REVISTA DE CINE | FESTIVALES | LATINARAB4 | NOVIEMBRE | 2014
LatinArab4 30 de octubre al 10 de noviembre Buenos Aires Argentina 2014
PEZ DORADO Editor responsable Francisco Abelenda Directores Soledad Bianchi Germán González Sosa Secretaria de redacción Rosario Salinas Redactores Constanza Borge Silvia Italiano John Lake Jorge Montanari Rosario Salinas
ISSUU http://issuu.com/pez_dorado/docs Email redaccion.pezdorado@gmail.com
El pez dorado está de regreso, se escapó de la pecera y nuevamente va nadando entre aguas turbulentas. Muchos cambios en esta nueva etapa. En primer lugar cambian los capitanes de nuestra embarcación. Ingresa la dupla Soledad Bianchi y Germán González Sosa con el cargo de directores. Dos redactores que se han destacado desde la máquina de escribir, pero también desde sus ideas, su empuje y entusiasmo. Por eso acá están, manejando el timón de este nuevo Pequod que busca, no sólo a Moby Dick, sino también al elusivo pececito. Y para comenzar con los cambios, nada mejor que una novedad. A partir de ahora Pez dorado cubrirá los festivales de cine con ediciones ad hoc, con redactores especialmente enviados y con los textos publicados de manera casi inmediata. Para poder disfrutarlo mientras la alfombra roja todavía esté tendida. En este número especial, el primero de Pez dorado Festivales, nuestros enviados especiales, Silvia Italiano y Jorge Montanari, nos deslumbran con sus análisis de las películas del Festival LatinArab4, el Festival Latinoamericano de Cine Árabe, organizado por la organización Cine Fértil, que este año tiene como país invitado Marruecos y su extraordinaria cinematografía. Este formato nos permite reunir en un solo lugar las críticas, evitando que queden desperdigadas en diversos post, al mismo tiempo que brindar una cobertura del Festival en tiempo real, así que iremos actualizando el archivo en tanto se vayan incorporando nuevas críticas. El pez dorado sigue nadando y nosotros tras él.
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Francisco Abelenda
Contenido LatinArab4
5 LatinArab4 por Jorge Montanari 7
Rock the Casbah por Jorge Montanari
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Rock the Casbah por Silvia Italiano
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Equinoccio, el jardín de las rosas por Rosario Salinas
12 Infiltratrators por Jorge Montanari 14 Hasin, el niño iraquí por Jorge Montanari 15 Birds of September por Rosario Salinas 16 Birds of September por Silvia Italiano 18 El objeto de mi amor por Silvia Italiano 21 Return to Homs por Silvia Italiano 24 Adiós Carmen por Silvia Italiano 26 Adiós Carmen por Rosario Salinas
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27 Arij, Scent of Revolution por Silvia Italiano 30 Solei-man por Rosario Salinas 32 Traitors por Silvia Italiano 35 WWW What a Wonderful World por Jorge Montanari 36 Death for Sale por Rosario Salinas 38 Frontieras por Silvia Italiano 40 In the Sands of Babylon por Silvia Italiano 41 Bastardo por Jorge Montanari 43 Two at the border por Rosario Salinas 45 Bashar por Rosario Salinas 47 My love awaits me by the Sea por Constanza Borge 50 Palestina al Sur por Silvia Italiano 52 C’est euz les chiens por John Lake 54 Despedida por Jorge Montanari
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30 de octubre - 10 de noviembre Espacio INCAA KM 0 - Cine Gaumont Alianza Francesa Bajo Plaza CCGSM Sala 1
»Jorge Montanari«
LatinArab4
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omienza el LatinArab4, cuarto Festival de Cine Árabe en Argentina. Pez Dorado asistió a la conferencia de prensa inaugural que brindó la gente de Cine Fértil para presentar la nueva edición de este festival que, año tras año, viene creciendo y afincándose en la escena cultural porteña. Edgardo Bechara El Khoury, director del festival, presentó una vez más esta muestra cuya finalidad, en sus propias palabras, es la de conocer mejor a «esos otros que no son tan otros, sino nosotros en otro lugar». El país invitado en esta ocasión será Marruecos, por lo que, como una sección
dentro del festival que va del 30 de octubre al 12 de noviembre en varias sedes, la Alianza Francesa de Av. Córdoba albergará del 3 al 8 de noviembre la Semana del Cine Marroquí. Durante esta semana se incluirá una retrospectiva de Faouzi Bensaïdi, director y actor marroquí que cosechó varios premios incluso en Cannes y en Berlín desde su Mil meses de 2003. Luego de la muestra, durante varios meses el Festival que supo traernos joyas en ediciones anteriores como la libanesa OK, enough, goodbye o la tunecina Buried secrets, girará por los Espacios INCAA del país, tal como lo estuvo haciendo
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ya este año el Festival de Cine Turco. También está prevista una extensión de la muestra a otros países de la región, a la vez que debutará una sección dedicada al público infantil, en esta oportunidad compuesta de la muestra de cortos Made in Qatar, que se llevará por varias escuelas porteñas. Entre otras novedades, aprovechando los acuerdos institucionales sobre producción de cine entre Marruecos y la Argentina, se desarrollará durante el festival una colaboración abierta con el fin de co-producir un cortometraje que sería estrenado en la edición del 2015. Se mantienen las secciones competitivas de largos y cortos (con 9 largometrajes y 7 cortos producidos en el mundo árabe en competencia), y durante la sección Panorama, que incluye las miradas al mundo árabe hechas desde otras latitudes, se estrena La revolución del año, producción brasileña que ganó el año pasado el premio Work in progress del festival, con el que se financió su postproducción. La otra joya de la sección promete ser Hamdan, del argentino Martín
Solá, documental sobre un preso palestino. Entre las películas a destacar, de lo que se conoce hasta ahora de la programación del festival, está el documental libanés que marca el debut de Sarah Francis, Birds of September, y, como una muestra del cine mainstream árabe, algo que celebramos mucho que esté presente en este tipo de festivales que frecuentemente están demasiado sesgados por el cine de autor (perdiendo la oportunidad de que nos enteremos qué películas nacionales llenan los cines por allí), llega la taquillera Rock the Casbah, en la cual actúan nada menos que Omar Sharif, Hiam Abbass (la de Lemontree), Nadine Labaki (Caramel), Lubna Azabal (Paradise now), y la bellísima Morjana Alaoui. Vuelven directores abonados a este festival, como Hisham Lasri (con Son ellos los perros), o Mohamed Al Daradji, de quien vimos luego de la conferencia de prensa su nueva In the sands of Babylon, que no nos dejó mucho desde lo cinematográfico ni desde la mezcla de documental de denuncia combinado con ficción
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demasiad cruda, cliché, y una mirada quizás algo incompleta de la revolución fallida de Irak en 1991. Rescatando algo, nos quedamos con una sensación empática que refuerza las palabras del director del festival cuando dijo aquello de “nosotros en otro lugar”, al ver a la madre del detenido desaparecido pidiendo por su hijo con un pañuelo blanco en la cabeza. Esperamos encontrar muchos lazos de identificación más a lo largo de estas dos semanas que se vienen, tal como dijo el también presente Embajador del Reino de Marruecos, que señaló las influencias árabes en nuestra cultura latinoamericana, en Borges, y no dejó de hacer hincapié en la oportunidad de borrar prejuicios acerca del mundo árabe a través del cine, propiciando una llegada al público que no circunscriba la discusión a una élite particular.
»Jorge Montanari«
Rock The Casbah Director: Laïla Marrakchi Intérpretes: Morjana Alaoui Nadine Labaki Lubna Azabal Hiam Abbass Adel Bencherif Fatima Harrandi Omar Sharif País de origen: Marruecos | Francia Duración: 100’ Año: 2013
La casbah de los espíritus
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mar Sharif –ya octogenario– hace de Moulay Hassan, un pater familiae que acaba de morir pero aparece como testigo de sus propios funerales, en un acuerdo de complicidad con el espectador (y con un nieto que también puede o imagina verlo). Moulay Hassan podría ser también el Esteban Trueba que Isabel Allende pergeñó en La casa de los espíritus: poderoso, señor de su mansión, forjador de su imperio familiar y laboral, temido y alabado por todos, pero odiado sotto voce. En el funeral confluye toda su familia, y la historia se centra principalmente en sus mujeres: una
esposa, y dos hijas que viven allí más una tercera, actriz de Hollywood que acaba de llegar para la ocasión. Un pater familiae poderoso, señor de su mansión, forjador de su imperio familiar y laboral, temido y alabado por todos, pero odiado sotto voce. Las locales son mujeres descontentas con sus matrimonios, pero que jamás osarían cuestionarlos, porque su misión en la vida parece limitada a la defensa del estatus y del mandato social. Pero también habita la casa un ama de llaves que esconde algún misterio, y pron-
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to sabremos que todos allí guardan con celo más de lo que muestran, y que los secretos están listos para escapar de la caja de Pandora en la que descansan. El placer y el amor no se pueden poner en una balanza en la que el equilibrio lo aportan elementos
preceptos musulmanes que cosifican a la mujer situándola en desventaja permanente, y donde la mujer oprimida le teme al qué dirán? ¿es todo el reflejo de una cultura denigrante donde el temor a manchar las apariencias puede hacer ocultar el
del guión como cuando entrelazan varias charlas familiares donde lo gestual, lo que no se dice, o lo que se deja fluir con sutilezas, enriquece nuestra experiencia desde la butaca. Una fotografía de primer nivel y una técnica muy cuidada terminan de
como el poder, la ostentación, y sobre todo, el dictado no escrito de ser parte de una familia perfecta, para que el castillo de naipes se pegue con cemento de contacto y no haya golpe sobre la mesa ni pateadura de tablero que pueda con él.
peor de los secretos? No, definitivamente no. Todo lo que pasa, es lo mismo que puede pasar acá en Occidente. Historias que rondan, poco más cerca o lejos, los entornos de cualquier espectador que en cualquier cine esté mirando esta película. Una vez más, los otros son nosotros en otro lugar. Con buen ritmo, el film crece hacia el final, sobre todo gracias a las actuaciones de las grandes figuras árabes aquí reunidas, que no sorprenden tanto cuando encaran el costado melodramático
servir con delicadeza este buen plato de apertura.
