cuento | La historia de una chica que vivió en la zona extrema de MTY.P26 periódico julio 2014 No. 005 publicación mensual
10 PESOS
LIBERACIONMX.COM
tabasco:
Roberto Madrazo está de regreso P6
historias q u e cambiarán tu vida
La marcha de los mutilados
P9-13
Luis Videgaray: 19 meses de desastre económico P16-23
nuestras Alejandro Almazán l Jorge Meléndez Preciado l Braulio Peralta l Marionn Zavala l Víctor Ulín plumas: l Rodrígo Soberanes l Mónica González l Surya Lecona l José Juan FlórezlRomán Rivas
3 El debate A Favor:
Emilio Gamboa Patrón,
coordinador de la bancada del PRI: “Tanto Televisa, como Televisión Azteca, como todo el Grupo Carso, América Móvil, Telmex, están no muy contentos, por no decir nada contentos con esta iniciativa, pero hay un común denominador en el Senado: va a beneficiar a muchos mexicanos. Sin duda alguna se lastima a los monopolios, ninguno de ellos queda contento”.
Gerardo Flores
PVEM “Las nuevas leyes benefician a los usuarios en general, no a monopolio alguno”.
Javier Lozano Alarcón
Aprobada la Ley de Telecomunicaciones En el Senado de la República se dio el primer paso Sí, luego de poco más de tres meses de intensas negociaciones, debates públicos, encuentros y desencuentros, y búsqueda de acuerdos entre las fuerzas políticas de éste país, finalmente fueron aprobadas en el Senado de la República las llamadas leyes secundarias en materia de Telecomunicaciones. Leyes polémicas, sin duda. Leyes que han provocado una de las discusiones públicas más intensas y acaloradas de los últimos años. Y en torno a las cuales se han tejido historias de todo tipo, a favor o en contra, según sea el caso de partidarios o adversarios a las reformas. ¿Pero realmente qué contienen las reformas a las leyes secundarias de telecomunicaciones que se aprobaron en el Senado de la República? ¿Cuál es su alcance? ¿Por qué fuerzas políticas fueron aprobadas? ¿Quiénes estuvieron a favor o en contra y por qué? Así se aprobaron las reformas en el Senado de la República
Leyes que se crean con estas reformas: Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión Ley del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano Votación en lo general PRI: Los 51 senadores presentes votaron a favor. Sólo faltó la senadora Arely Gómez PAN: Tuvo un voto dividido: 22 a favor y 12 en contra. PRD: Los 21 senadores votaron en contra por orden directa de su partido. PVEM: 5 senadores a favor. Estuvieron ausentes de la
Los 10 principales puntos de las nuevas leyes 1.- Eliminación del cobro de larga distancia telefónica. Los consumidores se ahorrarán en conjunto 22 mil millones de pesos al año. Un promedio de 158 pesos por familia cada mes. La medida entrará en vigor a partir del 1º de enero del 2015.
2.- Se define como preponderante a una empresa por sector, a fin de que sea sancionada cuando incurra en prácticas monopólicas.
periódico
h i s to r i a s q u e c a m b i a r á n t u v i da
Oscar Camacho Guzmán Director
3.- Obliga a las empresas preponderantes a brindar el servicio de roaming con los operadores no preponderantes para que éstos puedan ampliar la cobertura de sus servicios. Esto es, que empresas como Telmex estarán obligadas a compartir sus soportes técnicos para que otras empresas las puedan usar, a las tarifas que establezcan las autoridades federales.
Lilia Silvia Hernández Subdirectora
4.- Los usuarios podrán cancelar sus contratos telefónicos si las empresas cambian las condiciones originales. Y el cambio de número de una empresa a otra deberá hacerse en 24 horas y de forma gratuita.
Sergio Fraire Diseño
sesión Ninfa Salinas (hija del dueño de TV Azteca) y Luis Armando Melgar (Funcionario de Canal 40 TV Azteca). PT: 1 senador a favor y 4 en contra. Nueva Alianza: 1 a favor. Duración de la sesión 17 horas. Inició el 4 de julio y terminó a las 5.30 horas del día 5. Presidente de la Mesa Directiva Raúl Cervantes Andrade.
5.- La PROFECO y el IFT podrán sancionar a concesionarios que no cumplan con lo que ofrecen al público y la PROFECO tendrá un órgano destinado a atender quejas para este sector y resolverlas.
Isela Rosales Publicidad y Comercialización
6.- Establece el 31 de diciembre del 2015 como límite para hacer la transición a la televisión digital.
Cuartoscuro Fotografía
¿Cuál fue el tema de mayor polémica pública? La decisión de establecer a una empresa como preponderante (monopólica) en el mercado, ya sea por sector (radiodifusión y telecomunicaciones) o por servicio que brinde alguna empresa (televisión abierta, radio, telefonía fija y móvil, internet, televisión restringida, etcétera). Quienes abogaron por que se definiera la preponderancia por sector fueron identificados con los intereses de Televisa. Quienes pedían que fuera por servicios, con los intereses de Telmex.
7.- Los usuarios de celulares podrán consultar sus saldos en forma gratuita.
8.- Se ordena a los canales de TV a poner subtítulos y traducción en lenguaje a señas, en sus principales noticieros para apoyar a las personas con discapacidad.
PAN “Es un falso debate decir que se está beneficiando a Televisa. No tengan la menor duda: le estamos dando todos los instrumentos a las autoridades para combatir prácticas monopólicas”.
En Contra:
Marcela Torres
PAN “Las nuevas leyes no combaten efectivamente a los monopolios”.
Javier Corral
PAN “Se benefició de manera directa a Televisa al decretarse la preponderancia por sector”.
Dolores Padierna
PRD “Todo estuvo hecho para darle a Televisa los mayores beneficios y que pueda seguir siendo un monopolio por servicios, sin que sea sancionada”.
9.- Acceso a internet de banda ancha en escuelas, hospitales y edificios públicos de manera gratuita. Hoy están conectados 37 mil lugares de estos y se busca que la cifra pase a 250 mil sitios.
10.- Otorga a los concesionarios de telecomunicaciones la posibilidad de acceder a una concesión única para prestar los servicios de triple y cuádruple play.
Periódico Liberación Historias que Cambiarán tu Vida es una publicación editada por Diantre Comunicaciones S.A. de C.V. Callejón de Tezoquipa 24-D, Col. Tlalpan centro, Delegación Tlalpan, C.P. 14000, México D.F. Editor responsable: Oscar Jaime Camacho Guzmán; Certificado de Reserva de Derechos otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de Autor (Indautor): 04-2014-012712510400-101. Certificados de Licitud y de Contenidos en trámite. Publicación mensual distribuida por la Unión de Voceadores. Impreso en Soluciones Gráficas IB, Calle Fresno número 8, Col. Prados de Ecatepec, Tultitlán, Edomex, C.P. 54020. Fecha de impresión: Febrero del 2014.
4 julio de 2014
remolino Jorge Meléndez Preciado
Las malas artes en el fut nacional Decir que perdimos por un mal arbitraje un partido en el que íbamos ganando quince minutos antes de concluir, es la justificación del humillado que no sabe entender ni trascender su realidad. Es lo mismo, valga la similitud, que pensar que triunfamos porque nos iluminó la virgencita de Guadalupe (el Ratón Macías como ejemplo) o que el nopal y los penachos son más poderosos que la técnica en la mayoría de órdenes de la vida. Mejor encontremos algunas causas, reales, evidentes, de a qué se debe lo que sufrimos hace un cuarto de siglo: caer derrotados por una u otra razón. Algo más que evidente con un ejemplo reciente: el famoso Chicharito estuvo más de 20 minutos en la cancha y no tocó la pelota ni siquiera para sobarla con la mano. Lo que demuestra nuestra actitud timorata y defensiva. En su libro, Balón dividido Juan Villoro (Planeta), señala que es un error craso los torneos cortos, ya que no dan idea de cómo se avanza en los esquemas futbolísticos, pues en las ligas importantes: inglesa, española y alemana, el campeonato es de un año. También anota el literato enamorado del fut que no existe una planeación en ningún sentido y que es indispensable separar a las televisoras de los equipos, ya que eso impide que haya una sana relación entre negociantes e impulsores del deporte- espectáculo. Ciro Murayama en: La economía del futbol (Cal y Arena) plantea que no sabemos nada acerca de las transferencias de los jugadores entre equipos, que no existe un sindicato de futbolistas donde se tenga un contrato colectivo (España sí) y que incluso ni siquiera el Seguro Social informa quiénes son los trabajadores del balompié que están afiliados; esto último a propósito de Salvador Cabañas, quien recibió un disparo en la cabeza de un narcotraficante en un bar que tenía nexos con Televisa y luego fue satanizado por dicho medio de información. Hay incluso un capítulo acerca de la “Evasión de impuestos”, donde el mismo Leonel Messi tuvo que pagar grandes cantidades al fisco ya que no declaró correctamente. Algo que debe ser motivo de atención, ahora que la secretaría de Hacienda quiere mayor transparencia, aunque generosamente exoneró de cargas fiscales a quienes anduvieron y patrocinaron al equipo mexicano en la pasada Copa del Mundo. ¿Por qué? En otro libro que al parecer no tiene una relación directa con este deporte- espectáculo- lavado de cerebro, Figuraciones mías de Fernando Savater (Ariel), encontramos una serie de cuestiones muy interesantes. Dice el filósofo español que hay un texto de primera que: hace “curarse de idealizaciones excesivas de este deporte multimillonario y enterarse de sus bajos fondos”, y es: Juego sucio. Futbol y crimen organizado de Declan Hilla (Ed. Alba), el cual hizo que Michel Platini se haya decidido a “crear un departamento de anticorrupción en la UEFA”. (En México, por cierto, no hay una iniciativa de ninguna organización al respecto. Ya es hora). Savater anota que en El Rey Lear (acto 1, escena 4), el bardo de Avon: “pone en su sitio a un atrevido bribón llamándole <<vil futbolista>>”. Y remata Fernando: “No deja de ser divertido que lo que en tiempos de Shakespeare podía ser un insulto hoy se vea convertido en el destino profesional más universalmente envidiado”. Y ya sabemos que algunos de estos ídolos, muchas veces son golpeadores de mujeres, protagonistas de borracheras infinitas y acémilas para cualquier asunto que no tenga relación con patear una bola. Y como dice James Joyce: “No pienso hacer nada por mi patria, pero no me importaría que mi patria hiciese nada por mi”. O citando a Emil Cioran: “Una patria es un soporífico para cada instante”. Así pues, no hay mucho que agradecer ni reclamar a la llamada selección nacional, pues sus triunfos no son los nuestros, de todos, menos de aquellos millones que han sido olvidados por la mayoría de los gobiernos; ni sus fracasos son parte del México profundo, el cual muchas veces se ha levantado solo, incluso sin la mínima atención de la televisión. jamelendez44@gmail.com @jamelendez44
En esta esquina...
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EL CORRAL DE LA IGNOMINIA Óscar Camacho Guzmán
Debate de Telecomunicaciones: Los “periodistas independientes” de Slim; los “periodistas independientes” de Azcárraga Maravilloso resultó el encueradero de políticos, periodistas y líderes de opinión que arrojó la discusión pública sobre las leyes secundarias de telecomunicaciones. Porque al calor de los debates sobre el contenido de esas leyes, salió a flote hasta dónde están comprometidos, o con Carlos Slim o con Emilio Azcárraga, la mayor parte de los políticos, periodistas y líderes de opinión que dominan los espacios públicos en los medios. La mayor parte de ellos, periodistas o políticos que se dicen independientes y que han resultado todo menos eso, independientes. ¿Soltó dinero Carlos Slim a sus defensores para atacar a Televisa? ¿O acaso desde Televisa se soltaron recursos económicos o espacios para denostar a Carlo Slim? No hay pruebas de ello, pero no sería nada raro que así haya ocurrido o siga sucediendo. Porque lejos de ver, escuchar y leer en los medios un debate en el que periodistas y políticos informen sobre los cambios en las telecomunicaciones y ponderen en el análisis los alcances de estas reformas, para un lado y para otro, lo que vimos por semanas fue una lucha encarnizada entre los fieles seguidores de Carlos Slim y los defensores de Televisa. Para nadie es un secreto que Carlos Slim es cuidado y defendido en diversos medios de comunicación gracias a los contratos de publicidad que tiene con ellos o a sus alianzas con empresas como Dish o MVS. Y si bien Slim está considerado un “tacaño” que castiga lo más que puede los precios de la publicidad que contrata, también es cierto que sus contratos son oxígeno puro para varios medios en virtud de dar la garantía de establecer pautas anuales.
Medio en serio medio en broma, entre periodistas y políticos se cuenta que un día le propusieron a Slim hacerse propietario de un importante periódico, a lo que él respondió con una pregunta: ¿para qué quiero un medio si los tengo a todos…? diría en alusión al control que ejerce por medio de su publicidad. ¿Y qué decir de los periodistas de Televisa? Todos alineados, todos disciplinados, todos defendiendo a la casa no sólo desde su espacio que tienen en esa empresa sino también en los otros de radio y prensa donde colaboran. Primera en quedar al desnudo fue sin duda la diputada Purificación Carpinteyro, pillada en una llamada telefónica en la que exhibió corrupta moral, su falsedad política, su afinidad con Telmex y su animadversión a Televisa. Luego, su caso sacaría a flote la cercanía de una veintena de diputados del PRI y PAN con las dos grandes televisoras, TV Azteca o Televisa, y que sin rubor alguno participaron en los debates y votaciones para beneficiar a sus respectivas empresas y no al interés ciudadano. Al calor del debate, el periodista de Televisa Carlos Loret de Mola acusó al grupo de Los Chuchos, que controlan el PRD, de ser siervos incondicionales de Carlos Slim. Carmen Aristegui centró su política editorial en señalar el bulto de beneficios que obtendría Televisa con las reformas, y sólo tangencialmente se ocupó de los bultos de beneficios que ha tenido Carlos Slim con las comunicaciones desde que Carlos Salinas le regaló prácticamente la concesión de la telefonía en México, gracias a lo cual se ha convertido en el segundo hombre más rico del mundo. Y aclaro: nada de malo tiene el tomar partido por una u otra posición, es válido. Pero el problema radica, en el ámbito periodístico, en la simulación: en decirse independiente cuando no se es así. Se esté o no a favor o en contra de sus posiciones, algo rescatable Carlos Loret fue su exigencia para que cada periodista dijera de qué lado estaba, para que la gente supiera la posición ditorial de cada medio y de cada periodista. Claro, nadie le hizo caso. Nadie se dio por aludido, ni los periodista de Slim ni los periodistas de Televisa. Lamentable pero cierto.
Mercado negro Alejandro Almazán
El señor Mireles ¿Usted por qué cree que José Manuel Mireles Valverde fue arrestado? A) Porque fue el único líder de las autodefensas que no se rindió. B) Porque los nuevos policías rurales que avala el gobierno federal son aliados de los Templarios, el cártel que enfrentaba Mireles. C) Porque lo traicionaron sus amigos. O D) Porque estorba en el negocio de la metanfetamina. Si su respuesta fue cualquiera, entonces esto puede interesarle. Mireles es un médico cirujano que varias veces sufrió el secuestro de sus hermanas por parte de los Templarios. Por eso se unió a las autodefensas de Michoacán. El doctor vendió sus propiedades para comprar armas en Estados Unidos, mientras otros líderes de las autodefensas recibieron ayuda del gobierno federal y del Cártel Nueva Generación. ¿Por qué? Porque un asesor de Peña Nieto, el general colombiano Óscar Naranjo, al que responsabilizan en su país de fomentar los grupos paramilitares, pensó que era mejor un enfrentamiento civil a que el Estado se ensuciara las manos. Pero Mireles se salió
del script y sus compañeros avanzaron hasta Nuevo Italia, la antesala al puerto de Lázaro Cárdenas, donde los Templarios se apropiaron de las minas y envían toneladas de polvo de hierro a China, a cambio de recibir químicos para elaborar metanfetaminas. (Este es el fondo de la guerra en Michoacán). Mientras las autodefensas se instalaban en Nuevo Italia, a principios de enero pasado, el gobierno federal buscó a Mireles, le mandó una avioneta para que viajara a DF y platicaran, pero la aeronave se cayó y el doctor fue a dar al hospital. Televisa lo entrevistó durante su convalecencia y sacó una supuesta declaración donde Mireles anunciaba el desarme de las autodefensas. Todo resultó falso. Luego vino el arresto de Hipólito Mora, el ideólogo de las autodefensas. La PGR lo acusó de un homicidio que, según testigos, cometió El Americano, un tipo que se dice arrepentido de haber pertenecido a los Templarios y que hoy platica sin problemas con Alfredo Castillo, el comisionado que mandó Peña Nieto a restablecer la seguridad en Michoacán. Después de la aprehensión de Hipólito, Mireles grabó un video donde advertía que el Estado encarcelaría a los líderes de las autodefensas. En el fondo, dijo, no se
quería acabar con los Templarios. ¿Y luego qué pasó? Algo muy triste: el gobierno federal jugó al divide y vencerás. Primero, convenció a los otros líderes para que desconocieran a Mireles. “Desde el accidente del avión, (Mireles) quedó mal de sus facultades”, llegó a decir Estanislao Beltrán, mejor conocido como Papá Pitufo. De ahí siguió la persecución de Mireles, pero no de La Tuta ni otros Templarios. Luego, fue liberado Hipólito Mora, pero éste no se unió a Mireles, sino a la policía rural de La Ruana y ya no quiere saber nada. Y, para el final, dejaron el arresto de Mireles y algunos de sus escoltas cuando estaban por llegar a Lázaro Cárdenas. Eso sucedió el pasado 27 de junio. En muchos medios, Mireles es el villano de moda. Lo tildan de asesino, de estar loco, de pedófilo, de haber traficado mariguana, de asociarse con cárteles rivales de los Templarios y todo lo que sirva para dudar de él. La justicia lo acusa de portación de armas, las mismas armas que el gobierno federal les permitió a todas las autodefensas. El arresto de Mireles, en pocas palabras, significa otra derrota de la sociedad ante el narco.
