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ECONOMÍA EN PROBLEMAS
ECONOMÍA | COYUNTURA No está funcionando
LA INFLACIÓN ES MUY ALTA Y EL GOBIERNO NO PARECE ACERTAR CON EL DIAGNÓSTICO PARA LOGRAR DESACELERARLA. TAMPOCO CONSIGUE COORDINAR LAS EXPECTATIVAS DEL MERCADO, ACTUALMENTE MUY DESALINEADAS.
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Hay hechos contundentes. La inflación
de enero pasado se ubicó en torno del 4 %, emulando el último mes de 2020,
que fue el más elevado de toda la serie. De esta manera, vuelve a concretarse una nueva suba de la medición anual, que para el primer mes del año se ubica en torno del 38,5 %. La idea oficial es finalizar el año con una inflación cercana al 29 %, según indica el Presupuesto. Para que esto ocurra, todos los precios de la economía deberían correr a un ritmo del 2 % mensual de aquí al resto del año. “Para ponerlo en perspectiva, -sostienen los técnicos de la consultora Invecq- esto no sucedió en los últimos 10 años, cuando el promedio de inflación mensual fue del 2,5 % y aún queda el
desafío de ordenar muchos precios que han
quedado distorsionados en 2020 (telecomunicaciones, prepagas, alquileres y créditos UVA, entre otros), al trepar solamente 19% cuando la inflación núcleo estuvo cerca de tocar el 40 %”. El gobierno tratará a toda costa de convalidar los menores aumentos posibles de los bienes y servicios regulados, pero la presión fiscal y la
recuperación económica ponen en jaque esta
estrategia cortoplacista. Las tarifas deberían
aumentar cerca del 52 % para que no se ge-
nere un atraso. El gobierno pretendería no ir más allá del 10 % nominal en el año, lo que potenciaría ese atraso y daría lugar a un aumento del gasto destinado a esta partida. Ergo, más emisión.
Menuda tarea enfrenta el ministro de Economía, Martín Guzmán. Necesita ajustar pero las necesidades del frente político que gobierna son otras.
VIDAS SEPARADAS
No menos complejo es que esta Administración apunte a una inflación del 29 %, cuando el mer-
cado cree que estará cerca del 50 % hacia fin
de año. “Y es que de continuar el mismo comportamiento de la carestía que el promedio de los últimos tres meses, el aumento de precios quedaría por encima del 52 %, avalando esta proyección”, afirman desde Invecq. ¿Y el tipo de cambio? En la primera quincena de febrero resulta claro que comenzó a ralentizarse la estrategia de Crawling Peg que venía llevando adelante el BCRA, permitiendo un mayor atraso cambiario.
La implementación de precios máximos, mayor control sobre la suba de precios regulados, una ampliación de los subsidios para no impactar en las tarifas y un mayor anclaje del tipo de cambio parecieran ser la combinación elegida para este año, similar a cualquier año electoral. “Ninguna de estas medidas cuenta con sustento en el largo plazo -advierten desde Invecq-. Con la mirada puesta en las elecciones de octubre, el plan será un clásico: llegar como sea y después vemos”. Para Martín Calveira, del IAE Busines Scholl de la Universidad Austral, el crecimiento intermensual de los precios se sostiene en un nivel alto y las proyecciones y expectativas se presentan en niveles alejados de una fase desinflacionaria. “Es necesaria una política fiscal de mayor sustentabilidad. La estabilización económica demanda que se la coordine en una transición con una menor expansión de la política monetaria. La pax cambiaria
de los últimos meses debe ser acompañada de la desacelera-
ción del nivel general de precios. La autoridad monetaria tiene el desafío apremiante de generar una menor dinámica inflacionaria mensual para estabilizar la macroeconomía”.
NO CONVIENE
¿Tiene lógica adoptar el dólar como moneda de curso legal? Para Federico De Cristo, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, “la fantasía de la dolarización monetaria generaría crisis aún más profundas que las que estamos viviendo. Obviamente no habría saltos cambiarios ni una inflación elevada, pero sí altísimo desempleo, mayor nivel de pobreza y colapso productivo, que los políticos enfrentarían como lo han hecho hasta ahora: aumentando el gasto en seguridad social y asistencialismo. Pero una vez que se hubiera agotado el crédito, deberían recurrir a mayores impuestos porque no se podrían financiar emitiendo moneda (porque habríamos renunciado a la moneda nacional). Y con tensiones en aumento, crecería la probabilidad de peligrosos eventos de disrupción política y social”.
MÁXIMA ATENCIÓN
El ministro Guzmán dejó entrever que el Banco Central va a pisar ligeramente el dólar. Ya no seguirá el ritmo inflacionario, sino que irá por debajo de ese registro, como mucho en torno del 25% anual. Una movida que apunta a las elecciones y no ayuda en absoluto al campo.