Pasión Cofrade 2010

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Edición Número 6 • 2.ª Época. Semana Santa 2010

Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo Iglesia del Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita Oficinas: C/ Isidro Polo, n.º 2 • 47003 Valladolid Tlf. 983 38 04 43 http://www.sagradapasion.com sagradapasion@sagradapasion.com

Dirección José Ángel Carreño Pérez

Consejo de Redacción Manuel de la Peña Valverde Manuel Ángel Centeno Morillo Alfonso García Chillón Luis José Lázaro Giménez

Fotografía Portada:

Archivo Junta de Cofradías de Semana Santa Autor: José María Pérez Concellón (Stmo. Cristo del Perdón. Viernes Santo 2006)

Contraportada:

Ándres Rodríguez Gutiérrez (Procesión de Oración y Sacrificio 2009)

Interior:

Varios autores

Imprime Gráficas VALOP, S.L. C/ Cobalto, n.º 8, nave 11 (Pol. San Cristóbal) Depósito Legal: VA-383/98 La Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo no comparte necesariamente las opiniones vertidas en las colaboraciones


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Índice

• Editorial ......................................................................................................................................................... pág. 4 • Carta del Alcalde ................................................................................................................................. pág. 6 • Carta del Capellán: Año Sacerdotal ................................................................................. pág. 7 • Pregón de Pasión 2009 .............................................................................................................. pág. 9 • Versos de Pasión ................................................................................................................................ pág. 15 • Acerca de nuestra historia: Esculturas del siglo XVI de la Cofradía Penitencial de la Pasión ...... pág. 16 La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (I parte) ........................................ pág. 22 Sobre el montaje del paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández .................................................................................................................................... pág. 33 Los regocijos de la Pasión. Fiestas por la colocación del Santísimo Sacramento en 1707 ................................................................................. pág. 37 La Ilustración y nuestra penitencial ......................................................................... pág. 42

• Compromiso con la caridad ..................................................................................................... pág. 47 • Noticias 2009 ......................................................................................................................................... pág. 48 • Opiniones: La desamortización .............................................................................................................. pág. 52 Santa María Faustina Kowalska (II) ......................................................................... pág. 57 Benavente, una pasión en el cruce de caminos ............................................ pág. 63

• Canonización de nuestro patrón: Rafael Arnaiz sube a los altares ................................................................................ pág. 70 Espiritualidad del Hermano Rafael ........................................................................... pág. 73 Hermano Rafael ....................................................................................................................... pág. 75


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Editorial

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a Cuaresma se apoya en dos pilares sólidos. Uno es la contemplación de la Pascua de Cristo, es decir, la conmemoración de la entrega de Cristo hasta su muerte y sepultura, y su gloriosa resurrección y ascensión a los cielos. En segundo lugar, la participación de todos nosotros en esa Pascua a través de la penitencia personal y comunitaria y de la participación en los sacramentos pascuales. Al comenzar la Cuaresma, la liturgia nos propone tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor para disponernos a celebrar mejor la Pascua -la oración, el ayuno (“Jesús después de hacer ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre”. Mt. 4, 2) y la limosna (“Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?”. Jn. 3, 17). Estamos a las puertas de la llegada del tiempo en que las manos que se tienden van a ser atravesadas por clavos, de las sienes oprimidas por coronas de espinas serpenteantes de libertad, de los costados traspasados por lanzas o por esperanzas, de la muerte breve y de la vida eterna. Esta es la gran verdad, la gran verdad del cristianismo. La única verdad de la existencia de esta nuestra querida cofradía. Los católicos, los cofrades, tratamos de rememorar la Verdad de un pasado que sentimos presente, y eso es cofradía, y eso es Semana Santa. Vivencias trascendentales de un pasado que rememoramos hoy. Vivencias de un calvario en donde se encuentra un madero y clavado a ese madero Cristo. La Semana Santa no es una hermosa narración, un bello cuento -como diría algún escritor- al que nos aferramos los humanos recordando a aquel maravilloso Jesús de Nazaret. Lo que pasó con

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Cristo encierra un misterio inagotable y se puede conmemorar, esto es, volver a celebrar siempre con novedad. La muerte y la resurrección de Jesús son reales, siguen alcanzándonos: todos somos invitados a celebrar de nuevo los misterios que nos dieron nueva vida en los sacramentos de iniciación cristiana. Podemos alcanzar este mensaje de muerte y resurrección como nos señala la lectura del domingo de Pascua: “Si habéis resucitado juntamente con Cristo, buscad lo de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Aspirad a lo de arriba, no a lo de la tierra” (Col. 3, 1ss). Hermanos cofrades, debemos buscar el sentido y origen de una cofradía penitencial en un Cristo muerto y en un Cristo resucitado. Cristo resucitó, porque si Cristo no resucitó vana es nuestra fe y nuestra fe no es vana: nuestra fe es firme y su piedra angular es Cristo. La luz triunfó sobre las tinieblas. La vida sobre la muerte. Si sólo nos quedamos con el recuerdo de su muerte violenta quedaremos como sumergidos en el absurdo, en el sinsentido de la vida, en el hiriente silencio de Dios. Recordemos, hermanos, que el fracaso de Cristo en la cruz sería nuestro propio fracaso, porque habríamos creído en un Rey sin reino cuyo trono es la cruz, en un Hijo de Dios al que Dios mismo ha abandonado (Mc. 15, 34), en un libertador que nos ha dejado más esclavos de lo que ya éramos. Con la muerte de Jesús moriría toda esperanza y sólo nos quedaría la amargura del fracaso y soportar una existencia sin salida, sin salvación posible. Su muerte será consecuencia de su compromiso de Vida. “Y habiendo amado a los suyos hasta el límite” (Jn. 13, 1), cumplida su misión en este mundo a través


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de su muerte en cruz, voluntariamente aceptada, por su resurrección Jesús trasciende la Historia y se hace, para nosotros, Señor en la fe. Alegrémonos los afortunados de haber conocido al Señor en la esperanza del encuentro definitivo con Él. Alegrémonos por no tener complejos para expresar nuestra fe en Cristo Jesús, con el ejemplo de nuestra vida, en la sociedad, en el trabajo, en la familia. Alegrémonos los que por el bautismo fuimos consagrados como pueblo de Dios, muertos al pecado y resucitados con Cristo. Alegrémonos en la certeza de que Jesús resucitó y quedó definitivamente vencida la muerte. ¿Seremos capaces de legar a las generaciones más jóvenes este tesoro de fe que recibimos? ¿Seremos capaces de “hacer” y formar cofrades? Esta es nuestra gran responsabilidad. No podemos correr el peligro de cortar esta correa de transmisión de vivencias religiosas. Un pueblo no es nada si pierde sus valores y el gran valor de nuestro pueblo es su religiosidad y su fe. En esta sociedad, cada vez más alejada de Dios y de la religión, este es el gran reto que tenemos que asumir. Y no hay que buscar formas muy complicadas de hacerlo. Sin descartar una seria formación religiosa, puede hacerse sencillamente. No hay mejor predicación que el ejemplo. Los padres deben convertirse en los primeros predicadores de la fe, depositando en sus hijos el tesoro que recibieron para que ellos, a su vez, lo transmitan a las generaciones futuras, manteniendo esta cadena de fe y amor a Dios y a nuestras tradiciones. No fue junto al camino, ni en terreno pedregoso, ni entre cardos, donde nuestros familiares y antepasados sembraron la semilla de ser cofrades de la Cofradía de la Pasión, sino en tierra fértil, y allí

esa semilla ha germinado y ha crecido durante casi quinientos años. Nuestras imágenes devocionales deben servirnos para reforzar dramáticamente el culmen de la obra de redención que es el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Las procesiones serán escenas que ponen imagen a las celebraciones sacramentales: no pueden entenderse las procesiones sin referencia al Triduo Sacro y en especial al triunfo de la vida (luz, fuego y agua) en la Vigilia Pascual. Santísimo Cristo del Perdón, nuestras miradas te admiran y te vemos arrodillado, reclinado sobre la piedra con tus manos en oración. Tu rostro dulce, tensa dulzura, con tu mirada profundamente fija en el Padre. Tu serena hermosura, Señor, refleja tu duda, cuando humanamente le habías dicho al Padre que apartara de ti ese cáliz, que te librara de tan pesada carga. Esa firmeza humana de tu rostro nos deja ver tu entereza al decir: “hágase, Padre, tu voluntad y no la mía”. Queremos pedirte devotamente que en esta Semana Santa en que estaremos casi todos reunidos entorno a ti [“Donde haya dos o tres reunidos en mi nombre, yo estaré allí, junto a ellos” (Mt. 18, 20)] nos hagas a todos un poco mejores y reconozcamos nuestros pecados; que nos perdones y nos veas como lo que realmente somos, tus hijos con nuestros defectos y nuestras virtudes, porque sabemos que aunque no nos hables abiertamente estás con nosotros, que nos apoyas y nos guías aunque no te veamos y no te reconozcamos, aunque pasemos a tu lado sin verte, y no te vemos porque vamos demasiado deprisa y pensando en todo menos en ti. “Verdaderamente éste era Hijo de Dios” (Mc. 15, 39). El Cabildo de Gobierno

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Carta del Alcalde

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l pasado 25 de marzo de 2009, fiesta de la Encarnación, nuestro anterior arzobispo, D. Braulio Rodríguez Plaza, convocó a todos los fieles de la diócesis a una eucaristía que tuvo lugar en la S.I. Catedral y cuyo objetivo era celebrar el Evangelio de la Vida y orar para que ésta sea respetada. En la celebración -no podía ser otra manera- nuestra cofradía estuvo representada institucionalmente. Es triste que se creara una “polémica” artificial por los medios de comunicación en el debate social de la ciudad, fechas antes de la Semana Santa del año pasado, en cuanto al posicionamiento de las cofradías penitenciales en apoyo de la campaña emprendida en favor de la vida por parte de la Conferencia Episcopal española, ante la que era inminente tramitación parlamentaria del Proyecto de Ley sobre el Aborto. Este Cabildo de Gobierno no hizo otra cosa que lo que ha venido siendo norma en el tiempo -y no puntual- de esta cofradía, en coherencia con su carácter de asociación católica. Nuestra postura siempre ha sido, es y será “pro vida”, y se ha manifestado en no pocas ocasiones en nuestros cultos, actos y en los propios editoriales de esta misma publicación. La Iglesia se ha opuesto siempre al aborto. Además de basarse en la Escritura Santa, los cristianos desde hace muchos siglos han escuchado aquello de: “Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por su modo de vida (...) Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho” (De la Carta a Diogneto V, 6-7).

En nuestro país ha ido asumiéndose una grave deformación de la verdad en lo que respecta al aborto, que es presentado como una elección justa de la mujer destinada a solucionar un grave problema que la afecta de manera dramática. Sin embargo, la auténtica justicia pasa por no violar el derecho primero y fundamental de la persona, su nacimiento, por garantizar la custodia del niño que va a nacer y el apoyo eficaz e integral a la mujer para que pueda superar las dificultades y acoger la vida de su hijo. Una parte importante de la sociedad de nuestro país ha asumido como “moderno” y “progresista”, demencialmente, la negación de la dignidad propia de la persona humana, desde su concepción hasta su muerte natural, permitiendo que no sólo no se auxilie sino que se pueda matar impunemente a los niños de pocas semanas, aún no nacidos e indefensos. El aborto legitimado o despenalizado es la mayor degradación a la que puede llegar el ser humano. Justificarlo pone de relieve que una sociedad está enferma en sí misma. La vida de cada persona, con toda su integridad y dignidad, está en el corazón del ser y de la misión de la Iglesia, ya que hemos sido creados por el amor de Dios: “antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses, te tenía consagrado” (Jn. 1, 5). Hemos sido redimidos por la sangre de Aquel que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14, 6). Que el Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Madre y Señora de la Pasión nos ayuden a tener un compromiso activo con la defensa de la familia y de las vidas humanas que van a nacer. Luis José Lázaro Giménez Alcalde de la cofradía

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Carta del Capellán Año Sacerdotal

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l pasado día 19 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Santo Padre Benedicto XVI presidió en la Basílica Vaticana unas Vísperas solemnes. En ellas anunció que este año estaría dedicado al sacerdocio en el 150º aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo cura de Ars, al que el Papa encomienda especialmente los frutos de este Año Sacerdotal. La elección de este día tiene una doble significación: por un lado el hecho de que coincidan en la misma fecha la solemnidad del Corazón de Jesús y el aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, al que el Papa encomienda a todos los sacerdotes del mundo instituyéndolo como su patrono universal. Ciertamente el ministerio sacerdotal constituye la raíz de la misma vida de la Iglesia porque el sacramento del Orden constituye a la Iglesia. Sin sacerdocio no existiría la gracia de los sacramentos, verdadera fuente del don divino, que nos configura con Cristo. La importancia del Sacerdocio en la vida eclesial es sin duda capital. El sacerdocio del Nuevo Testamento es una creación de Jesucristo, el Único, Sumo y Eterno Sacerdote, verdadero Pontífice de la Nueva Alianza. Él es el único Mediador entre Dios y los hombres porque comparte con nosotros la naturaleza humana y con el Padre la naturaleza divina. Él con su muerte y resurrección instituyó un nuevo sacerdocio en el que Él mismo es la Victima que se ofrece en sacrificio, el sacerdote que la ofrece y el altar en que se ofrece. La muerte de Cristo en la Cruz es el acto supremo de nuestra redención. Cristo, Dios y hombre, asume en sí todas las consecuencias del pecado del hombre y en el misterio de la Cruz salvadora se realiza nuestra liberación definitiva del mal,

del pecado y de la muerte. De esta forma la muerte redentora de Jesús nos otorga la vida definitiva, la vida de Dios en nuestras almas. Este Sacrificio Eterno, instaurado por Jesucristo pervive eternamente por voluntad del mismo Cristo en su Iglesia. En la Última Cena, culminación de la vocación apostólica, el Señor instituye el Sacerdocio del Nuevo Testamento transmitiendo a los Apóstoles su propio Sacerdocio. Jesucristo hace a sus Apóstoles participes de su propia entrega para ofrecer al Padre un Sacrificio Único y Eterno, el Sacrificio de Cristo en la Cruz. Es un profundo misterio del Amor divino que Dios haya querido hacer partícipes a aquellos apóstoles, vacilantes en su fe, de la mayor gracia que Jesucristo trajo a la tierra. Su amor por nosotros se muestra tan palpablemente en el sacerdocio que conmueve el corazón pensar que Dios haya amado tanto al hombre que no sólo le haya redimido, sino que le ha asociado a su misterio redentor para toda la eternidad. Sin embargo, no es extraño que Jesucristo quisiese instaurar un nuevo sacerdocio. El Misterio de la Encarnación, verdadero inicio de nuestra redención, lo hizo necesario. Así como la Humanidad del Verbo encarnado era en este mundo el único camino para conocer a Dios, así la visibilidad de la Iglesia, su Ministerio sacerdotal, es el camino para recibir la gracia de la Redención. En unos tiempos convulsos como los nuestros es difícil que el mundo pueda comprender el profundo misterio que se encierra en el Sacerdocio cristiano. En las manos del sacerdote ha puesto Nuestro Señor sus bendiciones, el perdón de los pecados, la gracia regeneradora del bautismo y su

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Carta del Capellán: Año Sacerdotal

mismo Cuerpo y Sangre entregados por nosotros. A estas personas frágiles, como aquellos primeros apóstoles, ha confiado el Señor su grey, aquello que más ama, las personas de los que por la fe se unen a Cristo mediante el ministerio sacerdotal. Por eso, el mismo Sacerdocio cristiano es un Misterio de fe, porque por la fe hemos de ver a Cristo en la persona de nuestros sacerdotes, ancianos, débiles, enfermos o pecadores, cuando realizan el acto sacerdotal por excelencia, el ofrecimiento al Padre de Jesucristo, Victima en la Cruz, en la Santa Misa. Nada hay más santo, sublime, perfecto o bello en este mundo que la renovación incruenta del Sacrificio de la Cruz que el sacerdote realiza cada día en la Santa Misa. Sin su presencia este Misterio, verdadera vida del mundo, no se podría realizar. Por eso debiéramos venerar el Sacerdocio Eterno de Jesucristo en las personas de sus sacerdotes, a pesar de sus defectos, a pesar de sus miserias, sabiendo que sin ellos la gracia

de Dios estaría como atada sin las manos de aquellos que la derrochan en la santificación de nuestras almas. Si no existiese una íntima unidad entre el Misterio de la Encarnación del Verbo de Dios y el Sacerdocio del Nuevo Testamento no tendría sentido el ministerio sacerdotal, pero éste es la continuidad de aquel en la medida en que Dios ha querido salvarnos mediante la carne humana del Hijo de Dios hecho hombre. Hoy nos sigue salvando por medio de la vida de nuestros sacerdotes que nos traen la gracia y el amor de Cristo salvador. En este tiempo de Semana Santa, cercanos a la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, Sacerdote Eterno, meditemos sobre la grandeza de este Misterio: que Dios haya puesto la gracia de nuestra salvación personal en las manos de nuestros sacerdotes, a los que Él eligió con amor infinito para que juntamente con Él se ofrezcan también al Padre, para la salvación de los fieles que Cristo y la Iglesia les han confiado. No nos dejemos embaucar por el mundo de hoy que no conoce a Dios, miremos en la persona del Santo Cura de Ars ese modelo sacerdotal que la Iglesia pone a todos para reconocer al auténtico sacerdote de Cristo que, como el Buen Pastor, da su vida por las ovejas. Aprovechemos estos días de Semana Santa para rezar por los sacerdotes, para que la Santísima Virgen María, que nos ofrece a Jesús Sacerdote y Víctima, ayude a los sacerdotes de su Hijo a vivir sólo para aquel que les eligió un día y les consagró, para que dejando todas las cosas le siguieran para estar con Él para siempre. José Luis López Zubillaga Capellán de la cofradía

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Pregón de Pasión 2009

que fue y con un único protagonista, la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo, que hoy, primer Domingo de Cuaresma, inaugura oficialmente los preparativos para la celebración de la Semana Santa del año 2009. Y lo hace en la Iglesia del Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita, su sede actual, con poesía y con música, la de su banda de cornetas y tambores, cuyo inconfundible sonido anuncia a los fieles en la lejanía que la procesión se acerca.

Dª Mª Aurora Viloria Nieto Periodista. Jefa de Cultura de "El Norte de Castilla"

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icealcaldes, Cabildo de Gobierno y cofrades de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo, representantes de otras cofradías de Valladolid, señoras, señores, amigos: Pregonar, del latín preconare, significa según el Diccionario de la Real Academia Española publicar o hacer notorio. Y pregonero es por lo tanto quien publica lo que se quiere hacer saber a todos. Por eso, aunque éste sea el primer pregón que pronuncio, siento que de alguna forma es lo que he estado haciendo durante toda mi vida. Porque ¿qué otra cosa es ser periodista? Alguien que anuncia o cuenta algo que cree debe conocer todo el mundo. Por eso, mi pregón es el relato de lo que actualmente está ocurriendo, basado en lo

¿Cuántas semanas santas habrá vivido la cofradía? Imposible calcularlo pero, indiscutiblemente, cientos, desde que fue creada en octubre de 1531. No todas han sido iguales, por supuesto, ya que las habrá habido piadosas, fervorosas, entusiastas, tristes y hasta dramáticas, según los tiempos que les haya tocado vivir a los cofrades. Porque casi cinco siglos dan para mucho. Hasta para tener una historia de luces y sombras, de logros y también de lo que los hombres considerarían fracasos. Una historia de avanzar, de pararse y de coger nuevas fuerzas para seguir adelante. Una historia de dolores y de alegrías, de estancamiento y de plenitud. Esa historia comenzó en la primera mitad del siglo XVI, una época en la que Valladolid era con mucha frecuencia la capital de España y de los continentes y países sobre los que se proyectaba, ya que en ella residían las Cortes. Reinaba el Emperador Carlos y en la ciudad nació su sucesor, Felipe II, quien en ella firmó numerosos documentos y hasta presidió autos de fe, porque en aquella época empezaban a soplar vientos de Reforma protestante, contestada más tarde por una Contrarreforma católica que, entre otras cosas, dotó posteriormente a Valladolid de la más extraordinaria colección de tallas de madera policromada. Hechas para salir a la calle y mezclarse con las gentes, alumbradas por las cofradías que habían empezado a surgir a finales del siglo XV.

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Pregón de Pasión 2009

Entre estas cofradías estaba la de la Pasión, fundada por un grupo de fieles que tenían el deseo y el objetivo de ayudar a los demás o mejorar de alguna manera la vida de los más necesitados de su tiempo. Así, aunque no se ha conservado ningún ejemplar de la regla primitiva, que fue ratificada en 1540 y seguida de otra aprobada en 1575, sí hay referencias documentales y bibliográficas que ofrecen datos sobre las normas que regían la vida de los cofrades en los primeros tiempos. Como las que recogen Narciso Alonso Cortés en 'Las primeras cofradías de disciplina', publicada en 'Miscelánea Vallisoletana' por el Grupo Pinciano, o José Martí y Monsó en 'Estudios histórico artísticos relativos principalmente a Valladolid', editados por Ámbito. Así, se sabe que los hermanos de la Sagrada Pasión tenían la obligación de practicar

determinadas obras de misericordia y de participar en una procesión de penitencia. Entre estas obras de caridad que distinguieron a la cofradía estaban la de vestir a 13 pobres el Jueves o el Viernes Santo, acoger en su hospital entre noviembre y febrero -es de suponer que por ser los meses más fríos- a pobres enfermos que hallaran por las calles y llevar también al mismo hospital a los niños abandonados entre la fiesta de San Miguel y el Domingo de Pascua. Es decir, entre septiembre y marzo o abril. El pequeño hospital de la cofradía estaba situado en la parroquia de Santiago y más tarde se trasladó al templo de la hermandad, donde estuvo instalado hasta el primer cuarto del siglo XVII,

Santo Cristo de las Cinco Llagas. Procesión del Ejercicio Público de las Cinco Llagas 2009.

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Foto: Andrés Rodríguez Gutiérrez.


Pregón de Pasión 2009

fecha en que desapareció para integrarse en el Hospital General de la Resurrección, cuya portada sirve ahora de fondo al jardín de la casa en que vivió Cervantes. Pero la Cofradía tenía otra importantísima misión que fue precisamente la que perduró a través de los siglos, la de acompañar a los condenados a muerte en sus últimos momentos y hacerles luego un entierro cristiano, además de ofrecer sufragios por sus almas. También se encargaba la cofradía del entierro de los que morían por accidente abandonados en el río o los caminos de la ciudad. Con lo que suplía de esta forma una labor que tiempos después realizarían las instituciones públicas y evitaba además muchos problemas sanitarios a los vecinos. Esta misión de verdadera caridad, que se recuerda ahora a través de las campanillas que portan los cofrades en las procesiones, similares a las que llevarían en otros tiempos cuando recorrían las calles para conseguir el dinero con que sufragar los gastos, se completaba además con la recogida de los huesos de los descuartizados en el humilladero de la cofradía, que estuvo hasta comienzos del siglo XIX al otro lado del Puente Mayor, hasta su inhumación en el convento de San Francisco, situado en la Plaza Mayor, donde actualmente está el Teatro Zorrilla, aunque sus terrenos se extendían por la calle de Santiago y Duque de la Victoria. Convento en el que murió y fue primeramente enterrado Cristóbal Colón. En 1576, la hermandad vallisoletana se agregó a la Archicofradía de San Juan Bautista Degollado, formada por florentinos residentes en Roma y que también tenía entre sus funciones la asistencia a los ejecutados. Participó así de las gracias y prerrogativas otorgadas por la Santa Sede, que incluía el indulto de un preso, costumbre que

la Cofradía de la Sagrada Pasión mantuvo hasta 1983, aunque sufrió alguna modificación a lo largo del tiempo. Hasta ese año, y cuando la Prisión Provincial estaba muy cerca del centro histórico de la ciudad, el preso salía acompañado de los cofrades como uno más, ante la emoción de los miles de vallisoletanos que siempre dieron una extraordinaria importancia a ese hecho. Sin embargo, los cambios en las normas penitenciarias y también el traslado de la cárcel a Villanubla fueron la causa que provocó su suspensión. La misión caritativa con los reos estaba vinculada a la devoción a San Juan Bautista, del que encargaron un paso procesional al escultor Andrés de Rada, que policromó Juan Diez. Lo terminó en 1579 y actualmente sólo se conserva la imagen ya decapitada y se desconoce si la escena se representaba con más tallas. La cofradía tenía otros pasos para su procesión de penitencia, que salía en la madrugada del Viernes Santo del convento de la Trinidad Calzada y luego se trasladó al Jueves Santo por la tarde, con la salida del templo penitencial. Sin embargo, no se sabe exactamente cuáles eran las tallas, aunque según el relato de historiadores y viajeros, como Pinheiro da Veiga, que asistió en Valladolid a los fastos del bautizo de Felipe IV, en 1605 estaría entre ellos 'Nuestra Señora de la Pasión', una Piedad de pequeño tamaño y arraigada devoción que ya poseía en 1553. Luis Luna, después de investigar en los libros de la hermandad, ha añadido también un 'Ecce Homo', el 'Azotamiento' y 'Cristo con la Cruz a cuestas' y posiblemente una 'Soledad' de vestir en la segunda mitad del siglo XVI. Además, en el humilladero se veneraría el 'Cristo de las Cinco Llagas', atribuido a Manuel Álvarez. En 1581, la Cofradía inauguró su iglesia, obra de Juan de Mazarredonda y Pedro del Río, que fue reedificada entre 1666 y 1672.

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Santísismo Cristo del Perdón. Procesión de Oración y Sacrificio 2005. Estación ante el Santísimo en la Catedral. Foto: Archivo Junta de Cofradías de Semana Santa. José María Pérez Concellón

Y así fue transcurriendo el tiempo hasta llegar al siglo XVII, la etapa de mayor esplendor de la imaginería vallisoletana. Una época en la que también la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión renovó su patrimonio procesional con la incorporación del primer paso que recorrió las calles de la ciudad formado por varias imágenes de tamaño natural talladas en madera. Era 'La elevación de la Cruz', obra de Francisco de Rincón realizada en 1604. Diez años después, la hermandad contrató con Gregorio Fernández el paso de 'Jesús Nazareno', a los que se unieron más tarde el 'Azotamiento', de Pedro de Antecha y 'Nuestra Señora y San Juan'. En 1656, Bernardo de Rincón, nieto de Francisco, se comprometió a esculpir un paso de la 'Humildad de Cristo', al que el pueblo pronto

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puso el nombre de 'Cristo del Perdón' y consideró como una de las imágenes más extraordinarias de entre las que salían a la calle. Y así ha llegado hasta hoy, convertido en uno de los pasos más populares y que más admiración despiertan cuando recorre la ciudad en la Procesión General del Viernes Santo. Y no es extraño, porque la talla, con los brazos abiertos implorando al cielo, las rodillas en tierra, una más avanzada que la otra, el rostro sereno y la corona de espinas en la cabeza, consigue transmitir esa emoción y cúmulo de sensaciones que sólo un gran artista puede conseguir. Es además un paso que cambia durante el recorrido por las calles, porque, como las grandes tallas, ha sido hecho precisamente para desfilar, para ser contemplado desde todos los ángulos posibles.


