LA MECHA
C
El «Florida Park» en los setenta
ORREN los años setenta. Germán y Marisol son una ta te enterarás, para que no te puedas echar atrás, que te copareja feliz. Germán trabaja en una empresa fabricannozco. Es un sitio que me han recomendado Julián y Elena, te de maquinaria para la construcción, en la que ocuque ya sabes que esos dos se conocen todo lo bueno de Mapa el cargo de director comercial, por lo que se ve obligado a drid, que no paran quietos. Es un sitio al que fueron ellos haviajar con mucha frecuencia por todo el territorio nacional, ce unos días y me lo han recomendado. en visitas periódicas a las delegaciones que conforman la red Sentados ya en el taxi, Marisol indica al conductor: comercial de la compañía, de las que él es responsable, apar—Al Florida Park; ya sabe usted dónde está, ¿no? te de los clientes que por su volumen de compra se conside—Sí señora, en el Retiro –responde el taxista–. Ya he heran especiales y visita directamente. cho yo algunos viajes allí. Curioso lugar que en sus orígenes Aunque a Marisol no le hace feliz fue una capilla, luego pabellón de caza tantos viajes de su marido, su confian- Germán trabaja en una y ahora... za en él hace que su cabeza rechace de empresa fabricante de —¡¿Pero qué dices, Marisol?! –exclainmediato cualquier pensamiento soma Germán saltando como un resorte, maquinaria para la bre posible crecimiento de adornos interrumpiendo la perorata del taxisconstrucción, en la queratinosos en esta, provocados por ta–. ¿Al Florida Park? ¡No, no! ¡Allí que ocupa el cargo de las infidelidades que su esposo pudiera no! ¡No vamos a ir allí! ¡Ni en broma! director comercial, cometer al abrigo de esas escapadas. El taxista se queda parado, obserpor lo que se ve obli- vando a la pareja por el retrovisor, a la Sus compañeros, en cambio, son gado a viajar con unos golfos; verdaderamente unos puespera del resultado de la discusión teros. Ella lo sabe, lo mismo que sabe mucha frecuencia por que se ha montado. que su Germán no es un vicioso como —Pero, ¿por qué? –pregunta sortodo el territorio ellos y resiste cualquier propuesta con prendida Marisol–. ¿Por qué no podenacional, en visitas la que esos perdularios pudieran tenmos ir allí? ¿Qué te ocurre? periódicas a las deletarle para gozar de aventuras extrama— Pues... pues... –balbucea Gergaciones que confor- mán–. Creo que es carísimo, además, trimoniales. man la red comercial dicen que allí hay mucho puteo... ya Cuántas veces le ha relatado Germán las ocasiones en que se ha visto de la compañía, de las sabes... Seguro que está lleno de exobligado a buscar excusas para escapar que él es responsable. tranjeros y paletos... si es que es un sial hotel, a usar cualquier pretexto para tio para turistas y horteras... No, no, evitar meterse en terrenos escurridizos tras esas comidas de Marisol, es mejor ir a un restaurante... negocios con clientes o colaboradores, o incluso con sus pro—Germán, quiero que me lleves a cenar al Florida pios jefes. No, por suerte, Germán no es de esos. Park –dice Marisol con una firmeza incontestable–. No vaHoy es su aniversario. Se cumplen tres años de feliz matrimos a ir a un restaurante por ahí. Quiero conocer el Florida monio y Marisol quiere celebrarlo saliendo a cenar fuera. Park. No me digas que es caro porque nos lo podemos permiGermán propone ir a un restaurante cercano para evitar tir. Los turistas, los horteras y el puterío me dan igual. Yo conducir. Propone ir a La Trainera, que está en Claudio Coequiero conocer el lugar y ver el espectáculo, que Julián y Elello y ellos viven en Ayala, semiesquina a Serrano. El restauna me han dicho que es buenísimo. He reservado ya mesa y rante les pilla muy cerca de casa y pueden ir y volver dando ese es el regalo que me tienes que hacer por nuestro aniverun paseo, pues es comienzo de sario. verano y la temperatura es muy —Pero mujer, verás –lo inagradable. tenta de nuevo Germán–, yo —No, de eso nada –se niega creo que... Marisol–. Nada de La Trainera; —Ni pero ni pera, ni mujer hoy elijo yo. ni nada –corta ella fulminante—¿Y dónde quieres que vayamente–. Al Florida Park –ordemos, mi amor? –pregunta solína al taxista, que arranca rumcito Germán. bo al Retiro. Vamos a ir un poquito más Germán se encuentra nerviolejos, pero en un taxi, para que so. Ambos se apean del taxi y no conduzcas –responde Marial entrar en la sala el portero sol–. Cuando se lo diga al taxissaluda:
64/OPM/Nov.-Dic. 2021