El placer y el amor no se pueden poner en una balanza en la que el equilibrio lo aportan elementos como el poder y la ostentación. ¿Todo esto es inherente a una sociedad regida por
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»Silvia Italiano«
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ock the Casbah es la segunda entrega de Laïla Marrakchi. Su debut tuvo lugar nueve años atrás con una película sobre un amor prohibido entre una musulmana y un judío, que fue seleccionada en el festival de Cannes y provocó un estallido de críticas en su país para luego convertirse en el mayor éxito de taquilla del 2006. La directora marroquí de 37 años, que parece haber adoptado el rock como símbolo de Occidente y modernización (su primera película se llamaba Marock, deformación del nombre del país en francés: Maroc), vuelve ahora con una saga familiar que se desarrolla en el curso de los tres días de la
«Nosotros en otra parte» gnaza, ceremonia funeral musulmana. En este caso se trata de una gnaza VIP, pues el muerto es Moulay Hassan (Omar Sharif), un acaudalado magnate, que deja en herencia cuantiosos millones, una mansión en las afueras de Tánger, una colección de coches cuya pieza más banal es un jaguar y, por supuesto, un variado florilegio de resentimientos, frustraciones, amores, odios, reproches y engaños. Como cabe esperar, la caja de Pandora cuya tapa mantenía cerrada con su autoridad patriarcal se destapa apenas desaparece y los demonios alzan vuelo. Sus cuatro hijas –una maestra con los infaltables anteojos propios del rol,
que siempre fue la nena de papá y buscó su aprobación, el ama de casa bella y aburrida que trata de matar el tedio y dar un sentido a su vida con un sin fin de cirugías estéticas, la rebelde que se fue a los Estados Unidos y se convirtió en actriz cuyos papeles de terrorista de Al Qaeda le han dado fama, y la trágicamente ausente para siempre– constituyen, junto con la madre amante incondicional, desdichada y tenaz, y la criada que ha compartido íntimamente la vida familiar y ha jugado un papel decisivo en sus avatares, las protagonistas de esta dramedia a través de la cual Marrakchi se propone una denuncia de la situación opresiva de
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su sexo en el mundo árabe, sin lograr realmente su objetivo. Los personajes demasiado estereotipados, la continua sensación de déjà vu a medida que se desenvuelve la trama y la extraordinaria opulencia de la familia cuyos miembros
haber nacido en una sociedad tradicional, machista y represiva. La película no está pues a la altura de sus ambiciones, esencialmente porque si sacamos las djellabas y el cuscús poco nos queda de árabe, resultando así una perfecta ilustración
sentimos calor en verano y frío en invierno, sangramos cuando nos pinchan, reímos cuando nos hacen cosquillas, y morimos si nos envenenan… Sí, somos iguales… Pero no completamente. Las diferencias existen, y solo conociéndolas podremos algún día
hablan perfecto francés y no padecen ninguna de las privaciones propias de la mayoría en los países del norte de África,
de las palabras del embajador de Marruecos en la ceremonia de apertura del festival: «esos otros […] no son tan otros, sino nosotros en otro lugar». Y sí, es cierto, todos los humanos compartimos las características esenciales de nuestra especie. No cabe duda de que, como dice Shylock, el mercader de Venecia, en su famoso monólogo en defensa de la igualdad de los judíos, todos tenemos manos, órganos, afectos, pasiones, alegrías, dolores, nos alimentamos de comida, sufrimos enfermedades,
llegar a respetar las que enriquecen, convirtiendo el choque de civilizaciones en una alianza de civilizaciones, y eliminar las que oprimen, poniendo fin a la sumisión de la mujer, el racismo, la discriminación, la xenofobia. Ojalá que las demás películas del festival hagan un aporte en ese sentido. Señalemos, sin embargo, algunos innegables méritos de Rock the Casbah, empezando por su reparto, que sí es ampliamente representativo del mundo árabe: Morjana Alaoui (marroquí y prima de la
Marrakchi se propone una denuncia de la situación opresiva de su sexo en el mundo árabe, sin lograr realmente su objetivo. hacen que los problemas planteados en la pantalla parezcan más bien personales y psicológicos, el posible resultado de la vida en familia en cualquier parte del mundo, que la consecuencia de
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directora), Hiam Abbass (israelí de origen palestino), Lubna Azabal (belga de origen marroquí), Nadine Labaki (libanesa), Adel Bencherif (francés de origen tunesino) y Omar Sharif (egipcio). La fotografía de Pierric Gantelmi d’Ille (Mesrine parte I, Instinto de Muerte – Mesrine parte II, Enemigo Público Nº 1) es magnífica desde la primera toma de la higuera iluminada por la luz del trópico y valoriza en todo momento el impecable diseño de producción de Benoît Barouh (Madame Bovary, Renoir). Por último, la narración tiene un buen ritmo, con pinceladas de humor y puntuada de notas surrealistas de una poesía simple pero eficaz a cargo de Omar Shariff, que hace, como bien se nos aclara, «una actuación excepcional».
Equinoccio, el jardín de las rosas Director: Pablo César Intérpretes: Mohamed Gouider Saída Nasri Ahmed Hmaied País de origen: Argentina | Túnez Duración: 75’ Año: 1991
Ocus podas Por Rosario Salinas
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quinoccio, el jardín de las rosas (1991) de Pablo César –primera parte de su trilogía seguida de Unicornio, el jardín de las frutas (1996) y Afrodita, el jardín de los perfumes (1998)– transcurre a lo largo de cinco «estaciones»: El canto del ángel, El sueño de Ahmed y Saída, La flauta, El tiempo detenido y Apocalipsis. El jardín de las rosas es un lugar que no necesita de palabras pero sí de sensaciones y sentimientos. Detrás de esas playas y esos edificios casi desiertos se esconden los deseos, el amor, el robo, el asesinato, la muerte, la fantasía. La noción del tiempo atraviesa la película de la mano de un ángel-demonio que cuando aparece nos anuncia que ahí está el futuro y que por lo tanto el tiempo
se detiene. Pero, como bien nos decía Eliot, ese momento en el jardín de las rosas solo puede ser recordado en el tiempo y como parece decirnos Pablo César detener el Futuro tal vez no sea detener la muerte sino avanzar hacia ella. «Apocalipsis» es mi estación preferida, aunque tal vez lo sea porque yo también fui una niña que ambicionaba unos pies alados para alcanzar a mi padre muerto. Pablo César, el de los pies ligeros, revelándonos su secreto de los zapatos voladores nos muestra que desde el barro podemos impulsarnos hacia el cielo, mientras nos asegura que con un pétalo de rosa nos alcanzará, que la flor muere pronto pero que el jardín se mantiene vivo.
Festivales Festivales| |noviembre noviembre2014 2014Pez Pezdorado dorado1111
»Jorge Montanari«
Infiltrators Director: Khaled Jarrar País de origen: Palestina | Emiratos Arabes Unidos | Libano Duración: 70’ Año: 2012
Parados sobre la muralla que divide
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nfiltrators es un documental –literalmente– difícil de ver. Filmado en gran parte con celulares de la era pre-smartphone, nos somete a una tortura ocular durante decenas y decenas de segundos en uno y otro momento de la película, el celular enfoca el piso mientras su dueño corre ocultándose en la oscuridad de la noche, o trata de enfocar algo sin lograrlo (y sin hacer pasar la toma a mejor vida en la moviola). Pero no sólo la calidad de filmación es mala, sino también lo que se intenta mostrar es confuso. Quedan bastantes zonas nebulosas que no se pueden reconstruir a partir de lo que el director
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decidió mostrarnos. Como probablemente sepan, el Estado de Israel construyó un muro –similar al Muro de Berlín– en sus fronteras con Palestina, en una decisión globalmente muy criticada. Infiltrators nos muestra a un grupo de personas que se encargan de facilitar el paso furtivo al otro lado del muro, necesidad de muchos palestinos que precisan hacer el mango con alguna changa del lado israelí, ya sabiendo que por los lugares permitidos, los controles son tan severos, burocráticos, ilógicos e impredecibles, que en la práctica hacen que el muro siga existiendo hasta donde hay puertas. Esta gente, entonces,
proporciona escaleras y sogas para trepar y pasar al otro lado, pero también proporciona tipos haciendo de campana del lado israelí para garantizar que no haya patrullas cerca (no podemos decir que no haya moros en la costa, porque en este caso los
se pasan fotos de un nuevo integrante de la familia para que su abuela pueda verlo, mientras todo intento de abrazo se ve reducido al contacto entre yemas de los dedos, que se hacen las caricias mutuas más desoladoras de la Tierra. No falta en el muro
ducciones extranjeras, por sobre este acercamiento al dogma, independiente, y filmado desde adentro y por los de adentro. Y si vamos más específicamente al género «documental sobre las dificultades de cruzar del lado palestino al israelí»,
moros son los vigilados en lugar de los vigilantes del dicho). En otros casos, se aprovechan túneles de desagüe que pasan bajo el muro para lograr cruzar la frontera. Así vemos cómo una veintena de personas, incluyendo ancianas, niños, y hasta un bebé en brazos de su padre recorren este túnel pisando el horrendo fango del fondo del desagüe, arrastrándose luego para trepar por un pasadizo mínimo al salir del otro lado. Conocemos también a familias divididas, que por debajo de una puerta
algún agujero secreto por el que se contrabandean mercancías tan absurdas como simples panes artesanales. Tampoco faltará la filmación de alguna misión fallida, en la que un aviso en el momento justo permite huir en otra dirección, ni otra en la que alguno de los que quería cruzar termina en manos del ejército israelí. Preferimos otros documentales sobre el sufrimiento palestino, como los increibles Still alive in Gaza, o To shoot an elephant, pese a ser pro-
nos quedaremos siempre con la joya Checkpoint, de Yoav Shamir, un israelí totalmente crítico de la política del Estado de Israel y que realizó además una obra maestra como Defamation. Infiltrators nos deja con la sensación de ser un collage mal armado de documentos valiosos, en el que además falta que las cosas estén contadas de un modo un poco más claro o cohesivo. Sin embargo, queda expuesto otro ángulo de vista sobre la lucha diaria del pueblo palestino.
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»Jorge Montanari«
Hasin, el niño iraquí Director: Andrés Aros González País de origen: Chile Duración: 50’ Año: 2010
Cuando pa Chile me voy
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l documental de Andrés Aros González se proyectó en yunta con otra producción chilena (Palestina al sur), integrantes ambas de la sección Panorama del LatinArab4. Hasin es un púber que vive junto con casi toda su familia en Chile –«casi toda» porque un divorcio ha dejado la casa sin padre– luego de emigrar desde Bagdad en el peor momento de la segunda crisis del Golfo Pérsico. Completan la familia una hermana que sufre una gran discapacidad motriz pero que tiene plena lucidez, otros dos hermanos – uno mayor que Hasin– y su madre. A través de los cincuenta minutos de metraje vemos cómo se han integrado al día a día chileno
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(por cierto, no es menor el dato, para entender ambos documentales, que Chile alberga desde la primera oleada migratoria del siglo XX a una diáspora palestina gigante, que entre otras cosas es responsable de que el club Palestino dispute el campeonato de primera división de fútbol chileno). Vemos entonces a estos iraquíes hablando de su escape de la guerra, en un castellano bastante bueno. El hermano de Hasin relata cuánto extraña las calles de su Bagdad natal, según él unas tres veces más grande que Santiago. Todos anhelan volver algún día, aunque más no sea para visitar a algunos familiares a los que dejaron atrás, pero idealmente para que se
reencuentren sus cuerpos con los pedazos de alma que cada uno no pudo traerse del país por el que sienten una mezcla de melancolía y enamoramiento. Pero, por supuesto, saben que se fueron porque sus vidas corrían peligro, y que la violencia todavía no ha cesado en Irak. Y entonces, mientras tanto, esperan noticias que creían que llegarían mucho antes, pero, a diferencia de un Aureliano Buendía –dejando venirse todo abajo mientras aguarda a que alguien le escriba– Hasin y los suyos se han sabido mover para ser cada día un poco menos extranjeros en este país tan diferente en el que han decidido continuar su historia de vida. Hasin descubre que le gusta correr, y se suma a un equipo de atletismo. Su entrenador nos cuenta que la genética no lo hizo veloz, pero que la seriedad y el empeño que Hasín pone apasionadamente en su tarea son un seguro de éxito. Así, empieza a entrenarlo en carreras de resistencia, hasta que al final asistimos a la gran prueba en la que Hasin compite regionalmente para clasificar a los Juegos del Bicentenario (de la independencia chile-
Sobre The birds of September una búsqueda de la esencia Por Rosario Salinas
na). La carrera otorga dos plazas para la competencia soñada. Hasin llega en un honroso tercer lugar, afuera solamente por unas centésimas, por una cabeza, si corrieran encima de caballos... Y así nos vamos de su vida, viendo cómo se puede ganar y perder al mismo tiempo, del mismo modo que el migrante, que sigue adelante pero deja algo atrás.
