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Un símbolo sintético
Pizarro, el Rey de la Baraja tierra extraña- sino distribuyendo las tierras y, aunque no estuviera debidamente autorizado para ello, creando las encomiendas. Ello confirma su proyecto de establecer un sistema social y político con una población capaz de producir, pagar impuestos y sostener durablemente el reino. El encomendero cumple el rol del noble y tiene además un derecho perdurable e inmueble que defender. Además, tras conducir el cuantioso quinto real de Cajamarca, Hernando Pizarro solicitó y obtuvo del emperador Carlos V en persona la autorización para que Francisco nombrara tres alcaldes vitalicios en cada ciudad del Perú, hecho que aseguró por largo tiempo el poder también vitalicio de Pizarro.
Años más tarde, y tras la muerte de Pizarro, Francisco de Carbajal aconsejaría a Gonzalo Pizarro la creación de títulos nobiliarios, duques, condes y marqueses pues -según él- aquellos que los aceptaran y poseyeran defenderían ante Pedro de la Gasea sus derechos adquiridos. Esto es lo que Almond considera una de las funciones básicas de la política; es decir, el reclutamiento del personal y la distribución de honores. Gonzalo, que entró a Lima con más de mil hombres de infantería, seiscientos a caballo, cincuenta artilleros y con banderas y escudos propios al lado de los tres arzobispos del Cusco, Quito y Lima, afirmaba por escrito que su destino «era reinar’, sin embargo no lo hizo, tal vez por un postrer rasgo de respeto a la legitimidad real o por esperar un mejor momento y murió decapitado. La historia muestra que quien encama la audacia debe cumplir su rol y no esperar el «momento más favorable». Audacis Fortuna Juvat.
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Hay tres temas adicionales e importantes con relación a la nueva legitimidad que Pizarro construye: la liberación de los yanaconas, la liberación de las ajilas y la fusión de las dos legitimidades en una nueva. Por último, a estos se suman las ordenanzas hechas a los cabildos sobre el tratamiento a los indígenas.
Puede calcularse entre cincuenta y ochenta mil el número de indígenas de tribus vencidas y subordinadas por los incas, cuyos varones mayores estaban destinados al servicio permanente de los