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Más tarde, a comienzos del siglo XVIII, 'Nuestra Señora de la Pasión' volvió a incorporarse a las procesiones de penitencia y la cofradía añadió a su patrimonio un cuadro de la Virgen en un trono sostenido por ángeles. Sin embargo, debieron ser estas las únicas alegrías para la Sagrada Pasión que, como el resto de las hermandades vallisoletanas, tuvo en esa centuria numerosos problemas y dificultades. Parece que la causa de esta indiscutible decadencia, que se prolongó hasta muy avanzado el siglo XIX, está en la intervención de la administración pública, que cambió las costumbres, incluido el horario de las procesiones. Como consecuencia también, las imágenes secundarias de los pasos fueron recogidas y destinadas al nuevo Museo Provincial de Bellas Artes, germen del de Escultura, ahora llamado Museo Nacional Colegio de San Gregorio. Tras la entrega en depósito de las tallas que no eran de culto en 1842, la cofradía conservó las imágenes principales de sus pasos, Cristo de la Columna, Cristo del Perdón, Cristo del Calvario, Cristo de la Elevación, Jesús con la Cruz a Cuestas, la Virgen de la Pasión y el San Juan Bautista Degollado. Siguió además organizando su procesión del Jueves Santo y participando en la General que se celebraba, aunque no siempre, el Viernes Santo. Después de la época de las luces había llegado la de las sombras y, muy probablemente la Semana Santa, tal y como ahora la conocemos, hubiera desaparecido si el arzobispo Gandásegui no hubiera acometido su reforma. Sin embargo, para la Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo el siglo XX trajo nuevos problemas. En 1926 se vio obligada a abandonar su templo, que estaba en estado ruinoso, al que ya no volvió nunca. Ahora esa iglesia, junto a la Plaza Mayor, que conserva la fachada y la sacristía, tiene

nombre de museo, porque durante un tiempo guardó la colección de pintura del de Escultura, aunque es una sala de exposiciones que acoge preferentemente arte contemporáneo. Pero después de las sombras volvieron otra vez las luces y la Cofradía de la Pasión, que siempre mantuvo su actividad, ha recuperado gran parte del patrimonio depositado en el Museo de Escultura. Un patrimonio formado por las imágenes procesionales del siglo XVII, otras tallas del XVI, pinturas, orfebrería, bordados y documentos que ahora guarda en su residencia canónica, este templo que hoy nos acoge a todos y que mantiene abierto al culto. Y desde esta iglesia salen a la calle las dos procesiones organizadas por la cofradía en Semana Santa. Una es 'El ejercicio público de las Cinco Llagas' del sábado de Pasión, el próximo 4 de abril. En ella, portando a hombros la imagen del Santo Cristo de las Cinco Llagas, hacen las estaciones ante conventos de clausura, donde piden por las vocaciones de la Iglesia. La otra es la de 'Oración y Sacrificio' del Jueves Santo, en la que llevan a la Catedral en andas las imágenes de 'Nuestro Padre Jesús Flagelado' y el 'Santísimo Cristo del Perdón' para cubrir una estación ante el Santísimo Sacramento y pedir por las personas privadas de libertad, en recuerdo de aquellas otras a las que confortaban o ayudaban a salir a la calle. Participa también la cofradía en el Sermón de las Siete Palabras, la Procesión General de la Pasión del Viernes Santo y en la del Encuentro del Domingo de Resurrección, y su sección juvenil sale en la de las Palmas. Además, la penitencial, formada actualmente por 900 cofrades, abre la iglesia para la misa de los domingos y fiestas de precepto, así como para los Oficios de Jueves y Viernes Santo y la Vigilia

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Pascual. Organiza también los cultos cuaresmales, que comenzaron con un triduo en honor del Santo Cristo de las Cinco Llagas y continuarán con otro a Nuestro Padre Jesús Flagelado, seguido de un quinario en honor del Cristo del Perdón que incluye el solemne Besapié que tendrá lugar el próximo 23 de marzo y al que acuden cientos de vallisoletanos. Uno de sus cometidos es también practicar la caridad con los necesitados de hoy, tarea que cumple a través de la colaboración con distintas instituciones con donativos, recogida de alimentos, ropas, juguetes o medicinas, destinados no sólo a Valladolid sino a lugares tan alejados como Angola, Ruanda, Etiopía, Tanzania, Guatemala, El Salvador, Perú o el sudeste asiático. La Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo también organiza anualmente un concierto en favor de Manos Unidas, que este año tendrá lugar el próximo domingo. Y, cuando cumplió 475 años, organizó otro en favor de la asociación dedicada

a atender a los afectados por parálisis cerebral, Aspace Valladolid. Es decir, la Sagrada Pasión ha actualizado su trayectoria espiritual, social y cultural, aunque para la mayoría de los vallisoletanos y, por supuesto, para todos los que vienen de fuera atraídos por la fama de la Semana Santa, la misión de las cofradías es simplemente la de acompañar los pasos en las procesiones. Y, aunque pueda parecer lo contrario, dan a esa misión una extraordinaria importancia, porque para quienes hemos nacido en Valladolid la Semana Santa forma parte de nuestra vida desde la niñez. Por eso, cualquiera que sean las ideas de los años de adultos, nadie permanece indiferente ante la belleza dramática de unas tallas que todas las primaveras narran en la calle una historia, la más grande de todos los tiempos, la pasión y muerte de Jesucristo. Un drama que siempre tiene un final feliz, un final de alegría y esperanza, el Domingo de Resurrección. María Aurora Viloria Nieto Periodista Jefa de Cultura de "El Norte de Castilla"

Servicios Sociales: -Ayuda a domicilio. -Asistencia hospitalaria. -Asistencia sanitaria. -Servicio doméstico.

Su familia merece confianza C/ Velardes 1, 3ºC. 47003.Valladolid

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Tlf.: 693 848 643 mercon.asistencia@gmail.com


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Versos de Pasión

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l 1 de marzo de 2009 en el acto cuaresmal “Música y Versos de la Pasión” nos acompañaba el escritor y poeta zamorano D. José González Torices. Autor de abundante obra publicada, cuenta con importantes premios de novela, poesía, cuento y teatro. Entre ellos, el de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de Teatro Infantil y Juvenil. Dirige las colecciones de Teatro Juvenil Galería del Unicornio (Editorial CCS, Madrid) y Campo de Marte (Editorial Castilla Ediciones, Valladolid). La Junta de Castilla y León le distingue con Mención Honorífica,

“Premio Promoción de la Infancia, 2008”, por la acción llevada a cabo en Castilla y León en pro de los niños o adolescentes desde la expresión de los valores de libertad, solidaridad, respeto, tolerancia, convivencia y no discriminación. El Ayuntamiento de Pozaldez convoca anualmente el Premio Nacional de Cuentos “José González Torices”. A continuación reproducimos uno de los poemas inéditos con el que nos deleitó.

SANGRE ROSAL Y sangraba su espalda mariposas por los cuarenta azotes recibidos; y sangraba su espalda, sin quejidos, el mar, la nieve y el vuelo de las rosas. Y sangraba su rostro el universo, el salmo del magnolio en la pradera, el vuelo del trigal en primavera y el gorrión que recita a Dios su verso. Y sangraba su espalda mariposas, y sangraba su rostro el universo. Y después de sangrar tanta belleza, tan solo se quedó con la mirada, la mirada: la voz de su grandeza. Tan solo se quedó con la mirada el Hijo de Yavé que en su pureza sembró sobre la Cruz de madrugada. La mirada, la gloria del Dios vivo en la gloria del hombre regalada. ©

José González Torices

Nuestro Padre Jesús Flagelado. Procesión de Oración y Sacrificio 2008. Foto: Luis Joaquín Fernández López

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Acerca de nuestra historia Esculturas del siglo XVI de la Cofradía Penitencial de la Pasión

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l esplendor de la imaginería de las cofradías vallisoletanas triunfa en el siglo XVII cuando se hacen grandes conjuntos procesionales con figuras a tamaño natural, el cual inicia La Cofradía de la Pasión en 1604 con el paso de la Exaltación de la Cruz, de Francisco de Rincón. Pero la misma posee también interesantes esculturas del siglo anterior, que han de ser también valoradas. LA VIRGEN DE LA PASIÓN Fundada la cofradía por tres feligreses de la iglesia de Santiago en 1531, muy pronto tuvo como imagen titular a la Virgen de la Pasión, en rigor una Piedad. Es citada por primera vez en 1553, y según Canesi, fue donada por el diputado Diego Sánchez Pintado. En 1556, desfilaba junto a las figuras de San Juan, la Magdalena y los dos ladrones, como indica en 1605 Pinheiro da Vega, las cuales serían imágenes de papelón. La escultura es obra indudable del escultor Francisco Giralte. Este escultor trabajó en el taller de Berruguete, al menos entre 1532 y 1534, como se indica en un pleito que tuvo su maestro en 1535 con el boticario Íñigo de Santiago. Ya no se encontraba en 1535 en el taller, pues no declara en

el mencionado pleito como testigo1. Sin embargo, en 1537 actúa de testigo en Valladolid junto a Alonso Berruguete y un Pedro Campo, en un poder que otorga la Cofradía del Rosario. A partir de 1539, colabora con su maestro en la sillería alta de la catedral de Toledo. En Valladolid es obra suya anterior a 1547 el retablo de la capilla del Doctor Corral en la iglesia de la Magdalena. Tras el pleito que sostiene a partir de 1547 con Juan de Juni por la realización del retablo de la Antigua, Giralte pasará a vivir en Madrid, en donde muere en 1576. El artista también realizó el Paso de la Borriquilla, perteneciente a la Cofradía de la Vera Cruz2. La escultura de la Virgen de la Pasión mide 78 x 81 x 45 cms. Estuvo situada en el retablo mayor de la iglesia penitencial, concertado en 1657 por Antonio y Alonso de Villota y el escultor Francisco Díez de Tudanca3. La Virgen se exhibía con manto y corona, tal y como pueden verse en dos planchas de cobre para grabar de los siglos XVIII y XIX respectivamente, y en un grabado popular4. La imagen fue identificada por Luis Luna5. Cristina Parrado la ha restituido con su restauración del año 2005 un aspecto próximo al primitivo, al recomponerse algunas partes dañadas en el manto de la Virgen y en la cabeza del Cristo6. También la policromía original, en la que se aprecia carnación

1.

ALONSO CORTÉS, N.: Datos para la biografía artística de los siglos XVI y XVII. Boletín de la Real Academia de la Histor ia, 1922, pp . 23-25. Analizados estos e xtremos referentes al tr abajo en el taller de Berr uguete, en: PARRADO DEL OLMO, J. M.: Los escultores seguidores de Berruguete en Palencia. Valladolid, 1981, p.112.

2.

PARRADO DEL OLMO, J. M. “La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén (“La borriquilla”)”. Ficha de “El Árbol de la Vida”. Las Edades del Hombre. Catálogo de la Exposición. Segovia, 2003.

3.

E. GARCÍA CHICO: Documentos para el estudio del arte en Castilla. Escultores. Valladolid, 1980, pp. 246, 249; J. J. MARTÍN GONZÁLEZ: El retablo barroco en España. Madrid, 1993, p. 101.

4.

Han sido estudiadas por J . J . MAR TÍN GONZÁLEZ: “Una planch a de g rabado de la Virgen de la P asión, de Valladolid”. Boletín del Seminar io de Ar te y Arqueología . Tomo XLVIII, 1982, pp . 405-408; B . GARCÍA VEGA: Estampas de imágenes vallisoletanas. Boletín del Seminario de Arte y Arqueología. Tomo LI, 1985, pp. 397-398; M. R. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ: “Los grabados de las imágenes de la Semana Santa de Valladolid”. En Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid. Valladolid, 1986, pp. 12-18.

5.

LUNA, L.: “Notas sobre la historia de la Cofradía de la Pasión II”. En Boletín Informativo. Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo. Nº 4. Abril de 1993, p. 4.

6.

PARRADO PARRADO, C .: “Restauración de la imagen de Ntr a. Sr a. De la P asión”. En Boletín Inf ormativo. Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo. Nº 1. 2ª época. Valladolid, 2005, pp. 28-30.

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Esculturas del siglo XVI de la Cofradía Penitencial de la Pasión

a pulimento. La túnica se presenta sólo recubierta con el pan de oro sobre el bol, mientras que el manto tiene sencillos motivos esgrafiados en los estofados, sobre fondo azul en el anverso y rojo en el reverso. El paño del Cristo tiene motivos lineales y punteados sobre el predominante dorado. Es admirable el trabajo de las huellas de los latigazos, pintadas al óleo. La escultura es una obra de calidad, que evita la frontalidad, por el recurso de situar la pierna derecha de la Virgen más alta y adelantada que la izquierda, por lo que el cuerpo de la misma gira hacia su lado derecho al tiempo que mira hacia la cabeza de su Hijo, en una actitud llena de veracidad sentimental. Esta disposición de las piernas de la Madre obliga al cuerpo de Cristo a crear una composición en doble curva, con el torso muy quebrado sobre la pierna derecha de la Virgen, lo que aporta efectismo dramático. El Cristo presenta un canon ligeramente alargado y las superficies están trabajadas con habilidad, dentro de un concepto de formas muy marcadas, en la línea de Berruguete. De igual manera, la cabeza, de ojos dispuestos en diagonal y rasgos afilados, y el cabello de mechones curvos y apelmazados, apuntan a un mismo influjo. La Virgen de la Pasión presenta una interpretación manierista, en la que se templa la aparatosidad dramática de Alonso Berruguete. Esta tendencia hacia una mayor delicadeza es habitual en los seguidores del maestro de la década de los años cuarenta, en relación con la sillería alta del coro de la Catedral de Toledo7. Hay muchos aspectos de esta imagen habitualmente empleados

por Giralte, como la cabeza de la Virgen de perfil cuadrático, con mandíbula prominente, o la toca ceñida al cuello y parte superior del busto, que utiliza el autor en otras figuras femeninas, o el paño del Cristo, muy ceñido al cuerpo y con finos pliegues paralelos8. Ya hemos dicho que estaba realizada en 1553, como indicó Martí y Monsó9. Acerca de otras obras que he relacionado con la Virgen de la Pasión, el retablo de Cisneros y el del

Nuestra Madre y Señora María Santísima de la Pasión. Procesión de María Santísima de la Pasión 2009. Foto: Marta Collantes González

7.

Ver al respecto de esta evolución, que incluso se puede rastrear en el Berruguete de su etapa fi nal y no sólo en sus discípulos: PARRADO DEL OLMO, J. M.: “El diálogo entre las tendencias escultóricas castellanas a mediados del siglo XVI”. ACADEMIA. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Nº 81, 1995, pp. 251273. IDEM: Las tendencias de la escultura vallisoletana a mediados del siglo XVI (1539-1562). Valladolid, 2004.

8.

Sobre estas obras citadas del escultor, puede verse: PORTELA SANDOVAL, F. J.: La escultura del Renacimiento en Palencia. Palencia, 1977, pp. 250-294; PARRADO DEL OLMO, J. M.: Los escultores....., op. cit., pp. 109-191; IDEM: “Sobre algunas escultur as del siglo XVI”. Boletín del Seminar io de Ar te y Arqueolog ía, LXIX-LXX, 20032004, pp. 303-320.

9.

MARTÍ Y MONSÓ, J.: Estudios..., op. cit., p. 498.

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Esculturas del siglo XVI de la Cofradía Penitencial de la Pasión

Doctor Corral, son citados en el Pleito del retablo de la Antigua y serán anteriores a 154710. Por lo tanto, habrá que situarla en torno a esta fecha, sin que se pueda precisar más al respecto. EL CRISTO DE LAS CINCO LLAGAS Se encontraba en el Humilladero de la Pasión, que la cofradía tenía al otro lado del Puente Mayor, en donde es citado por primera vez en 1610. Esta escultura la he atribuido al escultor Manuel Álvarez. También era palentino y cuñado de Francisco Giralte. Nacido hacia 1517, trabaja para Berruguete en la sillería alta del coro de la catedral de Toledo. A mediados del siglo XVI está asentado en Palencia, si bien pretendió siempre trabajar en una ciudad de más posibilidades económicas, como la propia Toledo o Valladolid. A partir de 1577 conseguirá asentarse definitivamente en nuestra ciudad. Fue escultor muy prolífico, con muchas obras en las actuales provincias de Valladolid y Palencia. Su estilo parte de una interpretación elegante y pausada del estilo de Berruguete, muy influido por su cuñado Francisco Giralte, y posteriormente recibe los influjos de Juan de Juni y de Gaspar Becerra. El Cristo de las Cinco Llagas pertenece a su primera etapa de trabajo11. El crucifijo presenta una anatomía estilizada con alargamiento del canon, y un concepto crispado de la misma, con músculos y huesos muy marcados. Todo esto proviene de Alonso Berruguete. El paño de pureza, que ciñe una pelvis estrecha, se anuda por el centro, como hace Berruguete en algunos de sus crucifijos. Sin embargo, el dramatismo que indican estas formas muy marcadas contrasta con la interpretación muy dulce de la cabeza, con un concepto de la muerte como un dulce sueño, lo que está en relación con

la habitual interpretación de los crucificados de su cuñado Francisco Giralte. La base para atribuirlo a Álvarez es la relación con otros crucifijos de su producción en los que aparece también la misma forma de ceñir el paño, las piernas paralelas e incluso la anatomía marcada, como los del retablo de Quintanilla de Onésimo, Villerías de Campos o el crucifijo de Villabáñez. Considero que se ha tenido que hacer antes de 1553, por la persistencia de un concepto anatómico berruguetesco, e incluso se podría pensar en una fecha en torno a 1550, cuando su cuñado pasa a trabajar a Madrid, y él hereda su taller palentino.

Santo Cristo de la Cinco Llagas. Procesión del Ejercicio Público de las Cinco Llagas 2009. Foto: Carmen Arranz del Pozo.

10. MARTÍ Y MONSÓ, J.: Estudios...., op. cit., pp. 386 y ss. 11. PARRADO DEL OLMO, J. M.: “El Crucifijo del Paso de las Siete Palabras". B.S.A.A., 1985, T. LI, pgs. 453-459.

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Esculturas del siglo XVI de la Cofradía Penitencial de la Pasión

ESCULTURA DE LA PIEDAD De 102 cms. de altura, se la ha fechado a mediados del siglo XVI, y en principio se la identificó con la Virgen de la Pasión, lo que ya se ha dicho que ha sido refutado por Luis Luna12. La policromía está retocada por delante, mientras por la parte posterior conserva la original. La composición indica que se trata de una escultura realizada en torno a 1560, que aún presenta cierto alargamiento del canon en la figura de la Virgen y una composición helicoidal en la postura del Cristo, derivado de la interpretación elegante que se hace de Berruguete a partir de mediados del siglo XVI, a lo que se suma un lejano eco juniano. Debió ser una imagen de retablo, pues aunque va tallada por detrás, los plegados se hacen de una manera muy sumaria. El tipo de cabeza de la Virgen y el rictus de

la boca, así como el Cristo se acercan a las esculturas del retablo de Villacidaler (Palencia), de fechas también próximas a 1560, el cual ha sido atribuido a Inocencio Berruguete. Este sobrino de Alonso Berruguete, muy protegido por su tío, tiene un estilo difícil de conocer, puesto que han desaparecido la mayor parte de las obras que contrató, y además admitía una profunda colaboración de los oficiales del taller, en especial de Antonio Martínez. Es interesante que la Virgen tiene los brazos abiertos en gesto de aceptación de la muerte del Hijo, puesto que se aparta de la representación habitual en la que Madre sujeta con sus brazos el cuerpo exánime de Jesús. Así esta escultura anticipa la interpretación que luego hará Gregorio Fernández para una capilla del convento de San Francisco y hoy procesiona la cofradía de la Piedad.

Fig. 1 a y b. Piedad de Inocencio Berruguete. Piedad del círculo de Esteban Jordán. Fotos del autor

12. MAR TÍN GONZÁLEZ, J. J. y DE LA PLAZA SANTIAGO, F. J.: Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (conventos y seminarios). Valladolid, 1987, p. 199.

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Esculturas del siglo XVI de la Cofradía Penitencial de la Pasión

CABEZA Y CUERPO DE SAN JUAN BAUTISTA La Cofradía guardó una especial devoción a este santo, por ser la advocación personal de la iglesia. Estas dos piezas debieron pertenecer al paso de la Degollación de San Juan Bautista, que salía procesionado el día de la fiesta del santo. Martí y Monsó señaló que fue realizado por Andrés de Rada y pintado por Juan Díez13 en 1579, pues reciben distintas cantidades entre junio y noviembre, y el 24 de este mes, Rada declara haber sido pagado de todo lo que se le debía por el paso. Andrés de Rada es un escultor poco conocido, del que se tienen noticias entre 1578 y 1611, pues sus obras documentadas han desaparecido, como sucede con el retablo de la capilla de San Miguel

del convento de San Pablo, contratado con el pintor Cosme de Azcutia en 157814. La cabeza de San Juan Bautista de 34 cms. de diámetro tiene reliquias añadidas posteriormente, en el cabello y ha sido atribuida a Pedro de la Cuadra, sin tener en cuenta que lo lógico es que sea perteneciente al paso procesional documentado15. El estilo de la misma, de cabellos curvilíneos y barba gruesa de mechones apelmazados, indica que Rada era un seguidor de Esteban Jordán. En cuanto al cuerpo decapitado, el escultor ha reducido al máximo la vestidura en la parte delantera, para mostrar la anatomía, analizada de un modo correcto y con la corpulencia propia del manierismo romanista, derivada de Miguel Ángel. No ha querido crear una impresión excesivamente cruenta y por ello ha obviado detallar las partes anatómicas del cuello seccionado. La túnica ha sido repintada en la segunda mitad del siglo XVIII, con

Fig. 2 a y b. San Juan Bautista de Andrés de Rada. Cabeza de San Juan de Andrés de Rada. Fotos del autor

13. MAR TÍ Y MONSÓ, J.: op. cit., p. 498. 14. MAR TÍ Y MONSÓ, J.: op. cit., pp. 357-358 y 632. 15. MAR TÍN GONZÁLEZ, J. J. y DE LA PLAZA SANTIAGO, F. J.: Catálogo Monumental…, p. 193.

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Esculturas del siglo XVI de la Cofradía Penitencial de la Pasión

un color marrón oscuro sobre el que se colocan flores, con la orla dorada. Lo importante es señalar que es el primer paso procesional conocido en el que al menos una de las figuras era de bulto redondo. No sabemos si las restantes serían de papelón y por eso no han llegado hasta nosotros. ALTORRELIEVE DE LA PIEDAD Todavía conserva la cofradía una tercera escultura de la Piedad, en rigor un altorrelieve, puesto que la 16.

parte posterior es plana y sin tallar. Tiene 89 cms. de altura. Se trata de una composición romanista, lo que se aprecia tanto en la disposición envarada, de escaso expresivismo, y en la monumentalidad de los tipos humanos, lo que se refuerza por el ropaje de gruesos paños muy ampulosos. Ha sido atribuida a Pedro de la Cuadra16, escultor de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, que comienza con un estilo derivado de Esteban Jordán y en sus últimas obras se deja influir por Gregorio Fernández. Ésta será de la primera etapa del escultor.

MARTÍN GONZÁLEZ, J. J. y DE LA PLAZA SANTIAGO, F. J.: op. cit., pp. 192-193.

Jesús María Parrado del Olmo Profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid

C/ Pérez Galdós, 1 • Tel. 983 305 572 Pza. Santa Cruz, 1 • Tel. 983 302 842 C/ Zúñiga, 2 • Tel. 983 354 372 C/ Pelícano, 15 • Tel. 983 204 020 Ctra. de Rueda • Tel. 983 221 940 C/ Adolfo Miaja de la Muela • Tel. 983 353 501

J. Carlos de Castro Pza. de la Trinidad, 5 (Junto Biblioteca Pública) y

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Acerca de nuestra historia La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

Resumen Conferencia pronunciada el 3 de febrero de 2007 en la iglesia de San Quirce y Santa Julita, sede de la Cofradía de la Pasión. << Un poco más debajo de donde queda la isla Tiberina retostada y preciosa y cerca también del Campidoglio es el lugar donde pueden ir a oir misa con devoción los que aman la pureza del cristianismo primitivo, más que en la Basílica de San Pedro, porque ya se sabe que San Pedro y todas las iglesias grandes de Roma son demasiado grandes y suntuosas como grandes salones de recepción para el Cristo imperante, pero estas otras pequeñitas –San Giovanni Decollato, como el templo de la Pasión podríamos añadir- son como cenáculos muy interiores donde se diría que el Cristo viviente del evangelio se encuentra más cómodo…>> Dionisio Ridruejo. Roma Amor1.

1.

El antiguo templo y casa de cofradía de la Penitencial de la Pasión y su relación romana: San Giovanni Decollato.

Como se sabe la Cofradía y hermandad de la Pasión, fundada en 1531, tuvo siempre por enseña como confirma la Regla de 1540: la advocación de la sanctissima passion y penitencia de nuestro señor Jhesucristo2. Frente a su labor asistencial con el paso de los siglos, la actividad más genuina y solemne será, como en las demás cofradías penitenciales vallisoletanas, la organización de actos y desfiles procesionales de la Semana Santa, de ahí su rico patrimonio imaginero y su espléndido templo penitencial, convertido por desgracia en el s.XX, tras su pérdida irreparable, en Sala de pintura del Museo Nacional de Escultura y posteriormente en Sala de Exposiciones municipal. Hay que tener en cuenta que esta casa y templo sirvió a los fines fundacionales de imaginería procesional pero también con gran dedicación a una labor asistencial, con pobres y huérfanos, y en especial con condenados a muerte y su

posterior entierro. Éste se realizaba a las afueras del puente Mayor en la ermita Humilladero existente entonces en la actual plaza de San Bartolomé y que conocemos por alguna pintura del s.XVII3. Durante la invasión napoleónica sufrió abandono y posteriormente en el s.XIX fue derribado por el Ayuntamiento por efecto de la Desamortización de Mendizábal. El Humilladero debió constar de una estructura gótico-renacentista de planta cuadrada -similar a la otra ermita Humilladero de la Cofradía de la Vera Cruz en el Campo Grande- con contrafuertes angulares de piedra sillería y cubierta con bóveda de crucería simple con arcos combados, modelo similar a otras muchas ermitas del s.XV y XVI, y que posteriormente se cerraría con pórtico techado, ampliándose, entonces su perímetro. Aquí se alojaba el milagroso Cristo de las Cinco Llagas u otro similar, también llamado de los Arrepentidos, según la documentación existente. No hemos podido saber si en origen la ermita estuvo dedicada a San Juan Bautista Degollado, émulo de la Cofradía hermana de Roma, lo que no

1.