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ovimiento en eterno movimiento, la ciudad como un espacio de sentido en unión con sus habitantes. Dentro de ella un móvil con una cabina que es una burbuja de cristal deambula por una Beirut de posguerra para capturar un instante de ese movimiento, para traerlo a la luz buscando «las palabras que expresen todas las palabras, los verbos que contengan todas las acciones», esa burbuja como una lupa gigante nos expone un rostro, unos movimientos, unos gestos, una postura, fragmentos de vida, palabras que resuenan en nuestra mente. Pero mientras esto sucede la ciudad no está ausente, pasa a un segundo plano, se hace más difusa, su cadencia se atempera, sus luces se hacen más nebulosas, sus ruidos se convierten en ecos más lejanos. Planos secuencia, un viaje ininterrumpido a través de la ciudad y sus laberintos, sus luces, su gente, el pavimento mojado, la maraña de cables en el cielo. Nuestro ojo se hace cómplice de la cámara y después de escuchar los testimonios de esos habitantes sigue explorando sin descanso las calles en busca de otro punto luminoso para atraparlo, para encerrarlo en la burbuja y escuchar su testimonio.
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»Silvia Italiano«
Birds of September Director: Sarah Francis País de origen: Líbano | Qatar Duración: 99’ Año: 2013
La ciudad y los pájaros
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l título del documental de Sarah Francis hace pensar en las aves que al comienzo del otoño –en el hemisferio norte– migran en busca de tierras más cálidas. De hecho, es también el título de una novela de Emily Nasrallah que cuenta la dolorosa separación de las familias de un pueblo del sur del Líbano cuando algunos de sus miembros se ven obligados a emigrar a otros países. Sarah Francis no puede ignorar la existencia de esa novela que ha ganado varios premios y es un best seller con doce ediciones en su haber. Sin embargo, los personajes de su película son sedentarios, habitantes de Beirut que no parecen tener la intención de le-
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vantar vuelo. ¿Por qué ese título? Tal vez haga alusión al hecho de que las personas que invita a subir a su “jaula de cristal”, pasan allí apenas un momento y tras aligerar lastre hablando de sus miedos, angustias, ilusiones y sinsabores parten para perderse de nuevo en el caos de la urbe. Siempre dentro de la camioneta acristalada, la cámara recorre la ciudad, el paseo marítimo, las calles, acaricia paredes desconchadas, se vuelve más lenta delante de la fachada de un negocio, nos muestra persianas bajas, ventanas enrejadas, carteles rotos, los coches, las motos, sorprende a los transeúntes en gestos cotidianos, de día y de noche, bajo el sol que encandila y bajo la lluvia que
transforma el pavimento en espejo. Vemos una ciudad que parece al mismo tiempo agonizante y llena de vida, cada vez durante algunos minutos tan solo, hasta que hace su aparición un nuevo personaje en el interior de la camioneta y la cámara se centra en él.
telón de fondo, están en silencio, o hablan pero nosotros vemos solo el movimiento de los labios, no escuchamos lo que dicen, sonríen o permanecen serias, tienen una mirada a veces triste a veces alegre, están quietas, se mueven, gesticulan, fuman, encien-
dad, las bocinas, los autos, el tráfico, la banda sonora tampoco se corresponde con la escena callejera que tenemos delante de los ojos. Este recurso, junto con los súbitos silencios o la irrupción de una música electrónica que sin llegar a cobrar protagonismo im-
Son diez las personas que Francis dice haber conocido accidentalmente e invitado a hacer algo muy parecido a un ejercicio del método del Actor’s Studio denominado “private moment” que consiste en evocar sensaciones o vivencias propias delante de los demás como si uno estuviera solo. Estas confidencias de desconocidos elegidos al azar han sido grabadas fuera de cámara. Las personas instaladas delante de nosotros, que vemos “flotando” en esa burbuja de vidrio que las trasporta por la ciudad convertida ahora en mero
den velas, abren una carta, mientras su voz en off dice lo que temen o no temen, lo que aman o detestan, lo que esperan de la vida, lo que las hace sufrir o lo que les ha dado alegrías. Cuerpo por un lado, voz por el otro, la persona aparece disociada, pero las palabras, las expresiones, los gestos, nos llegan de una manera directa, íntima, verdadera. Cada relato está cargado de una emoción sincera que se transmite intacta. La “desincronización” entre lo que se ve y lo que se escucha es permanente en toda la película. Cuando oímos los ruidos de la ciu-
pone su peculiar cadencia, crean una sensación de distanciamiento que contrabalancea la intimidad de los relatos. Una narrativa sólida y poética, un excelente trabajo de cámara que aprovecha todas las oportunidades que brinda la ciudad (desde el pavimento mojado y los reflejos en las vidrieras hasta los focos de los vehículos) para crear una imagen rica y polisémica, un elaboradísimo diseño de sonido y una música notablemente expresiva y sugestiva hacen de Birds of September un documental original y de alta calidad.
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»Silvia Italiano«
El objeto de mi amor Director: Eloísa Tarruella Andrés Martínez Cantó País de origen: Argentina Duración: 85’ Año: 2014
Amores que matan
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a codirectora, Eloísa Tarruella, confiesa al comienzo de la película haberla hecho para responder a la pregunta que viene persiguiéndola desde hace años: «¿qué es el amor?». Menuda empresa, que comparte, entre otros, con Platón, Stendhal y Fromm, y de la que, por cierto, no sale tan airosa como sus célebres antecesores. La película se centra en las historias de tres parejas de felices enamorados que intentan algunas respuestas: el amor es un salto al vacío, el amor es trabajo, el amor es vida porque sin él no se puede vivir… Hasta ahí, el amor. El resto es una indagación sobre la forma en que se
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dan los encuentros, se constituyen las parejas y se lleva adelante la convivencia. La primera pareja está integrada por Ariadna y Georges, un libanés cristiano ex miembro de la policía que vino por amor a la Argentina, donde se siente como en casa. Se conocieron por Internet y terminaron juntos desafiando la distancia, crisis políticas y diferencias culturales. Silvina y Andrea, dos mujeres lésbicas y activistas que lucharon para conseguir la aprobación de la ley que les permitiera oficializar su vínculo, están ahora casadas y son madres de trillizos. Laura y Juan, jóvenes trotamundos unidos gracias a un
libro de viajes publicado por él (Vagabundeo por el eje del mal), recorren el planeta a dedo con sus respectivas mochilas al hombro. Cada historia tiene peculiaridades simpáticas y anécdotas interesantes. Nos enteramos, por ejemplo, de que en
no se atrevían a pedir una cama matrimonial y si juntaban las dos de una plaza, a la mañana siguiente la mucama volvía a separarlas. Laura, que alternaba su vida de oficinista con viajes exóticos, leyó en el libro de Juan un párrafo, escrito después
reflexión memorable por lo interesante, poética o profunda, los relatos nos atrapan por su espontaneidad y sinceridad y porque todos los entrevistados parecen creer honestamente en el amor que los une, libres del cinismo característico de
el Líbano renunciar a las fuerzas del orden es delito y que para dejar la policía y venir a reunirse con Ariadna, Georges ha tenido que cumplir una pena de prisión que inicialmente era de dos años, pero se conmutó a un mes. Silvina y Andrea, que se conocieron veinte años atrás, cuando la homosexualidad no era lo que es, viajaban interminablemente en colectivo por la capital y el Gran Buenos Aires para poder pasar largos momentos juntas sin suscitar el escándalo. Cuando se iban de viaje
de la obligada ruptura de una breve relación amorosa para continuar viaje, en el cuál él se preguntaba si estaría condenado a una vida de amores efímeros o si alguna vez conocería al alma gemela con quien compartir su pasión por el nomadismo. Después de algunas vacilaciones, Laura le escribe una carta en la que, si bien no se anuncia como la ansiada alma gemela, manifiesta su empatía y suscita el encuentro. Aunque nada de lo que se dice es extraordinario, aunque no hay ninguna
nuestra época. Su frescura y entusiasmo terminan convenciéndonos de que se puede apostar por el amor y salir ganando. Y la nave habría llegado a buen puerto si estas seis personas hubieran sido los únicos personajes de la película y ésta un verdadero documental. Por desgracia, la decisión de los directores de hacer un docuficción produce el naufragio. Entre los relatos de los entrevistados se intercalan escenas de ficción protagonizadas por Eloísa Tarruella. La vemos en-
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carnando a una lánguida heroína romántica que con un reloj de arena en la mano contempla un teléfono rojo anterior a la época del inalámbrico por el que le llegará la dulce voz del amado. En otras escenas la vemos paseando frente al balcón de Julieta en Verona, deambulando por las calles de París tras los pasos de los personajes de Rayuela, cruzando el Pont des Arts donde los enamorados, después de hacer un juramento de amor eterno prenden un candado en el parapeto. La vemos dejando ella misma un candado con la inscripción «La Maga y Oliveira» sobre la tumba de Cortázar en el cementerio de Montparnasse (no lo deja, en realidad, porque al final el candado luce muy orondo en un estante de su biblioteca)… Aparece leyendo pasajes de Rayuela y cartas de Heloísa a Abelardo, visitando la tumba de estos dos amantes desdichados en el cementerio del Père Lachaise… Su solemnidad y anacronismo contrastan con la naturalidad y actualidad de las parejas entrevistadas. En cada caso se trata de pasajes cursis,
ingenuos, torpes, que llegan al súmmun cuando la vemos circular por las calles de París moviendo los labios en sincronía con el playback del leit motiv musical de la película, como si se tratara del clip de una cantante pop. El resultado es una película fallida… tal vez, por la falta de autocrítica..
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PEZ DORADO Pez dorado es una revista con grandes pretensiones, queremos descifrar ese gran enigma que es el Cine y mostrar nuestro amor por él con ese objetivo escribimos manifiestos, nos agazapamos en las sombras dispuestos a saltar sobre el lector para que comparta con nosotros nuestras esperanzas, nuestras pesadillas y nuestros deseos.
