4 minute read

NO HAY PECADOS EN LA CARNE

Nuestra carne no es cara

LOS PRECIOS SON SIMILARES A LOS QUE SE PAGAN EN LA REGIÓN, SEGÚN UN ESTUDIO DE LA FUNDACIÓN MEDITERRÁNEA. EL PROBLEMA ESTÁ EN EL PODER ADQUISITIVO DE LA POBLACIÓN, QUE NO ENCUENTRA PISO.

Advertisement

En general el relato oficial se halla vinculado con aseveraciones que no son ciertas y muchas veces deforman el pensamiento de la gente. Cargan la culpa sobre la víctima, que se ve obligada a asumir su defensa. Con la batuta de Juan Manuel Garzón, el Ieral de la Fundación Mediterránea analizó el tema junto con la Sociedad Rural del Noreste Santiagueño. Se comparó el precio

que pagan los consumidores argentinos respecto de los valores que se pueden encontrar

en países de la región. Para eso se tomó un conjunto de cortes en cuatro países: la Argentina, Brasil, Uruguay y Chile, utilizando las bases estadísticas que dispone y publica cada país y, también, acudiendo a un relevamiento propio de precios en tiendas online en supermercados, realizado en la segunda semana de enero, a los efectos de tener una foto lo más actual posible. Comprobaron que, a pesar de la suba de fines del año pasado, nuestro país tiene precios de

carne bovina que no desentonan con los valores que se pagan en la región por este produc-

to. Según el relevamiento online mencionado, se pudo comprobar que el precio medio de la carne (muestra de cortes) en la Argentina, Brasil y Uruguay está cerca de los $800/kilo, de hecho, un poco más barata en nuestro país ($781 versus $ 832, y $845 respectivamente); en otro país de la región, también vecino, Chile, imporMil veces en el ojo de la tormenta, una tradición de la cual la carne vacuna no es responsable. Antes bien, suele ser el chivo expiatorio de desmanejos económicos ajenos.

NO ES ASÍ

“Se dice que los precios de la carne subieron por lisa y llana especulación de los actores. No parece probable con más de 80.000 establecimientos agropecuarios ganaderos (CNA18), 400 frigoríficos (MAGyP) y miles de bocas de expendio minoristas. Imaginemos si fuesen 10, como en los autos”. (Garzón)

tador de carne bovina, el valor se acerca más a los $1.000/kilo.

En algunos cortes no había prácticamente diferencias de precios (peceto, asado), mientras que en otros la brecha a favor de la Argenti-

na era de más del 25 % (carne molida común,

carne molida especial). Algo interesante de destacar es que la misma comparación realizada con precios de junio de 2020 daba una brecha mayor a favor de nuestro país; a mediados del año pasado, el precio medio de los 15 cortes bajo análisis se ubicaba un 29,1 % más barato en la Argentina que en Uruguay.

ARDUA TAREA

Por cierto, no es tan sencillo comparar el precio al consumidor de la carne bovina entre países.

El problema es que no hay un “único y homo-

géneo producto carne”. Sucede que existen diferencias de calidad (asociadas al tipo, la edad, el sistema de alimentación del animal, etc.), de denominación (a qué parte del animal refieren los distintos cortes y sus nombres en cada país), de forma de presentación, de grado de perecibilidad (producto envasado al vacío, en bandejas, en mostrador con asistencia del carnicero, en trozo, en bifes), etc., que hacen que no resulte tan sencilla esta tarea de contraponer valores. Estos problemas de “comparación” se pueden resolver mejor cuanta más información se halla disponible. ¿Con qué datos se cuenta? En los índices de precios al consumidor que cada país elabora de forma mensual, la carne bovina es uno de los productos que siempre se monitorean (en general se incluyen varios cortes de carne en la canasta de bienes y servicios finales).

LÓGICA PURA

Vale recordar que en una economía globalizada, con integración comercial y mercados competitivos, el precio de la carne bovina, como en todo bien transable, tiende a converger entre países. El comercio global hace que los valores se nivelen “en frontera”, pero cuando el producto llega a los centros de distribución, a las góndolas de los supermercados, a las heladeras de las carnicerías, los impuestos indirectos (en sus distintas posibles modalidades, Ingresos Brutos, IVA, Ventas Minoristas, Ventas Finales, etc.) pueden encarecer un producto más en un país que en otro. Esto mismo ocurre también si hay muchas diferencias salariales, de tarifas de energía, de alquiler o de otros rubros que forman parte de los costos comerciales (y que por ende determinan los márgenes mayoristas).

DINERO ESCASO

“La producción de carne no cambió mucho en los últimos años, lo que se cayó fue la demanda interna, por pérdida de empleos y merma de ingresos. Es decir, la carne estaba, lo que faltaba (y falta) eran los pesos para comprarla”. (Garzón)

This article is from: