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Política agropecuaria

¿BOOM O SÓLO SUPERVIVENCIA?

La pérdida de poder adquisitivo conspira contra el negocio. Sin embargo algunas razones definidas hacen creer que la mejora de los precios no puede estar muy lejos.

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La ironía de Ignacio Iriarte suena más vigente que nunca: “La ganadería argentina tiene un gran futuro… ¡lástima que tarda en llegar!”. Es que, si bien las expectativas siguen siendo muy buenas para la actividad en función de la demanda internacional pero, más aún, por la incapacidad del negocio para “multiplicar” rápidamente la oferta, como sí se puede hacer en aves o porcinos, la realidad muestra que la actividad está deprimida, con precios debilitados en varias categorías, con índices de faena de hembras demasiado cercanos a la liquidación y con claros síntomas de descapitalización, en especial entre los criadores. Las razones son varias o solo una: hay recesión. Y esto es así tanto en el mercado internacional, donde las cotizaciones bajaron de forma sensible, como en el mercado local, donde la demanda mantiene el consumo, pero gracias a sacrificar precio.

El vaso medio lleno, sin embargo, muestra que el mundo sigue generando un crecimiento sostenido, mayor al aumento de la población. En este contexto “la carne” (vacuna) es el producto más sofisticado y codiciado cuya oferta, además, no es expansiva, como ya se mencionó.

Por SUSANA MERLO ESPECIAL PARA CHACRA | contenidos@revistachacra.com.ar

La fortaleza del tipo de cambio y el poder adquisitivo de la población definirán la suerte de la ganadería en 2019.

Ilusiones desdibujadas

La Argentina viene reabriendo mercados y obteniendo cuotas importantes, aunque la producción no está creciendo a un ritmo suficiente como para abastecer esta movida.

El problema, como siempre, es la coyuntura, y en especial, la local. Así, las expectativas de principios de año se fueron debilitando a lo largo de los meses a partir de la inflación (que vuelve a erosionar el tipo de cambio), la vuelta de las llamadas retenciones y, como mencionan varios, la fuerte informalidad, tanto más seductora cuanto mayor es la presión fiscal.Temas para nada menores como la imposibilidad de ajuste por inflación, que sigue pendiente, hacen más atractiva aún la evasión.

Ni hablar de la diferencia de ingresos con el sector financiero. Además, como el costo del dinero es hoy altísimo, antes de endeudarse los productores (aun los que pueden, que tampoco son tantos), prefieren liquidar hacienda, y así el círculo negativo recomienza. Más oferta, demanda interna saturada, menores precios.

Puede mejorar

Los observadores, sin embargo, prevén un “rebote” basado en dos o tres causas. Por un lado, porque se sospecha un vaciamiento de los feedlots en un par de meses, lo que forzará la demanda. Por otro lado, también se espera para marzo-abril el ingreso de varias plantas al circuito de la exportación, algunas nuevas y otras remodeladas, lo que va a apuntalar la demanda destinada al mercado externo, que ya este año superó las 500.000 toneladas, aunque una parte de ese volumen correspondió a vacas, producto de la persistente liquidación de los tambos.

Atrasado otra vez

Por el lado del mercado interno, la historia indica que en años de elecciones presidenciales es normal que el poder adquisitivo local se fortalezca, lo que también podría agregar una cuota de firmeza. Pero, y siempre hay un “pero”, aunque la industria esté prefiriendo más las ventas al exterior que al mercado interno, tanto por su mayor transparencia como por cuestiones impositivas, la realidad es que “se exporta por el tipo de cambio”, según confía un fuerte empresario ganadero, y hay muchas dudas de que en este 2019 el Gobierno acepte un dólar “fuerte”. Antes bien, los principales analistas se inclinan hacia un nuevo retraso en el tipo de cambio, y eso recortaría la posibilidad de más exportaciones.

Lo concreto es que tanto por las ventas al exterior (que ya está pagando por los pesados hasta $ 55 el kilo vivo), como por el eventual refortalecimiento del mercado interno por mayor poder adquisitivo, lo cierto es que las bajas nominales que tuvo el precio de la hacienda en los últimos meses se podrían revertir y frenar en parte la descapitalización que se está dando por la falta de financiación a nivel de los productores, sumado al muy alto costo del dinero.

PREMISAS BÁSICAS

Todavía hay mucho por mejorar. Es necesario comprometerse y cumplir con lo pactado. Mantener asimismo las decisiones tomadas. Se necesita avanzar y mostrar que el país vuelve a producir. Hay que dar señales claras de lo que se quiere; hay que respetar la propiedad intelectual, la libertad de los mercados, volver a una presión impositiva “normal”; no se puede/debe castigar a las inversiones y otra media docena de definiciones básicas, casi elementales, que “muestren” lo que el país realmente busca.

No será lo mejor, pero ya es algo, aunque para los que ven el vaso medio vacío, el año 2019 se esté planteando como otro período de “supervivencia” y no el del gran despegue que siempre le prometen a la ganadería. POLÍTICA AGROPECUARIA | COYUNTURA

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