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ALGO VA A PASAR
PARA CLAUDIO ZUCHOVICKI, LA SITUACIÓN DEL PAÍS NO PUEDE AGUANTAR MUCHO TIEMPO MÁS Y VA A FORZAR UN CAMBIO, COMO SUCEDIÓ CON OTRAS CRISIS EXTREMAS. DETRÁS DE ESTOS DESCALABROS SUELE NACER UN PLAN ECONÓMICO MÍNIMAMENTE RACIONAL.
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El panorama es sumamente complicado. Zuchovicki destaca que hemos llegado a un punto en que nadie sabe cuánto vale realmente un bien o un servicio.
El mercado se mueve por las expectativas de la gente y no por un suceso de-
terminado. Es una definición que repite una y otra vez Claudio Zuchovicki. “Todos conocemos cómo está el país y también que vienen elecciones, pero no veo que un resultado
electoral pueda cambiar rápidamente las ex-
pectativas. Es que nadie cree que esto vaya a mejorar, porque no estamos tomando las medidas necesarias para cambiar la realidad y quizás tampoco se pongan en práctica aun con un resultado adverso para el oficialismo. La pregunta es cuánto de esta sensación anímica ya forma parte de los precios”, interroga el economista. Zuchovicki entiende que el mundo nos va a
obligar tarde o temprano a hacer cambios
esenciales. Estamos interconectados por una red virtual que los políticos no pueden controlar. “Esta es una sociedad sumamente horizontal, y más de un país ha sido forzado por su propia sociedad a cambiar. No podemos modificar el pasado, pero podemos reformular actitudes presentes para llegar al futuro”. Mientras tanto en el mundo desarrollado pasan cosas que no conviene perder de vista. Wall
Street se adelantó a la recuperación pospan-
demia; las empresas van a tener que ganar mucho dinero para justificar el valor que hoy
tienen. El mercado presiente que va a suceder lo mismo que ocurrió después de la fiebre española de 1919: Años Locos, revancha del consumidor, auge de los viajes, premura por reconquistar el tiempo perdido. Hay más recursos dando vueltas, porque el 34 % de los estadounidenses ahorraron dinero, ya que fueron asistidos por el Estado con emisión monetaria no real. Ahora hay que ver si este vehículo, que venía siendo empujado, funciona solo.
En el último año se imprimió un cuarto del dinero generado desde la creación de este me-
dio de pago (alrededor de 200 años). Eso generó mucha liquidez y una desvalorización del dólar. El punto es que hay un divorcio entre la economía financiera y la economía real. Históricamente este gap acaba cerrándose: o caen los mercados en algún momento o mejora mucho la economía real, o un poco y un poco, pero no puede seguir así mucho tiempo más. “Hay tanta liquidez en el mundo que la tasa de interés es negativa (1.4 % versus una inflación en torno del 3-4 %). Conviene más tener mercadería o bienes. Madera, acero, soja...lo que se le ocurra, todo subió intensamente. En realidad lo que perdió valor fue el dólar. Esto tampoco dura toda la vida, es producto de la megaemisión en un mundo que se detuvo de golpe”, estima el economista.
Zuchovicki considera que en el caso del campo hay que tratar de entrever cuánto de
TASA DE INVERSIÓN EN ARGENTINA la suba operada se debe al producto en sí y
cuánto a la desvalorización del dólar. “Las materias primas rebotarán hasta que todo se normalice; mientras tanto, el precio incentiva a producir más. El propio mercado termina nivelando. Lo mejor del contexto global ya lo
vivimos; el mundo que viene no va a soplar en contra, pero ya no será tan favorable a nues-
tras necesidades”.
ENFERMO DELICADO
En este contexto, la Argentina presenta agravantes. En principio, el flujo de dinero que recibimos es cada vez menor. Desde 2018 no hay entrada de capitales al país. Pasamos de emergentes a stand alone; significa que no hay justificativos para que un fondo invierta en la Argentina, porque si trae su dinero no sabe si después podrá sacarlo. O bien ya le explicaron que debe recurrir al artilugio del contado con liquidación, y tiene un fárrago de requisitos que cumplir. El punto es que no van a llegar inversores al menos por tres años; es lo que nos va a demandar recorrer el camino inverso, en el mejor de los casos. Puede aparecer un fondo buitre, pero los que invierten a 10 años no van a estar. Entonces, si va a haber una recuperación, ten-
drá que ser con plata local. El nuestro es un país de brechas, y con bre-
chas no hay inversión a largo plazo. Además, el
Las inversiones se esfuman en la Argentina. Llevará al menos tres años volver a atraer capital externo.
VÉRTIGO
“Vivimos en un mundo completamente distinto al que nacimos. Diez años atrás no había whatsapp ni ipad ni streaming ni bitcoin o blockchain, tampoco el pago mediante el celular. Hoy la velocidad de la información es más importante que la precisión del contenido. Obliga a hacer cosas sin poder chequearlas”. (Zuchovicki)
día que desregulen tarifas, la inflación será otra.
