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BARTOLOMÉ HERRERA (1808-1864
Destaca una visión integral y lineal de la historia peruana, bajo un Perú conceptual y como sujeto histórico y enlaza el Incario con los nuevos tiempos a costa del Virreinato. Así el inca continúa diciendo:
“pero en el campo de mis hijos (escenario final de la batalla de Ayacucho) resuena sonora la voz, de viva la patria, viva la tierra de los Yncas, Viva el Perú, Viva Colombia, vivan nuestros Generales, quienes nos han dado Patria y Libertad”. Y finalmente el Ynca se despide diciendo: “procurad cuidar esta Patria libre, con honor, y observad las santas leyes con temor”322.
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Sahuaraura es una manifiesta expresión de estos tiempos posvirreinales, su vida en medio del torbellino de aceleración histórica de las primeras décadas del siglo XIX, que pasa por varios trances políticos y militares, que desembocan en un inmaduro nacionalismo, y marca la necesidad de una historia integral, lineal y común, pero que confronta con el pasado inmediato, esto es entre la República y el Virreinato entre lo nuevo y lo superado, pero también entre el superado con su propio pasado inmediato, es decir, entre el Virreinato y el Incario, generando unos tiempos superlativos entre los dos extremos: Incario y República, hundiendo el intermedio Virreinato, que posmortem pasa a ser el tiempo malvado de la historia del Perú.
BARTOLOMÉ HERRERA (1808-1864)
No todas las voces fueron desde el campo militar o político, ni desde la misma perspectiva de la tempranísima República. Hubo otras visiones del pasado inmediato, que luego de casi 300 años de Virreinato y de influencia hispánica y principalmente religiosa, expresan la impronta que dejaba. Como referente de lo dicho nos encontramos con Bartolomé Herrera Vélez, polifacético en su vida, clérigo, hombre de leyes, filósofo, político, docente universitario, diplomático, considerado ultramontano “por su amor al catolicismo y su aferramiento al dogma”323, de cuya biografía no nos vamos a ocupar, ni
322 Ibíd. 323 Asis, Agustín de, Bartolomé Herrera, pensador político, Escuela de Estudios Hispano-Americanos,
Sevilla, 1954, 9.
del conjunto de su obra324, tan solo mencionar su origen limeño, nacido en 1808 y fallecido en Arequipa en 1864, pero sí situarlo como un ecléctico, no en sentido que siempre damos, sino inverso, aunque es considerado un antiliberal y conservador, con lo que no estamos totalmente de acuerdo, porque también supo recusar el absolutismo, y además actuar siempre con mucho patriotismo, en lo que todos coinciden325 .
Esta posición se puede observar en uno de sus clásicos discursos, el Sermón pronunciado con ocasión del aniversario patrio en 1846, que sus biógrafos Gonzalo y Rodrigo Herrera describen en estos términos: “Hubo una ocasión que sirvió para conmover el edificio de las arraigadas escuelas jansenista y regalista que tenían sentado sus reales en el Perú. Fue el Sermón de 28 de julio de 1846, para el que lo designó el gobierno del mariscal D. Ramón Castilla”326; además las polémicas contestaciones y repercusiones que este Sermón tuvo con publicaciones en los medios de su tiempo.
Todo ello nos permite observar su conceptualización de virreinato y colonia para aplicarlo a la época del dominio de la Monarquía católica.
El texto del Sermón fue remitido por el propio Herrera al presidente Castilla, mediante oficio fechado el 31 de julio del mismo año, que para nuestro estudio lo tomamos del documento consignado en la publicación oficial autorizada por Resolución Suprema fechada el 25 de mayo de 1929 expedida por el Presidente de la República Augusto B. Leguía, cuya recopilación y publicación del conjunto de discursos y escritos
324 Sobre su obra puede recurrirse a Leguía, Jorge Guillermo, Escritos y discursos de Bartolomé Herrera,
Librería Francesa Científica y Casa Editorial E. Rosay, Lima, 1930. 325 Ibíd., XVI. 326 José G. Paz Soldán Herrera, Ministro de Relaciones Exteriores remitió a Bartolomé Herrera el oficio fechado el 03 de julio de 1846 cuyo tenor era el siguiente: “Casa Suprema de Gobierno. á 3 de Julio de 1846. Al Rector del Convictorio de San Carlos. D. D Bartolomé Herrera. S.E. el Presidente conociendo su patriotismo y luces de U. me ha ordenado le encargue el sermón, que debe predicarse el 28 de los corrientes en la misa de gracias por el aniversario de la Independencia. Debo hacer a U. presente al mismo tiempo que esta disposición de S.E. es irrevocable, por consiguiente, no se admitirá á U. ninguna escusa, la que además de considerarse como u desaire á los respetos debidos á S.E., daría lugar á que no hubiese sermón en ese día. Dios Guarde a U.- José G. Paz Soldán” (Leguía, Jorge Guillermo,
Escritos y Discursode Bartolomé Herrera, 63).
del ilustre clérigo, fue encargada inicialmente Dr. Jorge Basadre Grohman y finalmente, a Jorge Guillermo Leguía327.