Ridruejo, D., “Roma Amor”. Ciudades. Prensa Española, Madrid, 1983; p.12.

2.

García Chico, E., Procesiones y cofradías de Semana Santa. Valladolid, 1959.

3.

La ermita Humilladero de la Pasión la advertimos en un retrato de la infanta Ana Mauricia de Austria, realizado por Pantoja de la Cruz, apareciendo tras la ventana del palacio de los Benavente junto al puente mayor. Ver Urrea, J., Valladolid, capital de la Corte, 1601-1606. Cátal. Sala Exposiciones de la Pasión, Valladolid,2003; p. 65-66.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

sería nada extraño, ya que la cofradía cumplía con la obra de misericordia de enterrar a los ajusticiados, teniendo un lugar provisional de enterramiento allí. De ahí tal emblema y símbolo de la Cofradía que se convertirá en especial talismán hasta la actualidad. Precisamente en la denominada Casa de Cofradía y templo en la calle Pasión estuvo la efigie en relieve de la cabeza del Bautista con una leyenda, de fines del s.XVI, procedente seguramente de su antigua portada antes de construir la actual barroca, y que aún podemos advertir en un muro lateral de la misma. No es casualidad que como dice Canesi, aún en el s.XVIII, el templo primitivo estuviera bajo la advocación de San Juan Bautista4. No en balde la cofradía vallisoletana estaba emparentada con su homónima romana de San Juan Bautista Degollado y por ello mismo, mantuvo

siempre una devoción especial a San Juan Bautista en su martirio (29 de agosto) representando su cabeza en una bandeja como actualmente podemos contemplar en la sede actual de San Quirce además del cuerpo sin cabeza del profeta. Es desde los orígenes fundacionales cuando vemos la íntima asociación de nuestra cofradía, agregación es la palabra que lo define, con la hermandad de la ciudad de Roma, la Arciconfraternitá de San Giovanni Decollato detta della Misericordia5, fundada en 1488, constituida por florentinos de nacimiento, y a la que perteneció seguramente el gran Miguel Ángel, se dedicó a brindar asistencia espiritual y material a los condenados a muerte y su posterior entierro. Detengámonos por un momento en esta cofradía homónima romana:

Fig. 1 a, b y c. Cristo de las Cinco LLagas. Humilladero en una pintura del siglo XVII. Relieve: cabeza del Bautista.

4.

Canesi, M., Historia de Valladolid… (s.XVIII) T.III; p. 670.

5.

Gobesso, R.S.- De Tommasi, D.- Laudani, G., Arciconfraternitá de San Giovanni Decollato detta della Misericordia della nazione Fiorentina in Roma 1488-1988. Roma, 1988; p.11 y ss.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

Templo y dependencias de la cofradía se construyen sobre una iglesia anterior de época medieval dedicada a Santa María de la Fossa (1190), -de hecho se conserva en el templo actual un fresco dedicado a la Madonna della Fossa-, y muy cerca de San Jorge in Velabro al pie del Campidoglio en una finca que forman las calles: via de la Misericordia, via S.Gionvanni Decollato y via del Pasetto frente a la Bocca della Veritá. En un plano historiado de Roma lo podemos advertir actualmente6 su situación en el centro de la Roma antigua entre el Foro romano y el mercado fluvial del Foro Boario. También para la casa de cofradía y templo de la Pasión se eligió el lugar más céntrico del Valladolid del s.XVI, muy cerca de la Plaza y Mercado Mayor y calles adyacentes. Es algo que denota su importancia pues será la única cofradía que en el s.XVI dé nombre a una calle, pues tanto la Vera Cruz como Angustias o Jesús Nazareno no llegarán a tener la denominación hasta mucho más tarde, y aún en el s.XVIII en el plano de Ventura Seco es la única que aparece7. En cuanto a la construcción romana, ésta constaba de un templo, con un oratorio anexo, claustro y cementerio, destinado éste último, a la sepultura de los condenados. La iglesia de una sola nave, dentro del manierismo romano es de mediados del s.XVI, presenta fábrica de ladrillo y una portada sobria al exterior, de orden toscano, con pilastras y rematada en frontón triangular. Su estructura de una sola nave, es un modelo muy extendido a fines del s.XVI y principios del s.XVII, que coincide bastante como ya veremos con el templo de la Cofradía de la Pasión, con el de la

antigua Vera Cruz, con la iglesia del Rosarillo y con el más tardío Oratorio de San Felipe Neri de Valladolid, poseyendo además en casi todos los casos claustro y hospital. Rodríguez de Ceballos8 ha estudiado la relación existente de esta tipología de iglesia con la de tipo congregacional e incluso jesuítica, que dentro de la tradición basilical representa un subtipo igualmente válido para la congregación de los fieles, y que opinamos surge en el s.XVI a imitación de las pequeñas capillas-oratorio o “tituli” de la primitiva cristiandad que ahora a partir de Trento se pretende recuperar como elemento arqueológico y de valor evangélico. Es decir templos de una única y amplia nave para la predicación, con la capilla mayor próxima y bien visible para que los fieles participen activamente en el culto, por lo que carece de coro, y de existir capillas laterales, no se alinean en naves independientes sino que se embuten en el espesor de los muros como capillas-hornacina entre pilastras. Este es el modelo, según el mismo autor, de San Giovanni Decollato en Roma, juntamente con las iglesias de San Marcello al Corso y la de Monserrato (iglesia de la colonia catalano-aragonesa en Roma, luego de la nación española), así como lo vemos también en el oratorio del Santo Crocefisso y el hospital de Sancto Spirito in Sassia. La mayoría de estos templos no se cubren con bóvedas de cañón sino con techumbres planas de madera a base de artesonado de casetones, por cuanto se pensaba que éstas absorbían mejor que las bóvedas los ecos del predicador permitiendo así una audición perfecta, independientemente de la tradición romana y el sistema constructivo, técnicamente más sencillo y duradero.

6.

De Leonardis, S.- Masi, S.- Giraudo, I., Arte e Historia. Roma y el Vaticano. Ed. Bonechi. Gran Jubileo del 2000. Florencia, 1999; p.68 y 74.

7.

Ventura Seco, Plano de Valladolid, 1738. A.M.Va. planos y dibujos. 110x80 cm.

8. Rodr íguez de Ceballos , A., “El Colegio M áximo de Alcal á de Henares y su relaci ón con Roma ”. En VV.AA., La antigua iglesia del Colegio M áximo de la Compa ñía de Jes ús en Alcal á de Henares, actual parroquia de Santa María. Comunidad de Madrid-Obispado de Alcalá, Madrid, 2001; p.101-102.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

Además, estos oratorios e iglesias de confraternidades que se dedicaban intensamente a fomentar y practicar el culto eucarístico, la liturgia, la predicación y catequesis, y las obras de caridad buscaban no tanto la estética como la funcionalidad a la que en todo caso la forma artística tenía que estar supeditada. Es decir las construcciones eclesiásticas debían amoldarse a las funciones antes señaladas que los edificios debían desempeñar9.

Pero a pesar de la sobriedad de la planta, el templo de la cofradía de San Giovanni Decollato –como ocurrirá con el tiempo con el de la Pasión-, por su carácter laical de congregación de fieles y por las donaciones privadas de rico-hombres florentinos, presentará un interior espléndido y elegante con una ornamentación a base de estucos, tallas y mármoles de estilo italiano. Sus paredes se adornan con frescos de renombrados artitas como Vasari, Zucchi o Pomarancio con escenas alusivas a la vida

Fig. 2 a, b, c y d. Fachada, planta e interior de S.Giovanni. Interior de la Pasión de estructura similar. Frente del retablo mayor y pinturas murales de las Angustias.

9.

Idem. El Colegio Máximo de Alcalá… op.cit. Este tipo sencillo de iglesia antes incluso de la Contrarreforma fue iniciado por adalides como Filippo Neri en su Oratorio de Roma o por Teresa de Ávila en sus templos conventuales, y adoptado por los jesuitas en Espa ña por el arquitecto Bar tolomé de Bustamante. Así fue el pr imitivo proyecto del Gesú de Roma atr ibuido a Nani di Baccio Bigio en 1553 o de la capil la del Colegio Romano, obra del padre Giovanni Tristano, de una sola na ve sin capillas y presbiter io destacado, el “modo nostro” en la ter minología de los jesuitas. Hasta tal punto este “modo nostro” fue importante que cuando se proyectaba el Gesú de Vignola en el verano de 1568, entre el cardenal Alejandro Farnese y el secretario de la Compañía padre Polanco, éste quiso imponer en el proyecto de templo la nave única y la techumbre de mader a. Al final como sabemos se impuso la magnificencia de la construcción actual.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

del Bautista. Además el Oratorio-Sala de cabildos poseerá también estupendos frescos de la escuela manierista toscana. Una tipología con decoración de estucos y pinturas que también decoraron a su manera nuestros templos penitenciales y salas de Cabildo como la Pasión, la Vera Cruz, las Angustias o el Oratorio de San Felipe Neri de Valladolid siguiendo aquel estilo italiano en azul y oro introducido desde la Corte. Aún lo podemos observar en Porta Caeli o Calderonas, obra de Francisco de Mora y Diego de Praves, ejemplo de templo a la italiana con decoración en azul y oro como estuvieron los anteriores y aunque de una sola nave ya incluye bóveda de cañón en la nave y cúpula sobre el crucero sin la techumbre plana característica.

dará paso a una más genuina y solemne, fruto de la exaltación de la fe católica de la Semana Santa a partir de Trento, convertida ésta en verdadera fiesta barroca por el sentimiento y espectacularidad en una ciudad sede de la Corte especialmente en su época dorada, durante el s.XVI y XVII, primero en tiempos de Felipe II y Felipe III y durante el reinado de Felipe IV. Bartolomé Bennassar lo refleja certeramente en su conocido estudio sobre el Valladolid del Siglo de Oro afirmando que esta ciudad tuvo la capacidad de la anticipación al espíritu de una época, y quizá la aparición del barroco en Valladolid se deba a la reconstrucción que siguió al incendio de 1561 y que hizo de ésta, en opinión de Federico Wattemberg la “primera ciudad procesional” de su tiempo11.

En San Giovanni junto al Oratorio-Sala de Cabildos la cofradía poseía además la Sala histórica de la Cofradía, en la que se conservan algunos instrumentos usados en las ejecuciones capitales, además del espacioso claustro y jardín, que aloja las tumbas de los cofrades, convirtiéndose en claustro procesional el día de la festividad de la Degollación del Bautista, haciendo entonces estación y oración por los difuntos en esa solemne fecha10.

La inmejorable vista de la calle Platerías con la Vera Cruz al fondo y su fachada balcón, pintura de Felipe Gil de Mena en 1656, nos acerca a los festejos y procesiones de esta época, en este caso a la celebración de la Cruz de mayo. Esta tipología de fachada balcón se repetirá en cofradías penitenciales como la Vera Cruz primero con triple portada, luego en las Angustias dando a un lateral, y más tarde a fines del s.XVII en la fachada barroca de la Pasión con doble portada, lo que desembarazaba rápidamente los pasos procesionales en una calle estrecha de por sí. De ahí el esviaje o ladeo de la fachada hacia la calle Pasión como se advierte en el plano de Ventura Seco de 1738. Esta calle no tenía por tanto soportales como ahora los tiene y debía pensarse con habilidad la entrada y salida de los pasos durante la Semana Santa y en otras celebraciones festivas.

Históricamente esta ligazón de la Cofradía vallisoletana con la de Roma lo podemos entrever desde un principio en la simbología e insignias de ambas confraternidades y en su vocación asistencial, de hecho llegó a tener hospital la confraternidad romana, aunque la vallisoletana sumará además, su carácter penitencial y procesional. Precisamente con el paso de los siglos, la actividad asistencial

10. Gobesso, R.S. (et al.), Arciconfraternitá de San Giovanni Decollato… op.cit.; p. 22-25. 11. Bennassar, B ., “Valladolid: el talante de una ciudad ”. En VV.AA. Valladolid. Histor ia de una ciudad . Valladolid, 1996.; p. 18. Torremocha, M., “Diversiones y fiestas en Valladolid durante el A.R égimen” En VV.AA. Valladolid. Historia de una ciudad. Valladolid, 1996.; p. 92. Nos figuramos el aspecto de la fachada-balcón de la Pasión con ese gusto y elegancia barrocas pero también cuando fue objeto de exposiciones conmemorativas recientes como la titulada: Exequias fúnebres florentinas por la muerte de Margarita de Austria, con su balcón decorado al gusto italiano, algo que tenemos que recuperar en la celebración de la Semana Santa en nuestras calles.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

Hasta esa época, y es importante señalarlo, la ciudad ha sido una ciudad clasicista12, comenzando por su Plaza Mayor, calles y plazas adyacentes, Platerías y Angustias hasta S.Pablo, la Catedral de Herrera, y templos penitenciales: la Pasión que se inicia en 1579; la Vera Cruz en 1582; o las Angustias de 1595 a 1600. Por tanto, la ciudad estará teñida de un cierto aire escurialense que perdura con un estilo elegante y clásico, “a lo romano”, hasta bien entrado el s.XVIII y que no ha sido apreciado en su justa medida en el urbanismo y arquitectura de Valladolid, pues es éste urbanismo y no otro el que va a servir de escenario y aparato a modo de trampantojo o sarga monumental para la representación de la Pasión: soportales, balcones, colgaduras, tribunas y hasta los frentes de las iglesias se engalanaban con luminarias para la celebración pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro señor Jesucristo.

Quizás sea ésta una visión que hemos perdido de la Semana Santa: un ambiente bien diferente de las luces de neón y la publicidad estática que se consume actualmente en nuestras calles; y por el contrario esa iluminación de antorchas de los pasos, tan desconocida, o simplemente de gas, como pintó de manera fantástica Gutiérrez Solana en Procesión de noche, en 1917 (Col. Fundación Cultural Mapfre), en donde refleja la imaginería castellana según los tipos de Gregorio Fernández, y en donde parece identificarse dos de los pasos más famosos de la Cofradía de la Pasión: el Azotamiento y Camino del Calvario13. Un escenario urbano que servirá de enmarque monumental a la actividad religiosa y procesional de las cofradías históricas como en la calle Pasión para nuestra hermandad, en la de Platerías para la Vera Cruz, en la plaza del Almirante y plazuela

Fig. 3 a y b. Templo y calle de la Pasión en el plano de V. Seco 1738 y en un dibujo de Martí y Monsó.

12. Bustamante García, B., La arquitectura clasicista del foco vallisoletano 1561-1640. Valladolid, 1983.; Rebollo Matías, A., La Plaza y Mercado Mayor de Valladolid, 1561-95. Univ.Valladolid, Valladolid, 1989. 13. Tusell, J.-Martínez Novillo, A., Paisaje y figura del 98. Catál. Exposición Fundación Central Hispano. Madrid, 1997; p.182.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

Vieja para las Angustias, en la antigua plaza de la Red-Rinconada para la de Jesús Nazareno y finalmente en la antigua calle de Pedro Barrueco (Fr. Luis de León) en donde se situaba la iglesia penitencial de la Piedad. Todas situadas en arterias principales de la ciudad y en conexión con la Plaza y Mercado Mayor, al menos tres de ellas, mientras que Angustias y Piedad en el entorno de la Catedral. Pinheiro da Veiga, en 1605, nos describe la procesión de la penitencial que salía esta vez del monasterio de la Trinidad junto a la plaza de Santa Ana y recorría desde Pasión y Plaza Mayor a la Platería y Cantarranas en dirección a Palacio (plaza de S.Pablo). Los cofrades portaban un pendón o bandera en doble punta de terciopelo negro y bordados en oro, seguían disciplinantes y hermanos de luz que alumbraban el paso de Nra. Sra. al pie de la Cruz con su hijo tendido, sin duda Nra. Sra. de la Pasión patrona de la cofradía14.

2.

El templo de la Pasión del s.XVI al XVII: Una tipología de templo penitencial.

A partir del s.XVI, como nos recuerda Agapito y Revilla en Las Calles de Valladolid, la calle comienza a denominarse Pasión por albergar la sede y templo de la Cofradía. El historiador refiere que ésta estaba compuesta por artistas, pintores y escultores construyéndose por entonces un templo y hospital entre 1579 y 1581, habiendo

abandonado ya la vieja sede del Hospital de las Animas en la parroquia de Santiago. Es una ocasión similar a la construcción del templo y hospital de la Vera Cruz, en 1582, al final de la calle Platerías. Será el abad de la Colegiata, D. Alonso de Mendoza, -según recoge Terán- quien inaugure solemnemente el templo el 18 de marzo de 1581: la primera misa que se dijo en el hospital nuevo de la cofradía de la Sagrada Pasión…al pasadizo de D. Alonso... Es la misma tipología de edificio para hospital, casa de cofradía y templo de una sola nave que realiza por esos años, Pedro de Mazuecos, en la Vera Cruz. La atribución del templo y hospital de la Pasión a Juan de Mazarredonda, Juan de Nates y Pedro del Río por Urrea es certera15. La única nave de que constaba se cubría por techo plano o artesonado de casetones a base de gruesas vigas con ménsulas en S. En el último tercio del s.XVII se cubrirá con bóvedas de yesería barrocas realizadas por Felipe Berrojo. Nuevamente estamos ante una circunstancia similar con lo ocurrido con la ampliación del templo de la Vera Cruz en esa época. Analizando algunos planos antiguos de la iglesia de la Pasión así como las mediciones efectuadas in situ y la documentación existente antes de su restauración (planos reconstructivos de Schubert y Álvarez Terán) podemos concluir que es un templo pionero de la contrarreforma

14. Pinheiro da Veiga, Fastiginia. Facs. Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1973; p.45 y ss. Damasio Frías, Diálogos en alabanza de Valladolid. Ms.B.N.Madrid, f.216 v.-217. Hacia 1574 apor ta datos poco conocidos sobre las cofradías históricas y describe los desfiles procesionales: Señaladamente ay tres cofradías de disciplina: una de la Vera Cruz, otra de la Passión, otra de la Quinta Angustia (Angustias), las quales salen destintas y de por sí. El Jueves Santo en la noche la Vera Cruz; el Viernes a las dos antes que amanezca la Passión, el mismo Viernes Santo a las ocho de la noche (la Quinta Angustia), con tanta cera, con tantas insignias y tanta gente, que dudo yo haberlas mayores ni más honradas en Sevilla o Toledo, pero salen estas mismas cada una de por sí otro día del año. 15. Álvarez Terán, C., “Papeletas sobre el arte barroco: la Penitencial de la Pasión”. B.S.A.A. t.II; Valladolid, 1933; p.112 y plano y alzado reconstructivo antes de la restauración. Para la atribución arquitectónica ver Urrea, J., Guia Artística de Valladolid. Valladolid, 1991: p.112-114. V. además Agapito y Revilla, J., Las Calles de Valladolid (1937). G.Pinciano, Valladolid, 1983; p.328.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

en Valladolid a fines del s.XVI, modelo de iglesia penitencial clasicista y que su tipo tendrá idéntica formulación en el primer templo de la Vera Cruz, y lo que es más sorprendente, muy similar al modelo romano de San Giovanni Decollato. Nos encontramos pues ante una iglesia de una sola nave, techumbre plana de madera con casetones al estilo romano, crucero con cúpula vaída sobre el mismo no destacado en planta y presbiterio recto, así como arco triunfal de ingreso que separa la nave de la cabecera. Además en el piso superior se sitúa la Sala de Cabildos, en eje sobre la nave del templo, que debía poseer un pequeño altar o capilla como ocurrirá en otras cofradías como la Vera Cruz o las Angustias, y que fue habitual en salas de instituciones civiles del s.XVI al XVIII: Sala del Concejo en San Francisco, Real Chancillería, Hospitales y Casas gremiales… En la Pasión además encontramos la articulación de la nave en cinco tramos más crucero que no se destaca en planta y muros con capillas hornacina mediante salientes en resalte a base de altares entre pilastras. Además dispondrá de un pequeño claustro o patio a un costado (antes de la reforma como se puede advertir por el espacio señalado en el plano) y luego convertido en camarín o sacristía en el s.XVIII. Esta estructura debió de ser casi idéntica en líneas generales en la Vera Cruz con su patio anexo para hospital. Igual lo advertimos en el modelo romano de San Giovanni aunque aquí se dispone de un amplio camarín tras el presbiterio posiblemente de época posterior.

Esta tipología estudiada en Valladolid por Martín González conforma la denominada “iglesia cajón” de fines del s.XVI y principios del s.XVII con una sola nave y presbiterio cajeado propia del foco clasicista vallisoletano pero también presente en Madrid y otras zonas. Además, en opinión de Kubler, la reforma del s.XVII amplió el crucero y presbiterio y por tanto la estructura original del templo de la Pasión sería el indicado, pues se habla de la media naranja de la capilla mayor y no de crucero como tal. Este mismo autor publica la planta y alzado que realizó Otto Schubert al estudiar esta tipología en el barroco16. Si observamos además la planta y alzado que publicó Álvarez Terán, antes de la restauración de los años 60 del s.XX, advertimos que tanto la nave del templo como la Sala de cabildos forman una unidad compacta con el muro de cierre, algo propio del s.XVI, mientras que la cabecera de testero plano y la cúpula sobre el crucero no es más que un añadido barroco posterior por ser una estructura independiente y más baja. En el dibujo de Schubert es incluso más nítida la separación entre nave y sala de cabildos respecto a la cabecera y dependencias. El grueso del muro es el tipificado en la época, en el caso de la Pasión se adapta al modelo castellano de dos a tres pies de grueso inaugurado con la Reedificación de Valladolid de 156117. En planta las medidas actuales de la nave del templo son: 23 m. de largo por 9 m. de ancho aproximadamente contando el grueso del muro (82 pies de largo x 32 pies de ancho aprox.). Aquí

16. Kubler, G., “Arquitectura de los s .XVII y XVIII”. Ars Hispaniae T.XIV. Plus Ultra, Madrid, 1957: p.70 y 72. plano y alzado reconstructivo antes de la restauración. 17. Mar tín González, J.J., Arquitectura barroca vallisoletana. Valladolid, 1967: p.94-95. V. además: Rebollo Matías, A.- Mingo, L., El paso del Descendimiento de Gregorio Fernández en la escenografía barroca de la calle Plater ías. Conferencia Centenario de la Vera Cruz. Caja Circulo, 2001 (i nédita). Aún perviven restos de esta gran sala de Cabildos sobre la na ve del templo de la Vera Cruz que desapareció tras la reforma del templo en 1667. Destacan unas inscripciones en las paredes de especial interés y que señalan antiguos alcaldes presidentes de la Cofr adía a mediados del s .XVII: Cubilla, Gobantes y Ger ónimo Díaz Vela entre los que se pueden leer de forma incompleta. En planta baja en la casa de cofr adía se conserva un techo de vigas y casetones que corresponde al primitivo techo del templo del s.XVI.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

Fig. 4 a y b. Planta y alzado de la iglesia de la Pasión antes de su restauración. (Álvarez Terán…1933).

la coincidencia vuelve a ser sorprendente con el espacio que ocupará el primitivo templo de la Vera Cruz de 1582, obra de Pedro de Mazuecos, y que podemos comprobar superponiendo ambas plantas. El total del ancho de portada de la Pasión es el mismo que el ancho de la portada de la Vera Cruz y que el ancho de la calle Platerías, aunque en el primer caso se desdobla en dos huecos de 2,60 m. y 2,55 m. y en el segundo caso es uno solo en arco triunfal. En paralelo a la nave del templo se sitúan las dependencias de la cofradía con acceso

por la calle Caridad con la escalera principal para las dos plantas superiores desde una crujía que daba a un patio o jardín no sabemos si porticado, pero que sí es propio del Oratorio de San Felipe Neri o del hospital del Rosarillo. Álvarez Terán habla además que sobre la cubierta de la sala de Cabildos y cuerpo de la nave existió una solana o elevación por el entramado de viguería o grandes maderos existente a la altura de la espadaña actual: pudo pertenecer a la elevación de la capilla mayor de esta Sala.

Fig. 5 a y b. Planta actual. Rebollo-Pérez Rueda, 2007. Bóvedas de yesería antes de su derribo. (Álvarez Terán).

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

Es ya en la segunda mitad del s.XVII cuando el templo es reformado por la imposibilidad de armar los pasos por su tamaño y tener espacio suficiente para ellos en el templo (es mimética la situación en la ampliación de la Vera Cruz en 1673). Con la reforma y ampliación del templo la Pasión no cambiará sustancialmente, como se advierte en el plano realizado en los años 30 del siglo pasado, y a pesar de que su artesonado fue cubierto por cinco tramos de bóveda, ampliándose entonces crucero y presbiterio y añadiendo la estancia de Sacristía. Como en todo proyecto arquitectónico existe un aprovechamiento de la estructura anterior en todo o en parte. Entre 1661 y 1666 asistimos a la total reforma del templo construyéndose entonces una bóveda de cañón con lunetos que quedará bajo el artesonado primitivo, con arcos fajones en los cinco tramos de la nave, y cúpula sobre el crucero (en el plano de Schubert se advierten en cambio 6 tramos). La cofradía encarga la decoración de las bóvedas al artista yesero y arquitecto Felipe Berrojo, considerado uno de los más prestigiosos en su época. Así lo acuerda el 26 de mayo de 1666: por ser el más ynsigne que se conoce de su profesión y no ay otro en esta ciudad de que se pueda fiar. La traza aportada por el yesero mostraba la forma de los arcos y bóvedas revestido todo de talla con sus repisas y cornisamento similar a las que fabricaba por entonces en Santa Cruz de Medina de Ríoseco dentro del barroco decorativo. El gasto era importante pues suponía más de 10.000 reales, habiéndose ajustado Berrojo en 500 ducados. El estilo introduce motivos cactiformes y grandes rameados avolutados, sirviéndose de la bicromía para remarcar las formas y en los arcos fajones ménsulas con veneras, en homenaje al Bautista, y grandes hojas y ángeles tenantes con los atributos de la Pasión en las pechinas de la cúpula.