La incertidumbre sobre el valor de reposición
retroalimenta la suba de precios. Zuchovicki plantea un diálogo habitual en estos tiempos. “No hay neumáticos, no los dejan ingresar, no te los puedo vender”, sostiene el comerciante. El comprador insiste porque los necesita. “Mirá la lista, dice: ‘100’, pero no te lo puedo dar por menos de 130”, le explica el vendedor. Absolutamente real. El que vende no sabe si
podrá reponer, el que compra no sabe a qué
precio va a conseguir lo que necesita. “En esa incertidumbre todos cargan los precios, por las dudas. Desconocemos cuánto vale una propiedad para justificar si el negocio que tenemos es bueno o no. Por todo esto es imposible que la Argentina crezca, porque en este contexto no hay inversión. Y sin inversión no hay rutas, puertos, drenaje de las hidrovías, etc. Así como va,
gane quien gane las elecciones, la Argentina no tiene destino a mediano plazo. Algo tiene
que cambiar. Sabemos lo que pasó en 1975 (Rodrigazo), 1989 (hiperinflación) o 2002 (caída de la convertibilidad). Ya lo vimos. Por eso puede haber un cisne blanco en el camino”, pontifica Zuchovicki. millones de intereses. Paga 38 % anual por las Leliqs para comprar dólares, al tiempo que el dólar oficial se deprecia al 17 % anual. Entonces, toma dinero al 38 para colocarlo al 17. No
puede aguantar mucho tiempo, va a obligar a
generar cambios”. Por lo demás, anclar el tipo de cambio sigue siendo la ruta del gobierno, y no va a querer subir la tasa de interés. Trata de generar con-
sumo pero sin un aumento de la oferta, y eso tarde o temprano trae puja de precios o desa-
bastecimiento. Es otra cuestión que va a obligar a cambiar; siempre detrás de estos descalabros hubo un plan económico nuevo.
INTOCABLE
“El gasto no va a bajar en un año eleccionario, porque de cada 1000 pesos erogados, 620 están en seguridad social. No lo pueden tocar -el gobierno anterior tampoco pudo-, porque la calle no se sostiene. Algo más de 20 millones de personas dependen de la seguridad social”. (Zuchovicki)
IRRESPONSABLE
El déficit fiscal es la madre de todos los pro-
blemas, la verdadera enfermedad. El Estado toma la plata disponible y no queda dinero para los privados. “Ahora vamos a tener un déficit de 4.5 puntos del PBI. Le sumamos intereses, porque todo ese agujero lo estamos financiando con emisión y con bonos. Y a su vez el interés genera déficit cuasifiscal (1.5 % del PBI). ¿Cómo se va financiar todo esto? Porque plata no nos presta nadie”. El gobierno está colocando bonos casi en forma compulsiva en el sistema financiero. A su vez, el Banco Central emite pesos para comprar los dólares que genera el campo, y luego intenta sacarlos de circulación emitiendo Leliqs o Letes. “Son $3.600 millones y tiene $1.300
TC REAL BILATERAL vs. USD A PRECIOS DE HOY
serie mensual; base 78,0 = 22-oct-2020
Tipo de cambio. La Argentina es un país de brechas, imposible esperar que el inversor se sienta atraído en este escenario.
¿Qué se hizo antes en casos similares? Licuar el gasto público con una devaluación. Todavía no terminó pero ya hay un esquema de licuación de jubilaciones y salarios públicos, no tanto de la deuda, porque ese proceso es cada vez menos efectivo a medida que la devaluación se carga a precio. La deuda siempre crece como consecuencia del déficit fiscal.
La mayoría de la deuda vieja sigue estando dolarizada y se reprogramó hasta 2030, y la deuda nueva que está tomando el gobierno está linkeada al CER y al dólar oficial; no la puede licuar porque ajusta por un lado o por otro.
REACCIÓN A LA VISTA
Con restricción de oferta este país tiene que hacer algo. No se puede sostener en el tiempo. Termina en un shock y un plan económico
distinto. El 45 % de los argentinos tiene su dinero fuera del país; es el 79 % de la liquidez que está en dólares. El argentino no confía en la Argentina. Hay plata, pero quienes la tienen no se sienten atraídos por el país. En cuanto a los bonos, el rendimiento de la
deuda argentina es solo comparable con el de
Sri Lanka. Un bono argentino es muy barato. Las empresas argentinas están en el mínimo histórico; YPF vale USD 1.500 millones; llegó a cotizar en USD 20.000 millones.
“No estamos tomando las medidas para generar inversión y sin inversión no hay futuro. Sin
privados no hay contribuyentes, el 90 % del
PBI es privado. Pero tarde o temprano se reacciona con algo distinto. La reacción de la sociedad va a hacer cambiar la política”, se entusiasma Zuchovicki.
Claudio Gianni
Fuente: Aapresid
SIN SALIDA
“Al igual que se hizo con el Club de París, van a pa-
garle al FMI ‘el mínimo de la tarjeta’ y el resto
lo van a tirar hacia delante. Así dicho parece un asunto solucionado, pero aunque nos regalen lo que debemos, la Argentina tiene problemas igualmente, porque acumula déficit. No tiene nada para mostrar”. (Zuchovicki)