6 julio de 2014
reportaje
Tabasco: Roberto Madrazo está de regreso… vestido de Verde
Los nuñistas han encendido las alertas: y hasta lo acusan de encabezar una “conspiración” para “derrocar” al gobierno de Arturo Nuñez Por Víctor Ulín / Aguila o Sol Villahermosa, Tabasco
L
uego de dos sexenios prácticamente ausente después de concluir su mandato en el año 2000, de fracasar en sus aspiraciones presidenciales y de respetar la regla no escrita de mantenerse ajeno a la actividad política y a los asuntos del gobierno en turno, Roberto Madrazo reapareció pública y mediáticamente en Tabasco en marzo pasado y posteriormente en junio de 2014. Su presencia y declaraciones han encendido la alerta del gobierno de izquierda en turno, que a través de algunos de sus principales funcionarios advierte que no permitirá que el otrora poderoso ex gobernador venga a desestabilizar Tabasco, en la víspera de la elección intermedia del 2015, año en el que el dirigente del PRI, Erubiel Alonso Qué, no ha dejado de presumir que recuperarán la mayoría en el Congreso y en las 17 presidencias municipales. La versión alentada por la clase política de la izquierda y columnistas es que el ex candidato presidencial del PRI, Roberto Madrazo Pintado, encabeza una conspiración para desestabilizar y generar condiciones
de ingobernabilidad para que Arturo Núñez Jiménez renuncie a la gubernatura que ganó ampliamente hace año y medio, y apropiarse de la misma en el 2018. La idea, sostienen, es que el madracismo buscaría repetir el escenario de 1992 con el ex gobernador Salvador Neme Castillo que solo duró tres años en el cargo: que los conflictos sociales, políticos y presiones de los partidos provoquen la renuncia de Arturo Núñez Jiménez. La presunta estrategia implicaría la llegada de su hijo Federico Madrazo Rojas a la dirigencia estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), luego de renunciar a su militancia priista, con la finalidad de desacreditar al gobierno estatal y catapultarse a la gubernatura en la elección del 2018, no sin antes buscar una diputación plurinominal local en los comicios del 2015. Pero para los dirigentes y clase política del PRI, la presunta conspiración es parte de “la política ficción” que los actores políticos de izquierda que hoy gobiernan, -muy al estilo de Andrés Manuel López Obrador-, inventan sin ton ni son cuando quieren desacreditar a sus adversarios. Aunque los perredistas, petistas
y funcionarios de la administración plantean que detrás de la serie de protestas y movilizaciones que ha enfrentado el gobierno de izquierda en Tabasco, en particular el paro de policías preventivos y viales en el mes de marzo, está la mano del ex gobernador Roberto Madrazo Pintado y sus pretensiones de recuperar posiciones políticas y poder. Sin embargo, el coordinador de asesores del gobierno del Estado, Agustín Silva, descarta que pueda presentarse un escenario de crisis o desestabilización, pero al mismo tempo advirtió que están listos para enfrentar una eventual conspiración que estaría fraguando y ejecutando Roberto Madrazo Pintado con el apoyo de sus ex colaboradores incondicionales y sus huestes en el PRI estatal y ahora en el PVEM, partido al que ya controla con la designación de su hijo como delegado estatal. “El gobierno pasado es el responsable de todo lo que está pasando hoy en Tabasco, pero aún así hay voces que quieren que se resuelvan los problemas de un día para otro cuando dejaron un desastre”, acusó Silva. Para Roberto Madrazo Pintado, el rumor de que encabeza un grupo para desestabilizar al gobierno de Arturo
Núñez “es algo sin sentido alguno, no tiene pies ni cabeza, y una afirmación así es temeraria, que no tiene lógica en lo que los tabasqueños queremos hacer por nuestro estado”. Sin embargo, Madrazo sugiere que el gobierno “debe convocar a un acuerdo que está más allá del Pacto por Tabasco, con todas las organizaciones de carácter social, política, económica, empresariales, porque estoy seguro que queremos lo mismo, que Tabasco salga adelante, que dejemos de ser el primer lugar del desempleo a nivel nacional y que no se nos vaya a ir las inversiones que vienen próximamente a nuestro país por la reforma energética”. Su hijo, Federico Madrazo, replica la línea discursiva de su padre a propósito de la conspiración contra el gobierno de Arturo Núñez: “eso pertenece más a una serie de ciencia ficción, alejado de un análisis serio periodístico; soy un convencido que mi padre, Roberto Madrazo, está alejado de la política, la decisión de irme al PVEM es personal, lo hago sin él, y lo hago convencido de que hay ahí una buen oportunidad de cambio”. Ady García, ex vocera de Roberto Madrazo, y aspirante en campaña a la diputación federal por el sexto distrito
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reportaje
electoral en Tabasco y consultora actualmente, afirma también que la versión que circula entre la clase política opositora y columnistas de los medios de comunicación es solo “política ficción”, porque su ex jefe se encuentra alejado de toda actividad. “Me parece bastante fantasioso hablar de complot. Arturo Núñez ganó porque así lo quisieron los tabasqueños”, asegura y puntualiza que con respecto a Federico Madrazo, “tiene todo el derecho como ciudadano y político de buscar su propio camino donde él considere conveniente”. Asegura que el madracismo como “corriente política ya dio lo que tenía que ofrecer a nuestro país y a nuestro estado”, pero defiende la libertad de expresión y las críticas que el ex gobernador Roberto Madrazo ha hecho al desempeño del mandatario perredista Arturo Núñez.
EL INICIO DE “LA CONSPIRACIÓN”
El 19 de marzo del 2014, a los cuatro días de haber iniciado el paro de policías preventivos y viales que mantuvo en jaque a la administración y que se prolongó hasta el 30 del mismo mes que el gobierno alcanzó un acuerdo, los ex gobernadores Roberto Madrazo
Pintado, Manuel Gurría Ordóñez y Enrique Priego Oropesa sostuvieron una reunión con el recién electo presidente estatal del PRI, Erubiel Alonso Qué, y la secretaria general, Gloria Herrera. El que acaparó la atención y que respondió a los reporteros sobre temas locales de los que tradicionalmente se sustraían los ex gobernadores por respeto al gobernante en turno, fue Roberto Madrazo Pintado. En esa ocasión, consideró que los tres mayores tropiezos del gobierno de Arturo Núñez son en el ámbito económico, la salud y la seguridad”, y recomendó, incluso, “cambios urgentes” en el gabinete. Madrazo sostuvo que con el paro policial se estaba poniendo en “grave peligro la estabilidad y la seguridad de la población. En relación con los comentarios de Roberto Madrazo sobre los problemas que existen en la entidad, el secretario de Gobierno, Raúl Ojeda Zubieta, salió en defensa de la administración, y lamentó que las críticas vengan de una persona “que no tiene ninguna calidad moral”. Recordó que parte del conflicto con los policías estatales se derivó del horario que en su gobierno estableció Roberto Madrazo durante su gobierno
(1995-2000), “pues ante la rebelión y presión de los uniformados les fijo horario de 24 horas de trabajo por 48 de descanso y ahora se pretende que sea 24 por 24, para armonizarlo con criterios nacionales, pero los policías lo rechazan”. “Evidentemente no tiene calidad moral para opinar sobre un gobierno que está siendo transparente y está expuesto al escrutinio público. No es como antes, que se controlaba a como diera lugar las expresiones de esta naturaleza”, puntualizó, y recomendó al ex mandatario priista “mirar hacia atrás” cuando cuestione al gobierno perredista de Arturo Núñez. “Está demostrado que sus aventuras y pretensiones desmedidas para querer ser presidente de México, lastimaron mucho la economía de Tabasco y es parte de la crisis que se vive”, acusó. El comisionado del Partido del Trabajo (PT) en Tabasco, Martín Palacios, denunció en conferencia que priistas inconformes, entre ellos el ex gobernador Roberto Madrazo, pretenden crear un escenario de ingobernabilidad “y crear condiciones para la desestabilización social”. “El PT manifiesta su repudio total a la intromisión de estos supuestos
ángeles que de pronto reaparecen en la escena pública, como el ex mandatario estatal, Roberto Madrazo, que pretende dar recomendaciones de cómo debe gobernar Arturo Núñez, cuando fue él quien dejó parte del problema que hoy aqueja a la Secretaria de Seguridad Pública”, acusó.. Dijo que en el pasado gobiernos priistas no supieron resolver los problemas de seguridad pública y que solo dejaron ineficiencia, corrupción y “hermandad” en la corporación policiaca. Al paro de policías le siguieron una serie de manifestaciones que no han cesado a la fecha: la más reciente fue de empleados del Tribunal Superior de Justicia que exigieron la destitución de su titular por malos tratos y la de médicos que se solidarizaron con sus pares de Jalisco, pasando por estudiantes que bloquearon una de las principales avenidas de la ciudad para solicitar viáticos para participar en eventos deportivos fuera del estado y la confrontación ya resuelta entre habitantes de Tamulté de las Sabanas por la construcción de un hospital y la universidad intercultural que el gobierno había comprometido, así como las movilizaciones y protestas que han realizado en varias ocasiones proveedores que fueron defraudados por el ex gobernador Andrés Granier Melo. Aunque Roberto Madrazo Pintado se había ausentado, la versión que pululó entre sus adversarios fue que en complicidad con sus seguidores y priistas, incluyendo al dirigente Erubiel Alonso Qué, venía alentando las protestas y movilizaciones en contra del gobierno estatal para propiciar la caída de Arturo Núñez, como ocurrió con el ex gobernador Salvador Neme Castillo el 28 de enero de 1992, a tres años de haber asumido el mandato. Al mismo tiempo, empezó a circular la otra versión que después sería confirmada: Federico Madrazo Rojas, su hijo, se iría del PRI para incorporarse al PVEM, primero como consejero y posteriormente como su dirigente estatal, para ampliar la eventual estrategia de desgastar y sumarse a la inconformidad que sectores identificados, herencia del viejo régimen priista, han expresado en los medios en contra del gobierno de Arturo Núñez Jiménez. Al asistir al 44 aniversario luctuosa de su padre Carlos Alberto Madrazo, Roberto Madrazo y su hijo aprovecharon, por separado, para defenderse de las imputaciones y rechazar la supuesta alianza para desestabilizar el gobierno perredista y asaltar la gubernatura a través de testaferros. “He escuchado algunas de estas declaraciones o comentarios y en lo personal me parece más como un capítulo de ciencia ficción, alejado de un análisis serio, periodístico; yo soy un convencido que mi padre Roberto Madrazo se encuentra alejado de la política; que esta decisión de irme a las filas del PVEM lo hago de manera personal, lo hago sin él”, aseguró Federico.
Congreso del estado de México LVIII Legislatura
Tú votaste por nosotros Nosotros votamos para tí
FACILITAN DIPUTADOS CAMBIO DE NOMBRES QUE EXPONGAN AL RIDÍCULO Los diputados locales mexiquenses aprobaron reformas que posibilitan el cambio de nombre que afecte la dignidad de una persona, mediante un procedimiento administrativo rápido, económico y expedito. Objetivo: Evitar un juicio de rectificación ante una autoridad judicial, concediendo a los interesados la posibilidad de cambiar el nombre expuesto al ridículo, a través de un procedimiento administrativo ante un Oficial del Registro Civil, previa aprobación de un Consejo Dictaminador. El cambio podrá solicitarse ante el oficial del Registro Civil donde está asentada el acta de nacimiento por: I. La persona interesada, si es mayor de edad; II. Los padres, el padre, la madre o quien ejerza la patria potestad del menor de doce años de edad o del incapaz;
III. La persona menor de dieciocho pero mayor de doce años de edad, con el consentimiento de sus padres, de su padre, de su madre, de su representante legal, o en su caso, de la persona o institución que lo tuviere a su cargo. En caso de que el solicitante tenga dos o más nombres, sólo surtirá efecto en el sustantivo propio expuesto al ridículo. La solicitud de modificación o cambio del sustantivo propio registrado por ser expuesto al ridículo será resuelta por el Consejo Dictaminador.
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crónica Como nunca antes había ocurrido, una caravana de migrantes mutilados por La Bestia volvió a territorio mexicano a reclamar al gobierno el cese a la persecución que los obliga a subir al tren y arriesgar su vida. Su recorrido surcó camino a una cada vez más fuerte organización de centroamericanos que están dispuestos a exigir sus derechos.
La marcha de los mutilados
Por: Rodrigo Soberanes Santín Imágenes: Mónica González y Colectivo SacBé
Este texto forma parte del proyecto En el Camino, realizado por la Red de Periodistas de a Pie con el apoyo de Open Society Foundations.
10 junio de julio de 2014 2014
crónica
Norman Saúl Varela
Jeremías Hernández
L
legaron de sus aldeas, de sus pueblos, de sus casas. Se preguntaron entre ellos cómo les fue en sus travesías. Después, lo más importante, ¿están en buen estado las prótesis?, y cuando se vio que “todo OK”, uno soltó ese humor negro, tan suyo: “¡Pues aquí está junta toda la pedacería!”. Una energía especial recorría el pequeño local donde inició la reunión de los migrantes hondureños mutilados por el tren en México. Camaradas de desgracia que comparten el sucumbir bajo las ruedas de la máquina en marcha y la pérdida de por lo menos una de sus extremidades. Juntos forman la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (Amredis) que desde hace algunos años reclama a Honduras detener el éxodo forzado al norte.
AAA
La llegada de José Jeremías Hernández, desde el pueblo El Filón, a dos horas de camino, fue la más celebrada de todas. Él es el único del grupo de los desafortunados que no tiene las dos piernas. La triste historia de este señor delgado, de bigote y bien vestido, quién
solía ser ganadero y el gran portero del equipo de futbol en su pueblo, comenzó cuando su comunidad quedó cercada por delincuentes armados que llegaron con un camión para llevarse todo el ganado. Nadie pudo entrar ni salir hasta terminado el saqueo. Jeremías Hernández se quedó sin su patrimonio, que eran tres vacas. Como no pudo asimilar el atraco ni reponerse económicamente, se convirtió en migrante. El 25 de marzo del 2006 dejó Honduras y agarró camino al norte. “Había ahorrado un dinero de mis cosechas, había comprado unas vaquitas y me las robaron, entonces ahí fue cuando yo me desesperé y me a decidí a huir una temporada”. Entró a México por el Ceibo, donde hay un gran tianguis en medio de la selva, esquivó las oficinas de Migración y recorrió un tramo carretero de 40 kilómetros antes de llegar a Tenosique, Tabasco, la primera ciudad del país. Ahí se le acabó la oportunidad de subirse a autobuses porque éstos pasan por puestos de control de las autoridades migratorias. Era de mañana, esperó hasta la tarde la partida del primer tren de carga. “La cosa es que no le tuve miedo al tren y me sentía seguro de que lo
agarraba. Cuando quise agarrarlo puse las dos manos en la escalera y con el aire me zafé y caí”. Ya en el piso, con las piernas arrancadas por las ruedas del tren, don Jeremías trató de jalarse hacia afuera de las vías para que no lo absorbiera la fuerza centrífuga de ellas. De no haberlo hecho, habría quedado despedazado. Don Jeremías nunca perdió el conocimiento, pero tampoco era consciente de lo que le había pasado. “No vi para abajo, el mismo dolor no me dejó, y Dios… Al otro día ya desperté mocho”. Al dejar su hogar, su objetivo era quedarse en México una temporada para recuperar los ahorros que le robaron y después volver a su aldea a rehacer su patrimonio con sus cuatro hijos y su esposa. Tras cinco meses de estar en hospitales, Jeremías volvió a casa. Ya no cultiva frijol, maíz ni café, como antes. Tampoco tiene vacas. Sobrevive con su pulpería (tienda de productos básicos). Dice que está agradecido con México porque aquí le salvaron la vida. La sangre que lleva en sus venas se la metieron al cuerpo en Tabasco “Llegó un amigo que me regaló las prótesis y con eso me sentía yo feliz”, rememoró don Jeremías ante sus com-
pañeros mutilados, antes de comenzar la reunión en la sede del Comité de Migrantes Desaparecidos del Progreso (Cofamipro). La señora Rosa Nelly Santos, una de las mamás hondureñas que cada año recorre suelo mexicano buscando a sus hijos migrantes, y líder de la Cofamipro, era la anfitriona. A sugerencia de ella, todos se sentaron, agacharon la cabeza en reverencia y rezaron para bendecir el encuentro. Lo que siguió en esa reunión del 6 de marzo de 2014 en Progreso, departamento de Yoro, fue una plática desordenada sobre los pendientes de su asociación, recuerdos de sus infructuosos plantones en la Casa Presidencial de Tegucigalpa para exigir apoyos y de experiencias con la sociedad, que aún no sabe cómo tratarlos, como aquella vez que, a bordo de un taxi, chocaron con una furgoneta. “Estaba bravísimo el chofer de la camioneta pero cuando vio que los que íbamos en el taxi veníamos en cachitos, se nos hincaba y nos pedía perdón”, recordó entre risas José Luis Hernández, de 26 años, presidente de Amiredis. Así son ellos, capaces de asumir su condición de mutilados con una aparente naturalidad y hasta sentido del humor.