Las bóvedas fueron doradas y policromadas con motivos florales. Finalmente el revestimiento de los muros se realizó en yeso fino blanqueándose todo el cuerpo de la iglesia e el trecho (techo) della se cerrase de bóvedas con sus arcos a la igualdad de la capilla… entonces no se previno que avía que hacer con los florones y rosones (rosetas) con que estaba fabricada (el artesonado de casetones)18. Ello forzó a que las bóvedas fueran rebajadas dado el espacio existente bajo el forjado de madera. Por último, existen una serie de misterios en torno al templo de la Pasión aún no aclarados por los historiadores: primero el cierre al culto, su incuria y dejadez cuando no negligencia culpable por parte del arzobispado durante la etapa oscura desde los años 20 a los 50 del siglo pasado y luego posterior cesión y venta a instituciones públicas. Mejor suerte hubiera merecido el templo y patrimonio que por diversos avatares ha llegado en parte hasta nuestros días. Esta extraña historia es posible que motivara su no inclusión en catálogos de monumentos, a pesar de haber sido declarado Monumento Histórico Artístico por R.O. de 10 marzo de 1928, pues no aparece en el Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid ni en el Inventario Artístico de Martín González, quizá por omitir por vergüenza algo que era vox populi: el saqueo a una cofradía centenaria a la que no se le quería reconocer su patrimonio. Es solamente en los últimos años: Catálogo Monumental de Castilla y León, de Javier Rivera (1995) y en la Guía de Arquitectura de Valladolid (1996) en donde finalmente se cataloga el edificio cuando había pasado a manos del Ayuntamiento. Nos ha llevado tiempo el encontrar mínimamente algún plano de su alzado o planta del templo y hemos tenido que confeccionarlo ex novo a partir

18. Agapito y Revilla, J., Las Calles de Valladolid…; p. 328-329. Martín González, J.J., Arquitectura barroca…: p.26. V. además: Rivera, J., “Iglesia de la Pasión” En Arnuncio, JC., Guía de Arquitectura de Valladolid. Valladolid, 1996; p.102.

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La Iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)

de lo existente que era bien escaso. Concepción Álvarez Terán publicó un estudio en el Boletín del departamento de Historia del Arte en 1933 cuando aún mantenía sus bóvedas de yesería arruinadas y así reconstruyó su planta y alzado. Posteriormente Kubler en Ars Hispaniae (1957) publica el plano y alzado de Schubert, y más tarde será Martín González, en 1967, quien los vuelve a publicar en su Arquitectura barroca vallisoletana. Finalmente Luis Luna hace lo propio en el Boletín de la Cofradía, en 1995, donde realiza una nueva interpretación ubicando pinturas y esculturas19. Hemos podido cotejar los planos efectuados con la restauración del templo y hemos elaborado un plano lo más

aproximado posible a la situación actual. También hemos analizado las medidas de su portada y recompuesto pasos, tallas y pinturas que quizá sean objeto de otro estudio más pormenorizado. Verdaderamente a los cofrades de tan insigne hermandad y a los hombres de bien y amantes del patrimonio y del arte, al entrar en aquel templo vallisoletano, dedicado a San Juan Bautista, conociendo su atribulada historia, sentirán la injusticia lacerante de algo tan propio. Nos obliga la memoria debida a los antepasados que lucharon con fe tan viva, y que reclaman recuperar tan magno escenario de épocas pasadas.

19. Luna, L., “Notas sobre la iglesia de la P asión”. Boletín Informativo Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo. nº9, dic.1995; p.8-10. V. además VV.AA., Monumentos Españoles. Catálogo de los Declarados Hco.Artísticos 1844-1953 TIII. M.Cultura, Madrid, 1984: p. 208-209. Rivera, J. (coor.), Catálogo Monumental de Castilla y León T.II. Junta de Castilla y León, Salamanca, 1995. Rivera, J, , N. Arnuncio, JC., Guía de Arquitectura de Valladolid. Valladolid, 1996; p.102 ©

Alejandro Rebollo Matías Doctor en Historia del Arte

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Acerca de nuestra historia Sobre el montaje del paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández

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a invitación para participar en un ciclo de conferencias organizado por la Cofradía de la Pasión de Valladolid en 2007 con motivo del 475 aniversario de su fundación, me permitió reflexionar sobre su patrimonio artístico y, en concreto, sobre el principal de sus pasos procesionales: Camino del Calvario de Gregorio Fernández. Ya entonces, en el curso de aquella charla, celebrada en la iglesia del monasterio de San Quirce de Valladolid, indiqué las dudas que me asaltaban acerca del montaje del paso por su inadecuada composición. Más adelante, dichas dudas se vieron confirmadas al descubrir contradicciones evidentes en la identificación de las figuras que a lo largo del tiempo habían conformado la escena. Dicha tesis fue expresada en la mejor plataforma posible: el Boletín del Museo Nacional de Escultura, publicación anual de la institución propietaria de la obra. *

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El paso realizado por Gregorio Fernández vino a sustituir a otro, en uso a finales del siglo XVI, del que nos da noticia Anastasio Rojo. Se componía de cuatro figuras: el Nazareno, el Cirineo, la Verónica y un sayón, y estaba fabricado en papelón1. Este tipo de pasos procesionales, de figuras por lo general de pequeño tamaño y reducido peso, dado que sólo la figura principal o los rostros y las manos se tallaban de madera, comenzó a ser sustituido a finales del siglo XVI por otros de madera y tamaño igual o mayor que el natural. El 22 de noviembre de 1614 Gregorio Fernández recibía el encargo de realizar el paso conocido como Camino del Calvario. Aunque Ceán Bermúdez pudo leer el contrato original que firmaron el escultor y la hermandad, donde quedaba bien claro el número y personajes que lo formaban, una serie de 1.

inexactitudes e informaciones equívocas provocaron variadas interpretaciones que influyeron, ya en el siglo XX, en un montaje erróneo. El primero de esos yerros lo cometió el conde de La Viñaza, que malinterpretó las notas de Ceán y redujo el número de figuras a cuatro. La confusión fue subsanada años más tarde por Martí y Monsó, quien lo elevó a cinco, en realidad la cantidad correcta. Según los apuntes de Ceán el paso se componía de un “Jesús Nazareno con la cruz a cuestas, Simón Cirineo ayudándole a llevarla, un sayón tirando de la soga, un hombre armado y la Verónica”. Éste número permaneció invariable a lo largo del tiempo, aunque no así la caracterización de las figuras, que sufrió diversas modificaciones, lo que provocó el desconcierto de algunos estudiosos que entendieron en algún momento que el paso llegó a contar con hasta seis esculturas. Nada más lejos de la realidad. No es fácil conocer las fuentes gráficas donde pudo inspirarse Gregorio Fernández para componer este grupo. Una de ellas pudo ser el libro del jesuita Jerónimo Nadal titulado Adnotationes et meditationes in Evangelia quae in Sacrosanto Missae Sacrificio toto anno leguntur, el cual ofrecía un amplio repertorio de imágenes evangélicas, que sabemos utilizó el escultor en más de una ocasión. Tres de las estampas del libro de Nadal hacen referencia a la Subida al Calvario y, aunque ninguna pueda ponerse como modelo directo del paso vallisoletano, es cierto que algunas de las actitudes de los personajes se reflejan con fidelidad. La primera pista para conocer la colocación de las imágenes sobre el tablero la proporcionó la denominada “instrucción antigua” para montar el paso, que se puede datar en torno a 1650. Según

Este artículo se basa el publicado bajo el título “El paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández”, Boletín del Museo Nacional de Escultura, 11, 2007, pp. 17-21, al que se le ha restado el aparato crítico.

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Sobre el montaje del paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández

este documento primero se asentaba el Nazareno, que se situaba en el centro, después el Cirineo, luego el hombre armado, posteriormente el sayón de la soga y, por último, la Verónica “a la derecha del paso, frente el Señor”. Según esta ordenación, que claramente avanza de atrás hacia delante, y en virtud de una composición equilibrada, la disposición de las figuras era la siguiente: Cristo Nazareno en el centro, el soldado armado detrás de Él a su derecha, el Cirineo detrás y hacia su izquierda, el sayón delante y también hacia su izquierda y la Verónica frente a Cristo ligeramente desplazada a su derecha. De esta manera se lograba una composición perfectamente equilibrada en la que todas las figuras rodeaban a Cristo y se dirigían hacia Él: el sayón de la soga volvía la cabeza para mirarlo, la Verónica le salía al paso, el Cirineo le ayudaba a llevar la cruz y el soldado lo escoltaba sin apartar la mirada del reo. A mediados del siglo XVII se produjo la primera reforma del paso. En esas fechas se promovió también la renovación de dos de los pasos antiguos, sustituidos por otros del mismo tema –Paso nuevo del Azotamiento y Paso nuevo de Nuestra Señora y San Juan– y la fabricación otro inédito –el Cristo del Perdón–. Curiosamente, en el primero de los recompuestos, el del Azotamiento, y con intención de articular un relato verosímil en la sucesión de escenas, se recrearán algunas de las figuras compuestas por Fernández. Uno de los sayones que azotan a Cristo es similar en vestimenta y actitud al “de la cuerda” de Camino del Calvario; mientras “el Pilatos” presenta un innegable parecido con el “hombre armado”. Al tiempo que se ejecutaban estos nuevos pasos se produjo la reforma del paso de Gregorio Fernández. Con intención de enriquecer la escena y llamar la atención del espectador para fijar su atención y provocar la empatía se añadieron algunos elementos pintorescos. Para entonces el acervo iconográfico se había enriquecido con las estampas rubenianas, que inundaban el mercado europeo. La divulgación de las composiciones del

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flamenco sobre el episodio de Cristo con la cruz a cuestas, donde aparecían, entre un torbellino de sayones y soldados, un heraldo con trompeta sobre cabalgadura y un soldado que clavaba la lanza en el costado de Cristo, puede estar detrás de la mutación. La transformación del paso precisaba de muy pocos cambios. El más indicado para llevar la trompeta era el “sayón de la cuerda”, porque se situaba delante y podía hacer funciones de heraldo. Igualmente, el soldado no requería tampoco un cambio radical, bastaba con variar ligeramente su posición y colocarle una lanza más larga (“de dos pedazos” aclara la instrucción antigua) para que el extremo llegara a tocar el costado derecho de Cristo. Nunca se añadió una figura más, como prueban las instrucciones para armar los pasos del siglo XVII. En la primera, publicada por Agapito y Revilla, se recoge, además de las tres figuras principales, el sayón que “va tirando del cordón de Jesús, éste es al que se van cayendo los calzones”, y otro que “va metiendo la lanza por el costado de Jesús”. Nada se dice del sayón de la trompeta, que aparece por primera vez en las instrucciones de 1661, dadas a conocer por Martí y Monsó. En ellas se cita al “soldado que lleva la lança que arrima en el costado del Cristo…” y al “saión que lleva la soga y corneta…”. Es decir, los sayones seguían siendo dos: el “hombre armado”, que ahora agredía con su lanza a Cristo; y el de la cuerda, que ahora portaba un instrumento musical que se convertirá, dada su peculiaridad, en su elemento identificador. Estos cambios, que afectaron a los dos sayones, se completaron a finales del siglo XVII con la sustitución de la figura principal, que se adaptará a las nuevas circunstancias. Por motivos desconocidos el Nazareno de Gregorio Fernández fue reemplazado por otro a finales del siglo XVII, que hoy permanece en una capilla de la iglesia del Carmen de Extramuros. Éste, para el que se


Sobre el montaje del paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández

confeccionaba una túnica nueva en 1697, ha sido puesto en relación con los escultores Juan de Ávila o Juan Antonio de la Peña por Jesús Urrea, y lleva un curioso artilugio en su costado derecho: un rosca metálica incrustada en la madera, que servía para fijar la lanza con la que el soldado le atormentaba, tal y como aclara Luis Luna. La nueva caracterización de las figuras del paso de Gregorio Fernández durante la segunda mitad del siglo XVII se puede asimismo contrastar con las recreaciones que se hicieron entonces del grupo tanto en pintura como en escultura. La menos fiel es la realizada por un pintor escasamente dotado que recibió de la cofradía el encargo de representar dicho suceso de la Pasión. En el lienzo se recogen las cinco figuras, con el sayón de la cuerda tocando la trompeta y el soldado destocado y armado con una alabarda. Su escasa pericia le impulsó a disponer frontalmente las figuras, trasladando a la Verónica y al soldado detrás del Nazareno, por lo que es poco fiable en cuanto a la disposición real de las figuras. Mayor fidelidad demuestra el paso de Jesús camino del Calvario realizado para la Semana Santa de Palencia entre 1694 y 1696. Éste recrea el vallisoletano tal y como declaran la disposición de las figuras y los tipos humanos utilizados. De hecho, la figura del soldado repite la empleada por Gregorio Fernández, aunque sin sombrero y maza en lugar de lanza. Se coloca a la derecha del Nazareno, con la cabeza ligeramente inclinada hacia Él, en postura similar a la de la figura vallisoletana, que también vuelve levemente el rostro hacia su izquierda. El sayón que abre el cortejo imita también la postura del vallisoletano e igualmente empuña una trompeta en la mano derecha, mientras con la izquierda sigue sosteniendo la soga que ata a Cristo. El declive de las cofradías vallisoletanas durante el siglo XIX provocó el olvido de la composición de los antiguos grupos procesionales. Cuando se procedió a su reconstrucción en los años 20 del

siglo pasado, los investigadores echaron mano de las instrucciones de las cofradías y de las descripciones para completar los distintos rompecabezas. Agapito y Revilla interpretó en un principio que el sayón “de la soga y corneta” del paso Camino del Calvario correspondía a dos figuras distintas. Al de la corneta lo identificó erróneamente con el “hombre armado” del contrato, colocándolo, en un primer montaje del paso, delante del Nazareno. Al de la soga lo encontró en el paso de la Flagelación de la Vera Cruz, donde se había colocado en un principio, a pesar de representar “actitud de ir tirando, por cierto, con gran energía, de una soga”. El sayón que hería a Cristo se quiso identificar con el de la lanza que luego se colocó en el paso Señor, perdónalos…, y posteriormente con otro al que hubo de modificársele los brazos. Finalmente, al no hallar ninguno capaz de desarrollar la acción de arrimar la lanza al costado del Nazareno, se concluyó que sería una de las dos imágenes que salieron para Madrid antes de 1803, de las que nunca más se supo. Agapito y Revilla volvió sobre este montaje en 1926. Para entonces ya ponía en tela de juicio su primera apreciación sobre que el sayón de la “soga y corneta” fueran dos imágenes distintas: “En la duda, coloco las dos figuras aisladas, la de la soga y la de la corneta; tiempo habrá para rectificar, si la cosa fuera rectificable”. Creo que ese tiempo ha llegado. Es indudable que el paso nunca tuvo más de cinco figuras. También lo es que el “hombre armado” del contrato, aquél que iba escoltando a Cristo y se situaba a su derecha, se corresponde con el soldado que en la actualidad porta la trompeta. Por último, parece claro que ese instrumento pertenece al “sayón de la soga”, tal y como declara el paso de Palencia. En definitiva, si se quisiera devolver el paso a su disposición original, habría que cambiar al soldado de lado y situarlo ligeramente detrás del Nazareno, así como sustituir la trompeta que hoy porta por una lanza que apoyara en su hombro derecho. Si la

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Sobre el montaje del paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández

Santísimo Cristo del Perdón. Semana Santa 2006.

intención fuera la de recuperar la imagen que tuvo el paso desde mediados del siglo XVII, sería preciso disponer una trompeta en la mano derecha del

Foto: Archivo Junta de Cofradías de Semana Santa. José María Pérez Concellón

sayón de la soga y sustituir la lanza del soldado por otra más larga que llegase a tocar el costado derecho del Nazareno del Carmen de Extramuros. Luis Vasallo Toranzo Profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid

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Acerca de nuestra historia

Los regocijos de la Pasión. Fiestas por la colocación del Santísimo Sacramento en 1707

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undada en 1531, la larga vida de la cofradía de la Pasión está jalonada de grandes acontecimientos. En esta ocasión vamos a ocuparnos de uno de los más importantes que tuvo lugar en la Época Moderna (siglos XVI-XVIII), como fue la colocación del Santísimo Sacramento en su iglesia para servir de ayuda parroquial a la de San Lorenzo. Tal hecho aconteció en 1707 y, como no podía ser de otra forma en aquella sociedad sacralizada y festiva, fue celebrado, como se indica en los libros de la cofradía, con “lucimiento y solemnidad”, es decir, con magníficas fiestas1. En el Valladolid moderno, las cinco penitenciales se convirtieron en cofradías poderosas, que contaban con templo propio y con una gran proyección pública, como se ponía de manifiesto en sus fiestas, muchas de las cuales se encontraban entre las grandes celebraciones de la urbe, caracterizadas por su boato y magnificencia. Además de las procesiones de Semana Santa, de participar en las rogativas públicas ejerciendo la disciplina, las penitenciales disponían de sus fiestas alegres, sus fiestas de gloria de carácter ordinario, así como también extraordinario, por la conclusión de obras en su iglesia, la colocación de una imagen, el dorado de un retablo... Precisamente, las fiestas de la Pasión de 1707, en celebración de un acontecimiento extraordinario, van a hacerse coincidir con su función anual, tal era la de San Juan Degollado, el 29 de agosto. No nos debe sorprender que las cofradías penitenciales destacaran por su furor festivo. Aquella era una sociedad sacralizada, que tendía a exteriorizar su extremada religiosidad, a la vez que necesitada de olvidar momentáneamente su miseria y desigualdad cotidianas e imbuida de los ideales aristocráticos, más inclinados al ocio que al trabajo. Por ende, la fiesta era un producto de primera necesidad para los 1.

hombres y mujeres de los siglos modernos. Por otra parte, en aquella sociedad jerárquica y corporativa, en la que sus protagonistas debían asegurarse la posición lograda a través del prestigio, toda fiesta se convertía en un escenario privilegiado para que los individuos, pero sobre todo las distintas instituciones, comunidades y grupos sociales hicieran exhibición de su autoridad y posición social. Así pues, las celebraciones de toda cofradía, penitencial o no, se convertían en un escenario de devoción, pero también de regocijo. Al mismo tiempo, la fiesta era, sin duda, el mejor escaparate público de las cofradías y de sus miembros. Más aún teniendo en cuenta que sus individuos, procedentes en su mayoría de los grupos medios y populares (es decir de los no privilegiados), no disponían de muchas otras formas de destacar socialmente. Una nueva oportunidad para mostrar su fervor religioso y exhibirse ante sus convecinos se presentó a la Pasión en 1707. Un año antes, en el cabildo celebrado el 5 de abril, Andrés de Arce, diputado de la cofradía, había propuesto lo siguiente: “como el susodicho y otros señores diputados y cofrades y personas celosas, mobidos de su debozión y celo, abían discurrido que, mediante que esta santa confradía es de las primeras de penitencia, y que todas las funciones, así precisas como las boluntarias que se an ofrecido, las a ejecutado con la mayor hostentación, y que mediante en las dos cofradías de la Santa Bera Cruz y la de las Angustias estava colocado el Santísimo Sacramento, proponía a esta cofradía se sirbiese de resolber se hiciese lo mesmo, se colocase su Dibina Magestad Sacramentado en su iglesia”. Así pues, tras haberlo ya realizado la Vera Cruz y las Angustias, miembros de la cofradía de la Pasión deseaban que se colocara el Santísimo en su iglesia; después vendrán, en 1729 y 1734, las cofradías de

La documentaci ón b ásica para la realizaci ón de este ar tículo procede de Archiv o de la Cofr adía de la P asión (ACP), Libro III (Actas y Acuerdos, 1675-1715), ff. 517v.-551r.

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Los regocijos de la Pasión

Jesús Nazareno y de la Piedad. Sin embargo, un grave problema se presentaba: los crecidos gastos que tal celebración acarrearían a la hermandad. Y es que la situación de las penitenciales a principios del XVIII ya no era tan propicia como había sido un siglo antes. Como escribe Manuel Canesi, en el Seiscientos “andaban las cinco cofradías penitenciales en regocijadas competencias, sin excederse, por quién más divertía al pueblo”2. Pero ya en 1684, la Pasión señalaba que “en vez de tener aumento esta cofradía se alla con alguna diminuzión”; así, “la calamidad y penuria de los tiempos” ocasionaba “el que no se puedan executar en la festividad de la Degollación del glorioso precursor San Juan Bautista, patrón desta cofradía, los regocijos públicos y festejos en que con tanta obstentación y afecto se a ejercitado”3. De todas formas, si bien es cierto que sobresalió el siglo XVII, las penitenciales todavía mantendrán un talante festivo muy acusado durante buena parte de la primera mitad del XVIII, hasta que llegue la crisis, tanto interna como de manos de la Ilustración. Desde finales del XVII ya no podían mantener los grandes regocijos periódicos anuales de sus fiestas de gloria, aunque todavía podrán deslumbrar durante algunas décadas en aquéllos de carácter extraordinario, como serán los de 1707. Así pues, en aquella reunión celebrada por los cofrades de la Pasión el 5 de abril de 1706 no se resolvió todavía la colocación del Santísimo Sacramento, pero sí el informarse, para hacerse una idea de los gastos, de cómo se había ejecutado semejante función por la Vera Cruz, en 1689, para servir de ayuda de parroquia a la de San Miguel. Pocos días después, el 11 de abril, a la vista de la documentación, “por todos los dichos señores que estavan presentes, unánimes y conformes, se acordó 2.

que se aga la dicha colocación”. Para llevarla a buen fin, primero fue necesario lograr licencia del obispo de Valladolid y alcanzar un acuerdo con la iglesia parroquial de San Lorenzo. Se estrechaban así los vínculos entre esta parroquia y la Pasión, que se encontraba situada en su distrito. Si hasta entonces todos los años la cofradía contribuía, según concordia, con 2.000 maravedíes a la fábrica parroquial, a partir de entonces debería hacerlo con otros 3.740 maravedíes, por razón de los ornamentos que se llevarían de la fábrica para las funciones que se hicieran en la iglesia de la Pasión4. Pero lo más importante y complicado para la cofradía era el cómo costear las fiestas. Los oficiales, diputados y cofrades contribuyeron económicamente, cada uno con lo que pudo, a la vez que diversos cofrades fueron nombrados para pedir limosna durante los días que durasen las celebraciones. También se utilizó una vía de financiación ya conocida entonces pero que acabará por consolidarse a lo largo del siglo XVIII, tal era el conceder honores de diputado a diversos individuos –puesto que tradicionalmente sólo se obtenía tras haber ejercido una alcaldía− a cambio de un pago, en dinero o en especie. Fueron numerosos los que lograron por este método un cargo preeminente en la cofradía. Por ejemplo, se dieron honores de diputado a Sebastián Fernández, mercader de sedas, y a su hijo, los cuales ofrecieron diversos objetos para el culto. Por su parte, Manuel Cubillano dio 600 reales. Tampoco faltó, como era habitual, la ayuda del resto de las cofradías penitenciales, organizando algún regocijo, así como del Ayuntamiento vallisoletano, quien también fue convidado para asistir a las celebraciones. Y esta circunstancia, el que las penitenciales lograsen para sus grandes fiestas la presencia y el apoyo económico de la Ciudad o

CANESI ACEBEDO, M., Historia de Valladolid (1750), Valladolid, 1996, Tomo II, p. 21.

3.

ACP, Libro III, ff. 166r.-166v.

4.

Archivo General Diocesano de Valladolid, Archivo de Parroquias, Parroquia de San Lorenz o en Valladolid, Libro de Fábrica (1680-1765).

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Los regocijos de la Pasión

Ayuntamiento no hace sino poner de patente el poder del que estaban revestidas.

Religión y política mostraban una vez más sus íntimas conexiones.

A finales de agosto de 1707, tras largos preparativos, todo estaba dispuesto para dar comienzo, la víspera de la Degollación de San Juan Bautista, a las grandes celebraciones, que contarían con una magnífica procesión, funciones de iglesia y fuegos de artificio. Los tiempos no parecían propicios para más regocijos, dada además la situación bélica que se vivía, ya que nos encontramos en plena Guerra de Sucesión. Así se lo había recordado a la Pasión la cofradía de la Cruz. Ésta había ofrecido contribuir a las fiestas con un altar callejero, un claro para la procesión de cincuenta diputados y un grupo de danzantes. En opinión de la Cruz no era mucho, “pero lo estrecho y fatal del tiempo, con las continuas guerras, hera motibo tan justificado como notorio para no alentarse con hazer mayores demostraziones”.

El 26 de agosto llegó a Valladolid la noticia del tan deseado natalicio regio (que había tenido lugar un día antes). Según se recoge en los libros de la cofradía, nada menos que había “sido servido su Magestad Divina echar a luz para la paz y concordia destos reynos un ynfante llamado Luis”. Ese mismo día,

Sin embargo, la guerra acabó beneficiando a la celebración, a diferencia de lo que sucederá pocos años después, en 1710, con la colocación de Nuestra Señora de las Angustias en su nueva capilla. En esta segunda ocasión, según cuenta Manuel Canesi, las fiestas tendrán que reducirse, por hallarse las tropas austracistas casi a las puertas de Valladolid5. En cambio, en 1707, las fiestas de la Pasión se ampliaron, al coincidir con una alegre noticia para el bando borbónico, como era el nacimiento del príncipe Luis, hijo de Felipe V.

“para zelebrar en lo posible tan gustosa y deseada noticia, dispusieron los señores alcaldes que la danza que havía de salir en la procesión de la colocazión se anticipase y saliese por las calles, publicando gozo y alegría. Ejecutóse y se componía de onze personas con tres ynstrumentos de guitarra, violín y tiple, vestidos sus casacas con muchas colonias a forma de faralá. Y salieron por todas las calles, visitando a los señores Presidente [de la Chancillería] y corregidor, danzando con mucha destreza y arte (...). De manera que por lo extrahordinario y nunca visto causó gran novedad”. Asimismo, en el último momento, la Pasión decidió organizar una fiesta de toros para el 31 de agosto. “De cuya resoluzión se dio parte a la Ziudad, quien estimó mucho este festejo, así por ser en ocasión como por dilatar los suyos a la notizia del felix subzeso de nuestro príncipe”. Así pues, las celebraciones ya comenzaron el 26 de agosto6. Al día siguiente, puesto que las cofradías

5.

Nuestra Señora de las Angustias fue trasladada a la catedral, donde fue venerada desde el 10 al 14 de septiembre. Ese día por la tarde se celebró la procesión, a la que no faltó el Ayuntamiento. Aquella noche hubo magn íficos fuegos ar tificiales. “Y teniendo y a dispuesta una corr ida de toros se malog ró su intento por haber llegado a Valladolid aquella misma noche n uestros católicos reyes don Felipe V y su car ísima esposa, retirándose de sus enemigos que con por fiada guerra les molestaban, por lo cual despojaron los altares a toda pr isa, atajando los graves inconvenientes que se consideraron y todo el lucimientode danzas y otras invenciones festivas que habían divertido mucho cesó, quedando las cofradías, que con liberalidad hicieron el gasto, muy mortifi cadas”. CANESI ACEBEDO, M., Historia de Valladolid…, op. cit., Tomo II, p. 39.

6.