En este texto Discursos y Escritos encontramos un interesante prólogo de Jorge Guillermo Leguía que describe la actuación pública de Herrera, una biografía por los hermanos Gonzalo y Rodrigo Herrera, parientes muy próximos y, entre los documentos de esta publicación, encontramos el texto del Sermón que nos ocupa y además una advertencia del propio dictador del Sermón328, en el sentido de que al preparar la edición había adjuntado el pronunciamiento del Dr. Benito Laso y la contestación y añadido alguna notas sobre temas que en el discurso había tratado someramente y que consideraba necesario ampliar. Con la salvedad antes efectuada,tomamos a la letra el texto del sermón y sus notas consignados en la publicación indicada.
En cuanto al Sermón y al tema que nos ocupa, se percibe desde el comienzo su ultramontanismo, que no lo oculta, sino por el contrario lo releva por encima de cualquier dogma, siendo todo lo existente pertenecienteal Reino de Dios, por lo tanto, todo está sujeto a su voluntad, recordandoa todos que la soberanía absoluta está en el Creador y no en algún mortal que no sea su representante directo:
“Yo te he formado” es el nombre del primer título y en el primer párrafo nos dice: … y vosotros sabéis en cuan repugnantes absurdos y lastimosas necedades han caído los que han pretendido corregir el Génesis”329 .
Esta visión lo lleva a concebir que Perú fue también creación de Dios, cuyo origen se remonta a los descendientes de los salvados en el Arca de Noé, que formaron los pueblos primitivos, siendo el providencialismo la explicación de su existencia, que la trae desde los tiempos bíblicos al presente. En tal sentido la nación peruana es creación de dios, y también su pasado como sujeto histórico: “El imperio de los Incas, á quienes Dios envió a reunir y preparar estos pueblos, para que recibiesen la alta doctrina la alta doctrina de Jesús”. Más adelante indica que el terreno estaba “arado” y listo para tal cometido,
327 Leguía, Jorge Guillermo, Escritos y Discursode Bartolomé Herrera, VII-IX. 328 Ibíd., 66-71. 329 Ibíd., 73.
siendo los reyes católicos los llamados a los más “apropósito para traer la civilización completa, esto es cristiana, a los vasallos de los Incas”330 .
Y en ese sentido corre el discurso, pero lo que para nosotros importa es su visión del Perú como una historia de continuidad lineal, que fluye de su lenguaje, cuyo pasado histórico es pretérito a la llegada del cristianismo: “El Perú necesitaba ya el bautismo: España extendía sus brazos vigorosos para recibir en ellos pueblos que ofrecer á la Iglesia”. Y finalmente, consolida el concepto Perú español y cristiano.
A partir de lo antes señalado justifica en esos términos la conquista, tomándola como un proceso en beneficio del Perú, más aún que se debía agradecer a Dios por haber designado a la Monarquía católica, en la persona de Carlos V, para que realizara esta gesta, dado que protegió al Perú de que fuera un objeto de disputa para Europa y se hubiera trabado “en él una lucha espantosa para disputarse su dominio”331, incluso que fuera una gracia de Dios el haber colocado a Las Casas entre España y América para una celosa humanidad en el proceso. Finalmente,compara el futuro de los pueblos americanos frente a España, con el de los pueblos que Roma dominó y lanza esta profecía cumplida: “El imperio romano debió desplomarse, para que viviera con su vida propia cada fragmento de él; y con la monarquía española debía suceder lo mismo”, siendo esta la justificación de la separación política que “fue saludada con un aplauso universal esta nueva esperanza del mundo, que al emanciparse afianzó irrevocablemente la independencia americana”.
Esta última transcripción fue objeto de una de las notas que Herrera introdujo en la edición del Sermón en la que pondera tanto a los llamados conquistadores como a los libertadores: “el Perú de hoy debe su nueva población, su cristianismo, su existencia entera a los españoles; y las ventajas de la emancipación a los que la proclamaron y alcanzaron. No podemos dejar de amar á unos y a otros como a nuestros padres, y así los presento en el texto”332. Lo que para nuestro tema rescatamos es esta visión histórica. Al definir a un nuevo Perú, entiende que hay uno pasado, uno presente y uno futuro. Y en un párrafo siguiente confirma su visión del Virreinato, como parte de una gran nación, la
330 Ibíd., 74. 331 Ibíd., 76-77. 332 Ibíd., 92.
Monarquía católicaespañola como la llama Herrera, incluso con un sentido de pertenencia patriótica: “Era preciso que no conociésemos el patriotismo, para no amar a esa nación que era nuestra patria, ni á ese gobierno que era nuestro gobierno”333 .