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crónica
José Luis Hernández Cruz
Doña Rosa Nelly, con el aire maternal y energía que la identifican, trataba de moderar la lluvia de ideas y comentarios que se habían desatado. Al final, surgió una iniciativa que a algunos les pareció una locura: “Hay que hacer una caravana en México para que nos escuchen allá”, dijo un animoso Norman Varela, el vocero de Amiredis. Y el 20 de marzo, 20 migrantes mutilados se lanzaron en caravana hacia la ruta migratoria como nunca antes había ocurrido. Era la marcha de los mutilados, cuyos cuerpos bien podrían ser la metáfora de los países que los han visto partir.
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Norman es el incendiario del grupo, “pone a bailar a todos en un minuto” y es el elegido siempre para encarar a los políticos. Cuentan en su entorno que su infancia no fue fácil y cargó más pencas de plátano que juguetes porque era el sostén económico de su mamá. Le gustaba meterse en problemas y desde niño conoció el rechazo dentro de su casa. Por eso, sabe defenderse y expresar mejor que nadie el sentir de ese puñado de hombres que representan a unos 450 migrantes mutilados contabilizados en Honduras. Nadie,
tampoco, llora tan fácil cuando recuerda su historia. Era 2005. Entonces Norman, un soldado y fisiculturista, batallaba para mantener a su esposa y tres hijos por más oficios que supiera. “Lo planeamos por un año, no por un día. Ella (su esposa) me dijo ‘Norman, haz lo posible que algo va a resultar’. Ella me impulsó por la necesidad. La necesidad nos impulsó a los dos. Haberla dejado a ella es otro sacrificio por la inseguridad, porque ellos dependen de mi y yo dependo de la fortaleza de ellos. Se quedaron solos, mi niña la más chiquita tenía dos años de edad”. Norman vendió sus herramientas para dejarle un dinero a su esposa, agarró su mochila y se fue sin despedirse de sus hijos. Llevaba mil 300 lempiras (menos de 20 dólares) en el bolsillo. Mientras recordaba su historia ante sus compañeros, Norman comenzó a llorar, pero recuperó su vozarrón en segundos y continuó con el relato de cuando perdió el pie el Tabasco. “Cuando me vi envuelto en este problema, ¡eh!, fue duro para mi familia. A mi familia le avisaron que me había hecho cuatro pedazos el tren… los mal informaron. Yo me caí del tren y cuando desperté ya estaba amputada
José Alfredo Correa
“Ahí, el jefe de migración me daba una pastilla que me ponía como los animales en la selva. Dormido echaba baba y me hacía mis necesidades. Ahí nunca dormí con techo, yo dormía a la intemperie. A veces llovía y estaba debajo de la lluvia con días de estar amputado de mi pierna hasta que yo les dije que me iba a saltar para regresar”. mi pierna”. De un hospital, pasó al Instituto Nacional de Migración (INM), la antesala de su deportación. “Ahí, el jefe de migración me daba una pastilla que me ponía como los animales en la selva. Dormido echaba baba y me hacía mis necesidades. Ahí nunca dormí con techo, yo dormía a la intemperie. A veces llovía y estaba debajo de la lluvia con días de estar amputado de mi pierna hasta que yo les dije que me iba a saltar para regresar”. Ni por su estado de salud las autoridades mexicanas cumplieron su obligación de dar un trato digno a las personas migrantes. Norman Varela fue enviado de
vuelta a casa, sin dinero y sin su pie derecho. Ahora tiene cuatro hijos y vive de lo que puede con la habilidad de sus manos para desempeñar oficios. Fue él quien más jaló la carreta de la caravana, pues era el más convencido de que tenían que volver a pisar tierra mexicana a reclamar algo de lo que este país les había mutilado.
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“Te pido por favor, José Luis, que no lo hagan”, le dijo desde México una activista del Movimiento Migrante Mesoamericano al presidente de Amiredis, en esa reunión donde acordaron cruzar territorio mexicano. La preocupación de los colectivos era compartida. La Caravana de
12 julio de 2014
crónica Madres de Migrantes Desaparecidos les ofreció un espacio en su recorrido para que no se manifestaran solos; otros activistas les advirtieron que solo iban a sufrir; sus amigos trataron de disuadirlos y sus familias también les pidieron recapacitar. Si su tenacidad los había hecho sobrevivir a la mutilación del tren, no se rendirían ahora. Era algo que solo ellos entendían. Cuando salieron de Progreso en uno de esos buses viejos, bajaron en la Gran Terminal de San Pedro Sula y atestiguaron un enfrentamiento a balazos. Después tomaron el camión de pasajeros de las 12 de la noche con destino a la frontera con Guatemala y al día siguiente llegaron hasta la capital. Viajaban en las mismas condiciones que cualquier migrante hondureño y como lo hicieron antes: sin dinero, sin pasaporte ni visa y sin un plan definido. Pero ahora tampoco llevaban brazos, dedos o piernas. “Nadie nos cree pero a nosotros no nos importa”, decía y decía un José Luis dispuesto a pagar el costo de un viaje tan complicado, un hombre cuya desgracia acrecentó su fe en Dios. Tenía 17 años cuando hizo su segundo intento de llegar a Estados Unidos viajando sin documentos legales con su amigo “Selvi”. Estaban a punto de llegar a Ciudad Juárez, Chihuahua, a bordo del tren. “Uno se cuida mucho, no pensé que me iba a desmayar. Ni siquiera me dormí porque yo cuando tenía sueño me amarraba del tren arriba o en las escaleras, o me iba en los vagones que tenían paila y ahí podía ir a gusto. Mi amigo Selvi ni siquiera se dio cuenta cuando me caí porque iba con un gran sueño y creía que yo estaba bromeando cuando empezó a buscarme y más adelantito miró en las ruedas del tren y miró sangre”, contó José Luis a sus compañeros. Entre esas ruedas del ferrocarril dejó una pierna, un brazo y 9 dedos de las manos. Silvia Heredia, una misionera que trabaja con niños afectados por la violencia en San Pedro Sula, cree que José Luis tiene una rara habilidad de transformar la tragedia en algo bueno. Los comentarios más ácidos, en boca del líder de Amiredis, se vuelven reconfortantes. “¡Mire nada más, parece que venimos flotando!”, dijo un día en que vio tanta muleta y prótesis a su alrededor, en Progreso.
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Pasaron dos días y poco se supo de la marcha de los mutilados que partió de Honduras, hasta que llegaron a Ciudad de Guatemala. Ya no eran 20, sino 15. “No aguantaron el camino, mejor se regresaron de tanta incomodidad que pasamos”, dijo un José Luis cansado. Por primera vez dieron una conferencia de prensa y dijeron que iban a México para hablar con el presidente Enrique Peña Nieto y exigirle respeto a la vida de los migrantes sin documentos legales y el alto a las persecuciones que los obligan a subirse “a la maldita bestia” arriesgándose a quedar mutilados.
El 24 de marzo cruzaron la frontera norte de Guatemala y llegaron a Tapachula, ya en suelo mexicano. La desesperación ya comenzaba a hacer presa de algunos y José Luis y Norman trataban de mantener el barco a flote, y detrás de ellos, con una labor silenciosa, estaba Benito Murillo, de 43 años. El noble, el tierno, el que daba serenidad al grupo, el que no tiene una pierna ni un brazo. “El es el fiscal de la asociación. Es bien tranquilo, muy razonable, es bien especial. Es bien luchador, por eso lo admiramos, a pesar de que le falta una pierna y el brazo”, dijo José Luis. Benito era panadero y tenía tres hijos suyos más otro “de crianza” cuando le dijo a su esposa: “Mirá, voy a migrar porque no tengo nada, voy a migrar porque tengo la fe de hacer mi casa para que vivamos mejor”. Ese hombre rechoncho, que entonces era delgado, se enfiló a vivir en carne propia el horror y la oscuridad. Después de dos días de viaje desde su casa llegó a Tapachula acompañado de amigos que hizo en el viaje. Ahí subió a “la bestia”. “Me subí sin problemas y ahí iba en el tren, ahí iba. Cuando eran la una de la mañana llevaba sueño, iba un poco cansado. Íbamos llegando a Tonalá, donde está la migración. Yo me había bajado a llenar un bote de agua. Iba corriendo el tren pero iba despacito y con la misma me volví a subir pero me había llenado los zapatos de lodo”. Por la madrugada, ya en el tren, alcanzó a mirar las luces del siguiente poblado y tuvo una esperanza. “En un abrir y cerrar de ojos se me deslizaron los dos pies de donde iba parado, en medio de los vagones. No me pude sostener y entonces me caí abajo del tren. Cuando yo caigo, abro los ojos. Miraba y pasaba un vagón, miraba y venía otro. Yo no sentía nada, solo sabía que me caí y que ahí estaba. Luego miro de una llanta a la otra, miro el gran espacio…” Benito tiene recuerdos difusos de cómo salió debajo del tren y sobrevivió. Supone que alguien lo ayudó a salir pero no sabe quién. Recuerda que quedó rodeado de maleza cerca de una laguna. “¿Cómo me voy a quedar aquí, me van a comer los animales?”, pensó Benito antes de hacer el intento de pararse y caer en el mismo movimiento porque le faltaba una pierna. Luego vio que también tenía “molido” un brazo. Gritos, llanto, angustia, soledad absoluta y al final, aceptó que su vida iba a terminar. “Ya no estaba lloviendo. Eran las tres y media de la mañana y dije bueno, de todos modos me voy a morir. Otra máquina que pase me va a destripar, puse la cabeza encima del riel para que me termine de matar. A la media hora estaba dormido. Sentí así como que me movía algo. Escuché unas voces que decían `sí está vivo todavía´…” Hospitales, amputaciones, curaciones, traslados y finalmente la llegada de Benito a las oficinas de Migración en Tapachula. Lo peor no había pasado porque faltaba el regreso a casa y el careo con su familia en su nueva condición.
“Mi regreso fue bien triste porque venía a lo mismo, venía diferente ya. Ya no traía mi pierna ni mi brazo. Recibí un tratamiento psicológico. A mi me daba pena salir a la calle, ahora no me da pena porque ya superé ese problema que tenía”. Benito se separó de su mujer, engordó y puso una “chiclera” en el trajinado centro de Progreso. Disfruta dos cosas: “los buenos momentos” de las reuniones de Amiredis y cuando hay ferias del empleo en San Pedro Sula, a donde va, sin falta desde hace años, a ver si hay algún trabajo que se ajuste a su estado físico.
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El 26 de marzo la marcha de los mutilados buscó el apoyo de su consulado en Tapachula. Querían una estancia digna y apoyo para tramitar visas humanitarias que les permitieran el libre tránsito por el país. Pero les fue tan mal como cuando se tiraron al suelo frente a la casa de su presidente, en Tegucigalpa. Como aquella ocasión, su gobierno de nuevo los abandonó. Pasaron una semana a la espera de que el INM les diera su visa humanitaria para tomar tranquilos un autobús rumbo a la ciudad de México. Con la promesa del trámite salieron a pedir dinero a la calle hasta que la desesperación les ganó y siguieron su camino hacia Arriaga, pese a que activistas
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de México y Honduras les advirtieron que sería imposible ver al presidente mexicano. José Alfredo Correa Santos es un carnicero a quién sus amigos apodan “El Chapo” por su parecido con el narcotraficante mexicano. Desde que quedó mutilado por el tren se dedica a reparar celulares, aunque su objetivo es ser pastor evangélico. Del grupo, es quien mejor viste y por su apariencia de “no necesitar nada” le encargaron el dinero de la asociación. Con las arcas vacías, el grupo salió hacia Arriaga y detrás de ellos, con unas horas de retraso, personal del INM que trataba de alcanzarlos para darles sus visas humanitarias. No es que el gobierno mexicano las hubiera entregado de buena voluntad, sino que los mutilados amenazaron ante los medios de comunicación con subirse a los trenes de carga para lograr su cometido. El gobierno de México evitó así que se publicaran las imágenes de unos migrantes mutilados, de nuevo arriba del tren, tras negarles el permiso para transitar con libertad. Ya en Arriaga el panorama comenzó a cambiar. La atención de los medios de comunicación estaba volcada sobre ellos y tenían sus permisos para viajar en México sin temor a ser detenidos. Radio Progreso dio la noticia en el terruño de los migrantes aventureros: el contingente de Amiredis llegó a la
ciudad de México y fue recibido por legisladores, activistas y periodistas nacionales e internacionales. Las palabras de Norman, José Luis, Benito y los demás fueron escuchadas en un foro sobre migración en el Senado de la República. Ahí conocieron la máquina de promesas que opera en la clase política de México cuando les dijeron que les conseguirían una cita con el presidente. Esa cita nunca llegó, por lo tanto, Amiredis consideró que el objetivo principal de su caravana no se cumplió. En un comunicado, los hondureños informaron, sin embargo, que algo lograron. “A partir de hoy 16 de abril, cualquier migrante retornado con discapacidad tendrá acceso a una visa por razones humanitarias y a establecerse en México junto con su familia”, según les dijeron los legisladores en una de las tantas promesas que les gusta hacer. La marcha de los mutilados volvió a Honduras en un cómodo viaje pagado por las autoridades migratorias mexicanas. “Para regresar sí nos ayudaron mucho”, dijo José Luis, como siempre, medio burlón de sí mismo y luego hizo una breve valoración del viaje: “No nos van a crecer las partes que perdimos, pero dejamos una semilla”. Así fue. La marcha de los mutilados surcó un camino para quienes vienen detrás.
Texto: Rodrigo Soberanes Santín Soy un reportero que anda de aquí para allá, sobre todo en Veracruz, México, tierra bien fértil para este oficio. Las historias hay que sacarlas de los rincones y llevarlas a la superficie, como papalotes. Actualmente colaboro en Noticias MVS, Associated Press, Diario19 y Jornada Veracruz.
Imágenes: Mónica González y Colectivo SacBé Fotógrafa egresada de Ciencias Políticas de la UNAM. Ha colaborado en distintos medios y revistas nacionales e internacionales. Obtuvo la beca Fonca en la edición 2009-2010 y 2013-2014 Premio Nacional de Periodismo 2011 de Fotografía por el proyecto Geografía del Dolor. Premio Nacional de Periodismo 2006 otorgado por el Club de Periodistas de México y el IPN en categoria Fotografía Reportaje por su trabajo de migrantes en la frontera de Sonora y Arizona.
