estar escondida en el mundo tangible de lo natural; el conocimiento parecía bifurcarse en lo tangible y lo fantástico: uno indagaba respuestas probables, el otro imaginaba preguntas inciertas. Pero ningún camino creado por las manos de los homínidos sapientes puede permanecer por siempre en un solo estado paralelo. En algún punto específico del espacio-tiempo, toda línea puede llegar a converger si se altera la dimensión en que persiste y las pruebas comprobables se encuentran en la historia misma, en el corpus de manuscritos que sobreviven a día de hoy. Una de las pruebas sobre las infinidades de conexiones entre ambas disciplinas fue aquel Discurso, un tratado que a partir de herramientas literarias se volvió el precursor de la ciencia moderna. El metodista tras este libro da una serie de pasos para encontrar la verdad, llegando a utilizar metáforas anatómicas y físicas para dar a entender su punto. En esa búsqueda por la verdad, llena de preguntas de todos los órdenes –físicos y metafísicos –, aparece aquella proposición cíclica Cogito ergo sum ahora conocida como pienso luego existo.

Así, muchos otros escritores han estado en constante conexión con las ciencias naturales y las exactas, cómo la teoría de los colores de Goethe; o las búsquedas del infinito de Borges. También los científicos han incurrido en la literatura como Wilhelm Ostwald, o Stephen Hawking e incluso los matemáticos del movimiento Oulipo. Cada disciplina ha incurrido en la otra, evolucionando el conocimiento en conjunto. La humanidad también depende de los llamados escritores para dar un paso hacia adelante en su propia evolución tecnológica. Un ejemplo famoso llega con el famoso libro De la tierra a la luna¸ en éste aparece una forma posible de cumplir el sueño de llegar a aquella luna de queso que se posaba en los cielos. 104 años después, como siguiendo las indicaciones de Verne en la construcción de una bala de cañón que perforara el cielo, los primeros hombres lograron dar el gran paso para la humanidad. La ciencia incurre en métodos exactos que le permiten resolver problemas planteados por la naturaleza –caótica al tiempo que ordenada –del universo. En cambio la literatura se deslinda de esta dimensión y explora los vastos multiversos soñando con mundos que parecen imposibles para el hombre. Mientras sueña, deja una constancia en este mundo terrenal y entre los excursionistas de la disciplina que luego pueden explorar otros caminos que se bifurcan. La ciencia crea al mundo tal y como lo conocemos, mientras que la literatura sueña con las posibilidades y se imagina al mundo tal y como puede llegar a ser.


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La cara

de la ast Jimena Delgado |

E

l 5 de noviembre leí en mi horóscopo que debía protegerme de la maldad de Marte retrógrado; quedé atónita ¿Cómo me resguardo de un planeta que cambia su órbita para lastimarme? Me insinuó que mi buen humor se debía a mi excelente alimentación y al ejercicio; pero ese día almorcé pizza y no recuerdo con exactitud cuándo fue la última vez que sudé por trotar o levantar pesas. Expresó que el amor de mi vida puede ser Tauro y que épocas de escasez económica se aproximan. Tal vez por mi incredulidad, todos esos postulados me parecen hasta graciosos, pero lo cierto es que mientras que yo me burlo, centenares de personas depositan su fe en cartas astrales, tazas de té e ideas que dicta un adivino, basado en la pseudociencia de la astrología.

@jimenadelgadod

sus principios eran útiles en prácticas de meteorología, alquimia y medicina. Sin embargo, empezó a perder valor por ideas contrarias, como la del heliocentrismo, que llevaron a que se dejase de considerar como asunto de carácter científico y de análisis. Ahora, puede decirse que es popular debido a que los periódicos, e incluso programas televisivos, dedican un espacio de su agenda a dichos asuntos que pertenecen más al esoterismo, que al mundo de las demostraciones y lo tangible.

Todo inició en el siglo II a.C como un popurrí de teorías y conocimientos de varias culturas antiguas, que ante la falta de internet y celular, se disponían a ver el cielo y a analizar su mecánica. Los principios que perduraron en el tiempo fueron de egipcios, babilonios, griegos y romanos, ya que de ellos proviene una lista de estrellas escrita en 1950 a.C, el horóscopo más antiguo y las configuraciones actuales del zodiaco.

Esta tendencia surgió el 21 de agosto de 1931 con una publicación que hizo el semanario Sunday Express sobre el nacimiento de la princesa Margarita de Inglaterra. Por ser un evento relevante para la prensa británica y por la poca información que se tenía de la familia real, los periódicos se vieron en la obligación de hacer maromas para darle cobertura al hecho, entre las cuales estuvo la de publicar predicciones de la vida que tendría la nueva integrante de la monarquía. Así fue como Jhon Gordon publicó el artículo “Lo que las estrellas le dicen a la nueva princesa”, lo que motivó a otros medios informativos a seguirle los pasos, no solo con Margarita, sino con todos los signos zodiacales.