»Silvia Italiano«
Return To Homs Director: Talal Derki País de origen: Siria | Alemania Duración: 87’ Año: 2013
El camino sin retorno de Abdul Basset al-Sarout
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l documental escrito y dirigido por Talal Derki –galardonado en el Sundance Film Festival y el San Francisco International Film Festival– comienza a principios de 2011, cuando la primavera árabe llega a Siria provocando en todo el país masivas manifestaciones pacíficas para pedir el fin del gobierno dictatorial de Bashar al-Assad. En las escenas iniciales, Homs aparece como una ciudad próspera en la cual sus habitantes, mujeres y niños incluidos, se reúnen festivamente para cantar al son de tambores canciones de protesta. El sueño de que el cambio es posible sin violencia acaba pronto. La brutal represión del régimen, que causa miles de
muertos, torturados y desaparecidos, desencadena una guerra civil, y en poco tiempo Homs se convierte en una ciudad fantasma, en ruinas, devastada por los bombardeos, escenario de una cruenta guerra civil. Derki sigue durante dos años a Abdul Basset al-Sarout, arquero del equipo de fútbol nacional de diecinueve años, que desde el comienzo se convierte en el líder del alzamiento. Con evidente capacidad de convocatoria, sin duda por su popularidad como jugador de fútbol, pero también por su inherente calidad de caudillo y su innegable carisma, Basset, a quien vemos por primera vez micrófono en mano cantando en medio de la multitud aglomerada
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en una plaza, opta por la violencia después de que sus cuatro hermanos, su tío y varios amigos son asesinados por el ejército, y se convierte delante de nuestros ojos en un aguerrido combatiente por la causa. Aunque la película está formada por episodios aislados
en la mano– y a pesar de las evidentes dificultades logísticas de filmar en esas condiciones, consigue escenas inolvidables de gran intensidad dramática. Un tanque explota y se convierte en una bola de fuego en medio de la calle, un niño muerto con la cabeza ensangrenta-
vez fueron casas de familias, llegan a la habitación donde Basset ha pasado la noche. Otra escena que se graba en la memoria está filmada en el pasillo de una casa semidestruida. Basset aparece sentado en el suelo con la espalda contra una pared perforada por
que constituyen piezas de un rompecabezas difícil de armar si no se conoce bien el contexto, nos enteramos de que muchos soldados integrantes del ejército regular enviado a reprimir el levantamiento desertaron y se pasaron a las filas de los rebeldes, aportándoles así las primeras armas… De donde vienen las demás armas, cada vez más sofisticadas, no se nos dice nunca. Derki logra un testimonio auténtico y visceral sin regodearse en la violencia –de hecho vemos a Basset casi con más frecuencia cantando que con un arma
da yace en el suelo en medio de sus desconsolados familiares, una muñeca rota corona una pila de escombros, un combatiente corre a refugiarse y es alcanzado por un proyectil que lo hace volar por los aires. En otra escena memorable, la cámara sigue durante varios minutos a un grupo de hombres que para evitar las calles plagadas de francotiradores avanzan por el interior de los edificios, pasan de uno al siguiente por brechas abiertas en las paredes, y circulando entre escombros y los restos desquiciados de lo que alguna
un obús y los pies contra la pared opuesta. Un rayo de sol penetra por el orificio e ilumina el polvo y la tierra que levantan los bombardeos aportando una atmósfera onírica a la escena de encierro claustrofóbico. Basset pasea la mirada entre la cámara y el fusil, sus ojos expresan un profundo desaliento, y al cabo de unos instantes confiesa no poder más, sentirse vencido y desanimado. El pesimismo, sin embargo, dura poco y la lucha continua cada vez con más vehemencia y convicción, a pesar de que otro de sus
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amigos, Ossama al Homsi, activista, fotógrafo y periodista que lo acompaña desde el comienzo, resulta primero herido y luego es apresado y desaparece para siempre. El propio Basset es herido en el pie por esquirlas que le desgarran los tendones. En la camilla improvisada, después de una intervención y una sutura, probablemente sin anestesia, rompe en llanto y en una especie de trance inducido sin duda por el intenso dolor y la desesperación, implora a sus compañeros que hagan lo necesario para que la sangre de los mártires no se derrame en vano y expresa su propio deseo de martirio. El sitio de Homs duró tres años, desde mayo de 2011 hasta mayo de 2014. En 2013, cuando la película termina, Basset y sus hombres creen aún en las posibilidades de ganar la batalla. Sin embargo, tras una serie de vicisitudes durante las cuales el equilibrio de fuerzas oscila entre el ejército y los rebeldes, estos se ven obligados a firmar un acuerdo con el gobierno y evacuan la ciudad, dejándola en manos del régimen. Inmediatamente después, en un video divulgado por internet, el joven que co-
nocimos como adalid de la democracia, transmitió al mundo su intención de luchar hasta el martirio por el establecimiento de un estado islámico, como el Frente Al-Nusra e ISIS. Duro camino sin retorno de activista pacífico a combatiente armado por la libertad a extremista islámico, nos invita a la reflexión.
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»Silvia Italiano«
Adiós Carmen Director: Mohamed Amin Benamraoui Intérpretes: Amanallah Benjilali Paulina Galvez Said Marssi Juan Estelrich País de origen: Bélgica | Emiratos Árabes Unidos Duración: 103’ Año: 2013
Momentos (agridulces) de una infancia
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a semana de cine marroquí en la Alianza Francesa se inauguró con Adiós Carmen, primer largometraje de Mohamed Amin Banamraoui, marroquí instalado en Bélgica desde mediados de los 80, que fue premiado recientemente en el Festival Ecrans Noirs de Yaoundé (Camerún). La película transcurre en Nador, ciudad portuaria del norte de Marruecos, a finales de 1975: Franco agoniza y Hasam II pide a sus súbditos que inicien la Marcha Verde para ocupar el Sahara Occidental y poner fin al protectorado español. Este es el contexto físico e histórico en que se produce el encuentro de Amar, niño de diez años,
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tímido y vulnerable, y Carmen, refugiada española del franquismo que trabaja en la boletería del cine local, donde su hermano Juan hace las veces de proyeccionista. Amar ha perdido a su padre y vive con su tío y su madre, quien para eludir el triste destino de las viudas en una sociedad patriarcal y tradicionalista, se ve obligada a casarse de nuevo y partir a Bélgica por un tiempo, dejando a su hijo con su tío. Durante los meses de ausencia de la madre, Amar quedará librado al maltrato del tío alcohólico, que pasa los días en el bar y por la noche trae mujeres a la casa. Viendo su indefensión, los demás chicos de la calle lo convierten también en objeto
de sus provocaciones y agresiones. Por suerte está Carmen, hermosa, sonriente, sensual, el hada madrina protectora que viene a salvarlo de los ogros, tomándolo bajo su ala y llevándolo con ella diariamente al cine, donde Amar descubre las películas de
Parece regir siempre la ley del más fuerte. Los niños, que no van a la escuela y trabajan al servicio de un patrón explotador o vagabundean por las calles, desarrollan temprano esa forma de relación abusiva que los acompañará toda la vida.
cuenta de sus deficiencias. Unos cuantos autos viejos, los pantalones pata de elefante y la introducción de un hippie entre la población local no bastan para transportarnos cuarenta años en el tiempo. Amar, sus frecuentes aflicciones y sus esporádicas
bollywood y un mundo de fantasía que lo encanta y le hace olvidar por un momento sus cuitas. Uno de los méritos de esta película, en gran parte autobiográfica, a juzgar por la dedicatoria del director a Carmen y su madre, es mostrarnos la violencia generalizada característica de las sociedades patriarcales donde las mujeres están condenadas a la vida doméstica y los hombres recurren a insultos, golpes, intimidación, gritos y latigazos como lenguaje privilegiado para las relaciones interpersonales.
Queda bien ilustrada asimismo la relación entre marroquíes y españoles: la clara hostilidad de los primeros hacia el colonizador y el escaso interés de los segundos en integrarse, pues después de media vida en el lugar no hablan ni una palabra del idioma local y son los marroquíes quienes deben recurrir al castellano si quieren comunicarse con ellos. La recreación de la época es buena, aunque cuando los noticiosos del 75 nos muestran el Marruecos y los marroquíes de aquel entonces, nos damos
alegrías, no nos dejan nunca indiferentes. La narración tiene un buen ritmo. Y las proyecciones de las películas de bollywood, que producen lágrimas, explosiones de aplausos y gritos de alborozo entre los espectadores de Nador –todos hombres sin excepción alguna–, arrancan risas y hasta carcajadas en los espectadores que están del otro lado de las dos pantallas. Los actores marroquíes, habitantes de Nador con poca o ninguna experiencia en el cine, son plenamente convincentes del
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principio al fin, en particular Benjalil Amanallah en el papel de Amar. Paulina Gálvez (la Carmen del título), única actriz profesional del grupo, hace un buen acompañamiento, aunque tiene momentos flojos, sobre todo cuando interactúa con Juan Estelrich, su hermano, que ha trabajado también en Soleil-Man, película que se proyectará en el marco del festival, y que aporta la única nota disonante, recitando el texto como un alumno de secundaria en una representación escolar. Este detalle tal vez refleje la dificultad de un director para dirigir actores en una lengua que no es la propia. Una peculiaridad de esta película es el idioma en que ha sido rodada. Si alguien percibió que lo que hablaban los personajes sonaba raro a sus oídos y no era precisamente el árabe al que está acostumbrado, no se equivocó. La película ha sido filmada en amazigh (o rifeño), un dialecto beréber que perdura en el norte de África. Con más virtudes que defectos, Adiós Carmen es una primera película prometedora.
Un cinema paradiso moro Por Rosario Salinas
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diós Carmen está ambientada a fines de 1975 en el Rif, norte de Marruecos. En la sociedad retratada en ese poblado cabe todo un universo, en él están los hombres violentos, las mujeres sometidas, los niños explotados, los extranjeros desclasados, los lugareños expoliados, los abusadores de niños, los amores imposibles, los prejuicios, las cobardías, la solidaridad, un mundo donde los débiles son el eslabón por el que la cadena se corta. Hay un niño, Amar, abandonado por una madre que debe partir por convenciones sociales hacía Bélgica, un tío que recibe
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el dinero que ella envía y lo usa en provecho propio, una pequeña sala: Cinema Rif, donde el cine es un espectáculo popular alejado de la solemnidad, también hay una española en el exilio, Carmen, que justamente trabaja en la boletería. Y ese es el espacio que le permite a Amar construir lazos con ella. El cine es ese punto de fuga que le permite a este niño atravesar el espejo para vivir otras vidas, es una evasión, una catarsis. Es lo que le permite huir de la brutalidad, lo que le da un punto de equilibrio, porque el cine, como la literatura o la música, nos sana y nos salva seamos cristianos o moros.
»Silvia Italiano«
Arij, Scent of Revolution Director: Viola Shafik País de origen: Egipto | Alemania Duración: 90’ Año: 2014
Fragancia de flores mustias
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n su documental sobre la historia del cine norteamericano, Scorsese evoca el crucial momento en que D.W. Griffith, en Maratón de la Muerte, decide romper con la continuidad espacial del teatro y mostrar alternativamente acciones simultáneas que están ocurriendo en lugares distintos. Los distribuidores se resistieron. Es muy confuso, el público no entenderá nada, decían. Pero el público entendió, y en los cien años siguientes ha demostrado que es capaz de entender, e incluso disfrutar y admirar, todas las contorsiones del tiempo y el espacio posibles gracias al milagro del montaje… Siempre que estén encaminadas a con-
tar una historia congruente, por supuesto. Poner orden en el caos, dar sentido y coherencia es y será siempre la ineludible función demiúrgica de todo cineasta. Más aún los que optan por el documental y se enfrentan a los límites y caprichos de la realidad. Por desgracia, Arij, Scent of Revolution, de Viola Shafik, cineasta de padre egipcio y madre alemana, no cumple este requisito. Durante la filmación de su película Viaje de una reina, que denuncia el saqueo de piezas arqueológicas por las potencias coloniales, Shafik conoció la obra de Atta Gaddis, uno de los primeros fotógrafos que trabajaron en Luxor. Le llamó la atención de inmediato
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la diferencia entre el Luxor actual y el de las fotografías de Gaddis, tomadas a mediados del siglo XIX. Se propuso entonces hacer un documental para indagar la historia de ese cambio y llegó así hasta las víctimas de los desalojos forzados que hizo el Estado con el
ción iba ganando terreno día a día y la esperanza inicial se convertía en decepción, sintió la necesidad de poner en palabras e imágenes ese camino de la ilusión al desasosiego. El resultado es Arij –término árabe que significa fragancia, algo que flota
sufrimiento de los habitantes pobres de la región, en su mayoría coptos, cuando fueron desalojados de sus casas en forma brutal con el falso pretexto de excavaciones arqueológicas. El escritor de izquierda Alaa El-Dib, autor de la novela Flores de limonero, am-
pretexto de excavaciones arqueológicas, pero en realidad para llenar los bolsillos de promotores inmobiliarios y políticos corruptos. Transcurría el 2010, Mubarak estaba aún en el poder, y en medio del rodaje, a principios del 2011, estalla la revolución en la plaza Tahrir, obligándola a cambiar el rumbo. Según nos dice, en el momento mismo de la revolución permaneció inactiva. Los acontecimientos eran demasiado cruentos para trasladarlos a la pantalla. Pero varios meses después, cuando la contrarrevolu-
en el aire pero aún no ha cobrado forma–, un documental con cuatro historias, cuatro protagonistas, cuatro maneras de vivir la realidad del país. El investigador y coleccionista Francisco Amin Mohareb, dueño del mayor archivo histórico de Egipto, que dedica su vida a aumentar su colección de fotos y recuperar restos de los monumentos destruidos, nos habla con pesar de la paulatina devastación de la ciudad de Luxor. Safwat Samaan, un activista copto que lucha por los derechos de su pueblo, nos relata el
bientada en los años posteriores a la revolución de Nasser de 1952, nos cuenta su propio desencanto con una revolución que empezó liberadora y terminó aplastada por la corrupción y el ejercicio abusivo del poder. La diseñadora gráfica Awafet Mahmoud trabaja en el –escalofriante– programa informático “Segunda vida”, que crea avatares para la realización de sueños en un mundo virtual. Gracias a él, ella misma, por ejemplo, puede habitar una isla tropical rodeada de palmeras y su amiga salafista, a quien no
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le está permitido participar en las manifestaciones en la plaza Tahrir, puede hacerlo vicariamente a través de su avatar. Estos cuatro relatos contienen separadamente un caudal de información interesante y material de reflexión, pero no llegan a cuajar para formar un todo coherente, pese a los esfuerzos de la directora por darles un hilo conductor. La película termina siendo una amalgama, una colcha de retazos que no combinan bien y, por momentos, difícil de seguir para quien no tenga muy presentes los últimos sesenta años de la historia de Egipto. La propia directora dice en un momento «esta no es la película que yo quería hacer», admitiendo de algún modo su insatisfacción con el fruto de su proceso creativo. Lamentablemente el espectador tampoco queda satisfecho, aunque abandona su butaca feliz de haber conocido las fotos de Gaddis, apesadumbrado por las injusticias que sufren los coptos, y perplejo por el hecho de que jóvenes musulmanas ultrarreligiosas hagan realidad «The Matrix» y se permitan la transgresión en una vida virtual.