En la descr ipción, a poster iori, que realiza el secretar io de la cofr adía de las fiestas de 1707, da la sensaci ón de que comete un error de f echas, situando todos los acontecimientos un día después (así pues señala que las celebraciones comenzaron el 27 de agosto), hasta la fiesta de toros del 31 de agosto que s í parece haberse celebrado entonces. Así pues, cotejando los datos con otras fuentes hemos decidido solventar este error.

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Los regocijos de la Pasión

de la Cruz y la Piedad llevaban sus imágenes a los altares efímeros que habían levantado para la procesión, la cofradía determinó salir a recibirlas al Ochavo, “con muchas achas y dezencia”. El 28 de agosto era el día grande. Por la mañana tuvo lugar función de iglesia en la parroquia de San Lorenzo, a costa de su cofradía sacramental. Por la tarde, a eso de las seis, se puso en marcha la procesión. Todas las calles y plazas estaban engalanadas para acoger a Su Majestad, gracias al desvelo de cofrades y vecinos. Sobre todo sobresalía el exorno de la Plaza Mayor, cubierta por ricos tafetanes, colgaduras y tapicerías, del que se habían ocupado los alcaldes de la cofradía. Asimismo, el recorrido estaba salpicado por magníficos altares callejeros levantados por diversos conventos y cofradías, entre las que destacaron las otras cuatro penitenciales (Imagen 1), delante de los cuales se detendría el cortejo y se cantarían villancicos. Por aquellas calles convertidas en una Jerusalén celestial discurrió la solemne comitiva, desde la iglesia de San Lorenzo hasta la de la Pasión, donde se colocó el Santísimo. Iban en primer lugar los alcaldes de la cofradía de la Pasión, con sus cetros e insignias. Seguían los niños de la doctrina, un claro de diputados de la Pasión, otro de oficiales de la pluma y después los cuatro claros de las otras penitenciales, dispuestas por su antigüedad. Detrás iba la cofradía sacramental de la iglesia de San Lorenzo y, cerrando la procesión, el Ayuntamiento. Iban alegrando la comitiva cinco danzas, cada una costeada por una cofradía penitencial, así como posiblemente también los gigantes, propiedad del Ayuntamiento. El 29 de octubre se celebró nueva función de iglesia, ya en la Pasión, a costa de su cofradía, y al día siguiente tuvo lugar otra, sufragada por el Ayuntamiento, cuyos miembros también acudieron. En esta última ocasión predicó don

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Pedro Dávila, canónigo magistral de la catedral. No faltaron los fuegos de artificio, durante tres noches. Por último, como ya hemos mencionado, se celebró una fiesta taurina en su espacio habitual entonces, la Plaza Mayor. No nos puede pasar inadvertida la importancia de esta función, puesto que los toros constituían el más grande y deseado regocijo en la España Moderna y, por ende, eran un ingrediente casi imprescindible de toda celebración gozosa. De esta forma, el 31 de agosto la Plaza Mayor vallisoletana se transformó en coso taurino. La gran afluencia de público se acomodó en los balcones de las casas y en los tablados montados en torno a su perímetro. Fueron 15 los toros prevenidos para esta fiesta. Uno se corrió después del encierro, para disfrute de los aficionados, y otros tres a las diez de la mañana. Por la tarde tuvo lugar la parte principal del espectáculo. Todas las grandes instituciones locales estaban presentes, tales eran la Ciudad y la Chancillería, que ocupaban el consistorio, así como la Catedral, la

SERVICIO DE MANTENIMIENTO DE LIMPIEZA Y CONSERVACIÓN y 607 670 788 C/ Vázquez de Menchaca, 40 47008 Valladolid


Los regocijos de la Pasión

Inquisición, la Universidad y el Colegio de Santa Cruz, sentados sus miembros en los balcones del primer piso de casas de la Plaza. También en esta ocasión la cofradía de la Pasión dispuso de un lugar privilegiado para ver los toros, como

era un tablado de dos pisos montado en una de las bocacalles, al que convidó a los alcaldes y mayordomos de cuerpos de las cuatro cofradías penitenciales, a quienes ofreció, en el transcurso de la función, un refresco.

IMAGEN 1 PROCESIÓN DE COLOCACIÓN DEL SANTÍSIMO EN LA PASIÓN, PARA AYUDA DE LA PARROQUIA DE SAN LORENZO. 1707

Plano de Ventura Seco (1738). La procesión sale de la iglesia de San Lorenzo y va a la de la Pasión. Disposición y promotores de los altares: 1.- Plaza de la Trinidad (convento de la Trinidad calzada); 2.- Calle de la Bueriza (cofradía de Nª Sª de los Remedios, sita en el convento de la Trinidad calzada); 3.- Iglesia del convento de comendadoras de Santa Cruz (convento de comendadoras de Santa Cruz); 4.- Iglesia de la cofradía de Juan Hurtado de Mendoza (Juan Sanz de la Escalera, escribano del gremio de Herederos de Viñas y mayordomo de la cofradía de Juan Hurtado de Mendoza); 5.- Portada del convento de San Francisco (cofradía de la Cruz); Especería (cofradía de las Angustias); 7.- Consistorio (cofradía de Jesús Nazareno); Caballo de Troya (cofradía de la Piedad). ACP, Libro III, ff. 550r.-550v.

En definitiva, las fiestas de 1707 no se redujeron a lo estrictamente religioso, sino que se dio una perfecta comunión entre elementos sagrados

y profanos, reflejo en gran medida de aquella cotidianidad de la trascendencia y del propio carácter festivo de la sociedad moderna. Lourdes Amigo Vázquez Doctora en Historia por la Universidad de Valladolid

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Acerca de nuestra historia La Ilustración y nuestra penitencial

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a cofradía de la Pasión, al igual que las otras cuatro penitenciales que existían en la época, tuvo que hacer frente a esta nueva forma de pensamiento que empezaba a establecerse entre la recién nacida burguesía. Estrenado el siglo XVIII, hubo cambios importantes en la política del reino, entre ellos el más importante fue la entrada en la monarquía de la dinastía Borbón, con Felipe de Anjou como primer representante. Con esta dinastía comenzaría la Ilustración. Centrándonos más en nuestra ciudad que en el marco general, los inicios de este siglo para las penitenciales de Valladolid no fueron fáciles debido a los cambios sufridos en la política, que entrarían directamente en relación con las cofradías, sus procesiones y sus funciones.

penitenciales. Este tribunal ordenó la limitación de una piedad que consideraba mal entendida por los cofrades, prohibiendo las “comilonas” de alcaldes y estandartistas que se celebraban, a veces, desde el Domingo de Ramos, o impidiendo las procesiones de noche. Aunque estas prohibiciones se relajaron, en el año de 1744, al ratificarse el tribunal de sus decisiones, las cofradías se declararon en rebeldía suspendiendo las procesiones. Inmersos ya en la segunda mitad del siglo XVIII, se ordenó a Ángel Bustamante, por entonces intendente de la ciudad, elaborar un informe sobre

Para poder estudiar la vida de la Pasión en este siglo, tenemos un gran testimonio escrito de Ventura Pérez, con el cual podremos desentrañar cuales fueron los problemas de nuestra penitencial, que estarían ligados a los de las otras cuatro existentes en el momento. Podríamos empezar a partir de 1707, fecha en que se situó el Santísimo Sacramento en el altar de la iglesia, y se celebraron extraordinarias fiestas. Otro hecho reseñable sucedió en 1710 cuando la Virgen de las Angustias fue situada en su nuevo camarín, y los consiguientes festejos conllevaron la construcción de altares temporales para celebrar tal acto, aunque este hecho se vería truncado por el rumor de que el archiduque Carlos de Austria iba a entrar en Valladolid. Ya establecido en el trono Felipe V, comenzó una nueva época en la Semana Santa de Valladolid. Así, por ejemplo, en 1731 el tribunal de la Real Chancillería empezó a intervenir en la vida de las

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Santísimo Cristo del Perdón. Procesión de Oración y Sacrificio 2009. Foto: José María Pérez Concellón


La Ilustración y nuestra penitencial

las cofradías de Valladolid, el cual las denominaba “estos cinco cuerpos tan monstruosos”, o atacaba los excesos que -según él- estas cometían en Semana Santa, diciendo frases como “se han convertido en pública escena de escándalo y abominación”. Así mismo comentaba que todas las cofradías habían dejado sus tareas de caridad; todas menos la Pasión. Decía lo siguiente: Sólo la cofradía de Nuestra Señora de la Pasión se exercita en pedir limosnas por los difuntos ajusticiados, hacer bien y decir misa por sus almas, acompañar procesionalmente hasta el suplicio a estos reos y darles sepultura sagrada(…); y cada un año celebra en la dominica de Ramos, en el convento de San Francisco, una función general de ánimas por los dichos difuntos ajusticiados. Según parece, por lo comentado por Lourdes Amigo Vázquez, Ángel Bustamante no hace mención de la caridad con los relajados por la Inquisición, ya que el último fue quemado en 1745. En todo caso no fueron las penitenciales las más perjudicadas, si no las cofradías gremiales. Esto puede verse en el Informe sobre los gremios de Valladolid, hecho por José Colón de Larreátegui, subdelegado de la Real Junta de Comercio, en Valladolid en 1781. Con este informe se suprimieron hasta 70 cofradías, gremiales y asistenciales, con el objetivo de hacer una Casa de Misericordia, otra manera de controlar a los “pobres y maleantes” desde el Estado. Aun así sobrevivieron unas 50 cofradías, entre ellas las penitenciales. Vamos a ver si realmente esta nueva corriente de pensamiento de los ilustrados llegó a hacer mella en nuestra cofradía o solo pasó por encima, permitiendo que llegara al siglo XIX con otros problemas, los ocasionados por los liberales.

Podríamos resumir el informe de Ángel Bustamante en un intento de denostar a las cofradías penitenciales así como al resto de congregaciones (siempre desde su punto de vista reformador y crítico con lo religioso). En cuanto al apartado que dedica a la penitencial de la Pasión, puede decirse que escribe en dos partes, una haciendo referencia a su libro de regla fundacional y otra sobre las rentas de que disponía. Los capítulos que recoge de la regla fundacional de la Pasión son principalmente los dirigidos a la caridad. Así por ejemplo nos dice: En uno de los capítulos de su regla dispusieron vestir 13 pobres el Jueves o Viernes Santo juntándose en este día a los Divinos Oficios ya en la referida iglesia o en otra que disputasen [sic]. Sigue escribiendo más capítulos, todos referentes a lo mismo: Y últimamente ordenaron por otro de sus capítulos que fuesen obligados los cofrades a andar los 4 meses del año, noviembre, Diciembre, Enero y Febrero buscando los pobres enfermos por las calles, y recojiéndoles en su casa hospital, y lo mismo hiziesen dos de dichos cofrades cada una de las noches, desde el día de San Miguel hasta el de Pascua de Flores empleandolas en recoger a los niños perdidos y llevándoles a dormir al hospital. De todos es bien sabido que nuestros antecesores en la cofradía también salían a buscar limosnas para las honras fúnebres de los reos, moviéndose principalmente por cuatro zonas: Santa Clara, San Andrés, Puente y casco de la ciudad, y tocando, hasta en numero de trece, unas campanillas. Esto se terminaría por la invasión francesa, la cual hizo desaparecer el sonido de las campanillas y obligó a que las demandas se hicieran en lugares fijos.

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Nuestro Padre Jesús Flagelado. Procesión de Oración y Sacrificio 2005. Estación ante el Santísimo en la Catedral. Foto: Archivo Junta de Cofradías de Semana Santa. Pedro J. Muñoz Rojo.

En cuanto a las rentas, Bustamante nos da algunos detalles, seguramente no muy verídicos, como los siguientes: No consta que los gastos que ocasionaren los capítulos antecedentes, y demás que pudieran causar los que comprehende la regla, les vinculasen con otro efecto que el de las limosnas de los fieles a cuyo fin dispusieron que cada cofrade pidiere anualmente una demanda. (…)671 reales cuya distribución disponen en esta forma. 252 reales en la limosna de 30( …), 62 que le pagan al convento de San Francisco como cumplidor de la memoria del Doctor González, 44 reales que se dan el día de San Pedro al cura y Beneficiados de la Iglesia de San Lorenzo de esta ciudad por la misa que celebran en la cárcel de la fundacion de Doña Juana de Ochoa , y además entregan el mismo día una limosna

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a los presos, repartiendo a los diputados que asisten la propina señalada, quedando el residuo a favor de la cofradía para el pago de sus patronatos con el cual satisfacen la pensión perpetua que contra sí tienen. Mantiene esta cofradía un capellán y un llamador: al primero le pagan anualmente 586 reales y al último 264, cuyas cantidades con todas las demás que se cosumen en cera, aceite y otros gastos precisos para la conservación del templo y sus ornamentos (…) salen de la limosna con que diaria y semanalmente contribuyen los fieles a cuyo fin se valen los cofrades de dos demandantes, quienes según lo que producen las cuentas formadas por su depósito, en cuyo poder entran los caudales que sacan en estos ultimos años como 1.300 reales de vellón. Suponiendo que estas cifras fueran reales, podríamos ver cómo hace un estudio detallado de


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la tesorería de la cofradía, incluyendo sus los gastos e ingresos. De esto extraemos algunas conclusiones: que la cofradía de la Pasión vivía de las limosnas de los fieles, los cuales contribuían en casi todos, por no decir todos, los aspectos en que la cofradía estaba presente, y que Ángel Bustamante, como buen ilustrado que era, quería desprestigiar estas penitenciales e incluso agravar los problemas de estas, para promover su futura desaparición, cuyo objetivo, gracias a Dios, no consiguió. Como ya he hecho referencia antes, nuestra cofradía de la Pasión siguió durante todo el siglo XVIII haciendo sus deberes de caridad, centrándose en los relacionados con los condenados a muerte. Gracias a los archivos de la cofradía y al estudio hecho por Lourdes Amigo Vázquez, tenemos bastantes noticias de cómo actuaba la Pasión con los reos. Por ejemplo, podemos ver las labores de caridad que ejercían los cofrades en las últimas horas de la vida de Agustín de Barrio, natural de Matapozuelos, condenado por la Sala del Crimen a ser ahorcado y descuartizado el 9 de abril de 1712. El 8 de abril, la cofradía recibió la noticia de que un reo había sido sentenciado a muerte. Por tanto una representación partió de la iglesia de la Pasión. Aquella estaba compuesta por los alcaldes, los mayordomos de cuerpos, el cura de la parroquia de San Lorenzo y el escribano. La comitiva, al anochecer, se dirigió en un coche a la cárcel real, yendo detrás, en otro coche, algunos diputados y oficiales. Llegados a su destino, se formo una procesión, llevando un Santísimo Cristo, seis hachas y los alcaldes con sus cetros. En la capilla, al reo “se le hizo una plática muy espiritual, absolviéndole por la bula y ynsinuándole las indulgencias que se ganaban”.Uno de los mayordomos le puso la soga y la túnica, y el reo tomó el refresco llevado por la

cofradía. Agustín dio “las grazias por el sumo zelo con que se aplicaba al cumplimiento de su ynstituto y cumpliría con hacerle su entierrro, y que así lo esperaba, por lo cual rogaría a nuestro Señor por los aumentos de dicha cofradía y sus yndividuos”. Con estas acciones se intentaba dar paz y consuelo al reo, práctica de la cual se tiene constancia ya desde el siglo XVI hasta los inicios del siglo XIX. Después de haber pedido limosna para hacer bien por el ánima del reo que sacaban a ajusticiar, el día 9 de abril de 1712, a las 10 de la mañana, salió la Pasión en forma desde su casa, llevando un Cristo grande, los alcaldes sus cetros y los demás hachas encendidas, y fueron a la cárcel. Los cofrades acompañaron al reo hasta la horca en la Plaza Mayor, donde estuvieron hasta que murió. A continuación la cofradía regresó a su casa dejando dos hachas encendidas junto al cuerpo y continuando los diputados con la petición de limosnas. De no haberlo dejado para el posterior descuartizamiento, la cofradía habría bajado el cuerpo del patíbulo, para darle cristiana sepultura. Con este relato se observa perfectamente cómo nuestros antecesores acompañaban hasta el final a los condenados a muerte, les daban consuelo, pedían para el sufragio de las misas que se ofrecían por sus almas, etc. Estos actos, en el siglo XVIII, eran realizados únicamente por la Pasión, la cual, al igual que las otras penitenciales del momento, empezaba una decadencia que tendría su punto máximo en el primer cuarto del siglo XX con la expulsión de nuestra cofradía de su edificio penitencial. Uno de los casos más curiosos ocurrió el 29 de diciembre de 1802, cuando el soldado Mariano Coronado fue ejecutado en público en la Plaza Mayor de Valladolid. Después de que todo

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La Ilustración y nuestra penitencial

estuviera preparado y de que el reo pidiera que se le rezara dos salves y un credo, se le ahorcó. Después de cuarto de hora se mando que le bajaran del cadalso y le entregaran a la cofradía de la Pasión, y entonces es cuando pasó el “milagro”: Cojió la caridad a él y le puso en el sitio que acostumbra para desde allí formar su entierro. Y a corto rato que allí se allaba quando enpezó la gente que el aorcado estaba bibo, a lo que fue tanto el concurso de gente que se juntó, que tuvo por pronta providencia la cofradía meterle en su sala. La cofradía le asistió hasta su recuperación. Se enviaron dos comisionados a la Espina, donde se encontraba el capitán general, para darle la noticia y así el reo consiguió su perdón. Parece ser que nuestra cofradía no tuvo problemas serios para enterrar a los reos ejecutados, dándoles sepultura dependiendo de cuál fuera la forma de morir: los reos dados garrote en el campillo de San Nicolás y los encubados en el río recibían sepultura en la parroquia de San Nicolás; en el atrio de la parroquia de Santiago se enterraban los cuerpos no descuartizados, y parece que en el convento de San Francisco se disponían los cuerpos de descuartizados y los de nobles dados garrote en la Plaza.

Sin embargo, la convivencia de vivos y difuntos empezó a ser difícil a principios del siglo XIX. El señor Francisco Fernández Santos y otros inquilinos pleitearon con nuestra penitencial, argumentando el olor natural de la putrefacción de los cuerpos. La cofradía se defendió haciendo saber que tenía mucho cuidado en cubrir los cuerpos con cal viva, enterrándolos a gran profundidad, y haciendo referencia a otros cementerios de la ciudad, de los que los vecinos no se habían quejado. Finalmente una real carta ejecutoria dio la razón a Francisco Fernández Santos, y por esto y otras razones la cofradía se vio obligada a dejar de enterrar en el convento de San Francisco. Ya en la primera mitad del siglo XIX se abrió el cementerio municipal del Carmen. Esbozando una breve conclusión, podemos observar cómo nuestra cofradía siguió fiel a su regla y a sus inicios, mostrando la caridad de la que todavía hoy podemos hacer gala; cómo siguió adelante aun teniendo diferentes problemas, tanto económicos como sociales e incluso morales. Nuestros antecesores en la cofradía siempre salieron en defensa de su penitencial, y creo que es una de las lecciones que nos han dejado y que últimamente, en estos turbios momentos que vivimos, debemos aprenderla y ponerla lo antes posible en práctica. Santiago González Pérez Hermano cofrade

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Compromiso con la caridad

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omo es habitual en nuestra revista, hemos de hacer una referencia a la labor caritativa de la cofradía, dado que es un aspecto fundamental de su vida a lo largo del año, un compromiso con el pasado, con el presente y con el futuro de la corporación. Es un compromiso que se manifiesta, además de en la oración por los demás, en la ayuda material a los más necesitados a través de las entidades con las que colaboramos gracias a la bolsa de caridad. A lo largo de 2009 se han mantenido abiertas diversas líneas de cooperación ya conocidas de años anteriores. Entre ellas hemos de citar las campañas que regularmente organiza la Iglesia católica mediante el DOMUND (Obras Misionales Pontificias) o Cáritas diocesana. Asimismo se incluyen en la relación de estas actividades las destinadas a ayudar en otros proyectos, ya se desarrollen en nuestro suelo ya en tierras lejanas. Uno de tales proyectos ha vuelto a ser el que, con tanto celo, promueve el P. Ángel Iglesias en Keko -Dar-es-Salaam-, con la ilusión de que ese enclave tanzano, tan castigado por el fanatismo que no tolera a los católicos, pueda contar con un centro de desarrollo integral vinculado a su parroquia. También ha continuado la colaboración con Manos Unidas, sirviéndose la cofradía al efecto de la recaudación obtenida con ocasión del X concierto benéfico que organizó en la Cuaresma. Igualmente

se ha mantenido la recolección de alimentos y productos de higiene para las personas atendidas por las Hermanitas de la Cruz en Valladolid. Un año más hemos cooperado con el empeño formador, tanto en lo humano como en lo espiritual, de las Esclavas del Sagrado Corazón en la atención de varios cientos de niños en su parvulario de Naga (Filipinas). La ayuda, distribuida gracias a la vallisoletana Asociación de Antiguas Alumnas de las Esclavas, ha consistido en un lote de material didáctico y medicamentos. Por otra parte, se ha proporcionado a la ONG África Arco Iris, que sigue desarrollando sus campañas con la infancia del África subsahariana, abundante material escolar. En el año 2009 la hermandad ha comenzado a colaborar además, mediante donativo de la bolsa de caridad, con la ONG Promoción y Desarrollo (PROYDE), de los hermanos de La Salle, que tan gentilmente tratan a nuestra cofradía. Del mismo modo este ha sido el primer año en que hemos cooperado con la Fundación Banco de Alimentos de Valladolid, que realiza una tarea indispensable para cubrir las necesidades básicas de numerosas personas. En este caso se han entregado a la fundación 48 unidades de leche de continuación y 700 kilos de alimentos no perecederos. Por último, en lo relativo a otro orden de necesidades, nuestra cofradía ha querido estar presente, con un donativo, en uno de los objetivos comunes de la parroquia de san Nicolás de Bari, en cuyo ámbito nos hallamos: la restauración de una fachada lateral del templo parroquial. José Ángel Carreño Pérez Vocal del Cabildo de Gobierno Delegado de Archivo y Patrimonio

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Noticias 2009

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demás de las celebraciones litúrgicas semanales, han seguido ocupando un lugar central en la vida de la cofradía los cultos habituales durante el año: los cuaresmales dedicados a Nuestro Padre Jesús Flagelado, al Santo Cristo de las Cinco Llagas y al Santísimo Cristo del Perdón, incluyendo los besapiés a las dos últimas imágenes; los actos eucarísticos y procesionales de la Semana Santa; las funciones litúrgicas en honor de nuestros patronos San Rafael Arnaiz (26 de abril), San Juan Bautista Degollado (29 de agosto) y María Santísima de la Pasión (15 de septiembre); el recuerdo de María durante el mes de mayo montando el altar en su honor; la misa en sufragio por los cofrades difuntos en noviembre; el homenaje a la Virgen en su Inmaculada Concepción, y el montaje del belén y de la cuna del Niño.

Niños de la cofradía delante de nuestro belén monumental antes de iniciar el taller de pintura. 19 de diciembre de 2009. Foto: Manuel Centeno Morillo

La Cuaresma sirvió además de ocasión para continuar con la defensa pública del derecho a la vida, ante las salvajes acometidas de quienes se arrogan la potestad de privar de ella al que va a nacer. Fue el tiempo para la oración comunitaria en nuestra sede, para asistir a la Vigilia por la Vida convocada por el ordinario diocesano el día de la Encarnación y para dar a conocer por escrito, con

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las demás cofradías hermanas agrupadas en la Junta de Cofradías, la postura de nuestras corporaciones en apoyo de la Conferencia Episcopal, valedora de ese derecho irrenunciable. En Semana Santa, hemos de señalar la actuación de nuestro coro el Jueves Santo. Por otra parte, durante la Vigilia Pascual recibió el bautismo y la imposición de nuestra medalla un nuevo hermano, de escasos meses de edad. Por lo tocante a las procesiones, en el marco de la normalidad, podemos recordar la transmisión del Ejercicio Público de las Cinco Llagas por Televisión Castilla y León y el paso de nuestras imágenes por la iglesia mayor el Jueves Santo a los sones del órgano antiguo de dicho templo, en el que D. Miguel Ángel Cabero interpretó varias piezas: Largo, de Häendel; Canto a la Estrella (Tannhauser), de Wagner; Marcha de la Coronación, de Meyerbeer; Adagio, de Beethoven; Ave Verum, de Mozart, y Adagio, de Haydn. En cuanto al mes de octubre, a los tradicionales triduo, procesión -con las consabidas muestras de delicadeza que nos dispensaron en sus recibimientos los hermanos de Jesús Nazareno y de la Santa Cruz Desnuda- y besamanos en honor de la Virgen de la Pasión se añadieron este año un acto de consagración de los niños de la cofradía a nuestra patrona, una misa solemne en acción de gracias por la canonización de san Rafael Arnaiz y una conferencia que, dictada por el Dr. D. Jesús Mª. Parrado del Olmo, Profesor Titular de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, versó sobre las imágenes del siglo XVI de esta y de otras penitenciales de la ciudad Otro acto habitual, la X edición de Música y Versos de la Pasión, nos permitió disfrutar del pregón de Dª. María Aurora Viloria Nieto, Jefa de Cultura del diario El Norte de Castilla, y del estro poético de D. José González Torices, al tiempo que se presentaban los carteles de nuestras procesiones, elaborados sobre fotografías de Dª. Celia Mayordomo y de D. Pedro


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corporaciones. No podía faltar nuestra presencia en los actos y procesión de septiembre en honor de la Virgen de San Lorenzo, Patrona de Valladolid, así como en la celebración del XCII aniversario de su coronación canónica, ocasión en la que se produjo un intercambio de obsequios con su hermandad titular. Igualmente era obligado el concurso de la cofradía en la Eucaristía y procesión del Corpus Christi. Este año también se asistió a los cultos en honor de Nuestra Señora del Pilar celebrados por su cofradía titular.

