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TÍTULO VI: LA TENDENCIA POLIDISCIPLINARIA (1947-1971
“Así ya lo había dispuesto, desde 1519, el Ordenamiento de Carlos V en Barcelona, para las regiones americanas descubiertas i por descubrir, No pudieron estas, en consecuencia, con estricta propiedad, reputarse colonias, sino por el régimen asimilador e incorporativo que España instituyó i administración en cuanto las circunstancias especiales no requieran aquellas medidas privativas, excepcionales i municipales (i no otra cosa) cuyo conjunto compuso las llamadas Leyes de Indias” (p. 9)
No cabe duda que entre José Valega de 1939 y Ricardo Levene de 1951 muy fácilmente pudieron ser coautores de Las Indias no eran colonias493 , que para reafirmar su posición cita a modo de sustento las Ordenanzas de Audiencias de 1530 y de manera general las que llama infinitas cédulas de Felipe II, Felipe III y Felipe IV, por las cuales no sólo se consideraba vasallos a los españoles sino además de los criollos peninsulares o criollos americanos, a los nativos. Citando para tal efecto a Solórzano y Pereyra.
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En conclusión, Valega asume el concepto Perú y lo usa en su narrativa como una entelequia en cuyas capas semánticas está, no sólo una delimitación espacial, sino además un ámbito temporal que lo adueña del pasado anterior a los tiempos en estudio y lo llama Perú Autóctono, pero en el estudio del presente que nos narra, a pesar de describir los tiempos como virreinato, usa indistintamente este concepto y el de colonia, sin embargo, nos atrevemos a mencionar que este uso no responde a una posición ideológica, sino al convencionalismo historiográfico de la época en que escribe la obra y hasta podríamos decir a una cuestión gramatical. Por lo demás debemos resaltar que es una de las primeras y pocas obras que se concentran en los tiempos virreinales del Perú.
TÍTULO VI:LA TENDENCIA POLIDISCIPLINARIA (19471971)
493Levene, Ricardo, Madrid: Colección Austral, Espasa-Calpe, 1951
En los subsiguientes veinticinco años, entre 1947 y 1971, se mantendría esa mayoría temporal republicana y constitucional, se sucederían gobiernos democráticos desde 1950 hasta 1968 con una breve interrupción de un año, 1962-1963, y luego los tres primeros años del gobierno de Velasco Alvarado. Si bien en los veinticinco años anteriores la influencia de la escuela de los Annales no dominó la historiografía peruana, sin denar de mencionar su penetración incipiente, así como del materialismo, en estos cinco lustros si será ostensible la presencia de ambas tendencias. Así tendremos que la metodología de enfocar un problema desde diversas perspectivas científicas, la sociología y la economía dominan la producción intelectual, en la que la historia se convierte en una más de las ciencias sociales que se ocupa del pasado. Sin embargo, esto no quiere decir que la perspectiva puramente desde la historia quedara inactiva, al contrario, hay una sana convergencia, pero cada uno desde su propia perspectiva, como lo detallamos en adelante.
En el campo que nos ocupa, tendríamos una primera reacción conceptual, confrontando entre los dos conceptos en estudio para aplicarse a la época, así de manera frontal Ricardo Levene, desde el extranjero y Guillermo Lohmann en el Perú, de manera abierta y directa desconocerían el carácter de colonia para el conjunto de los reinos indianos, y nacería una clara confrontación con el discurso criollo, indigenista, estructuralista y marxista, principalmente desde el anacronismo que los sociólogos y antropólogos introducen, lo que le da este sesgo polidisciplinario, con pensadores como Carlos Valcárcel, Virgilio Roel, Aníbal Quijano, y por otro lado, historiadores que periodizan la historia peruana como el padre Rubén Vargas Ugarte, Guido Beltrán, Camilo Fernández, René Hooper, César Pacheco Vélez, Ella Dumbar Temple, Jorge Basadre, Alberto Tauro del Pino y Carlos Zavala.
Apenas iniciada la segunda mitad del siglo XX surgirían estos dos historiadores, profesionales en su campo, Lohmann desde la propia historia y Levene desde el derecho, que reaccionando ante la corriente que casi había establecido al nivel paradigmático el uso del concepto coloniapara denominar los tiempos virreinales, casi unánime desde la perspectiva económica y sociológica, estos pensadores enfrentarían frontalmente y de manera expresa y elocuente, sosteniendo su perspectiva, no sólo en sus títulos, sino en la vida académica. Así, Levene presenta a la Academia Nacional de la Historia de la
República Argentina un proyecto sobre el cambio de la denominacióncolonial a un periodo de la historia de su patria, siendo aprobado en Asamblea de dicha institución, celebrada el 02 de octubre de 1948, cuyo texto resumimos en su resolución final:
“En atención a las precedentes consideraciones la Academia Nacional de la Historia Argentina, respetando la libertad de opinión y de ideas históricas, sugiere a los autores de obras. De investigación, de síntesis o de textos de Historia de América y de la Argentina, quieran excusar la expresión “periodo colonial” y sustituirla entre otras, por la de “periodo de la dominación y civilización española”494 .
Pero de manera simultánea, aparecería una corriente indigenista de clara tendencia marxista leninistas y mariateguista, para quienes no había duda alguna en considerar colonia de España al Perú, entre quienes destacarían Valcárcel, Roel y Quijano, más sociólogos, antropólogos y economistas que historiadores.
La confrontación a que nos hemos referido quedaría sin resolución alguna y se amainaría con la muerte de Levene y Lohmann, subsistiendo el enfrentamiento, pero de manera silenciosa, mejor expresado, sin deslinde y definición, como veremos en el primer título del capítulo siguiente. En síntesis, aplican en la historiografía casi todas las disciplinas humanas y sociales, Derecho y Política, que eran ya usuales, pero advienen nuevas especialidades: Antropología, Sociología, Arqueología y otras más, incluso disciplinas mestizas como la Etnohistoria.
494 El texto completo del proyecto y el debate puede verse en Levene, Ricardo, Las Indias no eran colonias, 153-156, con intervenciones de connotados historiadores como Emilio Ravignani, Arturo Capdavila y otros más que discutieron no solo la denominación del periodo, sino también aspectos de fondo.
Dejamos constancia de que no compartimos totalmente lo resuelto por la Academia. Consideramos que la denominación propuesta no es la adecuada.