En otro sentido rechaza la condición de usurpación en la conquista, pero bajo una visión totalmente primigenia porque para Herrera tendría la misma calificación la presencia Inca en el territorio que ocupa el Perú, así como todos los procesos mundiales de ocupación, que, en nuestro caso, si subsiste ese criterio el Perú republicano para eximirse de ser usurpador tendría que formarse una república por cada grupo étnico o cultural, como Chimú, Lima, Cañete, etc. Trae a colación al pensador Muriel diciendo: “España fue más liberal que los otros pueblos de Europa en sus concesiones á las colonias” y añade a Humboldt: Los reyes de España han considerado estas posesiones lejanas, más bien como partes integrantes de su monarquía y provincias dependientes de Castilla que como colonias, en el sentido que desde el siglo 15 aplican a esta voz del pueblo comerciante de Europa”. Y finalmente sentencia: “La ilegitimidad del antiguo gobierno [se refiere al Virreinato] es un monstruoso error. Su tiranía sobre América es una impostura”334 .
El segundo título del Sermón empieza con una frase: Siervo mío eres tú Israel: No te olvides de mí. En principio refuerza la preeminencia religiosa, que ya en el título anterior había esbozado, y que mencionó al finalizarlo: “El Perú libre de la autoridad española, permanece siervo del Señor, y solo en esta servidumbre puede hallar la libertad. Considerémoslo despacio”335 . En este título remarca que debe agradecérsele a Dios la Independencia que le ha concedido al Perú. Su queja es notoria respecto a prevalecer las ideas burguesas de la Revolución francesa sobre los dogmas católicos, en otras palabras, ve al regalismo disfrazado de republicanismo. Penetra en el terreno de la soberanía, poniendo, conforme a su concepción, a Dios por encima del pueblo, incluso menciona “la tiranía en las leyes” del hombre sobre las leyes de Dios, y que el sometimiento a los reyes u otros gobernantes es por voluntad del creador y no del hombre, si este no lo consiente.
333 Ibíd., 93. 334 Ibíd., 94. 335 Ibíd., 79.
Para Herrera no sólo hay una visión religiosa, sino también podemos decir etnohistórica, que se muestra en las primeras líneas de su nota a): “Basta tener ojos para saber que el Perú de ahora no es el de los Incas. Las razas que España trajo á habitar en este suelo han formado con la indígena un pueblo nuevo enteramente”336 . En una visión koselliana lo lleva a formular un futuro diferente al que tenían los peruanos en tiempos incaicos, la consolidación del mestizaje.
El Sermón causó una gran polémica, principalmente entre Herrera y Benito Laso337 , quien al día siguiente de su pronunciamiento publicaba en El Correo Peruano un artículo en el que mostraba su asombro por el discurso, principalmente en cuanto afectaba la soberanía popular y supeditaba la autoridad pública a la voluntad de Dios., casi considerando como subversiva su opinión, además de afectar los principios constitucionales338 . Lo que mereció la inmediata contestación de Herrera. En efecto, el 30 de julio, al día siguiente, aparecía publicado un artículo del religioso en el que precisa el objeto del discurso para destruir dos errores: la desgracia de América por haber sido conquistada por España en el siglo XVI; y sobre la soberanía popular en oposición a la libertad personal, fijando que Laso incidía en el segundo, por lo que en adelante ese sería el tema de la polémica339 .
Luego vendría un segundo artículo de Laso publicado al día siguiente del anterior, el 31 de julio de 1846 en el diario Correo Peruano, seguido de otro más en la siguiente diaria edición y una carta a los redactores de dicho periódico fechada el 3 de agosto del mismo año, que finalmente Herrera contestó en su artículo publicado el martes 4 de agosto publicado en esa fecha en el diario El Comercio, sin más trascendencia que la inobservancia de ciertas consideraciones y cortesías. Tomando la posta dos editoriales publicados en el “Correo Peruano” del 5 y 6 de agosto, contestados el 7 del mismo mes por Herrera,por habersido dirigidos a él. Así como otra publicación en la misma dirección del Diario El Comercio, del 24 de agosto fue rebatido por el clérigo a los dos días en el
336 Ibíd., 86. 337 Ibíd., 36. Benito Laso conceptualizaba como colonial el periodo del Virreinato: “El transito violento del coloniaje a la independencia […] todas estas causas juntas han hecho cuasi desaparecer los establecimientos que de ilustración y educación que honraban al Perú cuando lo encadenaba la dependencia colonial”. Discurso del Ministro Dr. Benito Laso del 20 de Enero de 1843. 338 Ibíd., 104-105. 339 Ibíd., 105-106.