14 julio de 2014
Segundo Foro Internacional sobre Derechos Humanos de las Personas Mayores
Ni violencia, ni pobreza, ni discriminación Las personas mayores tienen derecho a una vida digna
Con un llamado a los Estados para combatir la violencia y la discriminación hacia los adultos mayores, garantizar su autonomía y promover condiciones de igualdad, con una perspectiva de género en la etapa de envejecimiento, concluyeron los trabajos del Segundo Foro Internacional sobre los Derechos Humanos de las Personas Mayores. Organizado por el gobierno de la Ciudad de México, y el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los ponentes al Foro propusieron que los países destinen fondos públicos para proteger y asegurar el respeto de los derechos humanos de los adultos mayores, así como prohibir y sancionar la discriminación por razón de edad y eliminar cualquier barrera legal e institucional en esta materia. Después de cuatro días de deliberaciones, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Desarrollo Social del DF, resumió en 12 puntos las conclusiones y planteó como reto inmediato generar propuestas que conduzcan a una vejez con calidad de vida, pero sobre todo libre de violencia, facilitar el acceso a la justicia y a un trato prioritario en la procuración de la misma. “Estamos convencidos que debe
haber formas de redistribuir la riqueza de la sociedad”, y una de ellas es la transferencia pública de recursos a los hogares para incrementar sus ingresos, como ocurre desde 2001 en la Ciudad de México con la Pensión
Universal para personas mayores”, dijo. 1. Es necesario atender la desigualdad, la pobreza y la discriminación hacia las personas mayores, generar marcos legales y mecanismos
para promover, proteger y garantizar los derechos humanos de este sector de la población. 2. Se requiere conjuntar esfuerzos a nivel regional e internacional, con la finalidad de propiciar y alcanzar la igualdad, pues como afirma la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, la Sra. Alicia Bárcena, “la ausencia de igualdad conspira contra los mejores anhelos de la sociedad”. 3. Las personas mayores enfrentan múltiples problemas relacionados con sus derechos humanos en los ámbitos de seguridad social, salud, educación, acceso a la justicia, vivienda, empleo, entre otros. Por lo tanto, cualquier iniciativa dirigida a proteger los derechos de las personas mayores debe estar destinada a garantizar los derechos económicos, sociales y culturales, en su autonomía y participación. En este sentido, el Foro plantea la necesidad de seguir avanzando en materia de pensiones no contributivas en la región de América Latina y el Caribe. 4. Se llama a superar la situación de vulnerabilidad al abordar los asuntos de las personas mayores. Ante todo, se deben identificar las condiciones que hacen que ellas requieran medidas especiales en su favor, e intervenir de manera particular sobre esas condiciones. 5. Es imprescindible facilitar las medidas para asegurar el respeto de la dignidad de las personas mayores. La dignidad es un valor básico de los derechos humanos. El Estado tiene una responsabilidad con respecto a
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la protección de la dignidad de las personas mayores. 6. Las personas mayores continúan con limitaciones en lo que se refiere al ejercicio de su autonomía y capacidad de decisión. El acento debe ponerse en fortalecer los mecanismos que le faciliten la posibilidad de continuar ejerciendo su autonomía por el mayor tiempo posible, antes que recurrir a figuras que la reemplacen en sus decisiones. 7. Con frecuencia las personas mayores son percibidas a través de estigmas y estereotipos que relacionan la vejez con un déficit de capacidades y dignidad. En este sentido, la edad avanzada se torna un factor de riesgo para el abandono y exclusión social. Es imprescindible combatir la discriminación contra las personas mayores y favorecer la igualdad formal y real. 8. La discriminación y la violencia en sus diferentes manifestaciones hacia las personas mayores persisten en la región y en todo el mundo. Esta situación representa un lastre para garantizar el ejercicio de los derechos humanos de este sector de población, por lo que es un tema de atención prioritaria en las agendas públicas de los gobiernos nacionales. El reto es seguir generando propuestas para propiciar una vejez con calidad de vida y libre de violencia, garantizar el acceso a la justicia y el trato prioritario en la procuración de la misma. 9. Una de las principales aportaciones de este Foro es su contribución para visibilizar la necesidad de
proteger, promover y garantizar los derechos universales de las personas mayores. Es preciso avanzar en la construcción de sistemas de protección social. Los cuidados de la vejez no pueden seguir siendo abordados como una cuestión solamente familiar. Los gobiernos de los diferentes países tienen la oportunidad de generar hoy las políticas públicas que atiendan a las generaciones de personas mayores por venir. 10. Las mujeres mayores siguen sufriendo de una doble discriminación en función de su edad y género. Por lo tanto, el enfoque de género debe de estar presente de manera transversal en el diseño y aplicación de las políticas públicas dirigidas a garantizar los derechos humanos de las personas mayores. 11. Las políticas públicas que impulsen los países de la región y el mundo deben considerar la situación presupuestaria de cada país y destinar los recursos a las políticas sociales que garanticen el respeto a los derechos humanos de las personas mayores. 12. Nuestras sociedades están presenciando el surgimiento de un nuevo paradigma sobre la vejez a nivel internacional. Este paradigma está transformando las relaciones de cuidado de las personas mayores, al tiempo que busca su reconocimiento como actores vigentes en los diversos ámbitos sociales, generar condiciones para el ejercicio de sus derechos y reconocer su experiencia como un puente con la tradición.
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Historias de la crisis en tiempos de un secretario que no ha podido levantar la economía Historias: Surya Lecona y José Juan Flores Análisis: Redacción Liberación Colaboración especial: Braulio Peralta
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18 julio de 2014
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i a lo largo de 19 meses un país camina en los linderos del desastre económico, de los bolsillos vacíos, de los subejercicios en el Presupuesto federal, de la “desaparición” del dinero público, del aumento en los impuestos, del creciente desempleo o el aumento del trabajo informal, de una carestía galopante, de precios que cambian y crecen día con día, de las mesas cada vez más vacías, de la desesperación de proveedores que no reciben sus pagos, de empresas que ven la quiebra en la antesala de sus locales, de gasolinazos mensuales, y de tantos y tantos indicadores económicos en estado de alerta, es entonces más que normal preguntarse sin dobleces: ¿Qué diablos hace el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, para desquitar el sueldo que se le paga por tener una economía sana y en crecimiento? Porque hasta hoy, Videgaray solo ha tenido promesas para los mexicanos, quienes ven con desesperación como pasan los días y no se cumple ni una sola de las proyecciones hechas para la economía desde que el PRI regresó al poder presidencial en México. ¿Se equivocó el Presidente Peña Nieto al colocar a Luis Videgaray en Hacienda? Hasta el momento, los resultados dicen que sí, que no es lo mismo manejar las finanzas de un estado que las de un país, y que de plano, lo suyo, lo suyo, no es la economía.
Mover a México: ¿Hacia dónde en la economía? Justo hace dos años Enrique Peña Nieto ganó la elección para presidente de la República. Después de pobres resultados económicos en los 12 años que gobernó el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional ofreció, en su regreso a Los Pinos, cambiar el rostro de México. ¿Qué ha pasado? La economía no se ha movido del patrón de pobre desempeño que la caracteriza en las últimas tres décadas. Es un hecho y ese pobre desempeño significa que en los meses recientes no mejoró, respecto del pasado inmediato, el entorno de empresarios, empleados, trabajadores, amas de casa; de las personas que están detrás de los números. En los dos primeros años del gobierno, y si las cosas no empeoran, el producto interno bruto (PIB), la medida más amplia de la economía, habrá crecido 1.9 por ciento en promedio anual, según las previsiones de la Secretaría de Hacienda: 1.1 por ciento en 2013 y en torno a 2.9 por ciento en 2014. Es una cifra inferior al de las tres décadas precedentes, que fue de 2.1 por ciento en promedio cada año. Nada para escribir a casa. Lo que sí ha habido son muchas promesas. El discurso económico del gobierno, ya sea que hable el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, o el propio presidente Peña Nieto, gira en torno a los resultados que ellos esperan de las reformas en los sectores de telecomunicaciones y energía, principalmente. Con ellas buscan generar un mayor flujo de inversiones en el país, a partir de la entrada al mercado de más participantes, en el caso de la primera, y de inversión privada en un sector que hasta ahora estaba en poder del Estado, con la segunda Sólo que las reformas no se han concretado todavía. Falta la legislación secundaria que las lleve al terreno de los hechos. Una vez que esas leyes sean aprobadas, lo que previsiblemente ocurrirá antes del otoño, pasará un buen tiempo antes de que se traduzcan, si es el caso, en inversiones, obras, empleos y más salarios pagados. La anterior reforma energética, realizada durante el gobierno del presidente Felipe Calderón (2006-2012), tuvo su expresión más concreta en el compromiso de construir una refinería en Tula, Hidalgo. Después de varios años, de ese proyecto sólo existe una barda perimetral.
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Susana Cisneros El Rincón de Susana
Susana Cisneros tiene 51 años de edad y dirige una fonda que se encuentra en las esquinas de la avenida Ermita Iztapalapa y la calle Unicornio. Antes de ir a la cama, que no a dormir, porque tiene varios días que no duerme, elucubra sobre una pequeña mesa, en una libreta, las recetas que cocinará el próximo día en su pequeño negocio. Al despertar, cada mañana se dirige a La Merced a hacer “el mandado”. Ella prefiere esta opción ante otros mercados porque para llegar a La Merced sólo toma un microbús y si fuera, por ejemplo, a la Central de Abasto, tomaría tres. De regreso toma un transporte más porque regresa con las compras en mano, es decir, gasta 18 pesos diarios. Hace apenas dos años, el pasaje costaba tres pesos y cincuenta centavos, ahora son seis pesos, y el total se duplicaría si fuese a la Central de Abasto. Hasta principios de enero de este año, para Susana era suficiente llevar 600 pesos para sus compras, pero a partir de entonces comenzó a serle insuficiente el dinero, tuvo que aumentar a 800 pesos y luego a mil. Aun así no consigue comprar todo lo que necesita, siguen faltando algunos elementos y ella tiene que ingeniárselas para la elaboración de sus guisados. Las obligadas compras incluyen ji-
tomate, cebolla y pollo o carne de res. El pollo, por ejemplo, que hace tres o cuatro meses costaba 20 pesos, ahora tiene un precio de 38 pesos el kilo. “De enero para acá hubo una subida terrible de precios y en consecuencia un bajón horrible en nuestros ingresos, yo ya estoy a punto de cerrar mi negocio luego de tres años”. Susana se lleva las manos a los ojos, niega con la cabeza y continúa: “La deuda que tenemos por la renta del departamento y el local ya subió, ya no hay ganancias y sólo se incrementan nuestras deudas.” Inevitable percibir la desesperación en su rostro. Los clientes que frecuentan El Rincón de Susana han disminuido. Hasta el primer mes de 2014, Susana vendía alrededor de 60 comidas diarias. A partir de febrero vende un promedio de 30 como máximo.
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portada El menú aumentó de precio sólo cinco pesos, de 40 a 45, pero el impacto fue de una reducción del 50 por ciento de sus ventas. La cocinera ha conversado con sus antiguos clientes y la razón principal por la que no van más, es que tampoco a ellos les alcanza y han optado por llevar comida de sus casas o comprar simplemente tortillas, un refresco y a veces un cuartito de queso. Su clientela es de albañiles, pintores, trabajadores de la Clínica Unidad Médico Familiar No. 15 del IMSS y de Crivisa, una empresa donde se trabaja el vidrio y ganan el sueldo mínimo. Ellos sólo llegan a comer al Rincón de Susana en cuanto reúnen el monto de una ración con las propinas. Rodolfo Colín, el esposo de Susana es mensajero. Él es el que cubre la mayoría de los gastos familiares porque con el negocio ya casi sólo alcanza para pagarle a la señora Mary, que ayuda en la cocina. Por todo el desgaste en la cocina y la nula ganancia, Susana y su esposo, las últimas noches, mientras se sientan a conversar, revisan sus cuentas y discuten sobre la quiebra del negocio. “Pues sí quisiéramos seguir, pero pa´como andan las cosas quién sabe. A esto no se le ve futuro…”.
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Jorge Córdoba Valencia Compositor y director de coros y orquestas
“¿Política económica? ¿A poco hay? --se pregunta el compositor y director de coros y orquestas Jorge Córdoba Valencia--. Si la hubiera, el principio del que debiera partir es el de hacer lo mejor para que la gente esté bien. Y eso, ahorita, no está pasando”. Y luego, para explicarse, teje una simple pero efectiva metáfora: “Imaginemos al país como una familia. El jefe de esa familia es el Presidente. Pero resulta que no hace lo necesario para que la gente esté bien, sino que nos dice: ‘Sé que usas dos zapatos, pero no me alcanza para comprarte los dos, así que usa uno y cuando te lo acabes te doy el otro.’ ¡Es absurdo!”. Conductor del programa Horizontes de nuestra música desde hace 13 años, en Opus 94.5, Jorge Córdoba recuerda que el país siempre ha estado en crisis. Lo ha vivido: “Nunca he podido tener un estado económico definido, estable —dice—. Me pagan por un trabajo, guardo ese dinero, y lo voy administrando en lo que sale otra cosa que me genere recursos. Así he vivido. Por eso no puedo decir si hoy las cosas están mejor o peor que antes. Lo que sí sé, es que todo cuesta más caro que antes”. Jorge Córdoba Valencia nació en 1953 en la Ciudad de México; estudió en la Escuela Nacional de Música y se especializó en composición y dirección en España, Brasil, República Dominicana, Estados Unidos y Hungría; es autor de más de cien obras de música vocal, de cámara y orquestal; en 2012 obtuvo, con el Ensamble Vocal Túumben Paax, el primer lugar
en el I Festival Internacional Coral en Florencia, Italia. Con todo, confiesa que su mejor momento económico lo vivió en los tres años pasados que le dieron la beca de creador artístico que otorga el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes por tres años. Era una entrada segura y mensual de 17 mil 64 pesos. “No es una fortuna —reconoce el compositor—, pero si lo comparo con el valor del salario mínimo me da pena. Yo hablando de Mozart y de elaboraciones armónicas, cuando la gente no tiene para comer”.
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Ernesto Bernardo Murillo Herrera
Subejercicios, un problema de calendarizacuón: Videgaray Una mezcla de impericia y decisiones políticas que han probado ser controvertidas caracterizan la actuación del gobierno del presidente Peña Nieto. En ambas ha jugado un papel determinante su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, uno de los dos o tres hombres con más poder en el primer círculo de Los Pinos. La primera tiene que ver con la forma en que el gobierno federal utiliza el dinero público. Durante los nueve primeros meses de 2013 el gasto simplemente estuvo paralizado. “Un problema de calendarización”, como explicó Videgaray a toro pasado, cuando se refirió al tema en enero de este año, durante un seminario en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Lo dijo así: El retraso en el gasto público en la primera mitad de 2013 “ fue un efecto calendario relacionado con el cambio de gobierno, con la transmisión de una administración a otra, que obliga a una calendarización del gasto distinta al último año de gobierno. Mientras que una administración saliente en el sexto año adelanta el gasto, la administración entrante en su primer año de gobierno necesariamente ejerce el gasto concentrándose más en el segundo semestre. Eso en parte es por la fecha en la que cambia el gobierno, que es el 1 de diciembre. Esto implica que el presupuesto de egresos en el primer año de gobierno se aprueba mucho más tarde y las reglas de operación de los programas se aprueban más tarde”. Es una explicación convincente, pero con poco sustento. Un cambio de gobierno no es un evento sorpresivo. Existe un espacio de cinco meses entre la votación y el relevo de la administración. Un hecho que puede ser corroborado por toda empresa proveedora de bienes o servicios al sector público fue que, en 2013, en medio de la desaceleración de la actividad económica, tuvo que esperar hasta nueve meses antes de recibir sus pagos. Y esa fue una de las causas, admitidas incluso oficialmente, de que las cosas no pintaran mejor el año pasado. Una segunda decisión, en este caso de carácter político, complicó las cosas en 2014. Fue la reforma fiscal impulsada por el gobierno y aprobada en el marco de negociación política del hoy poco mencionado Pacto por México. No todos pagan impuestos; y no todos lo hacen de forma pareja, que son dos de los principios constitucionales que sustentan el cobro de los tributos: que todos los paguen y que sean proporcionales al ingreso o la renta. Aumentar los impuestos en un momento de disminución en el ritmo de actividad económica, como el que vive México desde mediados de 2012, actuó como un freno más al crecimiento. Es una afirmación que puede encontrarse tanto si se busca entre especialistas financieros, analistas económicos y empresarios. Las modificaciones al régimen fiscal de las empresas –que no pueden deducir inversiones ni aportaciones a la seguridad social a partir de este año, por ejemplo—encarecieron los costos de las compañías en alrededor de 20 por ciento, respecto de 2013. La consecuencia: menos empleos, reducción de prestaciones a través de la subcontratación, también llamada outsourcing –figura legalizada con la reforma laboral aprobada en los últimos días del anterior gobierno--, retraso en planes de expansión.
Oficinista en la delegación Coyoacán
Su nombre es Ernesto Bernardo Murillo Herrera. Es un ciudadano mexicano que paga impuestos, se transporta en la Ciudad de México y se alimenta todos los días en esta ciudad. De vez en cuando sale de su oficina y compra un refresco en la tiendita que se encuentra atravesando el camellón. A la hora del almuerzo, pide que le traigan comida de una cocina económica que queda muy cerca: 35 pesos es lo que gasta. “Pedir una pizza ya es un lujo, y sí, lo pienso dos veces”, reflexiona mientras acomoda su bigote castaño y bien recortado. Ernesto tiene una voz grave que refleja seguridad, pero se difumina un poco en el momento en que habla de su situación económica y de cómo ha tenido que ajustarse al flujo de una nueva sensación en declive de sus finanzas: deudas, gastos, ahorros. Ya no ahorra como antes lo hacía. “Aquí en la oficina antes solíamos realizar tandas o quinielas, pero las hemos tenido que reducir. El dinero ya no alcanza como antes”, recuerda. El oficinista ha tenido que privarse de algunas cosas o actividades, readministrar su salario y ver cómo hace para “estirar su dinero”. Antes, por ejemplo, iba dos veces por semana al cine, era una de sus actividades favoritas. Ahora va muy poco, una o dos veces al mes: si va con pareja, termina gastando hasta 300 o 400 pesos. Ernesto Bernardo también hace referencia al aumento de los planes tarifarios de la telefonía celular, no encuentra ningún beneficio, y por ello prefiere usar tarjetas, sólo para cubrir sus necesidades básicas. Ahora, los fines de semana Ernesto se queda en casa y ve televisión por cable. El gasto excesivo que implica salir por las noches lo reduce viendo televisión. Cada salida para él significa pensar en estacionamientos, bebidas en los bares, gasolina: “Todo ha subido demasiado”, se queja. Y ahora ha optado por reunirse en casa con amigos. De vez en cuando también van a algún sitio en “bola”, pero pagan entre todos. “Y la verdad, no se ve ni por donde vayan a cambiar las cosas”, remata con pesadumbre.
20 julio de 2014
portada Cronología de un desastre económico 2012, marzo
El candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, promete, en campaña, triplicar el crecimiento económico, para ubicarlo entre 5 y 6 por ciento anual.
2012, diciembre
De aprobarse las reformas estructurales propuestas, el gobierno estima un aumento del Producto Interno Bruto del 3.5 por ciento para 2013.
