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A PRUEBA DE CANOPEOS CERRADOS
MAQUINARIA | PULVERIZACIONES
Cómo entrarle a un follaje cerrado
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PISTAS PARA ENCONTRAR EL TAMAÑO DE GOTA ADECUADO SIN INCURRIR EN RIESGOS RELACIONADOS CON LA DERIVA DE PRODUCTO. LA CLAVE ESTÁ EN LA PASTILLA ELEGIDA, Y ALGO MÁS.
En la elección de la boquilla correcta radica la posibilidad de alcanzar el tercio inferior de la planta de soja, clave para algunas plagas.
En cultivos de follaje denso, frondosos, como pasa con muchas sojas, es difícil hacer que las gotas del producto alcancen la parte inferior de la planta, un panorama complicado, por ejemplo, para lidiar con las chinches. En general, no llegar bien abajo redunda en fracasos en el control de esta plaga. Eso se debe a que se usan gotas finas o muy finas, que tienen una vida media muy corta. Preocupa además que muchos aplicadores estén trabajando con boquillas que son de alta deriva; se pierde producto que en realidad va a algún lugar, llevado por el aire que se calienta y asciende, o en su combinación con el viento. La solución parece estar en el equipo. Por cierto, hay un componente muy importante de las pulverizadoras que define varios aspectos del trabajo. Hablamos de la pastilla o boquilla. Entre sus características más relevantes se destaca el tamaño de gota que genera, lo cual interesa en principio por la deriva, y también por la necesidad de franquear escollos como el citado. En este sentido, Rubén Massaro, de la EEA INTA Oliveros, provincia de Santa Fe, advierte que las gotas muy
grandes y ultragrandes no
pasan las primeras hojas y van quedando retenidas en el tercio superior. “Tenemos que alcanzar un equilibrio entre gotas que no generen deriva y a la vez vayan pasando por el follaje; es decir, logren penetrar canopeos cerrados”, refiere el especialista. En buen romance, el objetivo de la pulverización no debe hacer que perdamos de vista el cuidado del ambiente.
ELIJA BIEN
Yendo a los detalles, de las pastillas hidroneumáticas (asistidas por aire) las gotas salen con una gran velocidad, 8 veces mayor que en el caso de las hidráulicas (abanicos y conos). En estas últimas, después de un corto recorrido las gotas quedan flotando, en suspensión, técnicamente en caída libre. Entonces, una parte de ellas cae y otra queda flotando y finalmente es arrastrada por el viento y ya no desciende más; el viento la lleva a las distintas capas de la atmósfera o la descarga en lotes cercanos. Massaro cita un ensayo en donde se evaluaron situaciones sumamente variadas, boquillas distintas e incluso a diferentes presiones y volúmenes, para saber con qué pastillas podían llegar bien a la parte inferior de la planta de soja con follaje alto y cerrado. Encontraron que con una boquilla de tipo aire inducido y con 80 l/ha puede mojarse muy bien hasta el tercio medio de la planta para control de orugas y enfermedades. Con 100 l/ha logra-
ron mojar hasta el piso para asegurar llegar a todos los lugares donde puede haber chin-
ches. También hallaron una pastilla de aire inducido y doble abanico, que demostró que se puede mojar muy bien con este sistema. Asimismo comprobaron que en aquellas pastillas cuyos fabricantes hablan del ángulo de la pulverización, dicho ángulo debe estar hacia delante y se logra muy buena performance. Si ponemos el ángulo hacia atrás lo que se consigue es perder gotas y disminuye significativamente el número de impactos desde la parte media de la planta hacia abajo.
EL PRODUCTO CUENTA
Fernando Flores, de la EEA INTA Marcos Juárez, provincia de Córdoba, recuerda la forma en que se clasifican
los insecticidas según modo
de acción (importante para planes anti-resistencia), de acuerdo con la vía de penetración en el insecto (clave para dirigir la llegada al blanco), según la penetración y movimiento en la planta (relevante para determinar el mojado del vegetal) y en función de la selectividad (importante para planes ligados al manejo integrado de plagas). La resistencia puede darse por comportamiento; es decir, el insecto no entra en contacto con el insecticida o el exoesqueleto es modificado impidiendo el ingreso del producto, como puede ocurrir con la chinche de los cuernos en invierno. Por eso la recomendación de aplicación en el caso de esta especie es preferentemente en post-emergencia temprana.
Con una boquilla de tipo aire inducido y con 100 l/ha lograron mojar hasta el piso para asegurar llegar a toda la planta y combatir chinches y orugas.
LETRAS Y COLORES
Eduardo Vita Larrieu, de la AER INTA Máximo Paz, explica que distintos colores y letras en las pastillas diferencian si se trata de una gota gruesa, intermedia o fina. Por otro lado, el tamaño de gota se define en función de normas internacionales, medidas en micrones (diámetro volumétrico medio).
La resistencia puede darse asimismo porque se modifica el sitio químico de acción del insecticida, reduciendo la sensibilidad a la forma activada del producto. Incluso puede generarse por una modificación de la vía metabólica. Debe quedar claro que las particularidades químicas de los insecticidas también juegan. Por un lado la solubilidad en agua, característica muy deseada en cuanto a la movilidad del producto dentro de la planta, pero menos amigable en referencia a la percolación en profundidad del perfil (implica generalmente pérdida de producto y contaminación). La tensión de vapor era una característica buscada para el control de ciertas plagas que estaban cubiertas o ubicadas en un lugar donde es difícil llegar, pero está dejando de usarse. Y finalmente el coeficiente octanol agua (COA), que provee información sobre la polaridad del insecticida. Los plaguicidas con vida media prolongada tienden a bioacumularse en la cadena alimentaria. Los piretroides suelen tener COA altos y su principal modo de acción es de contacto sobre el insecto. Los inhibidores de quitina se vinculan con COA bajos y su principal modo de acción es por ingestión. Paralelamente hay que considerar la relación con la planta en cada caso. Hay productos que en cualquier circunstancia se comportan en fase gaseosa; como se indicó, la mayoría ya no está en uso. Otros son ciertamente dependientes de la temperatura, y otros presentan una fase gaseosa virtualmente despreciable y no se modifican por efecto de las marcas térmicas.
Desde luego, probablemente lo que más le interese sean las definiciones referidas a los parámetros de aplicación recomendados. “Si hablamos de insecticidas de contacto, es válido recurrir a 50-70 gotas/cm2; si se trata de sistémicos, hay
que pensar en 20-30 gotas/cm2. En cualquier caso el uso de tarjetas es fundamental, tanto como leer la letra chica de los marbetes”, advierte Flores. Es cuestión de tomar debida nota de todos estos detalles, y llevarlos a la práctica.
Claudio Gianni Fuente: INTA
CALIDAD DEL AGUA
Los tipos de agua disponibles son importantes a la hora de corregir su calidad para incurrir en una aplicación eficiente. Con menos de 75 ppm de carbonato de calcio se la considera blanda, en tanto por encima de 300 ppm estamos ante la presencia de agua muy dura.