Niños de la cofradía después de su consagración a María Santísima de la Pasión. 17 de octubre de 2009. Foto: Manuel Centeno Morillo

Muñoz Rojo. No había de faltar el X Concierto Benéfico, que se desarrolló en el colegio de La Salle y cuya recaudación volvió a destinarse en su totalidad a Manos Unidas. De nuevo compartieron nuestro deseo de ayudar a los más necesitados otras cofradías e instituciones, que participaron con total altruismo a través de sendas bandas de cornetas y tambores: La Oración del Huerto de Olmedo, Cofradía de Jesús Nazareno de Medina del Campo y banda Ciudad de Toro. Una actividad a la que deseamos el mejor futuro ha sido un taller de manualidades con los más pequeños -la esperanza de la cofradía-, para cuyo desarrollo en el mes de diciembre nos fueron cedidos amablemente los salones parroquiales. La participación en numerosos cultos de instituciones hermanas, al margen de la Cuaresma y de la Semana Santa, incluyó la asistencia a las procesiones de gloria de las penitenciales de la Santa Vera-Cruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de las Angustias. Esta última organizó además en octubre diversos cultos con motivo de la coronación canónica de su imagen titular, ocasión en la que acompañamos a nuestros hermanos de esa cofradía, a la que se entregaron obsequios alusivos a las veneradas imágenes marianas de ambas

Obsequio a la Cofradía Penitencial de Ntra. Sra. de las Angustias con motivo de la Coronación Canónica de su venerada imagen titular. Realizado por D. Juan Borrero Campos –Orfebrería Triana–

Por otro lado, acudimos a la misa con la que, el 7 de junio, se despidió el prelado diocesano, Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Braulio Rodríguez Plaza, nombrado Arzobispo de Toledo. Un año más, la cofradía atendió la invitación del párroco de San Miguel-San Nicolás a las misas celebradas en las fiestas de los dos santos titulares. Como es habitual, nuestra banda de cornetas y tambores ha acudido a actos a los que fue gentilmente invitada, detalles que agradecemos profundamente. Así, el Domingo de Ramos acompañó a la Cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz, en interpretando la marcha “Jesús entra en Jerusalem”. El Domingo

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de Pascua salió con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado y María Santísima de la Alegría. Igualmente tomó parte en la procesión de las Tinieblas, del Martes Santo benaventano. Al día siguiente llevó sus marchas a la Residencia de Personas Mayores de la Junta de Castilla y León en la carretera de Rueda. Fuera de la semana mayor, intervino en la procesión dedicada por su cofradía a la Patrona de Valladolid el 8 de septiembre -día en que estrenó en su honor la marcha “Nuestra Señora de San Lorenzo” a la entrada de la imagen en el templo metropolitano. También acompañó a la imagen y a su cofradía en su recorrido para encontrarse con Nuestra Señora de las Angustias el día de su coronación. Asimismo participó en el concierto de presentación de la Semana Santa de Valladolid en Astorga, organizado por la Junta de Cofradías de Semana Santa; el V Certamen “Memorial Luis Francisco Valdespino”, de la Cofradía del Santo Sepulcro y Santo Cristo del Consuelo; la concentración de bandas de cornetas y tambores en la plaza mayor vallisoletana, auspiciada por la Junta de Cofradías de Semana Santa; el III Certamen Santa María de la Antigua, de la Cofradía de la Preciosísima

Sangre de Nuestro Señor Jesucristo; la bendición del trono del Nazareno en Cuéllar (Segovia); el certamen de bandas procesionales “Ciudad de Olmedo”, organizado por el Ayuntamiento y la Cofradía de la Oración del Huerto de Olmedo; la procesión de las velas en honor de San Vicente, en Fuentesoto (Segovia), y los conciertos celebrados por la vallisoletana Cofradía de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón en el Centro Cívico Rondilla de esta ciudad y en Valdestillas. Como es costumbre, organizamos la jornada cuaresmal de formación para cofrades y participamos en las jornadas de la unión pastoral “Oración de Pasión” -celebrada en nuestra sede canónica durante la Cuaresma- y “Meditación sobre el Adviento” -en la penitencial de la Vera-Cruz. Por lo tocante a nuestro patrimonio, citaremos la donación por distintos hermanos de una sabanilla para el altar mayor, una casulla roja y un juego de campanillas, estrenadas por los niños en la procesión de octubre. Consejo de Redacción

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Opiniones La desamortización

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on este artículo dedicado a la desamortización se pretende dar unas ligeras pinceladas sobre lo que fue y supuso lo que vulgarmente llamamos “la desamortización” en España. No me referiré a lo que supuso para nuestra cofradía ni para otras instituciones religiosas en particular; será, si acaso, en otro número donde se intentará fijar las repercusiones que para nuestra penitencial tuvieron tales medidas.

y prueba de ello la tenemos si analizamos “la Gaceta de Madrid” de la época.

Conviene en un primer momento definir lo que entendemos por desamortización. Un bien amortizado o de manos muertas era aquel que pertenecía, que estaba vinculado a una persona jurídica, de forma que su poseedor no podía cambiarlo o enajenarlo bajo ningún concepto ya que no se trataba de una propiedad personal. Pues bien, la desamortización fue la supresión del vínculo jurídico que ligaba de forma intransferible una propiedad a una persona jurídica.

La Iglesia desde tiempos de la Reconquista había recibido amplísimas posesiones, muchas veces en forma de donaciones piadosas. Donaciones que el pueblo fiel (legítimo dueño de esos bienes) había puesto en manos de la Iglesia por su pura liberalidad, lo que continuará operándose hasta el siglo XVII. Esa acumulación de bienes legalmente indivisibles provocaba en opinión de algunos un desigual reparto de la riqueza. Tal aseveración no era del todo cierta porque la posesión de esos bienes (en este caso estamos refiriéndonos a tierras) no significaba que su usufructo correspondiese únicamente a sus poseedores, ya que estos podían ceder y cedían con la autorización de prelados, abades etc. su trabajo y el fruto de las mismas a particulares bajo diversas formulas (arrendamiento, colonato, etc.), que permitían -y esto es muy importantela existencia de una amplia capa de campesinado no siempre en una mala situación económica. En honor a la verdad también hay que decir que el sistema presentaba problemas que, pudiendo resolverse de diversas maneras, nadie parecía interesado en hacerlo racionalmente. Uno de esos problemas era la proliferación de baldíos.

Esos bienes vinculados a personas jurídicas podríamos clasificarlos en función de la naturaleza de su poseedor en: bienes eclesiásticos, bienes señoriales y bienes municipales. Será sobre los bienes eclesiásticos sobre los que aquí trataremos, aun cuando sobre los bienes señoriales (mayorazgos) y municipales también se hizo presa

El sistema de vinculaciones fue muy criticado sobre todo a partir del siglo XVIII con la imposición del racionalismo donde: con la cantinela de siempre se proclamaba al respecto que la tierra sólo alcanzaría su pleno rendimiento cuando el que la trabajase fuese su propietario. Desgraciadamente, años más tarde, otros personajes con idénticos

En un sentido amplio podríamos decir que la desamortización es un proceso de desvinculación de la propiedad amortizada, proyectado realmente en el siglo XVIII1, realizado efectivamente en el XIX y rematado en las dos primeras décadas del siglo XX.

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Ya con la Pragmática Sanción de 2 de abril de 1767 dictada por Carlos III, por la que se expulsa a los jesuitas de los dominios de la corona de España, incluyendo los de ultramar, y se procede a la incautación de todos sus bienes, comienza a atisbarse lo que con el paso de los años será un expolio a gran escala organizado por determinados sectores de los poderes ocultos y menos ocultos , con el fin de afianzar ese poder y su enr iquecimiento en este caso injusto. Con Manuel Godoy comienza una etapa de conflictos bélicos en España. Sufragar los cuantiosísimos gastos fuerza a iniciar sucesivas desamortizaciones afectando a los bienes inmuebles de hospitales y hospicios, así como casas de misericordia y bienes inmuebles de cofradías.


La desamortización

argumentos demagógicos encaminaron a la sociedad española a una situación explosiva. Personajes como Campomanes, Floridablanca o Jovellanos enarbolaron las banderas “progresistas” para denunciar el régimen de vinculaciones pensando en su delirio mesiánico que, con el reparto de tierras, España se convertiría en una de las naciones más prósperas del mundo y, de paso, como fin inconfesable conseguirían la creación de una burguesía adepta a la causa ¿Quién compraría todos esos bienes puestos en circulación? La respuesta es obvia: los que tenían el dinero suficiente para hacerse con ellos. En otras palabras, los ricos iban a ser más ricos a costa de los pobres aunque se procediese en última instancia en nombre de ellos. Como podemos ver los tiempos no cambian. Aun dando como buenos los planteamientos antes indicados, cosa ciertamente muy discutible, no aciertan de ningún modo con la solución adoptada. Por ejemplo Rodríguez Campomanes, consejero de Carlos III, delimita el problema pero no propone una solución tajante porque le repugna conculcar el derecho de propiedad y Jovellanos propone en su Informe sobre la Ley Agraria el reparto de la tierra entre agricultores dispuestos a obtener de ella el máximo rendimiento. Con todo, los ilustrados -como siempreteorizaron más que realizaron. Por mor del Concordato de 1737, Felipe V deja sujetos a contribución los bienes que en adelante adquiriese la Iglesia. Hay que recordar que la Iglesia de antiguo tenía exenciones fiscales. El siguiente paso adelante se produce en 1753, cuando Fernando VI consiguió que el producto de las sedes eclesiásticas vacantes revirtiese a la corona. Carlos III aceleró las campañas en pro de la desamortización y, aunque las resoluciones adoptadas fueron escasas, alguna de ellas fue bastante contundente (expulsión e incautación

de las temporalidades, bienes y rentas de la Compañía de Jesús). Carlos IV acelera la situación: por diversas cédulas de 1789 y 1798 se concede la autorización para enajenar ciertos bienes vinculados. En 1797 se procede a la venta de otros bienes raíces (podríamos decir los restos) que fueron propiedad de los jesuitas, aunque como coartada debía ir precedida por la autorización de los prelados. El régimen liberal que con vaivenes se instaura en España a partir de las Cortes de Cádiz continúa la política desamortizadora, pero ahora las medidas que se adoptarán serán improvisadas y sectarias, y darán lugar a la toma de decisiones radicales. Bien es cierto que ya José Bonaparte había tomado decisiones al respecto decretando la supresión de determinadas órdenes o comunidades religiosas y la incautación de sus bienes por parte del Estado. Como dato anecdótico podemos decir que, por ejemplo en Madrid, procede a expropiar bienes eclesiásticos para la construcción de la Plaza de Oriente (el nombre de la plaza lo dice todo). Pero al contrario de lo que pueda pensarse la llegada de las Cortes de Cádiz no repone la situación anterior y no restauran ni restituyen lo suprimido por el francés. En el trienio liberal (1820-23) se reanuda la corriente desamortizadora que se había relajado un poco hasta ese momento y el 30 de marzo de 1820, dando por extinguidas las órdenes monásticas, se aplican sus bienes al Tesoro. Hay que dejar constancia de que cuando se tomaban esas medidas se procedía no sólo a la incautación de los bienes inmuebles, sino que también se quedaban también con bibliotecas, archivos, objetos litúrgicos, esculturas etc. dando lugar por ejemplo a las primeras bibliotecas públicas y, con el paso de los años, a las riquísimas colecciones de obras de arte en manos de museos del Estado. Otras incautaciones acabaron en pública subasta

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La desamortización

dando lugar a grandes patrimonios particulares, formados por los despojos de lo vilmente expropiado. La aceleración del proceso no llegaría hasta la imposición definitiva del régimen liberal, cuando la burguesía triunfante después de conquistar los resortes políticos quiso conquistar y apoderarse -como ya se indicó anteriormente- de los resortes económicos. La obra desamortizadora queda ligada extraordinariamente al nombre de Juan Álvarez Mendizábal (realmente respondía al nombre de Juan Álvarez Méndez y lo cambio por razones que no hacen al caso). Durante la Guerra de la Independencia estuvo vinculado a la administración de las tropas españolas. Residió varios años en Inglaterra y tenía como obsesión la idea de sustituir la vieja clase aristocrática española por una burguesía propietaria como la británica. Ahora bien, mientras que no se atrevió a ir abiertamente por las propiedades de la nobleza, tocado por un anticlericalismo enfermizo, aplicó de manera violenta la desamortización a los bienes eclesiásticos. Como casi todos los personajes que intervinieron en este inmenso expolio -no podía ser menos- pertenencia a la masonería, lo que explica, antes como antes y ahora como ahora, muchas cosas. Pues bien, el miembro masónico del Taller Sublime gaditano es elevado a ministro de Hacienda por el Conde de Toreno2. En septiembre de 1835 ocupa la Secretaria de Estado y el 11 de octubre de 1835, con la firma del Real Decreto por la Reina Gobernadora (María Cristina de Borbón) en el Palacio de El Pardo, disuelve las órdenes religiosas exclaustrando a sus individuos. Podemos ver en la Gaceta de Madrid del 14 de

octubre publicado el Real Decreto, donde como dato anecdótico se exceptúa de la supresión “… por ahora…” el monasterio de San Benito de Valladolid, aunque deja muy claro que “…los bienes raíces y las rentas quedan aplicados al crédito público”. En febrero de 1836 se declaran todos los bienes raíces en estado de venta mediante pública subasta. Las adquisiciones fueron muy rápidas entre 1837 y 1843, y dieron lugar, viendo los personajes que intervinieron, a escándalos y defraudaciones. Si en el orden financiero la desamortización fue poco fecunda, no fue así en el orden político (el fin inconfesable que antes de indicaba). En todos los ámbitos del país surgió una nueva clase de propietarios adictos al sistema, dispuestos a todo trance a conservar la nueva situación. El proceso se hizo más lento con la subida al poder de los moderados y se creyó paralizarlo definitivamente al firmarse el concordato de 1851, por el que el Estado se comprometía a devolver a la Iglesia los bienes aún no subastados a cambio del reconocimiento por Roma de las licitaciones ya consumadas. Como suele suceder en los casos en los que se cede tanto las cosas nunca acaban bien. El Concordato se rompe solo tres años después, en 1854, con la revolución progresista y en 1855 se produce la mayor actividad desamortizadora en lo que se refiere a los bienes eclesiásticos, aunque afecta en menor medida también a los bienes comunales. El ritmo decrece nuevamente en 1857 y vuelve a incrementarse con la revolución de 1868, siguiendo así hasta la segunda década del siglo XX. Podríamos finalizar diciendo que desde el punto de vista hacendístico el Estado no hizo el negocio que esperaba Mendizábal. Las transacciones se hicieron por lo general en papel del

2. Jos é María Queipo de Llano y Ruiz de Sarabia, que ocupó lo que se llamaba la Secretaría de Estado, equivalente a la Presidencia, en junio de 1835.

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La desamortizaci贸n

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La desamortización

Estado, que pronto se depreció; además los plazos concedidos impidieron que la desamortización fuera la panacea que buscaba el gobierno y no fue posible paliar la crisis financiera, ya que no fue el sistema elegido el mejor; la desamortización se hizo con precipitación y de forma sectaria, de modo que fueron pocos los beneficiados y muchos los perjudicados (los bienes fueron a parar de las “manos muertas” a las manos “vivas”… y muy

vivas, que hicieron pingües negocios). Las subastas se hicieron en grandes lotes en los que el número de compradores fue relativamente pequeño y además ya eran propietarios. En Andalucía y Extremadura vinieron a reforzarse los latifundios contribuyendo a concentrar la propiedad y no a repartirla. Por otra parte la desamortización eclesiástica fue un atropello desde el punto de vista legal y moral. Alfonso García Chillón Hermano cofrade

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Opiniones

La historia de la vida y misión de la santa María Faustina Kowalska con los extractos del diario(II)

La Historia del cuadro Jesucristo de Divina Misericordia

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l 22 de febrero de 1931, Santa Faustina recibió la primera revelación de la Misericordia de Dios, ella lo anota así en su diario: “En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad. Después de un rato, Jesús me dijo”: “Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción: ¡Jesús, yo confío en Ti! Yo deseo que esta Imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero. Yo prometo que el alma que honrare esta imagen, no perecerá. También le prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a la hora de su muerte. Yo el Señor la defenderé como a Mi propia Gloria.”(Diario 47-48)

Cuando contó esto en confesión, el padre le dijo que seguramente Jesús deseaba pintar esta imagen en su corazón pero ella sentía que Jesús le decía “Mi Imagen ya está en tu corazón. Yo deseo que se establezca una fiesta de la Misericordia y que esta imagen sea venerada por todo el mundo. Esta fiesta será el primer domingo después de Pascua. Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia Mía a los pecadores.” (Diario 49-50) Por orden de su confesor, Santa Faustina le preguntó al Señor el significado de los rayos que aparecen en la imagen emanando del corazón y el Señor le respondió:

“Los dos rayos significan Sangre y Agua -el rayo pálido representa el Agua que justifica a las almas; el rayo rojo simboliza la Sangre, que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando mi corazón agonizado fue abierto por una lanza en la Cruz... Bienaventurado aquel que se refugie en ellos, porque la justa mano de Dios no le seguirá hasta allí.” (Diario 299)

La Historia de la Coronilla de la Divina Misericordia El viernes 13 de septiembre de 1935, el Señor le reveló a Santa Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo. Ella lo escribe así: “En la noche, cuando estaba en mi celda, vi un Ángel que era el ejecutor de la justicia de Dios. Estaba vestido con una túnica brillante, su cara gloriosamente iluminada y una nube bajo sus pies. En sus manos tenía truenos y relámpagos. Cuando vi las señales de la ira divina, con las cuales cierto país de la tierra sería castigado de una manera particular, imploraba al Ángel, pero noté enseguida que mis plegarias eran impotentes contra la ira de Dios... en el mismo momento vi a la Santísima Trinidad, que irradiaba Majestad y Santidad incomparables. Al mismo tiempo oí interiormente palabras, con las cuales empecé a implorar fervorosamente por la salvación del mundo. Y ¡Oh milagro! el Ángel era impotente contra esta oración y no podía ejecutar el justo castigo. Las palabras con las que imploraba la misericordia de Dios eran las siguientes: “Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Por su dolorosa

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La historia de la vida y misión de la santa María Faustina Kowalska

pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.” (Diario 474- 475) A la mañana siguiente, cuando entraba en la capilla, escuché estas palabras interiormente: “Cada vez que entres en la capilla, inmediatamente recita la oración que te enseñé ayer.” Cuando había recitado la oración, escuché estas palabras dentro de mi alma: Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios. La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera: al principio rezarás un Padre Nuestro, una Ave María y un Credo. Después rezarás en las cuentas grandes: “Padre Eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo

Detalle cruz alzada y cruz de guía. Semana Santa 2009.

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para implorar el perdón de nuestros pecados y de los del mundo entero” En los granos pequeños: “Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Al final rezarás tres veces: “Santo Dios, Santo Omnipotente, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.” (Diario 474-476) “Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias

Foto: Miguel Ángel Hernández Campos


La historia de la vida y misión de la santa María Faustina Kowalska

inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia.” (Diario 687) Durante el retiro de octubre de 1936, Jesús le dio a Santa Faustina indicaciones explícitas sobre lo que constituye la verdadera devoción de la Divina Misericordia: “Hija mía si es que Yo reclamo a la gente, a través tuyo la devoción de Mi Misericordia, debes ser tú la primera en distinguirte en esta confianza en Mi Misericordia. Yo exijo de ti actos de misericordia, que deben realizarse por amor a Mí. Tú debes mostrar misericordia a tu prójimo siempre y en todas partes. No debes acobardarte ante esto o tratar de excusarte o de dispensarte de esto. Te estoy dando tres medios de ejercitar misericordia con tu prójimo: el primero por obra, el segundo de palabra, y el tercero por la oración. En estos tres grados está contenida la totalidad de la misericordia y es una prueba de tu amor por Mí. Por estos medios, una alma glorifica y da tributo a Mi Misericordia. Si bien, el Primer Domingo de Pascua, es la Fiesta de

la Misericordia, también deben haber otro actos de misericordia, y pido la adoración a Mi Misericordia en la Celebración Solemne de esta festividad y la veneración de esta imagen por medio de la cual yo concederé muchas gracias a las almas. Todo esto como un recordatorio de la urgencia de Mi misericordia, porque aún la fe más fuerte, sin obras no tienen valor.” (Diario 742)

La Hora de la Gran Misericordia: Las tres de la tarde El 10 de octubre de 1937, Santa Faustina recibió instrucciones del Señor concerniente a otro elemento principal de la devoción a la Divina Misericordia; esto es, La Hora de Gran Misericordia: “A las tres de la tarde en punto, implora Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y, aunque sea por un breve momento, sumérgete en Mi pasión, particularmente en Mi abandono al momento de la agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para todo el mundo. Yo te permitiré entrar en Mi dolor mortal.

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La historia de la vida y misión de la santa María Faustina Kowalska

En esta hora, Yo no rehusaré nada al alma que Me pida algo en virtud de Mi pasión.” (Diario 1320) “Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma.” (Diario 1572) “En esa hora –dijo a Santa Faustina– procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante.” (Diario 1572)

La Fiesta de la Misericordia: Domingo después de Pascua de Resurrección. El Señor le pide a Santa Faustina, por lo menos 14 veces, que se instituya oficialmente una “Fiesta de la Misericordia.” (Diario de Santa Faustina) “Esta Fiesta surge de Mi piedad más entrañable... Deseo que se celebre con gran solemnidad el primer domingo después de Pascua de Resurrección.... Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y abrigo para todas las almas y especialmente para los pobres pecadores. Las entrañas más profundas de Mi Misericordia se abren ese día. Derramaré un caudaloso océano de gracias sobre aquellas almas que acudan a la fuente de Mi misericordia.”

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El alma que acuda a la Confesión, y que reciba la Sagrada Comunión, obtendrá la remisión total de sus culpas y del castigo... Que el alma no tema en acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como la grana. Toda Comunión recibida con corazón limpio, tiende a restablecer en aquel que la recibe la inocencia inherente al Bautismo, puesto que el Misterio Eucarístico es "fuente de toda gracia". Nuestro Señor manifestó a Santa Faustina que en la "Fiesta de la Misericordia" se abrían todas las compuertas a través de las cuales fluían las gracias divinas. Gracias de conversión y perdón de los pecados.” “Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión” (Diario 965) “… si los pecadores conocieran Mi misericordia no perecería un número tan grande de ellos, diles que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia.” (Diario 1396) El 7 de marzo de 1992, se declararon “heroicas” las virtudes de Sor Faustina; el 21 de diciembre de 1992, una curación por medio de su intercesión fue declarada “milagrosa”; y el 18 de abril de 1993, el Papa Juan Pablo II tuvo el honor de declarar a la Venerable Sierva de Dios, Sor Faustina Kowalska, “Beata”. En 1997 el Papa Juan Pablo II hizo una peregrinación a la tumba de la Beata Faustina en Polonia, le llamó “Gran apóstol de la Misericordia en nuestros días”. El Papa dijo en su tumba “ El mensaje de la Divina Misericordia siempre ha estado cerca de mi como algo muy querido..., en cierto sentido forma una imagen de mi Pontificado.” El 10 de marzo del 2000, se anunció la fecha para la canonización después de ser aceptado el


La historia de la vida y misión de la santa María Faustina Kowalska

segundo milagro obtenido por su intercesión. El milagro fue la curación del Padre Pytel de una condición congénita del corazón, después de las oraciones hechas por miembros de la congregación de su parroquia el día del aniversario de la muerte de Santa Faustina, en Octubre 5 de 1995. La Secretaria de la Misericordia de Dios fue elevada a los altares por el Santo Padre el 30 de abril del año 2000, el Domingo de la Divina Misericordia. Es la primera santa que fue canonizada en el año jubilar 2000 y en el milenio. La biografía de Santa Faustina nos narra que el Señor le recordaba frecuentemente Su deseo de que se estableciera la Fiesta de la Divina Misericordia. Ella ofreció una novena por esta intención y el 23 de marzo de 1937, martes de Semana Santa, el séptimo día de la novena Santa Faustina tuvo la siguiente visión: “De pronto la presencia de Dios me invadió e inmediatamente me vi en Roma, en la capilla del Santo Padre y al mismo tiempo estaba en nuestra capilla...Yo tomé parte en la solemne celebración, simultáneamente aquí y en Roma... Vi al Señor Jesús en nuestra capilla, expuesto en el Sacramento de la Eucaristía en el altar mayor. La capilla estaba adornada como para una fiesta, y ese día todo el que quisiera, podía entrar. La multitud era tan grande que la vista no podía alcanzarla toda. Todos estaban participando en las celebraciones con gran júbilo, y muchos de ellos obtuvieron lo que deseaban. La misma celebración tuvo lugar en Roma, en una hermosa Iglesia, y el Santo Padre, con todo el clero, estaban celebrando esta Fiesta, y entonces súbitamente yo vi a San Pedro, que estaba de pie entre el altar y el Santo Padre...Entonces de repente vi como los dos rayos, como están pintados en la imagen, brotaron de la hostia y se extendieron sobre todo el mundo. Esto duró sólo un momento, pero

pareció como si hubiese durado todo el día, y nuestra capilla estuvo repleta todo el día, y todo el día abundó en júbilo. Luego, vi en nuestro altar, al Señor Jesús vivo, tal como luce en la imagen. Luego, en un instante me encontré de pie cerca de Jesús, y me paré en el altar junto al Señor Jesús, y mi espíritu estuvo lleno de una felicidad tan grande...Jesús se inclinó hacia mí y dijo con gran bondad, “¿Cuál es tu deseo Hija mía?” Y yo contesté, “Deseo que toda adoración y gloria sean dadas a Tu Misericordia” Yo ya estoy recibiendo adoración y gloria por la congregación y la celebración de esta Fiesta: ¿Qué más deseas?” entonces yo miré a la inmensa multitud que adoraba la Divina Misericordia y le dije a Jesús, “Jesús, bendice a todos aquellos que están reunidos para darte gloria y venerar Tu infinita misericordia. “Jesús hizo la señal de la cruz con su mano y esta bendición fue reflejada en las almas como un rayo de luz.” (Diario 1044-1049) Muchos ven esta visión en respecto a la canonización de Santa Faustina. Jesús le mostraba a su apóstol los frutos de su trabajo y sufrimientos. Al final de la Canonización de Santa Maria Faustina el Santo Padre declaró el segundo domingo de Pascua como el “Domingo de la Misericordia Divina”, estableciendo la Fiesta de la Divina Misericordia que Jesús tanto pedía a Santa Faustina. El Santo Padre dijo: “En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros.” Y después de su visita a Polonia en junio del 2002, para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria

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La historia de la vida y misión de la santa María Faustina Kowalska

para que los fieles reciban con más abundancia el don de la consolación del Espíritu Santo, y cultiven así una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y, una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos.

“Hoy te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con Mi Corazón misericordioso (...) Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia.” (Diario 1588) Grzegorz Lonski Sacerdote y hermano cofrade

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O

Opiniones

Benavente, una pasión en el cruce de caminos

B

enavente es una ciudad relativamente pequeña, que en la actualidad ronda las veinte mil almas, y que se encuentra situada al noreste de la provincia de Zamora, concretamente en los márgenes occidentales de la extensa comarca de Tierra de Campos, y que en el pasado perteneció a la intendencia o antigua demarcación provincial de Valladolid, hasta que en 1833 pasó a incorporarse a Zamora. Es históricamente el centro de la comarca conocida como los Valles y uno de los centros de comunicaciones por carretera más importantes de la región. La ciudad de los condes-duques, que es como se conoce también a Benavente, cuenta con unos desfiles procesionales de gran raigambre que son también una expresión de la historia, del arte y de la sociedad local. La Semana Santa tiene aquí una tradicional proyección cuyos orígenes se remontan a más de cinco siglos.