2013, enero
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo de Luis Videgaray Caso, ajusta su expectativa de crecimiento por primera vez en 2013, lo reduce de 3.5 a 3.1 por ciento.
2013, mayo
Por segunda vez en el año, Hacienda reduce su pronóstico de crecimiento anual: pasa de 3.1 a 1.8 por ciento.
2013, septiembre
2014, enero
La Confederación Patronal de la Cierra el crecimiento económiRepública Mexicana (Coparco de 2013 en 1.3 por ciento. mex), se pronuncia sobre la Reforma Hacendaria propuesta por el gobierno. Entre otras cosas, esgrime la urgencia “de tener un solo impuesto directo de fácil determinación, que simplifique el cumplimiento de las obligaciones, acote los tratamientos preferenciales, incentive la formación de capital mediante estímulos fiscales y reconozca deducciones fundamentales que ayuden a generar la riqueza gravada”.
AAA
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Benigno López Mancilla
Alan Javier y Rafael
De sus 45 años, Benigno lleva más de 20 manejando un taxi. Las placas y el vehículo no son suyos, por lo que tiene que entregar diariamente una cuota de 200 pesos. Lo que obtenga más allá de esto (después, claro, de descontar el gasto en gasolina) es suyo. Pero este oficio, que hasta hace algunos años le permitía, con cinco o seis horas bien trabajadas, vivir tranquilamente y hasta ahorrar un poco de dinero, ahora apenas le da para ir saliendo adelante. “Pasa el tiempo y va haciéndose más delgada la rebanada de pastel. Antes éramos un grueso de cien mil carros [taxis] nada más. Por número de placa. Pero llegaron los gobiernos perredistas y sacaron otras modalidades de placas. Sus famosas Serie A, Serie B, Serie Rosa, Taxi Ecológico... Pero lo que hace más daño son los taxis pirata. Y no se puede acabar con ellos porque cada ocho días cumplen con su cuota. “Ahora también es obligatorio el cambio de unidad cada cierto tiempo y pagar y pasar revista. La gasolina aumenta cada mes desde hace muchos años. Y si a eso le sumamos que los expendedores de gasolina no venden litros completos, todavía peor. Ha bajado mucho el uso del taxi. Entre otras razones, porque por la situación del país en general y en DF es a la defensiva. “Y eso que usted dice de darme de alta en Hacienda, pues no, porque la experiencia con nuestros políticos es que hacen mal uso de nuestros recursos. Y cuando hay un político corrupto no hay un castigo ejemplar. Nada que nos aliente a pagar impuestos. “Lo que gano, prefiero gastarlo en alimentos, en unas vitaminas; en pagar luz o gas que aumenta mes con mes. Mi único esparcimiento es ver televisión por cable, pues no es tan caro: cuesta menos de 300 pesos; al cine no voy y aunque me gustaría tomar unas vacaciones, la economía no me lo permite. Todavía me acuerdo de los primeros años en que comencé con el taxi: era negocio. Ahora ya no.”
En la franquicia de Pizza Hut que se encuentra en la colonia San Andrés Tetepilco, en la avenida Playa Pie de la Cuesta, Alan Javier y Rafael esperan sus órdenes consecutivas para salir en sus respectivas motocicletas. Rafael trabaja ocho horas diarias, la hora se la pagan en nueve pesos y recibe alrededor de 600 pesos a la semana, cobra los jueves y en ocasiones le dan algunos bonos o premios que se reflejan en 600 pesos más al mes. Tiene casa propia, vive con su esposa (ama de casa) y su hija. Su madre le ayuda con los pagos del agua y la luz. Sus gastos son principalmente en alimentación y en los aparatos auditivos y la colegiatura escolar de su hija. Las propinas para él son esenciales. Antes, con 300 pesos compraba todo lo que necesitaba en el mercado para la semana. Ahora, con 400 sólo obtiene lo básico. Por eso no tiene mucho tiempo para conversar, es el repartidor más activo, se le ve entrando y saliendo del local todo el día para ganar la siguiente orden. Alan sí se detiene, habla pausado y transmite mucha tranquilidad, tiene 21 años y poco más de un año trabajando en Pizza Hut, no terminó el bachillerato y vive con sus padres en Santa Martha Acatitla. Sus gastos son básicos: trasporte diario 12 pesos, comida, y vestido. Las propinas que obtienen son muy valiosas: entre semana alrededor de 40 o 50 pesos diarios; fines de semana cerca de 200. Alan no tiene compromisos y puede disfrutar de ese dinero. A pesar de que ha notado un aumento en los productos básicos, a él no le afecta mucho porque puede adaptar sus gastos y sus entretenimientos a su salario. Ambos, Rafael y Alan, tienen seguro de vida y las prestaciones básicas. Pero no tienen perspectiva de crecimiento, pues con las nuevas formas de contratación que aprueban el pago por hora, muchos negocios adoptan esa modalidad y pagan a poco más de ocho pesos la hora.
Taxista
Repartidores de pizzas
¿Era necesaria una reforma fiscal?
La respuesta es obvia: sí. El Estado depende de los volátiles y decrecientes ingresos petroleros para financiar un tercio del gasto público. Sólo que la impulsada por el gobierno y avalada por sus socios en el Congreso miró para el mismo lado de siempre. Se recarga en los mismos que ya pagan. Aunque hay un matiz en el que vale la pena detenerse. La reforma puso fin a dos prácticas usadas por años por los grandes consorcios para disminuir, o de plano evitar, el pago de impuestos. Desde ahora no existe más el llamado régimen de consolidación, que permitía a un grupo empresarial usar las pérdidas de alguna subsidiaria para, contablemente, anular las ganancias en otra y así evitar la tributación; la otra es que ya no podrá ser usado el canje de acciones en la Bolsa Mexicana de Valores como una práctica para transferir la propiedad de una empresa sin pagar los respectivos impuestos. No son cambios menores, sólo que su efecto en la recaudación –y por lo tanto en el dinero del que el gobierno dispone para gastar en obras y servicios—no es sino a mediano y largo plazo. En este par de cambios legales se puede hallar parte del enojo de las cúpulas empresariales, que un día sí y el otro también, enderezan críticas a los cambios fiscales. Lo que sí fue inmediato fue el efecto de la reforma fiscal en las cuentas de las empresas y en el bolsillo de las personas con la entrada en vigor, este año, de los nuevos impuestos. El gobierno espera obtener, con esos cambios, alrededor de 275 mil millones de pesos. Es dinero pasa de las empresas y familias al gobierno. Queda menos para gastar porque esos recursos son transferidos al Fisco. Ahí está parte de la razón por la cual este año tampoco ha despegado la economía, hay un desánimo y pesimismo, como muestran encuestas de opinión publicadas recientemente, y las expectativas no mejoran. Hasta aquí tenemos que: lo concreto en la conducción de la política económica es que ha habido muchas promesas de un futuro mejor cuando las reformas estén aprobadas; y, por el otro, dos decisiones tomadas desde la Secretaría de Hacienda que han lastrado el crecimiento: retraso en el gasto el primer año del gobierno; y un reforma fiscal que, enfocada principalmente en los mismos contribuyentes de siempre, redujo los recursos de que disponen empresas y familias.
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portada 2014, enero
Luego del raquítico crecimiento de 1.3 por ciento en 2013, Luis Videgaray Caso promete que la economía mexicana crecerá en 2014 a un nivel de 3.9 por ciento.
2014, mayo
Hacienda se retracta y corrige el pronóstico de crecimiento económico de 3.9 a 2.7 por ciento, y queda en medio de las estimaciones del Banco de México 2.3 – 3.3 por ciento.
2014, mayo
Videgaray Caso se justifica y trata de consolar a los mexicanos: “A pesar de que un crecimiento de 2.7 por ciento es insuficiente –arguye–, es más de lo que la economía mexicana ha crecido en los últimos 13 años: 2.3 por ciento.”
2014, mayo
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presenta los resultados del Sistema de Indicadores Cíclicos (SIC) que reflejan que el ciclo económico de México se encuentra actualmente en un periodo de desaceleración, ya que los indicadores Coincidente y Adelantado llevan varios meses con decrecimientos, y se ubican por debajo de su tendencia de largo plazo; lo que coloca al quehacer económico del país en una franca fase recesiva.
2014, mayo
El secretario de Hacienda niega que la economía mexicana esté en recesión a pesar de las cifras del Sistema de Indicadores Cíclicos, dadas a conocer por el INEGI; argumenta que el quehacer económico del país está creciendo y genera empleos.
2014, mayo
“En México seis de cada diez personas en edad productiva trabaja en la informalidad, lo que afecta la recaudación de entre 3 y 4 puntos del Producto Interno Bruto”, asegura Oxford Business Group.
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Fortunato Ramírez Albañil
“Me llamo Fortunato Ramírez y nací en Guerrero. Llegué a la Ciudad de México como en el sesenta y tantos y empecé a trabajar en la albañilería. Antes el dinero me alcanzaba más y había también más trabajo. Y como no tenía familia pues podía regresar de vez en cuando al pueblo. Ahora ya hace como cuatro o cinco años que no voy. Tengo una esposa y tres hijos. Y para ir y venir, necesito llevar de perdida tres o cuatro mil pesos, más el pasaje, que cuesta como 370 pesos “Cuando me contratan por día, pagan de 300 a 400 pesos. Y trabajando por destajo saco unos 500 pesos. Se cobra por metro cuadrado de loseta, albañilería de tabique, yeso, aplanado, pintura. Pero a la semana sale trabajo uno o dos días. Hay veces que pasan dos o tres semanas y no sale nada. Aquí, en este lugarcito al lado de Catedral, tengo más de 40 años. “Allá en Ecatepec, en donde vivo, hay chamba, pero la pagan muy barata. El tabique y la loseta como a 40 pesos el metro cuadrado. Acá mínimo 60 pesos. Si tengo la suerte de trabajar toda la semana, saco unos dos mil pesos. Si voy a las obras, por la edad que tengo, no me dan trabajo, ya no me reciben. Tienen que pagar seguro. Tengo 74 años y desde hace 4 años que no me contratan en las obras. “Solo por venir y estar aquí me gasto cien pesos diarios. El trabajo que más cae es el impermeabilizado y la loseta. Albañilería hay demanda, pero quieren pagar muy poco. El sueldo de uno no sube. Lo que sube es el gas, las tortillas, ya ve el huevo cómo se ha puesto de caro. Sube la gasolina y la luz y sube todo lo que es verduras, el teléfono. “Uno de mis chavos está en la prepa y dos en la primaria, entonces hay que pagar Internet, la computadora, el material para las tareas. Lo más importante es que haya para comer y tener salud: lo demás sale aunque sea de usado, la ropa, los zapatos. “En la casa comemos calabaza, ejotes, nopales, sopa aguada, arroz, frijoles, una salsa y huevo; pollo cada ocho días o cada mes. Carne de res no: el kilo de bistec está muy caro, está como en 140. “Ahora ya no alcanza para nada. Un lujo es ahora comer unas galletas o un pan de dulce. Pero pa´lo demás, ya ni pa´cuando”.
22 julio de 2014
portada
Cambiar a México, por ahora, sólo un eslogan
En un mundo en que las apariencias importan más de lo que aparentan, la aprobación del Presidente en el primer año y medio de gobierno ha ido bajando. Sólo un tercio de los mexicanos cree que las cosas van bien; siete de cada diez creen que la economía va mal, según datos de una encuesta de Consulta Mitofsky que midió la percepción tras 18 meses del actual gobierno. La decepción por los resultados de la gestión económica es uno de los rostros más conocidos del mexicano promedio. Así que, en este terreno, el gobierno no ha logrado el cambio. La frustración tiene fundamentos concretos, conocidos por cualquiera que salga a la calle a ganarse la vida. En estos dos años, la economía generará uno de cada dos empleos formales requeridos para atender la demanda de los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo. El poder de compra de los salarios se vio erosionado como efecto del alza de la inflación derivada de los aumentos de precio en el transporte público de las tres principales ciudades el país; el encarecimiento de algunos productos de consumo generalizado –¿quién ha dejado de comer gansitos o Sabritas y dejado de beber Coca Cola por el alza en el impuesto a la comida chatarra?—como consecuencia de la reforma fiscal. Se suma el incremento desmesurado en el costo de algunos alimentos en los meses recientes, como el limón, pollo o derivados de harina de trigo. Los números parecen abrumar pero retratan una realidad: las ventas en Wal Mart, la principal minorista del país, se han estancado, con varios meses entre 2013 y este año, en que reportaron caídas. La gente no compra. Efectivamente, los datos reflejan la coyuntura del momento. En el caso de este gobierno, sin embargo, ya marcaron tendencia en cuanto al crecimiento. Pero permiten ver, también, que las fallas estructurales de la economía no se van atendiendo. Nadie puede pensar que la reforma fiscal va a hacer que el gobierno dependa del petróleo para financiar un tercio de su gasto; nada se está haciendo, al menos por ahora, para inyectar fuerza al mercado interno, mediante más empleo y mejores salarios, para hacer del consumo local una alternativa a la dependencia que tiene el país de las exportaciones a Estados Unidos. ¿Todo está mal? Tampoco. Se han consolidado centros de alta tecnología e industria en el Centro y el Bajío, que si bien están generando una dinámica local de crecimiento, también retratan otra cara del país: su disparidad regional, con una zona Sur cada vez más rezagada y un Centro y Norte conectado a los circuitos de producción de la industria estadounidense. Videgaray insiste en que el segundo semestre será mejor. El problema cuando se genera una expectativa tan alta, como logró hacer el gobierno al inicio de la gestión, es que el paso del tiempo hace cada vez más costosa la espera de los resultados. Y si no llegan pronto al bolsillo, el nerviosismo comenzará a cundir en Los Pinos a medida que se acercan las elecciones de medio sexenio. Exactamente en un año más.
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Araceli Ayala
Oficial de policía
Araceli Ayala trabaja oficialmente de policía. Y está asignada a un punto del alcoholímetro. Pero en sus ratos libres hace de todo con tal de llevar un peso más a su casa. Tiene 26 años de experiencia como policía y es madre y padre de familia y, como tal, atiende las necesidades de sus dos hijos, uno de 24 años que estudia todavía y una de 22 que terminó la licenciatura en turismo y entrará en los próximos días a trabajar en la Policía Bancaria. Araceli vive en Ciudad Nezahualcóyotl con sus papás, quienes, durante su ausencia, la han apoyado siempre con la educación de sus hijos. Actualmente tiene un sueldo de alrededor de cuatro mil pesos al mes que se le van como agua. “Todos los días las cosas están más caras. Todo sube de precio y lo que ganamos no alcanza ya. Lo único que no sube es nuestro salario. Antes iba al supermercado con 500 pesos y podía comprar sopa, azúcar, café en polvo, leche y yogur. Ahora, por ejemplo, ya no tomamos café, y compro champú del más económico, a pesar de que no les guste a mis hijos”, dice. Y por eso es que esta mujer, para completar el gasto pasa de mujer-policía a mujer-trabajadora-doméstica. “Tengo que dedicarme a hacer el quehacer en otras casas, o a veces lavo patrullas en el batallón, o la ropa de otros compañeros. Sólo así la libro aí más o menos”. Araceli se pensionará en cuatro años. Y espera resistir los desequilibrios económicos hasta entonces, mientras su hija consigue aportar un poco más para disminuir los gastos de la casa.
AAA
Ricardo Atl Laguna Ramírez Artista visual
Ricardo Atl es egresado de la Escuela Nacional de Pintura Escultura y Grabado La Esmeralda. Nació en 1980 en la Ciudad de México. Su carrera pudo pagarla trabajando como asistente de otros artistas. Eso le permitió también aprender a manejar distintos procesos plásticos. Por mucho tiempo sus padres
fueron asalariados. Su padre era jefe de compras en una empresa de seguros. Ella trabajó en la administración pública. Tras perder sus trabajos, han emprendido varios negocios: un par de papelerías y una tienda de abarrotes que fracasaron; ahora practican el comercio de temporada: reparan niños Jesús, pero también venden tamales, quesadillas, sopes y mermeladas en las ferias de Coyoacán. Eso significa que durante muchos años la familia de Ricardo Atl se ha sostenido de la economía informal. Hubo un tiempo en que Ricardo Atl, gracias a su talento pudo conformar una empresa en el ramo de la publicidad y echarse a los hombros a su familia: pagar sus deudas, mejorar la situación económica general. Pensaba en cosas grandes: rentaba un taller, tenía asistentes de planta, cotizaba varios proyectos de más de 300 mil pesos, ganaba licitaciones para ser proveedor del gobierno... Pero llegaron las elecciones, ganó el PRI y varios de los contratos de publicidad que tenía se vinieron abajo. Todo se cayó. Acabó entregando el taller en donde trabajaba, liquidando a sus asistentes y cargando con pequeñas deudas. Ahora, para sostenerse, imparte talleres, da clases, vende obra. “Hay una crisis económica en el país que provocó que dejara de haber inversión. Y si deja de haber inversión, deja de haber publicidad. Y los proveedores últimos de la cadena, como era mi caso, son los primeros en resentirlo. Eso sucedió en 2012. “Desde que volvió el PRI a la fecha la situación económica ha empeorado —dice—. El poder adquisitivo ha disminuido. El dinero rinde menos. Ahora no podría vivir sólo de los talleres. Si no tuviera la beca, estaría muy difícil. El año pasado, los mismos talleres me permitieron vivir tranquilamente. Cuando empecé a dar estos talleres, hace tres años, había tres personas en el DF que los daban. Y ahora hay más de nueve personas que dan el mismo taller. “Eso quiere decir que el gremio tiene poco trabajo y está tratando de buscarlo por la libre, autogenerándose ingresos. Ese solo patrón del autoempleo, cuando se da en muchos sectores, tal como ahora sucede, indica que algo en la economía del país no va bien.”