Los premiados Competencia de largometrajes árabes Premio LatinArab – AFAC a Mejor largometraje árabe: My love awaits me by the sea de Mais Darwazah (2013). Premio INCAA TV: Bastardo de Nejib Belkadhi (2013). Premio del Público: Return to Homs de Talal Derki (2013). Mención especial del jurado - AFSCA: Coming forth by day de Hala Lotfy (2012) Mención especial a la Interpretación actoral: Hassan Badida por They are the dogs de Hicham Lasri. Competencia Panorama LatinArab-largometrajes Premio Cine Fértil al Mejor largometraje Panorama LatinArab: The revolution of the year de Diogo Faggiano (2014). Premio Canal Encuentro: Palestina al Sur de Ana María Hurtado (2012). Mención especial del jurado - Televisión de América Latina: Hamdan de Martín Solá (2013). Premio Nínawa Daher El objeto de mi amor de E. Tarruela y A. Martínez Cantó (2014). Competencia de Cortometrajes árabes Premio LatinArab a Mejor cortometraje árabe: Les Jours D’avant de Karim Moussaoui (2013). Premio INCAA TV: Les Jours D’avant de Karim Moussaoui (2013). Mención especial del jurado: Dos en la frontera de Tuna Kaptan y Felicitas Sonvilla (2013). Competencia Panorama LatinArab – Cortometrajes Premio Cine Fértil al Mejor cortometraje Panorama LatinArab: Bashar de Diogo Faggiano (2014). Mención especial del jurado: Doña Rosa de Lucas Mandaru y Mathias Mangin (2013). Competencia de Works in Progress Premio Lahaye Post a Mejor Work in Progress: ¡Yallah! ¡Yallah! de Cristian Pirovano y Fernando Romanazzo Premios especiales Premio Cine Fértil a la Diversidad cultural: Pedro Brieger Festivales | noviembre 2014 Pez dorado 29
»Rosario Salinas«
Solei-man Director: Mohamed El Badaoui Intèrpretes: Mohamed El Badaoui Anisa Ikarri Omar Bouamar Nina Ikonen Juan Estelrich Roberto Hoyas País de origen: España Duración: 96’ Año: 2012
Y sí… tiran más que una yunta de bueyes…
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a historia es simple y vieja como el mundo: Soleiman es un pescador que vive feliz con Aicha e Ismael, su mujer y su pequeño hijo, hasta que llega a su vida una mujer fatal, Eva, quien sufre «una obsesión a primera vista» por Soleiman y él se deja arrastrar por la pasión y va cayendo en este amor irracional que lo aleja de su familia sin permitirle evaluar las consecuencias de sus actos hasta que el devenir de los sucesos le deje espacio solo para la desesperación. La aparición de Eva coincide con otra más dolorosa porque a Ismael después de una hemorragia se le diagnóstica un cáncer de pulmón en estado terminal.
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La narración está atravesada por sentimientos universales como el amor, el desamor, la decepción, los celos, la muerte, la desesperación y la expiación. Pero el modo de enunciarlos no siempre se cristaliza en determinadas escenas, algunas veces los podemos deducir por cómo se desencadenan los hechos o aparecen sugeridos en pequeños detalles, pequeños detalles que hacen de Solei-man una gran película. Estos conceptos muchas veces están contenidos en una tibia sonrisa, en la tristeza de unos ojos o en la preocupación puesta en cosas cotidianas. El rostro de Anisa Ikarri en el papel de Aicha denota su amor por Ismael, su
amor y su decepción por su marido, pero en Solei-man no solo los rostros y los paisajes hablan por sí mismos, también nos hablan las manos de Aicha, sus movimientos están acompañados por una resonancia afectiva, verla cocinando es encon-
ella, está en ese poblado de vacaciones con su novio Eric, quien cansado de sus actitudes para con Soleiman la abandona en el hotel llevándose consigo el pasaporte y toda la ropa de Eva. Ismael es un niño que dibuja constantemente
escribe el guión de su opera prima. También podriamos leer entrelíneas una denuncia social sobre la innumerable cantidad de casos de cáncer que se producen en la zona del Rif, representada en estos dibujos que cubren las paredes,
trarnos con un despliegue visual y auditivo que nos hace imaginar placeres olfativos y táctiles. Y el alimento aquí es una metáfora de otra cosa, se cocina no solo con cuidado, se cocina con amor y este alimento es un mundo que nutre a sus personajes. La relación que establece Eva con Soleiman está cargada de silencios y prima en ella la sensualidad de los cuerpos, Eva es un personaje intangible, además de su obsesión amorosa por Soleiman poco es lo que conocemos de
peces, con peceras o sin ellas, tal vez, porque en un pueblo de pescadores los peces son un signo indudable de vida, que es lo que Ismael siente que se le va. Dibuja hermosos peces, pero les coloca un punto negro para graficar lo que le sucede a él porque dentro suyo hay algo anómalo que crece, un punto negro que lo devora y que los llevará a la muerte. Mohamed El Badaoui, además de desempeñarse de modo convincente en el papel protagónico, dirige, produce, edita y
dibujos de peces con sus puntos negros que crecen hasta devorarlos, enfermedad que tendría su origen en en los bombardeos con agentes químicos que los españoles lanzaron sistemáticamente sobre ríos y zonas densamente pobladas en El Rif entre 1923 y 1927. O ver un homenaje a su ciudad natal, Al Hoceima, al filmar sus paradísiacos paisajes y rodar la película en tarifit, una variedad del bereber. Pero todo esto solo se adivina detrás de una película humana, demasiado humana.
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»Silvia Italiano«
Traitors Director: Sean Gullette Intérpretes: Chaimae Ben Acha Soufia Issami Nadia Niaza Driss Roukhe Mourade Zeguendi Morjana Alaoui País de origen: Marruecos | EE.UU. Duración: 86’ Año: 2013
De clavos y martillos
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raitors es una excepción en el festival Latinarab: su director no es árabe ni latino, como en los demás casos, sino norteamericano. Se trata de Sean Gullete, nacido en Boston, con una carrera de guionista y actor (Pi y Requiem por un sueño de Darren Aronofsky), que también ha dirigido algunos cortos y con esta película se inicia en el largometraje. Gullete vive entre Tánger y Nueva York y parece haber encontrado una verdadera fuente de inspiración en Marruecos, pues su próxima película se llama justamente Tánger (y los protagonistas son nada menos que Kristin Scott Thomas y Jeremy Irons). Traitors es el nombre de
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una banda de rock punk íntegramente formada por chicas, que en las primeras escenas vemos ensayando una canción cuyo estribillo dice «Estoy tan aburrida en Marruecos, pero ¿qué puedo hacer?» Su líder es Malika, encarnada por la bella, talentosa y carismática Chaimae Ben Acha, que se encuentra de pronto en una encrucijada cuando se entera que su familia está en la ruina y ella necesita dinero para financiar un disco que puede llevar al éxito a su banda. Siendo Tánger uno de los mayores centros de tráfico de drogas del planeta, poco tarda Malika en comprender que puede salir del brete financiero –y de paso poner fin al aburrimiento– si acepta
ser «camello» para un grupo de narcotraficantes. Su compañera de «trabajo», la chica que atraviesa con ella las montañas del Rif en un auto cuyas puertas han sido desmontadas para rellenarlas de paquetes de hashish, es Amal (Soufia Issami, también
nos otra cara de la era post primavera árabe en Marruecos e introducirnos en la subcultura de Tánger, Traitors, sin embargo, no convence del todo. Su final es al mismo tiempo previsible y nada verosímil. La transformación de Malika en temerario
Cuando Malika les dice que Amal ha desaparecido con el coche, apenas le dan unas cuantas zamarreadas. En la vida real sabemos que las dos habrían terminado muertas o por lo menos seriamente maltratadas o torturadas. Además de las magníficas
excelente en el papel), semidestruida por la droga, explotada y esclavizada por los narcos y encima embarazada. La situación de su compañera conmueve a Malika, quien poniendo en práctica todos sus recursos en materia de astucia, sagacidad e instinto de supervivencia, pasa rápidamente de cantante punk a heroína de película de acción, logra liberar a Amal, burlar a sus opresores y salir triunfante del atolladero con una bolsa de dirham bajo el brazo. Película bien intencionada, con el mérito de mostrar-
paladín de la justicia para salvar a una desconocida, capaz de zafar al mismo tiempo de la policía y de los narcos, es demasiado precipitada, y su proeza, tal como se muestra, casi imposible. Para poder llegar al final deseado, los narcos se representan como seres «moderados», fácilmente manipulables. Cuando descubren que Amal transporta droga en su bolso para su propio uso, lo cual puede poner en peligro la operación de contrabando, el castigo son unos cuantos manguerazos de agua fría.