Marco Monumental Como cada año al llegar la cuarta luna, las calles de Benavente se convierten durante estos días en escenario improvisado por el que desfilan las procesiones. Son así un retablo didáctico en el que el pueblo se hace partícipe del sacrificio de Cristo. Iglesias románicas, fachadas renacentistas, rúas medievales y plazas recoletas sirven estos días de marco privilegiado para apreciar y hacer sentir la belleza. Se puede decir, sin riesgo a exagerar, que la Semana Santa realza los valores espaciales de la ciudad. El templo mayor, la iglesia de Santa María del Azogue, con sus cinco ábsides de austero románico, se transforma, más que nunca en estos días, en una oración convertida en piedra. Las luces que iluminan este templo monumental lo hacen parecer como un ascua de oro que arroja su luz en el fondo oscuro de la noche. La fachada del Hospital de la Piedad viene a semejar a un gran tapiz bordado en piedra, donde la figura central es de la Mater Dolorosa que sostiene al Hijo, ya muerto, en su regazo. Por unos instantes el silencio de la noche

primaveral parece transportarnos a un Benavente medieval, de gremios y seculares costumbres hoy perdidas, como la de situar un cofrade a las puertas del mismo edificio durante la procesión del Jueves Santo, para pedir por la salud pública de la Villa. En un tiempo en el que los habitantes de la antigua villa vivían expuestos a todo tipo de calamidades: plagas, pestes, sequías, hambrunas, etc. Es como si el eco de los salmos monacales del desamortizado y vecino convento de San Francisco, repetidos durante tantos siglos, llegasen aún hasta nosotros. El fermento de la celebración de la Semana Santa benaventana tuvo sus inicios en los desaparecidos monasterios de San Francisco y Santo Domingo, quienes difunden las devociones y culto a la Pasión de Cristo, a ellos se debe la fundación de las primeras cofradías penitenciales. Posteriormente desde los siglos XV y XVI serán las propias cofradías quienes canalicen la religiosidad del pueblo hacia los desfiles procesionales, manifestaciones que vienen a suponer una cierta humanización de lo Divino, a la vez que suscitan la emotividad de las gentes sencillas. En los siglos posteriores las procesiones se caracterizan por la búsqueda de un efectismo barroco de las imágenes. De esta época nos ha llegado testimonio escrito de la celebración de solemnes funciones religiosas, como la denominada del Descendimiento, que tenía lugar en la parroquial de Santa María del Azogue, y a la cual debían acudir los miembros del Regimiento o Ayuntamiento ocupando un lugar preferente. También nos hablan de antiquísimas tradiciones, como aquella mediante la cual los hermanos recibían del Consistorio como gratificación, una limosna de mil maravedíes por sus rogativas. En el siglo XVIII se inicia una fase de decadencia que se agrava durante los primeros años del siglo XIX, y que a raíz de la ocupación de Benavente por las tropas napoleónicas, ocasiona la destrucción de gran parte de su patrimonio económico y artístico.

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Benavente, una pasión en el cruce de caminos

La relajación de costumbres y las indisciplinas en las cofradías, pero muy especialmente las crisis económicas y las desamortizaciones, junto con el endeudamiento progresivo, provocan la pérdida de buena parte de su patrimonio económico y el consiguiente declive de las procesiones. A fines de la mencionada centuria la labor desarrollada por la Vicaría de San Millán y el clero en general, permitirá el inicio de una lenta recuperación. Es sin embargo durante la segunda década del siglo XX, cuando la Semana Santa de Benavente vive su mejor momento, con la adquisición de pasos y la incorporación de nuevas imágenes a sus procesiones. Todo ello gracias al dinamismo comercial e industrial que en aquellos años vive nuestra localidad, la cual obtiene en 1929 el título de ciudad, merced a sus muchos méritos y por decreto de Don Alfonso XIII. En la actualidad la Semana Santa de Benavente intenta recuperar el tiempo perdido tras la etapa

de decadencia vivida en los años setenta y ochenta del pasado siglo. Desde 1995 se ha avanzado sustancialmente en la recuperación y consolidación de la misma, fruto del esfuerzo de las cofradías y sobre todo a raíz de la constitución, con el propósito de rescatar los orígenes y peculiaridades de este fenómeno religioso, cultural y social, de la Junta Pro-Semana Santa de la ciudad. En los últimos años hemos contemplado cómo las cofradías están vivas y evolucionan, manteniendo sin embargo lo esencial. Cómo el trabajo y la colaboración de las instituciones y entidades han permitido la rehabilitación de la ermita que alberga las imágenes, la restauración de pasos, la sustitución de mesas y andas, la incorporación de agrupaciones musicales que contribuyen al mayor esplendor de las procesiones, la organización de un pórtico y pregón de la Semana Santa, etc. Otro ejemplo de la pujanza y la actualidad de la Semana Santa benaventana es la presencia de las nuevas tecnologías, como es

Banda de CC.TT. "Santísimo Cristo del Perdón". Procesión de las Tinieblas. Benavente 2009.

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Foto: Venancio Valbuena


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un magnífico ejemplo la página web de la Junta Pro-Semana Santa (www.ssantabenavente.com). Estamos seguros de que todos los que hacen posible nuestra Semana Santa redoblarán sus iniciativas en vista de lo conseguido con su desinteresado esfuerzo.

Cofradías Las primeras referencias a las celebraciones se sitúan en el siglo XIV, cuando en 1434 se menciona la procesión de los Ramos en la parroquia de Santa María de Renueva. La más antigua de las hermandades de la Semana Santa de Benavente es la Cofradía de la Santa Veracruz, la cual tiene sus antecedentes en los siglos XIV y XV en el culto a la advocación de la Cruz. Las primeras referencias documentales la sitúan en 1487. Tenía ésta como funciones principales la Exaltación e Invención de la Cruz, pero posteriormente, a partir del siglo XVI, cobra importancia entre sus cometidos la conmemoración del Jueves Santo con una procesión de disciplina. La cofradía recibía, por parte del Concejo benaventano, un situado de mil maravedíes. Ello por poner un hermano a las puertas del Hospital de la Piedad durante la procesión, con el fin de pedir o rezar por la salud pública de la Villa, como ya se ha indicado anteriormente. Otra de las cofradías más antiguas es la del Santo Entierro, en la cual no podían desempeñar oficio los plebeyos. Conmemoraba esta hermandad el Viernes Santo con una solemne función y sermón, llamado del Descendimiento, que se celebraba en la iglesia de Santa María del Azogue. La cofradía del Santo Entierro acompaña la procesión en que la Iglesia recuerda esta Santa Ceremonia, y tuvo originalmente una vinculación con el gremio textil, muy numeroso antiguamente en Benavente. Entre las cofradías de más raigambre dentro de la Semana Santa de Benavente se encuentra también la de Jesús Nazareno, en la que los hermanos con los pies desnudos hacían una procesión en el amanecer del Viernes Santo, imitando los pasos

dados por Jesucristo en su Pasión. Originalmente se dividían sus cofrades en dos categorías: hermanos de cruz y hermanos de luz. Los primeros vestidos de nazarenos y cargados con la cruz a cuestas y los pies desnudos guiaban sus pasos hasta el Calvario, haciendo oración en cada una de sus estaciones. Esta procesión y sus imágenes suscitaron una gran devoción entre el pueblo. Aunque su origen es más antiguo, ya en 1737 era habitual sacar la imagen de Jesús Nazareno en las rogativas públicas. En los años de la posguerra española se produce una cierta revitalización de la Semana Santa y de las cofradías, fundándose en 1943 la Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud, conocida como del Silencio. La más joven de las cofradías benaventanas da culto a una imagen del siglo XVI, venerada desde antiguo en la ciudad, y de la que existen numerosos testimonios del gran fervor que entre los benaventanos despertó dicha imagen desde siempre. Rescata esta cofradía los valores

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Benavente, una pasión en el cruce de caminos

tradicionales de austeridad y recogimiento. La hermandad rinde culto a una imagen del siglo XV o XVI. Rescata los valores tradicionales de austeridad y recogimiento en un momento de especial dramatismo que marca toda una generación, pues a las heridas de una guerra fratricida venían a unirse el desgarro en tantas familias. En cuanto a sus peculiaridades destaca por la celebración de un tríduo y novenario en honor del Cristo de la Salud, que en el último día se aplica por los hermanos difuntos. En la tarde-noche del Miércoles Santo organiza la llamada Procesión del Silencio, que tras el solemne juramento en el templo del Carmen de Renueva, con una gran sobriedad y silencio inicia su recorrido por las calles del Benavente medieval. En los últimos años se potencia la participación de la mujer y de los niños en las cofradías, e incluso se crean algunas secciones al abrigo de la Cofradía del Santo Entierro, como son las Damas de la Luz y Soledad y Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén. En 1998 tiene lugar la recuperación para la Semana Santa de Benavente de la primera de las secciones mencionadas, incorporándose como un apéndice de las cofradías de la Santa Veracruz y el Santo Entierro. La existencia de estas hermanas de la Luz, ya estaba contemplada desde antiguo en los estatutos de la cofradía del Santo Entierro, y entre sus funciones se encontraba la de asistir a la Procesión del Viernes Santo con derecho a ocupar un puesto al lado de la efigie que les corresponda o designe el Alcalde Caballero. Éstas visten capa de terciopelo negro y, como distintivo principal llevan durante las procesiones, una medalla con la efigie de su titular. Portan también durante el recorrido, un farolillo con el que alumbran y acompañan a las imágenes de La Soledad y de las Angustias, principalmente en la procesión de las Tinieblas en el Martes Santo.

Imaginería procesional Si el capital humano de la Semana Santa son sus cofrades, el patrimonio lo representan su

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Jesús Nazareno en la Procesión del Encuentro. Benavente 2009. Viernes Santo, junto a la iglesia de Santa María del Azogue. Foto: Fran Rebordinos

multitud de pasos e imágenes, labrados todos ellos a base de devoción y tradición. La imaginería de la Semana Santa de Benavente es un tanto ecléctica pues corresponde a épocas, estilos y calidades diferentes. Obedece a un patrimonio imaginero que se ha ido acumulando durante siglos y que merece ser conservado en las mejores condiciones y aumentado si cabe. La mayoría, ciertamente, no son imágenes de primera línea, pero tienen sin duda su mérito artístico. Algunas son anónimas, otras fueron ejecutadas por escultores de prestigio, las hay también que son obra de artesanos o entalladores locales que pusieron en sus gubias la mejor de sus voluntades. Son dignas representaciones de los cuadros y escenas de la Pasión y sobre todo son señeras de nuestra Semana Santa. Pasos e imágenes que el benaventano identifica, pues forman parte del acervo devocional, cultural y hasta sentimental:


Benavente, una pasión en el cruce de caminos

El Ecce Homo, El Santísimo Cristo de la Salud, Jesús Flagelado (de José Luis Coomonte), El paso del Redopelo (grupo escultórico conocido como El Judío del clavo, y que es uno de los más representativos, data del siglo XVII y es obra del escultor Manuel Borja, si bien posteriormente, ya en el siglo XIX, la imagen de Cristo será intervenida por el escultor zamorano Ramón Álvarez), Jesús Nazareno (imagen del siglo XVIII, obra de Antonio Prieto), Virgen de la Soledad, Nuestra Señora de las Angustias, Jesús camino del Calvario, La Dolorosa (imagen conocida como la Dolorosa de Bobillo), y que junto con La Oración del Huerto y El Yacente, son obras todas ellas del escultor valenciano Pío Mollar. Otras obras destacadas son la Cruz guía, La Verónica, La Crucifixión (conocido como Paso de los Gitanos, por ser portado antiguamente y durante muchos años por hombres de esta etnia),

Jesús en la borriquilla, San Juan y La Virgen camino del Sepulcro (de Ricardo Flecha), Jesús Resucitado, etc. La función de las procesiones es transmitir un sentimiento religioso al pueblo sencillo, representando un guión, que en esencia es siempre el mismo: el relato evangélico de la Pasión. Se trata de armonizar el mayor realismo del dolor con la versión evangélica. El pueblo apostado en calles y plazas espera paciente el paso de las imágenes. Hay en ello unos ojos expectantes y una ciudad que reza. Hay en estos días una búsqueda sencilla de Dios, en lo que está más cerca del hombre. Esculturas y pasos son una expresión del dolor y de la tragedia, pues la Semana Santa de Benavente tiene mucho de resabios medievales, de penitentes y de mujeres pregando detrás de las imágenes, de Cristos

Santísimo Cristo del Perdón. Procesión de Oración y Sacrificio 2008. Foto: Archivo Junta de Cofradías de Semana Santa. Pedro J. Muñoz Rojo.

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Benavente, una pasión en el cruce de caminos

hieráticos y agonizantes, de nazarenos arrastrando pesadas cruces por empinadas cuestas y calles angostas. Son las imágenes llamadas de devoción las que suscitan la piedad del creyente. Hacia ellas miramos en los momentos difíciles y en las horas de aflicción: Santísimo Cristo de la Salud, Nuestro Padre Jesús Nazareno, La Dolorosa. Encarnan profundas creencias y devociones que se transmiten de generación en generación. Son en definitiva imágenes que componen las bellas estampas de la religiosidad popular.

La Banda del “ Santísimo Cristo del Perdón” también en Benavente Desde hace diez años la “Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo del Perdón” de la Cofradía de La Pasión de Valladolid, con su intervención en la procesión de las Tinieblas en el Martes Santo, contribuye en cierta forma con

su aportación al esplendor y realce de la Semana Santa de Benavente, donde su valorada calidad musical y participación se ha convertido ya en clásica. La localidad zamorana y sus cofradías se esfuerzan por mostrar cada año la vigencia y pujanza de unas celebraciones y procesiones con más de cuatrocientos años de antigüedad. Se trata de vivir también cada año una tradición, ya que por las filas de todas estas congregaciones y sus procesiones han pasado, a lo largo de los tiempos, cientos de cofrades que portaron sobre sus hombros la gran responsabilidad de perpetuar y salvaguardar la solera, historia y tipismo de una costumbre inmemorial sustentada sobre pilares de religiosidad y cultura. Este año de nuevo y una vez más, al aproximarse la primavera, también en Benavente se nos descubrirá el drama humano y divino de Cristo, pero también el mensaje de esperanza de su Resurrección, porque el testimonio de Cristo está siempre de actualidad. Juan Carlos de la Mata Guerra Historiador de la Junta Pro-Semana Santa de Benavente

Esteban García Chico, 4-6 4 7 0 0 3 Va l l a d o l i d Te l é f o n o / F a x 9 8 3 3 5 4 8 6 4 w w w. c a j a c i rc u lo . e s

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Rafael Arnaiz sube a los altares

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l día 11 de octubre de 2009 pasará, indefectiblemente, a formar parte de la intrahistoria de nuestra cofradía.

Una soleada y magnífica mañana saludó calurosa a los peregrinos que habíamos llegado a Roma para vivir in situ la proclamación, por parte de Su Santidad Benedicto XVI, de cinco nuevos santos, entre los que se encontraba el oblato trapense Rafael Arnaiz Barón (1911-1938), patrón de nuestra cofradía. El español Rafael Arnaiz Barón está considerado -a pesar de su fallecimiento a la temprana edad de 27 años- como uno de los grandes místicos del siglo XX y un modelo para la juventud.

Desde varias horas antes, bajo un cielo completamente raso y un sol de justicia, varios miles de personas de todo el mundo esperábamos felices, ilusionados, el momento de acceder a la plaza de San Pedro del Vaticano para asistir a la misa de canonización, cuyo comienzo estaba señalado para las diez de la mañana. Desgraciadamente las pesimistas previsiones meteorológicas avanzadas la noche anterior por el “Servicio Meteorológico Nacional de la Fuerza Aérea Italiana” -el equivalente a nuestra “Agencia Estatal de Meteorología”motivaron el traslado de la solemne ceremonia al interior de la basílica vaticana, por lo que muchos de los fieles tuvimos que seguirla a través de las pantallas gigantes que habían sido colocadas en el exterior.

Oficiales del Cabildo de Gobierno en la Plaza de San Pedro de Roma en el día de la canonización del Hermano Rafael Arnaiz

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Rafael Arnaiz sube a los altares

Al comienzo de la misa el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Monseñor Angelo Amato, pidió la canonización al Santo Padre de los cinco beatos, y para proceder a su canonización hizo una presentación de cada una de las biografías. A su término, la asamblea se puso en pie y comenzó la Letanía de todos los Santos. Después del rezo de las letanías, Su Santidad pronunció la fórmula de la canonización: “Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra, después de haber reflexionado largamente, invocando muchas veces la ayuda divina y oído el parecer de numerosos hermanos en el episcopado, declaramos y definimos santos a los beatos Segismundo Félix Felinski, Francisco Coll y Guitart, Damián De Veuster, Rafael Arnaiz Barón y María de la Cruz Jugan”. “Establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los Santos”, agregó Joseph Ratzinger. Una vez proclamados santos, fueron portadas sendas reliquias de los cinco al altar donde se celebró la misa, para su veneración. Muchos de los peregrinos no pudieron controlar las lágrimas de emoción cuando dos religiosos del monasterio eldanense, entre los que se encontraba el hermano Miguel, el más joven de los que actualmente profesa en San Isidro de Dueñas, entregaron al papa una reliquia de San Rafael. Como dato anecdótico, hay que señalar que el relicario ofrendado es exactamente igual al adquirido por la cofradía en el año 2003, elaborado en plata en los talleres Granda de Madrid, que sirve para la veneración de la reliquia cada 26 de abril, festividad de San Rafael Arnaiz, y se coloca en las andas del Santísimo Cristo del Perdón cada Semana Santa. Monseñor Angelo Amato dio las gracias al Santo Padre por haber inscrito a estos nuevos santos en el libro de los Santos, y en compañía

de los postuladores se arrodilló ante el Papa para expresar tal gratitud. En el caso de Rafael Arnaiz la postuladora fue la monja Augusta Tescari, mientras que el vicepostulador fue Alberico Feliz. En la homilía, el papa recorrió la vida de cada uno de los santos y destacó el ejemplo que cada uno de ellos representa también para los cristianos de hoy en día. En cuanto al hermano Rafael Arnaiz, le propuso como ejemplo para todos los jóvenes, tal y como había hecho Juan Pablo II años atrás, con ocasión de su beatificación el 27 de septiembre de 1992. “Con su ejemplo y sus obras, nos sigue ofreciendo un recorrido atractivo, especialmente para los jóvenes que no se conforman con poco, sino que aspiran a la plena verdad, a la más indecible alegría”, las cuales “se alcanzan por el amor de Dios”, resaltó Benedicto XVI. El hermano Rafael pertenecía a una familia acomodada y de “alma un poco soñadora”, “cuyos sueños no se desvanecen ante el apego a los bienes materiales y a otras metas que la vida del mundo propone a veces con gran insistencia. Él dijo sí a la propuesta de seguir a Jesús, de manera inmediata y decidida, sin límites ni condiciones. De este modo, inició un camino que, desde aquel momento en que se dio cuenta en el monasterio de que ‘no sabía rezar’, le llevó en pocos años a las cumbres de la vida espiritual, que él relata con gran llaneza y naturalidad en numerosos escritos”, destacó el pontífice. En el momento de las ofrendas participó la madrileña Begoña León, sobre la que se obró uno de los milagros de san Rafael, junto a uno de los sobrinos del santo burgalés. Una vez concluida la ceremonia, llegó uno de los momentos más esperados y que más algarabía produjo entre los que estábamos allí presentes: fue cuando el papa, Benedicto XVI, salió a la plaza de

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Rafael Arnaiz sube a los altares

Arnaiz y Francisco Coll, subrayando que “España es tierra fecunda en frutos de santidad”. Las muestras de júbilo eran ostensibles, las banderas de cada país, con su flamear al viento, saludaban a Su Santidad, quien impartió la bendición a todos los fieles allí congregados. Fue un momento tan especial que ninguno de nosotros queríamos que acabase y que seguramente recordaremos siempre. Al día siguiente, el Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid, Monseñor Antonio María Rouco Varela, presidió una misa de acción de gracias en honor de San Rafael Arnaiz, en la basílica de San Pedro, repleta de fieles.

Repostero de San Rafael Arnaiz en la Plaza de San Pedro de Roma en el día de su canonización

San Pedro para recitar el ángelus, tras lo cual se dirigió en varios idiomas a los fieles y, cómo no, en español a los peregrinos de los nuevos santos Rafael

Esta misa de acción de gracias suponía un magnífico colofón a tres intensos días, que habían tenido su prólogo en una eucaristía celebrada el 10 de octubre en la iglesia de Jesús, que estuvo presidida por el Emmo. Sr. Cardenal Antonio Cañizares, a la que siguió un concierto de música clásica y la proyección de un DVD sobre la “Vida y mensaje del Beato Rafael”. Manuel Centeno Morillo Vocal del Cabildo de Gobierno Adjunto a secretaría • Graduamos su

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La espiritualidad del Hermano Rafael

a otros místicos como en Santa Teresa de Jesús del Infinito y Absoluto Amor de Dios.

2.

La Pasión por el crucificado. Su Pasión fue Cristo. Con la enfermedad de la diabetes, el rostro de Dios se concretiza en el crucificado. Ahora no es sólo la belleza de Dios Trinidad, es la belleza del crucificado, como expresión de un Amor que da la Vida. Un Crucificado que vive para siempre.

3.

Místico mariano. Rafael es un místico en clave mariana de una manera constante y original. Si San Juan de la Cruz sólo habla en todos sus escritos cuatro veces de la Virgen María, los escritos del Hermano Rafael están plagados de devoción a María. No se puede entender la vida del Hermano Rafael sin su profunda devoción a la Virgen que confesó como Madre en todos los momentos de su vida y al final Ella le ayudó en todo pues como decía “Nada es imposible para la Señora”.

4.

Su vida consagrada. Tejida de muchas dificultades. Su vida fue sólo para Dios. A veces, estaba más fuera del monasterio que dentro por razones de salud. Rafael vivió una espiritualidad de la vocación en fidelidad. Él no quiso más que vivir cumpliendo la voluntad de Dios. Obedeció y, hasta el final, vivió lo que estaba convencido que era la profunda vocación contemplativa en la Trapa.

5.

Su mística sencilla. Utiliza el lenguaje que todo el mundo lo entiende. En Rafael sólo hay una vida. No hay teoría, sólo hay una vida entregada a todos y sobre todo habla de Dios desde la profunda experiencia.

Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Francisco Cerro Chaves Obispo de Coria – Cáceres

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a vida del Hermano Rafael siempre ha sido para mí una llamada a beber de la verdadera fuente de profunda espiritualidad. Rafael es un místico desde la vida concreta; su enfermedad que aparentemente tronchaba una por una todas sus ilusiones, todavía demasiado humanas, le hizo lanzarse hacia la santidad, hacia una espiritualidad que yo resumiría como un sencillo decálogo, que este hombre, universitario y monje, vivió en la Trapa de Dueñas (Palencia) como una de las experiencias místicas más impresionantes en la Historia de la Iglesia.

1.

El “Sólo Dios”. El Hermano Rafael es un cantor de la grandeza y de la Providencia y de la Misericordia de Dios. Su espiritualidad contemplativa, tejida de muchas horas de oración de Salmos, de Liturgia de las Horas, de campo azul castellano, de vivir a fondo una relación con Dios Trinidad, que le convierte en cantor con el “Sólo Dios basta”, cercano

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La espiritualidad del Hermano Rafael

Lo ha aprendido en la palabra de Dios y en la cruz. Es un místico con los “pies en el suelo” y con el lenguaje de siempre, el lenguaje de la calle.

6.

Su amor a la Iglesia. Vivió su pasión por la Iglesia y convirtió su vida y su muerte en una oblación por la Iglesia, por el Papa, por los Obispos, por los sacerdotes. En Rafael todo fue una entrega que se unía a la redención de Cristo. Se fue a la Trapa, como Santa Teresa de Lisieux, a inmolarse por la salvación de la humanidad.

7.

Una profunda vida contemplativa. Le llevó a dar la vida por amor en el claustro. Escribió páginas de la mayor altura mística de la humanidad. Fue contemplativo siempre desde el claustro y desde la vida. Fue una vida hecha oración hecha vida.

8.

La humanidad de Cristo. Su Corazón fue su refugio y su vida. Es como el gran

descubrimiento de su vida. A través del dolor se abre a la infinita Misericordia del Corazón de Cristo, se une a San Bernardo, a Santa Teresa para cantar al Corazón humano de Jesús.

9.

Vocación martirial. Rafael para vivir cumpliendo la vocación que para él era la voluntad de Dios, que se manifestaba a través de sus superiores, a veces le costó martirialmente. Su vida estuvo tejida de mucha entrega y de no pocas incomprensiones.

10.

Siempre joven. Rafael no renunció nunca a la alegría de ser joven desde Cristo. Murió joven y vivió la locura de que es el seguimiento de Cristo el que rejuvenece nuestro corazón. Rafael será siempre para los jóvenes un seducido por Cristo que atraerá a otros muchos a seguir como él a Jesús de Nazaret, que nació de María Virgen. + Francisco Cerro Chaves Obispo de Coria-Cáceres

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C

Hermano Rafael

Introducción

E

l Hermano Rafael no fue ni pudo ser más que joven. Su vida, de tan solo 27 años, estuvo enmarcada entre un Domingo de Ramos y una semana de Pascua.

modo que es ahí donde radica uno de los factores de su simpatía y atracción. Rafael en su juventud, no se limitó a llenar años de vida, sino a colmar de vida sus breves años, llegando tan lejos en tan corto espacio, que como nos diría poéticamente San Juan de la Cruz: “...tras un amoroso lance voló tan alto, tan alto, que le dio a la caza alcance” (P. 10, estrib. 7) Con inteligencia brillante, modales distinguidos, carácter jovial, franco y alegre, al par que extremadamente sencillo, Rafael, a la vez que crecía en edad y desarrollaba su personalidad, crecía también en experiencia espiritual y vida cristiana, hacia la que se sentía inclinado desde su primera infancia, dando claras señales de atracción hacia las cosas de Dios.