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portada El incierto presente
El secretario Videgaray ha dado dos explicaciones diferentes sobre la desaceleración de la economía En enero pasado, durante su intervención en el ITAM, atribuyó el freno de 2013 (el PIB creció ese año 1.1 por ciento, menos de una tercera parte del 3.9 que el gobierno había calculado originalmente) a: el retraso en la forma en que el gobierno gasto el presupuesto; un reducción en el ritmo de actividad de Estados Unidos, destino de 80 por ciento de las exportaciones mexicanas; y a la crisis por la que pasa la industria de la construcción, particularmente la construcción de vivienda. Sin embargo, dijo en esa ocasión, esos tres factores habían sido superados y se esperaba que, desde el primer trimestre de este año, las cosas cambiaran. No fue así. Videgaray, al hablar el mes pasado ante los directivos de BBVA Bancomer, dijo que el “crudo invierno” en Estados Unidos –cuya economía, según dijo en enero, iba en recuperación— había varado las exportaciones mexicanas y con ello pospuesto el crecimiento en las magnitudes esperadas. Para hablar de la economía los números importan, y mucho. Pero también vale la percepción y las razones de orden no estrictamente económico detrás de las decisiones. Hay un Premio Nobel que ha estudiado ese tema, que no es el de esta nota. Una empresa o familia que ve limitada su capacidad de inversión o gasto pospone decisiones, conducta que si se reproducen por aquí y por allá, va trazando un círculo vicioso. El gobierno y el Banco de México han tratado de evitar que se forme. Con poco éxito, hasta ahora. La Secretaría de Hacienda obtuvo del Congreso autorización para elevar este año el déficit fiscal de 0.5 a 1.5 puntos del producto interno bruto. Eso significa que dispondrá de recursos adicionales a los que tuvo en 2013, mediante la contratación de deuda, por alrededor de 240 mil millones de pesos. Una cantidad muy parecida a la que generó la reforma fiscal. Por otro lado, el banco central ha reducido a un mínimo histórico de 3 por ciento anual su tasa de interés de referencia, a partir de la cual se fijan los costos de los préstamos en el sistema financiero, para tratar de generar incentivos a la inversión y al consumo. Tampoco se ha visto el efecto de esta medida: el crédito crece a una tasa de 6 por ciento anual, la mitad que el año anterior. Y con las tasas de interés tan baja se castiga el esfuerzo de los ahorradores, que tienen un premio menor por sus recursos.
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Braulio Peralta Periodista y editor
Soy periodista y editor. Los primeros 30 años de mi trabajo como reportero, nunca pude hacerme de una casa: El periodismo no da para vivir bien, contra la opinión general, que piensa que los de este oficio somos todos corruptos. Claro que los hay, pero son una excepción y —aunque sin pruebas—, creemos saber quiénes son. Corromperse no es diferente a cualesquier otra profesión u oficio. Fue hasta los 40 años que entré a la industria editorial, cuando recibí salarios como del primer mundo, en empresas trasnacionales. La jornada me dio muchas satisfacciones profesionales, sí, pero no lo que las editoriales donde trabajé, que me permitieron hacerme de un departamentito del Infonavit, y un piso en la Roma. Ascendí, por fin, a la clase media real, la que no paga renta toda su vida. Pero qué creen: Tengo 60 y sigo pagando una hipoteca aunque ya terminé el adeudo con el Infonavit. Me pensioné hace unos meses, por gusto y libertad. Bajó mi potencial económico, drásticamente. Sigo pagando impuestos porque colaboro en un diario, Milenio y, para no caer de estatus y compensar mi pensión, este tiempo me he dedicado a dar conferencias, talleres de periodismo o ser miembro de jurado en premios literarios. Conclusión: soy free-lance. Conste: Soy feliz profesionalmente, como nunca. Regresé al oficio de periodista, con ganas. Trabajé un año como asesor cultural para el gobierno —el Conaculta—, y lo único que gané es haber sido acusado por El Universal, de ganar más de un millón de pesos anuales, sin decir que me quitaron el 30 por ciento del pago, para quién si no: para Hacienda. Se puso en duda mi honestidad y, para muchos, ya soy un corrupto: Qué barbaridad. No me quejo, pero la duda, cuando uno paga impuestos, es injusta. Y más a mi edad. Ahora, con la economía no veo futuro, salvo que me saqué la lotería o reciba una herencia por ahí, perdida. No me arrepiento de aquella asesoría. Aprendí mucho y no le robé a nadie: Pude bajar los pagos mensuales de la hipoteca. Desde que tengo uso de razón laboral pago impuestos a Hacienda: 22 mil pesos le entregue al fisco, en mis tiempos boyantes, los últimos 15 años. Nunca he ocupado el seguro social. Nunca he dejado de pagar las carreteras concesionadas de este país, que no son gratis, como otros países. Usar la carretera libre, ya sabemos, puedes terminar acribillado, o muerto. Resido en la Roma, donde la luz pública es insuficiente en las calles y ni siquiera terminan de arreglar el Parque de la Cibeles, que parece en permanente ornamentación. Honestamente, mis impuestos no los veo trabajando… No tengo hijos pero mantengo a dos familiares. Y a dos perritos adorables —Biga y Bolillo—, por los que pago impuestos. Lo de pagar impuestos es un martirio: Todo lo hacemos los contribuyentes, con ayuda de un contador, si podemos pagarlo. Hacienda tiene el derecho de cobrar al ciudadano: Lo que no, es convertir al contribuyente en sospechoso de evadir sus obligaciones fiscales. Nos tratan como evasores permanentes. Supongo que es por los ricos de esta nación —y los evasores, también, de puestos ambulantes, esos pobres que se niegan a legalizarse. Pareciera que es a la clase media a la que tiene agarrada con las cuentas, y la que paga impuestos en este país. Los ricos, ni se preocupan, o sí, pero porque les quieren cobrar, por fin, un poquito más.
Desde que José López Portillo dijo que defendería al peso mexicano como un perro, pago impuestos. He sobrevivido a trece secretarios de Hacienda en los últimos sexenios, mismos que han dicho que México progresaría. Hablan siempre del mañana, del aquí en adelante, nunca en tiempo presente. Hacen soñar al mexicano: Desde las esperanzas de David Ibarra, el bromista Jesús Silva Herzog, el vivo de Pedro Aspe, o los estrategas que fracasaron con Zedillo (Jaime Serra Puche, José Ángel Gurría y Guillermo Ortiz: ¡que sigue en el poder!), al delgado de Francisco Gil y el obeso de Agustín Carstens o el insoportable de Ernesto Cordero, hasta el actual Luis Videgaray, el hombre de las promesas de Peña Nieto. En Europa y Estados Unidos, el mundo político y los ciudadanos que votan leen a Thomas Pikkety. Su libro, El Capital del siglo XXI, ha despertado enorme interés por sus propuestas económicas y en México nadie del poder gubernamental se entera que ahí se denuncia cómo los ricos ganan ante la desigualdad social y propone un nuevo modelo de desarrollo basado en la equidad. Le dicen el nuevo Karl Marx. La izquierda, ni enterada. El libro se publicará al castellano este año, en España. Ojalá lo leamos con calma los próximos meses. Igual el mundo cambia y los ricos se solidarizan con un impuesto global para cambiar el espectro del Planeta… Luis Videgaray nos trae de cabeza. Hasta ahorita no hay mexicano que no se queje de dinero in-circulante. Ni los empresarios le creen. Yo, por ejemplo, desde que entró “el nuevo PRI” al poder, no he podido salir como cada año hacía, fuera del país, de descanso. Sé que soy un mexicano privilegiado comparado con los que están debajo de mí, sí, ¿pero esto es lo que me ha podido dar la nación por mi vida profesional? No le creo a Videgaray porque la historia de la economía de los últimos años es un desastre. Cuando viví en España las mentes más lúcidas como Héctor Aguilar Camín estaban del lado del salinismo. Y ya vimos como terminó aquella economía. Desde entonces, pura ilusión, con PAN o con PRI. Y hoy, Videgaray podría no llegar a concluir nada. No es un deseo. No. No soy fatalista. Pero uno se cansa. Ya son casi dos años, carajo… Llegar a los 60 años, con un departamento de 125 metros y otro de 60, sin ahorros pero pensionado no creo que sea la panacea como destino para un profesional (aunque puedo presumir de premios por mi trayectoria de periodista). Lo que sigue es irla pasando y esperar las enfermedades lógicas del tiempo. Cuidarte lo mejor que puedas, porque caer en las garras de los servicios públicos de salud puede ser mortal (hay pruebas, no es exageración). Ascender en la clase social en México es una cuestión de suerte, no una procuración de justicia por parte del Estado. Aposté por la honestidad. Creía que pagar impuestos me hace un ciudadano comprometido con su país. Me salió caro: Lo más caro que he pagado en mi vida.
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Los rEcursos dE La gEnTE son para La gEnTE
26 juLio de 2014
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historias La historia de una chica que vivió en la zona extrema de Monterrey
Bendita
Indepen dencia
Hay ficciones que retratan a carta cabal la realidad. Este es un ejemplo de ello. De lo que vivieron, viven, cientos y miles de personas en los territorios del narco, de la violencia, de la impunidad. Este es un cuento, sí, pero sin duda es la historia de cualquiera de los miles de levantados, asesinados o desparecidos en el México de los últimos años. Por Marionn Zavala / El Barrio Antiguo
C
A mi hermano Francisco.
ierro los ojos, le doy a mi cuerpo la oportunidad de ser ligero, convertirse en nada. Me han desatado las manos, abro mis palmas y acaricio el aire, siento cómo la brisa del mar juega con mis cabellos, respiro aire puro. ¡Respiro! Apenas siento la lágrima que corre por mi mejilla derecha, escucho un sonido hueco y mi cuerpo cae al mar
como si fuera la última hoja de otoño, tan ligera con la brisa, con el aire, con un par de lágrimas que no se sienten. Estoy tranquila, el alma duerme. —Son las cinco y media de la mañana. Recuerde que el día de hoy estamos regalando boletos para ¡el evento radiofónico masivo del año! Sigan al pendiente de esta su estación: “La mejor JKM”. —¡Laura! ¡Apaga ese maldito radio que no deja dormir a nadie! Y ya levántate, porque ni creas que hoy pagaré un taxi para ir a dejarte.
Abro los ojos, salto de la cama y trato de encontrar el botón para apagar el radio; nada mejor para despertar como la voz de mi mamá apurándome. —¡Chingada madre! Otra vez me robaron esos pinches huercos malandros, ¡pero ya verán, cabrones! Que cuando les caiga La Sur, van a andar cagados del susto. Y ese seguramente es el vecino. Con muchos esfuerzos ha sacado adelante su tiendita. Ya muy pocos vecinos van a comprarle; no sale de vender cheve a los borrachos, y en el barrio dicen que lo
están obligando a vender droga. Pobre Don Pedro, seguramente fue de nuevo la banda de Los Pelones que no lo dejan ni a sol ni a sombra. —Pero, ¿por qué tardas tanto, Laura? Apúrale que tu hermana también tiene que ir a la escuela. ¡Si no nomás eres tú mijita! Apenas alcanzo a salir de la regadera; mejor dicho, mi mamá abre la puerta y me saca a empujones. Eso es lo peor de ser la mediana de tres hijos. Hace nueve meses mi hermano mayor desapareció.
28 julio de 2014
historias Acababa de cumplir dieciocho, y tres días después de su cumpleaños, no se supo más de él en la cuadra. La verdad lo extraño, me gustaría que estuviera aquí. Siempre me defendía de Los Pelones y de esas chavas que parecen teiboleras. Mi papá casi no toma, pero cuando lo hace llora mucho y le reclama a mi mamá, dice que por su culpa Josué se fue. Yo dudo mucho que mi hermano se haya ido por lo poco de dinero que aportaba a la casa, pero al mismo tiempo me da miedo pensar que lo hayan agarrado esos hombres de negro, unos rapados y otros de melena larga que se creen mucho sólo porque conducen un camionetón o un carrazo del año; son unos torpes. Pobres afrentosos, roban esos carros a quién sabe quién y luego suben y bajan por la colonia llenos de orgullo como si fueran gente importante. Les tengo odio por lo que se rumora en el barrio, y también miedo porque me la paso sola con Lupita (que es mi hermana menor) y no me gusta cómo se nos quedan viendo cuando regresamos de la escuela o vamos a comprar leche. Pero si Josué se fue, yo defenderé a Lupita; apenas tiene ocho años, nadie le hará daño. —¡Carmen! Diles a tus hijas que ya no alcanzan a desayunar, que ya se vayan pa’ la escuela, a ver qué comen cuando vuelvan. Mi papá grita desde el cuarto y mi mamá nos acompaña hasta la esquina, nos da diez pesos a cada una, nos besa en la frente, nos aprieta los cachetes y nos da su bendición. Todos los días es lo mismo, hay que bajar con cuidado las calles empinadas y sin arreglar (llenas de baches y pozos de agua y drenaje que no taparon), soportar un olor de orines, de animales muertos, de basura pudriéndose en la calle y hasta tener cuidado de no toparte con un borracho que se quiera pasar de listo, o verlo hacer pis o del dos detrás de un carro. Así de “hermosa” es la Indepe, así de “chula”, como dice mi papá. Yo no entiendo por qué mi papá ama tanto a esta colonia. A mí no me inspira nada, me da asco. Cuando se lo digo sólo se ríe y sale con sus comentarios machistas que prefiero ignorar: “Ay, pero si la mujercita apenas está en tercero de secundaria y ya cree saberlo todo. Vete a hacer tortillas con tu mamá, mijita, y pásame otras cheves, pa’ platicar con el compadre”. A pesar de todo admiro mucho a mi papá. Es un buen hombre, o al menos trata de serlo; se roba la luz con unos diablitos sólo cuando Lupita se nos enferma y tenemos que decidir si pagar la luz o llevarla con el doctor. Se emborracha porque el pobrecito no termina de sacar para los recibos, sólo por eso le perdono que a veces sea a como es; es mi papá y tengo que ayudarlo. De tanto andar pensando, Lupita casi se me cae a una zanja. Lo bueno es que alcancé a cacharla y no se raspó sus rodillas. Ya falta poco para llegar a su escuela. Antes había una primaria más cerca de la casa, pero los maestros protestaron por la inseguridad, y como la SEP no les hizo caso, dejaron de dar clases. Luego se hizo tremenda huelga de papás, que al final sólo quedaron en
Hace nueve meses mi hermano mayor desapareció. Acababa de cumplir dieciocho, y tres días después de su cumpleaños, no se supo más de él en la cuadra. La verdad lo extraño, me gustaría que estuviera aquí. Siempre me defendía de Los Pelones y de esas chavas que parecen teiboleras. Mi papá casi no toma, pero cuando lo hace llora mucho y le reclama a mi mamá, dice que por su culpa Josué se fue. Yo dudo mucho que mi hermano se haya ido por lo poco de dinero que aportaba a la casa, pero al mismo tiempo me da miedo pensar que lo hayan agarrado esos hombres de negro, unos rapados y otros de melena larga que se creen mucho sólo porque conducen un camionetón o un carrazo del año; son unos torpes. Pobres afrentosos, roban esos carros a quién sabe quién y luego suben y bajan por la colonia llenos de orgullo como si fueran gente importante. Les tengo odio por lo que se rumora en el barrio, y también miedo porque me la paso sola con Lupita (que es mi hermana menor) y no me gusta cómo se nos quedan viendo cuando regresamos de la escuela o vamos a comprar leche.