actuaciones de las dos protagonistas, a quienes seguramente volveremos a ver pronto en la pantalla, cabe señalar un muy buen trabajo de cámara de Niko Tavernise (Cisne negro, El luchador, Moonrise Kingdom) y Benoit Peverelli, que da a esta película de bajo presupuesto la calidad visual de una producción de mayor envergadura. Nota al pie: en un momento de Traitors, nos enteramos de la existencia de un proverbio árabe: «si eres un clavo, aguanta el golpe; si eres un martillo,
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golpea». Está claro de qué lado se ubica Malika. Y resulta alentador ver la aparición, en el mundo árabe, de personajes femeninos audaces y fuertes capaces de desafiar la autoridad masculina y salirse con la suya. Por otro lado, invita a la reflexión el hecho de que después de la primavera árabe la juventud haya tomado dos caminos: radicalizarse en un islamismo propio del medioevo (como Basset, el protagonista de Return to Homs), o seguir modelos del capitalismo occidental (como Malika)… No hemos visto hasta ahora (ni en la pantalla ni en la realidad) una propuesta original y distinta que repudie el modelo occidental y se inspire en la rica tradición de la cultura árabe sin caer en el conservadurismo religioso. Asignatura pendiente…
»Jorge Montanari«
WWW What a Wonderful World Director: Faouzi Bensaïdi Intérpretes: Faouzi Bensaïdi Nezha Rahil Fatima Attif Hajar Masdouki País de origen: Francia | Marruecos | Alemania Duración: 99’ Año: 2006
Tócala de nuevo, Louis
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aouzi Bensaïdi fue el director elegido para la retrospectiva dentro de la Semana de Cine Marroquí del LatinArab4, y como cierre de la misma, nos brindó su felizmente inclasificable WWW What a Wonderful World. Si Lucy in the Sky with Diamonds era una referencia al LSD, ¿por qué el hit de Louis Armstrong no podría ser un mensaje en clave acerca del universo de internet que se vendría? ¿Cómo? ¿Sencillamente porque cuando lo compuso, internet no estaba ni en pañales? ¿Y la magia, qué lugar ocupa entonces en su vida? WWW es una película mágica, una pequeña
sinfonía del absurdo en la que lo cómico se arma con piezas de encastre esencialmente bellas y de cuestionable sentido. Bensaïdi no sólo dirige la película, sino que también la protagoniza, encarnando a un sicario inexpresivo que, de algún modo, comprendemos que se ha enamorado. Por cierto, a lo Buster Keaton, su [falta de] expresión sigue siendo la misma en todo momento, con una mirada bucólica que desopilantemente no encaja para nada con la Casablanca cosmopolita y ajada que camina sin cesar. Su contrafigura es Kenza, una mujer policía de un barrio bajo que dirige el tránsito en una rotonda del Centro
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y que también se enamora –sin conocerlo- del sicario. Pero la historia, pese a fluir de manera brillante y cuidada y tener una trama que se va intrincando y entrelazando de modo perfecto, quizás sea lo de menos en esta joyita estética de Bensaïdi. Con toques de Jeunet & Caro, donde los verdes y los rojos bellos se cambian por el marrón rockero arcilloso de la ciudad sucia, WWW avanza con la lógica ridícula del mejor Kaurismaki, y, luego de desconcertarnos durante los primeros minutos, apenas aceptamos lo que propone Bensaïdi podemos entregarnos por completo a ese disfrute, dejando de lado la pretensión de que la lógica rija algo, superada por esta propuesta que es sin lugar a dudas mucho mejor para todos nuestros sentidos. Una comedia surrealista del 2006 que no se puede pasar por alto si se quiere encontrar algo de lo más original que ha dado el cine marroquí.
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»Rosario Salinas«
Death for sale Director: Faouzi Bensaïdi Intérpretes: Fehd Benchemsi Fouad Labiad Mouhcine Malzi Imane Elmecharfi Faouzi Bensaïdi País de origen: Bélgica | Francia | Marruecos Duración: 99’ Año: 2011
Una de villanos Death for sale es un policial muy oscuro ambientado en Tetuán, una ciudad del norte de Marruecos, cerca del Mediterráneo. Nos narra con buen ritmo y una estética muy cuidada una historia de amor, traiciones y muerte, donde tres amigos inseparables: Malik, perdidamente enamorado de Dounia –una prostituta–, Soufiane devenido en fanático religioso y Allal un ex convicto tratan de escapar de un presente sin futuro cometiendo pequeños robos, rompiendo todas las reglas, consumiendo bebidas alcohólicas disfrazadas en botellas de Coca Cola, pero unidos por un tipo de amistad que parece indestructible. No falta el policia, el Ins-
pector Daggat, un personaje siniestro interpretado por el mismo Bensaïdi. Cuando deciden robar la joyería más importante de la ciudad, sus vidas, que hasta entonces compartían un camino en común, van a tomar rutas diferentes, Allal quiere el dinero para meterse en el negocio de la droga, Malik para rescatar a Dounia de la prostitución y huir al mismo tiempo de Daggat que pretende que se convierta en su soplón y Soufiane tiene sus propios y oscuros objetivos, pero la fatalidad y la traición entran en escena trastocando todo, literalmente poniendo todo cabeza abajo como bien lo expresa Malik en el último fotograma.
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»Silvia Italiano«
Frontieras Director: Farida Benlyazid Intérpretes: Romania Sanchez Ismail Abou Al Kanatir Mohamed Marouazi Amal Bouftah, My Ahmed AlaouI País de origen: Marruecos Duración: 110’ Año: 2012
De eso no se habla
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oloridos zocos, música y danzas embriagadoras, bellos hombres ataviados en espléndidos bubús, comidas exóticas en inmensas playas solitarias, cielos de un azul impoluto, ciudades centenarias con muros de adobe rosado, pinturas rupestres que han atravesado milenios, dunas doradas a la luz del crepúsculo, seducción irresistible del desierto… Gracias a esas experiencias cautivantes –y apenas un puñado de entrevistas a académicos y activistas–, Maité, la española que llega a El Aaiún para filmar un documental sobre la cuestión del Sahara Occidental convencida de antemano de que la razón está del lado de los
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separatistas saharauis, concluye que ha vivido en el error: Marruecos tiene legítimos derechos sobre las provincias del sur y las reivindicaciones separatistas son una falsificación de la verdad. ¿No sabe acaso Maité que el desierto produce espejismos? ¿No sería en otra dirección que una periodista en busca de la verdad sobre un conflicto territorial debería dirigir cámara y micrófono? Frontieras, docuficción producido en colaboración con la Sociedad Nacional de Radiodifusión y Televisión de Marruecos y promovido por el Ministerio de Comunicación de ese país, pretende arrojar luz sobre un conflicto que desde hace más de
cuarenta años enfrenta a Marruecos y los saharauis, representados por el Frente Polisario, y ocupa a las Naciones Unidas. El resultado, sin embargo, es una visión parcial, tendenciosa, simplificada y superficial del problema. Se expone únicamente la posición de una parte: la marroquí. De la otra, solo sabemos que para Maité, al principio eran los buenos y al final son los malos. En 1976, después de la partida del ocupante español y antes de la llegada de la famosa Marcha Verde ordenada por Hasan II, el ejército marroquí invadió el Sahara Occidental, produciendo el éxodo masivo de la población saharaui local. De eso no habla. Tinduf sale a relucir, pero no se dice que es la ciudad argelina donde están desde entonces los campamentos de refugiados saharauis que viven en condiciones lamentables sin beneficiarse en absoluto de los millones de dólares resultantes de la explotación de los recursos naturales de su territorio de origen. El Sahara Occidental es una de las regiones más
ricas del planeta, con los mayores yacimientos de fosfato del mundo y recursos pesqueros de incalculable valor. Cada barco que zarpa del puerto de El Aaiún cargado de fosfatos (varios por semana) aporta una millonada a las empresas del Reino de Marruecos que los explotan. De eso no se habla. Tampoco se dice que para impedir el acceso de los saharauis a los yacimientos, los marroquíes han construido de norte a sur un muro de 2.700 kms, custodiado por el ejército en permanencia y rodeado de miles de minas terrestres. Apenas terminó la película, el público estalló en aplausos. Cuando se inició el debate con la participación del embajador de Marruecos, sin embargo, se puso de manifiesto que casi nadie en la sala había oído hablar del conflicto del Sahara Occidental, cosa perfectamente natural y lógica si se tiene en cuenta la gran distancia que separa Marruecos de la Argentina y los pocos vínculos históricos entre ambos países. Sin duda, la mayoría de los marroquíes tampoco habrá oído
hablar nunca del litigio por las Malvinas. Lo que no está tan claro es cómo habría reaccionado el público en una sala de Rabat o Casablanca después de la proyección de una película sobre las Malvinas producida por el Reino Unido, que expusiera unilateralmente la posición de Gran Bretaña, ensalzara la acción bienhechora de los ingleses en las inhóspitas islas, distrajera la atención del espectador con las bellezas naturales del lugar, no mencionara los argumentos de la Argentina ni siquiera de forma tergiversada y falaz, y concluyera que los británicos tienen legítimos derechos sobre el territorio. ¿Estallarían en aplausos? Enigma. Qué pensaría un argentino si la respuesta fuera afirmativa es más fácil de adivinar.
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Arenas movedizas Por Silvia Italiano
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stamos en 1991. Bush lanza contra el Iraq la operación Escudo del Desierto, pidiendo al mismo tiempo a los iraquíes que se levanten contra el tirano y prometiéndoles su ayuda. El levantamiento se produce. Bush –a nadie le sorprende– no cumple su promesa y deja a los iraquíes librados a su suerte. Los insurgentes –y muchos que no lo eran– terminan apresados, torturados, masacrados, desaparecidos. Cien mil víctimas fatales. Tres sobrevivientes de la tragedia. In the Sands of Babylon, un docuficción de Mohamed Al-Daradji sobre ese tristísimo episodio de la historia del país, combina conversaciones con los sobrevivientes gravemente traumatizados por la experiencia con escenas
de ficción en las que trata de recrear lo que pudo haberle ocurrido a Ibrahim, un soldado del ejército regular iraquí que luchó en Kuwait y, en su camino de regreso a través del desierto después de la derrota cargando a un camarada herido, es detenido por otros miembros del ejército que pese a sus protestas lo confunden con un rebelde y nunca más se supo de él. Sin duda es una buena idea cumplir el deber de memoria y recordarnos esa cruenta realidad. Sin embargo, la ficción no contribuye en este caso a pasar el mensaje, y el profundo dramatismo de los testimonios de las víctimas reales (Abdul Raheem Al-Fatlawi, Bassim Mohamed y Jabar Al Ghalibi) pierde intensidad por efec-
to de las escenas teatrales, torpes y poco convincentes que se intercalan. Mientras los personajes reales se filman discretamente, en sombras o de perfil, como protegiéndolos del entrometimiento de la cámara y el ojo del espectador, las secuencias de ficción se caracterizan por una actuación poco convincente, una bestialidad que sin duda existió pero que tal como se representa resulta de serie de televisión mala, un tono melifluo acentuado por la continua e incansable invocación de la madre, e incómodos maridajes, como las escenas de tortura con fondo de música de Motzart. Una película bien intencionada sobre un aciago suceso de la historia contemporánea que no pasará a la historia.