La vida se condensa principalmente en la juventud; en ella se siembran y germinan las más prometedoras esperanzas; es un rico talento puesto en nuestras manos por Dios, para trabajar intensamente con El. Lo que hoy es semilla y germen, mañana será flor y fruto. Así supo vivirlo el Hermano Rafael, y por eso logró estampar e imprimir en su espíritu juvenil todas sus vivencias, escritos, dibujos, pinturas y toda su actividad dentro y fuera del monasterio, de tal

En su corazón bien dispuesto el Señor suscitó la invitación a darse del todo a Dios, por medio de una consagración especial dentro de la vida monástica. De ahí que un día se le cruzase Cristo..., y siguiéndole muy de cerca tratase de darle alcance, dejando su desahogado porvenir de arquitecto, con todos sus sueños e ilusiones, no sólo una, sino dos, tres y hasta cuatro veces, entrando otras tantas en el Monasterio Cisterciense de San Isidro de Dueñas, como novicio primero, luego como oblato y simple monje, para ser así, dentro de su sencillez y ocultamiento, testigo heroico de la pasión del Dios de Jesucristo. En medio de su enfermedad diabética incurable, y abrazado a la cruz con un amor loco, llegó determinada y radicalmente a la voluntad de Dios, que hizo de ella su única norma y regla: “No quiero más que a Dios, y su voluntad será la mía”... “Dichoso el que... no ve más que la voluntad de Dios”. “Solamente aspiro a unificarme absoluta y

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Hermano Rafael

enteramente con la voluntad de Jesús”. “Quiero morir amando la voluntad de Dios”. Con la fragancia de su vida, sus numerosos escritos continúan difundiéndose con gran aceptación y bien para cuantos por su medio entran en contacto con su espiritualidad; esa espiritualidad tan rica en matices y que cada vez se hace más dominante por estar polarizada en una frase que para él lo condensaba todo: “¡Sólo Dios!”. Fascinado por El consumó su vida en el amor. Una nota muy significativa de su espiritualidad fue su amor entrañable a María. Ella fue su ayuda, su luz y en Ella se cobijó con ternura confianza y sencillez.

Datos biográficos

F

ue el domingo de Ramos, 9 de abril de 1911, cuando nació el niño Rafael Arnáiz Barón, primogénito del matrimonio D. Rafael Arnáiz y Dña. Mercedes Barón, y que constituyó desde el primer momento una bendición de Dios para sus padres. La parroquia a la que pertenecían, fue la de Santa Águeda, la antigua “Gadea”, y allí fue bautizado el 21 de abril con los nombres de Rafael, Arturo, Álvaro, José, poniéndole bajo la protección de la Inmaculada y San Luis Gonzaga. Cuando sólo contaba dos años y ocho meses, recibió el sacramento de la Confirmación en el colegio del Niño Jesús, impartida por el obispo de Canarias D. Ángel Marquina Corrales, por hallarse la iglesia de Burgos “sede vacante” en aquellos momentos. A los ocho años y medio, un día cualquiera, el 25 de octubre de 1919 sábado, recibió la primera Comunión en la iglesia de las religiosas Salesas. Su misma madre dejaría escrito sobre esta fecha: “Ya entonces debió Dios escogerle para sí”. Según su

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mismo testimonio: “Rafael fue desde los comienzos de su vida, una criatura comprensiva, inteligente, fácil de educar. Su infancia transcurría serena e instintivamente se inclinaba al bien”. A los nueve años, en 1920, ingresó en el colegio de la Merced, que la Compañía de Jesús tenía en Burgos. Su educación, piedad y compostura ya desde su entrada, le hizo caer bien ante los profesores; era además de los que les gustaba visitar la capilla, demostrando aquellos sentimientos de religiosidad cristiana que había vivido en la familia. A primeros de enero de 1922, la familia ArnáizBarón se trasladó a Oviedo, así lo requería el cargo de ingeniero de montes que D. Rafael ejercía. Allí comenzó Rafael su segundo año de bachillerato como externo en el colegio de San Ignacio regido por los Padres Jesuitas. De su conducta como colegial en aquel tiempo, nos dice el Prefecto: “Desde el primer momento se echó de ver en él el muchacho acostumbrado a la vida del colegio de la Compañía. Chico inteligente, constan sus notas en el libro de los matriculados, destacándose por su buena disposición para las matemáticas”. Rafael fue siempre muy ameno en la conversación, destacaba mucho en los idiomas y en temas que hubiese que estudiar de memoria. En su conducta y conversaciones se le notaba muy profundo cuando se trataba del sentido religioso. Un compañero testifica: “Ya teníamos en el colegio formada la idea de que iría religioso, sin que pensáramos precisamente que había de irse a la Trapa”. Por su intensa piedad, pertenecía a la directiva de la Congregación de San Estanislao, cuya medalla llevaba siempre consigo. Encontré a Rafael elegante, dignísimo, artista, y sobre todo muy de Dios,


Hermano Rafael -continúa diciendo el Prefecto-, a quien buscaba como magnetizado por El.

estudios con los deberes militares y la convivencia con los compañeros de milicia.

Fue en Oviedo donde recibió clases de dibujo como preparación obligada para la carrera de arquitecto que elegiría al terminar sus estudios universitarios.

Terminado el servicio militar, Rafael entra en la Escuela de Arquitectura en el mes de junio de 1933, matriculándose en varias asignaturas de primero y segundo año, e instalándose en Madrid para iniciar sus estudios, llevando un horario apretado y exigente, en el que alternaba las clases y el estudio con la vida de piedad: la misa a las 6 y media de la mañana; de 8 a 9 de la tarde visita al “Amo”, y a las 11 y media de la noche el rosario de la Virgen, porque “he comprobado, -decía en una carta a sus padres-, que empezando el día entregándose en manos de Dios, sale todo mucho mejor”.

Al terminar el bachillerato, comenzó a prepararse para el ingreso en la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde se matriculó el 26 de abril, día en que cumplía sus 18 años, para el curso 1929-1930, pues su gran ilusión era dibujar, pintar, llegar a ser algo, plasmar en lienzos y cartulinas lo que su alma de artista concebía, abarcando todo lo que tuviera atisbo de arte. Después de aprobadas las primeras asignaturas de preparación para Arquitectura, Rafael se examina de dibujo en el mes de junio, teniendo como modelo la estatua del “Moisés” de Miguel Ángel; el examen fue todo un éxito. De Madrid se fue a la finca de sus tíos, “Pedrosillo”, para vivir la soledad y expansionarse con los Duques de Maqueda. Una tarde le llevó su tío D. Leopoldo a la Trapa de Dueñas, simplemente para que la conociese, comenzando así los planes de Dios sobre su vocación. En 1931 se hace socio de la Acción Católica, y en el mes de febrero del mismo año se inscribe en la lista de los que se dedicaban a la Adoración Nocturna en Oviedo, tributando guardia de honor ante el Santísimo Expuesto; dos meses después, tomará parte en las Conferencias Masculinas de San Vicente de Paul y será celador del coro 41 del Apostolado de la Oración. En los años 1932-33 cumpliría el servicio militar sirviendo en Ingenieros, en el batallón de Zapadores Minadores que hicieron prácticas en las nieves de la Sierra de Guadarrama, soportando perfectamente los embates de la vida de cuartel, a pesar de la vida regalada a la que estaba acostumbrado. Alternaba los

Consta por juramentos procesales que nunca iba a espectáculos profanos, como cines, teatros, y mucho menos a bailes y otras diversiones. Sin embargo, en una ocasión se enteró de que iba a proyectarse un documental sobre la vida cisterciense en uno de los monasterios de Francia. Se celebraba el octavo centenario de la Abadía de Sept-Fons en Francia, y el viejo monasterio se convirtió en teatro de una escena bien distinta del ordinario. El detalle providencial de poder contemplar en pantalla a los monjes en su ambiente, volvió a renovar las fuertes impresiones que Rafael había vivido en la Trapa de San Isidro de Dueñas, y juntamente con las visitas cada vez más frecuentes a “Pedrosillo”, terminaron por decidir el propósito de entregarse a Dios por entero en el ocultamiento del claustro. Y será desde el mismo Ávila, donde escriba una carta al Padre Abad del monasterio, Don Félix Alonso García pidiéndole la admisión en estos términos: “Reverendo Padre: No sé si se acordará de mí, pues hace tiempo, cerca de tres años, que no he podido ir a pasar días a la Trapa; sin embargo

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Hermano Rafael

en este espacio de tiempo, Dios nuestro Señor ha obrado en mí de tal manera que me he formado el propósito decidido de entregarme a El con todo mi corazón y de cuerpo y alma; y para llevar a cabo mi propósito y resolución, y contando además con la ayuda de Dios, es mi deseo ingresar en la Orden del Císter”. ...Por tanto si me recibe en comunidad con sus hijos, tenga la seguridad de que recibe solamente un corazón muy alegre y con mucho amor de Dios”.

Admisión y despedida

E

l momento de su decisión vocacional, como todo seguimiento a Cristo, supuso un desgarro en su sensibilidad, que Rafael superó con intachable elegancia, gracias a su generosidad llena de fe y amor.

Como quien suelta amarras, una vez recibido el permiso del P. Maestro, Rafael ya se ve bogando por el mar de Dios; y ardiendo en ansias de una renuncia inmediata, no quería despedirse ni de sus padres ni de nadie; anhelaba irse desde Ávila al monasterio, y ya no moverse más de allí, por ningún género de consideraciones. En realidad, lo que temía Rafael era a su propio corazón. Consejeros prudentes le disuadieron de tan radical determinación, y el mismo Nuncio Apostólico Mons. Tedeschini, que en aquellos días se encontraba en Ávila, le exhortó: “Creo que debe despedirse de sus padres y recibir su bendición”. Obediente Rafael a este consejo que interpretó como venido de Dios, se fue a Oviedo a pasar el mes y medio que le quedaba entre los suyos. Desde allí escribió al P. Maestro de novicios en estos términos: “Aún no he dicho nada, pues cualquier cosa me desarma: un cariño..., una atención de mi madre... De manera que no tengo más remedio que dar la noticia de golpe, diciéndoles que ustedes me esperan y que me voy..., y créame, Padre, me faltan fuerzas para hacer la herida, y no es por mí, que yo la tengo sangrando”. Y a su tío Leopoldo, duque de Maqueda, le confiesa: “¡Cuánto me pide Dios! Pues no solamente me pide que lo deje todo, sino que antes de dejarlo para siempre, me pide que lo paladee bien, y duro es tenerse que hacer una operación, pero más duro es tener que prepararse uno mismo todos los utensilios, e incluso, deleitarse con los preparativos... ...Mi madre toca el piano..., me tengo que ir. Si callo, sufro mucho; si mi alegría alegra a

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Hermano Rafael

mis padres, sufro más... Qué bueno es Dios que me hace sufrir por El; pues si no fuese por El yo no tenía por qué desgarrar el corazón poco a poco y lentamente como lo estoy haciendo. Pero bueno... dejémosle hacer a El y que se cumpla su voluntad”. Dejó Rafael que pasaran las Navidades, Año Nuevo y Reyes de aquel año 1934, fiestas en las que, al no estar su familia en el secreto que dolorosamente ocultaba, todos las pasarían bien menos él; esperaría un momento oportuno, que bien pronto llegó. Fue en la tarde del 7 de enero. Cuando su madre estaba tocando el piano, Rafael se acercó a ella y poniéndole una mano en el hombro, le dijo con voz natural y tranquila: - Deja de tocar un momento, tengo que decirte una cosa. Estremeciose la madre..., el corazón le anunció algo insólito:

“¿Cuándo quieres irte? Yo te llevaré. Y no hubo más. Todo fue natural y sencillo, sin dramas ni tragedias. Dios pedía lo que era suyo y voluntariamente se lo daba. Un hijo que obediente acudía a la llamada de su primer Padre, y unos padres humanos y cristianos que cumplían con su deber”. La mañana del día 15 de enero, fue la señalada para la partida: austera en su profunda sencillez y serena, dentro de lo dramático del momento. Acompañado por su padre en el coche, Rafael llegaba a la Trapa de San Isidro de Dueñas. Al despedir a su padre le dijo: “Márchate tranquilo, que yo me quedo aquí para rezar por ti”. Le besó la mano y lo despidió. Y no hubo más. Fue la despedida de dos hombres creyentes: uno sabía por qué se iba, y el otro por qué se quedaba. En la crónica del monasterio de aquel día quedó notado: “Ingresa para corista, el postulante Rafael Arnáiz Barón, estudiante de Arquitectura, de 22 años, natural de Burgos”.

Noviciado - ¿Qué te ocurre?, dímelo. - Madre, -contestó Rafael con lágrimas en la voz y la mirada ausente-, Dios me llama..., quiero irme a la Trapa. Sabía que Rafael decía siempre la verdad, por lo que la madre le creyó absolutamente; bajó la cabeza, y sólo pudo pronunciar una palabra: - ¡Hijo!... Cuando llegó el padre y se lo contó su esposa Dña. Mercedes, quedó mudo de momento, pero recibió el golpe con entereza cristiana, notándosele tan solo un imperceptible temblor de labios. Y después de bendecir a Dios, le preguntó:

R

afael, lleno de ilusión, cree haber llegado a la meta de sus aspiraciones y de su vocación, de modo que puede decir a boca llena: “La Trapa la ha hecho Dios para mí, y a mí para la Trapa... Ahora puedo morir contento, ya soy trapense”... Todo lo ve con ojos de principiante, y por lo mismo con novedad gozosa. Por eso escribe a su madre: - “La campana me dice que son las dos y que tengo que bajar a maitines. No lo dudo ni un minuto y con el pensamiento puesto en Dios y con el corazón alegre, bajo las escaleras del noviciado a toda velocidad y entro en la iglesia

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Hermano Rafael

donde mi Dios está en el Tabernáculo, esperando a sus monjes para que empiecen a cantar sus alabanzas”. - “¡Qué hermoso es el silencio!... Estoy convencido, el silencio ayuda mucho para no perder la presencia de Dios”. - “El trabajo en el campo es alegre”... Y se trataba -¡qué paradoja!-, de arrancar cepas a pura azada, cuando la tierra en pleno enero estaba hecha un carámbano... A las heladas las califica de “magníficas”, y “no me molesta estar a bajo cero, pues precisamente el frío que yo tenía, estaba bendiciendo a Dios”. - “Las lentejas... las como con mucho gusto, porque las sazono con dos cosas: con hambre y con amor de Dios”. “En la cuaresma se pasa hambre, pero se pasa con alegría, pues se pasa por Dios”. Todo esto lo decía el Hermano Rafael que, como el mismo escribió a sus padres: “parezco un novicio recién empaquetado”, cuando acababa de estrenar su antenombre de “Fray María”, del que él hacía tanta gala.

celeste, y cuando esté bien afianzado en la fe y en el amor hondo y secreto de su vocación trapense vendrá muy calladamente el momento duro de la prueba y de la noche más oscura de los sentidos y del espíritu. Dios es así de sorprendente, cuando ha conquistado por amor a un alma quiere llevarla a la cima de la santidad.

Dolorosa sorpresa

L

levaba tan sólo cuatro meses de goces de enamorado, y su soñado castillo de naipes rodará por el suelo, quedando en el desconcierto más profundo. De momento guardará un silencio de misterio, porque ni el mismo entiende qué es lo que le está ocurriendo, y desahogará su desvalimiento llorando en la intimidad. Su alma y su cuerpo están verdaderamente triturados: - su cuerpo flagelado por una “diabetes mellitus”, que en pocos días le ha robado 24 kilos dejándolo casi ciego; - y su alma, por habérsele cerrado todos los caminos, hasta hallarse sin brújula para poder orientarse.

Sin embargo los caminos de Dios suelen comenzar, seguir y concluir por la puerta estrecha, según la doctrina del maestro místico San Juan de la Cruz:

Comenzaba para el Hermano Rafael la escalada más difícil, el crisol más purificador, el despojo más absoluto, el cauterio más torturante, pues tendrá que salir de su Trapa tan soñada.

“Porque la puerta angosta es la noche del sentido, del cual se despoja y desnuda el alma para entrar en ella, juntándose con fe, que es ajena a todo sentido, para caminar después por el camino estrecho, que es la otra noche del espíritu, en que después entra el alma para caminar a Dios en pura fe, que es el medio por donde el alma se une a Dios”.

Rafael tuvo que abandonar el monasterio camino de casa de sus padres, en Oviedo, el 26 de mayo de 1934.

De momento, el Señor permitirá que goce de las emociones y alegrías de una novedad cuasi

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Desde allí, y casi durante un mes, guardará silencio absoluto con el monasterio. Luego, como quien despierta de una hipnosis moral, de un letargo prolongado, vuelve poco a poco a la luz, colocando las cosas en su sitio y dando la preferencia a Dios en la interpretación misma de la enfermedad:


Hermano Rafael

“Cuando me fui a la Trapa, a El le entregué todo lo que yo tenía y todo lo que yo poseía: mi alma, mi cuerpo... Mi entrega fue absoluta y total; muy justo es pues, que Dios ahora, haga de mí lo que le parezca y lo que le plazca, sin que haya por mi parte ni una queja ni un movimiento de rebeldía... Dios es mi dueño absoluto y yo su siervo que obedece y calla... La prueba que me ha exigido es dura, pero con su auxilio saldré adelante... sin retroceder”. “Mi enfermedad es mi tesoro en el mundo” dirá más adelante. A medida que se reafirmaba la salud del cuerpo, se fortalecía la esperanza de su reingreso en el monasterio, y como constatación de ello, o tal vez para autoanimarse en lo que percibía ya como una realidad, escribe una serie de pensamientos, que nacían de su corta experiencia de cuatro meses en la Trapa, con el título de: “Apología del Trapense”; pensamientos que eran como una trova dirigida a Dios y basada en su vida y experiencia espiritual. El “destierro” de Rafael duró desde el 26 de mayo de 1934 hasta el 11 de enero de 1936, una larga temporada de casi dos años, en la que tuvo que acomodar situaciones muy diversas, vividas todas bajo el impacto del “viraje” y de la provisionalidad que la enfermedad había impuesto a su existencia, trastocando de modo tan abrupto sus planes largamente preparados y sus sueños de vida monástica, tan fugazmente vividos.

de “Meditaciones de un trapense”, dibujándose a sí mismo de rodillas ante una gran Cruz cuya sombra cae sobre sus espaldas. Dibujo significativo en extremo, tanto respecto a lo que había sufrido en los dos años, como a lo que le esperaba en un próximo futuro. Para Rafael, la palabra “Oblato” no significaba otra cosa que “ofrenda y oblación”, asociada al misterio sacrificial de Cristo, en el que integrará su vocación. Dice a su tía: “Mi vocación es esa, querer olvidarme del mundo y de las criaturas... para ofrecerme al Señor en el silencio y en la humildad del hábito de “Oblato”. Rafael quiere ser: - una ofrenda a Dios, pero sin que el mundo se entere; - una leve sombra que pasa por la vida, amando mucho a Dios y sin ruido. Esta autoconciencia oblativa irá profundizando en sentido sacrificial e inmolativo, a medida que las pruebas se vayan presentando: Rafael ofrece su vida a Jesús, para que El la ofrezca a su Padre asociándola a su propia Ofrenda salvífica. Algunos autores no han dejado de ver en este don de sí tan extremo, una verdadera vocación martirial:

Rafael va a reflexionar profundamente sobre su condición de “Oblato”, monje sin votos públicos y jurídicamente el último de la comunidad. En estas condiciones se le ha admitido a causa de su enfermedad diabética, al no poder seguir la regla.

- saldrá una segunda vez el 29 de septiembre de 1936, para incorporarse a filas, ya que España estaba en guerra; pero la enfermedad que padecía, imposibilitó su deber patriótico, pues fue dado por inútil en los reconocimientos facultativos;

A su reingreso en el noviciado, comienza a vivir y a dejar estampadas unas reflexiones con el título

- el 6 de diciembre volverá de nuevo al monasterio por tercera vez, acompañándole

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Hermano Rafael

en esta ocasión hasta la Trapa sus hermanos Leopoldo y Mercedes; - el 7 de febrero Fray Mª Rafael, al agravarse la enfermedad, saldrá por tercera vez del convento, volviendo a dejar su hábito blanco, su vida austera, su silencio monacal. ¡Hasta cuándo Señor, seguirás estrujando el corazón de siervo fiel!... Volvió a casa de sus padres, a sus lienzos y pinceles... En Dios y en ellos refugiaba su alma de artista, soñadora y endiosada. - Finalmente, en un día lluvioso, frío, desapacible y triste, el 15 de diciembre de 1937, con sencillez y sin dramatismos, Rafael emprendería “por cuarta vez” su último viaje a la Trapa. La despedida de los suyos fue silenciosa, sencilla, los ojos enjutos y los corazones sangrando. Hijo y madre “sentían” que era aquel su último adiós sobre la tierra.

un puesto en séquito, y te mirase con esos ojos divinos que desprendían amor, ternura y perdón, y te dijera: - ¿Por qué no me sigues?... - Tú ¿qué harías? Acaso le ibas a responder: Señor, te seguiría si me dieras un enfermero..., si me dieras médicos para seguirte “con comodidad” y sin peligro de mi salud... te seguiría si estuviera sano y fuerte para poderme valer?... No. Seguro que si hubieras visto la dulzura de los ojos de Jesús, nada de eso le hubieras dicho, sino que te hubieras levantado de tu lecho, sin pensar en tus cuidados, sin pensar en ti para nada. Te hubieras unido aunque hubieras sido “el último”..., fíjate bien, el último, a la comitiva de Jesús y le hubieras dicho:

¡Y solo se fue para siempre, de casa de sus padres!

- Voy, Señor, no me importa ni mis dolencias, ni la muerte, ni comer, ni dormir, si Tú me admites, voy; si Tú quieres, puedes sanarme..., no me importa que el camino por donde me lleves sea abrupto, sea difícil y esté lleno de espinas..., no me importa si quieres que muera contigo en la Cruz..., voy Señor, porque eres Tú el que me guía, eres Tú el que me promete una recompensa eterna, eres Tú el que perdona, el que salva..., eres Tú el único que llena mi alma.

Hubo quien le aconsejó, que estando convaleciente de su enfermedad, y no habiendo en la Trapa un enfermero cualificado, no debía volver al monasterio, a lo que Rafael le contestó:

Fuera cuidados de lo que me pueda ocurrir en el porvenir; fuera miedos humanos, que siendo Jesús de Nazaret el guía..., ¿qué hay que temer?

“Supone que tú estás en tu casa, enfermo, lleno de cuidados y atenciones, casi tullido, inútil..., incapaz de valerte, en una palabra... pero un día vieras pasar debajo de tu ventana a Jesús... Si vieras que Jesús te llamaba y “te daba”

¿No te parece, Hermano, que tú le hubieras seguido, y nada del mundo, ni aún de ti mismo, te hubiera importado?

Ella le preguntó: - ¿no va tu padre contigo? - No. Esta vez iré sólo.

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Pues eso es lo que a mí me pasa. Siento muy


Hermano Rafael

dentro de mi alma esa mirada de Jesús... siento que nada del mundo me llena..., que ¡sólo Dios..., sólo Dios..., sólo Dios!...

- al llegar al noviciado, comenzó a redactar, “Meditaciones de un trapense”; - en su segunda entrada: “Mi cuaderno”;

Y Jesús me dice: “Puedes venir cuando quieras..., no te importe ser el último..., ¿acaso por eso te quiero menos?... quizá más”.

- finalmente, en los cinco últimos meses de su vida, de diciembre de 1937 a abril de 1938, por mandato de su director espiritual escribió lo más profundo de su espíritu, en el cuaderno: “Dios y mi alma”-“Notas de conciencia”. De ese modo iba alimentando su interior, y polarizando su espiritualidad en la búsqueda de Dios que cada vez se hacía más dominante en su vida, y que él supo expresarlo tan de verdad en una sola frase: “¡Sólo Dios!”, pues era quien de verdad llenaba toda su vida. La personalidad humana y espiritual del Hermano Rafael, se agranda cada día más; la creciente literatura sobre su vida, escritos y espiritualidad, aparece a un ritmo prácticamente ininterrumpido, sobre todo en los últimos años.

Espiritualidad

E

n los distintos ires y venires del claustro al mundo y de su casa al monasterio, el Hermano Rafael nunca perdió la orientación de ese ¡sólo Dios!, alimentando su alma con lecturas y escritos inspirados, iniciando en cada entrada un pequeño tratado distinto. Y así: - después de su primera visita al monasterio escribió: “Impresiones de la Trapa”;

El atractivo de su figura es evidente; y es que Rafael tiene el carisma de una espiritualidad profunda, y al mismo tiempo que conecta perfectamente con la fe sencilla del pueblo de Dios. En su amor y dolor, así como en su espontánea alegría, el Hermano refleja en gran medida todo eso que ocurre en lo íntimo de todo corazón que simplemente está vivo, con la particularidad que él lo vive y expresa en el marco de una experiencia espiritual. Le acompaña, además, un don especial para la escritura; su prosa es excelente, con un don especial para la descripción, mediante la cual sabe literalmente dibujar aquello que escribe con la misma habilidad con que sabía esbozar una caricatura o pintar un paisaje.

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Hermano Rafael

Toda su literatura es de carácter vivencial y pertenece a ese “escrito espiritual”, que contiene en sí mismo el hecho vivido por el autor. Y si los escritos del Hermano Rafael poseen un extraño poder de imantación, les viene precisamente de la presencia viva del espíritu que en ellos aletea. Sus apuntes siempre íntimos recogen y proyectan el secreto misterio de su persona que, avanzando rectilínea por la senda cristiano monástica, llega a consumirse en ardorosas ansias de Dios y en una pasión por el Absoluto que le quemaba el alma. Citado ante la fuerte impresión de una experiencia íntima del Invisible, plasma en sus cuartillas algo tan personal, que nadie podría decirlo por él; a solas con el propio misterio, piensa, descifra y lee su vocación, y luego nos hace felizmente partícipes de sus ansias y de su unción. Este género literario, llamado de “testimonio”, es catalogado en la literatura cristiana como “género

PESCADERÍA

autobiográfico”, por ser páginas escritas a presión, sin otra intención más que la del propio desahogo, ya que la fuerza del Espíritu, es la que obliga a la persona a expresar las vivencias del amor. Por eso uno de los teólogos censores pudo escribir: “Esto no puede explicarse sin un predominante influjo del Espíritu Santo”. Por lo que se refiere a sus “meditaciones”, podríamos llamarlas “reflexiones orantes” u “oraciones meditativas” y es así como él mismo lo entiende: “Mis escritos son al mismo tiempo reflexiones conmigo mismo y oraciones a Dios”... “Escribir de Dios es también un método de oración”. Su alma, en continuo proceso de reelaboración interna, marca un constante “crescendo”, siendo uno de los rasgos más serios de su moción espiritual, la santidad “impaciente” tan peculiarmente suya, y que generaba en él una creciente urgencia por romper el velo de esta vida para sumergirse, abismarse, desaparecer, ser absorbido en la vida de Dios: “En la vida espiritual, en la vida interior, no hay principio ni fin..., no hay más que Dios... Ese sentimiento, ante el cual la palabra enmudece, quisiera el alma no verse, desaparecer, no ser ni existir y solamente la grandeza de Dios. En fin, me pierdo”. Hemos de reconocer y recordar que el Hermano Rafael es un caso carismático evidente; la mirada de Dios se posó sobre él y él supo encontrarse con esa mirada y responder a sus exigencias, amplia, generosa y heroicamente. La pasión de Dios le consumió.

Guadalete, 5 47005 VALLADOLID

Teléfono 983 295 833 84

Fr. Mª Alberico Feliz Vicepostulador de la causa de canonización del hermano Rafael Arnaiz Barón




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