cambiar a los alumnos a otra primaria. Mi hermanita va en tercero, está en el cuadro de honor. Ojalá que estos maestros no se vayan porque entonces ella ya no aprendería y dejaría de tener esos diplomas con los que llega a casa. Ya estamos por llegar y estoy cansada, mis pies me hacen “tun tun, tun tun” y me lastima una piedra que traigo en el zapato. Es que no le he querido decir a mamá que se me rompieron porque no tenemos para comprar otros. Prefiero aguantarme un poquito más y talonearlos, para que cuando ella tenga dinero yo pueda decirle, y entonces sí, no me cansará caminar tanto. Nosotros vivimos en la “parte más bonita de la Indepe”, según mi papá. Para no hacerlo enojar me quedo callada, pero, ¿cómo una colonia en lo alto de un cerro puede ser bonita? Cuando le pregunto a mi papá “¿Por qué vivimos aquí? Mejor vámonos a otro lado”, me acaricia el cabello y me dice sonriendo: “No, Laura, nosotros somos privilegiados, tenemos vista panorámica de Monterrey”. Yo he creído que esa es la razón, porque vivimos muy arriba, o así lo sienten mis pies cuando bajamos a la Macro. Nuestra colonia se llama “Tanques de Guadalupe”. Lo mejor de vivir en la Indepe es la basílica. Me canso mucho para bajar, pero todo lo vale por estar un rato con la virgencita. —¡Órale, Lupita! Ya métete al salón. Guardas bien la lonchera porque quién sabe si habrá comida pa’ de rato, y cuando venga por ti me esperas adentro; ya sabes que no me gusta verte sentada en la banqueta. ¡Córrele! Le doy un beso y me espero hasta verla entrar a su salón. Pobre de la Lupita, a veces la escucho moquear por las noches. Ella cree que no lo hago, pero estoy muy atenta. A veces no puedo dormir por escuchar a mamá haciendo cuentas, otras veces por las parrandas de mi papá con sus amigos, pero lo que más, más me deja despierta es pensar en Josué, y la Lupita llora porque lo extraña. También llora porque quiere un juguete y mamá no se lo puede comprar, o porque tiene hambre, y algunas veces pienso que llora sólo porque ya se acostumbró a llorar. Pero yo sé que saldremos de este bache. No será como esos de la calle que nunca arreglan, ¡no! Saldremos adelante, y yo le compraré todos los juguetes que quiera y le daré de comer hasta que sus tripas no le gruñan, y hasta Josué volverá con nosotros y todo será como antes. Cuando yo tenía su edad, las cosas no eran tan complicadas: papá no bebía tanto y yo no escuchaba llorar a mamá. Esos tiempos volverán, las cosas no pueden volverse peor. Ya mero llego a la secundaria. Se me olvidó hacer una tarea de matemáticas, pero ahorita se lo copio a Marta. Ella es mi mejor amiga, yo le ayudo con historia universal y ella a mí con el álgebra. Yo soy bien burra en cálculos, pero soy la mejor en ciencias naturales. Después de terminar la prepa quiero entrar a la facultad de medicina, y ya si no puedo pagar la carrera, pues, de perdido entrar a una prepa técnica de enfermería. Mi mayor sueño es ser doctora, como Meredith Gray, y encon-
trarme al hombre de mis sueños, así de guapo y alto como en las películas. Se terminó la escuela, pero no he parado de pensar en Josué. Todo iba normal: las pláticas de Marta, los regaños del profe Emilio y los clásicos sermones de la directora al terminar el receso, pero algo fue diferente. Escuché a la profe del segundo C platicando en susurro que encontraron a seis muchachos muertos en la carretera, de dieciocho a veinte años, amarrados de pies y manos con cinta canela y con el “tiro de gracia”; que varios chavos son de la colonia y que algunos familiares ya habían ido a reconocer los cuerpos. Eso me dejó helada. Me fui corriendo al baño para tranquilizarme y echarme agua en la cara, me quería dar el asma y no traía en mi mochila el inhalador. Entraron varias compañeras al baño y me oculté en uno de los sanitarios. Las escuchaba hablar. Una de ellas se sentía mal porque no se decidía por el color de su vestido, morado o rosa, la otra soltaba el llanto porque su novio la había cortado ayer. Mientras yo pensaba en mi hermano, en Josué, y dónde estaría ahora. Imaginaba con los ojos cerrados la sonrisa de mi hermano cuando comencé a llorar. Entonces Marta encontró mi escondite, y sin necesidad de decirle algo, simplemente me abrazó y se quedó así, en silencio. Las otras chavas se fueron. Marta les dijo que tenía cólicos, que andaba hormonal. Después de salir del baño ya nada fue igual. No me concentré en computación y en el taller de costura no avancé mi patrón para chaleco de caballero mediano. No hacía nada más que pensar, no me decidía en decirle o no a mamá, tenía mucho miedo que Josué fuera uno de esos muchachos. No sabía qué hacer. Lo que daba vueltas a mi mente era la fecha límite para reconocer los cuerpos: veintidós de mayo. Si asistías luego de esa fecha, los cuerpos serían cremados y perderías la oportunidad de saber si era o no tu familiar. Pero… ¿por qué precisamente el veintidós? Ese día cumpliría mis quince años. Hace dos semanas le rogué a la virgen que de cumpleaños me regresara a mi hermano o al menos que me hiciera saber en dónde estaba; ya como mucho le pedía verlo, tenerlo conmigo y abrazarlo. Mis papás no me pueden hacer una fiesta, ni comprarme un vestido ni un vino elegante ni una foto. Creo que muy apenas habrá pastel; bueno, eso nunca me ha faltado. Lo que me llenaba de ilusión para ese día era bailar con mi hermano, desde chica es lo único con lo que siempre he soñado. El vals principal con tu papá, luego con tu hermano y después los familiares. Con mi papá desde chiquita he bailado, pero con mi hermano no. Él prometió que bailaría conmigo al cumplir quince. Una sensación de escalofríos y miedo recorrió mi cuerpo. En mi mente sólo había espacio para Josué, el veintidós de mayo y la decisión de decirle o no a mi mamá. —¡Laura! ¿Qué andas haciendo por aquí? Y… ¿la Marta? Esa voz, esa hermosa voz, era Javier, el músico del barrio, el amor platónico de la mayoría de las chavas
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historias en la secundaria; su pegue le ha durado desde su generación. Sólo ha tenido una novia, y recién cortó con ella porque salió embarazada de otro chavo. Cuando me enteré quería arrastrar a la vieja por las greñas. Él y yo somos amigos desde muy chiquitos. Yo tenía siete años y él nueve, íbamos juntos al catecismo. Por mí conoció a Josué y tiempo después se volvieron amigos. En las tardes iba a la casa a jugar futbol con él, y yo le hacía de la árbitra. Siempre trataba de marcarle penales a favor de Javier. Creo que mi hermano siempre sospechó lo que sentía por él, pero… ¡qué más! Yo formo parte de ese montón de chavas que sueña con ser su novia, ¡y quién no! Alto, güero, de ojos saltones color miel, sabe tocar la guitarra y tiene un conjunto grupero que siempre toca en las fiestas del barrio; es inteligente, pero no tiene dinero para estudiar la prepa. —¡Hola Javi! Ya tenía tiempo sin verte. Marta tuvo que acompañar a su mamá a la clínica y se fue poco antes de salir de la secu. ¿Cómo has estado? ¿Entrarás a la prepa este año? —No creo, ahorita estoy ayudándole a mi mamá con los gastos de la casa. ¿Y tú? ¿Cómo andas? ¿Ya saben algo de Josué? —No, aún nada. Bueno, sí, un poco. No pude contener el llanto y me puse a llorar como cuando papá no me compró el microhornito mágico, pero esta vez lloraba más fuerte, con más rabia. Nunca había experimentado ese sentimiento de no tener las cosas en tus manos, de no saber donde está un ser amado, de no poder tomar una decisión, de ser inferior ante la sociedad, de ser una niña de catorce años. Le conté a Javier lo que había escuchado en la secu, sobre la maestra y aquella noticia que me tenía llorando y el coraje que sentía por no saber qué decir o hacer, por sentirme tan tonta esperando un milagro. Después de un rato, Javier me secó las lágrimas y me pasó un kleenex para los moquillos. Nos sentamos un ratito en la banqueta frente a la escuela de Lupita, faltaba poco para su hora de salida. —Creo que tenemos que ir al hospital. —¡No, Javier! Yo no quiero, me da mucho miedo —¿Miedo de qué? —¿Qué tal si ahí está Josué? ¿Cómo se lo diré a mis papás? ¿Qué haremos? —A mí me da más miedo no estar enterado de las cosas. Si así fuera, que Josué estuviera ahí, ¿te gustaría que lo quemaran? ¿Así, sin haberte despedido de él? Javier tenía razón, y me dolía mucho que la tuviera. Sonó el timbre de salida y Lupita venía corriendo muy feliz. Su sonrisa se parece mucho a la de mi hermano. Por un momento creí haberlo visto, pero no, no era él. Abracé a Lupita y me despedí de Javier, le dije que luego lo buscaría en su casa y hablaríamos. Me abrazó muy fuerte y me dio un beso muy cerquita de los labios y se fue. Lupita se sonrió y no dejó de burlarse de mí en todo el camino: “Son novios, son novios”. Saltaba de un lado al otro y me picaba la panza, luego me
decía “Cuéntame, cuéntame, no le peinaré a mamá”. Me reía por verla más emocionada que yo, pero tenía que explicarle que no era así, que Javier sólo era mi amigo, no fuera a ser que se le saliera decírselo a mamá y luego seguro papá se enteraría, entonces no querrían que me juntara con él y no podría solucionar nada de Josué. La tomé de los hombros y le dije: —No, Lupita. Javier y yo no somos novios, él me ve como una hermana, así como yo te quiero a ti. —¡Giu! Pero yo no te ando besando en la boca, qué asco, ni te lavas bien los dientes. Después de eso se empezó a reír y me sacó la lengua. Al fin la pude convencer de que era sólo mi amigo y me prometió no decir nada con mis papás sobre sus ideas. Faltaban unas cuadras para llegar a casa cuando sentí unos brazos que me jalaban. Era Marta y estaba llorando. —¡Necesito que me ayudes, Laura! ¡Ayúdame! ¡Mi hermanito se está muriendo! El rostro de Marta chorreaba de agua, yo no sabía si eran lágrimas o sudor. Ella vive unas cuadras más abajo de donde estábamos, y se oía agitada, jadeaba cada vez que hablaba. La senté en un escalón de la larga escalera de cemento que nos lleva hasta la casa. Hacía mucho calor y el pavimento ardía, pero era tanto el cansancio de Marta que pareció no sentir nada. Saqué una botella de agua que traía en la mochila, pero como estaba algo caliente, la mezclé con un jugo de uva que traía Lupita y se lo di a tomar. Se relajó un rato y echó la cabeza hasta atrás. El cuello le tronó y entonces volvió a llorar, y tomándome de las piernas me dijo: —¡Necesito que me acompañes a las similares! Mi hermano arde en fiebre por una bala perdida. Mamá y yo acabamos de regresar de gine. No quisieron atenderla porque se venció la supervivencia de mi abuelo y nos regresaron a la casa para buscar el montón de papeles que nos piden para comenzar el trámite del seguro, ¡otra vez! —Pero a las similares no lo podemos llevar. Acuérdate que no se quieren ensuciar las manos con ningún herido ni esas cosas. ¿Dónde está tu hermano? Vamos corriendo a tu casa y nos lo llevábamos al hospital. —¡Pero no van a querer atenderlo! —¿Cómo se van a negar si tu hermano lo necesita? ¡Vamos! La levanté del brazo y bajamos las escaleras corriendo. Lupita estaba muy asustada y me repetía que nos regañarían en casa por no haber llegado a tiempo. Volteé a mirarla y vi que las lágrimas le resbalan por los cachetes. Sabía que no podía llevar a Lupita, ¡se asustaría mucho! Javier era el único que vivía cerca de la casa de Marta. Toqué a la puerta y él salió. No tuve tiempo de explicarle nada, sólo le rogué que cuidara de Lupita hasta que yo volviera, le dejé nuestras mochilas y seguí corriendo detrás de Marta. Cuando llegamos a la cuadra de la casa de Marta, vimos que todos los vecinos se asomaban desde sus ventanas o las puertas, pero nadie acudía en ayuda a los gritos de la mamá de
Se terminó la escuela, pero no he parado de pensar en Josué. Todo iba normal: las pláticas de Marta, los regaños del profe Emilio y los clásicos sermones de la directora al terminar el receso, pero algo fue diferente. Escuché a la profe del segundo C platicando en susurro que encontraron a seis muchachos muertos en la carretera, de dieciocho a veinte años, amarrados de pies y manos con cinta canela y con el “tiro de gracia”; que varios chavos son de la colonia y que algunos familiares ya habían ido a reconocer los cuerpos. No hacía nada más que pensar, no me decidía en decirle o no a mamá, tenía mucho miedo que Josué fuera uno de esos muchachos. No sabía qué hacer. Lo que daba vueltas a mi mente era la fecha límite para reconocer los cuerpos: veintidós de mayo. Si asistías luego de esa fecha, los cuerpos serían cremados y perderías la oportunidad de saber si era o no tu familiar. Pero… ¿por qué precisamente el veintidós?