In the Sands of Babylon | Director: Mohamed Al-Daradji | Intérpretes: Samer Qahtan, Ameer Jabarah, Hasan Jumaa | País de origen: Irak | Reino Unido | Holanda | Emiratos Arabes Uni40 PezBkheet, doradoHayder noviembre 2014 | Festivales dos | Duración: 93’ | Año: 2013
»Jorge Montanari«
Bastardo Director: Nejib Belkadhi Intérpretes: Abdel Moneem Chouayat Chedly Arfaoui Lobna Noomene Taoufik El Bahri Lassad Ben Abdallah País de origen: Tunéz | Francia | Qatar Duración: 106’ Año: 2013
Reconocido y legítimo
B
astardo, la película hija del tunecino Néjib Belkadhi, se alzó con el Premio INCAATV en la ceremonia de cierre del LatinArab4. Bastardo es una comedia oscura, con un sabor peculiar que no remite a los clichés habituales del género. Su ritmo, su ambiente, y su desarrollo impactan desde la aparente sencillez de sus distintas capas que, translúcidas como las de una cebolla, conforman una imagen más compleja que se percibe al superponerlas en conjunto. Bastardo es provocadora y mordaz, y hasta intencionadamente disgustante por momentos, sin precisar abrevar en la escatología barata. Muy
por el contrario, lo que se cuela entre los personajes que habitan en una suerte de gueto urbano repugnante, es la magia, o mejor dicho, unas bellas pinceladas de realismo mágico. Mohsen, a quien todos llaman Bastardo –y quien fuera abandonado al nacer en un tacho de basura– es un antihéroe muy real; con valores nobles, vive una vida en la que nada le sobra y sin quejarse de que le falte nada. En la misma vecindad, su antítesis, Larnouba, es el amo y señor de todos, y a él hay que pagarle un impuesto de protección, para que proteja a los vecinos de nada más ni nada menos que de él mismo. En medio de ambos está la que completara un trío
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de amigos en la infancia junto con Bastardo y Larnouba: Bent Essengra, la mujer que atrae insectos. Sí, una chica a la que, sin causa aparente alguna, le basta apoyar una mano en la pared para que las hormigas y las moscas se acerquen y cambien la
desde su terraza como en un panóptico, y castigarlos apagando la antena, su carácter muta a la vez que ese resentimiento que parecía ser el sentir más débil de sus emociones pasa a ser su alma máter. Pero Mohsen, a quien ahora ya nadie llama Bastardo
en versión fantasma; con muertos que reviven; con una carnicera que, como las reposteras de la tele cuando se chupan los dedos preparando una torta, va probando carne picada cruda de cabezas de carneros a medida que las corta. Con un Larnou-
tierra por su piel. Un buen día, todo cambia: se instala una antena de telefonía celular en la terraza de la casa de Bastardo, quien pasa a cobrar una renta de la noche a la mañana y por medio de la cual parece dejar de ser un paria. Larnouba pierde terreno y parece que todos van a ser felices hablando por celular gracias a Mohsen, a quien nadie ya quiere llamar Bastardo. Pero el poder corrompe muy rápido, y el micropoder ni les cuento. Cuando Mohsen se da cuenta de que puede vigilar a todos
ya no por cariño sino por mero miedo, no sólo sufrirá del endurecimiento de su alma: su cuerpo empieza a estar cada vez más entumecido, le cuesta respirar, se pone casi ciego… y si bien jamás se explica nada al respecto, el motivo resulta claro: la antena bajo la que vive noche y día, de a poco lo está matando. Si hasta la chica de los insectos ya no quiere visitarlo porque se le mueren las hormigas de su cara cuando va a su casa. Si hasta el gato ya no prueba la comida. Con muertos que hablan
ba aterrorizante que tiene una obsesión con… ¡conejos! (hasta mira sus documentales mientras mastica zanahorias), y que se pone insecticida en lugar de desodorante para intimar con la mujer de los insectos. Bastardo está lleno de toques magistrales de acupuntura que pinchan en el lugar exacto para dejar salir una risa que no teníamos en cuenta. Y acusando en la balanza el peso adecuado para convertirse en comedia de culto entre los que tengan la suerte de encontrarla en la pantalla.
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»Rosario Salinas«
Two at the border Director: Tuna Kaptan Felicitas Sonvilla País de origen: Alemania Duración: 30’ Año: 2013
Refugiados: un mundo que se cierra
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l mundo no ha evolucionado, es dispar, asimétrico, autodestructivo. Nuestra actitud para con el «extraño» no es la simpatía sino la exclusión, el preámbulo de la Constitución argentina que dice «[…] asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino» suena a un sueño romántico. De esto y mucho más, porque se trata de «refugiados», habla Two at the border el cortometraje de Tuna Kaptan y Felicitas Sonvilla merecidamente galardonado en LatinArab4. Un spot nos advierte que estamos en Erdine, Tur-
quía, en la frontera con Grecia, en el verano de 2012 y que esta frontera ha sido por años para los refugiados el puente de entrada a Europa, pero que desde 2011 Grecia está reforzando los controles. Observamos una gran disparidad de fuerzas, por un lado, la precariedad de un grupo de «intrusos» hablando en la oscuridad, se escuchan instrucciones, advertencias y esperanzas, hacia donde ir, a quienes evitar, por otro, sistemas de vigilancia de tecnología de última generación como las imágenes que observamos provenientes de una cámara termográfica que muestra el desplazamiento de seis personas, dato que apare-
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ce consignado en pantalla junto a otro bastante perturbador «distance to target»… mientras podemos ver con precisión la coordenada marcada en pantalla, solo falta apretar el gatillo. La cámara sigue los pasos de dos jóvenes Alí y
«los bordes», nunca ese término ha tenido un significado tan exacto como en este film, los bordes, donde se dirime la vida y la muerte, el presente y el futuro. Donde se pasa a un lugar de esperanza o se es regresado al horror de donde se parte o en su
hace que nuestros «contrabandistas de personas» estén inactivos o busquen otros caminos alternativos, como cruzar el Mediterráneo. En pantalla vemos la magia de la naturaleza en sus noches estrelladas y la miseria de la humani-
Naser uno sirio y el otro palestino que ayudan a refugiados a cruzar la frontera desde Turquía hacía Grecia. Son algo así como «contrabandistas de personas». Nos introduce en su intimidad, en sus charlas, en sus historias personales, en sus conversaciones con quienes quieren cruzar la frontera. Las tomas cenitales nos hacen sentir como los ojos de esas cámaras termográficas, con la sensación de que podemos escudriñarlo todo. Acompañamos a estos personajes incluso hasta
defecto encarcelado solo por el delito de pretender sobrevivir. Se detiene a personas que huyen de conflictos armados, a personas cuyas vidas están en peligro en sus lugares de origen, esto es, a quienes merecen el estatus de «refugiados». Pero el mundo se ha vuelto este lugar cerrado, donde no cabe la solidaridad, donde se traban las puertas y las ventanas. Así los europeos extreman las medidas de seguridad, para evitar a toda costa que los inmigrantes alcancen sus costas, esto
dad en su exclusión del diferente, del pobre. Al final se nos advierte que Alí ha sido atrapado tratando de ingresar a Alemania con un pasaporte falso, mientras que Naser está desaparecido después de intentar cruzar el Egeo. Nuestros traficantes corriendo el mismo destino posible para tantos otros que mientras existan las guerras seguirán huyendo.
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»Rosario Salinas«
Bashar Director: Diogo Foggiano Intérpretes: Rami Jarah Saleh Ferky País de origen: Brasil | Egipto Duración: 19’ Año: 2014
Los que amamos la vida
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ashar comienza reproduciendo las imágenes de una entrevista televisiva, el entrevistado, vistiendo un traje impecable, hace declaraciones en un elegante inglés, pero su rostro está fuera de cuadro. La pregunta «¿Es posible una transición pacífica en Siria sin usted en el poder?» nos da pistas de que se trata de Bashar Al-Assad. Música electrónica y una toma subjetiva –la cámara apunta a unos pies– nos conducen fuera de un aeropuerto, estamos tras los pasos de un cronista que nos dice que es corresponsal de la televisión Siria y que su misión es mostrarnos las verdades y las mentiras detrás de los
medios. Realiza un reportaje ficticio a un supuesto defensor del régimen de Bashar que funciona a modo de presentación de este documental donde se van alternando imágenes de la guerra tomadas de la televisión, entrevistas a los rebeldes, al activista Rami Jarah, a Abu Furat (un soldado desertor), imágenes de ciudades destruidas, imágenes de los rebeldes planificando sus operaciones, partes de la misma entrevista televisiva que veíamos al principio con los rostros de sus participantes siempre fuera de encuadre, audio de disparos, voces que susurran o gritan, voces que invocan «Allahu Akbar».
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Bashar nos muestran lo que sucede y lo que sucede es una realidad en la que hay muchas contradicciones, fanáticos religiosos mezclados con desertores del ejército. Un presidente sirio diciendo que ningún Estado asesina a su pueblo, que los
Furat. Mientras Furat nos dice que no soportó la matanza de civiles, que no quiere ver morir a nadie, ni de un lado ni del otro, «no somos terroristas» le dice a la cámara, su discurso es interrumpido por las palabras de uno
sentir que no hay distancia, que no hay mediación que nos salve. Las imágenes y las palabras nos traen en primera persona la más desgarradora visión de la guerra y su irracionalidad, que está condensada en la escena de un hospital de campo
que matan son los terroristas, los rebeldes… Soldados que reaccionan ante la matanza indiscriminada de civiles por parte de ese mismo ejército. La entrevista a Rami Jarah atraviesa distintos momentos del documental, él denuncia la manipulación de los medios por parte del gobierno y nos dice que Al-Assad está destruyendo el ejército de Siria y su cultura. Particularmente impresionante es la entrevista a un miembro del ejército de Bashar que desertó y se unió a los rebeldes: Abu
de sus compañeros que dice «vamos a llegar con los que amamos la muerte como ustedes aman la vida»… Expresión indudable de la presencia de fundamentalistas religiosos. Fuimos tras esos pasos que se iniciaron en el aeropuerto, nuestro ojo apretado al lente de la cámara, pero si es cierto, como dicen, que la belleza está en el ojo del espectador, el horror no, el horror se introduce por la fuerza en el lente de la cámara de Faggiano, golpea nuestro ojo para hacernos
en la ciudad de Aleppo, en el fotograma de un niño sufriendo, su cuerpo atravesado por balas, la cámara nos muestra sus expresiones de dolor, su dificultad para respirar mientras una voz en off –posiblemente la de su padre– nos dice que un tiro en «la gloriosa ciudad de Aleppo» le perforó el intestino y en estas palabras hay una mezcla de orgullo y horror.
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»Constanza Borge«
My love awaits me by the Sea Director: Mais Darwazah País de origen: Jordania | Alemania | Palestina | Qatar Duración: 80’ Año: 2013
Una realidad llena de sueños
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e was a bird in love with a fish, separating them was the thin line of the water, which they broke together for just one kiss... con esta frase de Hasan Hourani comienza este maravilloso documental de Mais Darwazah ganador a mejor largometraje árabe en el festival LatinArab. La línea divisoria, los límites, las barreras son palabras e imágenes recurrentes en el film. Como así también la libertad. Escuchamos el sonido del mar y del viento, un plano subjetivo en movimiento nos muestra un par de pies que se desnudan en la arena, como si nosotros mismos estuviéramos a punto de meternos al
agua. Una grabación se superpone y escuchamos a dos mujeres hablando; una, la más joven, le pregunta a la otra sobre el mar; la otra, la madre, se lo describe como un lugar único. La hija le pregunta –¿qué se siente en él? –muy libre. El mar para Mai, y para todos los Palestinos, solo es conocido a través de fotos. El sonido del océano se sigue escuchando ensamblando con el siguiente plano cerrado de una pared y una pequeña foto del mar; la voz de la hija se escucha, se sabe que ya no es parte de esa grabación, sino una reflexión posterior ante la ausencia. Una mano que pega fotografías, el plano
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se cierra hacia una foto de una mujer, y la voz la relata como una soñadora sin límites, sin fronteras. El silencio momentáneo hace eco en las palabras y la música hace su aparición brindando profundidad a los vocablos. El espacio en donde están las fotografías es cerrado, la aparición de un brazo corta esa falsa idea de escenario que engaña. Desde el comienzo del film, la construcción se evidencia, desde la cámara en mano, hasta el plano cerrado y la mano y la voz que construyen un relato a partir de la ausencia; de íconos que montan un ensamblaje que se mueve entre las limitaciones y la libertad de alzarse a través de los sueños. El esbozo de un dibujo mientras la tinta azul cae lentamente por el vaso y el sonido de las olas se escucha en primer plano. El dibujo de unas gaviotas entretanto se oyen a los pájaros graznar, ¿Cómo evidenciar el relato de una construcción? mediante la exposición del mismo acto creativo, de la multiplicación de ese acto -poesía, dibujo, fotografía, música, teatro, filmación-. en una puesta en abismo.
