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9. Las ausencias
La educación de las elites indígenas en el Perú colonial
españoles y sin embargo no se nota el mismo abandono. La relación privilegiada de los jesuitas con los descendientes de los incas, su nobleza reconocida por la Corona, hacían que no sufrieran del mismo desprecio. Por otro lado, sabemos que no eran parte integrante del colegio de la Compañía sino que tenían su propia casa y administración. Durante el aprendizaje de las primeras letras estaban en contacto con los hijos de las mejores familias criollas. Es, por lo menos, lo que afirma el rector Villa en su defensa. Estas familias podían tener vínculos con la nobleza inca, de forma que la ruptura no era tan radical como en Lima.
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9. Las ausencias
Mientras las primeras reglas elaboradas en tiempos del virrey Toledo decían clara y seguidamente que ninguno había de salir de casa sin licencia y compañero y que de ninguna manera se consentiría que fueran a sus tierras por el tiempo que estuviesen en el colegio, «si no fuese alguna causa forçosa, con parecer del superior, y por breve tiempo», las constituciones de 1620 parecían tomar todavía más en serio las ausencias, puesto que los colegiales necesitaban licencia del gobierno para salir. Sin embargo se ausentaban en mayoría, ya que, como lo hemos visto, nunca el número de entradas apuntadas en el libro coincidía con el número de colegiales presentes en el colegio del Príncipe. Resulta difícil imaginar que tanto incumplimiento se hacía con permiso del Virrey o de la Audiencia, o que todas las ausencias se debían a enfermedades graves o a defunciones. Una vez más la ley no se aplicaba. El libro de entradas no proporciona detalles para el siglo XVII, aunque estaba previsto que el padre apuntara el día de la entrada y salida de cada colegial «y de las ausencias que hiciere del dicho colegio» (Inca: 789). En realidad, solo se apuntaron las entradas con más o menos exactitud durante el siglo XVII en el colegio del Príncipe, y en el Cuzco nunca hasta la visita del provincial Rotalde, según el hermano Ravanal9. El libro de entradas estaba destinado a justificar delante del juez de censos las sumas pedidas para el mantenimiento de los jóvenes. Es evidente que los jesuitas no tenían interés en llevarlo escrupulosamente si los colegiales se ausentaban mucho. Sin embargo, a partir de 1718 se apuntan algunas salidas —no todas— y a veces el motivo. Entonces se sabe que eran frecuentes, con idas y venidas del pueblo al colegio. Escasamente se lee que el joven salió con licencia para un tiempo determinado. Entre los motivos enunciados, el más frecuente es la enfermedad del colegial o de sus padres. También menciona una huída después de extinguidos los jesuitas: don Domingo Sicsihuari se fue, sin avisar, en 1772, después de tres años en el colegio del Cercado. Pero podemos
9 No se puede tomar esta afirmación en serio, puesto que bastaba que se hubiera perdido el libro durante algunos años.