Con la intención de saber cuándo se daba el cambio estacional, la astrología se convirtió en una tradición académica del siglo XVII. Antes, el estudio de los astros con ánimos de predecir sucesos, era aceptado en el ámbito cultural y político, porque

Lo anterior lleva a preguntarnos qué hacen estas sentencias para ser creídas, para que una persona se interese en la compatibilidad que tiene con su pareja en el horóscopo y a pensar que mercurio retrógrado es lo peor que le pudo pasar a la sociedad.

La respuesta dista de predicciones azarosas y se centra en la psicología. Entre las teorías que ésta abarca, se encuentra la apofenia, que consiste en ver patrones o conexión entre acontecimientos aleatorios o que no tienen sentido. Surge como explicación a cosas inexplicables, no para darles lógica o veracidad,

sino como reacción a estímulos que no son digeribles. De ahí surge el enlace que se empieza a hacer entre nuestras vidas y los parámetros que enuncia la carta astral o el horóscopo con mínimos detalles. “Tiene buen sentido de humor, es muy divertido cuando deja vo-


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a oculta

rología Otro concepto que usa la psicología y la antropología, para explicarnos cómo palabras que provienen de los astros causan efecto en quienes las escuchan, es el pensamiento mágico. Como forma de pensar, se basa en supuestos ilógicos que no tienen justificación, que además, generan opiniones sin fundamentación empírica; esto se refleja en la religión, las creencias populares (como mitos y leyendas) y en la superstición.

Ilustración:

Junto con los dos términos mencionados anteriormente, la psicología enlista cantidades enormes de efectos que tienen esta clase de juicios ilógicos en quienes los reciben constantemente. Bertram Forer, psicólogo estadounidense, al notar la incidencia que tenían cosas tan simples como el horóscopo, y creyendo que lo que en él se publicaba era tremendamente general, se dispuso a hacer un experimento en 1948. Puso a sus estudiantes a hacer un test de personalidad y que posteriormente lo calificaran de 1 (malo) a 5 (bueno); en promedio las personas respondieron con una puntuación de 4.26, lo que quiso decir que el test había arrojado resultados que coinciden con la personalidad de cada quién.

@smokecrip

lar su imaginación, porque se le ocurren miles de extravagancias y es un contachistes innato por su buena memoria” esto lo que más o menos dice mi signo zodiacal, cáncer. A pesar de reconocer que mis bromas pocas veces ocasionan gracia en otros y que mi memoria es similar a la de un pollo, también

debo admitir que esas palabras me hacen recordar instantes en que he sacado carcajadas por algún comentario. Esto no solo me pasa a mí, sino que nos pasa a todos al acercarnos a esta clase de contenido en que la apofenia hace de las suyas, para superponer situaciones que generen identidad sobre la realidad.

Lo que nadie supo, es que el resultado fue el mismo para todo el que respondió el cuestionario y fue copiado de una revista de astrología cualquiera. Este fenómeno se dio porque el perfil que había seleccionado el profesor para mostrarle a sus alumnos era tan

general, que cualquier ser humano se hubiese sentido identificado. Además, porque estaba lleno de condicionales implícitos que genera dicha sensación de precisión; de forma que si planteaba “eres muy seguro de ti mismo y de tus acciones, pero hay días en que no quieres pararte de la cama y menos hablar con tus seres queridos”, no cabía la posibilidad de que alguien no se viera reconocido en esas palabras. Del mismo modo, esto también se debe a que se causa un sesgo cognitivo de confirmación, que ocurre cuando lees una predicción que confirma tus propias creencias; hecho que te permite intuir que el mensaje va especialmente dirigido a ti. La astrología es una pseudociencia que se fundamenta en palabras y creencias no comprobables, pero eso no quiere decir que detrás de ella se escondan ciencias reales que estudian y entienden el comportamiento humano, a través de las reacciones que desencadenan estímulos llamativos como lo es saber nuestro futuro y descifrar nuestro pensamiento por medio de juicios disparatados. Cada quien decide en qué deposita sus creencias, y catalogar como ignorante a quien lo haga en la astrología, es despectivo e injusto. Sin embargo, es importante que quien decida optar por el camino esotérico que esto representa, conozca a profundidad de qué se trata y comprenda qué poca realidad tienen horóscopos, cartas astrales y lecturas de mano.



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