«Mi historia cambió cuando conocí a Hasan y oí sus susurros a través de las voces...»; Hasan Hourani, poeta e ilustrador fallecido quien la acompaña, a modo simbólico, en la travesía de vuelta a su país de origen. A través del viaje Mais buscará en todos los personajes que se cruce, restos de Hasan en cada uno, interlocutores que no se ajustan con las realidades imperantes. «Su nombre es Hasan. Pero él tenía todos los nombres y el tuyo también...» De este modo, ambos mundos, el de los sueños y el de la realidad provocan un tercero, el suyo. Relatos e imágenes que crean un universo personal. Asimismo, a partir de pequeños reportajes el espectador crea desde los fragmentos cómo los palestinos, a pesar del dolor y la situación sofocante y angustiante que sienten día a día, a nunca abandonar la esperanza, no renunciando jamás a los sueños. «¿Cómo se realizan los sueños?» pregunta Mai a un grupo de jóvenes, ellos le responden; primero, no olvidándolo. Realmente creyendo en él. Mientras duermes, mientras estés muerto.
La directora se detiene en todas las texturas de las superficies; palomas, ruedas de bicicletas, antenas, desierto de árboles, techos; fotos imbricadas con imágenes de video armando un collage de una Palestina vista con ojos llenos de asombro, como si fuera vista por primera vez. Hacia el final, vislumbramos la contraposición y la complejidad del film. En su encuentro con su amante; el mar, como representación de la libertad. Esa libertad tan difícil de conseguir rodeado de barreras. «Yo llegué a Palestina en búsqueda de un sueño, y me hicieron ver que sueños y fantasías son realidad.»
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»Silvia Italiano«
Palestina al Sur Director: Ana María Hurtado País de origen: Chile Duración: 52’ Año: 2011
Entre cuecas y danzas del vientre
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l documental de Hurtado sobre la diáspora de un grupo de palestinos del Iraq que llegan a La Calera, ciudad chilena de la región de Valparaíso, tras la segunda invasión de los EE.UU., tiene momentos conmovedores y resulta especialmente interesante por la poca frecuencia con que se trata el tema de los refugiados palestinos. Seguimos en particular el camino de Bassem, panadero de profesión, y su familia, a lo largo de casi tres años, guiados de la mano de Mónica, una joven chilena nieta de palestinos de una diáspora anterior, encargada de recibir a los refugiados y ayudarlos a adaptarse a su nueva vida.
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Admirable y emocionante la extraordinaria solidaridad y hospitalidad de estos chilenos de La Calera de ascendencia árabe, el entusiasmo, la consideración y el cuidado con que se preparan para recibir a las víctimas de la persecución y planean formas de facilitarles el futuro. Todo parece perfecto. Nada puede ir mal. Sin embargo, la ley de Murphy no perdona. La sensación de paraíso terrenal se desvanece pronto. Sentimos enseguida el malestar de los recién llegados, lo vemos en sus ojos, en su imposibilidad de descifrar los códigos locales, más allá de los gestos de alegría y las manifestaciones de afecto. Vienen del otro lado del mundo, de carpas en el de-
sierto. Tuvieron que huir de su país, dejando atrás familia y bienes, para salvar sus vidas. ¿Qué es esto?, se preguntan. Y a pesar de tan generosa y calurosa recepción, en la que participa la propia presidenta Bachelet, y de la ayuda económica que reciben, no
berándose de la protección de una colectividad que termina resultándole opresiva, Bassem deja La Calera para instalarse en Santiago, y en la gran urbe logra abrirse paso –monta una panadería árabe– y sueña con reencontrar al resto de su familia en este
étnicos de los últimos tiempos, ese claro signo de llegada a un enclave étnico produce cierta incomodidad. Allá odian a los palestinos y acá los queremos, es un buen mensaje. Mejor aún: allá les importa a qué etnia o raza o nación perteneces
tardan en expresar el descontento. Hay demasiada inflación, el dinero que nos dan no alcanza para pagar el alquiler y mantener a la familia, si nos hubieran dicho que sería así no hubiéramos venido, dice Bassem. La respuesta del otro lado es: ¿Se olvidaron de los dos años de campamentos en el desierto? Así, la historia se repite: decepción de la víctima, que por ser víctima se siente con derecho a todo; decepción del que tendió la mano, por no recibir el esperado agradecimiento. Pero el final es feliz. Li-
mundo o en el otro. Hay momentos del documental que nos dejan cavilando. La maestra de la escuela palestina de La Calera les anuncia a los alumnos la llegada de niños nuevos que han sufrido mucho, y para transformar ese sufrimiento en amor, les propone confeccionar banderas palestinas. ¿Banderas? ¿En serio? Aunque han sido perseguidos por palestinos y recibirlos con la bandera puede transmitir el mensaje de que son aceptados como tales, a la luz de tantos enfrentamientos
y lo usan para perseguirte, acá no nos importa, somos todos iguales… Mónica dice en puro chileno: «si me ponís una cueca o una danza árabe, me quedo con la danza árabe… Soy más palestina que chilena y no porque me lo hayan inculcado sino porque lo siento así»… ¿Qué debemos entender? ¿Que el sentimiento nacionalista se transmite en los genes y no es producto de la educación? Palestina al Sur son cincuenta y dos minutos para reflexionar durante mucho más tiempo.r.
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»John Lake«
C’est eux les chiens Director: Hicham Lasri Intérpretes: Hassan Ben Badida Yahya El Fouandi Imad Fijjaj País de origen: Marruecos Duración: 85’ Año: 2013
Marruecos: un país en trance
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arruecos obtuvo su independencia en 1956 gracias a los esfuerzos del sultán Mohamed V. No mucho tiempo después de librarse de sus colonos españoles y franceses, Hasaan II, un rey poco afecto a la democracia y los parlamentos, tomó las riendas del poder por casi cuarenta años hasta fines de 1999. Tras la primera explosión social en 1965 se decretó un estado de excepción marcados por la represión política y cultural que dieron cuenta de 325 vidas humanas en las revueltas urbanas de 1965, 1981, 1984 y 1990. El cine marroquí, inexistente hasta principios de la década del sesenta, poco a poco asomó de manera tímida su voz crí-
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tica a la falta de respeto de los derechos humanos. Souheil Ben Barka realizador de Les mille et une mains (1972) fue el primer portavoz de la explotación de los pobres y sus miserias. En menor medida le siguieron Ahmed El Maanouni con Ô les jours! (1978) y Jilali Ferhati con su obra Une brèche dans le mur (1978). Pero recién a partir del nuevo siglo los cineastas redescubrieron el agitado pasado de la historia del reinado magrebí en sus facetas más oscuras. En Soif (2002) de Saad Chraibi, la censurada Une minute de soleil en moins (2002) de Nabil Ayouch y en la controvertida Marock (2005) de Laila Marrakchi aparecen sin tapujos la crítica política y la opresión
del reinado del heredero de la dinastía alauí. Hicham Lasri, en su segundo largometraje, recurre como fuente de inspiración a la filmografía de Ferhati, en especial en Mémoire en détention (2004) que ponía en el centro del relato a un pre-
seguir al desmemoriado ex presidiario con el fin de entrevistarlo y ayudarlo a encontrar a sus seres queridos. Con una propuesta en que la ficción se ve irrigada por una estética documental, el director se sumerge por los espacios urbanos de Casablanca
Las noticias que llegan del exterior alientan las demostraciones en el ámbito local pero en el fondo culminan en el mantenimiento del statu quo, como los viejos amigos revolucionarios del protagonista que en la actualidad adhieren al régimen monárquico.
so amnésico que salía de la cárcel para emprender una búsqueda en su memoria reprimida. C’est eux les chiens gira en torno de Majhoul, rehén de la rebelión del pan de 1981, que es liberado treinta años después en plena «primavera árabe». Un equipo de la televisión que realiza reportajes a los manifestantes de los movimientos sociales que replicaron en Marruecos, luego del estallido en Túnez que se propagó por varios territorios musulmanes, decide
con sus calles estrechas, bazares, barrios carenciados y edificios embanderados sin afán turístico, en búsqueda del efecto y del exceso a través del recurso de la cámara en mano y sus sacudidas, los defectos de sonido, las agresiones en primer plano y el consiguiente desbande de los técnicos y periodistas encargados de la filmación. Nada ha cambiado, parece afirmar Lasri, los anhelos y frustraciones de ambas generaciones se asemejan.
Majhoul, es un incomprendido, incluso para sus familiares que rechazan sus luchas pretéritas como reflejo de una sociedad bloqueada incapaz de reflexionar sobre su pasado. Tan solo su sobrino, que viene de participar en las revueltas del 2011 lo abraza y lo contiene tendiendo un puente esperanzador entre el antes y el ahora. El cine marroquí a través de una nueva camada de directores muestra el verdadero camino hacia las libertades individuales.
Festivales | noviembre 2014 Pez dorado 53
Despedida por Jorge Montanari
S
e fue el cuarto LatinArab, pero no sin hacer ruido. Queda la muestra firme de un evento que se ha consolidado en la escena cultural porteña y que ha crecido hasta el punto de comenzar su expansión, tanto al resto del país como de la región, así como también confirmar el punto de partida de la otra parte de este acercamiento de mundos que propone: desde el año que viene, girar por el mundo árabe llevando películas argentinas. En un mundo donde todavía hay quien descree del poder transformador del arte, y donde las banderas del dinero parecen ser la fuerza legitimadora que tiene el poder final de veto sobre todo aquello que se haga o se deje de hacer, la batalla no es leve ni sencilla. Pero aquí dije-
ron “presente”, entonces, organizadores, público y artistas. Cada uno de ellos desde su existencia necesaria para sostener esta mesa de tres patas que sustenta este grito de paz que busca derribar odios y fronteras. En la ceremonia de cierre, todas las voces fueron una; se aplaudió en contra de la mentira del romanticismo de la guerra, se aplaudió el internacionalismo, la multiculturalidad bien entendida (y no aquella de doble filo que se convierte en el “tengo un amigo judío” contemporáneo). Y se aplaudió a favor de algo tan maravilloso como simple: el amor. No fue casualidad tener en el cierre a una figura de la magnitud de Pedro Brieger. No fue casualidad tampoco la presencia de una Madre de Plaza de Mayo. Se recordó al recientemente desaparecido y muy caro a todos los presentes, Alejandro Haddad, y a Ninawa Daher, quién condujera el programa televisivo de la comunidad árabe por la televisión pública acercando pueblos y cuya obra continúa a través de la Fundación que hoy lleva su nombre. En una charla completamente informal a la salida de una película de ficción
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del LatinArab3, el año pasado, cruzamos unas palabras con Edgardo Bechara El Khoury acerca de la importancia de ver cine. ¿Cómo va a ser un acto pasivo el sentarse a ver una película que muestra el sufrimiento de un pueblo, si el espectador al salir del cine ya no es el mismo que se sentó en la butaca al principio? ¿Cómo quitarle mérito a un elemento transformador de la realidad como este? ¿Y cómo creer que se puede elegir estar aparte, neutral, cuando los constructores de la realidad dominante, permean en la cultura día tras día imponiendo sus estereotipos, levantando las noticias en las que los grandes interesados deforman la realidad a su gusto y conveniencia? Faouzi Bensaïdi dice en WWW What a Wonderful World, que un dia una chica despertó con una belleza tal que el sol, al verla, sintió que no era tan magnífico y, avergonzado, retrasó su salida unos minutos. Hoy, el ritmo que la vida nos pide retomar, se queda un rato agazapado, con vergüenza, pidiéndonos perdón porque esta semana que nos propone no puede en modo alguno traer tanta belleza como nos trajo el festival.