Marta. Todos parecían no escuchar nada, sólo observaban; ni el rostro se les conmovía, ¡nada! Parecían de esos payasos que trabajan en Morelos, nada más que ellos no tenían la cara pintada de blanco, ni los labios negros ni esos pantalones pegados y camisas con rayas horizontales blancas y negras. Ellos no eran payasos, pero tampoco eran seres humanos; quien no haya sentido compasión, ni el mínimo brote de ayudar a quien lo necesita no es una persona para mí, es un objeto. Entramos a la casa. La mamá de Marta tenía en sus brazos a Gabriel (el hermanito de Marta, de piel blanca, cabello rojo y ojos grisáceos). Gabriel no se parece en nada a Marta porque son de diferente papá. Dicen que el de él era gringo y por eso salió así. En cambio Marta es morenita, de ojos negros y cabello castaño, pero aún así ellos se quieren mucho. Gabriel es un año menor que Lupita. La mamá de Marta no dejaba de gritar cuando se desmayó. Por más que tratamos que volviera en sí, ella no despertaba. Marta y yo la recostamos sobre el sillón, ella cargó a Gabriel como si fuera un bebé y salimos de la casa. No teníamos mucho dinero, así que pedí un taxi pirata. Son los únicos que suben hasta la colonia, ningún taxista quería llevarnos al hospital, así que tuvimos que prometerle a uno que le daríamos para cuatro caguamas. El camino se nos hizo eterno. Marta no dejaba de llorar y yo presionaba con fuerza la herida de bala en el cuerpecito de Gabriel para evitar que siguiera sangrando. El señor escuchaba Kombo Kolombia a todo volumen mientras cantaba la canción: “Te olvidaré amor, aunque me duela, te olvidaré amor, aunque me duela”, mezclándola con el llanto de Marta, los quejidos de Gabriel y el tun tun de mi corazón que se aceleraba por no saber qué hacer. Al fin llegamos al hospital. El taxista dijo que él volvería a la colonia, que más nos valía pagarle lo de las caguamas. Marta bajó corriendo del taxi hacia la entrada de la clínica; yo le grité que sí al taxista y me apresuré con Marta. La gente nos miraba asustados. Gabriel lloraba y gritaba de dolor porque había dejado de presionarle la herida, el uniforme de Marta estaba manchado de sangre. Yo corrí hacia la ventanilla de urgencias y le grité a la secretaria que un niño baleado estaba agonizando y necesitábamos atención urgente. La secretaria se asomó y después de ver a Gabriel llamó asustada a los enfermeros. Ellos llegaron y recostaron a Gabriel sobre una camilla y lo pasaron junto con Marta a una sala de observación mientras yo me quedé con la secretaria a arreglar el papeleo. —Pero ellos no tienen vigente la atención del seguro social. —No, no, es que su mamá se tardó en arreglar la supervivencia de su abuelo, pero ellos aparecen como beneficiarios. —Lo siento mucho, pero no podemos darle atención médica. —¿Qué? ¿¡No ve que el niño se está muriendo¡? ¡Por favor! ¡No pueden dejarlo morir! —De verdad que lo siento mucho,
30 julio de 2014
historias pero si lo recibimos y atendemos, entonces todos querrán que pasemos por alto los procedimientos administrativos y se perderá el orden en la institución. —¿Y qué no se supone que la institución debe garantizar la salud de todos? ¡Para eso están aquí! ¡Para eso el abuelo de ese niño ha pagado todos los años el seguro! ¡No puede dejarlo sin atención por una firma o un papel! —Ya le dije que no puedo, señorita, discúlpeme. La secretaria se levantó, fue a hablar con los enfermeros y en menos de cinco minutos Marta cargaba de nuevo a Gabriel y era sacada a empujones de la sala de observación. Yo estaba que no me la creía. ¿Cómo podía ser? ¿Qué haríamos? ¿A dónde? ¿Con qué dinero? ¿Con quién? Los ojos de Marta parecían tomates y el llanto de Gabriel era cada vez más lento, ya casi no se escuchaban sus jadeos. Tomé a Gabriel en mis brazos y
levantó de la banquita de acero inoxidable que tienen en la sala de espera, sin siquiera dirigirme la palabra, y le dijo al vigilante que se retirara. Yo pensé que nos iba a ayudar, pero no, tomó el ángulo preciso y la fuerza necesaria y con su pie me dio una patada en las nalgas. Casi término en el suelo sobre el cuerpo moribundo de Gabriel. Marta se le fue encima, le arañó la cara, le repartió otro tanto de maldiciones y le escupió; la señora le dio una bofetada, le dijo vulgar, perra sarnosa, nos dijo muertas de hambre y que éramos un peligro para la sociedad, que por eso México estaba como estaba, que atentábamos contra la moral y las buenas costumbres. Hasta se burló de nosotras al ver que Gabriel ya no lloraba. Lo más curioso de esa señora es que llevaba un crucifijo en el cuello. Se arregló el cabello, se volvió a sentar, sacó un libro de su bolsa y comenzó a rezar. Marta y yo nos sentamos al pie del águila que protege a la madre y su
qué hacer porque no tenía dinero. Su tía logró tranquilizarla y sólo estaban esperando que Marta se reportara. Veinte minutos después de la llamada, la mamá de Marta y su tía llegaron. Yo tuve que regresarme a la Indepe porque me preocupaba mucho Lupita. No quise pensar en todo el camino; pensar duele, lastima. Dicen que pensamos con el cerebro, pero yo creo que también se piensa con el corazón, por eso a veces duele tanto y muchas personas prefieren no pensar. Llegué a casa de Javier y ahí estaba jugando Xbox con Lupita. Le chisté a Javier, que se levantó enseguida al verme y cerró la puerta del cuarto donde él y Lupita jugaban. Se asustó mucho al verme manchada de sangre. Me preguntó qué había pasado, cómo me había venido así del hospital, cómo se había quedado Marta; si yo tenía hambre, si sentía sueño, si estaba triste. Le dije que no quería hablar, que tenía que irme a casa porque ya iban a dar las seis
Marta estuvo a punto de desmayarse. La secretaria mandó llamar a un vigilante y nos sacaron de la sala de espera porque asustábamos a los demás pacientes y ya no teníamos nada que hacer ahí. Algunas personas se indignaron y gritaban a nuestro favor; le rayaron la madre a la secretaria, al IMSS, al gobernador, al presidente, gritaban desde sus asientos, pero ninguno se levantó para evitar que el guardia nos sacara de la sala. Las señoras lloraban, unas se ponían a rezar, otras pedían que por favor saliéramos, que asustábamos a los niños, pero los niños no decían nada, sólo veían el rostro de Marta, el cuerpo de Gabriel, mis lágrimas. Una señora terminó de sacarme con una patada porque le dije puto al guardia, porque le grité que él y todos sus hijos fueran mucho a chingar su madre, que su hija, su madre, su abuela, que todo su parentesco femenino eran una bola de putas, que nunca olvidaría mi cara, ni la muerte de Gabriel. La señora se
bebé. Durante la pelea Gabriel había dejado de llorar. Nuestros uniformes estaban manchados, olíamos a sal de sangre y sal de sudor, sal de lágrimas. Pasaron cinco minutos y Gabriel dejó de respirar. Un señor que vendía fruta preparada se nos acercó asustado y puso sobre las manos de Marta dinero, billetes de cincuenta y morralla de diez y cinco pesos. Marta no le dijo nada, yo tampoco. Él se retiró y se llevó su carretón con fruta. Creo que a Marta aún no le caía el veinte. Se levantó del piso y llamó a su casa desde un teléfono público. Contestó una tía de ella, dijo que se había enterado de todo porque una de las vecinas escribió en Facebook que Sandra (la mamá de Marta) se había vuelto loca y gritaba desesperada porque no encontraba a sus hijos. Al parecer había tenido muchos likes, y cuando ella se conectó en el ciber se enteró porque le apareció en inicio. Asustada, fue a la casa de Marta y ahí encontró a su hermana, que aún gritaba y no sabía
de la tarde y no quería que nos regañaran. Aparte nos daba miedo subir solas cuando empezaba a oscurecer. Javier me comprendió y me prestó ropa de su mamá. Ella es delgada, casi casi de mi físico, así que no batalle con la talla. Le agradecí a Javier el haber cuidado así de Lupita. Lo abrace tan fuerte que casi chillo, por las emociones de unas horas atrás, por mi hermano Josué, por abrazarlo otra vez en el día. Nos separamos y de nuevo me beso muy cerca de la boca, esta ocasión dijo que me quería mucho y que siempre estaría conmigo. Tomé la mano de Lupita y nos despedimos de él. Durante el camino, Lupita no paró de platicarme todos los juegos que jugó con Javier, los personajes y los poderes de cada uno, que Javier le había preparado un lonche más rico que los que yo le preparo, que también le hizo una sopa instantánea, que le ayudó con su tarea de matemáticas, que no paró de reír en toda la tarde, que si yo no me ponía buza me lo iba a
bajar cuando fuera grande. Me empecé a reír y le dije “No seas boba, él sólo te cuidó porque yo se lo pedí, y la sopa él no la preparó, nada más le echó agua hirviendo y esperó unos minutos; ese no es ningún acto de amor”. Entonces se enojó conmigo, me soltó la mano y no habló hasta llegar a casa. Cuando al fin llegamos, no estaban mis papás y Lupita tuvo que volver a hablarme porque quería algo de cenar. Mientras cocinaba me acordé de Gabriel. Imaginé cómo Marta le hacía de comer cuando su mamá aún no llegaba del bar. Gabriel era más hijo de Marta que de su propia mamá; ella es bailarina exótica en un bar del Centro. A Marta no le gusta hablar del trabajo de su mamá, así que yo nunca le pregunto nada. Lo único que sé es que quien siempre estuvo a un lado de Gabriel fue Marta. Cuando Lupita terminó de cenar, llegó mi mamá. Le dije que necesitaba hablar con ella, así que mandó a Lupita a la segunda planta y le advirtió que no bajara hasta que ella le hablara, sino le iba a dar con la chancla. Le platiqué a mi mamá todo lo que pasó con Marta, sobre el seguro, sobre el taxista, sobre la secretaria, los enfermeros, el vigilante, la señora que me pateó, el señor de la fruta que nos regaló dinero, la muerte de Gabriel. Me desahogué con ella, lloré todo lo que no había llorado, más por rabia que tristeza, por coraje. Le decía “¿Por qué, mamá, por qué?”, pero ella sólo me abrazaba y me pedía no hiciera tanto ruido para no asustar a Lupita. Esa noche le pedí dormir con ella y me quedé dormida entre sus brazos. Tenía miedo, miedo del miedo, miedo de la indiferencia de la gente. No me enteré a qué hora llegó papá, sólo agradecí que fuera sábado. Hoy no hay escuela, no obligaciones, hoy se puede descansar. Eso pensé cuando llegó Lupita saltándome en la cama, pidiendo que le hiciera de desayunar, que mamá se había ido desde hace rato y no quiso despertarme, pero como ella ya tenía hambre pues no se pudo aguantar más y decidió hablarme. Accedí a su hambre y le preparé hot cakes. Al parecer mamá quiso “chiflarnos” y compró harina preparada para que desayunáramos bien. Papá no alcanzó a desayunar, así que entre Lupita y yo nos comimos seis hot cakes. Veíamos Sabadazo cuando Javier tocó el portón. Yo andaba en pijama, así que le pedí a Lupita que lo entretuviera un poco mientras me cambiaba. Me puse una faldita y una blusa de tirantes, me solté el cabello y me pinte los labios. Cuando salí, Lupita no paraba de presumirle que se había comido tres hot cakes grandotes, que les había puesto mermelada, que esa cosa sabía muy rica y estaba pensando en pedirle a mamá que en vez de pastel le comprara frascos y frascos de mermelada para su cumpleaños. Noté que a Javier le pasaba algo porque sonreía pero no reía, y él siempre soltaba una carcajada al escuchar las locuras de la Lupita. Cuando me vio ni siquiera notó mi faldita o mi blusa. Me pidió que saliéramos, que tenía que hablar conmigo. Comenzó a sudar de forma exagerada, las manos le temblaban y quería llorar. Lo abracé y le pedí que me contara que le pasaba, quería saber si podía
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historias ayudarle en algo. La voz se le quebró al empezar a hablar y lloró cuando terminó de explicarme. Me dijo que tenía que huir de la colonia porque los malitos lo obligaron a vender droga y hoy tenía que decir que sí o lo iban a matar. Que la bala pérdida que hirió a Gabriel era de una cuerno de chivo que traían Los Pelones, que esos la están haciendo de halcones y a los otros chavos los están obligando a vender, que precisamente ayer se les escapó Martín, el que es monaguillo en misa de seis, que buscan a chavos que no tengan antecedentes y se vean ñoños para que los militares no sospechen de ellos, que como la bala le dio a Gabriel y no a Martín, Los Pelones salieron huyendo y por eso Martín se les escapó, pero que él ya no podía hacer lo mismo porque los jefes se enojaron y mataron a uno de Los Pelones para que aprendieran a cumplir órdenes, que no sabía qué hacer y que tenía mucho miedo. Me quedé callada un rato porque no sabía qué contestarle o cómo ayudarle. Igual que él, yo tenía mucho miedo; nada más pensar que le pasara algo me llenaba los ojos de lágrimas, y no quería volver a chillar porque estaba cansada. Reuní fuerzas de no sé dónde y lo primero que le dije fue que lo quería mucho, que daría todo lo que estuviera en mí para poder ayudarle. Pero no tenía dinero, o pistolas, o personas importantes que nos ayudaran, no tenía nada, entonces lo único de valor que tenía era mi cuerpo. Javier volvió a llorar y me abrazó, dijo que estaba peor que una niña porque yo tenía más valor que él, que se había enterado por las vecinas de todo lo que hice junto con Marta en el hospital, que me agradecía al menos haberlo escuchado. Apenas iba a abrazarlo cuando llegó mi mamá y lo solté despistadamente. Ella pidió la salida temprano en el trabajo porque después de platicarle lo de Gabriel quería estar con Lupita. Así que aproveché que ella estaría en casa para bajar con Javier e ir a visitar a Marta. Todo el camino la pasamos bromeando, recordando cuando él iba a la casa y jugaba con Josué, hasta cuando le tejí una pulsera con estambre y aquella vez que en un chismógrafo había escrito que me gustaba. —Oye Laura, ¿y todavía te gusto? —No seas bobo, Javier, ¡cómo va a ser! Eso lo escribí cuando estábamos chiquitos, ya pasó mucho de eso, ni quién se acuerde. —Pues yo me acuerdo… ¿tú ya no te acuerdas? Cuando Javier me dijo eso me puse colorada de la cara, él se empezó a reír y me dijo “¿No que no te acordabas?”. Soltó una de esas carcajadas como cuando se ríe de Lupita, entonces yo me molesté porque me sentí más niña que ella, como si él no diera importancia a lo que sentía. Como retándolo y regresándole la burla le volteé la cara y lo bese en la boca. En un inicio quiso despegarse de mí, pero como yo soy muy lista le mordí los labios y me aferré a él para que no me soltara… Me arrepiento mucho de haber hecho eso. La banda de Los Pelones ya lo esperaban, y ellos vieron cuando nos estábamos besando. Cuando abrí de nuevo los ojos y me aparté de él para
Yo no entiendo por qué mi papá ama tanto a esta colonia. A mí no me inspira nada, me da asco. Cuando se lo digo sólo se ríe y sale con sus comentarios machistas que prefiero ignorar: “Ay, pero si la mujercita apenas está en tercero de secundaria y ya cree saberlo todo. Vete a hacer tortillas con tu mamá, mijita, y pásame otras cheves, pa’ platicar con el compadre”. A pesar de todo admiro mucho a mi papá. Es un buen hombre, o al menos trata de serlo; se roba la luz con unos diablitos sólo cuando Lupita se nos enferma y tenemos que decidir si pagar la luz o llevarla con el doctor. Se emborracha porque el pobrecito no termina de sacar para los recibos, sólo por eso le perdono que a veces sea a como es; es mi papá y tengo que ayudarlo.
burlarme, Los Pelones ya nos tenían rodeados. Detrás de mí, un chavo me amenazaba con una navaja y otro de ellos amenazaba a Javier con una cuerno de chivo. Se burlaron de él, le dijeron “Ah, ¿conque fajando en plena calle con tu morrita? Te va a pegar tu mami”. Luego otro dijo “No güey, déjalo, el pendejo ya sabe que tiene que jalar, si no va a ver cuello”. Javier intentó zafarse, pero ellos no lo dejaron. También les gritó de cosas, nunca lo había escuchado hablar así; me asusté, tenía mucho miedo. El chavo que me tenía amenazada con la navaja empezó a tocar mis piernas. Yo grité, pero él me rodeo y me tapo la boca con sus manos. Javier quiso defenderme, pero le dieron un cachazo y se desmayó. Los Pelones se enojaron porque pensaron que ya lo habían matado, entonces lo subieron a una camioneta Lobo doble cabina color negro, en los asientos de adelante, y a mí me subieron en los asientos de atrás. —¿Para qué queremos a esta puta? Mejor métele un susto y la tiramos por ahí. —¿Estás pendejo o qué? Ya nos vio la cara. Aparte, si la dejamos libre al rato va a ir con los militares y les va a peinar, entonces si nos va a cargar la chingada a todos. ¿Quieres eso o qué? No seas güey. —¡No mames, no! ¿Entonces qué? ¿Se la vamos a llevar al jefe? —Pues sí güey, estoy seguro que él sabrá qué uso darle. Los cinco se empezaron a reír y el que me tenía agarrada no soltaba mi boca y acariciaba mis nalgas. Cuando sentí que quería bajarme los calzones le mordí la mano y me soltó. Le pegue en donde pude, le pique los ojos y le di con mi codo en su entrepierna; él lloraba como una niña, se retorcía del dolor. Como yo iba a un lado de la puerta la abrí sin importarme que la camioneta estuviera en marcha. Los gritos y el forcejeo hicieron que el chavo que iba manejando estuviera a punto de perder el control del volante. Javier volvió en sí y trató de ayudarme dando manotazos a los tres que iban en la segunda cabina, pero eso sólo logró que le dispararan. Yo me asusté, y cuando iba a saltar, uno de Los Pelones me alcanzó a tomar de la pierna derecha; la mitad de mi cuerpo colgaba fuera de la camioneta. Íbamos por la avenida Revolución y sólo un niño y algunas personas que iban en el playa me vieron. El chavo de Los Pelones que conducía se dio cuenta y entró por una calle hacia la Indepe, pero en esa cuadra sólo hay casas viejas y algunas cantinas abandonadas. Se detuvieron frente a una casa que tenía propaganda electoral. Ahí me agarraron a puñetazos y me pusieron cinta en la boca, me amarraron con un mecate los pies y las manos. El chavo al que golpeé me dio una patada en mis partes. Me quedé llorando y dejé de moverme. Entre todos me subieron de nuevo a la camioneta, entonces bajaron el cuerpo de Javier, sacaron una pistola pequeña y le pusieron silenciador. Eso lo confirmé cuando le dieron el tiro de gracia y se escuchó como un estornudo. Uno de ellos decía que se lo llevaran, que allá el jefe le daría la sepultura que se merecía por cobarde, pero el cabecilla
de la banda no quiso, y para evitar que sospecharan de ellos, tomó la lona del partido político, desnudaron el cuerpo de Javier y en plena tarde lo colgaron en un puente por Chapultepec, con la lona a un lado de él. Subieron de nuevo a la camioneta y se iban riendo. Uno de ellos dijo “¡Ja!, los pinches reporteros se creen cada mamada. Que piensen que es un rollo político o que lo hicieron los del 132 jajaja”. Ahí perdí el conocimiento. Me dolía todo el cuerpo, el corazón, el alma. Desperté en un cuarto oscuro. Me habían soltado los pies pero seguía atada de las manos, en mi boca aún traía esa cinta que no me dejaba respirar bien. Pensé en Josué, en Lupita, en mamá, papá, Marta, en Javier. Pensé en toda mi familia, en mis amigos, en Dios. Imaginé que quizá así terminó Josué, y si era uno de esos cuerpos que estaba en la morgue, le pedí perdón en donde quiera que estuviera. Oré por él y por mí, oré por mi familia, por toda la gente como la señora que me pateó en la clínica; oré por ellos porque sus ojos no les han servido de nada. Lloré por mi colonia, por mi estado, por mi país. Lloré por mí. Me quedé dormida. Cuando desperté, el sol alumbraba por una pequeña ventanita del cuarto. Fue entonces cuando logré ver mi propia sangre. La falda y la blusa estaban manchadas, mis piernas tenían un horrible olor, me dolían mis partes. Los pechos estaban mordidos, notaba los dientes y hasta el olor de quién los mordió. Lo peor era no recordar quién lo hizo, o en qué momento o dónde estaba. Varios hombres entraron al cuarto, uno de ellos hablaba por radio. Escuché que una voz grave le dijo “Acábala, esa pollita no nos sirve de nada”. Me sacaron de ahí con los ojos vendados, muy apenas podía caminar. Tenía hambre, me dolía todo el cuerpo, me ardían la nariz y los ojos, tenía mucha sed. Me subieron a una camioneta. Era nueva porque olía a plástico, a pastilla de coco. Pusieron un CD de música: la Banda Jerez. Ellos no pararon de reír y de cantar. Casi se terminaba el disco cuando pararon la camioneta. Uno de ellos me bajo cargando, yo no opuse resistencia en todo el camino; ya no podía caminar. Me quitaron la venda, pero no la cinta de la boca. Uno de los hombres me besó en el cuello y dijo “Estabas muy linda, chamaca, lástima que todo eso será pal agua”. Cierro los ojos, le doy a mi cuerpo la oportunidad de ser ligero, convertirse en nada. Me han desatado las manos, abro mis palmas y acaricio el aire, siento cómo la brisa del mar juega con mis cabellos, respiro aire puro. ¡Respiro! Apenas siento la lágrima que corre por mi mejilla derecha. Escucho un sonido hueco y mi cuerpo cae al mar como si fuera la última hoja de otoño, tan ligera con la brisa, con el aire, con un par de lágrimas que no se sienten. Estoy tranquila, el alma duerme. *Cuento que obtuvo el primer lugar del Certamen de Literatura Joven Universitaria 2012 de la UANL
32 junio de 2014