Chalaco Lima, mayo de 1965. Autor: Germán Súnico Bazán.
El mar de mi Callao acunó al Huáscar, Tal vez con más amor que se da a un niño amor que saturó a la gente del puerto al recibir tu brisa, mar amigo; por eso el chalaco es hombre honesto alterne con quien lo haga, es muy sincero, es leal, íntegro fiel y caballero cual se llamó a Miguel de mares nuestros. Los rozamientos siempre los evita, mientras su dignidad no entre en el juego pero en caso contrario no se irrita y aún a su pesar acciona luego. Si en la riña que entró, las circunstancias, lo dan por ganador, no es humillante y si en caso contrario es perdedor nunca guarda rencor al contrincante. Con respeto de hogar hace deporte y la alegría de éste lleva a casa goza en la peña o da una serenata católico cumplido, actitud grata.
Podrá ser funcionario, ejecutivo empleado, músico obrero o profesor pero tiene vocación de pescador afectuoso muy simple, nunca altivo. Cocinero cabal, campeón del baile regionalista, leal, quiere a su Puerto conversador insigne sin alarde ocurrente genial y no superfluo. El vive superándose así mismo porque es como se defiende al Perú entero ese es su homenaje al marinero que defendió lo nuestro y vive un siglo. La sangre que circula por sus venas es la misma que tiñó las verdes aguas cuando sed de dominio amenazara pero con gran coraje lapidara con la misma que un Dos de Mayo grabó en el conocimiento universal que esas frases que dicen: ¡Somos libres! ¡No es sólo letra del Himno Nacional!